¿Quién Soy?

by Ralph T. Overman

El doctor Rafael Overman es un físico nuclear

que formó parte uel equipo de científicos que in- •
ventó la bomba atómica. Posteriormente, ha tenido
un creciente interés en los usos pacíficos y médicos
de la energía nuclear. Actualmente es profesor en
una facultad de medicina. Autor de numerosos
UIEN
artículo y de tres libros, el doctor Overman trata en
la presante obra 'os interrogantes teológicos que
afectar, a .. •• - se. humano: ¿Quién soy? ¿ D ' a J e
puedo encoi, rar ic respuesta de mi existencia?
SOY
L 'ibro aborde, también ios problemas de la
naturaliza de la ciencia y su relación a la religión y a
la vida--asuntos que inquietan a muchos. Cc:no
científico, el autor tiene compromiso con la ciencia;
pero como creyente,-su compromiso mayor es con el
Dios revelado en Cristo Jesús. Lea estos pasajes para
que descubrí, la fe de este científico.

Obras Afilies
Imblemas de Actualidad, Valentine
Muéstrame tu Fe, Valentine
El Significado de la Historia, Rust
La Cruz en la Plaza, Valentir La Fe de Un Científico

46041
RALPH T. OVERMAN
 PREFACIO

Durante unos veinticinco años he tenido la oportunidad de ofre-

cer conferencias y dirigir discusiones acerca de la ciencia y la religión
en alrededor de quinientas universidades y unos treinta países. Esto
me ha dado el raro privilegio de observar a varias generaciones de
universitarios tomar parte en uno de los períodos más inquietante! de
nuestra historia. Si bien la mayoría de las conferencias y discusiones
fueron de carácter científico, también dirigí varias dentro del contexto
s
religioso.
La mayor parte de mi actividad intelectual y conversacional en el
campo religioso ocurrió entre dos grupos de personas, y el material
aquí incluido representa una postura intelectual personal o subjetiva.
El primer grupo está compuesto de individuos formados científica-
mente y que, por lo tanto, tienen como punto de partida un enfoque
científico de la realidad. En las conferencias ofrecidas en las universi-
dades he tenido poco éxito al dialogar con los estudiantes de orienta-
ción tradicional y que asisten regularmente a la iglesia, pero que, sin
embargo, son, muchas veces, los más necesitados de ayuda y consola-
ciónwDe la misma manera, casi nunca se me pidió que enfocara los
problemas desde el ángulo de las bellas artes, aunque recuerdo que un
alumno hizo la observación de que como estudiantes no tenían real-
mente problema con la religión en el departamento de ciencias sino
más bien en el campo de la literatura.
El segundo grupo con el cual he tenido contacto frecuente y signi-
ficativo ha estado integrado por ciudadanos de otros países a quienes
he tenido el privilegio de conocer e instruir. Unos seiscientos de ellos
llegaron a Oak Ridge durante mi periodo como director de la Divi-
sión Especial de Capacitación del entonces Oak Ridge Instituto of
'Suelear Studies. También tuvo el privilegio de visitar varias universi-
dades extranjeras en conexión con la asignación de responsabilidadei
de la Agencia Internacional de Energía Atómica de los Estados Uni-
4» ¿QUIEN SOY?

dos. Frecuentemente fui invitado a dar conferencias sobre filosofía y

religión, en un contexto no oficial. Por lo general, estas personas se
encontraban científicamente orientadas, pero raramente poseían una
base desde la cual considerar el cristianismo como algo más que un
fenómeno cultural occidental.
En ambas situaciones comencé con ideas que nos eran comunes y
aceptables y que no poseían significativos matices culturales. (Esto es
difícil, aun en la ciencia, puesto que muchos estudiantes orientales no
están bien versados en la filosofía de la ciencia occidental.) Mi
esperanza en tales discusiones, como también en este libro, ha consis- Contenido
tido en seguir una secuencia de ideas sin tener que recurrir al uso de
términos religiosos o científicos específicamente "técnicos". De esta
Capítulo Uno
manera mi oyente está capacitado para caminar conmigo tan lejos Él Hombre en Medio 6
como él pueda y al mismo tiempo está en condiciones de indicarme en Capítulo Dos
qué punto no me entiende o no puede estar de acuerdo conmigo. Esto Él Científico y Su Universo 18
es especialmente importante al hablar con grupos religiosos o científi- Capítulo Tres
cos. El riesgo al cual uno naturalmente se expone puede expresarse de Él Científico Como Ser Humano 35
la siguiente manera: "No está hablando mi lenguaje, de modo que no Capítulo Cuatro
le pondré atención", o bien pudiera ser: "Magnífico, él está hablando Significado y Finalidad 47
mi lenguaje, de modo que tampoco tengo que ponerle atención". Capítulo Cinco
Queda por verse si este enfoque puede hablar significativamente Hacia Una Serenidad Dinámica 63
a estos grupos o a mis lectores. Yo no alego mucha originalidad en
Capítulo Seis
estas páginas, puesto que me considero un comunicador científico;
trato de transmitir las ideas de una manera fácil y provechosa sin con-
(¿na Comunidad Dedicada e Interesada 78
siderar si se han originado en mí o no. Si la síntesis de las ideas es útil,
eso cumple mi propósito. Tengo la esperanza de que algunas de mis
experiencias se hayan destilado en este libro en forma tal que serán
significativas para cualquier persona que se haga la pregunta exis-
tencial básica: ¿Quién soy yo?
—Ralph T. Overman

Capítulo Uno
El Hombre en Medio
¿Quién soy yo? Un aspecto de esta pregunta es fácil
de contestar. Yo tengo un nombre, un número de
enrolamiento cívico y otro militar; un domicilio, una raza,
una nacionalidad, y otros atributos del ser humano con-
temporáneo. Además, soy'profesor y científico con ante-
cedentes de escuela, universidad, cursos de posgraduado, y
un buen número de años de trabajo como científico detrás
de mí. Al nacer ya me adjudicaron lo que el profesor
Northrop Frye llama un contrato social. En cierto
momento histórico vine a formar parte de la sociedad aun
antes de haber tenido consciencia de ser algo. En realidad,
la primera pizca de información sobre mi experiencia fue
un conjunto de condiciones sociales, suposiciones y lealta-
des, con las cuales yo quedaba ya comprometido.
Por otra parte, una aceptación indiscriminada de mis
inamovibles lealtades fue uno de los factores más significa-
tivos en el principio de mi vida. El problema persistente
había sido el de darme cuenta de mi condición, y ser
consciente de ella; hacer una elección entre las lealtades
inamovibles y las que iba descubriendo. Esta es nuestra
común odisea: la búsqueda por determinar quiénes somos
nosotros como individuos y como miembros de la comuni-
dad humana. Este es el tema de nuestra discusión. Cómo
poder determinar quiénes somos, y qué es lo significativo
para nosotros. Hay una cantidad de maneras de encarar
LA FE DE UN CIENTÍFICO
este problema, pero considerando que la ciencia y el abor-
damiento científico del universo han sido parte predomi-
nante" de mi experiencia normal, yo miraré primero a la
ciencia para ver si el problema tiene una concepción
esquemática que me proporcione una manera de contestar
mi búsqueda por la comprensión de mí mismo.
No hay duda al respecto: la ciencia ha contribuido a
nuestra civilización. Desde luego, puede haber duda en
nuestras mentes sobre si el impacto de la ciencia y la tec-
nología ha sido bueno o malo. Sin embargo, no tenemos
más que mirar a casi cada detalle de nuestra experiencia
diaria, para ver los resultados de la influencia de la ciencia
en nuestra forma de vida. Tenemos nuestros aparatos de
televisión con los cuales podemos observar la fantástica
vista cósmica de nuestro planeta como se ve desde la luna;
tenemos nuestros microscopios para ver las más pequeñas
amenazas a nuestro bienestar.
Hasta hace unos pocos años atrás mucha gente
suponía que con las herramientas y los métodos de la
ciencia, podríamos proveer un mundo libre de problemas
y preocupaciones. Cierto autor destacó, un tanto chistosa-
mente, que en unos cincuenta años habríamos conquistado
todas nuestras dolencias. Todo lo que quedaría para preo-
cuparnos, sería la curación de los efectos marginales de
nuestros tratamientos. Teniendo en cuenta que tantos
científicos e ingenieros están trabajando tan diligentemente
en tantas áreas, pareciera no haber límite para nuestro
conocimiento. Por otra parte, desde el punto de vista ecoló-
gico, estamos ciertamente creando algunos nuevos proble-
mas en el proceso de solucionar los otros.
Recientemente un conferenciante hizo la observación
que cuando los historiadores y los antropólogos caven alre-
dedor de nuestros restos dentro de unos miles de años, se
referirán a nosotros como los desperdiciadores de la socie-

¿QUIEN SOY?
8»
dad. Señaló que somos las únicas personas a lo largo de la
historia que pudimos colocar a un hombre sobre la faz de
la luna mientras estábamos sumergidos hasta las rodillas
en la inmundicia. Nuestra dedicación declarada de combi-
nar nuestros recursos políticos con los económicos y cientí-
ficos para resolver estos problemas del sistema humano, es
una demostración de nuestra preocupación por los proble-
mas creados por nuestro estilo de vida tecnológico.
Los últimos años han demostrado una importante
variación en la actitud del público con respecto a la
ciencia. El auge de la ciencia y de la tecnología durante el
siglo XIX fue una de las coronas de aquel período. La
revolución industrial condujo a una necesidad para una
nueva comprensión del universo que era enteramente
extraño aun para los más letrados de los eruditos. Tanto
los eruditos como la población en general tuvieron dificul-
tades al evaluar los cambios introducidos por este nuevo
campo de pensamiento y experimentación. Por ejemplo, se
hizo muy claro a todos que el descubrimiento de bacterias
y las formas de eliminarlas eran de mucha importancia en
toda residencia. De igual manera el advenimiento de los
medios de comunicación y de transportación
revolucionaron aun el estilo de vida del hombre más sen-
cillo. El público fácilmente comprendió que la industria
aérea y los implementos bélicos nucleares eran útiles para
eliminar del mundo a los déspotas y debían ser aceptados
como un resultado natural y significativo de los avances
técnicos de los primeros años del siglo XX.
Este período fue puntualizado por el Sputnik ruso: el
primer vuelo del hombre al espacio. Después de esto, la
escena norteamericana se convirtió en una carrera frené-
tica para cerciorarse de que existía suficiente número de
científicos y tecnólogos, y que estaban capacitados adecua-
LA FE DE UN CIENTÍFICO
damente para contrarrestar la posible amenaza soviética
de dominio global.
Programas hechos de la noche a la mañana
acompañados de presupuestos incrementaron el deseo de
asegurar a la ciencia occidental bajo la presuposición que
de esta manera podríamos resolver los problemas de nues-
tro equilibrio de poder contemporáneo.
No fue sorpresa para muchos que un cambio,
apartándose de esta preocupación con la ciencia, sería
observable. El período de la década de los años 60-70 vio
a una generación que se apartó de los intereses científicos y
tecnológicos y se compenetró en campos de pensamiento y
de acción que tenían pertinencia a la situación actual. Los
intereses subsiguientes tanto emocionales como políticos
concernientes al papel del hombre en su ambiente,
reflejaron aun otra faceta de las interrelaciones del hombre
y la ciencia. Parece razonable asumir que será necesario
emplear los métodos de la ciencia para controlar los-exce-
sos que la ciencia ha producido. ¿Cuál es, pues, el papel de
la ciencia y de los científicos en la vida contemporánea y en
nuestra búsqueda por el significado personal? Nosotros
preguntamos: "¿Tiene la ciencia respuestas implícitas
para todos los problemas que nos confrontan como seres
humanos?" ¿Podemos depositar nuestra fe en la ciencia?
Miremos algunas de mis experiencias como un caso
histórico de un científico interesado en estos aspectos. He
invertido aproximadamente veinticinco años en el campo
nuclear o atómico de la ciencia. Mientras estuve
enseñando en una universidad durante la segunda guerra
mundial, fui dirigido por teléfono a reportarme a un
proyecto secreto "al este del río Mississippi y al sur de la
línea entre el sur y el norte". Terminó siendo Oak Ridge,
Tennessee y el proyecto Manhattan, el cual tenía por obje-
tivo la elaboración de la bomba atómica. Mi primera tarea
 ¿QUIEN SOY?
10»
fue formar parte de un esfuerzo de separar los isótopos
fisionables de uranio de los átomos inertes (por un proceso
llamado difusión térmica). Antes de la prueba final de la
bomba, fui trasladado al Laboratorio Nacional donde
estaba llevándose a cabo aún más investigación básica
secreta. Esto significó que durante las últimas etapas del
programa de la bomba y luego durante la guerra, yo fui
investigador en la producción de materiales radioactivos
llamados radioisótopos. Si bien éstos potencial mente eran
productos dañinos del proyecto bélico, reconocimos un
potencial tremendo para el bien. Aun durante el período
de la guerra, confeccionamos largas listas de problemas
científicos, médicos, y agrícolas que podrían ser
resueltos usando estos isótopos radioactivos. Posterior-
mente colaboré para elaborar un sistema de distribución
que haría que estos materiales estuvieran en disponibilidad
tanto para los científicos como para los médicos. Han sido
llamados "el desarrollo más importante dentro del campo
científico desde que se inventó el microscopio". Las
primeras remesas fueron hechas en 1946 a un hospital de
cáncer y a una clínica de cardiología.
El campo nuclear representa un claro ejemplo de los
usos contradictorios a los cuales la ciencia puede ser lle-
vada. Examinemos este campo un poquito más minuciosa-
mente. Quizás esté usted percatado que la bomba nuclear
atómica funciona de acuerdo con un concepto sumamente
sencillo. Podemos tomar cierta cantidad (unas pocas
libras) del material llamado uranio 2 3 5 y distribuir esto en
pequeños pedazos en una bomba. Estos pedazos por sí
mismos no pueden sustentar lo que llamamos una reac-
ción en cadena y son esencialmente piezas inertes de metal.
Aun si la bomba fuese arrojada accidentalmente o fuese
detonada por dinamita o algún otro explosivo, no habría
una explosión nuclear. Si se ha de explotar la bomba como
LA FE DE UN CIENTÍFICO
•11
un armamento nuclear entonces será necesario colocar los
diversos pedazos de uranio 235 en un campo reducido. Si
una cantidad mínima o crítica de uranio se halla presente
aun por un instante, la reacción nuclear en cadena sigue y
la bomba es detonada. La fuerza de una bomba atómica
ordinaria o "nominal" equivale a, digamos, veinte mil
toneladas del explosivo TNT.
Si deseamos producir una bomba de hidrógeno,
encontramos que esto también es muy sencillo en su con-
cepto. Una bomba atómica ordinaria es empleada como
un fusible a fin de iniciar la reacción de "fusión" y una
cantidad del material tipo hidrógeno (tal como el hidró-
geno pesado o tritium) es colocado alrededor del mismo. Si
la reacción nuclear en cadena ocurre, los átomos del hidró-
geno se fusionan y esto arroja cantidades fantásticamente
mayores de energía que al fisionar el uranio por sí mismo.
Tal bomba de hidrógeno tiene el equivalente de, digamos,
veinte millones de toneladas de T N T (20 megatones como
equivalente). Esta cantidad de energía es inconcebible aun
para quienes han observado la detonación de tales arma-
mentos.,.
Mientras estamos hablando de estos armamentos
bélicos, quizás resulte provechoso descartar algunos con-
ceptos erróneos en cuanto a los mismos. No existe posibili-
dad de que ocurra una reacción atmosférica en cadena
como para producir un holocausto global que comprenda
la destrucción literal de todas las personas o de toda la
materia viviente. Simplemente no es liberada la suficiente
energía de ninguna combinación concebible de bombas en
explosión para hacer que esto ocurra. Por ejemplo y a
manera de comparación, un huracán ordinario comprende
energía liberada equivalente a «neo bombas de hidrógeno
explotando cada segundo. La naturaleza sólo puede operar
sobre la base de la energía en disponibilidad. Una bomba
 ¿QUIEN SOY? LA FE DE UN CIENTÍFICO •13
12»

de hidrógeno muy bien puede producir la total destrucción dad para cubrir el accidente máximo imaginable).
en un área de quince kilómetros de diámetro. Esto por Además de la producción de electricidad, también
cierto es significativo cuando uno considera que ciudades estamos capacitados para destilar el agua de los océanos en
como Nueva York tienen una densidad de población de un cantidades suficientemente grandes como para cambiar la
millón de personas por kilómetro y medio cuadrado posibilidad de habitación en grandes sectores de la tierra.
durante las horas laborables. Pero la destrucción de la ciu- Si los problemas de costo pueden ser resueltos, tenemos
dad de Nueva York no equivale a la "destrucción de nues- entre manos el potencial de convertir grandes áreas de tie-
rras áridas en regiones productivas. Una autoridad ha lle-
tra civilización".
gado a proponer la construcción de un complejo agroin-
El reverso de la moneda nuclear ha sido insinuado
dustrial nuclear donde las plantas nucleares podrían pro-
arriba, pero es por cierto menos conocido por la mayoría
ducir energía, purificar el agua, hacer fertilizantes y otros
de nosotros. En lugar de colocar el material fisionable en
elementos químicos. Este complejo sería la fuente central
una bomba, podemos tomar la misma cantidad de uranio de abastecimiento para un vasto centro de población. Tal
235 y colocarlo en un instrumento de paz. Este llamado centro podría ser predominantemente un oasis de produc-
reactor atómico puede entonces producir una., reacción tividad que se sostenga a sí mismo en una región del
nuclear en cadena controlada. Hay por cierto aplicaciones mundo en proceso de desarrollo.
tremendas que surgen de este uso de materiales fisionables
La radiación nuclear también ha aportado contri-
en un reactor nuclear.
buciones muy significativas a nuestro bienestar. La investi-
Unas pocas de estas aplicaciones nos bastarán para
gación científica, empleando isótopos radioactivos como
ilustrar el impacto generalizado del uso del átomo para los
proveedores de información y el uso de los efectos benéficos
propósitos constructivos o de paz. Muchos de nosotros
de la radioacción en materiales, ha cambiado el patrón de
hemos oído o hemos leído acerca de la posibilidad de pro-
la agricultura, la industria, y la nutrición. Casi veinte de
ducir electricidad por reactores nucleares. (También
los años durante los cuales estuve asociado con el campo
estamos percatados que el calor producido por tales
nuclear fueron dedicados a impartir conocimientos a
reactores podría tener consecuencias ecológicas así como el
científicos, ingenieros, y médicos sobre cómo usar estos
calor producido en cualquier instalación industrial.)
importantes materiales radioactivos como instrumentos en
Muchos no saben que 15 a 20 por ciento de las personas
sus labores en tiempos de paz.
en los Estados Unidos ya están empleando energía eléctrica
De manera similar los materiales radioactivos han
producida de esta manera. Para el año dos mil una frac-
dado tremendas contribuciones a la práctica de la medi-
ción significativa de nuestra energía deberá venir de esta
cina. Millones de pruebas diagnósticas han sido realizadas
fuente, puesto que la disponibilidad de líquidos provenien-
por médicos y por laboratorios clínicos empleando
tes de fósiles y de energía hidráulica estará inevitablemente
radioisótopos, y más de treinta mil tratamientos se hacen
limitada (quizás convenga señalar que no hay radioactivi-
cada año con estos materiales en muchos esfuerzos
dad significativa liberada por tal reactor, y que el diseño
exitosos para detener los estragos del cáncer y otras
del reactor siempre incluye un factor adecuado de seguri-

