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Habitando en la frontera

Habitando en la frontera
(Terapia Gestalt Contemporánea con adolescentes)

Francisco Javier Díaz Calderón


Primera edición: mayo 2019

Depósito legal: AL 984-2019

ISBN: 978-84-1331-081-7

Impresión y encuadernación: Editorial Círculo Rojo

© Del texto: Francisco Javier Díaz Calderón


© Maquetación y diseño: Equipo de Editorial Círculo Rojo
© Fotografía de cubierta: depositphotos

Editorial Círculo Rojo

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Impreso en España - Printed in Spain

Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida por algún medio, sin el permiso
expreso de sus autores. Círculo Rojo no se hace responsable del contenido de la obra
y/o las opiniones que el autor manifieste en ella.

El papel utilizado para imprimir este libro es 100% libre de


cloro y, por tanto, ecológico.
Agradecimientos

Deseo agradecer a mis padres Francisco Antonio Díaz y Amparo


Calderón, de quienes aprendí el valor de la sabiduría, la esperan-
za y la compasión. A mi esposa, Paulina Mayne, por compartir
conmigo su valiosa presencia y amor incondicional. A mi sue-
gra Dolores Mayne por enseñarme la alegría de vivir a pesar de
las adversidades. A los maestros de quienes he aprendido Terapia
Gestalt, en especial a mi mentora la Dra. Olivia Imperial. A todas
las personas y amigos que forman la comunidad Gestáltica de
Aphin. A mi compañeros del Instituto de Psiquiatría del Estado
de Baja California por su apoyo y amistad a lo largo de 13 años
de trabajo. A mis alumnos y compañeros de CETYS Universidad
por los buenos momentos que he vivido en esta gran institución
educativa. Finalmente a mis pacientes adolescentes que cada día
me regalan la posibilidad de crecer como ser humano.

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Sobre el autor.

Psicólogo con Postgrado en Psicoterapia Gestalt y Desarrollo


Humano, Terapia de pareja, sexología y trabajo con sueños; Es-
pecialidad en tratamiento de adicciones por la UNAM, Master
en Sexología clínica por la Universidad de Valencia, Maestría en
Alta Dirección e Inteligencia Estratégica, Master en prevención
y tratamiento de adicciones por la Universidad de Valencia, Mas-
ter en terapia familiar Enfoque Sistémico/Gestáltico y Doctor en
Educación Basada en Competencias. Certificado por la UNAM
como psicoterapeuta en adicciones. Actualmente estudia el doc-
torado en Desarrollo Humano y la Maestría en Neuropsicología
en la Universidad Cardenal Herrera.
Es presidente de la Asociación de Psicoterapia Humanista Inte-
grativa del Noroeste; es miembro de la Asociación Mexicana sobre
la Adicción y la Asociación Mexicana de Psicoterapia Gestalt. Ha
sido docente en la Universidad Iberoamericana y Cetys Universi-
dad. Trabaja como Psicoterapeuta de la Comisión Nacional contra
las Adicciones y el Instituto de Psiquiatría del Estado de Baja Cali-
fornia. Es supervisor de casos clínicos en CETYS Universidad en el
Centro de Apoyo y Orientación Psicológica (CAOP).
Ha sido coordinador de los diplomados en Consejería en
Adicciones, Terapia Humanista con adolescentes en la Universi-
dad Xochicalco; Facilitador en el Centro Gestáltico de Perú, Fun-
dación la Casa Ambar en Barcelona, Centro de Terapia y Orien-
tación Multidisciplinar de Alicante, Centro Gestáltico de Mede-

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llín, Instituto Clínica Brostella de Panamá y el Instituto Creare
de Guatemala. Es autor de diversos libros sobre Terapia Ges-
talt y acompañamiento en la experiencia adictiva. Actualmente
su blogspot de psicoterapia cuenta con más de 220,000 visitas.
Además ha publicado artículos en diversas revistas especializadas
en psicoterapia como Lapsus, la revista de la asociación mexicana
de psicoterapia Gestalt, Gestaltnet, entre otras.

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Prólogo

Cuando Francisco me pidió que hiciera el prólogo, la verdad lo


consideré un honor, ya que admiro su trabajo, así cómo forma
en que se mueve en el mundo de la psicología y la psicoterapia,
además valoro su acompañamiento con los adolescentes.
Me gusta su creatividad inagotable, pero no desordenada, sino
con una buena base teórica, donde se nota, no sólo el modelo
de acumulación de información, sino la elaboración y digestión
necesaria para hacerlo suyo, y trasmitirlo de modo teórico y prác-
tico; pero al mismo tiempo cercano, amable, con ese cariño y
vocación que se le nota por su profesión, y por los jóvenes.
Es por eso, que este libro me parece muy importante porque
tiene todas unas referencias acerca de la teoría del Self, que como
bien sabemos en Latinoamérica existen muy pocos estudios sobre
esta teoría, y por lo tanto, en la terapia se aplica muy poco, a no
ser que sea del lado del psicoanálisis, esto es otro punto impor-
tante para este libro.
Sabemos que los humanistas en general tenemos varios puntos
en contra porque no nos gusta mucho leer la teoría o teorías, y
queremos pasar inmediatamente a la práctica, pero un buen fun-
damento teórico como lo plantea Francisco, creo que es necesa-
rio, porque es la columna vertebral que les va a ayudar a moverse
por todo lo que explicará después en estos capítulos.
ES IMPORTANTE LEER ESE SUSTENTO y que nos sirva
para darnos seguridad en nuestros encuadres, en nuestro hacer

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con las técnicas y con los jóvenes, cuando los acompañamos en el
espacio terapéutico.
No podría remarcar qué capítulo me ha gustado más o cual
recomendaría.
El capítulo de Fundamentos de la Terapia Gestalt Contem-
poránea es recomendado para situarnos de manera breve pero
muy válida, desde donde parte Francisco en este libro: con los
principios de la Gestalt en los cuales luego desarrollará su que-
hacer en el acompañamiento con los adolescentes y el desarrollo
de las funciones del self, recordándonos que el self responde a las
condiciones propias del campo para movilizarse de manera libre ,
como actividad que sucede en la frontera -contacto….
Otro capítulo que me ha sido interesante es el de Diagnóstico
en Terapia Gestalt con Adolescentes, ya que nos habla del ado-
lescente “etiquetado” y cómo es mejor darle nombres a las expe-
riencias que van surgiendo en la relación terapéutica, sólo desde
esta mirada el joven podrá sentirse cómodo y escuchado, ya no
sólo etiquetado, y podrán juntos desarrollar diferentes hipótesis
para desarrollar la línea propia y única de trabajo que tiene cada
terapeuta y su paciente.
Como bien nos plantea Francisco …el diagnóstico se centra en
atender a los procesos interacciónales que surgen del campo, y
una gran habilidad para reconocer e identificar los procesos que
suceden en la frontera-contacto…
Francisco nos habla de una mirada compasiva y amable con el
paciente joven, nos invita a evitar la mirada normativa o “pedagó-
gica”, para mantener una actitud humilde y de reciprocidad, tan
necesaria para que la relación funcione con ellos.
Los jóvenes están pasando por la fase evolutiva de encontrar
su propia identidad, y lo que menos necesitan es que en terapia
haya alguien que le demuestren que sabe más que ellos. Lo que
necesita es no sólo ser escuchado, sino también acompañado en
este camino de ambivalencias, de inseguridades y por otro lado de

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omnipotencias que le hace arriesgarse muchas veces a situaciones
que van en su contra. Es aquí, donde Francisco hace hincapié en
hacer y trabajar ese primer nivel de conciencia que está ligado a
la experiencia somática, y conducirla a que forme figuras claras
sobre esos fondos a veces difusos y caóticos.
Otro punto interesante es el método dialógico donde el tera-
peuta favorece el surgimiento de ajustes creativos co-creados que
ayuden a que el joven se mueva hacia la novedad, es decir, se alía
con esa parte tan importante del joven que es la experiencia de lo
nuevo, de lo original, de lo único y lo re-utiliza en el proceso de
la sesión, y en la relación entre ambos, enseñándole un modo de
hacer productivo de este movimiento trasgresor y rompedor que
poseen los jóvenes.
Algo que me ha fascinado, por decir así, es cuando nos habla
de la adolescencia y la sociedad del cansancio; hermosa y terrible
definición de nuestra sociedad actual y con la que se encuentran
nuestros jóvenes, la sociedad que habitan y tendrán que construir
en ella su futuro, donde el otro no existe como tal, sino como un
reflejo de mis deseos, de mis impulsos del Yo, mencionando un
Yo con mayúscula engordado, alterado , inflado , que como digo,
lo único que hace es prepararlos para un fracaso en sus relaciones
afectivas y consigo mismos de modo repetitivo; creándoles des-
concierto , desazón , soledad y vacío. En una sociedad llena de
mil estímulos para no sentir la realidad, no puedo llenarme por-
que no soy capaz de hacer nada que me pueda llenar. Ya que todo
es hueco, rápido y sin consistencia, parece que dijeran sus actos.
Bueno, creo que es mi momento de terminar con este prólogo,
ya que a nivel personal los prólogos extensos a veces me cansan y
tengo la sensación de quitar protagonismo e importancia al autor.
No es esta mi intención con Francisco, sino haber podido con-
vencer al lector que vale la pena el viaje con este libro y con sus
ideas, sus planteamientos desde el amor hacia lo que hace, hacia
los jóvenes y del desarrollo por su bienestar del alma.

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Al hablar de las experiencias disfuncionales en adolescentes
hace todo un recorrido por diferentes temas muy importantes y
con muchas herramientas, con ejemplos de sesiones y de diálogos
que son de una ayuda incalculable para cualquier profesional que
quiera acercarse al mundo del joven.
Nuevamente agradezco la invitación a prologar este libro, y
sobre todo a seguir de cerca lo que Francisco va haciendo a lo
largo y ancho del mundo con su vocación y su profesionalidad.
Siempre me lo imagino como un guerrero a veces dispuesto a
librar cualquier batalla para ayudar a la toma de conciencia, otras
como mensajero de paz en los diálogos con las familias, otras en
un Francisco sin miedo aventurándose en la ayuda de las adicio-
nes que tantos profesionales rechazan, y siempre desde su gene-
rosidad, valentía y sabiduría creciente; basada en una humildad
donde el protagonismo no existe sino la integración, la interrela-
ción; el Yo, el Tú, el Nosotros. Francisco el Mago que convierte
cualquier situación en algo posible de mejorar.
Gracias por ser así, por estar en el mundo con esa forma de
ser, por mostrarnos que sigue siendo posible construir siempre un
mundo mejor que el que nos toca recibir

Loretta Cornejo
Co-fundadora del equipo UmayQuipa
Madrid 27 Enero 2019

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Introducción

La adolescencia es una etapa generalmente vista como una expe-


riencia caótica.A partir de estas ideas, se crea una visión prejuicio-
sa respecto a ella. La adolescencia es categorizada como una fase
llena de confusión, intermitencia, turbulencia, crisis, agitación,
etcétera. Durante este periodo los jóvenes viven un proceso de
separación/exclusión del entorno familiar.
En Terapia Gestalt mantenemos una mirada fenomenológica
sobre la experiencia que sucede durante el proceso de maduración
llamado adolescencia.
Durante mucho tiempo se ha visto a la adolescencia desde
una mirada intrapsíquica, y primordialmente biológica. Estas
posiciones limitan la capacidad de los terapeutas de ampliar su
comprensión sobre la experiencia del adolescente. Es necesario
mantener una visión fenomenológica que nos permita evitar los
errores que produce la estandarización de las teorías categóricas.
El error principal es asumir categorías de normalidad y anormali-
dad que no sean descriptivas de la experiencia estética que sucede
en la frontera de contacto.
La adolescencia no es solo un periodo de caos o conflicto,
sino una oportunidad para el crecimiento del self, a partir de los
procesos de contacto/retirada que se configuran en el campo fe-
noménico. Debemos cuestionar la idea prejuiciosa de confusión,
para explorar las novedades que suceden durante la adolescencia,
dando paso a un acompañamiento de la experiencia de crisis que

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se produce por la transición de la infancia a la adolescencia, aun-
que no necesariamente es un estado de caos, sino una experiencia
que encauza un periodo crítico para el futuro inmediato.
La época postmoderna nos brinda la posibilidad de trascender
la visión biológica de la adolescencia para aproximarnos a una
teoría compleja que nos permita comprender profundamente lo
que sucede en el campo a nivel histórico, comunitario y familiar.
La mirada que proponemos procura apreciar el sufrimiento del
campo y no depositar toda la experiencia al adolescente. Actual-
mente los adolescentes sufren de la ausencia de apoyo por parte
del entorno, en una sociedad que esmuy demandante.
Esto no excluye que tomemos en cuenta los cambios que su-
ceden a nivel de la neurobiología. No obstante, considero que no
podemos encasillar a la adolescencia solo como un conjunto de
cambios hormonales, porque los adolescentes pueden lograr un
crecimiento saludable basado en un vínculo afectivo que sea nu-
tricio. Las ausencias que se viven en el entorno familiar apoyan el
incremento de la experiencia de incertidumbre que viven muchos
jóvenes día con día.
Los padres son un apoyo que se encarga de transmitir un bac-
kground a nivel transgeneracional, aportando experiencias y do-
minios emocionales. Los procesos que se dan en la frontera de
contacto entre el adolescente y el campo promueven el despliegue
del self en su función Ello para movilizarse hacia la novedad del
entorno e ir co-creando una identidad temporal, a partir de la
función Personalidad que se encuentra emergiendo. Este proceso
vincular permite que el adolescente desarrolle un ground para es-
tablecer parámetros de regulación relacional y auto-regulación en
el proceso organismo/entorno.
La falta de apoyo que viven muchos adolescentes en la actua-
lidad produce una experiencia de ausencia en la frontera de con-
tacto, porque aunque se esfuercen por mantenerse presentes en la
frontera de contacto, no existe una otredad que apoye y confirme.

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Cuando el adolescente ha desarrollado modos relacionales que
limitan la calidad del contacto, se co-crea un campo fenoménico
que produce ausencia e incertidumbre, mismas que apoyan el de-
sarrollo de experiencias disfuncionales manifestadas en síntomas
patológicos en los adolescentes. No obstante, debemos recordar
que el sufrimiento no es exclusivo del adolescente sino que emer-
ge de un campo de sufrimiento.
El proceso terapéutico es una posibilidad de co-crear nuevos
modos de regulación más congruentes con la situación presen-
te. Por lo tanto, el trabajo en Terapia Gestalt con adolescentes
se realiza a nivel del self, promoviendo nuevas interacciones en
la frontera de contacto, aportando novedades a la forma de re-
gulación relacional y permitiendo al adolescente realizar nuevos
ajustes creativos.
Cuando se habla del caos que producen los cambios hormo-
nales y se establece como un estándar único para la experiencia
adolescente, estamos olvidando que la experiencia organísmica es
de orden relacional e interactivo. Es decir, el self tiene un modo
medio que permite el proceso de alteridad intersubjetiva en la
interacción organismo/entorno.La regulación relacional implica
todas las interacciones presentes en el campo fenoménico, pero
en este caso dando prioridad a las experiencias de contacto en las
relaciones diádicas entre adolescentes y sus figuras parentales.
La regulación relacional que es co-creada en el campo apoya al
self en sus procesos volitivos y de asimilación de experiencias. Los
adolescentes no son solo consecuencia de sus cambios hormona-
les, sino de un proceso histórico-cultural que se manifiesta en los
procesos relacionales que suceden en la frontera-contacto, y que
permiten la asimilación de experiencias para el crecimiento de su
personalidad. La experiencia de adolescencia no es exclusiva de
los jóvenes, sino que la viven todos los miembros de la familia,
debido a que co-construyen una interacción procesal que brinda
una identidad momentánea.

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Los procesos del self logran un equilibrio a través de la interac-
ción constante con las experiencias novedosas del entorno, donde
los adolescentes desarrollan la capacidad para regular sus procesos
relacionales de acuerdo con su experiencia somática. La presencia
y apoyo de las figuras parentales es fundamental en el proceso de
regulación emocional de los jóvenes, porque les permite alcanzar
una reorganización y actualización de las funciones del self.
El self se co-crea a partir de los procesos relacionales y de las
interacciones en la frontera-contacto. El proceso de alteridad
acontece de manera estética cuando los jóvenes reciben el apo-
yo suficiente para mantener su presencia. La falta de apoyo que
experimentan los adolescentes en su interacción con el entorno
crea limitaciones en la calidad del contacto a nivel interpersonal.
Cuando estas pautas se arraigan en los procesos relacionales crean
obstáculos al buen funcionamiento del self.
Durante la adolescencia la experiencia somática es un elemen-
to fundamental para el desarrollo de un self que apoye la madu-
ración y el crecimiento. Los adolescentes generalmente viven una
experiencia difusa e inquietante. La experiencia somática no es
unidimensional, sino que comprende múltiples dimensiones que
invariablemente incluye la presencia de la otredad en la situa-
ción. La carencia de apoyo y la ausencia de las figuras parentales
generalmente producen un campo de incertidumbre que puede
decantar en parálisis emocional, anestesia, frustración, desespera-
ción o la sensación de querer movilizarse de manera intempestiva
a realizar acciones que brinden un respiro ante tanta angustia.
Para lograr una mejor comprensión del proceso de adolescen-
cia consideramos que el movimiento es pauta básica para conocer
los matices de la vivencia; muchas personas consideran que los
jóvenes deberían tener mucho movimiento, o bien, que la falta
de movimiento es muestra de una patología. El movimiento es,
sin embargo, una señal de la capacidad del self para desplegarse de
manera estética. Descubrirse a través de los procesos de inter-cor-

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poralidad que suceden en un espacio mediante la interacción,
permitiendo a los adolescentes desarrollar cualidades estéticas a
nivel relacional y contextual.
En este sentido, el movimiento es un punto de partida para
comprender la calidad del contacto y la modulación del Ello de
la situación que surge en los fenómenos de campo en los que se
desarrolla el self. Durante la adolescencia la función Ello del self
mantiene un alto nivel de sensibilidad porque funge como guía
para los procesos de movilización para agredir al entorno y aten-
der a la novedad emergente.
Los adolescentes necesitan ser estimulados por un entorno
que les brinde seguridad para desarrollar un sentido estético-ci-
nestésico que les permita un movimiento proporcionado en el
proceso de ajuste creativo. El movimiento permite el desarrollo
de los procesos de awareness en la situación presente. La Terapia
Gestalt con adolescentes estará muy enfocada en la estética y la
cinestesia, porque son dos dimensiones que permiten acompañar
a la experiencia de acuerdo a los recursos disponibles en el campo
contemporáneo.
La palabra estética proviene del griego aisthetiké, en latín aes-
thetica, que significa dotado de percepción o sensibilidad. Con
base en esta definición, podemos decir que los adolescentes son
estetas, porque tienen una capacidad y un interés espontáneo en
la búsqueda de la belleza en las cosas. La experiencia estética es
singular en tiempo y forma, y se manifiesta de manera efímera.
Por su parte, la palabra cenestesia proviene del griego cineo,
que significa “poner en marcha”, y aesthesis, que significa sensa-
ción o impresión. Por lo tanto, podemos decir que la cenestesia
es la sensación de nuestros movimientos. En el caso de los adoles-
centes la capacidad de cenestesia les brinda un ground que apoya
la espontaneidad.
El acompañamiento terapéutico con adolescentes se guía a
través de las dimensiones estética y cenestésica, porque ambas

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dimensiones nos permiten vivenciarnos como una parte de un
campo fenoménico, en donde nos movemos para encontrarnos
con la otredad, para ser afectados y confirmados por su presencia.
El acompañamiento terapéutico es un oasis en un desierto de
ausencias que viven muchos adolescentes por parte del entor-
no sociocultural y familiar. La formación de vínculo seguro es
la principal característica que debe poseer la relación terapeuta/
adolescente para ayudar a la deconstrucción de significados y a la
reorganización y actualización de los procesos y funciones del self.
La dimensión fenomenológica y dialógica ayudan al terapeuta
a comprender los procesos en la frontera-contacto que definen
temporalmente a la persona de acuerdo a la función Personalidad
del self. Esto nos permite conocer las disfunciones que existen en
el proceso de regulación relacional (entre) que provienen de las
relaciones con las figuras parentales ausentes o intrusivas. Cuan-
do los adolescentes viven la experiencia de la falta de un mentor
confiable, desarrollan pautas de interacción que limitan la expre-
sión emocional.
Cuando el adolescente ha aprendido que la interacción con el
entorno no es confiable, o bien que genera malestar emocional, se
co-crea una tendencia a la anestesia como ausencia en la frontera
de contacto. La falta de apoyo en un inicio genera un impacto
en la capacidad del joven para diferenciarse de las experiencias
del entorno. Por lo tanto, se inicia como una relación confluente
primeramente con el entorno familiar, y posteriormente con el
grupo de pares a nivel comunitario.
En la adolescencia las capacidades reguladoras están compro-
metidas por el apoyo de las figuras parentales. El self se encuentra
en un proceso de maduración en aspectos afectivos. Por lo tanto,
la ausencia de la otredad puede provocar la conformación de un
campo de sufrimiento que es capaz de generar experiencias dis-
funcionales como el abuso de sustancias, autolesiones, trastornos
de la conducta alimentaria, trastorno de la conducta, etcétera.

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El funcionamiento del self produce la culminación de las ex-
periencias, por su parte las flexiones se manifiestan a través de
interacciones que disminuyen la calidad del contacto con el en-
torno. Las flexiones son ajustes creativos que realiza el self para
encontrar una experiencia de “seguridad sentida” que permita
una relación confiable en la frontera-contacto. No obstante, el
adolescente aprende a organizar su vivencia con base en flexiones
estereotipadas y anacrónicas. Las flexiones son un valioso recur-
so del adolescente; la problemática surge cuando están rígidas y
pierden su capacidad creativa.
Las figuras parentales tienen la capacidad de aportar su presencia
para la co-creación de un campo de confianza. De esta manera, el
adolescente es recibido por la otredad permitiendo que su presen-
cia sea sostenida en la frontera-contacto, y teniendo la capacidad
de resonar, sintonizar y compartir el afecto. Las pautas relacionales
(flexiones) que se crean en el “entre” se mantienen en la organiza-
ción del self para mantener la confluencia con el entorno.
Muchos padres se quejan de que sus hijos no responden a su
intención de contacto o interacción, y por ese motivo se mantie-
nen distantes o ausentes. Para abordar esta problemática necesi-
tamos regresar a la dimensión estética y cenestésica. Cuando las
figuras parentales han estado ausentes o han sido intrusivas, los
adolescentes desarrollan un ajuste creativo que produce flexiones
que van generando una anestesia emocional;así, aunque poste-
riormente sus padres quieran hacerse presentes, los jóvenes no
son capaces de confiar y apreciarlos a nivel estético, pues no sien-
ten la presencia.
Un tema a explorar en el acompañamiento gestáltico con ado-
lescentes es la presencia sentida. El terapeuta buscará lograr una
relación que favorezca los procesos de alteridad intersubjetiva,
donde ambos miembros de la relación terapéutica (terapeuta/
adolescente) asuman el riesgo de dejarse afectar por la presencia
de la otredad: esto ayudará a que se produzca una experiencia de

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regulación relacional que permita al adolescente movilizarse hacia
las novedades presentes en el campo.
El trabajo terapéutico no estará enfocado en la comprensión
de las experiencias pasadas; por el contrario, se dará prioridad
a la relación presente, partiendo de loque sucede en la fronte-
ra-contacto, con la intención de apoyar un proceso de awareness
que permita al adolescente tener una experiencia de complemen-
tariedad entre la función Ello y la función Personalidad del self,
para impulsar a la función Yo en sus procesos volitivos, realizando
ajustes creativos congruentes con sus necesidades.
El proceso madurativo tiene elementos transgeneracionales en
cuanto a sus procesos de regulación relacional, esto produce difi-
cultades en la estabilidad emocional en el self a nivel familiar. La
familia aprende a mantener patrones de aniquilación afectiva de
las experiencias que producen excitación emocional o se perciben
como amenazantes. Las interacciones que se mantienen estereo-
tipadas conducen a experiencias desproporcionadas a nivel emo-
cional. Por lo tanto, el desequilibrio emocional que manifiestan
los adolescentes es una expresión de un campo familiar que sufre
un desequilibrio a nivel emocional; las expresiones emocionales
se perciben como una amenaza a la función Personalidad del self,
creando una experiencia de angustia.
El acompañamiento terapéutico con adolescentes se enfoca no
solo en las temáticas expresadas durante la sesión, sino en los pro-
cesos que suceden en el self. El malestar emocional se manifiesta
en distintos niveles, por lo tanto, el terapeuta buscará realizar un
diagnóstico multidimensional para comprender a profundidad la
experiencia situacional e intervenir de manera adecuada brindan-
do el apoyo necesario para que el adolescente logre una regulación
de su estado emocional a partir de su interacción con el terapeuta.
En un principio es común que los adolescentes lleguen a la
sesión terapéutica con una actitud desafiante debido a la insegu-
ridad a la que están acostumbrados por la constante hostilidad

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que viven en su entorno familiar y comunitario. El terapeuta que
trabaja con adolescentes se especializa en co-crear un campo que
permita a los jóvenes restablecer la confianza en la interacción
organismo/entorno. Con base en esto, el self presenta una ten-
dencia actualizante que permite a los jóvenes asumir riesgos emo-
cionales para lograr un contacto pleno que le posibilite asimilar
las experiencias cotidianas.
El adolescente atraviesa una serie de cambios a nivel físico,
psíquico y social. Estos cambios se pueden experimentar de ma-
nera brusca, debido a la falta de apoyo por parte del entorno
para alcanzar la asimilación de la experiencia a nivel existencial.
Para lograr un adecuado proceso de metabolización emocional es
necesario reactivar las funciones de contacto.El terapeuta Gestalt
necesita mantener una presencia que promueva el restablecimien-
to del equilibrio a nivel relacional. El terapeuta buscará identifi-
car y apoyar los procesos de ritmo y proximidad para la creación
de un ground que permita la reorganización de la función Perso-
nalidad del self.
El trabajo estético en la terapia Gestalt con adolescentes es fun-
damental para aproximarse a la experiencia somática-cenestésica.
El cuerpo físico y energético es la base sobre la que se construye
la identidad durante la adolescencia. La experiencia somática du-
rante la adolescencia es intensa y vertiginosa por los continuos
cambios que se experimentan. El adolescente se ve comprometi-
do a realizar ajustes creativos que respondan a las reacciones que
tiene el entorno respecto a su proceso madurativo.
Durante la adolescencia se viven momentos de crisis de menor
o mayor intensidad debido a los continuos ajustes necesarios para
restablecer el equilibrio perdido por los cambios. El terapeuta
acompaña las repercusiones emocionales que producen los cam-
bios a nivel familiar, escolar y social. El proceso de maduración de
un adolescente mantiene una polaridad constante de contacto/
retirada en el proceso organismo/entorno en la frontera-contacto.

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En la época actual la realidad se vuelve líquida, esto produce un
equilibrio frágil ante los cambios que surgen del entorno social.
Los adolescentes están en una constante lucha por sortear los
cambios que viven en la cotidianidad. El continuo devenir que
experimenta el adolescente produce momentos de mucha incerti-
dumbre, desarraigo y exclusión. La Terapia Gestalt busca co-crear
un ground que le permita al adolescente sentir arraigo en el mun-
do y crear una relación segura a través del proceso terapéutico.
El terapeuta trabaja con el pasado relevante y la experiencia
novedosa, por lo que es preciso aclarar que ambas convergen en
la frontera-contacto. El terapeuta aporta una presencia que apoye
la regulación del ritmo de contacto en el joven. Es necesario que
tanto el terapeuta como el adolescente exploren las dimensiones
de ritmo y continuación que permitan el incremento de la excita-
ción emocional para movilizarse hacia las experiencias novedosas
del entorno (relación terapeuta/adolescente).
El trabajo terapéutico se realiza en la frontera-contacto, con
base en esto en el PHG se menciona lo siguiente: “La experiencia
se da en la frontera entre el organismo y su entorno, principal-
mente en la superficie de la piel y en los otros órganos de respues-
ta sensorial y motora. La experiencia es la función de esta frontera
y, psicológicamente, lo que es real son las configuraciones ‘globa-
les’ de este funcionamiento cuando se consigue algún sentido o
cuando se completa alguna acción” (p. 5).
Los adolescentes están enfocados en lograr un proceso ma-
durativo que les brinde identidad y les permita la inclusión en el
entorno social. El terapeuta es colaborador del adolescente para la
creación de un escenario donde las funciones Ello y Personalidad
del self puedan interactuar con una base sólida para lograr un
desarrollo de la función Yo del self, para madurar las elecciones
que se realizan.
El terapeuta necesita identificar las flexiones que presenta el
adolescente en la relación terapéutica. Es importante mencionar

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que el diagnóstico requiere ser multidimensional e incluir los as-
pectos extrínsecos e intrínsecos. Es necesario tener en cuenta que
cada flexión es un ajuste creativo que realiza el adolescente para
responder a las demandas del entorno. Se busca evaluar a nivel
estético la experiencia que produce la flexión con la finalidad de
valorar su cronicidad. Cuando una flexión sea más estereotipada,
mayor será su afectación en los procesos de maduración y reorga-
nización de la identidad en el adolescente.
El terapeuta no buscará la novedad en las historias que com-
parte el adolescente, sino que se enfocará en encontrar dentro
de la relación terapéutica que están co-construyendo las barreras
que limitan su capacidad para movilizarse hacia un nuevo hori-
zonte en la situación. La experiencia estética presente incluye el
background que posee cada uno de los miembros de la relación,
así como la experiencia que co-crean a nivel relacional. El tera-
peuta necesita tomar en cuenta el siguiente postulado del PHG:
“los sentimientos no son impulsos aislados sino una evidencia
estructurada de la realidad, es decir, de la interacción del campo
organismo/entorno, de la que no hay otra evidencia directa salvo
el sentimiento” (PHG p. 139).
Evaluar la manifestación de la ausencia en la frontera de con-
tacto es fundamental para determinar cómo se encuentra el “en-
tre” a nivel del self; esto no depende exclusivamente de las heri-
das pasadas con las que llega el adolescente al consultorio, sino
también de la relación que se construye con el terapeuta en ese
momento. La situación terapéutica es un llamado a la creación de
una nueva historia donde se asimilen las experiencias novedosas
hasta lograr una actualización de la creciente función Personali-
dad del self.
El terapeuta no solo participa en el campo, sino que es parte
de él. Su presencia en la frontera de contacto apoya a la creación
de experiencias novedosas en la frontera. Esto modifica la inten-
sidad y calidad del contacto para la movilización del adolescente

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a la asunción de riesgos, sabiendo que es un espacio seguro para
hacerse presente y ser confirmado por la otredad.
Las experiencias traumáticas que trae el adolescente a la si-
tuación terapéutica se manifiesta en la relación con el terapeuta.
El background del joven es fundamental para regular sus reaccio-
nes hacia las experiencias que producen mayor excitación en el
campo,ya sea agrediendo al entorno o aniquilando la experien-
cia, pero la historia de la infancia no es suficiente.Por eso, habrá
que tener en cuenta los elementos contemporáneos en la vida del
adolescente, pero sobre todo lo que sucede a nivel de co-creación
entre la díada terapeuta/adolescente.
El terapeuta estará muy atento a identificar los aspectos que
producen mayor incertidumbre en el adolescente. Su abordaje de
la experiencia estética le ayudará a mantener una presencia que
aporte elementos novedosos al campo. Mantener la atención en
el proceso de conexióncon el adolescente es un aspecto funda-
mental para la creación de posibilidades, que cuenten con el apo-
yo necesario para la culminación del proceso de ajuste creativo.
La energía que aporta el adolescente al campo terapéutico necesi-
ta ser encauzada por el terapeuta a través de su presencia. El trabajo
terapéutico con adolescentes tiene una fuerza peculiar que pocas ve-
ces puede ser experimentada con otro tipo de consultantes.La ten-
dencia a la excitación y crecimiento de la personalidad son la base de
la creación de nuevas relaciones, decisiones y horizontes existenciales.
En el proceso de crecimiento de la personalidad es importante
acompañar al adolescente en la identificación de los ajustes crea-
tivos tendientes a la inclusión,sobre todo para ayudarle a evaluar
la eficacia a nivel experiencial de dichos ajustes. Este proceso de
evaluación no se realiza de manera puramente cognitiva, sino que
está centrado en la experiencia a nivel relacional que se produ-
ce en el contexto terapéutico. El terapeuta buscará potenciar las
fortalezas que manifieste el adolescente dentro de la relación tera-
péutica, con el propósito de lograr una asimilación e integración

28
de aspectos que sean nutricios. Para esto, se tomarán en cuenta
criterios estéticos como son la claridad, la vivacidad, armonía,
fluidez, ritmo, etcétera.
Tomando como referencia los criterios estéticos, no solo eva-
luaremos las fortalezas del adolescente, sino que nos enfocaremos
en las fortalezas de la relación terapeuta/adolescente. En Terapia
Gestalt buscamos acompañar al adolescente en sus procesos iden-
tificación/diferenciación, conexión/inclusión e individuación/
interdependencia. Estos procesos los revisaremos más adelante de
manera detallada, pero cabe destacar que la resonancia emocional
es fundamental dentro del trabajo terapéutico con adolescentes.
El adolescente se mantiene en una constante lucha por su pro-
ceso de inclusión/individuación, este proceso es complejo debido
a las demandas y exigencias por parte de la familia y el entorno
social. El terapeuta necesita identificar las relaciones que mantie-
ne el adolescente en el mundo, para evitar replicar la dinámica
relacional dentro de la situación terapéutica. La resonancia y la
experiencia estética son fundamentales para mantener una expe-
riencia novedosa que lleve al fondo los patrones estereotipados y
anacrónicos con los que llega el adolescente a la consulta.
El contacto implica la asunción de riesgos por parte del ado-
lescente, por su parte el terapeuta necesita tomar en cuenta lo que
nos dice el PHG: “Lo que es importante subrayar es que la ac-
tualidad contactada no es un estado ‘objetivo’, inmutable y apro-
piado, sino una potencialidad que, en el contacto, se convierte
en realidad” (p. 191). La adolescencia es la etapa de incipiente
desarrollo de potencialidades, para lograr que las experiencias
terapéuticas pasen del consultorio y se puedan transpolar a las
decisiones de la vida cotidiana. La Terapia Gestalt está centrada
en la posibilidad de crear una realidad a partir de la experiencia
relacional, el contacto pleno trae una luz que permite superar la
opacidad en la que se desarrollaba el adolescente, para seguir el
camino hacia el futuro que va entretejiendo el self.

29
Fundamentos de Terapia
Gestalt Contemporánea

La Terapia Gestalt tiene múltiples influencias teóricas que di-


versifican la práctica terapéutica. Considero que a pesar de las
diferencias entre las diversas propuestas de Terapia Gestalt, es ne-
cesario rescatar algunos elementos esenciales que definen nuestra
metodología terapéutica. La TG aplicada en adolescentes se fun-
damenta en los principios generales sobre el método y teoría que
conforman el cuerpo epistemológico.
Es necesario clarificar algunos conceptos fundamentales para
lograr un consenso sobre la práctica de la TG. Con base en la ex-
ploración de conceptos teóricos podemos ampliar nuestra visión
como terapeutas para incluir las diversas propuestas emergentes.
No obstante, tenemos la responsabilidad de definir algunos con-
ceptos básicos que conforman al modelo terapéutico, y que nos
permiten diferenciarnos de propuestas similares pero que no for-
man parte de nuestro modelo.
La Teoría Gestalt Contemporánea valida los aspectos elemen-
tales de las primeras propuestas de TG, además recupera aspectos
fundamentales mencionados en el libro fundador “Excitación y
crecimiento de la personalidad”. En la actualidad algunos auto-
res han incluido aspectos biológicos, filosóficos, antropológicos,
sociológicos, neuropsicológicos que han complejizado la práctica
terapéutica, permitiendo la exploración de problemáticas con-
temporáneas que no habían sido estudiadas por la TG.

31
La Terapia Gestalt comenzó su desarrollo a partir de la reinter-
pretación de teorías psicoanalíticas. En un inicio Perls y Good-
man trataban de cuestionar a las propuestas psicoanalíticas de su
época. No obstante, fueron capaces de crear un nuevo modelo te-
rapéutico que presentaba un punto de quiebre para la psicología
de la época. Las propuestas de ambos partían de una visión que
trascendía el paradigma positivista-cartesiano,para brindarnos
una mirada relacional de la experiencia humana.
La base sobre la cual se fue desarrollando la Terapia Gestalt
es la teoría del campo. En su libro “Excitación y crecimiento de
la personalidad”, Perls y Goodman enfatizan en la referencia a
un campo relacional, cuestionando la visión individualista e in-
trapsíquica que predominaba en la psicología. La TG nos brinda
una mirada relacional, donde el organismo tiene la capacidad de
agredir al entorno para movilizarse hacia la satisfacción de sus
necesidades. Sin embargo, su capacidad de acción depende de la
interacción que se produzca con el entorno.
La tarea de definir a una persona no se puede realizar de ma-
nera individualista, es necesario tener una visión de campo, pues
los seres humanos somos definidos por el campo (interacción or-
ganismo/entorno) en el que nos desarrollamos. La experiencia
nos moviliza hacia la novedad para efectuar ajustes creativos en el
campo. La tendencia actualizante que tiene el ser humano lleva
a la co-creación de ajustes creativos que definen a la persona, de
acuerdo con su interacción con el entorno.
Toda experiencia es una configuración de campo, la vivencia
de todo ser humano surge del apoyo que recibe por parte del
entorno para definirse temporalmente. La teoría del campo es la
base sobre la cual se desarrollan conceptos como la frontera de
contacto, el self, etcétera. De cierta manera, la TG nos muestra
que todo proceso define temporalmente a los elementos parti-
cipantes, y a su vez, los elementos son protagonistas de la cons-
trucción de un campo. Por lo tanto, la TG se enfoca no solo en

32
los procesos que acontecen en la frontera de contacto, sino en el
movimiento y la potencialidad entre estar, ser y llegar a ser.
A continuación revisaremos los cinco principios que nos pro-
pone Parlett (1991) sobre la teoría del campo.

El principio de organización
Este principio busca desarrollar una concepción integral de la si-
tuación, es decir, pretende tener una comprensión compleja des-
de el punto de vista interaccional y multifactorial, dentro de un
campo específico que conforma una totalidad. En él, la posición
en el campo brinda una serie de significados propios de entorno.
En relación con esto, Lewin menciona: Que ocurra o no un
cierto tipo de conducta depende no de la presencia o ausencia de
un hecho o un número de hechos vistos aisladamente, sino de la
constelación (estructura y fuerzas) de un campo específico como
una totalidad. La posición en el campo es la base para definir el
significado de una situación o un evento.
Para comprender esto más claramente, debemos tener una
mente flexible a las diversas posibilidades existentes en los pro-
cesos de interconexión de una situación que nos brindan signi-
ficado. Desde este principio la teoría del campo nos aporta la
idea de que las características de los objetos están definidas por
su organización, que a su vez está centrada en los procesos de
interdependencia.

El principio de contemporaneidad
Este principio consiste en contemplar las múltiples influencias
presentes en el campo que permiten lograr una mayor compren-
sión del comportamiento. Nos brinda la noción de que la actua-
lidad no necesariamente está determinada por acontecimientos
de nuestro pasado. Por otra parte la planeación futura, al igual

33
que los acontecimientos pasados, no necesariamente tiene una
intervención determinante en la experiencia presente.
La contemporaneidad es un principio fundamental para el
trabajo psicoterapéutico porque nos muestra que la situación pre-
sente es lo más importante para establecer un contacto emocional
que lleve a la persona a la búsqueda de la satisfacción. En este
proceso se debe tomar en cuenta que la experiencia presente está
influida por el pasado, tal y como se vive actualmente, y el futuro
como se anticipa en el presente. Estos elementos conforman el
campo de la experiencia subjetiva de la persona en el aquí y ahora.
La persona se encuentra en un continuo proceso de construc-
ción/deconstrucción de la realidad con base en sus relaciones inter-
personales. Es decir, el proceso sucede en el presente; somos afecta-
dos por las vivencias que hemos tenido en el pasado, que se hacen
relevantes en la relación presente. El campo configura la relevancia
de elementos pasados, a través de la capacidad que tiene la relación
para evocar aspectos significativos en la situación presente.

El principio de singularidad
La palabra singularidad hace referencia a algo que existe en un
número único, no plural. La singularidad puede ser definida
como las cualidades que tiene una persona o un ser vivo, que le
permiten diferenciarse del resto de sus semejantes. Además de te-
ner en cuenta las cualidades de la persona, incluye la subjetividad
en los procesos perceptivos presentes en el individuo.
Por lo tanto, podemos decir que cada persona y cada situación
tienen una particularidad que las hace únicas. Esto también se
da en el campo persona-situación. El humanismo y la psicote-
rapia Gestalt buscan aproximarse a la experiencia de la otra per-
sona desde una perspectiva fenomenológica para comprender de
manera profunda su experiencia subjetiva, evitando dentro de lo
posible desarrollar prejuicios o predicciones de tipo omnisciente.

34
Desde esta perspectiva psicológica se comprende que no es
posible la predicción total, ni el establecimiento de leyes para ex-
plicar el comportamiento humano.
En ese sentido las experiencias siempre son singulares y cuentan
con diversas condiciones que las hacen únicas e irrepetibles. Es por
eso que resulta infructuoso buscar inferir y predecir la realidad sub-
jetiva de la otra persona, con base en constructos teóricos.
Como terapeutas, necesitamos estar presentes en la fronte-
ra-contacto. Nuestra presencia permite la co-creación de la si-
tuación terapéutica. Por lo tanto, toda la teorización que realiza-
mos es un mapa temporal que busca brindar ground al terapeuta
para tener guías provisionales que estarán sujetas a cambios de
acuerdo a la experiencia de campo.

El principio del proceso cambiante


Este principio de la teoría del campo nos indica que las experien-
cias son de tipo provisional, es decir, no permanecen iguales en di-
versos momentos, porque nada se mantiene estático. Este principio
está muy relacionado con la idea que tenía el filósofo Heráclito, re-
flejada en la frase “nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”.
Dentro del proceso psicoterapéutico es de suma importan-
cia la comprensión de este principio para acompañar al cliente
a darse cuenta de que en cada momento existe una construcción
particular de la experiencia y que dicha experiencia es cambiante
aunque aparezca en condiciones similares.
Dentro del proceso de Terapia Gestalt es indispensable que el te-
rapeuta desarrolle la conciencia de que los experimentos terapéuticos
necesitan atender a las condiciones del cliente en un momento espe-
cífico, es entonces cuando dicha intervención puede ser más efectiva.
Dentro del proceso terapéutico la relación tiene una tendencia
actualizante en el proceso relacional, asimismo en el psiquismo
del cliente y el terapeuta. El terapeuta busca establecer una rela-

35
ción que cumpla la función de ser un vínculo reparador, modifi-
cando la realidad que percibe el cliente.
Las personas tenemos una gran variedad de comportamientos
que se ponen de manifiesto en circunstancias particulares y en
procesos madurativos específicos. Como diría el filósofo Ortega
y Gasset, “soy yo y mis circunstancias”. Por lo tanto, se puede
decir que el estado de una persona es variable con respecto a una
determinada combinación de factores en una situación específica.

Principio de posible relevancia


El término relevante tiene su origen en el vocablo latino relavans, que
procede de relavare (levantar). En su concepto más simple la relevan-
cia se refiere a un elemento destacado o sobresaliente. Para que algo
se considere relevante necesita una comparación con otras cosas, por
lo que la relevancia de un elemento depende de las circunstancias y
características de los demás elementos en comparación.
El principio de la relevancia nos dice que ninguna parte del
campo total puede ser considerada irrelevante a priori, por muy
simple que parezca. El campo forma parte de una organización
global, y por tal motivo es potencialmente relevante. Dentro de
la terapia el trabajo se centra en la fenomenología, es decir en lo
obvio, para que la persona sea consciente de algún elemento que
ha permanecido en el fondo de la experiencia debido a que ha
automatizado los procesos de interacción y los ha alejado de sus
estados de conciencia.
Para tener una profunda comprensión de la experiencia subje-
tiva del otro, se valoriza lo que está presente, lo real, lo inmediato
y lo observable. Todo cobra relevancia a partir de la descripción
de los procesos vivenciales de la persona, desde esta perspectiva
no estamos interesados en la categorización. Cada sesión de tera-
pia es una posibilidad para crear una nueva experiencia con base
en la atención de los pequeños detalles y su exploración en la

36
experiencia relacional. Explorar las diversas posibilidades a nivel
relacional es fundamental para que cualquier parte del campo
adquiera relevancia de acuerdo a la situación.

FENOMENOLOGÍA
La fenomenología surge de la interacción entre el sujeto y el mun-
do en un espacio temporal. Aproximarse a la realidad desde una
perspectiva donde el entorno es importante. La fenomenología
consiste en una reflexión filosófica, que se fundamenta en buscar
acercarse a la comprensión de los fenómenos. La fenomenología
se caracteriza por la intencionalidad y la intuición para que haga
presentes las cosas tal y como se dan de manera inmediata,para
que las personas puedan vivenciar la realidad poniendo entre pa-
réntesis los prejuicios que surgen de la actitud natural.
La fenomenología estudia los fenómenos en la forma en que es-
tos se presentan en la conciencia de las personas. Para comprender
los fenómenos es necesario considerar que no vemos solo al objeto,
sino al contexto y la intencionalidad que se produce en momento.
Es muy complejo acercarse a la realidad pura, por ese motivo Hus-
serl propone la “epoché” del griego ἐποχή, suspensión,que implica
un estado mental de suspensión de la actitud natural (prejuicios).
La fenomenología busca alcanzar un estado de conciencia en
suspensión que puede trascender las creencias a priori o los in-
troyectos que posee el sujeto. Poner entre paréntesis todo lo que
surge de la actitud natural y las creencias apriorísticas. Contrario
a la actitud natural, Husserl propone una actitud fenomenológica
que va más allá de las experiencias cotidianas.
En un análisis del concepto de actitud de acuerdo a Husserl,
cabe señalar que la actitud es una postura subjetiva frente a un
fenómeno. Proviene del latín actitudo,derivado de actito. Esto nos
propone la idea de una acción que se ejecuta reiteradamente, es

37
decir, un modo habitual de acción. La actitud a nivel filosófico se
refiere a la disposición a la experiencia intersubjetiva. Husserl uti-
liza asimismo “Haltung” como término alternativo, para la idea
de posición y disposición. En español esta palabra tiene varios
significados como serenidad, dominio y tendencia.
Entonces podemos decir que la actitud es una tendencia de
comportamiento subjetivo que mantiene patrones comporta-
mentales. La actitud es una instalación que produce pautas de
pensamiento y conducta hacia algo que sucede en el entorno.
La actitud es un aprendizaje que opera conforme al contexto en
el que se presenta. Las actitudes son relativas a la acción e interac-
ción en el mundo. Tienen un componente axiológico-afectivo; se
encuentran relacionadas a la apreciación y la afectividad que surge
de la captación de valores que se presenta en la cotidianidad.
La instauración de una actitud se asocia al rasgo crucial que se
percibe como obvio y que generalmente pasa desapercibido. Las
actitudes son disposiciones personales que responden a la interac-
ción del sujeto con su entorno, por lo tanto la actitud es intersub-
jetiva. Para la actitud natural, el mundo es tal y como sucede en
la naturaleza en el sentido que se manifiesta.
La actitud natural contempla, describe y procura alcanzar una
explicación del mundo con base en su tendencia natural, el mundo
es visto como naturaleza. La actitud natural busca describir y explicar
el mundo de una manera objetiva desde las limitaciones que posee.
Husserl hace una diferenciación entre la actitud natural y la
actitud fenomenológica. Ambas forman parte de la actitud para
responder a la interacción con el mundo. Los diversos tipos de
actitudes nos permiten mantener una visión de la realidad, nos
remiten a la experiencia perceptiva.
La conciencia siempre es conciencia de algo, es decir, nos hace
referencia a algo con lo que interactuamos. Así, no es conciencia
por sí misma, siempre es en relación con algo, además los objetos
del entorno no se encuentran aislados sino que forman parte de
un contexto interdependiente.

38
La conciencia se vincula a la intencionalidad, porque toda in-
tención está condicionada a la conciencia del contexto. La con-
ciencia está en relación con el entorno, y puede presentarse desde
dos perspectivas:una natural, que tiene que ver con el conoci-
miento cotidiano, y la segunda forma de conocimiento que nos
da la posibilidad de conocer al entorno tomando como base el
método fenomenológico. La actitud fenomenológica busca di-
ferenciarse de la mirada cotidiana cargada de prejuicios, y poner
entre paréntesis la actitud natural, para dar paso a la suspensión,
asumiendo las posibilidades de la existencia conformada por la
intencionalidad en relación con el entorno.
La conciencia es un proceso intencional, sobre todo cuando
surge de la actitud fenomenológica. Este proceder de la concien-
cia actúa de manera temporal:
1. Imaginación: futuro.
2. Sensación: presente.
3. Memoria: pasado.
La temporalidad de la conciencia aparece en la intencionalidad
de ir hacia, esa es la tendencia que presenta el ser humano en cuanto
a su relación con el entorno. En el proceso de conciencia nos ba-
lanceamos entre la actitud natural y la fenomenológica. El proceso
de suspensión de juicios (epokhé) busca poner entre paréntesis la
actitud natural; cuestionamos la veracidad de lo que percibimos, sus-
pendiendo su categoría de realidad. A este proceso lo denominamos
actitud fenomenológica, y consiste en atender a las vivencias o fe-
nómenos de la conciencia, a partir de un proceso reflexivo de orden
intersubjetivo que se puede dividir en dos:el noema, que es el con-
tenido objetivo de la conciencia, el objeto pensado; y la noesis, que
es la actividad del pensamiento, el acto de expresar este contenido.
Dentro de la aproximación que hacemos a la fenomenología des-
de la Terapia Gestalt, el proceso de noesis es fundamental, porque

39
nos permite analizar los actos vividos, los instantes dadores de senti-
do de la conciencia que se encauzan a brindar sentido al objeto.
La fenomenología permite al terapeuta interpretar las sen-
saciones de tal manera que posibiliten brindarle un significado
como manifestación del mundo. Por su parte, el noema será el
aspecto objetivo de la vivencia, o sea lo percibido en cuanto tal.
En la Terapia Gestalt estaremos interesados en la fenomenología,
porque nos permite comprender cuál es el objeto manifestándose
intencionalmente en nuestra conciencia.
La fenomenología dispone de una metodología para acceder
a la conciencia, la cual consiste en tres procesos fundamentales.
La reflexión, la epojé y la reducción fenomenológica. El terapeu-
ta Gestalt necesita seguir la metodología fenomenológica para
acercarse al fenómeno que sucede en el campo relacional de una
manera ingenua, suspendiendo la actitud de certeza y la confian-
za de poseer la verdad absoluta. El proceso de epojé es funda-
mental para que el terapeuta pueda brindar un acompañamiento
al adolescente. Con esto no decimos que el terapeuta no emita
juicios o realice análisis sobre el fenómeno. En este caso, lo que
se interrumpe es cualquier posición rígida acerca de la realidad: el
terapeuta necesita abstenerse continuamente de emitir prejuicios
sobre lo que sucede en la situación terapéutica.

Reducción fenomenológica
La reducción fenomenológica es cuando la epojé es aplicada al
campo de la subjetividad. El proceso de reducción apoya a la per-
sona a acceder a la actitud trascendental, y es complejo de ate-
rrizar al proceso terapéutico.No obstante, es posible proponer a
la Terapia Gestalt una visión donde existe una conciencia que se
entreteje a partir de la intencionalidad que produce la conciencia
del mundo en un momento específico. En el trabajo con adoles-
centes buscaremos observar cómo nuestra conciencia no nos per-

40
tenece solo a nosotros como un proceso puramente psíquico, sino
que es una respuesta intencional a partir de la intersubjetividad
que se produce en el fenómeno de campo.
En la fenomenología buscamos la reducción del objeto a su
esencia, a este proceso se le denomina reducción eidética. Esta
reducción nos permite acceder mediante la esencia o fenómeno a
su sentido más puro. La realidad fenoménica no es intrapsíquica,
sino que está insertada en un contexto, tiempo/espacio. La bús-
queda de estas esencias y su descripción es la labor fundamental
de la fenomenología. Esto nos permite contemplar un sinfín de
posibilidades que superan nuestra tendencia natural a categorizar
y normalizar los fenómenos de la realidad.
La reducción trascendental resulta de la reducción fenomeno-
lógica, en una unidad de noema y noesis que configura la entidad
de conciencia, la subjetividad o el sujeto trascendental. El tera-
peuta Gestalt pondrá atención a los procesos de noema y noesis
sobre el fenómeno de campo presente en la situación terapéutica.
El proceso de noesis es fundamental para ampliar los significados
presentes en el contexto terapéutico.
Es importante diferenciar la epojé de la reducción: la primera
consiste en la suspensión del juicio, mientras que la reducción fe-
nomenológica es una operación que consiste en contextualizar las
entidades condicionadas, tanto las ideales como las reales. La Terapia
Gestalt se fundamenta en la epojé como una medida para evitar diag-
nósticos categóricos e ideas preconcebidas. Asimismo, la reducción
es necesaria para contextualizar todos los significados que mantienen
la dinámica relacional entre el adolescente y el terapeuta. Sin embar-
go, sin la epojé no es posible realizar la reducción fenomenológica.
La fenomenología busca contactar con los fenómenos de una
manera más esencial, comprender su verdadera manifestación.
Aunque buscamos la suspensión de los prejuicios, solo es posi-
ble conocer los fenómenos por medio de la intuición y nuestros
conocimientos previos puestos en relación con la experiencia pre-

41
sente. Evitamos dar por hecho cualquier idea que surja en la inte-
racción con el entorno.
El método fenomenológico aplicado a la Terapia Gestalt se fun-
damenta en la intuición, se trabaja en la descripción de los fenóme-
nos que se presentan en nuestra conciencia. El terapeuta describe
los fenómenos tal como aparecen. La fenomenología nos brinda
la posibilidad de observar las experiencias presentes buscando sus-
pender las etiquetas y categorías. En el trabajo con adolescentes, se
busca captar la experiencia tal y como sucede en la conciencia, se
toma conciencia de algo que sucede en el campo fenoménico.
El método fenomenológico permite al terapeuta comprender
de manera intuitiva los elementos significativos esenciales para
el adolescente. El terapeuta realizará una exploración de signifi-
cados que tiene el adolescente en su interacción y su manera de
mostrarse en su contexto sociocultural.
El trabajo terapéutico consiste en buscar obtener la informa-
ción suficiente para comprender el fenómeno que sucede en la
situación terapéutica. Adicionalmente se procura aprehender la
experiencia fenoménica, donde podamos mantener una visión
integral de los fenómenos y sus interconexiones. Con base en
lo anterior es que el terapeuta busca alcanzar una interpretación
del fenómeno, co-creando significados que sean representativos
del campo fenoménico, a partir de los elementos presentes en la
situación terapéutica.
El ground del terapeuta es fundamental para lograr una compren-
sión del fenómeno presente, porque su historia es parte del fenóme-
no que sucede en el campo. No obstante, el terapeuta cuidará que
sus categorías axiológicas, creencias religiosas o juicios normativos
no nublen su percepción del fenómeno. No se espera un terapeuta
objetivo, sino consciente del proceso de intersubjetividad, que pueda
realizar suspensiones para contemplar el campo fenoménico.
El terapeuta precisa desarrollar pericia en la práctica del mé-
todo fenomenológico. Cabe recordar que la tendencia natural de

42
las personas es hacia la categorización, y la búsqueda de patrones
que resultan conocidos o emisión de juicios. En contraste con
lo anterior, la actitud fenomenológica requiere práctica, destre-
za, motivación y continua reflexión. En pocas palabras, podemos
resumir la actitud fenomenológica como “estar presente ante el
fenómeno, con todo nuestro ser”.
En Terapia Gestalt aprendemos a observarnos en relación.Du-
rante mi formación como terapeuta nos hacían mucho hinca-
pié en afinar nuestra observación del lenguaje corporal del otro.
Esta atención focalizada la denominaban fenomenología. Ahora
comprendo que la fenomenología no es el lenguaje corporal del
otro, sino aprender a observarnos en relación a los otros. Incluso
en este momento considero más relevante observar primero qué
me pasa en mí con los movimientos del otro, y de qué manera
impacta mi reacción en el campo.
El terapeuta buscará una profunda comprensión de la expe-
riencia, es decir, encontrar significados a los movimientos y ma-
nifestaciones que están presentes en el campo. La fenomenología
apoya al terapeuta a mantener una visión desenfocada para aten-
der a elementos que parecían irrelevantes. La re-significación de
experiencias está relacionada con la capacidad de traer al campo
figuras que habían permanecido en el fondo.
El método fenomenológico en TG evitará caer en la trampa
de atender solo al contenido de información, la búsqueda de in-
terpretaciones diagnósticas categóricas, enfocarse exclusivamente
en los procesos individuales, etcétera. La actitud fenomenológica
se enfoca en dos procesos: la configuración y función. La confi-
guración de los fenómenos presentes en el campo cuenta con una
amplia interconexión de elementos que encuentran significado a
partir de su proceso de interdependencia y la función que cum-
plen en la experiencia de campo.
El terapeuta Gestalt renuncia a sus juicios y valores munda-
nos, para observar el objeto intencionado en su conciencia. Para

43
esto, necesita atender a su propia conciencia acerca de lo que su-
cede en su interacción en el campo fenoménico.
Esto implica que el terapeuta mantenga una actitud perseve-
rante para converger en caminos de angustia e incertidumbre que
se encuentren presentes en la situación terapéutica. En el proceso
terapéutico se busca explorar los efectos que produce la angustia
en el adolescente, para que puedan discernir y revelar nuevos sig-
nificados a nivel existencial.

LA EXPERIENCIA ESTÉTICA
Estética: El arte de pensar con belleza. -Baumgarten
La sociedad occidental se ha construido a partir de un paradigma
cartesiano que promueve la escisión entre mente y cuerpo. Desde
la experiencia estética buscamos acercarnos a una visión más ho-
lística del ser humano. La Terapia Gestalt Contemporánea reco-
noce la experiencia de la persona como un cuerpo en movimiento
que se co-construye en su interacción con el otro. La estética es
una experiencia humana que permite a la persona explorar su
entorno desde una perspectiva somática en su vida diaria.
La estética es un recurso que permite a la persona tomar con-
ciencia de su singularidad, pero también de su interdependencia
con el entorno. La persona se construye en relación con el otro, el
organismo es un proceso de regulación relacional, de modo que la
experiencia encarnada está en co-creación con su entorno.
La estética no solo tiene que ver con la belleza o el arte, sino que
se concentra en las formas en que las personas construimos signifi-
cados desde nuestra vivencia somática. Dentro de nuestro ambiente
familiar el adolescente no solo introyecta ideas a través del discurso
dialógico, sino que muchos de nuestros aprendizajes son a nivel esté-
tico, es decir, aprendemos a través de nuestra experiencia somática y

44
los patrones de movimiento que nos permiten interactuar para defi-
nirnos temporalmente con relación a nuestro entorno.
La experiencia estética se aproxima a la definición de nuestro
cuerpo a través de los procesos sensoriales, somos humanos en
la medida en que sentimos al mundo de la vida. El cuerpo es un
órgano que nos permite manifestarnos frente al otro, y nos brin-
da la oportunidad de conectarnos con el entorno. La experiencia
estética nos permite no solo descubrir al mundo, sino también
cómo sentimos al entorno y cómo nos definimos temporalmente
con base en nuestra experiencia sensitiva. La percepción nos ayu-
daen nuestros procesos de interconexión y nos brinda una amplia
gama de experiencias emocionales que le pertenecen al campo.
La fenomenología y la estética se encuentran en nuestra expe-
riencia de ser humano, nuestra existencia se define a través de la
vivencia somática, esto provoca que la experiencia tenga muchos
matices entremezclados que complican la definición categórica
de las experiencias.
La experiencia estética es mucho más grande que nuestros pa-
rámetros de comprensión cognitiva, la mixtura sensorial necesita
ser descrita y compartida desde una actitud fenomenológica. El
lenguaje convencional en ocasiones es insuficiente para describir
la experiencia, es ahí cuando recurrimos a la poética como cami-
no pararealizar apreciaciones estéticas.
La percepción nos incluye en el mundo porque nos permite ac-
ceder a un conocimiento más puro de la experiencia. En el trabajo
con adolescentes podemos observar continuos procesos de alteri-
dad intersubjetiva, donde la experiencia sensorial es compartida a
una inserción recíproca, que afecta a la relación terapéutica.
La percepción no es un aspecto puramente cognitivo: por el
contrario, es un proceso integral que incorpora la conexión de los
sentidos y las funciones de contacto. En el trabajo con adolescen-
tes buscamos apoyar una conciencia reflexiva que se fundamente
en la aprehensión del entorno.

