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La presente reseña remite como sus dos ejes analíticos al sujeto y la sociedad civil e n relación
a la concepción del poder en Hobbes y a la interpretación de Antonio Negri y Stefano
Visentin sobre el mismo concepto en Spinoza.
2. El sujeto y el poder
2.1 Síntesis por autores
2.1.1 Sujeto y poder para Hobbes
Hobbes comprende al sujeto como individuo, aquel particular que visto desde una
antropología negativa se desenvuelve en un entorno hostil y cuyo fin de existencia es el
preservar su vida, esto necesariamente constituye como principio del sujeto su individualidad.
Su composición tal como sujeto, está comprendida por las pasiones y su capacidad de
razonar. En principio, sus pasiones son quienes le dan un mayor deseo de poder, es decir, el
deseo de medios para obtener algún bien manifiesto futuro. Son estas pasiones desenvueltas
en un estado de naturaleza, las que colocan al individuo en una situación de extrema
vulnerabilidad, pues su estadio es la incertidumbre respecto al otro, por lo cual, es la
destrucción premisa máxima de esta primera forma de sociabilidad entre aquellos individuos
y es esta situación el origen y el punto de partida de la política, punto de referencia del poder
organizado.
“el hombre, cuyo goce consiste en compararse a sí mismo con los demás hombres, no puede
disfrutar otra cosa sino lo que es eminente, los hombres están en continua pugna de honores
y dignidad[...] y a ello se debe que entre los hombres surja, por esta razón, la envidia y el
odio, y finalmente la guerra”(Hobbes, pg 139)
2.1.2 Sujeto y poder para Spinoza (aproximación conjunta entre Negri y Visentin)
Asumir una interpretación del sujeto en Spinoza, requiere la comprensión holística sobre la
que subyacen sus planteamientos, a su vez que el sujeto hace parte del todo, éste es el todo
mismo, la finitud e infinitud están ligados a lo humano, una ontología relacional que plantea
la conexión y reconexión en una “absoluta univocidad de la sustancia”, la sustancia es la
eminencia que existe por sí y para sí, es decir que su naturaleza es existir sin un fin, ni sin ser
causada por algo más que ella misma, es Dios y naturaleza conjuntamente (potencia divina),
su productividad constante denota lo necesario de la potencia, que también tiende a
perseverar en la existencia, aquella potencia es la del ser siendo, es la inherencia dinámica y
constitutiva, singularidad y multiplicidad que produce la totalidad, el apetito que determina la
acción. Por eso, desde Spinoza se piensa el individuo, pero no como particularidad sino
singularidad de la sustancia eminente.
“individualidad y transindividualidad son contemporáneas tanto lógicamente como
fenoménicamente, y cualquier intento de pensar a los hombres como entes aislados e
independientes es fruto de la mala imaginación que introduce la separación entre los modos,
suprimiendo los nexos causales que los mantienen unidos” ( Visentin, pg 118-119)
Esta potencia de Dios-naturaleza es libre por sus facultades ontológicas, de allí deriva un
derecho natural que sustenta el derecho de Dios el cual siendo libre, revela una potencia
salvaje de naturaleza en el primer escenario del proyecto constitutivo.
“ En efecto, ya que Dios tiene derecho sobre todas las cosas, y ya que el derecho de Dios no
es otra cosa que la potencia divina misma considerada como absoluta mente libre, se sigue
que cada cosa natural tiene por naturaleza tanto derecho cuánta potencia a existir. y obrar:
porque la potencia por la que cada cosa natural existe y obra no es otra sino la potencia
misma de Dios, la cual es absolutamente libre” ( como se cita en Negri, 1993, pp.320)
Dentro de este derecho natural existe la proyección del “conatus” que refiere a la motivación
puntual que produce la tendencia hacia el objeto “cupiditas es la esencia misma del hombre
en cuanto se concibe determinada por cierta afección a hacer algo” (Visentín, 2005. Pp 115),
allí el individuo-singularidad de un modo de la potencia, se guía más por su deseo que por su
razón, pues el estatuto natural no prohíbe sino lo que ninguno desea. Así pues, el estado
natural se expresa como un escenario donde la autonomía de los sujetos se presenta como
antagónico y violento pues hay un choque de potestas finitas en la medida que el dominio de
las pasiones instiga al sujeto a desear. La potestas o poder, deviene de la facultad imaginativa
que produce relaciones objetuales para la especificación de los afectos primarios (amor, odio,
alegría y tristeza) y es aquí donde la potencia deseante se manifiesta como ejercicio de poder,
por lo cual a pesar de presentarse como una obstaculización de la potencia no se debe olvidar
que hace parte de la potencia misma.
