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Sanidad de las Naciones®

Guía para Memorizar las Escrituras


¿De dónde salió la Biblia?
La Biblia contiene la revelación de Dios. Las Escrituras fueron inspiradas por Dios (2 Ti. 3:16; 2 P. 1:21). “Inspirada”
quiere decir “exhalada por Dios”i; que salió de Dios mismo. Dios escogió a hombres que pudieran expresar su voluntad a
través de la guía del Espíritu Santo.

Como lo indica Clark, “las pruebas de la inspiración de la Biblia son numerosas. La más convincente es Ella misma. La
simple lectura de la Biblia ayudada por la iluminación del Espíritu Santo, tiene poder para cambiar vidas”ii. La Biblia es un
libro vivo, y transmite vida al que la lee con un corazón dispuesto a escuchar a Dios.

Jesús sabía que el Espíritu Santo inspiró las Escrituras (Mt. 22:43; Mr. 12:36). Como lo menciona también Robert
Coleman en su libro Plan Supremo de Evangelización:

Las Escrituras eran para Jesús la Palabra de Dios (Mt. 15:6; Mr. 7:13; Lc. 8:12; Jn. 10:35)… Es natural, pues, que
Jesús utilizara en su obra esta fuente disponible de conocimientos seguros. Este fue el alimento con que nutría su
alma (Mt. 4:4) y fortalecía su corazón contra la tentación (Mt. 4:4, 7,10; 12:3; Lc. 4:4, 8, 12). Pero sobre todo, fue
su libro de texto para enseñar en público y en privado la verdad eterna de Dios (Ej. Lc. 4:17-21; 24:27,32 44, 45)
iii
(Coleman: 1983-61 y 62) .

Además, Clark añade, “en el Nuevo Testamento, Jesús y los apóstoles afirmaron la inspiración y la autoridad de los libros
del Antiguo Testamento cuando los citaron en sus discursos y escritos (Lc. 24:44; Jn. 10:34-35)”iv.

¿Por qué memorizar las Escrituras?


1. Dios dio la instrucción que sus mandamientos estuvieran escritos en nuestro corazón.

Dt. 6:6 (NVI): “Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando”.

Dt. 6:6 (TLA): “Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado”.

2. Las mismas Escrituras enseñan que la Palabra de Cristo debe habitar en nosotros.

Col. 3:16 (RVR60): “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros…”.

3. Jesús modeló la memorización de las Escrituras para nosotros; y debemos ser como él (Ro. 8:29).

Jesús conocía y citaba de memoria las Escrituras (Mt. 4:4,7, 10. Lc. 23:28-30. Lc. 24:44-46).

Con respecto a esto, Coleman señala,

En conjunto, hay por lo menos sesenta y seis referencias al Antiguo Testamento en sus diálogos con los discípulos
en los cuatro Evangelios, para no mencionar más de noventa alusiones al mismo al hablar con otros…. estos son
ejemplos separados de su Palabra hablada en la que se hace alguna referencia al Antiguo Testamento, ya sea en
cita directa, alusión a algún suceso, o lenguaje parecido a las palabras empleadas en las Escrituras judías. Si se
cuentan las repeticiones en los pasajes paralelos referente al mismo suceso, hay en conjunto, en los cuatro
Evangelios, unas 160 referencias en las que Jesús alude a la Biblia de su tiempo. Además, dos tercios de los libros
del Antiguo Testamento se incluyen en estas referencias. En vista de esto, se puede concluir que la Palabra de
Cristo estaba completamente embebida de la enseñanza de los antiguos patriarcas, reyes y profetas. Todo su
v
pensamiento estaba moldeado en el espíritu de los escritos inspirados de su tiempo (Coleman: 1983-61 y 62).

Al conocer y citar de memoria distintos pasajes del Antiguo Testamento, Jesús afirmaba la inspiración divina de las
Escrituras, y con esto, atestiguaba sobre la autoridad de las mismas.

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En el Nuevo Testamento, los discípulos de Jesús citaban las Escrituras de memoria (Hch. 2:17-21; 25-28; 34, 35). Como lo
explica Coleman, el hecho de que Jesús recordara fácilmente, y citara de memoria pasajes del Antiguo Testamento,
causó una impresión profunda en sus discípulos sobre la necesidad de que ellos también aprendieran de memoria las
Escrituras, y las usaran como el fundamento de todos sus pronunciamientosvi. Jesús nos dejó su ejemplo para imitarlo
en todo (Jn. 13:15); y las Escrituras enseñan que fuimos elegidos para ser como él (Ro. 8:29).

4. Porque nos ayuda a obedecer a Dios.

Hay una relación entre cuánta verdad de Dios hay en nosotros, y nuestra capacidad de ser guiados por Dios y de
obedecerle. La Biblia renueva nuestra forma de pensar (Jn. 17:17) y produce temor de Dios en nosotros (Dt. 17:19), lo
cual nos lleva a obedecerle. Sal. 119:11 (PDT): “Memorizo tus enseñanzas para no pecar contra ti”. El Espíritu Santo,
quien es el “Espíritu de verdad”, usará la verdad de Dios para guiarnos en la vida y para ayudarnos a obedecer.

¿Cómo memorizar las Escrituras?


La mejor forma de “grabar en nuestro corazón” la Palabra de Dios es memorizándola. Para hacerlo, practique con el
siguiente ejercicio. Utilizaremos como ejemplo el Salmo 40:8, en la Nueva Traducción Viviente:

1. Lea la referencia bíblica junto con el versículo.

Salmo 40:8 (NTV): “Me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón”

2. Recite de memoria la referencia bíblica varias veces.

Salmo 40:8 (Nueva Traducción Viviente)

3. Lea el versículo completo.

“Me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón”

4. Lea sólo la primera línea del versículo y recítela de memoria varias veces.

“Me complace hacer tu voluntad, Dios mío…”

5. Lea el resto del versículo:

“…pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón”

6. Lea la siguiente línea del versículo y recítela de memoria varias veces.

“…pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón”

7. Recite de memoria todo el versículo.

“Me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón”

8. Recite de memoria la referencia bíblica y el versículo.

Salmo 40:8 (NTV): “Me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón”.

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Versículos para Memorizar
Para comenzar a memorizar las Escrituras, le recomendamos iniciar por los siguientes versículos:

1) Juan 3:16

2) Juan 14:6

3) Salmo 23:1

4) Romanos 3:23

5) Romanos 6:23

6) 2 Corintios 5:17

7) Romanos 5:1

8) Efesios 2:8,9

9) 1 Juan 4:8

10) Colosenses 3:16


i
Clark, D. (2003). Antiguo Testamento I. Guatemala: Iglesia del Nazareno. Pg. 11-13
ii
Clark, D. (2003). Antiguo Testamento I. Guatemala: Iglesia del Nazareno. Pg. 13
iii
Coleman, R. (1983). Plan Supremo de Evangelización. EE.UU.: Casa Bautista de Publicaciones. Pg.61
iv
Clark, D. (2003). Antiguo Testamento I. Guatemala: Iglesia del Nazareno. Pg. 14
v
Coleman, R. (1983). Plan Supremo de Evangelización. EE.UU.: Casa Bautista de Publicaciones. Pg.61-62
vi
Coleman, R. (1983). Plan Supremo de Evangelización. EE.UU.: Casa Bautista de Publicaciones. Pg.62

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