45
La conciencia somática nos permite acercarnos a una rea-
lidad que incluya el conocer, sentir, pensar e imaginar. Estos
procesos son la guía estética que busca el terapeuta para acer-
carse a la experiencia intersubjetiva que sucede en el campo
durante la sesión terapéutica.
La experiencia estética nos aproxima al fenómeno como un pro-
ceso de investigación sobre la manera en que co-creamos los signifi-
cados en la frontera de contacto. El terapeuta Gestalt estará al pen-
diente de las cualidades estéticas presentes en el campo, para alcanzar
significados desde la relación de nuestro cuerpo con el campo.
Como terapeutas Gestalt nos nutrimos de las aportaciones de
Baumgarten, quien hace referencia a la estética en relación con
aspectos sentimentales de la belleza. Los procesos somáticos y
afectivos nos permiten contemplar de manera integral la belleza
de los fenómenos. La Terapia Gestalt tiene como base la sensibi-
lidad para contemplar la belleza de las experiencias que suceden
en el campo, y lograr una conciencia subjetiva que nos permite
tener posibilidades de co-crear significados a los fenómenos desde
una perspectiva estética.
La teoría estética aporta a la Terapia Gestalt un análisis profundo
de los procesos intersubjetivos y las singularidades que configuran
el campo. En ocasiones el trabajo con adolescentes es muy comple-
jo debido a la inestabilidad emocional que pueden llegar a experi-
mentar o por la falta de motivación en el proceso terapéutico. Las
funciones de contacto, los patrones de movimiento y la experiencia
somática ayudan al terapeuta a construirse como un ser sensible que
permite conformar un campo de confianza con el adolescente.
La presencia del terapeuta es generadora de significados, ade-
más posibilita alcanzar una comprensión más amplia de la expe-
riencia singular que sucede en el campo. La experiencia estéti-
ca surge de la percepción que tenemos del entorno, de nuestra
vivencia somática, y su alcance trasciende el discurso sobre las
problemáticas del adolescente.

46
La experiencia estética también apoya al campo a generar un
compromiso con lo que está sucediendo a nivel intersubjetivo.
Con respecto a esto, en el libro fundador de la Terapia Gestalt se
menciona lo siguiente:
“Cuando decimos ‘comprometido con la situación’, queremos
decir que no existe un sentimiento de uno mismo o de otras cosas
fuera de la propia experiencia que tenemos de la situación. El sen-
timiento es inmediato, concreto, presente y comprende íntegra-
mente la percepción, el sistema muscular y la excitación” (PHG
p. 193, 194).
Como se ha mencionado con anterioridad la situación tera-
péutica acontece a nivel estético, sirve como soporte para la am-
pliación de conciencia y la asimilación de experiencias que en
ocasiones no son fácilmente integradas a nivel cognitivo, pero
que sí pueden integrarse a un nivel holístico. El espacio estético
nos otorga un sinfín de posibilidades susceptibles de ser experi-
mentadas aunque no hayan sido reflexionadas previamente.
La estética, de acuerdo con la postura de Kierkegaard, se man-
tiene en la esfera de la inmediatez. Considero relevante trasladar
las ideas de este gran filósofo a la práctica terapéutica con ado-
lescentes, porque nos ayuda a entrar al misterioso mundo de la
inmediatez (Umiddelbarheden) y la indeterminación (Ubestem-
metheden). Lo estético es potencial porque mantiene una tensión
entre la fuerza motriz y la movilización.
La Terapia Gestalt justamente nos invita a explorar la inme-
diatez de la experiencia de campo, la indeterminación de las con-
ductas del adolescente en categorías diagnósticas, y sobre todo ex-
plorar cómo la experiencia aporta excitación al campo generando
una tensión entre las fuerzas impulsoras de la movilización y las
fuerzas de resistencia al mantenimiento de la condición actual.
Kierkegaard nos aporta otras ideas que son valiosas para en-
riquecer el trabajo estético con adolescentes. Encontramos el de-
venir entre la experiencia genuina y su historia, este encuentro

47
produce una experiencia que apoya el crecimiento de la relación
terapéutica en la inmediatez.
El adolescente cuenta con un potencial limitado en su capaci-
dad de movimiento, debido a la falta de un apoyo adecuado por
parte del entorno. El terapeuta pondrá atención al devenir estéti-
co que se presenta en la frontera de contacto donde el adolescente
puede lograr una reconciliación entre lo potencial, lo presente, lo
histórico y las posibilidades de la inmediatez.
La terapia es un espacio donde se manifiesta el devenir entre
finitud de lo que sucede y la ampliación de conciencia que apoya a
la movilización de las categorías existentes hasta ese momento. Es
entonces cuando el adolescente tomará conciencia que sus intro-
yectos. La finitud es una luz de esperanza que ayuda al adolescente
a comprender que todo lo que sucede no será eterno, sino una
experiencia que está presente y puede encontrar el cierre o finitud.
La esfera estética moviliza al campo por medio del devenir, a
través de la energización que provoca el auto-movimiento somá-
tico como respuesta a la experiencia inmediata. El adolescente
se define estéticamente en la inmediatez de lo que es, como una
mediación entre la experiencia interior que se ve afectada por la
presencia de los otros; formando un espacio singular que activa la
potencialidad de lo que puede ser, y no ha sido hasta ese momen-
to o no ha podido asimilar.
La estética genera un estado de inocencia que va más allá de
los juicios morales, y que permite una mejor conexión con los
fenómenos que se producen en la interacción con el entorno. La
estética es una experiencia de identidad temporal que crea posibi-
lidades de interfaz entre lo corporal y lo psíquico.
Los adolescentes que tienen experiencias de sufrimiento han
olvidado la inmediatez porque viven con premura anhelando la
idea de aniquilar el sufrimiento. Esta idea obstruye la vía sensorial
al camino de la belleza. El camino hacia el desarrollo estético está
construido de agresión, destrucción, dolor y desgarramientos.

48
Para alcanzar la creatividad y la belleza es necesario vivir inten-
samente todo lo que ha quedado lejos de la conciencia debido al
miedo de enfrentarlo.
El terapeuta es un artista y un aventurero que acepta la posi-
bilidad de exponerse, asumir riesgos y tocar su propia herida para
responder a la inmediatez de la experiencia.El terapeuta necesita
despojarse de expectativas, prejuicios y actitudes rígidas. El espa-
cio terapéutico es un hermoso escenario donde se despliegan una
serie de tramas e historias que se entrelazan, coincidiendo en el
dolor compartido.
El terapeuta está en el escenario, como un promotor de la vi-
vencia estética en la inmediatez, aferrándose a la temporalidad,
valorando la finitud. La terapia es una serie de sucesos indefini-
dos donde se presentan figuras novedosas y se co-crean instantes
fugaces que son vivenciados intensamente hasta ser asimilados.
Tanto la vida como la terapia son paradójicas, porque es ne-
cesario experimentar un profundo dolor para alcanzar momentos
de dicha y esperanza. El dolor y la esperanza generalmente se en-
cuentran en la experiencia estética, es difícil saber cuál impulsa a
la otra, pero la vida sensual tiene una lógica propia, donde tienen
cabida el sufrimiento, la pasión y la fe, pero sobre todo el amor.
El sufrimiento que vive el adolescente consiste en la emer-
gencia de la aniquilación del dolor. En esa situación el terapeuta
buscará acompañar al adolescente en el camino de la reflexión
existencial tomando como punto de partida la experiencia somá-
tica y los procesos de intercorporalidad.
La Terapia Gestalt hace énfasis en la inmediatez fundamentando
su aproximación a la realidad con base en la experiencia somática,
buscando lo inédito y lo singular. El campo necesita que la fronte-
ra-contacto sea flexible, apoyando a los procesos de diferenciación,
y que impulsen la potencialidad contenida en las personas.
Lo estético ayuda al devenir de la libertad, dando saltos crea-
tivos por parte del campo para crear una nueva regulación re-

49
lacional. La reflexión compartida responde a la estética que sea
crea en la situación terapéutica. La transferencia que sucede en la
experiencia estética es relacional y reflexiva. Las vivencias de su-
frimiento del adolescente no pueden ser completamente ajenas a
la experiencia del terapeuta. La experiencia emocional es esencial,
y lo esencial no puede resultar ajeno al terapeuta.
La Terapia Gestalt con adolescentes promueve que el terapeuta
pueda mantener una actitud fenomenológica que logre un proceso
de aprehensión de los fenómenos presentes en el campo. La exis-
tencia estética será promovida por el terapeuta, brindando el sopor-
te necesario para que el adolescente pueda vivenciar por breves ins-
tantes el vacío, alcanzando potencialidades que parecían ajenas, y
actualizando su identidad que hasta ese momento era desconocida.
La estética es la antítesis de la tautología de la familia del ado-
lescente, que no se atreve a sentir el dolor o asumir las diferencias.
Sentir la presencia de la otredad ayuda al adolescente a confirmar
su subjetividad. El terapeuta Gestalt que trabaja con adolescentes
mantiene una identidad estética, por eso buscará contribuir a la
co-creación de una frontera-contacto que cuente con la presencia
del dolor, el vacío y la angustia.
En el proceso terapéutico el instante es todo, pero a su vez
también es la nada. La terapia es una creación que surge de la
nada, es la fugaz posibilidad de la finitud que se vive como una
experiencia que parece eterna pero es solo un instante. El sufri-
miento del adolescente supone una síntesis entre lo finito y lo
infinito, lo fugaz y lo eterno, la posibilidad y la condena. Por
eso la experiencia estética nos permite captar la amplia gama de
experiencias racionalmente paradójicas pero que sensorialmente
coexisten en la compleja realidad.
Cuando la terapia se enfoca en el contenido y no en el proce-
so, entramos al mundo de las ideas. La idea niega la inmediatez
y aniquila la vivencia presente, porque no logra destruir la expe-
riencia para posteriormente asimilarla.

50
El dolor en soledad se convierte en sufrimiento, creando au-
sencia en la frontera-contacto, no obstante, esta ausencia no ani-
quila totalmente la experiencia de sufrimiento, porque pueden
ser percibidas a nivel estético. Es decir, el sufrimiento que no es
expresado puede sentirse en el campo.
El sufrimiento se siente en el campo, es entonces cuando el tera-
peuta atiende a la experiencia estética desde la inmediatez, resonan-
do somáticamente a la situación que presenta mayor intensidad. El
campo se manifiesta desde la más profunda intensidad, y convierte
el dolor contenido en un instante de presencia estética. La sesión
terapéutica puede ser una tarde gris o una noche tenebrosa, pero si
el terapeuta y adolescente sostienen la experiencia de dolor pueden
alcanzar a presenciar la hermosura del alba por la mañana. La ex-
periencia estética no aniquila el dolor, pero permite que el dolor se
pueda transmutar de sufrimiento a belleza. Pasamos de un dolor en
soledad, a un dolor que promueve compasión.
El adolescente ha experimentado tanto dolor que ha buscado
aniquilarlo.No obstante, el dolor se queda guardado y progresiva-
mente se convierte en sufrimiento. El terapeuta Gestalt sabe que el
dolor es una fuerza impulsora que energiza y moviliza al campo. El
dolor tiene un enorme poder, porque contiene una gran cantidad
de energía y necesidades no expresadas. Por lo tanto, es necesario
recuperarlo y sostenerlo en la frontera-contacto para que se pueda
alcanzar una experiencia momentánea de belleza y completud.
Según Kierkegaard, el desgarramiento es necesario para alcan-
zar un estadio ético; considero que la vivencia intensa de dolor
otorga a la persona una nueva visión de su historia. Le brinda el
apoyo para re-significar las experiencias dolorosas, y esto permi-
te que el adolescente encuentre nuevas formas de relación más
humanas. La ética de la alteridad se hace presente albergando las
diferencias, la realidad, el tiempo y el dolor.
La estética nos permite encontrar momentos donde la dua-
lidad encuentra un punto intermedio entre lo real y lo ideal, es

51
decir, se puede vivenciar la posibilidad. En un mismo momento
la idealización se entrelaza con la realidad y se produce la posibili-
dad. Es así como destruye la escisión que caracteriza al sufrimien-
to que vive el adolescente. La estética ayuda a que lo imposible se
vuelva una posibilidad donde pueda encarnarse y resonar toda la
energía contenida en el campo.
La estética que propone Kierkegaard es de posibilidades.En
este sentido, podemos decir que percibimos no solo la experien-
cia emocional del otro, sino la experiencia emocional matizada
con las posibilidades que aporta nuestro propio idealismo, lo po-
sible se co-crea entre lo esencial y lo ideal. En esta posibilidad la
realidad nos sacude, y se refleja en sí misma, modificando tem-
poralmente a todos los participantes de la situación terapéutica.
Lo estético nos ayuda a jugar con el punto cero entre lo real,
lo intelectual, lo ideal, pero sobre todo con lo posible. La posibili-
dad estética parte de la realidad fáctica, que se alcanza a través del
proceso de resonancia que produce el fenómeno de campo. En
esta posibilidad, la realidad se presenta en la frontera-contacto, se
repite y se destruye, pero afecta al campo en favor de la novedad.
Lo estético posee la libertad como una posibilidad infinita en
el proceso terapéutico, se crea una dialéctica entre lo imposible y
lo posible. Lo estético ayuda a alcanzar el salto de lo imposible a
lo posible, abandonar lo que hasta ese momento había sido real,
para adentrarse en el vacío que produce la novedad.
La estética para Baumgarten tiene que ver con los conocimientos
que recibimos a través de la percepción sensible, y que tiene una na-
turaleza clara pero imprecisa. La relación que se establece es sensible,
no es entre un objeto y su generalidad, sino entre la representación
de un objeto y la significación de su particularidad. Ese principio de
la estética nos ayuda a comprender que lo que sucede en el campo es
singular, y desde esa experiencia encontrar significados.
La experiencia estética se concentra en la presencia particular,
propia y sensual. La terapia desde un punto de vista estético es

52
co-creación entre la imaginación, la pasión, poética y el arte. La
terapia con adolescentes se fundamenta en la experiencia estética,
porque se busca la belleza a través del conocimiento sensible.
La perspicacia del terapeuta le permite mantener una actividad
sensible e intelectual, para poder integrar la experiencia estética que
acontece en el campo. El terapeuta necesita una mirada atenta y
abierta a los detalles presentes. Esta mirada es una luz hermosa que
precisa develar la novedosa belleza que permanecía en la oscuridad.
A esta luz Baumgarten la denomina Lux aesthetica.
Su relevancia está vinculada al tipo de claridad de la experien-
cia estética, que permite el establecimiento de los objetos. Esta
claridad estética tiene que ver con las posibilidades. La estética
aporta novedad, riqueza y vitalidad a la experiencia en el campo,
y entre más extensa sea la experiencia sensible, mayor será el gra-
do de claridad que tenga la figura, dado que la resonancia somá-
tica permite una mayor cantidad de experiencias y elementos que
signifiquen la singularidad de la situación.
La Terapia Gestalt se vuelve estética cuando se acerca a la rea-
lidad desde el conocimiento sensible que busca la apreciación de
la belleza. La estética permite al terapeuta ampliar su imagen del
ser humano y sus relaciones. En el trabajo con adolescentes bus-
camos alcanzar el felixaestheticus, es decir, que el adolescente sea
capaz de lograr un equilibrio emocional.
El felixaestheticuses parte de la búsqueda de la Terapia Gestalt,
es decir, un adolescente que acepte la incertidumbre, y viva entre la
tensión de la confluencia, el contacto y la retirada. Esta tensión se
mantiene por la excitación que se produce en la frontera-contacto.
Cuando el terapeuta se encuentra alejado del felixaestheticuspropo-
ne un campo de alienación que anestesia el proceso de resonancia.
La terapia busca que el adolescente pueda superar el estado de anes-
tesia a través de la sensibilización, significación y asimilación.
La terapia es una invitación a una experiencia estética que su-
cede en la relación con el adolescente. El terapeuta se convierte

53
en un artista creador de situaciones que permitan la co-creación
de instantes donde lo ordinario entra en una nueva dimensión
basada en la experiencia sensorial. El terapeuta es un artista que
manifiesta su ser y su ground, en favor de un campo actualizante.
El artista es la antítesis del científico, acepta la incertidumbre
y la sensibilidad como caminos para encontrar las posibilidades
presentes. Aceptar lo efímero de la verdad es parte de la capacidad
del artista. Por el contrario, el científico busca la certeza, la exacti-
tud y la obstinada persecución de una verdad que es inalcanzable.
El terapeuta Gestalt es un artista que comprende a la ciencia pero
toma como guía la sensibilidad y la creatividad artística.
Lo estético es efímero, es la conciencia del instante, la acepta-
ción de la incertidumbre. Algunos adolescentes presentan dificulta-
des para establecer contacto con el vacío, con la incertidumbre o
con lo desconocido. Por ese motivo, el terapeuta apoyará al campo
exponiéndose continuamente para crear un campo donde la incerti-
dumbre sea una de las formas presentes, y donde el dolor no sea solo
de los clientes, sino que pertenezca al encuentro entre las dos partes.
El terapeuta Gestalt se mantiene en el espacio vacío, en la ex-
periencia somática que está presente en el campo, pero no logra
ser expresada. Sus intervenciones buscan favorecer el awarenes-
sante las resistencias que estaban presentes en el campo.
Buscamos generar un campo donde se experimente y promue-
va la creatividad artística y la belleza para lograr la asimilación de
los aspectos que estaban alienados. El terapeuta asume riesgos
que promueven una resistencia a la tendencia inherente al cam-
po. Las autorrevelaciones que realiza el terapeuta a nivel estético
favorecen la creación de nuevas posibilidades al campo. El tera-
peuta sacude al campo con su exposición y asunción de riesgos.
Sin embargo, esta es una co-creación, porque sin los fenómenos
presentes en el campo, el terapeuta no podría hacer estas revela-
ciones. Por lo tanto, la creación de campo se genera a partir de
procesos de interdependencia entre el organismo y su entorno.

54
HERMENÉUTICA EN TERAPIA GESTALT
La hermenéutica es una teoría interpretativa que nos permite
comprender la realidad construida a través de discursos y signi-
ficados emergentes de la situación. No podemos reducir la Her-
menéutica a la interpretación de textos y la comprensión de los
hechos históricos,sino que podemos emplear sus bases en los pro-
cesos relacionales que nos permitan comprender la experiencia
que acontece en el campo.
Toda experiencia humana es susceptible de interpretación.
En el caso de la Terapia Gestalt buscamos comprender las inten-
ciones, motivaciones y comportamientos que se presentan en la
situación terapéutica. En TG hemos trabajado con los aspectos
obvios, ahora corresponde profundizar en lo que parece obvio. El
terapeuta se enfocará en comprender los fenómenos de campo,
de acuerdo a las condiciones socioculturales.
En el proceso hermenéutico debemos recordar que no existe
una interpretación objetiva, sino que toda interpretación apela a
un proceso intersubjetivo. El proceso de horizontalidad nos per-
mite develar presupuestos que se encontraban ocultos a nuestra
conciencia personal. En terapia Gestalt necesitamos incluir la di-
mensión histórica-relacional para interpretar las experiencias pre-
sentes en el campo. Elterapeuta es un traductor que forma parte
del texto (situación), pretende comprender y lo hace tomando en
cuenta el ground de la relación.
La sesión terapéutica es un contexto hermenéutico donde la re-
lación terapeuta/cliente es un texto, en el que cada uno aporta sig-
nificados a partir del proceso histórico que está emergiendo de la
situación terapéutica. Para lograr la comprensión es necesario un
proceso de reducción fenomenológica que permita el surgimiento de
convenciones construidas a nivel relacional, con base en lo común.
La propuesta hermenéutica en Terapia Gestalt se fundamenta
en el hecho que el contenido está más allá de su propia lógica,

55
llevando implícitos sentidos experienciales situados en el campo
fenoménico. El proceso relacional que acontece en el campo nos
permite crear textos mediante un proceso dinámico de creación/
interpretación de textos. Las preguntas no son creación exclusiva
del terapeuta, sino manifestaciones de un campo vibrante que
direcciona las respuestas que dan significado a la relación.
En TG el terapeuta explora el mundo subjetivo del otro,
creando un diálogo hermenéutico con la exposición de síntomas
expuestos (texto). De acuerdo con la reflexión intersubjetiva, se
construye un nuevo texto basado en la situación presente. El tra-
bajo terapéutico se enfoca en interpretar, traducir, comprender y
resignificar las experiencias.
El proceso de comprensión requiere incluir una dimensión re-
flexiva acerca de la repetición de los síntomas y patrones, como
base del texto a interpretar. Además incorpora un proceso de re-
flexión temporal, que nos permite discernir entre juicios legíti-
mos e ilegítimos para el texto emergente. El terapeuta Gestalt
toma en cuenta elementos como ritmo, movimiento, proximidad
y temporalidad. La experiencia es efímera, por lo tanto, debemos
comprender la temporalidad como una posibilidad de consentir
el proceso de comprensión/creación de un texto.
Las experiencias disfuncionales presentes en los seres humanos
son textos que necesitan ser interpretados. En Terapia Gestalt,
buscamos comprender la vivencia disfuncional como un ajuste
creativo, para responder a las demandas del entorno. La inter-
pretación del terapeuta es una búsqueda constante de sentido
a la intencionalidad de la otredad. En la relación terapéutica se
despliega una amplia gama de significados, por eso el terapeuta
necesita captar de manera estética la totalidad de elementos que
nos permita sintetizar el texto en la situación presente.
La comprensión hermenéutica busca integrar la totalidad del
discurso a partir de los procesos relacionales que surgen del cam-
po. El significado de las vivencias no está oculto, sino que se ma-

56
nifiesta en la forma de relacionarse, y el conjunto de interacciones
que se presentan en la frontera de contacto. El sentido de las vi-
vencias no se encuentra enclaustrado en el pasado, sino que tiene
vida, y recupera sentido en el contexto relacional.
En el proceso terapéutico no buscamos llegar a interpretacio-
nes o análisis definitivos, sino comprender el sentido de los pa-
trones relacionales que surgen del contexto próximo. El terapeuta
Gestalt busca interpretar el proceso dinámico, teniendo una mi-
rada comprensiva que permita la confirmación de las necesidades
del otro. La hermenéutica en la TG nos permite la articulación
entre el acontecimiento y el sentido, a través de un proceso inter-
subjetivo que sucede en el procesamiento dialógico.
El cliente llega a la sesión terapéutica con un texto, la labor
del terapeuta inicia con la comprensión del acontecimiento que
emerge. Es necesario que el terapeuta sea consciente de las carac-
terísticas del fenómeno de campo, como singularidad, contem-
poraneidad y evanescencia. La TG contemporánea es relacional
porque fundamenta su proceder en un contexto específico, espa-
cio situacional y en un tiempo determinado.
La Terapia Gestalt contemporánea tiene un énfasis importante
en el proceso dialógico. Cabe señalar que el diálogo también tiene
una función hermenéutica de interpretación.El terapeuta Gestalt
toma en cuenta la transitoriedad de los significados. Aunque la
vivencia del cliente es privada, buscamos que sea compartida para
otorgarle un nuevo sentido a la experiencia.
El adolescente llega con un discurso que contiene la represen-
tación del mundo que hasta ese momento conoce. Por su parte,
el terapeuta gestalt interpreta la vivencia del otro, a partir del
proceso de alteridad que acontece en la frontera de contacto. La
experiencia estética sirve como guía para la comprensión de la
intencionalidad que se encuentra encubierta.
El proceso dialógico en terapia cumple una función contextua-
lizadora que permite establecer nuevos significados. El terapeuta

57
tiene la finalidad de comprender la experiencia del adolescente,
para esto, el diálogo tiene la función de crear un ground, sobre el
cual se pueden construir nuevas posibilidades para el texto que
nos presentó el cliente en un inicio.
El síntoma que presenta el adolescente se caracteriza por la re-
petición descontextualizada, convirtiéndose en un texto. El tera-
peuta buscará interpretar de manera intersubjetiva el significado
relacional que tiene el síntoma presente en relación; por ejemplo,
el consumo de drogas, las autolesiones y los TCA son mensajes
que el adolescente envía al mundo.El terapeuta buscará compren-
der la petición que existe en el síntoma presente.

TEORÍA DEL SELF


La terapia Gestalt tiene sus orígenes en el libro “Excitación y cre-
cimiento de la personalidad” escrito por Perls, Hefferline y Good-
man, que se desarrolla tomando a la teoría del self como uno de
los aspectos fundamentales del modelo. El desarrollo teórico de
la terapia Gestalt se cimenta en la teoría del campo. A partir de
esta visión de campo, la TG explora nuevas posibilidades de com-
prender la experiencia humana desde una visión relacional.
La TG cuestiona la postura intrapsíquica propuesta por el psi-
coanálisis, para brindarnos una perspectiva relacional. El self es una
construcción de tipo sociocultural que emerge como una función
del campo, manteniendo una interdependencia en el proceso orga-
nismo/entorno. La función del self es formar figuras y fondos, con
la finalidad de establecer un contacto pleno que permita la adap-
tación creativa a las diversas situaciones que emergen en el campo.
La teoría del campo nos habla de la urdimbre de relaciones
intersubjetivas que existe en toda experiencia. Es decir, en esta
postura no podemos hablar de seres completamente individuales,
tampoco existen experiencia aisladas. En TG el campo es el todo

58
que define temporalmente al organismo, a través de su interac-
ción con el entorno. Cuando hablamos de nosotros mismos, nos
referimos a la función Personalidad del self. La propuesta freu-
diana del Yo no tiene cabida en la teoría del campo. El self es una
co-creación en el proceso organismo/entorno, y podemos decir
que esun proceso que acontece en la frontera-contacto.
Las personas no somos definidas por nuestros procesos psíqui-
cos, sino por la forma en que nos experimentamos y configura-
mos en nuestra relación interdependiente con el entorno. Es de-
cir, existe un proceso de definición basado en la interdependencia
entre la interacción organismo/entorno, porque el medio necesita
de nuestra presencia para configurarse, y nosotros necesitamos
del entorno para ser definidos, esta es una experiencia efímera
que nos brinda una configuración temporal.

El self tiene diversas cualidades, entre las que destacan las si-
guientes:
–– Conjuga elementos atemporales, brindando un horizonte
próximo a la experiencia presente.
–– Nos brinda un soporte para establecer un contacto espon-
táneo con el entorno.
–– Nos permite definirnos a través de nuestras relaciones
contextuales.
–– Nos dota de una alta capacidad creativa de adaptación a
las situaciones emergentes.
–– Permite la identificación y alienación de aspectos novedo-
sos en el campo.
–– Ayuda a co-crear figuras y fondos en la experiencia de
campo.
–– Concede la visión de múltiples potencialidades a través de
la relación con la otredad.

59
Un concepto relevante es “la voz media” propuesta por Paul
Goodman, que se refiere al proceso de quiasma que sucede en el
self para lograr una definición temporal, a través de la interde-
pendencia organismo/entorno. El proceso creativo del campo se
despliega a través del self, mantiene una interrelación que integra,
unifica y define. El self se caracteriza por un movimiento perpe-
tuo que dota de sentido a las experiencias emergentes del campo.
El self es un concepto complejo para nuestras mentes cartesia-
nas, sin embargo es necesario hacer un esfuerzo para re-significar
las experiencias como procesos relacionales. La alteridad es un as-
pecto central para comprender que el self es una función del campo
y un proceso interdependiente. Desde la postura positivista, hemos
sido educados para identificar estructuras y adaptarnos a ellas. Sin
embargo, el self no puede ser concebido como una estructura, sino
como un proceso dinámico atemporal que nos permite realizar
ajustes creativos para la formación de figuras que modifiquen al
entorno y movilicen al organismo hacia la satisfacción.
En el despliegue del self, podemos diferenciar dos procesos
básicos de interacción creativa en el campo. El primero lo deno-
minamos ajuste conservador, sirve para restablecer el equilibrio
en la interacción organismo/entorno. Este proceso sucede cuan-
do el organismo busca completar la experiencia al relacionarse
con aspectos del entorno que le permitan adaptarse a las nece-
sidades fisiológicas emergentes. Por su parte, el ajuste creativo
surge cuando el organismo se encuentra con situaciones no-
vedosas donde los ajustes conversadores no pueden responder
ante las demandas del entorno, y se produce una experiencia de
co-creación de nuevas formas de contacto organismo/entorno.
Estos procesos permiten el restablecimiento del equilibrio.
La teoría del campo nos concede la posibilidad de integrar la au-
torregulación organísmica y la regulación relacional. Establecemos
estas dos categorías con fines teóricos; no obstante, cabe mencionar
que ambos procesos forman parte de una experiencia unificada que

60
acontece en el campo. La TG se enfoca en las relaciones que suceden
en la frontera-contacto. La “voz media” es una cualidad del self, en la
que se basa el proceso de contacto/retirada en la frontera-contacto.
En Terapia Gestalt nos enfocamos en comprender la experiencia
en la situación presente. La polaridad básica de la TG es contacto/
retirada, a través de este proceso se despliega el self y sus funciones.
El proceso de contacto/retirada es una sucesión progresiva de for-
mación de figuras y fondos. El self es por tanto una función emer-
gente del campo fenoménico. La actualización del campo depende
del grado de conciencia que haya sobre la novedad, así como de la
excitación que surja en la frontera-contacto. El despliegue del self se
produce como una experiencia unificada, pero por fines teóricos y
didácticos es necesario señalar la siguiente secuencia:

FUNCIONES DEL SELF


El self responde a las condiciones propias del campo para movi-
lizarse de manera libre, recordemos que el self es la actividad que
sucede en la frontera-contacto. Su despliegue depende del con-
texto y etapa del proceso de ajuste creativo en el que se encuentre.
Entre mejores condiciones de apoyo encuentre el self en el cam-
po, más libre será su despliegue, manifestando todo el potencial
disponible, reaccionando de manera espontánea, en voz media y
comprometido con la situación.
La Terapia Gestalt desarrolló una teoría compleja sobre el fun-
cionamiento del self, que se enfoca en entenderlo como un pro-
ceso interactivo en la frontera-contacto, una función de relación
y un evento de contacto. La TG se enfoca en comprender al self
como función del campo organismo/entorno.En el caso del tra-
bajo con adolescentes, las teorías buscan estructuras o diagnósti-
cos estáticos, olvidando que la vida es un proceso.

61
Paso a paso nos vamos co-creando, formamos estructuras tem-
porales, de acuerdo a las condiciones contextuales, en el caso del
trabajo con adolescentes es obvio que estamos frente a un self en
construcción, sobre todo en cuanto a la función Personalidad.
Acompañar fenomenológicamente el proceso de despliegue del
self es una de las tareas más importantes en Terapia Gestalt. El apo-
yo adecuado del entorno permite al organismo tener un funciona-
miento espontáneo, esta dinámica intersubjetiva crea una alteridad
que brinda identidad temporal a los elementos del campo. El fun-
cionamiento espontáneo requiere de condiciones específicas para
lograr una regulación que permita recuperar funciones de contac-
to, descubrir nuevas posibilidades, y crear nuevos ajustes creativos.
El self es una manifestación del campo que se encuentra in-
tegrada por tres funciones que le permiten desarrollarse desde
una visión holística de la experiencia. El trabajo con adolescentes
es ayudar a flexibilizar las estructuras que se encuentran rígidas,
antes de que se conformen como patrones que comprometan el
funcionamiento organísmico. El trabajo terapéutico con adoles-
centes está enfocado en la frontera-contacto, es decir, a nivel del
self. Con fines teóricos, en Terapia Gestalt se identifican tres fun-
ciones del self (Ello, Yo y Personalidad).
Las funciones del self son la manera en que se desarrolla el
intercambio organismo/entorno. Estas funciones brindan el po-
tencial a los adolescentes de interactuar con el mundo, en sus
distintas dimensiones. Se despliega a nivel somático, sensorial,
motor, volitivo e identidad temporal.
El self tiene un funcionamiento integral, es decir, todas las fun-
ciones participan en la actividad que sucede en la frontera-con-
tacto. Sin embargo, su protagonismo se alterna de acuerdo a las
condiciones y necesidades de la experiencia de campo. El funcio-
namiento del self se fundamenta en la alternancia en la dinámica
figura-fondo, y en el proceso de contacto en el que se encuentre.

62
Función Ello del self
“Ello es el segundo plano dado, que se disuelve en posibili-
dades, incluyendo las excitaciones orgánicas, las situaciones
inacabadas del pasado que se vuelven conscientes, el entorno
vagamente percibido y los incipientes sentimientos que conec-
tan al organismo en el entorno” (PHG p. 195).
La primera identificada es la función Ello, que consiste en la ca-
pacidad del organismo para salir del estado de confluencia en el
que se encuentra, para agredir al entorno y establecer contacto.
En el inicio del despliegue del self predomina la función Ello,
ante situaciones donde se requiere mayor excitación para formar
una figura clara. La función ello permite la formación de figuras
de contacto que emergen del fondo para responder a las necesi-
dades insatisfechas que producen tensión en la frontera contacto.
La función Ello consiste en la capacidad del organismo de es-
tablecer contacto con el entorno. La experiencia es de tipo pre-re-
flexiva, debido a que surge como una respuesta más instintiva de
tipo sensorio-motor y fisiológico. La función Ello es el fondo del
cual emergen las necesidades, de acuerdo al nivel de excitación
será la claridad con la que se forma la figura. Cabe mencionar que
no es exclusiva del organismo, sino que se trata de una función de
campo que surge de la interacción organismo/entorno.

Función Yo del self


“El Yo es la identificación con y la alienación progresiva de las
posibilidades, la limitación o el acrecentamiento del contacto
en curso, incluyendo el comportamiento motor, la agresión, la
orientación y la manipulación” (pp. 195, 196).
La segunda función del self es el Yo, que implica los procesos voli-
tivos para la identificación y alienación de las figuras emergentes

63
en la experiencia de campo. Una gran parte del trabajo terapéu-
tico con adolescentes es ayudar a equilibrar el funcionamiento
del Ello del self, para posteriormente apoyar un adecuado fun-
cionamiento de agresión y regulación en su interacción. La fun-
ción Ello permite la excitación del organismo, lo moviliza hacia el
contacto con el entorno; por su parte la función Yo se encarga de
elegir de acuerdo a las condiciones presentes en la situación y los
antecedentes que posee la función Personalidad del self.
La función Yo del self requiere de la excitación necesaria para
encarar las vicisitudes que enfrenta el organismo para establecer un
contacto novedoso con el entorno. El organismo necesita el apoyo
del entorno para ampliar sus posibilidades para elegir. La función Yo
del self tiene una constante tensión entre lo conocido y la novedad.
El Ello de la situación permite a la función Yo del self direccionar la
energía en una elección consciente, que implica un proceso de agre-
sión al entorno para seleccionar y tomar las posibilidades del campo.
Cuando la figura es clara, la función Yo del self se compro-
mete en movilizar todos sus recursos para controlar los recursos
del entorno, logrando la satisfacción de la necesidad apremiante.
La función Yo del self es una función de campo que permite op-
timizar los recursos disponibles para alcanzar la satisfacción de
necesidades. En un inicio las figuras surgen como una experiencia
somática intersubjetiva que activa a la función Yo del self.
Ayuda a integrar las funciones Ello y Personalidad. También
ayuda a establecer una relación entre la autosuficiencia y la inter-
dependencia con el entorno. El proceso de elección depende de
la confianza en el entorno y la excitación que mantiene el orga-
nismo en la situación presente.

Función Personalidad del self


“La Personalidad es la figura creada en la que el self se con-
vierte y asimila al organismo, uniéndola con los resultados del
crecimiento anterior” (p. 196).

64
La tercera función es la Personalidad, encargada de brindar una
concepción temporal que se toma como base para interactuar con
el entorno.La función Personalidad es un mapa relacional que ayu-
da al organismo a movilizarse de acuerdo a los recursos propios y la
comprensión que se tiene de su interacción con el entorno.
La función Personalidad ayuda al organismo a mantener una
identidad temporal que permita interactuar con el entorno, sobre
todo a su dimensión social.La función Personalidad se compone
de actitudes que van interiorizando en las relaciones interperso-
nales. De acuerdo con la calidad de contacto que establece el or-
ganismo con el entorno, será la actualización que desarrolle la
función personalidad.
Cuando la función Yo del self se encuentra disminuida, afecta-
rá de manera significativa la actualización de la función Personali-
dad. El contacto creativo ayuda a actualizar la función Personali-
dad y construir nuevas posibilidades a nivel personal y relacional.
La función Personalidad privilegia patrones relacionales que
se asumen como validados de acuerdo a las condiciones que son
conocidas por el organismo. La función Personalidad establece
un patrón de comportamiento que le ayuda a la función Yo a
controlar el entorno social. La personalidad permite una relación
funcional con la otredad, de acuerdo a las condiciones que son
conocidas para el organismo hasta ese momento.
Sirve como guía a la función Yo para hacer contacto con el
entorno de acuerdo a las condiciones que se han interiorizado de
experiencias pasadas. Por lo tanto, la función Personalidad actúa
como un mapa referencial a las actitudes que desarrolla el orga-
nismo en su proceso de agresión al entorno. Es narrativa de la
identidad temporal del organismo, de acuerdo a las experiencias
de contacto que ha mantenido con el entorno.
Al establecer un contacto pleno, el organismo asimila las expe-
riencias novedosas para posteriormente integrarlas como nuevas
actitudes relacionales que actualizarán la función Personalidad del

65
self. En el proceso de post-contacto, es donde la función Persona-
lidad se privilegia para lograr la interiorización de nuevos recursos
relacionales que permitan el crecimiento de la personalidad.

LA EXPERIENCIA DEL CAMPO


ORGANISMO-MEDIO AMBIENTE
“Precontacto: el cuerpo es el fondo; el apetito o el estímulo ambien-
tal es la figura. Es lo que es consciente (aware) como ‘dado’ o el Ello
de la situación, lo que va a disolverse en posibilidades” (p. 227).
Precontacto: Es una experiencia pre-reflexiva que tiene como
base la experiencia somática; son experiencias del cuerpo vivi-
do que van reaccionando conforme la situación ambiental. La
experiencia sensual se va incrementando gradualmente por el
“ello” de la situación, hasta el punto que la vivencia pre-reflexiva
se hace consciente, superando el estado de confluencia con las
experiencias anacrónicas.
En esta etapa se inicia con la experiencia fisiológica para pos-
teriormente darle un sentido psicológico y relacional. Podemos
identificar los siguientes procesos:
1. Sensaciones, deseos y apetitos periódicos.
2. Dolor espontáneo que surge en la interacción con el en-
torno.
3. Excitación que se desarrolla a partir de las reacciones que
produce la interacción con el entorno.
4. Reajuste a nivel fisiológico, como respuesta a las condicio-
nes de la situación.

66
Toma de contacto:
“Toma de contacto: al aceptar lo dado y al encontrar allí su
fuerza, el self continúa acercándose, considerando, manipu-
lando, etc., una serie de posibilidades objetivas: es activo y de-
liberado tanto con respecto al cuerpo como al entorno; estas son
las funciones-yo” (p. 259).
La toma de contacto es el proceso donde el organismo direcciona
la excitación logrando el pre-contacto, estableciendo contacto para
diferenciarse de la experiencia de confluencia, y al mismo tiempo se
incluye en la experiencia novedosa que emerge del campo. Durante
esta fase se crean posibilidades a partir de la situación presente, se
clarifica la intencionalidad hacia la figura emergente.
La toma de contacto surge de una experiencia emocional que
permite la activación de la función Yo del self, para movilizarse
hacia la figura. En esta fase se presenta un proceso de elección
de las posibilidades. Se incrementa la excitación para agredir al
entorno y superar los obstáculos de manera creativa. En el pro-
ceso de contacto la emoción cumple una función de procurar el
awareness en el campo.
“En el trabajo de la toma de contacto, podemos definir la
función del Yo: identificar y alienar, determinar las fronteras o
el contexto. ‘Aceptar un impulso como propio’ significa, en la
secuencia, considerar que forma parte del fondo en el que se va
a desarrollar la figura siguiente. Esta identificación es a menudo
deliberada; el yo va a funcionar bien, en sus orientaciones y ma-
nipulaciones si se identifica con los fondos que, de hecho, van a
desarrollar buenas figuras, a condición de que estos fondos ten-
gan energía y verosimilitud” (PHG p. 237).
El despliegue del self depende de las posibilidades presentes en
la situación, es decir, el organismo necesita el soporte del entorno
para desarrollar el impulso para definir la figura. Este proceso
es interdependiente, porque se necesita un ground (suelo) para

67
ejercer la capacidad de impulsarnos y diferenciarnos. Esta diná-
mica es básica para el incremento de la excitación que permite la
orientación voluntaria en el entorno.

Contacto final o contacto pleno:


“Al final, durante el contacto íntimo y final, el carácter delibera-
do y el sentimiento del ‘Yo’ desaparecen espontáneamente dentro
de lo que se están ocupando, y entonces las fronteras ya no tienen
importancia, ya que no se contacta con la frontera, sino con lo
tocado, lo conocido, lo disfrutado y lo hecho” (p. 282).
El contacto final es la meta del proceso de toma de contacto,
en esta secuencia se ha identificado la necesidad y se moviliza
para agredir al entorno, superando los obstáculos presentes. Una
vez formada una figura clara, el self se involucra completamente,
abandonándose al proceso de quiasma, estableciendo una fusión
complementaria. En el contacto final las fronteras se tornan per-
meables para propiciar la unificación temporal.
Para que este proceso suceda, es necesaria la voz media del Self.
Es decir, se requiere un punto medio entre la renuncia del control
y excitación. Logrando un balance entre ambas, se puede soltar
para fusionarse con la otredad, y mantener actividad para crecer.
El contacto final es la integración de la experiencia activo/pasivo.

Postcontacto
“El resultado del contacto (excepto en la aniquilación) es el
crecimiento conseguido. Este proceso es no consciente, y sus de-
talles pertenecen a la fisiología en tanto en cuanto puedan ser
totalmente comprendidos (p. 249).
En esta fase se regresa a la experiencia somática, la figura predo-
minante va desvaneciéndose. Con base en eso, la asimilación de

68
la experiencia se produce a nivel sensorial. La excitación dismi-
nuye para que la figura vaya al fondo. En esta fase el self disminu-
ye, dando paso al proceso de asimilación no consciente, para el
crecimiento. De acuerdo a la novedad que se está asimilando, el
proceso de crecimiento puede tener diversas connotaciones.
El proceso de asimilación es producto del ajuste creativo reali-
zado por el self en la interacción organismo/entorno. Como se ha
mencionado anteriormente, la asimilación es un proceso no cons-
ciente donde el self va prescribiendo paulatinamente. El crecimien-
to del organismo se caracteriza por la asimilación e integración de
nuevos elementos, que actualizan la frontera-contacto. Las noveda-
des integradas participan en el proceso de regulación del proceso
organismo/entorno. Esto produce que lo novedoso se integre al re-
pertorio relacional, y que se amplíen las posibilidades existenciales.

INTERRUPCIONES DEL CONTACTO


O FLEXIONES
Las interrupciones del contacto son una elección que tiene el
organismo ante una situación donde experimenta falta de apo-
yo para progresar de interacción y contacto con el entorno. Las
flexiones son alteraciones de la función Yo, porque afectan su
capacidad para establecer un contacto de calidad. Las flexiones
tienen un componente saludable, porque ayudan al organismo a
retirarse del contacto cuando las condiciones del entorno no son
favorables. No obstante, cuando se instauran como patrones es-
tereotipados, independientemente de las condiciones del campo,
participan de la co-creación de experiencias disfuncionales.
Cuando las flexiones se establecen como patrones crónicos, re-
presentan una pérdida de la función Yo del self. Las interrupciones
del contacto se representan en los distintos momentos de la curva

69
de contacto. Las figuras que surgen cuando existen flexiones son
difusas, incompletas, débiles, fijas e inflexibles. Las flexiones se
pueden presentar en diversos momentos del proceso de contacto,
estas respuestas inhibitorias del contacto son las siguientes:

Confluencia:
Esta flexión surge en la primera fase del contacto, el organismo
no logra diferenciarse del entorno en la situación presente. La
confluencia surge como un proceso inhibitorio que se caracteriza
por la experiencia de indiferenciación que impide la formación
de una figura clara. El organismo experimenta temor por la au-
tonomía, provocando una desensibilización en su relación con el
entorno. La inhibición de la excitación es producto de la impo-
sibilidad del organismo para identificar la excitación particular y
direccionarla de acuerdo a la necesidad emergente en el campo.
1. Estado en el que se mantiene el organismo, antes del pre-
contacto.
2. Existe un proceso de indiferenciación entre el organismo
y el entorno.
3. Falta de contacto, desensibilización y disminución de la
capacidad de awareness.
4. Entorno hostil y desensibilizado.
5. Mantiene un estado de seguridad, evitando el compromi-
so con el entorno y la experiencia de aislamiento.
La confluencia es una experiencia común entre los adolescen-
tes, debido a que mantienen una dependencia económica y legal
con su familia, además viven en un entorno hostil que les difi-
culta asumir riesgos a nivel personal. La confluencia es un factor
importante para que el adolescente pueda establecer un arraigo
con su entorno, no obstante cuando carece de alternativas la con-
fluencia llega a ser disfuncional.

70
Introyección:
En esta fase el organismo va co-creando con el entorno una figura
que prevalece del fondo, sin embargo, los aprendizajes anteriores
que se han introyectado inhiben la excitación del organismo para
movilizarse hacia experiencias novedosas. El organismo siente la
necesidad, pero también percibe una falta de apoyo por parte del
entorno, la experiencia de angustia que se genera provoca que
el organismo recurra a experiencias aprendidas que le ayudan a
lograr un control momentáneo de la experiencia inhibiendo la
excitación ligada a la necesidad emergente.
En la introyección el organismo no ha agredido a los elemen-
tos introyectados, sino que los ha recibido del entorno, sin cues-
tionarlos. Se asumen experiencias ajenas como si fueran propias,
produciendo una experiencia de desconcierto a nivel experien-
cial. El introyecto obstaculiza la espontaneidad, provocando que
las creencias ajenas prevalezcan en nuestra vivencia.
En la introyección el organismo pone en una balanza la exci-
tación y las generalizaciones prematuras que ha introyectado por
parte del entorno, a lo largo de su vida. La introyección limita
el despliegue del self, por temor a profundizar en la novedad. La
introyección es conocida para el organismo, no obstante, a nivel
estético se vive como un elemento extraño a la situación presente.
Por eso es que la introyección produce una experiencia de frustra-
ción o sofoco a nivel experiencial.
1. Se produce en la transición del precontacto a la toma de
contacto.
2. El deseo del entorno polariza la experiencia, sustituyendo
a la necesidad emergente de la situación.
3. Descalificación de la propia experiencia, para validar una
normatividad introyectada del entorno.

71
4. Se evita el conflicto con el entorno, cediendo a las deman-
das preestablecidas. Resignación a la experiencia.
5. Se sacrifica las propias necesidades, provocando una expe-
riencia de vacío e insatisfacción.
Durante la adolescencia la introyección es fundamental para el
proceso de aprendizaje. Sin embargo, también dificulta el proceso
de desarraigo para asumir las propias experiencias que acontecen
en la vida. Los adolescentes que son señalados como conflictivos
son aquellos que se desarraigan de los introyectos, por ese motivo
es importante valorar las actitudes a nivel estético para encauzar
la excitación hacia ajustes creativos saludables.

Proyección
Una vez que la figura se ha formado y la excitación ha sido identi-
ficada, surge la inhibición a través de la proyección.El organismo
presenta una dificultad para contener su energía, la falta de apoyo
por parte del entorno provoca que el organismo proyecte sobre el
entorno la experiencia que no es capaz de sostener. Las personas
pueden sentirse seguras de la experiencia, a nivel estético se vive un
vacío, debido a la ausencia del organismo en la frontera-contacto.
1. Se presenta en la toma de contacto.
2. Se busca evitar la experiencia de vacío y el compromiso
con la excitación.
3. El organismo no es capaz de regular su excitación y se la
atribuye al entorno.
4. Se evita el compromiso con la propia experiencia. Falta de
apoyo del entorno.
5. Evita que el organismo asuma riesgos para agredir al entorno.
El adolescente suele recurrir a la proyección como una forma
de responder a las condiciones del entorno. Por ejemplo constante-

72
mente estará culpando a los maestros o a sus padres por su conduc-
ta, en ese caso es importante que el terapeuta ayude al adolescente
a darse cuenta de la interdependencia para que pueda asumir la
responsabilidad que tiene en cada una de las situaciones de la vida.

Retroflexión
Una vez que el organismo tiene clara la figura, la necesidad ha sido
clarificada y se cuenta con la excitación suficiente para movilizar
al organismo hacia el contacto pleno con el entorno. Cuando el
organismo experimenta falta de apoyo por parte del entorno, se
retrae la excitación y se dirige hacia sí mismo. Durante esta fle-
xión el organismo no experimenta la confianza suficiente para
salir y agredir al entorno tomando lo necesario para lograr sa-
tisfacer su necesidad. Por lo tanto, recurre a la inhibición y re-
dirección de la excitación hacia sí mismo.
1. Se presenta en la toma de contacto.
2. La excitación que impulsa la agresión al entorno se rediri-
ge hacia el propio organismo.
3. Se evita el compromiso y el riesgo de enfrentarse con el
entorno.
4. Se presenta como una medida precautoria ante la percep-
ción amenazante del entorno.
5. Se produce una experiencia de autoagresión que compro-
mete el bienestar del organismo.
La retroflexión es una las flexiones más comunes que encontra-
remos en adolescentes que tienen entornos familiares restrictivos o
poco favorecedores. Actualmente muchas de las experiencias disfun-
cionales en adolescentes se fundamentan en procesos de retroflexión
que se han instaurado como patrones anacrónicos para responder a
las demandas del entorno. Por ejemplo, muchos adolescentes deci-

73
den provocarse autolesiones para evitar ofender o golpear a sus pa-
dres debido a la frustración que les provoca la situación familiar.

Egotismo
Conforme progresa el proceso de contacto final, el organismo se
retira antes de llegar a la satisfacción, por lo tanto, no logra nu-
trirse de la experiencia de contacto. El proceso de asimilación del
self se encuentra inhibido. En la flexión de egotismo el organis-
mo tiene la capacidad de captar la totalidad, pero no logra soltar
el control para alcanzar un contacto final con el entorno.
1. 1) Surge en el contacto pleno.
2. 2) El organismo se desconecta del entorno.
3. 3) Existe una retención de la experiencia, evitando la co-
nexión con el entorno.
4. 4) Se frena el impulso espontáneo de contacto pleno. En-
torno poco inclusivo.
5. 5) Se mantiene el control de la experiencia, para evitar el
riesgo de abandonarse a ella.
Los adolescentes tienden al egotismo sobre todo cuando el en-
torno es poco inclusivo, esto sucede tanto a nivel familiar como
en la interacción con sus padres. Los adolescentes necesitan un
entorno favorable para abandonarse a la experiencia presente.
Ante la imposibilidad de lograr el contacto pleno, muchos ado-
lescentes recurren al consumo de drogas como una forma de de-
jarse llevar por la experiencia.

74
DIAGNÓSTICO EN TERAPIA GESTALT
CON ADOLESCENTES
En Terapia Gestalt utilizamos el método fenomenológico y con-
textual para comprender la experiencia que sucede en la fronte-
ra-contacto. Por lo tanto, es necesario tomar en cuenta que no po-
demos reducir el diagnóstico a una categorización. Necesitamos
considerar que diagnosticamos un proceso, y a la vez, realizamos
intervenciones. El diagnóstico y la intervención son dos aspectos
que se encuentran concatenados en una urdimbre relacional.
Centrarnos en el proceso implica que evaluemos continuamente
los aspectos que se encuentran cambiantes en la situación presente.
En terapia Gestalt trabajamos con varias dimensiones del diagnósti-
co, con la finalidad de lograr una profunda comprensión de la expe-
riencia que acontece en la frontera-contacto con el adolescente.
El adolescente llega al consultorio con muchas etiquetas a
cuestas, por eso el diagnóstico que procuramos realizar consiste
en dar nombre a las experiencias que surgen en la situación tera-
péutica,realizando continuas hipótesis que nos permitan mante-
ner una línea de trabajo e ir efectuando intervenciones que brin-
den soporte al adolescente.
En un inicio, el terapeuta necesita profundizar en las temáticas
que son relevantes para el adolescente. Se busca promover la crea-
ción de vínculo terapéutico que permita a ambos comprender
las flexiones presentes, así como las experiencias de sufrimiento.
El diagnóstico que se procura en el trabajo con adolescentes es
fenomenológico, estético y relacional.
El diagnóstico es una co-creación entre el terapeuta y el ado-
lescente, este diagnóstico se modificará continuamente de acuer-
do a las condiciones del campo. El diagnóstico permite al tera-
peuta mantener una guía de cómo comprender la experiencia de
sufrimiento que se presenta en la frontera-contacto. El terapeuta

75
necesita superar el contenido para profundizar en el proceso que
sucede en la situación terapéutica.
Los terapeutas buscan enfocar su labor diagnóstica en el sufri-
miento en la frontera-contacto y en los patrones estereotipados.
En Terapia Gestalt con adolescentes buscamos que estos ajustes
anacrónicos no se cristalicen como aspectos caracterológicos,
para esto, trabajamos apoyando la intencionalidad de contacto
que presente el adolescente en la relación terapéutica.
El diagnóstico se centra en atender a los procesos interaccio-
nales que surgen del campo. El terapeuta requiere una gran ha-
bilidad para identificar los procesos que suceden en la fronte-
ra-contacto.Además necesita sensibilidad y pericia para establecer
un diagnóstico estético procesal, donde pueda conjugar tanto la
teoría propia del modelo Gestalt como las experiencias estéticas
que se presentan en el campo fenoménico.
El diagnóstico en Terapia Gestalt con adolescentes es de tipo es-
tético, ya que consiste en apreciar los procesos en la formación de
figuras que emergen del fondo, y las funciones del self en relación al
campo. El terapeuta forma parte del campo, por ese motivo, no solo
buscará identificar los procesos que experimenta el adolescente: tam-
bién estará al pendiente de su propia experiencia para identificar las
necesidades y recursos presentes en el campo. Dentro del proceso de
diagnóstico no buscaremos criterios categóricos.Por el contrario, el
diagnóstico se centra en las cualidades en la formación de una figura.
En Terapia Gestalt se promueve un diagnóstico horizontal que
permita que el terapeuta y el cliente mantengan un diálogo, para
comprender lo que está sucediendo en la situación. El terapeuta
brinda la confianza para que juntos puedan definir la experiencia
del adolescente. Se busca consolidar una relación dialógica que
permita validar al adolescente, y construir un significado común
de la experiencia intersubjetiva.
El diagnóstico es la base sobre la cual el terapeuta guía sus
intervenciones, aunque el terapeuta tiene un grado de responsa-

76
bilidad distinta, busca equilibrar la relación a través de mantener
una presencia genuina en la frontera-contacto. En el trabajo con
adolescentes, es necesario que el terapeuta sea capaz de mantener
la paciencia, para arriesgarse a explorar caminos dolorosos que
comprometan la estabilidad de la relación.
En Terapia Gestalt nos enfocamos en la experiencia que
acontece en la frontera-contacto entre el organismo y el entor-
no. Nos enfocamos en apreciar las interacciones en el campo
fenoménico. La situación terapéutica tiene como guía la expe-
riencia de campo, que se co-crea a partir de la interacción del
organismo y su entorno, así como la intención de contacto que
emerge en el aquí y ahora.
El campo es un espacio físico, sensorial, afectivo y social; to-
dos estos aspectos confluyen en la definición temporal del campo
fenoménico. Es tarea del terapeuta que trabaja con adolescentes
mantener una actitud fenomenológica que le ayude a percatarse de
la experiencia de campo. El terapeuta requiere observar los procesos
de agresión al entorno, destrucción de la experiencia, asimilación y
crecimiento del organismo en la situación terapéutica.
El diagnóstico basado en la teoría del campo puede dificultar
explorar ciertos aspectos de la relación. El terapeuta tiene puntos
ciegos en el proceso de diagnóstico e intervención. Por ese mo-
tivo, los terapeutas necesitan dar un paso hacia atrás, para com-
prender desde fuera lo que está sucediendo en la relación terapéu-
tica. Es importante que el terapeuta haga pausas para comprender
lo que están co-creando en la situación terapéutica.
Para realizar un trabajo de campo, el terapeuta necesita tomar
espacio para separarse de la experiencia. Este paso hacia atrás tiene
dos funciones principales: la primera es comprender hacia dónde
se dirige el campo co-creado y la segunda es lograr una separación
que posibilite el contacto. Cabe mencionar que esta separación es
momentánea; son instantes que permiten que la relación se revita-
lice y el terapeuta pueda ampliar su visión del campo.

77
El contacto apoya la creatividad y actualización del campo, pro-
duciendo ajustes creativos. Los adolescentes generalmente vienen a
consulta con un contacto limitado. El diagnóstico está enfocado en
el análisis de las interrupciones del contacto, las inhibiciones de los
procesos de excitación en el campo y sus ajustes creativos.
El contacto es un proceso que estriba en la formación de una
figura que sobresale del fondo. En el caso del trabajo con adoles-
centes, es necesario valorar el proceso dinámico entre las necesi-
dades y los recursos presentes en el campo. La relación entre las
necesidades y recursos nos brinda la posibilidad de apreciar la co-
creación de ajustes creativos. Cuando el campo cuenta con pocos
recursos disponibles, los ajustes creativos tienden a ser poco fun-
cionales debido a la falta de apoyo presente en la situación.
En Terapia Gestalt el diagnóstico está integrado con el proce-
so de intervención terapéutica.El trabajo terapéutico consiste en
analizar la experiencia y su grado de contacto. Por eso, decimos
que el diagnóstico e intervención en terapia Gestaltson de tipo
procesal. Evaluamos lo que se está experimentando en el campo,
en distintos niveles y dimensiones.
El terapeuta enfoca su atención en aquello que le produce un
impacto a nivel estético, situaciones que le producen una experiencia
significativa. Esto puede suceder a distintos niveles, por ejemplo a
nivel dialógico, somático, estético, cenestésico, relacional, etcétera.
La atención se enfoca no solo en el contenido que trae el adoles-
cente a la sesión terapéutica, sino en la experiencia que sucede en el
“entre”, es decir, en la frontera-contacto. Trabajar con un diagnósti-
co procesal apoya al campo en su proceso de excitación, puesto que
el terapeuta presta atención a cómo se ve afectado por la presencia
del adolescente, y realiza autorrevelaciones que co-crean un campo
más genuino donde el adolescente puede asumir riesgos.
El terapeuta gestalt necesita tener una amplia experiencia en
diagnóstico clínico, para lograr identificar las condiciones y el
tipo de apoyo que requiere el adolescente en el momento en que

78
se presenta a consulta. El diagnóstico clínico es una base que nos
sirve como guía para ir descubriendo a nivel multidimensional la
experiencia que sucede en la frontera-contacto.
El diagnóstico se enfoca en el acompañamiento fenomenoló-
gico de la situación terapéutica. El diagnóstico que realizamos es
a nivel multidimensional para lograr una comprensión holística y
compleja del campo fenoménico presente. Buscamos comprender
y organizar la experiencia que sucede en la situación terapéutica.
El terapeuta requiere ser consciente de su nivel de pericia para
abordar las distintas experiencias de sufrimiento en adolescen-
tes. Entre menor sea su pericia necesita poner mayor énfasis en
realizar a diagnóstico clínico profundo, para evitar exponer al
adolescente a situaciones de riesgo. Entre mayor pericia tenga el
terapeuta se enfocará más en el trabajo estético-relacional.
Es importante que el terapeuta se mantenga consciente de lo
que sucede en el proceso de co-creación para que pueda identifi-
car en qué momento priorizar algunas de las dimensiones diag-
nósticas que revisaremos a continuación.

