Está en la página 1de 106
InrroDucci6n/ 1 Cariruto L 1 disefio bioclimético. Surgimiento y evolucién / 3 Antecedentes / La arquitectura y el urbanismo en la antigtiedad /3 La arquitectura vercula, Lo culto versus lo popular. “La primera globalizacién” /5 Las comunidades obreras y el movimiento higienista/ 6 Elmovimiento modemo en el siglo xx/7 Las viviendas solares / 9 Surgimiento del término diseiio bioclimético / 11 Los primetos clésicos / 11 Otros términos relacionados / 11 Las investigaciones de los afios cincuenta y setenta / 12 La crisis ecolégica de los afis ochenta / 13 Evoluciéa del término: De la arquitectura bioclimética a la ecologia urbana / 14 desarrollo sustentable / 14 La evolucién del término /14 Importancia de la escala urbana y territorial / 15 Cariruco Tr rategias y métodos del disefio bioclimatico / 16 radicionales /16 Climas frios / 16 “limas templados / 17 Climas eélidos /17 Contemporéneas / 19 Sistemas captadores / 20 Captadores directos / 20 Captadores semidirectos / 21 Captadores indirectos /21 Captadores independientes / 23 El desarrollo sustentable ha sido reconocide como una solucién sin alternativa para la supervivencia de! planeta, y en ello, el medio ambiente construido desem- pefia un rol decisivo. ‘Tanto fa calidad de vida, como el ahorro de recursos y energfa y la reduccién de los impactos ambientales negativos, son principios esenciales del desarrollo sus- tentable del medio ambiente construido, en los cuales, el disefio arquitecténico y urbano tienen una influencia directa, EI disefio bioclimético, que optimiza la relacién entre los seres humanos y el clima mediante las soluciones arquitect6nicas y urbanas, constituye un aspecto esencial del disefio sustentable, Sin embargo, la mayorfa de las investigaciones que se desarrollan, y Ia literatura que se publica sobre el tema, se origina en los pafses desarrollados con climas predominantemente frios. En relacién con los climas célidos, abundan mucho més las investigaciones, apli caciones y publicaciones referidas a las regiones célido-secas que a las célido-hi medas, tipicas del Caribe. En algunas istas del Pacifico asiético como Malasya, estas investigaciones han tomado un gran auge durante los tiltimos diez. afios, pero las diferencias culturales son considerables con respecto a las islas del Caribe. Las mayores fortalezas en América Latina se identifican en paises del continente sur, como Brasil y Argentina, con condiciones climéticas significativamente dife- rentes a las de la tegién caribefia. Por otra parte, en materia de diseflo arquitecténico y urbano, se observa un predominio de fos modelos importados del “Primer Mundo”, cual paradigmas de lo “desarroltado” y lo “contemporinea”. Por ello, se hace imprescindible Hevar & cabo investigaciones y enfoques propios, asf como divulgar las experiencias y aplicacién de los resultados locales y regionales. El presente trabajo pretende contribuir al logro de ese abjetivo y recoge Ia expe- riencia en el diseiio bioclimatico en Cuba de su autora, durante mas de veinte afios. Se revisan y discuten algunas concepciones ya tradicionales en este campo, y se proponen enfoques que pueden resultar novedosos. f —— a El diseiio bioclimdtico. Surgimiento y evolucion El disefio bioclimético 0 arquitectura bioelimética ha existido siempre y ésta es 1a raz6n por la que algunos autores consideran que es un término redundante, pues toda arquitectura debe ser, por naturaleza, esencialmente bioclimética. Sin embargo, Jamentablemente, eso no pasa de ser una declaracién de principios que, por diversas razones, no siempre se ha cumplido en la préctica. El término disefio bioclimatico o arquitectura bieclimética si es zelativamente reciente, Segiin la definicién de Serra (1989): “La palabra bioclimética intenta recoger el interés que tiene la respuesta del hombre, el bios, como usuario de la arquitectura, frente al ambiente exterior, el clima; afectando ambos conjuntamente ccténica”. Por tanto, se trata de optimizar la relacién hombre-clima, Antecedentes Los primeros usos del sol en Ia arquitectura, tuvieron un origen simb6lico y reli- gioso, sin embargo, ya desde la antigtiedad, gracias al escaso dominio de la ciencia ¥ Ia tecnologia, el hombre se vio precisado a adecuar Ias soluciones arquitect6ni- cas a las condiciones del medio para procurar espacios apropiados con el propési- to Ia vida solo a partir de los recursos naturales disponibles, tal y como sucede atin hoy en algunas regiones del planeta. La arquitectura y el urbanismo en Ia antigiiedad ‘Un buen ejemplo del aprovechamiento de las condiciones naturales en la arquitec- tura ha podido encontrarse en numerosas ciudades de la antigua Grecia, que se ordenaban en cuadricula, donde los espacios habitabies eran orientados al sur y relacionadas con un patio a través de un pértico que los protegia del sol alto del verano a la vez que dejaba penetrar en ellos el sol bajo del invieno. Asf, los griegos descubrieron desde muy temprano, este elemental principio de disefio bioclimatico para regiones frfas y templadas del hemisferio norte, y que ha sido reiteradamente ttilizado a lo largo de la historia en disimiles culturas y localizaciones geogréficas igs. Ly 2). Este principio se utilizé también en Buti y Perlin, 1985). Los romanos des de forma que usaban en sus baifos y Ja antigua China y en el imperio romano ‘cubrieron, ademés, el efecto invernadero, termas una especie de vidrio, producido a artt de capas delgadas de mica, que colocaban en ciertas zonas de tas lermus, Tegularmente orientadas al noroeste, buscando la méxima captacién solar en horas de ld tarde y, fundamentalmente, durante el invierno, 920406080 100 390 ce ator PIANURA DE. MEANDRO Fig. 1. Plano dela ciudad de Priene en la antigua Grecia, muestra como | las calles se orienta ban al sur. (Fuente: Butti y Perlin, 1985,) El imperio romano ocup6 un vasto teritorio con disimiles condiciones etiméti algunas de las cuales, en ciertos lugares, variaban considerablements » le largo dei fio. En estos casos, resultaba muy dificil lograr en todo momento cond, ambientales interiores apropiadas slo mediante el dis. tanto, se optaba por mover los espacios interiores de las viviendas en las diferentes clones (por ejemplo, se recomendaba ubicar el comedor hacia el “poniente en invierno”), 0 podian disponer, incluso, de residencias para usar por temporadas, Fig. 2. Reconstruccién de una casa griega clésica. Las habitaciones tras el pértico se abrian hhacia el patio sur. (Fuente: Butti y Perlin, 1985.) La experiencia de los romanos del perfodo clisico, en materia de diseflo bioclimético, quedé recogida en los Tratados de Vitruvio, que han sido objeto de estudio para los arquitectos del planeta a lo largo de la historia hasta hoy. La arquitectura verndcula. Lo culto versus lo popular. “La primera globalizacién” La arquitectura vernacula, que refleja las tradiciones transmitidas de una gene- racién a otra, y que generalmente se ha producido por la poblacién sin la inter- vencién de téenicos 0 especialistas, siempre ha respondido a las condiciones de su contexto, buscando, a través de la sabidurfa popular, sacar el mayor partido posible de fos recursos naturales disponibles para maximizar la calidad y el bienestar de las personas. La arquitectura , por el contrario, ha seguido mas los patro- época por el “estilo” 0 movimiento que las condiciones establecidas por ef medio; liciones particulares de cada contexto y el nivel de dominio de la ciencia y Ia tecnologia, asi como los recursos disponibles, siempre otorgai jonal, dentro del lenguaje universal predominante, nes, 0 c6digos formales, impuestos en cad: ecténico predominante, nque, por supuesto, las cond un selfo particular a la arguitectura r Por tanto, el proceso de globalizacién es tan antiguo (0 quizds viejas iglesias roménicas y se c més), como las inué manifestando en las catedral du- Ia edad media, en el renacimiento y posteriormente en el neo clasicismo, y en Jos “neos”, que le sucedieron hasta el eclecticismo del sigio xix, y el movi- moderno del siglo xx. s g6ti Tal vez, la globalizacién comenz6 con las guerras de conquisias de los antiguos imperios, que imponfan su arte, cultura y arquitectura “cultas” a los pueblos sojuz~ dos, en contraposicién a fa arquitectura vernécula popular tradicional, que sf espond{a inteligentemente a las condiciones especificas de su medio a través del disefio bioclimético, entre otros factores; solo que aquel proceso de globalizacién era mucho més lento que el actual Las comunidades obreras y el movimiento higienista La revoluei6n industrial provocé en la Europa del siglo xrx, la emigracién masiva de campesinos a a ejudad en busca de trabajo en las industrias, constituyendo una clase social nueva: ia clase obrera, que se estableci6 en viviendas localizadas en los alrededores de las industrias, con pésimas condiciones de higiene y gran haci peligro que este nuevo fenémeno urbano representaba para la ciudad, no s6le por la proliferacién de epidemias, sino por la posible explosién de revolucio- nes sociales (de acuerdo con las teorias de Marx y Engels), dirigié la atencién de los industriales capitalistas y el propio Estado hacia la creacién de comunidades obreras de nuevo tipo, con un enfoque higienista, que han sido consideradas por algunos como comunidades solares (Butti y Perlin, 1985) y que constituyeron germen de lo que posteriormente cristalizé como “movimiento moderno” en la arquitectura y el urbanismo del sigo xx. (Figs. 3 y 4.) En estas nuevas comunidades, Ios edificios largos y estrechos se ubicaban en tun espacio predominantemente verde, y separados entre sf a una distancia sufi- ciente para permitir el acceso de todos los espacios interiores al sol, para aprove- su efecto higienizante, ademas de térmico (George, 1916; Rey, 1913) Los promotores de este modelo, surgido en los paises frios del norte de Europa, redescubrieron el principio de Ia orientacién y Ia proteccién, usado muchos siglos antes por los griegos. 6 put pone Somat Fig. 3. Plano de la comunidad obrera de “Port Sunlight” en Inglaterra, siglo xix, La amplitud de los espacios exteriores garantizaba suficiente asoleamiento 2 lus viviendas. (Fuente: Buti y Perlin, 1985.) Fig. 4. Vista de la comunidad suiza de Neubthl, de inicios del siglo xx. Se observa que todos os edificios de vivienda se orientaban al noroeste. (Fuente: Buito y Perlin, 1985.) EI movimiento moderno en el siglo xx Este movimiento, surgido a prineipios del siglo xx, tuvo como antecedentes Ias primeras comunidades obreras eurapeas, y buscaba soluciones que permitieran la produccién masiva (y por tanto, industrializada y estandarizada) de viviendas par la poblacién en general (Bauer, 1934; Mumford, 1933). Sin embargo, ef concepto de vivienda tipica, repetitiva y estandarizada, que se basaba en un ideal de industrializacién de la construccién, que nunca logré a se, partfa del modelo productivista y mecanicista del desarrollo que ha jiamente cuestionado desde las dltimas décadas del siglo xx. sido amy Hoy se sabe que la mejor solucién arquitecténica (la més sustentable, econémica y apropiada) debe ser siempre especifica y responder a las ‘epndiciones del entomno donde se inserta, del cual pasaré a formar parte durante un perfodo largo de tiempo (mientras dure su vida itil), y con el que establecerd conexiones para obtener los recursos de los que depende (agua, energia). y evacuar los residuales que produce. Muy similar a lo que sucede con los organismos vivos, en cuyo modelo se basa la actual concepcién sustentable del mundo. EI movimiento moderno, no obstante, dio origen al llamado “estilo internacio- nal”, que se extendié nuevamente por igual a todo el planeta, a contrapelo de costumbres, idiosincrasias, tradiciones y condiciones climéticas, gracias a la proli- feracién de ios sistemas artificiales de climatizacién e iluminacién, altos consumi- dores de energia.convencional En latitudes tropicales y climas célido-hiimedos como el de Cuba, este modelo uurbano y arquitecténico, surgido en climas frfos para garantizar el acceso al sol, se Justificé para favorecer la ventilacién cruzada con la poca profundidad de los edifi- cios y la recuperaci6n del viento mediante la distancia entre ellos. Sin embargo, los edificios largos y estrechos estén mucho mas expuestos a la radiacién solar (Gonzilez, 20020), y las velocidades del aire en los espacios interiores son tan altas que resultan molestas al punto de que no es posible, en ocasiones, abrir las ventanas (Fig. 5). Fig, 5. Esqueme de flujo de viento laminar en conjuntos urbanos abiertos. (Fuente: Konya, 1981.) EI resultado es que la ganancia térmica en los espacios interiores. aumenta, sobre todo con el empleo de paredes exteriores delgadas, de hormigén armado (producto de la industrializaci6n), y ventanas de vidrio sin proteccién expuestas ai sol (segin los eédigos formales, originalmente impuestos en los paises desarrollados y frfos del “Primer Mundo”), y ésta no puede ser contrarrestada por la ventilacién, que es el pardmetro climatolégico més variable (velocidad, sentido y direecién), y cuyo comportamiento es diffcilmente predecible, pues se ve afectado por innumerables variables como el contexto urbano; la vegetacién; la volumetria del edificio; su solucién espacial interior; e incluso, el cierre o abertura de ventanas y puertas interiores. EI fracaso econdmico de este modelo para la vivienda social masiva (que fue su raz6n original) del Tercer Mundo, se puede constatar con el crecimiento urbano descontrolado de la Hamada “ciudad informal”, nacida como solucién popular, més © menos esponténea, ante Ia inoperancia del modelo oficial. Las viviendas solares Entre los afios treinta y cincuenta del siglo xx, se desarrollaron en los Estados Unidos numerosas investigaciones (Butti y Perlin, 1985) que sirvieron de base a la construc cién de prototipos experimentales (fundamentalmente de vivienda), cuya forma de disefio hacfa posible el aprovechamiento directo de la energia solar en la calefaccién de los espacios intetiores y en el calentamiento del agua (Figs. 6, 7, y 8). Fig. 6, La primera casa solar de los tiempos modernos, construida por Howard Sloan en Illinois, 1935. (Fuente: Butti y Perlin, 1985.) | | i I i t | Fig. 7. Casa solar de Tueson, Arizona, 1945. Arg. Arthur Brown. (Butti y Perlin, 1985). Fig, 8, Laboratorio solar del Instituto de Tecnologfa de Massachusetts (MIT), 1947, (Balti y Perln, 1985.) Estas experiencias demostraron el rol del disefio arquitect6nico (su forma) en el aprovechamiento pasivo de ta energfa solar y la conveniencia de la adecuacién de otras ecotécnicas activas en el diseio arquitect6nico. Lamentablemente, los bajos precios de los combustibles fésiles provocaron Ia “muerte” de estas experiencias, a pesar del interés de los investigadores y las instituciones involucradas. 10 Surgimiento del término disefio bioclimatico El término es s6lo una forma de denominar al disefio arquitecténico y urbano que optimiza las relaciones entre las personas, que usan los espacios y et clima exterior. La adecuacién de las soluciones arquitecténicas y urbanas a las condiciones climéticas del medio reporta beneficios en cuanto af ahotto en el consumo energé- tico de las edificaciones (fundamentalmente en los casos en que se utilizan medios de climatizacién artificial), y también con respecto al bienestar térmico de las per- sonas en Jos espacios interiores. A este sltimo aspecto se le concede, a veces, menor importancia en pafses en desarrollo, donde io benigno dei clima permite prescindir de los sistemas de climatizacién artificial y, por tanto, el disefio bioclimético no se revierte en un beneficio econmico directo. Ese es el caso de Cuba y el Caribe. Sin embargo, esté demostrado que la exposicién sistemética de las personas a condiciones climaticas desfavorables, aun cuando no reporten consecuencias tr4- gicas en las condiciones del Caribe, s{ producen afectaciones en las capacidades de trabajo mental y fisico, para disfrutar, descansar y dormir (DAES, 1973), ¢ incluso, aumenta la ocurrencia de ciertas enfermedades (DNH, 1974; Osorio, 1989), todo lo cual representa, ademés, consecuencias econémicas indirectas. El término ha evolucionado y ampliado su escala de accién desde su surgimiento, Los primeros clasicos Los primeros en emplear dicha terminologfa fueron los hermanos Olgyay (1953, 1957,1963), que atin hoy constituyen clésicos del tema, quienes por primera vez dieron un enfoque cientifico al disefo arquitecténico como respuesta a las condi- ciones del clima circundante. Otros autores internacionales, entre los que se destacan Fanger (1973), Givony (1969), Koenigsberger (1980), Martin Evans (1995), Puppo (1972), Serra (1989), Szokolay (1995), y los latinoamericanos Rivero (1967, 1970, 1972, 1973), y ArGategui (1983, 1993), continuaron estudiando el tema; intentando descifrar las sensaciones percibidas por los seres humanos ante diferentes combinaciones de pardmetros climéticos, y el rol de la arquitectura y los elementos de disefio, en la modulacién del ambiente térmico en los espacios interiores. Multiples han sido los diagramas de confort, propuestos a partir de la “Carta Bioclimética” de Olgyay, y los métodos (inicialmente analiticos y gréficos) desarrollados para evaluar Ja in- fluencia de las soluciones de diseffo en el bienestar térmico humano. Otros términos relacionados Son varios los vocablos relacionados con el disefio bioclimético, que se han em- pleado indistintamente por diferentes autores. El término arquitectura solar, por ejemplo, nacié y se desarrollé en paises con climas templados y frfos, donde un " principio fun consiste en damental de la adecuacién de ta arquitectura al medio ambiente aprovechamiento directo de la radiacién solar para lograr un ambiente térmico apropiado en los espacios interiores, reduciendo el consumo nergético convencional. El aprovechamiento de Ia energia solar (captacién, almacenaje y utilizacién) se Puede producir, bésicamente, de dos formas: pasiva y activa. Aunque la defini cin de estos términos presenta pequeflas contradicciones entre diversos autores, general, el primero se utiliza cuando la captacin y almacenaje se produce 2 través de la propia arquitectura y sus elementos de disefio (paredes, cubiertas u otros espacios disefiados para estos fines como los invemnaderos), pero que, en todos los casos, forman parte integral de la propia edificaci6n. Al contrario, usualmente se denominan activas los sistemas que, con el propésito de aprovechar la energia solar, emplean elementos tecnol6gicos que se adicionan la construccisn (colectores solares de diversos tipos), o en ocasiones, también utilizan el término para referirse a aqueltos sistemas de circulacién forzada, que al Fespecto usan una fuente adicional (bombas o extractores, entre otros). Ouos autores, entre ellos, Bardou y Arzoumanian (1981), incorporaron nuevas clasificaciones como arquitectura solarizada, referida a aquellos casos donde los elementos del sistema han sido superpuestos a la envoltura arquitecténica, con una adecuacién formal coherente. Podrfan citarse otros conceptos enunciados por diversos autores sobre el tema, pero més importante que eso es reconocer que el término arquitectura solar se refiere solamente a un aspecto parcial dentro del problema general y que, tal como estd planteado, es vélido en determinados tipos de climas que excluyen el caso de ba y la regi6n del Caribe, donde la energfa solar no puede ser captada de forma directa para el acondicionamiento ambiental de los espacios interiores, sino que, por el contrario, la edificacién debe protegerse de aquélia y, a la vez, aprovecharla con otros usos energéticos. Tendencias mas recientes plantean enfoques mas amplios del problema que abarean, no s6lo el medio y el clima, sino Ia ecologia en su sentido més general, esbozdndose Ios conceptos de ecotéenicas y ecodisefio (Deffis Caso, 1987), que consideran también la utilizacién de los recursos naturales y fuentes renovables de energia, asi como la incorporacién al ambiente natural de los residuos, desechos u otros materiales producidos por la sociedad, estableciendo cadenas y procesos de ciclo cerrado que propicien su aprovechamiento y eviten la contaminacién del medio. Las investigaciones de los afios cincuenta y setenta Los estudios experimentales desarrollados a partir de los afios cincuenta, conside- aban la arquitectura (volumen y espacio) como un elemento aislado, fundamen- talmente, por lo dificil que resultaba reflejar en un modelo experimental de laboratorio © en un modelo analttico, las complejas relaciones que se establecen entre la arqui- tectura y su contexto real. 12 Asf, por ejemplo, las maquetas que se sometfan a estudios en los tineles de viento, para determinar la influencia de factores de diseflo (como la posicion de las aberturas y sus elementos externos de proteccién) en las velocidades del aire interior, se referfan a un volumen o espacio aislado, lo cual difiere totalmente de fa realidad. La situacién se agravé cuando comenzaron a aparecet infinidad de manuales que repetian, hasta el cansancio, los mismos esquemas y recomendaciones, copiados unos de fos otros, sin poder discernir a ciencia cierta cudl era Ia fuente original, y sin nuevos aportes en el estudio cientffico y serio de este problema. Es por eso que estos resultados, e incluso, las recomendaciones de disefio que para diferentes tipos de clima se oftecen en los manuales elaborados en aquella época, son discutibles 0 poco confiables en las circunstancias reales. Las recomendaciones de disefio que se ofrecen para climas célido-himedos como el de Cuba, que proponen edificaciones aisladas y separadas entre sf para permitir ia circulacién libre del viento y la recuperacién de sus velocidades, son s6lo posibles en contextos rurales o parcialmente en los suburbanos y no en ciudades, excepto en las urbanizaciones abiertas al estilo del movimiento moderno que proliferaron en Ia primera mitad del siglo xx. De acuerdo con estos principios, la trama urbana de la ciudad tradicional (com- ppacta y semicompacta) seria impensable y, sin embargo, investigaciones realizadas en los afios ochenta en Cuba (Alfonso, 1988) han demostrado que ese modelo funciona aun en climas célido-hiimedos, solo que lo hace sobre la base de meca- nismos de termorregulacién diferentes de los que se enfatizan en los manuales de los afios cincuenta y setenta, La crisis energética de la década del setenta dio un nuevo impulso a las investigaciones en este campo, ditigidas fundamentalmente al ahorro de ener- gfa convencional. La crisis ecolégica de los afios ochenta La crisis ecol6gica de este periodo impuso una nueva dimensién al tema del disefto bioclimético. El objetivo esencial, que habfa sido hasta el momento la garantia del bienestar de las personas y el ahorro de energia —mediante soluciones arqui- tect6nicas pasivas o el aprovechamiento de fuentes renovables de energia— se enriquecié a partir de ese momento con Ia dimensién ambiental, Ahorrar energia convencional ya no es sélo un objetivo econdmico, sino que contribuye & reducir el consumo de un recurso no renovable y, por tanto, a preservar el medio ambiente, Reducir el uso de sistemas de acondicionamiento de aire en climas célidos como Cuba, disminuye —ademas— el uso de gases refrigerantes de efecto invernadero, con sus consecuencias negativas para la capa de ozono y, por ende, su impacto en los cambios climiticos. Evolucién del términe: De la arquitectura bioclimatica a la ecologia urbana Durante largo tiempo, el hombre ha extraido de la tierra cantidades de materias primas petr6leo, carbén, gas) usados como combustible, para producir materiales ambientalmente hostiles, alterando la composici6n extremadamente delicada de la tmésfera de la Tierra, Especialmente en el transcurso de los tiimos tes siglos de la er: al se alcanzé un gran desarrollo econdmico, tecnolégico e intelectual. Los humanos perdieron la necesaria humildad ante las otras especies y la natu- a Blanco, 1998; Diaz, 1998), y se hicieron cada vex més poderosos y menos sabios (prudentes), Resultados de estas acciones constituyen la desertificacién; el agotamiento de los recursos; la desaparicién de especies, y los cambios climaticos como conse. cuencia del agotamiento de ia capa de ozono, el efecto invernadero y ia Iuvia dcida. El equitibrio ecolsgico tierra-agua-aire ha sido alterado, to cual amenaza la estabilidad de la biosfera y por tanto, la existencia (Gliman, 1993), El desarrollo sustentable Bl ncepto sustainable development surgié con un enfoque ecolégico, como res- puesta sin altemativa a los graves problemas del poblamiento, el medio ambiente y cl desarrollo que han hecho crisis, en el mundo de hoy. La preocupacién por la sustentabilidad ecolégica se habfa centrado, inicialmente, en el medio natural, pero ha ido evolucionando de una posicién hasta cierto punto reduccionista y biologicista, hacia una concepcién més amplia y compleja del medio ambiente (Coyula, 1997), Esta nueva concepeién del medio ambiente enfatiza la relaci6n entre la socie dad y el medio que le sirve de base para su actividad existencial, apreciando el flujo de relaciones entre la sociedad y 1a naturaleza que la sostiene, el comporta- miento, ta actitud perceptual, los flujos, ias relaciones espaciales, ambientales, sen- timentales y perceptivas (Mateo, citado por Coyula, 1997), Por ello, se habla de las dimensiones econémica, social y ecoldgica, ¢ incluso cultural, de la sustentabilidad (Red Alfa Metropolitan Areas Sustainable Transformation, MAST, 1998), La evolucién del término A pattir de esta nueva realidad, el término arquitectura bioclimatica comenzé a resultar estrecho, por referitse slo 2 una parte del medio ambiente: el clima, Surgieron as{, nuevos conceptos como arquitectura bioecolégica, ecoar- guitectura, arquitectura verde, o arquitectura sustentable, que no sélo conside- raban su selaci6n con el clima y el uso de fuentes renovables de energta, sino que incorporaban el aprovechamiento de otros recursos renovables, los andlisis del ciclo de vida, el reuso y reciclaje de desechos, los materiales y técnicas de construccién, la produccién de alimentos y otras ecotéenicas. 