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TEMA 5.- LA ACCIÓN HUMANA SOBRE EL MEDIO.


PROBLEMÁTICA ACTUAL.
1. INTRODUCCIÓN.
2. CONCEPTOS INTRODUCTORIOS.
2.1. BIOSFERA Y ECOSISTEMAS.
2.2. MEDIO NATURAL Y MEDIO HUMANIZADO.
2.2.1. MEDIO RURAL.
2.2.2. MEDIO URBANO.
3. LA ACCIÓN HUMANA SOBRE LOS ECOSISTEMAS.
3.1. MODIFICACIONES DE LA FAUNA.
3.2. MECANISMOS DE DEGRADACIÓN ANTRÓPICA.
3.3. DEGRADACIÓN Y CONTAMINACIÓN.
3.3.1. CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA.
3.3.1.1. CONTAMINACIÓN EN EL MICROCLIMA URBANO.
3.3.1.2. CONTAMINACIÓN GLOBAL.
3.3.1.3. CONTAMINACIÓN NUCLEAR.
4. EL PROBLEMA MEDIOAMBIENTAL.
4.1. ORIGEN.
4.2. MODELOS EXPLICATIVOS.
5. LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES.
5.1. GÉNESIS DE LA CONCIENCIA MEDIOAMBIENTAL. CONFERENCIA DE
ESTOCOLMO.
5.2. LOS ACUERDOS DE LA CUMBRE DE RÍO: DECLARACIÓN DE
DERECHOS DE LA TIERRA Y LA AGENDA 21.
5.3. CONFERENCIA SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO DE TOKIO.
6. COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO.