DIAGNÓSTICO MULTIDIMENSIONAL
Dimensión clínica: La Terapia Gestalt forma parte de los mo-
delos terapéuticos de los que se compone la psicológica clínica.
De ahí que es importante que cuente con una base teórica que
permita describir, analizar y comprender las distintas condiciones
que resultan clínicamente significativas, tomando en cuenta la
epistemología que caracteriza al modelo.
En esta dimensión se revisa la sintomatología que distingue a
la condición de atención clínica, de acuerdo a las manifestacio-
nes clínicas que están categorizadas en los sistemas estadísticos
de clasificación nosológica. Sin embargo, en Terapia Gestalt no
nos limitamos a crear generalizaciones categóricas o determinan-

79
tes. Por el contrario, tomamos en cuenta elementos que han sido
encontrados en la experiencia clínica o que se han descrito teóri-
camente. Valoramos estas aportaciones como posibilidades para
ampliar nuestra comprensión de la experiencia.
Dimensión estética intersubjetiva: En esta dimensión el te-
rapeuta mantiene una actitud contemplativa de la experiencia
que sucede en el campo. El terapeuta atiende a sus procesos de
resonancia somática como la guía principal para atender al fenó-
meno que se presenta en la frontera-contacto. Además se busca
acceder al mundo subjetivo del adolescente, desde la propia sub-
jetividad del terapeuta.
Esta dimensión toma como base a la intencionalidad de con-
tacto presente en la relación.Por lo anterior, es necesario que el
terapeuta mantenga una actitud estética que promueva la sensibi-
lidad en el campo. En el trabajo con adolescentes, el diagnóstico
estético es fundamental porque permite atender a la experiencia
somática-sensorial que acontece en la frontera-contacto. El tera-
peuta evalúa el proceso de contacto, enfatizando la formación de
figuras con base en criterios estéticos.
El terapeuta se enfocará en las expresiones genuinas que sur-
gen en la relación terapéutica, así como en el proceso de aliena-
ción y aniquilación de experiencias que suceden en la situación
terapéutica. En esta dimensión, tomaremos criterios cualitativos
que nos permitan comprender la experiencia desde una mirada
estética. No evaluaremos directamente al adolescente, sino a los
procesos del self, utilizando categorías como ritmo, fluidez, inten-
sidad, equilibrio y claridad.
Dimensión de co-creación: En esta dimensión se explora los
procesos que acontecen en la frontera de contacto. Se trabaja con
una retroalimentación continua, en cuanto a los procesos expe-
rienciales que se producen en la situación terapéutica. De esta
manera, tanto el terapeuta como el adolescente van co-creando
significados y ampliando el proceso de awareness. El terapeuta

80
apoya al adolescente a reflexionar, dialogar y exponer su experien-
cia de una manera genuina y espontánea.
En esta dimensión el terapeuta estará muy atento a cómo par-
ticipa en apoyar la confluencia. El diagnóstico no solo consiste en
observar al adolescente, sino en ser consciente de lo que sucede
en el campo. El terapeuta tomará pausas dentro de la sesión para
explorar lo que va sucediendo en la relación, y la manera en que
juntos van co-creando el campo.
Dimensión procesal de contexto: En esta dimensión el tera-
peuta mantiene una percepción de proceso, asumiendo y asimilan-
do los distintos cambios que se producen en el campo. Los criterios
diagnósticos propios del modelo terapéutico están en una continua
deconstrucción, y en lo posible el terapeuta intenta abandonar las
certezas e incursionar en la incertidumbre de las posibilidades. En
esta dimensión el terapeuta necesita transitar entre los criterios clí-
nicos, las experiencias estéticas y la situación de campo.
La dimensión procesal es compleja porque acepta la circulari-
dad, la reversibilidad y complementariedad de los procesos que
suceden en la frontera-contacto. En esta dimensión diagnóstica
el terapeuta recurre constantemente al cambio de perspectiva
que trae el adolescente a la situación terapéutica. Juntos exploran
nuevas posibilidades a nivel existencial y relacional.
El contexto terapéutico está conformado por múltiples ele-
mentos contemporáneos, pero también transgeneracionales e
históricos. El contexto es co-creado por el pasado relevante, la
situación presente y las posibilidades próximas, tanto del adoles-
cente como del terapeuta.

81
TERAPIA GESTALT DESDE
LA TEORÍA DEL SELF
En Terapia Gestalt buscamos mantener una visión de campo en
nuestro proceder terapéutico, tomando como base el funciona-
miento del self en la situación. El adolescente llega a terapia con
una demanda constante por parte del entorno. Por eso, en un
principio el terapeuta se enfoca en construir una relación de con-
fianza. En un inicio buscamos lograr una hermandad y compli-
cidad que nos permita ir construyendo una relación basada en la
confianza e intimidad afectiva.
La adolescencia es una etapa de la vida donde la corporalidad es
fundamental para la interacción con el mundo. El terapeuta bus-
cará mantener una presencia somática que brinde soporte al ado-
lescente, co-creando un campo incluyente. La relación terapéutica
es un camino de esperanza para jóvenes que han sentido soledad
en su proceso de crecimiento. El trabajo desde la función Ello del
self nos permite profundizar en el fondo de la experiencia somática,
acompañando al adolescente en el proceso de formación de figura.
La Terapia Gestalt relacional se enfoca en evitar una conduc-
ta normativa sobre el adolescente. Contrario a esto, se brinda un
apoyo para establecer un diálogo reflexivo que ayuda a lograr una
comprensión profunda de la experiencia intersubjetiva. Desde esta
mirada, se enfatiza la importancia de mantener una actitud com-
pasiva, humilde y recíproca. El enfoque relacional es una postura
existencial ante la presencia del otro. Para sostener esta experiencia
en el trabajo con adolescentes el terapeuta tiene que lidiar con mo-
mentos de frustración, incomprensión, incertidumbre y angustia.
El enfoque relacional exige al terapeuta mantener una presencia
estética-ética que guíe el acompañamiento a la co-creación de cua-
lidades estéticas, en este proceso, ambos son responsables de cons-
truir una situación nutricia. El terapeuta estará muy atento de su
manera de acercarse a la experiencia de campo, promoviendo con-

82
tinuamente una reflexión intersubjetiva de lo que va sucediendo en
la relación terapeuta/adolescente. Es decir, el trabajo terapéutico se
realiza en la frontera-contacto, la Terapia Gestalt busca promover
que el adolescente establezca un ritmo que le permita ampliar su
awareness(conciencia inmediata) y consciousness (conciencia reflexi-
va). Ambos aspectos permiten al adolescente comprender a pro-
fundidad la experiencia emergente. En este proceso, el adolescente
es capaz de ser consciente de su vivencia subjetiva y también el
proceso de interdependencia que sucede a nivel relacional.
En el caso del trabajo con adolescentes el primer nivel de con-
ciencia generalmente está ligado a la experiencia somática, es decir,
a la función Ello del self. En Terapia Gestalt se busca apoyar al ado-
lescente para encauzar la excitación que surge para dirigirla a la for-
mación de una figura clara, que le brinde la posibilidad de ampliar
los procesos volitivos que suceden en la función Yo del self. A partir
de este trabajo, el adolescente puede ser capaz de tomar decisiones,
identificarse o diferenciarse de las partes del campo.
El adolescente vive intensamente la experiencia, esto provoca
un funcionamiento focalizado en el sistema límbico. Debemos
recordar que cuando el sistema límbico se encuentra hiperacti-
vado, las funciones ejecutivas disminuyen. El trabajo terapéutico
con adolescentes consiste en establecer una relación que ayude a
crear una experiencia emocional regulada, permitiendo ampliar
la conciencia del adolescente y mejorar su capacidad de elección.
La función Yo del self permite desarrollar el proceso de elec-
ción ante las diversas posibilidades presentes. Un apoyo adecuado
por parte del entorno facilita al adolescente tener la posibilidad
de establecer un contacto pleno con la experiencia e ir constru-
yendo temporalmente una identidad existencial. Las funciones
del self están activas todo el tiempo, solo se privilegiauna u otra,
dependiendo del proceso de contacto en el que se encuentre el
organismo. En este caso, el terapeuta establece un diálogo que
promueva el consciousness (conciencia reflexiva) en el adolescente.

83
La Terapia Gestalt contemporánea se enfoca en la experiencia
que sucede en la frontera-contacto, permitiendo que el adoles-
cente tome conciencia de cómo es su experiencia al ser parte del
campo que se va formado en la relación terapéutica. Tomando
en cuenta que ambos participan en la construcción del campo, el
terapeuta propone pausas de reflexión sobre la vivencia de campo
que sucede en el aquí y ahora.
El adolescente va generando pautas caracterológicas, con base en
su interacción con el entorno; estos patrones estereotipados limitan
la calidad del contacto. El terapeuta busca apoyar el proceso de con-
ciencia, el incremento de la excitación para favorecer la movilización
hacia la novedad, logrando elegir o rechazar elementos disponibles.
La Terapia Gestalt con enfoque relacional procura que el ado-
lescente continúe con una actitud flexible ante las demandas del
entorno. Buscamos que las pautas relacionales no se cristalicen
como patrones caracterológicos. Para desarrollar flexibilidad, es
necesario privilegiar el trabajo en la función Yo del self. Nos enfo-
camos en el proceso de elección que se hace en la situación tera-
péutica. Se busca que el adolescente pueda lograr un balance en-
tre la conciencia sobre la situación presente y sus capacidades para
agredir al entorno. El adolescente es capaz de tomar decisiones de
manera consciente cuando ha logrado armonizar su experiencia
emocional, permitiendo un mejor funcionamiento de la corteza
prefrontal, que es fundamental para tomar decisiones.
La función Yo del self se despliega cuando en el campo se forma
una figura clara, no obstante, la figura no pertenece exclusivamente
al adolescente, sino que es una manifestación de campo. Tomar
conciencia del proceso interdependiente es fundamental para apo-
yar la generación de formas novedosas en la frontera-contacto.
El ritmo que mantienen la mayoría de los adolescentes es ace-
lerado, situación que provoca que tomen decisiones apresuradas
o impulsivas. En terapia Gestalt con adolescentes, buscamos pro-
fundizar en la intencionalidad que se presenta en el contexto tera-

84
péutico. Exploramos la dinámica en la formación de figuras, y las
demandas del entorno. A través de esta interacción dinámica bus-
camos acompañar al adolescente en el proceso de descubrimiento
de la tensión que experimenta entre las necesidades personales y
las demandas del entorno.
El terapeuta gestalt estará al pendiente del proceso dinámico
de la generación de formas en la situación presente. La intencio-
nalidad es algo que necesita valorarse para comprender de manera
compleja la experiencia que sucede en la frontera-contacto.El tra-
bajo terapéutico consiste en apoyar la intencionalidad para juntos
construir el horizonte próximo.
La Terapia Gestalt intenta comprender a profundidad la ex-
periencia del adolescente, así como el proceso intersubjetivo que
sucede en la situación. Evitamos establecer diagnósticos categó-
ricos, y en su lugar realizamos un diagnóstico procesal. Se man-
tiene una visión del adolescente como una persona con un alto
nivel de potencial, el trabajo para el desarrollo del adolescente se
realiza a nivel de campo. El modelo terapéutico propuesto se fun-
damenta en un acompañamiento centrado en lo que sucede en la
sesión terapéutica, evaluando y apoyando la calidad del contacto
y la creación de nuevas experiencias que aporten al crecimiento
de la personalidad del adolescente.

ACOMPAÑAMIENTO GESTALT CON


ADOLESCENTES BASADO EN EL CAMPO
La teoría del campo es la base para el trabajo relacional con ado-
lescentes,porque nos aporta una mirada compleja de las experien-
cias que suceden en la situación terapéutica. El campo unificado
nos brinda una perspectiva para comprender las diversas manifes-
taciones que surjan de la interacción. La teoría del campo es una

85
excelente guía para la práctica de la Terapia Gestalt. Es una forma
de comprender la experiencia intersubjetiva que se va constru-
yendo momento a momento.
La mejor manera de aproximarnos al campo es utilizando el
método fenomenológico. Acercarnos a la experiencia del otro es
la base para comprender la interdependencia que sucede en el
campo fenoménico. El adolescente generalmente llega a terapia
con mucha confusión emocional y problemas de identidad. El
terapeuta mantiene una actitud fenomenológica que le permita
comprender la experiencia del adolescente, apoyando el proceso
de significación de la experiencia relacional.
El terapeuta necesita invitar al adolescente a construir un
ground, donde la relación pueda sostener las experiencias dolo-
rosas. Un espacio que tenga significado en la vida de ambos, un
lugar común desde donde puedan construir nuevas oportunida-
des a nivel relacional. El trabajo con adolescentes generalmente
inicia a nivel somático-cenestésico, para posteriormente abordar
las esferas afectivas, relacionales y existenciales.
Trabajar desde una mirada de campo significa que el terapeuta
se enfoca en el todo para posteriormente profundizar en experien-
cias particulares. Se toma en cuenta el campo unificado que incluye
al medio ambiente, el momento histórico y la cultura. Consideran-
do las interacciones como manifestaciones de un campo vibrante,
donde todo está interconectado. El adolescente es siempre parte
de un campo, y estosmantienen un movimiento perpetuo. El self
es una manifestación del campo, que tiene la función de organizar
la experiencia, necesidades e intereses que surgen de la situación.
El terapeuta gestalt aprende a soltar el control, aceptando que
todo lo que sucede en la sesión terapéutica es producto de la diná-
mica del campo. Permite que las cosas sucedan, en lugar de forzar
las situaciones hacia el objetivo que tiene en mente. La paciencia
es fundamental para permitir que se forme una figura clara, man-
teniendo la atención en lo que sucede en el campo. El terapeuta

86
estará atento a los patrones que utiliza el adolescente para lograr
la homeostasis en la situación terapéutica.
La creatividad necesita estar impulsada por la excitación sufi-
ciente, para movilizar al adolescente hacia la novedad emergente.
La intersubjetividad que sucede en el campo apoya el surgimien-
to de nuevas posibilidades que permiten al adolescente asumir
riesgos y establecer un contacto profundo con el entorno.

La mirada relacional
La propuesta relacional se enfoca en el método contextual en el
que se desarrolla la situación terapéutica. El acompañamiento
Gestalt con adolescentes se fundamenta en un trabajo relacional
que apoye a la co-creación de una nueva manera de relacionarse
en el mundo. La identidad del adolescente se va conformando a
través de las interacciones que mantiene en su contexto.
La propuesta de trabajo con adolescentes consiste en realizar una
labor relacional para sostener las experiencias emocionales. Toman-
do como base el proceso, la interacción terapeuta/adolescente y la
experiencia intersubjetiva que construye en el campo. El terapeuta
necesita co-crear un vínculo terapéutico con el adolescente a través
de mantener una actitud fenomenológica y una postura dialógica.
El adolescente generalmente llega obligado al proceso terapéu-
tico, por ese motivo, el terapeuta requiere implementar el método
dialógico para favorecer la presencia, inclusión y confirmación. El
acompañamiento fenomenológico-estético permite comprender
a profundidad la experiencia del adolescente, no solo a nivel cog-
nitivo, sino también sensorial y existencial.
La resonancia posibilita que se generen momentos de profun-
da conexión entre el terapeuta y el adolescente. La experiencia
estética sirve como guía para explorar las necesidades emergen-
tes en el campo. Es importante señalar que ni la resonancia ni
la alteridadson sinónimos de confluencia. Evitamos dentro de lo

87
posible que las experiencias de conexión se mantengan como un
patrón permanente en la relación.
El trabajo propuesto a nivel relacional consiste en la inclusión
de ambos miembros de la relación, tomando conciencia de la
presencia de la otredad, y de los procesos de alteridad que suce-
den momento a momento en la consulta. El terapeuta confirma
al adolescente ante las experiencias que han sido alienadas debido
a la falta de apoyo por parte del entorno. La confirmación impli-
ca que el terapeuta pueda aceptar la experiencia y capacidad del
adolescente, independientemente de las circunstancias presentes.
La mirada relacional nos invita a trabajar en el proceso que sucede
en la frontera-contacto, por lo tanto, evitamos establecer un plan de
tratamiento o poner metas a priori. Lo anterior no significa que no
existan factores que valoramos dentro del proceso terapéutico, sobre
todo en las diversas manifestaciones del sufrimiento. El trabajo se
enfoca en el proceso que sucede en la sesión terapéutica, se mantiene
un compromiso dialógico que permita una mutua comprensión.
El terapeuta busca establecer un equilibrio entre el proceso
de soporte-separación, esto permite a la relación crear momentos
de inclusión, y a su vez brinda la oportunidad de diferenciar-
nos. Un equilibrio adecuado ayuda a lograr un contacto pleno en
la situación terapéutica. Se requiere la presencia del adolescente
en la frontera-contacto, esto se consigue a través del soporte que
brinda el terapeuta.
Trabajar con la incertidumbre es básico para lograr un trabajo
relacional.Para esto, el terapeuta necesita mantener una presencia
genuina que apoye la capacidad creativa del adolescente. El en-
cuentro intersubjetivo promueve una mayor comprensión de la
experiencia del adolescente, logrando una continua retroalimen-
taciónque permite la re-significación de los introyectos.
La experiencia de campo provoca una interdependencia entre
el terapeuta y el adolescente, ambos se ven afectados a través del
proceso de alteridad. Las manifestaciones del sufrimiento son expe-

88
riencias de campo, por eso, el terapeuta necesita aproximarse estéti-
camente a la situación. El adolescente puede llegar a presentar pau-
tas de interrupción del contacto, es importante que el terapeuta las
pueda identificar,y así brindar el soporte necesario para mantenerse
en la experiencia de dolor, y no ausentarse en la frontera-contacto.
Finalmente el terapeuta realiza un acompañamiento estético de la
experiencia que sucede en la situación terapéutica. El proceso de sen-
sibilización ayuda al adolescente a ir logrando un nuevo ritmo que
permita una mayor comprensión de la vivencia. El terapeuta busca
mantener una actitud fenomenológica, aceptando la incertidumbre
y trabajando por las posibilidades creativas que surgen del campo.
El terapeuta explora la situación inmediata que sucede en la
relación con el adolescente, para procurar la ampliación de con-
ciencia, con respecto a la vivencia.Se busca un acercamiento ho-
lístico que contemple las diversas esferas del mundo subjetivo del
adolescente. Se toman en cuenta las siguientes esferas: experien-
cia sensorial, afectiva, somática, cognitiva y existencial.
El terapeuta ayuda al adolescente a aceptar y profundizar en la vi-
vencia que emerge de manera espontánea, el propósito es lograr una
mayor comprensión de la experiencia acercándose hacia la novedad.
Se evita tener una actitud resolutiva ante la problemática, es decir,
no se trata de cambiar la conducta, sino de comprender la vivencia.
Se trabaja en el presente porque ayuda al adolescente a mante-
nerse en la situación, en lugar de buscar solucionar el problema.
Trabajamos sobre el proceso que sucede, y no solo con el contenido
que expresa el adolescente. La Terapia Gestalt no busca solucionar
problemas o modificar conductas. Sin embargo, el trabajo terapéu-
tico puede favorecer un crecimiento saludable en el adolescente.
La teoría paradójica del cambio nos permite comprender que la
Terapia Gestalt no es resolutiva, pero al brindar el apoyo y ampliar
la conciencia, el adolescente puede lograr cambios significativos en
su vida. Es importante que el terapeuta sea capaz de lidiar con las
expectativas parentales, para priorizar las necesidades del adolescente.

89
El método dialógico
El diálogo en Terapia Gestalt ocurre en el aquí y ahora, y asume las
características de un encuentro Yo-Tú, tornándose único e irrepe-
tible. Cuando el terapeuta dice Yo, implícitamente le está diciendo
Tú al adolescente; la diferencia entre un encuentro Yo-Tú y Yo-Ello
es que en el primero son dos subjetividades que se encuentran en
un mismo plano, y en el segundo es una subjetividad con un objeto
o persona desobjetivada, en una relación asimétrica. En el encuen-
tro terapéutico ambas personas participan en la modificación de la
experiencia del otro, creando una relación recíproca.
Un diálogo terapéutico es la base en el trabajo con adolescen-
tes, es un encuentro entre dos personas que en un inicio tienen
dificultades para hablar de sus sentimientos y problemáticas. El
terapeuta busca promover un campo donde el adolescente esté-
dispuesto a compartir lo que hay en su corazón de forma espon-
tánea, y donde se transforme a partir de las palabras y atenciones
del terapeuta hacia su experiencia.
La Terapia Gestalt con adolescentes toma como punto funda-
mental la frase de Martin Buber “Toda vida verdadera es encuen-
tro”. La relación Yo-Tú es la base de la experiencia humana, por-
que cuando nos centramos en relaciones cosificadoras dejamos de
crecer como seres humanos, porque no podemos enriquecernos
de la experiencia de la otra persona.
Cuando el método dialogal es bien empleado por el terapeuta,
la relación crea un proceso de inclusión, confirmación y ayuda
mutua. En esta relación se limitan los juicios a priori, y al contra-
rio, se busca la creación de una relación horizontal en donde el
adolescente se sienta valorado y aceptado.
La Terapia Gestalt no se centra en la resolución de conflictos
en el adolescente. En cambio, el foco de la atención terapéutica
es la creación de un espacio nutricio que genere una atmósfera
de confianza y comprensión. El terapeuta favorece el surgimien-

90
to de ajustes creativos co-creados que movilicen al adolescente
hacia la novedad.
Domínguez, X. (2011) considera que el proceso terapéutico
tiene las siguientes condiciones para ser viable:
–– Que acompañado y terapeuta hablen el mismo lenguaje.
–– Aceptación por parte del acompañado de que la terapia no es
un ritual mágico ni supone la sanación automática.
–– El acompañado debe hacerse responsable de sí mismo.
–– Producir alivio sintomático, bien por eliminación de sínto-
mas o por afrontamiento distinto de los mismos (p. 268).
En el proceso terapéutico se propicia un encuentro de persona
a persona, creando un terreno fértil para la creación de nuevas
formas de relación y diálogo. La terapia centrada en el proceso
dialógico cuenta con seis elementos que permiten el desarrollo de
una relación satisfactoria:
–– Reciprocidad relacional.
–– Motivación a la relación.
–– Presencia terapéutica.
–– Inclusión terapéutica.
–– Compromiso dialógico.
–– Contemplación terapéutica.

Reciprocidad relacional
La reciprocidad es la responsabilidad de brindar al otro el mismo
nivel que se recibe. Este principio del método dialógico es fun-
damental para que el terapeuta aporte todo su ser, no solo sus
conocimientos y habilidades técnicas.
En teoría, la reciprocidad garantiza que cualquier recurso
que el adolescente comparte dentro de la relación le será de-

91
vuelto por el terapeuta cuando sea necesario. La actitud de reci-
procidad se manifiesta cuando los miembros de larelación tera-
péutica exponen sus experiencias emocionales, posteriormente
ambos reflexionan sobre su experiencia a nivel relacional. La
reciprocidad apoya el funcionamiento saludable del between, la
exposición recíproca en la frontera-contacto.

Motivación a la relación
La Terapia Gestalt es un proceso donde se busca que el adolescente
logre la motivación suficiente para establecer nuevos modos de re-
lación y actitudes que le permitan tener una vida más satisfactoria.
El proceso de motivación es complicado cuando el adolescente se
muestra desinteresado o frustrado. El terapeuta se enfoca en apoyar
al campo para actualizar los ajustes creativos que han quedado ana-
crónicos, convirtiéndose en ajustes descontextualizados.
La motivación cumple una función importante para lograr la
adherencia terapéutica. La aprehensión fenomenológica es un as-
pecto que apoya al campo en su proceso de formación de figura.
El terapeuta apoya el incremento de excitación en el campo, y la
motivación para destruir experiencias emocionales intensas. La
motivación es un impulso que inicia, guía y sostiene la energía
hacia la experiencia novedosa.
El adolescente necesita sentir motivación, para que se creen
nuevas posibilidades para responder a las expectativas del entor-
no. La motivación permite que el adolescente exponga temas que
le han resultado dolorosos hasta ese momento. Esto permite ma-
yor profundidad en la experiencia, sobre todo en aspectos de su
vida que habían permanecido alienados u ocultos.
El terapeuta puede llegar a experimentar desánimo o frustra-
ción dentro del proceso, debido a la inconsistencia motivacional
que en ocasiones presentan los adolescentes. Por eso, el método
dialógico busca fomentar que el terapeuta desarrolle la habilidad

92
de actualizar su motivación por medio de la apreciación estética
y las autorrevelaciones.

Presencia terapéutica
El terapeuta requiere una presencia genuina para que el adolescente
sienta el apoyo y confianza para demostrar su dolor. Se busca que
el terapeuta participe en el proceso de co-creación de un campo de
conexión. Se exploran nuevas posibilidades de manera espontánea,
el terapeuta necesita inspirar confianza en el adolescente, para que
ambos asuman el riesgo de sostener las experiencias dolorosas.
La Terapia Gestalt no está enfocada en lograr protocolos de
atención, sino en favorecer actitudes que permitan la actualiza-
cióndel self. Para esto, es conveniente que el terapeuta mantenga
una escucha activa y sea capaz de realizar intervenciones fenome-
nológicas.Dentro del proceso dialógico, la resonancia y la presen-
cia terapéutica permiten la actualización del campo. El terapeuta
puede llegar autilizar el silencio para promover la novedad en el
campo, cabe mencionar que el terapeuta necesita calibrar esta es-
trategiaporque puede llegar a ser una experiencia muy incómoda
para el adolescente bajo ciertas circunstancias. La presencia tiene
que ver con una disposición para convivir de manera genuina y
sostener la experiencia en la frontera-contacto.

Inclusión terapéutica
La inclusión es un elemento relevante del proceso dialógico y la
actitud fenomenológica. El terapeuta y el adolescente participan
del diálogo, y la creación de una relación incluyente. Los procesos
intersubjetivos confluyen encontrando experiencias novedosas en
la frontera-contacto. Los adolescentes provienen de ambientes
donde han sido excluidos o marginados, por eso el espacio tera-
péutico necesitaconvertirse en un espacio seguro en el mundo.

93
Para lograr la inclusión en el proceso dialógico se necesita
identificar y responder a las necesidades del adolescente, a tra-
vésde la comprensiónde sus necesidades. Además involucra un
acompañamiento hacia la novedad que va surgiendo a lo largo
del proceso terapéutico. Es importante evitar juicios morales
ante las actitudes que presenta el adolescente o los cambios que
están sucediendo.
Dentro de la terapia, la inclusión es la base del proceso dialógico,
porque facilita el desarrollo de ajustes creativos en la frontera-con-
tacto,creando nuevas posibilidades que promuevan una relación
recíproca. La inclusión favorece la interdependencia afectiva y la
flexibilización de las funciones del self. El terapeuta debe cerciorar-
se que el adolescente se siente incluido en la relación; cuando esto
sucede, el adolescente será capaz de compartir desde lo profundo
de su corazón y aventurarse hacia el horizonte próximo.

Compromiso dialógico
El compromiso hacia el diálogo se produce cuando el terapeu-
ta y el adolescente asumen la responsabilidad que poseen como
participantes de la relación terapéutica. Se busca crear una rela-
ción equitativa, en cuanto a su participación en el diálogo. Se
promueve un equilibrio a lo largo de la sesión terapéutica. El
compromiso no se demuestra solo con la participación, sino con
la flexibilidad que tenga cada participante para tener una escucha
activa hacia la experiencia del otro.

Contemplación terapéutica
Contemplar viene del latín contemplari, que significa mirar aten-
tamente un espacio delimitado. Por ello, podemos decir que con-
templar significa tener una visión del fenómeno de campo. La
contemplación terapéutica es fundamental para conocer y com-

94
prender al adolescente. Contemplar no es solo una mirada senci-
lla, sino una apreciación numinosa de la experiencia que sucede
en la frontera-contacto.
La contemplación permite al terapeuta la co-creación de un
espacio seguro, donde el adolescente sienta la confianza de pro-
fundizar en su experiencia de contacto. Mirar al adolescente des-
de una perspectiva humana permite al terapeuta admirar la belle-
za que puede surgir de las experiencias dolorosas.
El terapeuta asume una actitud contemplativa para alcanzar
una mejor comprensión de las manifestaciones fenomenológicas,
logrando un conocimiento de los significados subjetivos de la expe-
riencia que sucede en la frontera-contacto. La actitud contemplati-
va se aleja de la esfera puramente intelectual, para centrarse en un
aspecto intuitivo, donde predominan la intuición y espontaneidad.
La contemplación se conforma como una de las maneras más
complejas y trascendentes de interactuar con otro ser humano. Es
el grado máximo de intimidad que se puede lograr con los otros.
Mantener una actitud contemplativa favorece que paulatinamen-
te se vaya disminuyendo la experiencia de vergüenza queprevalece
en algunos adolescentes.

MOVIMIENTO, RITMO Y PROXIMIDAD


EN TERAPIA GESTALT CON ADOLESCENTES
El movimiento forma parte del proceso de vida de todo ser huma-
no, la maduración psicomotora es fundamental para los procesos
de interacción entre organismo/entorno, el desarrollo físico y psi-
comotor de la primera infancia es básico para el resto de nuestra
vida. Estamos en un constante movimiento, donde vamos crecien-
do a través del contacto con el entorno, y las consecuencias del
proceso de movilización nos permiten definirnos temporalmente.

95
La adolescencia es una etapa de la vida donde el movimiento
es incesante, la excitación que vive el adolescente es constante.
Sin embargo, el proceso de crianza e interacción es la base para
desarrollar patrones motrices. En el caso de los adolescentes, cada
persona va desarrollando patrones específicos, de acuerdo a las
condiciones del entorno. El movimiento es una co-construcción
entre el organismo y el entorno, las respuestas sensomotoras y
cinestésicas ante el contacto tienen su origen en las relaciones
en el entorno familiar. Los campos familiares son la base para el
establecimiento de patrones rítmicos y cinestésicos.
El ritmo que mantiene el adolescente en sus respuestas cinesté-
sicas forma parte de su capacidad para vincularse con el entorno.
Los movimientos están influidos por las condiciones del campo
relacional. El contacto es un proceso secuencial que incluye el mo-
vimiento rítmico en la interacción organismo/entorno. El movi-
miento ayuda al adolescente en su proceso de agresión al entorno,
por eso, la excitación que mantiene el adolescente necesita apoyo
para encauzar la energía en movimientos dirigidos hacia un fin.
Los adolescentes están en proceso de ir cristalizando las pautas
de respuesta motora, por eso el terapeuta buscará identificar las
pautas o secuencias que empiecen a ser predecibles en la situa-
ción, para explorar novedades a nivel experiencial. Las variaciones
en el ritmo de acompañamiento, en la modulación de la voz, et-
cétera, son intervenciones que promueven la exploración de nue-
vas formas de direccionar la intencionalidad y establecer nuevas
formas de contacto.
La adolescencia encuentra similitud con la infancia porque
nos otorga la posibilidad de trabajar en la reversibilidad de los
patrones que inician su proceso de instauración. El proceso de
actualización tiene una amplia conexión con los procesos de mo-
vimiento, la interacción con el entorno define las posibilidades
de movimiento del cuerpo, el apoyo ambiental es la base sobre
la cual se trabaja en Terapia Gestalt. El ritmo propuesto por el

96
terapeuta permite al adolescente participar de manera activa en
la co-creación de un ritmo común que permita el desarrollo de
conductas que conduzcan a un funcionamiento satisfactorio.
Dentro del proceso madurativo, el área motora es la primera
en desarrollarse, posteriormente el área sensorial y finalmente las
áreas asociativas. Por eso, nuestro repertorio emocional más pri-
mitivo está vinculado al movimiento, más que los pensamientos.
Los impulsos nerviosos aumentan la capacidad de las personas
para realizar actividades motoras como alcanzar, rodar, sentarse,
jalar, pararse, caminar o correr. El movimiento y dominio del
cuerpo tienen una gran influencia del apoyo que se recibe por
parte del entorno.
La capacidad de movimiento en los niños y adolescentes está
influida por la estimulación y apoyo que reciben del entorno. Las
expresiones de afecto y aprobación son básicas para incrementar
la excitación de los adolescentes para movilizarse de manera in-
dependiente y establecer vínculos con la otredad. El desarrollo
psicomotor es un proceso interdependiente entre los factores epi-
genéticos y la interacción con el entorno.
El desarrollo motor se divide en dos procesos: motricidad
gruesa y motricidad fina. La motricidad gruesa se refiere al con-
trol sobre acciones musculares como gatear, levantarse y andar.
Por su parte, la motricidad fina se relaciona a los músculos más
pequeños del cuerpo que son empleados para alcanzar, jalar, ma-
nipular, aplaudir, virar, abrir, torcer y garabatear. En el caso de los
procesos de desarrollo psicomotor, no solo tienen una función
procedimental: también están involucrados en el desarrollo psi-
coafectivo y relacional.
La activación motora del adolescente depende del ello de la si-
tuación.De acuerdo al nivel de excitación presente en el organis-
mo, es posible que los distintos grupos musculares se activen para
la ejecución de tareas en relación con el entorno. Los adolescentes
desarrollan patrones motores a lo largo de su proceso madurativo,

97
por ese motivo es necesario trabajar en la flexibilización de patro-
nes disfuncionales que pueden llegar a automatizarse.
El trabajo con la flexibilización de patrones motores tiene la fi-
nalidad de ampliar el repertorio de movimientos, de tal manera que
pueden ser congruentes con las condiciones de la situación. Los pa-
trones de activación motora son básicos en el proceso de figura/fon-
do, porque cuando los patrones se han automatizado la presencia de
un estímulo determinado desencadena una secuencia de movimien-
tos estereotipados que disminuyen la calidad de la figura e impiden
al adolescente movilizarse hacia el contacto pleno con el entorno.
La movilización está vinculada a la capacidad perceptiva, en-
tre mayor conciencia de las sensaciones y percepciones, el sis-
tema motor tendrá mayor activación. Cuando el adolescente se
encuentra en equilibrio emocional su respuesta motora será a un
ritmo adecuado, permitiendo que tengamayor control de la eje-
cución de acciones dirigidas a la satisfacción de necesidades. La
capacidad para movilizarse requiere de una experiencia emocional
equilibrada que permita una respuesta sensorio-motriz adaptativa
a las condiciones de campo relacional. La calidad del contacto
permite el desarrollo y flexibilidad de las cualidades relacionales,
permitiendo la madurez neuromotriz.
Durante la adolescencia el nivel de excitación aumenta, así
como el grado de contracción de los músculos produciendo hi-
pertonía o hipotonía. Los niveles de ansiedad que viven muchos
adolescentes provocan un estado constante de hipertonía, que
afecta las respuestas impulsivas. Además provoca un ritmo acele-
rado a nivel motor, dificultando el mantenimiento y control de la
atención,las emociones, pensamientos e impulsos.
El desequilibrio emocional produce una alteración en el ritmo
relacional en sus distintas esferas. La respiración se ve afectada
con cada una de las experiencias disfuncionales, sobre todo en
el caso de adolescentes, donde el nivel de excitación se encuen-
tra intensificado. Podemos decir que cuando la frontera-contacto

98
sufre, este sufrimiento resuena en todo el cuerpo, hasta en los
suspiros. La respiración está vinculada a la percepción del propio
cuerpo y a la atención de los fenómenos presentes en el entorno.
Cuando la frontera-contacto sufre, la respiración se altera provo-
cando una modificación involuntaria a causa de la interacción orga-
nismo/entorno. El terapeuta necesita apoyar la toma de contacto en
el adolescente, para que pueda respirar de acuerdo a las condiciones
presentes en la situación relacional, esto ayudará a restablecer el equi-
librio respiratorio y el ritmo de proximidad-contacto.
La relación terapéutica busca crear un conjunto de cualidades
estéticas-dinámicas que permiten cambios a nivel corporal y ki-
nestésico. El apoyo del terapeuta es la clave para el despliegue de
la función Yo del self, que permite identificación y alienación de
figuras, favoreciendo la intencionalidad de contacto y los proce-
sos volitivos en el adolescente.
Ruella Frank nos propone que cada movimiento básico sur-
ge de un contexto específico, teniendo una representación de los
procesos relacionales, además de tener una función particular en
la vida de las personas. El movimiento es parte fundamental del
proceso de contacto/retirada, favoreciendo el despliegue del self.
El movimiento apoya la creación de ground que permite al ado-
lescente vincularse con su entorno. Los movimientos básicos pro-
puestos por Ruella Frank(2004) son los siguientes:
Ceder: En este movimiento somos capaces de realizar una inte-
racción recíproca de tomar y recibir al otro. El proceso de ceder es
interdependiente entre la capacidad de adaptación en la relación
organismo/entorno. En el movimiento deceder el entorno brinda
estabilidad al organismo para recibir soporte y establecer un con-
tacto nutricio. Los adolescentes se encuentran en una etapa de vida
donde ceder es fundamental para lograr el apoyo necesario del en-
torno para sentirse contenido-protegido de los posibles riesgos.
Empujar: Elmovimiento de empujar esbásico para diferenciar-
nosdel otro, empujar significa saber que podemos ser diferentes,

99
que tenemos experiencias singulares en nuestra relación con el
entorno.El entorno provee apalancamiento, es decir, no pode-
mos conocernos si no somos capaces de separarnos del entorno.
El adolescente requiere aprender a empujar para superar el estado
de confluencia, sobre todo cuando las condiciones del entorno se
tornan tóxicas o amenazantes.
Alcanzar: El movimiento de alcanzar está relacionado con el
proceso de excitación y movilización para ir hacia el entorno. En
este proceso kinestésico respondemos a los recursos disponibles
en el entorno para formar una figura clara en la situación. En el
proceso de alcanzar es básico tener una conciencia del entorno,
para identificar qué aspectos son atractivos y nos movilizan hacia la
otredad. El adolescente necesita tomar conciencia del entorno para
lograr alcanzar las novedades presentes en el horizonte próximo.
Agarrar: El movimiento de agarrar es la capacidad de conte-
ner/sostener los objetos que son atractivos del entorno, nos per-
mite descubrir y comprender los objetos a través de la experiencia
de contacto. En este proceso el adolescente comprende cómo es
la intensidad de contacto con el objeto alcanzado.
Jalar: El movimiento de jalar nos permite incluir a los otros
en la relación, en este proceso de inclusión pasamos de una re-
lación diferenciada a un proceso de contacto pleno. Por algunos
momentos, dejamos el Yo-Tú para transitar en un nosotros. El
proceso de jalar nos permite establecer un contacto nutricio con
el entorno, superando los obstáculos que nos impiden encontrar-
nos. Durante la adolescencia el proceso de incluir es fundamental
para el desarrollo del adolescente, en ese sentido es necesario que
se pueda crear una relación atractiva-segura que permita la inten-
ción de incluir a los otros.
Soltar: El movimiento de entorno nos permite establecer un
proceso de post-contacto donde vamos superando la experiencia
de contacto pleno, para dar paso al crecimiento de nuestra fun-
ción Personalidad del self. Soltar la experiencia de contacto con el

100
entorno nos permite asimilar nuevas experiencias y reorganizar-
nos. Soltar es un proceso básico para continuar con el ciclo de in-
teracción organismo/entorno. El movimiento de soltar es básico
para que el adolescente pueda seguir su proceso de crecimiento.
El ritmo se encarga de estimular el movimiento y la inte-
racción en la frontera-contacto. Las relaciones humanas se or-
ganizan a través del ritmo, es una esencia somática, motora,
cinestésica, emocional y cognitiva. La experiencia intercorporal
representa la vivencia y el ritmo presente en el campo. En el
trabajo con adolescentes,el terapeuta necesita mantener una ac-
titud fenomenológica-estética para apreciar el ritmo que se va
co-creando en la relación.
El ritmo se manifiesta como una forma de movimiento pri-
mario, promoviendo acciones dirigidas por la intencionalidad de
contacto. El ritmo es un elemento primordial en el proceso de ex-
presión emocional, el movimiento rítmico es una muestra de la re-
gulación relacional, ayudando al buen funcionamiento del sistema
nervioso del adolescente. Cuando se logra un ritmo armónico en
la relación, el adolescente es capaz de tener mayor claridad en sus
funciones ejecutivas. El ritmo permite el despliegue de la función
Yo del self, para elegir elementos novedosos en el entorno.
El trabajo terapéutico basado en el movimiento y el ritmo se
enfoca en la conciencia interna del ritmo y el ritmo que es co-crea-
do en la situación. La experiencia somática ayuda a intermediar
entre las sensaciones, emociones y pensamientos que surgen en la
relación. El terapeuta buscará apoyar el desarrollo de habilidades
rítmicas en el adolescente, aprendiendo a regular la expresión de
sus movimientos con base en la percepción de la otredad.
La experiencia rítmica crea en el adolescente la necesidad de
establecer contacto con el entorno, el ritmo es la raíz de la expre-
sión afectiva, tanto a través del diálogo como de movimientos
corporales. La Terapia Gestalt tiene una propuesta multisensorial
donde se destaca la experiencia somática-cinestésica a través de

101
la cual captamos el ritmo adecuado para establecer un contacto
pleno con el entorno.
El ritmo corporal permite captar la experiencia intersubjetiva en
la frontera-contacto, registrando aspectos elementales de la relación.
La resonancia corporal permite notar elementos del ritmo, como por
ejemplo el lenguaje, la articulación, la respiración, la entonación, el
tiempo, espacio, proximidad e intencionalidad. El terapeuta cumple
la función de un receptor sensorial de la experiencia en la fronte-
ra-contacto para captar los patrones del movimiento relacional.
La secuencia del ritmo es una manifestación del campo fenomé-
nico, la experiencia terapéutica es temporal, se construye momento
a momento. El terapeuta se enfoca en mantener un continuum
de conciencia de los instantes que favorecen movimiento hacia la
formación de una figura. Conocer el ritmo de nuestro paciente
es necesario para cimentar nuevas posibilidades en la relación te-
rapéutica. La mayoría de los adolescentes provienen de entornos
donde prevalece la ausencia y un ritmo vertiginoso.

Elementos a tomar en cuenta con base en el estudio


del ritmo en Terapia Gestalt:
Patrones rítmicos: El terapeuta Gestalt se enfoca en percibir el rit-
mo que surge de forma repetitiva en el campo relacional. La tarea
del terapeuta consiste en identificar los distintos ritmos co-crea-
dos en la situación terapéutica, para que el adolescente realice
ajustes creativos, a partir de la vivencia presente.
Intensidad y duración: El terapeuta identifica la intensidad y
duración con que se produce la experiencia, ambos aspectos son
inseparables, porque la intensidad determina la temporalidad. En
el caso del adolescente, la intensidad marca la perdurabilidad de sus
experiencias, por ese motivo, presentan una fuerte tendencia hacia
las conductas compulsivas. El trabajo del terapeuta es ayudar a re-
gular la intensidad y la duración del proceso de contacto/retirada.

102
Sincronicidad rítmica en Terapia Gestalt
La relación terapéutica es sensible a las condiciones de percepción
y actividad motora que emerge del campo relacional. Para que
aparezca la sincronicidad rítmica el terapeuta necesita mantener
una actitud contemplativa, de tal forma que pueda resonar a la
experiencia presente en la frontera-contacto. Para esto es necesa-
rio que se establezca una regularidad en la cadencia en los patro-
nes relaciones en la dinámica terapeuta/adolescente. La cadencia
permite la ampliación del rango de percepción del tiempo real y
de los momentos espontáneos de sincronicidad.
El terapeuta necesita mantener un continuum de conciencia para
identificaren qué momentos entra en sincronicidad con el ritmo
acelerado que trae al campo el adolescente. Las experiencias disfun-
cionales mantienen un ritmo singular, además cada situación será
creadora de un ritmo particular. La identificación del ritmo se realiza
momento a momento, y no como un diagnóstico inmutable.
El terapeuta experimenta su cuerpo como una herramienta de
resonancia, donde puede captar las experiencias sensoriales emer-
gentes del campo fenoménico, el cuerpo del terapeuta percibe el
cuerpo del adolescente. El entrecruce de la experiencia de quias-
ma nos permite tener una conciencia de la intencionalidad pre-
sente. En el terapeuta buscará favorecer un contacto pleno donde
se produzca el despliegue del self.
En Terapia Gestalt no buscamos establecer diagnósticos categó-
ricos; por el contrario, realizamos descripciones fenomenológicas y
apreciaciones estéticas para comprender la experiencia que surge.
El ritmo es una experiencia de coexistencia que nos une con el
entorno, creando un intermundo. La otredad nos confirma, somos
a partir del otro, nos movemos como respuesta de proximidad al
otro; somos seres corpóreos, cinestésicos, relacionales y rítmicos.
La existencia del adolescente no está definida por las etiquetas
y los prejuicios que le asigna la sociedad, sino por experiencias

103
intersubjetivas que lo definen temporalmente. La Terapia Gestalt
con adolescentes busca favorecer una horizontalidad terapéutica
que permita lograr una sincronicidad rítmica temporal que nos
lleve a caminar juntos hacia nuevas experiencias.
El terapeuta estará al pendiente de los movimientos funda-
mentales y el proceso de resonancia que surge en la frontera-con-
tacto. El ritmo es una manifestación fenoménicaque permite el
despliegue del self. El ritmo es un encuentro intersubjetivo pre-re-
flexivo que acompaña a una historia de vida que cada persona
trae a la situación terapéutica. La meta de la Terapia Gestalt es co-
crear un ritmo estético que permita un contacto pleno. Generar
formas a un ritmo armonioso es parte de la estética creativa del
trabajo con adolescentes. Nunca debemos olvidar que el ritmo es
la vibración que nos conecta con el corazón de la otredad y nos
permite coexistir en el mundo.

Intercorporalidad en el trabajo terapéutico con adolescentes


La Terapia Gestalt otorga relevancia al proceso corporal y a los pa-
trones de movimiento que se van instaurando a través del desarrollo
del carácter. En el ejercicio con adolescentes el trabajo somático es
prioridad, debido a la etapa de desarrollo en la que se encuentran.
Cabe mencionar que en un inicio es importante evitar expe-
rimentos corporales, porque pueden resultar muy amenazantes
para algunos adolescentes. En un inicio el trabajo terapéutico
estará dirigido al proceso de sensibilización, a través de la hori-
zontalidad fenomenológica y las autorrevelaciones del terapeuta.
Una vez que se haya creado un vínculo terapéutico seguro, el
terapeuta puede proponer experimentos somáticos y kinestésicos
que apoyen el awareness.
El terapeuta Gestalt se aproxima a la fenomenología desde una
mirada integral, para lograr una mayor comprensión de cómo el
adolescente se aproxima al mundo en la frontera-contacto. Para

104
lograr esto, considero relevante centrar la atención terapéutica en
dos elementos: la subjetividad y la corporeidad, sin las cuales sería
muy complicado aproximarse a la experiencia del otro.
La fenomenología nos brinda la posibilidad de mantenernos
en la incertidumbre de los fenómenos que acontecen en la fron-
tera-contacto. De acuerdo con la fenomenología es necesario bus-
car la definición de las esencias a nivel existencial, por lo tanto, no
se puede comprender al otro sino a partir de su historia biográfica,
por eso es indispensable mantenerse en la situación presente.A
partir de ahí, se co-construye un cuerpo relacional que define de
manera temporal a los miembros de la relación.
El trabajo terapéutico desde la perspectiva de campo con én-
fasis en la fenomenología propone aproximarse a la experiencia
corporal como una expresión de la subjetividad en el proceso re-
lacional. Como terapeutas es necesario mantener una visión del
adolescente como unser encarnado, a través de un proceso de
intercorporalidad. El adolescente construye su cuerpo con base
en las interacciones que mantiene con el entorno.
La Terapia Gestalt no pretende ser resolutiva.Por el contrario,
busca acompañar la experiencia de intercorporalidad invitando al
adolescente a descubrirse/construirse a través de los procesos que
acontecen en la frontera-contacto, ¿de qué manera mi cuerpo está
experimentando en el aquí y ahora en la relación con el entorno?
El terapeuta promueve una situación donde los miembros de la
relación toman conciencia de estar presentes a través de las fun-
ciones de contacto. El mensaje que compartimos en la relación
terapéutica es “nuestro cuerpo nos brinda la posibilidad de estar
en el mundo, y a través de la mirada del otro co-construimos
nuestro cuerpo y la visión del mundo”.
Dentro del proceso terapéutico existen momentos donde el
terapeuta necesita tomar conciencia de cómo su cuerpo deja de
ser protagonista para tomar un rol de espectador. A partir de esta
experiencia el terapeuta toma una actitud fenomenológica que

105
promueva la conciencia reflexiva y evalúe la situación,permitien-
do que el adolescente pueda asimilar la experiencia que acontece
en la frontera-contacto.
El terapeuta apoya al adolescente en su proceso de contacto
con el entorno, lo que le brinda la posibilidad de experimentar
una sensación de completud. El trabajo relacional se fundamenta
en la co-existencia que produce una continua alteridad; el ado-
lescente en ocasiones utiliza su propio cuerpo para encubrir la
experiencia y aislarse del otro. El trabajo somático-kinestésico es
fundamental para aproximarse a la resonancia que acontece en el
contexto, permitiendo al terapeuta alcanzar al adolescente en su
proceso de contacto.
El adolescente lleva a nuestro consultorio una experiencia so-
mática-relacional restringida, con base en su historia relacional,
manteniendo una percepción descontextualizada de un entorno
que considera amenazante. El encuentro terapéutico posibilita al
adolescente ampliar su visión del mundo, por medio de experi-
mentar al entorno a través de su experiencia corporal. El terapeu-
ta Gestalt que trabaja con adolescentes busca explorar la tensión
e incertidumbre,promoviendo situaciones que permitan el asom-
bro al establecer una profunda conexión con el otro.
La orientación somática-cinestésica en Terapia Gestalt nos brin-
da la posibilidad de comprender la variabilidad de la experiencia
de los adolescentes. No podemos crear en generalizaciones para el
trabajo terapéutico, por ese motivo buscamos explorar las posibi-
lidades que se pueden co-construir a partir de la situación. Busca-
mos evitar que las flexiones que están presentes se petrifiquen, por
lo tanto el trabajo está enfocado en lograr un apoyo continuo a
la conciencia de movimiento. El terapeuta utiliza su corporalidad
como una base para sostener la experiencia en la frontera-contacto,
utilizando su respiración, postura, proximidad, mirada, etcétera.
El terapeuta necesita bajar el ritmo y realizar pausas en su ac-
titud natural, para aceptar todas las expresiones del adolescente,

106
sin recurrir a los prejuicios. Trabajar con la intencionalidad que
mantiene el adolescente en la situación terapéutica permite com-
prender la experiencia y ampliar el campo relacional. Es impor-
tante recordar que todo lo que parece patológico forma parte de
una historia (somática, dialógica y existencial), a la cual necesi-
tamos penetrar profundamente para comprender los significados
del otro; hasta el punto de reflexionar que la verdad es temporal
y les pertenece a los miembros de la situación.
En Terapia Gestalt profundizamos en la intersubjetividad que
se produce en la experiencia corporal presente en la frontera-con-
tacto. Por lo tanto, podemos decir que propiciar un campo que
promueva un espacio de seguridad ayuda al adolescente a vivirse
y sentirse en relación con otro. La presencia del otro ayuda a la
conformación del self, esta es la base sobre la cual el adolescente
desarrolla nuevos aprendizajes para ir ampliando su función per-
sonalidad y su repertorio relacional en el mundo.
El continuum de conciencia se construye cuando el terapeuta
y el adolescente se movilizan para flexibilizar los ajustes que obs-
taculizan la toma de contacto. Esta experiencia de conexión le
permite al adolescente tener una conciencia integral por medio
de su cuerpo relacional, como una condición existencial que le
ofrece un abanico infinito de posibilidades. El encuentro con el
otro a través de su mirada abre un camino de origen (punto cero)
de todas las experiencias posibles en el mundo.
La Terapia Gestalt busca conectar con la experiencia anárqui-
ca del adolescente, para explorar la experiencia y comprender el
potencial creativo que se encuentra obstaculizado por las deman-
das del entorno. La novedad presente en la relación produce un
proceso de alteridad intersubjetiva, permitiendo un punto cero al
adolescente. Al permanecer en el encuentro, ambas personas pue-
den atender a los elementos estéticos que emergen de la situación,
generando una experiencia creativa que ayuda al adolescente a
dar nuevos cauces a su excitación e intencionalidad.

107
La terapia con adolescentes se enfoca en aspectos relacionales
que no pueden integrarse al self que va conformando. El terapeuta
se enfoca en el proceso intercorporal para que el adolescente pueda
responder a las experiencias emergentes en el momento.Por su parte,
el terapeuta evitará emitir prejuicios sobre lo que está sucediendo.
El terapeuta recurre al proceso de resonancia para explorar el
cómo de la experiencia, el qué está sucediendo, y el dónde sucede.
La estética en el proceso terapéutico ayuda al adolescente a tomar
conciencia de lo que vive y lo que quiere vivir. El apoyo en el
encuentro con el otro permite hacer presente lo que había perma-
necido ausente. Cuando el proceso terapéutico es apoyado por la
experiencia corporal y la actitud fenomenológica, promueve que
el dolor sea apreciado, transformado y co-construido como un
camino de hermosas posibilidades. 
El terapeuta utiliza su cuerpo para brindar soporte a la expe-
riencia del adolescente, apoyando las funciones de contacto y la
expresión emocional. El trabajo somático-kinestésico con los mi-
cro-movimientos corporales se enfoca en sostener las experiencias
emocionales que se encontraban alienadas, con la finalidad de
promover la toma de contacto.
El adolescente proviene de un entorno que mantiene muchos
prejuicios sobre su conducta.Por lo tanto, el terapeuta necesita
aceptar al adolescente como se presenta en la sesión. El trabajo
requiere enfocarse en lo que está sucediendo en la sesión, y no
en las expectativas que tienen los padres y la sociedad sobre el
adolescente. Lidiar con las exigencias de los padres es una labor
conjunta que necesitan efectuar el terapeuta y el adolescente, para
alcanzar una nueva mirada que se enfoque en la experiencia inter-
subjetiva emergente, y no en las expectativas parentales.
La autorrevelación es fundamental para construir un campo de
confianza.No obstante, el terapeuta necesita enfocar su atención en
la experiencia estética presente, para seleccionar qué aspectos es con-
veniente revelar al adolescente. Se busca que la revelación sea un apo-

108
yo para que el adolescente pueda explorar en su propia experiencia y
le brinde soporte para mantener la excitación necesaria para asumir
riesgos a nivel relacional. Cuando la revelación es adecuada, se crea
una relación de intimidad entre el terapeuta y el adolescente. Con-
trario a esto, cuando el terapeuta abusa de las revelaciones se crea un
campo de tensión, angustia, evasión o ausencia.
El terapeuta brinda el soporte necesario al adolescente para
asumir el riesgo de explorar nuevas posibilidades, logrando agre-
dir al entorno y asimilar las experiencias novedosas que emergen
de la situación. El proceso de asimilación e integración de expe-
riencias emocionales necesita ser progresivo: cuando el terapeuta
es impaciente, el adolescente reacciona de manera oposicionista,
porque se replica la interacción que mantiene en el mundo.
Dentro del trabajo corporal es importante explorar las res-
tricciones que mantiene el adolescente, para invitarlo a realizar
experimentos que permitan aproximarse a nuevas formas a nivel
relacional. Se busca que el adolescente pueda acercarse al conflic-
to siendo consciente de las manifestaciones somáticas que le pro-
voca. El trabajo cinestésico apoya el awareness, la sensibilización y
excitación para movilizarse hacia la novedad.
El terapeuta constantemente evaluará el nivel de conciencia
corporal que tenga el adolescente, para co-crear experimentos
que promuevan el awareness. La base para la experimentación en
el trabajo con adolescentes es la confianza, posteriormente el te-
rapeuta se enfoca en sostener el trabajo somático a través de su
respiración, postura, presencia, voz y movimiento.
El adolescente sostiene su existencia a través de su corporali-
dad, por eso el trabajo somático es fundamental para apoyar a la
flexibilización los patrones relacionales que se encuentran fijados.
Las conductas estereotipadas se pueden apreciar a nivel de pa-
trones de movimiento y tensiones musculares. El terapeuta evita
interpretar los patrones fijados, y contrario a esto, se dedica a
explorar fenomenológicamente la experiencia de tensión.

109
Ante los patrones de movimiento que se encuentran fijados,
el terapeuta propone experimentos que serán co-creados de ma-
nera espontánea con la finalidad de fomentar la ampliación de
conciencia en el adolescente. El terapeuta Gestalt recurre a su
creatividad para ir generando junto con el adolescente un proceso
continuo de innovación en el campo fenoménico. El terapeuta se
enfoca en ir creando situaciones novedosas que permitan al ado-
lescente explorar nuevas posibilidades en un entorno seguro. El
terapeuta y el adolescente se embarcan en un viaje de mutuo des-
cubrimiento que les permita crear una relación transformadora.
El terapeuta que trabaja con adolescentes necesita realizar una
amplialabor a nivel corporal, porque su cuerpo posibilita el en-
cuentro con el adolescente. La terapia con adolescentes se funda-
menta en el trabajo con la proximidad, el ritmo, movimiento y
manifestaciones emocionales. La relación terapéutica cumple la
función de establecer una nueva regulación de la excitación y el
ritmo en el adolescente, para ayudarle a ajustarse a las condiciones
presentes y encauzar su energía hacia la satisfacción de necesidades.

PROCESO DE INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA


CONTEXTUAL
Los adolescentes están en proceso de formación del self, basados en
la conciencia narrativa que han logrado desde la infancia. Los pa-
trones del carácter se fundamentan en los procesos relacionales que
vive el adolescente, cuando se encuentra ante nuevas situaciones,
pero sus reacciones corresponden a viejas formas de pensar, sentir
y actuar; podemos decir que no se encuentran contextualizadas o
tienen dificultades para adaptarse a las nuevas condiciones.
La recurrencia de las actitudes descontextualizadas será un
foco de atención en el proceso terapéutico. El terapeuta acompa-

110
ña al adolescente en su proceso de identificación de necesidades
particulares con base en el contexto presente. El terapeuta Gestalt
que trabaja con adolescentes requiere conocer las condiciones que
emergen de la situación terapéutica.
En Terapia Gestalt empleamos el método contextual como
una manera de aproximarnos a la experiencia tal y como acontece
en la vivencia del adolescente. Por lo tanto, la TG no está centra-
da en técnicas preestablecidas, sino en experimentos que apoyan
a los adolescentes en su proceso de ampliación de conciencia.
La metodología terapéutica busca promover la creatividad en
el proceso relacional con el adolescente, generalmente el terapeu-
ta recurre a intervenciones que promueven la modificación del
ritmo y establece pausas para lograr mayor enfoque en la expe-
riencia presente. El terapeuta Gestalt que trabaja desde una meto-
dología contextual necesita mantener una continua presencia en
la frontera-contacto, además de favorecer la inclusión del adoles-
cente en el proceso relacional.
El trabajo terapéutico se enfoca en el proceso que sucede en
la frontera-contacto entre el terapeuta y el adolescente, por lo
tanto, las intervenciones y experimentos estarán centrados en la
experiencia actual y directa de ambos. La función del terapeuta es
apoyar al adolescente en su proceso de exploración y enfoque de
la conciencia de sus distintos niveles.
La Terapia Gestalt es experiencial porque pone su atención al
proceso relacional que ocurre en el momento presente, estable-
ciendo pausas para profundizar en momentos clave que percibe a
nivel estético. Para esto, el terapeuta necesita desarrollar una gran
sensibilidad para lograr manejar con pericia estos momentos y
apoyar al adolescente en su proceso de awareness.
El silencio es una gran herramienta en el trabajo terapéutico,
no obstante, con los adolescentes necesitamos manejarlo con me-
sura, porque pueden llegar a sentirse ansiosos, abandonados o en-
juiciados cuando el terapeuta permanece callado por un tiempo

111
significativo. Las intervenciones del trabajo terapéutico estarán
fundamentadas en el método fenomenológico porque nos ofre-
cen la posibilidad de brindar apreciaciones que orienten la aten-
ción hacia la figura que va emergiendo del campo.
Los adolescentes suelen ser muy reactivos ante las situaciones pre-
sentes en el campo.Por su parte, el terapeuta buscará identificar los
momentos en que el adolescente interrumpa la experiencia, para lo
que necesita aplicar nuevamente la fenomenología, pero ahora acom-
pañándola de la apreciación estética para captar las modificaciones
somáticas que están sucediendo. El terapeuta estará muy atento de
los procesos de alteridad que suceden en la frontera-contacto en su
interacción con el adolescente. Para lograr un buen acompañamien-
to terapéutico es indispensable mantener la actitud fenomenológica
y evitar engancharse con el discursodel adolescente, para enfocarse en
los procesos estéticos que acompañan al discurso.
Cuando el adolescente es afectado por el ello de la situación, el
terapeuta necesita apoyarlo para sostener la excitación, de tal ma-
nera que sea capaz de continuar con la experiencia emocional y
co-crear una figura nítida. El terapeuta necesita estar muy atento
a su comportamiento para evitar producir vergüenza o culpa en
el adolescente, sobre todo cuando se esté trabajando con temas en
los cuales el adolescente ha experimentando prejuicios por parte
de su entorno social.
El adolescente se encuentra en plena efervescencia energética,
pero necesita un campo que apoye su expresión. En TG se pide al
adolescente poner de manifiesto sus sentimientos o pensamiento
a través de la relación con el terapeuta. Por ejemplo, el adolescen-
te puede sentir mucha ansiedad por callar sus sentimientos con
respecto a su familia, en esta propuesta nos enfocamos en que lo
pueda compartir con el terapeuta, independientemente de si lo
hace con su familia o no,porque consideramos que el problema
no radica en no decírselo a sus padres, sino en su dificultad de
contextualizar sus sentimientos y ser capaz de confiar en los otros.

