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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA


PSICOLOGÍA A DISTANCIA

Módulo Práctica Supervisada II La Intervención


Conductual con Niños y Adolescentes

Actividad 2.- Marco Teórico

Tutora: Mtra. Helene Judit López Rodríguez

Equipo 5: Olivia Martínez Fonseca

Grupo: 9712

24 de agosto, 2019.
Marco Teórico

1.- Fundamentos de la psicología clínica enfoque cognitivo-conductual.

La psicología clínica inicia en el año de 1896 por el psicólogo Lightner Witmer,


dedicada al tratamiento de niño que tenían problemas de aprendizaje o que
presentaban conductas destructivas. Ollendick y Hersen en 1989 pusieron su
atención en el descubrimiento de los deficientes mentales, el desarrollo de las
pruebas de inteligencia, la concepción del psicoanálisis y conductismo, el
movimiento en pro de los estudios infantiles y el surgimiento de las clínicas de
orientación infantil, ya para el año de 1990 Davison y Neale cambiaron la 1
clasificación de los trastornos de la infancia tanto en el DSM-l y en el DSM-ll
definiendolos como extensiones de los trastornos de los adultos; sin embargo en el
DSM-lll contiene categorías específicamente para niños entendiendo así el campo
de la psicología clínica como la evaluación, tratamiento y prevención de una
variedad de problemas.

El enfoque cognitivo-conductual considera que los comportamientos se aprenden


de diversas maneras ya sea mediante la propia experiencia, la observación de los
demás, o procesos de condicionamiento clásico y operante, ya que todas las
personas desarrollan durante toda su vida aprendizajes que se incorporan a sus
biografías y que pueden ser problemáticos o funcionales.
Por lo cual se emplean técnicas de fácil aplicación, como la desensibilización
sistemática, la terapia aversiva o las técnicas de manejo de contingencias con la
finalidad de ayudar a reducir el tiempo de terapia; se utiliza sobre todo en
problemas como impulsividad hiperactividad y trastornos conductuales.
Dentro de la terapia cognitivo-conductual se tiene la confianza en que los niños
obtienen mayor resultado respecto a condiciones médicas debido a su autoeficacia
y este trabajo se lleva en conjunto con el psicólogo clínico y pediátrico, se mide
también el entorno familiar y existe una gran variedad de instrumentos para su
evaluación.

3) Consecuencias negativas en el comportamiento de los hijos cuando los


padres no realizan sus funciones de forma adecuada

Los padres contribuyen al desarrollo de los hijos relacionándose con ellos y


utilizando estrategias de socialización, a través de los estilos parentales los niños
aprenden a relacionarse o a ser objetos de abandono y negligencia cuando no son
protegidos de la violencia por parte de otros familiares.
Citando a Sánchez, A. (2015) cuando los patrones de crianza no son adecuados,
por ejemplo, cuando los padres son autoritativos, es decir que ejercen un control
estricto sobre sus hijos no permite que exista una buena comunicación, lo cual
merma en su autoestima y seguridad, a continuación se muestran algunas de las
consecuencias que tiene un estilo de crianza inadecuado.

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Al criar a los niños en un estilo autoritativo: las consecuencias de ser padres
rígidos e inflexibles, aplicando el castigo cuando estas no son cumplidas, genera
en el niño timidez, inseguridad, dependencia, frustración y/ o rebeldía.
Al criar a los niños en un estilo permisivo: Este estilo de crianza puede generar en
los hijos impulsividad, abuso de sustancias, baja autoestima, desinterés y
ansiedad.

Al criar a los niños en un estilo indiferentes: Este estilo de crianza puede generar
en los hijos baja autoestima, sentimientos de soledad, depresión, bajo rendimiento
escolar y comportamientos agresivos. 2
Al criar a los niños en un estilo igualitario: Este estilo de crianza puede crear un
buen desempeño y autoconfianza sana, pero si se deja pasar límites también
puede crear abuso de esa confianza y en un determinado momento disminuir el
respeto.
Al criar a los niños en un estilo tradicional: Este estilo de crianza resulta monótono
y poco estimulante para el desarrollo de sus hijos
Los malos estilos de crianza sumados a las problemáticas sociales y escolares
como el Bullying genera en los niños problemas emocionales y en general violencia
intrafamiliar.

De acuerdo con la UNICEF, en México 6 de cada 10 niños y adolescentes entre 1 y


14 años han experimentado algún método violento de disciplina infantil en sus
hogares, como se alcanza apreciar ha aumentado durante los últimos años la tasa
de suicidio en el país.

