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El desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Byron H. Sánchez.

Japón a comparación de las naciones cercanas como China e India logró desde una edad muy
temprana cimentar una economía comparable a la Occidental. El siglo XIX y la restauración
Meiji fueron factores decisivos para que existiera un impulso industrializador, esto en el
ámbito de dejar de ser exportador de bienes primarios, para pasar a exportar productos
industriales; aunado a esto, los movimientos demográficos van a responder a una suerte de
centralización que incluye el traslado del campo a la ciudad, con esto aumentó la tasa de
urbanización, según Collantes.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la situación se tornó difícil. 1950 y 1970 son años
donde sucede una especie de milagro japonés, el autor nos dice que entre estos años la
economía creció hasta un 8% a comparación del 3% del resto del mundo. Al final de 1973
Japón era comparable económicamente a Europa. De esas fechas para acá, el ritmo de
crecimiento se ha ido deteriorando, y una muestra fue la crisis inmobiliaria de 1990.

Son tres elementos para Fernando Collantes los que van a diferenciar a Japón de las demás
naciones. El primero es el legado Tokugawa: Esta se caracterizó por ser una sociedad
preindustrial, donde los excedentes que producía el campesinado pasaba a las élites, tales
como los daimios y samuráis, las cuales administraban y protegían a la población. Las
mejoras tecnológicas relativas a la agricultura tuvieron que ver con este avance, como
mejoras biológicas y una mejor organización de la explotación agrícola. El mercado interno
fue imprescindible para una especialización regional con esto una mayor eficiencia
económica. Debido a que es una isla, surgieron ciudades portuarias importantes. Era una
nación cerrada, que temía sublevaciones si se conocía la tecnología europea, pero que
internamente fomentaba la economía, por medio de concesiones, etc. De esta forma, para
Collantes, el mercado fue el “mecanismo de coordinación económica”, aunque sólo fuera
desde las perspectivas de las elites.

El segundo es la restauración Meiji: Este punto se ve fuertemente influido por un problema


de geopolítica frente a las naciones europeas, en especial Gran Bretaña que había derrotado
a Japón en las guerras del opio y ahora el país adquiría un estatus de semicolonia. Aquí la
problemática es la de como industrializar Japón para no parecerse a China ni a otras naciones
subdesarrolladas. Para Collantes “la estrategia japonesa de industrialización se basó en
una política económica en la que predominó el elemento de coordinación y facilitación por
encima del elemento de mandato y control, al menos durante el
periodo que va desde 1868 hasta el ascenso de un militarismo intervencionista en la década
de 1930”.1 Se van a crear prefecturas que persisten hoy en día, el sector de elite agricultor
va a pasar a absorber su excedente por medio de la renta, el libre mercado va a entrar en
escena debido a la abolición de los gremios. Collantes dirá que se otorgará una mayor libertad
económica los trabajadores, empresarios y terratenientes “para decidir sobre los usos de sus
factores productivos (mano de obra, capital y tierra)”2. Dentro de este nuevo marco político,
creado para fomentar la industrialización, se van a crear industrias que ya nos parecen muy
modernas, como la naval, la minería y la textil. El gobierno Meiji va a proponer la educación
primaria como obligatoria, después fomentarían los estudios avanzados y se abriría más hacia
el exterior apoyando a estudiantes a que continúen sus estudios en el extranjero, con esto
devino una mejora en la calidad de la mano de obra. La agricultura fue la clave para el
gobierno Meiji, a través del sistema fiscal se transferían los recursos de la agricultura hacia
las industrias emergentes, según el autor.

El tercero fue el crecimiento económico después de 1945. Entre 1950 y 1970 hubo un
crecimiento económico a escala mundial. Se buscaba borrar eliminar fronteras comerciales
entre países. Esto permitió que naciones devastadas en la guerra, como las de Europa,
pudieran tener tratos con la nueva potencia económica, Estados Unidos. El modelo político-
económico que hizo de Japón una potencia, dice el autor fue “el protagonismo de grandes
conglomerados empresariales de carácter multisectorial, la integración
organizativa de la mano de obra que trabaja para tales conglomerados, el dualismo en
la estructura empresarial y los mercados laborales, y un Estado intervencionista a la
búsqueda de externalidades que proporcionar a la economía privada”.

1
p.10
2
Ibíd.

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