1. INTRODUCCIÓN.
La presencia de los grupos humanos conlleva procesos de
alteración y destrucción del medio, reconocidos claramente desde el
ámbito de la Geografía Humana (Demangeon, Barrows o Pierre
George, que llegó a definir la Geografía como la ciencia del medio
ambiente humano). El entorno (medio natural, psicología ambiental,
política, economía, cultura) está integrado por todos los elementos y
situaciones que rodean a los seres humanos; el hombre, en busca de
una mejor calidad de vida, necesita adaptarse al medio, aunque esta
adaptación lleva en sí misma la alteración del ecosistema (“El
impacto del hombre sobre el medio ambiente conlleva no sólo una
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acción más directa, sino, además, la de otros seres vivos a los que
modifica poblaciones y condiciones geográficas –Tricart-). Desde este
posicionamiento, estudiaremos el influjo de la acción antrópica sobre
el Planeta, las propuestas de solución a la destrucción
medioambiental y las realizaciones concretas puestas en marcha en
este ámbito durante los últimos años.
2. CONCEPTOS INTRODUCTORIOS.
Como paso previo, recordamos una serie de conceptos previos,
precisos para la comprensión del tema, que se estudian más
ampliamente en otro lugar del temario.
2.1. BIOSFERA Y ECOSISTEMAS.
Según la Teoría General, el ser humano se halla en la confluencia
de tres sistemas, la Tecnosfera (sistema creado por la actividad
humana sobre el espacio de la Biosfera, con la que establece una
relación de mutuas influencias), la Sociosfera (sistema que dirige las
actitudes sociales que afectan a Biosfera y Tecnosfera y que incluye el
conjunto de instituciones políticas, sociales y culturales que rigen el
funcionamiento de las sociedades humanas) y la Biosfera,
confluencia de los tres elementos posibilitadores de la vida (tierra,
aire y agua), que incluye las capas inferiores de la atmósfera, la
superior de la litosfera –suelo- y la hidrosfera y que integra a los seres
vivos que viven en el Planeta, especies animales y vegetales ligadas
entre sí por las cadenas tróficas. La Biosfera está compuesta por
distintos ecosistemas, cada uno de ellos caracterizado por su propia
biocenosis, organización compleja que engloba la fitocenosis
(agrupamientos vegetales), la zoocenosis (animales) y la
microbiocenosis (microorganismos) que, en determinado lugar,
comparten unas mismas condiciones de vida, manifestando múltiples
formas de interacción. Esto hace que los ecosistemas naturales no
sean estáticos, por lo que presentan una evolución a lo largo de los
tiempos que es el campo de estudio de la Paleoecología. El hombre
ha aprovechado esta plasticidad de los ecosistemas para modificarlos
en su provecho, aunque la falta de respeto al límite de tolerancia que
presentan ha ido rebasándose al compás del desarrollo de los niveles
tecnológicos. Precisamente, la problemática dimanada de esta
transformación y alteración de los ecosistemas por la acción humana
es el núcleo central de nuestra exposición.
2.2. MEDIO NATURAL Y MEDIO HUMANIZADO.
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Aquel ecosistema en cuya estructura y funcionamiento no
interviene la acción antrópica constituye el medio natural, cada vez
menos presente en el planeta. La actuación del hombre sobre el
medio provoca su humanización, visible en dos tipologías diferentes,
el medio rural y el urbano.
2.2.1. MEDIO RURAL.
Con el Neolítico se inicia la explotación intensiva de la tierra, a
través de técnicas, más complejas con el paso del tiempo, que han
permitido la obtención de grandes rendimientos en la agricultura,
ganadería y silvicultura, transformando ecosistemas naturales en
productivos. Este proceso implica la aparición de dificultades en la
relación hombre-medio, cuya gravedad se ha acrecentado en las
últimas décadas, y que podemos sintetizar en:
a) Relacionadas con las técnicas agrícolas: especialización de
cultivos, fertilización artificial, problemas de agua, producción
ganadera intensiva, selección de plantas, empobrecimiento
de flora y fauna.
b) Derivadas de la repoblación forestal selectiva: roturación de
montes, desecación de humedales, abandono de tierras
marginales.
c) Efectos contaminantes: secuelas del empleo de pesticidas y
productos químicos.
d) Influencias sobre el paisaje en función de la concentración
parcelaria, traducida en la desaparición de las especies que
conformaban los árboles y arbustos de los setos de
separación.
e) Contaminación derivada de las nuevas formas de explotación
ganadera (instalaciones semiindustriales e industriales), que
provocan malos olores y vertidos de aguas residuales de alto
contenido en materia orgánica y microorganismos.
f) Modificaciones introducidas por el desarrollo del urbanismo
sobre zonas agrícolas y forestales, convertidas en localización
de polígonos industriales y áreas residenciales.
g) Problema del efecto de los residuos sólidos (plásticos, vidrios)
sobre el medio rural, evidenciado en la aparición de
vertederos incontrolados.
h) Efectos de las infraestructuras de transporte y comunicación
(carreteras, oleoductos, gasoductos).
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2.2.2. MEDIO URBANO.
Presenta mayor complejidad que el rural, con mayores índices de
contaminación y una clara reducción de los espacios libres; forma un
ecosistema integrado por elementos bióticos y físicos, a los que se
suma la propia estructura urbana creada por el hombre. Por otra
parte, el medio urbano presenta caracteres individualizadores, como
la insuficiencia de la producción primaria (abastecimiento desde el
exterior), elevadísimo consumo energético, que comporta la
producción constante de residuos, y una gran vulnerabilidad de su
ambiente ante cualquier variación de los factores que lo conforman.
3. LA ACCIÓN HUMANA SOBRE LOS ECOSISTEMAS.
Desde que la antropocenosis (estrato de la biocenosis propio del
hombre primitivo) descubre técnicas facilitadoras de la
transformación del medio comienza la alteración de los ecosistemas
primigenios, fundamentalmente tras los efectos de la revolución
neolítica en Oriente y Europa. Más tarde, tras la expansión
ultramarina iniciada en el siglo XV, comienza la alteración de los
ecosistemas de los restantes continentes, cuando ya el europeo
mostraba importantes desequilibrios, acentuados con la revolución
agrícola y la fiebre roturadora que la acompaña. La revolución
urbano-industrial supone, por fin, una importante destrucción de los
ecosistemas naturales, cuando los paisajes urbanos e industriales
suponen la ocupación masiva de suelo natural y agrícola y la
aparición de los problemas de contaminación atmosférica, hidrológica
y la destrucción directa de la biosfera. Esta acción destructiva reviste
tres formas básicas:
- Alteración de la fauna, que implica la desaparición de especies
o la introducción de otras diferentes.
- Degradación antrópica (alteración geomorfológica que
conlleva destrucción de suelos, paisajes y ecosistemas en
general).
- Contaminación, entendida como la degradación de la pureza
física de cualquier elemento del medio ambiente.
3.1. MODIFICACIONES DE LA FAUNA.
La ganadería, por ejemplo, implica la extensión voluntaria de
determinadas especies, provocando en todos los continentes mezclas
de animales domésticos de diverso origen, con la lógica alteración de
los ecosistemas naturales. A veces, este cambio ecosistemático se ha
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producido de manera indirecta y, por lo tanto, involuntaria (v.gr., la
eliminación de pájaros en la China de Mao para proteger las cosechas
comportó la multiplicación de insectos nocivos). En general, la
extinción de especies, también vegetales, como consecuencia de la
acción humana se ha intensificado especialmente en las últimas
centurias.
3.2. MECANISMOS DE DEGRADACIÓN ANTRÓPICA.
Las causas principales de la degradación antrópica son:
- La presión demográfica, que comporta el desarrollo de los
cultivos especulativos y el pastoreo excesivo y que origina un proceso
que, partiendo de la roturación de los bosques, lleva a la destrucción
de suelos y del manto vegetal, al agotamiento de los acuíferos y a la
desertización.
- La especulación urbanística, relacionada con el turismo y las
actividades de ocio, y que ha generado en ocasiones una notable
destrucción paisajística.
- La degradación antrópica se plasma inicialmente en la
degradación edafológica y fitogeográfica relacionada con la actividad
agropecuaria. La destrucción de la cobertera vegetal implica fases
regresivas de la edafogénesis, que pueden llevar a la pérdida del
suelo. También, la modificación de las formaciones vegetales del
bosque inciden en la alteración de los caracteres de su suelo y del
microclima específico original. La erosión antrópica se ha intensificado
en las últimas décadas con el desarrollo urbanístico e industrial, que
ha supuesto en la segunda mitad del siglo XX la ocupación de 1/5
parte de las tierras fértiles del planeta por ciudades, industrias,
aeropuertos y vías de comunicación. Sin embargo, es la utilización de
técnicas agrícolas inadecuadas en el medio rural la responsable de los
impactos medioambientales más graves, con ejemplos como el dry
farming (erosión de las tierras de cultivo debido a la roturación
excesiva en los Estados Unidos durante la década de los 20,
salinización y desertización del otrora Creciente Fértil por la irrigación
excesiva, o desecación del Mar de Aral por la nefasta política de
regadíos de las autoridades stalinistas. En cuanto al pastoreo, es
causa de una doble degradación, pues, además de favorecer la
desaparición de la vegetación, facilita la compactación de los suelos,
disminuyendo la infiltración, lo que aumenta la erosión, a la vez que
se merma el nivel de las capas freáticas.
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Estos aspectos se vinculan a la degradación hidrológica, que se
traduce en una mayor capacidad erosiva de las arroyadas. Aun así, el
problema más grave de la degradación antrópica es el de la
desertización, entendida como el proceso de degradación de los
elementos del clima en dirección hacia el desértico. La deforestación,
tanto de las zonas templadas del mundo desarrollado como del Asia
monzónica y de la Amazonia, fomenta el efecto invernadero y el
calentamiento global que afecta al cambio climático, produciendo
además consecuencias más localizadas, como el aterramiento de
humedales o la reducción de tierras cultivables a pesar de la presión
ejercida por el exceso poblacional.
3.3. DEGRADACIÓN Y CONTAMINACIÓN.
Los fenómenos hasta aquí estudiados manifiestan sus principales
efectos en el medio ambiente de las sociedades rurales y, muy
especialmente, en el mundo subdesarrollado. Sin embargo, la
contaminación sobre todo la atmosférica, aunque afecta a toda la
Tierra, es un hecho más propio de las sociedades y naciones
desarrolladas.
3.3.1. CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA.
Es tradicional la distinción de Durand entre dos tipos de
contaminación:
a) Clásica: heredada del desarrollo de la industria química y
metalúrgica tras la Revolución Industrial, y cuyo principal
agente contaminante es el carbón.
b) Moderna: más reciente y basada en la combustión de los
hidrocarburos.
Es evidente la multitud de focos contaminantes en los paisajes
urbano-industriales y la producción de sustancias perjudiciales para la
salud humana; lo mismo se patentiza en los paisajes agrarios de las
naciones más desarrolladas, derivados de la contaminación de la
biosfera por el uso de plaguicidas e insecticidas. Por otra parte, no
cabe duda de la equivalencia país más desarrollado = país más
contaminado. Por ejemplo, se calcula que en los Estados Unidos se
vierten al año a la atmósfera 133 millones de toneladas
contaminantes (66% procedente de vehículos; 16% de las industrias);
o en España se calculan anualmente 14 millones de toneladas (36%
de vehículos; 15% de la industria). Con mayor efecto en los valles que
en las zonas más altas, los principales agentes contaminantes son:
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 Los originados en reacciones químicas sin combustión,
producto de emanaciones de gases de procedencia industrial.
 Las acciones mecánicas introductoras de partículas
contaminantes (cementeras, canteras).
 Los producidos por la combustión química de los combustibles
fósiles, generadores de dióxido de carbono, óxido de nitrógeno,
dióxido de azufre y los denominados gases de invernadero, entre los
que se incluye el ozono troposférico. La contaminación atmosférica
permite su estudio en dos ámbitos diferentes, el microclima urbano y
el clima global.
3.3.1.1. CONTAMINACIÓN EN EL MICROCLIMA URBANO.
El efecto más nocivo de la contaminación en el medio urbano es
el desarrollo de enfermedades respiratorias, con la lógica disminución
de la calidad de vida de los habitantes y la disminución de la
productividad; la coyuntura más peligrosa se da en situaciones de
inestabilidad con niebla, ideales para la formación del smog. La
posición de cada ciudad y de su área industrial respecto a la dirección
de los vientos predominantes tiene una gran influencia en la
intensidad de los procesos contaminantes. Efecto colateral de la
contaminación atmosférica urbana o industrial es la lluvia ácida, en la
que las precipitaciones incorporan partículas de ácido sulfuroso y
nítrico, muy dañinas para bosque, aguas e, incluso, para la
conservación de los edificios.
3.3.1.2. CONTAMINACIÓN GLOBAL.
El peligro de la contaminación atmosférica a escala planetaria se
difundió por vez primera en la Memoria de Actividades de la
Organización Meteorológica Mundial sobre el Medio Ambiente
Humano (Ginebra, 1970). Los elementos contaminantes de mayor
incidencia en el estado atmosférico y, por tanto, sobre los distintos
climas, son:
- La suma de contaminaciones locales urbano-industriales que, al
adicionar sus efectos, provocan una opacidad creciente que absorbe
parte de la radiación solar, uno de cuyos efectos podría llegar a ser el
descenso global de la temperatura terrestre, aunque este extremo es
negado por numerosos científicos.
- Los efectos de las explosiones nucleares, puesto que parte de
las cenizas radioactivas quedan en la tropopausa, actuando como
filtros artificiales de la radiación solar.
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- Los productos residuales de los motores a reacción y los
derivados de la combustión masiva de fuentes energéticas.
Las consecuencias más apreciables de estas emanaciones son,
de una parte, el aumento de anhídrido carbónico en el aire, lo que
puede incrementar su temperatura media, y la acción destructiva de
los CFC (gases de cloro, fluor y carbono) sobre la capa de ozono,
cuestión puesta en vigor desde los descubrimientos realizados en la
Antártida en 1984. Por otra parte, los influjos de la contaminación se
evidencian en el efecto invernadero, es decir, el calentamiento
progresivo de la atmósfera por acumulación de anhídrido carbónico y
otros gases. Así, en la Conferencia de Tokio de 1998 se advirtió, en
caso de que continuen en los niveles actuales las emisiones
contaminantes, una subida en dos grados centígrados de la
temperatura media terrestre para dentro de cincuenta años, que se
incrementaría en dos grados más hacia el 2090. Los veinte mil
millones de toneladas de anhídrido carbónico que se vierten
anualmente a la atmósfera y la destrucción cada año de más de once
millones de hectáreas de arbolado podrían traducirse en un notable
incremento de la cantidad de carbono en la atmósfera. Esto podría
conllevar la alteración global del régimen pluviométrico y el aumento
del nivel de los océanos como consecuencia de la expansión térmica
de los mares a costa de los casquetes polares, lo que pondría en
peligro algunos de los principales asentamientos poblacionales
costeros.
3.3.1.3. CONTAMINACIÓN NUCLEAR.
Se produce por el efecto de las radiaciones gamma generadas
en el proceso de fisión nuclear. Se distinguen dos tipos de
radiaciones: la natural o radiación de fondo, derivada de la
descomposición de los minerales radioactivos, y la producida por el
“uso pacífico” (desastres como los de Harrisburg o Chernobil).
La toma de conciencia hacia los efectos de la contaminación en
una característica definidora del mundo actual, traducida en una
actitud generalizada hacia la adopción de medidas legislativas y de
coordinación internacional que propicien la erradicación de gases de
invernadero y el empleo de energías alternativas.
4. EL PROBLEMA MEDIO AMBIENTAL.
4.1. ORIGEN.