112
Cuando es muy difícil para el adolescente verbalizar su expe-
riencia, o bien cuando son adolescentes que presentan actitudes
más infantiles, la utilización de técnicas creativas como forma de
expresión puede llegar a ser un recurso muy útil. Para algunos
adolescentes el uso de los dibujos, plastilina, cómics, arte o téc-
nicas narrativas puede ayudarlos a aclarar y expresar sentimientos
que de otra manera no lograrían verbalizar en ese momento.
La adolescencia es una etapa donde la experiencia corporal es
fundamental para lograr conexión e interacción con el mundo.
La conciencia de los procesos de intercorporalidad es básica para
el trabajo con adolescente. Sin embargo, el terapeuta necesita ir
co-creando una dimensión compartida con el adolescente para
empezar a profundizar en la conciencia corporal, de otra for-
ma, las intervenciones del terapeuta pueden llegar a incomodar
al adolescente, debido a que no está acostumbrado a enfocar su
atención en la experiencia somática.
El terapeuta Gestalt está atento a los patrones de respiración y
movimiento presentes en la situación terapéutica. El trabajo con
adolescentes se enfoca en co-crear experimentos que apoyen la
ampliación de conciencia a través de atención a su respiración o
sus movimientos corporales en el contexto de la sesión terapéuti-
ca. El terapeuta necesita identificar los aspectos que se encuentran
ausentes en el campo relacional para hacerlos presentes, apoyan-
do la intencionalidad de contacto que se encuentra inhibida.
El método contextual aplicado en Terapia Gestalt requiere
apoyarse de la fenomenología, la estética y el diálogo. El terapeu-
ta necesita establecer un proceso de mediación entre su visión
teórica y la necesidad expresada por el adolescente, para lograr
establecer un bosquejo en común que sirva como brújula a la
relación terapéutica.
A partir del establecimiento del bosquejo terapéutico, ambos em-
prenderán un camino de búsqueda existencial, que se adapte a cada
una de las situaciones presentes en el contexto terapéutico. Utilizo

113
la palabra bosquejo porque es la base sobre la cual se construirá el
trabajo terapéutico, permitiendo nuevas aportaciones y matices que
vayan configurando el proceso de formación de figuras.
El bosquejo terapéutico se actualizará continuamente a través de
experimentos vivenciales, que impulsen el aprendizaje de aspectos
novedosospara la movilización hacia el crecimiento del adolescente.
La experimentación es una transición entre la energía contenida y
la expresión viva en el contexto próximo. En pocas palabras la Tera-
pia Gestalt con adolescentes es una exploración compartida, donde
ambos se aventuran en un viaje por un océano lleno de vicisitudes
y buenos momentos, hasta encontrar un horizonte de esperanza.
El trabajo terapéutico con adolescentes está focalizado en la
co-creación de posibilidades, y en el proceso de elección por parte
del consultante. La terapia será exitosa cuando el adolescente lo-
gre establecer nuevas formas de responder a las condiciones con-
textuales para satisfacer su necesidad presente.
El terapeuta Gestalt requiere una formación sólida a nivel clí-
nico, teórico y práctico (supervisión) para tener un ground que
le permita sostener un trabajo terapéutico enfocado en la fron-
tera-contacto. El trabajo con adolescentes en algunos momentos
puede llegar a ser frustrante, no solo por la inconsistencia que
presentan en algunos momentos del proceso, sino por las deman-
das y actitudes de los padres o maestros.
El ground que logra el terapeuta le permite brindar un apoyo
profesional adecuado, además de favorecer sesiones creativas, in-
tensas, novedosas y armoniosas. El terapeuta necesita tener bien
interiorizada la teoría, porque esta le servirá como guía en su pro-
ceso estético-creativo, para utilizar su intuición con responsabili-
dad y profesionalismo.
El trabajo terapéutico se enfoca en la co-creación de un campo
que promueva un contacto pleno, para esto el terapeuta necesita
identificar las condiciones presentes en la situación. En Terapia
Gestalt existen cuatro escenarios a nivel relacional involucrados

114
en el proceso de contacto y equilibrio del organismo.Estos son:
situación de equilibrio, situación de peligro, situación de frustra-
ción, y el ajuste creativo.
En el trabajo con adolescentes generalmente podemos encon-
trar diversas situaciones de acuerdo a las características singulares
de cada consultante, pero también de las etapas del proceso te-
rapéutico. Generalmente al inicio del proceso terapéutico se es-
tablece una situación de equilibrio, donde las figuras son difusas
y existe poca excitación. Por su parte el adolescente experimen-
ta un bienestar temporal o una dificultad para ser consciente de
las necesidades presentes. Esta situación es una de las más com-
plicadas para los terapeutas debido a que llegan a experimentar
frustración, enojo e impotencia por la dificultad para alcanzar al
adolescente o establecer una figura clara.
En la segunda etapa del proceso terapéutico se va co-crean-
do una situación de peligro o frustración, en el caso de los ado-
lescente el establecimiento del pre-contacto con las experiencias
emocionales provoca temporalmente un campo de urgencia, por
su parte el terapeuta llega a experimentar frustración por querer
apoyar pero no encontrar la manera de disminuir la percepción
de amenaza que vive el adolescente por la exploración de expe-
riencias que contienen excitación emocional.
El trabajo fenomenológico y estético es una base importante
para sostener la experiencia e ir clarificando las condiciones del
campo y contextualizarlas a la situación. La relación terapéutica
necesita actualizar las funciones de agresión, selección y rechazo
de las condiciones presentes, para lograr una movilización que
permita alcanzar un contacto pleno. El ground del terapeuta es
fundamental para sostener su presencia en los momentos de ma-
yor tensión e incertidumbre, además el terapeuta será un soporte
y un modelo para el adolescente.
Cuando el terapeuta y el adolescente logran transitar por la
situación de urgencia, se crea un entorno adecuado para satisfacer

115
las necesidades emergentes, donde prevalecen las potencialidades
por encima de los obstáculos del entorno. Posteriormente la rela-
ción terapéutica se dirige hacia las posibilidades de crear ajustes
creativos para lograr un funcionamiento satisfactorio de acuerdo
a las condiciones presentes. Este proceso no necesariamente es
lineal, sobre todo en el caso del trabajo con adolescentes, puede
haber variaciones importantes a lo largo del proceso. Esto sucede
sobre todo por la reactividad que tienen ante las situaciones fami-
liares o en sus entornos escolares y sociales.
El trabajo con adolescentes está siempre en el límite de la fron-
tera-contacto, porque tiene mucha mayor variabilidad que la que
presenta un adulto. El factor de la impredictibilidad puede ser
un aspecto muy favorecedor para la creación de situaciones que
promuevan el contacto, no obstante, si el terapeuta no logra sos-
tener su presencia en la frontera-contacto en los momentos de
incertidumbre o caos, el proceso terapéutico puede llegar a ser
una experiencia difícil para ambos.
En el caso de los adolescentes que presentan experiencias dis-
funcionales,la situación de urgencia se va estableciendo como
una pauta crónica que mantiene la sensación de incertidumbre,
frustración y orfandad. El malestar es constante, manteniendo
una tensión que provoca sufrimiento, que surge de una situa-
ción de amenaza, donde el adolescente no encuentra el apoyo
necesario para agredir al entorno y satisfacer sus necesidades
mediante ajustes creativos.
La experiencia de dolor en soledad provoca un sufrimiento exis-
tencial que se puede instaurar como una experiencia disfuncional.
Cuando el malestar es insoportable se produce una fragmentación
en el self del adolescente, afectando principalmente la función per-
sonalidad. La reacción del adolescente que presenta esta experiencia
es un trauma acumulativo que produce una frustración paralizante
que favorece la escisión hacia la fantasía. El terapeuta necesita aten-
der al proceso de oxímoron, es decir, establecer un balance entre la

116
realidad y la fantasía como un medio para co-crear una situación
que permita ajustes creativos contextualizados.
El terapeuta necesita favorecer el proceso de inclusión del
adolescente, para que el dolor contenido que había provocado
el aislamiento ahora sea un llamado hacia la compasión. El te-
rapeuta se enfoca en ayudar al adolescente a identificar los ele-
mentos del entorno presente, para ir favoreciendo la confianza
de sostenerse en la frontera-contacto y no huir hacia la fantasía.
A partir del encuentro entre el terapeuta y el adolescente, van
creando una situación que va formando figuras claras que per-
mitan lograr un apoyo recíproco para compartir la tensión ge-
nerada por los deseos que se encontraban contenidos, afectando
la espontaneidad del adolescente.
El terapeuta necesita recordar al adolescente que “Lo que es
importante subrayar es que la actualidad contactada no es un es-
tado ‘objetivo’, inmutable y apropiado, sino una potencialidad
que, en el contacto, se convierte en realidad” (PHG p. 191). A
partir de esto, el adolescente puede comprender que las expe-
riencias siempre son temporales y que lo único constante es el
cambio.Aferrarnos a la estabilidad es un intención humana que
va contra la tendencia de la naturaleza.
El terapeuta se enfoca en lo que sucede en la frontera-contac-
to, para co-crear un proceso de formación de figura/fondo que
permita al adolescente comprender el dinamismo de las necesi-
dades, así como su interacción con los recursos disponibles en el
entorno. La relación terapéutica es una burbuja que busca pausar
el movimiento de la vida para favorecer la ampliación de con-
ciencia, brindando la posibilidad de describir nuevos intereses,
modificar la intensidad y la excitación para ir hacia la figura.
Las cualidades estéticas con las que evaluamos a la figura que
surge son la intensidad, claridad, fluidez, armonía, flexibilidad, rit-
mo, unicidad, etcétera. Estos criterios nos permiten profundizar
en las experiencias que aparecen en el contexto terapéutico. No se

117
trata de clasificar al adolescente en una categoría, sino explorar las
formas que se van construyendo en el proceso relacional. Cuando
las figuras carecen de vitalidad, excitación, claridad o intensidad,
podemos identificar obstáculos en el proceso de contacto.
La Terapia Gestalt con adolescentes realiza un trabajo en la
frontera-contacto, para encauzar su atención a la experiencia en
el contexto en el que se presenta, y donde tenemos la oportuni-
dad de intervenir de manera activa. Muchas veces se dice que no
se pueden lograr avances con los adolescentes si no trabajamos
con sus padres; desde la visión de campo, cuando trabajamos con
los adolescentes estamos favoreciendo la posibilidad de construir
nuevos campos en su interacción familiar.
La terapia con adolescentes consiste en enfocarse en la experien-
cia real tal y como está sucediendo, tomando como base la manera
es que se vive el recuerdo en la situación presente o como se experi-
menta el discurso ante el terapeuta. El trabajo con adolescentes está
orientado a la experiencia somática e intersubjetiva, es decir, a las
posturas, movimientos, respiración, miradas, etcétera.
Establecer una atención focalizada es la base para promover
el descubrimiento de las novedades presentes. El adolescente es
capaz de atender a las situaciones que permanecen inconclusas en
el momento presente, a través de la experimentación de nuevas
posturas y actitudes impulsadas con la conciencia contextual.
Los adolescentes buscarán huir de las experiencias novedosas,
porque se encuentran habituados a experimentar soledad y falta
de apoyo por parte del entorno. La propuesta terapéutica establece
un énfasis particular en el trabajo en la situación real, para apoyar
la creatividad del paciente, buscando la integración de los aspectos
que se encontraban alienados debido a la ausencia parental.
Finalmente podemos concluir que la Terapia Gestalt con ado-
lescentes encamina esfuerzos para apoyar a los consultantes en su
proceso de afrontamiento de las crisis, sosteniendo la excitación
para asumir el riesgo de ir hacia la novedad, realizar ajustes crea-

118
tivos para lograr la asimilación e integración de nuevos aspectos
en la función Personalidad del self. La terapia consiste en traer luz
a las pautas relacionales presentes e identificar los obstáculos que
limitan la espontaneidad del adolescente.
La ampliación de conciencia nos permite identificar las flexio-
nes que presenta el adolescente.Desde la perspectiva de la Terapia
Gestalt, consideramos a las flexiones como expresiones creativas
para reaccionar al entorno. El terapeuta busca identificar la función
que tiene la flexión en la vida del adolescente, y posteriormente
trata de contextualizar de acuerdo con la situación presente.
Por ejemplo, hay adolescentes que han vivido una infancia di-
fícil y reaccionan retroflectando porque en su entorno familiar no
era posible expresar su sentir.Esta pauta se queda instaurada como
una flexión rigidizada que resulta anacrónica en el contexto tera-
péutico. De acuerdo a las condiciones presentes se promueve que el
adolescente agreda al entorno tomando en cuenta las circunstancias
actuales sin cargar con el temor del allá y entonces de su pasado.
Le pedimos al adolescente que regule su ritmo para que pueda
ser consciente de las condiciones en la frontera-contacto, lo invita-
mos a que se enfoque en la manera en que interrumpe el contacto,
cómo evita las experiencias, cómo contiene su excitación, etcétera.
De esta manera, el terapeuta promueve una genuina aceptación de
la experiencia, tal y como sucede, sin prejuzgar o querer corregir.
La invitación no es a corregir sino a brindar el soporte necesario
para que el adolescente siga el cauce que necesite. Creo que la me-
jor manera de ejemplificar la Terapia Gestalt es con un árbol: cuan-
do se encuentra en el proceso de maduración se amarra junto al
tronco una guía que brinda soporte al árbol para que pueda tomar
un cauce adecuado; los adolescentes han carecido de esta guía, por
eso el terapeuta cumple la función de soporte para que desarrollen
su potencial contenido a través de una relación segura.
Necesitamos valorar la intención del adolescente de salir ade-
lante, de explorar cosas dolorosas, o simplemente la voluntad de

119
asistir. Es importante sostener la intencionalidad que mantiene
al adolescente en el proceso terapéutico, con base en la inten-
cionalidad buscaremos co-crear un campo novedoso, excitante y
nutricio. Se pretende favorecer un proceso de experimentación
de las situaciones, adentrándose en aspectos que se encontraban
alienados por las condiciones del contexto donde surgieron, se
busca lograr una regulación relacional que permita al adolescente
discernir entre una situación de urgencia y una segura.
El adolescente es un ser lleno de potencialidades, la poda si-
náptica que vive durante esta etapa nos brinda la oportunidad de
construir una nueva historia, el terapeuta necesita apoyar al ado-
lescente para que sea capaz de explotar todo su potencial creativo.
Para animar el desarrollo de ajustes creativos, se precisa que el
adolescente se enfoque en lo que sucede en la experiencia presen-
te, es decir, la terapia está orientada al logro de una situación de
urgencia segura de alta intensidad, favoreciendo la excitación ne-
cesaria para que el adolescente pueda movilizarse hacia la elección
dentro de las opciones presentes en el campo relacional.
El adolescente se encuentra en la tensión entre la ansiedad y la
excitación ante la situación presente. El terapeuta acompaña al con-
sultante en el proceso de exploración de la situación real, para iden-
tificar las características de la experiencia. El adolescente que no ha
tenido el apoyo adecuado del entorno comienza a desensibilizarse,
disminuyendo su capacidad para relacionarse con el entorno a tra-
vés de las funciones de contacto.Por ese motivo, mantiene patrones
estereotipados que le impiden estar presente en la frontera-contacto.
La misión de la terapia es mantener el contacto con la situa-
ción que va progresando, identificando los elementos novedosos
que incrementan la excitación, para que se vaya logrando el ajus-
te creativo hasta conseguir el crecimiento de la personalidad. La
creatividad es impulsada por los elementos que surgen al focalizar
el proceso en las situaciones inacabadas, explorando nuevas posi-
bilidades en la situación presente.

120
SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA
Y ADOLESCENCIA

La adolescencia en la sociedad del cansancio


Actualmente vivimos en una sociedad donde hemos aniquilado
a la otredad; coexistimos en una sociedad del sometimiento.Los
adolescentes cada vez son más competitivos en la búsqueda de
poder o dominio en cualquiera de sus manifestaciones. La gran
problemática que tienen los jóvenes es verse impactados por las
expectativas capitalistas y no alcanzar el estándar que se establece
a través de redes sociales.
La sociedad establece un ritmo vertiginoso donde no hay
tiempo suficiente para ver a los otros. La demanda de éxito y
poder son los argumentos de una vida plena. En el caso de los
adolescentes esta demanda social afecta de manera significativa a
la dinámica familiar, porque los padres no dialogan con sus hijos
y por lo tanto existe una ausencia de la otredad. El ritmo acelera-
dono solo se vive a nivel familiar;también podemos apreciarlo en
los programas de televisión, las plataformas con series televisivas
y en los programas educativos.
En esta sociedad contemporánea no tienen cabida la paciencia
y la alteridad, vivimos inmersos en la urgencia de la gratificación
inmediata. A veces los jóvenes experimentan mayor angustia por
la pérdida de su celular que por los problemas que acontecen en
su entorno. Nos han vendido la idea que la felicidad y el éxito
dependen de uno mismo, y los jóvenes se desarrollan en un en-
torno de aislamiento y ausencia que los lleva a experimentar una
pérdida de sentido de vida.
La sociedad nos invita a encontrar espacios para ser reconoci-
dos, los jóvenes buscan a toda costa ser vistos por los otros. Para
lograrlo, han encontrado en redes sociales la manera de expresarse

121
e intentar ser vistos. En ocasiones las demandas que reciben los
adolescentes por parte de la sociedad son excesivas, hasta el punto
de poner en juego sus valores o dignidad, con tal de ser reconoci-
dos. Se imponen retos para ser dignos de ser vistos. No obstante,
son pocos los que logran notoriedad, la mayoría se quedan con
un vacío existencial que resulta muy desesperanzador.
Los adolescentes han crecido con un introyecto de dominio o
poder. Por eso, se esfuerzan en demasía para lograr el éxito o respe-
to por parte del entorno. Esta visión de vida se ha permeado a todas
las clases sociales, a través de las redes sociales. Los adolescentes
quieren ir demasiado aprisa, tan rápido que no son capaces de dis-
frutar la presencia de otros. Nos hemos olvidado de la hermandad,
porque hemos educado a los adolescentes para ser competitivos, y
no para coexistir en este mundo. Gracias a este mundo de ausencias
hemos co-creado campos depresivos, ansiosos, adictivos, etcétera.
La experiencia de vacío que continuamenteviven los adoles-
centes es la base sobre la cual se desarrollan las experiencias dis-
funcionales. La sociedad narcisista en la que vivimos nos hace
ausentarnos y aislarnos paulatinamente, hasta perdernos a noso-
tros mismos. Los adolescentes se están desarrollando en entornos
donde prevalece la incertidumbre. Las familias crean un ambien-
te enrarecido que se caracterizapor un temor difuso, donde no
hay alguien que apoye o reciba en la relación.
Los adolescentesestán desarrollando un problema de proxi-
midad e intimidad, ambas experiencias se encuentran en peligro
porque lo que se vive como intimidad a través de las relaciones
establecidas en redes sociales se convierte en un aislamiento del
entorno próximo. Las personas van perdiendo el misterio y la
distancia que produce el deseo de cercanía. Existe una sobreex-
posición por parte de los adolescentes, donde no tiene cabida la
privacidad. Esta exposición provoca una pérdida de los procesos
de alteridad: los jóvenes se han acostumbrado a cosificarse y ser
cosificados en las relaciones interpersonales.

122
En mi experiencia dentro del trabajo con adolescentes he po-
dido notar cómo les resulta difícil recibir una mirada, expresar
empatía y dialogar. Las relaciones interpersonales se han con-
vertido en un escaparate para mostrarse, por eso las relaciones
interpersonales cumplen una función utilitaria. Los adolescentes
se relacionan con otros para obtener beneficios, y legitimar su
popularidad o dominio sobre el entorno. Como sociedad nos he-
mos enfermado de un falsa positividad que nos lleva a tener una
actitud individualista que niega la presencia del otro.
La soledad negada es una experiencia común que viven muchos
adolescentes, esto lo veo todos los días en los distintos niveles socioe-
conómicos. Los jóvenes sufren en silencio porque no hay alguien
disponible que reciba su dolor. Hemos creado un sistema educativo
basado en la competitividad, pero sobre todo en la inmediatez, la
violencia, la competencia y el individualismo. Los adolescentes tie-
nen altas expectativas a nivel económico, han introyectado una idea
de felicidad basada en el cumplimiento de metas económicas.
Los adolescentes están desarrollando hartazgo por la vida, por-
que observan cómo los adultos estamos enfrascados en un cons-
tante proceso de autoexplotación. Lo anterior nos lleva a formar
una sociedad del burnout (extenuación). Los padres de familia
tienen que pasar largas jornadas fuera de casa para poder mante-
ner a sus hijos; por su parte, los adolescentes pasan mucho tiem-
po solos o conviviendo en la calle. Cuando logran encontrarse,
ambos están tan cansados que dialogan muy poco. El cansancio
va aniquilando la espontaneidad, porque cada uno llega tan fati-
gado que se muestra apático en la relación.
El cansancio acumulado produce en el ambiente una expe-
riencia de irritabilidad que nos impide ver al otro, creando un
campo confluente donde no podemos diferenciarnos. La falta
de un contacto de calidad provoca que los adolescentes vayan
alienándose, perdiendo su capacidad para responder espontánea-
mente. Los adolescentes van perdiendo la capacidad en las fun-

123
ciones de contacto, progresivamente se van anestesiando hasta el
punto de ausentarse en la frontera-contacto.
Los adolescentes van perdiendo la pasión por la vida, se están
formando como seres fríos y desconectados. Este señalamiento
no pretende ser un juicio, sino una descripción que intenta com-
prender la experiencia de muchos jóvenes que viven una orfan-
dad existencial. La sociedad contemporánea aniquila las ideolo-
gías comunitarias y pondera el éxito individual.
Los profesores que educan a los adolescentes en su mayoría
carecen de compromiso y pasión por la educación, y solo se remi-
ten a cubrir el horario de clases. Cabe mencionar que estos seña-
lamientos son generalidades de la sociedad contemporánea;por lo
tanto, no espero que esto sea tomado literalmente, sino que lleve
a los lectores a una profunda reflexión de acuerdo a la singulari-
dad de cada situación.
Los adolescentes tienen un gran temor de diferenciarse del
entorno, viven enajenados y con el miedo de ser excluidos, se-
ñaladas o vejados. La sociedad es una sociedad de la simulación,
donde existe una gran brecha entre el perfil de Facebook de una
persona y su experiencia emocional. Nos hemos construido como
una sociedad que aniquila el dolor y lo sustituye por un falso en-
tusiasmo. Las familias crean campos de anestesia donde está pro-
hibido manifestarse, lo único que es posible es una convivencia
superficial que nos brinde la ilusión de no estar solos.
El ritmo vertiginoso y el gran distanciamiento que tenemos en
nuestras relaciones cotidianas nos van traumatizando paulatina-
mente. Nuestro sistema nervioso sufre con esta constante incer-
tidumbre que se vive en la vida cotidiana. Los adolescentes son
mucho más sensibles a esta inestabilidad. En lo particular, consi-
dero que formamos campos disfuncionales donde cada día más
jóvenes están buscando mitigar su angustia existencial a través de
conductas autolesivas e intentos de suicidio. Los jóvenes viven
con altos niveles de estrés, no tienen tiempo de darse un respiro o
tomar una pausa para reflexionar.

124
La ausencia nos va enfermando, creando campos patológicos
que favorecen el desarrollo de experiencias disfuncionales en ado-
lescentes, tales como depresión, trastorno negativista desafiante,
trastorno disocial, TDAH, el trastorno límite de la personalidad,
trastornos alimenticios, adicciones, etcétera. Los padres se han
ausentado en el proceso de crianza, hasta el punto de aniquilar la
otredad. La incapacidad de ver al otro es una ausencia sociópata
que limita el contacto y la novedad en las relaciones humanas.
La enajenación que produce la globalización va aniquilando la
singularidad y el proceso de alteridad intersubjetiva.
Los adolescentes se desarrollan en una sociedad caracterizada
por la aniquilación de la otredad y la diferenciación. Vivimos en
una sociedad de la confluencia, que nos condena al aislamiento,
porque al desaparecer la otredad no hay quien nos confirme y nos
permita co-crearnos como seres humanos. La sociedad adolece de
la presencia del otro, actualmente las diferencias son vistas como
amenazas. En lugar de intentar comprender las diferencias y nu-
trirnos de ellas, las aniquilamos de manera estereotipada.
En la actualidad la sociedad va erradicando las diferencias, se
está imponiendo una homologación que anula la singularidad. Los
procesos en la frontera-contacto se caracterizan por una confluen-
cia patológica que no permite la distinción, limitando la capacidad
del contacto. La vida avanza rápidamente, sin tener una pausa para
encontrarse con otros. Los adolescentes sufren por la incapacidad
de diferenciarse, por su parte, la falta de apoyo provoca un cons-
tante estado de crisis. La recurrente experiencia de malestar se va
manifestando en ataques de pánico y experiencias depresivas.
En ocasiones, los adultos esperamos que los adolescentes ten-
gan valores distintos, pero los hemos educado en una sociedad
egoísta, impaciente, anestesiada y sobre todo aislada. Hemos per-
dido la privacidad y el misterio que nos aportan las relaciones
humanas. La intimidad es algo que se va diluyendoporque nos
interesa poco comprender al otro, por eso no podemos sentir la

125
presencia de la otredad. Los adolescentes han estado inundados
de información, y se han acostumbrado tanto al exhibicionismo
que se ha ido perdiendo la capacidad de sorpresa.
La aniquilación de las experiencias afecta nuestra capacidad de
responder a las demandas del entorno. En la sociedad actual nos ate-
rroriza el dolor, hemos enseñado a los adolescentes a validar la nega-
ción del mundo adulto. Vivimos en una sociedad donde la verdad se
encuentra velada por un conjunto de argumentos ilusorios. Parece
más fácil negar el consumo de drogas en la familia o escuela, que en-
frentar el dolor que produce ver a nuestros jóvenes diluyendo su vida.
Los adolescentes han aprendido a vivir en el escenario de
lo público.No obstante, lo público es tan homogéneo que no
se presenta como una particularidad o un atrevimiento, sino
como una expresión de alienación con respecto a las demandas
sociales. Los adolescentes están desarrollándose en la cultura
amorosa de los “amigovios”, se centran en una visión del goce y
la falta de compromiso. La negación de la otredad se manifiesta
en la indiferencia de la experiencia del otro, esto nos lleva a una
ceguera emocional.
La positividad que caracteriza a la sociedad del cansancio se pre-
senta en la indiferencia hacia la experiencia del otro. Vivimos la
otredad como algo ajeno a nuestra experiencia, lamentablemente
no hemos sido capaces de mostrarles a los adolescentes que no in-
teractuamos, sino que inter-somos. La inmunidad que presentan
algunos adolescentes ante el dolor ajeno es una muestra del estado
de anestesia en el que se encuentran. La ausencia de dolor es un
signo de una sociedad que se está enfermando de miedo.
La positividad que caracteriza a la sociedad contemporánea bus-
ca aniquilar a la otredad, como una medida para asumir el control
de la situación y disminuir el riesgo emocional. Los adolescentes
están desarrollándose con relaciones ausentes, que limitan su ca-
pacidad de contacto y asimilación del entorno. Por eso, podemos
ver que muchos adolescentes tienen problemas para madurar o de-

126
sarrollarse de manera saludable. La intimidad es una quimera que
es vista como una amenaza, con respecto al estado de “felicidad”
que representan las relaciones sin compromiso; esto no solo a nivel
erótico, sino en todas las dimensiones de coexistencia.
Los adolescentes están compartiendo sus “packs”, es decir,
envían fotografías eróticas con personas que apenas conocen. El
misterio es inexistente, porque como se ha aniquilado la otredad,
el riesgo de ser vistos va perdiendo impacto. La adolescencia se
caracteriza por el desarraigo y la búsqueda de identidad, sin em-
bargo los adolescentes buscan alcanzar el estándar de identidad
que anula las diferencias con el entorno.
El fenómeno del bullying tiene la particularidad de la exclu-
sión de lo diferente, la violencia se va interiorizando en la cultura
como una respuesta de sobrevivencia. La exclusión entre los ado-
lescentes polariza como favorable lo homogéneo y recrimina lo
diferente. Esta tendencia representa la extinción del diálogo, el
erotismo, la intimidad, la compasión y la hermandad.
Estamos construyendo una sociedad donde los adolescentes
están sobresaturados de estímulos, pero vacíos a nivel emocional.
La ausencia en la frontera-contacto produce un gran sufrimiento
caracterizado por las experiencias de orfandad, hartazgo, agota-
miento, angustia y cansancio. Los adolescentes se han habituado
a la ausencia, la depresión es una experiencia cada día más común
a nivel social; la enajenación hace que ningún sufrimiento sea
suficiente para ser tomado en cuenta. Cuando realizo terapia en
las comunidades he podido apreciar un gran sufrimiento en la
mayoría de los jóvenes, muchos han intentado suicidarse en repe-
tidas ocasiones y nadie se ha enterado.
Las familias viven una violencia subrepticia que se caracteriza
por la masificación de las experiencias. Actualmente las perso-
nas se encuentran tan enajenadas, que tanto los padres como los
hijos han incorporado las tendencias masificadoras del entorno.
Estamos co-creando una sociedad donde hay una sobreabun-

127
dancia de lo idéntico, esto provoca una pérdida de identidad y
una constante sensación de vacío.
La incertidumbre que se vive en esta sociedad tiene a los pa-
dres de familia agotados, deprimidos, apáticos, anestesiados, in-
diferentes y ausentes. Estamos construyendo una sociedad que
da prioridad a la inmediatez y la masificación. El campo que es-
tamos formando se enfoca en el placer inmediato, la exhibición,
la apatía y la aniquilación emocional. El entorno familiar es un
desierto con escasez de diálogo y argumentos, el interés por la
experiencia del otro es prácticamente nulo.
Los vínculos afectivos se encuentran profundamente lastimados,
porque las relaciones en la familia se han vuelto utilitarias y cosifica-
doras. He tenido oportunidad de presenciar experiencias muy dolo-
rosas donde los padres se sienten heridos por la indiferencia de sus
hijos ante el sufrimiento expresado. Los padres olvidan que cuando
sus hijos han expresado su dolor, las respuestas más recurrentes que
reciben son “No pasa nada”, “No llores”, “Estás exagerando”. La ani-
quilación de la otredad provoca que los jóvenes se vayan desarrollan-
do con vínculos afectivos fugaces que difícilmente perduran.
La ausencia de apoyo por parte de las figuras parentales gene-
ra una confusión en adolescentes entre funcional y disfuncional.
De acuerdo a las reflexiones de Byung-Chul Han(2017), hemos
pasado de la sociedad disciplinaria de Foucault a una sociedad
del cansancio, donde hay una exigencia internalizada que valora
el individualismo y la competencia como un estilo de vida cons-
tante. El sentido de enajenación produce una masificación que
genera una autodisciplina para ser validado en el grupo; el castigo
más significativo es la exclusión.
Los adolescentes aprenden a excluir a las expresiones dife-
rentes.Hemos transitado de la sociedad disciplinaria descrita
por Foucault a la sociedad de la competencia y el rendimiento.
Hemos convertido al sufrimiento y a la desesperación como una
mercancía de la cual podemos obtener beneficios económicos.

128
Hemos hecho creer a los adolescentes que son capaces de todo y
que se merecen todo lo deseado. La sociedad ha enseñado a los
jóvenes a penalizar la negatividad, vivimos en una positividad que
asfixia la vida emocional hasta anestesiarla o aniquilarla.
La vida se complica para los adolescentes contemporáneos
porque en la sociedad de la competencia y el rendimiento el en-
foque principal está en la capacidad del logro. El poder y el domi-
nio se han convertido en dos pilares de la sociedad actual. Lo peor
que le puede suceder a un adolescente es caer en la categoría de
“loser”, porque genera reacciones de exclusión y discriminación
por su falta de eficacia a nivel social.
La falta de apoyo que enfrenta la mayoría de los adolescentes
por parte de sus familias favorece la creación de un campo social
donde figuran las experiencias disfuncionales. Las experiencias
depresivas que viven los adolescentes tienen un origen complejo
que se puede rastrear principalmente en una elevada exigencia
que produce una anestesia que desemboca en una vivencia de
soledad y aislamiento. Los jóvenes no tienen tiempo para experi-
mentar el dolor, y sus padres no pueden invertir tiempo suficiente
para estar disponibles para sus hijos, porque no importaquién
eres, sino qué eres capaz de lograr.
La mayoría de los adolescentes que acompaño en el proceso
terapéutico no logra alcanzar las metas establecidas por la socie-
dad. Tampoco consiguen conocerse, porque tienen serias dificul-
tades para ser afectados por la otredad. La sociedad violenta que
estamos construyendo orilla a los jóvenes a negar sus necesidades
para poder cumplir las metas preestablecidas por la sociedad. Los
adolescentes aprenden que esta sociedad consiste en competir y
dominar, en lugar de convivir y contactar.
Los adolescentes aprenden a ser tan individualistas que van
limitando su alteridad ante la presencia del otro. Desde la mirada
de la Terapia Gestalt necesitamos darle un giro a la tendencia
individualista en la que vivimos, para migrar a una sociedad co-

129
laborativa que sea consciente de su interdependencia, valore las
diferencias y confirme la presencia del otro. Desde esta propues-
ta de acompañamiento terapéutico con adolescentes, buscamos
promover la singularidad como un inicio para favorecer una vin-
culación interdependiente a través de la cual los jóvenes puedan
contactar y nutrirse en la relación con la otredad.
De acuerdo con Byung-Chul (2017) las personas trabajamos ex-
cesivamente hasta el punto de llegar a una autoexplotación. Este pro-
ceso se vive como un ejercicio de libertad neoliberal. Sin embargo, es
una imposición que se ha introyectado. De acuerdo con este autor,
el explotador es al mismo tiempo explotado. Los adolescentes se ven
profundamente afectados por esta tendencia social, porque además
de estar siendo educados para introyectar esta idea normativa, están
siendo educados por padres y maestros autoexplotados.
El cansancio que produce el ritmo de vida contemporáneo
afecta la atención de las necesidades.Las personas viven una cons-
tante sensación de impotencia porque no logran alcanzar los
estándares deseados, y cuando consiguen algo, no lo disfrutan
porque ya están buscando una nueva meta. La voracidad con que
se vive actualmente produce un gran vacío existencial en las per-
sonas. La competencia feroz pulveriza la convivencia armónica, y
contrariamente, favorece la violencia.
Byung-Chul (2017) menciona que la sociedad actual vive un
agotamiento del alma.Este agotamiento es tan profundo que no
queda tiempo, fuerza o espacio para mirar a los otros. La sociedad
va a un ritmo tan acelerado que las personas no tienen tiempo de
darse una pausa para respirar.También se encuentra la imposibili-
dad de ver a los demás. Los adultos vamos creando este engranaje
social, y en el caso de los adolescentes, se van formando con este
sistema que nos deshumaniza.
Los adolescentes están sufriendo la carencia de sus padres,
porque la sociedad va reduciendo al ser humano en un animal
laborans. Cada día más personas están renunciando a sus nece-

130
sidades para lograr un alto rendimiento que las haga destacar en
la sociedad neoliberal. La mayoría de los padres se autoexplota y
vive en una constante experiencia disfuncional, su malestar favo-
rece la co-creación de campos patológicos donde prevalecen la
angustia, anestesia e incertidumbre. Los adolescentes padecen la
ausencia de sus figuras parentales, creando relaciones de desola-
ción que generan una gran opacidad en el horizonte.
Los adolescentes están más enfocados en su imagen en Face-
book o Instagram, que en atender su experiencia emocional a
nivel relacional. Muchos adolescentes tienen serias dificultades
para permanecer en quietud, pues el silencio se vive como una
experiencia muy angustiante. El trabajo terapéutico con adoles-
centes necesita enfocarse en atender la experiencia estética y con-
templativa. La Terapia Gestalt con adolescentes se enfocará en el
proceso de alteridad dentro de la relación terapéutica; la presencia
en la frontera-contacto va apoyando la recuperación de la sensibi-
lidad y modificando la hiperactividad, a través de un nuevo ritmo
basado en la regulación relacional.
Los adolescentes necesitan aprender a ver el rostro del otro,
y resonar con su presencia. La Terapia Gestalt contemporánea
busca proponer un trabajo relacional que ayude al adolescente
a superar la automatización que vive en su vida cotidiana, para
explorar nuevas posibilidades en cuanto al ritmo y la proximidad.
El terapeuta necesita atender a la experiencia novedosa para que
el adolescente pueda salir del estado de confluencia con el entor-
no. En un principio el dolor es un gran camino para actualizar
la experiencia en la situación y movilizar la relación hacia la con-
templación y hermandad.
Los adolescentes están en el proceso de aprender a ser adultos,
introyectado la trama de una autosuficiencia impuesta, donde no
hay nadie que les apoye, pero se les exige ser competentes para no
ser excluidos. La libertad impuesta produce cansancio, pero sobre
todo una experiencia de soledad que nos deja vacíos.

131
Quiero compartir testimonios reales de jóvenes que viven en
la sociedad del cansancio, que día con día sufren en silencio, sin
que haya nadie que los vea. Afortunadamente la Terapia Gestalt
parece ser una luz de esperanza en la opacidad de una sociedad
excesivamente individualista.
“Cuando tenía 4 años sufrí del abandono de mi padre, con el
paso del tiempo he ido creciendo y dándome cuenta cómo eran
realmente las cosas. Descubrí que mi padre maltrataba a mi ma-
dre y hermanos. Nuestra familia ha vivido con la angustia que un
día regrese y nos quiera matar. Ahora deseo que no regrese, pero a
la vez anhelo su presencia. Me siento muy sola porque mi mamá
no me escucha y mis hermanos tienen sus propios problemas. A
veces creo que no tiene sentido vivir, si no soy nadie para mí, y
no le importo a nadie”.
“Vivo con una familia que se ha especializado en fingir, todo
lo que sucede en nuestra casa es una simulación. Mis padres se
rehúsan a aceptar la realidad, no puedo soportar la infidelidad de
mi padre. Mi madre con su narcisismo y su adicción a los tran-
quilizantes es incapaz de ponerme atención. Parece que lo único
importante es que no sea una perdedora, que pueda cumplir los
estándares sociales para no quedar mal con sus amigas. A veces
siento ganas de salir corriendo y olvidarme de todo”.
“Me siento muy presionada la mayor parte del tiempo, mis
padres esperan que sea la mejor. A veces creo que nunca voy a
sersuficiente a los ojos de ellos, pero lo peor es que parece que no
les importa lo que siento. Cuando pienso que para mis padres soy
como un trofeo, siento mucho coraje. La mayor parte del tiem-
po me siento muy sola, todo el tiempo tengo una sensación de
angustia en mi pecho, a veces creo que no tiene mucho sentido
seguir en este mundo”.
“Me siento muy sola porque mi padre es alcohólico, cuando
está tomado me dice muchas cosas que me lastiman. Me trata
como si fuera una cualquiera, y me dice que nadie me va a que-

132
rer, y que por eso mi verdadero padre me abandonó. Después me
pide perdón, pero creo que el daño ya está hecho. En la escuela
me siento menos que los demás, antes me trataban como loser,
pero ahora estoy demostrándoles que estaban equivocados, pero
parece que tampoco importa mucho. A veces creo que no tiene
sentido si soy buena o mala, de todos modos nadie está para mí.
Me duele mucho no ser importante para nadie, por eso consumo
drogas para olvidarme de mis problemas y no sufrir más”.
“Desde que era pequeña me sentí muy abandonada. Cuando
mis padres se divorciaron empezaron los problemas para mí. Mi
madre prefirió a su pareja y se alejó, después de eso prácticamente
me abandonó, y solo a veces recibo algunos mensajes de texto de
su parte. Todas las personas que me han querido están muertas,
yo también me siento muerta. A veces creo que no tiene sentido
vivir en un mundo donde no eres importante para nadie. Mis
padres están más preocupados por ellos mismos que por mí. A
veces siento que ya no tengo fuerzas para aguantar y seguir con
mi vida, todo esto lo vivo sola y en silencio”.

ANOMIA Y ADOLESCENCIA
La anomia es un fenómeno del campo social que afecta a todos
los actores sociales y a las instituciones. En el caso de los adoles-
centes, existe una tendencia importante a mantener conductas
disruptivas como una expresión de malestar ante el sufrimiento
que produce la dislocación social.
Aunque el concepto de anomia pertenece a la sociología, cabe
señalar que la Terapia Gestalt con adolescentes puede contribuir
a tener una mirada más amplia de las condiciones sociales. Desde
mi experiencia clínica, he podido apreciar un aumento signifi-
cativo en las conductas de anomia dentro de la población ado-
lescente, aunque Durkheim y Merton centraron su trabajo en la

133
tesis de la ausencia o debilitamiento de la regulación social en la
conducta individual.
Desde la mirada de la Terapia Gestalt buscamos comprender
la experiencia de anomia, además de indagar el proceso de in-
troyección que han tenido los adolescentes, para percibir la con-
ducta de anomia como una expresión cotidiana. Para Durkheim
la anomia se configura a partir de la falta de regulación a nivel
social. Cabe señalar que los adolescentes necesitan de relaciones
que les ayuden a lograr una regulación relacional que les permita
restablecer los límites en la frontera-contacto.
La concepción de anomia desde la mirada de la Terapia Ges-
talt se construye como una manifestación del campo, caracteri-
zada por patrones relacionales que no se ajustan a las demandas
del entorno social. Las expectativas que caracterizan a la sociedad
líquida producen una modificación vertiginosa en los valores y
límites que son favorecedores de la construcción de una convi-
vencia armónica.
Las instituciones sociales han tratado de limitar la conducta
de anomia en los adolescentes, a través de acciones correctivas e
imposiciones de patrones disciplinarios congruentes con la nor-
ma moral. No obstante, actualmente vemos cómo los valores que
viven los jóvenes se encuentran alejados de las normas impues-
tas por la sociedad. Por lo tanto, más que corregir o prohibir las
conductas disruptivas, es necesario comprender la experiencia de
campo que está generando estas conductas.
Las acciones punitivas tienen la finalidad de hacer cumplir las
normas sociales para limitar las conductas destructivas que reali-
zan los adolescentes. La imposición de cánones culturales es una
especie de quimioterapia socio-afectiva que pretende erradicar las
conductas disruptivas, pero que también puede llevarse consigo
la naturaleza creativa de los adolescentes. Por ese motivo, en la
Terapia Gestalt buscamos una comprensión a nivel fenomeno-
lógico de la experiencia que acontece en la frontera-contacto, y

134
los ajustes creativos que han quedado fijados, y que producen
desequilibrio relacional.
Desde la mirada de la TG buscamos trascender la mirada
moral, para acercarnos a una estética de la experiencia disrupti-
va en adolescentes, apoyándonos en la definición de moral que
nos propone Emile Durkheim: “La moral es un vasto sistema
de prohibiciones, limita la actividad individual. El conjunto de
reglas morales forma alrededor de cada hombre una especie de
barrera al pie de la cual vienen a morir las pasiones humanas”
(Durkheim, 1997).
Los adolescentes necesitan agredir al entorno para lograr la asi-
milación de las experiencias sociales. No obstante, la imposición
moral se vive como una aniquilación de la experiencia emocio-
nal del adolescente. Esta constante lucha que vive el adolescente
produce una experiencia de vacío, angustia e incertidumbre. La
vivencia que emerge de un estado constante de crisis puede llevar
a los adolescentes a responder de manera caótica ya sea hacia el
entorno o contra sí mismos.
El estado de crisis en el que se encuentran muchos adolescen-
tes limita su capacidad para recibir y asimilar los valores colectivos
de la sociedad en la que se desarrollan. La dificultad para asimilar
los valores propios de la cultura afecta la conciencia colectiva de
los adolescentes en sus relaciones con el entorno. A partir de esto,
se va co-creando un proceso, una dificultad para relacionarse con
la otredad. Los adolescentes han experimentado la ausencia-fron-
tera de contacto, por lo tanto, han desarrollado una ausencia que
les impide ver las necesidades del otro.
La excitación que se encuentra contenida por la ausencia de
la otredad provoca respuestas desproporcionadas en los contextos
relacionales. Estas reacciones pueden ser destructivas en el entor-
no próximo, o bien, manifestarse a través de procesos retroflexi-
vos como en las autolesiones o el suicidio. Esta experiencia no es
individual, sino un fenómeno de campo, donde sufre el “entre”,la

135
frontera-contacto se encuentra perturbada por patrones de au-
sencia que impiden laactualización reguladora de la relación.
Las experiencias disfuncionales relacionadas con la anomia se
convierten en una expresión más común de la sociedad contem-
poránea. La sociedad se encuentra en un estado de crisis debido
a las imposiciones de patrones de competitividad capitalista y de
autoexplotación. Esta tendencia social produce un campo de su-
frimiento y exclusión que afecta a los padres, maestros y tutores
que están en relación con adolescentes.
Robert K. Merton nos propone una teoría funcionalista que
busca encontrar el génesis de la anomia en la estructura social y
cultural. Se busca superar la mirada individualista para dar paso
a una mirada social que permita comprender la relación entre las
conductas disruptivas en un contexto social específico. En TG
buscamos comprender cómo dentro del proceso terapéutico se
replica un campo caótico que produce conductas disruptivas, o
bien un campo de confianza, donde los adolescentes puedan ex-
plorar nuevas maneras de relación.
Para Merton las metas culturales son fundamentales para lo-
grar reconocimiento social. Otro elemento que entra en juego
son las normas que se necesita cumplir para alcanzar las metas
culturales. En la sociedad contemporánea, los jóvenes reciben
mensajes contradictorios: por una parte, se les pide que logren
éxito económico y social,cuando por otra parte se les brinda poco
apoyo para que puedan madurar de manera saludable. Esta so-
ciedad exige maquiavélicamente, y busca que los adolescentes se
comporten éticamente para lograr estas exigencias exacerbadas.
De acuerdo con Merton, la anomia social es una manifesta-
ción de la imposición de las metas culturales, por encima de la
fuerza social para alcanzardichas demandas de manera legítima.
Por consiguiente, podemos decir que la anomia es una co-crea-
ción de un campo de desconexión, donde los adolescentes acep-
tan cumplir las expectativas sociales a pesar de violar las normas

136
sociales. La anomia no es una reacción individual, sino que se
crea en una relación específica con el contexto sociocultural.
El adolescente vive una divergencia, que es una co-construc-
ción entre las presiones del entorno cultural y la estructura so-
cial. La sociedad vende la idea que el éxito social no se puede
alcanzar de manera legítima. La anomia es el rompimiento que
afecta a los adolescentes en todos los niveles socioeconómicos,
no obstante, tiene mayor impacto en jóvenes de clase media
baja y baja. Por ese motivo, la narcocultura ha contaminado a
toda una generación en diversos países, porque como sociedad-
manejamos una doble moral.
En la anomia, los adolescentes no logran adaptarse a las deman-
das del entorno, de acuerdo a los recursos y apoyos disponibles.
Los adolescentes no cumplen las normas sociales o las expectativas
culturales. Esta disyuntiva pone en entredicho los valores, porque
lo que se considera valioso en actitud no permite alcanzar lo que se
considera valioso a nivel económico. La vida del adolescente se lle-
va como una constante lucha entre el Ser y el tener. El adolescente
puede contar con las habilidades necesarias para cumplir con las
expectativas sociales, pero las exigencias producen un desequilibrio
que lo lleva a desarrollar actitudes disfuncionales.
La anomia es producto de un campo excluyente que provoca
un desequilibrio en los procesos relacionales y de autorregulación.
Los adolescentes desarrollan una dificultad para apreciar a las otras
personas y los intereses colectivos.Contrario a esto, se enfocan en
su intereses individuales. Los adolescentes se desarrollan en una so-
ciedad que valora los éxitos individuales y el prestigio social. Para el
cumplimiento de las metas, no se valoran las formas para alcanzar
este statu quo, por eso es que muchos jóvenes buscan alcanzar los
estándares sociales a través de conductas anómicas.
La anomia es un proceso donde se afecta la función persona-
lidad del self, porque el adolescente genera un desarraigo que va
contra los principios de convivencia social y se rompen las normas

137
sociales. El adolescente se rige por la función Ello del self, dejándose
guiar por los impulsos que experimenta.Esta experiencia tiene un
alto grado de desconexión respecto al respeto de la colectividad.
El self del adolescente se encuentra en un proceso de maduración,
porque se va construyendo con base en el apoyo social recibido. Por
lo tanto, el fenómeno de la anomia no es una experiencia indivi-
dual, sino que pertenece a un campo social, donde el adolescente se
siente juzgado, rechazado y excluido. Los adolescentes han perdido
la confianza en las instituciones sociales.
Entre los tipos de anomia, podemos distinguir una reactiva, pro-
ducida por un estado de crisis dentro de los procesos relacionales
que viven los adolescentes dentro de su contexto. La falta de apoyo
en la situación de crisis es la base para el desarrollo de un estado de
alienación donde el adolescente siente enojo ante el entorno.
Por otra parte, existe una experiencia de anomia internalizada
que se encuentra más arraigada en el adolescente. Esta es pro-
ducto de experiencias de abandono, traumas infanto-juveniles,
desintegración, exclusión social y discriminación, entre otras.
En el caso de la anomia internalizada podemos apreciar un gran
encono del adolescente contra las instituciones sociales, incluyendo
a la familia y la comunidad. Esta experiencia se puede apreciar en
jóvenes que se integran a grupos delictivos o pandillas, o que par-
ticipan de grupos contraculturales que buscan atentar contra la ar-
monía social. Lamentablemente la sociedad reacciona con medidas
excluyentes hacia estos jóvenes, sin comprender que fue la exclu-
sión el factor que los llevó a desarrollar esa experiencia de anomia.
En la Terapia Gestalt consideramos que muchas de las reaccio-
nes de anomia que presentan los jóvenes son ajustes de inclusión.
Es decir, son medidas para agredir al entorno y crear un espacio
donde pueden ser recibidos. Si el mundo los excluye, los ado-
lescentes buscarán crear un mundo donde puedan pertenecer y
ser incluidos. Lamentablemente en este proceso los adolescentes
se encuentran muy vulnerables a desarrollar conductas de riesgo

138
como el consumo de drogas, pandillas, abuso sexual, violencia,
delincuencia, etcétera.
La Terapia Gestalt busca promover la creatividad para co-crear
una sociedad incluyente donde puedan tener un lugar seguro
que permita establecer un mosaico de experiencias divergentes.
Promovemos la inclusión y el apoyo a los adolescentes;por con-
siguiente, acompañamos al adolescente en su proceso madurati-
vo. Este proceso de desarrollo sociocultural incluye los siguientes
procesos: innovación, asimilación, integración, individuación y
conciencia de interdependencia.
Innovación: Surge de la capacidad del adolescente de captar
la novedad y movilizar la energía hacia la agresión al entorno, es
decir, el adolescente capta un elemento novedoso que le produce
la excitación para salir al mundo y explorar nuevas posibilidades.
Es el proceso de desarraigo familiar y sociocultural, donde el
adolescente explora las posibilidades de divergencia mediante la
utilización de prácticas culturales distintas a las que ha recibido
en su contexto primario.En este proceso el adolescente incluye los
valores recibidos en su familia, sin embargo se enfoca en indagar
en nuevas posibilidades para alcanzar las metas sociales.
Puede ser nutricia para el adolescente, porque le permite un
proceso de diferenciación y maduración de su contexto familiar.
Sin embargo, la falta de apoyo puede provocar el desarrollo de un
estado de anomia internalizada, a causa de un campo excluyente,
trayendo consigo una experiencia de vergüenza, inadecuación,
frustración e impotencia.
Asimilación: En este proceso el adolescente realiza un con-
tacto con el entorno y progresivamente va integrando elementos
novedosos a la función Personalidad del self. La asimilación es
un proceso relacional, debido a que para lograr una adecuada
asimilación es necesario que el adolescente reciba el apoyo del
entorno. El proceso de asimilación incluye la re-significación de
experiencias previas, a partir de las vivencias que suceden en la

139
frontera-contacto. Para alcanzar la asimilación el adolescente ne-
cesita un campo de confianza que le brinde la seguridad para con-
tinuar con el proceso madurativo incluyendo nuevos elementos.
Además es necesario que se permita la inclusión de novedades y
la realización de cambios continuos, a través de los cuales se vaya
co-construyendo un entorno digno de valorar e incluirse.
Integración: Dentro de la TG el proceso de asimilación está
íntimamente ligado a la integración. El adolescente necesita es-
tablecer una relación de armonía con su entorno para co-crear
una regulación relacional que permita un proceso madurativo.
Durante la experiencia de integración el adolescente necesita
agredir al entorno para posteriormente desestructurar y asimilar
toda experiencia que surge del campo relacional para favorecer el
crecimiento del self.
El adolescente necesita apoyo para integrar las experiencias
provenientes de su relación con el entorno, el proceso de con-
tacto/retirada es básico para lograr una asimilación nutricia que
permita la integración temporal de aspectos que favorezcan el
crecimiento. El proceso de integración permite que el adolescen-
te vaya asimilando experiencias novedosas y las integre de manera
progresiva a su historia personal.
Cabe mencionar que este proceso no es exclusivo de la adoles-
cencia, sino que la integración es un proceso inherente a la vida.
Individuación: Es proceso fundamental para el crecimiento y
maduración de los adolescentes. La individuación es una manera
en que el adolescente co-crea una experiencia de individualidad
en relación con su entorno que le ayuda a desarrollar las funcio-
nes del self, sobre todo la actualización de la función Personali-
dad.Este proceso a su vez permite nuevas posibilidades de elec-
ción para la función Yo del self.
El proceso de individuación brinda aladolescente una iden-
tidad temporal que propicia la búsqueda de la validación e in-
clusión, a travésde sus relaciones con el entorno. Conforme el

140
adolescente es recibido y aceptado, puede ser confirmado existen-
cialmente por la presencia de la otredad.
Es importante diferenciar el individualismo de la individua-
ción:el primero está más enfocado en una tendencia de anomia
hacia la búsqueda de metas sin importar las repercusiones en su
contexto social;por su parte, la individuación está relacionada
con el proceso de regulación a nivel social y la conciencia de in-
terdependencia a través de la cual logramos una identidad que
nos permite elegir con respecto a nuestros recursos presentes.
Conciencia de interdependencia: El adolescente necesita to-
mar conciencia de la necesidad de apoyo que tiene por parte del
entorno. El proceso de individuación se encuentra íntimamen-
te ligado a la conciencia de interdependencia y la configuración
temporal de la identidad.
La interacción organismo/entorno define al campo fenoméni-
co, es decir, cuando se hable de conductas funcionales/disfuncio-
nales en adolescentes, no hablaremos de patrones individuales,
sino de experiencias relacionales que emergen del campo. El ado-
lescente necesitacomprender que nuestra definición como per-
sonas no es una experiencia individual, sino que se produce con
base en el intercambio continuo entre el organismo y su entorno.
En el entorno familiar y comunitario el adolescente tiene la
necesidad de ser confirmado por la presencia del otro. La mirada
en el rostro del otro permite al adolescente construir una identi-
dad a partir de los procesos relacionales con su entorno próximo.
El adolescente requiere tener presente la necesidad de contacto
e interdependencia con la otredad, que es fundamental para el
proceso de inclusión y crecimiento de la personalidad. La con-
ciencia de interdependencia favorece el desarrollo de una actitud
de hermandad, contraria a la experiencia de anomia.
La experiencia de anomia sigue presente en la sociedad contem-
poránea y tiene diversas expresiones como el pandillerismo, las au-
tolesiones, el suicidio, el consumo de drogas, conductas de riesgo,

141
etcétera. Lamentablemente hemos condenado a los adolescentes
por estas manifestaciones de sufrimiento, pero olvidamos que di-
chas expresiones son co-creaciones que emergen de un campo.
El trabajo de prevención y tratamiento que se propone en
TG está enfocado en explorar las novedades presentes en el
entorno, para que el adolescente pueda elegir o rechazar los
riesgos, desarrollando la capacidad de asimilar aspectos que
favorezcan su crecimiento.
Cabe recordar que los adolescentes viven en un campo que nece-
sita actualizarse y movilizar hacia novedades nutricias. En el PGH se
menciona lo siguiente: “...un organismo vive fundamentalmente en
su entorno manteniendo su diferencia y, lo que es más importante,
asimilando el entorno para nutrir su diferencia; y es en la frontera
donde se rechazan los peligros, se superan los obstáculos y el animal
elige y se adueña de lo asimilable. Pero lo elegido y asimilado siempre
es algo nuevo; el organismo sobrevive asimilando lo nuevo, cam-
biando y creciendo... Fundamentalmente, el contacto es consciencia
inmediata y comportamiento hacia la novedad asimilable y también
rechazo de la novedad no asimilable” (PHG p. 9).
En la vivencia de anomia existen expectativas que se han quedado
fijadas, impidiendo al adolescente tener una interacción espontánea
con el entorno. La rigidez en el proceso de formación figura/fondo
afecta la capacidad para atender a sus necesidades. Las expectativas
que la sociedad capitalista ha puesto en los adolescentes son muy pe-
sadas. El sufrimiento que se produce en la frontera- contacto se debe
a la ausencia que limita considerablemente los recursos del campo
para identificar la novedad y asimilar las experiencias nutricias.
El terapeuta Gestalt buscará promover ajustes creativos a tra-
vés de nuevas circunstancias que se explorarán en la situación
terapéutica. Dentro del proceso el adolescente necesita expresar la
agresión al entorno y la destrucción de las experiencias para poder
asimilarlas,de tal forma que sea capaz de integrar aspectos que
modifiquen los introyectos impuestos por las expectativas socia-

142
les. Cuando los adolescentes logran configurar nuevos modos de
relación, las actitudes de anomia se van al fondo para dar paso a
figuras novedosas que surgen de la interacción actual, permitien-
do el surgimiento de un horizonte alentador.
La anomia es una ausencia de apoyo por parte del entorno,
esta experiencia provoca las alienaciones del self. Los adolescentes
necesitan la presencia de la otredad para expresar la excitación
necesaria para mantener una presencia genuina. Los jóvenes son
creativos por naturaleza; solo necesitan un campo de confianza
que les permita identificar y alienar los aspectos que no son pro-
pios de su experiencia, y que al contrario, afectan su capacidad de
movilizarse hacia la novedad presente.
La Terapia Gestalt busca promover una conciencia de herman-
dad que nos recuerde que todos necesitamos de la presencia del
otro para ser confirmados. La reciprocidad es un valor inherente
a la naturaleza humana, somos mamíferos y necesitamos vivir en
manada. La conciencia de interdependencia es uno de los grandes
desafíos de la sociedad postmoderna.
La Terapia Gestalt contemporánea se enfoca en el proceso de
alteridad que acontece en la relación terapéutica, además del traba-
jo hermenéutico- fenomenológico para comprender la experiencia
del adolescente. Somos seres relacionales, la anomia es una disfun-
ción de la capacidad de encontrarnos y co-crear solidaridad.
La propuesta para el acompañamiento de jóvenes en la expe-
riencia de anomia es buscar revolucionar los paradigmas sociales,
asumiendo una postura de horizontalidad que pueda reconciliar
la individuación y la interdependencia.
En lo particular no propongo una solución total a un proble-
ma tan complejo como la anomia, pero creo que la TG es una
luz de esperanza para co-crear un campo novedoso donde pueden
emerger nuevas formas de convivencia. Nuestra apuesta terapéuti-
ca consiste en crear un estado de anarquía, donde la relación tera-
peuta/adolescente construya una vivencia de apoyo y reciprocidad.

143
EXPERIENCIAS DISFUNCIONALES
EN ADOLESCENTES

Trauma en la adolescencia
Los humanos somos seres sociales.Por lo tanto, no podemos desa-
rrollarnos de manera aislada. La adolescencia se caracteriza por un
proceso de diferenciación de la familia que implica una travesía en-
tre la diferenciación y el arraigo que viven en su relación familiar y
comunitaria. Los adolescentes experimentan una constante tensión
entre una visión realista sobre su situación familiar y la necesidad de
inclusión. La dificultad para lidiar con esta experiencia de ambiva-
lencia se busca compensar con una mayor inversión en la relación
con sus amistades y figuras de confianza en el entorno comunitario.
La adolescencia es un proceso de desarrollo que no depende
exclusivamente de la conducta individual, sino del campo que se
conforma dentro del núcleo familiar y comunitario. El entorno
social del adolescente también vive un periodo de crisis ante el
proceso de adaptación, debido a los cambios que implica acom-
pañar la maduración del adolescente. En Terapia Gestalt la visión
que se mantiene de la experiencia traumática no es individual
sino una co-creación de campo.
La configuración de una experiencia traumática se basa en una
tendencia a procesos relacionales estereotipados que están des-
proporcionados en su nivel de apoyo con relación a la necesidad
del adolescente. Es decir, puede haber una ausencia negligente
(Ausencia) o una sobreprotección (Confluencia). En los adoles-
centes existe una capacidad para movilizarse hacia un contacto
que les permita diferenciarse y nutrirse del entorno. No obstante,
el apoyo desproporcionado pone en riesgo la capacidad de sobre-
vivencia del adolescente, creando un trauma acumulativo a través
de sus relaciones cotidianas.

