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Mi hijo tiene miedo a dormir solo:

¿qué hago?

Psic. Wilmer E. Herrera R


Muchos niños tienen miedo a dormir solos. Este miedo lo
podemos notar cuando llega la hora de ir a dormir y el niño se
resiste o se niega a hacerlo, pone excusas para no ir a dormir,
expresa que tiene dolor de barriga a medida que se acerca la
hora de ir a la cama, cuando quiere dormir con la luz
encendida, cuando llama a sus padres continuamente durante
la noche para que vayan a su dormitorio a prestarle atención,
cuando el niño se queja constantemente de que no puede
dormir, se muestra inquieto, cuando tiene una tardía
conciliación del sueño, se muestra cansado por la mañana y
durante el resto del día, entre otros. Si eres madre o padre y te
encuentras en esta situación con tus hijos.

Mi hijo tiene miedo a dormir solo.


¿Por qué?
Hay muchos aspectos que pueden originar el miedo a dormir
solo que puede presentar un niño. Entre estos encontramos:
Miedo a la oscuridad
El miedo a la oscuridad en niños es muy común, pero a medida
que el niño va creciendo este miedo empieza a disminuir,
aunque en algunos casos persiste y, entonces se convierte en
un miedo no evolutivo (es decir, que no forma parte de los
miedos propios de la edad). Tener miedo a la oscuridad no es
la causa del miedo a dormir solo, pero sí que es un aspecto
estrechamente relacionado, ya que si el niño tiene miedo de la
oscuridad, dormir implica encerrarse en un cuarto oscuro.
Pesadillas
Dichos sueños provocan ansiedad en el niño y hacen que se
despierte angustiado, gritando y repleto de el miedo. Al
contrario que en los terrores nocturnos, las pesadillas tienen la
ventaja de que el niño puede recordar y explicar lo que ha
soñado con detalles. Habitualmente, las pesadillas están
relacionadas o representan a algún fenómeno externo que

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causa inquietud y angustia en el niño, como por ejemplo, si al
niño le causa ansiedad ir al colegio porque siempre le espera
un compañero para meterse con él, puede tener pesadillas
relacionadas con esta situación. Esto provoca que el niño
tenga miedo de ir a dormir porque sabe que puede tener
pesadillas muy realistas a su parecer. Es
importante diferenciar las pesadillas de los terrores
nocturnos. Los terrores nocturnos se dan cuando el sueño es
muy profundo. Provocan que el niño, mientras sigue
durmiendo, se incorpore en la cama bruscamente, gritando
exageradamente, como si estuviera sufriendo de una forma
excesiva, con un aspecto pálido, con la presencia de llantos,
sudor frío, taquicardias, con un rostro que nos indica que esta
aterrorizado y se encuentra en una crisis de pánico, es incapaz
de contactar con la realidad, no reacciona ante los estímulos y
no es consciente de lo que ocurre a su alrededor. Los episodios
de terror acostumbran a durar entre 2 y 10 minutos y durante
el episodio es difícil despertar o consolar al niño. Es habitual
que los padres se asusten, ya que su hijo no les reconoce, pero
eso es debido a que sigue durmiendo. A la mañana siguiente,
cuando el niño despierta no es capaz de recordar nada o casi
nada del contenido de su sueño, pero sí que se despiertan con
malestar y angustia. Los terrores nocturnos son habituales
entre los 3 y los 6 años, pero si se dan con frecuencia o
persisten en edad avanzada puede resultar un problema

Malos hábitos
Tener malos hábitos antes de ir a dormir o durante la noche,
implica dificultades para que el niño aprenda a dormir solo y no
tenga miedo. Por ejemplo, si los padres han estado durmiendo
en la misma cama que el niño durante sus primeros años de
vida, el día en que decidan que el niño debe dormir solo en su
habitación, este se negará. Es importante tener en cuenta que
no debe ser el niño el que decida lo que necesita antes de ir a

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dormir ni cuando está en la cama, sino que son los padres los
que le deben enseñar a su hijo el hábito de ir a dormir. Otro
ejemplo podría ser el de dejar que el niño mire programas de
televisión que activen su cuerpo, cosa que hará que el niño se
vaya a dormir sin un ambiente de calma ideal para conciliar el
sueño. Dentro de los malos hábitos del sueño, también
podemos incluir las pesadillas, es decir, si un niño se despierta
asustado debido a una pesadilla y los padres deciden que
duerma con ellos el resto de la noche, estamos creando un mal
hábito.

Miedo a dormir solo según la edad


Muchas veces, los niños tienen dificultades para dormir solos
debido a miedos que son normativos para su edad. Los niños
pueden mostrar miedos propios de la edad, que disminuirán
a mediad que vayan creciendo, pero mientras tengan estos
miedos, se debe a prender a convivir con ellos y
aprendiendo a dormir solo a pesar de estos miedos. Por
ejemplo, cuando el niño se encuentra con la luz apagada, sin
estímulos visuales, es habitual que su creatividad e
imaginación le jueguen una mala pasada, imaginándose
monstruos. De modo que los niños no se sienten seguros en
su habitación y prefieren dormir con sus padres, ya que,
aunque sigan imaginando criaturas fantásticas estarán al lado
de sus padres y se sentirán más protegidos. Otro ejemplo
bastante frecuente que resulta propio de la edad es el miedo
a la separación o abandono de sus padres. Este miedo es
habitual en los primeros años de vida de los niños. Se da
cuando se rompen los límites de la separación de las figuras
paternas. Querer estar con los padres y no separarse de ellos
es debido a la necesidad de sentirse protegido y a salvo de
posibles peligros. Por ello, los niños pueden ver algunas
separaciones como situaciones de terror, ya que no son

