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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y EDUCACIÓN

PROGRAMA DE TRABAJO SOCIAL

RESEÑA: I SEMINARIO PERMANENTE SOBRE: “DIÁLOGOS DESDE EL TRABAJO


SOCIAL PARA LEER E INTERPRETAR EL CARIBE”

PRESENTADO POR

VALENTINA VILLARREAL HERRERA

VII SEMESTRE

CURSO DE: MEDIOS Y ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN

PROFESORA: HORTENSIA NAIZARA RODRÍGUEZ

26/ 07/2019

CARTAGENA DE INDIAS, D.T.Y C.


La presente reseña es realizada en el marco del I seminario permanente sobre: “Diálogos
desde el trabajo social para leer e interpretar el caribe”, el día 24 de julio del 2019 en la
Universidad de Cartagena, Colombia. En este evento se presentaron tres paneles con diversas
temáticas que tienen como título: Trabajo social y discapacidad, participación comunitaria y
familias y género, a continuación se abordara un análisis y reflexión por cada tema llevado
a cabo en el seminario.

En el primer panel del seminario “trabajo social y discapacidad” se contempló que desde
trabajo social las realidades no son monolíticas es decir no se leen de una manera plana o
unidireccional, si no que las realidades sociales tienen una multidimensionalidad y por ende
hay que abordarlas desde los distintos elementos que componen esa realidad social. La
discapacidad no se encuentra excluida de esa complejidad que comprende abordar una
temática como esta, entonces hablar de discapacidad implica pensar, el sistema económico,
de la organización familiar, la cultura, infraestructura y la composición del sistema
educativo, el tema de discapacidad así como cualquier temática del orden social es un tema
complejo que se debe abordar desde su carácter holístico.

Existe una debilidad evidente en la conceptualización de la discapacidad abordada desde


trabajo social, y se exige en este sentido que desde la profesión se comience a generar
apuestas epistemológicas, ejercicios de sistematización que den paso a construir desde
trabajo social un referente teórico para entender la temática y saber intervenirla, no solamente
se trata de comprender la discapacidad y quedarnos en la dimensión intelectual del
conocimiento sino como se empiezan a desarrollar estrategias de intervención
contextualizadas e integrales que aporten unos resultados significativos a la calidad de vida
de la población con discapacidad.

Adentrándonos un poco en el contexto histórico de la categoría discapacidad años atrás la


discapacidad recaía sobre el sujeto que se encontraba en esta situación, el abordaje se
realizaba regularmente desde lo medico es decir, la persona que tenía la condición era el
problema, hoy en día la discapacidad se trata de abordar desde el orden social, el concepto
de discapacidad en este momento cobra una dimensión de tipo social, no es simplemente la
limitación que tiene una persona para ver, para oír, caminar o realizar cualquier actividad de
la vida diaria, si no es como esa limitación interactúa en el entorno en el que esta se mueve,
la limitación no se encuentra necesariamente en el sujeto que posee la discapacidad sino en
el contexto donde el sujeto se relaciona, en este sentido existe toda una apuesta desde el punto
de vista social porque no solamente se habla de la infraestructura sino de los imaginarios, de
las barreras actitudinales, del desconocimiento que se puede presentar de la temática y como
a partir de ese desconocimiento se genera juicios u acciones que afectan a las personas con
discapacidad es por ello que se debe entender la dimensión de la discapacidad desde la
interacción que existe entre la limitación y el entorno social, cultural, económico y político.

Para trabajar una temática como discapacidad en trabajo social se debe entender las
particularidades de cada condición, no es lo mismo la apuesta de abordaje de una persona
ciega a la apuesta de abordaje de una persona con discapacidad auditiva, esas diferencias
hay que entenderlas para poder generar acciones integrales y contextualizadas.

En el segundo panel titulado “Familia y género”, se problematiza la familia desde la


perspectiva de género entendiendo que la familia es un espacio de convivencia pero a su vez
es un espacio donde se reproducen relaciones de poder y violencia, es comprender las
familias desde lo heterosexual y la diversidad homosexual en donde se crean intersecciones
cuando se reconoce que no hay una forma ideal de familia y que todas estas formas que
emergen deben ser reconocidas por la sociedad, la academia y sobre todo también por el
Estado.