144
El desarrollo de un adolescente se encuentra determinado por
los procesos dinámicos que se llevan a cabo en la frontera-contac-
to en su interacción con el entorno familiar.El apoyo despropor-
cionado genera una experiencia de vergüenza que va lastimando
la confianza en el entorno. Durante la adolescencia el self se en-
cuentra en un proceso de maduración para establecer un contacto
de calidad que permita el crecimiento de la función Personalidad
para fortalecer temporalmente la identidad.
En mi experiencia trabajando con adolescentes tanto a nivel
individual como grupal y familiar, he podido identificar que el
apoyo que brinda la familia es fundamental para alcanzar un pro-
ceso de maduración saludable. La falta de apoyo provoca una in-
seguridad en los adolescentes que generalmente desemboca en el
desarrollo de experiencias disfuncionales y conductas disruptivas.
En el trabajo con adolescentes es común encontrarnos con
actitudes desafiantes o negativas, sobre todo al inicio de la rela-
ción terapéutica. Los jóvenes viven una constante tensión entre
los procesos de proximidad/aislamiento. En ciertos momentos los
jóvenes buscan ser muy cercanos y procurar afectos,pero por otra
parte, se pueden mostrar distantes y agresivos.Cabe mencionar
que esto no es una regla para todos, pero su actitud generalmente
puede tener esos giros, sobre todo cuando existe una experiencia
novedosa que no logran asimilar.
El proceso de contacto durante la adolescencia depende de mu-
chos factores.En primera instancia podemos pensar que la calidad
del contacto depende del nivel de apoyo que brinde la familia. Sin
embargo, en el caso del contacto es necesario que el campo se ac-
tualice constantemente para poder acompañar los cambios que va
experimentando el adolescente. La familia necesita desarrollar una
gran habilidad para regular los procesos de ritmo-proximidad con
la intención de apoyar a su hijo en el proceso de contacto.
Cuando la familia no logra establecer una regulación relacio-
nal de los procesos de ritmo-proximidad se puede llegar a generar

145
una interacción incómoda para ambas partes de la relación, hasta
el grado de ocasionar una experiencia de vergüenza o trauma.
Dentro del proceso terapéutico necesitamos lograr una compren-
sión de los patrones relacionales que presenta el adolescente en la
frontera-contacto. El trabajo central con adolescentes consiste en
acompañar los ajustes que van realizando para co-crear un campo
donde pueden sentirse incluidos.
La calidad del contacto influye de manera significativa en el
proceso madurativo del adolescente.Para comprender el acom-
pañamiento terapéutico es necesario evaluar los procesos relacio-
nales que se manifiestan en la situación terapéutica. En contra-
posición a las propuestas de orden intrapsíquica, desde nuestra
perspectiva buscamos profundizar en los procesos y estados de
frontera que se experimentan en la situación terapéutica, en lugar
de explorar la experiencia del allá y entonces.
El adolescente necesita aprender a organizarse con base en el
entorno, por su parte el terapeuta cumple la función de apoyo
para aproximarse a la experiencia de contacto favoreciendo la
formación de un espacio confiable para la expresión genuina de
necesidades. En esta propuesta terapéutica buscamos promover la
ampliación de posibilidades en el campo para que el adolescente
puedaincluirse y diferenciarse de sufamilia.
El adolescente necesita desarrollar una capacidad para lograr
la identificación de las intenciones de contacto presente en el en-
torno social. El terapeuta busca mantener una presencia que mo-
tive y sostenga la intencionalidad de contacto en el campo para
encontrar nuevos horizontes y nuevas miradas. La propuesta te-
rapéutica que buscamos desarrollar se enfoca en las dimensiones
fenomenológica, estética y cinestésica.
En la sesión terapéutica se trata de desarrollar la capacidad de
integrar las funciones del self, esto permite al adolescente alcanzar
un desarrollo personal y mejorar su disposición hacia los procesos
de interdependencia. El apoyo es la base para cultivar el desarro-
llo saludable de la identidad y las habilidades sociales.

146
Las propuestas contemporáneas de trabajo con adolescentes
suelen incluir al trabajo con niños, por lo que, en lo personal,
considero fundamental esclarecer las notables diferencias entre
los niños y los adolescentes.
En esta propuesta no buscamos corregir a priori las conductas dis-
ruptivas del adolescente, esto no significa que no sean aspectos que
se trabajen durante las sesiones terapéuticas. Buscamos aproximarnos
a la ampliación de conciencia a través de un trabajo relacional para
buscar sostener la experiencia novedosa y lograr la excitación que
movilice al adolescente hacia la satisfacción de necesidades.Esto ayu-
da a superar el estado de vergüenza que viven muchos jóvenes.
La teoría paradójica del cambio es la base sobre la cual traba-
jamos en Terapia Gestalt.Como terapeutas, nuestro foco no es
corregir, sino sostener y apoyar para la creación de nuevos ajustes
creativos, apoyando a los adolescentes a sentirse confirmados en
la relación terapéutica. La aceptación del adolescente por parte
del terapeuta es una parte para conducir al surgimiento de nuevas
posibilidades que amplíen su repertorio relacional actualizando el
funcionamiento del self.
En el trabajo relacionado con la experiencia traumática se bus-
ca mantener una mirada relacional que nos permita lograr una
mayor comprensión de las repercusiones que produce la falta de
un apoyo adecuado por parte del entorno. El trauma no se queda
solo como un recuerdo doloroso, sino que se instaura como heri-
da en la frontera-contacto que afecta el funcionamiento del self,
creando un campo de sufrimiento que puede detonar múltiples
experiencias disfuncionales.

La experiencia traumática en la adolescencia


El trauma es una experiencia que produce turbación, desequili-
brio e incertidumbre en la vida de las personas. La experiencia
de trauma se encuentra profundamente relacionada a un apoyo

147
desproporcionado (negligente o excesivo) ante las demandas o
amenazas del entorno, generando una profunda irrupción en la
estabilidad global en la vida de la persona. La experiencia traumá-
tica puede darse por un evento, un grupo de experiencias o por
una situación constante. La experiencia supera la capacidad del
adolescente para afrontar las demandas del entorno.
El trauma mantiene una serie de manifestaciones que a veces
parecen invisibles; en ocasiones se traducen en tabúes o patrones
caracterológicos, así como en prejuicios, reacciones despropor-
cionadas, introyectos, etcétera. Generalmente tiene sus huellas
más profundas en la experiencia somática, cuando el cuerpo re-
acciona ante una situación que se ha codificado como peligrosa.
El trauma no es una experiencia individual, sino que lastima el
between, porque afecta las distintas relaciones que establece el adoles-
cente. El trauma también puede transmitirse de manera transgenera-
cional o vicaria. Por ejemplo, cuando alguno de los padres ha sufrido
abuso sexual desarrolla actitudes que modifican radicalmente la rela-
ción con sus hijos, manteniendo un excesivo cuidado para prevenir
cualquier tipo de abuso sexual.Esto provoca que el adolescente crezca
con una sensación de peligro que puede llegar a desencadenar en un
trauma, a pesar de no haber vivido directamente la experiencia.
Para categorizar una experiencia como traumática es necesario
que supere los umbrales hasta el punto de generar un desequili-
brio inquietante, además estas experiencias son difíciles de proce-
sar en el momento presente. La experiencia traumática favorece la
aparición de conductas autorrestrictivas que producen ausencias
en la frontera-contacto. La experiencia traumática se perpetúa de-
bido a la incapacidad que desarrollan los jóvenes de agredir al en-
torno y mantenerse en la experiencia presente. Contrario a esto,
los adolescentes desarrollan patrones que les permiten sobrevivir
a la experiencia de amenaza y sufrimiento.Para lograr esto, recu-
rren a la escisión, anestesia, fantasía y ausencia.
El apoyo insuficiente por parte del entorno provoca que la
experiencia traumática perdure, instaurándose como un patrón

148
de relación. Lamentablemente muchos adolescentes desarrollan
un self disminuido por su dificultad para mantener una presencia
en la frontera-contacto. La ausencia se sostiene a través de un
estado de confluencia con las vivencias pasadas y con el uso de la
fantasía. Cuando esto sucede de manera inflexible el adolescente
corre el peligro de permanecer en la experiencia de trauma hasta
desarrollar un síndrome de trauma o nuevas comorbilidades.
El trauma lastima la frontera de contacto, limitando la calidad
de contacto en los diversos contextos donde se desarrolla el ado-
lescente. Lo anterior suele provocar una experiencia de mucha
impotencia y frustración. Las experiencias disfuncionales durante
la adolescencia están íntimamente relacionadas con el trauma y
la vergüenza. Incluso es difícil determinar la relación e impacto
entre una y otra experiencia.
La vivencia de trauma produce una serie de síntomas que pro-
vocan un estado de desequilibrio constante en los adolescentes.
Dentro de los síntomas más destacados se encuentran la desespe-
ración, aplanamiento emocional, reacciones desproporcionadas,
angustia, impotencia, autoconcepto limitado, malestar somático,
anestesia emocional, entre otros.
Los adolescentes viven la experiencia traumática como un des-
equilibrio constante que produce alteraciones en todas las dimen-
siones de su vida. La experiencia suele ser más intensa cuando las
vivencias traumáticas se registraron durante la infancia.El ado-
lescente presenta una tendencia a co-crear campos de angustia e
incertidumbre. Lamentablemente la falta de apoyo del entorno
va produciendo una ausencia en la frontera-contacto.
En el intento de vaciar la angustia e incertidumbre que produce
la experiencia traumática, los adolescentes desarrollan una aneste-
sia que les permita lograr una sensación de mayor control ante las
vivencias emocionales en su interacción en la frontera-contacto.
Esta tendencia se mantiene como una ausencia debido a la falta de
apoyo por parte del campo, utilizando el mecanismo de la escisión

149
a través del uso de la fantasía. Por ese motivo podemos identificar
que muchos adolescentes recurren frecuentemente a las mentiras o
narraciones desproporcionadas de los acontecimientos.
Es importante diferenciar las ausencias que se desarrollan en
la etapa adulta, a la experiencia que sucede en los adolescentes.
En este libro intentamos desarrollar un marco teórico a partir
de una profunda comprensión de la etapa de adolescencia en la
época contemporánea. Trabajar acompañando adolescentes en la
experiencia traumática demanda el desarrollo de competencias
por parte del terapeuta,de forma que pueda lograr una presencia
que brinde el apoyo suficiente para crear vivencias novedosas.
El trabajo terapéutico desde la mirada de la Terapia Gestalt
contemporánea no solo se enfoca en lo que sucede en el adoles-
cente, sino en la experiencia de campo que es co-creada entre el
terapeuta y el adolescente. Es necesario que el terapeuta y el clien-
te exploren continuamente lo que está sucediendo en la situación
terapéutica a nivel relacional. El trauma provoca la instauración
de respuestas somáticas inflexibles que pueden ser captadas por el
terapeuta a nivel estético, es por eso que el proceso de intercorpo-
ralidad toma relevancia en la situación terapéutica.
La falta de apoyo que vive el adolescente en su entorno familiar
y comunitario necesita encontrar un contrapeso en el acompaña-
miento terapéutico. La experiencia traumática provoca que el “en-
tre” se encuentre lastimado, afectando la capacidad del adolescente
para contactar. La falta de apoyo produce una vivencia de orfandad,
desesperanza, soledad negada y aislamiento. Los síntomas que pre-
sentan los adolescentes son mensajes que no encuentran receptor.
En este contexto, el terapeuta busca explorar la vivencia estética,
utilizando la hermenéutica y la semiótica como herramientas para
escuchar el eco de los gritos que provienen del campo.
El adolescente en la experiencia traumática generalmente ado-
lece por la desconfianza en el entorno. La ausencia por parte de
los padres produce una sensación de orfandad que crea un cam-

150
po de sufrimiento. Las figuras parentales generalmente no están
completamente ausentes, sin embargo su capacidad de recepti-
vidad está limitada para captar los mensajes del adolescente. La
ausencia o indisponibilidad de los padres provoca un estado de
anestesia y resignación por parte de los adolescentes.
Durante la adolescencia se busca la co-creación de un oikos(-
casa) donde puedan sentirse incluidos y desarrollar un sentido
de pertenencia. Los jóvenes buscan ser recibidos por sus figuras
parentales, no obstante, a algunos padres este proceso de ser re-
ceptivos les resulta difícil. Generalmente podemos identificar tres
pautas relacionales de las figuras parentales hacia sus hijos: recep-
tivos, negligentes u hostiles.
Las figuras parentales que han vivido experiencias traumáticas
generalmente presentan una dificultad para ser receptivos con sus
hijos. Tienen problemas para regular las experiencias de vergüenza,
aislamiento e incertidumbre, de acuerdo a las necesidades del ado-
lescente. Estas categorías no son inmutables; por el contrario, se
co-construyen a partir de las condiciones presentes a nivel del self.
Las familias que permanecen anestesiadas por la experiencia trau-
mática desarrollan un patrón de aniquilación de las experiencias que
consideran amenazantes. El pensamiento idealizado es una manera
de aniquilar las vivencias traumáticas, por eso es común encontrar
familias incapaces de ver y sentir el sufrimiento en sus hijos.
Cuando el trauma se vuelve crónico, los miembros de la familia
pueden desarrollar una serie de síntomas disfuncionales que inclu-
yen insomnio, depresión, conductas compulsivas, consumo de dro-
gas, ansiedad, experiencias psicosomáticas, conductas impulsivas y
pesadillas, etcétera. Contrario al trauma crónico, está la creación de
un campo de confianza que permite el crecimiento del adolescente,
porque se logra una conexión constante en cada momento; el ado-
lescente puede exponerse y ser recibido por las figuras parentales.
Un campo de confianza se caracteriza por una tendencia hacia la
atención, recepción y comprensión del mundo subjetivo del otro.

151
Las figuras parentales necesitan desarrollar competencias de crianza
para lograr ser receptivas a las necesidades del adolescente. El entorno
familiar necesita co-crear formas de relación que cumplan criterios
estéticos como vivacidad, ritmo, proximidad, armonía, equilibrio,
etcétera. El trabajo con adolescentes se enfoca en identificar las li-
mitaciones del contacto presentes en la situación terapéutica, para
proponer una presencia que permita la regulación relacional, eviden-
ciando y actualizando el funcionamiento disfuncional.
El adolescente requiere una regulación de la excitación para ex-
plorar el entorno de manera segura, a través de la experimentación
de nuevas posibilidades se pueden actualizar las funciones del self.
Para lograr un contacto pleno es necesario un apoyo adecuado que
se pueda abandonar a la experiencia e ir asimilando los elementos
nutricios. El apoyo del entorno es fundamental para que el adoles-
cente logre un contacto pleno, y además es necesaria una presencia
que permita confirmar al adolescente en el proceso de contacto.
La confirmación ayuda al adolescente a desarrollar el self, porque
permite incrementar la excitación a través de la función ello, para
actualizar las experiencias traumáticas que se encuentran fijadas en
la función personalidad. Lo anterior permite la creación de nue-
vas posibilidades que le ayuden a lograr mayor arraigo y conexión
emocional. Debemos recordar que el trauma afecta la capacidad de
percepción del entorno, creando una dificultad para mantener una
percepción proporcionada con respecto a la experiencia presente.
El trauma anestesia al adolescente limitando sus posibilida-
des para desarrollar una vida excitante y plena. La anestesia es
un ajuste creativo temporal que ayudó al adolescente en su de-
sarrollo para enfrentar las situaciones amenazantes del entorno.
El terapeuta Gestalt debe desarrollar una relación receptiva que
le permita atender a las necesidades relacionales, así como las ex-
periencias novedosas que surjan para que se pueda actualizar la
función personalidad del self.
El terapeuta no puede sustituir a las figuras parentales.Sin em-
bargo, propone un apoyo suficiente para explorar posibilidades

152
que ayuden al adolescente a descubrir nuevas formas de relación
con el entorno. La relación terapéutica se enfocará en crear mo-
mentos donde el adolescente se sienta apoyado, aceptado, cuida-
do, recibido y confirmado por la otredad. El trabajo fundamental
en la terapia no consiste en eliminar el trauma, sino en recuperar
flexibilidad de las funciones del self para responder a las deman-
das del entorno. El adolescente aprenderá paulatinamente a lo-
grar un oxímoron que le permita alternar la dinámica fantasía/
contacto de manera creativa ante las condiciones del entorno.
El terapeuta buscará comprender el mundo subjetivo de los
adolescentes para profundizar en las barreras que han construi-
do para proteger, pero tambiénlimitan el despliegue del self. La
resonancia y la intuición son aspectos fundamentales para apro-
ximarnos a la experiencia estética presente en el campo fenomé-
nico. El terapeuta buscará sostener la experiencia dolorosa en el
adolescente para profundizar y expandir el repertorio relacional,
para juntos re-significarse a nivel existencial.
La experiencia traumática se manifiesta en el campo a través
de la frontera-contacto, el papel del terapeuta es continuar apo-
yando al adolescente en su proceso de expresión del dolor para
juntos crear puentes que les brindenopciones para elegir, y no
continuar respondiendo de manera estereotipada de acuerdo a la
experiencia anacrónica de trauma. Cuando mencionamos que la
experiencia es anacrónica, se debe a que se manifiesta con respec-
to a los recursos y situaciones pasadas, y no porque no exista en
la experiencia presente. Es decir, se encuentra descontextualizada.
La relación terapéutica actualiza los patrones pasados que im-
piden al adolescente tomar decisiones de manera espontánea. El
terapeuta necesita tener un ground para apoyar al adolescente en
la expansión de sus límites, sin que eso produzca mayor caos o
desequilibrio. El trauma se ha instaurado como una Gestalt fija
dentro de los procesos interpersonales del adolescente. Por ejemplo
generalmente puedo identificar cómo los adolescentes se muestran

153
agresivos como forma de defensa ante el entorno adulto, ante cier-
tas semejanzas que reproducen la experiencia de trauma. .
En el acompañamiento en la experiencia de trauma, el tera-
peuta toma en cuenta las bases de la Terapia Gestalt.De acuerdo
al PHG, “La realidad es un pasaje del pasado al futuro, es lo
que existe, es aquello de lo que el self es consciente, es lo que
descubre e inventa” (PHG p. 229). El trabajo terapéutico toma
como guía la situación presente y lo siguiente surge de nuestro
encuentro en la frontera-contacto.
La vergüenza seguramente estará presente en el encuentro, y
es cuando el terapeuta necesita escuchar al adolescente; recibir el
mensaje subrepticio en sus actitudes disfuncionales. Si el adolescen-
te experimenta una actitud poco receptiva por parte del terapeuta,
inmediatamente reaccionará ausentándose de distintas maneras.
La vergüenza la asumimos como parte de la situación presente,
logrando que poco a poco disminuya a través de la interacción en la
frontera-contacto. El terapeuta podrá utilizar las autorrevelaciones
biográficas o de la propia experiencia de vergüenza para favorecer
un sentido de universalidad que ayude a disminuir la vergüenza.
Debemos recordar que es la mirada del otro lo que produce ver-
güenza; por eso, cambiamos la mirada y presencia del entorno.
La falta de receptividad dentro del proceso terapéutico apoya a
una interacción reflexiva y estereotipada que caracteriza a las reac-
ciones de trauma y vergüenza en el adolescente. El terapeuta uti-
lizará criterios estéticos para evaluar el proceso que se da a nivel
relacional. Cuando la experiencia sea sencilla, espontánea y con
conciencia, estaremos aproximándonos a un contacto pleno que
sea genuino y actualice el campo de trauma, por una experiencia
novedosa y excitante.
El adolescente necesita experimentar la aceptación y confirma-
ción por parte del terapeuta para juntos crear un espacio seguro
que les permita transitar la experiencia de vergüenza. Una relación
sólida permite al adolescente desarrollar un ground que le ayuda a

154
ampliar su perspectiva. Los adolescentes necesitan tener un soporte
para desarrollar su capacidad de mantener un contacto pleno.
El terapeuta necesita identificar cómo está funcionando la
frontera-contacto en la relación con el adolescente, para pro-
mover experiencias novedosas que apoyen el proceso de actua-
lización a través de su presencia. El terapeuta estará atento a
las necesidades que han permanecido contenidas por la falta
de apoyo por parte de las figuras parentales. Con base en esto
es importante explorar continuamente cómo está resultando la
experiencia a nivel relacional.

Trauma y self
Para comprender el trauma a nivel del self, es necesario aproxi-
marnos a la experiencia a nivel fenomenológico y estético. En
Terapia Gestalt no trabajamos con la experiencia traumática des-
de las ruinas del pasado, sino en las manifestaciones que se hacen
presentes en el campo fenoménico. El trauma no se vive como
una experiencia pasada, sino como una experiencia presente en el
proceso de despliegue del self. Es importante valorar la experien-
cia intersubjetiva que se produce en la frontera-contacto.
El trauma es una experiencia que se caracteriza por una amena-
za del entorno y la ausencia de apoyo por parte del entorno ante
dicha experiencia.La experiencia traumática parte siempre de un
recuerdo relacional (enganche al pasado) ya sea con una situación
de amenaza intensa que ponga en riesgo a la persona, o bien en
experiencias relacionales con las figuras parentales donde el adoles-
cente recibe un apoyo desproporcionado (ausente o excesivo).
El terapeuta estará atento de identificar cómo dentro de la si-
tuación terapéutica se va co-creando un campo de trauma. Cuando
esto sucede, el terapeuta necesita realizar autorrevelaciones a partir
de la experiencia estética presente en la relación con el adolescente.
En ocasiones, la creación de un campo de confianza ayuda al joven
a expresar el sufrimiento que había permanecido aniquilado.

155
Hay familias que se encargan de aniquilar las experiencias traumá-
ticas, provocando que en ocasiones los adolescentes las vivan como
si hubieran sido un sueño, quedando la duda sobre si pasaron o no.
El terapeuta estará atento a identificar la tendencia del adolescente
a aniquilar la experiencia emocional que sucede durante la sesión
terapéutica. El adolescente generalmente tiene la creencia de que no
volverá a ser la misma persona y que lo sucedido es irreversible.
La experiencia de trauma crea un grado de vergüenza, desespe-
ranza, aislamiento y soledad. Por ese motivo muchos jóvenes bus-
can realizar ajustes creativos que les ayuden a disminuir el malestar
existencial que producen las secuelas de la experiencia traumática.
En términos gestálticos la vivencia traumática pasada produce una
herida en el self, que se manifiesta a través de cada una de las relacio-
nes que establece el adolescente, incluyendo la relación terapéutica.
El ajuste creativo permite al adolescente responder ante las
situaciones de vida, no obstante, el costo que se paga es alto.
Muchos jóvenes comienzan a ausentarse a través de la anestesia
emocional para soportar las experiencias que produce un intenso
dolor emocional. El dolor contenido y la exclusión del entorno
producen una profunda experiencia de sufrimiento.El temor al
dolor emocional se convierte de un grillete que puede perpetuar-
se, convirtiéndose en un ajuste que pierde la capacidad creativa.
La relación terapéutica ofrece una luz de esperanza para la
co-creación de nuevos ajustes creativos que respondan a la ex-
periencia de dolor que se encuentra contenida en el campo fe-
noménico. En una relación con tanta intensidad emocional es
necesario que el terapeuta pueda resonar la experiencia estética,
prestando atención a lo que se está sucediendo en su cuerpo. El
terapeuta buscará explorar qué sucede a nivel somático-cinestési-
co para que el self pueda desplegarse y seamos capaces de captar a
nivel sensorial el trauma presente en el campo.
Las experiencias de los adolescentes son tan dolorosas que en
ocasiones solo puedo permanecer en silencio y comunicar mi sen-

156
tir a través de mis lágrimas. Cuando esto ha sucedido, mis lágri-
mas funcionan como un puente para encontrarnos con el dolor
que está en el campo. El trabajo con el trauma surge del Ello de la
situación, y se presenta a nivel prerreflexivo.El terapeuta y el ado-
lescente crean una relación que surge de la presencia, la mirada y
la respiración.Esta vivencia permite experiencias de awareness que
ayudan al surgimiento de nuevas posibilidades que actualizan la
función personalidad y potencializan la función Yo.
Posteriormente se va hilvanando un diálogo donde tanto el te-
rapeuta como el adolescente trabajan con la conciencia reflexiva,
identificando lo más relevante de la experiencia y las diferencias
dignas de ser asimiladas. El terapeuta espera que las posibilidades
que surgen de la sesión terapéutica puedan ayudar a modificar
la frontera de contacto, quedando de manifiesto en las diversas
situaciones de la vida del adolescente. El proceso de postcontacto
que vive el adolescente le ayuda a actualizar la función persona-
lidad del self.
Este proceso ayuda al adolescente a modificar la vergüenza que
se encontraba internalizada. Los adolescentes recuperan la capaci-
dad de verse como seres completos y capaces de crear situaciones
llenas de belleza y esperanza. El sentido de defectuosidad es parte
de un pasado que vive en el recuerdo lejano. El llamado del tera-
peuta es tomar conciencia de la experiencia en donde estamos yla
posibilidad de ver hacia dónde vamos,en lugar de enfocarse en
comprender de dónde venimos.
El trauma y la vergüenza confluyen en las vivencias de mu-
chos adolescentes.Por eso, el proceso terapéutico se mueve de la
defectuosidad a la posibilidad de arriesgarse a vivir de una manera
distinta. Esta búsqueda de la novedad es nivel prerreflexivo y res-
ponde a una vivencia de excitación hacia la novedad, y no a un
introyecto idealizado por el terapeuta. El terapeuta brinda sopor-
te y confirmación al adolescente para dar paso a una experiencia
de apoyo. Esto puede resultar muy novedoso para el adolescente.

157
El acompañamiento terapéutico se da en un contexto equili-
brado y que sea congruente con la experiencia estética que surge
del campo fenoménico. Con esto la vergüenza internalizada se va
al fondo y permite el surgimiento de una novedad. El adolescente
se encuentra en un proceso de maduración donde necesita sentir-
se incluido y confirmando por el entorno social.
El mundo puede convertirse en un lugar hostil, donde la vida
puede causar mucho sufrimiento. El adolescente que ha vivido
experiencias de trauma generalmente desarrolla una vergüenza
internalizada. También presenta una gran carencia afectiva, por la
ausencia que han tenido las figuras parentales. Parece que su do-
lor es invisible para los demás; constantemente los padres aniqui-
lan cualquier intento espontáneo de expresar sus sentimientos.
El terapeuta con su presencia y diálogo ayuda al adolescente
a re-significar su relación con el mundo. La misión del terapeuta
es crucial:apoyar al adolescente para que recupere la esperanza
en la otredad. La confianza ayuda a florecer a las experiencias
dolorosas-traumáticas, el terapeuta estará atento de mantener
una actitud contemplativa llena de compasión y hermandad. La
presencia amorosa del terapeuta permite el surgimiento de un
nuevo horizonte, donde el adolescente puede tener un espacio en
el mundo yun futuro potencialmente promisorio.

Cierre
El trabajo relacional con adolescentes se fundamenta en la fe que
tiene el terapeuta de las potencialidades de la relación. El ado-
lescente se encuentra limitado porla falta de apoyo por parte del
entorno. El terapeuta crea un espacio relacional donde prevalece
la confianza y aceptación de las experiencias que han sido ca-
talogadas como desagradables. En Terapia Gestalt aceptamos y
valoramos todas las respuestas del adolescente, porque todas han
surgido como ajustes creativos. El trabajo posterior es brindar un
apoyo que permita la actualización de dichos procesos.

158
La relación terapéutica necesita tener como principal caracterís-
tica ser receptiva de las experiencias dolorosas que han sido aniqui-
ladas en otros contextos. El terapeuta necesita ayudar al adolescente
a deconstruir las barreras que lo han protegido del entorno hostil.
El proceso de reestructuración se produce en la situación terapéu-
tica con base en la capacidad de regulación que tiene la relación.
En la intervención terapéutica con adolescentes en las expe-
riencias traumáticas es necesario alentar la fe en el otro y la es-
peranza en el futuro próximo. Asimismo, promover la capacidad
del adolescente para honrar su capacidad de sobrevivencia a la
experiencia traumática. El terapeuta y el adolescente van recons-
truyendo la frontera que se encuentra lastimada por la herida.
Podemos concluir que las tareas del terapeuta en el trabajo con
adolescentes en la experiencia de trauma son las siguientes:
1. Crear un vínculo terapéutico seguro y estable con el ado-
lescente.
2. Co-crear un campo de confianza y seguridad que ayude al
adolescente a regular su percepción de riesgo ante el entorno.
3. Ayudar al adolescente a identificar los patrones de inhibi-
ción que se encuentran en la relación presente debido a la
experiencia de trauma.
4. Establecer límites flexibles y reestablecer su capacidad de
elegir.
5. Favorecer la expresión espontánea del adolescente con
base en la conciencia contextualizada.
6. Favorecer la aceptación de la experiencia y honrar la capa-
cidad de sobrevivencia al trauma.
7. Integración interna y la transformación de significados
Finalmente podemos decir que el terapeuta ayudará al adoles-
cente a contextualizar la experiencia traumática, es decir, valorar
las reacciones que provocan que la frontera sufra de una tensión

159
intocable, para que sea capaz de lograr una selección de aspec-
tos del entorno. El terapeuta trabajará para la co-construcción
de un campo que ayude al adolescente a superar la parálisis y
anestesia que lo desensibilizan para proteger la frontera. La con-
textualización terapéutica favorece la transición de una situación
de urgencia a una de confianza para que el adolescente recupere la
confianza (sensibilidad) de abrir su corazón al mundo.

Caso:
Saúl es un adolescente de 16 años que estudia el bachillerato,
presenta problemas por agresividad y consumo de drogas. El con-
sultante refiere tener problemas en su ambiente escolar debido
a las conductas disruptivas que presenta, especialmente por las
múltiples peleas que ha tenido en la escuela. Durante la infancia
el paciente sufrió el abandono de su padre, provocando una pro-
funda depresión en su madre que generó un ambiente familiar
de origen claramente invalidante a nivel emocional, caracteriza-
do por las constantes explosiones afectivas de la madre. El joven
mantiene una actitud desafiante, se muestra como una persona
insensible y poco empática a las necesidades de los otros. Ade-
más presenta una experiencia de ansiedad que lo lleva a consumir
ocasionalmente marihuana para lidiar con el insomnio. A conti-
nuación vamos a revisar el fragmento de una sesión terapéutica:
T: ¿Cómo estás?
C: Enojado, porque con todo respeto no creo en la terapia psicoló-
gica. En este momento podría estar haciendo algo productivo.
T: Escucho que estás molesto, pero no me queda claro hacia
quién es tu molestia.
C: A veces ni yo mismo sé con quién estoy enojado. A veces pien-
so que con mi padre por abandonarme o con mi madre por

160
ser tan cabrona conmigo. Tengo mucho coraje con el mundo,
me molesta que otros tengan una familia normal.
T: Me parece que el tema de la familia produce cosas en ti.
C: Es un tema que trato de evitar, me produce una sensación
desagradable.Me da vergüenza cuando la gente habla de sus
padres o las cosas que hacen en familia.
T: Entiendo lo que me dices, en algunos momentos me he sen-
tido avergonzado por algunas cosas que han pasado en mi
familia. Aunque creo que además de eso, me he sentido pre-
ocupado y triste.
C: Yo me siento culpable porque estoy muy enojado con mi mamá
porque no pudo superar que mi papá la abandonara. Me da
culpa porque sé que sufre, pero aun así me molesta su actitud.
T: ¿Tú cómo estás con la partida de tu padre?
C: Creo que lo primero que te diría es que me siento enojado,
pero ahora que lo preguntas me siento triste. Muchas veces
pienso que no fui importante para él, que me dejó con una
madre destrozada, esas cosas me hacen sentirme muy solo.
T: Cuando me dices eso, surge una experiencia de tristeza entre
nosotros.
C: Me siento muy triste, como cuando era niño y me quedaba en
la ventana esperando que regresara (comienza a llorar).
T: Tus lágrimas son bienvenidas aquí.
C: Me siento muy solo, a veces quisiera morirme.
T: ¿En este momento te sientes solo?
C: Me siento acompaña por ti, me siento triste pero mejor.
T: ¿Puedo acercarme un poco más? Te invito a revisar qué pasa
contigo cuando estoy más cerca.

161
C: Es raro, porque siento una sensación de rechazo, pero me agra-
da sentir tu cercanía.
T: Te invito a que decidas a qué distancia quieres estar de mí.
C: Quiero acercarme un poco más.
T: Tu cercanía me hace sentir mayor confianza en nuestra relación.
C: Me siento en confianza contigo, me hacía falta porque me he
sentido muy solo.
T: Agradezco profundamente tu confianza, y te invito a ir asimi-
lando todo lo que sea novedoso de esta experiencia.
C: Son muchas cosas, pero creo que principalmente son dos co-
sas. La primera poder confiar en alguien y la segunda hablar
de los sentimientos que guardo solo para mí.
T: Ve revisando las diferencias entre la soledad y la compañía.
C: Es raro confiar en alguien pero me siento muy bien.
T: Me doy cuenta que puedes verme a los ojos y hablas a un ritmo
más pausado.
C: No lo había notado, pero ahora que me dices me siento mu-
cho más tranquilo. En este momento no me siento nervioso.
T: Parece que tus lágrimas estaban guardadas desde hace mucho.
C: Sí, pero nadie les había dado la bienvenida (sonríe).
T: Tú eres bienvenido.
C: Lo sé, gracias por tu paciencia y compañía.

TRASTORNO DISOCIAL EN ADOLESCENTES


El trastornos disocial es una condición que cada día se presenta
más en niños y adolescentes, el tema es complejo debido a las con-

162
ductas que presentan los jóvenes. Los profesionales de salud men-
tal necesitamos ser conscientes de consecuencias que puede traer a
nivel social.Actualmente vivimos en una sociedad deshumanizada;
por ejemplo, México es uno de los países que mayor número de
decapitaciones tiene a nivel mundial. El índice de asesinatos se ha
incrementado de manera alarmante en los dos últimos gobiernos.
La violencia social que se despliega en el ámbito social y co-
munitario cada día se incrementa e impacta significativamente
a los adolescentes. Son muchos los factores que han generado
este índice de violencia en nuestra sociedad, sin embargo cuan-
do exploramos la etiología del trastorno disocial en adolescentes
podemos apreciar un gran número de aspectos de convergen de
manera compleja para generar esta problemática.
En el trabajo terapéutico con adolescentes, es un aspecto poco
mencionado, en lo personal considero preocupante el incremento
de casos de violencia relacionados con menos de edad. Incluso los
grupos delictivos están recurriendo a adolescentes para comentar
delitos graves y homicidios.
En Terapia Gestalt existen pocas aproximaciones a la conduc-
ta antisocial, es preocupante vivir en una sociedad tan violenta
como la mexicana y no encontrar respuestas a una problemática
emergente que pone en peligro la estabilidad de campo social.
Los problemas de salud mental y los terapeutas Gestalt necesi-
tamos lograr una mayor comprensión de la tendencia disocial
en adolescentes, para superar los prejuicios sociales existentes, y
proponer un acompañamiento terapéutico que apoye a los niños
y jóvenes que viven esta experiencia.
Realizar un diagnóstico multidimensional nos permite superar
los prejuicios que ven al adolescente con trastorno disocial como una
mala persona,para dar paso a lograr una comprensión fenomenológi-
ca de la experiencia, reorganizando el diagnóstico clínico, con base en
una aproximación estética. En los adolescentes no se puede realizar
un diagnóstico de personalidad.No obstante, podemos identificar

163
tendencias y patrones relativos a ciertos trastornos de personalidad.
El tratamiento psiquiátrico para adolescentes con trastorno disocia-
les limitado, incluso en ocasiones la actitud del profesional de salud
mental es de tipo moral ante las conductas que realiza el adolescente.
Se ha criminalizado el trastorno disocial en adolescentes por-
que no se ha logrado desarrollar una propuesta de acompaña-
miento que permita al adolescente comprender su experiencia,
mejorar su calidad de vida y disminuir sus conductas disruptivas.
Es importante revisar ¿qué pasa con los adolescentes que presen-
tan el trastorno, pero no han cometido un delito tipificado? Con-
sidero necesario desarrollar una propuesta terapéutica que res-
ponda a las condiciones actuales que viven los adolescentes que
presentan el trastorno disocial.
El trastorno disocial en adolescentes ha sido modificado.Ac-
tualmente en el DSMV es denominado trastorno de conducta.
Para comprender el trastorno de conducta, empezaremos por
identificar los síntomas que se han agrupado en la clasificación
diagnóstica que nos propone el DSMV. Cabe mencionar que en
terapia Gestalt esta clasificación nos sirve como guía temporal,
sin embargo el trabajo terapéutico se sustenta en un diagnóstico
multidimensional que evalúa el proceso del adolescentes, en lugar
de etiquetarlo en una sola condición o experiencia.
Los criterios que nos propone el DSMV para el diagnóstico de
trastorno de la conducta son los siguientes:
A. Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en
el que no se respetan los derechos básicos de otros, las normas
o reglas sociales propias de la edad, lo que se manifiesta por la
presencia en los doce últimos meses de por lo menos tres de los
quince criterios siguientes en cualquiera de las categorías siguien-
tes, existiendo por lo menos uno en los últimos seis meses:
Agresión a personas y animales (criterios 1-7), destrucción de
la propiedad (criterios 8 y 9), engaño o robo (criterios 10-12) e
incumplimiento grave de normas (criterios 13-15):

164
1. A menudo acosa, amenaza o intimida a otros.
2. A menudo inicia peleas.
3. Ha usado un arma que puede provocar serios daños a ter-
ceros (p. ej., un bastón, un ladrillo, una botella rota, un
cuchillo, un arma).
4. Ha ejercido la crueldad física contra personas.
5. Ha ejercido la crueldad física contra animales.
6. Ha robado enfrentándose a una víctima (p. ej., atraco, robo
de un monedero, extorsión, atraco a mano armada).
7. Ha violado sexualmente a alguien.
8. Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de pro-
vocar daños graves.
9. Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien (pero
no por medio del fuego).
10. Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.
11. A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evi-
tar obligaciones (p. ej. “engaña” a otros).
12. Ha robado objetos de valor no triviales sin enfrentarse a la
víctima (p. ej., hurto en una tienda sin violencia ni invasión;
falsificación).
13. A menudo sale por la noche a pesar de la prohibición de sus
padres, empezando antes de los 13 años.
14. Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía
con sus padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos ve-
ces, o una vez si estuvo ausente durante un tiempo prolongado.
15. A menudo falta en la escuela, empezando antes de los 13 años.
B. El trastorno del comportamiento provoca un malestar clí-
nicamente significativo en las áreas social, académica o laboral.
C. Si la edad del individuo es de 18 años o más, no se cumplen
los criterios de trastorno de la personalidad antisocial.

165
Especificar si:
312.81 (F91.1) Tipo de inicio infantil: Los individuos muestran
por lo menos un síntoma característico del trastorno de conducta
antes de cumplir los 10 años.
312.82 (F91.2) Tipo de inicio adolescente: Los individuos no
muestran ningún síntoma característico del trastorno de conduc-
ta antes de cumplir los 10 años.
312.89 (F91.9) Tipo de inicio no especificado: Se cumplen los
criterios del trastorno de conducta, pero no existe suficiente in-
formación disponible para determinar si la aparición del primer
síntoma fue anterior a los 10 años de edad.

Especificar si:
Con emociones prosociales limitadas: Para poder asignar este es-
pecificador, el individuo ha de haber presentado por lo menos dos
de las siguientes características de forma persistente durante doce
meses por lo menos, en diversas relaciones y situaciones. Estas ca-
racterísticas reflejan el patrón típico de relaciones interpersonales
y emocionales del individuo durante ese periodo, no solamente
episodios ocasionales en algunas situaciones. Por lo tanto, para
evaluar los criterios de un especificador concreto, se necesitan
varias fuentes de información. Además de la comunicación del
propio individuo, es necesario considerar lo que dicen otros que
lo hayan conocido durante periodos prolongados (p. ej., padres,
profesores, compañeros de trabajo, familiares, amigos).
Falta de remordimientos o culpabilidad: No se siente mal ni
culpable cuando hace algo malo (no cuentan los remordimientos
que expresa solamente cuando le sorprenden o ante un castigo).
El individuo muestra una falta general de preocupación sobre las
consecuencias negativas de sus acciones. Por ejemplo, el indivi-
duo no siente remordimientos después de hacer daño a alguien ni
se preocupa por las consecuencias de transgredir las reglas.

166
Insensible, carente de empatía: No tiene en cuenta ni le preo-
cupan los sentimientos de los demás. Este individuo se describe
como frío e indiferente. La persona parece más preocupada por
los efectos de sus actos sobre sí mismo que sobre los demás, inclu-
so cuando provocan daños apreciables a terceros.
Despreocupado por su rendimiento: No muestra preocupa-
ción respecto a un rendimiento deficitario o problemático en la
escuela, en el trabajo o en otras actividades importantes. El in-
dividuo no realiza el esfuerzo necesario para alcanzar un buen
rendimiento, incluso cuando las expectativas son claras, y suele
culpar a los demás de su rendimiento deficitario.
Afecto superficial o deficiente: No expresa sentimientos ni
muestra emociones con los demás, salvo de una forma que parece
poco sentida, poco sincera o superficial (p. ej., con acciones que
contradicen la emoción expresada; puede “conectar” o “desconec-
tar” las emociones rápidamente) o cuando recurre a expresiones
emocionales para obtener beneficios (p. ej., expresa emociones
para manipular o intimidar a otros).
La prevalencia que tiene el trastorno de la conducta se ha in-
crementado recientemente, teniendo mayor incidencia en gran-
des ciudades. Existe una mayor presencia del trastorno en va-
rones, actualmente las adolescentes también están desarrollando
esta experiencia teniendo conductas disruptivas, aunque no siem-
pre se asemejen a las que presentan los varones.
Las adolescentes que presentan el trastorno generalmente se
relacionan con hombres que presentan conductas disruptivas o
trastorno disocial. Actualmente las mujeres han modificado su
forma de relacionarse a nivel social; se han formado pandillas y
grupos delictivos encabezados por mujeres.
La edad de inicio es variable, pero se puede producir desde los6
años aproximadamente, aunque generalmente se ve en niños de en-
tre 11 y 13 años de edad. Comúnmente los niños al iniciar la puber-
tad empiezan un proceso de cuestionamiento a las normas familiares,
provocando actitudes transgresoras y conductas disruptivas.

167
La tendencia general de los adolescentes que presentan trastor-
no de la conducta es una escasa empatía y dificultades para aten-
der a los sentimientos, tendencia a pasar por encima de los otros.
El adolescente que presenta trastorno de la conducta presenta una
actitud reptiliana de defensa, que lo mantiene en una constante
experiencia de amenaza. El trastorno de conducta tiene su origen
en una profunda desconfianza en el entorno, debido a diversas ex-
periencias como el abandono, el abuso o la privación afectiva.
El adolescente con trastorno de la conducta desarrolla una al-
teración en la función Ello del self, así como en la función perso-
nalidad. Mantiene una percepción generalizada sobre la amenaza
que presenta el entorno o la otredad.Esto se acentúa en situacio-
nes ambiguas, porque los adolescentes perciben como amenazan-
te la conducta de otros, respondiendo con actitudes violencias e
insensibles. Existe una ausencia en la frontera-contacto que les
impide ser sensibles y percibir al otro.Por ese motivo, se muestran
desensibilizados, carentes de culpa o remordimiento.
Los adolescentes que presentan el trastorno de conducta ge-
neralmente se muestran fuertes e inmutables, sin embargo en su
interior la mayoría sufre silenciosamente, y además tienen pro-
blemas para controlar su ansiedad e impulsos. Existe una hiperex-
citación que provoca que sus funciones ejecutivas se encuentren
disminuidas. Este trastorno mantiene un vínculo importante con
otras comorbilidades como el consumo de drogas, trastornos de
ansiedad, trastornos del estado de ánimo, etcétera. El deterioro
psicosocial es uno de los aspectos de mayor preocupación, porque
los puede exponer a tener problemas legales e inclusive a poner
en riesgo su vida.
El trastorno de la conducta es una manifestación de una
compleja condición donde existen diversos factores que influ-
yen en la experiencia. Las condiciones orgánicas o los factores
genéticos son importantes en la conformación del trastorno de
la conducta. En mi experiencia clínica con adolescentes que

168
presentan trastornos de la conducta, he podido identificar difi-
cultades en la función Ello del self, que produce una constante
sensación de amenaza que genera un patrón estereotipado que
les imposibilita ver al otro.
Los adolescentes que presentan trastorno de la conducta han
vivido en un campo traumático y amenazante que provoca la ad-
quisición de una serie de patrones inflexibles que inician como
un ajuste creativo de sobrevivencia a las condiciones propias del
entorno, pero posteriormente se mantienen generando una expe-
riencia disfuncional en el adolescente. Estos patrones se instau-
ran a nivel del sistema nervioso, manifestándose en una serie de
conductas disruptivas que les brinda la sensación de seguridad
aunque sea en forma provisional.
El trastorno de conducta es una manifestación de un campo
disfuncional que no solo se transmite en el campo actual, sino
que puede tener una incidencia a nivel transgeneracional. Este
campo patológico está caracterizado por la impulsividad, la au-
sencia de empatía, constante sensación de amenaza, ausencia de
miedo e imposibilidad de ver a los otros. Uno de los factores de-
terminantes de las condiciones es la relación entre la vulnerabili-
dad y los recursos que ofrece el entorno para construir un ground
que permita al adolescente generar otras posibilidades.
Los adolescentes que presentan trastorno de la conducta regis-
tran una tendencia a la violación de reglas y normas que afecta los
derechos de los otros. El inicio puede ser variable, en algunos casos
durante la infancia, y en otros durante la adolescencia. Generalmente
podemos identificar experiencias traumáticas de abandono o abuso
durante la infancia. Cabe aclarar que el trastorno no siempre está
relacionado con este tipo de experiencias: su origen puede diverso
y deberse a condiciones neurológicas u otras condiciones cerebrales
que se mantienen a través de un contexto de privación afectiva.
El trastorno de conducta se encuentra relacionado con la di-
ficultad para lograr un crecimiento emocional.En este caso, los

169
adolescentes han vivido una experiencia constante de amenaza
que ha provocado una tendencia hacia el aislamiento debido a la
desconfianza en el entorno. El adolescente presenta una tenden-
cia de alienación de sus necesidades emocionales personales y de
los otros. El campo de violencia e indiferencia no solo se produce
en las familias, sino en una sociedad que se encuentra enajenada
y desensibilizada ante el dolor ajeno.
Las conductas violentas y antisociales se presentan en estos
adolescentes debido a la incapacidad para regular su nivel de ex-
citación. Se vive en un campo de tanta intensidad, que los adoles-
centes son incapaces de regular sus estados de frustración, control
de impulsos y angustia. La ausencia que viven en sus entornos
familiares les muestra que necesitan rascarse con sus propias uñas,
porque si no son capaces de defenderse por sí mismos, no podrán
sobrevivir en un entorno amenazante.
Los adolescentes con conductas disruptivas presentan dificul-
tades para tener alternativas a nivel comportamental. Además
manejan una flexión constante de proyección, atribuyendo sus
responsabilidades a los otros. La experiencia disfuncional surge
de la interacción en la frontera-contacto, el ambiente en el que
se desarrolló el adolescente presenta una condición constante de
hostilidad y amenaza.
Al no recibir el apoyo necesario, el niño aprende a mantener
una conducta hostil y/o violenta que le permite protegerse de
las amenazas ambientales. Se genera un patrón de desprecio y
violación de los derechos de los demás, la cual se percibe como
una afrenta por la injusticia sufrida en su historia de vida. Esta
actitud puede iniciar en la infancia, o bien, desarrollarse durante
los inicios de la adolescencia.
Generalmente, las personas tienen la capacidad de regularse
de acuerdo a las normas sociales; por otro lado, el adolescente
al no sentir el apoyo ambiental desarrolla un ajuste conservador
que genera un patrón desensibilizado de respuesta. El adolescente

170
experimenta una desconexión importante con respecto al entor-
no, siendo incapaz de ver a la otredad. La falta de oportunidades
provoca una dificultad para encontrar un sentido a la existencia,
esta experiencia de inadecuación puede generar resentimientos,
conductas violentas y una actitud de anomia.
Una parte fundamental del trastorno de conducta es la dismi-
nución de la función Personalidad del self en el adolescente. La
generación de formas se ve limitada por un patrón anacrónico y
estereotipado que impide al adolescente ver las posibilidades del
entorno, integrarlas y asimilar los aspectos nutricios. El adoles-
cente se ausenta en la frontera contacto como medida de seguri-
dad para evitar sufrir las consecuencias del campo disfuncional.
El adolescente que presenta esta tendencia disocial no logra
identificar a la otredad; en consecuencia, es incapaz de lograr una
regulación relacional. Desde la mirada gestáltica consideramos
que el adolescente necesita aproximarse a la frontera-contacto
para establecer conexión con la otredad tomando conciencia de
sus conductas y las consecuencias que producen en el campo.
Fomentar la alteridad y resonancia es básico para apoyar al ado-
lescente en su proceso de regulación y crecimiento.
La desensibilización que podemos observar en los adolescentes
con tendencias disociales consiste en una flexión de confluencia
con un entorno hostil que estimula la indiferenciación y la ausen-
cia de contacto sensorial con el entorno. El adolescente no consi-
gue identificar sus emociones, y por consecuencia tampoco logra
desarrollar empatía hacia el dolor ajeno. El adolescente presenta
un gran temor al dolor emocional, por lo que se niega a reconocer
cualquier sensación que pueda producir un malestar emocional.
Esta reflexión la podemos identificar particularmente en las
conductas disruptivas, como son la falta de empatía, la ausencia
de culpa o remordimientos. En un principio en el trabajo tera-
péutico el adolescente se puede llegar a mostrar retador o indi-
ferente a la presencia del terapeuta. Construir una relación de

171
confianza y reciprocidad es la base para que el adolescente pueda
ver la presencia del otro.
En el proceso de toma de contacto el adolescente con tendencia
disocial presenta una flexión de proyección, atribuyendo al entor-
no una visión de amenaza, desconfianza y hostilidad. El adolescen-
te no logra darse cuenta de cómo su conducta produce alteridad en
el entorno, solo logra captar la hostilidad presente en el entorno.
Esta flexión tiene como consecuencia una conducta agresiva por-
que considera amenazante el entorno próximo, su percepción está
limitada y solo es capaz de apreciar los aspectos negativos que se
encuentran arraigados en su función personalidad.
El adolescente se ve limitado en sus opciones de elección, por-
que solo puede ver el mundo amenazante que conoce, siendo in-
capaz de captar la novedad presente en el campo. Se mantiene una
ceguera de la otredad, cubriendo la oscuridad con las imágenes
traumáticas o amenazantes del pasado. Debido a esto, el adolescen-
te presenta una tendencia a depositar sus culpas en los demás o en
el entorno, ya que tiene una percepción de incapacidad e injusticia.
El adolescente presenta una tendencia a distorsionar la reali-
dad, debido a su incapacidad para atender a lo que sucede en la
frontera contacto, y contrario a esto, responde a una figura fijada
que ha quedado anacrónica con respecto a las condiciones actua-
les. El adolescente mantiene una actitud violenta que pretende
dañar a los otros como medida precautoria ante una amenaza que
no es confirmada, sino que se acepta priora.
La soledad y el aislamiento son patrones relacionales predomi-
nantes en los adolescentes que presentan un trastorno de conduc-
ta. Los adolescentes se muestran evitativos ante las muestras de
afecto de los demás, y de igual forma se puede apreciar una acti-
tud evasiva de las experiencias de contacto e intimidad afectiva.
El adolescente mantiene una lucha constante entre el deseo de
establecer contacto con la otredad, y el temor que ocasiona la posi-
bilidad del rechazo o abandono. Se busca mantener una distancia

172
afectiva para evitar el dolor emocional o el fracaso afectivo. Esta
conducta evitativa de la intimidad surge como un ajuste-creativo
ante un entorno amenazante. La función Personalidad del self pro-
voca que el adolescente viva una constante experiencia de sufri-
miento e insatisfacción, porque no puede movilizarse hacia la aten-
ción de necesidades afectivas o relacionadas con el vínculo afectivo.
El trastorno de conducta se manifiesta en diversos ámbitos re-
lacionales de la vida del adolescente. Esto provoca una conducta
violencia en las relaciones con sus padres, familiares y pares. El
adolescente desarrolla un patrón estereotipado que le permite de-
fenderse del entorno, esta pauta relacional produce una experien-
cia de introyección que inhibe la excitación ante la necesidad de
contacto.El adolescente vive una tensión constante entre la exci-
tación de la función de ello y la función Personalidad del self; esta
lucha impide que el adolescente pueda expresar sus sentimientos.
En el trastorno de conducta se puede apreciar una disminución
de la función Yo del self, limitando la capacidad para identificar
las novedades presentes en el entorno. El adolescente experimen-
ta el temor de enfrentar a un entorno que considera amenazante,
y evita cualquier situación que pueda representar un riesgo emo-
cional. Mantiene esa tendencia evitativa independientemente de
las condiciones propias del campo.
El adolescente siente la necesidad de establecer relaciones afec-
tivas vinculantes, pero no logra confiar en las personas. Por esa ra-
zón, los adolescentes con tendencia disocial buscan reunirse con
jóvenes que mantienen conductas similares, con la finalidad de
sentirse incluidos y evitar los juicios sociales. La conducta violen-
ta se puede considerar como un ajuste inclusivo que permite al
adolescente sentirse perteneciente a un grupo de personas que no
lo juzgan por su conducta.
Los adolescentes con trastorno disocial presentan una ausencia
de remordimiento, así como impulsividad, falta de preocupación
por las consecuencias y una constante búsqueda de experiencias

173
intensas. La falta de atención a las consecuencias que provoca su
conducta se debe a los altos niveles de impulsividad y la búsqueda
de establecer un dominio sobre el entorno para disminuir la si-
tuación de riesgo. Se mantiene una flexión de confluencia con el
entorno social, tomando como figura principal la incertidumbre y
el entorno violento. De acuerdo con esto, el adolescente desarrolla
una tendencia a mantener una actitud evitativa ante los vínculos
afectivos, para no sentir el rechazo o el temor al abandono.
El adolescente con tendencia disocial generalmente presenta
una flexión de confluencia con las experiencias traumáticas pa-
sadas odesarrolla una constante proyección depositando en los
otros su responsabilidad y evitando asumir las consecuencias de
sus actos presentes. La dificultad para asumir las consecuencias
de sus actos o la normalización de las conductas disruptivas ge-
nera que el adolescente adopte una postura desensibilizada ante
las necesidades ajenas, normalizando la experiencia de vacío y la
conciencia de falta de apoyo por parte del entorno.
La suspicacia constante ante las condiciones del entorno se es-
tablece como una figura fijada, que limita la capacidad del ado-
lescente de destruir las experiencias novedosas. Contrario a esto,
generaliza las experiencias pasadas como parámetros rígidos para
interactuar con el entorno. Esto le impide satisfacer las necesida-
des presentes, debido a que no es capaz de olvidar las experiencias
pasadas, trayendo esos patrones relacionales a la situación presente.
La tensión que vive el adolescente es alta.Por ese motivo, se anes-
tesian las funciones de contacto para inhibir la toma de contacto
con la situación real, de tal manera que la tensión que experimenta
el adolescente cubre y justifica las reacciones impulsivas y violentas.
A continuación revisaremos algunas de las principales caracterís-
ticas del campoantisocial en el que se desarrollan los adolescentes.

174
Con emociones prosociales limitadas:
El campo se torna amenazante y poco confiable, provocando que
el adolescente capte el sufrimiento presente en la frontera-contac-
to e introyecte creencias negativas sobre el entorno. La mayoría
de los adolescentes que desarrollan la tendencia antisocial han
crecido en ambientes hostiles y violentos, además la mayoría han
sufrido experiencias traumáticas. A partir de estas experiencias,
el adolescente no logra empatizar con la otredad porque no ha
recibido el apoyo necesario por parte del entorno. El adolescente
desarrolla un resentimiento constante ante una sociedad que ha
sido injusta y que no lo ha protegido.

Falta de remordimientos o culpabilidad:


Permanecer en un campo amenazante requiere una actitud de sobre-
vivencia que permita responder a los riesgos presentes en el entorno.
Esta conducta instintiva de sobrevivencia comienza a establecerse
como un patrón caracterológico para responder a la percepción de
riesgo. En el amor y en la guerra todo es permitido, favoreciendo que
el adolescente no experimente culpabilidad cuando realiza alguna
conducta antisocial. El adolescente muestra falta de preocupación
por las conductas que ejecuta en su interacción con el entorno. La
función personalidad es un aspecto que limita al adolescente en su
percepción de las novedades presentes en el campo.

Insensible, carente de empatía:


En este tipo de campo, prevalece una ausencia en la frontera-con-
tacto, impidiendo al adolescente ser sensible a la experiencia de los
otros. El adolescente se encuentra hiperenfocado en sobrevivir a la
experiencia de amenaza que percibe en el entorno, desatendiendo a
las necesidades y experiencias ajenas. Existe una fuerte tensión entre

175
sus necesidades y las expectativas del entorno, por eso, el adolescente
desarrolla una ausencia en el proceso de alteridad con respecto al en-
torno. Asume una postura “yo soy, porque tú eres”,es decir, “soy vio-
lento e insensible porque el mundo me ha tratado sin compasión”.

Despreocupado por su rendimiento:


El adolescente se encuentra muy enfocado en lo que ha vivido
anteriormente, en lugar de enfocarse en lo que está sucediendo.
Las heridas del pasado constantemente se hacen presentes en sus
patrones relacionales, provocando que no muestre preocupación
por sus acciones. El adolescente desarrolla una actitud de anomia
ante un entornoque no le ha brindado el apoyo suficiente. El
adolescente presenta una tendencia a proyectar su malestar sobre
el entorno, depositando en los otros la responsabilidad de sus
conductas disfuncionales.

Afecto superficial o deficiente:


El campo antisocial se caracteriza por la imposibilidad para ex-
presar sentimientos, necesidades y deseos. La frontera se en-
cuentra ausente, y la otredad es incapaz de recibir las demandas
del organismo. La indiferencia o indisponibilidad es la base so-
bre la cual se construye el campo disfuncional. El adolescente
es un ser sensible que capta el sufrimiento presente, y que poco
a poco va desarrollando una coraza que le permite anestesiarse.
Primeramente anestesia el dolor y posteriormente va aniquilan-
do la experiencia hasta que solo queda un remanente de sufri-
miento. La confluencia con el entorno insensible favorece que
el adolescente se muestre evitativo a la intimidad afectiva y a la
búsqueda de contacto pleno con el entorno.

176
Caso:
Mauricio es un adolescente de 14 años que asiste a la escuela secun-
daria, presenta un trastorno de conducta con inicio en la infancia.
El consultante refiere tener problemas con su madre debido a su
consumo de alcohol y drogas.Desde que era niño comenzó con
prácticas violentas hacia los animales, además de tener una tenden-
cia a quemar cosas. En la actualidad es criado por su abuela y oca-
sionalmente convive con su madre. El adolescente es canalizado a
terapia psicológica por parte de la escuela, debido a que ha robado
y amenazado a sus compañeros continuamente. Se sospecha que
ha robado dinero a los maestros, pero no han podido comprobar
ninguna de las acusaciones que le imputan. Los maestros expresan
preocupación por la falta de límites conductuales y empatía que
presenta el adolescente ante las necesidades de otros.A continua-
ción vamos a revisar el fragmento de una sesión terapéutica:
T: Quisiera conocer, ¿por qué te envían a terapia?
C: No sé, la verdad es que no tengo ningún problema en la escuela.
T: Me parece extraño que te envíen si no tienes ninguna situación
problemática.
C: Tengo problemas con Mariana, por su adicción a las drogas.
T: ¿Quién es Mariana?
C: Es mi madre.Bueno, es la señora que me dio a luz. Aunque yo
considero que mi abuela es lo más cercano a una madre que
tengo en mi vida.
T: Me llama la atención la manera en que te expresas de tu madre.
C: Yo soy así, psicólogo, tomo las cosas con tranquilidad. Si no,
la vida se vuelve difícil y llena de sufrimiento.
T: ¿Desde cuánto tomas las cosas con tranquilidad?

177
C: Desde que recuerdo, mi padre nos abandonó y mi madre
siempre ha estado en drogas. En mi infancia me volví muy
fuerte, nada me afectaba porque yo tenía que ser el hombre
de la casa y un apoyo para mis hermanos.
T: Me imagino que es difícil ser fuerte cuando tú también nece-
sitas apoyo.
C: Yo aprendí a aceptar que necesito aprender a rascarme con mis
propias uñas, y a veces dar zarpazos a los enemigos. Solo vine
al mundo y solo me voy a ir.
T: ¿Cómo te sientes al decirme eso?
C: No siento nada, porque los sentimientos nos hacen débiles
ante los demás.
T: Cuando dices eso, me parece que desconfías de los demás.
C: La vida me ha enseñado a ser precavido y atacar antes de que
otro lo haga conmigo.
T: Puedo notar que retiraste tu silla a una distancia más lejana.
Me gustaría conocer el motivo.
C: Me gusta sentirme a salvo.
T: Entiendo, quiero preguntarte si podríamos explorar el tema de
la proximidad.
C: Yo creo que sí.
T: ¿A quiénes permites que estén cerca de ti?
C: A nadie.
T: En este momento siento que estás aceptando la posibilidad
que yo me acerque.
C: Creo que eres una buena persona, me has tratado con respeto.
Además pareces inofensivo.

178
T: Gracias por la confianza, no sé si tomarlo como un halago
(sonrisa).
C: Es algo positivo, además quiero decirte que en este momento
no me siento solo.
T: Te lo agradezco, cuando me reconoces me siento más cercano a ti.
C: Con mi abuelo me sentía así como en este momento, pero
murió y después de eso me volví más desconfiado y agresivo.
T: ¿Qué pasa cuando me platicas esto?
C: Me siento un poco triste.
T: ¿Podrías compartir conmigo lo que está pasando contigo en
este momento?
C: Me da tristeza recordar a mi abuelo y sentirme solo en el mun-
do. Pero creo que por hoy es suficiente.
T: Me parece que para ser la primera sesión hemos avanzado mucho.
C: No lo sé, pero me sentí bien.
T: Gracias por tu confianza.
C: De nada, Paco, nos vemos la próxima semana. A ver cuándo
me animo a decirte todo lo que he vivido.
T: Espero que cuando sea tu momento, podamos compartir mu-
chas experiencias.

