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‘Aemyy. Revista de Filosofia, 12,1996, 79.91 Antropologia y alteridad. De la naturaleza humana a la normalidad social Resumen: La Assropolgi, encanto eincin ea allure, nace como mirada hacia el ovo, La comporicin de eta minds ext stenida por Ie ‘eva dabucn gue hace el pensamienocuopeo desu propio expos de lo nermal yo pteisco En esta visibiiad de a aheriad desempensn un papel decisive y siméuico La Medicina y la Mitolgia Palabras clave: Nona, Pushlo, Medizin, Eaudiica, Deteninismo, Hoobre tipo, Milli, Csifacca. JOSE LORITE MENA* Resumé: L’Anthropclgie, en tant que esienoe ela culure» nat comme un regard vers Vaute. La ‘compotion de ce regard est soutenue parla nowve- Ue dstibotion que le pense europSznne fait nor- smal et du pahologigue dans ro propre espace. Dans come visibilté de ae jovent vn sole décisif et syméthriqu la Médecine et la Mythologie. Mots-clés: Nomi, Peuple, Médecine, Stastigne, Déterminisme, Homme type, Mytho- logic, Clasiticaton. La normalidad es, como el deerminismo, una idea que en cierto mado estvo siempre en noso- 170s, pero que en algunas momentes puede adoptar una forma de vida completamente nueva. Como palatra, edeterminismo> coments a usarse en ladécada de 1780 y cobré su mds comin signiica- do actual en la década de 1850. Como palabra, normals es mucho mds antigua, pero adqurié su ‘nds comin significado actual solo en la década de 1820. Ahora bien, aunque las dos palabras con tribuyeron en la domestcacin del azar, lo hicieron de maneras may diferentes. Lo normal era un o el andlisis de las producciones culturales 3 Un problema. La nada de S. Tax esté demasiado poblada. Y sin embargo, su delimitacin es, fn gran parte, exacta. Entre 1860 y 1890 se produce el acontecimiento decisive de la configuracién de Ja disciplina que hoy recenocemos como Antropologia, no obstante la proliferacién de estudios sobre el hombre que la anteceden, Esta aparente contradiccién cronolégica reside en el perfil para- Aéjico con que se presenta epistemol6gicamente el acontecimiento: la Antropologia se autodelimita como ciencia déndose como objeto, no el hombre, sino Ia cultura. Una deriva insensible, pero que marca una dislocacién en las representaciones: la ciencia de] anthropos emerge en et mismo movi- miento en que el hombre deja de polarizar la visibilidad de lo humano. Como si la Antropologia sadquiriera Ia posibilidad de postulase «ciemifica» en la medida en que el hombre se difuye ante la 3. CF. Lowie R: Historia de ts Emologta, México, FCE, 1946; KrosberAL.: Culture. A eritical review of concepts and se conserva ain en algunos titulos como en El origen de la civilizacién y la condicién primitiva del hombre (1870) de J. Lubbock. 0 en Antropologia. Una introduccién ai estudio del hombre y de la civitizacién (1881) de Tylor , pero el significado ha cam- biador el eje que determina la comprensién de la realidad humana no ¢s la esenci los procesos culturales. De ah que Ia meva ciencia nazca adjetivada: Antropologta culdiral. El hom- bre ya no se yergue como una s6lida representacién de donde se ramifican las précticas, 0 como una naturaleza definitiva desde la que se puede deducir y sancionar sus producciones, sino como un foco de confluencia de cosas y discursos que lo atraviesan en una multplicidad de componentes dificil de ‘unificar, como un residuo de su propia variabilidad. El hombre ha dejado de ser un estado para s6lo ser consistente como proceso. Esi2 transformaciGn ya esta contenida en el pensamiento de Hegel ‘en el de Marx, pero s6lo parece tener una efectuacién conoreta en la configuracién de una nueva forma del saber de lo humano en e! momento en que el proceso mismo hace inevitable la muerte del hombre que 1o habia iniciado y que parecia conducirlo. El momento en que la Antropologia