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Tu Dios es mi Dios.
Rut 1:6-18
Introducción
Hermanos muy buenos días, bendiciones. ¿Quién recuerda los regaños irónicos
de sus padres? No sé si ustedes eran como yo. Mi madre me decía: “váyase con
esos amigotes, esos lo llevan por buen camino”. O, las mujeres de pronto
escucharon decir, “siga con ese vago para que la mantenga”. En la porción que
veremos hoy, encontraremos algo por el estilo. La anciana Noemí planteará a
sus nueras la opción de regresar a Moab y conseguir misericordia, esposo, reposo
y pueblo; haciendo uso de un lenguaje altamente teológico que les debía
recordar que solo el Señor podía darles eso. ¿Cómo respondió cada una? De eso
trata nuestro pasaje. Leamos Rut 1 desde el versículo 6 hasta el 18:
6
Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab;
porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo
para darles pan. 7 Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella
sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de
Judá. 8 Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa
de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis
hecho con los muertos y conmigo. 9 Os conceda Jehová que halléis
descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron
su voz y lloraron, 10 y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a
tu pueblo. 11 Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis
de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser
vuestros maridos? 12 Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja
para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche
estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, 13 ¿habíais vosotras de
esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por
amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que
vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí. 14 Y ellas alzaron
otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, más Rut se quedó
con ella.
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15
Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus
dioses; vuélvete tú tras ella. 16 Respondió Rut: No me ruegues que te
deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y
dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi
Dios. 17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga
Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre
nosotras dos. 18 Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no
dijo más.
Oremos.
Recordemos que este libro fue escrito por el profeta Samuel, con el fin de
mostrar como Dios salvaría a Su pueblo a pesar del caos en tiempos de los
jueces, dándoles un cumplimiento parcial del rey mesiánico que les había
prometido. El libro nos lleva a ver los orígenes del rey David quien fue el
instrumento de Dios para constituir la teocracia israelita y llevarla a uno de sus
puntos más altos. Recordemos que David es el ancestro de Nuestro Señor
Jesucristo.
En referencia con la porción anterior del libro de Rut, Elimelec y Noemí fueron
a Moab junto con sus hijos, huyendo de una hambruna en Belén, para buscar un
mejor porvenir, rechazando su herencia dentro del pueblo del pacto, para ir a
un lugar que es descrito como una tierra de muerte. En aquella época de la
historia de la redención, el pacto había sido hecho solo con Israel: fuera de
Israel, en condiciones normales, no había salvación.
Los hijos de Noemí se casan con mujeres moabitas: Rut y Orfa. Recordemos que
los israelitas no tenían permitido tomar esposas de los pueblos paganos. El
esposo de Noemí y sus hijos mueren y ella queda sola con las dos nueras. En
ese momento, Noemí escucha la noticia que el Señor ha visitado a Su pueblo
dándoles pan. Vimos que el termino visitación es importante en la historia de la
salvación, porque siempre es usado en las Escrituras para hablar de los actos
redentores de Dios. Dios visitó a Sará para que concibiera a Isaac (Gen 21:1), a
Israel en Egipto (Exo. 3:16), nos ha visitado en la primera venida de Cristo (Lc.
1:68) y nos visitará en Su regreso (1 Pe. 2:12). Dios venía a salvar. Al escuchar
la buena noticia, Noemí se dispone a regresar a Judá, buscando reposo en Su
Señor.
Rut y Orfa se levantan a acompañar a Noemí. Llegando Orfa y Rut con Noemí a
una distancia considerable de su antigua casa, la anciana, con sabiduría, coloca
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delante de ellas la vida que les podía esperar. Durante todo el tiempo que
estuvo con ellas, Noemí hizo lo que le correspondía: instruir a sus nueras en la
fe en el Señor de Israel. Ahora ellas deben demostrar porque la quieren
acompañar: van porque el Señor ha visitado a Su pueblo, o solo por el pan, lo
temporal. A medida que expongamos el pasaje, profundizaremos en estas
cosas.
1. Vuelvete a tus dioses: Noemí dice a sus nueras que vuelvan a Moab. Dado
que sus esposos habían muerto, sus obligaciones habían terminado. A
pesar de esto, permanecieron con Noemí durante un tiempo. Este
ciertamente era un acto amoroso de parte de Orfa y Rut hacia ella.
Hermanos todos estos detalles son importantes porque no estamos
hablando de gente que es “de lo peor”. Orfa y Rut, tenían un afecto
natural por su suegra. La sostuvieron durante mucho tiempo luego de la
muerte de sus esposos. Éste fue un acto amoroso de sus partes. Dicho
afecto provino del trato de Noemí hacia ellas. Aunque ella creía en el Dios
de Israel y las moabitas en sus ídolos, esto no fue impedimento para
servirles, instruirlas en la fe de Jehová y tratarlas con amor y paciencia.
¿Cómo ganamos a los incrédulos que nos rodean? Dejo el interrogante a
modo de aplicación.