14» ¿QUIEN SOY?
enfermedades. Muchas más vidas han sido salvadas
empleando los materiales radioactivos que las perdidas en
Hiroshima y Nagasaki en aquellos fatídicos días de 1945
cuando las actividades militares de la segunda guerra
mundial fueron truncadas al arrojarse la bomba atómica.
Se han escrito muchos volúmenes describiendo los miles de
aplicaciones de la energía nuclear a las actividades cons-
tructivas de la era de paz. Mi contacto con los médicos
durante la enseñanza del uso de los radioisótopos me
impulsó al campo médico científico que ha culminado
al momento en mis actividades en la elaboración de patro-
nes para el cuidado médico.
He empleado el caso nuclear como un ejemplo del
dilema en el cual nos encontramos_respecto de "respues-
tas" provenientes de la ciencia. Ese mismo dilema nos con-
fronta en todas las encrucijadas de la ciencia y la sociedad,
pero quizás sea más palpable cuando encontramos que los
mismos átomos de uranio están capacitados para ocasionar
la muerte y la destrucción sin cuartel por un lado, y el sal-
var miles de vidas por el otro cuando son colocados en
un reactor de paz. Pero, tómese nota: Esos átomos de
uranio no se interesan en cuál asunto intervienen. No hay
"buenos" átomos ni "malos" átomos; no hay "buena"
ciencia ni "mala" ciencia en este sentido. Explícitamente,
no hay problemas morales dentro de la ciencia. Sólo existe
el problema moral relativo al hombre que se encuentra
entre la bomba y el reactor. Es él que decide cómo será
empleado el uranio.
Si yo le pregunto a la ciencia: "¿Puedo matar a mi
prójimo?" la ciencia podrá contestar: "Sí, emplee una
bomba atómica porque es muy efectiva." Si yo le pregunto
a la ciencia: "¿Puedo salvar la vida de mi prójimo?" La
ciencia dice: "Sí, emplee la energía nuclear y la radiación.
Ofrecen muchas probabilidades." Pero yo nunca puedo
LA FE DE UN CIENTÍFICO •lí
preguntarle a la ciencia: "¿Debo matar a mi prójimo o es
justo salvar su vida?" puesto que la ciencia no tiene
respuestas para tales juicios valorativos. De ahí que la
primera proposición capital que deseo asentar en nuestra
discusión es que la ciencia es amoral. Esto es cierto de toda
la ciencia pero más específica y dramáticamente de la
ciencia nuclear. (Parentéticamente, no estoy diciendo que
los científicos sean amorales, sino que los instrumentos con
los cuales laboran pasan a esta categoría.)
Ahora, la ciencia tiene limitaciones inherentes en
cuanto a su campo de investigación y las aplicaciones de
sus respuestas. ¿Por qué ha de tener tales limitaciones la
ciencia sobre sus métodos y filosofía? Miremos un poco
más de cerca a la ciencia para determinar cómo opera,
para ver si tiene las respuestas sobre la naturaleza de la
ciencia y del científico. 1
Hay varias líneas de pensamiento que corren a través
de la historia de la ciencia en/ cuanto a su lugar en el
esquema explicativo de las cosas. Hace más de trescientos
años, Descartes, un matemático y científico francés,
exteriorizó el concepto que si pudiera describir completa-
mente al universo en cualquier tiempo y si él contara con
una infinita habilidad de computación, podría describir el
universo completamente en cualquier época futura. Esta
noción ha sido la base para un concepto extremadamente
importante y mecanicista del universo y el papel de la
ciencia en el universo. Si esta idea es válida, comprende
dos factores fundamentales. Uno, una descripción
completa e instantánea del universo y de todos s.us compo-
nentes, y dos, la disponibilidad de ilimitado número de ins-
trumentos matemáticos. No cabe la menor duda que el
último factor, al menos, gracias a nuestro sistema de com-
putadoras, está más próximo a su realización que cuando
se hizo la afirmación.
16» ¿QUIEN SOY?
El concepto de Descartes establece la idea central en
cuanto a la ciencia sustentada por muchos científicos y no
científicos. Sugiere que potencial mente todas las respuestas
del universo pueden ser halladas en la ciencia, y que este
tipo de predicción se convierte en el punto final de la
encuesta científica. Implica que todo cuanto nosotros care-
cemos son los instrumentos para describir y predecir.
Una línea similar de pensamiento fue elaborada del
trabajo y de las conjeturas de Carlos Darwin. El razonó
que debido a las similitudes biológicas de los seres vivientes
y la ocurrencia de éstas en la historia geológica, ha ocu-
rrido un proceso biológico evolucionario desde que la vida
comenzó. Este proceso ha continuado desde el adve-
nimiento de la primera célula a las complejidades del sis-
tema biológico contemporáneo a través de factores de
mutación y de herencia. Esto significa que el estado bioló-
gico puede ser, en un sentido, predicho. Si bien la "predic-
ción" insinuada en esta situación es algo diferente del
enfoque mecanicista de Descartes, los matices filosóficos
implícitos en este concepto se extienden más allá de las
ideas biológicas directamente afectadas.
Un enfoque similar a la predicción fue presentado
por John Dewey en la primera parte del siglo XX.
Esencialmente él sugirió que si nosotros conocemos todo
acerca del organismo humano, a cualquier altura en el
tiempo, y si nosotros conociéramos las leyes psicológicas del
desarrollo de la, personalidad y las fuerzas que operan en
ella, entonces podríamos estar capacitados para controlar,
en forma científica, los patrones educativos y las acciones
futuras de dicha persona.
Cada una de estas ideas sugiere que podríamos estar
capacitados para resolver, en principio, todos los proble-
mas del universo: físicos, biológicos y personales, con un
enfoque científico. Todo cuanto necesitamos es el desa-
LA FE DE UN CIENTÍFICO .17
rrollo adicional de los instrumentos científicos para reali-
zar la descripción, y que se desprendería la predicción
científica. Si así fuese, todo cuanto nosotros necesitaríamos
saber es el estado del sistema, y todas las leyes científicas
(numéricas) que lo gobiernan. Muchos científicos, asi
como muchos laicos, se adhieren a este concepto. Ellos
> ntienen y razonan que la ciencia puede darnos seguri-
dad final si tenemos suficiente información. Desgraciada-
mente, la situación no es tan sencilla, al menos en el campo
de la física nuclear, la cual es probablemente el campo tan
avanzado como cualquier otro dentro de la ciencia.
La limitación principal de este enfoque filosófico no
es la "predicción" de la estructura. El problema en la física
nuclear yace en nuestra incapacidad para describir total-
mente los sistemas. Uno de los conceptos básicos de la física
contemporánea es que sencillamente no podemos describir
el sistema físico totalmente en el sentido requerido por
Descartes y por otros famosos científicos, entre ellos Isaac
Newton. Todo cuanto podemos determinar es que hay
cierta probabilidad de que ciertos fenómenos serán obser-
vados. Por ejemplo, ya no hablamos acerca de los electro-
nes que giran alrededor del núcleo de un átomo en órbita.
Sólo hablamos de la probabilidad de encontrar un electrón
en una cierta región. Esto equivale a decir que cualquier
electrón de cualquier átomo puede en verdad ser hallado
dondequiera en el espacio en cualquier tiempo dado; sólo
cuenta con una mayor posibilidad de estar en una cierta
región de un átomo en ese tiempo. Es evidente que la
característica de la predicción y la seguridad en realidad no
tiene significado si en primer lugar no se puede describir
totalmente el objeto.
Si bien nuestra incapacidad fundamental para descri-
bir una parte del universo totalmente es factor importante,
surge un problema adicional en el hecho de que nuestro
18» ¿QUIEN SOY?
instrumento de medición, frecuentemente afecta el objeto
sometido a medición. Por lo tanto frecuentemente resulta
imposible hablar de una medida significativa del objeto
por sí mismo. Este hecho es especialmente importante en
los estudios de las personas cuando el proceso de
estudiarlas las cambia tanto que ya no son los objetos que
el investigador comenzó a estudiar. Podemos resumir
diciendo que el universo no puede ser descrito, medido, ni
predicho en el sencillo sentido en que nosotros, como lai-
cos, generalmente asumimos. En síntesis, no tenemos una
real seguridad en la ciencia ni sentido final. Sólo contamos
con la observación de lo inmediato y de las proyecciones
estadísticas. Seguiremos desarrollando esta idea en otro
capítulo.
Yo me propongo demostrar que, si bien la ciencia
tiene muchas cosas que ofrecer, bienestares prácticos de la
vida diaria, una forma de pensar acerca del universo, e ins-
trumentos para cambiar el universo, la ciencia no nos
ofrece las respuestas finales sobre los seres humanos y su
significado. La ciencia tiene limitaciones, tanto en su tema
de estudio como en las formas en las cuales sus instrumen-
tos y sus resultados pueden ser usados. Los juicios valorati-
vos son hechos por el científico y no por la ciencia.
Capítulo Dos
El Científico y Su Universo
Yo he insinuado que muchas personas retienen la
idea de que la ciencia tiene los instrumentos en sus manos
para resolver, al menos potencialmente, los problemas que
LA FE DE UN CIENTÍFICO •19
aquejan a la humanidad. Otros sienten que la ciencia es el
.monstruo que ha creado muchas, por no decir la mayoría,
de las dificultades que nos confrontan como seres humanos.
Estas dificultades se originan, o bien de los efectos directos
de la ciencia y de la tecnología sobre la ecología de nuestro
mundo, o bien del efecto deshumanizador de una comuni-
dad mundial orientada hacia la ciencia. Antes de examinar
estos puntos con mayor lujo de detalles, miremos un
poquito más de cerca este asunto de la forma y el contenido
de la ciencia.
Hace siglos Sir Francis Bacon describió el método
científico con mucho detalle. Esto fue un logro sorpren-
dente cuando uno considera que él personalmente estaba
originando gran parte de aquello que ha sido nuestra tra-
dición científica. La secuencia de la progresión científica
que él describió es impartida todavía en muchos lugares
como "el método científico", y es sostenida por muchos
científicos y laicos.
Este método sugiere que un científico, en sus concep-
tos acerca del problema específico, primeramente propone
una hipótesis en cuanto a la situación a la cual él hace
frente. Esta hipótesis sólo requiere relevancia y no tiene
status, salvo como punto de partida del cual comenzar. A
medida que la hipótesis adquiere adherentes a través dé la
confirmación de la experiencia y de la lógica, alcanza el
status de una "teoría" científica.
Esta teoría entonces hace frente a la prueba de la
aceptación por parte de otros científicos y (en algunos
casos) del público. Si la teoría adquiere credibilidad
general, sea por la validez de los datos con los cuales se
concierne o por la belleza y simplicidad de su lógica,
asume el papel de una "ley" científica que es considerada
como "segura" o "que puede ser probada científicamen-
te". Este enfoque tiene muchos matices emocionales muy
20» ¿QUIEN SOY?
fuertes debido a la necesidad que muchos de nosotros tene-
mos de seguridad y autoridad. Nosotros sentimos que si la
ciencia puede ser el arbitro final en nuestras vidas, pode-
mos descansar seguros de que todo está en buen orden.
Ocasionalmente encontramos a alguien quien dice
algo más o menos así: "Bueno, después de todo, no ha sido
probada (la teoría de la evolución, la teoría atómica,
etcétera), de modo que no tengo • que preocuparme por
ella." Esta declaración sugiere que si la teoría fuese "pro-
bada", el individuo tendría que hacer frente a verdaderos
problemas en ese campo específico, pero, afortunada-
mente, no tiene que confrontar las implicaciones del
problema, porque no ha sido probada. De ahí que hay dos
puntos de vista sostenidos por el no científico. Uno es que si
una teoría particular no ha sido probada, no tiene que
considerarse más. El otro es el sentimiento que puesto que
la ciencia ha probado algo, debe creerla sobre una base
autoritaria. (Por cierto que no hay nada más autoritario
que un manual de ingenieros sobre datos y números, pero
este es un problema bastante diferente.)
Por la experiencia de mi trabajo y de mis ideas, yo
personalmente no he llegado a pensar que la secuencia de
hipótesis a teoría a ley verdaderamente sea la que rige la
actividad científica en el día de hoy. Específicamente, yo no
creo que la ciencia "pruebe" una cosa en sentido lógico o
en sentido técnico. De igual manera, una idea dada no
debe ser considerada como probada por la ciencia aun en
el sentido popular, si eso implica una seguridad inmutable
e invariable. La forma técnica de confrontación puede ser
una de dos tipos. Una de ellas es la prueba lógica, en la
cual, si A y B son afirmaciones lógicas, entonces C es la
conclusión lógica y probada a la que se llega. El otro tipo
de prueba es llamada tautológico, y en éste, por ejemplo, 2
+ 2 = 4. Esto es probado sencillamente por definición de
LA FE DE UN CIENTÍFICO •21
los términos en la ecuación. La ciencia no emplea ni una ni
otra de estas formas de razonamiento. La ciencia emplea
un método epistemológico de razonamiento.
Este enfoque epistemológico tiene tremendas impli-
caciones tanto para el científico como para el laico, puesto
que aun para los laicos es una forma práctica de trabajar y
de razonar. Necesitamos examinar este enfoque para
determinar si la ciencia tiene una respuesta para nuestro
interrogante existencial inicial. Antes de considerar especí-
ficamente qué nos dice este enfoque en cuanto a nuestra
existencia humana, quizás resultara provechoso ver cómo
la ciencia responde a interrogantes tales como: "¿qué es
una silla? ¿qué es un átomo?"
Yo sostengo que todas las actividades científicas
comienzan con nuestras experiencias humanas. Esto
equivale a decir que en realidad no formulamos preguntas
ni proponemos respuestas sino hasta tanto tenemos
experiencias que necesiten ser ordenadas, estructuradas, y
explicadas.
Todos los seres humanos están expuestos a estímulos
extemos desde el momento de la concepción. Estos
estímulos forman parte de nuestro "contrato social" o
nuestra herencia de nacimiento a la cual me referí en el
capítulo anterior. (Es tentador preguntar qué es lo que
subyace el yo que recibe las experiencias, pero no tenemos
forma de determinar cómo seríamos si no fuésemos como
somos.) Alguien ha hecho la observación que para el astró-
nomo, el hombre solamente es una partícula infinitesimal
en un universo infinito, pero el hombre siempre es tam-
bién el astrónomo.
Cuando éramos muy jóvenes, la mayor parte de las
experiencias que tuvimos probablemente fueron muy
similares, puesto que fundamentalmente eran estímulos
biológicos y respuestas. Por supuesto, los factores heredi-
22» ¿QUIEN SOY?
tarios y de acondicionamiento entraron en juego también
para afectar nuestros patrones de respuesta. Debido a estas
diferencias ambientales y biológicas en nuestra constitución
y en nuestra biosfera, comenzamos a responder a estos
estímulos en patrones individualizados. La combinación de
todos estos factores nos dio a cada uno de nosotros una
individualidad la cual es uno de los hechos más importan-
tes de nuestra existencia.
Por ejemplo, cuando yo era pequeño, quizás haya
contemplado la luna, quizás me haya preguntado qué era,
cómo llegó a estar allí, por qué era tan brillante, por qué
parecía ser más grande cuando estaba sobre el horizonte, y
un sinnúmero de preguntas similares. Todas estas pregun-
tas me fascinaban, aun cuando no había quién pudiera
darme la mayoría de las respuestas. Entonces descubrí que
las enciclopedias tenían cuadros ilustrativos interesantes y
palabras que me daban algunas de las respuestas a mis
interrogantes sobre el universo.
Por otra parte, mi compañero de juegos parecía care-
cer de interés en estos asuntos. Cuando él contemplaba la
luna, inmediatamente pensaba en palabras que rimaban
con luna. El parecía interesarse solamente por los sen-
timientos producidos dentro de él al contemplar la luna.
Las dinámicas de seleccionar carreras y la razón para tales
diferencias individuales entre nosotros son interesantes y
fascinantes estudios por sí mismos, pero sea por una razón
o por otra, yo me encontré en la universidad estudiando la
química de colores mientras que mi compañero de juegos
había publicado un buen número de libros de poesía.
El punto es que todos recibimos muchas experiencias
similares y diferentes. Yo insinúo que el científico
comienza con tales experiencias y trata de derivar satisfac-
ción al buscar respuestas a los interrogantes planteados.
Por supuesto, el científico quizás tenga más preguntas que
LA FE DE UN CIENTÍFICO •23
respuestas, pero contesta aquellas preguntas por las cuales
ha estado interesado más tiempo. (Esta afirmación repre-
senta una buena descripción del proceso de investigación
científica.)
En otras palabras, el científico comienza su programa
con las experiencias (datos) acerca del universo, o alguna
porción del universo, en los cuales se interesa por el
momento. Antes de convertirse en científico profesional,
debió de haberse sometido a un período de rigurosa
preparación en cuanto a las formas de confrontar e inter-
pretar estos datos, las preguntas que debe hacer sobre los
datos y cómo probarlos para ver si tenían precisión, vali-
dez, exactitud. El se siente a gusto empleando estos instru-
mentos.
Como un ejemplo de este enfoque, supongamos que
yo verifiqué determinado experimento novecientas
noventa y nueve veces, y que cada vez obtuve la misma
respuesta (realizando el experimento bajo las mismas con-
diciones). Entonces anoté la descripción de estos experi-
mentos y los resultados obtenidos y los publiqué en una
revista científica. Ahora si el profesor "X" vio por casuali-
dad eftrabajo, quizás haya formulado estos interrogantes:
¿Por qué el autor sólo verificó novecientos noventa y nueve
experimentos (cuando mil es un número más factible)?
¿Eran sus datos correctos? ¿Fueron las condiciones repro-
ducidas exactamente en los diversos experimentos?
Si él se sintió satisfecho de que las pruebas fueron
hechas correctamente, quizás entonces decidió resumir el
trabajo al hacer una declaración más o menos así: "Bajo
las condiciones descritas, un cierto juego de resultados
fueron observados en cada caso."
El siguiente paso es de vital importancia. El profesor
quizá decida entonces que, como corolario natural de su
resumen de datos, bajo las mismas condiciones, el mismo
24* ¿QUIEN SOY?
LA FE DE UN CIENTÍFICO •25
resultado sería obtenido en cualquier momento del futuro.
creativo que estableció la base para su explicación de cier-
Este resumen y generalización de la observación y de los
tos datos que habían estado en los análisis científicos por
datos es la declaración de una ley científica. Tal ley cientí-
algunos años.
fica está basada solamente en la aceptación general y en la
Si entonces se desarrollan datos que apoyan la hipó-
creencia que los mismos resultados serán obtenidos en
tesis presentada, y si la idea básica se hace cada vez más
otros experimentos. La palabra "creencia" es un concepto
útil al pensar en los experimentos, la hipótesis, con o sin
metafísico, pero no es forzoso que nos asuste a nosotros
modificaciones, se convierte en teoría científica. Difiere de
puesto que en realidad es la palabra fundamental sin la
la hipótesis sólo a nivel del apoyo y credibilidad de los que
cual ningún científico puede funcionar. Yo por cierto
trabajan en el campo y no en la prueba científica. Una
puedo aceptar la ciencia sólo si creo que la naturaleza es
teoría sólo es una descripción de algunas relaciones
consecuente. Cada uno cree que sobre la tierra las manza-
posibles de causa y efecto y no tiene adicional evolución, si
nas caen hacia la tierra, si bien la ley de la gravedad
bien una teoría dada puede ser grandemente refinada y
establece solamente que las manzanas siempre han caído
ocasionalmente descartada.
hacia la tierra y que se espera que así lo hagan en el
Una teoría científica tiene tres funciones: (1)
futuro. Yo dudo si Isaac Newton fue a la huerta cada
"explica" todos los datos posibles, es decir, da las relaciones
mañana para determinar si las manzanas todavía caían
de causa y efecto; (2) da el menor número posible de-datos
