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La Anunciación
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret a una joven virgen llamada María, comprometida en matrimonio
con un hombre llamado José. El ángel le dijo: “alégrate llena de gracia, el
Señor está contigo. Concebirás y darás a luz un hijo y lo llamaras Jesús que
también será llamado Hijo del Altísimo. También tu parienta Isabel esta
esperando un hijo en su vejez porque no hay anda imposible para Dios”
Una vez que cumplieron todo lo que ordenaba la ley volvieron a la ciudad
de Nazaret. El niño crecía y se desarrollaba lleno de sabiduría y la gracia de
Dios permanecía con él.
Primera iniciativa del joven Jesús
Los padre de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la
Pascua, Jesús a los 12 años también fue, al terminar los días de fiesta
regresaron pero el niño Jesús se quedó sin que sus padres lo supieran. Al
tercer día lo hallaron en el Templo sentado en medio de los maestros de la
ley escuchándolos y haciéndoles preguntas, todos quedaban asombrados
de su inteligencia. Su madre le dijo: “¿Por qué nos has hecho esto?
Estábamos muy angustiados”. Jesús le respondió: “¿Por qué me buscaban,
no saben que debo estar donde mi Padre?”
Mientras Jesús caminaba a orillas del mar de Galilea vio a dos hermanos:
Simón y Andrés que eran pescadores, los llamo: “síganme y yo los hare
pescadores de hombres”, dejaron sus redes y lo siguieron. Más adelante
vio a otros dos: Santiago y Juan, Jesús los llamo y estos también lo
siguieron.
Jesús al ver toda esa muchedumbre que lo seguía subió al monte, se sentó
y sus discípulos se reunieron a su alrededor y desde allí comenzó a
hablarlos y a enseñarlos a cumplir con la ley de Dios, a no jurar por el cielo
porque es el trono de Dios ni por la tierra que es la tarima de sus pies, a
amar a los enemigos, a hacer el bien solo por Dios, como rezar, como
tener confianza en Dios y no en el dinero, a no juzgar a los demás, a ser
humildes, a cuidarse de los falsos profetas, a no hacer el mal y a proclamar
el nombre de Dios. Cuando Jesús termino su discurso la gente estaba
admirada.
Curación de un leproso
Jesús bajo del monte y mucha gente empezó a seguirlo, un leproso se
arrodillo ante él y pidió que lo curara, Jesús extendió su mano lo toco y lo
curo.
La fe del centurión
Al entrar en Cafarnaúm se le acerco el capitán de la guardia y suplico que
curara a su muchacho paralitico, Jesús le dijo: “yo iré a sanarlo”, el capitán
respondió: “¿Quién soy para que entres en mi casa? Di una palabra y mi
muchacho se sanara”. Jeus dijo a los que le seguían: “les aseguro que no
he encontrado a nadie con tanta fe, vete a casa, hágase como has creído”.
A estos doce Jesús los envía a misionar: “no vayan a pueblos samaritanos
ni a tierras de paganos, diríjanse a las ovejas perdidas del pueblo de Israel,
proclamen el Reino de Dios, sanen a los enfermos, resuciten a los muertos
y echen a los demonios. No lleven oro ni plata, nada de provisiones, al
entrar en un pueblo quédense en la casa de las familias que lo merecen,
denles la paz, y si en algún lugar no los reciben salgan sacudiendo el polvo
de los pies. Cuando los persigan en una ciudad huyan a otra pero no les
tengan miedo porque nada hay oculto que no llegue a ser descubierto. El
que los recibe a ustedes me recibe a mí, el que le dé un vaso de agua no
quedara sin recompensa”.
Jesús y Juan Bautista
Cuando Jesús termina de dar instrucciones a sus discípulos se fue a
predicar a las ciudades judías, Juan estaba en la cárcel y envió a sus
discípulos a preguntarle a Jesús si era el, el Hijo de Dios. Jesús le responde:
“vayan y cuéntenle a Juan que los ciegos ven, los cojos andan, los muertos
resucitan, los sordos hoyen y una buena nueva llega a los pobres”.
“¿Y ustedes quien dicen que soy yo?”, Pedro contesto: “tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios” Jesús le respondió: “feliz de ti Pedro, yo te digo tu eres
Pedro (ósea piedra) y sobre esta piedra edificare mi iglesia, y yo te daré la
llave del reino de los cielos”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a
nadie que él era el Mesías.
