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Se Vende Una Mula Obra
Se Vende Una Mula Obra
PERSONAJES:
PRIMERA ESCENA
(Briagoberto y su esposa Brígida)
Briagoberto: Un poco de todo. Aquí dice que la mayoría de los hombres se están yendo al otro
lado del río.
Briagoberto: ¡No mujer!, me refiero a los U.S.A. Dicen que sus salarios son miserables, que gana
más un chofer o un fayuquero que ellos.
Briagoberto: También leí un artículo de política. De cómo los candidatos se parecen a Daniela
Romo...prometen y prometen...y nada.
Brígida: Ay, viejo, mejor vamos a comer que tengo un hambre feroz.
Brígida: Pues, con que no sea tus calzones remendados o el lunarcito que tienes por la coliflor,
¿No sé qué otra me quieres enseñar?
July: Ay mamá, me estás apenando. Lo que te quiero enseñar es una carta de Alberto, en la que
me pide que le dé...que le dé...
Brígida: No hija, no se lo des. Yo sé por qué te lo digo. Así me paso con mi primer novio...y no me
cumplió.
July: Mamá, sospecho que no me entendiste bien, mi novio desea que le de mi mano,
¿Comprendes?, quiere casarse conmigo.
July: Dice en su carta que vendrá hoy mismo para hablar con papá y pedirle mi mano, tengo
miedo que lo reciba mal, ya sabes qué genio tiene.
Brígida: ¿Qué me habrá querido decir?. Haber dame la carta yo me encargaré de arreglar esto.
Brígida: Noo me insultes, no me insultes, que soy tu madre. Bueno ya déjame leer tu carta.
(Leyendo en voz alta). Mi querida guerita.
Brígida: ¡Ah, vaya!, ya me extrañaba (Continúa leyendo). ¡Tú sabes que mi caca...cariño es
infierno!
Brígida: “Y que yo no puedo permanecer lejos de ti, tú sabes cuanto te araño por las noches”,
¡July!.
July: ¡Ay mamá!, pareces jardinera cuando lees sin lentes: la riegas. (Le quita la carta y la empieza
a leer). Él dice: “T extraño por las noches”. Mira mami, mejor ponte tus lentes (Le coloca los lentes
que están puesto en algún lugar cercano a ellas) y sigue leyendo.
Brígida: “Y estoy decidido a pedir tu mano, hoy hablaré con tu Padre, tuyo....Alberto”.
Brígida: Hijita, “no te apures, para que dures”; yo arreglaré esto con tu padre. Mira hablando del
buey de Roma y él que se asoma.
Briagoberto: Oye vieja, ¿la comida es para hoy o para el mes que entra?, porque ya llevo un buen
tiempo esperando en el comedor, y no veo claro, no veo claro.
Brígida: Has de tener chinguiñas en los ojos. Bueno ya cállate viejo gruñón. ¿No ves que estoy
toda atarantada con lo de la niña?
Briagoberto: ¿Y qué tiene la niña?, ¿A poco, ya empezó a soñar con Luis Miguel, Ricky Martín,
Mijares o Chente Fernández?.
Brígida: No seas sonso, viejo. Lo que ocurre es que hoy vendrá su novio a pedirte su mano.
Brígida: ¿Y eso qué importa?. Lo importante es que vendrá y debes dar tu autorización.
Brígida: Mira viejo, no le busques tres pies al gato sabiendo que tiene dos. Recuerda como te
deje la última vez.
Briagoberto: ¡Ah!, eso fue porque me agarraste como el Tigre de Santa Julia...en el baño.
Brígida: Mira por el motivo que sea, pero te puse un ojo de cotorra y otro de mapache. ¡Y ya no
quiero discutir!. Piensa en que los hombres están muy escasos y no debemos dejar escapar esta
oportunidad.
Briagoberto: ¡Está bien!, ¡Está bien!. Si quiera díganme que tipo de chango es, para saber en qué
manos vino a caer mi hija.
July: Mira, papito lindo, consiente en dar mi mano, no seas malo. Ya que cayó alguien, tú no
quieres aceptar. Si supieras cuántas veladoras le puse a la Virgen de las solteronas, y que
además puse a San Antonio de cabeza comprenderías mi desesperación.
Brígida: No se hable, más del asunto. Ellos son jóvenes y merecen esta oportunidad, o ¿Quieres
que nuestra hijita ande por atrás de ti?.
Brígida: No seas mal pensado, me refiero a esconderse. Además piensa que el amor es la luz.