El individuo, guiado por la razón, logra crear y establecer un poder organizado para
rescatarse a sí mismo de ese Estado de naturaleza que lo llevaría al perentorio fracaso y
destrucción, la vida como fin máximo, exige que el sujeto se alce con ayuda de la razón y
ciencia hacia el poder organizado. Si aquellos que tienen suprema autoridad, logran hacer lo
que les plazca y establecer signos de honor que les permite adquirir otros honores, la
injusticia no es un factor que les reste honorabilidad, porque el honor consiste en la opinión
del poder.
Es importante aquí conocer la distinción entre poder original, aquel que consiste en las
facultades del cuerpo y la inteligencia, y el poder instrumental, aquel que se adquiere y vale
como medio e instrumentos para adquirir más. Es el afán de tranquilidad y la razón los que
se sirven del poder instrumental para conformar el mayor de los poderes; el que se integra de
los poderes unidos de varios individuos gracias al conocimiento de una persona natural o
civil, el poder común.
“La causa final, fin o designio de los hombres (que naturalmente aman la libertad y el
dominio sobre los demás) al introducir esta restricción sobre sí mismos (en la que los
vemos vivir formando Estados) es el- cuidado de su propia conservación y, por
añadidura, el logro de una vida más armónica; es decir, el deseo de abandonar esa
miserable condición de guerra que, tal como hemos manifestado, es consecuencia
necesaria de las pasiones naturales de los hombres, cuando no existe poder visible que
los tenga a raya y los sujete, por temor al castigo, a la realización de sus pactos y a la
observancia de las leyes de naturaleza establecidas” (Hobbes, pg 137)
El pacto de aquellos individuos logra que esa disgregación por diferencia de intereses no
acabe en guerra, la forma en la que se conforma es por medio de la transferencia del derecho
de gobernarse así mismo de los individuos hacia el soberano, aquel que con honor hábil
limita las pugnas de forma de poder que inclinan a la enemistad y a la guerra. Así, de la mano
de la razón y la necesidad de asegurarse a sí mismos, nace aquel dios mortal que promete la
paz entre los individuos y establece derechos y deberes, nace el leviatán y con este la
sociedad civil.
Como el Estado natural se presenta como un escenario conflictivo para el multitudo, pues el
derecho de cada quien y cada que se extiende hasta donde se extienda su potencia
determinada, Spinoza plantea la traslación a un segundo plano del antagonismo como
constante en el multitudo, en el desplazamiento del ser.
“la sociedad es inherente al ser, ésta se constituye por el ser en el ser: ningún prototipo puede
sustituir el mecanismo, doble pero único, del desplazamiento ontológico y de la constitución
colectiva sobre el horizonte físico y material del mundo.” ( Negri, 1993, Pp. 323)
Así pues, la autonomía del sujeto, que se aplaca en la relación interhumana, puede
comprender un consenso que solucione la situación conflictiva en el multitudo por medio de
estrechar sus relaciones, pues la dimensión colectiva desplaza el proceso ontológico del ser.
Si sus potencias adquieren un carácter relacional para constituirse en ese lazo estrecho, los
derechos se verán ampliados de manera exponencial en el multitudo, por constitución. El
pacto social, que nace de aquel consenso, surge a través de un proceso en el que la
imaginación y efectividad se relacionan para dar cabida a la asociación política, aquella
asociación posee fuerzas que tiene la capacidad de generar modificaciones en la estructura de
una colectividad y esta modificación en conjunto con la potencia causal brinda una libertad
que no se define en el libre albedrío sino en medida en que se abre la indefinición de la
existencia. De ese derecho colectivo se crea la democracia, cuando la administración
concierne a una asamblea de elementos tomados de la masa común, nace el derecho público.
Es el derecho civil que subyace al natural y crea la justicia y la injusticia en el ordenamiento
jurídico, por consiguiente la potestas absoluta recae en la suma algebraica de todas las
potestas de las singularidades y es este el único poder absoluto.
Para Hobbes no hay una civilización antes del leviatán, es decir, antes de la renuncia de los
derechos naturales de cada individuo para transferirlos al poder soberano que salvaguardará
la vida de cada ser, estableciendo derechos pero también deberes por medio de las leyes. La
única manera de que los individuos no entren en guerra es por medio de el cumplimiento de
la misión del soberano absoluto, a través de criterios de buen gobierno para mantener una
sociabilidad estable, convirtiendo así el poder a una base política y simbólica, donde la
obediencia al contrato y sometimiento de la razón son la base de una sociabilidad exitosa que
supera al estado de naturaleza limitando las pasiones.