pasa de la neda a la madurez es ese intersticio ocupado por la muerte del hombre. La proclamacién es de Nietzsche (Asf hablo Zaratustra: 1882-1884), pero quien ejecuta la sentencia es la Antropologia con la simple constancia de su emergencia. La Antropologia nace cuando, estratégicamente los hombres sustituyen al hombre. Entonces, a sustancia que sutura la multiplicidad no es una esencia universal, sino la cultura. S. Tax tiene, pues, razén_y en profundidad. Hay una catéstrofe represemtativa que impedirfa establecer una linea de continuidad entre los miihiples trabajos que desde el siglo XVI se ‘ocupan del hombre y los andlisis que desde 1860 se configuran como pertenecientes a una nueva forma del conocimiento de lo humano’ Una territorialidad. En una vertente, la muerte de el hombre; en la otra. el nacimiento de la Antropologia. Entre ambas, como un espacio abierto con miitipies encrucijadas atin por sefalar y recorter, la liberacion de la alteridad. Hay una alteridad masiva, més manifiesta y atrayente, que se impone de forma indiscutible con Ia nueva mirada que pretende domestcarla: la Antropologta, en ‘cuanto ciencia de la cultura, se despliega como un saber de los otras Los primitivos, os salvajes 0 10s bérbaros. Hasta tal punto que el reconocimiento académico de este nuevo saber esté marcado crigina- riamente por una mirada Ge exterioridad. Y ahi ya se introduce una ambigiiedad epistemolégica que fisura a la Antropologia empirica desde su propio interior: explicar cientificamente a los otros, exte- riores a la cultura occidental, siendo un producto especifico de la razén occidental. ,Cémo hablar de 10 otro desde lo mismo? {No comtiene le ateridad una permanente resistencia a ser reducida ala uni- dad? Esta asimetria epistemol6gica estallaré en autocritica de los presupuestos del discurso antropo- |6gico a partir de 1986 con el movimiento conocido como «Antropologia postmodema».S Entonces, el iscurso antropolégico liegaré a ser considerado como «una fieciGn» (C. Geertz). Hay otra alteridad 4 CE MareuRR.: Tylor, Londres, Chapman, 1936; Hans, M: Et desorallo. caps 6 7. S.C Lorite Mena. Sciedades sin ado, El penaiento de ls ores, Made, Akal, 1995. {6 Vera compilacign y presentacicn de esta coven por Reynoso, Cen El surgimiento de la antropologia pasmederna, “México, Gedisa, 1991. Una de las obras mis siniticativas del proceso es Geena, C. El anropélogo como autor, Barcelona, Psids, 1989 (Works and Liver: The An opoogit as Author, Stanford, Stanford University Press, 1988). 82 out Lovite Mena aque invade desde e interior; una frgmentacion més sotewada Y desconcertante, més inasible en su di- ‘hamica y més contundente en sus efectos residuales: en 18 descomposici6n de el hombre de la razén roaldental, 18s representaciones humanas pierden la sblida referencia en 14 Que ‘habfan proyectado todas sus posibilidades. El saber de sf mismo se desagregy variabifiza, ‘Los hombres se descubren en ‘una proliferaci6n inabarcable de posibles, pero deficientes de realidad por no disponer ya de un borde “Jonge contener sus inquietudes. Con Niewsche, no s6lo muere el hombre y Dios, también muere el pensamiento; se agota una forma de producir presencia de ‘mundo. Muere la humanidad central. El Pombre occidental se descubre sin esa sida interioridad definitiva que 10 protegfa de las aleatorieda- des y le permitia suponer que cuando hablaba era el hombre quien $= ‘encamaba en su discurso. El hombre abstracto se ale; se inmensifican las diferencias. E! hombre se hace incierto y los hombres ‘concretos ganan en presencia existencial. Feuerbach seria uno de los desencadenantes del proceso; su ppunto de apoyo es Ia inversidn exacta de la estructura ‘epistemolégica del presupuesto cartesiano: cog!