"hacia abajo". Por otra parte, nuestros experimentos espa-
contradictorios; (3) es útil para hacer predicciones tocantes
ciales nos han provisto de ideas fascinantes en cuanto a las
a los tipos de experimentos que resultaría interesante pro-
experiencias sin gravedad y nuestra dependencia en la
bar a continuación. Una teoría no tiene el status de acepta-
misma. Pero la ley de la gravedad ni ha sido abolida ni ha
ción más que sobre éstas, y generalmente debe ser
sido probada.
cambiada a medida que se verifican nuevos experimentos.
Ahora, si el científico se inclina a la reflexión, quizás El esfuerzo es hacer la teoría tan general como sea posible
formule preguntas adicionales en cuanto a sus resultados para correlacionar todas las condiciones experimentales.
experimentales. Quizás se pregunte cuál sea la razón o En todo el vasto alcance de la experimentación cientí-
causa para la regularidad y los patrones que ha demos- fica, sólo dos ejemplos vienen a la mente en los cuales una
trado. Quizás entonces idee algún cuadro que conecte teoría fue totalmente descartada. Una teoría medieval de
algunas posibles condiciones o circunstancias y los resulta- combustión fue que un gas llamado "flogisto" era expe-
dos obtenidos en sus experimentos. Esta es la hipótesis que dido cuando ardía un material. El descubrimiento del oxí-
se relaciona con la causa y el efecto pero no con los datos geno nos dio una forma mucho más satisfactoria para
mismos. Una de las características de la creatividad cientí- explicar la combustión. De manera similar cuando la
fica es el desarrollo de conjeturas ingeniosas tocantes a las naturaleza de la luz como moción de ondas fue introdu-
posibles causas para ciertas observaciones. La noción de cida, parecía necesario que las ondas de luz atravesaran
Einstein sobre la relatividad no se distinguió tanto por su alguna sustancia. Esta sustancia fue llamada el "éter lumi-
incomprensibilidad y abstrusidad como por el gran salto noso". Repetidos e ingeniosos experimentos no han produ-
26* ¿QUIEN SOY?
cido evidencia que cualquiera de estas substancias está en
verdad presente en el universo, de modo que existe acuerdo
general entre los científicos de que estos conceptos no son lo
suficientemente útiles como para ser requeridos en la
ciencia contemporánea. Aun estas teorías no han sido
desacreditadas sino sencillamente descartadas como
inútiles, puesto que los materiales no han sido probados
por nuestros instrumentos de medición.
Si bien el término "teoría" goza de aceptación difun-
dida por la descripción de la explicación en la ciencia, el
vocablo "modelo" es un término contemporáneo
empleado para describir el estado de un arte observado y
teórico. Tal modelo bien puede ser el modelo físico y ver-
dadero de un sistema, o bien un diagrama representando
las relaciones tal y como las conceptúa el científico, o bien
puede ser aun más elaborado en la forma de una formula-
ción matemática o un programa de computadora. Todos
empleamos un modelo pero siempre tenemos que estar
conscientes de que el modelo no es la realidad, y debemos
estar dispuestos a modificar o descartar el modelo cuando
sea necesario.
Ahora estamos listos para considerar cómo la ciencia
determina cuál es la relación entre la percepción sensoria
de un objeto en el universo y nuestra comprensión de lo
que es el objeto. Mi "modelo" para esto está basado en
una idea presentada por el profesor Henry Margenau en
su excelente libro The Nature of Physical Reality (La
Naturaleza de la Realidad Física), (McGraw-Hill, 1950).
Yo señalé anteriormente que en un esfuerzo científico
comenzamos con una persona experimentando el universo
a su alrededor. El profesor Margenau comienza su modelo
con una línea vertical, el yo, representando un individuo
experimentando el universo. Si empleamos este enfoque,
podemos considerar el "yo" como sumergido en su uni-
LA FE DE UN CIENTÍFICO •27
verso e ínteractuando con él. Yo experimento y clasifico las
observaciones de mi mundo físico como percepciones sen-
sorias.
Si yo resumo y generalizo sobre la base de estas
observaciones, yo he propuesto una ley científica. Es evi-
dente que hoy tengo, con mis instrumentos y compu-
tadoras, una mucha más vasta región de experimentación
y clasificación que jamás haya estado disponible anterior-
mente.
Consideremos un sencillo ejemplo de este enfoque
sobre la forma por la cual aprendemos. Yo puedo determi-
nar que un objeto con un pedazo de madera colocado hori-
zontalmente sobre cuatro varas verticales de madera puede
ser empleado para sentarse. También aprendo que el
nombre convencional para este arreglo es silla.
Supongamos, pues, que yo me formule la pregunta
tocante a este objeto llamado silla, el cual es externo a mi
persona: "¿De dónde vino la silla?" Puedo proceder a
través de otra serie de observaciones para determinar que
o bien fue adquirida o bien fue construida por la persona
- que la utiliza.
Ahora supongamos que yo formule la pregunta:
"¿Está la silla todavía ahí cuando yo cierro mis ojos?"
Esto significa, por supuesto, que yo debo conservar en mi
mente la idea de una silla que recuerdo. Yo podría probar
la hipótesis que todavía estaba allí en su lugar, palpando
un extremo de la silla con los ojos cerrados. Es fácil demos-
trar que una punta de la silla, al menos, todavía está allí.
Pero entonces quizás preguntemos algo muy fundamental:
"¿Cuál es la silla real, la que está sobre el piso o la idea de
silla que está en mi mente?" Por supuesto esta es una pre-
gunta trivial con relación a una silla, pero es una pregunta
muy significativa cuando la formulo tocante a un átomo, a
un ser humano, (o a Dios). En el caso del átomo, al menos,
28* ¿QUIEN SOY?
tenemos razones para creer que nunca tendremos posibili-
dad de directamente palpar un átomo. De igual manera
podemos formular la pregunta en cuanto a si "humani-
dad" o "divinidad" pueden ser percibidas directamente en
el sentido físico. En nuestro diagrama quizás formemos el
concepto visual de un "yo", nuestra línea vertical, sos-
teniendo a corta distancia una idea o hipótesis. Esta idea
difiere de las observaciones de la cual fue derivada, pero
aun está conectada a través de una relación lógica al yo
como el que percibe.
Nuevamente yo pregunto: ¿Cuál es la verdadera silla
o el verdadero átomo, las percepciones sensorias, o el cua-
dro mental de la silla que recuerdo, o el átomo no visto?
Esta no es una pregunta nueva; ha sido debatida por
siglos.
Quizás los primeros campeones de los dos puntos de
vista contrarios fueron los escritores ingleses Samuel John-
son, quien creyó en un realismo muy práctico y directo, y
el Obispo Berkeley, quien creyó que las ideas eran los úni-
cos fenómenos significativos, es decir, creyó en un
idealismo filosófico. En un incidente reportado, Berkeley
estaba sosteniendo el criterio de que todo el universo no era
más que un pensamiento fugaz en la mente de Dios
cuando Johnson se le acercó y colocó una piedra en el
camino y lastimó su pie.
Quizás sería interesante señalar que esta fracción de
ejercicio filosófico es uno practicado por tales no filósofos
como los entrenadores de deporte. Carlos Moran, un muy
conocido arbitro de los últimos años, declaró su posición
filosófica de manera muy clara. "Yo no procedo sobre la
base de cómo los veo, yo los llamo tal y como son." Este es
realismo práctico. Klem, una personalidad igualmente
bien conocida, haciendo eco al Obispo Berkeley quizás
inconscientemente, declaró: "Quizás sean pelotas, y quizás
LA FE DE UN CIENTÍFICO •29
sean juegos, pero hasta que yo diga, no son nada." Esto
representa una diferenciación sucinta entre el realismo
filosófico tradicional y el idealismo.
¿Cómo trasciende esta dificultad la física moderna?
Tal y como lo señalé anteriormente, comenzamos con los
datos observables y elaboramos un concepto teórico. Es
evidente que entonces debemos comprobar este concepto si
ha de ser aceptable y útil.
Un factor crítico en la validación de una teoría
específica basada en la observación es que la teoría debe
contener factores que un científico creativo pueda usar
para sugerir formas adicionales por medio de las cuales
podrá ser verificada. Esto es realizado al producir un juego
diferente de percepciones sensorias de aquellas de las cuales
se generó la idea originalmente. Es decir, una teoría debe
contener elementos que sugieran experimentos adicionales
que deben ser realizados para probar su validez. Se espera
que los experimentos sugeridos sean adecuados, no. sólo
para determinar si las ideas originales se relacionan con los
datos, sino también para obtener formas de experimenta-
ción para saber si alguna hipótesis en competencia no es
válida* Nuevamente el genio del científico creativo salta a
la delantera al cultivar teorías y conceptos y posterior-
mente al formular experimentos para probar la validez de
estas ideas.
Nuestra secuencia ha sido la siguiente: Las obser-
vaciones son realizadas por el que percibe y se producen
las generalizaciones; es generado un concepto que ha de
ser probado para verificación; el concepto es confrontado
empleando otro tipo de experimento que provee obser-
vaciones adicionales; si las observaciones son aquellas pre-
dichas por la teoría o el concepto, la teoría o el concepto es
considerado validado. Si las observaciones realizadas no
corresponden a las predichas o no están en consonancia
'°* ¿QUIEN SOY?
con la teoría bajo escrutinio, la teoría debe ser modificada
o un nuevo juego de experimentos debe ser elaborado para
probar la validez del concepto. En resumen: la validez es
concedida al hacer otro juego de observaciones tocante a la
teoría que sólo puede ser predicha si la teoría es válida (al
menos bajo un juego dado de circunstancias).
Para ilustrar este enfoque consideremos otra vez el
caso del átomo. Señalé anteriormente que el átomo no es
accesible a la observación directa y no podemos esperar
"ver" el átomo directamente con cualquier instrumento de
medición. (La razón no solamente es el hecho de que no
tenemos los instrumentos lo suficientemente precisos, pero
tiene que ver con la inseguridad que comprende la posi-
ción y la velocidad inherentes a las descripciones atómicas
y nucleares.)
Si bien Demócrito, el filósofo griego de los siglos V y
IV a. de J.C. sugirió la idea de que la materia ultimada-
mente tiene que ser indivisible, continuó siendo tarea para
científicos en las postrimerías del siglo XIX y los primeros
años del siglo XX el realizar experimentos que tuvieran
que ver con la naturaleza del átomo. Al estudiar el com-
portamiento de los rayos que atraviesan la materia, un
grupo de científicos produjo una serie de placas fotográfi-
cas que revelaron una serie de manchas negras en un
patrón regular muy particular. El problema, pues, fue el
de elaborar un concepto sobre la naturaleza de la materia
a través de la cual los rayos atravesaron para "explicar"
las posiciones de las manchas.
Si bien posiblemente existieron otras explicaciones, la
idea que prevaleció fue que la materia consistía de cuerpos
densos muy pequeños rodeados de gran cantidad de
espacio. Los científicos que produjeron este cuadro o
modelo, denominaron la pequeña unidad de materia,
"átomo". Entonces pasaron a describirlo como que con-
LA FE DE UN CIENTÍFICO •51
siste de un núcleo denso que contiene la mayor parte de la
-materia en el átomo, rodeado de regiones que tenían muy
poca materia presente. Ninguna explicación alternativa
sobre la naturaleza de la materia daría una explicación
para el arreglo particular de las manchas sobre la placa
fotográfica. El concepto del átomo y de su núcleo fue intro-
ducido de esta manera para describir un cierto juego de
observaciones. No hay ningún sentido en el cual el átomo
tiene una descripción física particular, pero el modelo des-
cribe relaciones cuantitativas y específicas de toda impor-
tancia que comprenden la materia, los espacios, y las fuer-
zas. ¿Por qué creemos en los átomos? No por ninguna per-
cepción directa sensoria del átomo como una unidad indi-
vidual de materia. Los aceptamos solamente porque hay
un juego de relaciones que son provechosas para relacionar
las observaciones que han sido hechas en el laboratorio.
Por otra parte, si un modelo especial del átomo es
válido, ciertas consecuencias de la teoría sugieren otros
experimentos que darían lugar a observaciones solamente
si esta teoría es una explicación válida. Suficiente número
de experimentos fueron realizados para ocasionar un con-
senso científico de que el átomo en verdad es un concepto
útil, un concepto que resultaría fructífero tanto para la
ciencia como para sus aplicaciones. Una de las con-
secuencias del modelo atómico tal y como se elaboró y fue
refinado para los años de 1940, fue la creencia de que cier-
tos tipos de átomos, verbigracia, uranio 235, debieran
fisionarse bajo ciertas condiciones. De hecho, miles de
millones de dólares fueron invertidos durante la segunda
guerra mundial en la producción de la bomba atómica
cuyo éxito predicho estaba basado en las teorías matemáti-
cas tocantes a la estructura atómica y nuclear. Estas teorías
surgieron de los sencillos experimentos ya aludidos. El
hecho de que la bomba atómica operó, proveyó amplia
32» ¿QUIEN SOY?
prueba de la validez de la teoría atómica. El significado es
que cada una de las teorías fue confrontada en el labora-
torio y los resultados predichos por la teoría fueron obser-
vados experimentalmente. A esto se le puede hacer
referencia como una "validación reflexiva" del objeto, ver-
bigracia, el concepto propuesto es válido porque los resul-
tados predichos por el concepto están en consonancia con el
experimento.
Este ejemplo del uso de un modelo científico demues-
tra la primera de las dos ideas tocante a la ciencia que son
responsables tanto para el poder del enfoque científico
como para las limitaciones a las cuales hicimos referencia
anteriormente.
La ciencia comienza con la percepción, pasa a las
ideas o teorías sobre la naturaleza de las relaciones com-
prendidas, y luego pasa a probar estos conceptos en el
campo de la percepción o de la experiencia. Esto significa
que la ciencia comienza y termina con los cinco sentidos:
Oír, probar, ver, oler, palpar. Específicamente, si un fenó-
meno no es percibido y medido por uno o más de estos sen-
tidos, no estamos involucrados en una búsqueda científica.
El segundo factor en la fuerza (y la limitación) de la
ciencia yace en la naturaleza de la relación existente entre
el científico y los objetos bajo su estudio. Si yo en realidad
soy científico, yo seré "objetivo" tocante a mi trabajo.
Todo cuanto yo hago en el campo de la ciencia, debe ser
verificable públicamente y demostrable a otros que están
equipados con los correctos sensores. Si yo contemplo un
objeto o si yo realizo un experimento, siempre debo asumir
que si usted viene a mi punto de ventaja y usted emplea
sensores equivalentes a los míos, usted obtendrá los mismos
resultados que yo. Quizás usted bien pueda interpretar los
resultados en forma distinta que la interpretación que yo
LA FE DE UN CIENTÍFICO •33
les dé, pero las observaciones hechas en la ciencia deben
poder ser repetidas y comprobadas.
Casualmente aquí yace el problema fundamental al
considerar los problemas tales como la naturaleza de los
UFO (Objetos foráneos no identificados), la vida en otros
planetas, psicoquinesis y una hueste de otras ideas relacio-
nadas con la ciencia. No es que estos conceptos no son
posibles ni probables. El problema de validarlos es que no
contamos con datos sensorios directos en los cuales basar
los conceptos propuestos, o que no tenemos una forma
independiente de observar los resultados anticipados del
concepto o teoría específicos.
Podríamos señalar que de esta muy ostentada objeti-
vidad por parte del científico sólo parece existir en los
laboratorios experimentales. Mucho pensamiento y
estudio han sido invertidos para tratar de determinar el
grado al cual los científicos son realmente objetivos tocante
a su trabajo. Este asunto está reflejado de maneras muy
sutiles, por ejemplo, al determinar las razones por las
cuales una persona comienza a trabajar en un campo dado
o sobre un problema específico.'No somos totalmente obje-
tivos al seleccionar el experimento a realizarse ni al
seleccionar los datos que tomamos. De manera similar, si
yo presento mis teorías ante una conferencia de científicos,
yo puedo ser muy falto de objetividad tocante a un colega
que no está de acuerdo con la interpretación de mis resul-
tados, o que postule interrogantes sobre mi tema experi-
mental.
Para resumir este enfoque, tomemos prestado un tér-
mino del teólogo judío, Martín Buber. El sugiere que la
relación tal y como está descrita aquí es entre el "yo" que
observa y el objeto del estudio, es decir un "eso". El "eso"
siempre es externo al observador y separado de él. Si bien
a veces hay una íntima relación entre el observador y lo
34»
¿QUIEN SOY?
observado, no debe haber interacción entre ambos que
moleste el sistema observado, o de lo contrario no tendre-
mos el sistema original bajo estudio. La ciencia, pues, está
limitada a estas relaciones de "yo-eso". Si yo estudio un
átomo, es un "eso", al igual que una silla.
Si yo fuera un psicólogo que estuviera estudiándolo a
usted, usted sería un "eso", un objeto en el sentido cientí-
fico. Si yo tratara de probar la existencia de Dios científi-
camente, tal esfuerzo, aun si tuviera éxito, solamente
demostraría la existencia de aquel Dios como una entidad
en el universo físico. Yo postulo que es imposible "probar"
la existencia de Dios por cualquier método científico,
intelectual, o lógico, y aun si fuera posible probarlo, tal
dios no sería un dios en el sentido religioso. Los diversos
argumentos que alegan probar la existencia de Dios son
muy consoladores para el creyente pero sencillamente no
son lo suficientemente fuertes para el incrédulo. Quizás
sea conveniente señalar que la pregunta: "¿Existe el
átomo aparte del observador?" no tiene real significado.
La única pregunta correcta es: "¿Tiene el átomo signifi-
cado para usted?"
¿Dónde nos encontramos en nuestra búsqueda por la
identidad personal? Comenzamos con un "yo" experi-
mentando el universo porque no podíamos comenzar en
ningún otro punto. Si bien existe la posibilidad de vali-
darme a mí mismo, nosotros observamos que los métodos
de la ciencia no tienen la base para validar más que los
atributos físicos de un objeto en el universo. La ciencia es
un campo fascinante, que demanda mucho para quienes
disfrutan al encontrar una forma satisfactoria de emplear
sus capacidades tanto en la rutina de la búsqueda en el
laboratorio como en la excitación consumadora de ver los
resultados ubicarse en un elegante esquema conceptual.
La ciencia tiene sus puntos fuertes de objetividad y de
LA FE DE UN CIENTÍFICO •3Í
medición y muchos de nosotros sentimos que estos son de
gran importancia para nuestra forma de pensar. Pero la
ciencia no sabe nada de aquello que no puede ser medido y
que es subjetivo. Yo afirmo que es en estos campos donde
residen nuestros significados existenciales y nuestros
valores. Si bien yo puedo descubrir qué soy en el labora-
torio científico, no puedo determinar allí quién soy.
Capítulo Tres
El Científico Como Ser Humano
Si no puedo encontrarme en el mundo de los hechos,
de la lógica o del laboratorio, ¿hay otro lugar dónde bus-
car? En realidad, no puedo preguntar si hay un lugar
dónde buscar, porque "lugares" se encuentran en el
mjundo de las dimensiones y del tiempo, y concluimos en el
capítulo anterior que sólo podemos encontrar objetos físi-
cos en lugares. Otra forma de hacer la pregunta es la
siguiente: "¿Hay otras experiencias además de las del
laboratorio que nos dan percepciones de la naturaleza del
'ser humano'?" Si comenzamos con un individuo que
experimenta, ¿hay otros tipos de experiencia que son váli-
dos pero que son de tal naturaleza que no pueden ser
sometidos a medición ni públicamente verificables,
vale decir, que no son científicas? ¿Contamos con
experiencias que son tan fundamentales y legítimas como
nuestras experiencias sensorias, pero que no emanan de las
experiencias y de las observaciones tocantes a objetos en el
universo físico?

