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Era una tarde en las calles de california, hacía mucho frio y dos turistas iban en coche, estaban

preocupadas porque era invierno y el coche tenía poca gasolina, ellas miraban el mapa, pero no
encontraban ninguna indicación que les mostrara donde había una estación de servicio cerca ya que
no tenían suficiente luz, lo que no ayudaba mucho porque la gasolina no parecía suficiente.

Esta difícil situación preocupo bastante a las turistas y para colmo de males apareció un policía en
medio de la calle lo que provocó que las turistas se asustaran mucho y dieran un grito que
conmociono la calle donde estaban, el policía las miro y les pidió los pasaportes, ellas al verlo se
fueron sintiendo mucho mejor, porque se sentían seguras y confiadas que él les daría información
y ayuda; una de las turistas le pregunto al policía donde quedaba la estación de servicio más cercana
pero el policía no contesto, esto molesto a las turistas pero vieron que se acercaba otro policía,
compañero de el, por lo cual accedieron a preguntarle a él, a lo cual el policía respondió:

-Señoritas la estación de gasolina más cercana está a un par de kilómetros, al otro lado de la frontera

La palabra señoritas causo que hablaran entre ellas y se rieran ya que no eran tan jóvenes como el
policía pensaba.

Al escuchar esta respuesta de parte del policía ellas comenzaron a indagar y preguntaron a los
policías que podían hacer ellas ya que necesitaban dinero del país para poder comprar la gasolina,
pero el policía que les pidió los documentos encogió los hombros y se fue, pero el compañero
pensativo, pero con una sonrisa en el rostro les respondió:

-Señoritas no se afanen en la estación les reciben el dinero que llevan de este país-

A lo cual las turistas exhalaron un suspiro de alivio por encontrar la manera de solucionar su
situación, agradecieron al policía que amablemente les dio la indicación y fueron a comprar la
gasolina para poder continuar con su viaje.

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