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Ya definimos que, con la aparición de las sociedades productivas,
comienzan los procesos de destrucción del medio. Desde entonces, es
el hombre el primer factor medioambiental, situación intensificada en
los últimos siglos a partir de las siguientes causas:
a) La capacidad de transformación aparejada por las
potencialidades tecnológicas de la sociedad contemporánea,
en especial desde la llamada fase neotécnica, término
acuñado por Mumfort para definir a la sociedad industrial
desarrollada, frente a la paleotecnia anterior.
b) El propio carácter perturbador de la civilización humana,
capaz de alterar por sí misma cualquier sistema natural, idea
acuñada por Rousseau y las corrientes bucolistas del XVIII.
c) El deseo de acaparamiento de riqueza propio de nuestro
sistema cultural, como consecuencia de la aplicación de la
ideología liberal-burguesa, para la que el status social viene
definido por la posesión, y no por la sangre, como se admitía
en el Antiguo Régimen.
d) Tres variables del mundo actual que tienen valor universal:
- Explosión demográfica.
- Acentuación del consumo.
- Competencia internacional, derivada de la globalización
económica.
4.2. MODELOS EXPLICATIVOS.
Las obras de Malthus, David Ricardo o Stuart Mill recogen ya la
idea de que la naturaleza constituye un bien limitado. Posteriormente,
teorías como la keynesiana van a hacer de puente hasta la situación
de las sociedades contemporáneas, que responden a un sistema
basado en el crecimiento ilimitado de la economía sobre un mundo
limitado en sus recursos. Ante esta realidad, en las últimas décadas
los científicos sociales dieron la voz de alarma sobre el hecho de que
los perjuicios ecológicos podrían ser superiores a los posibles
beneficios económicos, postura que dio lugar a distintos
posicionamientos o modelos explicativos diferentes:
Alternativas fundamentadas en el Crecimiento Cero.
Parten de las investigaciones de Meadows para el MIT; éste, basado
en los trabajos de Forrester, diseñó el llamado Modelo Mundo, del que
el más conocido es el llamado World 3; en él se relaciona la evolución
de los niveles de producción de alimentos y bienes industriales con
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variables como los recursos, la contaminación y, sobre todo la
explosión demográfica, a la que atribuye el posible colapso del
Planeta hacia el año 2040. Se trata de un modelo matemático que
conduce a una visión apocalíptica, que busca la solución en la
alternativa malthusiana del control demográfico y de la que se
derivaron los informes catastrofistas del Club de Roma en los años 70.
A esta posición se oponen:
a) los deterministas, para los que la escasez de recursos obedece
a obstáculos naturales de difícil superación;
b) los desarrollistas, liderados por Colin Clark, y cuyo “optimismo
tecnológico” les lleva a considerar que la Tierra posee recursos
suficientes para el mantenimiento de su creciente población;
c) los liberales antimalthusianos, para quienes la escasez de
recursos y el hambre que conlleva se debe al subdesarrollo,
interpretado como un fenómeno social dimanado de la desigual
distribución de la riqueza y de los recursos productivos.
Otros autores llaman la atención sobre la necesidad de
reconstruir los mecanismos naturales destruidos. Son sobre todo
economistas, como Samuelson –impulsor de la sustitución del PNB por
el BEN (bienestar económico neto) como indicador de desarrollo- o
Tamames, que acuña el término deseconomías ecológicas para
definir los daños que producen sobre el medio ambiente las políticas
desarrollistas de los países más industrializados. Otra corriente se
inclina por la Geoidolatría, interpretación casi mística de la
naturaleza, que concibe la Tierra como organismo vivo e
independiente; su principal plasmación es la teoría de Lovelack,
conocida como Hipótesis Gaia, que hace del Planeta un ser vivo y
hasta pensante, que establece sus propios mecanismos
autorreguladores, como catástrofes naturales o pandemias, para
impedir que el exceso demográfico ponga en peligro la propia
existencia de la Tierra. La realidad nos muestra la imposibilidad de
defender la naturaleza y, al mismo tiempo, las prácticas que la
destruyen, de manera que las naciones desarrolladas no parecen muy
capaces de articular la erradicación de éstas, lo que justifica el
balance negativo de encuentros internacionales como, por ejemplo, la
Cumbre de Tokio.
5. LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES.

