e-mail: hermanos.santamaria@santamariahnos.net
bajo las sanciones establecidas em las leyes, así como la distribución de ejemplares
ISBN:
Depósito legal:
Introducción y agradecimientos 7
Presentación
Me siento halagado, honrado y conmovido por el hecho de que Luis Antonio Martínez
Peña me haya invitado a escribir la presentación de su libro Cancionero de Mazatlán. Sien-
do un fuereño, como le diría con ingenio inigualable José Alfredo Jiménez; es decir, sin
haber nacido en este puerto en el que muchos caemos irremediablemente enamorados y
para siempre, mi estimado amigo generosamente me extendió la mano para que hiciera
el comentario inicial de esta pequeña pero sentida obra que porta el emocionado subtítu-
lo de Canciones y compositores que rinden homenaje a mi precioso puerto.
Luis Antonio recorre con orgullo y sensibilidad a flor de piel las canciones que lo llenan
de nostalgia, amor y agradecimiento por su ciudad natal, varias de ellas escritas por com-
positores de enorme fama en México y en la mayoría de las naciones de habla hispana.
Se nos hincha el pecho cuando presumimos una y otra vez que José Alfredo Jimé-
nez, Gabriel Ruíz, José Ángel “Ferrusquilla”, Pepe Guízar, “El Negrumo”, Fernando
Valadés y otros grandes compositores le reglaron canciones a Mazatlán. Dos de
esas canciones arrebatan la alegría y el romanticismo de mexicanos de todos lados:
“Mazatlán”, de Gabriel Ruíz, y “El Corrido de Mazatlán”, del inmortal José Alfredo.
La primera, probablemente más que ninguna otra, goza de una melodía y letra que
nos invita a acariciar en un baile cadencioso a nuestra pareja estemos en Tijuana,
Mazatlán, Ciudad de México o Chetumal. Sin duda, Mike Laure la hizo internacio-
nalmente popular a partir de los años sesenta; su versión ha sido la más exitosa y
querida. No sé si porque esta canción marcó mi destino mazatleco cuando la escu-
ché por primera vez en Olas Altas, en la playa del Hotel Freeman en 1966, pero esa
melodía cada vez que la escucho me sacude y me hace agradecerle a la vida que me
haya traído a vivir a Mazatlán, lugar al que pertenecen mis hijos y mi esposa. Y, por
supuesto, ahora yo, como mazatleco adoptivo.
Hoy Luis Antonio Martínez Peña nos presenta una obra con los compositores y can-
ciones que se rinden ante Mazatlán. Esperemos que más adelante obsequie las de los
poetas, novelistas y ensayistas que también escribieron sobre el puerto que nos ha
hecho felices a muchos, su oficio de historiador me hace pensar que así será.
Introducción y agradecimientos
Escribir Cancionero de Mazatlán era un viejo anhelo. Un proyecto que se viene fra-
guando desde que surge la inquietud por conocer quién o quienes han hecho desde la
inspiración y el conocimiento musical un homenaje a la ciudad y puerto de Mazatlán.
Luego está el hecho de haber nacido en este lugar y crecer escuchando en la radio
y en la calle esas canciones que describen de manera realista o metafórica paisajes
y perfil humano de sus habitantes. Mazatlán ha sido una ciudad agraciada, un imán
que atrae la inspiración de los compositores.
Desde el anonimato surge la letra de canción dedicada a El Quelite que nos relata lo
bonito que son los estados de Sinaloa y Michoacán, uno con su señorial Morelia y
el otro su Culiacán; y luego autores que usando recursos como la radio, el cine y la
televisión nos expresan su amor por aquellos pueblos con olor a rancho grande como
Pénjamo y Atotonilco. Se le canta a ciudades de feria y carnaval como Aguascalientes,
León, Veracruz y Mazatlán a las que rindieron homenaje compositores como José
Alfredo Jiménez y Agustín Lara.
Luego nuestra alma marinera nos lleva a los puertos del país en el Golfo de Méxi-
co, al Caribe yucateco, al Golfo de California, todo el extenso litoral del Pacífico y en
Nacido en el barrio de San Juan de Dios en Guadalajara Pepe Guízar fue reconocido
como el pintor musical de México. Agustín Lara nos lleva desde las costas jarochas
hasta una Madre España que recibe jubilosa sus cantos a Granada y a Madrid. Des-
de aquellas cumbres llegamos a nuestros pintores locales como tenemos a Enrique
Sánchez Alonso “El Negrumo” que siendo un jovencito le hizo un canto hermoso a la
ciudad de Culiacán; a Ferrusquilla que siente por Sinaloa algo extraordinario y desea
darle identidad y elevar su estima con su canción En Sinaloa nací. Tenemos al com-
positor Faustino López Osuna, nacido en la Aguacaliente de Garate y desde los años
setenta se da a la tarea de componer una canción para cada uno de los 18 municipios
que integran al estado y culminar su obra con un himno a Sinaloa. Pero un poco antes
tuvimos a don Luis Pérez Meza que nos cantó El Errante una canción con la que hace
un recorrido desde Escuinapa hasta Topolobampo y una mención de todos los munici-
pios de Sinaloa. A manera de broma unas personas decían que este señor no cantaba,
sino que nos daba unas presumidas clases de geografía y división política estatal. “Ese
si aprovechó la escuela” dijeron otros.