Briagoberto: Sí, pero el matrimonio es el recibo. Que me pregunten como me ha ido a mí.
Brígida: No te quejes, no te quejes, que a otros les ha ido peor. Bueno entonces estamos todos de
acuerdo.
Brígida: Sì estamos, bueno iré a ver que la comida esté lista (Sale de escena).
Briagoberto: Qué vieja tan más alcahueta es tu madre...voy a aceptar pero que quede claro hija,
sólo porque de que la mujer dice “me caso” y la mula “no paso”, la mujer se casa y la mula no
pasa, es decir, son igual de necias. No vaya a ser que vayas a salir con tu “domingo siete”.
Briagoberto: Bueno, hija. La burra no era arisca, los palos la volvieron así. Además, si quiera
cuéntame cuánto tiempo tienes de conocer a ese espantajo.
July: No seas así con él, eres muy injusto. Además ya tenemos mucho tiempo de conocernos, 15
días.
Briagoberto: ¿¡15 días!?, ¿Y crees que con dos semanas ya es suficiente para conocerse?. ¡Ay,
hija!, tu madre y yo, duramos de novios 7 años y ya de casados todavía no terminamos de
conocernos.
July: Papá, no todos los casos son iguales. Nosotros sentimos eso que llaman: “amor a primera
vista”.
Briagoberto: Ya tienes el demonio por dentro, muchacha. Que la Santa Torcuata de las Peras te
ayude. No quiero ni imaginarme qué será de ti.
July: Estando a su lado no me pasará nada; además, la ciencia ya está muy adelantada.
Briagoberto: La adelantada fuiste tú...bueno, si aceptaré, no deseo que nada malo pase...aunque
esto me hule mal, me hule mal.
Briagoberto: No seas mandada hija, que en cuestiones de limpieza yo soy el primero. Ya sabes
que no me falla mi baño los sábados.
July: Sí papá, ¡Qué lastima que sean sólo los sábados...pero de Gloria!.
Briagoberto: Ay July, siempre de bromista, ¿Qué pensará esta hermosa gente de mi?. Mira hija,
dejemos este asunto por la paz y avísale a Leocadia que si viene alguien a comprar la mula vieja
que tengo en el corral, dile que le diga que me espere, porque ya me anda por deshacerme de
ella.
July: ¡Ah, sí!, la mula esa a la que le pusiste mi nombre. Mira que llamar July a una mula. Está
bien papá, le avisaré inmediatamente.
Briagoberto: Bueno, mientras voy a comer porque ya hace hambre. (Salen de escena).
TERCERA ESCENA
(Alberto conoce a su Suegro)
July: Leocadia, pues ¿Qué no me escuchaste?. Ya te busque por toda la casa, desde hace 10
minutos y no te hallaba. ¿Dónde estabas?.
Leocadia: Ay niña, pues es que cuando una está enamorada no escuchamos más que teñidos de
campanitas.
July: Tienes razón Leocadia, tienes razón. (Haciendo una expresión de muy enamorada).
July: Ah, mira, ya sabes que mi padre vende a july, la mula. ¿verdad?, bueno, si viene algún
caballero a preguntar por ella, lo haces pasar y le dices que espere un momento, mientras le
avisas a mi papá.
July: (Diciéndolo al público) ¡Ay San Rodolfo el Greñudo!. Ojalá que mi papi no se arrepienta y le
conceda mi mano a mi novio Alberto.
(Mientras termina el diálogo July Leocadia abre la puerta, y al terminar su dialogo le dice
Leocadia).
Leocadia: Señorita en la perta esta, un caballero que desea hablar con su papá.
July: (Hablando al público). De seguro que es Alberto. ¡Ay, el corazón late y late como un burro sin
mecate! (Diciendo a Leocadia). ¿Qué esperas Leocadia hazlo pasar inmediatamente?.
Pantaleón: Deje usted que termine bien de comer y volveré dentro de 10 minutos. Por favor dígale
que deseo comprarle la mula que vende.
July: Está bien señor, le daré el recado a mi padre. Ya me estoy impacientando porque no viene
Alberto. Dijo que vendría como a las 2...y ya son.
Briagoberto: (Aparece en escena). Hija, pues, que no piensas comer hoy. Tu madre ya está
impaciente porque llegues.
July: Ya voy, papacito, ¡Ah!, de verás papi vino un caballero, dijo que deseaba comprar la mula
July:No quería perturbarte mientras comías. Acuérdate que una vez por salir corriendo, se te iba a
quedar la boca chueca. Además dijo que regresaría en unos cuantos minutos. Espéralo mientras
lees el periódico.