3Í» ¿QUIEN SOY?
Yo pongo a vuestra consideración que sí hay estas
experiencias que caen bajo el dominio de esta categoría. Yo
creo que éstas son las experiencias emocionales, vale decir,
el sentido de culpabilidad, de ansiedad, de amor, de hostili-
dad. Yo también afirmo que éstas no son respuestas hechas
a los objetos que yo experimento en el mundo físico.
Quizás me enoje y le dé un golpe brutal a la llanta de mi
automóvil cuando vea que está sin aire, pero yo dudo que
esté realmente enojado con la llanta. Es decir, que las
respuestas emocionales no surgen de las interacciones con
los objetos en el mundo físico, sino que resultan de las
relaciones con otras entidades llamadas, para nuestros
actuales propósitos, "seres". (Explicaré un poco más tarde
algunas de las características del "ser" tal y como empleo
el término, pero no es exactamente el empleo tradicional
filosófico del término.)
Mi siguiente proposición importante es, pues, que
estas experiencias emotivas no comprenden una relación
entre un "yo" y un "eso". En lugar de esto, se derivan de
relaciones entre un "yo" y una entidad externa descrita en
la terminología de Buber como un "tú". Por cierto, parte
de nuestra dificultad conceptual surge porque no conoce-
mos muchos "tus" que no sean caracterizados como obje-
tos. Estoy insinuando que la interacción primaria com-
prendida en hostilidad, culpabilidad, amor, etcétera,
emana de estas relaciones, "yo-tú", si bien por cierto estoy
consciente que hay niveles de adrenalina y otros concomi-
tantes de estas reacciones que son físicamente medibles. Yo
creo, por ejemplo, que la hormona científicamente medida
es secundaria a la respuesta emocional. Por supuesto que
hay una reacción orgánica que puede ser demostrada por
la administración de ciertas drogas. De cualquier manera,
iniciamos nuestra búsqueda metodológica con un indi-
viduo que experimenta el mundo que lo rodea.
LA FE DE UN CIENTÍFICO •J7
Ahora veamos más cuidadosamente una de estas
respuestas emotivas. Emplearé la culpabilidad como un
ejemplo, quizás en parte porque esta respuesta es umver-
salmente reconocida, y quizás en parte porque ha sido un
factor tan importante en la determinación de nuestras
estructuras de valores.
En los muy tempranos períodos del hombre se nos
dice que cada uno hacía lo que era correcto ante sus
propios ojos. Yo asumo que nuestros contemporáneos
podrían elaborar un caso para la aceptación de este estado
de caos, pero también puede demostrarse que la verdadera
justicia individual sólo puede ser impartida con una
estructura social que reconoce los derechos de otros indi-
viduos. Mi libertad termina donde la nariz del prójimo
comienza. Se progresó en la historia cuando alguien reco-
noció el valor, para todos los miembros de la comunidad,
de la regla de "ojo por ojo" y "diente por diente". Esto sig-
nificaba que cuando yo le pegaba en el ojo, usted me
pegaba en el mío. No se tenía después ningún sentimiento
de culpabilidad puesto que éste era una correspondencia de
uño* a uno (perdón) entre el damnificado y el que dañaba.
Esto señala dos cosas: primero, que la respuesta de cul-
pabilidad surge de una relación no satisfactoria o no
adecuada con otro ser humano; y en segundo lugar, que
las respuestas de culpabilidad pueden ser resueltas al
entrar en una relación mucho más satisfactoria con otro
ser humano, especialmente si esto resulta del perdón del
individuo que ha sido perjudicado.
Sin embargo, si yo lo mato a usted, usted no me
puede matar a mí, y surge una situación problemática. Si
nuestra premisa es válida de que la respuesta de culpabili-
dad puede ser templada al entrar en una relación satisfac-
toria con otro ser humano, se desprende que debemos
entonces encontrar otro ser humano que tome el lugar del
38» ¿QUIEN SOY?
asesinado si hemos de resolver la culpabilidad. (Entre
paréntesis, el psicólogo muy bien puede identificar la causa
de la culpabilidad y quizás pueda demostrar que ni es
necesaria en algunas situaciones. Yo sólo estoy interesado a
esta altura con el hecho de que el individuo experimenta la
culpabilidad y cómo puede ser eliminada esta culpabili-
dad.)
La resolución de este problema de culpabilidad en la
ausencia de una relación directa de perdón entre los dos
individuos comprendidos, pudo haber asumido una de dos
formas en los albores de nuestros patrones de relación. Por
ejemplo, si alguien me vio a mí cometer el asesinato, esto
podría haber sido comunicado a un "tu" vicario: el
patriarca, el juez. Este oficial entonces sería facultado para
tomar el lugar de la víctima y dar el castigo corres-
pondiente. Tal penitencia u otros medios sustitucionarios
podrían (pero no necesariamente ocuparían) tomar el
lugar del perdón de la víctima misma. A las claras mi
reacción al juicio y el grado al cual esto eliminaría mi cul-
pabilidad estaría condicionado por todo mi patrón de
respuestas.
Otra posibilidad para resolver la culpabilidad del
individuo fue elaborada en otras culturas. Si ningún otro
ser humano fue testigo del asesinato, en mi ilustración yo
todavía tendría el problema de la culpabilidad puesto que
yo sé lo que hice. En esta situación, quizás el problema
de resolverlo, pues, podría hacerse asignando existencia a
los objetos inanimados, tales como los árboles que me
rodean, esto es, hacer de estos objetos "tus" o "dioses". Si
yo hiciera tal asignación, podría aplacar los dioses por
diversos medios. El auge de los ritos religiosos animistas
quizás pudo haberse acelerado por la necesidad de darle el
"ser" a la naturaleza a fin de que pudiera participar en las
interacciones emocionales del hombre primitivo.
LA FE DE UN CIENTÍFICO •39
Un ejemplo del uso de la presuposición vicaria o sus-
titucionaria de la culpabilidad proviene de la temprana
historia hebrea. Si bien los sacerdotes tenían el poder de
llevar a cabo el modelo de "ojo por ojo" para resolver las
dificultades personales, estaba claramente asentado que no
todos los problemas eran traídos a la superficie en el curso
normal de los eventos humanos. A fin de no perder de
vista ninguna posibilidad, cada año el sacerdote escogía un
macho cabrío del rebaño y simbólicamente colocaba todos
los males no declarados sobre la cabeza del animal. El
macho cabrío entonces era enviado al desierto. A este ani-
mal se le llamaba víctima propiciatoria y servía para
cubrir todos los males no perdonados del grupo.
Puede mencionarse otro aspecto de la situación de
culpabilidad. Nunca podemos esperar estar de acuerdo con
la lista de cosas por las cuales debiéramos sentirnos cul-
pables puesto que provenimos de trasfondos muy diferen-
tes. Sin embargo, todos tenemos la característica de sentir-
nos culpables de alguna cosa.
En el capítulo anterior describí una bastante cruda
analogía en la cual el científico, "yo", fue representado por
una línea vertical en un diagrama. Este "yo" experimentó
los objetos en el mundo físico.
Éstos objetos fueron validados al experimentar los
resultados predichos por el concepto. Podemos continuar
la analogía al representar ahora a este individuo que
experimenta con el otro brazo extendido. En lugar de que
este brazo alcance un objeto, este brazo se extiende hacia
otro individuo, "tú". Tal y como ocurrió en el caso
anterior, no necesitamos "probar" que tal "tú" existe.
Postulamos primero que existe tal entidad. Entonces
sugerimos que si tal "tú" en realidad existe (o si tiene sig-
nificado), puede ser verificado en nuestra experiencia indi-
vidual, tal como el átomo fue validado. En este caso, sin
40» ¿QUIEN SOY?
embargo, no validamos un "tú" empleando nuestras
experiencias sensorias sino nuestras respuestas emotivas.
En el ejemplo de culpabilidad miremos el orden: (1)
Yo reconozco una respuesta de culpabilidad en mí; (2)
esta respuesta de culpabilidad surge de una relación ina-
decuada o insatisfactoria con otro ser humano; (3) esta
respuesta de culpabilidad puede ser resuelta y eliminada al
interactuar en una forma más satisfactoria con otro ser
humano, se espera que sea con la víctima; (4) yo valido la
existencia del otro ser "tú" en el proceso de relacionarme
con él; (5) yo reconozco que la resolución del patrón de
culpabilidad no hubiera ocurrido si yo no hubiera entrado
en esta relación con el otro ser.
El modelo de un ser humano de esta manera describe
un "yo", el que percibe, que experimenta dos tipos de
"señales": aquellos recibidos por sensores físicos y los reci-
bidos por sensores no físicos. Puede hacerse un interesante
ejemplo de la distinción entre estos dos tipos de cono-
cimiento. Tenemos descripciones cuantitativas precisas de
las reglas para apreciar y para medir la luz, el sonido, etcé-
tera. Por ejemplo, la intensidad de la luz decrece en pro-
porción inversa al cuadrado de la distancia de la fuente de
origen. Esto significa que al medir una cantidad de luz a
cierta distancia de su origen, obtendremos una medida
para la cantidad de luz que está produciendo impacto en
nuestro instrumento de medición. Si entonces movemos el
instrumento a un punto dos veces distantes de la fuente de
luz, descubrimos que podemos medir solamente una
cuarta parte de la luz que fue medida a distancia más
próxima. Describimos este descenso de intensidad de luz
por la "ley inversa del cuadrado". Por otra parte, las
respuestas emocionales no son medidas, si bien algunos
factores fisiológicos asociados con la emoción pueden serlo.
No hay "ley del cuadrado inverso" tocante al amor. Yo
LA FE DE UN CIENTÍFICO •41
asumo que puedo odiar (o amar) desde cualquier dis-
tancia.
Si bien yo estoy manteniendo que la respuesta
emocional es una respuesta primaria y que las condiciones
fisiológicas son producidas en forma secundaria, yo
mencioné anteriormente que hay una reacción de un
campo al otro. Esto es lo que uno podría anticipar
puesto que el "yo" que experimenta es el mismo indi-
viduo. Hay solamente un "yo" y solamente un universo el
cual habito y debe haber, por necesidad, una unidad y
coherencia de las diversas expresiones de mi experiencia.
Hay drogas que pueden cambiar las respuestas
emocionales y el comportamiento, y nuestros estados emo-
tivos ciertamente tienen una influencia directa sobre la
naturaleza y la intensidad de nuestros males orgánicos.
Estos son los aspectos "psicogénitos" de nuestra condición
física. Alguien preguntó a Peter Marshall si nuestras men-
tes hacen que nuestros cuerpos enfermen, o si nuestros
cuerpos hacen que nuestras mentes enfermen. Su respuesta
fue que nuestras mentes y nuestros cuerpos están tan ínti-
mamente ligados que se contagian de los males que aque-
jan al uno y al otro.
Hemos considerado la culpabilidad como un ejemplo
del tipo de respuesta producida por una relación insatisfac-
toria entre seres. También hemos indicado que una rela-
ción que comprende dos seres (verbigracia, perdón) es un
requisito para su resolución. También he sugerido que una
de las características de nuestro "ser" es una capacidad
para la respuesta emotiva tal como un sentimiento de cul-
pabilidad, y que también tal sentimiento puede ser elimi-
nado en la relación del perdón. Si bien la culpabilidad es
un buen ejemplo de una respuesta emocional, hay otras
condiciones más generales que tienen que ver con la
42» ¿QUIEN SOY?
naturaleza de un organismo caracterizado como "huma-
no".
Joel Sorenson, un teólogo sueco, ha descrito el estado
emocional (o espiritual) del hombre como conteniendo tres
elementos: culpabilidad por el pasado, inquietud por el
presente, y esperanza por el futuro. Si bien puede haber
entre nosotros discrepancia acerca de qué deberíamos sen-
tirnos culpables, los elementos de angustia y desesperanza
parecen estar mucho menos sujetos a desacuerdo en
cuanto a su significado. Es verdad que el hombre siempre
debe tener un grado de esperanza, pero estamos caracteri-
zados por diversos niveles de esperanza. También esfoy
sugiriendo que los factores anotados anteriormente son
característicos de cualquier ser humano indistintamente de
raza, cultura o cualquier factor individual de diferencia-
ción. Estos son factores transculturales y tienen que ver con
un ser humano dondequiera viva sobre el planeta.
Mi siguiente proposición es directa y sencilla. El
organismo humano, el "yo", es fundamentalmente
egocéntrico o autocentrado. Desde el momento en que
somos separados biológicamente de nuestras madres, nos
encontramos divididos entre nuestra necesidad y comodi-
dad de una relación íntima emocional y biológica por una
parte, y nuestro deseo por tener una identidad separada
por la otra. Es este dilema fundamental y existencial
la raíz de nuestra condición humana. En otras palabras,
queremos retener nuestra identidad egocéntrica pero nos
damos cuenta que también debemos gozar de relaciones
adecuadas y satisfactorias con seres fuera de nosotros mis-
mos para resolver los problemas de culpabilidad, para dar
sentido y significado al presente y propósito al futuro. Sin
tales relaciones sólo contamos con la frustración y la sole-
dad.
LA FE DE UN CIENTÍFICO •43
El que ésta sea la condición de la humanidad es el
tema que hilvana tanto la literatura secular como la
sagrada. Los robots de 1984, los hombres vacíos y huecos
de las fiestas de cocktail, los personajes ligeros de algunas
de las obras teatrales, aquellos que no tienen salidas y los
habitantes de la antigua Roma, tal y como los describió el
apóstol Pablo, todos tienen una cosa en común. Todos des-
criben seres sin relaciones humanas emocionales.
Esta condición ha sido descrita por el profesor
Northrop Frye, tal y como sigue:
"Pensamos más bien .. .en una mente en la cual un
principio de normalidad y equilibrio está pugnando por su
vida en contra de una manada estridente y aplastante de
impulsos caóticos, que simplemente no puede ser repri-
mida sino que muy frecuentemente debe ser animada y
consentida, siempre permitida a tener su voz pese a.su«cla-
sificación de tonta y pueril. En síntesis, pensamos en la
mente como una democracia participadora; es necesaria
para vivir con ella y sin embargo molesta y exaspera, y no
un ideal sino un proceso. En tal analogía no cabe una per-
sona dirigida por dentro que resiste a la sociedad hasta la
muerte, tal como Sócrates o Mote: La sociedad está divi-
dida y el "individuo, pese a la etimología de dicha pala-
bra, está autodividido." ("The Educational Contract",
New Society, 20 de noviembre, 1969).
Aludiendo a las revueltas estudiantiles de los últimos
años de la década de los '60, el profesor Frye prosigue para
señalar que "como los beatniks, que ya han pasado del
escenario, los hippies que están decayendo, y los grupos en
que se usa LSD, que se están desbaratando, la intranquili-
dad estudiantil no es tanto un aspecto social como un agre-
gado de frustraciones, interrogantes, desilusiones, y egocen-
t r i s m o s individuales".
Una interesante distinción puede ser establecida entre
 ¿QUIEN SOY?
44*
los beatniks de la década del '50 y el hippie de la década
del '60. El beatnik proclamó a voz en cuello: "¡No te nece-
sito! ¡No te necesito!" Pero todavía me necesitaba a mí
para poder gritar esto. El hippie, por otra parte, estaba
diciendo: "¡Yo te necesito! ¡Yo te necesito! Pero ya no
puedo ver quién eres." Estaban aclamando que los miem-
bros del establecimiento basado en la tecnología estaban
diciendo: "Yo no te necesito como persona, sino como
máquina." Ellos creyeron que el sistema obstaculiza al
hombre de relacionarse realmente con otros. Ellos sin-
tieron que el resultado era el mismo cualquiera sea la
causa, sea que fuese la propia ciencia o la prostitución de la
ciencia en manos de aquellos buscando (quizás inconscien-
temente) formas para depersonalizar y deshumanizar al
hombre. Las personas necesitan que las personas sean per-
sonas y usted puede sentirse tan solo en un lugar congestio-
nado como en una isla desértica. Nuestras ciudades y nues-
tras multiversidades están atestadas de soledad. Hemos
dicho a nuestra generación más joven: "Llévense el dinero
y no me molesten." La juventud ha contestado: "Yo
quiero una relación real con todos, emocional y biológica-
mente, no importa cuáles sean las consecuencias sociales,
porque su sociedad no es más que máquinas."
El remedio propuesto para esta situación es sorpren-
dentemente fácil declarar pero excesivamente difícil
realizar. Fundamentalmente el remedio es que cada indi-
viduo cultive su capacidad para relacionarse emocional-
mente con otro ser. El otro ser humano con quien yo me
relacione está igualmente necesitado de tal relación. En
síntesis, el remedio es aprender a amar. Esto, por cierto,
suena como un cartelón en un desfile por una avenida
principal. Pero, ¿qué significa el amor? (Ciertamente no el
sexo, como parece significar para muchos.) Todos nosotros
podríamos elaborar un caso bastante bueno tocante a la
LA FE DE UN CIENTÍFICO •4J
gran importancia de tener a alguien que nos ame, pero
evidentemente no muchos de nosotros estamos capacitados
para ofrecerle amor a otro. Los estudiantes negros en repe-
tidas oportunidades me han dicho que su amor es selectivo
para con otros negros. Esto completamente encalla al no
reconocer que el amor no puede ser diferenciado en tal*
manera. Si yo puedo relacionarme con otro humano, yo
debo estar capacitado para hacerlo con cualquiera. El tra-
tar de limitar el amor es substituir la hostilidad por el
amor. Donde existe la hostilidad, el amor no puede per-
manecer. Pero todos somos humanos caracterizados por el
perenne conflicto entre estos sentimientos.
Uno de los comentarios más típicos que se oyen en la
universidad de hoy es que en realidad la vida no tiene sig-
nificado. Estoy de acuerdo que esto puede ser cierto en
parte, pero insisto que es cierto sólo al grado que ao exista
relación con otro ser humano. Debo estar participando
emocionalmente con otro para que yo goce de significado.
Esto significa que yo debo darme a fin de que tal relación
exista. Sin embargo, el dar una pane de nosotros es una
perspectiva que intimida a la mayoría de nosotros.
Cuando hemos tratado de dar algo de nosotros en una
relación emocional, (aun cuando fuimos muy jóvenes),
frecuentemente fuimos vencidos psicológicamente cuando
nos atrevimos a abrir un pequeño huequito en nuestra
armadura. Hemos estado construyendo esos muros pro-
tectores por tanto tiempo que es harto difícil ofrecer
cualquier parte de nosotros por temor a ser lastimados más
profundamente. La única esperanza para nosotros es
alcanzar el grado cuando creamos que podremos recibir
suficiente valor de una relación personal como para afron-
tar el riesgo. Siempre es una decisión de beneficio venus
riesgo.
Esto es frustrante, ¿verdad? Vemos que todos noso-