Cancionero mazatleco no tiene otro propósito que el de dar a conocer a las presentes
y futuras generaciones las letras de las canciones, hacer una referencia biográfica
de sus compositores, un reconocimiento a ellos y a quienes de manera individual o
colectiva han interpretado a lo largo de más de 75 años canciones como Mazatlán,
¡ay! Mi Mazatlán… que desde aquel lejano año de 1940 han llenado de alegría e iden-
tidad a un pueblo alegre cómo es el mazatleco de nacimiento y a los muchos que por
adopción se han quedado entre nosotros. Creo profundamente en el papel que juega
la historia, en las referencias documentales y anecdóticas que nos saltan a cada paso
cuando nos metemos a tratar estos temas de la vida cultural y popular de nuestra
ciudad. Muchas de las cosas aquí escritas están seriamente documentadas. Pero los
chispazos de humor y sentimiento son propios y de las personas que han contribuido
a que este escrito sea posible. Empezamos con Gabriel Ruiz, y tras él vienen Chema
Dávila, Fernando Valadés, Enrique Sánchez Alonso “El Negrumo”, Pepe Guízar, Gabriel
R. Osuna, Manuel Tirado, José Alfredo Jiménez, José Ángel Espinoza “Ferrusquilla” y
Luis Pérez Meza. Acompañados de una pléyade de intérpretes, mariachis, orquestas y
bandas de música sinaloense, una verdadera constelación de estrellas sobre el cielo
de nuestra ciudad. Mazatlán, la bella Perla del Pacífico fue, es y seguirá siendo motivo
de inspiración musical.
de don Heberto Sinagawa Montoya; y el otro que fue escrito por José María Figueroa
Díaz titulado el Negrumo, Partitura de un músico de peso completo.
Reconozco también el trabajo periodístico que desde Noroeste han realizado en pro
de nuestra cultura e historia Juan Lizárraga Tisnado, Consuelo Lizárraga y Héctor
Guardado. Cuando Juan Lizárraga supo de mi proyecto inmediatamente lleno mi ban-
deja de mensajes con una gran cantidad de material escrito en torno a los protegidos
de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Durante muchos años Juan Lizárraga se
acercó a la cultura popular mazatleca y supo extraer información de la gente. Lo mis-
mo que Héctor Guardado a quien le pedí autorización para usar su información sobre
Gabriel Ruiz y sin muestra de recelo, me dijo que la información por él publicada era
para ser usada y yo le correspondo con el reconocimiento a su trabajo. Lo mismo que
a la cronista de sociales Consuelo Lizárraga. También deseo hacer extensivo mi reco-
nocimiento a Francisco “Paco” Garay, Rey de la Alegría del Carnaval 2015 y editor de
la revista Epik Magazine quien ha publicado mis artículos sobre identidad mazatleca
y en donde de manera sintetizada y mensual escribo un sobre Mazatlán, sus costum-
bres, edificios emblemáticos, su mercado e iglesias, sobre cantantes y compositores.
Agradecer el trato humano y cordial que recibí de la señora María Luisa Velarde, una
compositora entusiasta que pertenece a la sociedad de autores y compositores de
Mazatlán desde hace más de 30 años. Especialmente de Germán Lizárraga, director
de la banda Estrellas de Sinaloa, un hombre que nació y creció al lado de su padre
don Cruz Lizárraga y su reconocida banda El Recodo, quien me regaló unas horas
de su tiempo y unas extraordinarias anécdotas y datos que era preciso consignarlos.
Cande y Kalli del grupo Hermanos Falcón quienes respondieron con entusiasmo a mis
preguntas revelando un gran respeto a la memoria de José Ángel Espinoza Aragón
“Ferrusquilla” y un amor enorme por Sinaloa.
A muchas otras personas he dado molestias y realizado preguntas, pero siempre re-
cibí respuestas amables y estímulo para mi trabajo. Agradezco en particular al amigo
Arturo Santamaría Gómez quien nació en la ciudad de México pero echó raíces en
Mazatlán y su trabajo científico y literario ha dado frutos en Sinaloa el cual recibió con
entusiasmo mi proyecto y al cual le pedí que hiciera una presentación.
Todo el mérito para ellos y las observaciones para mi trabajo siempre serán personal-
mente bien recibidos, gracias; y como dijera don Gabriel R. Osuna los invito a Mazatlán.
Gabriel Ruiz
Por gratitud a Mazatlán
Gabriel Ruiz Galindo nació en Guadalajara, Jalisco en 1908 al seno de una familia
numerosa. De niño aprendió a tocar el piano y al terminar su formación básica en
Guadalajara se fue a la ciudad de México a estudiar medicina, pero a los 20 años
abandona las preocupaciones del dolor humano; y evadiendo el juramento a Hipó-
crates se inscribe en el Conservatorio Nacional, ahí se recibió y fue maestro de música
del Instituto Nacional de Bellas Artes y posteriormente se convirtió en prestigiado
director de orquesta y arreglista de temas musicales de talla internacional.
Cuentan las historias que para ganar el sustento, el director de orquesta y arreglista
musical Gabriel Ruiz, a finales de los años treinta realizaba giras musicales, tocando en
las principales poblaciones de México, donde por supuesto la ciudad y puerto de Mazat-
lán era una plaza importante entre las pequeñas ciudades del noroccidente mexicano.
En ese entonces, años treinta y cuarenta del siglo veinte, los artistas, músicos, can-
tantes, bailarinas, comediantes y magos los organizaba algún promotor o empresario
que aportaba capital y se realizaban viajes de caravana artística y llevaban presenta-
ciones en ferias, carnavales, en teatros o cines populares al descubierto. La caravana
tal como se le conoce en México a éste género de organización artística empresarial
se trasladaba por los diferentes rumbos del país.
11
sentaron en el cine teatro Zaragoza. La respuesta del público fue extraordinaria y con
los generosos ingresos de taquilla pudo salir al paso de sus compromisos y tener algo
de ganancia; así que ante tal desprendimiento del público mazatleco Gabriel Ruiz se
comprometió a regresar y traer en su repertorio una melodía dedicada a Mazatlán.