Jesús anuncia su pasión
A partir de ese día Jesús comenzó a preparar a sus discípulos para lo que
iba a ocurrir y manifestaba que él debía ir a Jerusalén y que las
autoridades judías lo iban a hacer sufrir mucho, que incluso debía ser
muerto y que resucitaría al tercer día.
La transfiguración de Jesús
Seis días después Jesús llevo a Pedro, a Santiago y a Juan a parte a un
monte alto, a la vista de ellos su aspecto cambio completamente: su cara
brillaba como el Sol y so ropa se volvió blanca como la luz y vieron a
Moisés y a Elías hablando con él. Pedro quiso levantar una tienda pero de
repente una nube luminosa los cubrió y una voz dijo: “este es mi hijo, este
es mi elegido, escúchenlo”. Los discípulos se asustaron mucho y se
arrodillaron y al levantarse ya no vieron a nadie más con Jesús, mientras
volvían del monte Jesús les ordeno que no contaran a nadie a cerca de lo
ocurrido.
El joven rico
Un hombre joven se le acercó y le pregunto que debía hacer para
conseguir la vida eterna, Jesús le respondió: “cumple con los
mandamientos: no matar, no cometer adulterio, no hurtar, no levantar
falsos testimonios, honrar al padre y a la madre y amar al prójimo como a
sí mismo”, el joven le dijo que ya había hecho todo eso. Jesús le dijo:
“vende todo lo que tienes, reparte el dinero entre los pobres y sígueme”.
El joven cuando oyó esta respuesta se marchó muy triste porque era un
joven rico.
La unción en Betania
Jesús se encontraba en Betania en casa de Simón el leproso, se acercó a él
una mujer mientras estaban a la mesa, con un frasco de mármol lleno de
un perfume muy caro y lo derramo en su cabeza. Los discípulos
protestaban porque era un perfume muy caro pero Jesús les dijo que al
derramar este perfume sobre su cuerpo ella lo estaba preparando para su
entierro.
En el huerto de Getsemaní
Llego Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y ordeno a sus
discípulos que se quedaran allí mientras él se retiraba a orar, llevo consigo
a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir mucha tristeza y
angustia, y le pidió que se quedaran despiertos con él. Aquella noche se
retiró dos veces a orar, cuando regreso les dijo a sus discípulos que podían
irse a dormir.
La muerte de Judas
Cuando Judas el traidor supo que Jesús había sido condenado se llenó de
remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata, se retiró del
templo y se marchó al monte a ahorcarse. Los jefes de los sacerdotes
recogieron las monedas y con ese dinero compraron el campo del alfarero
y lo destinaron para cementerio de extranjeros y ese lugar es llamado
Campo de Sangre.
El camino de la cruz
Los soldados romanos llevaron a Jesús al patio del palacio, le quitaron su
ropa y le pusieron un capa de soldado de color rojo y en su cabeza una
corona de espinas y en su mano derecha una caña, luego se burlaban de
él, lo escupían y lo golpeaban. Después de crucificarlo, lo llevaban al
monte del Calvario, por el camino se encontraron con un hombre llamado
Simón y lo obligaron a cargar con la cruz de Jesús, al llegar le dieron de
beber vino con hiel.
Aseguran el Sepulcro
Al día siguiente los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron
ante el gobernador pidiendo asegurar la entrada del sepulcro porque se
acordaron que Jesús había dicho que resucitaría al tercer día. Pilato le
respondió: “vayan ustedes y tomen las precauciones que crean
necesarias”, ellos sellaron la piedra y pusieron una guardia.
Las mujeres con una inmensa alegría corrieron a llevar la noticia a los
discípulos. Mientras iban a la ciudad Jesús le salió al encuentro y les dijo:
“paz a ustedes, vayan y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea allí
me verán”, también los soldados corrieron a la ciudad y contaron lo que
había pasado. Entonces las autoridades judías acordaron dar una buena
cantidad de dinero a los soldados para que dijeran que se habían quedado
dormidos y que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús. De ahí
salió la mentira que ha corrido entre los judíos hasta el día de hoy.
Bibliografía:
Infancia de Jesús – Evangelio según San
Lucas capítulos 1 y 2
Vida y obra de Jesús – Evangelio según
San Mateo capítulos 3 al 28