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El género en las ciencias sociales de Rosa Cobo.

El articulo empieza hablando un poco del concepto de género, este fue acuñado en el
año 1975 por la feminista Gayle Rubin. El significado que le otorgó Rubin es la
existencia de una normatividad femenina edificada sobre el sexo como hecho
anatómico. Este concepto es utilizado para explicar la dimensión social y política que se
ha construido sobre el sexo. El sexo lleva la marca de la biología y el género la marca
de la cultura.
Según Rosa Cobo esta normatividad reposa sobre un sistema social en el que el género
es un principio de jerarquización que asigna espacios y distribuye recursos a varones y
mujeres, siendo este sistema social el patriarcado.
También tenemos a Benhabib, el cual establece que la idea de sexo-género alude a que
en la sociedad existe un mecanismo que distribuye los recursos políticos, económicos,
culturales, autoridad, entre otros; en función del género. En esta distribución es que se
sobrecarga de recursos a los hombres y se priva a las mujeres.
El género es una construcción social que te condiciona, te limita como persona, creando
así las desigualdades entre el hombre y la mujer.
Esta desigualdad viene desde la edad media, en esta era se juzgaba a la mujer y se le
acusaba de no tener alma. Se ha explicado históricamente con la argumentación de que
tiene su origen en el carácter “natural” de las cosas.
El discurso de la inferioridad de las mujeres reposa sobre una ontología diferente de
cada sexo, es decir, en que la diferencia sexual está basada en la inferioridad de las
mujeres y en la superioridad masculina. En base a ello a las mujeres se les asigna el
espacio privado, es decir el espacio doméstico, y se las separa del ámbito público-
político el cual es propio de los hombres.
Por el otro lado, El discurso de la excelencia subraya la excelencia moral de las mujeres
respecto de los varones.
La paradoja de este discurso es que la excelencia moral de las mujeres se origina
precisamente en aquello que las subordina: su asignación al espacio doméstico y su
separación del ámbito público-político. Lo significativo de este discurso es que la
excelencia se asienta en una normatividad que ha sido el resultado de la jerarquía
genérica patriarcal y que se resume en el ejercicio de las tareas de cuidados y en la
capacidad de tener sentimientos afectivos y empáticos por parte de las mujeres hacia
los otros seres humanos.
En el siglo XVIII se comienza a construir la idea de igualdad. Esta reposa sobre la de
universalidad, que a su vez es uno de los conceptos centrales de la modernidad. Se
fundamenta en la idea de que todos los individuos poseemos una razón que nos empuja
irremisiblemente a la libertad, que nos libera de la pesada tarea de aceptar pasivamente
un destino no elegido y nos conduce por los sinuosos caminos de la emancipación
individual y colectiva.
Defiende el mérito y el esfuerzo individual y abre el camino a la movilidad social. Y no
sólo eso, pues también fabrica la idea de sujeto e individuo como alternativa a la
supremacía social de las entidades colectivas que eran los estamentos. Esta potente
idea ética y política, de inmediato es asumida por algunas mujeres en sus discursos
intelectuales y en sus prácticas políticas.
Es el feminismo el que usa el concepto género, así como el binomio género-sexo, como
parámetro científico. La razón de ser es que a lo largo de la historia, el conocimiento es
producido casi exclusivamente por los hombres y a este se le ha dado autoridad de
conocimiento objetivo. Los hombres han podido casi en exclusiva crear conocimiento
porque a las mujeres se las ha excluido y han pasado a ser objeto de estudio. Por ello es
necesaria la vindicación política y la mayor capacidad en torno a ella de las mujeres
para posicionarse como sujeto colectivo, y con mayor razón aun cuando desde las
instituciones responsables de la nueva era, la era neoliberal, identifican feminismo con
mujer. La políticas neoliberales lo que hacen es reprimir ideologías para que la
población no tenga conciencia política crítica, entre ellas el feminismo.
En los últimos años, desde determinadas instituciones internacionales y desde algunas
instituciones gubernamentales se ha extendido el término «género» como sinónimo de
mujeres, de modo tal que a medida que adquiere mayor popularidad este término, con
la misma rapidez e intensidad pierde visibilidad el vocablo feminismo.
El problema surge cuando una categoría como la de género, acuñada como una
herramienta feminista con el objeto de visibilizar una estructura de dominación, se
intenta sustituir por el propio paradigma feminista del que forma parte. El problema
surge cuando se sustituye el todo por la parte, siendo esto un error político. pues la
sustitución indiscriminada de feminismo por género produce efectos no deseados para
las mujeres porque despolitiza el feminismo al vaciarle de su contenido crítico más
profundo.
La despolitización del feminismo debilita a las mujeres como sujeto político colectivo
con los consiguientes efectos de pérdida de influencia política y de capacidad de
transformación social. Su intención es desvincular la historia de las luchas feministas
de las acciones políticas actuales impulsadas por mujeres.
Y esta desvinculación entre género y feminismo esconde la pérdida de nuestra memoria
histórica, una historia plena de opresión pero también de luchas políticas. La pérdida
de nuestro pasado nos introduce en el mundo de la amnesia política, que es como decir
que nos priva de la brújula para encontrar los caminos de la estrategia política
transformadora. El pasado proporciona legitimidad a nuestras prácticas políticas.
La historia siempre da legitimidad a quién tiene un pasado político tan bueno en
términos morales y políticos como lo tiene el feminismo. Y es que el feminismo es el
movimiento social de la modernidad que más ha ensanchado los derechos civiles,
políticos y sociales de la humanidad.
Me gustaría concluir con una cita muy interesante de Benhabib que es utilizada por
Cobo, esta dice: “cuando la mujer entra en la ciencias sociales para investigar o ser
investigada ocurre un tambaleo”.

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