14 Mientras que la ecoarquitectura hace énfasis en la proteccién al medio am- biente, la bioarquitectura, por ejemplo, concentra su atencién en los seres humanos y en el uso de materiales y soluciones que contribuyan a mejorar ia salud y la calidad de vida de las personas. A pesar de la incorporacién de todas estas teméticas, Ia escala de la arquitectura también resultaba reducida ante problemas que tenfan una dimensidn regional y pianetaria, Se impuso, entonces, la necesaria consideracién de ia arquitectura, no como elemento aislado, sino inmersa en su contexto, que como consecuencia del proceso de urbanizaci6n que ha vivido el mundo (fundamentalmente el Tercer Mundo) durante las dltimas décadas, se trata, mayoritariamente de un contexto urbano. Importancia de la escala urbana y territorial Cobré auge asi, el estudio de Ia ciudad, como fenémeno fisico, y en materia de disefio bioclimético; se iniciaron tas investigaciones encaminadas a una mejor comprensién de la influencia del contexto urbano en las condiciones térmicas que rodean la vida del hombre urbano. Los estudios de microclima urbano sé han iniciado recientemente en los paises cesarrollados. Cuba, sin embargo, ha sido pionera en esto, Sin embargo, los estudios de clima urbano constituyen en la actualidad sélo una parte de las ciencias que se dedican al estudio de fos asentamientos humanos como organismos vivos, con un enfogue sustentable. Los conceptos de ecosistema urbano y metabolismo urbano (Yunén, 1997) forman parte de fos nuevos términos que se manejan hoy en la ecologfa urbana. ' Estrategias y métodos del disefio bioclimdtico ‘Tradicionaimente, los estudiosos del tema han desarrollado y propuesto estrate- gias y métodos, tanto para el disefio, como para la evaluaci6n de soluciones, que han ido evolucionando en funcién de los enfoques y el desarrollo cientffico técni: co en cada momento. Tradicionales ‘Las estrategias tradicionales se refieren a aquellas soluciones que caracterizan Ia arquitectura vernécula, desarrollada por Ia poblaci6n sin la intervencién de espe- cialistas, basadas en la légica y en el conocimiento acumulado sobre el medio natural - circundante, y transmitidas (por imitacién o por via oral) de una generacién a otra. La mayoria de los autores coinciden en que los pardmetros determinantes en la caracterizacién de los climas, 0 al menos, aquellos que mayor influencia tienen en Ja respuesta arquitect6nica, son: temperatura del aire; viento (velocidad, direceién y sentido); humedad del aire; intensidad de la radiacién solar ¢ insolacién, y preci-_ pitaciones (Chauliaguet, 1978; DAES, 1973; Instituto Torroja, 1983). Climas frios La arquitectura tradicional de los climas frios (donde las bajas temperaturas durante | casi todo el afio constituyen un rasgo esencial) trataba de mantener al maximo el calor generado, internamente, por el fuego como fuente energética primaria. Para: ello, se procuraba el minimo volumen interior de aire que pudiera mantenerse caliente (con puntales reducidos), las paredes y cubiertas eran aislantes (por el material, el espesor o la presencia de capas aislantes interiores), el érea de ventanas; se reducfa al mfnimo necesario para la iluminacién natural, y las cubiertas eran inclinadas con el propésito de garantizar ta répida evacuacién de la nieve, dee manera que no constituyera un peso adicional en la estructura. 16 Climas templados La arquitectura de climas templados debe resolver las condiciones ambientales de un invierno frio y un verano cflido, para to cual se ha buscado tradicionalmente el recurso empleade por los griegos, a partir del disefio geométrico de ia edificacién que permita la penetracién del sol en invierno y la evite en verano Como que la solucién en estos casos es dificil, debido a fo diverso de las condi- ciones climéticas en verano y en invierno (Butti y Perling, 1985), dtro recurso empleado ha sido la transformacién interna del uso del espacio o Ia migracién, seguin Ia estacién, Climas célidos Aunque los climas célidos se caracterizan, como su nombre lo indica, por las altas temperaturas, presentan notables diferencias entre ellos, que generan soluciones de disefto bioclimético, completamente diferentes, y que no pueden ser trasladadas de unos a otros, CLIMAS CALIDO-SECOS — Fig, 9. Esquema de conjunto en clima cflido seco. (Fuente: Konya, 1981.) 7 } | En los climas célido-secos 0 de desierto, las temperaturas son generalmente muy altas durante el fay bajas en fa noche, y la humedad relativa es baja. Por ello, en la arqui- tectura, las paredes son gruesas y de alta inercia térmica para captar y acumular ef calor que reciben durante el dfa, con el objetivo de transmititlo al espacio interior por la noche. Las ventanas son pequefias de manera que disminuya la entrada del aire caliente del exterior, y ubi- cadas en lo alto de la pared para evitar el deslumbramiento al observar a través de ellas el exceso de luz que se refleja en Ios planos bajos, predominantemente blancos (inclu- 80 por lo arenoso del suelo): por su parte, los techos son planos, ya que raramertte tueve (Figs. 9 y 10). Por el contratio, en Ios climas flido-hiimedos como el de Cuba, Tas temperaturas son altas, tanto por el dia, como por la noche, durante el invierno y et verano; la hume- dad relativa es alta y las Huvias abundantes. La arquitectura tradicio- nal se consirufa con materiales de fibras naturales, aistantes del calor, techos inclinados que ayudaban a evacuar répidamente las abundan- tes Huvias, con grandes aleros de proteccién solar, y muy permeables al paso del aire, que es el principal mecanismo termorregulador, al acelerar el proceso de evaporacién del sudor, que permite sentir una sensaci6n de frescor cuando éste, al evaporarse, absorbe calor de la piel de las personas (Figs. 11 y 12). Fig. 10, Arquitectura soterrada en Tiinez, (Fuente: Agenda UNICEF, 1983.) CLIMAS CALIDO-HUMEDOS Fig. 11. Esquema de conjunto en cima cilido-himedo. (Fuente: Konya, 1981.) Fig, 12. Vivienda indigena en el clima célido-hiimedo de Panama. (Foto de ta autora.) Contempordneas Las estrategias de diseito bioclimético tradicionales (Watson, 1979) han sida reinterpretadas y enriquecidas en las estrategias contemporaneas (Figs. 13, 14, 15 y 16). 13. Esquema de arquitectura Fig. 14, Esquema de arguitecura bioctimatica contemporinea en clima frio. bioclimética contemporinea en clima (Puente: Watson, 1979.) templado. (Fuente: Waison, 1979.) 19 - 15. Esquema de arquitectura Fig. 16. Esquema de arquitectura imética contemporénea en clima bioclimética contemporénea en clima ido-seco. (Fuente: Watson, 1979.) célido-hiimedo. (Fuente: Watson, 1979.) Segiin Serra (1994), éstas se pueden clasificar en sistemas captadores (directos, semidirectos, indirectos ¢ independientes); sistemas de inercia; sistemas de venti- lacién y tratamiento de aire, y sistemas de proteccién a Ia radiacién. Sistemas captadores ‘Son aquéllos que captan fa energfa solar para al acondicionamiento pasivo de los. espacios interiores. Son muy titites en climas frfos y templados, pero no son aplicables a las condiciones de Cuba y el Caribe. Captadores directos La radiaci6n solar penetra directamente en el espacio interior a través de elementos arquitecténicos transparentes como ventanas y lucernarios (Fig. 17). Serra, 1994.) 17, Esquema de captacién directa por ventana y lucernarios. (Fue 20 Captadores semidirectos La radiaci6n solar penetra directamente en un espacio captador, que puede ser un invernadero, a partir del cual el calor se distribuye a los restantes espacios mediante un flujo convectivo (Fig. 18). . 18. Esquema de captacién semidirecta con invemnadero. (Fuente: Serra, 1994.) Captadores indirectos La radiacién solar no penetra directamente en el espacio interior, sino que es cap- tada por un elemento arquitect6nico de pared, cubierta o basamento. Ese es el caso del conocido “muro Trombe” (Figs. 19, 20, 21 y 22). Fig. 19. Esquema de captacién indirecta con muro invernadero, (Guente: Serra, 1994.) Fig. 22. Esquema de captacién indirecta con sistema inferior de grava, (Fuente: Serra, 1994.) Ca El se Si Sc @ la cf nc a Captadores independientes El elemento que capita la radiacién solar, no tiene que ser parte de la solucién arquitect6nica, sino que puede consistir en un elemento tecnolégico (colector) que se adiciona posteriormente. Sistemas de inercia Son aquellos que aprovechan la inercia térmica de tos componentes arquitect6nicos para regular el calor ganado y su transmisi6n al ambiente interior. La inercia térmica permite un desfasaje entre el momento en que se capta la radiacién solar incidente (Garante e! dia), y aquel en que ésta es usada en el espacio interior (generalmente por la noche). Estos sistemas resultan muy ditiles en climas célido-secos, para aprovechar por la noche, cuando las temperatura del aire es generalmente baja, el calor ganado por la masa de la construccién durante el dia. No son recomendables, sin embargo, en climas célido-himedos, donde las temperaturas son casi siempre altas, tanto de dia, como de noche, y durante todo el afio, Los elementos de alta inercia pueden localizarse en la cubierta, en el basamento o en el interior de la edificacién (Figs. 23, 24 y 25). Fig. 24. Esquema de sistema de inercia interior. (Fuente: Serra, 1994,) Ly Fig. 25, Esquema de sistema de inercia en cubierta. (Fuente: Serva, 1994.) Sistemas de ventilacién y tratamiento del aire Son aquellos que promueven el movimiento del aire y sus cambios de temperatura (enfriamiento) y humedad, para mejorar el acondicionamiento natural en tos cli- mas célidos. Sistemas generadores de movimiento de aire El sistema de ventilacién cruzada (Fig. 26) es el mecanismo de tetmorregulacién mas recomendado en climas edlido-hiimedos, ya que el incremento de la velocidad del aire, en contacto con el cuerpo humano, acelera la evaporacién de la trans- Piracién y el sudor, al evaporarse, absorbe el calor de la piel y, por tanto, la persona siente una sensacién de frescor. Fig. 26, Esquema de sistema de ventilacién cruzada, (Fuente: Serra, 1994,) Mientras mayor es la velocidad del aire, la sensacién de enfriamiento aumenta, para temperaturas inferiores a la de la piel (es el caso cubano). La mayorfa de los autores recomiendan velocidades interiores mayores de 1.5 m/s (Alfonso, 1980: Ar6uegui, 1993; Givoni, 1969; Smith y Tamakloe, 1974) para lograr condiciones 24 ° confort en climas eélido-himedos, pero valores cercanos a 1.0 m/s, ya tesultan molestos para el desarrollo de ciertas actividades. Por otra parte, se ha demostrado que resulta muy dificil lograr en la préctica, Gichas velocidades en espacios imterioves (Alfonso, 1979), asf como predecir con certeza los valores probables de Ia velocidad del aire imerior en determinadas so. luciones de disefo, por lo variable de la velocidad y direccién del viento exterior » Ja amplia gama de factores que la modifican en el interior. EI sistema de extraccién de aire por efecto chimenea (Pig, 27) es lo que coma: mente sucede en las cocinas, aprovechando el efecto convectivo del aice caliente, menos denso, que tiende a subir. En los sistemas de extraccién por cdmara solar (Fig, 28) se aprovecha el efecto invemadero para calentar el aire ¢ incrementat, ast, el tito forzado por diferencia de densidades. Fig. 27. Esquema de sistema de extracci¢n de are por efecto chinenca, (Fuente: Serra, 1994,) Fig, 28, Esquema de sistema de extraccién por cémara solat, (Fuente: Serra, 1994.) Los sistemas de aspicacién estética (Fig. 29) pueden emplearse Para provocar tiros forzados de ventilacién Por efecto meciinico de la propia fuerza del viento. Tal es ¢l caso de los dispositivos tipo Venturi y las chimeneas tipo Siunt, Esté demostrado 25 su posible uso en Cuba, al menos, para la ventilacién higiénica de tos baiios, que Ro se relacionen directamente con el exterior en edificios de viviendas de hasta cuatro plantas (Gonzilez, 20022). Fig, 29, Esquema de sistema de aspiraci6n estatica. (Fuente: Serra, 1994.) Los sistemas de entrada de aire por torre de viento (Fig. 30) son tradicionales en climas dridos, donde trata de captarse el aire menos cargado de arena y calor y con gran velocidad, en los planos superiores. Wig. 30. Esquema de sistema de entrada de aire por torre de viento. (Fuente: Serra, 1994.) Sistemas de tratamiento de aire El tratamiento o enfriamiento del aire por evaporacién (Fig. 31), es propio de climas cilido-secos, donde el aire seco y caliente, al ponerse en contacto con el agua, Ia evapora parcialmente, aumentando su contenido de humedad. El agua, al evapo- rarse, absorbe calor del aire y, por tanto, éste se enfirfa, Dicho sistema puede ser combinado con el de las torres captadoras del viento para producir el tratamiento del aire mediante torres evaporativas (Fig. 32). 26 SOR ERECT ta “la ese Fig. 31. Esquema de sistema de trata nto del aire por evaporaci6n, (Fuente: Serra, 1994.) Fig, 32, Esquema de tratamiento del aire con torre evaporative. (Fuente: Serra, 1994.) Las tradicionales fuentes en los patios interiores constituyen otro tipo de sistema evaporativo (Fig. 33), aunque se supone que estos sistemas no deben ser muy efec- tivos en climas célido-humedos, pues el aire, casi saturado, tiene baja capacidad de absorcién de agua; en ia préctica, Ia arquitectura colonial cubana, asi como investi- gaciones recientes en Malasya (Rao, 2002), demuestran que sf pueden ser efectivos. Fig. 33, Esquema de sistema evaporative en un patio, (Fuente: Serra, 1994.) 27 En los sistemas de ventilacién por conductos subterréneos (Fig, 34) se aprovecha al gradiente térmico del suelo. La temperatura media, estable del subsuelo, se estima como el promedio entre la méxima y la minima. En climas célido-secos, donde la amplitud de la oscilacién de los valores diarios de temperatura es alta, este meca- nismo de termorregulacién es muy efectivo, pero en climas célido-himedos como el de Cuba, donde la amplitud maxima diaria es de aproxima-damente 10°, esta estrategia no es muy efectiva, Fig, 34. Esquema de sistema de ventilaci6n por conductos subtertineos. (Fuente: Serra, 1994.) Sistemas de proteccién a la radiacién Son muy necesarios en los climas cétidos, ya sean secos himedos, para evitar 0 reducir el efecto de calentamiénto producido por la incidencia de la radiacién solar irecta en las edificaciones. También pueden resultar deseables, durante el verano, en climas templados e incluso fries, Pueden ser tramas de elementos externos, permeables al paso del aire, como los umbriculos y las pérgolas (Figs. 35 y 36) o elementos protectores de Ia “piel”, entendida ésta como fa envolvente exterior del edificio (paredes y cubiertas), Estos incluyen portales, balcones, elementos exteriores adosados, vegetacién, puer- tas y Ventanas, cubjertas dobles, auto sombreadas y ventiladas vvecha 2stima ade la nec: como + esta taro solar ‘ano, > Tos jet, tas). uer- Fig, 36. Esquema de pérgola. (Fuente: Serra, 1994.) Elementos protectores de la piel La clasificacién de Serra (1994) no incluye la posibilidad de una segunda piel como-elemento protector de Ja envolvente (Figs. 37 y 38), lo cual constituye una tendencia muy actual, o sistemas y mecanismos de enfriamiento de ta piel exterior, {que pueden aprovechar el principio del enfriamiento evaporative (Fig. 39), Fig, 37, Doble piel en edificios de las embajadas de los pafses nérdicos en Berlin, (Foto de Ia autora.) Fig. 38. Doble piel. Proyecto de viviendas Fig. 39. Enftiamiento evaporative mediante bioclimaticas y progresivas en la ciudad riego de agua en Ja Feria Internacional de Matanzas, 1999. (Foto de a autora.) de Sevilla, 1992. (Fuente: Alvarer, S.. 1992,) Tendencias actuales y proyeccién futura Desde ei punto de vista formal, las tendencias contempordneas en el disefio bioclimético, se pueden clasificar en tres vertientes principales: la arquitectura neo verndcula, la alta teenologfa, y la rehabilitacién del patrimonio histérico, La arquitectura neo verndeula (Fig. 40) intenta rescatar y reinterpretar fas estrategias tradicionales de la arquitectura verndcula local. Resulta discatible la absoluta validez actual de formas que responden a otro condicionamiento histrico, materiales, tecnologias, necesidades y formas de vida, aun cuando el Clima sea el mismo, o casi el mismo, si se tienen en cuenta los cambios climaticos que se estiin produciendo. Este movimiento, sin embargo, deriva en muchas ocasiones— hacia una corriente estilfstica y formal, despojada de su esencia, La arquitectura de alta teenologfa (Fig. 41) busca un nuevo lenguaje formal teniendo en cuenta las posibilidades que ofrecen Jos materiales y tecnologias actuales. Se trata de aplicar los principios tradicionales a partir de materiales y tecnologias de avanzada, sistemas automatizados y edificios inteligentes, creando un nuevo repertorio de formas, En la rehabilitacién de edificios (Fig, 42), también se aplican criterios de diseiio bioclimético, para mejorar en microclima interior, considerando que las exigencias de ta sociedad contemporénea son més elevadas que en épocas anteriores cuando estos edificios fueron consteuidos (Butera, 1998) siguiendo, posiblemente, deter- minadas influencias estilisticas més que buscando uaa adecuada respuesta al clima local. La introduccidn de elementos de diseflo bioclimitico en et rescate de edifi- ios historicos permite mejorar el bienestar de los usuarios, ahorrando energia. 30 "ToS me elo tura co. las ela sto Fig. 40, Neovernfculo, Vivienda de Bambi en Colombia. Arg. Simén Vélez (Puente: Cortesfa de Simén Véiez.) Fig. 41. Alta Tecnol 1. Editicios de oficinas y vivienda en Postdamer Platz, Beri ‘Aig. Richard Rogers. (Foto de la autora.) Fig. 42, Rehabilitaci6n del edificio del Reichstag. Berlin, Arg, Norman Foster. Se aprecia la ccipula adicionada, (Foto de fa autora.) Como parte de esto, se aprecia una tendencia importante encaminada a ta reha- bilitacion de edificios del movimiento modemo, que ya llegan al fin de so vido dit (teniendo en cuenta que tos edificios modernos de hormigén armado son mucho menos duraderos que los antiguos de piedra u otros materiales naturales). y que or sa diseflo y ejecucién han sido muy ineficientes en el uso de la energia, aun en tos pafses de climas fifos donde este modelo surgié. Asi, Ia piel o envolvente exte- or se Feconstruye con materiales més aislantes, climinando los “puentes térmi- cos”, y teniendo especial cuidado de no variar mucho la expresi6n exterior en los casos de edificios con reconocidos valores arquitecténicos dentro del movimiento modero (Fig. 43). Es frecuente ver en congresos intemacionales sobre el tema, incluso, rehabilitacién de casas solares de los aftos setenta que, coniradictoriamente, resultaron altas consu- midoras de energia, tanto por la solucién formal, como por los materiales empleados EI trabajo en este campo se va haciendo més interdisciplinario y crece, por tanto, el rol de los ingenieros y otros especialistas para manejar los cada vez mis complejos y tecnificados sistemas de control ambiental en los edificios. En Ia actualidad, se hace un gran énfasis en la necesidad de validaci6n de tos resultados mediante el monitoreo posterior de la solucién durante, al menos, un aio, Asi, cualquier proyecto de investigacién en esta temética deberi constar de tres etapas fundamentales: la investigacién tedrica, donde se desarrolla el proyecto y se Presupone su comportamiento esperado mediante métodos analiticos, simulacién 5 10 automatizeda 0 estudios experimentales en laboratorios con modelos eseala: la ejecucién del prototipo, y finalmente, el monitoreo del mismo mediante medicio- hes que permitan verificar en la prictica, con el modelo a escala natural, la efecti- vidad de las soluciones propuestas en la etapa te6rica. Fig. 43, Rehubifitacién de edificio moderna en Berlin, (Foto de ta autora.) Sobre esa buse, resulta dificil desarrollar hoy en Cuba y otros pat investigaciones serias en este campo, no sélo por la falta de sefiwares contiubles, equipos de mediciGn y laboratorios (lo cual pudiera resoiverse laboracién internacional), sino también debido a tas dificultades para ejecutar prototipos @ escala natural, que permitan cumplimentar Ia dltima etapa de la investigacisn Andflisis del ciclo de vida El andlisis del cielo de vida es un princi Hoy por hoy, se emplean numerosos métodos para el anilisis del ciclo de vida de las edificaciones desde el punto de vista energético, teniendo en cuenta e! concepto de energia embutida en los materisles de constraceisn, como resultado de su pro- ceso de elaboracién. asf como se comportamiento energético en el momento det “desuso”, al final de su vida wl io esencial de los enfoques sustentables. Lamentablemente, en algunos casos no se consideran adecuadamente las implicaciones de las soluciones constructivas en el consumo de energfa a Io lar de la vida ttil de Ia edificacidn. La principal limitacién de estos sistemas y progra- mas para arribar a resultados que permitan una evaluacién real y una adecuada naar nC UR RRR comparacién de alternativas para las edificaciones. consiste en que establecen un ciclo de vida de 30 afios Esta corta vida (que no es real) se acepta como elemento de comparacién de diferentes soluciones, ya que todas se calculan sobre la misma base, pero distorsiona los resultados en los casos de materiales altamente consumidores, que podrian amortizarse més con una vida mds larga, 0 de aquellos que, por el contrario, con- sumen més energia en su proceso de explotacisn. Un aspecto muy debatido es la inclusi6n, en el balance, de energias naturales provenientes de la biomasa como es el caso de la madera, mezcladas con otras no renovables, entre las que se encuentran el hormigén o el acero. Esto también distorsiona los impactos ambientales del balance energético del ciclo de vida. Entre los métodos de céleulo més conocidos para evaluar la energia durante el ciclo de. vida (Temming, 2002) pueden citarse el PCA (Process Chain Analysis), el MBA (Material Balance Analysis) y el 1OC (Energy Imput-Output Calculation). Tluminacién natural y deslumbramiento Otro tema ampliamente estudiado hoy es la iluminacién natural en edificios, con especial énfasis en su calidad y los problemas del deslumbramiento, Las investiga ciones en este campo van, desde aspecios basicos como Ia determinacién experi- mental de la luminancia de la béveda celeste (Soler, 2002), hasta resultados précticos de aplicacién de dispositivos de proteccién para atenuar el deslumbramiento, mejorando las condiciones de uniformidad (Amorin, 2002; Fisekis; Laar, 2002, Mueller, 2002; Oteiza, 2002). Se desarrollan sistemas de simulacién automatizada, tanto en la prediccisn del comportamiento probable de proyectos, como en ta evaluacién de resultados ex- perimentales en edificios existentes. Se estudian soluciones para conductos de ilu- minacién y, en ocasiones, también de ventilaci6n natural (Gonzilez, 2002a) 0 que aprovechan Ja radiacién solar directa en conductos de alta tecnologia (Riffat, 2002). Estrategias para climas célidos Cada vez se presentan en Congresos Internacionales més ponencias que abordan soluciones para pafses de climas célidos, y especialmente, cAlido-htimedos, la mayoria de ellas, desarrolladas en los paises de origen (a diferencia de lo que sucedia hace treinta afigs), pero no precisamente caribefios. Algunos defienden Ia necesidad de las ventanas como un derecho humano Li (2002), aunque se reconoce Io diffcil que resulta calcular y controlar un sistema de ventilacién natural. Se sigue trabajando en captadores de viento unidireccionales Awbi (2002), y en mecanismos naturales forzados, o la ventilacién mecénica como suplemento. Se reconoce que los sistemas de célculo pueden ser muy diversos, desde Jos que no usan aingin modeto y son menos costosos, hasta los que utilizan modelos complejos y son mucho mds caros. 