46» ¿QUIEN SOY?
tros somos seres humanos asustados y solitarios,
deambulando, buscando una relación amorosa con alguien
que nos acepte tal y como somos, sin importarle cómo
hemos actuado en nuestra soledad y desesperación. Enton-
ces si encontramos tal persona, se me dice que debo dar
más de mí mismo como paliativo y remedio para la ansie-
dad y el dolor que he sufrido. ¿No sería acaso mucho
mejor intentar algo, posiblemente las drogas, a manera de
escape, al menos temporal, de mí mismo? Parece que no
puedo continuar golpeándome la cabeza contra la muralla
procurando encontrar la razón de mi existencia. Pero no
tomo el camino lógico, porque sí sé algo acerca de las
relaciones humanas aunque sean conocimientos fragmen-
tarios.
Es fácil decir que la respuesta a la condición humana
es el "amor" y la relación con otros, pero no hemos tenido
la práctica que necesitamos para tener éxito. No hemos
tenido la práctica de amar en nuestros hogares y no hemos
gozado de una relación realmente satisfactoria con nues-
tros congéneres. ¿Y acaso hay un miembro del orden
establecido, tal como un abogado, pastor o médico, a quien
pueda yo acudir y quien me aceptaría pese a mi luenga
cabellera, o mis conexiones sociales, si realmente me
conociera tal como soy?
¿Qué significa todo esto? Sencillamente que la exis-
tencia significativa es posible sólo mediante una rela-
ción satisfactoria con otro ser humano. ¿Quién soy yo?
Soy solamente con relación a otro ser con quien puedo
entrar en relaciones emocionales o espirituales de amor.
Puedo definir el significado mínimo sobre los términos de
una relación con otro ser humano, pero todo ser humano
que conocemos tiene sus ansiedades, alienaciones, y absur-
dos. ¿Qué me puede dar sino una proyección de su propia
soledad y frustración? Por supuesto, cualquier relación, no
LA FE DE UN CIENTÍFICO
•47
importa cuan inadecuada y transitoria, ayudará en nuestra
búsqueda tras el significado y el propósito, pero evidente-
mente cada uno de nosotros tendrá que seguir en su propio
camino miserable, puesto que no contamos con una per-
sona realmente comprensiva (vale decir, madura),
generosa a nuestro lado.
La respuesta a nuestro interrogante es clara en prin-
cipio. Yo no descubriré quién soy en el laboratorio, sino
más bien en mi ser y ser con otro. La necesidad para el
encuentro con otro ser humano es la base para el huma-
nismo. Pero el humanismo basado sobre las debilidades
humanas y el egoísmo humano que se disfraza de
amor, solamente ofrece un paliativo transitorio y limitado
para mi interrogante existencial. Alguien observó: "Yo
podría creer en la humanidad si no fuera por las personas
que la componen."
Capítulo Cuatro
Significado y Finalidad
En los capítulos anteriores hemos tratado de estable-
cer un número de conceptos básicos sobre los seres huma-
nos, particularmente con respecto a su- (mi) forma de
aprender acerca del universo circundante. Afirmé que
debemos comenzar con la presuposición de un "yo" que
puede experimentar este universo y que aun al tratar de
responder al interrogante: "¿Quién soy?" debemos
comenzar con esta presuposición. Observé que cada indi-
48* ¿QUIEN SOY?
viduo experimenta el universo en dos formas diferentes
que están relacionadas solamente en el hecho de que el
mismo ser atraviesa ambos tipos de experiencia.
Sugerí que experimento el universo físico que me
rodea a través del uso de mis cinco sentidos y por el estudio
de los objetos en mi región sensoria. Este es el dominio de
la ciencia que puede ser caracterizado como un estudio for-
mal de "yo-esos" y sus relaciones, según la terminología
de Martín Buber. El enfoque y la forma de aprendizaje
comprendidos en esta pesquisa científica son muy prove-
chosos y utilitarios para cambiar el universo a fin de que se
conforme a mi voluntad: o bien, para fines destructivos o
constructivos. Señalé, sin embargo, que varias limitaciones
de la ciencia son inherentes en nuestro esquema. La ciencia
está limitada a experiencias que comprenden los sentidos y
al estudio de los objetos en el universo físico. No tiene nada
que ver con las experiencias no sensorias, y no tiene nada
que ver en campos no objetivos, tales como los juicios
valorativos. (Recuerde que estas son características de la
"ciencia", no de los científicos como seres humanos.)
También señalé que los científicos, al igual que todos
los seres humanos, tienen la capacidad para soportar tipos
de experiencias más que los que comprenden los sentidos.
Estos son atributos emocionales tales como el amor, la
hostilidad, la ansiedad, u otros parecidos. Entonces sugerí
que estas experiencias no son características de una rela-
ción entre "yo" y un objeto del mundo físico, sino que
emanan de las relaciones entre seres que tienen capacida-
des recíprocas para tales respuestas. En otras palabras las
respuestas emocionales son características de las relaciones
"yo-tú" y son atributos de tipos subjetivos y no medibles
de interacciones. Es en este campo, creo yo, donde yacen
nuestros juicios valorativos, nuestra "moralidad" y el sig-
nificado de la vida.
LA FE DE UN CIENTÍFICO •49
Entonces asumí la posición que los problemas real-
mente fundamentales comprendidos en "ser humano" y
en obtener una comprensión tocante a quién en verdad
soy, se derivaban de las relaciones no satisfactorias e ina-
decuadas con otros seres humanos con quienes había
entrado en relación más o menos satisfactoria; tanto
familia, como grupos de congéneres. Mi presuposición es
que todos nosotros somos fundamentalmente egocéntricos
y que tenemos una soledad esencial que proviene de nues-
tra culpabilidad, falta de significado, y falta de propósito.
En la conclusión de esa sección, estuve de acuerdo con
aquellos que afirman que no hay significado para la vida
fuera de las relaciones en las cuales participamos, y que las
relaciones humanas deben por necesidad ser temporales e
inadecuadas puesto que todos los demás seres humanos
están sujetos al mismo cuadro de hostilidades, ansiedades,
y egoísmos que son tan característicos de mi estado. Las
relaciones humanas son esenciales, y pobre es el hombre
que no cuenta con la capacidad y la oportunidad para
entrar en estas relaciones. Tales relaciones humanas ina-
decuadas son lo mejor que muchos de nosotros hemos
experimentado, y la mayoría de ellas no están caracteriza-
das por ningún sentido de finalidad. "¿Quién soy?" puede
ser contestado entonces parcialmente sobre la base de los
seres humanos con quienes tengo relación. La pregunta:
"¿Pero quién en realidad y finalmente soy?" queda para
ser considerado.
No hay mucho que cuestionar de que debiéramos de
estar capacitados para obrar mucho más satisfactoria-
mente en nuestras relaciones humanas que las conclusiones
un tanto pesimistas sugeridas en el último capítulo.
Muchos de nosotros somos lo suficientemente idealistas
como para sentir que deberíamos estar capacitados para
hacer algo tocante a nuestro problema humano existencial.
JO» ¿QUIEN SOY?
De hecho, el enfoque principal de tanto la revolución
social como de la psicoterapia, está en la dirección de hacer
algo tocante a estas dificultades. Yo no puedo aceptar la
declaración de Abbie Hoffman que la revolución se hace
por el puro prurito de revolución. Yo creo que nuestra
generación más joven seriamente está tratando de resolver
los problemas que nosotros, como humanos, confrontamos.
Tal y como lo señalamos anteriormente, el remedio
es sencillo de declarar. Pero ¿cómo cultiva uno el amor y el
desinterés para todos sus prójimos? Quizás quisiéramos
agregar "¿Quién quiere hacerlo?"
Quizas existan algunos remedios sociológicos que
tengan alguna probabilidad de éxito parcial. Por cierto, la
educación de todos, incluyendo la población en los ghettos,
es un muy deseable fin. De hecho, la mayoría de los
enfoques humanísticos a la solución de estos problemas
humanos están basados en la tesis de que la educación de
alguna manera estará capacitada para resolver esta situa-
ción. No requiere gran reflexión, sin embargo, para darnos
cuenta que los instrumentos de la ciencia en manos de un
monstruo educado sólo servirán el fin de hacer del mundo
un lugar de horror, y que la educación, por sí misma, no
puede ser un fin apropiado.
Otros fines sociológicos dependen de perspectivas
altamente optimistas sobre la naturaleza del hombre. Tan
importantes como lo son la educación, la limpieza de las
áreas urbanas, el control de la natalidad, la calidad
ambiental y proyectos similares, es mi ponencia que
cualquier intento de sobreimponer un nuevo y, se supone,
mejor conjunto de condiciones ambientales en una huma-
nidad integrada por personas asustadas y solitarias, inevi-
tablemente fracasará si la presuposición está basada en que
tales cambios producirán cambios en las actitudes funda-
mentales del grupo que está bajo consideración.
LA FE DE UN CIENTÍFICO •íl
(Tal y como lo señalé anteriormente, yo tengo fuertes
convicciones que estos programas tan urgentemente
requeridos debieran seguir, y no preceder, los esfuerzos por
solucionar la pregunta existencia!, si bien también estoy de
acuerdo que las estructuras sociales tienen un impacto en
los individuos que las integran.)
¿Qué, pues, puede cambiar nuestras actitudes y nues-
tras percepciones y darnos un paliativo para nuestra sole-
dad y ansiedad? Sugerí anteriormente que una relación
con otro ser en amor y en perdón es el único camino por el
cual obtener el significado por ambos partidos en esta tran-
sacción. Solamente en tal relación las actitudes pueden ser
modificadas. Nuestras estructuras valorativas están deter-
minadas por el nivel de confianza que desarollemos en
aquellos con quienes estamos relacionados emocional-
mente. ~
Esto nos lleva al concepto de "identificación" en el
sentido psicológico. Como ser humano, acepto aquellos
valores de los seres con quienes me identifico íntimamente.
Por ejemplo, llevamos en nosotros muchas de las actitudes
y del comportamiento de miembros de nuestras familias
aun cuando nos esforcemos desesperadamente por elimi-
nar cualquier rastro de tales patrones en nuestros intentos
por lograr la individualización.
Hemos aludido a las relaciones informales con nues-
tras familias y con nuestros grupos de congéneres que
cambian nuestras actitudes y nuestro comportamiento. Por
cierto, la conformidad de nuestra juventud a su propio
grupo parece ser mucho más fuerte que la de la generación
de los padres. Además de tales relaciones informales, hay,
sin embargo, dos disciplinas formales que tratan de ofrecer
avenidas de asistencia terapéutica para nosotros al desa-
rrollar nuestra capacidad para entrar en relación significa-
tiva con otros seres.
 SI»
¿QUIEN SOY?
Estos enfoques formales que se interesan en las
interrelaciones humanas son las de psicoterapia y religión.
La psicoterapia es diferente de una psicología científica. La
psicología considera la naturaleza objetiva y científica de la
interacción humana y estudia las condiciones bajo las
cuales ciertas cosas suceden y bajo las cuales ciertos patro-
nes de comportamiento emergen. El psicoterapeuta, por
otra parte, trata de establecer una relación emocional y
personal con el ser solitario que se acerca a él solicitando su
ayuda. Si bien el criterio de varias escuelas de psicoterapia
abarca desde el enfoque freudiano analítico al de los
encuentros, hay dos características que son comunes a
todas las escuelas, sea que el terapeuta se siente en un sofá
o junto a un escritorio.
Una característica es el requisito que la persona
interesada debe tratar de ayudarse a sí misma. Ningún
enfoque terapéutico es efectivo a menos que el individuo
reconozca su necesidad por este tipo de relación y que no
puede satisfacer su necesidad por sí mismo. El segundo fac-
tor es que todos los enfoques a la psicoterapia comprenden
el desarrollo y cultivo de una relación interpersonal entre
el que busca y otro ser fuera de sí mismo. Este recono-
cimiento de la necesidad de relación con un ser fuera de
uno mismo es de importancia capital al tratar de corregir
un patrón de relaciones resquebrajadas o inadecuadas y al
establecer un patrón de comportamiento por el cual el
individuo puede encontrarse con la sociedad de manera
más o menos satisfactoria.
Para quienes tienen los recursos (emocionales y
económicos), no cabe duda de que la psicoterapia es
frecuentemente más útil. En forma mínima debiera pro-
ducir una percepción de las causas reales de problemas
personales y nuestro potencial para lograr un cambio.
Muchos de nosotros sencillamente no podríamos funcionar
LA FE DE UN CIENTÍFICO •Si
sin tener este tipo de asistencia o ayuda profesional. Es
realmente una revelación sorprendente cuando uno se da
cuenta del egoísmo y la hostilidad que ha estado alber-
gando por tantos años y el papel que éstos han jugado en
sus patrones emocionales y de comportamiento. El poder
reconocer culpabilidad y hostilidad y el poder perdonarse a
uno mismo y liacer aquello que puede hacerse positiva-
mente a nivel humano, es una experiencia satisfactoria. El
doctor Paul Tournier, en sus muchos excelentes libros, ha
demostrado cuan efectivo puede ser esto. Pero aun aquí
estamos limitados por nuestra humanidad. Todavía estoy
limitado por mi propio egocentrismo y nadie con quien yo
jamás haya tratado de relacionarme formal o informal-
mente ha sido liberado de su propio egocentrismo.
Esto ha de hacer surgir nuevamente la pregunta de
finalidad. Yo pregunto: "¿Hay un verdadero significado
final para la vida que no se encuentra expresado sobre los
términos de familia o amigos, no importa cuan importan-
tes ellos sean o puedan ser?" Citando nuevamente al pro-
fesor Frye diremos:
"¿Qué es, pues, lo que los estudiantes más inquietos e
impacientes de nuestra época están tratando de lograr a
través de su preparación universitaria? He sugerido que
han tratado de buscar la dirección a las preguntas exis-
tenciales que en gran medida han empequeñecido
cualquier confianza que habían tenido en la disciplina del
pensamiento. En otras palabras, su búsqueda es una
búsqueda religiosa, y están buscando respuestas a interro-
gantes religiosos que la universidad, como universidad, no
puede contestar."
Para mí la pregunta: "¿Quién soy realmente?" debe
ser preestructurada. Estamos, en esencia, preguntando:
"¿Hay un ser absoluto o último con quien yo puedo y
debo entrar en relación si he de obtener un sentido de
J4» ¿QUIEN SOY?
finalidad?" Si tal ser existe, y si yo puedo establecer una
relación significativa, puedo conocer lo último en signifi-
cado en términos no ambiguos ni equívocos. Si yo puedo
encontrar tal ser, mis preguntas sobre el significado y
propósito últimos serán resueltas. Este ser asumiría las
características de "ser" que hemos descrito: respuesta
emocional recíproca, sensibilidad, percatación de mis nece-
sidades, aceptación de mí como ser solitario y egoísta, en
síntesis, un ser de amor en un sentido totalmente altruista.
A las claras yo no cuento con amigos humanos dotados de
estos atributos.
Aquí, sin embargo, radica otra limitación inherente a
nuestra humanidad. Hemos usado el término "último",
que, al igual que el término "absoluto", es algún tipo de
estado ideal que no es lograble para nosotros como huma-
nos. Pero no podemos comprender qué significan en reali-
dad estos términos. Por ejemplo, usamos el término "infi-
nito", y es una palabra útil. Pero sabemos que la infinidad
no es solamente el mayor número posible que quepa en
nuestro pensamiento, más uno. Representa un concepto
enteramente diferente de nuestras idea sobre los números.
Sólo podemos hacer analogías para tales términos, pero
representan el límite al cual nuestro proceso racional
puede ser dirigido.
Yo reconozco que necesito el amor en su exponente
"absoluto" o "último". Según mis términos esto estaría
representado por un ser no egocéntrico ni hostil, ni auto-
superior. Sólo entonces puedo preguntar: "¿Hay un ser
que está caracterizado por tal amor?" No hay significado
en la idea de un amor objetivo; sólo hay una relación sub-
jetiva entre seres. Preguntamos: "¿Hay un ser quien
puede completar la relación al suplir todos mis puntos ina-
decuados?"
Ahora puedo declarar mi tesis final. Yo afirmo que
LA FE DE UN CIENTÍFICO •Í5
existe un Ser que posee estos atributos altamente deseables.
El nombre teológico para dicho ser es Dios. La Biblia del
cristianismo comienza con la presuposición de que hay un
Dios quien posteriormente está caracterizado en el libro
como <í(amor" (ágape). Esta proposición declara que este
Dios es un ser personal disponible y que tiene la capacidad
de entrar en relaciones emocionales (espirituales) con cual-
quier ser humano que reconoce la necesidad para este tipo
de relación final. Este Dios no posee ninguna de nuestras
ansiedades ni hostilidades humanas. No tiene móviles
escondidos. Simplemente está en disponibilidad para cual-
quiera que esté deseoso de experimentar y responder a este
amor. Si bien es tan personal (esto es, que es) como usted
es y como yo soy, no está limitado por un cuerpo en tres
. dimensiones, ni por el tiempo. Esto significa que no está
sujeto a las limitaciones del universo físico. Este Dios
puede participar en cualquier encuentro e inmediatamente
se presenta tan pronto como aceptemos la necesidad de él.
El famoso filósofo y científico Pascal, escribió en una opor-
tunidad (como si estuviera hablando Dios): "No me
hubieras buscado si ya me hubieras encontrado."
Volvamos por un momento a nuestro modelo ori-
ginal. Sugerí que la validación del átomo venía al propo-
ner la existencia de un átomo con características parti-
culares como explicación para mis observaciones y
experiencias. Procedimos a validar el átomo al determinar
si la entidad propuesta satisfacía la prueba de observacio-
nes adicionales que fueron predichas sobre la base de la
existencia presupuesta del átomo. Si tales observaciones
fuesen en realidad hechas, dijimos que habíamos validado
el átomo en el sentido de que el átomo tiene significado
para nosotros en el campo físico.
Si este criterio es confiable y apropiado, ahora pode-
mos resumir lo dicho al proponer que un Dios de amor
56» ¿QUIEN SOY?
eterno existe y que es conoscible en algún sentido no físico.
(Mencioné anteriormente que no creo que Dios pueda ser
probado científicamente.) Sin embargo, si el Dios indicado
tiene atributos que pueden ocasionar cambios en mi vida y
en mi perspectiva, cambios que yo puedo identificar, y si
no hay propuestas alternadas que producen estos cambios,
entonces estoy en posición de validar la existencia de Dios
y afirmar que él tiene significado para mí. En otras pala-
bras, la existencia de un Dios personal es un modelo que
puede ser sometido a las pruebas de validación de la
experiencia. Si mis problemas fundamentales existenciales
son resueltos en el proceso de relacionarme con tal Dios, él
por ende es validado en el proceso. Usted podrá señalar
que esto no valida la "existencia" de Dios, pero mi
respuesta es que este proceso establece el "significado" de
Dios y que este es el único punto válido al cual podemos
llegar.
Incidentalmente, esto no afirma que este Dios a
quien valido dentro de mi experiencia subjetiva no es más
que el Ser que participa conmigo, pero sí dice que al
menos es eso. El se encuentra conmigo a la altura de mi
propia e individual necesidad, y la sorpresa y maravilla es
que él se encuentra con todos mis amigos a la altura de sus
necesidades también.
Así como C. S. Lewis señala en su libro Mero
Cristianismo, el canal normal para conocer la naturaleza
de este Dios es a través de la Biblia del cristianismo que es
una afirmación más completa de las relaciones existentes
entre seres humanos con y sin el beneficio de relación con
Dios. Otra forma apropiada para aprender más acerca de
Dios es a través de las discusiones con aquellos que en
forma similar se han encontrado con él y han entrado en
una relación con él. Es esencialmente ilógico tratar de dis-
currir sobre la naturaleza de Dios con quien no haya
LA FE DE UN CIENTÍFICO •57
tenido una experiencia personal, al igual que carece de
sentido discutir la calidad de lo verde con una persona que
ha nacido ciega. Yo puedo discutir las nociones de las
ondas de la luz verde en círculos por segundo, pero no
puede haber una verdadera apreciación de lo verde o de
Dios sino hasta que lo hayamos experimentado.
Cuando yo continúo mi búsqueda de aprender más
acerca de Dios a través de la lectura de la Biblia y a través
de participación en la discusión, hay algunas cosas que
inmediatamente llegan a mí. Una es que Dios parece estar
descrito como el Dios que organizó todo el universo y
quien estableció todas nuestras relaciones científicas que
hoy gozo tratando de descubrir. No puedo "probar" tales
ideas científica ni lógicamente, pero cuando entro en una
relación personal con la "parte" de Dios que yo puedo
experimentar a la altura de mis necesidades espirituales y
emocionales, repentinamente me parece a mí muy consis-
tente que él es el mismo "gran" Dios que creó el universo.
No puedo, sin embargo, argüir esto en forma inversa. No
Kpuedo probar la existencia del Dios del universo y luego
mostrar que si tal Dios existe, él tendría interés en mí
como individuo infinitésimo. Yo acepto la noción de que
Dios quien hace significativa mi existencia después de una
validación personal de su existencia, es el mismo Dios del
universo y de la historia.
Además, cuando yo leo la Biblia para descubrir más
acerca de Dios, me doy cuenta que él representa un con-
cepto bastante nebuloso. Para la mayoría de nosotros, Dios
es un "vertebrado gaseoso" con poco o nada definible. Yo
encuentro que no puedo, en el sentido psicológico, identifi-
carme con un ser abstracto puesto que como ser humano
no puedo dar este salto. Entonces me doy cuenta que mi
fe y mi comprensión del mensaje del cristianismo no es
fundamentalmente acerca de la creencia de Dios ni tam-
S8* ¿QUIEN SOY?
poco que descansa sobre cómo cumplo los diez man-
damientos y la regla de oro. Si trato de interpretar mi rela-
ción con Dios sobre la base de estas nociones, corro el alto
riesgo de basar mi caso, o bien en sentimientos caóticos por
una parte, o en una superficial capa de "correcto" com-
portamiento por la otra.
Encontramos que el verdadero genio del cristianismo,
que lo hace constantemente contemporáneo y radical-
mente significativo, yace en el concepto de que Dios reco-
noció que los humanos no pueden identificarse con él como
una abstracción final. El cristianismo está basado en la
idea fundamental de que Dios escogió entrar en el mundo
y en la historia en la forma de un hombre. El verdadero
significado y la dinámica real del cristianismo está pues, no
en la creencia en cuanto a Dios sino en la necesidad de
entrar en relación con Dios tal y como se nos muestra en la
persona histórica llamada Jesús. Esta encarnaáón, Dios
entrando en la historia en la forma de un hombre, es la
que realmente genera la dinámica para la solución de
nuestro dilema existencial. Esto es decir que Dios vivió en
la persona de Jesús en un país del Medio Oriente hace dos
mil años y que un encuentro con ese Jesús es la base para
la afirmación de que el cristianismo puede satisfacer el
problema humano.
Por cierto, yo no sé exactamente qué significa encar-
nación ni cómo Dios lo pudo hacer, pero el hecho perma-
nece que cuando yo pregunto verbal o conscientemente:
"¿Cómo es Dios?", la única respuesta que puedo dar es:
"Dios es como Jesús". Jesús era Dios viviendo en forma
humana. Según en la historia, él vivió y fue tentado en
toda manera tal y como nosotros (esto debe incluir las ten-
taciones que comprenden hostilidad, ansiedad, compor-
tamiento sexual, como así también otras). De alguna
manera, él pudo mantener el valor de los seres humanos
LA FE DE UN CIENTÍFICO •J9
en primera línea en su pensamiento y controlar su com-
portamiento para garantizar esta norma. El sufrió las ten-
taciones pero no cedió ante las mismas.
Si realmente queremos conocer qué es el amor no
egoísta, podemos leer y tratar de comprender cómo Jesús
encaró las situaciones que se le presentaron. Entonces
debemos determinar, conforme a nuestras mejores habili-
dades, cómo trataría él este juego de valores si viviera en el
momento actual. Las mismas leyes de amor, altruismo,
sensibilidad, percatación de necesidades humanas, por
cierto tienen una importancia primordial hoy, tal y como
la tuvieron para él ayer.
La declaración bíblica sobre el cristianismo incluye
otras ideas que no son esclarecidas inmediatamente sobre
la base de términos pertienentes y contemporáneos. Por
ejmplo, la mecánica de la resurrección, que comprende el
que Dios reasuma su divinidad singular, no alcanzo a
comprenderla. No cambian el hecho de que este punto de
vista cristiano tenga significado para mí y que el entrar en
^las relaciones descritas como posibles y necesarias, de hecho
resuelven las preguntas con las cuales comenzamos esta
discusión.
Yo he hecho una declaración directa y franca tocante
a la pertinencia y al impacto del cristianismo en mi propia
experiencia. Pero, ¿qué de las otras religiones? Si nuestro
enfoque básico es aceptable, sólo me resta colocar
cualquier otra religión en competencia directa con el
cristianismo en su capacidad para resolver las preguntas
presentadas y satisfacer las necesidades experimentadas. La
identificación personal puede, por supuesto, existir con
cualquier ser. En este modelo, el otro ser podría ser el psi-
coterapeuta u otro maestro religioso, tal como Buda, Con-,
fucio, un profeta, o un hombre bueno. Metodológica-
mente, ubicaría cualquier personalidad religiosa en el plan
60» ¿QUIEN SOY?
del "tú". También debiera yo ser el primero en aceptar el
hecho de que cualquiera debe tener el derecho de tratar de
resolver sus problemas de significado y propósito en
cualquier forma que él crea conveniente siempre y cuando
no ocasione daño y perjuicio a otra persona. Yo tengo
muchos amigos en muchos países con quienes he discu-
rrido sobre estos asuntos en conferencias universitarias y
sesiones de diálogo, y no puedo por supuesto reprender a
ninguno de ellos por seguir los principios de su fe.
Sólo puedo decir que el cristianismo es un modelo
más aceptable para mí.' También creo que hay razones
buenas tanto psicológicas como religiosas por las cuales el
cristianismo puede resolver los problemas de cualquier
individuo sobre la base transcultural. Mi única posición es
que me gustaría hacer que el cristianismo sea una opción
viable para cualquier individuo que está buscando la solu-
ción de los problemas de culpabilidad, de carencia de signi-
ficado, y de falta de propósito, pero yo no puedo enarbolar
bandera, actual o emocional, para obligar este resultado.
Quizás pueda señalar que Eldridge Cleaver, en su Soul
On Ice, tiene una afirmación muy poderosa de la necesi-
dad de una experiencia religiosa en la búsqueda tras el sig-
nificado y el valor personales.
Puesto que ya ahora estamos claramente en el campo
religioso, identifiquemos algunos pocos términos teológicos
para ver cómo nuestros conceptos pueden ser amoldados
dentro de una terminología religiosa común. (Hasta este
punto he insistido de que hablemos tocante a ideas y con-
ceptos y he tratado de evitar los matices emocionales que
siempre están entre bastidores al usarse un vocabulario
particular.) Por ejemplo, en mi modelo, el "alma." del
hombre está representada por la total capacidad de
relacionarse con otro ser humano. Es decir, yo creo que los
animales responden al estímulo y que están percatados de
LA FE DE UN CIENTÍFICO •61
su ambiente. Yo creo, sin embargo, que los seres humanos
están caracterizados por lo que el matemático llamaría
"un segundo orden de percatación". Es decir, no sólo estoy
percatado de lo que me rodea sino que también estoy
consciente de que estoy consciente. No solamente es una
respuesta a un estímulo sino una evaluación de la
naturaleza tanto del estímulo como de la respuesta que es
característica de mi humanidad o de mi alma. El alma,
por tanto, es una capacidad y no está geográficamente
localizada en ninguna parte específica de mi cuerpo.
Para ilustrar este punto, quizás podamos describir un
experimento llevado a cabo antes del comienzo del siglo.
Un grupo de científicos agnósticos decidió realizar un
experimento para dejar sentado, de una vez por todas,
dónde existía el alma. Para probar esta hipótesis, ellos
dedujeron que si en realidad existía el alma, un cuerpo
debería perder peso al morir cuando se separaba del
cuerpo. Entonces colocaron un paciente en agonía sobre
una balanza y tomaron nota cuidadosa del peso del
paciente al morir. No hubo pérdida de peso y así, científi-
camente, "probaron" que el alma no existía. La falacia de
este enfoque debiera ser evidente si consideramos que el
alma es una capacidad para entrar en una relación, no una
entidad física.
De manera similar, yo creo que el Espíritu Santo
representa la capacidad de Dios para conjugarse con mi
alma. Se desprende que una comunicación directa puede y
en efecto ocurre con Dios a través de su Espíritu. Esta
respuesta multifacética de Dios en su ser divino está repre-
sentada en el concepto de la santa Trinidad, que es, tal y
como lo señala C. S. Lewis, un esfuerzo por describir dis-
tintos atributos de Dios.
He deambulado a través de una extensa suerte de
ideas que tienen que ver con el universo físico y con las
62» ¿QUIEN SOY?
experiencias no físicas en la búsqueda por un armazón de
consistencia para toda experiencia. Mi presuposición
básica es que hay un "yo" y un universo (y un Dios), y
que todas las manifestaciones de estos deben ser compa-
tibles con todos los demás. Como una analogía, yo me
imagino frente a una mesa con una difusa selección de tro-
zos de información, experiencia, y lo que parece ser, una
interpretación apropiada. Frente de mi persona se encuen-
tra un marco sobre el cual trato de colocar los diversos
pedazos. Algunos de estos pedazos provienen del campo
científico y otros del personal y religioso. Yo acepto la filo-
sofía de que pueden ser ubicados en un solo cuadro pese al
campo del cual se derivaron originalmente. El reto real-
mente apasionante para mí es la continua búsqueda por el
patrón de los pequeños trozos que están delante de mí y el
constante esfuerzo de hallar más trozos para colocar dentro
de mi patrón. Yo no creo que quisiera encontrar todos los
trozos aun cuando pudiera, puesto que entonces ya no que-
daría mucho desafío.
Pero quizás hemos sido lo suficientemente introspec-
tivos. Quizás los verdaderos desafíos se encuentran en el
campo de la aplicación de mis percepciones, de mi com-
prensión, y de mi experiencia con Dios a los candentes y
rudos problemas que me confrontan cuando observo a mi
alrededor. Hemos considerado la forma en la cual pode-
mos determinar el significado de la vida. Pero ahora
hemos de considerar cómo ha de ser el vivir en el mundo
real y cuáles han de ser las consecuencias de estas per-
cepciones y comprensiones en la vida real.
LA FE DE UN CIENTÍFICO •63
Capítulo Cinco
Hacia Una Serenidad Dinámica
Hemos pintado la realidad tersa de una vida sin
relaciones y el hecho de que el entrar en un encuentro con
Dios como ser personal es esencial para la solución de
nuestros problemas de enajenamiento, culpabilidad, y
para encontrar significado y propósito finales para la vida.
¿Pero qué significa en verdad "entrar en relación" y "en-
contrar a Dios"? Volvamos a nuestros modelos.
Usted tendrá presente cómo demostramos en el
campo científico la base para nuestra creencia en los áto-
mos. No probamos su existencia, pero asumimos que hay
una entidad "realmente" presente con características que
produjeron los resultados observados en nuestra experien-
cia. También he sugerido que Dios puede ser validado de
la misma manera. Tenemos necesidades para gozar de
relación, causada por la separación y la ansiedad inheren-
tes a nuestra existencia individual. Esta necesidad ha dado
lugar a los síntomas que son evidenciados diariamente en
el hospital, en las cortes criminales, en las estadísticas de
divorcios.
Si bien los aspectos negativos de este enajenamiento
entre nosotros y Dios es la preocupación usual, quizás
quepa mencionarse que algo de nuestro "buen" compor-
tamiento frecuentemente puede ser visto como un deriva-
tivo del mismo juego de sentimientos negativos pero en
forma más aceptable. Si necesitamos seguir cualquier
patrón de comportamiento en forma compulsiva, quizás
represente un esfuerzo por escapar de nuestra soledad y
frustración aun cuando la actividad sea "buena". Este tipo
de comportamiento ha sido descrito hábilmente por el doc-
 ¿QUIEN SOY?
64»
tor Paul Tournier en tales libros como Guilt and Grace, y
The Meaning ofPersons. Por cierto, este comportamiento
goza de mucha más amplia sanción social, pero puede
representar el mismo patrón dinámico de respuesta para el
individuo como los síntomas menos aceptables. Frecuente-
mente llega un momento cuando tales personas ya no pue-
den encontrar la resolución evidente a los problemas bási-
cos de tales actividades "buenas", y ellas también comien-
zan una búsqueda para relaciones que afirmen a fin de
tener una resolución auténtica de las situaciones que con-
frontan. Esta necesidad de la reconciliación del hombre
con Dios es la noción teológica del pecado. El pecado es lo
que significa en nuestras vidas la culpabilidad, la falta de
sentido, y la falta de esperanza. El encuentro con Dios
resuelve estas necesidades universales del hombre.
Pero, ¿cómo podemos realmente "probar" la exis-
tencia de este Dios? Metodológicamente, podemos demos-
trar su existencia de la misma manera como validamos el
átomo. Simplemente proponemos la posibilidad de la exis-
tencia (o mejor dicho, significado) tanto del átomo como
de Dios y actuamos como si existiera.
Actuamos como si los átomos existieron durante la
segunda guerra mundial y organizamos el proyecto
Manhattan para producir una bomba atómica en momen-
tos cuando un individuo llamado Hitler amenazaba a todo
el mundo civilizado. El "éxito" de la bomba en términos
técnicos, validó el átomo de una manera tal que ninguna
observación directa del laboratorio podía cuestionar. No
hubiéramos tenido ningún conocimiento real del átomo si
hubiéramos aguardado la demostración en la probeta de
alguna observación directa sensoria. Hemos continuado
recogiendo los beneficios del tiempo de la paz del mismo
átomo. Estoy sugiriendo que, de la misma manera, pode-
mos adquirir para nosotros los beneficios que Dios nos
LA FE DE UN CIENTÍFICO »6J
ofrece al actuar como que él existe y al aceptar esta
creencia (fe) como la base de nuestras actitudes y de nues-
tro comportamiento.
Tómese nota que empleé la palabra "creencia" en los
átomos y en Dios. Otra palabra con connotación bastante
similar es el término "fe". ¿Cuál es la diferencia entre estas
dos palabras? ¿Es la fe sencillamente "el creer aquello que
se sabe que no es cierto"? En mi terminología, yo hago
una apreciable y útil distinción que puede o no ser válida
sobre las bases de significados originales de las palabras. Yo
"creo" en los átomos y empleo este vocablo para describir
mi "actuación como si existieran". Yo creo en una entidad
científica o intelectual. Yo no uso el término "fe" para
expresar esta idea respecto de los objetos físicos. Es decir,
yo creo en átomos pero no tengo fe en ellos. Prefiero ocu-
par el término "fe" para el actuar como que un ser o una
persona existe. En otras palabras, yo actúo como que usted
existe o de lo contrario no me molestaría por escribir (si
bien probablemente yo estoy derivando mucho más de mis
escritos que lo que está aprovechando usted). De manera
similar, yo actúo como que Dios existe al aceptar y al
expresar mi fe en él y viendo entonces cuáles son las con-
secuencias.
El término "actuar como que existe" es también la
palabra "entrega". Yo me entrego a mi esposa en amor
humano aun cuando yo sé que esto sólo puede ser parcial
y limitado por nuestras propias limitaciones humanas. Yo
me entrego a Dios en un encuentro en el cual yo actúo
como que él existe y que se ha puesto en disponibilidad en
la persona de Cristo Jesús. Yo creo que Jesús vivió hace
aproximadamente dos mil años y que era totalmente
altruista, totalmente dedicado a Dios, y obediente a Dios
hasta la propia muerte, el máximo ejemplo del amor
divino perfecto o el divino ejemplo del perfecto amor
 LA FE DE UN CIENTÍFICO •67
66» ¿QUIEN SOY?