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capaces de saber cuánto va a durar esa separación o
incluso pueden llegar a pensar en el abandono. Así pues,
cuando los niños se quedan solos en su habitación, pueden
desarrollar conductas como llantos, gritos, pataletas, tirarse al
suelo, intentar agarrarse a los padres, etcétera, con la intención
de que los padres vuelvan a su habitación para dedicarle
atención. También es importante tener en cuenta que un niño,
desde los seis o siete meses en adelante debería ser capaz de
acostarse sin llorar, ir a la cama con alegría, conciliar el sueño
por si solo, dormir de un tirón durante unas 11 o 12 horas (o
las horas que necesite, a veces con menos horas es suficiente)
y ser capaz de dormir en su cama y con la luz apagada. Antes
de estos seis o siete meses, es habitual que el niño llore a
media noche, ya que cada pocas horas debe alimentarse de
la leche materna. Por lo tanto, a partir de estos meses
debemos procurar que el niño duerma en su cama y
promover unos hábitos correctos del sueño, para evitar que
tenga miedo a dormir solo y que este miedo persista durante
los próximos años. Aunque resulta normal que el niño llore y
grite en busca de la atención de sus padres si se trata de
aspectos médicos, como dificultades en la respiración o
cólicos.

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Como superar miedo a dormir solo
¿Cómo superar miedo a dormir solo? En primer lugar, para
poder crear un buen hábito del sueño es necesario que los
padres se muestren tranquilos y seguros de lo que están
haciendo y hacer siempre lo mismo, de modo que el niño
asocie ese ritual con el sueño. Se recomienda que, al principio,
se le explique al niño la nueva situación, es decir, explicarle
que a partir de esa noche tendrá que aprender a dormir solo.
Al mismo tiempo, cuando se le explica que empezarán de cero,
también se le debe tranquilizar con un pequeño discurso,
como por ejemplo, diciéndole que aunque tenga que dormir
solo los padres estarán cerca de él, pero que en su habitación
tiene a su muñeco que le hará compañía y que dormir le
permitirá descansar para que al día siguiente se despierte con
las pilas cargadas. Si el niño se despierta llorando y gritando

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por la noche porque quiere dormir con sus padres, se debe ir
hasta su habitación pero no entrar ni cogerlo en brazos,
simplemente intentar calmarle diciendo que los padres están
allí pero que tiene que dormir solo y que no pasa nada, tratando
de tranquilizarle. Para ayudar a un niño con miedo a dormir
solo, se recomienda crear rituales antes de ir a la cama,
como por ejemplo, ducharse, cenar, leer un cuento, dar el
discurso tranquilizador e ir a dormir. Otro ejemplo podría ser
explicar un dibujo que el niño haya hecho del Sol y la Luna, y
cada noche, antes de ir a dormir, explicar el dibujo diciendo que
cuando sale el Sol debemos ir al colegio, estar despiertos y
contentos, pero cuando llega la Luna debemos ir a dormir y la
Luna nos vigilará desde el cielo. Cada familia creará el hábito
correcto que considere, en función de los gustos y la edad de
su hijo, pero con estos hábitos repetitivos se pretende que el
niño se acostumbre a ellos, con la finalidad de que tarde o
temprano, si no se realiza el ritual, el niño sea capaz de asociar
el sueño con algo bueno, que le permite descansar y
levantarse con más energía al día siguiente. En algunas
ocasiones, también se recomienda evitar que el niño duerma
durante el día o limitar el tiempo de su siesta, ya que al llegar
la noche podría resultar posible que tuviera dificultades para
disminuir su actividad. En cambio, si el niño no duerme durante
el día, podría llegar más cansado a la hora de dormir y tener
más facilidades para conciliar el sueño. Es importante destacar
que esto no es viable para todos los casos, debes conocer bien
a tu hijo para saber si esto resultará eficaz o no. También se
recomienda, para superar miedo a dormir solo, procurar crear
un ambiente de calma antes de ir a dormir con la finalidad
de no exaltar al niño. Además, para superar miedo a dormir
solo, también es importante darle respuestas al niño sobre sus
avances, es decir, si el niño se esfuerza y muestra avances,
aunque sea poco a poco, se le debe felicitar, darle la
enhorabuena, pero no con objetos materiales. Si el niño ve
que sus padres están contentos de sus avances y se muestran

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orgullosos, esto hará que el niño quiera conseguir lo que se
propone.

Como ayudar a un niño con miedo a dormir


solo por pesadillas o terrores nocturnos
 En el caso de las pesadillas, se recomienda ayudar a
tranquilizar al niño, darle seguridad y como, al contrario que
en los terrores nocturnos, el niño puede explicar su pesadilla
a sus padres, permite que los padres traten de desmentir los
sueños de sus hijos dotándolos de realidad (por ejemplo,
asegurando que no hay ningún monstruo debajo de su cama).
Pero sobre todo, no se aconseja para nada llevar al niño a la
cama de los padres, ya que así se crearían malos hábitos del
sueño.
 En el caso de los terrores nocturnos, como el niño sigue
durmiendo no se recomienda despertarlo, porque entonces se
encontrará aturdido sin entender qué pasa y con una
sensación de angustia en el cuerpo que dificultará que vuelva
a dormir. Así pues, lo que se recomienda es quedarse junto al
niño por si se mueve muy bruscamente y peligra que caiga al
suelo o se de algún golpe, por lo demás, es cuestión de
esperar intentando mantener la calma.
Finalmente, también se recomienda acudir a un especialista
para que valore la situación y, de esta forma, podrá comunicar
sus recomendaciones en función de cada caso en particular.
Si dudas, puedes consultar este artículo para saber cuando se
debe acudir al psicólogo infantil.

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