34 de ona fan on les no én el 0 e ° La proteccién solar sigue siendo atin objeto de estudio, ya sea por medios auto- matizados 0 gréficos tradicionales (Saeed, 2002), y se ha demostrado (Rao, 2002) In factibilidad del enfriamiento evaporativo en climas célido-hiimedos como el de Malasya, con resultados muy positivos, mediante ef rociado de agua en las paredes exteriores de los edificios, para lo cual puede emplearse el agua de Huvia reciclada y los aditamentos rociadores pueden colocarse, también, en los dispositivos de proteccién solar. Se contintian estudiando soluciones para climas célido-hiimedos como el de Tailandia (Waewsak, 2002), a partir de cubiertas dobles que permiten la ventilacién convectiva y Ia iluminacién natural, evitando Ia entrada de la radiacién solar directa. La piel de los edificios La “piel —cuyo nombre ya refleja 1a asociacién con los organismos vivos— es uno de los elementos arquitecténicos que mayor atenci6n recibe actualmente, con ‘enfoques realmente novedosos y tecnologfas de avanzada. Se dice que la ropa es la segunda piel de los seres humanos, y el edificio la tercera Cientificos de Francia y UK han propuesto el uso de una piel multicapa en los edificios, que les permita funcionar como filtro para descontaminar las ciudades del futuro. La propuesta (Imbabi, 2002) consiste en un “edificio que cespira”, donde el modelo de ventilacién varfa y también puede usarse para enfriar y deshumificar el aire, Algunas reservas en relacién con tan novedosa idea, se refieren al tiempo de vida de la capa aislante, Ia masa térmica del edificio, y el efecto psicolégico que pueda ocasionar en las personas, saber que estén rodeados por un filtro cada vez mas cargado de elementos contaminantes. Otros (Notle, 2002) enfatizan la necesidad de que la fachada del edificio opere cual membrana que regule el confort térmico y visual, as{ como la calidad det aire, insistiendo en [a importancia de su funcionamiento, més que la pura funcién tica 0 decorativa. Para que la fachada funcione en calidad de cierre dingmico es necesario desarrollar un modelo integrado, que vaya desde las soluciones pasivas 4 las activas, con una distribucién descentralizada y un sistema de control. Para esto, se han desarrollado tecnologias de avanzada, como Ia “tecnologia anul”, presentada por Zobec (2002), que se trata de una pared activa o interactiva que funciona con un principio similar al del “Muro Trombe", permitiendo la ven- tilacién de la fachada en verano y la recirculacién del aire caliente en invierno, dando a resultas edificios transparentes. Este tipo de pared cortina se produce en Australia por una compaiifa que opera en muchas partes del mundo. Otro tipo de “fachada multicapa” ha sido presentado por Hamza (2002) y per mite una reduccién de hasta 80 % de fa energia consumida en enfriamiento, cuando Ja doble pared esti separada a | m de la fachada original, Esta capa exterior también podria ser una piel solar absorbente, en cuyo caso, se necesitarfan 5 m* de pared para producit 1 kg de frio. Métodos de disefio bioclimatico El proceso de disefio no transcurre de manera lineal, sino que es iterativo, de aproxi- aciones sueesivas, que va de lo general a lo particular, es decir, al detale. Los métodas de disefio bioclimético son herramientas desarrolladas por los in- vestigadores con el propésito de ayudar a los proyectistas en Ia toma de decisiones de disefio en las diferentes etapas del proceso. Anélisis mateméticos A lo largo de la historia det disefio bioclimético han operado numerosos métodos mateméticos con el fin de estimar el flujo de calor a través de los elementos de cierre, 0 la ganancia térmica en un espacio, o el flujo de aire necesario para eva- cuar el calor ganado, u otras méltiples magnitudes de Ia fisica ambiental. Estos métodos, generalmente son muy engorrosos y requieren de muchos datos, gue no siempre se disponen durante ef proceso de disefio, sobre todo, en etapas inicia- les. En algunas ocasiones, estos métodos se simplifican para facilitar su uso de forma répida, pero entonces, los resultados pierden precisiGn y se alejan de la realidad. En la ensefianza de la Fisica Ambiental, en la Facultad de Arquitectura del ISPIAE Gurante los afios setenta, se empleaban diversos méiodos matemiticos, que provo- caban el rechazo a la asignatura por parte de los estudiantes. El resultado final de este enfoque ingenieril de Ia enseflanza era que los alumnos desestimaban el disefio bioclimdtico y se resistfan a aplicarlo en sus proyectos, por lo trabajoso y tedioso det cAiculo matemético que, en definitiva, arrojaba sOlo resultados aproximados y, por tanto, poco confiables, debido a fa cantidad de situaciones asumidas. Hoy, con el desarrollo de ta computacién, es impensable que un proyectista realice manualmente esos céiculos. Anilisis gréficos Teniendo en cuenta que ef lenguaje del arquitecto es grifico, algunos investigadores plasmaron Jos resultados de trabajos experimentales o analiticos en grificos, tablas, Abacos u otros, que facilitaran los andlisis al proyectista en la toma de decisiones. Estas técnicas resultan més apropiadas para el trabajo del arquitecto, aunque el proceso sigue siendo complejo y contradictorio, al tener que asumir, al inicio, datos que no se tienen, con ia finalidad de verificar los resultados y ajustar nuevamente el disefio en un proceso jterativo, que consume gran cantidad de tiempo. Recomendaciones de disefio y normas Otros autores, en Iugar de ofrecer métodos para que el propio disefiador encuentre. los parémetros recomendables para sus variables de disefio, se han limitado a dar recomendaciones generales, en funcién de las caracteristicas climéticas del lugar y Jas particularidades de los programas arquitecténicos. Estas recomendaciones son 36 Eg i si es de gran utilidad para principiantes, es decir, cualquier persona que se enfrente al disefio arquitecténico sin una experiencia previa en relacién con ef condicionamiento climatic focal. Con ello se garantiza un mfnimo de calidad y se facilita y agiliza et proceso de disefio. tra forma de aportar recomendaciones o de establecer pardmetros de obligatorio ‘cumplimiento, que garanticen los resultados deseados, son las normas y regulaciones que se establecen para un pais 0 regién, por parte de expertos en el tema, Simulaci6n automatizada Con In automatizacién, se pueden evitar los engorrosos célculos mateméticos, y se ~ facilitan, incluso, los andlisis gréficos (Fig. 44). Fig. 44, Simulacién sutomatizada del comportamiento de fa iluminacién natural en un espacio interior. (Fuente: Martinez, 2008.) La gran cantidad de variables, que intervienen y actian simulténeamente en el diseio bioclimético, complican la elaboracién de los softwares. Esto, unido al con- tinuo avance de los lenguajes de computacién, hace diffcil Ia competencia en ese campo que requiere de personal altamente especializado para la programacién. En consecuencia, los sofiwares para el disefio bioclimético son sumamente caros y su obsolescencia moral es bastante répida. el Por otra parte, resulta dificil producir softwares “amigables” con el usuario proyectista en este caso), dada la gran cantidad de informaciGn cuantitativa que hay que suministrar a los programas para obtener los resultados deseados. Como se ha 37 Planteado, al inicio del proceso de disefio no es posible tener todos los datos necesatios para “correr” los programas, de manera que, a pesar de las facilidades gue brinda la automatizacién, el disefio bioclimético con ayuda de Ia computadora, sigue siendo complejo. Algutios autores, como el propio Givoni (1996), expresan ciertas reservas con specto a los programas de computaciéa para el disefio bioclimético, pues la in- roduccidn de datos para obtener soluciones de disefio puede convertirse en un Proceso mecénico, donde el proyectista asume las recomendaciones de salida de! softwares, sin comprender muchas veces el porqué de las mismas, De acuerdo con esto, el disefio automatizado puede resultar nocivo y serfa pre- ferible, por tanto, que el proyectista comprenda la légica dei proceso, de manera gue pueda razonar las soluciones més apropiadas para las condiciones externas (del contexto) e internas (del programa) del proyecto. Segiin este enfoque, el diseftador deberd estar capacitado para incorporar las variables biocliméticas en la concepcién integral del proyecto, con el objetivo de producir una solucién Cualitativamente apropiada, y posteriormente, esa respuesta podria ser evaluada desde ©! punto de vista cuantitativo, empleando programas automatizados y, en cualquier caso, podrian hacerse después las correcciones necesarias, Contradicciones inherentes al proceso. Disefio-evaluacién Aqui radica, precisamente, Ia principal contradicci6n: entre el uso de Ios métodos Ge disefio bioclimético en el proceso de disefio, propiamente dicho, o en la evaluacion ¥ ajuste posterior de soluciones previamente disefiadas, Lo segundo parece ser lo més aconsejable, teniendo en cuenta las caractetisticas ya mencionadas del proceso de disefio, que transcurre de lo general a lo particular, de manera que al inicio de la concepcién general de las primeras ideas es necesario integrar un sinntimero de variables, y no se dispone de los datos necesarios para un andtisis cuantitativo que permita tomar decisiones de disefio. Se trata, comb se ha dicho, de un proceso iterative. Por tanto, Io ideal seria que el proyectista esté habilitado con los conocimientos cualltativos generales que le permitan arribar a una concepcién inicial de disefio, Que Fesponda satisfactoriamente a todos los factores condicionantes, entre ellos, los climéticos. Estas primeras ideas podcén ser posteriormente evaluadas para pre. cisar detalles, mediante anélisis cuantitativos susceptibles de ser desarroliados por métodos automatizados (si se dispone de ellos), 0 graficos, 0 incluso, analiticos, si se cuenta con especialistas competentes para ello. fatos lades dora, con vine dun del pre rera nas vel ala ién ada en ios ign as ar, io wa se os ° or si El disefio bioclimdtico en Cuba El disefio bioclimético contemporineo tendré que considerar necesariamente, los re cursos de disefio empleados en la arquitectura tradicional que la procurado, a lo largo de la historia, aprovechar de forma pasiva las condiciones climéticas locales en aras de producir espacios interiores més confortables para el hombre. Esos princi- pios bisicos tendrén que ser reconsiderados a la luz de os materiales y tecnologias constructivas, los nuevos usos sociales y valores estéticos actuales. La arquitectura vernécula La arquitectura vernécula es propia de cada lugar, responde al contexto en que se ubica (clima y recursos naturales disponibles), y es reflejo de las tradiciones y formas de vida, Esto puede apreciarse claramente en “La historia del hombre conteda por sus casas”, escrita por José Marti para los aifios en La Edad de Oro en 1889 (Marti, 1955). Bs, generalmente, una arquiteotura de tradicién oral que, salvo escasas excepciones, no aparece reflejada en los libros de arquitectura. Rural ‘La arquitectura rural cubana (Fig. 45) es 1a continuacién de la verdadera arquitec- tura autéctona, que era aquella producida por los aborigenes antes de la colonizaci6n espafiola (Fig. 46). Construida a partic de materiales naturales, disponibles localmente, reflejaba las costumbres y formas de vida, y se adecuaba satisfactoriamente a Tes condiciones climéticas del entorno: maxima proteceién contra el sol y Ia Huvia; ininima ganancia térmica en los espacios interiores por el uso de materiales orgénicos de bajo coeficiente global de transferencia térmica, y méxima permeabilidad al paso del aire, como mecanismo termorregulador por excelencia en climas célidos y hiimedes. Es cierto que se manifiestan similitudes en la arquitectura vernfcula rural, pro- ducida en toda la regién del trépico hiimedo, por lo decisivo del fuerte condicio- namiento climético, pero, aun en Cuba, pueden apreciarse diferencias significativas en ia tipologfa volumétcico-espacial de los bohfos a lo largo de !a Isla, en las diferentes regiones geogréficas (Gonzélez, 1993). 39 ¥ig. 46. Pobiacién indoantitlana, Grabado de Roberto Mateizén, 985.) (Fuente: Revista Arquitectura y Urbanismo, 1: Costera Dentro de las zonas no urbanizadas (o incluso, en los pequefios asentamientos), las costas presentan ciertas particularidades, impuestas por la presencia dei mar y Ia activi- dad pesquera (Fig, 47), La vivienda directamente vineulada a fa costa se levantaba sobre pilotes, para asimilar los cambios de las mareas y evitar la hamedad por capi- laridad: lus cubiertas, aunque ligeras e inclinadas, no se ejecutabaa con guailc. de palma, sino con otros materiales como la teja de cerdmica cocida o fas planchas de acero galvanizado (siempre sobre soporteria de madera y con altos puntates). y la vivienda se rodeaba de un portal o galerfa perimetral, que garantizaba ta o7 solar y permitéa disfrutar de la brisa marina Fig. 47, Arquitectura costera en la Bahia de Santiago de Cuba. ‘Fuente: Cortesia de Sonia Quesada) Mixta En algunas fincas, ubicadas en las afueras de los asentamientos urbanos, jas resi- dencias de Ios hacendados emplearon cédigos mixtos (Fig. 48). Estas edificaciones, de un mayor estandar, se rodeaban por galerias perimetrales que protegian dei sol a los espacios intetiores, orgenizados generalmente, en tres erujfas, que permitian tuna total transparencia espacial en el méduto central de carfcter social (las habit: ciones de dormir se ubicaban en ambas crujfas laterales) 4 ® Fig. 48, Vitla campesire en Cienfuegos. (Foto de Ja autora.) En las cubiertas inclinadas, por lo general a cuatro aguas, se empleaban algunos recursos adicionales de disefio bioclimstico, como la ventilacién convectiva con “monitores” o “claraboyas” en la parte alta, o 1a doble cubierta ventilada con aberturas en el plano. superior, que en las zonas cafetaleras del oriente se aprove- chaba para secar el café, Ello permitia utilizar la radiacién proveniente de la cu- bierta exterior de planchas de acero galvanizado para el secado del café y, a la vez, atenuiar su transmisién a los espacios interiores, a to cual también ayudaban fos altos puntales (Cortifias y Gonzalez, 1988). Los altos puntales son considerados por muchos cual recurso esencial para el diseito bioclimatico en climas como el de Cuba, Esto es cierto cuando se trata de construcciones de una sola planta, con cubiertas ligeras expuestas a la radiaci6n solar, ya que ef puntal alto aleja de las personas la fuente emisora de calor radiante (la cubierta ligera) y, en consecuencia, reduce e] Angulo sdlido entre el ser huma- no y la superficie emisora (Alfonso, 1978) y, por tanto, la sensacién de calor percibida, Sin embargo, en cubiertas pesadas con menores valores del coeficiente global de transferencia térmica, el efecto de la elevacién del puntal en la temperatura percibida por las personas es despreciable —aproxinadamente 0.1° por cada 30cm de altura—~ (Adel Mustafé, 1976), por lo cual esta decisién de disefio no se justifica desde el punto de vista econémico. Mejores resultados podrfan obtenerse redu- ciendo Ia absortividad de las superficies exteriores de 1a enbierta. Por ejemplo, con solo pintarlas de blanco, la sensaci6n térmica interior puede reducirse hasta en 5° (Almao, 2000). inf Ele ciuc equ con esta mar no» con que las fluj de te, En de oc! cit Ha Le Lo tec de: do co ga (pe an va on 2, os el de én ate a or >al m ‘ca on 5 Influencia de los modelos urbanos El contexto urbano modifica el microclima. Como se sabe, Ia temperatura en las ciudades es mas elevada, no solo por el calor que en ella generan las industrias y equipos, sino también, a tenor de la radiacién solar absorbida por los elementos, construidos, que es reemitida posteriormente en forma de calor. Sin embargo, las, estaciones meteorolégicas se ubican, casi siempre, en lugares altos y aislados, de manera que los valores de los parimetros meteorolégicos registrados en aquéllas, no concuerdan con lo que sucede en ef microclima urbane El viento también es modificado por el contexto urbano. El viento que fluye con determinada direccién y velocidad en zonas abiertas (como aquéllas en ins que se ubican las estaciones meteoroldgicas), en las ciudades se canaliza por las calles (cambiando su direccién), y en los planos superiores se comporta cual flujo turbulento (que cambia constantemente de direccién y sentido), a consecuencia de la influencia del perfil ‘urbano, y no como el flujo laminar que, tradicionalmen- te, se consideré en las investigaciones experimentales de los aflos sesenta Esta es, precisamente, una de las principales limitaciones de los estudios en modelos experimentales a escala de laboratorio, en tineles de viento y edmaras de humo, desarrollados durante los alos sesenta con el objetivo de determinar el com- portamiento del viento (direccién y velocidad) en los espacios interiores. Dichas investigaciones consideraban los elementos arquitecténicos aislados y sometidos a la accién de flujos laminares de viento, por tanto, sus resultados pudieran consi- derarse aceptables en zonas rurales 0 suburbanas abiestas, pero son bastante dis- cutibies para la arquitectura en contextos utbanos. En publicaciones recientes, algunos autores como Givoni (1998), se refieren —ademés— a la manera en que el diferente calentamiento de las ciudades modifica los patrones de flujo del viento hacia las dreas centrales o desde éstas. La investigacién sobre el clima urbano es relativamente reciente en el mundo En Cuba se ha estudiado el fendmeno de la “isla de calor” urbana en !as ciudades de La Habana (Nieves y Prilipko, [988) y Santa Clara, y a finales de los aiios ochenta, se profundiz6 en el comportamiento del microclima urbano en las dreas citadinas compactas, tomando como caso de estudio el Centro Histérico de La Habana (Alfonso, 1989). La ciudad compacta tradicional Los colonizadores espafioles, al llegar a América, trajeron sus modelos arqui- tecténicos y urbanos mediterréneos, derivados —en cierta forma— de aquéllos desarrollados por los griegos y los romanos en el periodo clisico, ¢ influidos por la dominacién érabe proveniente de climas eélido-secos: las edificaciones medianeras con paredes de gran espesor € inercia térmica (que permiten almacenar el calor ganado durante el dfa y aprovecharlo por la noche); mfnimas aberturas al exterior (para evitar Ia entrada del aire caliente), y abiertos a un patio interior (generalmente 43 con presencia de agua) a través del cual los espacios interiores se acoplan con el exterior, y que regula el microclima de la edificacién. Este tipo se fue transformando paulatinamente para adecuarse mejor a las con- Giciones del w6pico. Aparecieron los balcones para disfrutar de la “brisa” exterior; los portales —en principio dando a las plazas como espacio de transicién para Protegerse del sol y la Iluvia—; los vitrales para tamizar la intensa luz solar, y aumentaron las dimensiones de fos vanos cerrados con persianas, que permitian regular el paso de Ja luz, el viento y las visuales. Los patios se llenuron de vegetacién, que proporcionaba la sombra necesaria para mantener un microclima interior més fresco que en los espacios exteriores (calles y plazas), gracias tumbién al grosor de Jas paredes, poco expuestas al sol (Fig. 49). Fig. 49. Arquitectura colonial en {La Habana Vieja. (Pato de archivo.) Las investigaciones desarrolladas por la Facultad de Arguitectura del ISPJAE, durante los afios ochenta, permitieron demostrar que, a pesar de responder a un modelo mediterréneo que no es el recomendado en los manuales de diseto bioclimético para climas célido-himedos como el de Cuba, la ciudad compacta funciona en estas latitudes, garantizando —mediante un mecanismo de termorre- gulacién completamente diferente— un microclima favorable. Se demostré asi, que la temperatura en Ios espacios interiores puede llegar a ser inferior a la temperatura en los espacios exteriores urbanos, en dependencia de la forma, las dimensiones y la orientaciGn de los patios, asf como de la cantidad de vegetacin que proporcione sombra en aguéllos. De esa forma, la tradicional 44 on- iors vara fan ion, nds de un fio ota rev ser ja de ral ventilacién cruzada —tan recomendada para climas cétido-biimedos— y valida en zonas rurales 0 suburbanas abiertas, no resulta imprescindible en este caso, sino que por el contrario, puede resultar indeseable. Los altos puntales, utilizados en la ciudad tradicional, no respondian a eriterios térmicos, sino de ventilacién higiénica. Las edificaciones, generalmente de mas de una planta, no tenfan las cubiertas directamente expuestas al sol, excepto en la Gitima planta donde, por demas, los puntales eran menores; pero éstas, también, estaban ejecutadas con materiales (madera y tejas) que les garantizaban un bajo coeficiente global de transferencia térmica. Sin embargo, a consecuencia de la solucién voluméirico espacial (vivienda medianeras donde las habitaciones se relacionaban con el exterior s6lo a través del patio, sin ventilacién cruzada), ef bajo fndice de recambio de aire en Jos espacios interiores imponta ta necesidad de proporcionar un v. lumen minimo de aire para cubrie los requerimientos higiénicos. A eso responde la regulacién del vo- lumen mfnimo de 36 m? (Alfon- so, 1988) para la cual para espacios comunes de 3.00m x 3.00 m, en planta, signi- fica un puntal minimo de 4.00 m. habitaciones, !o Este modelo de vivienda medianera con patio interior evolucioné, con la especulacién del suelo y en estratos sociales inferiores, hacia la tradicional casa gemela o casa de pat lateral que ha predominado en todas las ciudades cubanas (al menos, en las zonas centrales compactas), hasta las décadas del treinta © cuarenta del pasado si- glo xx. (Fig, 50). Fig, 50. Casa gemela de patio lateral en Pinar del Rio, inicios det siglo xx. (Foto de la autora.) Estos hallazgos rompen con algunos “mitos” y deben ser considerados, no sélo en las labores de rehabilitacidn urbana y arquitectSnica en centros hist6ricas, sino también, en el planeamiento de nuevas ciudades. La ciudad semi. ompacta Con el crecimiento de tas ciudades, se perdié la medianerfa y el patio interior cesaparecié. Las edificaciones comenzaron a ubicarse en el centro del lote, con Coeficientes més bajos de ocupacién del suelo, de manera que la relacién con el exterior de los espacios interiores se producta por la periferia, es decir, el perfmetro exterior y, en consecuencia, el patio interior ya no era necesatio. El coeficiente de ocupacién del suelo variaba en dependencia de su costo y del estindar de la vivienda, Asi, pueden encontrarse residencias totalmente rodeadas de jardines (Fig. 51), 0 edificios separados de los colindantes apenas por pasillos estrechos (Pig. $2), insuficientes para garantizar una adecuada iluminacién y privacidad en los espacias interiores. En estos casos, no obstante, el efecto de auto Sombreadlo, producido por el propio contexto, es considerable. Fig. 51, Vivienda de alto estindar rodeada de jardines en El Vedudo, s (Foto de ta autora.) El esquema espacial interior'de las viviendas no vari6 considerablemente hasta Ta década del cuarenta del pasado siglo. Se siguieron manteniendo los lotes largos ¥ estrechos y las viviendas lineales con sucesin de espacios a lo largo de un Pasillo, incluso en los edificios multifamiliares y aun cuando el patio interior hu- biese desaparecido. 