al grado de poder externar nuestras verdaderas preocu-

humano (no importa cuál), en quien puedo tener fe y
paciones, entonces resulta en una actividad altamente pro-
puedo ser reconciliado a través de él tanto con Dios como
vechosa.
con mis prójimos en perdón y amor.
Hay algunas partes del mundo donde el tema de la
Si yo puedo aceptar emocionalmente que él está dis-
evolución del hombre en las formas inferiores de animales
ponible para mí personalmente y si yo puedo aceptar la
es considerado un tema significativo de discusión y hasta
necesidad para un encuentro con tal ser fuera de mí, y si yo
consiste en una prueba de compañerismo. A veces les digo
puedo actuar como si existe en fe y entrega, puedo obser-
a tales grupos que yo discutiré el tema de la evolución con
var los resultados en mi vida en experiencias emocionales y
ellos por dos horas, ¡pero agrego que tomaré cualquiera de
espirituales válidas. Muchos de nosotros podríamos dar
los dos lados! Para mí es de poca trascendencia teológica si
ejemplo tras ejemplo de las experiencias en las cuales Dios
creemos que nuestros antepasados se mecieron colgados de
ha entrado en nuestra vida en forma realmente substan-
la cola o no, si bien más de nosotros quizás tengamos inte-
tiva. Tales aseguranzas de la presencia de Dios serían, sin
rrogantes tocantes a si nuestros antepasados se mecieron
embargo, enteramente innecesarias para una persona que
por sus cuellos. El énfasis es que el único propósito para tal
ha hecho su entrega y no serían nada convincentes a quien
debate es establecer un terreno común para una interac-
no lo ha hecho. La única admonición es probar y ver. De
ción significativa a nivel espiritual y emocional. Es perfec-
la misma manera, si yo tengo fe en Dios, yo cuento con
tamente apropiado que dos científicos consideren el asunto
una amplia demostración de la validez de que muchos de
de cómo el hombre llegó a donde está en el universo y si
los conceptos que han sido incluidos en declaraciones tra-
hay hombres en otros planetas. De igual manera, es
dicionales e ideas del cristianismo, aun cuando he llegado a
apropiado que dos cristianos discurran cómo Dios nos
hacer una considerable reevaluación de sus significados
trajo aquí. No es asunto apropiado el probar el status
sobre la base de términos pertinentes y contemporáneos.
científico ni la experiencia cristiana en los otros puntos de
Yo veo a Dios tanto como un Dios de la creación y de la
referencia.
historia, que originó el universo, y como el Dios que entró
en la creación y en la historia a través de las vidas de per- No existe duda en mi mente de que Dios muy bien
sonas vivientes. podría haber usado un enfoque evolutivo para preparar
un cuerpo biológico como una contribución a mi humani-
Yo mencioné anteriormente que esta línea de pen-
dad eventual. La evidencia circunstancial para tal proceso
samiento es fácilmente "comprendida" por quienes han
es ser ciertamente aceptada por la mayoría de los científi-
experimentado a Dios, pero que es un ejercicio sin sentido
cos. Desde mi punto de vista, se confiere la humanidad a
el tratar de discurrir sobre el Dios de la creación con quien
través de la existencia del alma, la "conciencia de segundo
no ha tenido ninguna experiencia. Digo que no tiene sen-
orden" a la cual hemos hecho referencia anteriormente.
tido pero esto no es verdad tampoco en realidad. Es sin
Sea cuan largo fuese el tiempo requerido para que el ani-
sentido entrar en tales discusiones si se hace el esfuerzo por
mal biológico humano alcance el estado consciente, el
"probar" la existencia de Dios. Si al entrar en tales dis-
hombre (Adán) primeramente fue identificado como
cusiones podemos infundir mayor confianza mutuamente
68* ¿QUIEN SOY?
caracterizado por alma y cuerpo en una entidad o gestalt.
Este es el estado del hombre con el cual nos interesamos: su
necesidad por las relaciones con sus prójimos y con Dios, la
actualización de ellas. Sobre esta base yo puedo determi-
nar quién soy.
Es este ser humano con capacidades biológicas y
espirituales, quien es capaz de tomar resoluciones y entre-
garse a otros seres. Quizás una analogía sirva para ilustrar
mi punto. Hace varios años, yo comencé a volar. Esta fue
una tarea realmente apasionante y obtuve grandes satis-
facciones cuando pude salir solo y volar. Yo era el dueño y
señor de la avioneta y de los elementos y gocé de un ver-
dadero sentimiento de libertad. Podía ir dondequiera
quisiera ir, y no dependía de los horarios de otras gentes.
Por supuesto, yo sabía qué tenía que estar muy alerta para
protegerme de otros que experimentaban la misma sensa-
ción de libertad, a menos que se suscitara una desfavorable
interacción con otros seres libres. Pero este estado repre-
sentó verdadera independencia.
Un día, sin embargo, luego de que había despegado,
el aeropuerto se perdió a través de una bruma espesa.
Con toda mi muy afirmada libertad, las condiciones
atmosféricas habían cambiado y yo me encontraba impo-
sibilitado de regresar a la base aérea. Afortunadamente,
había aprendido las leyes de navegación y pude encontrar
otro lugar donde aterrizar. Luego pensé: ¿qué tipo de
libertad es ésta que sólo está presente cuando las condicio-
nes atmosféricas son favorables? Yo estaba limitado a las
reglas de vuelo visual. ¿Es esa libertad e independencia?
Por fin descubrí que si quería la verdadera libertad
para ir donde yo deseara, necesitaba aprender a volar
según las reglas instrumentales. Esto significó que necesi-
taba aprender que hay otros procedimientos más adecua-
dos para llegar a donde yo deseaba ir. En este tipo de
LA FE DE UN CIENTÍFICO •69
vuelo, es necesario aprender cómo entregar y someter mi
libertad y el control del avión al centro de tráfico aereo, y
permitir que ellos tomen las decisiones pertinentes a mi
vuelo.
Con los instrumentos y la debida instrucción yo podía
remontar vuelo por las nubes, la lluvia, y la más incle-
mente tormenta posible sin temor. Yo sabía que mientras
yo siguiera las reglas de procedimiento y la dirección del
controlador de tráfico aéreo, podría sortear la tormenta.
Los dos hechos importantes eran que yo tenía que saber y
estar capacitado para practicar las técnicas a fin de entre-
garme al controlador y tenía que aceptar la necesidad de
hacer esa entrega a él. El conocía las condiciones en las
cuales estaría viajando durante todo el trayecto, aun
cuando la atmósfera al momento quizás se presentara her-
mosa y despejada. Si yo estaba dispuesto a hacer esta
entrega, entonces conocería la verdadera libertad e inde-
pendencia.
Este ejemplo sirve para describir un patrón que creo
es Uno general para todos nosotros. Comenzamos con una
dependencia de aquellos que nos rodean: nuestra familia y
nuestros asociados. A medida que maduramos pasamos a
una perspectiva "independiente" en la cual es necesario
que nos despojemos emocionalmente del grupo anterior y
determinemos nuestra propia identidad. Esto es lo que
debe ocurrir durante los años de estudio como jóvenes o los
años cuando primero salimos del hogar, y esta indepen-
dencia es una parte necesaria de nuestro desarrollo. Como
padres esperamos que la rebelión comprendida puede ser
tratada de manera tal que no resulte destructiva, ni social
ni individualmente. A medida que maduramos alcanza-
mos el punto de "interdependencia" cuando descubrimos
que podemos y debemos entregarnos a fin de obtener algo
70» ¿QUIEN SOY?
de mayor valor que nuestra independencia. Este es el paso
de entrega que hemos descrito anteriormente.
Esta entrega ocasiona relaciones que son de inesti-
mable valor cuando nos entregamos a Dios quien conoce
las condiciones a las cuales haremos frente a lo largo de
nuestra trayectoria. Incidentalmente, hay otra faceta para
la analogía del vuelo. El controlador del tráfico aéreo debe
saber los recursos y los instrumentos de los cuales dispone-
mos en el avión. Con esta información él verá el curso que
debemos seguir sobre la base no sólo de la condición
atmosférica y de tráfico, sino también conociendo qué
podemos hacer nosotros. Ningún controlador permitirá
que un avión pase a través de cualquier área que ocasiona
mayor tensión que los recursos con los que cuenta el piloto
y el avión. Dios no permitirá que seamos sometidos a
mayores dificultades que aquellas para las cuales contamos
con los recursos necesarios para nacerles frente.
Si hacemos esta entrega a Dios, el término teológico
para esto es "conversión", se nos da la confianza y la sere-
nidad de conocer la dirección y el propósito para nuestra
vida. También sabemos que podemos esperar llegar al
punto de destino siempre y cuando sigamos su dirección.
Esto, por supuesto, no elimina la posibilidad de condicio-
nes tormentosas de viaje a las cuales quizá seamos someti-
dos, pero tenemos la serenidad de conocer nuestra direc-
ción, nuestro significado, y nuestro propósito. Esto está
muy distante de la apatía de un fatalismo, en el cual senti-
mos que no tenemos nada qué aportar.
Si sólo fuéramos a descansar en la serenidad de la
dirección inherente de nuestra relación con Dios, entonces
quizás estaríamos complacidos en dormir sobre los laureles
de la autosatisfacción y gratificación. Lo que debemos
agregar a esto es una decisión de usar nuestras capacidades
individuales para hacer algo tocante al mundo real y sus
LA FE DE UN CIENTÍFICO •71
problemas reales. Esto está en orden a fin de mejorar las
condiciones de nuestros prójimos y mostrarles a ellos el
amor de Dios que es la dinámica de nuestro interés
cristiano. En nuestra fe cristiana se nos ofrece, pues, una
"serenidad dinámica" que nos da una participación en el
mundo y una razón para creer que tenemos algo que ofre-
cerle. Si nuestra fe nos provee de una verdadera dinámica,
entonces necesitamos demostrar un comportamiento signi-
ficativo basado en el mismo. ¿Dónde se origina tal com-
portamiento significativo? Resumamos de la siguiente
manera: R- relaciones que determinan A- actitudes. Nues-
tras actitudes generan C- comportamiento. Es decir, las
relaciones (R) determinan nuestras (A) actitudes. Nuestras
actitudes generan nuestro (C) comportamiento.
He aquí la base de nuestra ética cristiana y social. Un
"sistema" ético que está basado sobre una lista de culpas
siempre puede ser tergiversado por nuestro egocentrismo.
He descubierto que yo puedo racionalizar absolutamente
cualquier comportamiento cuando lo considero sobre la
base ^de términos humanos o intelectuales, si bien la
racionalización no cambia la culpabilidad básica produ-
cida por el comportamiento inaceptable. Por cierto, la
mayor parte del tiempo tratamos de hacer lo que es
correcto y muchos de nosotros sentimos que hacemos las
cosas correctas gran parte del tiempo, como para librar
bien. Descubro, sin embargo, que una buena acción reali-
zada un día, otro día puede ser realizada con un móvil
muy egoísta. Como resultado sospecho de mis móviles aun
para los actos que yo pensé eran altruistas. Yo sospecho
que la mayor parte, si no todo lo que realmente hago, está
orientado hacia mí mismo, pero quizás el altruismo
proviene al incluir a otros en mi círculo de egoísmo, es
decir, tal y como dice McLuhan, al aumentar el tamaño de
mi villorrio.
72» ¿QUIEN SOY?
Esto es para sugerir que todas nuestras estructuras de
valores están determinadas por las relaciones en las cuales
hemos entrado y el nivel de confianza logrado en estas
relaciones. Cuando yo era pequeño, yo aceptaba sin
titubear los valores, de actitud y de comportamiento, de
mis padres. Un poco después éstos llegaron a ser sometidos
a una evaluación crítica, un paso necesario para la
madurez. Entonces acepté algunos de los valores de mis
coetáneos y de mis maestros. Una de las facetas más
importantes de evaluación estuvo en el establecimiento de
mi relación interdependiente con Dios, y el esfuerzo
consciente de estructurar mis valores en consonancia con
esta sensibilidad y amor hacia mí. Esto representa un ideal
que nunca puede ser plenamente realizado pero es vital
que yo establezca una dirección a seguir.
Pero con toda esta conversación todavía debo decidir
cuáles actividades serán aquellas en las que participaré.
¿Seguiré la lista que me fue proporcionada en mi infancia
o confeccionaré para mí una lista más contemporánea y
actualizada? Generalmente decidimos en un juego con-
secuente de actividades que parecen ser significativas y
correctas para nosotros. Frecuentemente insistimos que
nuestro comportamiento es asunto nuestro y quizás haga-
mos caso omiso de muchas de las directrices establecidas
por otros. Sin embargo, a medida que progresamos hacia
la madurez se hace evidente que nuestro juego inde-
pendiente de valores no es realmente tan individualizado
como nosotros quizás lo supusimos en un momento dado.
No es tradición (tal y como se describió de manera patética
en la presentación musical de Violinista en el Tejado,) la
cual es mala, sólo la tradición no evaluada. Descubrimos
que cuando interactuamos con otros, se nos requiere seguir
muchos patrones de la sociedad, aun cuando estos patrones
revelen conformismo solamente con el grupo con el cual al
LA FE DE UN CIENTÍFICO •73
momento estamos vinculados. Si bien la estructura no
garantiza la justicia, la justicia es imposible sin estructura.
Sin embargo, ninguna lista de las cosas correctas y cosas
incorrectas puede ser efectiva en la demostración del amor
y ésto es lo que yo he tratado de hacer: demostrar el amor
de Dios hacia el hombre a través de mis endebles esfuerzos
de amar a otros.
Yo creo que la única base para las decisiones tocantes
a comportamiento bueno y comportamiento malo, es si la
? tividad refuerza la relación entre mí y los seres que yo
amo. Esta es la prueba básica de la ética. Yo trataré de
hacer aquello que reforzará las relaciones en amor y tra-
taré de evitar aquello que no profundice tales relaciones.
Este enfoque para con la ética está descrito por Harvey
Cock en libros tales como La Ciudad Secular y varios
artículos publicados mayormente en la revista Playboy.
Estoy de acuerdo que no puede haber una lista de "absolu-
tos" tocante al comportamiento bueno y malo por sí
mismo, si bien hay ciertos patrones de comportamiento
que^jienen la sanción basada en una larga experimenta-
ción. Son pocas las personas que duden seriamente que la
monogamia es el mejor patrón para el matrimonio en
nuestra cultura occidental, si bien esta práctica varía en
otros países. Alguien ha observado que el único man-
damiento que ha sido aceptado por todas las culturas es:
"No matarás a tus amigos", pero aquí hay una errada
definición de amigo. No obstante, la situación ética debe
ser examinada con mayor cuidado. Si la lista hedonista es
determinada por un individuo ególatra, como inevitable-
mente lo es, resulta demasiado fácil racionalizar el com-
portamiento adquisitivo y manipulativo bajo el disfraz de
que supuestamente es en los intereses de un ser amado. La
prueba para el comportamiento sencillamente no es tan
simple.
74» ¿QUIEN SOY?
Si no hay "absolutos" para la determinación de lo
que es correcto y lo que es incorrecto, es aún más
imperioso que tengamos formas adecuadas para determi-
nar nuestros patrones de comportamiento. Esto podrá ser
expresado nuevamente sobre los términos de nuestras
relaciones. Si yo hago aquello que apoya mi relación con
mis prójimos en términos humanos, es aún más apropiado
que yo emita el mismo juicio con respecto a Dios, el Ser
final que está caracterizado por el amor absoluto. Debo
tratar de hacer aquello que apoye la relación con él y des-
cartar aquello que no lo hará. Para mí, pues, esta relación
con el Ser absoluto determina la naturaleza de la ética y de
la moral absolutas.
Si nuestro análisis de esta base para la ética y la
moralidades válido, entonces cargo con una tremenda res-
ponsabilidad para utilizar los recursos que tengo a mi
disposición para ayudar en la determinación de cuáles son
los actos más significativos que yo pueda realizar. La
determinación de esto no depende tanto de mi decisión
intelectual tocante a lo que es correcto o apropiado, tanto
como del cultivo de una relación cada vez más profunda
con Dios que determine cuáles actividades están en conso-
nancia con su amor.
El tiempo y el esfuerzo invertidos en reforzar mi rela-
ción con Dios, no es realmente una actividad. Es en verdad
una experiencia mística. Hay un elemento místico en todas
nuestras experiencias religiosas. Esto requiere la comuni-
cación con Dios a través de la oración y de la meditación y
estar conscientes de su comunicación a medida que su
Espíritu se une al mío. Esto por cierto no equivale a técni-
cas para la meditación autohipnótica. Estas técnicas son
experiencias útiles, pero no pueden reemplazar la comu-
nión con un ser que está disponible quien puede reforzar y
profundizar mi amor para con mis prójimos. Yo también
LA FE DE UN CIENTÍFICO •7Í
puedo leer y estudiar las experiencias de otros que han
escogido tratar de demostrar el amor de Dios hacia otros
por conducto de su comportamiento. Debo estar dispuesto
a hacer frente a las consecuencias tanto de un descuido
voluntario o inconsciente de seguir la luz de la cual dis-
pongo, y estar consciente de que Dios perdonará los pasos
mal encaminados que inevitablemente daré.
Como estudiantes tratamos de aceptar y extender la
relación con Dios como nuestro declarado objetivo en la
vida, y entonces puede quedar con nosotros el determinar
el tipo de actividad profesional en la cual participaremos.
Si bien esto puede incluir actividades no vocacionales, más
me interesa a esta altura el aspecto vocacional y de carrera
tocante a la vida. Yo soy de los que creen que cada uno de
nosotros tiene una combinación única de determinantes
ambientales y genéticos en nuestra constitución. Esto signi-
fica que cada uno de nosotros tiene ciertas cosas que sólo
nosotros podemos hacer en forma particular y que nin-
guno de nosotros tiene la misma combinación de capacida-
des. •>
Yo asumo que tengo cierta habilidad en el campo de
la ciencia, juntamente con intereses en la música y en las
relaciones humanas. Cada uno de nosotros tiene un con-
junto específico de intereses y habilidades. Si hemos de
hacer un esfuerzo consciente para utilizar nuestra combi-
nación especial de habilidades e intereses con el objeto de
demostrar el amor y el interés por otras personas inspirado
por nuestra dedicación cristiana, entonces tenemos una
contribución única para realizar en el mundo.
Como científico, quizás no sea sorprendente que yo
piense que cualquier individuo que tiene la orientación y el
potencial de llegar a ser un científico debiera contar con
cuanta oportunidad le sea factible para avanzar en ese
campo, puesto que yo creo que este es el campo principal
76» ¿QUIEN SOY?
en el cual él puede prestar su conocimiento y comprensión.
A la vez, yo creo que cualquier individuo con las habilida-
des e intereses requeridos para cualquier ocupación o
carrera útil, sea el arte, la agricultura, el mundo comercial,
ama de casa y madre, o cualquier otra cosa, también debe
seguir esta meta al límite de sus habilidades y recursos,
estipulando que tales actividades no rebajen ni su per-
sonalidad ni la de ningún otro ser humano.
Hay personas alrededor nuestro en cada fase de la
vida que son prisioneras de la culpabilidad, de la inquie-
tud, y de la falta de significado. Estas personas incluyen
científicos, artistas, amas de casa, todas estas personas nece-
sitadas de una demostración de amor. Si somos nosotros
capaces de dárselo a ellas, debemos hacerlo al tener con-
tacto con estas personas. Existe una tremenda necesidad
para que cada uno de nosotros demuestre el amor cristiano
para con aquellos con quienes establecemos relación en
nuestras actividades vocacionales diarias. A la vez, algunos
de nosotros tenemos la capacidad y los recursos para ser
instrumentos profesionales de este mensaje. Todavía existe
la necesidad apremiante para obreros religiosos de tiempo
completo que tengan la sensibilidad y el interés que les dan
esta dinámica para trabajar dentro de la iglesia ("la iglesia
dentro de la iglesia"). Tan frustrante como esto puede ser
a veces, todavía permanece siendo cosa importante el que
todo esfuerzo sea hecho a fin de que el cristianismo, cons-
tante y aceleradamente, sea pertinente en el mundo.
Los datos para el cristianismo no se encuentran en las
rocas y en los árboles del laboratorio ni en el universo que
nos rodea. Los datos para el cristianismo son los cristianos
que profesan tener esta fe en Dios y la serenidad dinámica
de proporcionar dirección y pies a sus sueños. O bien noso-
tros los cristianos tenemos algo que contribuir a quienes
nos rodean, o debiéramos callar nuestras murmuraciones y
LA FE DE UN CIENTÍFICO •77
nuestras profesiones de fe. La piedra arrojada en el
remanso da lugar a las ondas de interés, cada vez más
mayores en su impacto aun cuando la piedra haya tenido
poco o escaso impacto sobre sus contornos. Estas ondas de
interés se manifiestan a medida que participamos en el
mundo rudo en el cual nos toca vivir. No tenemos por qué
elaborar cuadros de la anarquía, de la violencia, de la
intranquilidad de la actualidad. Estos son los síntomas de
las condiciones sociales, políticas, emocionales, y
espirituales causadas por la deshumanización de nuestra
vida. Hay problemas serios que necesitan ser resueltos en
las encrucijadas raciales y éticas. Necesitamos de hombres
y de mujeres sensibles para con otros junto con las pericias
profesionales que han sido martilladas en el aula a fin de
atacar estos problemas a nivel totalmente profesional.
Tenemos tensiones internacionales que desafían a aquellos
con inclinaciones internacionales y con un sentimiento de
la lingüística. Hay problemas en las coyunturas de la geo-
grafía que bien pueden ser culturales o ideológicos en su
naturaleza. Estos sólo son unos cuantos ejemplos de la
necesidad de contar con personas capacitadas y especializa-
das, entregadas y dedicadas al amor de Dios y a una visión
por las cosas, no tal y como son, sino tal y como debieran
ser.
Tenemos nuestro trabajo por delante y debemos
encontrar los medios a fin de que cada uno de nosotros
haga aquello que contribuya a un mundo de paz y com-
prensión. Ningún hombre es una isla. Con toda nuestra
devoción y todo nuestro interés debemos desarrollar fuerza
y comprensión al integrarnos a la comunidad de aquellos
entregados y dedicados al punto de vista cristiano.

