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Del libro “américa latina a comienzos del siglo xxi” en el tema “Una visión estructural de la
dinámica económica de América Latina”, los autores Gilberto Dupas y Fabio Villares de
Frente al total estado de desorganización de los mercados financieros, el gran crecimiento del
capital en los precios de los activos y la pérdida de la capacidad reguladora de las instituciones
discriminatorias, claramente contrarias a las pregonadas por las bases del neoliberalismo. Una
vez producido el agotamiento de las políticas keynesianas, el gran capital habría iniciado una
asiáticos.
Es tomada como advertencia sobre las modestas tasas de crecimiento y asimetrías generadas
por el modelo de desarrollo. Producidos los ajustes fiscales y la consiguiente pérdida de
competencias, la ausencia de responsabilidades en la creación de infraestructura y la
desregulación de los servicios públicos serían consecuencias directas de las limitaciones
financieras estatales.
La realización de tratados de libre comercio con los principales bloques económicos del mundo
bajo una apertura sin reciprocidad se habría tornado gradualmente desfavorable dada la
retracción del ingreso al mercado estadounidense, básicamente dada por la exportación de
petróleo. Si el cambio estructural ha sido incapaz de recuperar la senda del crecimiento
mexicano, la estrategia de crecimiento también se vería opacad ante las ventajas competitivas
de los países asiáticos (bajos salarios, mayor calificación y mayor sofisticación tecnológica). Las
reformas no habrían cumplido con las expectativas de garantizar mayor eficiencia en la
inserción a mercados ni la reducción del gasto público se tradujo en una asignación más
eficiente del gasto. De aquí que la limitada tarea del Estado en resguardo de la cohesión social,
suerte de “vacíos institucionales del nuevo Estado”, se verían agravados en la discrecionalidad
de la Secretaría de Hacienda en el manejo de los fondos públicos y en la “trampa fiscal”, es
decir, los niveles de recaudación escandalosamente bajos que dan lugar a un régimen de
exenciones y privilegios
Investigacion formativa:
El Perú siendo un país definido original mente democrático, cuenta los 3 poderes que lo
gobiernan, también llamado poderes del estado los cuales son: poder ejecutivo, poder
legislativo y poder judicial. A lo largo de los años de gobierno del Perú hubo nunca serie de
tensiones entre estos poderes, intensificada en los últimos años por la corrupción, ese mal que
nos aqueja a la mayoría de nuestros gobernantes peruanos. Y también origininada por el
multipartidismo.
en conflicto, provocan tensiones unas con otra cuando estas llegan al poder. Desencadenando
por ejemplo una de la cual puede entenderse que fue desmedida y aventurada, el actuar de
Alberto Fujimori, quien en 1992 cerró el Legislativo e intervino el Poder Judicial, el llamado
“autogolpe” por su parte apuntó que el multipartidismo junto a diferentes mayorías partidarias
entre Ejecutivo y Legislativo, puede dificultar el rol del Congreso como órgano de negociación,
aunque añadía la importancia de la polarización y capacidad organizativa de las organizaciones
partidarias y de los menos posibilidades para miembros del Ejecutivo de mantener coaliciones
estables,
baja institucionalización de su sistema de partidos y para otros autores quienes opinan que no
hay un sistema de partidos como tal en el país o bien es una democracia sin partidos,
respectivamente. Ello, además, partiendo de un sistema de partidos que en los años 80 estuvo
dominado por cuatro fuerzas políticas (APRA, IU, PPC y AP) y que entró en fuerte transformación
Sin embargo, como muestra el período de estudio comprendido entre 2001 y 2016, la
inestabilidad en el sistema de partidos fue elevada, alcanzándose una participación media de la
población del 45% para los comicios presidenciales de este período, así como del surgimiento y
caída de organizaciones partidarias que si bien pudieron tener importante protagonismo
durante un mandato presidencial, al siguiente se vieron fuertemente castigados en términos
electorales. Asimismo, los grupos parlamentarios conformados a inicios de cada quinquenio
fueron cambiando de manera acusada, hecho que no obstante no fue uniforme en todas las
bancadas.
De este modo, el sistema partidario peruano se destacó por su baja institucionalización y elevada
participación en los comicios electorales por parte de la población, por importantes cambios en
la composición de los grupos parlamentarios y una alta renovación de diputados. A ello súmese
que las bancadas oficialistas de Toledo (2001-2006), García (2006-2011) y Humala (2011-2016)
Este sistema de partidos podría afectar al desempeño del diseño institucional, y según el autor
Ministros (PCM) y la capacidad del Congreso de cesarlo, al igual que a los ministros. El Presidente
de la República, por su parte, puede disolver el Congreso ante dos mociones de censura votadas
con éxito contra un PCM durante su mandato e, incluso, gobernar sin el Legislativo si la segunda
Sin embargo, ¿Qué tensiones existe entre los poderes del estado el Ejecutivo, el Legislativo y
Judicial dado este sistema de partidos? El balance a este respecto, y en comparación con los
gobiernos existentes desde 1980, es contradictorio. Por un lado, y en lo referente al Ejecutivo,
las presidencias de Toledo, García y Humala se caracterizaron por una elevada inestabilidad de
los miembros del gabinete. Para este período de años, se contabilizaron 17 Primeros Ministros,
así como continuos cambios de ministros, donde la permanencia de los mismos superó
escasamente los 12 meses en promedio.
Puede decirse que un volumen importante de estas salidas se debió a la presión del Congreso,
propició diversas dimisiones. Sin embargo, un análisis de la membresía de los gabinetes desde
1980, y bajo muy diferentes correlaciones de fuerzas en el Legislativo, muestra similitud a este
sentido. De igual modo, puede destacarse la producción legislativa originada desde el Ejecutivo.
leyes, incluyendo a los grupos parlamentarios no oficialistas, así como la emisión decretos de
1980-2001. Por ello, tanto por la cantidad como por la categoría de la producción de normas,
puede decirse que el peso del Ejecutivo está siendo decreciente, aun albergando porcentajes
aproximados al 50% del total. A este respecto sí puede decirse que la configuración partidaria
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Por otro lado, puede cuestionarse la influencia del sistema de partidos en la labor de control
político desde el Congreso. El período de estudio arroja una baja revisión de decretos legislativos
y de urgencia, notables dificultades para alcanzar mayorías en interpelaciones y mociones, así
como para controlar los principales órganos legislativos y judiciales.
Por ello, pareciera que la elevada fragmentación afectan igualmente a los grupos
parlamentarios, no siendo fácil identificar bloques o coaliciones partidarias en el Legislativo
durante el período de estudio y que se desempeñaran como opositores.
A ello súmense gabinetes con escasa adscripción partidaria, coaliciones opositoras no fácilmente
identificables y enfrentamientos entre los ministros independientes y el perteneciente al
oficialismo.
Por tanto los últimos años convivieron Ejecutivos muy inestables en su membresía, con
decreciente protagonismo legislativo pero a la vez sin una clara oposición, que a su vez no fue
capaz de desplegar las facultades de control político que el marco normativo le atribuye.