46 El comportamiento micro climitico de este patrén urbano semi-compacto ests todavia por ser estudiado en detalle. Fig, 52. Vivienda especulativa en El Vedado, siglo xx. (Foto de la autora.) El modelo de la ciudad jardin El modelo original de ciudad jardin, surgido a finales del siglo xtx, aunque no fue totalmente aplicado en la préctica, influyé en algunas urbanizaciones desarrolladas en el pafs por aquella época, como es el caso del reparto “EI Vedado” (Fig. 53) eit La Habana, y el reparto “Vista Alegre”, en Santiago de Cuba. En éstas, predomina el drea verde, tanto en los espacios publicos (calles con parterres y parques arbola- dos), como en las parcelas edificadas (jardines y patios). La influencia positiva de Ja vegetacién en esos casos es sumamente conocide. El efecto de la “sombra viva" reduce la radiacién solar, y el ealor absorbido por las, edificaciones y los pavimentos, al contrarrestar el efecto de la “isla de calor urbana” mejorar ef microclima térmico, purificar el aire y modificar los patro del viento. es de flujo Fig, 53. Bartio El Vedado, La Habana, (Fuente: Leén, 2006.) modelo modemo Desde finales de jos aitos cuarenta, irrumpié en Cuba el movimiento moderno, primero en ta arquitectura y luego, mds lentamente, en Ia escala urbana. El “Barrio Obrero”, de Guanabacoa, fue uno de los primeros ejemplos de aplicacién de estos conceptos en una urbanizacién, ‘© nuevo modelo, que como ya se explics, tuvo sus antecedentes en tos pri- % barrios obreros desarrollados con un enfoque “higienista” en la Buropa det siglo xx, proponfa urbu 8 estrechos —Io sufi- cleniemente estrechos como para que el sol penetrara en todos los espacio interiores— (Rey, 1913) se disponfan en un espacio verde, fo suficientemente separados entre sf como para garantizar ef acceso de todos al sol. El conjunto se eomponta a partir Ge la repeticién de edificios iguales (porque debian ser un producto estandarizado para poder ser producido industrialmente) idénticamente ctientados, buscando la mejor orientacisa solar (Gropius, 1962), Este patrén fue exirapolado a todas las Jatitudes, con independencia de climas, culturas, tradiciones ¢ idiosincrasias, ruvo una interpretacién justificetiva en climas topicales himedos, donde los edificios debfan ser estrechos con el propésito de fecilitar la ventilacién cruzada y lo suficientemente separados entre sf camo para garantizar la recuperacién del viento después que incidfa en cada edificio, Si bien es cierto que en edificios esirechos es mas fécil lograr la ventilacién cruzada, ta relacién volumen / perfmetzo en estos es sumamente desfavorable, desde el punto de vista de ia ganancia térmica en los espacios interiores a través de los 48 En les cau a puri Jos por Genks En desarre eonsec ciertes exteriores expuestos, 1o cual se acrecienta teniendo en cuenta que los nuevos materiales y tecnologfas, como las paredes ligeras de hormigén armado, son altamente, transmisoras del calor Este modelo se usé masivamente en Cuba en las nuevas urbanizaciones de vivienda desarrolladas en todo el pals a partir de 1959 (Fig. 54). Fig. £4. Unidad vecinal “Camilo Cienfuegos”, desarrollada en el este de La Habana a inicios de los afios sesenta, (Foto de la autora.) La arquitectura moderna El fracaso del movimiento moderno a escala urbana ha sido reconocido (si bien algunos autores, aun hoy, no concuerden con esto), En los pafses de desarrollados de Europa, donde este movimiento nacié, los conjuntos desarrollados a partir de dicho modelo han quedado en Ja actualidad para las minorias étnicas y sufren importantes transformaciones para contrarrestar su monotonfa y falta de identidad. En los Estados Unidos se les ha achacado (“tomando el rébano por las hojas") la causa de numerosos conflictos sociales (delincuencia, vandalismo, drogadiccién), al punto que la demolicién del conjunto proyectado por Yamasaki fue asumido por tos postmodernos con Ia finalidad de anunciar la “muerte del movimiento moderno” (Jenks, 1986), En el Hamado “Tercer Mundo”, por otra parte, los conjuntos de vivienda desarrollados segtin este estilo, no resultaron accesibles (por sus altos costos y. en consecuencia, precios) a aquellos estratos sociales a los cuales supuestamente iban 49 dirigidos, 1o cual produjo un incremento acumulado del déficit de viviendas que ‘explots” con Ja aparicién de fenémenos nuevos, como Ia invasién de tierras, tos asentamientos ilegales y esponténeos, que hun conformado la inmensa mayorfa de las cindaces latinoamericanas de hoy: ta ciudad informal. Sin embargo, a escala de la arquitectura, el movimiento modemo sf ha hecho indiscutibles aportes a la cultura arquitecténica universal, que no pueden ser des- estimados. das de los afios cincuenta movimiento moderno en la arquitectura, que se consolidé en Cuba en aiios cincuenta, se produjeron importantes buisquedas de una expresién propia, sobre Ia base del rescate de lo mejor de las tradiciones nacionales (que no se en Cuentran s6lo en ta arquitectura colonial, como algunos piensan hoy), y del apro- vechamiento de las condiciones climéticas. La obra de Mario Romafiach, no exenta de otras influencias internacionales, es un buen ejemplo de ello. Entre los principales aportes de la arquitectura cubana de esa época, estén la transparencia espacial interior-exterior, mediatizada por tramas texturadas de luz y sombra fijas como es el caso de las celosfas, regulables méviles —al igual que las persianas milltiples— o directas por medio de vidrios (claros 0 caloreados): Ja proteccién solar mediante grandes aleros, portales, terrazas, galerfas, balcones y la presencia de ta vegetacién que diluye el limite entre el espacio interior y exte- Hor (Figs. 55 y 56). Fig. 85, Casa de las Hermanas Farfante en Nuevo Vedado, década del cincuenta, ‘Arg, Prank Martinez, (Foto de la autora.) das que ras, los yoria de ‘a hecho ser des- Suba en propia, » se en- al apro- exenta ostén la elu y que las vados); teones, y exe Fig. 5 idificio de apartamentos en 7ma y 60, Miramar, década del cincuente, ‘Arg, Mario Romailach (Foto de archivo.) La arquitectura masiva de la Revolucion Las zonas de “nuevo desarrollo” para la vivienda social masiva, construidas a to argo de todo el pafs a partir de 1959, tomaron como base el modelo del movi- miento modemo. Los ejemplos més significativos en La Habana son Alamar (Fig. 87), Jos repartos “Bahia”, #San Agustin” y “Altahabana” donde —a diferencia de la mayoria de fas nuevas urkanizaciones edificadas en el interior del pafs con el sistema prefabricado de grades paneles pesados de hormigén armado— la tecnologia constructiva fue semiprefabricada, Estudios desarrollados por la Facultad de Arquitectura del ISPJAE en los afios setenta (Alfonso, 1979) y por el Grupo de Fisica Ambiental del MICONS en ta década del ochenta (Colectivo de autores del CIC, 19899) demuestran que, a pesar de que puede lograrse la ventilacién crazada, las condiciones del microclima interi son més desfavorables en los edificios en estas urbaniz: que en viviends tradicionales en otras zonas urbanas. Hig, 57. Barrio Alamar. Urbanizacién desarrollada al este de La Habana a partir de 1970. (oto de la autora.) Las velocidades del viento, recomendadas por diferentes autores para el bienestar térmico en condiciones climéticas célido-hiimedas como las de Cuba, estan generalmente por encima de 1.5 mV/s, lo cual resulta molesto al punto que pueden volarse Jos papeles y otros objetos. Por otra parte, las mediciones efectuadas demuestran que esas velocidades diffcilmente pueden aleanzarse en espacios interiores (Alfonso, 1979), y aun cuando se logren, las personas se ven precisadas 8 cerrar las ventanas para evitar otras molestias (Gémez, 2001), For tanto, en las urbanizaciones y edificios de este tipo se aumenta la ganancia térmica en aras de obtener una buena ventilacién cruzada que, finaimente, no es efectiva. Sin embargo, el calor ganado por la edificacién es Ia causa original de la alta de bienestar térmico y, en consecuencid, la primera que hay que combatir, gue precisamente para atenuar la sensacién de calor es que se pretende incrementar Ja velocidad del aire interior. La vivienda por medios propios Paralelamente a la vivienda social masiva, llevada a cabo por el Estado para ia mayorfa de la poblacién (fundamentalmente a pastir de edificios multifumiliares), se ha desarroliado 1a alternativa de la autoconstruccién. En este caso, aquellas familias que tienen le posibilidad de un terreno, gestionan por sus medios el pro= ecto, los materiales y la ejecucién de sus viviendas, generalmente como edificacién aistada, uniplanta en zonas de reparto 0 éreas suburbanas. En la ejecucién de sus viviendas, las personas siguen patrones que constituyen su punto de referencia inmediato y reflejan sus aspiraciones. En contraposicién al Teferente contemporéneo mayoritario en materia de vivienda que es el edificio ‘multifamitiar, Ia poblacién que construye por medios propios, busca ef modelo a seguir en Ia vivienda individual aislada, suburbana de la clase media, anterior #1959. Sin embargo, usualmente desconocen el modelo original de buen disefio (lanto climstico, como estétieo) que signified —en algunos casos— la vivienda de 52 Ia clas actual (que f alta), Se ig. que s future espac imper se re dades ima 1970, ienestar » estin pueden ‘tuadas pacios visadas nancia no es de ta tir, ya benlar fa clase alta culta, o éste aparece desproporcionado en escala para sus posibilidades actuales, Entonces, toman —como paradigma— la arquitectura de clase media (que fue a su vez, una interpretacién degradada del modelo original de la clase alta), y tratan de copiarlo y reinterpretarlo a partir de las condiciones actuales, Se va conformando asf, el modelo actual de ta vivienda “por medios propios” (Fig. 38), con cubierta plana y delgada de hommigén armado (placa) de bajo puntal, que solo se justifica por la esperanza de poder seguir creciendo en altura en un futuro, pero que, mientras tanto, genera condiciones térmicas desfavorables en el espacio interior, dado el calor ganado a través de ella, ademés de problemas de impermeabilizaci6n, a tenor de Ja dificultad para evacuar el agua pluvial. Los aleros se reducen al minimo por razones ecanémicas, desaprovechando asi sus posibili- dades de proteccién solar y de Huvias Fig, 58. Modelo comiin de la vivienda construida por esfuerzo propio de la poblacisn. (Euente: Pentén, 2006.) Aparecen, también, las ventanas de vidrio —expuestas sin proteccién solar— y se repite indefinidamente, casi como tnica solucién posible, la t(pica ventana doble del tipo “miami”, ubicada en el centro del plano de la pared, cuyo deficiente des- empefio en la iluminacién y ventitacidn interior ya ha sido demostrado. Este tipo se va repitiendo indefinidamente, casi como en la forma de “‘transmision oral” —propia de la arquitectura tradicional popular— y va conformando la nueva imagen de la arquitectura vernécula contempordnea. Se va sustituyendo, asi, el modelo tradicional por una nuev climitico es muy inferior al anterior. arquitectura popular, cuyo comportamiento Tanto ha penetrado este modeio en la imagen popular de lo “moderno” y, por anto, de Jo “desarrotiado”, que incluso, los pobladores de las zonas ruraies en Gxanto tienen la oportunidad, porque cuenta con los recursos econémicos para hacerlo, sustitayen su tradicional cubierta inclinada de alto puntal —constraida 1 dliversos materiales— por la nueva “placa” de hormigén armado, y las ventanas de hojas por ventanas “miami”. (Fig, 59), Fig. 59. Vivienda rural tansformada por sus habitantes. (Foto de la autora.) Recientemente, ha cobrado auge otra tendencia atin més negativa, que recurre al empleo de elementos decorativas y figurativos provenientes del repertorio clésico: ¢s decir, tomados de la arquitectura eeléctica, en una mezela generalmente abigarrada ¥ Ge mal gusto, y superpuestos incluso a las soluciones arquitecténicas antes men. cionadas, con influencias del “moderno”, En este nuevo lenguaje se mezclan las influencias de las inmobiliarias residencia- des y 1a arquitectura del turismo, que hicieron concesiones a fos patrones estéticos, impnestos por ciertos inversionistas extranjeros. Actualmente se identifica por al. gunos como el “estilo maceta”, que refleja las aspiraciones estéticas del “nuevo ico” cubano (Fig. 60). 54 Fig, 60. Vivienda por medios propios en Holguin, que refleja las tendencias formales recientes. (Fuente: Cortesfa de Yaniset Pino.) Tendencias recientes A pesar de ta necesidad real de ahorro de recursos y de una voluntad para transitar hacia formas de desarrollo mas sustentables, que incluyen el uso eficiente de la energia, no se tiene todavia una conciencia acerca del impacto del disefio arquitec~ ténico en el logro de estos objetivos, 0 —al menos— no de la forma en que este aspecto debe ser abordado, La vivienda La proporcién mayoritaria que representa la vivienda dentro del ambiente cons- truido, le confiere una importancia decisiva para el logro de la sustentabilidad, tanto urbana, como rural, en lo cual el disefio bioclimatico ocupa un rol protagénico. La vivienda rural En aras de mejorar ta calidad de vida en las zonas rurales, desde los afios sesenta se ha prestado gran atencién a los asentamientos humanos en estas regiones. Con la intencién de crear granjas y cooperativas, donde la agricultura pudiera tecnificarse para aumentar la productividad, los tradicionales campesinos aislados se concen- traron en asentamientos mayores, a los cuales podia garantizérsele un nivel bésico Lamentabiemente, s materiales y teenologias “modernos”, y Io: endas de hormigén armado, de paredes y cl bolifos fueron reemplazados por vi biertas delgadas —ése es el caso del istema constructive “Sandino’—; o incluso, por edificios de apartamentos, también de paredes y cubiertas de hormigén armado —de relativamente poco espesor— como los construidos en todo el pais (Fig. 61), con sistema de grandes panele dos (Gran Panel 4). Posteriormente, se fueron empleando también otra soluciones constructivas, entre las que destaca eluso de planchas acanaladas de asbesto-cemento en cubiertas. Fig, 61. Edificios multifamiliares de cinco plantas, prefuibricados y tipicos, construidos en zonas turales. (Foto de la autora.) Ademés del impacto social que algunas de estas soluciones han producido (ma- nifestado en ocasiones con Ia emigracién y el abandono de las comunidades, con sus consecuencias econémicas negativas derivadas), éstas ofrecen un comporta- miento térmico mas desfavorable para el ambiente interior, pues se trata de mate~ Tiales y elementos de alto coeficiente global de ransferencia térmica, generalmente usados sin una adecuada proteccién contra el sol y la Iuvia ‘A consecuencia de la gran cantidad de viviendas rurales que han sido ejecutadas lurante las ultimas décadas, y de la concentracién de aquéllas que se produce en los nuevos asentamientos rurales, se ha prohibido usar en la construccién de viviendas los materiales naturales locales que tradicionalmente habfan caracterizado el habitat campesino, con el objetivo de preservar la palma como sfmbolo nacional. 56 Esto d reas 2 centra Bajo « La eri especi vivien Hamac debiar dese localn Fig. de v sione acer este de |: biert apre + asf 108), cas, tras ide ma son ta we ante das en de ado ral, Esto dificulta atin més el logro de soluciones —verdaderamente sustentables— en reas rurales, al ser aplicado de manera general, incluso en los casos de baja con- centracién de viviendas. Bajo consumo y soluciones altemativas La crisis econémica de los afios noventa que se ha identificado como “perfodo especial”, impuso la necesidad de buscar nuevas vfas para continuar constrayendo viviendas a partir de las reales y limitadas posibilidades del pafs. Surgié asi el Mamado movimiento de “viviendas de bajo consumo material y energético”, que debian ser ejecutadas con tecnologfas alternativas (entre las que el suelo estabilizado desempefié un rol esencial) de bajo costo, aprovechando los recursos disponibles localmente (Fig. 62). Fig. 62. Viviendas de “bajo consumo material y energético”, construidas en Tos altos no «a, (Fuente: Wong, 2006.) No obstante, la ausencia de conceptos de economfa global, del anilisis del ciclo de vida y de una adecuada transferencia de tecnologias, provocé la toma de deci- siones inapropiadas, con impactos sociales, ambientales y econdmicos negativos. Predominé la béveda como solucién de cubierta, para reducir el consumo de acero requerido en los techos planos (horizontales o inclinados). Los ahorros en este sentido no resultaron significativos y, sin embargo, se afecté la durabilidad de las viviendas dadas las dificultades para evacuar las aguas de Huvia (las cu- biertas de bévedas son tradicionales en los climas célido-seeos, pero no resultan apropiadas en los climas cfilido-hiimedos) y. otros problemas constructivos, 87 generados por la falta de conocimientos y de tradicién en el empleo de es soluciones constructivas Ctra importante decision, que afect6 las condiciones ambientales en los espec interiores con un importante impacto econémico posterior durante la explotaci de la vivienda, fue la sustitucién de las ventanas por celosfas, ante la carencia materiales apropiados y accesibles para la ejecucién de ventanas, Como que la celosfa es un elemento fijo, no regulable (a diferencia de la venta Que se abre 0 cierra, segtin las necesidades de modular la relacién espacial interic exterior), ésta no brindaba proteccién contra los agentes agresivos del exteri Cluvia y vientos fuertes), a la vez que afectaba la privacidad de las viviendas, al poder interrumpirse las visuales del exterior. A resultas de esto, las person clausuraron los vanos y permanecfan todo el tiempo en espacios interiores s ninguna relacién con el exterior, ni visuales, ni ventilacién (siquiera para cubrit | Tequerimientos higiénicos), ni iluminacién natural, por lo cual se elevé —ademés el consumo de electricidad en ventilacién e iluminacién artificial Afortunadamente, ya se han tomado medidas para evitar que estos problem se sigan repitiendo. Los albergues en la ciudad de La Habana El deficit acumulado de viviendas, debido a la escasez de recursos para dar re Puesta a todos los programas sociales priorizados, y la voluntad politica de t dejar a ninguna familia desamparada, ha trafdo en consecuencia una alta cifra « familias albergadas o con anuencia de albergue en la ciudad de La Habana, donc este problema se hace més critico. Con el objetivo de atenuar esa situacién, se desarrollé en la capital un program de viviendas “de trénsito” —como solucién temporal a parte de las familias albe: gadas— hasta tanto la situacién econémica del pafs permitiera transitar hacia v viendas definitivas de mayor calidad. Las condiciones econémicas del pafs no deben mejorar considerablemente e uun plazo mediato, como para que el “trénsito” sea real y, por tanto, es légico pense ue la ocupacién de esas “viviendas temporales” se prolongue durante un tiemp fal que puedan considerarse permanentes para el tiempo de vida de una famili (una generacién). En ese caso, las condiciones de vida que se crearon, no so favorables para una condicién permanente, a tenor de Ia Iejanta del centro de | ciudad, la ausencia de servicios, el hacinamiento, la pobreza del disefio ambiente ¥ Ia ausencia de djsefto bioclimético. Se trata de espacios minimos, con cubiert ligera de asbesto cemento, expuesta a la radiacién solar, sin proteccién solar y d lluvias para las paredes y ventanas, con rea de vanos insuficiente que proporciona: iluminacién y ventilacién naturales, Adicionalmente, desde el punto de vista econémico, representaron un considerabl. consumo de suelo (recurso précticamente no renovable), al concebirse basicamenti 58 ‘as na mM or no. as in os as cn una planta, alto costo de infraestructura y servicios que huubo que ejecutar totalmente, pues se desarrollaron en terrenos no urbanizados, y requirieron de gran consumo Be combustible y recursos en transportacién, en virtud de st lejania a las reas centrales de a ciudad y a los centros de trabajo. ‘A tenor de estas razones, las comunidades de trénsito comenzaron a acercarse ‘al centro de la ciudad, con lo cual se desaprovechaba el suelo urbano, pues conti- huaban siendo de una sola planta para lograr rapidez de ejecucisn y poder emplear cubiertas ligeras (més baratas). Posteriormente, esta experiencia fue abandonada. Los cambios de uso Ctra via reciente para contribuir a resolver el déficit de viviendas, que se hace més grave en Ia ciudad de La Habana, ha sido el cambio de uso de edificios anterior frente dedicados a funciones industriales, comerciales, de servicio y otras— que han sido adaptados y subdivididos en espacios asignados como vivienda a diver- ssas familias. Esto genera un problema précticamente insoluble, ya que las grandes luces que caracterizan los espacios empleados para el tipo de funciones antes mencionadas no permiten una adecuada relacién espacial interior ~ exterior de las viviendas ue, en su interior, se improvisan, con lo cual no pueden lograrse adecuadas con- diciones de iluminacién y ventilacién natural en los espacios habitables. Otras basquedas Se contindan buscando soluciones al problema de la vivienda, pero estas siguen apoyandose en enfoques tecnolégicos no integrales que impiden encontrar res- puestas adecuadas, no s6lo a Ia tecnologia y los recursos materiales disponibles, fino también al contexto urbano y a los requerimientos de las familias. El turismo y las inmobiliarias ‘Los Hlamados “programas emergentes” cobtaron un ripido auge en la década del noventa, como respuesta a la necesidad de generar nuevas fuentes de ingresos para el pais, que no estaba preparado para asimilar este répido desarrollo de forma equilibrada y apropiada. EI turismo El seétor del mercado turistico, mayoritario en el pais, responde a un turismo de masas de bajo costo, que no permite explotar las potencialidades del pats para desarrollar turismo ecolégico y de interés’ social, pues 1a sociedad y la naturaleza cubana son los principales recursos (iinicos y exclusives) que pudieran oftecerse al turista, Esta realidad, unida a una politica de inversiones —no del todo bien encaminada— y algo de premura e improvisacién, ha motivado el compromiso de Ia industria turistica cubana con inversiones cuya sustentabilidad es cuestionable. 59 Muchos de los hoteles que se construyen, podrian ester ubica- dos io mismo en Cuba, que en casi cualquier otro lugar del pla- neta. La eseala, proporciones, masividad y macicez resultaa agresivas en contextos de pla- yas, o las soluciones energéticas —de abasto de recursos y trata- miento de residvales— tienen un alto impacio ambiental negativo en ecosistemas frégiles como los cayos (Fig. 63). Se trata, mayoritariamente, de alojamientos hoteleros clima- tizados (excepto el vestibulo en algunos casos), donde el con- sumo de energfa en climatizacién se eleva mas allf de io aconse- jable, por fa ausencia de un ade- cuado disefio bioclimatico que se manifiesta en la falta de pro- teccién solar de Ios cierres exte- tiores y exceso de vanos vidr Fig. 63, Hotel en reparacién en Cayo Coco. dos expuestos al sol. Los diseiios (Foto de la autora.) carecen, ademas, de identidad, Ia cual —en el mejor de los casos— ha sido asociada con recursos manidos, que pretenden reinterpretar superficialmente la arquitectura colonial como lo auténticamente cubano, mediante la reproduccién de arcadas y el uso de la teja criolla de cerdmica cocida De aguf emanan parte de las influencias negativas, mencionadas, en el campo de la vivienda construida por esfuerzo propio de la poblacién. Las inmobiliarias Algo similar sucedié en los afios noventa con los nuevos programas inmobiliarios, ya sea residenciales 0 de oficinas. Muchas veces se impuso el criterio de los inversionistas extranjeros, o incluso, proyectos fordneos, a lo cual contribuyé la ausencia de un sistema nacional de normas y segulaciones —actualizado y prepa- rado— para enfrentar esta nueva actividad (Fig. 64). Un buen ejemplo de ello, es el primer edificio de oficinas construido en el centro de negocios de Monteburreto, donde las ventanas al oeste y al sur son de vidrio expuesto sin proteccién (sin embargo, tiene una doble fachada de proteccién al 60 norte), raz6n por la cual han sido précticamente clausuradas desde adentro, perdiendo —en consecuencia— la posibilidad de visuales y de iluminacién natural Fig. 64. Interior de inmobiliaria de oficinas en el monicipio Plays. (Puente: cortesfa de Olga Pérez.) En estos edificios se aprecian dos tendencias fundamentales: se busca una imagen contemporinea de “cajas de vidrio”, o se recrea un clasicisma nostdlgico y exterparé- neo. Ninguna de las dos va a la esencia y rafces de lo cubano en la axquitectura La rehabilitacién urbana Ota tendencia, que ha cobrado fuerza durante las tres diltimas, décadas es 1a. teha- bilitacién del patrimonio urbano y arquitect6nico. Las necesidades actuales en cuanto a dimensiones y usos de los espacios, asi como requerimientos de confort, han variado respecta ul momento histérico que dio lugar a ese patrimonio construido. Por tanto, independientemente de las ten- dencias conservacionistas —casi extremas— predominantes en cuanto al contexto urbano, la mayoria de los espacios interiores de esas edificaciones, sobre todo, ies que se destinen a usos cotidianos como el de viviendas, deberiin ser transformadas para adecuarse a los nuevos requerimientos, y eso puede demandar de! empleo de ecotécnicas y nuevos recursos de disefio bioclimético, diferentes a los utilizados en Ja arquitectura tradicional original Tal es la tendencia que predomina hoy en dfa en ef mundo, pero sobre fo ci no se tiene una real conciencia —al menos, no generalizada— en Cuba. Las normas y los métodos Las normas y regulaciones ayudan a orientar y reglamentar lo que debe hacer para que las soluciones de disefio se mantengan dentro de limites aceptabic Estas son propias de cada pafs 0 regién y recogen {a experiencia acumulada, tar tedrica como empirica, aplicando resultados cientfficos. Su elaboracién es resultado de un proceso de conciliacién que transita por varias etapas y don. participan una considerable cantidad de expertos. Algunas incluso, pueden ten lun perfodo inicial de prucba, una vez elaborada, y no necesariamente tienen q) ser de cardcter obligatorio. Normas vigentes, validez y contradicciones En la década del ochenta, se desarrollé en Cuba un importante trabajo de normal zacién que incluyé algunas normas y regulaciones de la construccién sobre tem: de Fisica de la Arquitectura o Climatologfa, entre las cuales pueden mencionars la de términos y definiciones; la de iluminacién natural; la de control solar; la « variables climéticas y la de propiedades fisico tétmicas de los materiales y element de construccién, que nunca legé a concluirse y aplicarse, Esta “generacién” de normas iba muy dirigida al establecimiento de métod de cflouio, ya fuesen analiticos 0 gréficos, de acuerdo con las tendencias (y analizadas) de la época, Esa puede ser una razén que explique la poca aplicacié que tuvieron, el rechazo de los arquitectos a estos temas y el resultado final de | auseneia de disefio bioclimético en la arquitectura cubana contempordnea. Por otra parte, con el actual desarrollo de la computacién, ya no se concibe qu estos ciilculos se desarrollen por medios manuales. La computacién podria poner Gisposicién de los proyectistas posibles medios de modelacién y simulaci6n répids ditiles para Ia toma de decisiones. Sin embargo, estos programas son muy com plejos, por lo cual cada ver resulta més dificil competir en su ejecucién, ast com adquiritlos, debido a los altos precios de venta. A esto hay que afiadir, las contra dicciones propias del proceso de disefio para el empleo de medios automatizados En cualquier supuesto, aunque se dispusieran de softwares amigables y eficiente para el disefio o la evaluacién de soluciones biocliméticas, las normas y regulacione siguen siendo necesarias para establecer los limites y valores aconsejables, as como recomendaciones metodolégicas y cualitativas. Las Bases Técnicas del Turismo, por ejemplo, incluyen recomendaciones de temperaturas aceptables, as{ como coeficientes de transferencia térmica par: cierres macizos y vanos (ventanas de vidrio), con el objetivo de lograr condiciones minimas de bienestar con ahorro energético. En cualquier caso, los anilisis y reco: mendaciones tienen en cuenta que se trata de espacios de ambiente controlado; e+ 62 decir, esencialmente cetrados y climatizados, donde se pretende procurar la mfnima ventilacién posible por razones higiénicas para reducir el volumen de aite a entftiar; minimizar la ganancia térmica del exterior, y diseffar el sistema de climatizacién sobre Ia base de aumentar las temperaturas interiores admisibles, al combinar la climatizacién artificial con ventiladores de techo. El trabajo del CTN 40 En Ia década del noventa se crea el Comité Técnico Nacional de Disetio Biecli- matico, conocido también como CTN 40, ya que éste fue el mimero asignado entre los maltiples Comités Técnicos creados en el Ministerio de la Construccién por esa época. Este nuevo Comité Técnico, surgido a partir del auge de las inmobiliarias con las consecuencias negativas ya mencionadas, revitaliz6 1a normalizacién en dicho sector. Las nuevas normas elaboradas por el CTN 40 van encaminadas a establecer recomendaciones generales de disefio para edificios climatizados, como es ef caso de las inmobiliarias residenciales y de oficinas. Hoy por hoy se encuentran en revisién las primeras normas elaboradas por ese Comité, que serén evaluadas sobre Ia base de los resultados obtenidos en su apli- cacién préetica. La formacién profesional Como ha planteado Givoni (1996), fo més importante para lograr un resultado positivo es la capacidad de! proyectista a partir de su comprensién de la I6gica del disefio bioclimatico, Evolucién y contradicciones De alguna manera, los temas relacionados con el disefio bioclimético se imparten en Ia Facultad de Arquitectura de La Habana desde los afios sesenta. Sin embargo, Ja mayorfa de los arquitectos, sobre todo los graduados entre esa etapa y la década del ochenta, no tienen conocimientos suficientes sobre la Idgica de la sensacién pereibida por las personas 0 del rol modulador de la edificacién, o principios cua- litativos de diseito climatico. Esto puede responder al rechazo ocasionado por los métodos analiticos (cuantitativos més que cualitativos) de ensefianza predominantes hasta hace muy poco tiempo. Con el tiempo, 1a ensefianza ha ido evolucionando, primero hacia los métodos grificos y, posteriormente, hacia fa comprensién cualitativa de los procesos y fe- némenos. No obstante, hoy se hace dificil realizar practicas experimentales que ayuden a comprender las magnitudes fisicas que caracterizan las sensaciones sub- jetivas que se perciben, ante la falta de equipos de medicién, Tampoco se entrena suficientemente a los estudiantes en ¢] manejo de sofiwares de disefio bioclimética o evaluacién del desempefio climatico de los proyectos. 