78» ¿QUIEN SOY?
Capítulo Seis
Una Comunidad Dedicada
e Interesada
¿Quién soy? Proseguimos con nuestra búsqueda por
la unidad y la consistencia de la experiencia y del pen-
samiento. En los capítulos anteriores viajamos por el
camino de lo objetivo y de lo científico a fin de determinar
si podríamos encontrar un camino en estos campos para
determinar quiénes somos. Encontramos una respuesta
parcial en que somos seres que atravesamos por una varie-
dad de experiencias y que podemos interactuar con el uni-
verso físico de manera especulativa y objetiva. Descubri-
mos, sin embargo, que no usamos palabras como "propó-
sito", "deber" en el campo científico. Hallamos instru-
mentos con los cuales manipular el universo de acuerdo
con nuestros deseos, pero es el hombre que está entre la
caja con la bomba, y el reactor atómico del tiempo de la
paz quien decide cómo serán empleados estos instrumentos
de la ciencia. La ciencia está basada en relaciones de "yo-
objeto".
Entonces pasamos a examinar un juego diferente de
experiencias por las cuales atravesamos cuando interactua-
mos con el mundo de otros seres humanos. Hallamos que
las respuestas emocionales tales como la culpabilidad, la
ansiedad, y el amor, eran características de las relaciones
"yo-tú" y que entraban en juego cuando los humanos res-
pondían a otros capaces de tales respuestas. Encontramos
que tales relaciones como éstas dieron auge a nuestros
problemas de sentirnos solos y de ser pueblo asustado, pero
también nos revelaron el camino para resolver tales necesi-
dades existenciales a través del encuentro con un ser más
LA FE DE UN CIENTÍFICO •79
allá de nosotros mismos quien puede amar y perdonar.
Las relaciones con otros seres son necesarias para resolver
la culpabilidad del pasado, la inquietud del presente y la
falta de esperanza del futuro que nos caracterizan a todos
nosotros.
También consideramos el asunto de la validación de
las ideas que provienen de nuestras experiencias. Nosotros
validamos tanto objetos en nuestro mundo físico como
otros seres dentro del mismo cuadro metodológico. Es
decir, comenzamos con un juego de experiencias, sean éstas
físicas o emocionales, y postulamos que una entidad existe
fuera de nosotros. La declaración del postulado debe
incluir algunas sugerencias tocantes a cómo el objeto o el
ser pueden ser verificados, es decir, cuáles fenómenos iden-
tificables pueden ser experimentados de manera particular
si el postulado es válido. Nosotros propusimos la idea de
que un átomo existe (o tiene significado), y demostramos
en el laboratorio que un juego de experimentos arrojaría
ciertos resultados sólo si el átomo tiene validez. De igual
manera, propusimos que otros seres humanos pueden ser
validados por los cambios producidos en nuestras formas
de sentir tocante a nosotros mismos y otros, y en la forma
en que confrontamos las situaciones de la vida. Estos
cambios son producidos en forma limitada y parcial al
entrar en relación con otros seres humanos, pero los seres
humanos sólo proporcionan respuestas parciales debido a
nuestra común limitación humana.
También declaramos que hay un Dios que puede
entrar en contacto con nosotros y que si • él existe, él
cambiará nuestras estructuras fundamentales emocionales
y espirituales. Además, lo podemos validar al experimen-
tar estos cambios en nosotros. El encuentro con tal Ser per-
sonal nos da aquella serenidad que es producida al tener
un sentido de dirección, de propósito y de significado
80» ¿QUIEN SOY?
finales. Si una persona no ha hallado esta respuesta para
sus necesidades básicas, es desafiada a tratar de relacio-
narse con Dios, actuando como que existe.
Si encontramos una dinámica para vivir en relación
con Dios, entonces tenemos una oportunidad de usar nues-
tras tremendas capacidades para cambiar el mundo que
nos rodea a fin de hacer que sea un lugar donde las gentes
puedan ser más plenamente humanas. Las relaciones
determinan las actitudes y estas actitudes generan el com-
portamiento que puede llevar a la práctica el amor de
Dios que es tan esencial en nuestra vida. Si tenemos una
real confrontación e interacción con Dios, nos encontra-
mos dedicados a él y a la demostración de su amor ante
quienes nos rodean. De hecho, tal entrega virtualmente
nos lanza a la arena de la necesidad humana.
Pero aun si hemos logrado la serenidad dinámica que
nos da motivación para hacer algo tocante a las condicio-
nes en las cuales vivimos y un sentido de dirección y propó-
sito, inmediatamente somos confrontados con las
estructuras de la sociedad. Muchos de nosotros quisiéra-
mos creer que nos podemos interesar solamente en nues-
tros patrones individuales de comportamiento, pero inevi-
tablemente nos encontramos en algún tipo de comunidad y
observamos el diálogo entre la comunidad y el individuo.
Por cierto, hay una gran variedad de comunidades que tie-
nen muchos puntos similares pero grandes diversidades
también. Somos confrontados con el interrogante: " ¿ E n '
qué tipo de comunidad puedo yo funcionar mejor?" Para
la mayoría de nosotros, no es asunto de si somos miembros
de una comunidad o de otra, sino de decidir la naturaleza
de la comunidad o subcomunidad en la cual participar.
Escritores tales como Harvey Cox, William Hamil-
ton, y otros han descrito una era postcristiana, en la cual
pocas, si es que algunas, de las comunidades religiosas
LA FE DE UN CIENTÍFICO •81
estructuradas tradicionalmente permanecerían. Ellos pro-
ponen que la "iglesia", que es el término común para la
comunidad religiosa, debe someterse a cambios revolucio-
narios a fin de retener o readquirir su pertinencia para el
hombre contemporáneo.
Es interesante especular cuál sería la naturaleza y el
carácter de una iglesia postcristiana. A las claras, tendría el
amor para con Dios y para con el prójimo como su obje-
tivo principal. Estaría orientada hacia las personas al tra-
tar de satisfacer las necesidades de todos los seres donde-
quiera que se encuentren. Esto debe incluir todas las nece-
sidades de las gentes: alimentos, indumentaria, dignidad,
por supuesto; pero también debe aportar significado y
propósito a la vida a través de relaciones con otros y con
Dios.
Extrañamente, cuando yo prosigo un poco más con
este tema llego a una bastante buena descripción del grupo
con el cual se asoció Jesús durante su vida en la tierra hace
dos mil años. Esta comunidad contenía el mínimo de todos
los elementos que nosotros deseamos incluir: amor,
altruismo, devoción, entrega, y dedicación, interés y más
que nada, una relación significativa a nivel profundo con
un Ser. El último elemento realmente es el requisito básico
para una comunidad de iglesia.
¿Pero qué le ocurrió al grupo aun antes de que Jesús
se separara de él? Se manifestaron egoísmo y las riñas; en
una escena sorprendente, Pedro, el líder del grupo, negó
que él formaba parte de dicho grupo. A las claras, la
comunidad estaba integrada por seres humanos tales como
nosotros. Cualquier comunidad tendrá su fallas cuando
está integrada por personas como nosotros, no importa
cuál sea la filosofía o cuál sea la naturaleza básica de la
relación. En otras palabras, sea que la iglesia constituya
una agrupación informal alrededor de Jesús o esté
82* ¿QUIEN SOY?
estructurada institucionalmente, tiene mucho en común
con cualquier otra comunidad. La iglesia incluye en su
seno aquellos que están dedicados y que se entregan de
lleno al trabajo real que debe realizarse.
Pero como en todas las comunidades, hay algunos
miembros de la iglesia que actúan artificialmente aunque
sus actos y ritos son aparentemente satisfactorios. Des-
graciadamente, estoy tentado a afirmar que parece como
que este componente de nuestras iglesias es la mayoría.
Pero si yo en verdad profeso amor para con mi prójimo,
no se me permite el lujo de juzgarlo a él ni sus móviles.
Debo aceptarlo tal y como es y esperar que podamos
mutuamente cambiar para beneficio de ambos a medida
que interactuamos en el grupo. Quizás haya algunos de
nosotros que podamos lucir con distinción la insignia de
"hipócrita". Yo sólo sé cuáles son mis áreas de compor-
tamiento hipócrita, pero también puedo suponer que otros
puedan tener algunas de estas características. Tanto y
como detestamos la idea de asociarnos con hipócritas
mayores o menores, (puesto que nos reconocemos a noso-
tros mismos dentro del grupo), ¿podemos en realidad decir
que tenemos base para formular juicio? La acusación de
hipocresía parece ser una de las críticas más devastadoras
contra la iglesia institucional, sin embargo es una de las
menos justificadas. No puede ser aceptada no porque no
haya hipócritas en la iglesia, sino porque todos nosotros
somos hipócritas, dentro y fuera de la iglesia. De hecho, la
iglesia está integrada por individuos que necesitan la
fuerza y el sostén tanto de Dios como de otros laicos que
acusan las mismas debilidades que nosotros.
La iglesia cristiana es un cuerpo de seres humanos
que han hecho una honrada entrega a Dios tal y como
nosotros lo conocemos en Jesús y que están demostrando
este amor en términos humanos con más o menos éxito.
LA FE DE UN CIENTÍFICO •83
Hay varias funciones de tal comunidad, si la con-
sideramos como la iglesia "institucional" o "la iglesia den-
tro de la iglesia".
La primera función para tal iglesia es dar a cada uno
de nosotros un campo para ministrar a quienes nos
rodean. Si bien es evidente que podemos ministrar como
individuos, hay muchos tipos de actividades que pueden
ser realizadas más eficientemente con el apoyo del grupo.
Muchas actividades deben ser estructuradas para producir
una eficiencia razonable y para derivar el mayor provecho
de los resultados de las enegías individuales. Esta es una
razón muy pragmática para la comunidad de la iglesia.
Otra función fundamental de cualquier comunidad
es la de educar a los jóvenes y a los miembros nuevos del
grupo. Algunos de nosotros no podemos realmente funcio-
nar personalmente como maestros eficaces y algunos de
nosotros aprendemos más al hacer que al escuchar. El
propósito fundamental de la educación cristiana es
asegurar que las actividades y los valores de la comunidad
sean trasmitidos al novato. Esto puede hacerse tanto por
las interacciones informales como las formales entre el que
cuenta con experiencia y el que es nuevo,
Tal educación debe contener tanto material histórico
como "práctico" si la educación y la capacitación han de
obtener éxito. Aun cuando funcionemos como indivi-
viduos, hay un sentido en el cual la comunidad de la iglesia
debe hacer sentir su naturaleza total sobre los problemas
que requieren tal presión. Estos pueden incluir cualquier
avenida en la cual es deseable hacer notar que un grupo
significativo de personas están interesadas en una situación
que tiene incumbencia para el mensaje cristiano. Aquí
también el espectro de la posibilidad de los métodos autori-
tarios y egocéntricos de usar la presión conjunta yergue su
cabeza. Siempre debe haber mecanismos para la autocrí-
tica y la reevaluación tanto de los ministerios personales
84* ¿QUIEN SOY?
como de los ministerios conjuntos. Constantemente debe-
mos examinar nuestros móviles a la luz de nuestra relación
con Dios. Esto nos lleva a una de las funciones más impor-
tantes de la iglesia, pero posiblemente la menos apreciada
por la generación actual.
Yo señalé anteriormente que hay un elemento mís-
tico inherente en cualquier religión y especialmente en una
religión fundada sobre la relación personal con un Dios no
físico. En un mundo caracterizado por activismos de toda
índole, es difícil proyectar la noción de la necesidad para
un lugar quieto y alejado de las ruedas agobiadoras de la
sociedad. Necesitamos un tiempo para mirarnos a nosotros
mismos en el espejo del amor de Dios sin las distracciones
de la participación continua con otros. Necesitamos con-
templación y oración, la oración que rejuvenece y no sola-
mente las oraciones de nuestros pies. Por supuesto, éstas
pueden ser oraciones muy personales y privadas, y todos
nosotros necesitamos la capacidad y la oportunidad para
alejarnos del mundo. Este retiro es uno de los componentes
de aquello que nosotros llamamos adoración.
Hay, sin embargo, otro elemento en la adoración que
es un complemento al aspecto de la meditación. La adora-
ción puede incluir meditación, pero también contiene un
elemento de adoración y del reconocimiento de la gran-
deza y del poder de Dios. La adoración incluye un recono-
cimiento que Dios representa mucho más que las respues-
tas a nuestro juego particular de problemas. En nuestra
iglesia tradicional, la adoración está generalmente desig-
nada para los cultos del domingo por la mañana. Si este
tiempo y lugar tradicional continuarán como una parte
principal de nuestra estructura religiosa o no, todavía tene-
mos necesidad de participar en una celebración de adora-
ción y reverencia. Descubrimos que compartimos estos
sentimientos con otros en una respuesta conjunta de adora-
LA FE DE UN CIENTÍFICO •8J
ción. Tal participación refuerza el sentimiento de pertene-
cer a una comunidad, y no cabe duda de que este sentido
de pertenecer es una de nuestras características funda-
mentales. La adoración, sea con guitarras o con órganos, es
asunto fútil, pero debemos permitir que los elementos que
sobreimponen de nuestra experiencia religiosa entren en
nuestra vida. Si bien estos elementos a veces se encuentran
ausentes o no son recalcados en nuestros cultos regulares de
adoración, esta es aún mayor razón para que nosotros
reorientemos nuestra comunidad de iglesia para incluirlos.
Ahora nos preguntamos: "¿Hay una iglesia estable-
cida que puede dar oportunidad para el desarrollo y el cre-
cimiento de las relaciones que requerimos como miembros
de la comunidad cristiana? ¿Es posible evitar llegar a estar
sobrecargado con las cosas efímeras que sirven para
desviar nuestra atención de las cosas de real monta?"
Parece que hay muchas iglesias que satisfacen las necesida-
des sociológicas de sus feligreses, pero nos preguntamos si
estos patrones y estos enfoques realmente satisfacen nues-
tras necesidades para el crecimiento personal y el
ministerio. Muchos esfuerzos serios y efectivos han sido
canalizados en muchos sectores del cristianismo para
orientar el mensaje y la misión de la iglesia en direcciones
más significativas. Si bien siempre es cierto que la misión
principal de la iglesia es traer a los seres humanos a una
confrontación con el Espíritu Santo de Dios, esto sólo es el
principio. Las relaciones deben ser solidificadas y debemos
brindar las oportunidades en las cuales podemos practicar
las lecciones de amor aprendidas de Dios y de nuestros
prójimos.
Mencioné que muchas iglesias están haciendo serios
esfuerzos por expresar este interés y esta misión en térmi-
nos de un mundo real que necesita el mensaje de amor con
tanta desesperación. Una tal comunidad de iglesia local, es
86» ¿QUIEN SOY?
la Iglesia Bautista Central de Wayne, Pennsylvania. Con
el liderazgo del doctor Ricardo Keach, pastor, y el
reverendo A. Hinand, pastor asociado, la iglesia ha
elaborado por escrito su declaración de propósito mi-
sionero, de presuposiciones, y de programas. Esta declara-
ción realmente sintetiza el mensaje de este libro y se repro-
duce a continuación, con el permiso de dicha iglesia;
Propósito de la Iglesia Bautista Central
El propósito de la Iglesia Bautista Central de
Wayne es testificar intrépidamente a todas las personas
que Cristo Jesús es Señor y Salvador y que está en medio
de la vida humana llamándonos a tomar decisiones y
hacer uso responsable de nuestros recursos materiales y
humanos. Hemos de ser los siervos de Dios en los lugares
donde trabajamos y donde invertimos nuestros días. Nues-
tro propósito al reunimos para la adoración, el estudio, la
planificación, es el de celebrar la presencia de Dios en el
mundo y planear nuestra actividad misionera. Estas
experiencias nos liberan para amar atrevidamente y para
participar responsablemente como individuos y como ins-
titución en todos los renglones de la vida.
/. Presuposiciones que subyacen
A. Presuposiciones teológicas
1. Dios y el Mundo
Dios se preocupa y se interesa por todos los aspectos
de la vida humana y actividad personal, y relaciones de
grupo, estructuras y naturaleza. Dios se interesa con todo
aquello que tradicionalmente ha sido conocido como
secular y sagrado.
Como personas, hemos sido liberadas a través de la
muerte y resurrección de Cristo Jesús, para movilizarnos
dentro de las necesidades del mundo, desafiando el status
quo cuando comprende injusticias y males sociales,
LA FE DE UN CIENTÍFICO •87
señalando a los hombres en su mundo el amor de Dios que
afirma y que redime. Este amor libera al hombre para
participar plenamente en el drama de la vida.
2. Misión
La misión es la obra de Dios de lograr activamente
que los hombres participen en sus designios y propósito.
Por designio y propósito damos a entender:
Aceptar el señorío de Cristo que conduce al descu-
brimiento y a la proclamación de un nuevo orden del
mundo donde los nombres viven los unos para los otros.
La reconciliación entre pueblos hostiles.
El asumir la responsabilidad por el mundo de Dios y
de las gentes.
Confrontación con aquellas instituciones y
estructuras de nuestra comunidad que deshumanizan y
que enajenan las vidas humanas; dirigiéndonos a esas ins-
tituciones y estructuras y llamándolas a un pensamiento y
a una acción responsables.
3. La Iglesia
La iglesia ha de ser un signo y un símbolo de la ver-
dad que Dios ha traído salud y esperanza a todos los hom-
bres. Ha de ser el signo viviente del hecho de que cuando
los hombres son capturados por el amor y el perdón de
Dios, se mueven en amor y en perdón para con otros (mi-
sión). La iglesia ha de proveer un compañerismo que
apoye y sustente a las personas a fin de que puedan crecer
espiritualmente con la finalidad de que vivan sus vidas
como siervos de Cristo en el mundo y que permanezcan en
la esperanza. La iglesia trata de satisfacer estos propósitos
cuando:
Testifica a todos los hombres que Dios los ama y que
desea que sean sus siervos.
Demuestra en acción el hecho que Dios ama a todos
88* ¿QUIEN SOY? LA FE DE UN CIENTÍFICO •89

