Está en la página 1de 19

LA ILUSTRACIÓN

La Ilustración nace en Gran Bretaña, donde


algunos de los rasgos fundamentales del
movimiento se dio antes que en otro
lugar, pero donde realmente se asentó fue en
Francia, donde la admiración por la cultura y
las tradiciones inglesas, fueron difundidas
por Voltaire, produciéndose en este momento
su cuerpo ideológico, el enciclopedismo, con
sus principales representantes
como Montesquieu, Diderot, Rousseau,
Buffon, etc.
Es la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en su lucha con el
absolutismo y la nobleza.
La Ilustración es la crítica que adopta la burguesía frente al orden ya establecido.
Las características de la Ilustración son las siguientes:

Creencia en la
Búsqueda de la
Racionalismo bondad natural
felicidad
del hombre

El Optimismo El Laicismo
El ideal de la Ilustración es la
naturaleza a través de la
razón, aunque en realidad no El Ilustrado llegaba al amor al
es más que el espíritu del prójimo partiendo de la razón y
Renacimiento llevado hasta no de la Revelación.
sus últimas consecuencias, en
clara oposición con lo
sobrenatural y lo tradicional.
EL RACIONALISMO

El Racionalismo es sin duda la palabra más utilizada en el siglo XVIII tanto en la


literatura, como en la filosofía y en la ciencia. Gracias a los intelectuales de éste siglo
se llegó a conocer a su época con el nombre de “El Siglo de las Luces”, donde las
luces son la luz de la lógica y de la inteligencia que debe iluminar el mundo.
• Se da enorme importancia a la razón, criterio por el cual, el hombre puede
comprenderlo todo a través de su inteligencia, es real sólo lo que puede ser
entendido por la razón o razonado. Aquello que no sea racional debe ser rechazado
como falso e inútil.
• Este racionalismo llevó a la lucha contra las supersticiones, la religión da paso a
la razón, por eso en este siglo termina la denominada “caza y quema de brujas”.
BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

Se tiene la convicción de que la


Naturaleza ha creado al hombre para
que sea feliz. Pero de acuerdo con la
mentalidad burguesa, esta felicidad para
que sea auténtica, debe basarse en la
propiedad privada, la libertad y la
igualdad. Cuando los ilustrados citan la
igualdad, no hacen referencia a la igualdad
económica, sino a la política y legal, es
decir, igualdad ante la ley y la justicia.
CREENCIA EN LA BONDAD NATURAL DEL
HOMBRE
Los filósofos de la época piensan que el hombre
es bueno por naturaleza. Las ideas políticas de
Rousseau influyeron en gran medida a la
Revolución francesa, el desarrollo de las teorías
republicanas y el crecimiento del nacionalismo.
Su herencia de pensador radical y
revolucionario está probablemente mejor
expresada en sus dos frases más célebres, una
contenida en El contrato social, «El hombre nace
libre, pero en todos lados está encadenado», la
otra, presente en su Emilio, o De la educación, «El
hombre es bueno por naturaleza», de ahí parte su
idea de la posibilidad de la educación.
EL OPTIMISMO

El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una especie de máquina perfecta
que lo hace todo bien donde no hay errores, por lo tanto existen motivos para ser
optimista.
Por otro lado, se considera que la historia supone la evolución progresiva de la
humanidad, es decir, que el hombre con el transcurso de los siglos se va
perfeccionando continuamente, ya que va acumulando historia, por lo que llegará el
momento en que se logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en
la tierra.
EL LAICISMO
La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa. Una cultura al margen del
cristianismo, y en algunos aspectos anticristiana. Esto tiene su explicación en cierto rechazo
por parte de la Iglesia, de la forma de vida burguesa. La burguesía constituye una clase
que, desde su aparición, vive del comercio, del préstamo con interés y del lucro.