63 La copia de modelos y la pérdida de paradigmas Otra tendencia muy fuerte, a contrarrestar en Ia ensefianza de la arquitectura, es la influencia en fos estudiantes de modelos preconcebidos, ya sean tomados de Ia rea- Jidad nacional o de Ia literatura internacional. La asimilacién de estas experiencias sin una adecuada selecci6n, ni procesamiento, lastra en ocasiones los proyectos Se necesita un buen conocimiento de la légica de Ia fisica de la arquitectura, es decir, de sus aspectos cualitativos, més que de los cuantitativos detallados, para oder interpretar creativamente las experiencias y modelos anteriores, y producir tuna arquitectura contemporinea que responda a las condiciones impuestas por el entorno, tomando lo mejor de la esencia de las tradiciones. ‘También resulta imprescindible un profundo y amplio estudio eritico de lo mejor del repertorio nacional, internacional y local, a partir de la Sptica de la I6gica del Giseio bioclimético necesario en cada lugar. Ese andlisis critico del repertorio deberd ser aplicado, en todos Ios casos, para sustituir las vivencias cotidianas, cuya influencia es inconsciente (con independencia de su calidad), por aquellos referentes que resulten realmente satisfactorios como fuente de inspiracién, 64 Estrategias de disefio bioclimdtico para Cuba El clima de Cuba Cuba se encuentra ubicada en [a franja ccuatorial definida como “trépicos” (Nieuwolt, 1977), e independientemente de las contradicciones de la clasificacién de “tropical”, hay coincidencia absoluta en definirlo como célido-himedo. Pardmetros generales En virtud de tas proporciones largas y estrechas de la Isls, donde las variaciones de latitud son pequefias (aproximadamente 3°), el comportamiento del clima es bas- tante uniforme en todo el territorio. No obstante, algunos factores geogréficos in- troducen variaciones en los parémetros climsticos (distancia a la costa y altitud) y contribuyen a la definicién de tres regiones climéticas fundamentales: las 2onas costeras las zonas interiores y las zonas montafiosas (Davitaya, 1965). Durante el aiio no existen estaciones térmicas (Lecha y Paz, 1994), sino que las variaciones estacionales estén definidas por la presencia de un perfodo Huvioso (de mayo a octubre y uno poco Huvioso (de septiembre a abril) en el cual, no obstante, [as precipitaciones pueden ser abundantes. La radiacién solar es intensa, filtrada por las nubes y el vapor de agua, y sus diferencias locales no se deben a variaciones de latitud, sino de nubosidad y turbidez atmosférica. Predominan temperaturas medias del aire entre 21° en cl inviemo y 26° en verano, alcanzando en el petfodo diurno valores superiores a 30°, La humedad relativa es alta, por la considerable influencia maritima, con oscilaciones medias entre 50% y 60 %, llegando con frecuencia en horas de la madrugada a magnitudes entre 90 4% y 95 % y superiores (Alfonso, 1989). Regiones climaticas Sobre Ia base de los pardmetros generales, se pueden identificar, sin embargo, tres regiones climéticas (Lecha y Paz, 1994). Zonas costeras En estas zonas los valores de nubosidad son menores que en el interior del pats, luego el régimen de radiacién y horas de brillo solar son mayores, y disminuye Ig oscilacién de la temperatura y la humedad del aire. Es mayor el niimero de diag cespejados, con un minimo de dias nublados y precipitaciones, asf como una mener Scurrencia de calmas por ta accién del régimen de brisas. Zonas Hanas interiores Eo dichas tegiones se produce un aumento apreciable de las calmas, principal- mente en las horas de la noche y la madrugada, Zonas montaflosas En ese territorio, los efectos son més complejos, pero en general, la radiaci6n solar incidente y las horas de brifto solar alcanzan el minimo nacional. Las temperaturas del aire disminuyen notablemente con fa altura a razén de unos 0.6° x 100 m, de ‘manera que estas resultan las zonas mas fries del pais, Las precipitaciones alcanzan su méximo nacional en tas laderas septentrionales de los sistemas orogréficos, con minimas notables a sotavento. Los valores de la fnubosidad son muy altos, debido la altura del terreno, la ocurrencia de nieblas es muy elevada, asi como es alta la humedad relativa, El comportamiento de los vientos se hace muy complejo, con abundancia de vientos locales, totaimente afectados por las condiciones del relieve. La sensacién térmica y el confort Ta Sensacién térmica de bienestar 0 desagrado que experimentan las personas en un ambiente dado, y que afecta no s6lo la productividad, sino que puede constitu factor de Hesgo de diferentes sintomas y patologias (Colectivo de autores del CIC: 19894), so Vincula con la accién simultinea de algunos pardmetros climéticos, fundamentalmente on la temperatura, la humedad relativa, la velocidad del aire y Ia tadiacién En Cuba se han realizado varios estudios encaminados a investigar la accién simultanea de algunos pardmetros climéticos y su posible efecto en el ambiente térmico resultante, Ese es el caso de “Los estados locales det tiempo diario” (Lecha ¥ Fez, 1994), “El complejo temperatura y humedad relativa del aire” (Paz, 1988), “Pl complejo temperatura del aire y tapidez del viento” (Lecha, 1989) “La sensacién de calor sofocante” (Lecha y Paz, 1994), También han sido abundantes a escala internacional, y en Cuba, las investiga- clones encaminadas a valorar la aceptaci6n o inadmisibilidad y los efectos en las Personas de una determinada sensacién térmica, estableciendo “zonas de confort* © restricciones a los pardmetros del ambiente térmico, Entre los autores que han abordado este tema en el pais, se pueden citar: Alfonso (1979), Leén (1988), Paz (1988), Rallo (1964) y Vilas (1974), 66 Hiirnitiaanienoaisantahisicicnd De acuerdo con los estudios mencionados sobre la accién combinada de diversos factores climéticos y la sensacién térmica resultante, predominan en Cuba —durante la mayor parte del afio y el dia— las condiciones calurosas y la posibi- lidad de situaciones confortables es escasa. Si a esto se une el efecto del fendmeno de la “isla de calor urbana”, a consecuencia del cual la temperatura del aire es més elevada en las ciudades (Alfonso, 1989; Nieves y Prilipko, 1988; Paz, 1986), la obtencién de condiciones confortables se hace todavia més diffcl. Por otra parte, el ambiente en los interiores arquitecténicos no coincide exacta- mente con el clima urbano en los espacios exteriores, ya que éste se ve modificado por los edificios en un sentido positivo 0 negativo, segiin la eficacia del disefo bioclimatico. Sin embargo, Ia prediccién del probable comportamiento térmico ambiental exacto de una solucién de disefio resulta sumamente diffcil, por diversas razones: la propia variabilidad intrinseca en el comportamiento de los factores climéticos, en lo fundamental, la direcci6n y velocidad det viento que desempefia un papel decisivo en Ia sensacién térmica resultante; las variaciones que imponen a estos pardmetros el medio urbano en general y el entorno inmediato en particular, y las modificaciones que introduce Ia propia arquitectura, cuya solucién final es, ademés, ‘un compromiso entre diversos elementos determinantes del disefio (muchas veces contradictorios entre sf), uno de los cuales se relaciona con Jas condiciones térmi- co-ambientales. Por lo dificil que resulta el logro de un confortable ambiente térmico en las condiciones de Cuba, y lo complejo de la prediccién exacta del resultado térmico ambiental de un proyecto en términos de bienestar, no resulta préctico enfrascarse en complejos procesos de célculo, o caros programas de simulacién que complican innecesariamente el proceso de disefio. Los disefiadores deben estar “armados” de un buen parque tedrico que se base en la comprensién de la Igica del disefto bioclimético y su aplicacién a las condiciones especificas de cada contexto, pata poder encontrar en cada caso, la mejor solucién posible, teniendo en cuenta un enfoque integral. Las soluciones generales propuestas podrian ser posteriormente evaluadas para precisar y ajus- tar los detalles, Recomendaciones de disefic Aun cuando no sea posible obtener en todo momento en Cuba 0 en el Caribe, condiciones confortables en los espacios interiores por la via natural (es decir, mediante el disefio bioclimético), sf es posible mejorar el ambiente térmico interior para favorecer la sensacién de Jos usuarios y ahorrar energia en el supuesto de espacios climatizados antificialmente. Dado que las condiciones climétieas en Cuba son cdlidas todo el dia, y priicticamente ‘odo el afio, el problema que es de por sf dificil, se simplifiea al no tener que prever soluciones alternativas para invierno y verano. En consecuencia, cuanto se haga Por reducit el calor ganado por la edificacién, seré siempre favorable al entorno térmico interior. Es posible conocer por Ja trayectoria solar, los Angulos de incidencia del Sol para cada hora de cada dfa del afio, de los cuales se deriva la radiacién incidente sobre la edificacién y el flujo de calor transmitido a través de aquéllos hacia el espacio interior. Por representar la causa original de Ia pérdida del bienestar y debido a lo objetivo y estable de los factores fisicos que ta determinan, Ia reduc- cién de Ia ganancia térmica es el primer principio de disefio bioclimdtico en climas célido-hémedos como el de Cuba, al cual deben subordinarse los demés, En segundo fugar, resulta conveniente —de manera general— procurar las me- Jores condiciones posibles de ventilacién en los espacios intericres. Como se sabe, el aumento de Ie velocidad del aire en contacto con el cuerpo humano acelera la evaporacién de la transpiracién y, con ello, el enfriamiento de la piel. Sin embargo, no siempre la ventilacién térmica es necesaria ni —incluso— recomendable, como sucede con el microclima de Ios patios intetiores de las edificaciones en las tramas urbanas compactas, Por otra parte, aun en los supuestos en que la ventilacién cruzada pueda ser muy efectiva, la variabilidad en la velocidad y direccién del viento, asf como su modificaci6n por el contexto y ta propia edificacién dificultan la prediccién exacta del comportamiento de la ventilaci6n interior y mucho menos, garantizar ciertas Condiciones estables. En consecuencia, no s¢ justifica subordinar a este pardmetro climético decisiones de disefio como la forma, la orientacién o la solucién espacial interior de las edificaciones. Reducir la ganancia térmica En la reduccién del calor ganado por la edificacién influyen Ia volumetrfa, la orien tacién de los cierres exteriores (paredes y cubiertas) y las caracteristicas fisico ‘érmicas de los materiales, as{ como y elementos de construccién y terminacién Voiumetzfa Mientras mayor sea la compacidad de las soluciones arquitecténicas, es decir, en tanto que menor sea la dimensién de las superficies expuestas al exterior Por unidad de volumen, menor sera el intercambio de calor interior-exterior (Bedoya, 1986), por ende, menor seré la ganancia térmica en las condiciones de Cuba y el Caribe. No obstante, de acuerdo con las recomendaciones tradicionales en Manuales de disefio bioclimético para climas célido-hiimedos, tiende a buscarse un mayor perimetro para favorecer Ia ventilacién natural cruzada y la iluminacién natural 68 La cuestién esté en encontrar el punto de equilibrio entre ambos requerimientos contradictorios, pues en mediciones experimentales en Cuba se ha comprobade que las temperaturas del aire son més bajas en los espacios més alejados de Jos cierres exteriores, expuestos 0 vinculados con patios interiores, patinejos y pasillos (Alfonso, 1979; Castillo y otros, 1990; Colectivo de autores del CIC, 1989f, Gonzalez, 20000). Con ese propésito, se han recomendado indicadores para ta relacién perfmetro/ superficie construida, frente/profundidad, y superficie construida/superficie de terreno para edificios de viviendas en la ciudad de La Habana (Gémez, 2001) que regulan la compacidad de las soluciones arquitecténicas, garantizando la satisfaccién equilibrada de los requerimientos ambientales y econdmicos. Estos indicadores consideran y admiten que todos los espacios interiores tengan relacién directa con el exterior, al menos, por uno de sus cierres. Cuando se trata de edificios profundos, que permiten un mejor aprovechamiento del suelo urbano, las soluciones tradicionales para mantener la relacién espacial intetior-exterior fueron: primero, los patios y, posteriormente, los llamados patinejos, ‘que no logran resolver Ia iluminacién y ventilacién, favoreciendo por el contrario, la transmisi6n de olores y ruidos, asf como falta de privacidad (Gémez, 2001). El patinejo, sin embargo, surgié como una alternativa al patio interior, que propor- ciona mayor economia de espacio y uso de suelo urbano, sobre todo, en edificios multifamiliares de apartamentos. Una solucién alternativa, que garantice la iluminacién natural minima, comple- mentaria en espacios interiores alejados del exterior a més de 5.00 m de profundidad, © no relacionados directamente con él, podrfa ser el empleo de canductos especia- lizados de ventilacién ¢ iluminacién natural, cuya efectividad ha sido demostrada, al menos, para servicios sanitarios en viviendas (Pérez, 2001). La volumetrfa arquitecténica podrfa garantizar también e1 auto sombreado de la propia edificacién, como complemento de la sombra oftecida por el contexto ur- bano y los elementos externos, incluida la vegetacién. Todo edificio, tanto en su forma y volumetrfa, como en su disefio general, debe considerar su entomo para adecuatse arménicamente a él. Esto significa, cumplir las regulaciones urbanas, aprovechar al méximo las potencialidades que el entorno ofrece; por ejemplo, para la proteccién solar, y respetar y resaltar los valores urbanos, arquitecténices, hist6- ricos, culturales o ambientales del lugar. Solucién espacial La solucién espacial y votumétrica estén estrechamente ligadas, pues el cierre de los espacios genera un volumen hacia el exterior. De lo que se trata en este caso es de la organizacién espacial interior, las dimensiones y proporcfones de las éreas, as{ como su relacién interna y con el exterior Teniendo en cuenta que las mejores soluciones de disefio, las més econémicas, apropiadas y sustentables y, por tanto, las biocliméticas, son siempre espectficas, cada, ‘oyecto deberd sacar el mayor partido posible de su localizacién, proponiendo a organizacién espacial interior m4s conveniente, atendiendo, por ejemplo, a la visuales, privacidad y asoleamiento, y también, a la ventilacién, pero no como aspecto decisive Todos los espacios interiores, que sean acondicionados de forma natural, deben ener una relacién directa con el exterior, aunque sea a partir de-balcones, portales © terrazas, o de patios interiores. Resulta conveniente evitar el uso de patinejos (0 “eajas de aire"), sustituyéndolos preferiblemente por conductos. No obstante, si su empleo es inevitable, deberdn enerse en cuenta ciertas recomendaciones de disefio (Gémez, 2001), Debe priorizarse la ubicaciéa de los espacios con mayores requerimientos de luminacién natural hacia las orientaciones més favorables y que requieren menor protecci6n solar (entorno norte en el caso de Cuba), y con ello reducir la obstruccién al paso de la luz hacia los locales interiores. Por otra parte, debe evitarse ubicar los ‘espacios con mayores requisites de bienestar térmico hacia las orientaciones mas desfavorables en este sentido (oeste o sur), dependiendo también del horario de uso. En cualquier caso, elementos arquitecténicos como portales, balcones, terrazas, galerias y aleros deben aprovecharse para arrojar sombra en aquellos espacios que més lo necesitan. Las dimensiones y proporciones de los espacios también influyen en la percep- cién térmica, Las temperaturas percibidas son mas bajas en aquéilos més alejados Ge los cierres exteriores, por tanto, Ios locales profundos resultan favorables en este sentido, sin embargo, la iluminacién natural y la ventilacién en ellos puede dificultarse. Por ejemplo, esté demostrado que en espacios interiores de vivienda, con profundidades mayores de 5.00 m no se Iogra cumplir los niveles mfaimos'de iluminacién normados de 150 lux en la zona més alejada de la entrada de luz (De la Pefia, 1992; Gonzalez, 1997; RC 1075, 1988). En este caso, es necesario encontrar también el punto de equilibrio. Algo similar sucede con los puntales en edificaciones de una sola planta o en la liltima planta de cualquier edificio, sobre todo, si se trata de una cubierta ligera con alto coeficiente global de transferencia térmica, como es el caso del asbesto ce- mento, el acero galvanizado o el hormig6n de poco espesor. Mientras més alto resulte el puntal, la fuente emisora de calor estard més lejos de las personas y, en consecuencia, tendré una influencia menor en el aumento de Ia sensacién de calor. En este supuesto, resulta necesario nuevamente encontrar el punto de equilibrio, pues los mayores efectos se obtienen en los puntales ms bajos, pero disminuyen con el aumento de estos. Adel Mustafé (1976), ha demostrado que ta sensacién térmica percibida puede reducirse en aproximadamente 0.1° por cada 30 cm de aumento de puntal; por tanto, habrie que incrementar considerablemente la altura para llegar a reducciones de temperatura apreciables, lo cual puede resultar antieconémico, por ejemplo, en viviendas. 70 one sit volumettia propia y otros elementos arquitect6nicos, entre los que se encuentran, portales, baleones, terrazas, aleros, celosfas, dispositivos afiadidos como toldos y pérgolas, la propia ventana o una trama externa que haga la funcién de doble pared | protectora, lo cual es un recurso muy empleado en la arquitectura contempordnea. El cualquier caso, e! disco de los elementos de proteccién solar a emplear estaré en dependencia de los éngulos de sombra precisos, segin la orientacién del cierre 0 el espacio a proteger. En el entorno norte, la proteccién exigida es mfnima (tanto horizontal, como vertical), fundamentalmente en los meses de verano; esto es, en Ia latitud de Cuba en ef hemisferio norte. En el entorno sur se requieren Angulos mayores, pero la proteccién no resulta dificil, Por ejemplo, al sur, con un alero de un dngulo de proteccién de 45° se garantiza una sombra total durante todo el affo, ineluido el mes de diciembre. Las peores orientaciones, desde el punto de vista de ta proteccién solar, por Io dificil que resulta, son el este y el este, donde el sol bajo de las primeras horas de la maflana, y dltimas de la tarde, penetra a gran profundidad. En este caso, la proteccién més efectiva se logra mediante el contexto y la vegetacién, o ubicando tramas verticales delante de los elementos a proteger. En Ia arquitectura de tos aftos cincuenta proliferaron a escala internacional los elementos miiltiples de proteccisn solar, adosados a fachadas de edificios altos, que perdiendo su razén de ser original, derivaron en elementos formales que im- ponfan una textura exterior a los frfos edificios prisméticos modernos, y que en muchas ocasiones estaban mal empleados: es decir, su disefio no respondia a las, ecesidades reales de proteccién (Gonzalez, 1981). El lenguaje contempordneo de Ja proteccién solar en arquitectura es diferente de aquellos eédigos formales de los aflos cincuenta, influidos por la arquitectura brasilefia. Un elemento muy importante a proteger en la regién tropical, donde los rayos solares son muy verticales, es la cubierta, Este componente arquitecténico es fun- damental, ya que recibe la mayor cantidad de radiacién solar, sobre todo en edifi- caciones de una planta o de poca altura, donde ef peso relativo de los espacios relacionados con el exterior por una cubierta expuesta, es considerable. Dada su posicién, la cubierta resulta a su vez, muy dificil de proteger. En edifi- caciones bajas, es posible considerar las sombras arrojadas por el contexto y la vegetacion. Esta tiltima es el mejor recurso de proteccién solar, ya que gracias al “efecto de a sombra viva”, no teitradia calor, sino que toda la radiacién solar que recibe la emplea en desarrollar la fotosintesis. Las cubiertas verdes, al estilo del techo jardin, pueden no resultar apropiadas en Cuba, debido al exceso de Iluvia y humedad, y por tanto, el peligro de filtraciones, ademés de los altos costos de mantenimiento, pero Ia doble cubierta verde, que sirve ademas como elemento ornamental y de produccién de alimentos, es una solucién cuya factibilidad ha sido probada, que es susceptible de usarse en cualquier circunstancia, y que cuenta con la aceptacién de la poblacién. 