poética, estructura del lenguaje y estructura del tiempo mesiánico coinciden. El lenguaje, el logos, es, incluso, el elemento mesiánico por excelencia, siempre enhórnenos, siempre en el origen y anunciándose a sí mismo, siempre sobrevinienre en un 110- lu.gar. Pero esto significa cuc La escisión, la doble estrucrura que divide y, a la vez, articula el hecho lingüístico, debe declinarse también históricamente, siguiendo la lengua, según un gesto típicamente zamoteiano, a través de los “megasiglos" a lo largo de los cuales LLse ha extendido, infiltrado, subdividido, recompuesto, en Jos que ha muerto y renacido” (p. 542). La oralidad (.a oracularidad), a la que remite el dialecto en su provenir ‘’desde donde no hay escritura (ibid.}, es también la cifra del destino que condena a ! as escrituras a volverse, ¿i fin, ilegibles; "destinadas, en todo caso, a hacerse ilegibles, a ser reconducidas dignamente a! gríuio cerrado y definido del detritus-enigma' (p, 1251). Kl dialecto no es tanto, según ia representación común, que Zanzotto evoca (“lengua que no puede y no debe nunca ser e.icma' -p . 1 2 3 0 -), in-escribi ble (Fí-í¿ y el floree i aiiem o tic poesía escrita en dialeao en el siglo XX demuestran que ella puede, aunque fea de modo incongruente y fatigosamente, ser escrita); es, en todo caso, lo ilegible de ¿a lengua, la señal de su provenir ilegible, que termina en lo ilegible (cómo no pensar, tro la doctrina según la cual el Mesías cumple y desactiva todos Ioí .signos» tu 1 Cor 13. 8: eire glossai, pausoniai, ‘ cesarán las lenguas”),