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En los últimos años se han puesto en marcha medidas políticas,
económicas, educativas y culturales para frenar el deterioro de la
Tierra. En general, participan de las consideraciones expuestas por
Lacoste como necesarias en cualquier política medioambiental: a) la
búsqueda de un sustituto para cada agente contaminante prohibido;
b) la actuación más drástica e inmediata contra los agentes
contaminantes más peligrosos; c) la imposibilidad de separar la
política medioambiental de una política global de desarrollo
económico y sociocultural, línea seguida en la Cumbre de Río; d) la
armonización internacional de las legislaciones, para impedir que las
industrias contaminantes se beneficien de la posible permisividad de
las naciones tercermundistas. Con estos parámetros, la conciencia
medioambiental se ha institucionalizado a través de distintas
conferencias internacionales que pasamos a considerar.
5.1. GÉNESIS DE LA CONCIENCIA MEDIOAMBIENTAL. CONFERENCIA DE
ESTOCOLMO.
En los economistas ingleses del XIX, los socialistas utópicos o
teóricos anarquistas como Eliseo Reclus y Kropotkin encontramos
iniciales actitudes conservacionistas, incrementadas ya en el siglo XX
a nivel popular tras sucesos de grave contaminación atmosférica
como el del valle del Mosa (1930), el de Pensylvania (1948) o el Great
Smog de Londres (1952), aldabonazos para la concienciación de los
distintos gobiernos sobre los problemas medioambientales. El primer
debate internacional sobre la cuestión se planteará en el informe del
Club de Roma de 1972, en el que se advertirá, entre otras cuestiones,
de los riesgos del excesivo crecimiento demográfico y de los efectos
del proceso industrializador sobre el agotamiento de los recursos
naturales. Con estas premisas se celebra el mismo año la
Conferencia Internacional de Estocolmo, primer acuerdo global
para establecer un desarrollo sostenido, que compaginara el
incremento de la producción industrial con el uso natural de los
recursos naturales. En el seno de esta cumbre, la O.N.U. constituirá el
PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente),
con el objetivo de impulsar y coordinar una política internacional
sobre el medio ambiente. El siguiente jalón del proceso que nos
ocupa será la Conferencia de Tblisi de X-1977, convocada
conjuntamente por el PNUMA y la UNESCO, de la que surgió el
acuerdo de propiciar la inclusión de la educación medioambiental en
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los planes de estudios de buen número de países. Sin embargo, hasta
bien entrada la década de los 80 la política internacional sobre el
medio ambiente fue un asunto más teórico que práctico; habría que
esperar a los dos grandes desastres de Bopal (India) en 1984 y de
Chernobil dos años después para que se asumieran posturas
seriamente comprometidas, basadas en el principio de unión
indisoluble entre desarrollo económico y conservación ambiental, que
inspirará una serie de pasos que concluirán en la Cumbre de la Tierra
de Río de Janeiro de 1992. Así, en 1987 ven la luz dos documentos
fundamentales. Uno es el informe de la Comisión Brudtland, comisión
mundial sobre medio ambiente y desarrollo creada en la asamblea de
la ONU; otro es un nuevo informe que bajo el título “Perspectiva
ambiental en el horizonte 2000” marca el punto de partida de la
orientación más reciente del PNUMA, centrada en la puesta en
marcha de programas concretos de ámbito nacional y de políticas de
coordinación internacional dirigidas al desarrollo sostenido. Ambos
documentos presentaban la propuesta de celebración de una
Conferencia internacional sobre medio ambiente, cuyo paso previo es
el UNCEA, acuerdo sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la Asamblea
de Naciones Unidas (III-1990), que fija el desarrollo de la Cumbre para
junio de 1992. Antes, en mayo de 1990 se organiza en Noruega la
Conferencia de Bergen, en la que bajo el lema “acciones para un
futuro común” se redacta un documento en el que se exige a los
países industrializados la articulación de políticas económicas
armónicas con el desarrollo sostenible.
5.2. LOS ACUERDOS DE LA CUMBRE DE RÍO: DECLARACIÓN DE
DERECHOS DE LA TIERRA Y LA AGENDA 21.
Con los propósitos ya expuestos, entre el 3 y el 14 de junio de
1992 se celebra la Conferencia de Río de Janeiro, verdadera Cumbre
de la Tierra en la que se sometieron a consideración las políticas
medioambientales internacionales de las dos décadas anteriores,
estudiándose cuestiones como la densidad demográfica, las
transferencias tecnológicas, los modelos de producción y consumo, la
realidad de la deuda Norte-Sur y el impacto de todas estas cuestiones
en las cuestiones relacionados con el medio ambiente. El gran
objetivo del encuentro fue la fijación de estrategias y medidas,
eficaces y conjuntas, que sirvieran para combatir la degradación
ambiental en el marco de un desarrollo económico compatible con el
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cuidado del medio ambiente. En este sentido, se planteó la necesidad
de adoptar medidas de protección y mejora de la calidad de la
atmósfera, de las aguas continentales y oceánicas, de la diversidad
biológica, de la salud humana y de la calidad de vida. Estas medidas
se concretaron en dos documentos, la Declaración de Río y la
Agenda 21, al tiempo que se firmaban los Convenios sobre el
Cambio Climático y sobre la Conservación de la Diversidad
Biológica. La Agenda 21 es una propuesta de actuación en todas
las áreas relacionadas con el desarrollo sostenido hasta el siglo XXI,
abogando por la introducción de cambios en el desarrollo de las
actividades económicas basados en un nuevo entendimiento del
impacto del hombre sobre el medio. El Convenio sobre Cambio
Climático comprende múltiples aspectos, de los que son de especial
interés los compromisos de los países desarrollados de cara a la
limitación y reducción progresiva de las emisiones de anhídrido
carbónico y gases de invernadero, y el establecimiento de medidas
financieras de apoyo a las naciones menos desarrolladas diferentes a
las establecidas por el GEF (Fondo Global para el Medio Ambiente). El
Convenio para la Conservación de la Diversidad Biológica
establecía mecanismos de intercambio entre los países más
desarrollados y los menos favorecidos para la conservación de la
máxima biodiversidad en beneficio de las generaciones futuras,
velando por el uso racional de los recursos biológicos; en este
sentido, sus beneficios fueron muy limitados, dada la negativa
estadounidense a la firma del Convenio. Por último, la Declaración de
Río es un documento resumen de las conclusiones aceptadas en la
Cumbre que, por otra parte, no sólo se refiere a cuestiones
medioambientales, sino que incluye otras como:
- La aprobación de que cada país relativizara las decisiones
plenarias según sus particularidades legislativas, religiosas y
culturales.
- La armonización del crecimiento demográfico con el desarrollo
sostenible.
- El recuerdo de una serie de Derechos Humanos, reconocidos ya
en documentos anteriores, como la igualdad de los sexos en el
derecho a la educación o el derecho a la asistencia médica.
- La protección de la familia y de la planificación familiar.