- qo, ergo omnes sum homines («Piens0, luego soy todos los hhombres»).” Asf se proyecta hacia el siglo 36X el pensamiento filos6fico de lo humano: con una éeficiencia referencial y con un exceso de exis- vencia. Somos interminablemente otros. Elser y el tiempo (Heidegger) 0 El $2” Y Ja nada (Sartre) son mreenentos claves en el rejuste de esa dislocacin. En el extremo terminal de esi Proceso como per- Fide muestra actualidad se atravies@ la pregunta de M. Foucault: zquiénes somos? abr, pues, una doble alterad; una exterior y otra interior. No siempre simétricas ni complementarias. Pero con interferencias mutuas que s° epoyan en inquietud paralela que las Geshorda: zde3de d6nde pensar Jo humano? Esta es la indigencia que aliments el proceso. Y desde cera constatacién, una pregunta se impone: zesta invasién de la alteridad es una resultante o un pro- eso previo? Mas exactamente, [se configura la alteridad cuando esta el hombre de la raz6n occi- Gontaly nace 1a Antropolog‘a o, por el comtario, es la lenta y rate configuracién de la alteridad ta que socaba los fundamentos del hombre esencial y apoye a ‘emergencia de la constituci6n de la “Aniropologia como el estudio de las producciones de los hombres? La alteridad no esté definida pre- ramen surge en el mismo proceso de bisqueda de su control, Su perfil es residual, pero no por ‘ilo menos compacto. Es en los limites aultformes de las estrategias que compare una nueva umanidad donde empiezan a desdoblarse las inteligiblidades y @ ramificarse 1a legitimidad del poder haciendo oranipresente el contrafuerte de Is altridad. ‘No es un recorrido errante, esta deriva re identiad iene un solido soporte, una linea que marca una consistencia Ge su Wayeehee lata: se vu de las representaciones desde Ia naturaleza humans al hombre normal, e} deslizamiento de 12 vest gaci6n a Ia normalizacin. Una linea con miltiplesfrentes y soportes: la transici6n del yo a ta sociedad, Ia emergencia del «pueblo» como resolucién del conflicio entre naturaleza y sociedad, tl desplazamniento del determinismo esencial por el determinismo soci, Ja obsesién con e! inventa- fio y la eficacia de Ia clasificaci6n, la pugna entre Io normal y 10 patol6gico, la socializaci6n de las Catadisticas y el método comparativo, etc. A 10 largo de estas angulaciones mucre el hombre y nace ta Antropologia. Es el teritorio que ocupa la «nada» de S. Tw +1 Pensamientos sobre muerte inmoralidod, XI, 43. Ct. Cabada Caso, Ma Querer 0 no guest El debate entre “ohoperhaner, Feuerbach, Wagner y Nitaiche sobre el send deta exstencie mana, Barcelona, Herder, 1994, especialmente pp. 89-169. a REM whe Sobject of Power, en DreyfosH. y RabinowsP: Michel Foucault Bore Structualism and Foran chicago, Chicago Univesiy Pres, 1983 (edi. 1982), 212 Panis, Gallimard, 1984, 02) Aneropologiay alterdad. De la nanwaleza humana ata normal social 83 1.La dilatacion del orden. El ndmero entra en la sociedad cuando la persona se hace probable, Esto ocurre en la primera mitad del siglo XIX. Es un desplazamiento representativo con giros sucesivos. Cuando el proceso concluye, la referencia que legitima el perfil aceptable de los individuos, ya no ¢s la naturaleza huma- nna con e] haz. de necesidades y limites que de ella se deducen como un orden inviolable, sino su integracién en una curva de céleulo que encierra numéricamente la normalidad y retiene en sus extre- ‘mos las variaciones posibles. Es el momento en que las técnicas para medir y controlar el equilibric social se extienden desde la itervencién médica para coregir las deformaciones orgénicas hasta la preocupacién politica por impedir las desviaciones en la conducta moral. Hay un continuum epistemol6gico de regulacién que parte de la medicina y se ramifica en lo social para, desde abi, vol- ver sobre el punto de partida estableciendo un circulo de sanidad colectiva cuyo pertmetro es el «hombre