Las virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas, así los ilustrados nunca hablan
de caridad (amor al prójimo por amor a Dios), sino que emplean la palabra filantropía
(amor al hombre por el hombre mismo).
El carácter no religioso de la Ilustración se nota también en las lecturas de la época. En el
siglo XVII los libros que más se editaban eran las vidas de santos y las obras de piedad, en
cambio en el siglo XVIII las obras más editadas son de filosofía, ciencias naturales y apenas
libros religiosos.
IDEAS FUNDAMENTALES DE LA
ILUSTRACIÓN
La razón es el único medio para conocer la verdad.
La razón y el progreso, constituyen el camino para alcanzar la felicidad. Sirve de guía frente a la
superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia. El autor que criticó con mayor vehemencia la
intolerancia y el fanatismo de la religión de su tiempo fue Voltaire.
• Este tratamiento de la razón tuvo sus fuentes de inspiración en la filosofía
de Descartes, basada en la “duda metódica”, cuya primera regla del método
era “la evidencia indubitable”y en las leyes generales de la Física de Newton.
• El Progreso al que sólo puede llegarse a través de la Ciencia en combinación con
la técnica, permite el avance de la humanidad de manera evolutiva e indefinida.
• La Naturaleza, que es el origen de todo lo genuino, verdadero y auténtico. Sin
embargo, es la sociedad la que pervierte y corrompe al hombre, bueno en estado
natural. La principal figura que desarrolla el aspecto social de la Ilustración es Jean-
Jacques Rousseau.
EL POSITIVISMO

Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que
proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto
universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción,
los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de
todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. El
positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la
metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida a una
nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea
general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema
religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el
filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero
algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo
británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo
alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que
señalaba la realidad y tendencia constructiva que él reclamó para
el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la
reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a
través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de
las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del
positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta
individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un
todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad
era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte
rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su
pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista
original. Muchas de las doctrinas de Comte fueron más tarde
adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales británicos
John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico
austriaco Ernst Mach.
JOHANN HEINRICH PESTALOZZI
(Zurich, 1746 - Brugg, Suiza, 1827) Pedagogo suizo. Reformador
de la pedagogía tradicional, dirigió su labor hacia la educación
popular.
En 1775 abrió en Neuhof una escuela para niños pobres
inspirada en el modelo del Emilio, el célebre tratado educativo
que Jean-Jacques Rousseau había publicado en la década
anterior. El proyecto fracasó, como también otro similar que llevó
a cabo en Stans. En 1797 publicó Mi investigación sobre el curso
de la naturaleza en el desarrollo del género humano, su obra de
mayor repercusión. Reemprendió sus prácticas pedagógicas en
un castillo cedido por el gobierno, en Berna, experiencia que
reflejó en su obra Cómo Gertrud enseña a sus hijos (1801).
Pestalozzi aspiraba a propiciar la reforma de la sociedad desde
una educación que procurase una formación integral del
individuo, más que la mera imposición de determinados
contenidos, y que concediera un amplio margen a la iniciativa y a
la capacidad de observación del propio niño. Su doctrina no
tardó en propagarse, y llegó a ser muy admirada por filósofos
como Fichte y pedagogos como Johann Friedrich Herbart, así
como por la mayoría de los jóvenes pedagogos de la época.
HIPÓLITO LEÓN DENIZARD RIVAIL
Nació en la ciudad de Lyón, Francia, el 3 de octubre de 1804. Provenía de familia católica, y hasta casi
cumplir los doce años de edad cursó los primeros estudios en su ciudad natal, más al completar los
mismos en Yverdun, Suiza, donde concurrió al Instituto de Educación Pestalozzi, recibió una fuerte
influencia protestante. Buena parte de sus antepasados se habían destacado en la magistratura,
pareciendo que el joven Rivail había de seguir el mismo rumbo de sus mayores. Pero nada más
desacertado, pues sus inclinaciones vocacionales fueron las ciencias y la filosofía, pero
fundamentalmente la pedagogía.
En Yverdun se convirtió en discípulo eminente y colaborador eficaz del célebre pedagogo Pestalozzi,
a quien llegó a reemplazar en la dirección del Instituto cuando éste se ausentaba a otros países con
la finalidad de fundar otros organismos educacionales ajustados al método revolucionario por él
creado. Era bachiller en letras y ciencias y realizó estudios de medicina, sin llegarse a comprobar a
ciencia cierta, hasta ahora, si alcanzó a doctorarse en este arte-ciencia. Era también un filólogo
distinguido que conocía a fondo y hablaba correctamente el inglés, el italiano, el español, el
holandés y el alemán, traduciendo para la lengua de Goethe varias obras de educación y moral,
entre las que figuraban unas de Fenelón que lo habían atraído.
Luego de finalizado sus estudios en Suiza junto a Pestalozzi, Rivail regresó a Francia y de
inmediato, siguiendo las huellas de su maestro, se abocó a la tarea educacional, lanzando en
1824, como lo documenta el escritor brasileño Zêus Wantuil, es decir, a los diecinueve o veinte
años de edad, el primero de sus libros: Curso Práctico y Teórico de Aritmética, según e1
método de Pestalozzi, con modificaciones. Con este libro se convirtió en Francia en la mayor
autoridad en lo referente al método educativo de Pestalozzi, y dicho libro se siguió reeditando
hasta 1876, siete años después de su desencarnación, además de otras obras de educación que
publicó más tarde, algunas de ellas adoptadas por la misma Universidad de Francia. En 1828 dio
a publicidad: Plan propuesto para el mejoramiento de la instrucción pública. Más tarde, en
1831, la Academia Real de Arras lo premió por un trabajo presentado en concurso, el que
intituló: ¿Cuál es el sistema de estudios más en armonía con las necesidades de la época? Ese
mismo año comenzó a circular su Gramática francesa clásica, obra didáctica en la que Rivail
muestra -según el autorizado estudioso doctor Canuto Abreu- "poseer sólidos conocimientos de
las lenguas latina, griega, gálica y las neorrománicas, afirmando su reputación de profesor
emérito".
Otras obras fueron apareciendo sucesivamente como frutos de sus desvelos de educador: Manual de
los exámenes para los diplomas de capacidad, en 1845; Catecismo gramatical de la lengua francesa, en
1848; Programa de los cursos usuales de química, física, astronomía y fisiología, en 1849, el que resumía
los cursos que dictaba en el Liceo Polimático; editando más tarde los Dictados normales de los
exámenes del Ayuntamiento y la Sorbona, acompañados de Dictados especiales sobre las dificultades
ortográficas. Por tanto, mucho antes que el Espiritismo hiciera mundialmente famoso al seudónimo de
Allan Kardec, el profesor Rivail había demostrado poseer una sólida cultura y sus obras eran las de un
auténtico maestro de la pedagogía moderna, razones que veremos ampliadas en la Vida y obra de Allan
Kardec, de André Moreil. El 6 de febrero de 1832, cuando contaba veintiocho años de edad, Rivail
contrae enlace con la señorita y profesora también, Amelia Gabriela Boudet. Ella le llevaba nueve años,
pero demostraba diez menos que él, pues tenía a la sazón treinta y siete anos de edad, dado que había
nacido el 23 de noviembre de 1795. Por ese tiempo Rivail era director del Instituto Técnico Pedagógico
(sistema Pestalozzi) de la calle Sevres 35, en París. El socio de Rivail era su tío materno, quien adolecía
de la pasión del juego, motivo que le ocasionó grandes pérdidas de dinero y la ruina de su sobrino. El
profesor Rivail solicitó entonces la liquidación del Instituto, del cual quedaron 45.000 francos para cada
uno de los socios. Esa cantidad fue depositada por los esposos Rivail en manos de uno de sus íntimos
amigos, comerciante, quien realizó muy malas operaciones que lo llevaron a la quiebra, sin dejar nada
para los acreedores. Estaba lejos de ser próspero el futuro del ayer joven estudiante eximido del
servicio militar, pero su labor de educacionista (ésta es la profesión que hace figurar en su acta de
casamiento), la atención de tres contabilidades que llevaba y el éxito de sus obras didácticas, tuvieron
la virtud de recuperarlo económicamente. En este período que va de 1835 a 1840 organizó en su
morada de la calle Sèvres cursos gratuitos de química, física, astronomía y anatomía comparada.
En 1854, el profesor Rivail oyó hablar por primera vez de las
mesas giratorias a su amigo Fortier, magnetizador, con quien
mantenía relaciones por motivos de sus estudios sobre
magnetismo, los que realizaba desde los diecinueve años.
Fortier le dijo un día: "He aquí una cosa extraordinaria; no
solamente se hace girar una mesa, magnetizándola, sino que se
la hace hablar: se la interroga y ella contesta". "Esto -respondió
Rivail- es otra cuestión; yo creeré en ello cuando lo vea y se me
haya probado que una mesa tiene cerebro para pensar, nervios
para sentir y que pueda convertirse en sonámbula. Hasta
entonces, permitidme que no vea en ello más que un cuento
para niños".
Tal era en los comienzos el estado de espíritu del profesor
Rivail. Así le veremos a menudo. No niega nada por prejuicio;
pero pide y busca pruebas, quiere ver y comprobar para creer.
En este lapso que transcurre entre 1854 y 1856 se abre un
nuevo horizonte ante los ojos del pensador profundo y del
observador sagaz. Es la etapa en que el nombre de Rivail va a
dejar lugar al de Allan Kardec, que se comienza ya a gestar.

También podría gustarte