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- La solidaridad internacional, estipulándose que los países
desarrollados destinaran el 0,7 de su PIB al desarrollo del Tercer
Mundo.
5.3. CONFERENCIA SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO DE TOKIO.
Los trabajos de Río se continuaron en la Conferencia sobre el
Cambio Climático de Tokio en 1998. La ambigüedad de los
compromisos asumidos supuso cierto desaliento, del que sólo escapa
la constatación por los distintos gobiernos y por la comunidad
científica internacional de la realidad del cambio climático y de la
obligación de tomar medidas al respecto. Sin embargo, los posibles
acuerdos quedaron pospuestos para foros y conferencias posteriores.
En este sentido se celebra ya en el 2000 la Conferencia de Berlín,
cuyas sesiones sirven para constatar una vez más la tibieza de las
decisiones gubernamentales de los países industrializados y el largo
camino aún por recorrer para dar una respuesta internacional al
problemas de la sostenibilidad del desarrollo y del cuidado del medio
ambiente, capítulo todavía sin cerrar y que en años venideros volverá
a ser tema de discusión tanto de la comunidad científica como, sobre
todo, lo los responsables ministeriales de los países del Primer Mundo.
6. COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO.
La actualidad del tema se patentiza en la existencia de una
amplísima bibliografía, tanto de carácter divulgativo como científico,
siendo además muy numerosos los artículos monográficos aparecidos
en los últimos años en la prensa diaria y en revistas de publicación
regular, y que se hacen eco de la enorme repercusión alcanzada por
las cumbres medioambientales más recientes, a partir de los cuales
hemos elaborado los aspectos últimos de la cuestión. Obras de tipo
geográfico general que pueden servirnos para introducir el tema
pueden ser:
BIELZA, V., Una visión geográfica acerca de la degradación
del paisaje y los problemas del medio ambiente, CIGH, Logroño,
1975.
LACOSTE, Y, y otros, Geografía General, Oikos-Tau, Barcelona,
1985 (con un apéndice muy didáctico de bloques esquemáticos).
VALENZUELA, A., y BARCELÓ, Geografía del Medio Ambiente,
M.O.P.U., Madrid, 1984.
También es una excelente monografía introductoria la de

TEMA 5.- La acción humana sobre el medio. Problemática actual.


Antonio M. Capdevila Gómez
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HARO, J., Calidad y conservación del medio ambiente, Cincel,
Madrid, 1987.
Aportaciones desde el terreno de la Biología son las de
ATTENBOROUGH, D., El planeta vivo, Plaza y Janés, Barcelona,
1990.
MARGALEFF, R., Ecología, Oikos-Tau, Barcelona, 1980.
El análisis del geosistema y las interrelaciones litosfera-biosfera
puede desarrollarse a partir de
TRICART, J., La Tierra, planeta viviente, Madrid, Akal, 1981.
Estudios de la problemática medioambiental desde la perspectiva
ecológica o la Geografía Física son los de
BIFANI, P., Desarrollo y Medio Ambiente, M.O.P.U., Madrid, 1984.
COMMONER, B., En paz con el Planeta, Crítica, Barcelona, 1992.
GONZÁLEZ BERNÁLDEZ, F., Ecología y Paisaje, Blume, Madrid,
1981.
SENENT, J., La contaminación, Salvat, Barcelona, 1973.
TRICART y KILLIAN, La Ecogeografía y la ordenación del medio
natural, Anagrama, Barcelona 1982.
VARIOS, Atlas Gaia de la gestión del Planeta, Blume, Madrid,
1987.
WAGNER, CH., Entender la Ecología, Círculo de Lectores,
Barcelona, 1993.
Visiones desde la Geografía Humana o la Economía son las de
MUMFORT, L., Técnica y Civilización, Tecnos, Madrid, 1979.
NAREDO, J.M., La Economía en evolución, Siglo XXI, Madrid,
1987.

TEMA 5.- La acción humana sobre el medio. Problemática actual.


Antonio M. Capdevila Gómez
1
RESUMEN TEMA 5.- LA ACCIÓN HUMANA SOBRE EL MEDIO.
PROBLEMÁTICA ACTUAL.
La presencia de los grupos humanos conlleva procesos de alteración y
destrucción del medio; el entorno (medio natural, psicología ambiental, política,
economía, cultura) está integrado por todos los elementos y situaciones que
rodean a los seres humanos; el hombre, en busca de una mejor calidad de vida,
necesita adaptarse al medio, aunque esta adaptación lleva en sí misma la
alteración del ecosistema. Desde este posicionamiento, estudiaremos el influjo de
la acción antrópica sobre el Planeta, las propuestas de solución a la destrucción
medioambiental y las realizaciones concretas puestas en marcha en este ámbito
durante los últimos años.
CONCEPTOS INTRODUCTORIOS.
BIOSFERA Y ECOSISTEMAS.
Según la Teoría General, el ser humano se halla en la confluencia de tres
sistemas, la Tecnosfera (sistema creado por la actividad humana sobre el espacio
de la Biosfera, con la que establece una relación de mutuas influencias), la
Sociosfera (sistema que dirige las actitudes sociales que afectan a Biosfera y
Tecnosfera y que incluye el conjunto de instituciones que rigen el funcionamiento
de las sociedades humanas) y la Biosfera, confluencia de los tres elementos
posibilitadores de la vida (tierra, aire y agua), que incluye las capas inferiores de
la atmósfera, la superior de la litosfera y la hidrosfera, integrando a los seres
vivos que viven en el Planeta, ligados entre sí por las cadenas tróficas. La
Biosfera está compuesta por distintos ecosistemas, cada uno de ellos
caracterizado por su propia biocenosis, que engloba la fitocenosis, la zoocenosis y
la microbiocenosis que, en determinado lugar, comparten unas mismas
condiciones de vida, manifestando múltiples formas de interacción. Así, los
ecosistemas naturales presentan una evolución a lo largo de los tiempos,
estudiada por la Paleoecología. El hombre ha aprovechado esta plasticidad de los
ecosistemas para modificarlos en su provecho, aunque la falta de respeto al
límite de tolerancia que presentan ha ido rebasándose, originando la
problemática que estudiamos en este tema.
MEDIO NATURAL Y MEDIO HUMANIZADO.
Aquel ecosistema en cuya estructura y funcionamiento no interviene la
acción antrópica constituye el medio natural, cada vez menos presente en el
planeta. La actuación del hombre sobre el medio provoca su humanización,
visible en la tipología rural y el urbana. MEDIO RURAL. Con el Neolítico se inicia la
explotación intensiva de la tierra, a través de técnicas que han permitido la
obtención de grandes rendimientos en la agricultura, ganadería y silvicultura,
transformando ecosistemas naturales en productivos. Este proceso implica la
aparición de dificultades en la relación hombre-medio, acrecentadas en las
últimas décadas: a) relacionadas con las técnicas agrícolas: especialización de
cultivos, fertilización artificial, problemas de agua, ganadería intensiva, selección
de plantas, empobrecimiento de flora y fauna; b) derivadas de la repoblación
forestal selectiva: roturación de montes, desecación de humedales, abandono de
tierras marginales; c) efectos contaminantes: secuelas del empleo de pesticidas y
productos químicos; d) influencias sobre el paisaje en función de la concentración
parcelaria; e) contaminación derivada de las nuevas formas de explotación
ganadera, que provocan malos olores y vertidos de aguas residuales; f)

TEMA 5.- La acción humana sobre el medio. Problemática actual.


