ESTUDIO JURIDICO
Ricardo V. Mascariello, Hugo L. Domingo, Daniel N. Nalino & Asociados.
‘Abogados.
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DICTAMEN SOBRE EL NUEVO REGIMEN DE CORREDORES (LEY 25028)
|. Introduccién: Con la sancién de la ley 25028 se modifcé la regulacién de la figura de!
corredor.-
Mas precisamente, la referida ley deroga el capitulo | del Libro | del Titulo IV del Cédigo
de Comercio (De los corredores) y la ley 22082, e incorpora un nuevo capitulo, el XIl, que se
integra al decreto ley 20266173.-
El objeto de este dictémen serd pues determinar el alcance de algunos aspectos del
nuevo régimen emergente de la ley citada.-
IL- Sistema legislativo.-
Ambito personal de vigencia
De la economia de ley parece surgir en forma indubitable que la intencién del legislador
fue regular en forma integral la figura del corredor, declarando aplicable en lo que fuere
pertinente disposiciones del cédigo civil, la legislacién local y la regulacién acerca de los
martilleros.-
Siendo el contrato de corretaje un acuerdo entre el corredor y el comitente, esté
asimismo fuera de duda que la ley se aplica tanto a los corredores inmobiliarios, cuanto a los.
que intermedian en negocios sobre cosas muebles, entre ellos los corredores de cereales.~Mas atin es asi actualmente, al aplicarse al corretaje las disposiciones de la ley de
martilleros, ya que éstos por definiciin se encargan, con cardcter de profesién habitual, de
“vender cosas muebles o inmuebles o bienes de cualquier especie por cuenta de sus
comitentes...” (Rodolfo 0. Fontanarrosa, Derecho Comercial Argentino, Parte General, tomo |, Zavalia, Buenos
hires, 1976, pag. 553).~
Es decir, que atento al régimen vigente, cualquier persona que se dedique a la
intermediacién en la venta de cosas inmuebles 0 muebles (corredor de cereales) queda
comprendido en sus disposiciones.-
2.- Analisis de algunos cambios operados
a) Derogacién de ciertas prohibiciones
a.1.) Consideraciones generales: La nueva ley ha derogado una serie de prohibiciones
que contenia la anterior.~
Asi, han quedado sin efecto interdicciones tales como, por ejemplo, prestar fianza por
una de las partes, contraer sociedades de ninguna clase de denominacién, encargarse de hacer
cobranzas y pagos por cuenta ajena, etc.
De tal modo, partiendo de la tesis de que cuando un hecho no esta prohibido, siempre
es posible resolver el caso ocurrente por aplicacién de la regla: “lo que no esté prohibido esta
permitido” (Eduardo Garcia Maynez, Introduccién al Estudio del Derecho, Editorial Pornia, Méjico, 1970, pag.
363), es dable aseverar que mas alla de las subsistentes limitaciones del art. 19 del decreto ley
2026 (al que remit el art. 36 de la ley 25028), se ha dejado al corredor un mayor margen de
libertad, autorizandole una serie de posibilidades que antes no tenia, y entre las cuales puede
optar validamente.-
a.2,) Situaciones especiales
.2.1.) Formacién de sociedades: Mientras la ley anterior prohibia al corredor formar
sociedades, actualmente, al derogarse tal prohibicién, e insertarse la figura dentro del marco del
2decreto-ley 2026/73, creemos sin hesitaciones que el corredor puede formar sociedades, si
bien con las restricciones que el régimen legal impone tambien a los martilleros.-
En efecto, por aplicacién de tal normativa, y teniendo en cuenta algunas conclusiones
jurisprudenciales sobre tal aspecto (Ver al respecto Cédigo de Comercio Comentado, dirigido por uan
Carlos Fernandez Madrid, 2da. edic. Edit. Contabilidad Moderna, Buenos Aires, 1980, pag. 141), cabe
interpretar que est permitido a los corredores formar de parte de sociedades que tengan por
exclusivo objeto operaciones de corretaje, si bien con algunas limitaciones. Asi, por ejemplo, el
corredor sigue estando obligado personalmente a constituir la garantia del art. 3 inc. d) del
decreto ley 20266, con la consiguiente responsabilidad tambien personal, ilmitada, solidaria y
conjunta (art. 16 del mismo ordenamiento).-
Ademés de ello, y como una derivacién casi obligada de la profesin de corredor, la
cual, por naturaleza, exige la actuacién personal e indelegable del agente para asegurar la
competencia, idoneidad, imparcialidad y honorabilidad, seria aconsejable que dicha sociedad sea
integrada exclusivamente por corredores (Cf. Raimundo Ferdndez y Osvaldo R. Gémez Leo, Tratado
Teérico-Practico de Derecho Comercial, tomo ll Buenos Aires, Depalma, 1985, pag. 408-409).
