Está en la página 1de 2

Análisis del poema A la virtud, homenaje a Hermias, por Aristóteles de Estagira1

Oh Virtud, afanosa de conseguir para los mortales,


nobilísima presa de la vida,
por tu hermosura, oh Virgen,
es morir en la Hélade un glorioso destino,
y se toleran crueles, incesantes labores.
Semejante es el fruto que tú grabas en las mentes,
inmortal, preferible al oro,
más querido que los padres
y el blando rayo del sueño.
Por tu causa, el hijo de Zeus, Heracles, y los hijos de Leda,
sufrieron muchos trabajos,
cazando tu poder.
Por el mismo deseo Aquiles
y Áyax marcharon al Hades.
Por el amor de tu hermosura el retoño de Atarneo
dejó viuda a la luz del sol;
por esto sus hazañas serán cantadas, y las inmortales
Musas,
hijas de la Memoria, aumentarán la majestad de Zeus Hospedador,
en homenaje a la firme amistad.

Aristóteles, en su Ética a Nicómaco nos comenta lo que él entiende como virtud: La virtud
(moral) es... una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio en
relación con nosotros mismos, definida por la razón y de conformidad con la conducta de
un hombre consciente. Y ocupa el término medio entre dos extremos malos, el uno por
exceso y el otro por defecto.»2

El poema A la virtud, de Aristóteles es una de las pequeñas muestras poéticas que se


conocen del filósofo griego. Esta es una oda al hombre que nunca mancillara la
inmaculada justicia divina, Hermias, señor de Aso; asesinado por el Rey de los Persas
arqueros, no en sangriento combate a campo abierto con lanza sino por medio de un
traidor que supo engañarlo.

Aristóteles, a la muerte de su maestro Platón, se exilia y deja la Academia en Atenas al no


ser considerado como sucesor del Gran filósofo y Hermias, el tirano de Aso, lo acogió, le
dio mujer y le permitió vivir una experiencia política real de cambios. Ambos se
mantuvieron siempre de acuerdo en cosas muy comunes. Aristóteles llegó a quererlo con
verdadero cariño y cuando Artajerjes III lo capturó asesinó para que delatara a los
griegos escribió un epigrama que colocó al pie de la estatua en su honor.

En dicho poema, el autor reconoce la virtud valerosa de su amigo quien antes de


traicionar a los griegos prefiere la muerte. Históricamente se recuerdan las últimas

1
Elaborado por Miguel Ángel Sales, estudiante de la Licenciatura en Educación con especialidad en Lenguaje
y Literatura en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, 2017.
2
(Ética a Nicómaco., II, 6, 1107.)
palabras del Rey de Aso así: “Dije a mis amigos y compañeros que no haría nada que
fuera indigno o contrario a la filosofía.”

Oh Virtud, afanosa de conseguir para los mortales,


nobilísima presa de la vida,
por tu hermosura, oh Virgen,
es morir en la Hélade un glorioso destino,
y se toleran crueles, incesantes labores.

En los primeros versos de este poema se exalta a la virtud como algo importante y
esencial para los mortales a tal grado que hasta la muerte se considera una gloria si se ha
conseguido por la búsqueda de la nobilísima virtud.

Semejante es el fruto que tú grabas en las mentes,


inmortal, preferible al oro,
más querido que los padres
y el blando rayo del sueño.

En el segundo grupo de versos se denota una comparación entre el afán de riquezas y la


virtud reconociendo que es más importante el recuerdo de un hombre justo, intachable
que el oro o que el amor por los padres.

Por tu causa, el hijo de Zeus, Heracles, y los hijos de Leda,


sufrieron muchos trabajos,
cazando tu poder.
Por el mismo deseo Aquiles
y Áyax marcharon al Hades.

En el tercer conjunto de versos se trae a la memoria a los grandes héroes, que en


búsqueda de la excelencia que se obtiene por el modo de actuar correcto tuvieron que
entregar su vida.

Por el amor de tu hermosura el vástago de Atarneo


dejó viuda a la luz del sol;
por esto sus hazañas serán cantadas, y las inmortales
Musas,
hijas de la Memoria, aumentarán la majestad de Zeus Hospedador,
en homenaje a la firme amistad.

El último grupo de versos es una referencia directa hacia el gran Hermias al referirse a él
como el vástago de Artaneo. Acá, Aristóteles considera la necesidad de que la historia no
olvide las hazañas de uno que no fue un guerrero a la altura de los que se han
mencionado anteriormente, pero que su virtud y su valentía se compara con la de todos
los que han sido inmortalizados por las musas. Para finalizar, el autor compara la
hospitalidad del su amigo con la de Zeus, el hospitalario; esto, en referencia a la
protección que le dio Hermias y que entre los pueblos griegos se considera algo digno de
imitar.

También podría gustarte