Querida madre y negligencia, pero sé que me podrás
disculpar. Este atrevimiento es producto de la devastación en la que me veo, al ver que el modelo de desarrollo que nos habíamos trazado, se nos viene abajo. Quiero pedirte perdón por las heridas que generan la irreverencia de mis hermanos; perdón por el decidido sufrimiento y la propagación de la estupidez humana, usando el seudónimo de progreso y bienestar. Perdón por continuar durmiendo tranquilos mientras desaparecen tus pulmones de bosques como sucedió hace poco y lo único que hacíamos era observar sin poder tomar medidas, hogar profanado de miles de especies; perdón por el atareado suicidio cotidiano. Perdón también por cerrar las manos en vez de abrir los corazones; por desafiar los amaneceres, ignorándolos Quizás ya pasó mucho tiempo, tal vez es demasiado tarde; probablemente son muchos los monstruos que te hicieron un daño irreparable, sin embargo, hoy quiero decirte mi Pachamama, que aún quedamos algunos de la tribu de los guardianes de la vida; aún permanece de pie nuestro optimismo, mientras nuestros brazos reparten abrazos y se reconstruye nuestra capacidad de soñar. Aun quedamos algunos de los que sintonizamos el silencio y amamos la vida. Y creo que cada día somos más los que encendemos el fuego ceremonial, los que reforestamos conciencias, los que soñamos un mundo nuevo donde otra vez, la gente tenga tiempo para escuchar el canto de los pájaros y llenarse de colores al contemplar el vuelo de las mariposas y por las noches, correr tras las luciérnagas.