Prometer una canción para el lugar que se visitaba era una costumbre de la épo-
ca. Una manera extraordinaria que tenían músicos y compositores de pagar con una
muestra de gratitud por el buen trato de la gente y echarse a la bolsa a un público tan
entusiasta como el Mazatleco. Otros lo harán después siguiendo sus pasos y lleván-
dose consigo el corazón de los mazatlecos como Pepe Guízar, Enrique Sánchez Alon-
so “El Negrumo”, José Alfredo Jiménez y José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”entre los
fuereños, porque entre los mazatlecos también hicieron lo propio Fernando Valadés,
Gabriel R. Osuna y Manuel Tirado.
Todos le han regalado a mi ciudad una canción, haciendo de nuestro puerto uno de
los lugares con más canciones en el territorio nacional.
Mazatlán Se titula la canción que regaló Gabriel Ruiz al público porteño. En esta can-
ción se comparte el genio literario del poeta jalisciense Elías Nandino quien acudió al
llamado de Gabriel Ruiz y escribió la letra y éste a su vez la musicalizó.
Una vez con la obra escrita se fue a la XEW, estación de radio de la ciudad de México.
Santuario musical donde se consagraban cantantes y compositores. En ese tiempo la
radio jugaba un papel preponderante a nivel nacional. Ahí y en el año de 1940 la me-
lodía Mazatlán fue interpretada por vez primera por el dueto de las Hermanas Águila.
MAZATLÁN
Autor Elías Nandino
Cantan Las Hermanas Águila.
Cantando así…
12
Cantando así…
Perlita escondida
Mazatlán, Mazatlán,
Mi amor soñado
13
bajo Carlos Cea y Díaz; Yolanda del Río incluyó este tema en su disco Geografía Musi-
cal de México producido en la RCA Víctor; el Cuarteto Armónico de Yucatán la incluyó
en su repertorio y a nivel internacional se escuchó una fina versión instrumental del
arreglista Roberto Delgado; finalmente llega Mike Laure en los sesenta y junto a la
canción Mazatlán interpreta también Noches de Mazatlán con el éxito y popularidad
ya mencionados.
NOCHES DE MAZATLÁN
Rumorosas palmeras
Gabriel Ruiz llevó una vida artística a plenitud y murió rebasando los noventa años el
primero de febrero de 1999.
14
En 1983 Gabriel Ruiz tuvo un último gesto de gratitud y regaló a la ciudad de Mazat-
lán un monumento a la Mujer Mazatleca, obra del escultor Juan Méndez. La obra fue
recibida por el presidente municipal, el arquitecto Quirino Ordaz Luna y fue instalada
en una de las explanadas del malecón en el paseo Claussen. Posteriormente el Club
de Leones donó la obra material del recubrimiento del pedestal. La Mujer Mazatleca
fue recibida con agrado por la mayoría de los mazatlecos aunque también provocó
cierto escozor entre la gente de tendencia conservadora quienes se escandalizaron
por la desnudez de la estatua, pero al paso del tiempo ha ganado más simpatía y la
animadversión queda disminuida. En el piso de dicha explanada se han colocado es-
trellas dedicadas a cantantes, grupos musicales y personalidades del espectáculo y los
deportes de Mazatlán y Sinaloa entero.
15
José María Dávila nació en la ciudad y puerto de Mazatlán en el año de 1897. Fue un
hombre multifacético y temperamental. Su vida transcurre como un torbellino en las
más variadas pasiones personales, fue político profesional y destacó en el mundo em-
presarial. Pero su pasión por la literatura lo llevó también a la fama y fue compositor de
canciones de diversos géneros musicales.
Pero las ambiciones políticas de José María Dávila por ocupar el cargo de gobernador de
Sinaloa se esfumaron la noche del 21 de febrero de 1944 cuando un gatillero a sueldo
llamado Rodolfo Valdés “El Gitano” asesinó a balazos al Coronel Rodolfo T. Loaiza en el
patio Andaluz del Hotel Belmar, sitio donde se celebraba un banquete durante la noche
del martes de carnaval en Mazatlán.
17
José María o Chema Dávila durante los años cincuenta fue un personaje de la vida noc-
turna de la ciudad de México y su amor por la farándula llenó toda una época de la
picardía y el desenfado al lado del también diplomático Carlos Darío Ojeda Rubira. En
su momento estelar como empresario se echa a cuestas la tarea de construir un teatro
que tuviera como destinatario a las crecientes clases medias de la ciudad de México. Así
nació el Teatro de los Insurgentes en la capital. En esta obra no escatimó en recursos,
ingenio y gastos fueron de la mano y contrató al muralista Diego Rivera para el mural
que luce dicho edificio en su fachada. El teatro fue inaugurado el 30 de abril de 1953
con la comedia musical “Yo, Colón con la actuación del Mimo de México, Mario More-
no Cantinflas junto a él Amparito Arozamena y María España Vidal, escrita por Alfredo
Robledo y Carlos León. La dirección corrió a cargo de Ernesto Finance.
18
rida en las fiestas. La sola afirmación contenida en la primera frase Soy marinero de Ma-
zatlán… pone en lugar central un evidente sentido de pertenencia a un territorio amado.
La canción ha tenido muchos intérpretes del género ranchero iniciando con Miguel
Aceves Mejía que la grabó en sencillo con el mariachi Vargas de Tecalitlán; María de
Lourdes acompañada del mariachi de Pepe Villa; También lo hicieron Chayito Val-
dez, Gilberto Valenzuela, Felipe Álvarez Pinzón, Pedrito Fernández y fue en los años
ochenta cuando el tema fue cantado por Pedrito en su película La Mugrosita, y recien-
temente José Ángel Ledesma El Coyote la grabó con su banda Tierra Santa.
MI MAZATLÁN
Compositor: Chema Dávila.
Interprete: Miguel Aceves Mejía.