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modificaciones introducidas por el desarrollo del urbanismo sobre zonas agrícolas
y forestales; g) problema del efecto de los residuos sólidos sobre el medio rural,
que origina la aparición de vertederos incontrolados; h) efectos de las
infraestructuras de transporte y comunicación. MEDIO URBANO. Presenta mayor
complejidad que el rural, con mayores índices de contaminación y una clara
reducción de los espacios libres; forma un ecosistema integrado por elementos
bióticos y físicos, a los que se suma la propia estructura urbana creada por el
hombre. Presenta caracteres como la insuficiencia de la producción primaria, el
muy elevado consumo energético, que comporta la producción constante de
residuos, y una gran vulnerabilidad de su ambiente ante cualquier variación de
los factores que lo conforman.
LA ACCIÓN HUMANA SOBRE LOS ECOSISTEMAS.
Desde que la antropocenosis descubre técnicas facilitadoras de la
transformación del medio comienza la alteración de los ecosistemas primigenios,
fundamentalmente tras los efectos del Neolítico en Asia y Europa; más tarde, tras
la expansión ultramarina iniciada en el siglo XV, comienza la alteración de los
ecosistemas de los restantes continentes, cuando ya el europeo mostraba
importantes desequilibrios, acentuados con la revolución agrícola y la fiebre
roturadora que la acompaña. La revolución urbano-industrial supone una
importante destrucción de los ecosistemas naturales, cuando los paisajes
urbanos e industriales ocupan masivamente suelo natural y agrícola, apareciendo
los problemas de contaminación atmosférica e hidrológica y la destrucción directa
de la biosfera. Esta acción destructiva reviste tres formas básicas: - Alteración de
la fauna, que implica la desaparición de especies o la introducción de otras
diferentes; - Degradación antrópica (alteración geomorfológica que conlleva
destrucción de suelos, paisajes y ecosistemas en general); - Contaminación,
entendida como la degradación de la pureza física de cualquier elemento del
medio ambiente.
MODIFICACIONES DE LA FAUNA.
La ganadería implica la extensión voluntaria de ciertas especies,
provocando en todos los continentes mezclas de animales domésticos de diverso
origen, lo que altera los ecosistemas naturales. A veces, este cambio
ecosistemático se ha producido de manera indirecta y, por lo tanto, involuntaria.
En general, la extinción de especies, también vegetales, como consecuencia de la
acción humana se ha intensificado especialmente en las últimas centurias.
MECANISMOS DE DEGRADACIÓN ANTRÓPICA.
Las causas principales de la degradación antrópica son: - la presión
demográfica, que comporta el desarrollo de los cultivos especulativos y el
pastoreo excesivo, originando la roturación de los bosques, la destrucción de
suelos y del manto vegetal, el agotamiento de los acuíferos la desertización. - la
especulación urbanística, que ha generado en ocasiones una notable destrucción
paisajística. - la degradación antrópica se plasma inicialmente en la degradación
edafológica y fitogeográfica relacionada con la actividad agropecuaria. La
destrucción de la cobertera vegetal implica fases regresivas de la edafogénesis,
que pueden llevar a la pérdida del suelo. También, la modificación de las
formaciones vegetales del bosque inciden en la alteración de los caracteres de su
suelo y del microclima original. La erosión antrópica se ha intensificado en las
últimas décadas con el desarrollo urbanístico e industrial, que ha supuesto en la

TEMA 5.- La acción humana sobre el medio. Problemática actual.


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segunda mitad del siglo XX la ocupación de 1/5 parte de las tierras fértiles del
planeta por ciudades, industrias, aeropuertos y vías de comunicación. Sin
embargo, es la utilización de técnicas agrícolas inadecuadas en el medio rural la
responsable de los impactos medioambientales más graves. En cuanto al
pastoreo, es causa de una doble degradación, pues, además de favorecer la
desaparición de la vegetación, facilita la compactación de los suelos,
disminuyendo la infiltración, lo que aumenta la erosión. Estos aspectos se
vinculan a la degradación hidrológica, que se traduce en una mayor capacidad
erosiva de las arroyadas. Aun así, el problema más grave de la degradación
antrópica es el de la desertización, entendida como el proceso de degradación de
los elementos del clima en dirección hacia el desértico. La deforestación, tanto de
las zonas templadas del mundo desarrollado como del Asia monzónica y de la
Amazonia, fomenta el efecto invernadero y el calentamiento global, produciendo
además consecuencias más localizadas, como el aterramiento de humedales o la
reducción de tierras cultivables.
DEGRADACIÓN Y CONTAMINACIÓN.
Los fenómenos hasta aquí estudiados manifiestan sus principales efectos
en el medio ambiente del mundo subdesarrollado. Sin embargo, la
contaminación, sobre todo la atmosférica, aunque afecta a toda la Tierra, es un
hecho más propio de las sociedades desarrolladas. CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA.
Es tradicional la distinción de Durand entre dos tipos de contaminación: a)
Clásica: heredada del desarrollo de la industria química y metalúrgica tras la
Revolución Industrial, y cuyo principal agente contaminante es el carbón; b)
Moderna: más reciente y basada en la combustión de los hidrocarburos. Es
evidente la multitud de focos contaminantes en los paisajes urbano-industriales y
la producción de sustancias perjudiciales para la salud humana; lo mismo se
patentiza en los paisajes agrarios de las naciones más desarrolladas, derivados
de la contaminación de la biosfera por el uso de plaguicidas e insecticidas. Por
otra parte, no cabe duda de la equivalencia país más desarrollado = país más
contaminado. Con mayor efecto en los valles que en las zonas más altas, los
principales agentes contaminantes son: los originados en reacciones químicas sin
combustión, producto de emanaciones de gases de procedencia industrial; las
acciones mecánicas introductoras de partículas contaminantes (cementeras,
canteras); los producidos por la combustión química de los combustibles fósiles,
generadores de dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, dióxido de azufre y los
denominados gases de invernadero. La contaminación atmosférica permite su
estudio en dos ámbitos diferentes, el microclima urbano y el clima global. El
efecto más nocivo de la contaminación en el medio urbano es el desarrollo de
enfermedades respiratorias, con la lógica disminución de la calidad de vida de los
habitantes y la disminución de la productividad. La posición de cada ciudad y de
su área industrial respecto a la dirección de los vientos predominantes tiene una
gran influencia en la intensidad de los procesos contaminantes. Efecto colateral
de la contaminación atmosférica urbana o industrial es la lluvia ácida, muy
dañina para bosques, aguas e, incluso, para la conservación de los edificios. En
cuanto al peligro de la contaminación atmosférica a escala planetaria se difundió
por vez primera en la Memoria de Actividades de la Organización Meteorológica
Mundial sobre el Medio Ambiente Humano (Ginebra, 1970). Los elementos
contaminantes de mayor incidencia en el estado atmosférico y, por tanto, sobre

TEMA 5.- La acción humana sobre el medio. Problemática actual.