Briagoberto: ¡Está bien!, no me moveré de aquí, pues ya me andaba por vender es bendita mula.
Es más lo que gastó en mantenerla que el servicio que me presta.
Briagoberto: “Los habitantes de Chinameca tendrán agua en abundancia, porque ya vienen las
lluvias”. “En el zócalo de Cuautla una niña realizó un acto de exorcismo...le quito los diablos a su
bicicleta”...puras tonterías y babadas, puros chismes, como si no tuviéramos con lo que se platican
en la tortillería de aquí.
Briagoberto: Dile que pase inmediatamente. De seguro es el que viene a comprar la mula.
Alberto: (Al público). Me hace 5,5 el corazón por los nervios. Pensar que me tengo que enfrentar al
gruñón de mi suegro. (A don Briagoberto). Perdone ¿Es usted Briagoberto de la Cueva Ancha?.
Briagoberto: ¡Claro mi amigo!, aquí no hay secretos para mí...y menos en cosas tan importantes.
Briagoberto: Qué me voy a oponer, creo que usted y yo llegaremos pronto a un arreglo.
Alberto: Pues cuánto me alegro,...sabe tengo una fortuna que acabo de heredar de mi tío
Panuncio y tengo pensado emplearlo en esto.
Briagoberto: Tanto mejor, así la podrá mantener bien, porque la verdad yo ya no le aguanto el
ritmo...come demasiado, es muy tragona.
Alberto (Al público) Pero que viejo tan tacaño y tan indiscreto, miren que hablar así de su hija.
(A Briagoberto) No me importa cuánto coma...así la quiero.
Briagoberto: ¡Claro!. Usted tiene dinero qué le puede interesar un detalle como ese. Además, voy
a ser sincero con usted para que después no me reclame. Ha de saber que tiene una llaga junto a
la cola, pero eso no es nada.
Alberto: Oiga pero si yo no se lo he notado. Sí he visto que se mueve mucho, pero yo imaginé que
así caminaba.
Briagoberto: Bueno, la verdad no se le nota mucho y si le digo lo de la llaga es para que usted la
cure, porque creo que ya le apesta.
Alberto: (Al público) ¡Que cochina! y yo que la creía un ángel (A Briagoberto) ¿Y qué otro defecto
tiene?.
Briagoberto: Pues, déjeme pensar...¡Ah, sí!, ya recuerdo. Debería de ver usted cuando la bañan,
se necesita amarrarla, porque tira cada patada que...para qué le cuento.
Briagoberto: Pues, claro, yo sólo no puedo. A veces me ayuda el Pingüino, en otras ocasiones
Artemio y Luis Carlos o Lalo. En fin...
Alberto (Al público) Y ella que me dijo que nadie la había visto desnuda. Se me hace que es una
mosquita muerta.
Briagoberto: (Al público Qué mala suerte. Se me hace que no podré vender a esta mula. Nadie la
quiere. La tendré que regalar aunque sea al circo Ataide para alimento de los leones (Sale de
escena).
CUARTA ESCENA
(Pantaleón reconoce a Leocadia)
Leocadia: (Se encuentra haciendo aseo, bailando y cantando la canción que se escoja, en eso la
interrumpen pues alguien toca la puerta). A jijos como molestan, ¿Ahora quién será?.
Pantaleón: Oye, espera, ¿Acaso no eres tú Leocadia de los Cerros Prietos, originaria del
Tepehuaje?.
Leocadia: ¡Óigame señor!, le prohíbo que me ande espiando cuando voy al baño. ¿De seguro ya
me vio el lunarcito que tengo en el cachete derecho?.
Pantaleón: ¡No Leocadita!, ¡No!, me refiero a que ya varios años que te conozco. Los dos somos
del mismo pueblo. Yo soy hijo de la jitomata, ¿Te acuerdas de mi mamá?. Era la que te espulgaba
y te mata los piojotes que tenías. ¿Recuerdas que hasta te encontró una garrapata?.
Leocadia: Órale, tampoco se mande. Sí ya me acorde de ti. Cómo no, sobre todo me acuerdo
cuando íbamos los dos a cortar nopales...y no cortábamos.
Pantaleón: Caray, Leocadia, cómo has cambiado desde entonces...estás como la yerbabuena.
Leocadia: ¡Ay Pantaleón!, cómo serás, ya hasta hiciste que se me arrugara el...vestido. mira mejor
después platicamos porque ahí viene el patrón. Yo mejor me voy (Sale de escena).