19
Fernando Valadés
El profeta en su tierra
Fernando Teodoro Valadés Lejarza nació el primer día del mes de abril de 1920 en la
ciudad y puerto de Mazatlán. La alegría y vitalidad de su infancia fue truncada por una
terrible enfermedad que paralizó las piernas durante el resto de su vida. Para caminar
por toda la ruta a donde lo llevó su creatividad e inspiración artísticas se apoyó en
un par de muletas. ¡Vaya que viajó Fernando! toda Latinoamérica, Estados Unidos,
España y Francia supieron de su música, de su amor y gratitud. Su carácter templado
por esta incapacidad se pulió y dio como resultado la presencia de un diamante de la
inspiración y del canto en la época dorada del México romántico y de la radio. Acom-
pañado de su piano la inspiración y canto de Valadés dieron alegría y sentimiento a
generaciones enteras de mexicanos.
21
Fernando Valadés, como todo artista de aquellos años (1940) se tuvo que ir a to-
car piano, puertas de radiodifusoras y casas de grabación a la ciudad de México;
para triunfar fue necesario alejarse de Mazatlán y asentarse de manera definitiva
en la ciudad de México, buscando relaciones y contactos con promotores y artis-
tas del momento. Desde los 18 años había nacido en él el interés por componer
y su primera melodía se tituló Te diré adiós (1938). En la ciudad de México junto
a Lucila Valdés Tirado, su esposa, formaron una familia numerosa, más de una
docena de hijos. Ambos fueron una pareja que se unieron y vivieron juntos hasta
la muerte.
Aún recuerdo algunas noches cuando con la plancha en mano mi madre sacaba línea
y alisaba los uniformes escolares y ropa de su familia, entonando canciones de Va-
ladés como aquella de Cómo de que no, y el Diccionario que se escuchaban en la
programación nocturna de tríos, pianos y voces románticas de la noche.
En octubre del 2013 las autoridades de gobierno del Estado de Sinaloa y del muni-
cipio de Mazatlán tuvieron a bien de juntar iniciativa con la familia Valadés Valdés
para rendir homenaje a la memoria del compositor; escogiendo un sitio privilegiado
y dominando el paseo de Olas Altas, escenario turístico y sede de las tradicionales
fiestas del Carnaval. Para levantar ahí un conjunto escultórico de la inspiración del
maestro Pedro Jiménez. La escultura de Fernando Valadés y su piano relata el supre-
mo momento de la creación musical. Un homenaje algo tardío, pero merecido a un
mazatleco ejemplar.
Ahí frente a su mar de Mazatlán y con la foto de su amada Lucila escribe la partitura
que le dicta su inspiración. Con aquél lenguaje de los dioses le habló al corazón y el
corazón le respondió tuya sólo soy.
22
Para ir a ti Mazatlán…
23
Brisas mazatlecas
Brisas mazatlecas
Hago una invitación a las nuevas generaciones a escuchar a Fernando Valadés con sus
canciones tituladas: Como de que no, Regalo del cielo, El Diccionario o Porque no he
de llorar, entre las más populares y que se pueden localizar fácilmente en uno de los
sitios más populares del internet como lo es el You Tube.
24
Pepe Guízar
El pintor musical de México
José “Pepe” Guízar Morfín nació en el barrio de San Juan de Dios de Guadalajara,
Jalisco, el 12 de febrero de 1906, realizando sus primeros estudios en su ciudad na-
tal, para luego mudarse a la Ciudad de México, donde prosiguió con sus estudios de
música, así como de poesía y declamación y con esas herramientas y talento entró a
trabajar en la estación de radio XEW, donde fue bautizado como “El Pintor Musical de
México”, gracias a sus grandes composiciones que han puesto en alto el nombre de
nuestro país, al retratar en sus letras diversos y pintorescos lugares.
Pepe Guízar fue autor de canciones rancheras, sones jaliscienses y boleros que a la
fecha siguen siendo interpretados por cantantes consagrados, como en su momento
lo hicieron: Jorge Negrete, Pedro Infante, María de Lourdes, El trío de Los Panchos,
Antonio Aguilar, Hermanas Huerta, Lucha Villa, Vicente Fernández, Alberto Ángel “El
Cuervo” y expresadas magistralmente por el Mariachi Vargas de Tecalitlán. Autor de
canciones como: Guadalajara, Tehuantepec, Como México no hay dos, Corrido del
Norte, Chapala, China Poblana, Sarape de Saltillo, Flor de Tabasco, Ciudad Blanca y
Acuarela Potosina, son algunos de sus más sonados éxitos, que para mi gusto se coro-
nan con la canción titulada Sin ti.
Guízar se interesó por la composición en la década de los años treinta atraído por la
obra de grandes compositores como Agustín Lara y Tata Nacho, pero su inspiración se
inclinó más hacia la esencia folclórica, siempre al rescate de los valores y la vida del pue-
blo mexicano. Viendo más allá de la cotidianidad urbana, como también se aprecia en
las letras de A Poco no, Adiós Amor, Anhelo, Canción del Campo, Acuarela Acapulqueña,
Canción Tlaxcalteca, Campechana, Arriba Jalisco y Amantes de una Noche.
Fue a la edad de 74 años cuando el maestro Pepe Guízar dejó de existir durante uno de sus
viajes que realizaba a la Ciudad de México, no sin antes dejar un legado musical que ha tras-
cendido las fronteras nacionales para llevar al mundo entero el folclore de nuestra nación.
25
El dueto de las Hermanas Huerta en los años sesenta, fueron intérpretes y compañeras
predilecta de Pepe Guízar en caravanas y presentaciones. Este dueto grabó un disco
con canciones y boleros románticos titulado de PUERTO EN PUERTO. A mediados de la
década de los sesenta el disco fue grabado por la compañía disquera CBS bajo la direc-
ción y arreglos de Fernando Z. Maldonado.