ANSIEDAD EN ADOLESCENTES
“La ansiedad es la interrupción de la excitación creativa”.
-PHG
La experiencia de ansiedad se está convirtiendo en una de las
principales experiencias disfuncionales en adolescentes. La vi-

179
vencia de ansiedad produce inquietud e incomodidad, es una
experiencia que se extiende a nivel mundial. Los problemas de
ansiedad mantienen una alta incidencia dentro de la población
adolescente. Los síntomas tienden a ser crónicos, pero pueden
tener un desarrollo favorable si el adolescente recibe el apoyo ade-
cuado por parte del entorno.
Los cambios hormonales propios del proceso de crecimiento
provocan que los adolescentes sean más vulnerables al desarrollo
de trastornos de ansiedad. El adolescente inicia un proceso de
desarraigo de su entorno familiar, además le son impuestas res-
ponsabilidades propias de la vida adulta. No obstante, en otros
aspectos los adolescentes reciben un trato infantil, esta ambiva-
lencia produce un estado constante de incertidumbre y ansiedad.
Es importante diferenciar entre la excitación y la ansiedad:la
primera es una respuesta fisiológica que moviliza al organismo
ante un estímulo del entorno, tiene un carácter adaptativo; su
función es la de preservar la vida de la persona. Por su parte, la
ansiedad se desarrolla sin que aparentemente haya una circuns-
tancia ambiental que valide la experiencia; la respuesta es despro-
porcionada con respecto a la situación.
Dentro de los síntomas más comunes de ansiedad en adoles-
centes están los siguientes:
Síntomas Fisiológicos y psicológicos.
–– Sudoración, palpitaciones y taquicardias.
–– Tensión muscular, temblores y dolores de cabeza.
–– Náuseas y molestias gástricas.
–– Temor a la pérdida de control.
–– Dificultades respiratorias.
–– Dificultades para pensar, estudiar o concentrarse.
–– Llorar desconsoladamente y con bastante frecuencia.
–– Quedarse paralizado.

180
–– Intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, to-
carse, etcétera).
–– Tartamudear.
–– Enuresis.
–– Preocupación excesiva e inseguridad.
–– Dificultad para tomar decisiones.
–– Pensamientos negativos sobre uno mismo
–– Evitación de situaciones temidas.
–– Comer, beber, fumar en exceso.
–– Alteraciones en el sueño y pesadillas.
En Terapia Gestalt la ansiedad se encuentra relacionada con la
formación de un campo donde el adolescente no encuentra el apoyo
suficiente, y no es capaz de expresar sus emociones. La excitación
contenida produce un desequilibrio a nivel fisiológico, esta oscila-
ción se produce por la incapacidad de manifestarse de manera genui-
na. El adolescente vive una constante tensión entre la excitación que
se produce en la experiencia, y la inhibición de su expresión.
Necesitamos explorar el proceso a través del cual se inhibe la
excitación, para esto es necesario describir y comprender la suce-
sión de fenómenos que limitan el contacto con la novedad y el
desarrollo de ajustes creativos. Al tener poco apoyo, el adolescente
genera una desconexión con respecto al entorno. Además las ex-
pectativas que los adolescentes han introyectado producen un es-
tado de inquietud, debido a la ausencia en la frontera-contacto. El
aislamiento produce un pensamiento rumiante e interpretaciones
descontextualizadas que desencadenan experiencias de ansiedad.
En la adolescencia se busca explorar las novedades del entor-
no.No obstante, existen diversas condiciones que crean un campo
hostil, provocando la inhibición de la excitación. Las experiencias
ansiosas son alteraciones en la frontera-contacto, que se mantie-
nen como una pauta descontextualizada del ambiente donde se

181
generó la restricción. La ansiedad es una experiencia que emerge
del campo, produciendo una ausencia en la frontera-contacto,
inhibiendo el despliegue del self.
La ansiedad no es una experiencia puramente cognitiva, sino
que es una co-creación de campo. En la experiencia ansiosa, el
adolescente mantiene una proximidad disfuncional con sus fi-
guras parentales, ya sea porque tiene demasiada cercanía o dis-
tancia. Las flexiones más comunes en la experiencia ansiosa son
la confluencia, introyección y retroflexión. La ansiedad no es un
estado, sino un proceso que se construye por la ausencia en la
frontera-contacto, que inhibe la expresión de la excitación.
La ansiedad produce una limitación del self, disminuyendo la
calidad del contacto en las relaciones que tiene el adolescente con
su entorno próximo. El proceso relacional se ve afectado por una
inestabilidad y desconfianza en el campo fenoménico. La incerti-
dumbre que vive el adolescente se va convirtiendo en una pauta
relacional que interrumpe el proceso de contacto con el entorno.
La experiencia ansiosa tiene sus exteriorizaciones a nivel somáti-
co, cinestésico y relacional.
Las interrupciones del contacto se producen a un nivel inte-
gral, es decir, limitan la función ello del self, debido a las pautas
introyectadas en la función personalidad. La falta de apoyo de
parte de las figuras parentales provoca que se instauren patrones
de movimiento estereotipados que bloquean la espontaneidad del
adolescente. Las pautas inhibitorias son introyectadas de manera
transgeneracional, afectando la regulación relacional en las expe-
riencias que vive el adolescente en su entorno próximo.
La introyección se encuentra muy ligada a la flexión de con-
fluencia; la vivencia del adolescente se encuentra difusa debido
a la dificultad para diferenciarse del entorno. La incertidumbre
que vive el adolescente se instaura como una pauta relacional. La
dificultad para superar el estado de confluencia se origina en una
experiencia somática ansiógena, que produce una figura difusa

182
que no permite la excitación suficiente para movilizar al adoles-
cente hacia la novedad.
Durante la adolescencia existe una constante tensión entre el
proceso de desarraigo del entorno familiar y la necesidad de in-
clusión. Cuando el apoyo del entorno es adecuado, el proceso de
transición de la inclusión al desarraigo es más fluida. Los adoles-
centes en la experiencia ansiosa interactúan en un entorno poco
favorecedor que produce una visión disminuida en la función
personalidad. En este caso, la confluencia es una manera de no
arriesgarse o contraponerse a las demandas del entorno familiar.
La indiferenciación que vive el adolescente en la experiencia de
ansiedad ayuda a limitar el riesgo que implica movilizarse hacia
la novedad. No obstante, mantiene la experiencia de ansiedad
debido a la falta de atención a las necesidades emergentes.
En el proceso de crecimiento de un adolescente se presenta
una dualidad importante entre su vivencia infantil y su progreso
hacia la adultez. En el caso de la experiencia ansiosa, la confluen-
cia predomina ante las situaciones amenazantes que surgen en la
interacción con el entorno. La excitación contenida e indiferen-
ciada provoca la creación de un campo que crece en excitación
pero que no se puede movilizar hacia la novedad.
La falta de apoyo por parte de las figuras parentales va creando
un espacio de incertidumbre y urgencia que incita al adolescente
a contener sus necesidades. En este entorno, el adolescente va
desarrollando una experiencia constante de urgencia y un ritmo
acelerado que le dificulta formar figuras claras (identificar sus ne-
cesidades). La premura con la que vive el adolescente en la expe-
riencia ansiosa genera comportamientos impulsivos y estereotipa-
dos, restando espontaneidad a la experiencia presente.
La experiencia ansiosa se produce por la dificultad del cam-
po para movilizarse hacia la experiencia novedosa. La excitación
puede estar intensificada pero difusa, por la anexión que se tiene
con respecto al entorno. El adolescente en la experiencia ansiosa

183
vive en una constante confluencia con el entorno. Es decir, no
puede aterrizar a la experiencia presente en la frontera-contacto.
Por ese motivo, aunque experimente excitación, se interrumpe
porque no se forma una figura clara. La interrupción no le per-
mite establecer la toma de contacto, y al contrario, se paraliza por
la energía contenida en el campo.
La parálisis que vive el adolescente le impide establecer un
contacto de calidad que le permitiría sentirse satisfecho para reti-
rarse de la experiencia. La experiencia de inmovilidad se produce
a un nivel somático-cinestésico. El terapeuta acompaña al adoles-
cente desde su experiencia estética, brindando el apoyo del que
carecía.A través de la resonancia se busca atender a las necesidades
emergentes para direccionar la excitación hacia una figura clara.
Trabajar en la frontera-contacto es fundamental para apoyar
al adolescente a superar el estado de inmovilidad en el que se
encuentra. La presencia del terapeuta aporta novedad al campo,
permitiendo que el adolescente pueda responder a la vivencia de-
jando de lado los introyectos que le dificultaban la toma de con-
tacto. Las ideas que los adolescentes interiorizan de sus padres les
ayudan a establecer valores y criterios relacionales. Sin embargo,
cuando no realizan un proceso de discernimiento, los introyectos
se convierten en unobstáculo para la espontaneidad.
La ansiedad es una experiencia de vivir en medio, de perma-
necer entre las fuerzas de excitación e inhibición debido a los in-
troyectos. La tensión que se vive en ese estado intermedio es muy
intensa, por esta razón los adolescentes desarrollan problemas de
salud. Este malestar es un síntoma que muestra cómo la excita-
ción inhibida busca una forma de manifestarse.
El adolescente experimenta mayor excitación que un adulto,
por lo tanto sus niveles de ansiedad también son más elevados.
El sufrimiento que vive el adolescente consiste en vivir una cons-
tante represión de la excitación presente. En el caso del trabajo
con adolescentes, es necesario identificar el proceso de inhibición

184
de la excitación para evitar que esta pauta se quede fijada en la
experiencia relacional del adolescente.
El terapeuta apoyará al adolescente en su proceso de darse
cuenta,identificando cómo inicia el proceso de inhibición de la
excitación, para que juntos puedan ir formando una figura clara,-
de tal manera que el adolescente sea capaz de establecer una toma
de contacto clara, que le ayude a liberar la tensión que provocaba
la inhibición. El trabajo relacional está enfocado en el despliegue
de la función Yo del self; recuperar los procesos volitivos es fun-
damental para superar el estado de confluencia e inhibición en el
que se encontraba el adolescente.
Las situaciones se convierten en amenazantes de acuerdo a las
condiciones propias del campo. La propiedad de temporalidad y
singularidad de la teoría de campo permite al terapeuta aportar al
campo la conciencia de novedad. En la medida en que la relación
terapeuta-adolescente encuentra nuevas formas de acercarse a la
excitación presente, podrán ir co-creando un campo seguro. Las
posibilidades relacionales se ampliarán, disminuyendo la percep-
ción de riesgo y permitiendo la oportunidad de arriesgarse.
En la actualidad, un problema importante es la ausencia de las
figuras parentales en el proceso de crianza, pues afecta la capacidad
de regulación de la excitación en los adolescentes. Los jóvenes tie-
nen problemas para identificar sus necesidades genuinas, en con-
traparte de los estereotipos promovidos a nivel social. Cuando ha-
blamos de introyectos, no solo corresponden a ideas que los padres
han inculcado en sus hijos, sino también a las creencias del entorno
social que son asimiladas como un guion de vida para los jóvenes.
La ansiedad es una experiencia inherente al proceso de cre-
cimiento y al desarraigo que vive el adolescente con respecto a
su entorno social. Esta es la base para la construcción de nuevos
significados, a partir de la integración de las vivencias relacionales
que permitan el despliegue de la función Yo del self, fortaleciendo
la identificación y elección de figuras. Los adolescentes necesitan

185
aprender a discernir cómo encauzar su energía hacia situaciones o
experiencias que requieren trascender para lograr la satisfacción y
el crecimiento de su personalidad.

El acompañamiento Gestalt en la experiencia


ansiosa con adolescentes
Dentro del trabajo terapéutico con adolescentes en la experiencia
ansiosa, es necesario que el terapeuta mantenga un continuum de
conciencia para captar a nivel estético las inhibiciones que surgen
en la relación terapéutica. A nivel sensorial, una característica del
campo ansioso es la inquietud y la detención de la respiración. La
experiencia somática-cinestésica en el campo ansioso es intensa,
tiene múltiples manifestaciones que se pueden agrupar en una
constante experiencia de inquietud e incomodidad difusa.
El trabajo en la experiencia ansiosa consiste en apoyar al cam-
po para disminuir el patrón de inhibición que comienza a instau-
rarse de manera crónica. El adolescente realiza ajustes creativos
para responder a las demandas del entorno. La tarea del terapeuta
es establecer una relación que actualice las pautas inhibitorias de
la excitación, para co-crear nuevas formas que ayuden al joven a
satisfacer sus necesidades.
El terapeuta realizará un diagnóstico procesal para identificar
en qué fase de la curva de contacto se inhibe la excitación. Con
base en la fase en que se produce la inhibición de la excitación, el
terapeuta desarrollará intervenciones que brinden el apoyo nece-
sario para que el adolescente pueda movilizarse hacia experiencias
novedosas y gratificantes.
El terapeuta necesita realizar un apoyo somático-cinestésico
suficiente para ir co-creando un espacio de confianza, donde el
adolescente sea capaz de expresar libremente su vivencia, sin el
miedo de ser enjuiciado. Lo contrario a la parálisis es el movi-
miento; en este caso, procuraremos crear un ritmo que ayude

186
al adolescente a mantener la excitación suficiente para agredir al
entorno y satisfacer sus necesidades.
La agitación es producto de la ansiedad crónica.Por su parte, la ex-
citación armónica es el propósito de la sesión terapéutica. La relación
terapeuta-adolescente propone el establecimiento de una nueva di-
námica relacional que actualice la capacidad de moverse libremente.
El trabajo terapéutico está enfocado en la actualización del self para
recuperar las funciones que se encontraban alienadas o inhibidas.
Podemos concluir que las tareas del terapeuta en el trabajo con
adolescentes en la experiencia ansiosa son las siguientes:
1. Apoyar el proceso de excitación, para superar el estado
de confluencia en el que llega el adolescente al proceso
terapéutico.
2. Co-crear un campo de confianza y seguridad que permita
al adolescente asumir el riesgo de expresarse libremente.
3. Ayudar al adolescente a identificar las excitaciones que se
encuentran inhibidas en la relación presente.
4. Clarificar y resignificar los introyectos que inhiben la exci-
tación del adolescente.
5. Favorecer la expresión espontánea del adolescente para su-
perar la flexión de retroflexión.
6. Construir nuevos modos de relación que permitan al ado-
lescente satisfacer sus necesidades, sin actuar de manera
impulsiva o riesgosa.
7. Establecer un ritmo regulado para realizar el movimiento
motor hacia la toma de contacto pleno.
8. Asimilar e integrar las experiencias novedosas en el proce-
so de post-contacto, favoreciendo el proceso de crecimien-
to y maduración.
La ansiedad es la experiencia base de muchas de las vivencias
de sufrimiento que puede llegar a desarrollar un adolescente. La

187
ansiedad tiene una función organísmica; no obstante, la cronici-
dad de la experiencia de inhibición es lo que produce la condi-
ción sufrimiento. Desde esta mirada, podemos ubicar cómo la
ansiedad es una manifestación de campo, y no una experiencia
puramente cognitiva o somática.
La ansiedad es una experiencia relacional, su desarrollo se pro-
duce en un contexto específico. La ausencia en la frontera-con-
tacto produce una confluencia con el entorno que nos aísla de la
relación actual. La experiencia de soledad nos provoca una ten-
dencia a reflexionar excesivamente, hasta el punto de desarrollar
pensamientos que se encuentran muy alejados de la experiencia
presente. El adolescente necesita sentir que tiene un espacio en
el mundo, donde puede moverse, arriesgarse y regresar; por su
parte, el terapeuta buscará ofrecer el apoyo indispensable para el
crecimiento saludable del adolescente.

Caso:
José es un estudiante de secundaria que presenta un trastorno de
ansiedad y tricotilomanía. Este joven se siente muy ansioso por
la falta de aceptación por parte de sus padres, con respecto a su
orientación sexual. La madre, perteneciente a un grupo religioso
que no acepta la homosexualidad, ha mostrado continuamente
su desagrado por la orientación sexual de su hijo.Esta situación
ha provocado un serio problema de ansiedad en José. A continua-
ción vamos a revisar el fragmento de una sesión terapéutica.
C:A veces quisiera despertar y darme cuenta que todo lo que vivo
es un sueño.
T: ¿Cómo vives esta realidad?
C: Yo acepto mi homosexualidad, incluso me siento contento por
mi orientación sexual, pero me duele mucho que mi madre

188
no pueda aceptarme. Eso me enoja, me duele y me hace pen-
sar que para ella sería mejor que yo no hubiera nacido.
T: Puedo observar que cuando hablas de tu madre, tu voz se quie-
bra (pausa de silencio).
C: Siento un nudo en la garganta, tengo mucho tiempo trabajan-
do todo lo que siento, todo lo que soy.
T: Me interesa escucharte, ojalá puedas compartirlo conmigo.
C: Me siento (pausa de silencio, se establece contacto visual con
el terapeuta).
C: Me siento muy solo, creo que a nadie la interesa lo que me pasa.
T: Cuando dices eso, experimento una sensación de mucha pesa-
dez. Me conmueven tus palabras. Te repito, me interesa com-
prender tu experiencia.
C: Hay una parte de mí que siente el impulso de compartir, pero
hay otra parte que siente desconfianza y miedo.
T: ¿Cómo te sientes al decirme eso?
C: Me siento mucho más tranquilo, de poder ser honesto contigo.
En otro momento hubiera dicho que no sé, o que estoy bien.
T: Te agradezco la honestidad, por mi parte te puedo decir que en al-
gunos momentos para mí ha sido difícil compartir lo que siento.
C: Sí, es muy difícil, porque cuando lo hago siempre me critican.
T: ¿En este momento te sientes criticado por mí?
C: No, aquí es diferente.
T: Cuando dices que hay algo diferente, noto un brillo distinto
en tu mirada.
C: Me siento muy bien de estar aquí. La verdad es que me hace
mucha falta confiar en los demás, en la escuela no le hablo a

189
nadie. Es difícil ser homosexual en una familia cristiana, en
una escuela que me discrimina (pausa de silencio). Me siento
muy solo (llanto).
T: Yo te acompaño en este momento.
C: Gracias por tu presencia, en este momento no me siento solo.
C: Pensé que sería más difícil decirlo, pero me doy cuenta que
este es un lugar seguro.
T: Puedo observar que cuando me dices esto, tus piernas dejan
de moverse y tu respiración se vuelve profunda.
C: Ya no siento el nudo en la garganta.
C: Quiero agradecerte por ser paciente.
T: Gracias por esta linda experiencia.

EXPERIENCIA ADICTIVA EN ADOLESCENTES


La adolescencia generalmente se vive como una búsqueda de di-
ferenciación del entorno familiar. No obstante, los jóvenes no
pueden desarrollarse de manera aislada. La adolescencia es un
proceso relacional que permite la maduración necesaria para su-
perar la infancia y alcanzar la adultez. En esta etapa se presenta un
gran número de cambios en las distintas dimensiones de la vida.
La adolescencia es un proceso de co-creación de un campo
relacional, es decir, la familia y comunidad contribuyen a crear
una situación que apoya o inhibe la maduración de los jóvenes. El
adolescente no es un agente pasivo en el proceso de co-creación,
sino un agente activo que está comprometido con el campo, y
que es capaz de afectar y ser afectado por la experiencia de campo.
El adolescente comúnmente presenta una tendencia a asumir
riesgos con el propósito de experimentar intensamente el mundo.

190
Sin embargo, la sociedad contemporánea provoca una tendencia al
mantenimiento de un campo de trauma y alienación donde los jó-
venes poco a poco van experimentando un estado de anestesia; pro-
ducto de la violencia social, la sobreestimulación y la enajenación.
Lo anterior va mermando su capacidad natural de responder
al contacto. La dificultad para lograr un contacto pleno y la
asimilación de las experiencias genera un estado de confluencia
con las experiencias ambientales, sobre todo en relación a sus
padres hasta el punto que vivir una constante experiencia de
ansiedad y frustración.
Las familias contemporáneas se caracterizan por la ausencia de
los padres en el cuidado y atención a sus hijos. Esta ausencia no solo
consiste en la falta de presencia física en el hogar, sino en una ausen-
cia en la frontera-contacto donde los  padres son incapaces de ver a
sus hijos y de brindarles el soporte adecuado para que puedan expre-
sar sus necesidades emocionales. Con base en esto se configura un
campo de ausencia que produce sufrimiento en la frontera-contacto.
La frontera cumple una función de apoyo y soporte a la expe-
riencia de campo, y cuando en ella existe ausencia de los padres,
el joven vive una experiencia de orfandad y desolación. Es muy
lamentable escuchar todos los días en el consultorio o en la clíni-
ca a jóvenes que viven una soledad negada y sus gritos se quedan
ahogados en las autolesiones o en el consumo de drogas.  
El campo que se conforma por la ausencia genera una priva-
ción afectiva que caracteriza a las familias en experiencia adictiva.
Esto produce un escenario complejo de interacciones donde se
co-crean ajustes creativos para responder al sufrimiento del self
ante la experiencia del campo. La relación organismo/entorno
produce una inhibición en la calidad del contacto y en las ex-
presiones de espontaneidad del self. Se mantiene un constante
desequilibrio en la regulación relacional que lleva a los jóvenes a
mantener un estado de confluencia con el campo adictivo confor-
mado por la familia y la comunidad.

191
Los jóvenes van perdiendo su capacidad de responder espontá-
neamente a la novedad, esta restricción es apoyada por  un campo
que no mantiene vínculos afectivos sólidos. El estado de con-
fluencia impide a los jóvenes movilizar su energía hacia figuras
novedosas que emergen del campo. Por el contrario, se mantienen
enclaustrados en el sufrimiento afectivo y en los ajustes creativos
anacrónicos con la finalidad de  anestesiar la vivencia de malestar.
El contacto en jóvenes que viven la experiencia adictiva es de
baja intensidad  porque el campo se encuentra limitado por una
interacción plagada de tensión, traumas  y sensación de vergüen-
za. El adolescente logra su  desarrollo a través del contacto con
las novedades asimilables del entorno. Cuando su capacidad de
responder espontáneamente ante el entorno se ve disminuida el
proceso madurativo se ve comprometido. Los jóvenes necesitan
aprender nuevas formas de interactuar con su entorno de manera
que puedan satisfacer sus necesidades.
El sufrimiento del campo se manifiesta en un malestar que
produce ajustes creativos que se mantienen inflexibles debido a la
falta de apoyo y de recursos para actualizarse. La adolescencia es
una etapa donde se requiere de un proceso de diferenciación con
respecto al campo familiar para avanzar en su crecimiento. Ade-
más los jóvenes buscan realizar ajustes de inclusión para lograr
pertenencia con sus pares en el entorno comunitario.
El campo adictivo produce un estado de aislamiento entre
los miembros de la familia y un estado de confluencia con la
experiencia adictiva. Los jóvenes experimentan dificultades para
movilizarse hacia experiencias novedosas que les permitan lograr
un contacto pleno con las vivencias que surgen del fondo para
configurarse como figuras.
En el caso de la experiencia adictiva en jóvenes podemos apreciar
la presencia de una figura difusa que se encuentra fijada (la droga).
La relación con la droga se vuelve una relación segura que se presenta
de manera estereotipada como ajuste conservador para responder al

192
sufrimiento en la frontera-contacto. El consumo de drogas se man-
tiene como la única relación segura, hasta el punto en el que ya no es
posible responder a las novedades del mundo sin su presencia.
La ausencia de los padres crea un campo inseguro que produce
un proceso de organización en  los límites de contacto. El campo
adictivo se caracteriza por la ausencia, la impaciencia,  la aneste-
sia, la impotencia  y el aislamiento. La incertidumbre es una ges-
talt que se encuentra fijada en el campo familiar. La experiencia
adictiva se manifiesta en cada uno de los miembros de la familia,
estableciendo un ritmo caótico en sus interacciones.
La ansiedad y la incertidumbre apoyan el desarrollo de un
campo de vergüenza que se convierte en una experiencia cons-
tante en el encuentro con los otros. Los adolescentes que viven
en familias donde los padres mantienen una actitud negligente
o juiciosa presentan una tendencia a desarrollar una vergüenza
disfuncional que los paraliza. La experiencia de vergüenza se in-
tensifica cuando alguno de los familiares tiene una dependencia
al consumo de drogas, especialmente cuando son los padres.
Si el adolescente experimenta la falta de  apoyo por parte del
campo familiar, esta vivencia provoca que se realicen ajustes crea-
tivos para el manejo de la vergüenza. Cuando esto sucede los jó-
venes desarrollan la habilidad de ausentarse en la frontera-con-
tacto  a causa del riesgo que implica exponerse sin contar con  el
apoyo necesario. La falta de apoyo no solo produce vergüenza,
también es generadora de una experiencia de trauma que afecta al
selfen su capacidad de realizar ajustes creativos saludables.
La experiencia adictiva mantiene una vivencia de trauma.Cabe
señalar que las experiencias de trauma muchas veces tienen que
ver con la historia transgeneracional de la familia o se producen a
partir  de los cambios en la vida del joven. El trauma es un proce-
so que se co-crea con un entorno demandante o amenazante que
brinda poco apoyo para responder a las necesidades emergentes
de la situación.

193
También es importante mencionar cómo la crianza violenta
apoya la creación de una experiencia traumática en el adolescente.
Tanto el trauma como la vergüenza producen una sensación de
desesperanza, soledad y aislamiento. El sufrimiento que caracteriza
a la experiencia de trauma se convierte en una sensación de urgen-
cia constante que solo puede se sostener a través de la anestesia.
Ante este oscuro panorama, el consumo de drogas en un inicio
parece una luz de esperanza que permite reactivar las funciones de
contacto, hasta el punto de crear momentos de éxtasis que llevan al
fondo todo el sufrimiento que se encontraba contenido hasta aho-
ra. El ajuste creativo hace posible tener la efímera sensación de vivir
plenamente, aunque por lo general tiene un alto costo. Los jóvenes
se movilizan por el impulso para responder ante la sensación que
experimentan en el campo de incertidumbre y sufrimiento.
Los jóvenes en la experiencia adictiva mantienen una sensa-
ción de urgencia constante que se manifiesta cada vez con mayor
intensidad hasta el punto de llegar a  una situación “insoporta-
ble”, sobre todo cuando el campo vive episodios de mayor incer-
tidumbre, por ejemplo violencia, desempleo, consumo de drogas,
abuso sexual, infidelidad o carencia económica. En ese momento
el ello de la situación provoca una reacción impulsiva que busca
responder ante todas las experiencias que acontecen en la fronte-
ra-contacto. La experiencia produce una inquietud que se magni-
fica hasta el grado de ser incontrolable.
Esta impulsividad no se manifiesta exclusivamente en el con-
sumo de drogas, sino que también se instaura como un modo de
relación con el entorno. Esta pauta genera procesos en la fronte-
ra-contacto enfocados en dirigir la energía hacia la búsqueda de
una experiencia intensa que reactive las funciones anestesiadas, y
permita la sensación de vivir. El consumo de drogas produce una
experiencia polarizada entre reacciones explosivas o una sensa-
ción de profunda tranquilidad.
La inquietud se instaura en los procesos de regulación relacio-
nal de tal manera que el adolescente desarrolla una hiperquinesis

194
con la finalidad de movilizarse hacia la figura que se encuentra fi-
jada y difusa (droga).Se moviliza constantemente en entornos que
puedan sostener este nivel de intensidad y que además ayuden al
adolescente  a obtener la gratificación necesaria para mitigar mo-
mentáneamente el sufrimiento. En este proceso los adolescentes
co-crean un campo adictivo donde la figura se vuelve más ana-
crónica y estereotipada. La experiencia se intensifica al grado de
producir una sensación de urgencia que  se percibe como si fuera
de vida o muerte. Es entonces cuando los jóvenes responden al
impulso de “conservación” y son capaces casi de cualquier cosa
con tal de apagar el fuego del sufrimiento.
Lamentablemente el sufrimiento no termina con el consumo
de drogas, debido a que la experiencia de sufrimiento no es ex-
clusiva del joven, sino propia de la frontera de contacto del self.
El campo familiar y comunitario es de sufrimiento, por eso el
consumo de drogas es una de las múltiples manifestaciones del
dolor contenido en el campo.
La soledad negada y la falta de apoyo provocan que los jóvenes
mantengan una sensación de vacío, malestar y alienación. Por lo
tanto, podemos decir que la experiencia adictiva en adolescentes
inicia con una vivencia de confluencia con el campo familiar que
culmina con una experiencia aislamiento y soledad negada que se
vuelve crónica y paralizante.
Es tiempo de que la adolescencia deje de ser estigmatizada por
el mundo adulto, y comencemos un acompañamiento respetuoso
y amoroso de una etapa de vida crucial para las posibilidades del
futuro próximo. La Terapia Gestalt necesitamirar a profundidad
el sufrimiento que experimenta el campo familiar y comunitario
en el que se desarrollan la mayoría de los adolescentes contem-
poráneos. El consumo de drogas no solo es un ajuste creativo
que responde al sufrimiento, sino también una respuesta ante la
ausencia y la exclusión que viven millones de  adolescentes alre-
dedor del mundo.

195
El adolescente tiene la necesidad de manifestar el dolor y des-
truir la experiencia hasta lograr asimilarla. Lamentablemente el
campo adictivo presenta una tendencia a la aniquilación de las
experiencias emocionales. La ausencia se manifiesta a través de
la anestesia que provoca que la vida pierda sabor y sentido. El
adolescente lucha por lograr sentido en el mundo, a nosotros nos
toca ser ese rostro amoroso que recibe sus lágrimas.
El terapeuta necesita una presencia amorosa que brinde apoyo
y dirección a toda la energía contenida, incapaz de responder a las
novedades del entorno. El primer ajuste necesario en el proceso
terapéutico es la inclusión y confirmación del otro. Esto define
la calidad de la relación y su capacidad de regulación ante las
demandas del entorno.  El terapeuta necesita co-crear un campo
de fe en la regulación relacional que se logre en la situación tera-
péutica, de tal manera que el joven reciba un voto de confianza a
pesar de la historia de tropiezos que trae consigo.
El terapeuta promueve una deconstrucción de la experiencia
adictiva mediante la recuperación de las funciones del self. Se fa-
vorece la sensibilización a través de los procesos estéticos dirigi-
dos hacia la experiencia novedosa que sepresenta en la situación.
También es necesario que el terapeuta confíe en la capacidad de
co-creación de los adolescentes en su campo familiar y comunita-
rio.El trabajo en la situación terapéutica consiste en actualizar las
funciones Yo, y atender a las flexiones del self.
Nuestra tarea es co-construir una relación donde el adolescen-
te  pueda  ser recibido y aceptado como miembro de una dinámi-
ca que mantiene un espíritu de hermandad. Que viva la experien-
cia de ser habitante de un mundo donde es posible la esperanza,
donde las posibilidades son infinitas y las decisiones se realizan de
manera conjunta con su entorno. El proceso terapéutico consiste
en sostener el dolor en la frontera-contacto, con el propósito de
recuperar la capacidad de sentir al mundo. Posteriormente defen-
der la esperanza y la inclusión como herramientas existenciales

196
para acompañar a nuestros jóvenes pacientes por el sendero de la
vida sin tener que ir con la cabeza agachada o la mirada perdida.
El terapeuta busca crear un vínculo con el adolescente para
lograr su confirmación a través de una presencia compasiva, don-
de el adolescente pueda experimentar una aceptación plena que
le permita recuperar la espontaneidad. Los jóvenes necesitan una
mirada compasiva de un adulto  que les sirva de apoyo y soporte
para movilizar su energía hacia un contacto pleno con figuras
novedosas hasta el punto de lograr la asimilación y desarrollar
la función Yo del self. Nuestra presencia puede ser una chispa de
esperanza en un entorno amigable, que les permita pensar un
futuro promisorio.
Nuestra bandera de trabajo está desplegada en nuestro libro
fundador: “La fe es saber, más allá de la simple consciencia, que
si se da un paso más, seguirá habiendo un suelo bajo nuestros
pies” (PHG 2002). El trabajo terapéutico consiste en sostener la
presencia en la frontera-contacto para co-crear con el adolescente
instantes donde se pueda vivir la certeza de la recepción y acepta-
ción por parte del otro. Encontrarnos a través de nuestra inten-
ción de contacto para alcanzar el horizonte próximo y saborear el
gusto de compartir la vida.

Caso:
Abraham es un estudiante de bachillerato que presenta una de-
pendencia a la heroína desde hace tres años. Proviene de una fa-
milia de clase media alta y sus problemas iniciaron a los 13 años
cuando comenzó con el consumo de marihuana como una forma
de manejar sus problemas de estado de ánimo. Durante la pu-
bertad Abraham estuvo en contacto con familiares vinculados a
la venta y consumo de drogas, situación que impactó su forma
de vivir. Durante la infancia su familia emigró a Estados Unidos,
donde se involucró en pandillas, inició con el consumo de mari-

197
huana, crack y cristal, hasta finalmente llegar al consumo de he-
roína. Llega a terapia después de un proceso de internamiento de
seis meses, donde busca lograr mantener el proceso de abstinen-
cia y prevenir recaídas en el consumo de drogas. A continuación
revisaremos el fragmento de una sesión terapéutica:
C: Me siento muy ansioso, por todo lo que pasa en mi vida. A
veces dudo que sea bueno estar limpio (habla muy rápido).
T: ¿Generalmente hablas a esa velocidad?
C: Así hablo.
T: ¿Te parece si intentas bajar un poco el ritmo al hablar?
C: Voy a intentarlo, pero creo que si hablo más rápido voy a sen-
tir menos dolor.
T: Ahora que hablas más lento, puedo apreciar algunos cambios.
C: Me siento más sensible.
T: ¿Qué te hace sentir sensible en este momento?
C: Siento mucho miedo de fallar nuevamente, quiero estar bien y
seguir con mis proyectos, pero en el fondo sé que también me
gustan las drogas y la vida de las calles.
T: ¿Qué es lo más difícil en este momento de tu vida?
C: Lo más difícil es integrarme, desde niño me sentía menos que
los demás. Era muy tímido y sentía mucha vergüenza. Cuan-
do me gustaba una muchacha sentía mucha ansiedad y co-
menzaba a sudar.
T: Cuando me dices eso, puedo observar que te sientes inquieto.
C: Es una parte de mi vida que no quiero recordar, sin embargo
ahora que no estoy usando heroína me siento como en ese
momento.

198
T: Ahora que te escucho, parece una experiencia difícil.
C: Me siento muy desamparado, porque no me siento parte de
los adictos ni tampoco me siento parte de la gente normal.
T: Cuando me dices eso, surge una experiencia de tristeza en mí.
Quisiera saber qué pasa contigo.
C: Como te decía, Paco, me siento desamparado. Siento mucha
tristeza y dolor por no saber cómo relacionarme con los de-
más. Generalmente siento vergüenza y me aíslo, pero tam-
bién siento ganas de convivir. Es muy difícil (agacha su cabe-
za, llora sigilosamente).
T: Creo que podemos ir explorando maneras de pedir ayuda que
te resulten más cómodas. Te agradezco que me compartas tu
experiencia, creo que eso me permite comprender más tu ex-
periencia.
C: No me gusta llorar, siento que si los demás me ven débil se van
a aprovechar nuevamente de mí.
T: ¿Quiénes se han aprovechado de ti?
C: Cuando era niño sufrí abuso sexual por parte de un tío. Tam-
bién cuando ibaen la primaria había compañeros que me gol-
peaban y se burlaban de mí (mueve intensamente sus manos
y piernas, se sienta a la orilla de la silla).
T: Observo que generalmente no te apoyas en el respaldo de la
silla, incluso cuando me comentas estas experiencias te sientas
en la orilla de la silla.
C: No lo había notado, pero ahora que lo dices creo que así es la
forma en la que vivo, o sea, al límite y sin apoyarme de nadie.
T: Te quiero preguntar ¿cómo es para ti compartir esta experien-
cia conmigo?

199
C: Me siento muy bien, porque creo que poco a poco he apren-
dido a confiar en ti.
T: ¿Qué te parece si exploramos cómo te sientes haciendo algunos
cambios en tu forma de sentarte?
C: Me parece bien.
T: Te invito a explorar cómo se siente tener el apoyo del piso y
del respaldo.
C: Voy a intentarlo (hace el cambio de posición), es raro (pausa
de silencio). Me recuerda a los momentos en que mi padre
me decía chaparro y me abrazaba (comienza un llanto por
algunos minutos).
T: (Pausa de silencio, hasta que el consultante establece contacto
visual nuevamente) Te invito a identificar las diferencias que
existen entre estar al límite o permitir el apoyo del entorno.
C: Gracias por tu apoyo, Paco, en este momento eres como el
respaldo de esa silla.
T: Valoro mucho tus palabras, y quiero preguntarte: ¿En este mo-
mento te sientes incluido en nuestra relación?
C: Sí, me siento muy tranquilo.
T: Yo también me siento tranquilo, me da gusto ver que esbozas
una sonrisa en tu rostro.
C: Me alegra saber que puedo estar tranquilo y sentirme incluido
sin tener que consumir heroína.
T: ¿Necesitas algo más en este momento?
C: Agradecerte por esta sesión. Me doy cuenta que puedo sen-
tirme seguro estando en relación con alguien. Siento ganas
de platicar con mi padre y volver a confiar en que podemos
recuperar nuestra relación.

200
T: Suena esperanzador.
C: Me siento muy motivado, nos vemos la próxima semana.

EXPERIENCIA DEPRESIVA
EN ADOLESCENTES
En la época actual los problemas del estado de ánimo abundan en-
tre la población mundial. En este momento la depresión es uno de
los principales problemas de salud a nivel mundial, y es una expe-
riencia disfuncional que afecta mayormente a mujeres que a hom-
bres. Las experiencias depresivas están relacionadas con las prácti-
cas suicidas. En el caso de la sociedad del cansancio vemos cómo las
experiencias depresivas cada día son más comunes en adolescentes.
Las experiencias depresivas generalmente no son tomadas en
cuenta por los padres de familia o maestros. Lamentablemente la
mayoría de los adultos que son apoyo de los adolescentes invali-
dan las experiencias depresivas. En el caso particular de los ado-
lescentes, el uso de medicación es mal visto con muchos padres de
familia. En el trabajo terapéutico con adolescentes sabemos que
la combinación de terapia y el tratamiento con antidepresivos
puede ser muy efectiva para atender a las experiencias depresivas.
En el trabajo terapéutico con enfoque Gestalt, estamos bus-
cando construir un marco teórico sólido que sea inclusivo de las
propuestas contemporáneas, tanto en el proceso de comprensión
a nivel teórico, como en el desarrollo de una metodología de in-
tervención. La Terapia Gestalt nos aporta una mirada compleja
que puede enriquecer los abordajes terapéuticos de las experien-
cias depresivas, conductas autolesivas y suicidas.
La depresión en los adolescentes es una experiencia con múlti-
ples matices que incluyen irritabilidad, miedo, desesperanzas, an-
hedonia, tristeza, enojo, decepción y anestesia. Estas experiencias

201
afectan la calidad de vida del adolescente, sobre todo en cuanto
al rendimiento académico e interacción con sus amigos y familia-
res. También podemos identificar que las experiencias depresivas
se pueden manifestar en soledad, apatía, abulia, irritabilidad y
aislamiento social.
Los adultos juzgan estas manifestaciones sintomáticas como
flojera, exageración o falta de carácter. Dentro del trabajo tera-
péutico es difícil identificar el proceso de co-creación que se va
realizando en la situación terapéutica. Tanto el terapeuta como
el adolescente pueden exponer su experiencia intersubjetiva.No
obstante, captar el movimiento presente a nivel del self puede ser
muy complicado para el terapeuta.
Dentro del enfoque de Gestalt contemporánea no se habla de
personas depresivas, sino de campos depresivos o experiencias de-
presivas. Para diferenciar estas dos concepciones, es necesario que
el terapeuta se aproxime a la experiencia desde una perspectiva
estética. El terapeuta buscará comprender la experiencia del ado-
lescente, no solo a través del discurso, sino que estará al pendiente
de los procesos de resonancia.
El terapeuta tomará en cuenta cómo se produce la experiencia
de contacto en la situación terapéutica. El proceso de alteridad
es fundamental para aproximarnos a un abordaje estético de la
experiencia intersubjetiva que se produce en la frontera-contacto
entre el terapeuta y el adolescente. El terapeuta necesita sentir la
brisa que anuncia el panorama nublado en la relación terapéuti-
ca, en este caso ambos trabajarán para sostener la experiencia has-
ta el punto que desate una tormenta, para posteriormente esperar
que emerja un hermoso arcoíris.
La experiencia estética nos permite direccionar nuestra intui-
ción hacia acciones que apoyen la experiencia del adolescente.
Este trabajo se hace a un nivel prerreflexivo, por lo tanto, toman-
do en cuenta los criterios estéticos de diagnóstico, no podemos
decir que la depresión es un estado fijo en el adolescente, sino una

202
experiencia donde el adolescente busca transmitir un mensaje a su
entorno. Como terapeutas gestálticos nos fundamentamos en el
método fenomenológico y los criterios estéticos para comprender
la gestalt que se encuentra fijada en nuestra relación, la experien-
cia es una vivencia co-creada entre el terapeuta y el adolescente.
En el caso de los adolescentes es muy importante realizar un
trabajo enfocado en la experiencia somática-cenestésica; sostener
una terapia puramente dialógica puede complicar el trabajo, por-
que tenemos limitaciones en el lenguaje, sobre todo cuando in-
tentamos describir los procesos del self que acontecen en el campo
fenoménico. El trabajo relacional consiste en lograr una integra-
ción entre nuestra experiencia como terapeutas, la vivencia de
los adolescentes, pero principalmente con base en lo que sucede
entre nosotros estando en relación.
La experiencia depresiva en adolescentes produce una mani-
festación estética en el campo.Por eso, el terapeuta utilizará su
experiencia como parámetro diagnóstico de las expresiones del
campo. Debemos recordar que el terapeuta no solo se encuentra
en el campo, sino que es el campo. Con base en esto, la configu-
ración del campo es siempre una co-creación entre el terapeuta y
el adolescente en la situación terapéutica.
La experiencia depresiva produce una serie de manifestacio-
nes sintomáticas en los adolescentes. Las principales característi-
cas son disminución de la energía, desmotivación, irritabilidad,
disminución del placer, falta de concentración, enfermedades e
indecisión, así como alteración del apetito y en el sueño.
El terapeuta requiere tener fundamentos teóricos y clínicos
para comprender la experiencia depresiva a nivel extrínseco. No
obstante, el terapeuta no se puede quedar con un diagnóstico del
estado depresivo; al contrario, se trabajará con un diagnóstico
procesal que primeramente logre una comprensión fenomeno-
lógica de la experiencia depresiva, para acompañar la dinámica
relacional en la situación terapéutica.

203
En Terapia Gestalt buscamos comprender la experiencia depre-
siva primeramente a un nivel fenomenológico, para posteriormen-
te contrastarlo con la vivencia estética. Es decir, el terapeuta descri-
be lo que puede observar en el proceso de expresión del contenido
por parte del adolescente, a la par que escucha el discurso, observa
y realiza intervenciones basadas en una actitud fenomenológica.
La experiencia depresiva en adolescentes puede ser muy inten-
sa.Por ese motivo, es necesario tener un background importante a
nivel teórico para preservar la salud mental del adolescente, sobre
todo en el caso de experiencias depresivas tendientes al suicidio o
las autolesiones. En la terapia no buscaremos erradicar los sínto-
mas, sino explorar la experiencia y las interrupciones en la crea-
ción de ajustes creativos. El trabajo relacional con adolescentes se
fundamenta en la forma en que se va co-creando la experiencia
depresiva entre el terapeuta y el adolescente.
La experiencia depresiva se va conformando como una limi-
tación de las funciones del self, que van produciendo una restric-
ción en el repertorio relacional del adolescente. La anestesia limi-
ta las funciones de contacto, afectando la capacidad de awareness
para identificar las novedades presentes en el entorno. Con base
en estas limitaciones, los adolescentes reducen su capacidad para
mantener un contacto pleno en la relación con el entorno.
Cuando se habla de depresión de adolescentes generalmente se
piensa en problemas familiares que producen la experiencia depre-
siva. En Terapia Gestalt, no consideramos que sea un solo evento
o situación la que produce el estado depresivo, sino que vemos
cómo las experiencias depresivas se producen a nivel procesal. No
obstante, consideramos que la alteración en las experiencias disfun-
cionales tiene que ver con una afectación en la frontera-contacto
que emerge del campo, provocando una desolación en la frontera
que no permite al terapeuta encontrarse con eladolescente.
Los seres humanos estamos en una constante co-construcción
con nuestro entorno, proceso que se acentúa durante la adoles-

204
cencia, porque es cuando se van conformando las estructuras de
nuestra personalidad para la vida adulta. El adolescente es un self
emergente de un campo, porque se va configurando a través de
la presencia y confirmación que recibe por parte del entorno. La
experiencia depresiva es un mensaje que necesita ser descifrado a
través de la relación terapéutica.
El adolescente va conformando su carácter a través de las expe-
riencias que vive.Es importante mencionar que la falta de apoyo
afecta la frontera-contacto y el funcionamiento del self. El tera-
peuta necesita sumergirse en la experiencia de campo para ser
afectado por la experiencia depresiva. En la relación terapéutica
es necesario atender al proceso de ir y venir entre la experiencia
estética intersubjetiva.
El terapeuta mantiene un continuum de conciencia para
identificar las manifestaciones del campo depresivo, así como la
manera en que el propio terapeuta favorece la co-creación de la
experiencia depresiva en la situación terapéutica. La intervención
terapéutica con adolescentes requiere una disminución en el con-
tenido dialógico, para enfocarse en la contemplación terapéutica
que permita una mayor conciencia de las expresiones cinestésicas
que surgen de forma espontánea en la interacción presente.
En Terapia Gestalt muchos terapeutas se enfocan demasiado
en lo que sucede con el adolescente, y se olvidan de la experiencia
intersubjetiva. La vivencia somática-cinestésica es fundamental
para captar los procesos de confluencia yretroflexión presentes en
el campo depresivo. El terapeuta explora su vivencia depresiva en
la situación terapéutica, con el propósito que su experiencia sirva
de apoyo para sostener la experiencia del adolescente. Es preciso
explorar el proceso depresivo que se va conformando en el campo
a través de la relación terapeuta-adolescente.
En un principio los adolescentes pueden ser muy renuentes
a confiar en el terapeuta, por eso, la autorrevelación del tera-
peuta es una intervención básica para la conformación de un

205
campo de confianza. La confianza ayuda a la creación de una
relación donde el terapeuta y el adolescente pueden ser cons-
cientes del proceso de generación de formas que está presente
en la sesión terapéutica. Es importante diferenciar la singulari-
dad de la experiencia de sufrimiento que vive cada uno de los
miembros de la relación.
Los adolescentes en experiencia adictiva pueden aportar poca
energía al campo, lo que contribuye a la organización de un cam-
po estereotipado con patrones que sostienen la experiencia de au-
sencia en la frontera-contacto. En este caso, el terapeuta necesita
desarrollar su paciencia para crear un bosque donde progresiva-
mente florezcan experiencias novedosas. El silencio es el mejor
acompañante del nacimiento de nuevas melodías relacionales,
por eso, un apoyo adecuado por parte de terapeuta se caracteriza
por pausas idóneas de silencio.
El trabajo con adolescentes en experiencia depresiva se carac-
teriza por un alto nivel de anestesia. En la actualidad muchos
jóvenes encuentran dificultades para atender a la otredad, debido
a la falta de atención que han recibido en su entorno familiar y
comunitario. Pero no solo los adolescentes viven esta experien-
cia de alienación, también los terapeutas formamos parte de este
campo histórico.
El terapeuta explora continuamente la intención de contac-
to y las interrupciones en el proceso de despliegue del self. Por
ejemplo el terapeuta se cuestiona “Cómo me siento con la pre-
sencia del otro”, “Cómo nos estamos deprimiendo en este mo-
mento”, “Qué aspectos sobresalen en nuestra relación”, “Qué nos
mantiene ausentes uno del otro”, “Qué sucede cuando logramos
encontrarnos”. A través de la atención a la experiencia procesal,
el terapeuta responde de manera espontánea y brinda el apoyo
necesario al campo para modificar la experiencia del adolescente.
Las manifestaciones como las autolesiones e intentos suicidas
son unllamado al otro, un grito silencioso. El adolescente vive

206
una intensa necesidad de encontrar al otro, y su intencionalidad
de contactoestá expresada en un dolor contenido que produce
sufrimiento. El terapeuta necesita atender estéticamente a esas
expresiones somáticas de sufrimiento, lo primero es recibir la ex-
periencia del otro, posteriormente es necesario un trabajo herme-
néutico para interpretar la llamada de auxilio.
Aunque muchos adolescentes son renuentes a las expresiones
de afecto por parte de sus padres,la experiencia depresiva es un
llamado de anhelo al afecto y cuidado a sus figuras parentales. El
terapeuta necesita reaccionar a la experiencia que se emerge del
campo depresivo. La respuesta de resonancia es básica para aten-
der a la experiencia de ausencia que produce la formación fija de
figuras en el campo.
El campo que se configura en la experiencia depresiva se ca-
racteriza por la ausencia y el aislamiento. La flexión que más
predomina en los adolescentes en experiencia depresiva es la re-
troflexión. El terapeuta atiende a los procesos que suceden en la
frontera-contacto, para identificar el proceso de co-creación del
campo depresivo y su manifestación retroflexiva. El terapeuta y
el adolescente mantienen conciencia sobre los procesos rígidos
mediante los cuales se conforma la experiencia depresiva.
La propuesta de Terapia Gestalt contemporánea para el traba-
jo terapéutico con adolescentes busca trabajar con las flexiones
presentes en la relación con el adolescente. No se busca la descar-
ga emocional o el trabajo con las experiencias pasadas; el terapeu-
ta confía en que los patrones que se encuentran estereotipados
se manifestarán en la relación terapéutica presente. El terapeuta
ayudará al adolescente a darse cuenta de cómo contribuye a la
formación de un campo depresivo, a través de pautas anacrónicas
que prevalecen en la experiencia presente.
La ausencia que se produce en la frontera-contacto impide al
adolescente expresar su experiencia emocional, esta contención
de la excitación emocional se configura como una figura fijada

207
en el campo fenoménico. La depresión en la adolescencia es un
ajuste creativo que se quedó fijado, debido a la falta de apoyo por
parte del entorno. Por lo tanto, el terapeuta Gestalt que trabaje
con adolescentes en la experiencia depresiva necesita mantener
una presencia genuina que permita la actualización del campo,de
tal manera que la novedad apoye la capacidad creativa del adoles-
cente para actualizar su experiencia.
La retroflexión presente en la experiencia depresiva puede ser
un ajuste creativo que haya resultado favorable en el pasado. Por
ejemplo, cuando un adolescente ha tenido poco apoyo por parte
de sus padres, desarrolla un ajuste depresivo para interactuar con
un entorno que se encuentra poco receptivo o ausente. Con base
con esto, podemos decir que la retroflexión puede ser un proceso
favorable ante ciertas situaciones de la vida. Sin embargo, el pro-
blema es cuando se mantiene como una forma fijada de respon-
der, sin tomar en cuenta al entorno.
Los adolescentes poseen un alto nivel energético que necesita
expresarse en el entorno, por eso, con la ausencia de la otredad
el adolescente recurre a un ajuste depresivo. La experiencia de-
presiva es una forma de administrar la excitación emocional en
los procesos relacionales en un entorno que se caracteriza por el
estado de aislamiento. En la sociedad del cansancio en el que se
desarrollan los adolescentes actualmente, el ajuste depresivo sirve
como un mecanismo adaptativo.
Los adolescentes responden a un campo de ausencia con un esta-
do de ánimo depresivo (aislamiento y ausencia), con la finalidad de
protegerse de un entorno competitivo e insensible. La falta de apoyo
por parte del entorno provoca que el adolescente pierda la esperanza,
por lo tanto, se produce una renuncia a las relaciones con el propósi-
to de protegerse de un ambiente hostil que lo puede devorar.
La experiencia depresiva durante la adolescencia se caracteriza
por la pérdida de la capacidad de experimentar alegría, pérdida
de la esperanza, sensación de impotencia y una profunda desco-

208
nexión emocional. Entonces, el ajuste depresivo ayuda al adoles-
cente a lidiar con entornos amenazantes, porque inhibe el nivel
de riesgo en el momento en que el adolescente cuenta con poco
apoyo por parte de sus figuras parentales y del entorno.
El terapeuta necesita atender a la experiencia emocional que
emerge en la frontera-contacto. En el PHG nos menciona que
“los sentimientos no son impulsos aislados sino una evidencia
estructurada de la realidad, es decir, de la interacción del campo
organismo/entorno, de la que no hay otra evidencia directa salvo
el sentimiento” (p. 139). Con base en lo anterior, podemos decir
que el ajuste depresivo se convierte en un gestalt fija, debido a la
falta de apoyo por parte del entorno para actualizar la vivencia en
la situación presente.
El adolescente carece de los recursos necesarios para reaccionar
ante las demandas del entorno, por eso, la participación del tera-
peuta permite una conexión emocional que produzca una nueva
regulación a nivel relacional que actualice la vivencia en el campo.
La intervención del terapeuta ayuda al adolescente a darse cuenta
que puede salir del aislamiento, para asumir el riesgo de establecer
un contacto pleno con el entorno. El ajuste depresivo queda obso-
leto ante las nuevas condiciones presentes en la relación terapéutica.
La ausencia en la frontera-contacto genera una experiencia de
anestesia que afecta las funciones de contacto. El adolescente vive
en una experiencia constante de sufrimiento, en la experiencia
depresiva se aniquila el dolor emocional. No obstante, debemos
recordar que el dolor es una señal de la presencia en la fronte-
ra-contacto. En el caso de la experiencia depresiva el dolor con-
tenido (en soledad) se convierte en un sufrimiento crónico que
paraliza al adolescente.
En el trabajo terapéutico con adolescentes se busca identificar
los patrones relacionales que se presentan en forma estereotipada,
creando una experiencia depresiva fijada que limita el despliegue
del self. El adolescente genera pautas relacionales rígidas que le

209
impiden establecer un contacto pleno con el entorno y atender a
las necesidades que emergen de la situación presente.
La experiencia depresiva en adolescentes se establece como un
ajuste depresivo que afecta la frontera de contacto y genera un
campo depresivo que se va tornando crónico. El self va perdiendo
su capacidad para desplegarse de manera flexible de acuerdo a
la situación actual. El adolescente tiene un repertorio relacional
restringido que le impide reaccionar de manera espontánea.
La dificultad que tiene el adolescente para agredir al entorno
produce una contención de la excitación que posteriormente se
expresa a través de la retroflexión. Contener tanta energía produ-
ce ansiedad, y posteriormente agotamiento y fatiga, aspectos muy
característicos en la experiencia depresiva en adolescentes.
Es muy importante el trabajo con la experiencia depresiva en
adolescentes, porque su cerebro se encuentra en el proceso de creci-
miento. Cuando una persona vive una experiencia depresiva fijada,
su cerebro mantiene un funcionamiento inflexible que le impide re-
accionar ante las novedades del entorno. La rigidez que produce la
experiencia depresiva limita el proceso de maduración del adolescen-
te. El acompañamiento terapéutico ayuda a flexibilizar las flexiones y
permite al adolescente recuperar los recursos internos que le ayuden
a responder de manera espontánea ante las exigencias del entorno.
La vivencia de trauma también contribuye a la experiencia de-
presiva en adolescentes, debido a que genera heridas en el self,
afectando a la frontera-contacto, y provocando una confluencia
permanente con las heridas del pasado. Las experiencias traumá-
ticas infantiles generan un estado de urgencia ante situaciones
similares que reactiven la vivencia de trauma. Las heridas del self
se quedan fijadas como patrones de apego relacional que se pue-
den distinguir por la ausencia de afecto, sensación de impoten-
cia, vivencia de pérdida u orfandad. La experiencia de trauma
se establece a través de patrones y esquemas relacionales que se
introyectan, limitando las funciones del self.

210
La vivencia de trauma y la experiencia depresiva no solo se ma-
nifiestan a nivel relacional, sino que tienen su principal expresión
a nivel somático-cinestésico. Debemos recordar las palabras de
Laura Perls: “Realmente, el continuo de la conciencia se desarro-
lla cuando tú movilizas o disuelves las barreras, las tensiones mus-
culares, los bloqueos, las gestalts fijas. Tú te concentras sobre las
gestalts fijas y en cómo tú las fijas” (p. 28). El trabajo terapéutico
con adolescentes se enfoca en el proceso cinestésico que sucede
en la frontera de contacto, para identificar las formas fijas que se
producen en la relación terapéutica.
Los adolescentes generalmente tienen problemas para expre-
sar sus vivencias traumáticas, por eso, el trabajo a nivel estético es
fundamental para captar el sufrimiento en la frontera-contacto. En
ocasiones el lenguaje no resulta suficiente para expresar la conexión
emocional que se produce en la situación terapéutica. En el acompa-
ñamiento gestáltico busca promover la reactivación de la excitación,
a través de la captación del ello de la situación. El movimiento es un
camino fundamental para el desarrollo del potencial creativo del self.
El terapeuta estará muy atento a los patrones de movimiento
que se producen en la relación terapéutica; para favorecer la inte-
gración de los aspectos que se encontraban alienados. El acompa-
ñamiento busca lograr la formación de un ground sólido que sirva
como base al adolescente para responder de manera espontánea a
las demandas del entorno.
El trabajo de actualización de las formas fijadas en el ajuste
depresivorequiere de un proceso relacional de movilización ha-
cia la formación de nuevas figuras que sean congruentes con las
necesidades que emergen del campo fenoménico. El terapeuta se
encargará de brindar el apoyo necesario para que el adolescente
pueda recuperar las funciones de contacto que le permitan des-
plegar voluntariamente al self.
En la experiencia depresiva el adolescente trata de superar el
sufrimiento retirándose de la interacción con los demás y ani-

211
quilando sus emociones. Esto produce un estado de aislamiento
con respecto al entorno, estableciendo el ajuste depresivo como
una Gestalt fijada. Recordemos que la experiencia depresiva no
es individual, sino un fenómeno de campo. La formación de un
campo de incertidumbre y desesperación son aspectos que afec-
tan la capacidad de la relación para co-crear un ajuste creativo
que actualice la vivencia depresiva.
El adolescente tiene mucha excitación contenida que se manifiesta
continuamente en procesos retroflexivos, debido a la imposibilidad
de establecer un contacto pleno con la otredad. Cuando el adoles-
cente logra movilizar la excitación sin contar con el apoyo necesario
se pueden producir conductas autolesivas o intentos de suicidio.
La variedad de fenomenologías depresivas sugiere que hay va-
rios estilos de contacto involucrados. Desde mi experiencia, he
notado que el mecanismo principal por el cual las personas depri-
midas perturban el contacto suave y saludable es la retroflexión.
El estilo de contacto de la retroflexión es un modo económico de
contacto en términos energéticos. Una persona no da su energía
pero la devuelve a sí misma.
La retroflexión no es un desorden sino una contención que pro-
cura evitar conflictos con el entorno. Hay situaciones en las que tiene
un rol vitalmente saludable. En general, esas situaciones son mo-
mentos de decisión, ya sea en una gran encrucijada de vida o tal vez
en la cotidianidad. La retroflexión se convierte en desorden cuando
el patrón de retroflexión se arraiga y se usa de forma rígida en el
entorno sin tener en cuenta la necesidad actual del organismo en la
situación presente; es así como sucede en la experiencia depresiva.
Una persona deprimida no manifiesta sus impulsos y deman-
das de manera visible, sino que los devuelve a sí misma. No ex-
presa abiertamente sus necesidades con respecto al medio am-
biente y en lugar de eso se tortura por exigencias irrealizables. Eso
causa frustración de sus necesidades insatisfechas, disminución
de la confianza en sí misma, aspectos que afectan su voluntad

212
ymotivación. La organización depresiva del yo se fortalece y, pos-
teriormente, la persona es aún más incapaz de hacer contacto.
Las experiencias depresivas durante la adolescencia son múltiples,
sin embargo tienen como patrón común la retroflexión. La vivencia
depresiva se caracteriza por un campo inseguro donde el adolescente
considera que se encuentra en un estado vulnerable. La retroflexión
es un estilo de contacto que permite la administración de la excita-
ción. El adolescente no se siente capaz de agredir al entorno, experi-
menta una sensación de vulnerabilidad. Por eso, no expresa la excita-
ción, sino que la contiene y posteriormente la devuelve a sí mismo.
La retroflexión, como todo proceso de frontera, tiene un as-
pecto funcional y otro disfuncional. En el caso de las experiencias
depresivas, la retroflexión puede ser un ajuste creativo para una
experiencia depresiva donde el adolescente se encuentre en un
entorno que no sea receptivo de su expresión emocional. La re-
troflexión se convierte en disfuncional cuando se establece como
un patrón repetitivo que limita el despliegue del self, y afecta la
satisfacción de necesidades en la situación presente.
El adolescente en experiencia depresiva no manifiesta su ex-
citación o necesidades ante los demás; por lo tanto, la energía
contenida se vuelva hacia sí mismo. El manejo de la experien-
cia emocional dentro del trabajo en la experiencia depresiva con
adolescentes tiene que realizarse con mucho cuidado para lograr
un apoyo adecuado. De lo contrario, la excitación que surge se
puede expresar con conductas de autoagresión, a causa de la falta
de apoyo para expresar la agresión en el entorno.
En ocasiones lo que hacía falta para concretar el suicidio era
energía.Por eso, el terapeuta necesita acompañar al adolescente
en el proceso de regulación de la excitación, para evitar conductas
que puedan poner en peligro su vida. Este aspecto es muy impor-
tante que lo tengan presente, sobre todo terapeutas novatos que
pueden llegar a realizar intervenciones que promuevan la catarsis
o estados de mucha excitación.