12 Ty ‘ a E icant Otras soluciones para atenuar el calor ganado por esta via, pudieran ser el empleo de cubiertas dobles o dobles ventiladas, que generalmente son rechazadas en Cuba, alegando que los costos se duplican, lo cual no es cierto, si se hace un andlisis de costos a Io largo del ciclo de vida de la edificacién. ‘También ha sido demostrada la factibilidad de pequefias capas de agua, como elemento aislante, en cubiertas en condiciones muy similares a las cubanas; ése es el caso de Maracaibo en Venezuela (Almao, 2000), aunque quedan otras much detalles por resolver, entre los que se encuentran: la impermeabilizacién, la Gurabilidad, el mantenimiento, la evaporacién del agua y la proliferacién de vectores y mosquitos Ota posible forma de usar el agua, cual recurso para el enftiamiento evaporativo, pudiera ser su riego sistematico en cubiertas inclinadas, como tantos ejemplos de ia ya clésica Feria Internacional de Sevilla en 1992. Pero aqui aparecen nuevamente las interrogantes del reciclaje y el bombeo del agua, que pudiera hacerse con ener- fas renovables, més el deterioro y ef mantenimiento sistemético, todo lo cual puede ser alegado en calidad de costos adicionales en anélisis econémicos no integrales. Un recurso adicional que puede resultar no tan costoso, serfa la reduccién de la absortividad de las superficies de las cubiertas. Segtin Almao (2000), con solo pintar de blanco ta superficie exterior de una cubiesta de asbesto, se puede contribuir a reducir la temperatura media radiante interior en hasta 5°, Otros elementos de cierre de Ia edificaci6n, que hay que proteger de la penetra- cin de la radiacién solar directa, son las ventanas, que el climas célido-hiimedos, como el de Cuba, deben ser abrideras para permitir la ventilacién natural, perma- neciendo abiertas, aun mientras Hueve, por lo cual, deben estar protegidas no solo del sol, sino también de la Huvia, Esto les garantiza ademés, una mayor durabilidad y menores costos de mantenimiento y reparacién (Gonzélez, 1997). Resultan inadmisibles las ventanas de vidrio sin proteccién solar, aun cuando se trate de edificios climatizados, pues el efecto invernadero provoca un may: consumo de energfa en los sistemas de climatizacién y, ademds, el efecto de la radiaci6n asimétrica resulta molesto para las personas (Hevia, 1987). La ventana si es opaca, puede constituir un elemento de proteccién solar, pero resulta conveniente garantizar, a su vez, una proteccién mfnima de Wuvias para la hoja de fa ventana, sobre todo, si ésta es de madera. Por otra parte, para evitar Ia necesidad de iluminacién artificial cuando la ventana tenga que permanecer ce: da (vientos fuertes, ciclones u otros), es recomendable, combinar las ventanas opacas abrideras con pequefios pafios de vidrio, adecuadamente protegidos, como las Tucetas de las ventanas tradicionales. Caracterfsticas de los ciesres. Materiales y elementos de construccién Si los cierres exteriores estén protegidos de Ia radiacién solar directa, el material del cual estén constituidos, resulta précticamente indiferente, pues para que se 13 Produzea un flujo de calor a través de ellos (cualquiera que sea el coeficiente global de transferencia térmica del elemento), debe haber una diferencia de tempe- ratura entre su superficie exterior y la interior. Si el elemento se encuentra en sombra ¥ se trata de un edificio bien ventilado, es de suponer que la temperatura del aire interior esté muy cerca de 1a del aire exterior, por lo que la temperaturas de las superficies exterior ¢ interior de la pared, serdn muy similares, y, en consecuencia, ¢l flujo de calor a través de él seré casi nulo, Sin embargo, si el cierre esta expuesto, la temperatura de la superficie exterior serd la llamada temperatura sol-aire (Alemany, 1986), que dependeré, fundamen- talmente, del angulo de incidencia del sol y de Ia absortividad de la superficie, y gue resulta muy superior a la temperatura del aire, luego, se producita un impor- tante flujo de calor a través del elemento de cierre, en dependencia de su coeficiente slobai de transferencia térmica. De ah{ que ta proteccisn solar de los cierres exteriores €s mucho més importante desde el punto de vista de la ganancia térmica, que la decisién de los materiales y elementos de construccién a emplear. Hay una relacién directa entre el color y la absortividad de 1a superficie, resul- tando mas reflectantes y, por tanto, mas aconsejables, los colores claros. Esta es tuna forma de mejorar el microctima interior sin una inversién adicional de recur- 808, pues si se va a pintar, s6lo se trata de seleccionar el color adecuado. No obs- tante, el exceso de colores claros 0 blanco, que resulta positive en este sentido, Puede ocasionar molestias de destumbramiento en el contexto inmediato, dada la excesiva reflexién de la radiacién solar. En Ia literatura internacional de Manuales de diseto bioclimatico se recomien- da para climas célido-hiimedos como el de Cuba, el empleo de cierres ligeros que liberen répidamente el calor recibido (Alemany, 1986). Esto dependerd de la orien- tacién del elemento de cierre y del horario de uso del espacio que este limita, Ciertamente, en cieres expucstos que limitan espacios con empleo preferible- mente nocturno, no resulta conveniente Ia utilizacién de elementos pesados de alta inercia, pero en espacios de uso diurno, la exposicién al sol de cierres ligetos y Poco aislantes incrementa considerablemente el calor transmitido al espacio inte- rior en el perfodo de uso. Luego, cada anélisis debe ser casuistico; los materiales aislantes resultan més apropiados en cualquier caso. El aistamiento depende de la conductividad, densidad y absortividad de los materiales, asf como de a presencia de cémaras de aire, ventiladas 0 no. Los mate- Fiales porosos y de baja densidad son aislantes, porque el aire es un mal conductor del calor, pero si son absorbentes, y se encuentran frecuentemente expuestos al agua y la humedad, la situacién cambia, porque el agua sf es buena conductora del calor. Las cémaras de aire reducen, de manera general, el coeficiente global de trans- rencia térmica de los elementos de cierre, y los hacen, por tanto, més aislantes. 74 Su efecto depende de la posicisn del elemento y del sentido del flujo de calor. Las cdmaras ventiladas, donde pueda producirse un tiro convectivo de aire, podrfan ser aun més efectivas, debido al enfriamiento de las superficies interiores provocado por el mecanismo de conduccién conveccién. Aquéllas pudieran aprovecharse, ademds, para provocar tiros forzados de ventilacién. Garantizar una adecuada iluminacién natural Aunque Ia iluminacién natural no se relaciona directamente con el confort térmico, el aprovechamiento de Ia luz natural diurma en los espacios interiores es un aspecto esencial del disefio bioclimatico, que contribuye al bienestar de las personas (en este caso, visual); permite aprovechar un recurso natural disponible, a la vex que reduce el consumo de energfa convencional no renovable y atenda fa carga térmica oeasionada por la iluminacién artificial —al menos— durante el dia Una buena iluminacién natural en los espacios interiores implica la satisfaccién de los niveles mfnimos de iluminacién requerides (normados), de acuerdo con las funciones que en ellos se realizan, asf como la uniformidad, lo cual unido a la atenuacién de otros contrastes excesivos ¢ indeseables, contribuye a evitar el des- lumbramiento, que, ademés de afectar el bienestar visual de las personas, puede provocar el consumo adicional de energfa eléctrica en iluminaci6n artificiat inne- cesaria (De la Pefia, 1986). Con ese propésito, hay que proporcionar reas reducidas de vanos, necesarias para garantizar los niveles m{nimos de iluminacién en los puntos del espacio mas alejados de las entradas de iuz. Los indicadores para estimar estas dreas se ofecen en diferentes fuentes (De la Pena, 1992; Hevia, 1987; Gonzdlez, 1997; RC 1075, 1988), en funciGn de ta superficie y profundidad del espacio, el tipo de ventana a emplear, ta proteccién solar, 1a obstruccién del contexto y la reflexién de Ia luz en los espacios interiores. No s6lo el drea de vanos, sino también sus proporciones y ubicacién influyen en la distribucién interior de los niveles de iluminacién y, por tanto, en la uniformidad. ‘Se ha podido comprobar que las ventanas de proporciones apaisadas 0 dos ventanas separadas entre si, en una misma pared, resultan més efectivas que una ventana nica, de proporciones cuadradas o verticales en el centro de la pared, aun cuando tengan la misma area (Gonzélez, 1997). Por otra parte, es necesario evitar la entrada directa de los rayos solares a través, de Ia ventana en el espacio interior, no s6lo en virtud de razones térmicas (el calor absorbido y reemitido por los elementos interiores), sino también dado el destum- bramiento que provoca por excesivo contraste de luminancias. Esté comprobado que las ventanas con aleros contribuyen a mejorar la uniformidad de la distribu- cidn de los niveles de iluminacién en el espacio interior (Hevia, 1987). Esto refuerza atin més la necesidad de proteccién solar de Jas ventanas, ya enunciada También se precisa atenuar los contrastes excesivos que se manifiestan cuando se mira al exterior a través de la ventana, lo cual produce la sensacién de que ef nivel de iluminacién interior es insuficiente, aun cuando no sea cierto, Para ello, deben evitarse superficies exteriores muy refiectantes en el campo visual, o ate- atlas con vegetacién o sombras arrojadas. De oira parte, las ventanas de colores claros provocarén un menor coniraste entre ellas y el contexto exterior més iluminado, mientras que las ventanas ubicadas en extremos y, por tanto, adyacentes a paredes perpendiculares, provocan un menor contraste al mirar a través de ellas (contiguas 2 una superficie Iuminada), que cuando se encuentran situadas en el centro de la pared cuya superficie interior queda totalmente a contealuz. Hay otras medidas para atenuar el destumbramiento, menos empleadas en Cuba y més propias de paises de clima célido seco, donde la luminancia de la béveda celeste es mucho més elevada, los contrastes mucho mayores, y en consecuencia, las soluciones completamente diferentes, como lo es la tradicional persiana medi- terrénea, no usada en el Caribe (Serra, 1998) Optimizar la ventilacién natural Las recomendaciones de disefio, ofrecidas generalmente en los Manuales para climas célido-himedos como el de Cuba otorgan un rol protagénico al logro de una buena ventilaci6n cruzada y 2 ello se han subordinado, frecuentemente, las decisiones en relaci6n con Ia orientacién de los edificios. Criterios, como las relaciones recomendadas del area de salida del aire con respecto al area de entrada, se vuelven muy cuestionables cuando se sabe que producto del constante cambio de direecién del viento, o su modificacién. por el cotitexto urbano o su carécter turbulento en la ciudad, es précticamente muy dificil determinar cual serd el rea de entrada y cudl la de salida, ya que el cambio de direccién y sentido del viento hace que To que en un momento es rea de entrada, en otro sea de salida. También resulta discutible proponer un Area minima de vanos en funcién de ta velocidad exterior del aire y su angulo de incidencia sobre la fachada, cuando ambas condiciones también varfan constantemente. Lo que deviene més préctica y objetivo es que Ia orientacién del edificio, sus espacios y sus cierres exteriores se decidan en funcién de reducir las condiciones de asoleamiento, segtin las necesidades de los espacios interiores, por razones t micas y de iluminacién, buscando maxima compacidad, a la vez que todos los espacios se relacionen con ef exterior. Una vez conformada la solucién volumétrica y espacial del edificio, compete decidir entonces, las éreas de vanos (ventanas) minimas necesarias en cada espacio, por razones de iluminacién (requerimientos normados, dimensiones y profun- didad de los espacios, tipo de ventana a emplear y obstruccién por la proteccién 16 ree solar y el contexto), y finalmente, ubicar esas dreas de ventanas en la forma que garanticen una distribucién lo mas uniforme posible de fos niveles de ituminacién natural (atenuando el deslumbramiento), y de los flujos del aire interior, sin pretender establecer qué velocidades de aire interior se obtendrén, ya que es un estimade demasiado complejo y variable. En Ia decision de la ubicacién de las areas de ventanas, también habré que tener en cuenta otras exigencias del proyecto como visuales, privacidad y solucién estético-visual exterior del edificio. Es conveniente considerar que, siempre que se pueda garantizar la ventilacién cruzada, podrin duplicarse las velocidades del aire interior, tan necesarias para el bicnestar térmico on contextos urbanos no compactos, mientras que los requeri- mientos de ventilaci6n higiénica en una vivienda pueden satisfacerse con el aire que se infiltra por las juntas de una ventana abridera, aun cuando ésta se encuentre cerrada (Givoni, 1969). Otros: el ruido ‘A pesar de que también son conocidas las afectaciones que ocasiona el ruido en la productividad y la salud de las personas, dadas las condiciones del clima de Cuba y la necesaria relacién de los espacios interiores con el exterior para lograr las condiciones térmico ambientales y visuales requeridas (ventilacién ¢ ilumi- naci6n), resulta muy diffcil evitar la transmisién de ruidos de unos espacios a otros (Hevia, 1987) En mediciones efectuadas en viviendas en In ciudad de La Habana, se ha podido comprobar que los edificios, en sw conjunto, no satisfacen los requisitos de la norma (Colectivo de autores del CIC, 19895). No obstante, en las zonas compactas de a ciudad, la conformacién relativamente estrecha y profunda de los edificios y la masividad de los materiales empleados para su construccién, logran amortiguar en gran medida los niveles de ruido que se producen en os exteriores, reduciéndose paulatinamente hacia los interiores, y s6lo es perturbado dicho aislamiento por los ruidos propios que se propagan a través de los patios (Alfonso, 1989). Esto se corrobora por los estudios desarrollados por el MICONS. Colectivo de autores del CIC, 19895), donde el nivel de ruido resulté menor en las edificaciones de una planta en Centro Habana, que es también una zona urbana compacta. Eso permite comprobar que, aunque tas urbanizaciones compactas son mejores para la proteccién contra el ruido del trénsito urbano, ias principales fuentes de ruido estén dentro de ta propia vivienda Por otra parte, ninguna de las ventanas de uso generalizado en Cuba cumplen los, requerimientos mfnimos de aistamiento aun cuando estén cerradas (Ambou, 1983), no obstante, cuando permanecen abiertas (que es Ia mayoria del tiempo), las que proyectan elementos horizontales hacia el exterior, que no son las més empleadas, tesultan ligeramente mejores. 17 Aplicaciones Los principios de disefio expuestos en este capftulo han sido elaborados y aplicados Gurante afios por la autora de forma sistemética en proyectos que, salvo excep- ciones, no han sido finalmente ejecutados por diversas razones, entre las que podrfan citarse, la poca importancia que se otorga al disefio bioclimitico, y la “resistencia al cambio", que dificulta ta asimilacién y comprensién de enfoques y soluciones diferentes a lo habitual, aun cuando sean mejores. Estas concepciones y su forma de aplicacién también han ido evolucionando en el tiempo, no séio por la asimilacién de nuevos enfoques, sino debido a la acumulacion y sedimentacién de experiencias y reflexiones. De otra parte, estos principios se manifiestan de manera diferente en diversos contextos. Zonas rurales y suburbanas En zonas rurales y suburbanas, dado su carfcter abierto y la distancia entre edifica- ciones, son més factibles de aplicacién las recomendaciones que para climas céli- do-hiimedos como el de Cuba, se ofrecen en todos los manuales; es decir, mixima permeabilidad al paso del aire, manteniendo las adecuadas distancias entre edifi- caciones para la recuperacién del viento, y méxima proteccién solar y de Huvias. Sin embargo, siempre este segundo requerimiento ha sido priorizado por ta autora, de manera que decisiones como la forma y la orientacién de los edificios, se subordinan al objetivo de reducir la ganancia térmica, mas que al de optimizar la ventilacisn, lo cual, no obstante, se procura después. En general, en las zonas suburbanas a las que se refiere el trabajo, las edifica- ciones son de baja altura (entre una y dos plantas), de manera que la cubierta desempetia un papel fundamental en el ambiente térmico interior, pues més de 50 % de las viviendas tienen una cubierta expuesta al sol. El proyecto de “vivienda bioclima- tica solar” (Figs. 65 y 66), desarrollado a principios de tos aftos ochenta (Al- fonso, 1985), presentaba dos prototi- pos de proyectos de vivienda con formas (tipologias arquitecténicas) y soluciones constructivas diferentes, con el objetivo de demostrar que la arquitectura bioclimatica no estaba necesariamente asociada a una forma Fig, 65. Proyecto de vivienda biolimatiea y © # Ui material, sino que, por el con- sola. Prototipo 1. Facultad de Arquitectura, (Taio, clima-materiales de construc- ISPIAE, 1984, Fuente: Revista Arguitectura _Ci6n-forma arquitecténica constitufen ‘y Urbanismo, no. 3, 1986) una unidad indisoluble. 78 | | | Se wataba, sin embargo, de pro- yectos que, sin pretender ser tipi- cos 0 repetitivos, sino prototipos experimentales demostrativos, fueron concebidos previamente para ser luego ubicados en algiin contexto. En esto pudo haber in fluido el hecho de que fueron proyectos realizados como “pro- totipos” al culminar una investiga- cién, sin tener una micro loca- lizacién ni un cliente, que habria Fig. 66. Proyecto de vivienda bioclimatica y sola. eee 5 Prototipo 2, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, 1984. (ue buscar después para intentar (Fuente: Revista Arquitectura y Urbanismo, __‘materializar la experiencia (lo cu: no. 3, 1986.) nunca fue posible). Pero también este enfoque pudo estar condicio- nado por Ia tendencia, todavia comin en aquel entonces, a la repetitividad y Lipificacién de los proyectos. Las viviendas en este proyecto eran medianeras, lo cual indica que ya, desde entonces, se estaba reconociendo 1a importancia de la compacidad de las soluciones y la reduccién del perimetro de paredes exteriores en la disminucién de la ganancia térmica, a diferencia de lo que comtinmente se recomienda en Jos manuales. Owa prictica de disefio, que comenz6 a aplicarse en este proyecto, fue el uso de cubiertas inclinadas, preferiblemente en el entomo norte, para reducir la radiacién solar promedio incidente, aprovechando las cubiertas inclinadas y orientadas al sur para ubicar los colectores solares. No obstante, se emplearon —ademés— sobre las cubiertas inclinadas, elementos de auto sombreado, separados de la superficie exterior que reducfan atin més la incidencia solar sobre la cubierta y favorecian su enfriamiento evaporativo. En proyectos posteriores (como el ganador del Premio de la UIA en Chicago, 1993) se procuré el auto sombreado de las cubiertas mediante elementos verdes de funcién miltiple. Owos recursos de disefio bioclimético, que pudieran destacarse en estos “pro- totipos” de 1984, fueron: facilitar la ventilacién convectiva para a salida del aire caliente y el enfriamiento estructural, con aberturas en los planos superiores de las cubiertas inclinadas, la separacién de los elementos de proteccién solar con el propésito de evitar la transmisién de calor a fa estructura, y varias medidas para evitar el deslumbramiento. ‘También se propusieron ecotécnicas como el reciclaje de las aguas grises, le coleccién de agua pluvial, y el aprovechamiento del sol para el calentamiento del agua, el secado de fa ropa y en un sistema fotovoltaico. Casi todos estos criterios de disefio se aplicaron nuevamente en los proyectos lesarrollados para el Plan Turquino a partir de 1987, ineluidos ios ganadores del coneurso nacional “Tres Diseiios para mejorar las condiciones de vida en las mon- tafias”, s6lo que ya en este caso no se trataba de proyectos tipicos desarrollados en abstracto, sin conocer el contexto donde se insertarian. Por el contrario, en este caso se hace bastante énfasis en Ia relacién de los proyectos con el contexto, par- ticularmente, con Ia topografia del terreno y ta vegetacién existente, y aparece Ia escala del asentamiento, donde también se aplican criterios de diseiio bioclimétice. Para estos fines se desarrollé un sistema de proyectos de viviendas con alterna- tivas para adeouarse a diversas composiciones del niicleo familiar, a diferentes condiciones topogréficas y a varias posibles orientaciones, que fue Hevado a pro- yecto ejecutivo con el fin de facilitar su aplicacién, lo cual tampoco en este caso fue posible. Et sistema, constituido por los elementos lamados “fijos”, se comple- ‘mentaba con otro de elementos “variables”, con los cuales podria confeccionarse un catélogo que permitiera fa seleccién por parte det futuro usuario. Ello permitia, de una parte, la participacién de la poblacién en las decisiones de iseflo (al menos, al final del proceso), como factor esencial de Ia sustentabilidad, y por otra, incrementar la variedad de las soluciones. Entre los tlamados elementos “variables”, cuya decisi6n estarfa en manos del futuro usuario, podrian incluirse: elementos de proteccién, ventanas, celosfas, barandas, canales de coleccién pluvial, portales, texturas, y otros. Este enfoque significa un paso de avance con respecto a las soluciones repetitivas, pero no es atin lo suficiente audaz como paca plantear la necesaria especificidad de las soluciones. No fue hasta 1992, momento en_que se realizaron proyectos de vivienda con diversas soluciones constructivas disponibles en varios asentamientos de base de las provincias de Pinar del Rio, La Habana y Matanzas (Alvarez, 1992), que se consolidé 1a convicoién de que no hay mejor solucién para la vivienda rural, que la wadicional (bohfo en sus diversas alternativas), construida con materiales naturales, disponibles localmente y de excelente comportamiento térmico. De lo que se trata, por tanto, es de elevar la calidad de vida de la poblacién rural, mediante mejores opciones de servicios e infraestructura, lo cual no se logra intentando sustituir los excelentes materiales tradicionales de construccién por otz0s supuestamente mejores y “modernos”, pero que son, desde todo punto de vista, insustentables en la vivienda rural Estas experiencias y las que se desarrollaron posteriormente, con Ia asesoria de Ja autora en diferentes programas, se recogen en las recomendaciones de disefio para viviendas rurales y suburbanas elaboradas, en el afio 2001, y que ya plantean, explicitamente, la necesaria especificidad de tos proyectos. Entre las principales recomendaciones, referidas especificamente al disefio bioclimatico, que se recogen en este documento se encuentran: 80 Orientacién En la medida de lo posible, el proyecto urbano deberd favorecer un trazado vial {que permita las mejores orientaciones para fa mayoria de fas viviendas. Para ello, los mayores tramos de calles deberfan estar orientados aproximadamente en el eje este-oeste, de manera que las principales fachadas de las viviendas (frente y fondo) puedan quedar ubicadas en ¢] entorno norte o sur, que resultan mucho més faciles de proteger del sol, que las ofientaciones en el entorno este u oeste (Fig. 67). Fig, 67. Esquema de planeamiento de “Comunidad sustentable para trabajadores det ISPIAE”, 1995. (Foto de la aurora.) Espacios exteriores Un aspecto esencial en el diseiio de esos espacios, sera la presencia de vegetacién, tanto rboles, como coberturas, y un minimo uso de éreas pavimentadas “duras”, con el objetivo de optimizar las condiciones térmico—ambientales del lugar. 8h Solucién votumétrico-espacial de la vivienda Las soluciones més econémicas y donde la ganancia térmica a través de los cierres exteriores es menoz, son aquellas que optimizan la relacién perimetro/superficie construida, ya que generan una menor area de paredes exteriores expuestas. Para satisfacer este requetimiento, garantizando también {a iluminacién natural diurna en los espacios interiores de la vivienda, se establece como condicién minima indispensable que cada espacio interior tenga relacién directa con el exterior (puede ser también a través de portales, balcones o terrazas abiertos), al menos, por una de sus paredes. Los espacios relacionados con el exterior por una sola de sus paredes, y donde la iluminacién, en consecuencia, es unilateral, no deberén tener una profundidad mayor de 4.00 m. Si se tratase de profundidades mayores se requiere resolver, de alguna manera, la iluminacién bilateral En viviendas aisladas se puede lograr una relacién perimetro / superficie cons- tuida de aproximadamente 0.47, mientras que en viviendas pareadas este indica- dor puede reducirse hasta 0.35, Uegando en soluciones en hilera hasta 0.26. Esto confirma la superioridad econémica de las tiltimas respecto a las primeras. Paredes Todas las paredes deberdn estar protegidas (aunque no sea totalmente) del sol y la lluvia, Si esto se cumple, no importa la calidad 0 ¢l comportamiento fisico térmico Gel material de construccién de la pared, 0 su terminacién o color, para lograr un ambiente térmico favorable en los espacios interiores. A su vez, aumenta la Gurabilidad de la pared y disminuyen los costos de mantenimiento y reparacién. Los Angulos de proteccién solar (medidos a partir de I horizontal) reco- ‘mendados para paredes son: 76° al norte; 50° al sur; 45° grados al este y 30° grados aloeste. Como puede apreciarse, la proteccién al norte se logra con un alero pequefio, al sur con un alero mayor o mediante espacios de transicién (portales, balcones, terrazas, cobertizos), pero los 4ngulos requeridos al este o al oeste resultan diffeiles de obtener con elementos arquitect6nicos simples. En estos casos, conviene combinar la accién de proteccién de la arquitectura con el contex- to y la vegetacién. Con independencia de los angulos de proteccién, anteriormente recomendados para cada orientacién, un efecto apropiado desde el punto de vista de Ia proteccién solar y de Hluvias puede obtenerse empleando aleros con una proyeccién horizontal de 60 cm en todo el perimetro de la vivienda, cualquiera que sea la orientacién de las paredes. 