De Puerto en puerto fue Un disco de antología dado que su contenido está dedicado
a los puertos y playas de México con temas que abarcan géneros como el bolero
romántico y corridos, Canciones del gusto marinero cantando Guaymas, Puerto Va-
llarta, Manzanillo, Acapulqueña, Veracruz, Ensenada, De puerto en Puerto, Playa Sola
de Abelardo Pulido, Tampico Hermoso de Samuel M. Lozano, La Novia del Pescador
de Francisco García de Val y Cita en Mazatlán de Pepe Guízar, esta última, es una pieza
de gran romanticismo donde el compositor hace un bello homenaje a nuestro emble-
mático paseo de Olas Altas y versa sobre un peregrino, eterno vagabundo que tiene
una cita con el romance bajo la luna y frente al mar.
CITA EN MAZATLÁN
Pepe Guizar.
Interpretan: Hermanas Huerta.
Yo te quiero cantar
En la noche callada
Tú mar, tú luna y yo
Eterno vagabundo
26
Tú mar, tú luna y yo
Eterno vagabundo
Tú mar, tú luna y yo
¡Precioso Mazatlán!
27
El Negrumo
Y su lindo Mazatlán
Se llamó Enrique Sánchez Alonso, pero por su color morenito de piel en Culiacán y en
todo el mundo, se le conoció como El Negrumo. Su biógrafo José María Figueroa Díaz
lo catalogó como el músico de peso completo y vaya que lo fue.
En 1934 compuso un danzonete dedicado a la ciudad de los tres ríos, se tituló Culia-
cán y es una bella pieza musical con la cual el joven Enrique se echó a la bolsa a los
habitantes de aquella pequeña ciudad capital provinciana y cabecera de un emporio
agrícola que comenzaba a despuntar. Antes había probado suerte con los guantes de
boxeo, pero la fama llegó a su vida con la guitarra y su inspiración musical.
Despertando mi inspiración.
Comenta Chema Figueroa que la canción fue interpretada por vez primera en el mar-
co de las fiestas patrias el 16 de septiembre de 1935 a instancias del Profesor Fran-
cisco Martínez Cabrera encargado del patronato de festividades cívicas de Culiacán,
el profesor se entusiasmó al conocer a Enrique y a su canción. De ahí para adelante
29
Enrique Sánchez Alonso y su trío Culiacán ocuparon un lugar especial en la vida mu-
sical de Sinaloa y de México.
Cómo músico también tuvo sus lances en películas como Las Mañanitas, Se la llevó el
Remington, La Mujer del Puerto; en El Seminarista, El Mujeriego y Angelitos Negros, pro-
tagonizada por su compadre Pedro Infante. Con su canción “Dios no lo quiera” se hizo una
película del mismo nombre con la actuación estelar de Silvia Pinal y Julio Alemán.
Allá en México estrechó lazos con el paisanaje sinaloense, Pedro Infante, Lola Beltrán,
Luis Pérez Meza, Pablo Beltrán Ruiz, y José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”.
Compuso “Dios no lo quiera” y la interpretó con gran éxito Javier Solís, cosa que no le
gustó a su compadre Pedro Infante quien veía con recelo como Javier Solís, con su
rostro chato de boxeador, comenzaba a escalar con firmeza los peldaños de la fama.
Siendo compadre Pedro Infante de El Negrumo nunca le cantó o grabó una de sus
canciones. Luego entonces no extraña que habiendo nacido Pedro Infante en Mazat-
30
lán nunca le haya dedicado una sola de sus piezas al puerto o a Sinaloa. En cambio El
Negrumo en un momento de gran romanticismo compuso Lindo Mazatlán.
Al final de su vida fue homenajeado y era muy querido por el gremio periodístico y
artístico que se daba cita en las mesas de las cantinas para mitigar la sed y el calor
con tragos de cerveza helada. Siempre se negó a que le adjudicaran la letra del
Sinaloense. –“Negros como yo hay muchos en Sinaloa” acostumbraba decir. Pero
ninguno para componer como el Negrumo Sánchez Alonso.
MI LINDO MAZATLÁN.
Autor e intérprete: Enrique Sánchez Alonso.
A envolvernos en la tardecita
31
En mi lindo Mazatlán.
En mi lindo Mazatlán,
En mi lindo Mazatlán.
32
Gabriel R. Osuna
Los Invito a Mazatlán
El nombre de Gabriel R. Osuna está ligado al del balneario de La Perla un centro de espec-
táculos que se ubicaba en el corazón de playa Norte dominando una de las mejores vistas
de la bahía de Mazatlán.
El dueño de aquel balneario era don Gabriel R. Osuna, un empresario del transporte
regional que también había incursionado en la vida política del puerto. Siendo su-
plente del doctor Ángel Armienta Acosta para el trienio 1954-1957 en la presidencia
municipal. Sin embargo, el alcalde y galeno sufrió de un infarto que le arrebató la vida
y Gabriel R. Osuna se hizo cargo de los destinos municipales desde 1955 hasta finali-
zar su mandato en 1957.
Gabriel había nacido por el año de 1910 en el pueblo de La Noria, municipio de Mazatlán.
Aprendió a tocar instrumentos musicales desde muy joven y desde siempre la música de
33
la tambora sinaloense fue una de sus querencias. En La Perla tocaban las bandas regio-
nales entre ellas Los Escamillas, la Banda de El Recodo de Cruz Lizárraga y La Costeña de
Ramón López, grupos de música norteña como Los Norteños y cantantes como Luis Pérez
Meza , Francisco Chiquete “ El Campero”, infinidad de cantantes profesionales, espontá-
neos e imitadores de Pedro Infante que ahí rendían homenaje al Ídolo del Pueblo.