Estos resultados son muestra de la depresión infantil, de acuerdo con Fuentes, M


(2016) en el periódico El Excélsior para las niñas y adolescentes que tienen entre
10 y 14 años, la tasa específica de depresión a nivel nacional se ubica en 26.8
casos por cada 100 mil, siendo las entidades con los valores más elevados: la
Ciudad De México, con 191.12 casos por cada 100 mil en el grupo de edad;
Morelos, con una tasa de 86.3; Campeche, con 50.6; Tabasco, con 40.3; y Nayarit,
con 33.9 casos por cada 100 mil; Debido a lo anterior es imperativo realizar
prácticas de crianza adecuadas que en lugar de dañar los niños los haga crecer
integralmente.

Según Darling & Steinberg (1993), citado en Capano, Á. & Ubach, A. (2013). Las
prácticas de crianza, “son un conjunto de actitudes hacia los hijos que les son
transmitidas y que en su totalidad crean un clima emocional en el cual se expresan
las conductas de los padres” (pag. 87).

De manera que la crianza, está asociado con el clima emocional y que sirve de
base en las interacciones padre-niño donde se les dan herramientas para su
adecuado desarrollo. Se caracterizan principalmente por dos factores: Sensibilidad
e interés y exigencia y firmeza.

Algunos de los Estilos Parentales, de acuerdo a Baumrind. Son los siguientes:

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Autoritario: Los padres pertenecientes a este grupo favorecen las medidas de
castigo o de fuerza y están de acuerdo en mantener a los niños en un papel
subordinado y en restringir su autonomía. Son controladores y evaluar el
comportamiento de sus hijos de acuerdo con rígidos patrones establecidos, no
facilitan el diálogo, no toman las opiniones, necesidades y punto de vista de sus
otros y de sus hijos.
Permisivos: Proporcionan buena autonomía al hijo siempre y cuando no se ponga
en peligro su vida. El prototipo de adulto permisivo requiere que se comporte de
una forma afirmativa, aceptadora y benigna hacia los impulsos y las acciones del 3
niño, su objetivo es liberarlo del control y evitar el recurso de la autoridad, el uso de
las restricciones y castigos. No son exigentes en cuanto a las expectativas de
madurez y responsabilidad de la ejecución de las tareas.
Democráticos: Este grupo de padres pretenden dirigir la actividad del niño
imponiéndoles roles y conductas maduras, pero utilizan el razonamiento y la
negociación. Tienden a dirigir las actividades del niño de forma racional. Parten de
una aceptación de los derechos y deberes propios, así como los derechos y
deberes del niño, es decir, cada miembro tiene derechos y responsabilidad con
respecto del otro. Estilo caracterizado por mantener una buena comunicación y un
énfasis compartido entre la responsabilidad social de las acciones y el desarrollo
de la autonomía e independencia en el hijo.
Negligente: Se caracterizan por la no implicación afectiva en los asuntos de los
hijos y por el abandono en las tareas educativa, ya sea por falta de tiempo o
interés, como la negligencia o la comodidad. Invierten en los hijos el mínimo tiempo
posible y tienden a resolver las obligaciones educativas de la manera más rápida y
cómoda posible, de modo que les resulta más cómodo no poner normas, pues
éstas implicarían diálogo y vigilancia. Cuando sus recursos se los permiten
complacen a sus hijos en todo lo que demanden, llenándolos de halagos
materiales. Torío, L. S., Peña, C. J., & Inda, C. M. (2008)
Cuando los estilos de educación no es la adecuado, puede traer consigo
mutiles consecuencias negativas que están relacionadas con patrones de
conductas problemas entre ellas; bajo rendimiento escolar, desobediencia hacia los
padres, problemas de autoestima y percepción de autoeficacia, dificultad para
relacionarse, inestabilidad, desequilibrio e inseguridad etc., conductas que puede
afectar de su niñez, adolescencia y etapa adulta de no ser corregido.

7) Programas de modificación comportamental parental, para impactar la conducta


de sus hijos. Escuela para padres, entrenamiento o adquisición de competencias
parentales.