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los distintos climas, son: la suma de contaminaciones locales urbano-industriales
que, al adicionar sus efectos, provocan una opacidad creciente que absorbe parte
de la radiación solar; los efectos de las explosiones nucleares, puesto que parte
de las cenizas radioactivas quedan en la tropopausa, actuando como filtros
artificiales de la radiación solar; los productos residuales de los motores a
reacción y los derivados de la combustión masiva de fuentes energéticas. Las
consecuencias más apreciables de estas emanaciones son el aumento de
anhídrido carbónico en el aire, lo que puede incrementar su temperatura media, y
la acción destructiva de los CFC sobre la capa de ozono. Por otra parte, los
influjos de la contaminación se evidencian en el efecto invernadero, es decir, el
calentamiento progresivo de la atmósfera por acumulación de anhídrido
carbónico y otros gases. Así, en la Conferencia de Tokio de 1998 se advirtió, en
caso de mantenerse los niveles actuales las emisiones contaminantes, una
subida en dos grados centígrados de la temperatura media terrestre para dentro
de cincuenta años, que se incrementaría en dos grados más hacia el 2090. Los
veinte mil millones de toneladas de anhídrido carbónico que se vierten
anualmente a la atmósfera y la destrucción cada año de más de once millones de
hectáreas de arbolado podrían traducirse en un notable incremento de la
cantidad de carbono en la atmósfera. Esto podría conllevar la alteración global
del régimen pluviométrico y el aumento del nivel de los océanos como
consecuencia de la expansión térmica de los mares a costa de los casquetes
polares. CONTAMINACIÓN NUCLEAR. Se produce por el efecto de las radiaciones
gamma generadas en el proceso de fisión nuclear. Se distinguen dos tipos de
radiaciones: la natural o radiación de fondo, derivada de la descomposición de los
minerales radioactivos, y la producida por el “uso pacífico” (desastres como los
de Harrisburg o Chernobil). La toma de conciencia hacia los efectos de la
contaminación en una característica definidora del mundo actual, traducida en
una actitud generalizada hacia la adopción de medidas que propicien la
erradicación de gases de invernadero y el empleo de energías alternativas.
EL PROBLEMA MEDIO AMBIENTAL. ORIGEN. Ya definimos que, con la aparición
de las sociedades productivas, comienzan los procesos de destrucción del medio.
Desde entonces, es el hombre el primer factor medioambiental, situación
intensificada en los últimos siglos a partir de las siguientes causas: a) la
capacidad de transformación aparejada por las potencialidades tecnológicas de la
sociedad contemporánea; b) el propio carácter perturbador de la civilización
humana, capaz de alterar por sí misma cualquier sistema natural, idea acuñada
por Rousseau y las corrientes bucolistas del XVIII; c) el deseo de acaparamiento
de riqueza propio de nuestro sistema cultural; d) Tres variables del mundo actual
que tienen alcance universal: la explosión demográfica, la acentuación del
consumo y la competencia internacional, derivada de la globalización económica. MODELO
EXPLICATIVOS. Las obras de Malthus, David Ricardo o Stuart Mill recogen ya la idea
de que la naturaleza constituye un bien limitado. Posteriormente, teorías como la
keynesiana van a hacer de puente hasta la situación de las sociedades
contemporáneas, que responden a un sistema basado en el crecimiento ilimitado
de la economía sobre un mundo limitado en sus recursos. Ante esta realidad, en
las últimas décadas los científicos sociales dieron la voz de alarma sobre el hecho
de que los perjuicios ecológicos podrían ser superiores a los posibles beneficios
económicos, lo que da lugar a modelos explicativos diferentes. Las alternativas

TEMA 5.- La acción humana sobre el medio. Problemática actual.


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fundamentadas en el Crecimiento Cero parten de las investigaciones de Meadows
para el MIT; éste, basado en los trabajos de Forrester, diseñó el llamado Modelo
Mundo; en él se relaciona la evolución de los niveles de producción de alimentos
y bienes industriales con variables como los recursos, la contaminación y, sobre
todo la explosión demográfica, a la que atribuye el posible colapso del Planeta
hacia el año 2040. Se trata de un modelo matemático que conduce a una visión
apocalíptica, que busca la solución en la alternativa malthusiana del control
demográfico. A esta posición se oponen: a) los deterministas, para los que la
escasez de recursos obedece a obstáculos naturales de difícil superación; b) los
desarrollistas, liderados por Colin Clark, y cuyo “optimismo tecnológico” les lleva
a considerar que la Tierra posee recursos suficientes para el mantenimiento de su
creciente población; c) los liberales antimalthusianos, para quienes la escasez de
recursos y el hambre que conlleva se debe al subdesarrollo, dimanado de la
desigual distribución de la riqueza y de los recursos productivos. Otros autores
llaman la atención sobre la necesidad de reconstruir los mecanismos naturales
destruidos. Son sobre todo economistas, como Samuelson o Tamames, que acuña
el término deseconomías ecológicas para definir los daños que producen sobre el
medio ambiente las políticas desarrollistas de los países más industrializados.
Otra corriente se inclina por la Geoidolatría, interpretación casi mística de la
naturaleza, que concibe la Tierra como organismo vivo e independiente; su
principal plasmación es la teoría de Lovelack, conocida como Hipótesis Gaia, que
hace del Planeta un ser vivo y hasta pensante, que establece sus propios
mecanismos autorreguladores, como catástrofes naturales o pandemias. La
realidad nos muestra la imposibilidad de defender la naturaleza y, al mismo
tiempo, las prácticas que la destruyen, de manera que las naciones desarrolladas
no parecen muy capaces de articular la erradicación de éstas.
LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES.
En los últimos años se han puesto en marcha medidas políticas,
económicas, educativas y culturales para frenar el deterioro de la Tierra. En
general, participan de las consideraciones expuestas por Lacoste como
necesarias en cualquier política medioambiental: a) la búsqueda de un sustituto
para cada agente contaminante prohibido; b) la actuación inmediata contra los
agentes contaminantes más peligrosos; c) la imposibilidad de separar la política
medioambiental de una política global de desarrollo económico y sociocultural; d)
la armonización internacional de las legislaciones, para impedir que las industrias
contaminantes se beneficien de la posible permisividad de las naciones
tercermundistas. Con estos parámetros, la conciencia medioambiental se ha
institucionalizado a través de distintas conferencias internacionales que pasamos
a considerar. GÉNESIS DE LA CONCIENCIA MEDIOAMBIENTAL. CONFERENCIA DE
ESTOCOLMO. En los economistas ingleses del XIX, los socialistas utópicos o
teóricos anarquistas como Eliseo Reclus y Kropotkin encontramos iniciales
actitudes conservacionistas, incrementadas ya en el siglo XX a nivel popular tras
sucesos de grave contaminación atmosférica como el del valle del Mosa (1930),
el de Pensylvania (1948) o el Great Smog de Londres (1952). El primer debate
internacional sobre la cuestión se planteará en el informe del Club de Roma de
1972, en el que se advertirá, entre otras cuestiones, de los riesgos del excesivo
crecimiento demográfico y de los efectos del proceso industrializador sobre el
agotamiento de los recursos naturales. Con estas premisas se celebra el mismo

TEMA 5.- La acción humana sobre el medio. Problemática actual.