German Lizárraga nos comenta que su padrino Gabriel R. Osuna y su padre Cruz man-
tenían una estrecha amistad. Otro noreño que se integraba ocasionalmente al grupo
era nada menos que don Mariano Rivera Conde, esposo de la compositora Consuelo
Velázquez, y director artístico de la RCA Víctor, una de las compañías disqueras de
mayor prestigio y proyección a nivel nacional e internacional. Germán comenta que
acompañó a este trío de amigos en un viaje que hicieron su padrino Gabriel, Mariano
Rivera y Crucillo Lizárraga a las tradicionales fiestas de La Noria. Ahí surgió la idea de
grabar música regional con la banda de El Recodo y en 1951 grabaron un sencillo con
los temas Mi gusto es y El sauce y la palma. Cuando Mariano y Gabriel le comentaron
a Cruz la idea de grabar. ¿Cómo la ves “Bronco” vamos a grabar con tu banda unos
discos? El joven músico se emocionó y no daba crédito a que su música se fuera a
plasmar en acetato. La música de banda era de gusto popular y campirano, música
de viento, música de existencia efímera, la cual viajaba como paloma por el viento,
resonando y dando tumbos por los cerros de Mazatlán y en los campos de Sinaloa.
Música que se aprende de oídas por nuestros músicos de pueblo y no en la partitura
de las grandes bandas. Pero se grabó y se ubicó desde luego en los gustos populares
en todo el litoral del Pacífico y de la nación.
Por eso y siempre, al iniciar las presentaciones en vivo con la banda de El Recodo se inter-
pretan Mi gusto es y El Sauce y La Palma en homenaje a aquellas primeras piezas grabadas
y que aun con su banda “Estrellas de Sinaloa” lo viene haciendo German Lizárraga.
Don Gabriel fue el primer hombre que decidió grabar con tambora las canciones tra-
dicionales de esta tierra. Así lo afirma Consuelo Lizárraga en su columna Ires y Venires
en el periódico Noroeste con fecha del 22 de marzo de 2013, señalando la periodista
que fue Inolvidable Gabriel R. Osuna con su balneario La Perla de Mazatlán, donde un
jovencito Cruz Lizárraga comenzaba a tener éxito con su banda. Don Gabriel también
fue el papá de Lupita Osuna, la Reina del Carnaval que desfiló por nuestro malecón
como la primera Cleopatra del Pacífico en el carnaval de 1964. Además de impulsar a
su hijo Eduardo del Campo para que incursionara en el mundo artístico como cantante.
Posteriormente entre 1957 y 1958 vendrá la gran empresa grabar un disco de larga
duración. Para tal efecto la RCA Víctor trajo a Mazatlán a un equipo de técnicos y graba-
doras que se instalaron en un edificio de la calle Constitución en el centro de la ciudad.
Adaptaron el estudio cubriendo ventanas con cartones, mantas y colchonetas para
evitar la contaminación del ruido citadino.
Así aparece el LP que por el lado A contiene Los Invito a Mazatlán de Gabriel R. Osuna;
Los Papaquis con arreglo musical de Cruz Lizárraga; No recuerdo la tarde, arreglo de
Gabriel R. Osuna; El Zopilote mojado y Madrecita Querida de Felicitos Valdez Leal. Por
34
Los invito a Mazatlán fue interpretado por el dueto de las hermanas Sarabia, según
nos comentó Germán Lizárraga aunque hay otras opiniones de que la interpretaron
las hermanas Aguirre. Duetos de jovencitas sinaloenses que incursionaban en el can-
to en busca de fama.
Los Escamillas incluyeron también Los invito a Mazatlán en otra grabación que hicieran en
1964 para discos Peerless donde incluían temas como Las Caricaturas me hacen llorar, Más
allá del Amor, Twist a la Navarro, Amada dueña mía, Uno para todas y Esperanza inútil.
35
36
Manuel Tirado
Nació mi Mazatlán,
un día primaveral…
En su columna Ires y Venires del periódico Noroeste la señora Consuelo Lizárraga, una
periodista de larga trayectoria que daba fe de los acontecimientos sociales de Mazatlán,
publicaba con gran entusiasmo el inicio de la estación primaveral y en su edición del 22
de marzo del 2013 rescataba para la memoria de los mazatlecos la letra de la canción
Nació mi Mazatlán. Ahí puntualiza que su autor fue el señor Manuel Tirado un composi-
tor mazatleco originario de El Habal, ubicado a 11 km al norte de Mazatlán. Un pueblito
pintoresco a orilla de la carretera internacional 15 y en el entronque de la carretera estatal
que conduce al también famoso pueblo de La Noria. Pueblo de ganaderos y agricultores,
famoso también por su rica gastronomía campirana a donde acuden los mazatlecos y tu-
ristas carreteros a comer y disfrutar de las delicias simples de la vida campirana.
La señora Consuelo Lizárraga afirma que esta canción fue grabada en el estudio musi-
cal de Gabriel R. Osuna. Su primera interpretación fue con música de banda regional
37
NACIÓ MI MAZATLÁN.
Compositor Manuel Tirado.
38
39
Canciones como el Rey, Un mundo raro, La media vuelta, Alma de acero , Ando vo-
lando bajo, son tan sólo las más recordadas, aunque se tienen registradas más de un
centenar de canciones del género ranchero, boleros, corridos y huapangos; escritos
y cantados por José Alfredo y una gran cantidad de intérpretes como Pedro Infante,
Jorge Negrete, Javier Solís, Vicente Fernández, Miguel Aceves Mejía, Julio Iglesias,
Joaquín Sabina, María Dolores Pradera, Lola Beltrán, Lucha Villa, Chavela Vargas, Ro-
cío Durcal, finalmente hay una trascendencia generacional y cantantes como Pedro
Fernández y Luis Miguel han cantado las de José Alfredo y muchos otros seguirán
gustando de sus temas.
Cuentan que una de sus aventuras las vivió en un Cadillac 1957 de color blanco,
mismo que se lo acabó en sus caravanas musicales por las ciudades y pueblos del
noroeste de México. De ahí nace el corrido del Caballo Blanco “que un día domingo
feliz arrancara, iba con la mira de llegar al norte habiendo salido de Guadalajara...
