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PARCIAL II Agrario Nueva
PARCIAL II Agrario Nueva
PARTE TEORICA
La propiedad minera se rige por los mismos principios de la propiedad común, salvo
disposiciones especiales del Código de minería (art. 11). Nos encontramos con dos
propiedades: la propiedad superficiaria y la propiedad del subsuelo que el Código de
Minería reconoce al descubridor.
C) La biodiversidad plantea un desafío al Derecho. El objetivo consiste en proteger la
totalidad de la biodiversidad con un criterio unitario, aplicando un mismo sistema de
defensa. Se trata de fomentar la conducta de cuidado y prevención en el ciudadano y
brindarle la mayor información posible, otorgar una acción, evitar la reducción y
amenazas con respecto a toda la biodiversidad en el país. Asegurar la diversidad y
supervivencia de todas las especies y el respeto de su hábitat y modo de vida.El objetivo
se vería frustrado si, mediante distintas normativas, se intenta proteger por separado a
cada tipo de planta o una especie determinada de animales. En Argentina, podemos
encontrar leyes referidas a la fauna, distintas de aquellas que regulan la fauna silvestre.
Otras normas recaen sobre los recursos vegetales y otras sobre producciones del agro.
Cada normativa crea una autoridad de aplicación y no contempla una necesaria
coordinación con las demás. Los únicos criterios unificadores aparecen en lo
relacionado a parques nacionales y áreas protegidas y cuando se sancionan leyes sobre
recursos naturales y el medio ambiente.
La Argentina fue el primer país de toda América (incluidos EE.UU.y Canadá) en tener
Normas Oficiales de Producción Orgánica.
Las primeras normas fueron elaboradas por funcionarios del ya disuelto IASCAV
(Instituto Argentino de Sanidad y Calidad Vegetal) y miembros del sector privado
orgánico. Estas fueron sancionadas en el año 1992 a través de la resolución 423/92. Un
año después la Secretaria Nacional de Sanidad Animal (SENASA) hizo lo propio
mediante la resolución 1286/93 en relación a los productos animales. En el año 1997
Argentina fue reconocida por la Unión Europea como país equivalente para ingresar
directamente producción orgánica, junto con Australia, Hungría, República Checa,
Israel y Suiza. Esto implica ser reconocido como un tercer país aprobado por la
Comisión Europea por tener estándares y medidas de control equivalentes a las de la
UE. Actualmente existen trece empresas certificadoras en el país, algunas autorizadas
para certificar sólo vegetales, otras, sólo para producciones de origen animal y
finalmente la mayoría para ambas producciones. Todas certifican para el mercado
interno pero sólo tres de ellas están reconocidas para las certificaciones con destino
internacional. El reconocimiento de país equivalente ha permitido abrir nuevos
mercados, como el de Israel o Suiza, que como son también equivalentes reconocen a la
Argentina como tal para operar en su mercado. Asimismo, se está iniciando el diálogo
con Corea y está a punto de lograrse la equivalencia con Japón. Además, cinco empresas
argentinas han sido acreditadas por el USDA para certificar productos con destino a
EEUU, un mercado que se está ampliando considerablemente. También existen
certificadoras habilitadas por el estado de Québec, Canadá, que constituye un
importante mercado potencial en el cual los productos argentinos arriban en
contraestación.
En 1999 se sancionó la Ley Nacional de Producciones Orgánicas -ley Nº 25.127-, que
establece la creación de una comisión asesora en el ámbito de la SAGPyA. La misma
tiene como funciones asesorar y sugerir la actualización de las normas vinculadas a la
producción ecológica y debe estar integrada por representantes de la mencionada
Secretaría, de otros organismos públicos y de organizaciones no gubernamentales. Esta
norma también se compromete a impulsar la apertura del nomenclador arancelario para
discriminar la comercialización de los productos orgánicos. En el año 2001 es
reglamentada por dos Decretos del Poder Ejecutivo: con el primero se crea además el
Programa Nacional de Producción Orgánica (PRONAO) -un amplio plan para promover
los productos orgánicos en el mercado interno, incrementar el número de productores,
abrir nuevos mercados y crear un consumidor informado-, mientras que con el segundo
se pone en funcionamiento la Comisión Asesora. En vista de las confusiones que trae
aparejadas la existencia de dos reglamentaciones para una misma ley, una de las tareas
de la Comisión en el futuro es confeccionar un solo decreto reglamentario sobre la base
de los dos existentes -el 97 y el 206 del 2001-.