82 Techos Emplear cubiertas inclinadas, salvo en casos excepcionales, donde se prevea un posible crecimiento evolutivo en segunda planta. Propiciar Ia coleccién pluvial en las cubiertas inclinadas; aunque la inclinacién de éstas favorece la répida evacua- cién pluvial, se debe garantizar la impermeabilizacién en la terminacién superficial de las mismas. Usar preferiblemente terminaciones superficiales reflectantes o de baj absortividad térmica. Pintar de blanco una cubierta de asbesto cemento puede con- tribuir a reducir en 5° Ja temperatura radiante en el espacio interior bajo la misma. Las cubiertas ligeras (asbesto cemento 0 acero galvanizado, por ejemplo) resultan ‘més econémicas, pero su alto coeficiente global de transferencia térmica ocasiona condiciones ambientales, inadmisibles en los espacios interiores que ellas limitan. Con el propésito de mejorar el comportamiento térmico de estas cubiertas se re- comienda evitar que la radiaci6n solar directa incida directamente sobre el elemento que se encuentra en contacto con él espacio interior donde habitan las persona (Fig. 68). Esto puede lograrse arrojando sombra sobre las cubiertas sencillas, io cual es posible mediante ef uso de vegetacién; 0 empleando cubiertas dobles constituidas por dos capas del material separadas por una cdmara de aire. Los resultados pueden ser incluso mejores, si se permite la ventilacién de esta cémara de aire. Fig. 68. Proyecto premiado en el Concurso Internacional Eeohouse 2003, Oxford. (Foto de la autora.) Ventanas Garantizat en cada zona de la vivienda el érea de ventanas minima, necesaria para satisfacer los requerimientos de iluminacién natural segiin su funcién. Con independencia de las especificidades que se derivan de las proporciones del espacio, [as caracteristicas del contexto y el tipo de ventana, entre otros, las dreas de ventanas mfnimas requeridas para la ihiminacién natural en los espacios interiores ce Ia vivienda oscilan entre 10% y 30 % de la superficie stil del espacio que limitan. Las mayores reas de ventanas se precisan en las cocinas, salas de estar y co- medores, en los espacios més profundos y donde las protecciones solares exigidas por la orientacién sean mayores, o las ventanas obstruyan mas el paso de ia luz (como sucede con la ventana “miami”, en comparacién con una simple de hojas 0 de toldo), Con independencia de la superficie de ventanas, en locales con profundidades mayores de 4.00 m, es necesaric facilitar iluminacién bilateral. La ubicacién de aquéllas deberd responder al logto de la mayor uniformidad posible en el flujo e aire y en fa distribucién de los niveles de iluminacién en el espacio interior. Laaltura de los antepechos deberé permitir [a circulacién dei aire en la zona de uso y las visuales al exterior, de acuerdo con la posicién en la que més frecuen- temente se encuentren tas personas en dicho espacio (por ejemplo, paradas en Ia cocina, © sentadas en la sala, 0 acostadas en el dormitorio). En espacios interiores que s6lo tienen una pared en contacto con el exterior, en lugar de ubiear una sola ventana en el centro de dicha pared, resulta mucho mejor, tanto desde el punto de vista de la ventilacién, como de Ia iluminacién, ¢ incluso, de Ja privacidad actistica, colocar dos ventanas cuya érea, total sumada, sea equi- valente a la ventana tinica mencionada, pero separadas entre si lo mas posible dentro de la misma pared. Resulta conveniente proteger a las ventanas de Ia Iluvia mediante elementos horizontales, colocados sobre ellas. Asf, la ventana puede permanecer abierta mien- tras Hueve para permitir el paso del aire, la luz y la vista al exterior, a la vez que est ms protegida no sélo de la Hluvia, sino también del sol, aumenta su durabilidad, y se reducen los costos de mantenimiento y reparacién. Tanto en las viviendas suburbanas, como rurales, pero, fundamentalmente en estas ultimas, pueden emplearse una gama de disefios de ventanas, por ejemplo, las tradicionales de toldo y hojas verticales, y no sélo la ventana “miami” que se ha utilizado extensivamente en las tiltimas décadas casi como solucién tinica. También podria pensatse en ventanas que combinen en su disefio varios principios como la tradicional hoja con las tablillas “miami”, que tanto se us6 en las viviendas cons- tuidas en los afios sesenta (Fig. 69). Las ventanas deben pintarse con colores claros, para incrementar la reflexi6n de la luz hacia el espacio interior, atenuar el deslumbramiento que se produce al 84 SLES mnirar a través de ellas hacie los exteriores iluminados, y reducir la absorci6n de la radiacién solar que incide en ellas. Fig. 69. Ventanas en proyecto para Concurso Internacional Eechouse 2007, Oxford (Puente: Gelabert y Garcia, 2007.) Solucién espacial y orientaciéa En la organizaci6n espacial interior de la vivienda, priorizar, siempre que sea posible, la ubicacién de la cocina hacia aquetlas orientaciones que requieren de una menor proteccién solar, para garantizar las mejores condiciones de ile- minacién natural, especialmente en el plano de trabajo sobre la meseta. Ubicar tas ventanas en funcién de esto. El comedor es otro espacio que precisa de buenas condiciones de iluminacién en la vivienda minima, pues al ubicarse en éste 1a mesa, alberga Ia mayor parte de las actividades que requieren de un esfuerzo visual Bvitar por todos los medios posibles Ja orientacién oeste para cualquier espacio de la vivienda, especialmente los dormitorios. Tratar de ubicar hacia esta orien tacién las dreas de lavar, techadas y abiertas, o terrazas, baleones, portales 0 —incluso— el bafo. Se debe tratar de lograr —en a medida de to posibie— la méxima integraci6n y minima compartimentacién espacial interior, sobre todo, en los espacios menos privados (sala, comedor, cocina). Ello resulta favorable desde e! punto de vista de Ja percepcién de estos espacios minimos, pero también propicia una ventilacién e iluminacién més uniforme, asf como mejores vistas al exterior desde cualquier punto del espacio interior (Fig. 70). Todos esos criterios pueden ser aplicados, 1o mismo en ta proyeceién de nuevas edificaciones, que en Ja transformacién y mejoramiento de las construidas ig. 70, Continuidad espacial interior en proyecto para Concurso Internacional Ecohouse 2007, Oxford, (Fuente: Gelabert y Garefa, 2007.) Urbanizaciones abiertas Aunque las urbunizaciones abiertas también se encuentran localizadas, por lo general, en la periferia de las ciudades, éstas se caracterizan por edificios altos y de mediana altura, en los que predominan los principios compositivos del movimiento modemo, tanto a eseala de urbana, como arquitecténica. Bn dichos casos, por fanto, fo que se imponen son acciones de transformacién encaminadas a mejorar Jas condiciones microclimaticas, Desde el punto de vista bicclimético, la principal deficiencia de estas dreas vurbanas radica en la proteccién solar y de luvias, tanto en los espacios urbanos, Como arquitecténicos, pues este modelo surgié en climas frios para garantizar el acceso de todos Jos edificios al sol. También se producen afectaciones importantes a los patrones de flujo de viento, modificados por la ubicacién de grandes edificios “pantalla”, que obstaculizan el flujo natural del viento, produciendo canalizaciones en Jas esquinas o en las plantas bajas de aquéllos, Eso genera grandes velocidades del aire, que Ilegan a sex molestas en estos puntos, lo cual resuita dificil de comregir, pero a la vez que molesto, puede ser favorable para la percepci6n térmica en espa. cios exteriores, abiertos en climas célido-hiimedos como et de Cuba, Lo que podrfa hacerse en estos casos, es incrementar la presencia de vegetacién cen os espacios exteriores que, lamentablemente, en muchas ocasiones han quedado abandonados o sin terminar. Las coberturas pueden ayudar a atenuar el exceso de reflexién de la radiacién solar —en los planos horizontales bajos—, excesiva e innecesariamente pavimentados en algunos casos, lo cual contribuye a incrementar Ja temperatura y el deslumbramienio en los espacios exteriores. Los frboles, a 1x vez que evitan que la radiacién solar incida en las superficies duras (ya sea pavimentos 0 paredes exteriores), contribuyendo a atenuar los efectos de Ja radiacién reflejada, desoritos anteriormente, también protegen directamente a 86 | | | | ose Se las personas y los espacios interiores, permitiéndoles estar o circular en espacios beneficiados por el efecto de la “sombra viva", pues la vegetacién emplea la [uz solar que recibe para realizar Ia fotosfntesis y no reirradia o emite calor. Los frbdles, no obstante, no garantizan la proteccién de Muvias en los espacios exteriores, por tanto, serfa conveniente Ia adicién de galerfas que permitan la circu- lacién techada en los espacios abiertos, al menos, en aquellos recorridos de uso més sistemético, masivo ¢ imprescindible. Estas galerias vendrfan a sustituir a los Aradicionales portales piiblicos, que se emplean para circular en los centros urbanos tradicionales, en estas latitudes, Tampoco los drboles resuelven, en estas urbanizaciones de edificios altos (més de dos plantas), la proteccién de sus fachadas, que en la mayorfa de los casos constituyen prismas puros, totalmente asoleados, incluso, con grandes ventanales de vidrio expuestos, en el peor de los casos. Resulta necesario, por tanto, la adi- cién de elementos externos de proteccién solar (y de Hluvias) a los paramentos verticales de los edificios, que pueden ir mas allé de ta proteccién exclusiva a le ventana, llegando a constituir lo que se ha Hlamado una “segunda piel” del edificio Esta “segunda piel”, que resulta un concepto bastante actual en el tema de la arquitectura bicclimatica, constituye una renovacién formal de los quiebrasoles horizontales y verticales miltiples, que proliferaron en Ia arquitectura de los afios cincuenta, fundamentalmente en edificios de oficinas, y que condicionaron su carécter, al punto que se llegé a considerar que los elementos de protecci6n solar constitufan para la arquitectura madema, lo que los érdenes para fa arquitectura clasica, y asf, comenzaron a usarse cual elementos decorativos, despojados de su esencia La “segunda piel”, como elemento de proteccién a la verdadera “piel” exterior del edificio, puede adicionarse en cualquier momento, y su solucién puede ser tan compleja o simple como se quiera, para cumplir el mismo fin de regulacién climética, todo depende de! presupuesto y la tecnologia disponible. Asi pues, ia gama de alternativas transita desde los tradicionales elementos fijos (sélo que con un disefio formalmente renovado), 0 méviles accionados manualmente 0 mecéni- camente —a decisién de tos usuarios—, hasta dispositivos accionados de forma automatizada mediante “sistemas inteligentes”” La opcién para edificios de viviendas en Cuba podrfa ser fa primera, que es Ia més econémica. En cualquier caso, la posibilidad de afladir una “segunda piel” a Ja arquitectura en conjuntos urbanos, edificados hace més de cuarenta afios, no es sélo una opcién de mejoramiento de su desempefio climético, sino también, una alternativa para la renovacién formal Nuevas urbanizaciones En nuevas edificaciones, cuando se va a planear un desarrollo inicial, que no esté atin comprometido, el primer requerimiento a satisfacer es el uso racional del suelo 87 urbano como recurso précticamente no renovable, por lo que implica —adem: en el crecimiento extensivo de la ciudad y, con ello, ef aumento de las redes técnicas ¢ infraestructura y las distancias de transportacién, con el correspondiente const mo de recursos, entre estos, tiempo y energfa. El aprovechamiento del suelo no significa necesariamente la construccién de edificios en altura, que han sido bastante cuestionados en los itimas afios, y que demandan tecnologias constructivas y equipamiento costosos para los paises en desarrollo, Se ha demostrado que es posible lograr densidades apropiadas con. ificios de alturas medias, con coeficientes de ocupacién del suelo (COS) que no tienen que ser tan elevados como en Jas urbanizaciones tradicionales compactas, ni tan bajos como en las urbanizaciones abiertas, al estilo del movi- miento moderno. Pero los Ifmites a la ocupacién del suelo y la compacidad de las urbanizaciones vienen dados en climas célido-hiimedos como el de Cuba, por la garanifa de las condiciones ambientales, necesarias en los espacios interiores (ventilaci6n ¢ ilumi- nacién natural, viswales y privacidad). Con el propésito de buscar el punto de equilibrio entre estos dos requisitos (el aptovechamiento det suelo urbana y la garantfa de las condiciones ambientales minimas en los espacios interiores), se han desarrollado varias investigaciones, encaminadas a obtener indicadores recomendables para el uso del suelo a escala urbana y arquitecténica: Tabla 1. Indicadores urbanos [Densidad Areas | indice | Promedio hhab/Fia cos cus libres vial__| de altura 210 - 470 | 0.25 - 0.60 | 0.70 - 1.80 | 0.25 - 0.70 | 0.10 - 0.15 | 2.40 - 4.10 Tabla 2, Indicadores arquitecténicos ieame Indicadores recomendable_| Miximo | Minimo [Frente Profundidad F7P) oa 05 T Perimeto / Superfice canstraida (P50) 02 [025 [ons Superficie construda/ Superficle de terreno (Se/ St) 06 | 065 o4 Superficie de circulaci6a general / Superficie consttuida (Sex /Se) oes | ots | 02 Adicionalmente a estos indicadores, al planear el trazado de las vias, sus sec~ ciones y la ubicacién de Ia vegetacién, es necesario tener en cuenta, la orientacién de aquéllas, para sacar el mayor partido de las condiciones de asoleamiento y facilitar la protecci6n solar. 88 | | ee Por otra parte, el perfil urbano irregular, que se logra con la combinacién de edificios de diferentes alturas, favorece el movimiento del aire y Ia creacién de flujos turbulentos, de manera que se viabiliza la ventilacién de los espacios interiores, al no haber zonas fijas de barlovento 0 sotavento (Fig. 71). Fig. 71 Proyecto de urbanizacién en Barbosa, 2008. (Foto de Ia autora.) Urbanizaciones consolidadas Este acépite se refiere a aquellas zonas que se encuentran dentro de la trama urbana tradicional, consolidada (no al estilo de las urbanizaciones abiestas periféricas), pero que no se incluyen en las Hamadas semicompacias y compactas (més de 75 % de ocupacién del suelo); por tanto, hay en ellas, un predominio del érea verde en patios, jardines, parterres y parques, a la vez que un trazado ordenado de las calles, generalmente a partir de una cuadrfeula, En esos casos, ya se genera un ordenamiento urbano en manzanas y lotes, y regulaciones urbanas que deben ser respetadas, si se pretende mantener la cohe- rencia y armonfa del conjunto. De lo que se trata entonces, es de aprovechar al maximo las condiciones que la microlocalizacién ofrece para ei nueve edificio, con vistas a sacar de éstas el mayor partido posible en el logro de condiciones ambientales adecuadas en los espacios interiores. En dichos supuestos, los nuevos edificios a insertar deberén responder siempre a proyectos especificos, donde la volumetria y la solucién espacial se adecuen, tanto a los requerimientos funcionales del proyecto, como a las condicionantes jimpuestas por el contexto, entre Estas, la orientacién, Podrfan aplicarse algunas de las recomendaciones que se enunciaron pata viviendas rurales y suburbanas, sélo 89 i Aaul hay menos libertad para la toma de decisfones, atendiendo dnicamente a los aspectos bioclimaticos, pues el grado de restricciones impuestos por el contexto (Gimensiones del Tote, regulaciones urbanas, caracteristicns de las edificaciones aledafias, entre otras), es mucho mayor. Los principlos generales de disefo bioclimético a aplicar, también en este caso, Geinciden con lo ya enunciado. En primer lugar, intentar reducit al minimo posible cl calor ganado hacia el interior de la edificacién, lo cual significa exter ol mayor arto ‘de Ia ovientacisn de Ie pareela en la solueién voluméttica y espacial, orien- tendo interiormente tos espacios que admiten peores condiciones térmiens (puede cae St Rotario de uso, tiempo de permanencia 0 caracteristicas de Ia funcion ais en ellos s¢ realiza), hacia las orientaciones més desfavorables en virtud de le (agnitud de Ia radiacién solar incidente y de tas dificultades para su proteccién Gut y oeste), dejando las més convenientes para aquéllos que precisan mejores condiciones térmices Asimismo, conveadria ubicar los espacios con mayores requerimientos de ih iminacién natural hacia aquellas orientaciones donde las necesidades de protec- cign solar son menores (norte o sur) y, por tanto, también, la obstruceién que ésta Tepresenta al paso de ia luz La forma volumétrica también deberfa procurar la minima superficie de cierres Gtteriores expuestos al sol, siempre que se garantice la relacién de cada espacio sreias Gon fl exterior y a su vez, tratar de que los ciertes queden otientados, en Ie medida de to posible, hacia aquellas orientaciones que reciben menos sol (ales el caso de la orientacién de las cubiertas inclinadas), Después de estos primeros intentos, deberd proveerse a los diferentes cierres sxteriores de la proteccisn necesaria, segiin su orientaciGn y las sombras arrojadas por el contexto. Para ello podré contar con la posible vegetacién emplear, ademas de los elementos arquitect6nicos. Donde Ia proteccién de eiemes expuestos no sea Posible, habré que buscar otras formas de reducir el flujo de calor a tavée de ellos, bor clemplo, reducir su cocficiente global de transferencia térmica mediante el Ginpleo de capas aislantes o cémaras de aire (ventiladas 6 no); 0 la redueci6n de ie absortividad de sus superfices, 1o cual puede lograrse sin costo adiionst alguno, mediante en empleo det color. ‘Uns ved concebida Ia solucién voluméirica y espacial pare reducir al méximo la ganancia térmica, se deberén definir las éreas de ventana a empleat, de acuerds con los requerimientos de iluminacién natural interior, las dimensiones y propor- Cranes de los espacios, los colores a emplear y la obstruccién del contexte, para ubicatlas de manera que se logre una distribucién de la iluminaciée y la ventila- cin lo mas uniforme posible en el espacio de uso, procurande —siempre que se Pueda— el logro de la ventilacién cruzada (Fig. 72). 90 | | | } i ba Fig. 72, Vista superior de la maqueta de un conjunto de viviendas en Marianao, 2005, (Foto de ta autora.) Urbanizaciones compactas En urbanizaciones compactas, el condicionamiento del contexto es atin mucho més fuerte y, generalmente, se trata de zonas urbanas con valores histéricos, donde, las regulaciones urbanas son més estrictas, en aras de mantener fo valores ambientales, histGricos y culturales del conjunto. En éstas, las edificaciones son medianeras en lotes Jargos y estrechos, con una reducida superficie de pared exterior, expuesta hacia una calle relativamente estrecha y sin vegetacién. Larelacidn de los espacios interiores con el exterior (iluminacién, ventilacis vista al exterior), se produce, por tanto, a través de los patios interiores, El microclima de estas dreas urbanas ha sido estudiado (Alfonso, 1989) y de- pende —en gran medida— de las dimensiones, proporciones y orientacién de los patios y de la presencia de vegetacién en éstos. Los patios de grandes dimensiones, si no estén sombreados, son peores que los mis pequefios, pues Ja radiacién solar que incide en estos (pavimentos y cierres de la edificaci6n) produce un incremento de la temperatura del aire. Los patios largos y estrechos con su eje longitudinal orientado en la direccién este-oeste, reciben més radiacidn solar que aquéllos cuyo: eje longitudinal estd orientado en la direceién norte-sur. La reduecién de la radiacién solar —incidente en los patios interiores— permiie crear un microclima agradable (posiblemente més fresco que el exterior calle), que puede mantenerse relativamente estable, si se controla e! intercambio de aire con ei exterior (Ia calle), ayudado por la inercia térmica de Ia masa de ta edificacién. Esto, hace indeseable la ventilacién cruzada, que genera grandes caudales de aire, y preferible el recambio minimo, por razones higiénicas. Las nuevas edificaciones, a insertar en un contexto urbano de este tipo, nunca Serfan iguales a las preexistentes, por diversas razones, entre ellas, que estarén Construidas con otros materiales, generalmente més ligeros y de poco espesor, taz6n por la cual, fa inercia de ésias serd menor. No obstante, en su disefio habré Que tener en cuenta, necesariamente, estas particularidades del contexto, ‘Otra diferencia esencial entre las nuevas edificaciones y las hist6ricas es el cambio én los habitos, estitos de vida, y costumbres, con la introduccién de la dinémica del desarrollo cientifico y tecnolégico. Tanto las dimensiones, como las proporciones Ge los espacios, y las relaciones que se establecen entre ellos y el exterior, han vatiado. Particularmente en Cuba, [a nueva vivienda social es mucho mas reducida on érea que aquellas tradicionales viviendas coloniales de patio central, que Ccupaban totaimente una parcela de grandes dimensiones, compuestas por una Sucesién de espacios conectados con el patio interior a través de la galeria, donde Ja cocina y el tinico baffo se ubicaban en un extremo, al fondo de Ta vivienda, y los esclavos 0 la servidumbre se ocupaba de las tareas domésticas, Asf pues, en el espacio que antes se destinaba a una vivienda, para una sola familia, organizada alrededor de un gran patio interior 0 un largo patio lateral, Geben desarrollarse varias viviendas, més pequeftas, reservadas a varias familias, garantizando en cada una de ellas una adecuada relacién con el exterior para la Huminacién y ventilaci6n natural, pero a la vez, la privacidad necesaria, La forma en que comenzé a solucionarse este conflicto en Cuba, cuando desde finales de los afios cuarenta del sigio xx tomaron auge los edificios multifamiliares de vivienda con fines especulativos en fa trama urbana tradicional, fue haciendo lun maximo uso del suelo y dividiendo el gran patio interior en pequefios patiecitos © “patinejos”, que constitufan “perforaciones”, las cuales se distribufan por el edi- ficio para permitir que las diferentes viviendas, sobre todo, aquellas interiores sin relaci6n con el exterior, “tespiraran Esos pequefios patios o patinejos, de dimensiones reducidas (por lo general, menos de 2.00 m de lado), en edificios de mediana altura, no pueden resolver las necesidades de iluminacién de los espacios interiores, las velocidades del viento que generan, llegan a ser molestas al punto que tas personas —en muchas ocasio- Res mantienen cerradas o clausuran las ventanas que dan a ellos (Gémez, R., 2001), y por el contrario, generan importantes afectaciones a la privacidad aciistica y visual de las viviendas. En consccuencia, provocan mas problemas que Jos que resuelven, y no garantizan una adecuada calidad ambiental interior. De manera que es preferible desarrollar soluciones volumétricas donde las viviendas se relacionen con verdaderos patios interiores (Rig. 73), con propor- clones que garanticen las condiciones ambientales interiores apropiadas (incluida la privacidad) 92 Fig, 73. Volumetria del proyecto para Concurso Internacional Ecohouse 2007, Oxford. (Fuente: Gelabert y Garcia, 2007.) Con ese propésito también se han ofecido recomendaciones como resultado de las investigaciones realizadas. Las profundidades exigidas por los patios varfan en dependencia del ancho del fote y Ia altura de los edificios, pero de manera general en los lotes disponibles, por ejemplo, en Centro Habana, profundidades entre 5.00 m y 11.00 m pueden satisfacer con edificios entre 2 y 4 plantas, Ello conduce a coeficientes de ocupacién del suelo (COS) de hasta 0.67. Otra via de solucién que se ha experimentado para este conflicto, entre la conve- niencia de aprovechar ef suelo urbano con edificaciones compactas y la necesidad de garantizar las condiciones ambientales en los espacios interiores, en las viviendas que no se relacionan directamente con el exterior, es el empleo de con- ductos especializados de iluminacién y ventilacién. Concebir estos conductos de forma independiente, permite especializar y separar sus funciones contradictorias, de manera que en el conducto de iluminacién cerrado no penetra el ruido y las superficies interiores —altamente reflectantes— se mentienen limpias pata reflejar solamente la luz y trasladarla del exterior al interior, mientras que el conducto de ventilacién favorece ta citculacién del aire, pero dificulta el paso del ruido y no permite las visuales (Big. 74). Los conductos de iluminacién que se usan en el mundo hoy, son generalmente de luz directa, y en muchas ocasiones, de “alta tecnologia”, que trasladan el rayo de sol a distancias relativamente grandes mediante el empleo de lentes, espejos € incluso, fibra 6ptica, por lo cual resultan altamente castosos y no apropiados, en consecuencia, para los edificios de vivienda social en paises en desarrollo 93 De otra parte, el uso de la radiacién solar directa para la iuminacién de los espacios interiores provoca, otras afectaciones térmicas (indeseables en climas célidos) 0 de deshumbramiento, que precisarfa del empleo de elementos difusores a la salida del conducto, que encarecen atin mas la solucién, Fig. 74. Maqueta del proyecto edificio de viviendas bioclimiticas y progresivas en el Centro Histérice de Matanzas, Se aprecia la salida de los conductos de ihtminacién y ventilacién en 1a cubierta, (Foto de la autora.) Por el contrario, los conductos de iluminacién estudiados reciemtemente en Cuba, a partir de la tuz difusa fundamentalmente, con dimensiones de entre 50cm y 80 cm de lado, puecen actuar en calidad de complemento para garantizar los niveles minimos de iluminacién natural, requeridos en aquellos espacios més alejados de os ciertes exteriores (Pérez, 2001), en edificios de mediana altura (4 plantas). En el caso de los conductos de ventilacién, es tradicional el empleo de conductos Ge impulsién o extraccién mecénica que, para su funcionamiento requieren del consumo de energla convencional. Otros camo los extractores tipo “cebollita”, son muy utilizados en edificaciones industriales y resuitan mucho més econémicos que los anteriores, pues se mueven por la propia fuerza del viento, aunque sus mecanismos de rodamiento requieren de un mantenimiento sistemético. Entre las soluciones bioclimiticas mas empleadas para producir Ia ventilacién natural “pasiva” por conductos, se encuentran los de ventilacién convectiva como Jas tradicionales “chimeneas” para la extraccién del aire caliente en cocinas; los conductos de extraccién solar que uprovechan el efecto invernadero del vidrio para acelerar el tiro de