Yo sé que mi cerebro no es como el de los otros. Tuve que demorar un
poco en aprender. Pero,al ser así,mi experiencia me ha enseñado mucho. De la gente que se apuraba conmigo o me reñían porque otras personas me miraban moverme con torpeza,aprendí a ser lenta y precisa en mis cosas. No sólo eso,sino que a ser consecuente conmigo misma. Si no podía caminar rápido,pensaba,podía ver antes los escollos en el camino. Si no podía correr,caminaba rápido. Y así. Ese asunto se llama compensación. Compensaba lo que me faltaba por aprender con mis habilidades incompletas. Y mi imaginación. La imaginación me ha prestado un hermoso servicio a mí. Al ser solitaria durante gran parte de mi vida,me ha dado muchas cosas la imaginación.
Capítulo II
Al tener el tercio medio de mi cerebro lastimado,me quedé con los
ganglios basales dañados. Eso significa:Movimientos coreoatetoides para toda mi vida,pero el intelecto sano. Un poco de sordera para ciertos tonos. Un poco de estrabismo en mis ojos y no poder calcular ni juzgar distancias. Un poco de lesión al miocardio,porque,al ser músculo el corazón,también se afecta. Sazonemos este asunto con un poco de danza atetoide,para bailar mientras estamos de pie. Una mirada de parte de los otros,indiscreta o no. Reflejo de Moro-,o sobresalto a ruidos fuertes-,conservado desde la lactancia. Y un alto grado de ensueño hacia las cosas que están en el futuro,que no sé si se van a hacer realidad. Pero todo esto,puesto en un envase de 1,50 metros,vientre abultado,sin hijos-,he sabido conservar mi fertilidad sin parir a nadie-,piernas flacas,con isquiotibiales ausentes-,atrofiados,por la poca marcha;porque para mí,lo intelectual siempre ha sido el primer y único gusto-,algunos lo llaman vicio,y otros flojera-,y yo lo llamo amor. De quién esto escribe.