.2.2.) Compraventa: La ley anterior, al prohibir a los corredores realizar “toda especie
de negociacién y trafico directo ni indirecto..” (art. 105 inc. 1° C. de Comercio) y comprar o
vender las cosas respecto a las que intermediaba, practicamente los inhibia, en forma general,
de comprar y vender cosas que estén en el comercio.-
Habiéndose derogado la prohibicién de ejercer del comercio, subsiste solamente la
prohibicién de realizar compraventa de las cosas en que intermedia, ahora por aplicacién del art.
19 incs. d) y e) del decreto ley 20266/73.-
2.3.) Cobranzas: Siguiendo la misma linea de ideas, la nueva ley, al derogar la
protibicién contenida en el art. 105 inc. 2° del C. de Comercio, por aplicacién del principio antes
expresado, vino a permitir realizar a los corredores tal actividad antes prohibida.-
3Mas atin es asi, cuando el art. 36 inc. d) de la ley 25028 autoriza expresamente al
corredor a *... realizar otros actos de ejecucién del contrato en nombre de aquel” (refiriéndose
al legitimado).-
En consonancia con ello, se le podré otorgar mandato para que realice estos actos, entre
los cuales cabe incluir las cobranzas.-
b) Titulo universitario: La ley 25028 incorpora un nuevo requisito que rige a partir del
vencimiento del régimen transitorio estatuido en su art. 3, reativo a la posesién de titulo
universitario por parte de quien pretenda ejercer la actividad de corredor (art. 32 inc. b) en
cone. con art. 33 inc. b)
Tal exigencia se relaciona con la cuestién atinente a la competencia en materia de control
del titulo y de la matricula.-
3) Policia profesional: Como correlato del recaudo analizado en el apartado precedente,
a partir
de la sancién de la ley 25028, se podria encuadrar la labor de los corredores como una
actividad profesional reglada por una ley nacional, y cualificada con la exigencia de titulo
universitario.-
Ello plantea la cuestién relativa al ejercicio del poder de policia en dicha materia.-
Siguiendo la ensefianza tradicional de la doctrina, en lo cual parece existir unanimidad
entre los tratadistas, las provincias pueden “reglamentar el ejercicio de esas actividades dentro
de sus jurisdicciones, siempre que no alteren o modifiquen sustancialmente los requisitos
exigidos por la norma nacional” (Cf. Miguel S. Marienhoff, Tratado de Derecho Administrativo, Abeledo
Perrot, Buenos hires, 1980, tomo IV, pags. 564-565).
La competencia provincial es reconocida en orden a que las mismas pueden legislar
sobre materias de policia y matriculacién.
Es decir, lo que la doctrina ha dado en llamar la
“habilitacién formal”, que comprende entre otros otros aspectos, los relativos a la inscripcién,
matriculacién, registracién, individualizacién, control, fiscalizacién, fijacién de domicilios,
4aceptacién de una reglamentacién disciplinaria y arancelaria, establecimiento y monto de la
fianza para ejercer la profesién, juramento, et. (Cf. losé Roberto Dromi, Policia profesional, competencia
nacional o provincial, Jrisprudencia Argentina, 1981-IV-744 y sgtes.).-
Tales principios son aplicables actualmente atin con la desregulacién operada a partir del
dictado del decreto 2284/91, ya que dicho “... proceso desregulatorio no implica que el Estado
abdique de dictar aquellas normas de limitacién que pertenecen al llamado poder de policia, con
el objeto de alcanzar la compatibilidad de los intereses y derechos privados con el bien comiin €
interes general. Esta especie de actividad legislativa, que hace a la dinamica de! derecho publico,
subsiste inc6lume en lo que respecta al poder del Estado para regular ciertos intereses que la
comunidad (v.gr. salubridad, urbanismo, cultos, seguridad, moralidad, etc.) eleva a la categoria
de bienes juridicamente protegidos a traves de la regulaci6n” (Cf. Juan Carlos Cassagne, Derecho
Administrativo, tomo Il, ta. edic. atualizada, Abeledo Perrot, 1996, pags. 558-559) -
Ahora bien, el ejercicio de las facultades referidas es susceptible de pacto o renuncia, 0
bien de imputacién de funciones o atribucién de competencia a otro érgano. Es decir que la ley