41
Con su automóvil recorrió los estados de Nayarit, Sinaloa, Sonora y la Baja California,
pues cuenta la canción que llegó hasta Ensenada. La ruta no era otra que la seguida
por las caravanas musicales donde la gente tenía la oportunidad de conocer de cerca a
sus ídolos de la radio y el cine. Para los años sesenta José Alfredo era todo un ídolo de
gran carisma y aceptación popular. Sus canciones, estilo de vida y modo de ver las cosas
habían contagiado al público, no sólo en México sino allende las fronteras y océanos.
En el corrido del Caballo blanco, José Alfredo hace un recuento de pueblos y ciuda-
des, fueron peripecias de un viaje en automóvil por los caminos costeros, con llantas
ponchadas y radiador echando humo con las temperaturas infernales del noroeste
de México.
En el Corrido del Caballo blanco, menciona que a paso más lento llegó hasta Escuina-
pa, y en Culiacán ya se andaba quedando y en Los Mochis ya se iba cayendo y llevaba
todo el hocico sangrando…
Una experiencia de la que sin duda supo aprovechar y componer una de sus más
bellas piezas musicales, pues mariachis, tequila, caballos, perros agradecidos y frus-
traciones en el amor son los temas de borracho y cantinero, de rivales de amores
y del enamorado que canta a la luz de los cocuyos. A las estrellitas José Alfredo les
arrancaba inspiración y brotaban letras de canciones muy próximas al sentir popular,
muy ajeno al lenguaje rebuscado y catrín de las academias seguidas por otros compo-
sitores. Algunos se atrevieron a decir que no estaba educado para la música, pero a
baja voz reconocían con envidia el alcance popular de sus canciones.
Cuando José Alfredo compuso el corrido del Caballo blanco, se le pasó mencionar a
Mazatlán y eso era imperdonable. Los mazatlecos se sentían por vez primera fuera de
la jugada musical.
Cuentan que por los años sesenta y estando de caravana por Mazatlán, visitó el popular
balneario llamado La Perla ubicado en la Playa Norte. Todas las tardes se transmitía en
vivo un programa de tambora sinaloense por la XERJ de Mazatlán. Era un lugar donde
famosos y aficionados se daban cita para cantar, buscar el estrellato y reconocimiento
popular. La gente iba, comía, bebía y se divertía escuchando y bailando al ritmo de la
tambora. El propietario y mantenedor de balneario y programa era el compositor
sinaloense Gabriel R. Osuna y entre sus canciones destaca LOS INVITO A MAZATLÁN.
Cómo anfitrión de José Alfredo fue portador de un reclamo popular que le hacían los
mazatlecos por no haber incluido a Mazatlán en los sitios que visitó el caballo blanco.
42
Cuenta Germán Lizárraga, hijo de Don Cruz Lizárraga el mero fundador y director de
la banda de El Recodo, que el encuentro entre compositor y banda se dio en sep-
tiembre de 1967 en la ciudad de Tijuana, en el marco de las fiestas patrias. La ban-
da y José Alfredo actuaban por separado en un local de baile llamado El Sinaloense.
Un local que permanecía abierto las 24 horas. Al finalizar su actuación José Alfredo
se quedaba a continuar su parranda y se deleitaba escuchando las notas vibrantes y
de gran carga sonora de la banda sinaloense. Ahí nació la idea de producir un disco
acompañado de la tambora. Según Germán Lizárraga ésta idea fue comunicada por
José Alfredo a su compadre Emilio “El Indio Fernández”. Un año después, la banda
de El Recodo se trasladó a la ciudad de México para grabar un disco con los éxitos
de José Alfredo.
El proyecto fue aceptado por Mariano Rivera Conde, director artístico de la RCA Víc-
tor. Nacido en el pueblo de la Noria municipio de Mazatlán, Mariano Rivera Conde
se entusiasmó con la idea de incluir a la banda de música sinaloense y más si era la
banda de El Recodo de Crucillo Lizárraga, un paisano muy querido, pues cuando Ma-
riano venía a Mazatlán convivía con Cruz y con Gabriel R. Osuna, juntos terminaban
en una gran parranda en las fiestas de San Antonio en el pueblo de La Noria. Con gran
sentimiento Germán Lizárraga comenta que la banda se fue a la ciudad de México y
poco antes de que se celebraran los Juegos Olímpicos de 1968 ellos estaban grabando
en los estudios de la RCA Víctor. Comenta de qué manera intempestiva su padre tuvo
que regresar a Mazatlán debido a la muerte de su abuelita, la madre de Cruz Lizá-
rraga. Eso explica la ausencia de Cruz Lizárraga en la fotografía de la portada donde
aparece José Alfredo acompañado con los integrantes de la banda. Pero en la contra-
portada hay otra fotografía de José Alfredo y a su lado una fotografía de estudio de
Cruz Lizárraga de cuerpo entero y portando en sus manos el clarinete.
José Alfredo había cantado con grupos de guitarra, mariachis y orquesta, pero aquí
lo hizo con la banda regional sinaloense, con la banda del pueblo y lo hizo con la de
El Recodo de Cruz Lizárraga; después vinieron muchos artistas a probar fortuna con
el ritmo vibrante y de gran fuerza sonora de la banda, pero que José Alfredo dijera
que era necesaria la banda de El Recodo para cantar un corrido a Mazatlán, en su
interpretación del corrido ese fue el espaldarazo que la banda sinaloense ocupó para
proyectarse a nivel internacional.
A partir de ahí la identidad del mazatleco se fue por las nubes inflada con las frases
del corrido. Vivimos frente al Océano Pacífico que es sin igual. Somos gente de puro
corazón. Aquí hasta un pobre se siente millonario y la vida se pasa sin llorar. Tenemos
un orgullo, el gran orgullo de ser de Mazatlán; pero José Alfredo nos echa a la bolsa
cuando imita nuestro hablar costeño y dice que somos de Mahatlán.