QUINTA ESCENA
(Don Briagoberto confunde al novio de su hija)
Briagoberto: (Al público) Vaya gustos los de mi hija. (A Pantaleón) Pero tome asiento señor.
Pantaleón: Gracias, ¿Sabe?, pues yo deseo que lleguemos pronto a un acuerdo sobre July.
Briagoberto: (Al público) Ni modos es el novio de mi hija, le hablaré de ella. (A Pantaleón) Caray
amigo, deberás que se lleva usted un tesoro.
Pantaleón: Hombre, amigo, no necesita decírmelo. Creo que tengo buen corazón y la trataré con
mucho cariño.
Briagoberto: Eso lo enaltece a usted. Por favor no vaya a pegarle, ella es muy trabajadora.
Pantaleón: Sinceramente ya anduve pidiendo informes aquí en el pueblo y me dijeron que es muy
floja.
Briagoberto: ¿Cómo pero dígame quién fue el infame que le platicó esa mentira?.
Pantaleón: No se enoje, no se enoje. Mire, si quiere dejamos las cosas como están. Total, yo la
quiero para cargar leña y para que jale una carreta que tengo y ya.
Pantaleón: Pues, la verdad ni modo que me la lleve para tenerla en un nichito. La quiero para que
trabaje...y cuando ya no sirva para eso...pues le haré lo mismo que a todas... al matadero.
Briagoberto: ¿Loco a dicho?.Espere a que llegue mi hija y a ver si es capaz de repetir usted todo
lo que acaba de decirme.
Pantaleón: Me parece bien, será mejor arreglarme con ella, porque con usted no se puede. Ya
verá como ella me da la razón.
Briagoberto: Pero que cínico es usted. Espéreme tantito voy a traer a mi hija. (Sale de escena).
Pantaleón: A este señor se le borra la cinta del cassette, está chiflado. (Al público) Miren que
ofrecer una mula y no quiere que la maltrate, esta loco.
SEXTA ESCENA
(Pantaleón cuenta a Leocadia l disgustado que esta)
Pantaleón: ¡Claro, cómo no te va tratar bien!, si tú eres un bombón. Oye, a propósito ¿Eres
casada?.
Leocadia: No, soy soltera.
Pantaleón: ¿Y porqué no te casas?.
Pantaleón: No seas arisca, que tanto es tantito. Ándale dame un beso en japonés.
Leocadia: (Se persina) ¡Ay Dios santo!, ¿Y cómo es eso?.
Pantaleón: Pues, hocico con hocico.
Leocadia: Eso sí que no. Yo no suelto prenda hasta que el señor cura nos haya dado la bendición.
(Aparece Don Briagoberto por el fondo y se detiene al ver la escena del abrazo)
Briagoberto: (Al público) Pero, ¿Qué es lo ven estos ojos tan hermosos que se han de comer los
gusanos?. El novio de mi hija abrazando a la criada.
Briagoberto: (Se acerca muy molesto y los separa). ¡Basta!, ¿Pero qué clase de hombre es usted,
acaso es nieto de Don Juan Tenorio o de Juan Cherón?, ¿Cómo es posible que se haya atrevido a
abrazar a la criada en mi casa y en mis barbas?, ¿Y tú Leocadia porqué te dejaste?.
Leocadia: ¡Ay señor!, pues, es que me estaba gustando mucho...(Molesta) Hasta que usted llegó y
echó todo a perder.
Briagoberto: Pues, la verdad, la puritita verdad, que usted es el novia de mi hija...por desgracia.
Briagoberto: Ah, no comprende, pues ya comprenderá, éntrele ahí. (Al público después de que lo
encierra en un armario) ¡Nunca imagine que este pelado fuera tan abusivo...hasta con la gata
quiere andar!.
OCTAVA ESCENA
(Briagoberto desilusiona a su hija)
Brígida: Pero, ¿Qué gritos son esos Briagoberto?, hasta el comedor se escuchan tus berridos.
Briagoberto: Sí era con tu novio, con quien discutía y lo encerré ahí y tiene que darte una
explicación, o morirá como cucaracha.
Brígida: Mira viejo zopilote, ¿Quién te ha dicho que así se debe tratar a los yernos?. Déjalos que
se casen.
Briagoberto: ¿Cómo que se casen?, ¿Saben ustedes lo que ha dicho y ha hecho ese sin
vergüenza?.
