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A lo largo de la historia se han desarrollado diversas teorías cuyo fin es definir una
concepción ideológica del hombre y la organización, por esta razón la Psicología
de las organizaciones ha venido desarrollándose y aplicándose efectivamente
durante cientos de años, sin embargo en las últimas décadas es que ha registrado
un mayor avance con un enfoque interdisciplinario, en virtud de la problemática del
manejo de los recursos humanos, por lo tanto es verdaderamente importante tener
en cuenta que antes eran los psicólogos industriales quienes, con pocos
elementos, se acercaban a las organizaciones para la selección y reclutamiento de
personal.
Por lo tanto, se hace indispensable tener en cuenta que toda organización está
formada por grupos de individuos interdependientes e interactuantes para la
realización de un objetivo común. Esta interdependencia fundamenta la unidad de
la organización y, por ello, cualquier modificación de un elemento implica la
modificación de todos los demás, inevitablemente el individuo se desarrolla dentro
de las organizaciones y, dentro de ellas, encuentra una vida social en la cual se
mezclan y enfrentan ideas, sentimientos, intereses y aspiraciones, por lo tanto los
responsables de tales organizaciones se esfuerzan por canalizar y orientar esos
comportamientos con el objeto de producir bienes o servicios.
Por último, son varias las cuestiones que nos gustaría destacar, relacionadas con
el nivel de análisis en el que, desde nuestro punto de vista, debería centrarse la
disciplina, así como con la finalidad que debiera perseguir. En este sentido, si bien
estamos de acuerdo en definir la Psicología de las organizaciones como un
“campo interdisciplinario de naturaleza psicosocial”, creemos que es necesario
matizar ciertos aspectos:
Dicha concepción, que deriva de la filosofía hedonista, según la cual las personas
actúan para incrementar su propio interés o beneficio, se apoya en unos
supuestos muy similares a los que McGregor aludió en su teoría X. Desde esta
teoría se nos recuerda, entre otros atributos, que las personas son perezosas por
naturaleza, trabajan por recompensas económicas, esperan ser dirigidas desde
arriba y no quieren pensar por su cuenta, se preocupan sólo por sus intereses
materiales inmediatos y necesitan instrucciones específicas sobre lo que hay que
hacer y de cómo hacerlo.
Desde este marco disciplinar, ajeno a la Psicología, son varias las propuestas
cuyo fin consistía en: a) lograr un incremento de productividad en las empresas
industriales, b) establecer unos principios científicos de administración y de
dirección universales, basados en una concepción formalista de la organización y
c) desde un enfoque estructuralista y global, eliminar las grandes dosis de
irracionalidad y de arbitrariedad existentes en las empresas de la época.
Por otro lado, también se hace explícito que los primeros psicólogos industriales
desarrollaron sus trabajos desde una Psicología individual, enfatizando la
importancia del factor humano y de las diferencias individuales en el estudio del
comportamiento laboral. No obstante, restringieron el campo al ámbito de la
medición de las aptitudes laborales y al análisis de las actitudes que están en la
base de la percepción de hastío y monotonía que experimenta el trabajador. Por
tanto, cabe concluir que estos primeros autores realizaron un análisis
excesivamente simple de la conducta en las organizaciones, obviando otra serie
de componentes grupales y organizacionales que pueden estar determinando el
comportamiento de las personas en el trabajo.
Por otro lado, Mateu propone una clasificación funcional estableciendo tres
categorías: funciones de asesoramiento, ejecutiva y técnica. La función de
asesoramiento a la dirección se materializa mediante la formulación de propuestas
y planes de acción para llevar a cabo los procesos de cambio y de desarrollo
organizativo deseados.
Para que este nuevo enfoque se haga realidad, los académicos, investigadores y
profesionales de este campo deben adoptar una nueva mirada, libre de los valores
capitalistas y consumistas de la sociedad actual, y más cercana a los valores de
emancipación y crecimiento humano que se proponen desde la Psicología crítica.
Asimismo, también sería conveniente incorporar nuevos elementos éticos en las
organizaciones basados en el respeto y en la consideración hacia las personas.
No obstante, debido al carácter construido de la investigación científica, la
elaboración de una teoría sobre el comportamiento humano en las organizaciones,
desde la que se recojan estos nuevos postulados, exigiría conocer lo que tenemos
y orientarlo hacia el desarrollo y crecimiento de la dimensión humana. De este
modo, no cabe duda de que los teóricos y profesionales tenemos una gran
responsabilidad en la forma como construimos la disciplina y la aplicamos a la
realidad laboral. En este sentido habría que hacer un esfuerzo para que los
saberes desde los que se construya sean emancipadores y las prácticas sociales
mediante las que se apliquen los conocimientos estén orientadas al crecimiento
humano, por lo anterior, se hace necesario tener en cuenta que los teóricos, los
técnicos y los responsables de los recursos humanos hemos terminado por
identificarnos con la racionalidad y con la lógica de la eficiencia empresarial.
CONCLUSIONES