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La implementación de los primeros entrenamientos para padres o parent training
se dio en la década de 1970. Se capacitó a los responsables legales, para
intervenir dentro de su ambiente natural. Este método aventajó al tradicional al
potencializar el rol paterno de crianza, posibilitando a los educadores para manejar
y prevenir futuros problemas dentro del ecosistema familiar. Además que pudieron
implementarse grupalmente, por lo que los costos disminuyeron.
“El entrenamiento de padres es un enfoque terapéutico que consiste en capacitar a
madres, padres u otros cuidadores en principios, técnicas y estrategias que les
permitan entender y tratar directamente los problemas de comportamiento de sus
hijo” (Rey, 2006).
Este tipo de programas se han utilizado para tratar problemas de comportamiento 4
infantil o para apoyar a los padres que se encuentran en riesgo de relacionarse
negativamente con sus hijo, como por ejemplo ayudándoles a prevenir la violencia.
Las características de un entrenamiento para padres según Rey (2006) son:
1. Objetivo. Que los responsables legales de los niños entiendan, e intervengan en
los problemas de conducta del menor, mediante el aprendizaje de los principios de
comportamiento y el aprendizaje operante y social.
2. Sus estrategias serán las de la modificación del comportamiento;
favoreciendo conductas adecuadas, desfavoreciendo las inadecuadas, enseñando
a los niños destrezas propias de su edad.
3. Otras técnicas son: enfocarse en fortalecer las conductas positivas del
niño, habilidades de resolución de problemas, habilidades sociales, manejo de
estrés y control de ira.
4. Es de tipo psicoeducativo porque permite a los usuarios comprender la
problemática y aprender a intervenir en ella.
5. Es de enfoque ecológico, ya que se aplica en el medio ambiente donde se
presenta la problemática.
6. Su duración es de 1 a 2 meses en sesiones semanales de 1 o 2 horas.
7. Es preventivo, pues ocasionará una mejora tanto en hijos como en
padres, mejorando el clima familiar y previniendo los problemas que se
presentaron en la niñez, se agraven en la adolescencia.

8) Justificación

Los problemas de comportamiento infantil atendido tradicionalmente entre el niño y


un profesional, eran caros y al no reforzar a los educadores, no sabían qué hacer
cuando aparecía una nueva problemática. Al respecto Patterson (véase Patterson,
1982 como lo cita Rey, 2006) pensó que los niños tenían comportamientos
desadaptativos, debido a que sus padres y otros familiares se los modelaban y
reforzaban; por lo que son parte del problema y de la solución.
“El trabajo con padres está fundamentado en la premisa de que algún déficit en las
habilidades propias del papel parental es, al menos parcialmente, responsable del
desarrollo o mantenimiento de patrones de interacción familiar perturbadores y,
consecuentemente, de problemas de comportamiento presentados por los hijos”
(McMahon. 1995, O’Dell,1974 y Marinho. 2001 citados en Marinho, 2002).

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Los componentes implementados en esos programas pueden ser los dirigidos a
optimizar la labor de los padres o a mejorar su bienestar al facilitarles la labor de
crianza como dice Rey (2006). Por lo que “atacando los déficit en habilidades de
crianza, interviene sobre las prácticas de maltrato, previene los problemas de
conducta infantil y, a la vez, la conducta antisocial en la adolescencia” (Rey, 2006).
Por lo anterior pensamos que la intervención con los padres en un programa de
intervención para incidir en la conducta de sus hijos, está justificada teóricamente.
A la vez que sus beneficios en la mejora de los niños y adultos participantes, en los
terceros que los rodean y en la prevención del agravamiento de la problemática
con los años, son argumentos válidos para llevar a cabo el taller.
5

Bibliografía:

 Barrón, A. y Sánchez, E. (2001). Estructura social, apoyo social y salud


mental. Psicothema. Vol. 13, nº 1. Universidad Complutense de Madrid., pp.
17-23.

 Ortega, López y Álvarez. Ciencias psicosociales. El apoyo social.


Universidad de Cantabria. pp 1-3. Recuperado de:
https://ocw.unican.es/pluginfile.php/1420/course/section/1836/tema_13.pdf

 Oblitas (2008). Panorama de la actual dela psicología de la salud.


Universidad del Valle. Recuperado de:
http://www.psicologiacientifica.com/psicologia-de-la-salud-panorama/

 Nunes, Garcia y Alba (2006). Evaluación psicológica en salud: Contextos


actuales. Recuperado de:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-
45572006000200005

 Martín, L. y Grau, A. (2004). La investigación de la adherencia terapéutica


como un problema de la psicología de la salud. Escuela Nacional de Salud
Pública. Cuba., págs. 89-99.

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