los hombres, para aquellos que están dentro de la iglesia y Las complejidades de nuestra sociedad continuarán
aquellos que están fuera. creando nuevas presiones en la familia, con la probabili-
Se sensibiliza a los conflictos de la vida en la comuni- dad de un aumento de enfermedades mentales, de pri-
dad local como así también en el mundo entero. vaciones emotivas, de divorcios y de crímenes.
Se da a sí misma a todas las gentes incluyendo 3. Gobierno y política
aquellas hostiles, enajenadas y quebrantadas. El gobierno está jugando un papel cada vez más
Celebra a través de la adoración la victoria y la ver- importante en nuestras vidas, requiriendo el desarrollo de
dad del triunfo de Dios sobre los poderes de la enajenación, la participación política responsable por parte de todos los
del prejuicio y del egoísmo. ciudadanos a fin de que dicho gobierno pueda servir las
Rodea, apoya, e inspira a las personas a participar en necesidades de todas las personas.
el ministerio sin considerar el sacrificio personal. 4. Vivienda
4. El ministerio Hay una desesperada necesidad de viviendas nuevas
Todas las personas que aceptan el bautismo y la y rehabilitadas tanto en las ciudades como en los suburbios
membresía asumen sobre sí mismas el ministerio de Cristo para aquellos que en la actualidad viven en condiciones de
destitución.
Jesús. Por tanto, ser miembro de la iglesia significa minis-
terio. 5. La prevención de la guerra y el establecimiento de
El ministerio adquiere su configuración alrededor de una paz duradera con justicia y libertad es asunto funda-
las necesidades humanas de los hombres por doquiera. mental en nuestra época. Así como Jesús vino para recon-
ciliar al mundo a sí mismo, así también sus discípulos
Ministerio es entregarse a las necesidades de las gentes con
deben ser agentes de reconciliación en un mundo lleno de
la seguridad de que Dios está con nosotros en cada área de
tensiones y de temores.
la vida.
6. Pobreza
El ministerio incluye la relación de la historia de la
Pese a los actuales programas elaborados para aliviar
obra de Dios a través de Cristo Jesús y el llamamiento a las
la pobreza de gran sector de la población, la huida de la
personas a fin de que respondan en fe y amor.
industria de la ciudad, la excesiva dependencia en las
B. Presuposiáones sociológicas
agencias de beneficencia, los conceptos obsoletos de benefi-
1. Educación
cencia, la continua inflación y el desplazamiento de los tra-
En una sociedad altamente técnica y especializada,
bajos manuales, señalan la necesidad para programas nue-
las demandas hechas sobre las instituciones educativas se-
vos y creativos para la recapacitación de los que-trabajan,
rán cada vez más complejas y revelarán la falta tanto de
servicios para los ancianos, y ayuda para los desempleados.
estructura como de filosofía educativa. Nosotros en la
7. Situación Racial
iglesia, al tomar la educación secular pública y cristiana en
La actual evidencia señala un endurecimiento sobre
forma seria, nos estamos haciendo cada vez más conscien-
la base de delincaciones raciales tanto en las ciudades como
tes de que están inseparablemente ligadas.
en los suburbios.
2. Familias
90» ¿QUIEN SOY?
//. Objetivos
A. Ministerio Laico
Desarrollaremos un programa de capacitación para
el ministerio laico a fin de testificar del amor reconciliador
y redentor de Dios en el ministerio laico para cada uno y
todos los hombres.
Idearemos un programa de capacitación para el
ministerio laico en las vocaciones y en las instituciones en
las cuales todos participan.
B. Adoración y Vida
Por conducto de un estudio concienzudo y de la
experimentación, buscaremos integrar más eficazmente los
asuntos e intereses de nuestro trabajo diario con la forma
en que celebramos el domingo por la mañana y en otras
ocasiones, a fin de que nuestro trabajo realmente sea
extensión y expresión de nuestra adoración y nuestra
adoración el ofrecimiento de nuestro trabajo.
C. Ministerios Conjuntos
Trataremos de desarrollar la agenda de la iglesia a
fin de que haya un ministerio conjunto concentrado que
gire alrededor de la mayoría de las necesidades más
apremiantes de nuestro mundo en las cuales podemos res-
ponsablemente participar de una manera efectiva.
D. Educación Cristiana
Proveeremos estructuras y relaciones en las cuales se
ayudará a los niños, a los jóvenes, y a los adultos a
madurar espiritualmente, capacitándolos para pensar
teológicamente cómo Dios está actuando en las vidas de las
personas, instituciones, y eventos a través de:
El estudio disciplinado de las raíces históricas y bíbli-
cas de la fe.
Una percatación a las realidades y necesidades de
nuestro mundo.
LA FE DE UN CIENTÍFICO
•91
E. Uso de recursos humanos y materiales
Estando percatados de que nuestros recursos huma-
nos y materiales son un fideicomiso de Dios, emplearemos
nuestra riqueza material y nuestros edificios y nuestro
tiempo para solventar problemas y necesidades humanas.
Como demostración de la validez de la anterior
declaración, esta iglesia, tras haber pagado la deuda
pendiente por sus instalaciones físicas, tomó el acuerdo de
sacar un préstamo por el valor de la propiedad. El dinero
se emplearía para una misión dinámica a los sectores más
necesitados de la ciudad. Los fondos fueron depositados en
un fondo llamado Martín Lutero King, y se emplean para
respaldar varios programas diseñados para impactar con
el mensaje allí en las miserias de la ciudad antigua. El doc-
tor Keach ha descrito esta iglesia y su programa más ple-
namente en su libro intitulado Purple Pulpit (Judson
Press, 1971).
Si bien la cuestión de las prioridades relativas de los
puntos incluidos en la anterior declaración están sujetos a
revisión, nadie, joven o anciano, puede insinuar que esta
iglesia específica no está haciendo aquello que cree ser per-
tinente en un mundo que tanta ayuda necesita.
El juego de presuposiciones establecido por la Iglesia
Bautista Central es una declaración concisa de las
interrelaciones comprendidas cuando el hombre se con-
fronta con el mundo equipado con la presencia de Dios.
Describe la necesidad de un encuentro y la posibilidad de
ella con Dios, a través de Jesús, en nuestro enfoque hacia la
vida. También revela claramente el papel que el.hombre
debe jugar para producir un ambiente favorable a la
extensión de la relación de Dios con aquellos que no han
entrado en este encuentro.
También sugiere la noción que el hombre está entre
lo bueno y lo malo del mundo y que tiene responsabilidad,
92» ¿QUIEN SOY?
al grado de sus capacidades por el mejoramiento de lo
malo. Si bien el enfoque de este libro ha sido desde el
punto de vista de una persona preparada en la ciencia, la
necesidad de usar nuestras capacidades en esta aventura se
aplica igualmente bien a una persona capacitada en los
enfoques técnicos para solventar problemas y a otros con
distintas perspectivas para con la vida. Cada uno de noso-
tros está confrontado con los problemas de significado y de
cómo usar nuestras capacidades en la forma más ventajosa
posible. Yo creo que esto puede hacerse de mejor manera
dentro del contexto de la dedicación cristiana. Esto tam-
bién equivale a decir que toda la iglesia, esté estructurada o
sea informal, es la comunidad en la cual un testimonio más
significativo puede ser demostrado.
Un énfasis muy significativo de la anterior declara-
ción es la lista de áreas problemáticas que han de ser con-
sideradas si hemos de cultivar nuestra verdadera humani-
dad: La imagen no mancillada de Dios. Si bien la lista no
es exhaustiva, sí aporta suficiente flexibilidad de activida-
des para incluir la mayoría de nuestras actividades avo-
cacionales y vocacionales. Sólo falta que escojamos y obre-
mos.
¿Quién soy? ¿Cuál es el significado de mi vida? He
declarado que yo tengo significado a medida que tengo
relaciones con otros individuos, con Dios, con otros que
están dedicados al camino de Dios y que se interesan por la
sociedad, y con esa misma sociedad.
Yo soy un ser humano. Yo tengo capacidades, cuali-
dades, y recursos que puedo ofrecer al mundo. Estas cosas
yo las ofrezco con un amor que apenas si difusamente
comprendo y demuestro. Yo no cuento con medios por los
cuales prodigar el amor salvo a medida que yo encuentro
el amor por conducto de otros seres humanos. Puedo
encontrar ese amor no egoísta y último sólo en un encuen-
LA FE DE UN CIENTÍFICO •93
tro con Dios a medida que lo experimento a él a través de
su Espíritu, y aprendo a través de los relatos escritos de la
vida de Jesús viviendo en el mismo tipo de mundo en el
cual me toca vivir a mí. Yo oro suplicando ayuda para
hacer que mi vida sea más significativa y por cualquier
cosa que mi experiencia pueda aportar a aquellos que
están buscando un significado y un propósito más pro-
fundo. Yo vivo y trabajo en un mundo que necesita amor
más que cualquier otra cosa. Que yo sea un mensajero de
dicho Amor que sobrepasa toda comprensión.
Alberto Szent-Gyorgyi, acreedor del Premio Nobel
quien recibió dicha distinción por descubrir la vitamina C,
escribió algunas palabras que intituló: "Psalmus Huma-
nus". Estas líneas expresan los sentimientos en cuanto al
hombre, sus contemporáneos, y la necesidad de Dios.
Psalmus Humanus
Mi Dios, ¿quién eres?
¿Eres mi padre estricto?
¿O eres mi madre amorosa
en cuyo seno nació este Universo?
¿Eres el mismo Universo,
o la Ley que lo rige?
¿Has creado la vida sólo para quitarla nuevamen-
te?
¿Eres tú mi Hacedor, o te hice yo a ti-
Para poder compartir mi soledad y
esquivar mi responsabilidad?
¡Dios Yo no sé quién eres
Pero yo te estoy llamando porque me encuentro en
aprietos,
Asustado de mí mismo y de mis congéneres!
Quizás no puedas comprender mis palabras,
Pero comprende mis sonidos sin palabras.
94* ¿QUIEN SOY?
Primera oración: Dios
¡Mi Dios! eres más grande que el mundo que tú creaste
Y tu casa es el universo.
Yo te formé a mi propia imagen
Pensando que eras vicioso, egoísta y vano,
Deseoso de mi alabanza y sacrificio,
Vengativo de mis pequeñas debilidades
Necesitado de las cosas que yo edifiqué para ti
Mientras mis congéneres y yo te dejamos sin alimento y
sin techo.
¡Dios! Deja que te alabe al mejorar mi rinconcito de tu
creación,
Al llenarlo con este pequeño mundo mío
Con luz, calor, buena voluntad, y alegría.
Segunda oración: el corazón y la mente
¡Mi Dios! Me has dado un corazón capaz de amar y
sediento de amor,
Me has dado una mente capaz de pensamiento esclarecido
y creatividad,
Y yo he saturado mi corazón con temor y odio,
Y mi corazón corrompe mi mente y hace que construya
instrumentos monstruosos de muerte
Para destruir tu mundo, destruirme a mí y a mis
congéneres,
Y perjudicar aquello sagrado que constituye la vida.
¡Dios! Limpia mi corazón, eleva mi mente,
Y haz que mi hermano sea mi hermano.
Tercera oración-, los líderes
¡Mi Señor! Elegimos líderes para que nos dirijan
Y te damos siervos para que te sirvan.
Pero los líderes no nos dirigen hacia ti.
No escuchan nuestras voces sofocadas deseosas de la paz.
Están corrompidos por el poder, dirigen al hombre contra
LA FE DE UN CIENTÍFICO •9J
el hombre,
Y los siervos que te damos a ti no te sirven,
Sirven al poder y bendicen nuestros armamentos,
Torturados y muertos por sus congéneres en tu nombre
¡Dios! Danos líderes que sean tus siervos
Dirígenos hacia ti, hacia la paz. Dirige al hombre hacia el
hombre.
Cuarta oración: Energía y velocidad
¡Mi Dios! Tú nos has revelado las secretas energías de la
materia
Para aliviar nuestro trabajo y elevar nuestra vida.
Nos has enseñado a viajar con mayor rapidez que el sonido
A fin de que la distancia ya no separe al hombre del
hombre.
Trabajamos para comprimir estas energías en pequeñas
cápsulas
En las cuales las mandamos hasta los recónditos confines
de la tierra,
para traer miseria y destrucción a nuestros prójimos,
Dejando la tierra quemada y desprovista de toda vida.
¡Dios! No me permitas destruir el templo de la vida;
Deja que use mi conocimiento para mi propio provecho,
Para elevar la vida;
Presta dignidad a la corta duración de mi existencia.
Quinta oración: la tierra
Estamos excavando estos tesoros para despilfarrarlos,
Para hacer de ellos formidables maquinarias de destruc-
ción
Con las cuales destruir lo que otros hombres han
construido
Que se tornarán en contra de mí, que me destruirán a mí
y a mis hijos,
¡Dios! Haz que seamos tus colaboradores en la creación,
96» ¿QUIEN SOY?

Al comprender y al mejorar tu obra,

Haciendo que este globo nuestro sea un hogar seguro y
feliz
Para la riqueza, la felicidad, la belleza y la armonía.
Sexta oración: hijos
¡Mi Dios! Has separado los sexos para que en su mutua
búsqueda
Las cuerdas más profundos de nuestras almas puedan
vibrar en las más altas armonías.
De esta búsqueda nacen nuestros hijos, hermosas criaturas,
Que vienen a nosotros con mentes limpias y vacías.
Y yo Heno estas mentes con mis odios, temores, y
prejuicios.
Mis refugios contra él bombardeo les muestran las
tinieblas de la vida y la futilidad del esfuerzo,
V cuando crecen listos para las tareas nobles
Yo los hago estudiar la matanza organizada,
Malgastando los mejores años en un estancamiento moral.
¡Dios! Salva a mis hijos
Salva sus mentes que mi corrupción no los corrompa a
ellos.
Salva sus vidas a fin de-que los armamentos que yo fabrico
contra otros no los destruyan a ellos,
Que ellos sean mejores que sus antepasados,
Que ellos puedan construir un nuevo mundo propio
Un mundo de belleza, de decencia, de armonía, buena
voluntad y equidad,
A fin de que la paz y el amor puedan reinar por siempre.
Que pueda haber un "Psalmus Divinus" para cada uno
de nosotros que tiene un encuentro con Dios y que trata de
canalizar el amor de Dios al mundo con sus necesidades
personales y conjuntas.