213
La experiencia depresiva en adolescentes se caracteriza por un
estado constante de impotencia, desesperanza e insatisfacción. El
acompañamiento terapéutico en las experiencias depresivas con
adolescentes se fundamenta en activar las funciones de contacto
para flexibilizar los patrones que se encontraban automatizados.
Este trabajo se realiza de manera integral, contemplando las diver-
sas dimensiones del proceso relacional. Es decir, la intervención
gestáltica se produce a nivel multidimensional, contemplando las
siguientes dimensiones: de campo, fenomenológica, estética, so-
mática-cinestésica y de co-creación.

Intervención terapéutica
Dentro del trabajo terapéutico con adolescentes necesitamos di-
ferenciar entre la experiencia depresiva en adolescentes y adultos.
Ambas experiencias pueden tener síntomas semejantes, pero es
muy importante identificar las características que la distinguen
en los adolescentes.
Entre los principales síntomas característicos de la experiencia
depresiva en adolescentes encontramos los siguientes:
Estado de ánimo irritable: La irritabilidad es una experiencia
que predomina en los adolescentes, en lugar de tristeza. Cuando
los adolescentes experimentan una vivencia depresiva, general-
mente se muestran hostiles, apáticos, negativistas y frustrados.
Molestias y dolores físicos: La experiencia depresiva en ado-
lescentes se expresa a través de malestares físicos, como dolor de
cuerpo, jaquecas, náuseas y dolores de cabeza. Estos síntomas se
presentan sin tener un motivo médico.
Aislamiento en el entorno familiar: Los adolescentes tienden a
aislarse principalmente en el entorno familiar y con adultos cer-
canos.Cabe mencionar que en la experiencia depresiva algunos
jóvenes cambian sus amistades o crean relaciones muy cercanas
con algún amigo.

214
Actitudes transgresoras: La experiencia depresiva en adoles-
centes se puede manifestar a través de conductas disruptivas o
desafiantes. En ocasiones el dolor y la tristeza que vive el adoles-
cente lo conduce a reacciones impulsivas que desafían a las auto-
ridades familiares y escolares.
Susceptibilidad: Los adolescentes que viven la experiencia depre-
siva presentan una percepción de incapacidad. Se muestran con baja
tolerancia a la frustración y excesivamente sensibles a las críticas.
En el trabajo en la experiencia depresiva en adolescentes, el
foco de la atención es apoyar al joven a recuperar su capacidad
para realizar nuevos ajustes creativos que sean congruentes con las
necesidades presentes. El trabajo terapéutico está enfocado en la
ampliación de conciencia, esto se realiza por medio de un trabajo
multidimensional que procure la re-sensibilización y experimen-
tación de nuevas posibilidades a nivel relacional.
La base de la intervención terapéutica en la experiencia depre-
siva es la co-creación de un campo seguro. El terapeuta se enfoca
en el establecimiento de pautas que brinden seguridad y soporte
a la experiencia emocional que emerge de la situación terapéutica.
Dentro del proceso terapéutico en la experiencia depresiva, ge-
neralmente se presenta una dificultad inicial para establecer una
conexión emocional con el adolescente, debido a esto, tanto el
terapeuta como el adolescente pueden llegar a experimentar un
estado de frustración.
Nuestra propuesta terapéutica consiste crear una relación ho-
rizontal que permita al adolescente sentirse en un espacio seguro,
para esto, el terapeuta necesita mantener una presencia genuina
en la frontera-contacto. Las autorrevelaciones son una interven-
ción que apoya mucho al grounding de la relación. Del mismo
modo, el terapeuta promueve que el adolescente aprenda a recibir
apoyo, creando una relación de coexistencia e interdependencia.
El foco del trabajo terapéutico es la creación de un ground donde
el adolescente se sienta seguro.

215
La propuesta de Terapia Gestalt contemporánea tiene como
fundamento la regulación relacional que se produce en la fronte-
ra-contacto. La relación es la base sobre la cual el adolescente desa-
rrolla y recupera su capacidad para agredir al entorno, obteniendo
la satisfacción necesaria de acuerdo a la situación presente. El traba-
jo con la experiencia depresiva se concentra en crear nuevos ajustes
y posibilidades a través de la relación presente. Es fundamental que
el terapeuta tenga fe en el adolescente para que pueda mantener la
calma y ser paciente, porque al inicio del proceso la ausencia del
adolescente puede llegar a ser muy frustrante para él.
El terapeuta favorece el awareness y el consciousness; ambos
procesos de conciencia se fundamentan en el proceso relacional.
El terapeuta necesita reflexionar en cómo su presencia apoya nue-
vas formas y posibilidades, o bien a mantener la gestalt fijada. La
responsabilidad del terapeuta es estar al pendiente de cómo par-
ticipa para co-crear con el adolescente un campo depresivo. Pos-
teriormente el terapeuta propone nuevas pautas relacionales que
propicien ajustes creativos. El proceso de experimentación a nivel
relacional busca evitar repetir patrones que vive el adolescente en
su cotidianidad que favorecen la creación de un campo depresivo.
El adolescente llega a la sesión terapéutica con los patrones
que favorecen la formación de un campo depresivo. El terapeuta,
mientras tanto, estará atento de apoyar la creación de experien-
cias novedosas que permitan la expresión genuina de necesidades
por parte del adolescente. Un elemento fundamental del trabajo
en la experiencia depresiva es evitar la aniquilación de la expe-
riencia emocional.Para esto, el terapeuta trabajará la alteridad a
un nivel estético, con la intención de favorecer que el adolescente
puede establecer contacto con el entorno.
El trabajo relacional se realiza en la frontera-contacto, evitando las
tendencias hacia la confluencia, retroflexión y aislamiento. El tera-
peuta buscará identificar las pautas relacionales depresivas presentes
en la situación terapéutica. Asimismo, una vez que logra identificar

216
estas pautas relacionales, el terapeuta propone nuevas alternativas
que se van construyendo de forma espontánea en la relación.
Es posible que el trabajo terapéutico con adolescentes en la ex-
periencia depresiva se torne un poco complejo cuando el terapeu-
ta busca crear una relación primeramente a nivel dialógico con el
adolescente. En lo particular, considero que la relación necesita
cimentarse en el trabajo de resonancia y alteridad. El terapeuta
explorará constantemente las experiencias somático-cinestésicas
que surgen en la frontera-contacto; el señalamiento de estas expe-
riencias apoya el proceso de awareness en el adolescente.
El terapeuta estará atento de las formas en las que se interrumpe
la excitación para lograr un contacto pleno. La relación terapéuti-
ca respalda cada una de las acciones espontáneas que se expresan,
debido a esto el adolescente va logrando desarrollar las funciones
del self de manera progresiva, de forma que aprende a expresar y
regular sus emociones con base en la situación presente. Un traba-
jo primordial es realizar intervenciones que apoyen la experiencia
novedosa e interrumpan las pautas rígidas presentes en la relación.
El acompañamiento terapéutico en la experiencia depresiva
toma en cuenta que los adolescentes provienen de relaciones ca-
racterizadas por la ausencia, la desconfianza y el aislamiento. La
experiencia depresiva en adolescentes se caracteriza por la impo-
tencia que produce la retroflexión, debido a la retención de exci-
tación y el vuelco de dicha energía contra sí mismos. El terapeuta
necesita crear con el adolescente un entorno seguro donde puede
expresarse genuinamente, y a su vez, sea capaz de protegerse y
separarse cuando sea necesario.
El trabajo terapéutico con adolescentes en la experiencia depre-
siva toma como soporte las bases de la Terapia Gestalt, tal y como
nos menciona Laura Perls: “El objetivo de la terapia es crear el so-
porte necesario para permitir que reorganicemos y reencaucemos
nuestra energía” (p. 141). La creación de una relación segura entre
el terapeuta y el adolescente permite el incremento de la excitación,

217
la movilización de energía, el establecimiento de un contacto con el
entorno y la asunción de riesgos para responder a la novedad.
La Terapia Gestalt contemporánea tiene como base el diag-
nóstico multidimensional, manteniendo una visión progresiva de
la experiencia depresiva, en lugar de ver a la depresión como un
estado inmutable. El terapeuta realizará un encuentro donde in-
cluye al adolescente en la co-responsabilidad del proceso terapéu-
tico. Estará atento de cómo se co-construye un campo depresivo
en la relación terapéutica. La experiencia estética y la conciencia
reflexiva ayudarán a la relación terapeuta/adolescente a identificar
las pautas depresivas de su modo de relación.
El terapeuta evitará su participación en la formación de pautas
relacionales estereotipadas que interrumpan el flujo de la excita-
ción presente. Para lograr el restablecimiento de la exteriorización
espontánea de necesidades, el terapeuta mantendrá una presencia
genuina en la frontera de contacto. De acuerdo con lo anterior,
quiero citar a Laura Perls: “El contacto es relevante y creativo
solamente si existe el soporte necesario para sostenerlo. Cuan-
do hablo de soporte no me refiero tanto al cariño y la sensación
de seguridad que ofrece el terapeuta al ponerse a disposición del
cliente y al interesarse por él, sino al autosoporte de que depende
el paciente (o el terapeuta) o que le falta” (p. 144).
Podemos concluir que el terapeuta evita que se mantengan las
formas fijadas y los ajustes depresivos. El trabajo terapéutico es
horizontal, promueve la co-responsabilidad entre el terapeuta y el
adolescente. La experiencia depresiva es la vivencia conocida, por
lo tanto, experimentar la novedad implica un riesgo, y necesita de
un soporte para enfrentar la experiencia de inseguridad.
El acompañamiento terapéutico con adolescentes se ci-
menta en el proceso de soporte de la experiencia en la fronte-
ra-contacto, esto se realiza por medio de una presencia autén-
tica. El terapeuta se implica en las situaciones, promoviendo
un estilo relacional novedoso que permita la co-creación de

218
campos funcionales, donde tanto el terapeuta como el adoles-
cente puedan vivenciar un mosaico de experiencias. La Terapia
Gestalt contemporánea propicia sesiones terapéuticas; expe-
rienciales, experimentales y existenciales.

Caso:
Raquel es una adolescente de 14 años que presenta una experien-
cia depresiva desde hace algunos meses. Proviene de una familia
de clase baja que mantiene una tendencia caótica, la madre de-
cidió irse de casa para iniciar una nueva relación. La consultante
menciona sentirse constantemente triste, desanimada y desco-
nectada del resto de la gente. La abuela es un apoyo importante
en la vida de la adolescente. Sin embargo, su padre se encuentra
muy deprimido por el abandono de su esposa.
La joven comenta sentirse muy sola desde la partida de su
madre, situación que la ha llevado a experimentar una profunda
depresión. El aislamiento ha provocado que la joven pierda inte-
rés en asistir a la escuela, afectando significativamente su rendi-
miento académico.

C: Generalmente siento muchos deseos de llorar, pero siempre lo


hago a solas en mi cuarto.
T: ¿Lloras en soledad?
C: Lloro sola porque cuando lo hago frente a mi abuela ella in-
mediatamente me trata de animar o cuando lo hago frente a
mi papá él se siente culpable y se pone triste.
T: Parece difícil compartir tu dolor bajo esas circunstancias.
C: Sí, por eso lloro a solas.
T: Cuando me dices eso, puede ver que se asoma una lágrima.
C: (Llanto y una pausa de silencio) Por qué se fue mi mamá.

219
T: No lo sé, pero en este momento puedes contar conmigo.
C: Me cuesta trabajo creerte.
T: ¿Qué es lo más difícil de creer en lo que te digo?
C: Volver a sentirme decepcionada.
T: Te agradezco tu honestidad, y me da gusto que a pesar de la
desconfianza que vives seas capaz de hablar de lo que sientes
conmigo.
C: Tienes razón, en el fondo confío mucho en ti.
T: Yo también confío en que podamos avanzar juntos.
C: (Comienza a llorar) eso me gustaría escuchar de mi padre.
T: Lo sé, yo te acompaño en este momento.
C: Cuando estoy sola escucho K-pop y me siento acompañada,
pero ahora es diferente.
T: ¿Cuál es la diferencia?
C: No sé, pero se siente bien.
T: Creo que juntos hacemos nuevas melodías.
C: Sí, pasamos de una canción triste a una música emotiva.
T: Cuando me dices eso, veo que por primera vez plantas tus pies
en el piso.
C: No me había dado cuenta, pero es cierto.
T: ¿Cómo se siente contar con el apoyo del piso y mi compañía?
C: Siento calorcito en mi pecho.
T: Me alegra mucho escucharte.
C: A mí me da gusto que me haya enviado la escuela a terapia
contigo.

220
T: ¿Cómo te quedas con lo que trabajamos hoy?
C: Me siento contenta porque al fin puede hablar contigo de lo
que siento, desde hace mucho tenía ganas de hacerlo pero no
me atrevía.
T: Aprecio tu valentía para compartir a pesar del temor inicial.
C: Nos vemos la próxima semana, tengo muchas ganas de hablar
con mi abuela y mis amigas.
T: Hasta la próxima semana.

CONDUCTAS AUTOLESIVAS
EN ADOLESCENTES
Las conductas autolesivas en adolescentes son un fenómeno que
se está incrementando en la sociedad contemporánea. Es impor-
tante que la Terapia Gestalt se enfoque a profundidad en el estu-
dio de la experiencia en adolescentes. En la actualidad, las con-
ductas autolesivas son una expresión del sufrimiento y la ausencia
que viven millones de adolescentes.
La conducta autolesiva la podemos definir como la autoagre-
sión a nivel físico que provoca lesiones en la persona sin la inten-
ción de causar la muerte. No obstante, también puede ser una
expresión de una conducta suicida. Desde la mirada de la Terapia
Gestalt, es vista como una retroflexión que surge de una intensa
experiencia de sufrimiento.
Las conductas autolesivas difieren de la conducta suicida.Sin
embargo, forman parte de los factores que pueden desencadenar
un suicidio en adolescentes. Ambas experiencias son consideradas
como una retroflexión, aunque difieren en su nivel de gravedad
y la intención. Si bien las autolesiones están impulsadas por la

221
tendencia autodestructiva, podemos identificar diferencias signi-
ficativas a nivel fenomenológico y estético.
Es importante considerar a las conductas autolesivas en rela-
ción con diversas comorbilidades como experiencias depresivas,
experiencias ansiosas, trauma, abuso sexual, experiencia adictiva,
tendencia límite, etcétera.
Las experiencias de sufrimiento en adolescentes tienen su expre-
sión en las autolesiones. Podemos identificar estas conductas, como
parte de un desequilibrio en el control de impulsos. La función
Ello del self se encuentra alterada por la falta de apoyo para la for-
mación de una figura clara, la experiencia ansiosa es intensa, pro-
duciendo un fuerte impulso que no puede expresarse en el entorno.
Cuando el sufrimiento es más intenso, la conducta autolesiva
se va perpetuando, adquiriendo las siguientes características:
Estereotipada: Se convierte en una práctica común ante las
diversas experiencias de angustia, frustración e impotencia. En el
caso de los adolescentes, la experiencia de impotencia es intensa,
debido a que la expresión de necesidades puede llegar a diferen-
ciar de las exigencias parentales.
Impulsiva: La práctica autolesiva se encuentra relacionada a
experiencias de incertidumbre e impotencia. Los altos niveles de
excitación y la ausencia de apoyo por parte del entorno co-crean
un campo ansioso que desemboca reacciones impulsivas.
Compulsiva: Las exigencias parentales y los introyectos afec-
tan la función Yo del self, disminuyendo la capacidad de elección
del adolescente. Debido a esto, el adolescente recurre a la práctica
autolesiva de manera compulsiva para lidiar con las demandas
del entorno. Las conductas autolesivas pueden tener diversas ex-
presiones como el corte en la piel, rasguños, quemaduras, golpes
contra objetos, extracción de la piel o cabello, golpes causando
moretones y ruptura de huesos.
Klonsky y Olino (2008) establecen cuatro tipos de autole-
siones con base en la forma y la frecuencia con que se realizan.

222
A continuación revisaremos la clasificación propuesta por es-
tos autores.
Conducta autolesiva experimental: Son prácticas de autolesión
que se realizan de manera experimental, para explorar la vivencia
que producen. Generalmente son por problemas de frustración,
por imitación de las prácticas realizadas por amigos o compañeros.
Se relaciona con métodos menos dañinos y con baja comorbilidad.
Conducta autolesiva media: En esta clasificación se en-
cuentran personas que han realizado prácticas de autolesión
en más de una ocasión; en esta forma, se utilizan diversos mé-
todos para autolesionarse y la comorbilidad con problemas de
salud mental es baja.
Conducta autolesiva ansiosa: En esta categoría las personas
desarrollan prácticas estereotipadas relacionadas con el manejo
de estados de frustración o malestar emocional. Tiene una alta
relación con trastornos del estado de ánimo.
Conducta autolesiva con “funciones automáticas/suicidio”:
En esta categoría podemos encontrar a personas que tienen me-
nor impulsividad que las personas con CLA. Este grupo se carac-
teriza por una menor impulsividad y mayor tendencia al suicidio.
De acuerdo con este panorama, podemos apreciar las diver-
sas expresiones de conductas autolesivas. En el caso de adoles-
centes con CAL, la función Ello del self presenta un proceso de
desequilibrio, afectando el funcionamiento a nivel relacional. La
hiperexcitación que se crea en el campo impacta en los procesos
relacionados con la regulación emocional y el funcionamiento
ejecutivo en el adolescente.
La vivencia continua de sufrimiento provoca una experiencia
disfuncional en el adolescente. La función Personalidad del self
se habitúa a una experiencia de dolor anómala, produciendo un
tipo de anestesia emocional que permite al adolescente lidiar con
el dolor afectivo que surge del campo disfuncional en el que se
desarrolla. La anestesia emocional es una manera de ausencia que

223
desarrolla el adolescente en la frontera-contacto para lidiar con el
campo de incertidumbre y sufrimiento en que se desarrolla.
Existen diversas razones por las cuales los adolescentes desa-
rrollan conductas autolesivas, aunque casi todas se relacionan con
experiencias de sufrimiento.La conducta de provocarse dolor es
un ajuste creativo ante un dolor emocional que enfrenta. Dentro
de las funciones principales de las autolesiones podemos encon-
trar el olvido de problemas emocionales, anestesia emocional,
distracción del dolor afectivo y prácticas de autocastigo.
Las autolesiones en adolescentes surgen de la interacción entre
organismo/entorno, en las cuales se crea un campo disfuncional
que produce sufrimiento en la frontera-contacto. Los comporta-
mientos autolesivos surgen como un ajuste creativo ante las in-
tensas demandas del entorno y la ausencia de apoyo por parte de
las figuras parentales. Por otra parte, las conductas autolesivas,
también cumplen la función de un ajuste inclusivo. La mayor
parte de los adolescentes comentan iniciar la CAL como una
forma de incluirse en el grupo de amigos que tienen la misma
práctica, o se han visto influidos por observar estas conductas en
amigos, familiares y medios de información.
Las conductas autolesivas se asocian a campos patológicos
transgeneracionales que producen malestar en la frontera-contac-
to. Dentro de las manifestaciones de sufrimiento se encuentran el
consumo de drogas, el abuso sexual, suicidio, violencia, discrimi-
nación, exclusión y otras formas de psicopatología.
El trabajoterapéutico con adolescentes que presentan conduc-
tas autolesivas busca favorecer la regulación del estado emocional,
a través de la formación de un campo novedoso que disminuya
la incertidumbre y la experiencia de urgencia. Los adolescentes
con CAL provienen de familias donde han sido criticados, in-
validados o excluidos. En contraparte, el terapeuta promueve la
inclusión y validación del adolescente en la relación terapéutica.
Una de las tareas fundamentales en Terapia Gestalt con ado-
lescentes es co-crear un campo que fomente un apoyo adecuado

224
a las necesidades presentes. Los adolescentes con conductas auto-
lesivas presentan una tendencia hacia la inestabilidad emocional,
por ese motivo, recurren a las CAL para disminuir el malestar que
produce el estrés cotidiano.
La postmodernidad ha provocado una tendencia hacia el ais-
lamiento y la disociación, en el caso de los adolescentes con si-
tuaciones de constante tensión, produce un estado de crisis ante
la falta de apoyo por parte del entorno.La sensación de vacío que
produce la ausencia en la frontera-contacto puede desembocar
en la búsqueda de experiencias intensas para superar el estado de
anestesia en el que se encuentran.
Las conductas autolesivas tienen una función a nivel rela-
cional, es decir, los jóvenes realizan las CAL como un ajuste de
inclusión para influir en las demás personas de su entorno. Las
autolesiones son una forma de ser visibles para los otros que per-
manecen ausentes en la relación. En este caso, también podemos
identificar un estado de confluencia con un entorno conflictivo
que produce sufrimiento. La experiencia dolorosa que produce la
autolesión le da la posibilidad al adolescente de tener una expe-
riencia que le permita diferenciarse del entorno.
Cuando los adolescentes presentan introyectos, las conductas
autolesivas pueden cumplir una función de castigo. Este es un
proceso entre introyección-retroflexión, las reacciones de castigo
son una forma de invalidación de las conductas inaceptables, de
manera que la CAL es un modo de regulación moral para realizar
conductas congruentes con las expectativas introyectadas.
La experiencia de confluencia puede provocar que los adoles-
centes busquen sensaciones que les permitan establecer un con-
tacto con una realidad inmediata (la sensación de dolor), de tal
maneraque la experiencia en un inicio se vive placentera porque
distrae del sufrimiento emocional. El adolescente reacciona im-
pulsivamente ante situaciones de frustración o malestar emocio-
nal, como una forma de disociarse de la vivencia.

225
Las autolesiones pueden cumplir varias funciones a nivel re-
lacional, por lo que el terapeuta necesita realizar un trabajo her-
menéutico para comprender el mensaje que nos comparte el
adolescente a través de la conducta autolesiva. Existen diversas
experiencias relacionadas con las CAL, los adolescentes desarro-
llan ajustes creativos para establecer un tipo de contacto con el
entorno.Lamentablemente, la falta deapoyo provoca que estos
ajustes se establezcan como pautas crónicas que interfieren en su
proceso de crecimiento.
Existe un alto nivel de comorbilidad entre las conductas au-
tolesivas y trastornos del estado de ánimo y tendencia límite.
Durante la adolescencia no se puede diagnosticar el trastorno de
personalidad límite, no obstante, podemos categorizarlo como
una tendencia límite en adolescentes que presentan diversas ca-
racterísticas propias del trastorno. Dentro de las comorbilidades
más importantes se encuentra el trastorno límite de personalidad,
se establece esta relación a través de la presencia de un alto nivel
impulsividad, inestabilidad afectiva, polarización, vivencias de
abandono e identidad difusa.
Los trastornos del estado de ánimo están muy vinculados a las
conductas autolesivas porque el adolescente sufre por la constante
crisis que surge del campo de incertidumbre que se va co-creando
en la familia. Las conductas autolesivas surgen como un ajuste
creativo para lograr regulación emocional.
Por eso, el trabajo relacional en terapia con adolescentes que
presentan CAL es fundamental, porque les permite sensibilizar-
se de manera equilibrada y movilizarse espontáneamente hacia
conductas más saludables. Además las CAL son una forma de ser
visibles en el entorno, el adolescente se autolesiona para provocar
una reacción en su entorno e intentar salir de su soledad.
Como se ha mencionado con anterioridad, las autolesiones
cumplen varias funciones en la vida de los adolescentes. Por eso,
no podemos realizar una generalización: cada tipo de autolesión

226
es un mensaje que el adolescente envía al entorno. Por ello, el te-
rapeuta necesita convertirse en un intérprete de los mensajes que
emite el adolescente a través de sus conductas autolesivas.
Las conductas autolesivas se mantienen como ajustes conserva-
dores, porque ayudan al adolescente en su proceso de regulación
emocional. La incertidumbre que se vive en el campo produce su-
frimiento, la autolesión es unarespuesta que encuentra el adolescente
para lograr cierta estabilidad a nivel emocional, sin importar el dolor
que produzca la experiencia. El terapeuta necesita realizar un traba-
jo relacional para que juntos puedan crear nuevas posibilidades de
afrontamiento ante las condiciones de malestar emocional.

Hermenéutica de las conductas autolesivas


Las autolesiones son un grito silencioso de una generación que
sufre, son muchas las experiencias disfuncionales que se relacio-
nan con las conductas autolesivas. La sintomatología que pre-
sentan los adolescentes son mensajes o peticiones que envían al
entorno para encontrar una persona que pueda recibir el llamado
de auxilio. En ocasiones no es un llamado personal, sino la ex-
presión de grupo contracultural que se encuentra alienado de la
sociedad.A partir de las múltiples expresiones que pueden tener
las autolesiones, es necesario comprender la conducta impulsiva
sin intención suicida que busca provocar daño al propio cuerpo.
Esta práctica no es exclusiva de algún género o edad, pero se
presenta más en mujeres adolescente que rondan entre los 14 y
16 años. Las experiencias disfuncionales más relacionadas con las
prácticas CAL son:

–– Depresión.
–– Ansiedad.
–– Impulsividad.

227
–– Alexitimia.
–– Experiencias traumáticas.
–– Pobre control de impulsos.
–– Experiencias adictivas.
–– Trastornos de la conducta alimenticia.
–– Tendencia límite.
Las experiencias traumáticas se encuentran vinculadas a las con-
ductas autolesivas, por ejemplo adolescentes que han sufrido abuso
sexual, bullying, adicción de sus padres o violencia doméstica. No
obstante, no existe un solo factor que resulte determinante para el
desarrollo de conductas autolesivas. Podemos mencionar que su
desarrollo se debe a una compleja interacción de factores que fa-
vorecen un campo, donde el adolescente vive una experiencia de
orfandad que produce una alteración en la función Ello del self.
Las conductas autolesivas pueden ser una respuesta a flexiones
que se van instaurando como ajustes conservadores, afectando la
función Yo del self. En algunos casos la conducta autolesiva tiene
la función de expresar la tensión que se encontraba acumulada,
logrando una liberación momentánea. Por otra parte, se presentan
experiencias autolesivas que buscan recuperar la sensibilidad, que
se encuentra bloqueada por la alienación y anestesia emocional.
Por último, hay conductas autolesivas que buscan darle visibilidad
al adolescente, en un entorno ausente o distante emocionalmente.
Nock y Prinstein (2004) explican la conducta autolesiva a par-
tir de cuatro factores no excluyentes:

a. Intrapersonal positivo: La CAL permite al adolescente


experimentar nuevas sensaciones, capaces de lidiar con la
falta de motivación, apatía o depresión.
b. Intrapersonal negativo: La CAL permite aliviar la tensión
emocional y el malestar emocional, comofrustración, de-
cepción, ira, rabia, etcétera.

228
c. Interpersonal positivo: La CAL, cuando el adolescente es
tomado en cuenta, aporta cuidados y atención, compañía
y cariño y compasión, buscando detener la repetición de
la conducta autolesiva.
d. Interpersonal negativo: La CAL, por su nivel de gravedad,
exonera al adolescente de sus responsabilidades.
Las conductas autolesivas son muestra de una función Personali-
dad del self disminuida, el proceso de identidad se encuentra difuso,
con una fuerte tendencia hacia la polarización en los estados con-
fluencia/aislamiento. La tendencia a lastimarse y dejar cicatrices pa-
rece una manera de desarraigo con un entorno confluente. La autole-
sión le recuerda a la persona que es capaz de sentir, existir y ser vista.
Las autolesiones son un ajuste creativo temporal para respon-
der a las demandas de un entorno confluente que construye un
campo de sufrimiento. La experiencia de autolesión modifica la
vivencia de dolor. Los adolescentes que tienen experiencias trau-
máticas presentan una tendencia hacia la disociación como res-
puesta a la experiencia de urgencia y sufrimiento que viven; no
son capaces de regular el malestar emocional que producen. La
conducta autolesiva se convierte en un ajuste creativo para lidiar
con el malestar emocional que no son capaces de regular; el dolor
físico sustituye al dolor emocional de la vivencia de sufrimiento.

Acompañamiento Gestalt en las conductas


autolesivas con adolescentes
La relación entre las experiencias traumáticas, la tendencia lími-
te y las conductas autolesivas es muy alta. Los adolescentes que
provienen de campos patológicosdesarrollan un patrón de apego
desorganizado que genera heridas en el self. El terapeuta necesita
realizar un diagnóstico extrínseco adecuado para tener el apoyo
farmacológico cuando sea necesario para apoyar al adolescente en

229
la formación de ground que le permita desarrollar nuevas alterna-
tivas para lograr relación emocional.
El terapeuta atenderá a los siguientes factores en adolescentes
que presentan conductas autolesivas:
a) Desequilibrio emocional.
b) Disociación de la experiencia.
c) Sufrimiento y experiencia de orfandad.
d) Tendencia hacia la fantasía patológica y el aislamiento.
e) Confluencia con un campo de incertidumbre.
f ) Polarización de las experiencias emocionales.
Los adolescentes se encuentran en confluencia con el entor-
no, viviendo una continua experiencia de escisión de la realidad.
Mantienen una experiencia difusa que les impide clarificar la fi-
gura emergente de la situación presente. Se encuentran desensi-
bilizados, con dificultad para captar la necesidad presente en su
interacción con el entorno.
Los jóvenes con autolesiones generalmente provienen de en-
tornos familiares conflictivos, donde aprenden a pasar desaper-
cibidos o a inhibir sus necesidades. En ocasiones las elevadas ex-
pectativas impuestas por el entorno provocan que el adolescente
desarrolle temor por la autonomía. La experiencia de confluencia
produce una desensibilización en su relación con el entorno.
Los adolescentes con conductas autolesivas viven tienen difi-
cultades para hacerse presentes en la frontera-contacto, disocian
las experiencias y el malestar emocional, estableciendo un mundo
de fantasía que les permite lidiar con la experiencia de orfandad y
vacío que viven cotidianamente. Esta tendencia hacia la confluen-
cia y la fantasía es característica de las experiencias de trauma. En
el caso del trabajo con adolescentes con CAL, es necesario realizar
un acompañamiento que tome en cuenta los diversos factores que
componen la experiencia disfuncional.

230
El trabajo terapéutico estará enfocado en un inicio en traba-
jar en Oxímoron, es decir, realizar un balance entre la fantasía y
la realidad, para que los adolescentes consigan superar el estado
de confluencia. El trabajo terapéutico está enfocado en apoyar al
adolescente a identificar las necesidades emergentes, utilización de
recursos para expresar sus emociones, logrando un estado temporal
de satisfacción. Esto ayudará al adolescente a llegar a una regula-
ción emocional, sin tener que recurrir a las conductas autolesivas.
Podemos concluir que las tareas del terapeuta en el trabajo con
adolescentes que presenta conductas autolesivas son las siguientes:
1. Favorecer el proceso de diferencia entre el adolescente y
su entorno.
2. Apoyar a la co-creación de un campo que permita superar
el estado de confluencia.
3. Ayudar al adolescente a establecer un nuevo ritmo, de
acuerdo a las condiciones presentes en la frontera-contacto.
4. Favorecer el proceso de desarraigo y diferenciación en la
relación terapéutica. Centrando el trabajo terapéutico en
el proceso de individuación e interdependencia.
5. Favorecer la expresión espontánea de sentimientos por
parte del adolescente,ampliando el espectro de tolerancia
hacia estados de frustración.
6. Trabajar a nivel relacional la regulación de la función Ello
del self, evitando las conductas impulsivas y estereotipadas.
7. Establecer un ritmo regulado que permita al adolescente
identificar las necesidades emergentes, movilizando su excita-
ción hacia acciones congruentes con la experiencia presente.
8. Actualizar la función Yo del self, a través de la co-creación
de nuevas formas de relación con el entorno. Fomentar la
horizontalidad terapéutica, apoyando al adolescente en su
proceso de sensibilización ante la presencia de la otredad.

231
Podemos concluir que la Terapia Gestalt es una generosa ma-
nera de acompañar a los adolescentes con conductas autolesivas,
a las comorbilidades presentes en esta experiencia. En un prin-
cipio, el adolescente puede comportarse hostil con el terapeuta
pero con paciencia y respeto, se puede lograr construir una re-
lación de confianza que les permita asumir riesgos y expresarse
espontáneamente. El respeto por la experiencia del adolescente es
fundamental para que pueda estar presente en la frontera-contac-
to, permitiendo un trabajo colaborativo que ayude al crecimiento
de la relación terapéutica y sus miembros.

Caso:
Nancy es una adolescente de 15 años que presenta una depresión
debido a los problemas de violencia que vive en casa, el divorcio
de sus padres y la adicción de sus hermanos. Proviene de una
familia de clase baja y sus problemas de depresión comenzaron
después de sufrir el abuso sexual por parte de uno de sus herma-
nos que estaba bajo el efecto de la droga llamada cristal.
Posteriormente a eso, ella guardó silencio sobre la situación
porque sus padres estaban viviendo problemas muy serios en su
relación de pareja. Nancy se convirtió en una mediadora dentro
de la situación conflictiva que se vivía en la familia. Llega a tera-
pia porque la orientadora de su escuela notó que se estaba cortan-
do los brazos y la piernas. Los padres no estaban enterados de la
conducta autolesiva que presentaba Nancy. Esta práctica la había
venido realizando por dos años, aunque en los últimos seis meses
se había intensificado y había desarrollado ideación suicida. A
continuación revisaremos el fragmento de una sesión de terapia:
C: Cuando hay problemas en casa me duele el corazón, quisiera
olvidarme de todo y ya no despertar.
T: ¿Qué haces cuando te sientes así?

232
C: Comienzo a cortarme para no sentir el dolor emocional, pre-
fiero mil veces sentir dolor físico que ser consciente del dolor
que tengo en mi corazón.
T: ¿Qué es lo más difícil de afrontar el dolor emocional?
C: Que no haya nadie que pueda ver mi tristeza, mi familia está
muy ocupada en sus problemas y no tiene tiempo para mí.
T: ¿Cómo te sientes con esta situación?
C: Me siento muy sola, sin esperanza, como si nada valiera la
pena (comienza a llorar).
T: Cuenta con mi presencia.
C: Gracias, Paco, a veces siento que no hay nadie a quien le im-
porte lo que siento.
T: Creo que esa experiencia es muy difícil.
C: Duele mucho.
T: Algunas veces en mi vida me he sentido muy solo, quisiera que
me ayudaras a comprender cómo es tu vivencia de soledad.
C: Siento un gran vacío, es ahí cuando no aguanto el dolor y co-
mienzo a cortarme. Pienso que no tiene sentido seguir viviendo.
T: ¿Cómo te sientes al decirlo?
C: Me siento liberada, saqué algo que traía atorado.
T: Te quiero preguntar si es algo que sacaste o es algo que com-
partes conmigo.
C: (Hace una pausa de silencio) Lo comparto contigo, porque me
has demostrado que te interesas en mí.
T: ¿Qué sucede entre nosotros ahora que dices eso?
C: Me siento más cercana a ti, confío en que nuestra relación es
algo real.

233
T: Cuando me dices eso, me siento emocionado. Me da mucho
gusto poder encontrarnos con la mirada.
C: Mi respiración está más tranquila, es como si dejara de pensar en
todos los problemas de casa, para estar aquí en la terapia contigo.
T: Puedo observar que respiras mejor, y tu ritmo al hablar es más
pausado.
C: A veces creo que me hace falta alguien que me vea, alguien con
quién encontrarme con su mirada.
T: Te invito a que nos demos la oportunidad de mirarnos de ma-
nera consciente, a ver qué sucede.
C: (Corren algunas lágrimas por su mejillas) Te quiero decir que
no quería tener un terapeuta hombre porque me removía mu-
cho la experiencia de abuso sexual. Pero ahora que te veo a los
ojos me siento cercana, protegida y aceptada por ti.
T: ¿Cómo sientes tu cuerpo en este momento?
C: Me siento muy relajada, con ganas de cuidarme. Tu mirada me
hace sentir como alguien valiosa.
T: Me siento muy conmovido cuando te escucho. Me emociona
saber que vamos construyendo un horizonte nuevo.
C: Me sentía como atrapada en un cuarto oscuro, ahora encontré
una ventana donde se ve un paisaje bonito.
T: Con eso que ves por la ventana, ¿cómo te gustaría que cerrára-
mos la sesión del día de hoy?
C: Quiero decirte que me siento segura, valiosa y con ganas de
cuidarme más.
T: Cuando dices eso mi corazón se siente emocionado.
C: El mío también, es como si nosotros fuéramos pintando el
paisaje.

234
T: Creo que vamos haciendo una linda obra de arte.
C: Veo las cortadas en mis brazos, y siento el impulso de acariciar
mis heridas.
T: ¿Algo te impide intentarlo?
C: (Con una sonrisa comienza a acariciar sus brazos) Me siento
muy feliz, lo mejor de todo es que no es sueño.
T: Esta experiencia es real, la hemos construido juntos. Se nos ago-
ta el tiempo, me gustaría preguntarte si te hace falta algo más.
C: Estoy tranquila, muchas gracias por esta sesión.
T: Gracias a ti, me da gusto coincidir contigo.
C: Yo también me siento afortunada de ser tu paciente. Gracias,
nos vemos la próxima semana.

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA
ALIMENTARIA EN ADOLESCENTES
Los trastornos de la conducta alimentaria son una condición dis-
funcional que se va incrementando en la sociedad contemporá-
nea; existen muchas condiciones que favorecen su desarrollo. Los
trastornos pueden tener consecuencias muy graves en los adoles-
centes y en su entorno familiar. Los adolescentes con trastornos
de la conducta alimentaria generalmente presentan diversas expe-
riencias de sufrimiento que no saben cómo manejar. El trastorno
de la conducta alimentaria se encuentra muy ligado a la soledad y
el aislamiento que viven los adolescentes, al sentirse incompren-
didos por su experiencia de malestaremocional.
La anorexia, bulimia e hiperfagia son problemas que afectan
a muchos adolescentes, en la actualidad dichas condiciones tie-

235
nen un crecimiento importante entre la población joven. Esta
condición se presenta mayormente en mujeres, aunque también
los varones pueden desarrollar esta experiencia disfuncional. Los
trastornos de la conducta alimentaria se asocian a una significati-
va comorbilidad psiquiátrica.
La anorexia nerviosa es una de las condiciones que se pre-
sentan más en adolescentes mujeres. Los TCA pueden tener un
buen pronóstico cuando son diagnosticados y tratados de manera
temprana, y tienen un abordaje multidisciplinario. En el caso de
adolescentes, se encuentran muy relacionados con problemas del
estado de ánimo.Por ese motivo, se dificulta que las adolescentes
que sufren esta condición pidan ayuda o tengan motivación para
participar de un tratamiento.
Los trastornos de la conducta alimentaria no son una condi-
ción individual o estética, son producto de un momento históri-
co. Es una forma de existir en las sociedades capitalistas que es-
tablecen altos estándares de vida. La sociedad contemporánea se
encuentra plagada de exigencias para los adolescentes, la presión
por ser personas exitosas está presente todos los días en las redes
sociales. Tener un estilo de vida “tipo Instagram”, tener un cuerpo
estilizado, vestirse a la moda, cumplir con las expectativas de sus
padres y las sociales, así como del resto de la familia, etcétera.
Los trastornos de la conducta alimentaria son alteraciones gra-
ves en los procesos alimenticios de una persona; entre ellos desta-
can la anorexia, bulimia e hiperfagia. Estos trastornos se presen-
tan principalmente en mujeres adolescentes, se caracterizan por
la búsqueda incesante de la disminución de peso, un constante
temor a incrementar su peso, alteraciones en la percepción del
peso y perseguir una imagen corporal idealizada.
En un inicio los TCA se presentaban principalmente en ado-
lescentes de clase alta que vivían en grandes ciudades y mante-
nían una tendencia a cumplir las elevadas expectativas sociales.
En la actualidad también se presentan en adolescentes varones, en

236
diversos niveles socioeconómicos y distintos grupos sociales. En
la actualidad necesitamos mantener una mirada compleja de los
trastornos de la conducta alimentaria.
El diagnóstico de los TCA es un reto importante para las profesio-
nales de salud mental, en especial para terapeutas Gestalt. En el caso
del trabajo con adolescentes que sufren la experiencia disfuncional,
es difícil realizar un diagnóstico extrínseco, debido a la vergüenza que
sufren los adolescentes con respecto a su experiencia disfuncional.
Los jóvenes esconden el problema, tienen escasa conciencia
de enfermedad y mínima motivación al cambio. Los adolescentes
que presentan TCA generalmente llegan a terapia con una acti-
tud resistente al acompañamiento terapéutico. El terapeuta Ges-
talt necesita comprender la experiencia que viven los adolescentes
para construir una relación terapéutica.
El trabajo terapéutico inicia con una adecuada evaluación del
proceso que sucede en los trastornos de la conducta alimentaria.
–– La evaluación inicia con establecer un diagnóstico proce-
sal de los TCA.
–– Realizar un trabajo multidisciplinario.
–– Establecer la presencia de comorbilidad psiquiátrica.
–– Determinar el nivel de riesgo.
–– Trabajar en la adherencia al tratamiento.
–– Trabajar en manera conjunta con los padres de familia.
–– Evaluar la necesidad de hospitalización.
En Terapia Gestalt buscamos establecer un diagnóstico multidi-
mensional que nos permita clarificar el diagnóstico extrínseco o de
síntomas, para posteriormente continuar con diagnóstico procesal
que posibilite evaluar las condiciones a lo largo del acompañamiento
terapéutico. En el trabajo con adolescentes que presentan TCA es im-
portante incorporar a los padres de familia en el abordaje terapéutico.

237
El terapeuta Gestalt con adolescentes que padecen TCA nece-
sita realizar un manejo adecuado de cada una de las comorbilida-
des psiquiátricas que se presentan en adolescentes que desarrollan
esta condición. Dentro de las comorbilidades que se encuentran
relacionadas con los TCA están la depresión, distimia, trastorno
bipolar, consumo de drogas, tendencia límite.

Criterios diagnósticos para anorexia nerviosa:


A. Restricción de la ingesta energética en relación con las
necesidades, que conducen a un peso corporal significati-
vamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del
desarrollo y la salud física. Peso significativamente bajo se
define como un peso inferior al mínimo normal o, en ni-
ños y adolescentes, inferior al mínimo esperado.
B. Miedo intenso a ganar peso o engordar, o comportamien-
to persistente que interfiere en el aumento de peso, incluso
teniendo un peso significativamente bajo.
C. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio
peso o constitución, influencia impropia del peso o la cons-
titución corporal en la autoevaluación, o falta persistente de
reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal actual.

Especificar:
(F50.01) Tipo restrictivo: durante los últimos tres meses, el indi-
viduo no ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas
(es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxan-
tes, diuréticos o enemas). Este subtipo describe presentaciones
en las que la pérdida de peso es debida, sobre todo a la dieta, el
ayuno y/o el ejercicio excesivo.
(F50.02) Tipo con atracones/purgas: durante los últimos tres
meses, el individuo ha tenido episodios recurrentes de atracones

238
o purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta
de laxantes, diuréticos o enemas).

Especificar:
En remisión parcial: después de haberse cumplido con anterio-
ridad todos los criterios para la anorexia nerviosa, el criterio A
(peso corporal bajo) no se ha cumplido durante un periodo con-
tinuado, pero todavía se cumple el criterio B (miedo intenso a
aumentar de peso o a engordar, o comportamiento que interfiere
en el aumento de peso) o el criterio C (alteración de la autoper-
cepción del peso y la constitución).
En remisión total: después de haberse cumplido con anterio-
ridad todos los criterios para la anorexia nerviosa, no se ha cum-
plido ninguno de los criterios durante un periodo continuado.

Especificar la gravedad actual:


La gravedad mínima se basa, en los adultos, en el índice de masa
corporal (IMC) actual (véase a continuación) o, en niños y ado-
lescentes, en el percentil del IMC. Los límites siguientes derivan
de las categorías de la Organización Mundial de la Salud para la
delgadez en adultos; para niños y adolescentes, se utilizarán los
percentiles de IMC correspondientes. La gravedad puede aumen-
tar para reflejar los síntomas clínicos, el grado de discapacidad
funcional y la necesidad de supervisión.

Criterios diagnósticos de bulimia nerviosa


A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón
se caracteriza por los dos hechos siguientes:
1.- Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un
periodo cualquiera de dos h), de una cantidad de alimentos que

239
es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingeri-
rían en un periodo similar en circunstancias parecidas.
2.- Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere duran-
te el episodio (p. ej., sensación de que no se puede dejar de comer
o controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).
B. Comportamientos compensatorios inapropiados recurren-
tes para evitar el aumento de peso, como el vómito autoprovoca-
do, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamen-
tos, el ayuno o el ejercicio excesivo.
C. Los atracones y los comportamientos compensatorios ina-
propiados se producen, de promedio, al menos una vez a la sema-
na durante tres meses.
D. La autoevaluación se ve indebidamente influida por la
constitución y el peso corporal.
E. La alteración no se produce exclusivamente durante los epi-
sodios de anorexia nerviosa.

Especificar:
En remisión parcial: después de haberse cumplido con anterioridad
todos los criterios para la bulimia nerviosa, algunos pero no todos
los criterios se han cumplido durante un periodo continuado.
En remisión total: después de haberse cumplido con anterio-
ridad todos los criterios para la bulimia nerviosa, no se ha cum-
plido ninguno de los criterios durante un periodo continuado.

Especificar la gravedad actual:


La gravedad mínima se basa en la frecuencia de comportamientos
compensatorios inapropiados (véase a continuación). La grave-
dad puede aumentar para reflejar otros síntomas y el grado de
discapacidad funcional.

240
Leve: un promedio de 1-3 episodios de comportamientos com-
pensatorios inapropiados a la semana.
Moderado: un promedio de 4-7 episodios de comportamientos
compensatorios inapropiados a la semana.
Grave: un promedio de 8-13 episodios de comportamientos
compensatorios inapropiados a la semana.
Extremo: un promedio de 14 episodios o más de comportamien-
tos compensatorios inapropiados a la semana.

Criterios diagnósticos de trastorno de atracones


A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se
caracteriza por los dos hechos siguientes:
1. Ingestión, en periodo determinado (p. ej., dentro de un pe-
riodo cualquiera de dos h), de una cantidad de alimentos que
es claramente superior a la que la mayoría de las personas
ingerirían un periodo similar en circunstancias parecidas.
2. Sensación de pérdida de falta de control sobre lo que se
ingiere durante el episodio (p. ej. sensación de que no se
puede dejar de comer o no se puede controlar lo que se
ingiere, o la cantidad de lo que se ingiere).
B. Los episodios de atracones se asocian a tres (o más) de los
hechos siguientes:

1. Comer mucho más rápidamente de lo normal.


1. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.
1. Comer grandes cantidades de alimentos cuando no se
siente hambre físicamente.
1. Comer solo debido a la vergüenza que se siente por la can-
tidad que se ingiere.

241
1. Sentirse luego a disgusto con uno mismo, deprimido o
muy avergonzado.
C. Malestar intenso respecto a los atracones.
D. Los atracones se producen, en promedio, al menos una vez a
la semana durante tres meses.
E. El atracón no se asocia a la presencia recurrente de un com-
portamiento compensatorio inapropiado, como en la bulimia
nerviosa, y no se produce exclusivamente en el curso de la
bulimia nerviosa o la anorexia nerviosa.

Especificar:
En remisión parcial: después de haberse cumplido con anteriori-
dad todos los criterios para el trastorno de atracones, los atraco-
nes se producen con una frecuencia media inferior a un episodio
semanal durante un periodo continuado.
En remisión total: después de haberse cumplido con anterio-
ridad todos los criterios para el trastorno de atracones, no se ha
cumplido ninguno de los criterios durante un periodo continuado.

Especificar la gravedad actual:


La gravedad mínima se basa en la frecuencia de los episodios de
atracones (véase a continuación). La gravedad puede aumentar
para reflejar otros síntomas y el grado de discapacidad funcional.
Leve: 1-3 atracones a la semana.
Moderado: 4-7 atracones a la semana.
Grave: 8-13 atracones a la semana.
Extremo: 14 o más atracones a la semana.

El terapeuta Gestalt que trabaja con adolescentes necesita te-


ner presente el campo social que configura la creación de pato-
logías como los trastornos de la conducta alimentaria.La presión

242
que ejerce la sociedad sobre los adolescentes puede causar serias
dificultades en cuanto a la satisfacción con su imagen corporal y
estado emocional.
En Terapia Gestalt se trabaja con la vivencia emocional de la
adolescente, teniendo como foco de atención la posibilidad de
co-crear juntos un espacio seguro, donde la adolescente pueda
liberarse de las expectativas que trae a cuestas. Crear un espacio
compartido donde pueda expresarse libremente, descubriendo
nuevas posibilidades a nivel relacional.
El terapeuta Gestalt se enfoca en ayudar al adolescente a iden-
tificar los patrones que dificultan el proceso de awareness, el tra-
bajo terapéutico se produce a nivel de la frontera-contacto, para
el restablecimiento de conductas que se encuentran alienadas de-
bido a la demanda del entorno social-familiar.
En Terapia Gestalt se busca comprender la compulsión ali-
mentaria a través de un acompañamiento multidimensional, to-
mando en cuenta las dimensiones fenomenológica, estética y her-
menéutica. Manteniendo una visión de campo, se observa cómo
se va co-creando la experiencia disfuncional.
En el trabajo terapéutico con adolescentes que presentan TCA
nos enfocamos en el trabajo somático-kinestésico, es necesario
que el adolescente pueda descubrir nuevas experiencias de belleza
en su cuerpo. El adolescente necesita aprender a apreciar la belle-
za en su cuerpo, a través del encuentro con la otredad, y no solo
en su encuentro con el espejo.
En la actualidad las adolescentes se ven presionadas para cum-
plir las expectativas de un campo plagado de exigencia. La aparien-
cia física se ha convertido en unos de los parámetros fundamentales
de legitimación social. La obesidad es una de las principales carac-
terísticas que provocan críticas, juicios y exclusión social.

243
Anorexia
Las adolescentes que desarrollan TCA carecen del apoyo y sostén
afectivo de sus padres, es decir, la frontera-contacto se encuentra
ausente. La adolescente es incapaz de sostener la excitación que
promueve el crecimiento (a través del alimento). La adolescente
ya no es capaz de sostener la experiencia de excitación contenida,
dando lugar a una experiencia de disociación de la propia expe-
riencia corpórea.
La experiencia de incertidumbre que se produce en la situa-
ción provoca que las adolescentes se vayan desconectando de sus
necesidades físicas, incluida el hambre. La ausencia que preva-
lece en la frontera-contacto genera una alteración a nivel de la
función Ello y función Personalidad del self. Conforme estas dos
funciones se encuentran limitadas, la función Yo también sufre,
la adolescente pierde la capacidad de regular el proceso de dife-
renciación del entorno.
La imposibilidad que vive la adolescente de encontrarse con
la otredad modifica su manera de relacionarse en el mundo. La
adolescente trata de alcanzar a otros, a través de su interacción
con la comida. Los trastornos alimenticios son una llamada de
auxilio, ante una frontera desolada y ausente. La experiencia de
confluencia que viven las adolescentes solo puede contrarres-
tarse con la experiencia de control en su conducta alimentaria.
La relación con la comida se convierte en un espacio para salir
de la confluencia y encontrar una relación donde puedan tener
control de la situación.
Desafortunadamente la conducta alimentaria se torna compul-
siva, prevaleciendo en la experiencia como una figura fijada que
impide el despliegue del self y el crecimiento de las adolescentes. La
relación con las figuras parentales es conflictiva, especialmente con
la madre. La adolescente no encuentra otra formade fortalecer la
frontera y limitar las expectativas aniquiladoras de la madre.

244
La comida representa una relación nutricia con el entorno, y
las adolescentes no están dispuestas a ser invadidas por el entor-
no. Una madre intrusiva ofrece comida a cambio de un control
excesivo. La experiencia de confluencia con el entorno pone en un
estado de alerta constante a la adolescente, llevándola a construir
una frontera infranqueable que no permita la invasión de la madre,
y que además otorga la sensación de control. El rechazo a la comida
es un alto ante la invasión de un entorno tóxico. Es una manera de
establecer una diferencia radical entre la madre y la hija.
En el caso de la anorexia, la hija busca rechazar todo vínculo
con una madre invasiva dentro de lo posible. La corporalidad es
una manera de distinguirse. La ausencia de comida es una forma
de no crecer, de no nutrirse de la madre y por consiguiente no
ser como ella. La anorexia es una férrea defensa de la posibilidad
de elegir, aunque esa elección se convierta en una condena de
desconexión con el resto del mundo. En este caso la adolescente
no busca un control dictatorial en la relación.Por el contrario, la
anorexia inicia como un ajuste creativo para salir de la confluen-
cia y lograr una regulación relacional.

Bulimia
En el caso de la bulimia, la adolescente apertura la frontera para
recibir el alimento. Se mantiene el deseo por la otredad, pero
el problema radica en la dificultad para asimilar la experiencia
nutricia. Estas adolescentes se han desarrollado en entornos don-
de existe confusión, donde la experiencia afectiva no es clara. El
campo formado en las familias donde prevalece la experiencia
bulímica se caracteriza por ser impredecible y confuso.
Aunque las relaciones con el entorno parecen nutricias, al mo-
mento de recibir producen malestar y son contrarias a las necesi-
dades emergentes. La adolescente en la experiencia bulímica tiene
problemas para regular la relación con la madre. Por una parte

245
desea el contacto, pero a su vez, la madre no aporta lo necesario
para lograr el bienestar.
La adolescente vive una constante lucha entre el deseo de reci-
bir a la madre y la decepción de no sentirse satisfecha con el apo-
yo. Esta dinámica relacional se ve representada en la relación con
la comida, permitiendo la ingesta para posteriormente rechazarla
por medio del vómito. Conforme esta experiencia impredecible
se mantiene, la necesidad de la adolescente se incrementa. Por
ese motivo, es que cuando recibe el alimento lo hace de manera
voraz, confirmando la imposibilidad de asimilarlo.
La bulimia es una forma de regular el sufrimiento por la in-
consistencia de la madre en la frontera-contacto, la ambivalencia
es una constante en la relación. La adolescente desarrolla un ape-
tito voraz, provocado una alteración en la función Ello del self.
Busca continuamente lograr un contacto de calidad que la haga
sentir satisfecha.Lamentablemente la calidad del contacto es in-
suficiente. La insatisfacción produce voracidad, causando un des-
control en la ingesta. La experiencia de pérdida de control afecta
la dignidad de la joven (función Personalidad del self).
Vomitar es un ajuste que brinda la posibilidad de una nueva
oportunidad de interacción con el entorno, es la esperanza de
tener una nueva oportunidad de nutrirse de acuerdo a sus ne-
cesidades, asimilando lo necesario para crecer. La experiencia de
bulimia se presenta como un ajuste creativo para responder a las
demandas de un entorno amenazante, buscando establecer un
vínculo seguro, que permita la regulación, asimilación y creci-
miento del organismo.

Hiperfagia
En el caso de la hiperfagia, es la posibilidad de la adolescente de
materializar la excitación que se encuentra contenida en el deseo
de alcanzar a la otredad. La ausencia de apoyo en la frontera-con-

246
tacto provoca que la adolescente tenga que asumir un compor-
tamiento no acorde a su proceso de madurez. La adolescente se
desarrolla en un campo donde existen muchas responsabilidades
y muy poco apoyo por parte de las figuras parentales.
Las exigencias de comportamientos precoces se representa en la
relación con la comida, pues es ahí donde los adolescentes pueden
tener momentáneamente un control de la situación.No obstante,
se mantiene el ritmo de actuación en la cotidianidad, y en su rela-
ción con la comida. El ritmo de sobrevivencia es intenso, impulsivo
y difuso. Así se presenta la relación con comida, cuando menos lo
espera, el adolescente nuevamente habrá tenido un atracón.
El adolescente se encuentra sobrecargado de responsabilidad,
ha tenido que sacrificar muchas veces su hambre por atender a
los demás del entorno. Por ese motivo, cuando tiene la oportu-
nidad se moviliza agrediendo al entorno de manera voraz. Los
adolescentes con experiencias de hiperfagia son especialistas en
responder a las demandas del entorno, sin embargo están poco
familiarizados con atender sus necesidades. Cuando deciden mo-
vilizarse lo hacen hasta llegar al hartazgo.
La deprivación de necesidades afectivas que impone el entorno a
la adolescente provoca un alto grado de frustración. La adolescente se
especializa en atender las necesidades de los otros, pero nadie es capaz
de captar su necesidad. A partir de esta dinámica, las adolescentes
configuran una relación de gratificación con la comida. Posterior-
mente esta experiencia permanece de manera crónica en el campo,
creando una confusión entre necesidades afectivas y hambre.
La insatisfacción continua se mantiene como un patrón en
la vida de los adolescentes, de tal manera que los atracones son
una válvula de escape para toda la frustración que se encuentra
contenida en la frontera-contacto. El alimento se convierte en un
paliativo para el sufrimiento que surge ante la imposibilidad de
ser visto por el entorno.

247
Acompañamiento terapéutico
El adolescente habita en la frontera entre la dependencia infantil
y la autosuficiencia adulta. El terapeuta necesita hacerse presente
en la frontera-contacto para ayudar al adolescente a salir de la
confluencia que vive, en un entorno familiar hostil. La teoría del
campo no solo nos habla del campo que se forma en la relación
terapeuta/adolescente, sino de la interacción entre el organismo y
el entorno. Esto contempla aspectos mucho más grandes, como el
momento histórico que en se desarrolla la situación terapéutica.
Apoyar al adolescente para que pueda superar el estado de con-
fluencia es la base para el trabajo terapéutico con los trastornos
de la conducta alimentaria. En un inicio el trabajo se enfoca en
co-crear un campo de confianza que permita al adolescente desa-
rraigarse de la experiencia de confluencia. Aprender a ceder en la
relación terapéutica y apreciar a la otredad en toda su dimensión
son dos aspectos básicos del proceso terapéutico.
Cuando el adolescente se haya separado del entorno, el trabajo
terapéutico se enfocará en que aprenda a ceder en el entorno, para
que sea escuchado y recibido por parte del terapeuta. El terapeuta
necesita mantener una presencia genuina en la frontera-contacto
para contener adecuadamente al adolescente. Posteriormente el
terapeuta apoyará al adolescente a empujar para diferenciarse del
entorno y clarificar su necesidad presente.
En el proceso terapéutico, el ritmo y la proximidad son ele-
mentos fundamentales para que adolescente aprenda a regular el
proceso de empujar y diferenciarse del entorno. Al separarse es
necesario que comience a expresar sus necesidades emocionales,
sin tener que realizar conductas compulsivas. El adolescente ya
no necesitará gritos silenciosos para que su llamado al contacto
sea escuchado. El terapeuta favorecerá una horizontalidad que
permita la libre expresión de necesidades por parte del adolescen-

248
te. El terapeuta permite aladolescente llamar para encontrarse,
aprender a ser capaz de pedir el apoyo y expresar sus necesidades.
Los adolescentes que sufren de TCA en ocasiones piden al
entorno, pero no son recibidos o las figuras parentales no se en-
cuentran disponibles a sus necesidades. El trabajo del terapeuta es
corporizar la experiencia intersubjetiva que acontece en la fron-
tera-contacto en la relación terapeuta/adolescente. Ahora no se
trata solo de expresar y ser recibido, sino de agarrar la experiencia
y aprender a regular su relación con el entorno. El terapeuta sos-
tiene la experiencia con su respiración y su cuerpo, co-creando
un ground que favorezca el establecimiento de un nuevo ritmo de
proximidad-contacto.
Cuando el adolescente descubre nuevas posibilidades en su re-
lación con el entorno, también puede ajustar su relación con el
alimento. Recordemos que la relación con la comida es una repre-
sentación de su interacción con el entorno. El acompañamiento
terapéutico está centrado en crear nuevas experiencias que permi-
tan al adolescente resignificar su relación con la otredad.
El adolescente necesita aprender a jalar y tomar lo que necesita
del entorno, sobre todo en el caso de las experiencias de hiperfa-
gia, donde sus necesidades han quedado aniquiladas. El terapeuta
necesita traer experiencias novedosas al campo y permitir la ex-
presión genuina del adolescente. Ayudar al adolescente a jalar lo
que necesita del entorno es fundamental para que así aprenda a
regular su interacción con el entorno.
Trabajar con la experiencia en la frontera-contacto permite al
adolescente establecer un nuevo ritmo de interacción, apoyando
la función Ello del self en su proceso de regulación relacional. Las
adolescentes aprenden a elegir activando la función Yo del self,
logrando actualizar los patrones relacionales que se tenían con
la comida. Las adolescentes aprenden a elegir qué recibir, hasta
dónde recibir y regular su proceso de nutrición.