Ahora, Noemí ha sido muy cuidadosa con la palabra que ha utilizado. Ella
ha pronunciado la palabra hesed, misericordia divina, el amor pactual
que Dios tiene para con Su pueblo. Por ejemplo, en Exodo 15:13, Moisés
usa una derivación de hesed para referirse al amor pactual del Señor, al
librar a Su pueblo de Egipto, cuando dijo “condujiste en tu misericordia a
este pueblo que redimiste; lo llevaste con tu poder a tu santa morada”.
Reposo: Por otra parte, no podemos olvidar que la razón por la cual Noemí
deseaba que sus nueras se casasen es para que encontrasen reposo. Dice
el vv. 9 “Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su
marido”. El término usado para describir dicho descanso es menuha, un
vocablo cuya “raíz significa ‘establecerse’ después de deambular. [En
Num. 10:33 corresponde al reposo que daba la nube de gloria a los
israelitas en cada lugar que llegaban]. [En Jos 21:43-45, se refiere al
reposo que alcanzó Israel al vencer a los enemigos en Canaán]. Con
frecuencia, la palabra se usa en el A.T. como sinónimo de Tierra
Prometida, el lugar donde la presencia especial de Dios dio descanso a
los israelitas que estuvieron errantes en el desierto”. Éste es el reposo
que Noemí pide al Señor para sus nueras. Quiere que el Señor les conceda
un hogar donde reposar en Jehová.
Amigos que nos visitan en esta mañana. Puede que vengan cargados de
preocupaciones, con todo, los llamo a no confiar en su propia prudencia.
Tienen la información necesaria para saber que deben entregarse al
Señor. Han estado expuestos por un tiempo, bastante en caso de
algunos, a la Palabra del Señor, pero rehúsan arrepentirse. Lo que tenía
Orfa en su momento era suficiente para abrazar la fe en el Dios de
Israel. Ustedes conocen bastante de la revelación de Dios en Cristo. Lo
que necesitan es arrepentirse. Apelo a sus conciencias. Ustedes saben
que necesitan al Salvador. ¿Dónde creen que hallarán misericordia y
reposo? ¿Simpatizando con la iglesia mientras sus mentes y corazones
siguen entregados a una vida sin Cristo? Esto es más que un asunto de
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Rut toma tan en serio este compromiso con el Dios vivo que invoca una
maldición sobre sí misma en caso de no unirse a Noemí, la iglesia y
Jehová. Es la convicción de una creyente que conoce las consecuencias
de la apostasía.
“37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí;
el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el
que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El
que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de
mí, la hallará”.
La unión de Rut con el Señor es tal que ella irá a donde Noemí va y
morirá donde Noemí morirá; es decir, Noemí va a Israel, Rut va a Israel.
Está dispuesta a ser sepultada en Israel, indicando de esa manera que
vivirá hasta el fin de sus días en medio del pueblo del Señor, aunque
Noemí muera antes que ella y la deje completamente sola con un
pueblo que posiblemente nunca la apreciaría. Viviría como Abraham
como extranjera en la Tierra Prometida, siendo una extraña en ese
lugar, tal como Abraham, Jacob y José, pedirá ser sepultada allá. La
tierra de Israel, tenía un valor sacramental. Los israelitas recibieron la
orden de permanecer allí y morir allí, porque, hasta donde conocían,
allí donde moraba la presencia especial de Dios verían a Siló, a Cristo y
resucitarían en gloria. Los ojos de Rut estaban puestos en que un día
despertaría y vería a Su redentor cara a cara, tal como los israelitas
creían. Como dijo Job en Job 19:25-27:
El libro de Rut nos mostrará que el Señor fue fiel en vida con Rut. En
Booz, Dios proveyó un pariente redentor en Booz, un hombre “de valor”
quien sería el vehículo para que Rut encontrara todo aquello que ella
confió a YHVH, el Dios del pacto. Booz la reconocería como heredera de
la misericordia, una hija de Abraham y por medio del vínculo
matrimonial, la integraría plenamente a Israel, le daría reposo y de su
vientre vendra la descendencia mesiánica.
panorama ahora luzca oscuro para ustedes por las circunstancias que
están viviendo. Les suplico que miren nuestro pasaje de hoy: el Señor
nos llama a confiar incondicionalmente en Él. Como dice el Sal. 55:22
“Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará; El nunca permitirá
que el justo sea sacudido”.
Amigos que no han creído en Cristo, todo se trata de abrazar a Cristo por
completo por medio de la fe. Rut abrazó al Señor por la fe y dejó el
resultado a Él y recibiría todo lo que le hacía falta y mucho más.
“Cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o
madre, o mujer, o hijos, o tierras, por Su nombre, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna”. Rut abrazó al Señor como Su esposo,
como Aquel quien llenaría todos sus vacíos, sin importarle si no parecía
haber esperanza de que la situación mejorara. Esa es la vida por fe que
se requiere de nosotros. Esa es la elección que tenemos delante de
nosotros.
Oremos.