puede atribuir competencia en materia policial, a cuerpos intermedios, en orden a lo que mas
arriba llamaramos “habilitaci6n formal” -
Sobre el punto, autorizada doctrina admite la posibilidad de que las entidades
intermedias no estatales desempefien actividades de cogestién o autogestin administrativa, en
cuyo caso la actividad de la entidad privada reconoce dos facetas: una, la que le sefiala el
interes meramente privado de su existencia; la otra, en cuanto atinente al bien comin, resulta
ser especificamente publica, pero para su cumplimiento efectivo necesita de esa base o soporte
que es la entidad privada (Ct. Rodolfo Carlos Barra, Principios de Derecho Administrativo, Edit. Abaco,
Buenos Aires, 1980, pag. 241).-
Al realizar, precisamente, una actividad que satisface directa 0 indirectamente el bien
comin, participa en la gestién de los cometidos administrativos (de la Administracién Publica).-
5Un ejemplo de ello es la actividad de los colegios profesionales en los casos que realizan
cometidos administrativos (vgr. control de la matricula, ética profesional, prestacién de servicios
sociales, etc.). —
Sucede, pues, que en tal caso, “... el Estado considera -en base a una decisién
eminentemente poltica- que el cometido concreto de tal actividad conviene sea ejecutado por
una persona privada que, en si misma, goza de aptitud suficiente para llevarla a cabo con mayor
eficiencia, siendo tambien la més adecuada a los efectos de esa politica de participacién
administrativa previamente decidida. Por consiguiente e! Estado 1a Administracién Publica
transfiere el ejercicio del cometido a favor del ente privado, sin renunciar a la titularidad del
mismo", operacién que el autor citado denomina “delegacién tranestructural de cometidos’, la
cual supone un “desprendimiento de un deber funcional atribuido en competencia al delegante, y
requiere norma expresa que la autorice (Cf. Barra, op. cit
pag. 247 y 248). -
resulta admisible la
Es asi, que para cumplir los cometidos objeto de la delegacién,
procedencia de principios del régimen juridico exorbitante del derecho publico, aunque no se
encuentren regulados expresamente, cuando ellos deriven de la propia naturaleza de la
actividad delegada, ya que ésta no podria llevarse a cabo en ausencia de aquellos medios
juridicos”, tal el caso de las prerrogativas derivadas del poder de policia , con la potestad de
exigir la asociacién obligatoria y eventualmente coactiva (Ct. Barra, op. cit, pag. 252).-
En el sentido expuesto, la jurisprudencia de la Corte Suprema admitié la delegacién del
poder de policia a favor de entes de autogestién administrativa, con la atribucién de imponer
contribuciones pecuniarias (Cf. Corte Suprema Nacional, 27/11/974, “Pravez luan C. c/ Instituto
Neuropatico Clinica de Reposo”, La Ley 20/11/74).~
Siguiendo esta linea de pensamiento y teniendo en cuenta que la ley 25028 en su Anexo
1°, en varias partes del articulado, alude a la legistacin local (art. 31), ala jurisdicci6n tambien
local (art. 33), al 6rgano a cargo del gobierno de la matricula en la jurisdiccién (art. 35), no esdesatinado afirmar que, por via de delegacién legislativa provincial, pueda atribuirse a la Bolsa
de Comercio, en funcién de la especial naturaleza de la actividad de los corredores de cereales y
la inveterada costumbre, competencia en materia de habilitacién formal y los cometidos
administrativos inherentes a tal funci
,exclusivamente en lo que refiere a dicha actividad. Y del
mismo modo, reconocer igual posibilidad respecto de otros cuerpos intermedios en el Ambito de
incumbencia que le corresponde, por ejemplo para los corredores inmobiliarios, las respectivas
Camaras.-
Se debe tener en cuenta al respecto, que la legislacién provincial tiene que respetar el
principio de razonabilidad, tanto en lo normativo cuanto en lo instrumental, tendiente a
mantener incélumes los principios que regulan los aspectos de la habilitacién funcional, evitando
intromisiones del gobierno provincial en materia propias del nacional. En otras palabras, la
razonabilidad serA siempre el limite de la reglamentacin.-