promedio». Este hombre sin existencia concreta, pero ommnipresente como pauta ideal, seria la constante que el nuevo pensamiento de la economia de mercado, del maguinismo industrial, de la sanidad piiblica y de la eglamentacién escolar, se otorga como eje de autorregulacién. La zegulacién social parte de la regularidad orgénica y la imita, peo su operatividad de control la hace inevitable- mente mecénica y cuantficable. Por eso, en este proceso, la sociedad serd considerada, al mismo tiempo, como organismo y como maquina 1 inicio del proceso lo asume Kant, cuando en la primera parte de El conflicto de las faculta- des habla de la epoticfe médica» (medicinischepolize). Una institucién que ya tenia vigencia en el cenérgico Estado prusiano: la «poticfs médica» prolonga la «Ciencia del Estado» desarrollando las téc- nicas que permiten buscar, analizar y organizar la informacién sobre la poblacién para asegurar la presencia de la autoridad estatal!° La culminacién de! proceso se encuentra en la perspectiva con que E, Durkheim aborda el problema de saber la diferencia entre un fendmeno social normal y otro pato- légico: «La cuestiGn no difiere esencialmente de la pregunta que se hace el bidlogo cuando trata de separar la esfera de la fsiologfa normal y Ia esfera de la fisiologla patolégica». La manera como el fisi6logo llama normal 2 un estado es refiriéndolo al término medio de la especie, la amasa densa cen- tral» que se puede representar con un solo niimero y alrededor del cual se distribuyen tolos los de- mis, Desde este postulado bésico continia: «Debe seguirse el mismo método en ta ética. Un hecho ‘moral es norma en el caso de un determinado tipo social cuando ese hecho se observa en el término medio de la especie; es patol6gico en circunstancias contrarias».!! Término medio ++ Normal +> Comrecto. Entre Kant y Durkheim ha habido un desplazamiento decisivo: el «yo» transcendental que buscaba pragméticamente la «ciudadanta del mundo» (Antropologia) s6lo se reconoce ahora como entidad an6nima barajada por las determinaciones de los promedios estadisticos (Sociologia; un titu- lo es directivo: «Suicidio y natalidad: Estudio de estadistica moral»). Entre ambos momentos se recompone la realidad humana y su forma de orden: el (como indica L 9 Ci. Sehlanges,J: Ler métaphores de Vorgaiome, Pais, Vin 1971, caps. VI-VIT: Cangihem,G.: Lo normal lo pato- ‘gic, México, Siglo XXI, 19813, 186 203; Hacking: Le domestcacn.. 4p 10. CF. Roven.G. «El caneraltmoy l cocepto de pliia médica» y al destino del concepto de plica médica, 1780- 1890, en Dela polieta médica ala madicina socal, Méico, Siglo XXI, 1985, pp. 138-162 y 163-180. MM. Datkheim.E: De la division ds travail social. Etude sur Vorganization des roids eupérieures, Pais, Vin, 1893, pp. 4,33, 450. Vers «Suicide et rai nude de sutistique morale, en Revue Philosophique, 26 (1886), 47 y 462-63 a oad Lorive Mena Hacking, no existe un hombre que se haya divorciado 0,17 veces y tenga 2,2 hijos). Y sin embargo, al trazar el predominio de unas carecteristcas, no s6lo produce una informacién sobre ia poblacién y sobre la manera de controlarla, también, en la misma manera de producir estos conocimientos, esti . «Nosotros», Jos que podemes pasar la frontera a voluntad, es la mirada de la ciencia que va a analizar la produc- cin de anormalidad en la cultura, Asi precisa A. Lang el objeto de estudio de su libro La Mitologta: -xplicar los puntos siguientes, entre otros muchos de apariencia irracional contenidos en los ritos: las historias salvajes y absurdas sobre el origen de las cosas y sobre el origen del hombre (.): Jas aventuras infames y ridfculas de los dioses (..); las historias repugnantes del reino de los muet- tos...» [EI subrayado es mio). Para FrM. Mille, la mitologia comparada debe explicar el elemento absurdo y