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año la Conferencia Internacional de Estocolmo, primer acuerdo global para
establecer un desarrollo sostenido, que compaginara el incremento de la
producción industrial con el uso natural de los recursos naturales. En el seno de
esta cumbre, la O.N.U. constituirá el PNUMA con el objetivo de impulsar y
coordinar una política internacional sobre el medio ambiente. El siguiente jalón de
este proceso será la Conferencia de Tblisi de X-1977, de la que surgió el
acuerdo de propiciar la inclusión de la educación medioambiental en los planes
de estudios de buen número de países. Sin embargo, hasta bien entrada la
década de los 80 la política internacional sobre el medio ambiente fue un asunto
más teórico que práctico; habría que esperar a los dos grandes desastres de
Bopal -1984- y Chernobil -1986- para que se asumieran posturas comprometidas,
basadas en el principio de unión indisoluble entre desarrollo económico y
conservación ambiental, y que culminarán en la Cumbre de la Tierra de Río de
Janeiro de 1992. Así, en 1987 ven la luz dos documentos fundamentales. Uno es
el informe de la Comisión Brudtland; otro un nuevo documento que bajo el título
“Perspectiva ambiental en el horizonte 2000” marca el punto de partida de la
orientación más reciente del PNUMA, centrada en la puesta en marcha de
programas concretos de ámbito nacional y de políticas de coordinación
internacional dirigidas al desarrollo sostenido. Ambos documentos presentaban la
propuesta de celebración de una Conferencia internacional sobre medio
ambiente, cuyo paso previo es el UNCEA, acuerdo sobre Medio Ambiente y
Desarrollo de la Asamblea de Naciones Unidas (III-1990). En V-1990 se celebra la
Conferencia de Bergen, en la que bajo el lema “acciones para un futuro
común” se redacta un documento que exige a los países industrializados la
articulación de políticas económicas armónicas con el desarrollo sostenible. LOS
ACUERDOS DE LA CUMBRE DE RÍO: DECLARACIÓN DE DERECHOS DE LA TIERRA Y LA
AGENDA 21. Del 3 al 14-VI-1992 se celebra la Conferencia de Río de Janeiro,
verdadera Cumbre de la Tierra en la que se sometieron a consideración las
políticas medioambientales internacionales de las dos décadas anteriores,
estudiándose cuestiones como la densidad demográfica, las transferencias
tecnológicas, los modelos de producción y consumo, la realidad de la deuda
Norte-Sur y el impacto de todas estas cuestiones en el medio ambiente. El gran
objetivo del encuentro fue la fijación de estrategias y medidas eficaces y
conjuntas que sirvieran para combatir la degradación ambiental,
compatibilizando el desarrollo económico con el cuidado del medio ambiente. En
este sentido, se planteó la necesidad de adoptar medidas de protección y mejora
de la calidad de la atmósfera, de las aguas continentales y oceánicas, de la
diversidad biológica, de la salud humana y de la calidad de vida. Estas medidas
se concretaron en dos documentos, la Declaración de Río y la Agenda 21, al
tiempo que se firmaban los Convenios sobre el Cambio Climático y sobre la
Conservación de la Diversidad Biológica. La Agenda 21 es una propuesta de
actuación en todas las áreas relacionadas con el desarrollo sostenido, abogando
por la introducción de cambios en el desarrollo de las actividades económicas
basados en un nuevo entendimiento del impacto del hombre sobre el medio. El
Convenio sobre Cambio Climático comprende múltiples aspectos, de los que son
de especial interés los compromisos de los países desarrollados de cara a la
limitación y reducción progresiva de las emisiones de anhídrido carbónico y gases
de invernadero, y el apoyo financiero a estos efectos a las naciones menos

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desarrolladas. El Convenio para la Conservación de la Diversidad Biológica
establecía mecanismos de intercambio entre los países más desarrollados y los
menos favorecidos para la conservación de la máxima biodiversidad en beneficio
de las generaciones futuras, velando por el uso racional de los recursos
biológicos. Por último, la Declaración de Río es un documento resumen de las
conclusiones aceptadas en la Cumbre que, por otra parte, no sólo se refiere a
cuestiones medioambientales, sino que incluye otras como la aprobación de que
cada país relativizara las decisiones plenarias según sus particularidades, la
armonización del crecimiento demográfico con el desarrollo sostenible, el
recuerdo de Derechos Humanos ya reconocidos, como la igualdad de los sexos en
el derecho a la educación o el derecho a la asistencia médica, la protección de la
familia y de la planificación familiar, la solidaridad internacional, estipulándose
que los países desarrollados destinaran el 0,7 de su PIB al desarrollo del Tercer
Mundo. CONFERENCIA SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO DE TOKIO. Los trabajos de Río se
continuaron en la Conferencia sobre el Cambio Climático de Tokio en 1998. La
ambigüedad de los compromisos asumidos supuso cierto desaliento, del que sólo
escapa la constatación de la realidad del cambio climático y la obligación de
tomar medidas al respecto. Sin embargo, los posibles acuerdos quedaron
pospuestos para foros y conferencias posteriores. En este sentido se celebra ya
en el 2000 la Conferencia de Berlín, cuyas sesiones sirven para constatar una vez
más la tibieza de las decisiones gubernamentales de los países industrializados;
así, el capítulo está todavía por cerrar, constituyendo actualmente una cuestión
recurrente tanto de la comunidad científica como, sobre todo, de gobernantes del
Primer Mundo.
Bibliografía
BIELZA, V., Una visión geográfica acerca de la degradación del paisaje y los
problemas del medio ambiente, CIGH, Logroño, 1975; LACOSTE, Y, y otros,
Geografía General, Oikos-Tau, Barcelona, 1985; VALENZUELA, A., Geografía del
Medio Ambiente, M.O.P.U., Madrid, 1984; HARO, J., Calidad y conservación del
medio ambiente, Cincel, Madrid, 1987; ATTENBOROUGH, D., El planeta vivo, Plaza y
Janés, Barcelona, 1990; MARGALEFF, R., Ecología, Oikos-Tau, Barcelona, 1980; TRICART,
J., La Tierra, planeta viviente, Madrid, Akal, 1981; BIFANI, P., Desarrollo y Medio
Ambiente, M.O.P.U., Madrid, 1984; COMMONER, B., En paz con el Planeta, Crítica,
Barcelona, 1992; GONZÁLEZ BERNÁLDEZ, F., Ecología y Paisaje, Blume, Madrid, 1981;
SENENT, J., La contaminación, Salvat, Barcelona, 1973; TRICART y KILLIAN, La
Ecogeografía y la ordenación del medio natural, Anagrama, Barcelona 1982; VV.
AA., Atlas Gaia de la gestión del Planeta, Blume, Madrid, 1987; WAGNER, CH.,
Entender la Ecología, Círculo de Lectores, Barcelona, 1993; MUMFORT, L., Técnica y
Civilización, Tecnos, Madrid, 1979; NAREDO, J.M., La Economía en evolución, Siglo
XXI, Madrid, 1987.

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