Brígida: A mí se me hace que son intrigas tuyas para evitar que ellos se casen. Si ya te conozco,
mosca. Se como eres de embustero.
Briagoberto: ¿Embustero yo?, si también dijo que pondría a July a cargar leña.
Brígida: ¡Mira lo que has hecho!, ya no sigas mintiendo porque te va a pasar lo que a pinocho.
Briagoberto: ¡Bien!, para demostrarles que no estoy mintiendo llamaré a Leocadia para que ella
les diga.
Briagoberto: Ya oyeron, ahora sí me creerán. Espérate hijita para que lo veas y le reclames.
Brígida: ¡Quién lo hubiera creído!, y pensar que este señor es todo un abogado.
July: (Aquí July esta detrás del sofá) ¡Ay, mamita!, creo que voy a desmayarme.
NOVENA ESCENA
(Alberto y July discuten)
(Alberto llega a la casa de July, entra al ver que la puerta esta abierta).
Alberto: Bueno, ya que la puerta esta abierta pasaré. Y no me iré de aquí hasta decirle a esa
hipócrita unas cuantas verdades. Miren que ocultarme que está coja, y que ya se la han llevado
cuatro veces. Y yo que pensé que iba a estrenar...novia, pero no. (Voltea a ver detrás del sofá y
July se encuentra parada) Ah, ahí esta, ahora verá señorita.
July: ¿Pero qué esta, usted haciendo aquí?, no creí que tendría el valor de venir. De verás que es
usted un cínico.
Alberto: La cínica es usted, mentirosa.
July: Después de todo lo malo que dijo de mi, aún me insulta, mida sus palabras, que está
hablando con una señorita de respeto.
Alberto: ¿Señorita?, eso sería antes de que se la llevarán las cuatro veces.
July: ¿Qué tonterías está diciendo?, es usted un majadero. Márchese de aquí inmediatamente o
llamo a mi padre.
Alberto: Pues, llámelo, así delante de él, le dirá a usted lo de la llaga junto a la cola.
July: ¿Quién mi papá?.
Alberto: ¡Claro que no!, sino usted.
(En ese momento entran Briagoberto y Brígida).
Briagoberto: ¿Qué es lo que pasa aquí?.
July: ¡Qué me ha ofendido este caballero!.
Alberto: ¿Con qué derecho a ofendido a mi hija?.
Briagoberto: Es el sin vergüenza de tu novio. Déjame sacarlo. A ver usted, salga y si tiene los
pantalones bien puestos, repítale a mi hija lo que antes dijo de ella. Hija aquí esta tu novio.
Brígida: ¿Pero cómo es posible mi lic.?, que usted piense que este pobre hombre con cara de
renacuajo, ojos saltones, boquita de oso hormiguero, orejas de Dumbo y otros defectos, puede ser
el novio de July.
Pantaleón: Yo soy Pantaleón, el carretonero, y vine aquí con la finalidad de comprar la mula.
Briagoberto: ¡Ah, sí!, pero luego se me quita. Bueno ya no existe ningún problema para que usted
y July se casen, ¿O sí?.
Alberto: A si que usted cree, que yo voy a aceptar a su hija con todo y sus males. ¿Acaso piensa
que soy veterinario para curarle la llagota que tiene cerca del culantrito?, y lo de la pata coja,
¿Cómo voy a arreglársela?
July: Pero, de que llaga y que pata coja, esta hablando. Si yo estoy sanita. ¿No se me nota?.
Alberto: ¡Claro que sí!. La culpa es de tu padre que me platicó de ciertas intimidades tuyas.
Briagoberto: Pero como será usted. Yo no le hablaba de mi hija, si no de la mula que se llama
igual que ella. Mi hija esta completamente sana...Tiene todas las vacunas, hasta la de la rabia.
Brígida: Entonces, ¿El de todo el enredo has sido tú, cabezota de clavo?. De castigo esta noche te
toca petate.
Pantaleón: Bueno, como este relajo ya se aclaró, yo quisiera señor Briagoberto, pedirle la mano
de Leocadita, así cuando regrese a mi rancho me llevo a las dos.
Brígida: ¿Cómo que a tu mujer?, ya te casaste, ya te amolaste. Ahora como dijo Herodes te jodes.
Briagoberto: Bueno, si no hay más remedio tendré que aguantarte otros 50 años, hasta completar
100, que son los mismos que espero que aguanten los futuros esposos.
“Colorín, colorado,
esta obrita a terminado,
y brinden muchos aplausos
si creen que se los han ganado”