43
Un recordatorio: José Alfredo antes de morir dijo que compuso sus canciones para que
el pueblo se las cante. Aquí seguimos cantando el corrido a Mazatlán. A José Alfredo
no le hemos erigido monumento alguno, ni estatua, ni se le impuso su nombre a una
calle. Se nos ha pasado y creo que estamos en deuda con un fuereño nacido de aquí
muy lejos que nos llenó el oído de halagos, que fortaleció la identidad del mazatleco y
nuestro reverencial amor a esta franja de tierra, rodeada de mar y bajo el cielo.
Se la debemos.
CORRIDO DE MAZATLÁN
44
45
Un hombre longevo y de gran trayectoria fue Don José Ángel Espinoza Aragón “Fe-
rrusquilla”. Nació en el pueblo de Choix el 2 de octubre de 1919, desde niño dio
muestras de viveza e ingenio y a instancias de su profesor de primaria fue a vivir al
puerto de Mazatlán para que siguiera sus estudios secundarios, pues ahí se esperaba
mejor futuro. Pronto Mazatlán también quedó chico a las aspiraciones de José Án-
gel, quiso estudiar y ser alguien en la ciudad de México, quería ser médico y aliviar
dolores físicos a la gente. Pero terminó dando alegría y derrochando felicidad entre
quienes oyeron sus voces en la radio, lo vieron en el cine, pero sobre todo para quie-
nes escuchamos y cantamos sus canciones.
47
Destacan también El tiempo que te quede libre, La ley del monte, Cariño Nuevo,
Sufriendo a solas, Y ya , cerca de 200 canciones compuestas, buena parte de ellas
grabadas y otras que nomás fueron interpretadas en infinidad de escenarios.
Hoy por motivo de su partida compartiré con ustedes una canción que el maestro
Ferrusquilla compuso a Mazatlán. Ciudad a dónde llegara una vez con la ilusión de
estudiar y que fue desde siempre su lugar favorito después de haber recorrido el
anchuroso mundo con sus canciones. Desde ayer Mazatlán se convierte en la última
morada del amado compositor sinaloense.
La canción que les comparto es Camino de luz fue compuesta por José Ángel Espinoza
“Ferrusquilla” y la interpretó junto a los Hermanos Falcón. Un grupo musical con el
cual se acompañó durante más de 30 años. Este grupo se compone de tres integran-
tes Cosme con el guitarrón, Kally con el requinto y vocalista; Cande Falcón con la gui-
tarra y como vocalista. Ellos acompañaban a “Ferrusquilla” quien se presentaba con
la guitarra interpretando algunas de sus canciones o haciendo segunda a las voces de
Cande y Kally.
48
En una comunicación que tuvimos con Cande Falcón, nos dice que la canción Cami-
no de luz junto a otros temas la interpretaron en los programas de televisión y en
particular de ECO el sistema permanente de noticias y en programas musicales que
sostenía en su programación nocturna el Canal de las Estrellas de TELEVISA. Cande
Falcón menciona que Camino de luz es una de las más hermosas composiciones del
maestro “Ferrusquilla” y que hasta la fecha los hermanos Falcón la mantienen en su
repertorio y la cantan donde quiera que se presentan y para ellos José Ángel Espinoza
“Ferrusquilla” es y será por siempre un señor muy querido.
Un Camino de Luz, finalmente es lo que deseamos para el maestro José Ángel Espi-
noza Aragón “Ferrusquilla” al fallecer la madrugada del 6 de noviembre del año 2015
en Mazatlán.
CAMINO DE LUZ.
Autor: José Ángel Espinoza Ferrusquilla.
49
50
“Carnaval Mazatleco” se titula la canción que compuso José Ángel Espinoza Ferrus-
quilla y que tuvo como intérprete a Luis Pérez Meza “El Trovador del campo”.
Luis Pérez Meza fue un sinaloense de gran altura artística que puso en alto el nombre
Sinaloa. Sacó de la sombra el canto anónimo de campesinos, mineros y arrieros de
Sinaloa. Cantó a México y al mundo canciones tradicionales que se cantaban en los
pueblos como El Sauce y la palma, Los laureles, Los vergelitos, Las Isabeles, El vena-
dito, El capiro, El muchacho alegre y la India bonita. Canciones interpretadas con el
estilo franco y abierto del que los sinaloenses campiranos hacen gala cuando quieren
hacer valer sus razones y sentires.
Aunque tuvo gran reconocimiento a nivel internacional por sus grabaciones e incur-
siones en la radio y el cine, en esencia, Luis Pérez Meza nunca perdió de vista sus
orígenes campiranos; fue músico de la sierra y tocó su guitarra en los reales de minas
de Guadalupe los Reyes y Tayoltita, acompañando con su canto las alegrías y tristezas
de gambusinos y barreteros de las minas.
Se impuso con su nombre de “Trovador del campo” porque así lo fue e interpretó
como nadie la letra del Barzón, una pieza musical que sirvió de emblema a la lucha de
los agraristas de todo México. Comentan que esa pieza e intérprete eran de los gustos
personales del ex presidente de México, general Lázaro Cárdenas del Río.
Como todo músico regional, en los días de carnaval en Mazatlán Luis Pérez Meza
veía la oportunidad de ir a pasear al puerto, ganar unos pesos con su talento y de
51
paso conocer las novedades del mundo; por eso Carnaval Mazatleco compuesta por
“Ferrusquilla” se le acomodó y es un homenaje de Luis Pérez Meza al puerto de Ma-
zatlán y a su fiesta grande.
La canción fue interpretada por el Trovador del campo en 1973 y lo hizo acompañado
de la banda sinaloense Los Sirolas de Culiacán, en un disco de larga duración. Fue
grabado por Discos El Trébol, junto a éxitos como el corrido a Juan Carrasco, el 24 de
junio, Los Vergelitos, Indita Mía y Las Isabeles, entre otros.
CARNAVAL MAZATLECO.
Autor: José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”
La tambora llegó…
La alegría estalló…
La tambora calló
Y la reina se va
52
53
MARZO 2016