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“Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz;

porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano?
Y él respondió: Una vara” (Éxodo 4:1-2)

Dios pregunta a Moisés ¿Qué tienes en tus manos? Y esta pregunta es por la duda que
tiene Moisés. Dios imparte a Moisés una orden que fuese a Egipto, que se presentara al
pueblo y a Faraón y cumpliera una tarea de liberación. Moisés se siente menos , claro se
había convertido en un campesino y que le piden que vaya y hable con un imperio, con un
pueblo que está bajo opresión y el piensa: La gente no me va a creer y ¿como hago yo
para que ellos crean en mi?.
Y es cuando Dios le plantea: ¿Qué tienes en tu mano? Y Moisés dice: Una vara.
Esa vara es el apoyo del hombre del campo, del pastor de ovejas, con ellas se defiende de
animales o cualquier momento de peligro se apoya. También con ella puede guiar,
castigar, a sus animales, con esta vara.
Entonces Dios le dice: suéltala, y cuando El la suelta, se trasforma en una serpiente.
Moisés teme y huye y el Señor dice: vuelve y tomala por la cola, y el temeroso pero
obediente toma la serpiente y cuando la toma vuelve a ser vara.

Hasta ese momento esa vara para Moisés tenia un solo uso o diversos usos en lo
natural. Jamás pensó que podría una vara transformarse en un animal, tener vida, y
poder actuar.

Lo que nos lleva a reflexionar: Siempre que Dios nos da algo tiene mucho
más uso de lo que percibes, tiene mucho más valor que lo que tu das.
Y con esto Dios asegura a Moisés, que yendo él a Faraón, con esta vara, él va a
quebrantar el orgullo de Faraón, Va a atraer la visión de la gente, de ese pueblo que no le
iba a creer, y ver en Moisés a un líder que tiene unas cualidades, unas capacidades dadas
por el mismo Dios.
Dios quiso usar a Moisés y Dios quiere usarnos a cada una de nosotras y para ello
miremos que tenemos ahora, en este mismo instante en nuestras manos, sea poco o sea
mucho y no lo que quieras tener a futuro.
David solo tenia una honda y puso en en honda una piedrecita y se presento ante el
gigante. NO necesito de la armadura fuerte, no necesito de lanza, no necesito de
Jabalina. Solo una honda pero eso si con un poder sobrenatural porque iba era en el
nombre de Jehová de los ejércitos y con eso fue mas que suficiente.

Ellos se escudan bajo algunas excusas tales como: “no puedo”, “todavía no es
tiempo”, “no estoy preparado”, “tal vez después”, “Dios tiene que hablarme”, pero
Dios les dice: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece, “hoy es el tiempo
aceptable, hoy es el día de salvación”, “por la palabra ya están preparados para toda
buena obra”, “Dios ya habló desde hace mucho tiempo”, así que ya no hay excusas,
pues el hombre que pone excusas, no tiene confianza en sí mismo ni en el poder de
Dios que no acepta excusas.

Tenemos vida, tenemos dones, tenemos talentos, tenemos lo mas importante a Cristo.

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