Desde trabajo social se ha trabajado en materia de producción investigativa y en apuestas de


intervención social sobre las orientaciones sexuales y la identidad de género en el caribe
colombiano alrededor de este tema surgen preguntas problematizadoras que hacen referencia
al ¿Cómo se ha venido abordando? ¿Qué se está entendiendo? Y ¿Cómo se está leyendo en
el caribe colombiano las realidades que viven las mujeres lesbianas, bisexuales y trans?

Se podría pensar que como el caribe es diverso y este nos permite leer la diversidad mejor,
las investigaciones realizada desde el programa “enterezas” en la corporación “Caribe
afirmativo” a través de técnicas y metodologías propias del trabajo social se evidencio que
en el escenario caribe, se continúan preservando todo el tema de la violencia de género y
como los hombres tienen acceso a lo público y las mujeres solo se les limita a lo privado, y
es así como se vive este diverso pero excluyente caribe Colombiano,
En este sentido el género y la diversidad en trabajo social es pensando en una simetría, en
la subordinación en la que se encuentran las mujeres, mujeres que se podrían interpretar desde
una categoría intersectorial puesto que no es solo su posición de mujeres que genera ciertas
situaciones de exclusión y subordinación sino también el hecho de tener una orientación
sexual diversa.

En el último panel que llevaba como nombre “Participación social comunitarias” las
personas que intervinieron en el desde sus posturas se cuestionaron cual es el concepto y
como se percibe la participación y como se está concibiendo el asunto de la comunidad, para
dejar de idealizar la comunidad como aquellos grupos donde todos luchan por un bien común
sino que se reconozca que estos espacios comunitarios también están cargados de tensiones,
contradicciones y desacuerdos e incluso ejercicio de poder diversos, donde trabajo social
tiene que entrar a mediar y a generar procesos de participación comunitarios incluyentes, esta
misma idealización de la comunidad lleva a repensar el para qué del ejercicio del trabajo
social en el contexto comunitario en términos de utilidades y beneficios.

Se dio de manera recurrente en las tres intervenciones de los participantes en el panel al


expresar como las personas que hacen parte de alguna comunidad, de algún barrio o sector
tiene también una preocupación y es que dejan estos procesos de intervención o investigación
que se desarrollan en sus territorios, frente a esta preocupación desde la academia se debe
revitalizar el papel del sujeto en estos procesos y que este no quede como un sujeto pasivo
o receptivo de información sino que se le reconozca como constructor de cambio en su
contexto.

Desde trabajo social se han venido liderando una serie de acompañamientos sociales
comunitarios con el fin de generar procesos de autogestión y sobre todo fortalecer redes
comunitarias, que aunque hoy se cuestionan el papel de las organizaciones con el tema de la
“politiquería” también se ven en las personas de las comunidades cierta esperanza para
generar transformaciones a nivel local y en los intereses colectivos.

En este debate que se presentó a través de los diferentes paneles del seminario se genera un
elemento importante y es cuál es la representación socio-lingüística de las categorías con las
que nos estamos refiriendo enunciando al otro en los diferentes contextos, a veces esas
categorías son eufemismos que permiten liberar culpas, pero que siguen camuflando esas
condiciones históricas de exclusión, en la manera en que llamamos al otro gay y no “marica”
pero se sigue discriminando, lo llamamos “diverso funcional” pero seguimos tratando a las
personas con discapacidad como unos minusválidos, es pensar un trabajo social en el que
nosotro/as somos sujetos, donde esas problemáticas y esas realidades nos permean, somos
personas con situación de discapacidad, somos hombres y mujeres que también nos pensamos
desde orientaciones sexuales, desde las diversidades étnico raciales y desde la pobreza, es
entender que la intervención de trabajo social no es pensarse en un sujeto aislado sino que
también nos obliga a pensarnos como sujetos activos en esa intervención.

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