La nueva ley 22.939 instaura un régimen doble para acreditar la propiedad de los
semovientes. Para los animales de pura raza prevé la inscripción en los registros
genealógicos; pero sólo con un efecto perfeccionador del título de adquisición, es decir
declarativo. Dicho régimen para los animales de pura raza, prescripto por la ley 22.939,
no se hace aplicable a los caballos pura sangre de carrera que ya tienen su regulación
específica a través de la ley 20.378, cuya inscripción de dominio o de cualquier otro
acto jurídico sobre los mismos, es de carácter constitutivo. La ley 22.939 legitima la
marca o señal, en todo el territorio de la Nación, como presunción de propiedad del
ganado. Presunción que puede ser destruida con prueba en contrario y que se aplica sólo
cuando el diseño de la marca o señal se encuentra registrado a nombre del poseedor,
haciéndola extensiva asimismo a las crías no marcadas ni señaladas que estén al pie de
la madre.
Es decir, el ganado, son también obviamente, muebles. Pero en estos casos, la propiedad
se determina por la marca o la señal que lleven, debidamente registrada. El Código
vigente no contiene una norma expresa sobre el modo de adquirir la propiedad de los
semovientes, como sí lo hacía el derogado que, en su artículo 891º, decía: " La marca o
la señal en los ganados que la lleven, prueba la propiedad de quien la tiene registrada a
su nombre conforme a las leyes que se dicten". En el supuesto de que estos semovientes
haya sido enajenados o transferidos sin tener marca o señal, y tratándose de ganados
robados o perdidos, procedería la reivindicación, según lo dispuesto por la parte final
del artículo 948º.
Pero como los semovientes son bienes muebles, aun tratándose de animales marcados,
tanto el ladrón como el tercero adquirente podrán adquirir la propiedad de los mismos
dentro del término prescriptorio, que será de a cuatro años, puesto que existe mala fe.
PARTE PRACTICA
a) En la ley 13.246, la concepción clásica del dominio debía ser sustituida por otra que
reconociera la función productiva y social del derecho de propiedad. El orden publico
aparece definido en la ley que en el art. 1 expresa: “los preceptos de esta ley son de
orden publico, irrenunciables sus beneficios e insanablemente nulos y carentes de todo
valor cualesquiera cláusulas o pactos en contrario o actos realizados en fraude a la
misma ¨
Si analizamos la segunda parte del contrato en donde Verde y su familia deben realizar
trabajos que les encomiende Altamirano sobre el resto del campo en donde no había
contrato de arrendamiento, aquí no existe cesión del uso y goce del inmueble, no se
detenta la tenencia del predio, que continua en poder de Altamirano. El que realiza el
trabajo rural se encuentra en una relación de subordinación o dependencia jurídica,
económica y técnica respecto del titular de la explotación. Ello no obsta para que de
mutuo acuerdo se convenga en el contrato que la explotación se realizara de
determinada forma, debiendo ajustarse la misma a una cierta técnica cultural y
supeditarla a las leyes y reglamentos agrícolas y ganaderos
Existe una distribución del azúcar elaborado en un porcentaje determinado por las
partes. No se trata de un contrato agroindustrial ya que no existe otra obligación para el
maquilero que la de elaborar la caña recibiendo como pago un porcentaje determinado,
y no existe el complejo de obligaciones de dar y de hacer que tipifican a este contrato.
Falta en rigor la reciprocidad.
En el caso que se nos plantea, Bernardito hace valer sus derechos como productor
cañero, y al no haber sido distribuida el azúcar obtenido prevalece su derecho frente al
del tercero que le iniciara juicio al Ingenio. O sea, que el productor agropecuario
mantiene en todo el proceso de transformación la propiedad sobre la materia prima y
luego sobre la porción de producto final que le corresponde. El procesador o industrial
(propietario del ingenio) asume la condición de depositario de los productos finales de
propiedad del productor agropecuario, debiéndolos identificar adecuadamente; Estos
productos estarán a disposición plena de sus titulares o sea de Bernardito.