salvaje de los mitos; para P. Decharme, esta ciencia analiza las fabulas monstruosas y repugnantes de las culturas primitivas 2 El mito es un ser viviente andmalo. ¥ el vocabulario que lo disecciona participa de la procu- ‘pacién médica y de la inquietud moral por el equilibrio del cuerpo social. El interés por el mito re~ aparece en la cultura europea con una topologfa precisa: lo deforme. Como tal ¢s escandaloso. En el oble sentido con que opera la raz6n en la nueva funcién sanitaria que desempedia ahora en la Euro- ‘Pa normalizada, Por un lado escandaloso porque inclasificable y, por tanto, incomprensible para las Categorias de la raz6n que 1o analiza: irracional, sinsentido il6gico. Por otro lado escandaloso por- ue anormal en una sociedad sana: enfermizo, demente o anémalo. En el cruce de ambos aspectos se impone un juicio socio-moral: grotesco, infamante, repugnante. En defintiva, e! mito es mons- tmuoso, Asi, cuando se trata de diagnésticar el origen de estas constnicciones deformantes de la conducts humana, las opiniones se dividen por escuelas, pero confluyen en una categorizacién que uusurpe la nueva funcién del médico en la sociedad. Los representantes de la «Mitologia comparada» (FM. Maller, B. Preller, ALH. Krappe 0 P, Decharme) consideran al mito como producto de la pato- Joga del lenguaje, una del racismo cultural que se extiende por Europa. El nimero ha normalizado a la humani- dad haciéndose coentensivo con ella. El espacio es recorrido y ocupado por el inventario. Hay una ‘concentraciOn y una simetrfa del orden a medida que se hace mas extenso, mds suil y mas inevitable. El mundo parece entrar en un sistema de signos que lo contiene desde la fisica hasta los mis mini- mos umbrales de percepcién sensorial. Fs el escenario del positivismo.77 El término sociolog(a es creado por A. Comte en 1832. Comte mira a la sociedad en el eruce del modelo biolégico y del astron6mico:esté entre la ciencia de la vida y le ciencia de los astros. La sociedad positivist es un organismo que solo debe definise por los engranajes desu funcionamiento para legtimar Ia dvisin del trabajo, del saber y del poder que ya esté contenida en Ia naturaleza de las cosas. Ast se impone una divisi6n bésica: «La sociologia debe considerar exclusivamente el esurollo efectivo de las poblaciones més avanzades, descertndo, con una perseverancia es- crupulosa, toda vane disgresi sobre los diversos cenros de civlizacin independiente, cuya evolu- i6n, por cieras causas, se ha parado hasta aguf en un estado més imperfecto(..) Nuestra explora ciGn hist6rica deberd, pues, estar dnicamente reducida a la élite o vanguardia de la humanidad» 2 Una distibucién «positivay del estudio de las sociedades. El andlisis de las sociedades menos avan- zadas corresponders a la Emografia (imino que aparece en 1823) Esta distribuci6a epistemol6gi- ca se cimenta en una clasificacidn de las sociedades, y se proyecta en une distribucién de sus fun- ciones en el seno de la «drateridad universal». La élite de la umanidad, identficada con la raza blanca, compondré el «Comité postive occidentaln, o gobemadores de la ciencia, para marcar las putas del progreso humano, Es el gobierno de los otros en nombre dela ciencia. La jutificacién del colonialismo que la economia politica naciente necesita para explicar cientificamente su dominio totalizamte. ‘Ahi se esté pre-determinando la mirada con que naceré la. Antropologia cientifica, universita- ria, como profesién con reconocimiento social. Esta mirada tan intensa, tan amplia, tan coercitiva, es Jaque puebla la nada de S. Tax. (Septiembre 1995) 21 CE. Liauzm.C: Race et Ciiliztion. Lute dans acute ccidetale. Anthropologie critique, Pais, Syros/Alematves, 1992. 28 Curzo de filecfta postive (1830), Lesion 57.

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