249
El acompañamiento consiste en el que adolescente aprenda
a soltar la experiencia cuando haya sido suficiente su contacto
con el entorno. El soporte ayuda a restablecer el equilibrio en
la frontera-contacto en la polaridad contacto/retirada. El trabajo
ayuda a los adolescentes a que los patrones disfuncionales no se
cristalicen en una condición de identidad.
Finalmente el trabajo experiencial que sucede en la situación
terapéutica ayuda al adolescente a construir una nueva identidad,
gracias al apoyo del entorno. La terapia ayuda al adolescente a
formar un proceso de identidad y autonomía, además de com-
prender su necesidad de interdependencia con el entorno. La te-
rapia Gestalt ayuda al adolescente al restablecer la frontera-con-
tacto para regular su capacidad para nutrirse del entorno.

Caso:
Dulce es una adolescente de 14 años que presenta un trastorno
de anorexia. Proviene de una familia de clase baja que mantiene
una tendencia caótica. La joven vive solo con su madre porque a
los 2 años de edad sufrió el abandono del padre. Por su parte, la
madre es una persona que trabaja prácticamente todo el día y la
adolescente se queda sola en casa. La madre deposita muchas res-
ponsabilidades sobre su hija con respecto a las labores en el hogar,
por otra parte, la madre mantiene una actitud sobreexigente con
su hija, especialmente a nivel académico.
La joven comenta sentirse muy presionada por su madre, si-
tuación que la ha llevado a experimentar una profunda depre-
sión.A la par de la experiencia depresiva la joven ha desarrollado
un trastorno de la conducta alimentaria desde hace un año. La
escuela notificó a la madre sobre el TCA que presenta la adoles-
cente, sin embargo, la madre invalidó la opinión de la escuela co-
mentando que solo estaba intentando evitar sus obligaciones. A
continuación revisaremos el fragmento de una sesión terapéutica:

250
C: Quiero platicarte cómo me siento con todo lo que ha pasado,
sé que durante sesiones anteriores casi no he hablado, pero
es que no me gusta que los demás sepan que soy vulnerable.
T: Te escucho con atención.
C: Me siento muy presionada, a veces creo que haga lo que haga
mi madre nunca me va a aceptar. A veces he pensado que me
odia porque me parezco a mi padre, eso me pone muy triste
porque es mi única familia en la ciudad.
T: ¿Esta experiencia la has vivido en soledad?
C: Me he sentido muy sola todo este tiempo, es como si gritara au-
xilio y nadie estuviera ahí para escucharme (agacha la cabeza).
T: Cuenta con mi presencia en este momento.
C: (Llanto y una pausa de silencio) A veces siento que no quiero
nada de mi madre, a veces siento que la odio. Pero me siento
culpable por sentir eso, todo eso hace que pierda el hambre. Qui-
siera no comer hasta que mi vida se fuera apagando poco a poco.
T: Cuando dices eso, me siento conmovido y preocupado por ti.
C: Me duele mucho sentirme tan sola.
T: Me doy cuenta que te cuesta trabajo recibir mis comentarios,
a veces siento que no logro acompañarte.
C: Tienes razón, apenas comienzo a confiar en ti, pero aún, no sé
cómo hablar contigo o tomarte en cuenta. Tu actitud es algo
nuevo para mí.
T: Gracias por compartir tu experiencia, me ayuda a comprender
mejor lo que está sucediendo contigo.
C: Tengo mucho tiempo sintiéndome sola, como si no pudiera
lograr alcanzar las expectativas de mi mamá.
T: ¿Cómo te sientes ahora que dialogamos sobre tu soledad?

251
C: Me siento acompañada, me gusta que seas respetuoso. Aunque
al principio sentía mucha desconfianza con tus preguntas, te-
nía mucho miedo que fueras igual de invasivo de mi mamá.
T: Cuando me dices esto, logro sentirme más cercano a ti.
C: (Sonríe) Yo también, Paco.
T: ¿Qué te hace sonreír?
C: Sentirme acompañada por ti, me da esperanza de sentirme mejor.
T: Noto que nuestras miradas se encuentran.
C: Sí, creo que estoy aprendiendo a confiar en ti.
T: Cuando dices eso, veo que sueltas tus manos de la silla y te
apoyas del respaldo.
C: No me había dado cuenta, pero me siento más tranquila.
T: Me parece que estás aprendiendo a confiar, sin controlar com-
pletamente la situación.
C: Sí, ahora no me siento vacía, aún tengo una sensación de des-
confianza.
T: Logro identificar que cuando dices eso, me parece que te
inquietas.
C: Es que me recuerda el coraje que siento con mi mamá, hay
muchas cosas que quisiera decirle a ella.
T: En este momento estamos tú y yo, ¿te gustaría decírmelo a mí?
C: Paco, siento mucho coraje porque siempre me está chingando,
porque nunca soy suficiente para ella. A veces sus comentarios
sarcásticos me lastiman mucho, me hacen sentir nada.
T: Cuando me dices esto, logro identificar mayor confianza en
tus palabras.

252
C: Me siento muy bien de poder compartirlo contigo. Es como si
me hubiera quitado un peso de encima.
T: En este momento logro sentir mayor confianza en nuestra re-
lación.
C: Me siento mucho más tranquila, gracias por tu apoyo.
T: ¿Necesitas algo más?
C: Está bien así por hoy.

ABUSO SEXUAL EN ADOLESCENTES


El abuso sexual infantil y adolescente consiste en una actividad
de tipo sexual con un niño o adolescente donde no hay consen-
timiento o este no puede ser otorgado debido su inmadurez. El
abuso sexual es una práctica que afecta a muchos niños y ado-
lescentes. Los adolescentes que sufrieron abuso sexual durante
la infancia o que lo están padeciendo en su adolescencia pueden
desarrollar diversas consecuencias a lo largo de su vida.
El abuso sexual generalmente es una experiencia confusa y
dolorosa, porque representa una transgresión a la intimidad y la
invalidación de los procesos volitivos. El abuso sexual incluye una
serie de conductas sexuales inapropiadas que se producen en la
interacción entre adolescentes y adultos, a través del uso del po-
der, la fuerza, manipulación o la amenaza. Cabe mencionar que
durante la adolescencia se pueden producir experiencias de abuso
sexual en la interacción con otros jóvenes de mayor edad, o bien
porque alguno de los adolescentes no brinda su consentimiento
para ciertas prácticas de tipo sexual.
En el caso de los adolescentes es común que durante el cortejo
las parejas mantengan un jugueteo sexual, no obstante, en oca-
siones una persona busca ir más allá sin contar con el consenti-

253
miento del otro. En ese caso podemos considerar que es una prác-
tica de abuso sexual, aunque en un inicio haya sido consensuada
la interacción erótica. El abuso sexual es una de las experiencias
traumáticas más comunes en la sociedad contemporánea, existe
un alto índice de prevalenciade aproximadamente 20% en muje-
res y 8% en hombres.
La sociedad contemporánea se caracteriza por desarrollar una
tendencia hacia la violencia sexual. Cada día se promueven más
las canciones con contenido sexista, violento, cosificador, etcétera.
Este entorno social favorece la aparición de prácticas de violencia
sexual que afectan la dignidad e intimidad de los adolescentes.
Por ejemplo, la violencia en el noviazgo se ha incrementado de
manera significativa, cada día es más común que adolescentes
manipulen a sus parejas para enviarles fotografías con conteni-
do sexual (el pack). La violencia y abuso sexual busca lograr un
control del cuerpo del otro, obligando a la persona a ceder a las
demandas, afectando su intimidad y su capacidad para elegir. El
abuso sexual arrebata al adolescente la dignidad de elegir, afectan-
do la función Yo del self.
La violencia sexual es una práctica que cosifica al otro, y lo
convierte en un objeto para producir placer en otros, a través
de actos violentos que buscan ejercer dominio y control de su
voluntad. El abuso sexual no solo es doloroso porque se invade la
intimidad, sino porque representa una desilusión del entorno. La
mayoría de las agresiones son ejercidas por personas cercanas e in-
cluso por seres queridos. El abuso sexual en cualquier momento
de la vida representa una vulneración de la frontera que afecta la
identidad, y la confianza de interacción con el entorno.
El abuso sexual en la infancia o la adolescencia tiene efectos a
largo plazo, particularmente generando una experiencia de trau-
ma que afecta al sistema nervioso, produciendo sintomatología
de ansiedad, inestabilidad emocional, desconfianza, depresión,

254
autolesiones, promiscuidad, culpa, vergüenza, consumo de dro-
gas, autoconcepto disminuido, etcétera.
Además de esta sintomatología, surgen los efectos durmientes
(sleepereffects), que se refieren a consecuencias que emergen en
el transcurso del tiempo, sin tener una relación aparente con el
evento de abuso. En el caso de los adolescentes que han sufrido
abuso sexual durante la infancia, los efectos durmientes pueden
aparecer cuando comienzan relaciones de noviazgo, o cuando ini-
cian su actividad sexual.
A continuación revisaremos algunas de las consecuencias a
corto plazo del abuso sexual en niños y adolescentes:

–– Malestar físico.
–– Alteraciones del sueño.
–– Enuresis.
–– Anorexia y bulimia.
–– Intentos suicidas.
–– Consumo de drogas.
–– Tendencias disociativas.
–– Depresión.
–– Autoconcepto disminuido.
–– Alexitimia.
–– Estrés postraumático.
–– Autolesiones.
–– Conducta sexual disfuncional.
–– Ataques de pánico.
–– Aislamiento.
–– Desconfianza y fobia social.

255
La violencia sexual puede tener las siguientes manifestaciones:
La primera sería la violación, que es cuando el niño o adolescente
es penetrado por un miembro viril o un objeto ya sea por vía va-
ginal, anal u oral. La segunda sería el abuso sexual, que consiste
en la invasión a la intimidad a través de tocamientos en las áreas
genitales de la persona, sin su consentimiento o por coacción.
También podemos incluir dentro del abuso sexual mostrar mate-
rial sexualmente explícito o el exhibicionismo.
La violencia sexual lastima la frontera-contacto afectando la ca-
pacidad de los adolescentes para salir y agredir al entorno. El abuso
provoca una pérdida de la capacidad volitiva, afectando la posibi-
lidad de establecer límites en las relaciones abusivas, manteniendo
una confluencia disfuncional con el entorno, o bien ausentándose
emocionalmente por temor a vivir nuevamente la experiencia. La
experiencia de trauma produce una experiencia de desconfirma-
ción, el adolescente vive una profunda vergüenza. En el caso de
adolescentes que han sufrido abuso sexual, se ha podido identificar
el desarrollo de prácticas sexuales disfuncionales (evitación al sexo,
prácticas sexuales de riesgo o disfunciones sexuales).
En el caso de los adolescentes que han vivido la experiencia de
abuso sexual, la función Personalidad del self se encuentra herida,
es decir, se establece una percepción rígida de sí mismos. Además
produce una alteración significativa en el sistema nervioso, pro-
vocando que la función Ello del self también se mantenga altera-
da. Las consecuencias que vive el adolescente por la experiencia
de abuso, no solo lo afectan directamente, sino que afectan al
“entre”. La frontera-contacto sufre de una irrupción violenta que
produce un estado de alarma constante, provocando una gran
desconfianza en el entorno.
El abuso sexual provoca consecuencias en la frontera-contac-
to, el self sufre heridas que afectan el proceso de interacción del
adolescente con su entorno. El proceso de crecimiento y madura-
ción se complica por las afectaciones que suceden a nivel del self.

256
Aunado a la vulneración de la frontera-contacto que ha sufrido
el adolescente, podemos agregar las continuas demandas, críticas
y burlas por parte del entorno. El adolescente se ve expuesto a
continuas vivencias de re-traumatización, además de la falta de
apoyo; esto provoca que el adolescente viva una constante expe-
riencia de vacío, ausencia y desolación.
Cuando el adolescente encuentra ausencia en la frontera-con-
tacto por parte del entorno, vive una experiencia de infirmidad.
Esto provoca que el adolescente desarrolle una tendencia hacia
la disociación como ajuste creativo para responder al campo de
sufrimiento. Cuando la falta de apoyo por parte del entorno per-
dura, el adolescente puede desarrollar un trastorno disociativo,
especialmente en el trastorno límite de la personalidad.
De acuerdolas condiciones del entorno el adolescente puede de-
sarrollar otro tipo de trastornos de personalidad. El abuso afecta la
función Personalidad del self, provocando que se mantenga inflexi-
ble, estableciendo la experiencia de abuso como una figura fijada
y difusa.Esto ocasiona que el adolescente adquiera una identidad
rígida con relación a la experiencia traumática que ha vivido.
La disociación se mantiene debido a la desconfianza que gene-
ra el adolescente con respecto al entorno; la anestesia y ausencia
se convierten en ajustes conversadores que van generando pautas
disfuncionales. El adolescente sufre por la falta de apoyo por parte
del entorno, entonces, las relaciones con los otros se vuelven ame-
nazantes. Por ese motivo es que muchos adolescentes inician en el
consumo de alcohol y otras drogas, como una forma establecer una
relación segura en el mundo. Además el consumo de sustancias le
brinda la posibilidad de lidiar con la experiencia de sufrimiento.
En el caso del abuso sexual en adolescentes se produce un des-
equilibrio en el estado emocional. El adolescente tiende a desarro-
llar experiencias polarizadas; generando una experiencia de aneste-
sia y por otra parte se produce un desajuste a nivel hipotalámico,
afectando la regulación del estrés. El abuso sexual produce afecta-

257
ciones neurobiológicas que favorecen el desarrollo de experiencias
disfuncionales. La experiencia de trauma que vive el adolescente
provoca una alteración en la función Ello del self, aumentando la
actividad del organismo para lograr estabilidad en entornos donde
prevalece la incertidumbre y el instinto de supervivencia.
Los adolescentes tienen problemas para profundizar en las relacio-
nes interpersonales, debido a la desconfianza que tienen con respecto
al entorno. La capacidad para intimar se ve disminuida por la dificul-
tad para ver claramente a las demás personas. Además crean barre-
ras emocionales primeramente para lograr estabilizar su desequilibro
emocional, presentan una tendencia excesiva al análisis con el propó-
sito de disminuir el nivel de amenaza en su relación con el entorno.
En algunos casos los adolescentes viven una experiencia de
gran desequilibrio;entonces, generalmente la frontera-contacto
se vuelve permeable, provocando que el organismo se mantenga
en confluencia con el entorno. El adolescente no tiene la fuerza
suficiente para diferenciarse o para defenderse del entorno, por lo
tanto, termina cediendo totalmente.
El abuso provoca una indefensión por parte del adolescente, afec-
tando la calidad de elegir, el autocontrol y la capacidad para estable-
cer límites. El abuso afecta la capacidad de la función Yo del self, ge-
nerando una experiencia de inhibición y pasividad en el adolescente.
La experiencia de indefensión incrementa la probabilidad
de que el adolescente establezca relaciones donde se replique el
abuso. El desequilibrio emocional y la indefensión generan sen-
timientos de vacío, soledad y aislamiento. El adolescente va per-
diendo confianza, cuando es incapaz de frenar las conductas abu-
sivas por parte del entorno.
La frontera-contacto del adolescente se encuentra vulnerada,
porque la persona en la que confiaba ha traicionado su confianza.
Con base en esto, el adolescente se ve limitado en la función Per-
sonalidad del self, generalizando la traición no solo a la experien-
cia con el agresor, sino con el resto de las personas.

258
El adolescente siente desconfianza de sus figuras parentales,
porque no pudieron protegerlo o apoyarlo de manera adecuada.
Aunado a la experiencia de abuso, existe una re-traumatización
por la duda que tienen los adultos sobre la experiencia de abuso.
La desconfianza que prevalece en el campo es favorecedora de una
experiencia de confluencia, puesto que los cuidadores experimen-
tan culpa y desean recuperar la confianza.
El abuso sexual genera una alteración en la función Per-
sonalidad del self, provocando un introyecto que se caracte-
riza por una percepción negativa. El adolescente siente cul-
pa, vergüenza, malicia, etcétera. El estigma que cae sobre los
adolescentes se ve reforzado por las actitudes que las figuras
parentales modelan, a través de guardar el secreto o dudar de
la credibilidad del evento.
El adolescente desarrolla una escisión hacia la fantasía, como
una medida para anestesiarse con el propósito de sobrevivir al
sufrimiento. Cuando el dolor es muy intenso, los adolescentes
pueden desarrollar experiencias disfuncionales, conductas auto-
lesivas o tener intentos de suicidio. La fantasía es un camino para
lidiar con la experiencia traumática. No obstante, el adolescente
desarrolla una tendencia a desarrollar excesiva necesidad de man-
tener seguridad, para evitar situaciones de posible riesgo.
Los adolescentes que han sufrido de abuso sexual pueden de-
sarrollar una distorsión de sí mismos, es decir, la función perso-
nalidad se ve afectada por la experiencia de abuso, convirtiéndose
en una figura fijada que dificulta la actualización de experiencias.
La sensación de vergüenza es común entre las adolescentes que
han vivido una experiencia de abuso sexual. Generalmente en
casos de adolescentes, el entorno genera la duda, sobre todo si
el abuso fue favorecido por la seducción de la adolescente. Esta
duda crea una experiencia de vergüenza, frustración y coraje. Es-
tas condiciones generalmente provocan una tensión en la fronte-
ra-contacto que desemboca en procesos de retroflexión.

259
La formación de un campo inseguro permite que el secreto
se mantenga como un tabú de la historia de vida. El secreto se
mantiene por la vergüenza que se produce en la experiencia de
abuso, y la falta de apoyo por parte de las figuras parentales. El
abuso no es una experiencia individual, sino un fenómeno de
campo que afecta la frontera-contacto, el sufrimiento se produce
en el “entre” que dificulta la capacidad para separarse-encontrarse
con la otredad.
El terapeuta Gestalt procura apoyar al adolescente para que no
se mantenga una visión fijada de indefensión, para esto, se necesita
co-crear una relación sólida que vaya configurando un campo de
confianza. El adolescente va desarrollando la capacidad de percibir,
evaluar y procesar la experiencia que acontece en la frontera-con-
tacto. De esta manera, el trabajo relacional que sucede en la situa-
ción terapéutica promueve nuevos ajustes creativos y la resiliencia.
Es necesario apoyar al adolescente a recuperar la capacidad
de elegir en la relación terapéutica. Las experiencias que suceden
en la frontera-contacto ayudan a flexibilizar la función Yo, per-
mitiendo que el adolescente elija libremente cómo manifestarse
en la sesión terapéutica. El adolescente puede experimentar algo
distinto a lo que ha vivido hasta ese momento, esto debido al
apoyo que recibe por parte del entorno. Bajo estas condiciones el
adolescente va resignificando la experiencia de abuso tomando en
cuenta las nuevas condiciones presentes.
El proceso de resignificación promueve la actualización de la
función personalidad, esto se logra a través de un trabajo terapéuti-
co a nivel experiencial y experimental.Los adolescentes tienen que
aprender a valorar las condiciones presentes, en lugar de mantener
la experiencia de confluencia con la experiencia pasada. El tera-
peuta necesita mantener una actitud fenomenológica-estética para
captar el sufrimiento que se produce por el secreto. El trabajo no
consiste en una descarga catártica, sino en la posibilidad de confiar
en compartir el dolor que se experimenta en la situación presente.

260
Los adolescentes necesitan aprender a confiar en el entorno,
el inicio del proceso de resiliencia se basa en la confianza que lo-
gre el adolescente con el terapeuta. Cuando hablamos de terapia
relacional, es necesario que se aprenda a confiar en el entorno y
no solo en el terapeuta. En este caso, se explora continuamente lo
que sucede en las relaciones del adolescente. Este trabajo ayuda a
restablecer la frontera-contacto que se encuentra vulnerada por la
experiencia invasiva que representa el abuso sexual.
Los adolescentes necesitan aprender a recuperar la valía per-
sonal, por eso, el terapeuta favorece el proceso de recepción y
confirmación del paciente a lo largo de todo el proceso terapéuti-
co. El terapeuta y el adolescente tienen la misión deconstruir un
ground que permita al adolescente encontrar un espacio seguro
para ir recuperando la confianza en el entorno.
La formación de un campo de confianza permite que el ado-
lescente vaya superando la anestesia emocional que ha provocado
el abuso sexual. El trabajo somático-kinestésico ayuda a actualizar
la función Ello. Explorar el proceso de intercorporalidad dentro
de la relación terapéutica, donde se exploran las dimensiones de
la proximidad, el apoyo y el ritmo. Nos enfocamos en lo que está
sucediendo en la relación en el aquí y ahora, atendiendo a la ex-
periencia estética que se produce en el “nosotros en relación”. En
primera instancia el adolescente necesita aprender a separarse del
entorno, para salir de la confluencia, y ser capaz de identificar los
elementos novedosos en el entorno.
En el trabajo en la frontera-contacto los adolescentes pueden
identificar elementos significativos, no obstante, su tendencia será
a regresar a los patrones estereotipados porque no logra separarse
de la experiencia pasada. El abuso provoca un miedo al proceso
de autonomía, por eso el terapeuta, apoya al adolescente en su
proceso de diferenciación en su relación terapéutica. Se favorece
la presencia del adolescente en la frontera-contacto, lo quepermi-
te la diferenciación entre organismo y entorno.

261
El trabajo estético permite que la excitación se incremente en
el campo, para que el adolescente pueda movilizarse para agredir
al entorno y encontrar un lugar en el mundo. Recuperar la con-
ciencia de interdependencia ayuda al adolescente a recuperar su
autonomía, y superar la experiencia de confluencia. Para lograr la
separación, el terapeuta ayuda al adolescente a darse cuenta de las
experiencias sensoriales que son propias. El acompañamiento es-
tético permite que la función ello del self se active. La experimen-
tación es fundamental para que el adolescente actualice el proceso
de identificación y alienación de figuras, de tal forma que pueda
identificar sus emociones, y actuar conforme a sus necesidades.
Una vez que la función ello se encuentre restablecida, el tera-
peuta se enfocará en apoyar al adolescente en la actualización de
los procesos volitivos relacionados con la función Yo del self. En
este caso, cuando el adolescente se exprese de manera confluente,
el terapeuta le ayudará a aclarar su postura personal. El trabajo
con la recuperación de la función Yo permite el establecimiento
de límites saludables para la interacción organismo/entorno.
Construir posibilidades a nivel relacional ayuda al adolescente
a actualizar su capacidad de elegir. Esto permite que las relaciones
interpersonales se actualicen de manera espontánea, porque el
adolescente tiene mayor facilidad para movilizarse hacia entornos
donde se sienta cómodo.
El terapeuta se mostrará compasivo en los momentos de ma-
yor dolor del adolescente, esto ayuda a recobrar la confianza de
ser recibido por el entorno.Cuando el terapeuta y el adolescente
han construido un campo de confianza, ambos podrán expre-
sar libremente su sentir. En el caso del adolescente será capaz
de compartir la experiencia de abuso sexual desde una perspec-
tiva distinta. El terapeuta validará los ajustes creativos que tuvo
el adolescente para contenerla experiencia de abuso sexual. Sin
embargo, se dialoga sobre la importancia de actualizar estas estra-
tegias a través de la relación terapéutica.

262
La relación dolor-compasión-belleza es la base para posibilitar
un encuentro profundo con la otredad. A partir de la experiencia
de compasión los adolescentes pueden lograr una actitud de au-
tocuidado, que les permita ver la vida con otros ojos. El trabajo
terapéutico no se enfoca en que los adolescentes olviden el abuso
o perdonen al agresor, sino que logren una nueva manera de ver
la vida,aprendiendo a confiar en el entorno, estableciendo rela-
ciones basadas en la confianza y el respeto.
El perdón puede ser una experiencia profundamente sanadora,
cuando surge de manera espontánea. Por eso, más que enfocarnos
en que la persona perdone al agresor, nos centramos en mantener
una actitud compasiva ante el dolor de los adolescentes, para que
poco a poco puedan ser autocompasivos. El proceso de alteridad
contribuye a que se pueda superar la vergüenza y culpa por la
experiencia de abuso.
Podemos concluir que las tareas terapéuticas en el acompaña-
miento Gestalt con adolescentes que han sufrido un abuso sexual
son las siguientes:
1. Co-crear una relación de confianza y apoyo con el adolescente.
2. Realizar un trabajo de soporte corporal para facilitar la re-
activación de la función Ello del self.
3. Ayudar al adolescente a identificar las pautas estereotipa-
das que inhiben su intencionalidad de contacto.
4. Fortalecer la función Yo del self, para que el adolescente
recupere la capacidad de elegir en la relación terapéutica.
5. Proponer experimentos que permitan al adolescente te-
ner nuevas vivencias que actualicen la función Persona-
lidad del self.
6. Brindar un acompañamiento estético que permita soste-
ner la experiencia de dolor-compasión-belleza,favorecien-
do que no se mantenga el proceso de escisión de la expe-
riencia emocional.

263
7. Establecer un diálogo existencial que conceda la posibili-
dad de resignificar la experiencia de abuso,reforzando la
capacidad de sobrevivencia.
8. Legitimar el derecho de elegir otorgar o no elperdón al
agresor.
El abuso sexual es una experiencia que deja una huella difícil
de borrar, el trabajo terapéutico puede llegar a ser doloroso. No
obstante, mantenemos la esperanza de juntos construir un hori-
zonte próximo.Lamentablemente el abuso puede provocar una
panorama sombrío; por ese motivo, los adolescentes han apren-
dido a temer al dolor, porque la experiencia se relaciona con una
terrible ausencia de apoyo.
En el trabajo terapéutico se busca mantener una presencia ge-
nuina que nos permita diferenciarnos, para posteriormente en-
contrarnos. El dolor compartido nos permite tener la certeza de
que no estamos solos en el mundo, que podemos seguir adelante
hasta alcanzar momentos de felicidad. Honrar la capacidad de
sobrevivencia es una fuerza para seguir adelante para encontrar
un contacto nutricio con el entorno.

Caso:
Pilar es una adolescente de 16 años que asiste al bachillerato; pro-
viene de una familia de clase media. La joven es canalizada a te-
rapia por problemas de depresión, ansiedad y ataques de pánico.
El ambiente familiar en el que se desarrolla la joven se caracteriza
por una constante tensión debido a los problemas de adicciones
que se presentan en su familia.
La adolescente tiene problemas en sus relaciones interpersona-
les, sobre todo cuando se trata de interactuar con hombres. Esta
problemática se originó durante su infancia, a causa del abuso
sexual que sufrió por parte de un familiar. Cuando la adolescente

264
comentó la situación con su familia, no recibió el apoyo esperado.
Esta situación produjo una gran decepción y un constante senti-
miento de indefensión, ante un entorno que percibe amenazante.
A continuación un fragmento de uno de las sesiones terapéuticas:
T: Te pido que elijas la silla donde quieras sentarte.
C: Es igual.
T: Creo que tu respuesta fue muy rápida.
C: Estoy poco acostumbrada a elegir, por eso es que me da igual.
T: ¿Allá afuera eliges poco?
C: Generalmente hago lo que los demás esperan de mí, especial-
mente lo que mi mamá espera de mí.
T: Me llama la atención la manera en que te expresas de tu madre.
C: Me siento confundida con respecto a mi mamá, porque a ve-
ces me siento muy apoyada por ella, pero a veces me siento
enojada por su actitud.
T: Puedo notar que haces un esfuerzo importante por estar bien
con ella.
C: Eso lo hago con toda la gente, generalmente trato de analizar
las cosas antes de decir o hacer algo.
T: Cuando dices eso, escucho que se quiebra tu voz. ¿Qué pasa
cuando me dices esto?
C: Me siento confundida( comienza a llorar). A veces creo que no
merezco que atiendan mis necesidades, como si tuviera que
ganármelo o cuidar a los demás.
T: ¿Guardas tus sentimientos?
C: Sí, para evitar que me vuelvan a lastimar, porque los senti-
mientos nos hacen débiles ante los demás.

265
T: Me parece que te resulta difícil confiar en los demás.
C: Me han pasado cosas que me han hecho desconfiar de las per-
sonas, en especial de los hombres.
T: Cuando dices eso, te percibo más distante. Como si también
intentaras protegerte de mi.
C: Una parte de mi confía plenamente en ti, pero otra se pone
en alerta.
T: ¿Notas que cosas haces en este momento para ponerte a salvo?
C: Desvío la mirada para pensar, y trato de irme alejando.
T: Me parece que analizar las situaciones y ausentarte han sido
formas de protegerte.
C: Si, generalmente me aíslo, por eso, muchas veces me siento
muy sola.
T: Entiendo, quiero preguntarte ¿si podríamos explorar el tema
de la proximidad?
C: Yo creo que si
T: ¿Me permites acercarme un poco?
C: Creo que sí, pero me da miedo que lleguemos a una distancia
que me resulte incomoda.
T: Quiero decirte, que tu puedes elegir a qué distancia me aproximo.
C: Eso me hace sentir mucho más tranquila (Esboza una sonrisa)
T: Ve revisando que sucede ahora que estamos más cerca.
C: Me siento acompañada, es una sensación extraña. En este mo-
mento me siento más segura.
T: Confiar también puede ser una forma de protección.
C: Tienes razón, solo hay que aprender a identificar a las personas
confiables.

266
T: ¿Qué pasa cuando me platicas esto?
C: Estoy un poco triste, porque creo que hay muchas personas
valiosas en mi vida que están disponibles para mi, pero yo me
he alejando por temor a que me lastimen.
T: En este momento yo puedo sentir tu cercanía.
C: Estoy aprendiendo a confiar
T: Te agradezco la confianza que me otorgas en este momento.
C: Es que ya confío en ti, me siento con la libertad de decirte si
algo no me parece. Eso me hace sentir muy tranquila contigo.
T: Me emociona escuchar que me incluyas, y que recuperes la
capacidad de elegir y poner límites.
C: A mí también me emociona ( con lagrimas en los ojos)
T: Te invito a revisar si necesitas algo más de mi.
C: Esta bien así Francisco, nos vemos la próxima semana.

TENDENCIA LÍMITE EN ADOLESCENTES


En la actualidad se está incrementando el número de adolescentes
con tendencia límite; esta condición se vincula con diversas expe-
riencias patológicas como las autolesiones, las conductas suicidas,
trastornos de la conducta alimentaria, consumo de sustancias, et-
cétera. En el caso de la tendencia límite en adolescentes, favorece el
desarrollo del Trastorno Límite de Personalidad durante la adultez,
así como de las distintas comorbilidades antes mencionadas.
La tendencia límite en adolescentes se encuentra como una
de las principales condiciones para desarrollar comorbilidades. El
trabajo terapéutico con adolescentes con patología dual es una
condición que se vuelve más cotidiana, esto representa un reto

267
para los profesionales de salud mental especializados en la aten-
ción con adolescentes. Podemos apreciar que los adolescentes con
tendencia límite suelen presentar diversos problemas psicosocia-
les y familiares que afectan su proceso madurativo.
Enfocando nuestra atención a la tendencia límite en pacientes
adolescentes, necesitamos profundizar en la comprensión de las
característicasque se presentan en esta etapa de desarrollo. Ade-
más de conocer las características del Trastorno límite de la per-
sonalidad, la presencia de un patrón dominante de inestabilidad
en las relaciones interpersonales, afectos, impulsividad intensa,
intentos suicidas y reacciones de ira. En el caso de adolescentes
no se puede realizar un diagnóstico de TLP. Sin embargo, algunos
adolescentes presentan características, en este caso denominamos
a esta condición como tendencia límite.
Dentro de las señales que nos pueden indicar que un adoles-
cente presenta una tendencia límite están las siguientes: autolesio-
nes o intentos de suicidio, conductas impulsivas que impliquen
riesgo, problemas del estado de ánimo, problemas de conducta,
explosiones de ira, conductas disruptivas, problemas interperso-
nales, peleas constantes, angustia e inestabilidad emocional.
Existe una polémica sobre el diagnóstico del TLP en adoles-
centes, no obstante, se considera que este trastornos de la perso-
nalidad tiene su génesis durante la infancia y adolescencia. Ac-
tualmente no se puede realizar un diagnóstico de TLP a jóvenes
menores de 18 años, de acuerdo al DSM-5.
De acuerdo con mi experiencia trabajando con jóvenes y
adultos que presentan el TLP, considero conveniente realizar un
diagnóstico oportuno durante la adolescencia, debido a que se
pueden evitar muchas conductas que pueden poner en riesgo el
desarrollo saludable e inclusive la vida de un adolescente. Además
he podido observar que cuando se presenta una tendencia límite
durante la adolescencia, generalmente este patrón perdura en la
etapa adulta.

268
A continuación revisaremos la evolución de los síntomas del
trastorno de personalidad límite con el paso del tiempo.

Síntomas agudos

0 a 2 años:
–– Conductas sexuales de riesgo.
–– Conductas regresivas.
–– Ideación suicida.
–– Polarización radical en las relaciones significativas.
2 a 4 años:
–– Experiencias adictivas crónicas.
–– Autolesiones.
–– Baja tolerancia a la frustración y actitud demandante.
–– Alteraciones en el autoconcepto y la identidad personal.
4 a 6 años:
–– Relaciones afectivas caóticas
–– Inconsistencia motivacional.
–– Labilidad emocional.
–– Actitudes inapropiadas, conductas transgresoras e impulsivas.
–– Vacío existencial.
–– Experiencias de desolación.
–– Actitud hipervigilante y paranoide.
6 a 8 años:
–– Distimia.
–– Depresión recidivante.

269
–– Problemas con el control de impulsos.
–– Sentimiento crónico de vergüenza y frustración.
–– Resentimiento desproporcionado hacia las figuras parentales.
–– Trastornos de ansiedad.
–– Dependencia afectiva y codependencia.
–– Relaciones afectivas tóxicas o tormentosas
Los hallazgos clínicos nos permiten clasificar el TLP en dos
subtipos:
Dependiente: Primero se caracterizaría por una fuerte tenden-
cia a polarizar su afecto en las relaciones interpersonales,labilidad
emocional e inestabilidad en las relaciones de pareja.
Impulsivo: Tendencia a mantener un patrón de conductas im-
pulsivas en los diversos contextos, frecuentes explosiones emocio-
nales o conductas amenazantes.
De acuerdo con el DSM-5 no se recomienda realizar el diag-
nóstico de TLP antes de los 18 años de edad. Sin embargo en la
práctica clínica, si los síntomas son claros y persistentes, el diag-
nóstico se realiza antes o se categoriza como una tendencia límite.
Con base en estudios de investigación se estima que el 80% de los
adolescentes con TLP sufrirán un trastorno de la personalidad en
la adultez, incluso aunque el TLP ocurra únicamente en el 16%
de ellos (Deschamps&Vreugdenhil, 2008)
La Terapia Gestalt busca desarrollar propuestas para atender
las demandas de la sociedad contemporánea, como los ataques de
pánico, trastornos de la conducta alimentaria y el TLP. El trastor-
no límite de la personalidad comienza a manifestarse durante la
adolescente, y se agudiza en la vida adulta.
El TLP se ha incrementado en los centros de atención psi-
quiátrica, tanto a nivel ambulatorio como hospitalario. Es una
problemática que se presenta más en mujeres que en hombres,

270
aunque podemos ver que no existen diferencias significativas de
su prevalencia de acuerdo al género.
El trabajo terapéutico con adolescentes con tendencia límite
es fundamental porque se ha podido observar que el TLP tiene
su inicio durante la adolescencia, teniendo su máxima intensi-
dad durante la edad adulta. Por ese motivo, la atención temprana
puede ayudar a prevenir conductas de riesgo, así como la progre-
sión de comorbilidades relacionadas con esta condición.
Dentro del trabajo clínico he observado cómo el TLP va dis-
minuyendo su intensidad, posteriormente a los periodos agudos
que se presentan en la adultez, se calcula que después de un pe-
riodo de 10 a 15 años, existe una alta probabilidad de que se
atenúen sus efectos a lo largo de la vida, o de lograr su remisión.
Los adolescentes con tendencia límite pueden presentar con-
ductas impulsivas que pueden poner en riesgo su salud e incluso
su vida. Dentro de las prácticas más comunes en adolescentes con
tendencia límite están las conductas autolesivas. Cabe señalar que
las prácticas de autolesiones e intentos suicidas se presentan más en
adolescentes con tendencia límite que en adultos diagnosticados
con TLP. Esto nos indica que los adolescentes presentan un mayor
nivel de riesgo de suicidio que los adultos con esta condición.
En Terapia Gestalt el diagnóstico y la intervención forman parte
de un mismo proceso. Es primordial realizar un trabajo clínico con
adolescentes que presentan una tendencia límite, para disminuir
las conductas de riesgo a las que puede estar expuesto un adoles-
cente que no cuenta con el apoyo terapéutico. Los adolescentes con
tendencia límite se encuentran más vulnerables a realizar conduc-
tas de riesgos, debido a su inestabilidad emocional e impulsividad.
La tendencia límite está muy relacionada con el abuso sus-
tancias, generalmente los adolescentes recurren al consumo de
sustancias como una automedicación para aminorar la expe-
riencia de sufrimiento que les produce la experiencia límite. De
acuerdo a mi trabajo clínico en comunidades terapéuticas, pue-

271
do decir que existe una gran prevalencia de consumo de drogas
en pacientes con TLP.
Los adolescentes con tendencia límite presentan problemas re-
lacionados con sus conductas violentas, bajo rendimiento escolar
y conductas disruptivas. Además de un deterioro en su calidad de
vida, a causa de las distintas comorbilidades que se pueden gene-
rar,así como por la falta de comprensión y apoyo por parte del
entorno familiar y escolar. La impulsividad que presentan los ado-
lescentes con tendencia límite se asocia con la asunción de riesgos
que principalmente se manifiesta en peleas, consumo de drogas,
relaciones sexuales de riesgo y comportamientos de autolesión.
El TLP está vinculado a otros trastornos de la infancia y la
adolescencia que pueden derivar en el desarrollo del trastorno de
personalidad durante la etapa adulta. Dentro de las condiciones
que pueden derivar en un TLP, están los niños y adolescentes
con trastorno negativista desafiante. El TLP se genera en personas
sensibles que se desarrollan en un campo psicopatológico, carac-
terizado por experiencias de trauma y ausencia.
En el caso de adolescentes con tendencia límite se ha aprecia-
do una dificultad para identificar y regular emociones, esto nos
muestra que existe una alteración en la capacidad de regulación
relacional. El desequilibrio que vive el adolescente se manifiesta
en su máxima expresión ante situaciones estresantes o que produ-
cen crisis emocionales.
Esto tiene su origen en una herida del self que genera una
experiencia paradójica-ambivalente entre el deseo y el rechazo
al contacto. La afectación en la frontera-contacto se expresa en
la dificultad en la función Personalidad del self y para apreciar
de manera realista la presencia del otro. La dinámica relacional
ambivalente es la base que provoca un estado de vacío y falta de
apoyo para definirse claramente. La dualidad entre la idealización
y decepción es una constante en los adolescentes que presentan
tendencia límite.

272
Los adolescentes que presentan una tendencia límite han desa-
rrollado una percepción negativa del entorno, manteniendo una
dificultad para establecer relaciones seguras con el entorno. Gene-
ralmente los adolescentes presentan una relación de mucho resen-
timiento hacia las figuras parentales, principalmente hacia la ma-
dre. El desarrollo de la tendencia límite pertenece a un campo de
desconfianza donde prevalece un entorno hostil o amenazante, que
provoca un desdibujamiento del self y una constante tensión en la
frontera-contacto, hasta el punto de comprometer su existencia.
El resentimiento por la falta de apoyo del entorno causa re-
acciones impulsivas de sobrevivencia. El adolescente mantiene
actitudes de defensa que le impiden ver las necesidades de los
otros. El adolescente se mantiene fragmentado por la intensidad
del resentimiento contenido, esta tendencia crea una ambivalen-
cia relacional que polariza las experiencias, hasta el punto de des-
proporcionar las reacciones emocionales y distorsionar temporal-
mente la realidad (paranoia).

Acompañamiento terapéutico con adolescentes


con tendencia límite
El campo social que se construye en la actualidad ha producido
la fragmentación de las familias, así como un aumento significa-
tivo de la ausencia o indisponibilidad de las figuras parentales.
La experiencia de orfandad provoca que los niños y adolescentes
sientan una intensa necesidad de conexión y el establecimiento
de una experiencia contacto, a su vez una fuerte decepción por la
ausencia del apoyo por parte de los padres.
La tendencia borderline se configura a partir de situaciones
durante la infancia, donde se creó una experiencia de abuso o
negligencia. Las actitudes intrusivas o abusivas de los padres de
familia provocan un sistema de alarma activado. La amalgama de
experiencias entre la herida del abandono, la evitación del recha-

273
zo y el enojo por la invasión de la intimidad son algunas de las
condiciones que provocan la posibilidad de configurar claramen-
te el self en el adolescente con tendencia límite.
La experiencia traumática que generalmente acompaña a la ten-
dencia límite dificulta al adolescente asimilar el apoyo que recibe
por parte de las figuras parentales. El adolescente tiene la cons-
tante urgencia de encontrarse con el otro, pero ha introyectado
una desconfianza con respecto al entorno. No pueden construir
un entorno seguro si no confían en que alguien les puede ayudar.
La percepción de una constante amenaza provoca que la persona
se disocie, sin llegar a perder totalmente el sentido de la realidad.
La experiencia límite se conforma por un campo de ausencia o
indisponibilidad, la Terapia Gestalt es un modelo muy adecuado
para acompañar al sufrimiento que produce la tendencia límite. El
trabajo se enfoca en el contacto y la relación en el aquí y ahora. El
encuentro terapéutico es una gran oportunidad de ir construyendo
un espacio de confianza, donde el adolescente pueda expresar el
dolor que experimenta gracias al apoyo que recibe por parte del
terapeuta. El sufrimiento en la frontera-contacto es la oportunidad
para lograr una vivencia integrada donde el adolescente pueda sen-
tir el soporte y comprensión por parte del terapeuta.
Los adolescentes con tendencia límite mantienen una actitud
dependiente, no logran integrar el proceso de afecto y autonomía,
y los viven como dos aspectos excluyentes. El campo formado en
el encuentro terapéutico se caracteriza por una intensa sensación
de inestabilidad. Por ese motivo, el terapeuta tiene el desafío de
lograr regular su proceso de apoyo-separación para evitar que el
adolescente lo viva como una trasgresión a su experiencia.
El trabajo relacional puede ayudar al adolescente a descu-
brir nuevas maneras de lograr seguridad personal y aprender a
confiar en el entorno. Ambos aspectos poco a poco, ayudarán al
adolescente a ir integrando los aspectos escindidos. La relación
terapéutica se enfoca en identificar, aceptar y explicitar los mo-

274
mentos en que se logra confianza y regulación en la situación. El
adolescente comienza a experimentar la confirmación por parte
del terapeuta, propiciando un contacto de calidad que les per-
mita co-crear un horizonte próximo, donde haya la esperanza
de encontrarse con la otredad.
Los adolescentes con tendencia límite presentan una dificul-
tad para lograr regulación emocional, es decir, tienen alteraciones
en la función Ello del self. Su sistema límbico está hiperactivado,
generando pautas crónicas de comportamiento impulsivo y dis-
funcional. La cronicidad de la experiencia disfuncional, aunada
a los procesos madurativos, provoca que los adolescentes generen
patrones de pensamiento disfuncionales que se pueden llegar a
mantener a lo largo de su vida.
La función Personalidad se encuentra limitada por los intro-
yectos que desarrollan los adolescentes durante la infancia. El
proceso de desregulación tiene su origen en las heridas del self,
que se conforman a través de experiencias traumáticas, déficits
emocionales y ausencias en la frontera-contacto que viven duran-
te su infancia, impidiendo su adaptación al entorno y la satisfac-
ción de necesidades.
En el caso de la tendencia límite, clínicamente podemos apre-
ciar una prevalencia significativa de trauma infantil, abuso sexual,
abandono, crianza restrictiva, sobreexigencia, separaciones de las
figuras parentales y cuidados desproporcionados. Cabe mencio-
nar que aunque la presencia de experiencias de trauma es elevada,
no significa que siempre desemboque en TLP. La experiencia de
trauma cobra relevancia cuando se mantiene de forma crónica,
afectando la frontera-contacto.
Los adolescentes con tendencia límite viven en una constan-
te lucha entre el deseo de proximidad y el resentimiento por el
abandono. El trauma repetido durante la infancia parece ser un
aspecto recurrente en personas que desarrollan TLP y en pacien-
tes con experiencias disfuncionales. También es importante co-

275
mentar que aproximadamente la mitad de los pacientes con TLP
presentan patología dual con Trastorno de Estrés Postraumático.
La tendencia límite en adolescentes no es una condición in-
dividual, sino una experiencia de campo. El sufrimiento no per-
tenece al individuo, sino a la frontera-contacto que dificulta al
organismo establecer una conexión nutricia con el entorno. El
campo patológico también puede ser transgeneracional a causa
de patrones relacionales heredados a través de la socialización o
por un componente genético. Se estima que existe una heredabi-
lidad de 47% (Livesley, 1998). Cuando hablamos de los campos
disfuncionales, debemos comprender la complejidad de factores
que interactúan para el surgimiento del TLP.
La tendencia hacia a la co-creación de un campo de incerti-
dumbre provoca una herida de abandono. La comprensión esté-
tica de la experiencia límite permite la inclusión del adolescente
en la relación, establecer una etiqueta permanente para la expe-
riencia del otro. Buscamos reflexionar y comprender de manera
procesal la dinámica relacional que permite el mantenimiento de
la experiencia disfuncional.
El adolescente llega al proceso terapéutico porque se siente
desesperado o porque está teniendo conductas disruptivas. La
mayoría de los pacientes refieren una sensación constante de va-
cío, es como caminar sobre una esfera entre la vida, la muerte y el
vacío. Existe una sensación de insatisfacción casi permanente, si-
tuación que provoca una inconsistencia motivacional en las dife-
rentes áreas de su vida. Las familias donde se presenta la tendencia
límite se caracterizan por una tendencia al caos, la incertidumbre,
la violencia psicológica y la búsqueda de una fachada social.
La hipersensibilidad, los sentimientos de privación, la polariza-
ción de la experiencia y la victimización son aspectos que se deben
tener presentes durante el proceso terapéutico con un adolescentes
con tendencia límite. Cuando el terapeuta olvida esas condiciones
puede presentar una tendencia a replicar el campo disfuncional que

276
vive el adolescente en casa. Durante las sesiones terapéuticas es muy
probable que el cliente se sienta irritable, que tenga reacciones impre-
decibles, impulsivas, y desafiantes. El terapeuta necesita mantener la
calma, para manejar la situación y brindar el apoyo necesario.
La paciencia y la fe en el cliente son aspectos cruciales para
realizar un acompañamiento Gestalt adecuado. Los adolescentes
llegan a terapia con un alto nivel de desconfianza e idealización,
esta interacción provoca una actitud dicotómica que produce una
experiencia fragmentada. La tarea de la relación terapéutica es
crear momentos donde el adolescente pueda experimentar nuevas
posibilidades que favorezcan la integración de la experiencia.
En un principio, el paciente puede mostrar una tendencia a
controlar la relación terapéutica.Este patrón que se presenta en la
consulta es un reflejo de la actitud que mantiene en su vida coti-
diana. Se dará especial énfasis a la conciencia somática, el proceso
de resonancia y el diálogo. Buscamos promover el reconocimien-
to mutuo. De forma progresiva el adolescente puede aprender
a regular su estado emocional, para relacionarse de manera más
congruente con las condiciones de la relación.
Es importante que el terapeuta sostenga los momentos de dife-
rencia o conflicto con el adolescente, cuando sucedan en la sesión
terapéutica. Esto permite el fortalecimiento y aumento de la capa-
cidad de frustración, además de ir estableciendo una relación más
genuina que ayude al cliente a salir del proceso de idealización. Con
lo anterior, el paciente aprenderá a ser más abierto hacia los demás
y poder disentir sin perder el control o abandonar la relación.
Los adolescentes presentan dificultades para controlar sus
impulsos, por eso el terapeuta necesita ser un soporte para que
puedan buscar alternativas relacionales, y ser conscientes de las
consecuencias que producen en los otros con su actitud. En su
entorno el adolescente generalmente culpa a los otros por sus fra-
casos o problemas, por lo que el trabajo del terapeuta será ayudar
al adolescente a aceptar la responsabilidad personal.

277
En el trabajo con adolescentes que presentan tendencia límite,
necesitamos ayudar a identificar el contacto en su dimensión es-
tética. Las condiciones de los adolescentes son de una persistente
inconsistencia a nivel emocional. El terapeuta buscará explorar
elementos estéticos como el ritmo, equilibrio, claridad, fluidez e
integración. Terapeuta y cliente se enfocarán en identificar cuali-
dades estéticas para sostener la experiencia en la frontera-contac-
to, permitiendo una co-existencia creativa donde puedan traer al
campo experiencias novedosas.
Cuando el adolescente con tendencia límite presente una in-
clinación a desproporcionar la experiencia emocional, el terapeu-
ta buscará promover intervenciones estéticas. Se buscará promo-
ver un contacto fluido y flexible, formando una figura clara que
movilice al self en sus diversas funciones. Por su parte, el terapeuta
apoya la sensibilización de la experiencia intersubjetiva que suce-
de en la frontera-contacto.
En Terapia Gestalt contemporánea entendemos que la visión
relacional trasciende la relación terapéutica. La tendencia límite
es considerada una manifestación de sufrimiento, causada por la
ausencia o indisponibilidad de las figuras parentales. La desensi-
bilización que desarrollan los adolescentes es un ajuste para so-
portar la herida de abandono. La propuesta de acompañamiento
busca ser creativa y propiciar un campo excitante que ayude al
adolescente a recuperar sensibilidad y vitalidad.
El terapeuta Gestalt acepta al paciente en las condiciones en
que se presenta a la sesión,validando la capacidad del adolescente
para asistir a terapia.A partir de esta condición iniciamos el pro-
ceso. El trabajo con el paciente límite se enfoca en lo que hay y
en lo que desea que hubiera. La ausencia o presencia en la fron-
tera-contacto tiene que ver con la capacidad del terapeuta para
ayudar al adolescente a darse cuenta de lo que hay, y comenzar a
explorar lo que le gustaría que hubiera.
La relación terapéutica es una posibilidad para consolidar el
self que se encuentra difuminado por la escisión y la ambivalencia

278
experiencial. El terapeuta necesita proporcionar un soporte para
apoyar la integración de aspectos alienados en el adolescente. La
relación terapéutica permite la creación de ground, que permita la
formación de figuras claras. El adolescente será capaz de nombrar a
las experiencias de sufrimiento que permanecían alienadas, porque
ahora tiene disponible el apoyo del entorno para re-significar las
vivencias pasadas e integrarlas en la función Personalidad del self.
Podemos concluir que las tareas terapéuticas en el trabajo con
adolescentes con tendencia límite son las siguientes:
1. Co-crear un campo de confianza que permita al adoles-
cente aprender a confiar en la relación con el terapeuta.
2. Favorecer la identificación de similitudes/diferencias entre
el terapeuta y el adolescente, para ir clarificando las nece-
sidades propias en la situación presente.
3. Ofrecer un soporte somático-kinestésico que apoye la in-
tencionalidad del contacto en el adolescente,utilizando el
contacto físico como un apoyo necesario ante la experien-
cia de vacío del adolescente.
4. Realizar intervenciones donde el terapeuta exponga su
humanidad, como una forma de sensibilizar e integrar el
dolor, creando la posibilidad de encontrarnos a través de
la compasión.
5. Sostener la experiencia de dolor emergente para que el
adolescente logreidentificar sus necesidades, promoviendo
la agresión y manipulación del entorno, regulando la exci-
tación a través de la relación terapeuta/cliente.
6. Ayudar al adolescente a contactar con la experiencia, recu-
rriendo a un acompañamiento estético,de acuerdo con lo
que sucede en la frontera-contacto, logrando comprender
e integrar el pasado en la relación presente.

279
7. Trabajar con la tendencia estereotipada que obstaculiza la
formación de una figura clara,ayudando al adolescente a
regularse a través de la polaridad contacto-retirada.
8. Promover la asimilación del apoyo externo, para fortalecer
el proceso de autonomía en el adolescente.
9. Crear un soporte necesario para validar la experiencia caótica,
sin que produzca un colapso relacional. El terapeuta apoya la
reorganización y adecuada canalización de la excitación.
El objetivo de la terapia es permitir que el paciente exprese li-
bremente la polaridad que no se encuentra integrada, porque es la
única manera en que hasta ese momento sabe actuar. La tarea del
terapeuta es crear un soporte necesario para que pueda progresi-
vamente aceptar y recibir la presencia del terapeuta. El proceso de
asimilación del apoyo externo es lento, por eso el terapeuta nece-
sita ser paciente con los cambios que va realizando el adolescente.
Conforme crece la confianza, el terapeuta puede invitar al ado-
lescente a vivenciar experimentos que le ayuden a explorar nuevas
maneras de estar en el mundo; aprender a matizar las experiencias
polarizadas, e integrar la novedad presente favoreciendo la inten-
cionalidad de contacto.
El trabajo terapéutico consiste en co-crear nuevas posibilidades
para responder a la experiencia de sufrimiento primario que se ha
vivido. Aprender a diferenciar entre la introyección y la vivencia
presente. El adolescente inicia en el proceso de conformar su per-
sonalidad, por ese motivo es fundamental evitar que las pautas pre-
sentes se cristalicen en patrones caracterológicos disfuncionales.
El proceso terapéutico con un adolescente que presenta una
tendencia límite puede ser muy largo, en algunos momentos pue-
de tornarse frustrante y repetitivo. Por eso, el terapeuta necesita
mantener una actitud realista de acuerdo a las condiciones del
adolescente, y además favorecer que el adolescente vaya asumien-
do responsabilidades y aprenda a lidiar con la incertidumbre de

280
la vida,aceptando que la vida no siempre será fácil y que tiene la
capacidad para hacer frente a los conflictos que surjan.
El adolescente comenzará a comprender su sufrimiento, a li-
diar con su dolor emocional y las heridas del pasado. Lo anterior
le permitirá hacer frente a los conflictos que surgen en la vida
cotidiana. Si el terapeuta logra acompañar al adolescente en su
proceso de descubrimiento, ambos podrán construir una relación
que permita que el adolescente vaya incrementando sus posibili-
dades a nivel existencial.
A continuación revisaremos un caso de una joven que presente
tendencia límite:
Sandra es una adolescente de 15 años que asiste a terapia psi-
cológica por un trastorno de la conducta alimentaria y conductas
disruptivas, es derivada por la escuela debido a continuos proble-
mas con sus compañeros y maestros, así como por tener autole-
siones e ideación suicida. Dada la sintomatología que presenta, se
considera el diagnóstico de TLP. En el caso de ser menor de edad
se puede diagnosticar clínicamente, no obstante, de acuerdo al
DSM-5 no se puede categorizar debido a que es menor de edad.
En el momento de las sesiones terapéuticas, la consultante pre-
senta notable inestabilidad emocional con dificultades para tole-
rar el malestar; actualmente comenta no presentar ideas suicidas
ni conductas autolesivas. Refiere sufrir altos niveles de ansiedad,
por lo que recurre con frecuencia a sus clases de danza.
Menciona tener deseos de cambiar de ciudad y empezar nue-
vamente. Además, existe una relación muy conflictiva con su fa-
milia, teniendo una gran dependencia afectiva con su madre, a su
vez, mantiene una relación de mucho resentimiento y enojo con
ella. Refiere sentirse continuamente devaluada o invalidada por
su madre. Es importante mencionar que cuando era muy peque-
ña su madre se fue a trabajar a Estados Unidos por aproximada-
mente 5 años, Sandra se sintió abandonada por su madre durante
este periodo, siendo una experiencia que ha marcado su relación.

281
T: Buenas tardes, ¿cómo has estado?
C: Me he sentido un poco triste, como una constante sensa-
ción de vacío.
T: ¿En este momento te sientes así?
C: Creo que no, generalmente me siento así cuando discuto con
mi madre, me siento muy sola, como si no hubiera nadie en
el mundo que estuviera para mí.
T: Veo que tus ojos se llenan de lágrimas cuando me hablas de esto.
C: Me siento muy triste, a veces creo que no vale la pena seguir
luchando.
T: Tu tristeza me conmueve, y me invita a preguntarme, ¿qué
hace que te mantengas en nuestra relación?
C: Me gusta dialogar contigo, porque creo que eres honesto.
T: Me da gusto saber que confías en mí.
C: A mí también me da gusto poder confiar en alguien, aunque
a veces creo que solo pasa aquí. Yo creo que por eso he conti-
nuado con las sesiones.
T: Cuando me dices esto, puedo observar que tu rostro se ilumina.
C: Tienes razón, me siento bien de poder decirte lo que siento,
sin el miedo de ser juzgada.
T: Tus palabras y tu confianza nos permiten ir construyendo un
camino para encontrarnos y descubrirnos.
C: A veces me siento enojada contigo y siento que es inútil intentar-
lo, pero otras veces recuerdo que se siente bien y sigo viniendo.
T: A veces también me siento frustrado, pero generalmente tengo
la confianza que llegaremos a encontrarnos y descubrir nuevas
posibilidades.

282
C: Me da pena, la persona que soy, aunque aquí en las terapias me
siento diferente. Es como si por algunos momentos pudiera
ser normal.
T: Cuando dices eso, experimento mucha alegría. Saber que lo-
gramos temporalmente un mundo distinto para compartir.
C: A veces también lo logro con mi novio o con algunos de mis
amigos, incluso hasta con mi mamá.
T: ¿Cómo te sientes al compartirme esto?
C: Sorprendida, parece a que veces solo me fijo en lo negativo y
me olvido de todas las personas que están para mí.
T: Me parece que a veces te resulta difícil ver a los otros
C: Me cuesta mucho trabajo, es como si siempre tuviera descon-
fianza en los demás.
T: Me parece que es temporal, porque al menos hoy, parece que
puedes ver con claridad.
C: (Guarda silencio y me ve a los ojos) Por eso sigo viniendo,
porque me ayuda a darme cuenta que hay mundos diferentes,
donde puedo encontrarme con los otros y sentirme feliz.
T: Es un gusto para mí acompañarte en este viaje de descubrimiento.
C: Ya no me siento sola, ni vacía.
T: Te siento más presente.
C: Me da miedo que se vaya esta sensación, y vuelva a sentirme
como cuando llegué.
T: Vamos revisando qué estamos haciendo para que surja ese miedo.
C: Creo que estamos dudando.
T: ¿Crees que podamos seguir teniendo confianza en que pode-
mos sostener la experiencia hasta que sea necesario?

283
C: Yo creo que sí (su rostro se alegra).
T: Cuando me dices eso, logro identificar que surge una sensa-
ción de tranquilidad.
C: Me siento tranquila, nuevamente me siento apoyada por ti.
T: Observo que cuando dices eso, tu cuerpo se mueve hacia adelante.
C: Creo que podemos estar más cerca.
T: ¿Quieres que me acerque? o ¿prefieres moverte?
C: Quiero acercarme (suspira).
T: ¿Qué pasa?
C: Me siento acompañada.
T: Cuando me dices eso, me viene una imagen como si fuéramos
remando juntos hacia algo nuevo.
C: Se siente muy bien tu compañía, me recuerda a los buenos
momentos en familia.
T: Revisa cómo te gustaría cerrar la sesión.
C: Quiero pedirte que me digas cómo te sientes con lo que pasa-
mos hoy (sonríe). Yo me siento acompañada y con ganas de
seguir adelante. Descubrí que puedo sentirme acompañada
por muchas personas.
T: Me siento feliz de alcanzar buen puerto, ¿necesitas algo más de mí?
C: Por hoy es suficiente. Muchas gracias.

284
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Humanista de Sinaloa.

289
CONTENIDO

Prologo........................................................................ 13
Introducción.........................................................................17
Fundamentos de Terapia Gestalt Contemporánea...................31
Fenomenología...............................................................37
La experiencia estética.................................................... 44
Hermenéutica en Terapia Gestalt........................................55
Teoría del Self...................................................................... 58
Funciones del Self...........................................................61
La experiencia del campo organismo/entorno...................... 66
Interrupciones del contacto o flexiones............................... 69
Diagnóstico en Terapia Gestalt con Adolescentes....................75
Terapia Gestalt desde la teoría del Self................................... 82
La mirada relacional....................................................... 87
El método dialógico........................................................ 90
Movimiento, Ritmo y proximidad en Terapia Gestalt
con Adolescentes...................................................................95
Proceso de Intervención terapéutica contextual................... 110
Sociedad contemporánea y adolescencia.............................. 121
La adolescencia en la sociedad del cansancio........................121
Anomia y adolescencia....................................................133
Experiencias disfuncionales................................................ 144
Trauma en la adolescencia............................................... 144
Trastorno disocial en adolescentes.................................... 162
Ansiedad en adolescentes................................................ 179
Experiencia adictiva en adolescentes................................. 190
Experiencia depresiva en adolescentes.............................. 201
Conductas autolesivas en adolescentes.............................. 221
Trastornos de la conducta alimentaria............................... 235
Abuso sexual en adolescentes........................................... 253
Tendencia limite en adolescentes...................................... 267
Referencias..................................................................285

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