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Esta noticia apareció en el periódico The New York Journal en el año 1998 y, como explicaré más
adelante, es una noticia relacionada con la Guerra de Independencia de Cuba. El periódico citado
era propiedad de William R. Hearst, uno de los magnates de la prensa estadounidense más
importantes de finales del siglo XIX, considerado padre del amarillismo sin alma que se
desarrolló en el contexto de la edad de oro de la prensa.
Por un lado, el contexto de la edad de las masas A partir de la Segunda Revolución Industrial
(1850) hay un gran aumento demográfico, relacionado con los avances científicos especialmente
en la salud que hace que haya más compradores para comprender el aumento de las tiradas de
la prensa. El periodismo se inserta en la lógica capitalista del momento, por lo que gracias a las
masas y a su capacidad para comprar prensa, aparece el concepto de necesidad de consumir
prensa. Es entonces cuando el periodismo se convierte en un negocio rentable y con ello
aparecen los grandes magnates de la prensa (Hearst, Pulitzer, Harmsworth…). Gracias a la
industrialización la prensa puede adquirir diseños más atractivos, baratos y más variedad en los
productos, por lo que las ventas aumentan y adquiere la capacidad de influir en la opinión
pública, a veces de modo determinante.
En cuanto a la edad de oro de la prensa, surgen novedades a finales del siglo XIX: el Kinetoskopio,
el cine, la radio y el desarrollo de la cartelería. El referente mundial en el terreno mediático son
los Estados Unidos, que tiene un gran desarrollo de la prensa dirigida a lasas masas. En se
sentido, las nuevas funciones de la prensa son denunciar las injusticias y mejorar la sociedad.
Para esto, la prensa de este país se caracteriza por una gran estructura empresarial con grandes
redacciones, nuevos temas de actualidad, mayor calidad en menos tiempo y la presencia de
mujeres periodistas. En este contexto, surge The New York Journal de la mano de Hearst, con el
objetivo de superar en ventas a Pulitzer, el padre del sensacionalismo. El periódico de Hearst se
caracterizaba por incluir informaciones y formatos llamativos y editoriales muy agresivos.
En el marco español, el país se encontraba en decadencia por la pérdida de las últimas colonias
en Cuba, la aparición de los nacionalismos periféricos y la fortaleza del movimiento obrero.
Hearst se encargó de reflejar esa decadencia a través de su prensa amarillista narrando día tras
día lo que sucedía en Cuba. De hecho, el papel de este tipo de prensa fue crucial a la hora de
ayudar a establecer una “verdad”, la de lo hispano como un pueblo incapaz de autogobernarte
e incivilizado. De hecho, esa imagen de España que se proyectaba en Estados Unidos se fundió
y consolidó en el mundo y profundizó la crisis de identidad española, donde se entrecruzaron
las categorías de género y nación.
En definitiva, gracias a que la prensa se convirtió en masiva ocupó el espacio público y tuvo
capacidad para afectar como es en el caso de la sociedad que absorbió la idea de España y los
españoles que se narró en la prensa. Es decir, la prensa sensacionalista fortaleció el pensamiento
hegemónico. Además, el hecho de que EEUU acabara interviniendo en la guerra que ya hemos
mencionado legitima esta concepción de la prensa popular en ese momento, que fue
construyendo un clima poco favorecedor para los españoles. Por este motivo, la noticia sobre el
hundimiento del USS Maine tuvo este efecto.