ventilaciéa convectiva, pero que resultan costoss por la 94 late sad instalacién solar que precisan, 0 las torres de viento, propias de los climas est secos que —en ocasiones— se combinan con el efecio evaporative en su interior. - En Cuba se han experimentado conductos de ventilacién natural de bajo costo, y sin consumo adicional de energfa, en edificios de vivienda social en zonas urbanas compactas, que aprovechan la propia fuerza del viento para impulsar el tiro de aire 2 través del conducto, mediante aspiradotes estéticos tipo Shunt o dispositives que aprovechan el efecto venturi El empleo de estos conductos, tanto de iluminacién, como de ventilacién, permite priorizar Ia relacién directa con el exterior —en edificios compactos de vivienda— de aquellos espacios de funcién principal que requieren de buenas visuates, y ubicar hacia el interior otros, como la cocina y el bafio, cuyos requerimientos de ventilacién higiénica, al igual que los de iluminaciéa natucal, son menores y, en consecuencia, pueden garantizarse mediante este tiga de conductos. Ello propicia coeficientes de ocupacién del suelo (COS) de hasta 0.7, un poco mayores que os que se obtienen con el empleo de patios, garantizando condiciones ambientales interiores apropiadas. Estos conductos también resultan Gtiles para mejorar las condiciones de habitabilidad en espacios que han sido subdivididos y, por tanto, quedan sin relaci6n con el exterior, en zonas urbanas compactas. Reflexiones finales La globalizacién no es un fendmeno nuevo, sdlo que se presenta ahora con mayor fuerza que nunca antes, y —ante esa agresién— es necesario luchar por preservar la identidad, a lo cual contribuye fa continuidad de la arquitectura bioclimética, Urge rescatar los principios esenciales de la arquitectura tradicional de cada lugar, para reinterpretarlos y aplicarlos de forma adecuada a las nuevas necesidades socia- les y tecnoldgicas, porque es imposible intentar reproducir o mantener exactameni las formas generadas por circunstancias econémicas, sociales y de desarrollo cient fico y tecnolégico diferentes en et pasado. Este es ef legado a transmitir a las futures generaciones, dirigido al enriquecimiento del patrimonio cultural. Los nuevos enfoques del mundo, como un organisme vivo, han sustituide a los paradigmas mecanicistas, que buscaban cantidad mediante 1a serializacién y repe- ticién, La arquitectura, una vez que se construye, pasa a formar parte del medio en el que se inserta y con el cual intercambia recursos (agua y energfa entre 01:08) y desechos, durante toda su vida itil, Por tanto, la solucién arquitecténica deberé siempre especifica y subordinada a las condiciones del contexto, para aprovechas al maximo los recursos naturales y locales disponibles, entre ellos, el suelo urbano, En virlud de las contradicciones inherentes al proceso de disefio, y Ia complejidad ¥ alto costo de los programas de computaciGn especializados, es imprescindible la comprensién y apropiacién de los principios generales del disefio bioclimético por parte de los proyectistas para la concepeién inicial de los disefios, utilizando las herramientas analiticas, grdficas y automatizadas al comprobar las soluciones y precisar los detalles. En los climas célido-hiimedos, predominantes en la regién del Caribe, la pro- tecci6n solar y de Huvias constituyen un principio esencial que se complementa con la garantia de una buena ventilacién e iluminacién natural en todos fos espacios interiores, y no al revés, como a veces se piensa. En consecuencia, la transparencia espacial interior-exterior, matizada por tramas de lux y sombra permeables al paso del aire y la luz, pero protegidas del sol y la lluvia, donde la vegetacién es ademés, tun acior protagénico, son rasgos esenciales de la buena arquitectura caribefia Ademés def conocimiento y estudio del patrimonio arquitecténico (especialmen- te Ja arquitectura vernécula), para transitar hacia niveles superiores en el diseiio bioclimético en Cuba, es necesario desarrollar un sistema de normas y regulaciones que sirva de guia inicial a los proyectistas, asf como fomentar las investigaciones experimentales que permitan desmitificar ciertos esquemas impuestos por las reco- mendaciones de manuales. La influencia microclimética del contexto urbano no puede ser ignorada, como sucedfa en décadas anteriores, y las recomendaciones —etivadas de los estudios experimentales en modelos aislados que se offecen en todos los manvales— no pueden ser aplicadas mecénicamente. La arquitectura bioclimética es algo més que una especialidad de interés para algunos pocos entendidos, forma parte de la cultura misma y de la identidad de cada pueblo y regién del planeta. Pero ahora, ademés, adquiere dimensiones tras- cendentes por lo que significa para el desarrollo sustentable del medio ambiente, construido en sus tres dimensiones: econdmica, social y ecoldgica. La arquitectura bioclimética deberé procurar el mayor bienestar de las personas con ef mfnimo consumo de recursos y el menor impacto ambiental 96 Apet Musrara, A. (1976): “On Ceiling Heights and Human Comfort". Building in Hot Climates No 2, ERS, UK, Apr., pp. 391 ALEMANY, A. (1986), Climatologta, iluminacién y actistica: aplicaciones a ta argui- tectura, ISPIAE, Ciudad de La Habana Atsonso, A, (1978): “Factor de forma de las superficies con respecto a un observador situado en el centro del espacio” {inédito]. informe técnico, Praga. (1979); “Condiciones admisibles del ambiente térmico para los edificios de vivienda”, Arquitectura y Urbanismo, ISPIAE, Ciudad de La Habana, no. 5, nov, 1979, pp. 23-41 — (1980); “Ventilacién natural cruzada”. Arquitectura y Urbanismo, ISPIAE, Ciudad de La Habana, pp. 28-40. ALPonso, A.; D. Gonzétez ¥ M. MaraMoros (1985): “Vivienda bioclimatica solar” {inédito}, Informe Técnico, Facultad de Arguitectura, ISPIAE, Ciudad de La Habana. Auronso A.j A. M. DE LA Peta y G, Diaz (1988): “Manual de zonas compactas” [inédito], Resultado de investigaci6n, Facultad de Arquitectura, ISPIAE, Ciu- dad de La Habana. ALFONSO, A., y OTROS (1989): “Por el rescate de la tradici6n”. Arquitectura y Urba- nismo, ISPJAE, Ciudad de La Habana, no. 2, pp. 20-25, AtMao, N. (2000): “Edificaciones energéticamente eficientes” [inédita}, ponencia presentada en la Conferencia en Curso de Postgrado Internacional, La Habana, Auvanez, E., ¥ orros (1992), “Vivienda rural, Reflexiones y soluciones” [inédito}, Trabajo de Diploma, Facultad de Arquitectura, IPSIAE, Ciudad de La Habana. Auvarez, S., ¥ orros (1992): Control climdtico en espacios abiertos. Bl Proyecto Expo'92, CIEMAT, Madrid. Awpou, A. (1983); “Resultado de mediciones de aisiamiento de ruidos de ventanas en cémaras reberberantes” {inédito], Informe Técnica, Varsovia. 97 Aworin, C. (2002): “Energy Efficiency and Delighting in Commercial Buildings: A Post Occupancy Evaluation”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VI, Ed. Pergamon Cologne, Germany. Anmas, R., ¥ B, Morates (2000): “Estudio de modelos urbanos para zonas residen- ciales en Ciudad de Ia Habana” (inédito}, Trabajo de Diploma tutorado por Dania Gonzalez, Facultad de Arquitectura, ISPIAE, La Habana Andzreaut, J. M. (1983): Desempenho térmico de janelas. Informe, sept, Porto Alegre. (1993): “Habitabilidad: Aspectos térmicos”. Anales del IT Curso Ibe- roamericano de Técnicas Constructivas para viviendas de interés social, t., CYTED, Proyecto XIV 2, nov-dic, Montevideo. Awsl, H.B. y A. A. Auwuatim (2002): “Full Scale Model Wildcatter Performance. Evaluation Using a Wind Tunnel”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VII, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. Barpou, P., y V. Arzoumannian (1981): Sol y arguitectura, Ed. Gustavo Gili $.A., Col, Tecnologia y Arquitectura, Barcelona Baws C. (1934), Modern Housing, Houghton Mifflin Company, Boston. Bepova Fruros, C., y J. Neita GonzAtez (1986): Acondicionamiento y energia solar en arquitectura, Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Madrid. Banter, G. (2002): “Education on Energy and Environment-a Global Challenge” in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress Vil, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. BLaNco, J. A. (1998): Tercer milenio. Una visién alternativa de la posmodernidad, Ed. Centro Félix Varela, Ciudad de La Habana, Burera, F. (1998): “Uso de ta energia para un desarrollo usbano sostenible” {inédi- ta}, ponencia presentada en el Congreso Internacional de Energia Renovable y Educaci6n Energética, [SPIAE, Ciudad de La Habana, Burn, K., v J. Peru (1985): Un hilo dorado: 2500 aftos de arquitectura y tecnologia solar, Ed. Hermann Blume, Barcelona, Casmito, Ri T. Gonzéizz ¥ L, Gonzétez (1990): “Tipologia habitacional en Ciudad de la Habana antes de 1959. Comportamiento climético” {inédito], Trabajo de Diploma, Facultad de Arquitectura, ISPIAE, Ciudad de La Habana, Couscrivo pe autores pal. CIC (19894): “Aislamiento Aciistico de Ia vivienda”, en Seleccién de Anticulos, Centro de Informacién de ta Construccién, Ciudad de La Habana, pp. 19-23 (19894): “Nivel sonoro en la vivienda”, en Seleccién de articulos, Centro de Informacién de la Construccién, Ciudad de La Habana, pp. 24-34 (1989¢): “Huminacién en la vivienda”, en Seleccién de articulos, Ceniro de Informacién de la Construccién, Ciudad de La Habana, pp. 64-70. 98 (19894):"Asoleamiento en la vivienda”, en Seleccién de articulos, Centro de Informacién de la Construccién, Ciudad de La Habana, pp. 71-77. (1989e):"Variables meteorolégicas en zonas urbanizadas”, en Seleccién de Articulos, Centro de Informacién de la Construccién, Ciudad de La Haba- nna, pp. 84-92. (1989): “Modulacién del Intemperismo por fa edificacién’”, en Se- leccién de Articulos, Centro de Informacién de la Construccién, Ciudad de La Habana, pp. 96-104. (1989g):"Estudio socioecondmicos en residentes”, en Seleccidn de articulos, Centro de Informacién de la Construccién, Ciudad de La Habana, pp. 113-123. Covua, M. (1997): “Ambiente, poblacién y desarrollo en un mundo ea urbaniza- cin”, en {Quiénes hacen ciudad?, Ediciones SIAP, Cuenca. Cormitas, A., ¥ J. Gonzavez (1988): “Asentamiento de montafia, Gran Tierra” [inédito] Trabajo de Diptoma, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, Ciudad de La Habana. Coc, H., anp A. IsaLeve (2000): “Sun Ducts: New Design and Applications”, in Renewable Energy Renewable: The energy for 21st Century part 1, Ed. Pergamon, Brighton, p. 489. Cuauuacuer, C.; P. Baratconot y J. P. Barexuier (1978): La energ(a solar en la edifi cacién, Editores Técnicos Asociados, S. A., Barcelona. Davitava, FF. v 1. 1, Trusov (1965): Los recursos climdticos de Cuba. Su util: cién en la economfa nacional, Edicién Revolucionaria, La Habana, Derris Caso, A. (1987): La casa ecolégica autosuficiente para climas templado y rio, Bd. Concepto, S. A, México. De ta Peta, A. M, (1986): “Tluminacién natural en la vivienda cubans”. Arquitectura y Urbanismo, ISPIAE, Ciudad de La Habana, no. 3. (1992): “Iluminacién natural” (inédita}, Tesis en Opcién al Grado Cien- tifico de Doctor, Facultad de Arquitectura, Ciudad de La Habana. ‘DEPARTAMENTO DE AsunTos Econdwicos ¥ Soctates, DAES (1973): Elclimay el disefio de casas, Organizacién de Naciones Unidas, Nueva York. Diaz Casatteno, J. R. (1998): “El desarrollo cientifico-técnico y la interrelacién sociedad-naturaleza, en Tecnologia y sociedad, t. 1, GEST, ISPIAE, Ciudad de La Habana, pp. 228-236. Direcciéx Nacionat be Hiciene, DNH (1974): Higiene del medio, t. 1., MINSAP, Ed. Ciencia y Técnica, La Habana Evans, M., ¥ S. De Scuutee (1995): “Teaching Energy Bfficient and Bioclimatic Architecture: Reflections of the Experience in Buenos Aires University”, Teaching in Architecture energy and environment world network, Ed. Alinea, Florencia, Fanoee, P.O. (1973): “Thermal Environments prefered by man”, Building International, vol. 6, no. I, England. Fisexas, Kj M. Davies: P, Lancroxp y M. Kotoxorson1 (2002): “Visual Quality in a Daylighting Environment: Prediction of Discomfort Glare”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VII, Ed. Pergamon, Cologne, Germany, FoNpo DE Las Naciones UNIDAS PARA La InFANciA, UNICEF (1983): Agenda UNICEF fs. nJ, Nueva York. Gevaaerr, D., y C. Garcia (2007): “Vivienda ecolégica en Centro Habana” {inédito}, ‘Trabajo de Diploma tutorado por la Dra. Dania Gonzilez, Facultad de Arqui- teotura, ISPJAB, Ciudad de La Grorce, W. L. (1916): Zabour and Housing at Port Sunlight, G.P. Putnam’s Sons, New York, Gunman (1993): “A Call for a Sustainable Community Solution”, International Competition, UIA, Chicago. Grow, B. (1969): Man, Climate and Architecture, Elsevier Publishing, London, (1995): “Methodology and Problematic of Teaching Subjects Concemed with Sustainable Architecture and Urban Design”, in Teaching in Architecture, energy and environment network, Ed. Alinea, Florence. (1998): Climate Considerations in Building and Urban Design, Division of International Thompson Publishing, London. Gonez BriXovxs, R, (2001): “Estudio de la solucién volumétrico-espacial en edifi- cios de viviendas en la Ciudad de ta Habana” [inédito], Tesis de Maestria tutorado por la Dra. Dania Gonzalez, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, GowzAtez Courer, D. (1981): “Proteccién solar en edificios de oficinas” {inédita), Tesis de Especialista, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, Ciudad de La Habana, (1989): “La vivienda en ia montafia, un nuevo enfoque”. Arquitectura Urbanismo, ISPIAE, Ciudad de La Habana, no. 2, pp. 8-15. (19932), “Habitat rural. Pasado, presente, y futuro”, en Arguitectura y Urbanismo, ISPIAB, Ciudad de La Habana, no 2, La Habana, pp. 23-27. (19938), “Un llamado para el disefio de una comunidad sustentable” Arguitectura y Urbanismo, ISPIAB, Ciudad de La Habana, no. 3. (1994), “Ahorro de recursos materiales y energéticos en Ia vivienda” finédita}, Tesis presentada en Opcidn al Grado Cientifico de Doctor en Ciencias Técnicas, Facultad de Arquitectura, Ciudad de la Habana. too (1997): Economfa y calidad en la vivienda. Un enfoque cubano, Ed. Cientifico Técnica, Ciudad de La Habana. (1999) “Windows and Energy Consumption in Cuban Architecture”, in Sustainable Applications for Tropical Islands States, San Juan de Puerto Rico, (20002) “Disefio bioclimatico para Matanzas". Arquitectura y Ur- banismo, ISPIAE, Ciudad de La Habana, no. 1, pp. 26-35. (20005): “Bioclimatic Social Housing in the Historie Center of Ma- tanzas City”, in World Renewable Energy Congress, Brighton, U.K. (2001), “Recomendaciones de disefio para viviendas rurales y suburbanas” [inédito], Informe Técnico, Facultad de Arquitectura, ISPIAE, Ciudad de La Habana, (20024): “Light and Ventilation Conduits for Architecture in Compact Urban Areas”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress Vil, Ed. Pergamon, Cologne, Germany, (20026): “Arquitectura bioclimética”, en Educacién Ambiental para el Maestro. Hacia una cultura para el Desarrollo Sostenible, CIGEA, Ciudad de La Habana, Grows, W. (1962): Scope of Total Architecture, Collier Book, New York Hamza, N. A.j A. ELsarry y S. Dupex (2002): “Integrated Double~skin-Solar Cooling System for Office Building Facades in Hot Arid Regions", in Renewable Energy Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VIl, Ed, Pergamon, Cologne, Germany. Hewalquez, B. (1986): “Los patinejos como elementos de ventilacién natural”, en ‘Arquitectura y Urbanismo, ISPIAE, Ciudad de la Habana, no. 3, pp. 84-86. Herzoc, T. (1996): Solar Energy in Architecture and Urban Planning, Prestel, Munich, Hevia, A. (1987): “Influencia de las ventanas en el ambiente interior” [inédito}, Trabajo de Diploma tutorado por la Dra. Dania Gonzalez, Facultad de Arqui- tectura, ISPTAE, Ciudad de la Habana. Tagan, M. Su; J. CAMPBELL, Y S. Laroucere (2002): "Multy-Layer Dynamic Insulation Panels for Natural Ventilation and Filtration of Urban Air Pollution”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VI, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. Innen (2001): Curso de Arquitectura bioclimdtica y construccién sostenible [CD-ROM], Ciudad de la Habana, Istimuro Torrota DE LA CONSTRUCCION Y EL CeMENTO (1983): Bases para el disefio solar pasivo. Equipo de Investigacién de ahorro de Energfa en el edificio, Consejo Superior de investigaciones Cientificas, Madrid. Jencks, C, (1986): El lenguaje de la arquitectura postmoderna, Bd, GG, Barcelona. Kennepy, M. (1990); “The share of architects and planners in solving ecological problems” in What architects can do for peace and development? {relatoria de la Asamblea Internacional de Arguitectos, Planificadores y Diseftadores, Praga, 1989], and International Architects Designers Planners for the Prevention of Nuclear War, Stockholm. Koentcsnercer, O. (1980): Manual of Tropical Housing and Shading Devices. Logman Group Limited, London. Koentassercer, O., ¥ R. Lynn (1965): Roofs in the Warm Humid Tropics. Lund Rumphries, Great Britain, Kova, A. (1981): Diseio en climas cdlidos. Manual préctico, Ed. H. Blume, Madrid. Laan, M. (2002): “Delighting Conirot Systems in Tropical Latitude’s-Impact on Energy Consumption in Office Buildings”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress Vi, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. Lecna, Lj L. Paz, vB. Larines (1994): La Habana. I clima de Cuba, Bd, Academia, Ciudad de Lecua, L. (1989): “El complejo temperatura del aire-rapidez del viento”. Arquitec- tura y Urbanismo, ISPIAE, Ciudad de La Habana, no. 1, pp. 68-73, Leow, A. (1988): “Las sensaciones de calor en el occidente de Cuba” {inédito}, Trabajo de Diploma, Facultad de Geografia Universidad de La Habana. LON, Y. (2006): “Edificios de apartamentos en El Vedado" [inédito}, Tesis en opeién al grado académico de Master en Vivienda Social, tutorada por la Dra, Dania Gonzalez, Facultad de Arquitectura, ISPIAB, Ciudad de La Habana, Lipesmere, G. (1974): “Climatizacién y ventilaci6n”. Actualidades de la Arquitectura, Universidad de ia Habana, jul, pp. 71-83. (2002): “Design of Hybrid Ventilation and Cooling for Buildings", in Renewable Energy. Pull Proceeding, World Renewable Energy Congress VII, ed. Pergamon, Cologne, Germany. Magrt Perez, J. J. (1959): “La historia del hombre contada por sus casas”, en La Edad de Oro, Ed. Gente Nueva, Ciudad de La Habana, pp. 60-75. ‘Marrixez, R, (2008): “Disefio de elementos de proteccién solar para reducir el con- sumo energético por climatizacién en los edificios” [inédito], Trabajo de Di- ploma tutorado por Ia Dra. Dania Gonzélez, Facultad de Arquitectura, ISPIAE, Ciudad de La Habana, Matamoros, M, (1984): "“Magnitudes de la radiacién solar sobre superficies orienta- das ¢ inclinadas para La Habana” [inédito], Informe Técnico, ISPJAE, Ciudad de la Habana, 102 ssi ‘Mus.ter, H. F.(2002): “Simultaneous Field Test of Different Facades with Combined Shading and Delighting Systems”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VII, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. ‘Muroro, L. (1933): Nieuworn, S. (1977): Tropical Climatology: An Introduction to the Climates of the Low Latitudes, Ed. John Wiley. Nieves, M., y G, Pritiexo (1988): “Urbanismo y régimen térmico”. Arguitectura y Urbanismo, ISPIAE, La Habana, no. 3, pp. 8-12. Note, C., v C. Orro (2002): “Design Approach for a Dynamic Enclosure witting the Building as a Powerplant (BAPP)”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress Vil, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. Otovay, V. (1957): Solar Control and Shading Devices, Ed. Princeton University Press, New Jersey. (19632): Shading and Measurement of Models, Ed. University of Texas, New Jersey. (19636): Design with Climate, 4ta. Ed. Princeton University Press, New Jersey. “Machines for Living”. Fortune, vol. 7, feb. Osonio, M., ¥ orRos (1988), “Factores meteoroldgicos y su relaci6n con el estado calorifico de! hombre” {inédito], Informe Técnico, Instituto de Meteorologia, Ciudad de La Habana. (Osorio, M.; D. Martinez; A. Lex, ¥ V. Maracar (1989); “Pérdida general del calor por las vias respiratorias asociado al comportamiento de tas variables meteo. rol6gicas” {inédito], Informe Técnico, Instituto de Meteorologia, Orzuza, P. (2002): “Glare Protection in a Great Opening with Different Orientation in Madrid”, Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VII, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. Paz, L. (1986): “La temperatura en la ciudad bajo condiciones de clima tropical himedo”, Arquitectura y Urbanismo, ISPIAB, Ciudad de La Habana, no. 3, pp. 34-37. (1988): “El complejo temperatura-humedad relativa del aire y el con fort humano”. Arquitectura y Urbanismo, ISPIAE, Ciudad de La Habana, no. 3, pp. 8-12, Penton, Yannui (2006), “Sistema de gestién urbana de las comunidades construi das por esfuerzo propio en la ciudad de Sancti Spiritus” (inédito], Tesis de Maestria en Vivienda Social, tutorada por la Dra. Lourdes Ortega, Facultad de Arquitectura, ISPIAE, Ciudad de La Habana. Pérez, O. (2001): “Estudio de conductos de iluminacién y ventilacién en viviendas” {inédito}, Tesis de Diploma, tutorada por fa Dra. Dania Gonzales Arquitectura, IPIAE, Ciudad de La Habana. Purpo, E., ¥ G. S. Purro (1972): Acondicionamiento natural y arquitectura, Ed. Marcombo, Barcelona. Ratio, J. (1964): Sombrigramas para la Habana, MICONS, La Habana. Rao, S. PP. A. R. Antnriy y 8. N, INaNGDA (2002): “Evaporative Cooling of Extemal Walls and its Influence on Indoor Air Temperatures in an Equatorial Climate’ in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress Vi Ed. Pergamon, Cologne, Germany. Rep ALFA METROPOLITAN AREAS SusTAINABLE TRaNsroRMATION, MAST (1998); “Mesa Redonda”, ISPJAE, Facultad de Arquitectura, Ciudad de La Habana. Rey, A. (1913): “La ville salubre de avenit", in International Congress of Local Authorities, vol. | Gabe. Rurrar, S. BL. SuAo; S. J. Sarvtt, ¥ G. Oaxtey (2002): “Triplesave~The Investigation and Monitoring of a Combined Natural Delighting, Heating and Stack ‘Ventilation System”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VI, Ed. Pergamon, Cologne, Germany. Rivero, R. (1967): Parasoles 1. Estudio comparativo de la eficacia de los parasoles fijos ante ta radiacién solar, Facultad de Arquitectura, Montevideo. (1970): Vivienda. Especificaciones, normas de céleulo y nociones elementa- les sobre su acondicionamiento térmico, Facultad de Arquitectura, Montevideo. (1972): Asolecmiento en Arquitectura, Facultad de Axquitectura, Montevideo. (1973): Comportamiento térmico de los cerramientos vidriados, Facultad de Arquitectura, Montevideo. Saeep, S. A. (2002): “Solar Radiation Protection Strategies for Buildings in BAHRAIN”, in Renewable Energy. Full Proceeding, World Renewable Energy Congress VII, Ed. Pergamon, Cologne, Germany, Sakroco, F. (1994); “From Bioecologic Architecture to Urban Ecology”, Solar'95, Ciudad de La Habana. Serra, R. (1989), Clima, lugar y arquitectura: Manual de diseito biocliméitico, CIEMAT, Ministerio de Industria y Energia de Espafia {s. n.]. SERRA FLORENSA, R. (1994): Las energias naturales en la arquitectura, UPC, Barcelona. Serra, Rj H. Coc, v A. IsaLcut (1998): “The Mediterranean Blind: less light, better vision”, in Proceeding Renewable Energy Congress V, Florence [s. 1.]. Soir, A., P, Ormzs (1996): “Métodos experimentales, utilidades informéticas y dis- positives para la iluminacién natural en edificios”. Tecnologia y Construccién, no. 12, pp. 9-18. 104, Disposiciones normativas consultadas Norwa Cunana (1980): Muminacién natural en edificaciones Nora Cusana (1980): Proteccién solar. Norma Cusana (1980): Vatiables climéticas para Cuba. Nora Cusana (1980): Términos y definiciones. Nora Cusana NC 53-86:83 (1983): Elaboracién de proyectos de construccién. Tuminacién natural en edificios. Noga Cusana (2000): Disefio de la iluminacién y la ventilacién natural. Cédigo de Buena Practica. CTN 40, MICONS, Ciudad de La Habana. Noma Cusana (2001): Principios generates de diseito ambiental. CTN 40, MICONS, Ciudad de La Habana Norma Cusana (2001): Edificaciones. Cédigo de Buena Préctica para el disefio del clima interior térmico y visual. CIN 40, MICONS, Ciudad de La Habana Nowa Cusaa (2001): Bdificaciones. Requisitos de diseito para la eficiencia ener- gética. Parte I: Envolvente. CTN 40, MICONS, Ciudad de La Habana. Nora Cusaxa (2002): Espacios abiertos urbanos. Requisitos de diseito sostenible, CTN 40, MICONS, Ciudad de La Habana, RC 1075:88 (1988): Proyecto. Muminacién natural en edificios de vivienda. RC 1044:86. (1986): Proyecto. Generalidades. Fisica ambiental. Requisitos de calidad para la ituminacién natural. Deslumbramiento. 106 Pee ae ee ere au laneta. Ahora, ader One ne ie construido en sus tres dimensior eee ten ecu e mecun ica Odes a ae ea eae) ase eo 2 PM eter do por la Cate an eck ee ena aS] Baa ne Rec Besee es Se ecu acu) DEER Care Caer eee a eC eS integralmente de la Facultad de Construcciones del ISPJAE en 1979. Doc iencias Técnicas en 1994, recibiendo el Premio Anual Nacional al De ee ee ee eu seas Ree eee riser eke ae BOER e ue ee ae ee NY Reece clare See kee aera Core et CT eee Re Me Rea a Pe =e e telus e ee eee ence Mieke uric Raa) De ee ue es eee ek ete mee Vicedecana de Investigaciones y Postgrados (1999-2008) y Directora ee ee eke eaten co Secon sido divulgados en mas de 100 publicaciones y un numero similar de Pere OC ear ek sac een ence) oo ene Met kee ke cee uC lei eee Incite tered Hull Le ahaa)

También podría gustarte