“Esto es algo más que consentimiento o concordia; es una unidad real de todo ello en una y la
misma persona, instituida por pacto de cada hombre con los demás, en forma tal como si cada
uno dijera a todos: autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi derecho de
gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a él vuestro derecho,
y autorizareis todos sus actos de la misma manera” (Hobbes, pg 141)
Mientras tanto, la diferencia con el poder constituyente de Negri es que no hay una
transferencia de derechos sino una constitución colectiva de los mismos, una progresión
continua mas no lineal, no hay un absoluto más que la potencia de todos los sujetos que bajo
el consenso y no un contrato, han constituido unos derechos en lugar de fundación de los
mismos (como si lo establece Hobbes) en cambio para el Spinoza de Negri, no hay una
transferencia de derechos sino una constitución de los mismos, el carácter de lo histórico da
una efectividad del poder constituyente que posiciona el poder de la sociedad en la referencia
a la democracia y al vínculo entre el multitudo y la potencia. En este punto, Visentín no
asevera de manera implícita a la democracia como la forma Spinoziana de gobierno civil,
pero sí pacta una relación entre la limitación de los deseos del hombre y el funcionamiento de
la sociedad civil o más que limitación, un direccionamiento de carácter coercitivo por
desplazamiento colectivo y ontológico que resulta transformando a la sociedad en un
conjunto colectivo con amplitud en derechos.
“se produce con el pasaje de una condición asociativa inestable a una en la cual la potencia
del derecho común expresa su efectividad mediante la coacción, que se ejerce sobre las
pasiones disgregadoras e individualizantes” (Visentín, 2005. Pp.119)
Entonces, mientras que para Hobbes el estado de naturaleza es una lucha no regulada de
individuos propietarios, que se soluciona con el leviatán que garantiza la libre competencia
sin sacrificar los libres fundamentos de la libre competencia de manera artificial y científica,
para Spinoza no puede haber una separación entre Estado de naturaleza y sociedad civil, es
decir que no se puede separar jus y potestas natural (poder) ya que la relación entre
gobernante y súbdito se producen por relaciones interindividuales que existen en el estado de
naturaleza, es este concepto de Jus-potentia el que brinda la dimensión ontológica de la teoría
política. La paz vista como virtud que nace como la fortaleza de uno mismo, funda la
libertad con un buen gobierno, en tanto la libertad se concibe como la conservación y
expansión en tanto que multitudo, no es la es la seguridad sino la situación en la que el
consenso se organiza en reglamentación interna entre antagonismos en la forma de República.
Si hay punto en que concuerdan los autores y yo misma, es que el sujeto no nace apto para la
vida en sociedad, pero lo cierto es que concuerdo en el devenir continuo del sujeto que
Spinoza plantea y que cuando se establece un derecho común, el poder torna hacia una
función subordinada al multitudo constitucionalmente organizado. Mi libertad y eminencia
no pueden estar supeditados a un dios mortal creado por el hombre, vienen de mi misma, y
por tanto mi constitución histórica que proviene del exterior crea un conatus que es el
esfuerzo para realizar mi ser, comprendiendo esto condiciono la posibilidad de transición y
puedo redefinir mis relaciones con el mundo.
El señor de las moscas pone puesta en práctica una situación en donde el instinto de
supervivencia es un punto referencial del cuestionamiento de la naturaleza del sujeto,
lo más interesante es el protagónico de los niños como seres que no nacen en una
sociedad, sino que están siendo inmersos en una. Cuando existe una ruptura en donde
la figura de autoridad desaparece y se da una oportunidad de escogencia en materia de
lo organizativo en la sociabilidad, se encuentran dos posturas, una
democrático-Spinoziana como la de Negri y una propia de Hobbes.
Por un lado, el señor de las moscas da por sentado que en una situación de Estado de
naturaleza, lo ordinario será establecer un líder. En una primera instancia se hace una
asamblea para escoger de manera democrática al cabecilla y se entablan maneras
participativas en relación con esa jefatura (la caracola para hablar), con el pasar del
tiempo y la situaciones que se presentan es necesario limitar las pasiones y establecer
leyes, pero entonces es donde los intereses se ven conflictuados y Jack decide formar
su propio sistema absolutista, con todas las carácterísticas hobbesianas ( salvaguardar
la vida como premisa máxima, la fuerza y no cuestionamiento del poder absoluto, la
transferencia de los derechos, el establecimiento de signos de honor por la autoridad)
en un afán de tranquilidad y placeres sensuales (carne de jabalí en lugar de pescadito)
los niños transfieren sus derechos a Jack, que deviene autoritario.
A mi modo de ver, es una crítica clara hacia las formas de poder autoritarias, sin
embargo me parece un análisis demasiado dicotómico e idealista hacia el sistema
democrático, presentando como absolutamente correcto y bueno a Ralph. Pese a esto
también evidencia las debilidades del deber ser de la democracia pues como sociedad
históricamente construida, esos niños venían cargados de cupiditas y una orientación
moral -explícitamente vienen de un colegio militar, lo cual también me parece
trascendente- en una parte recuerdo que señalan a Jack como un niño indisciplinado,
dando a entender de manera indirecta una conexión entre la indisciplina y la facultad
para que resultara queriendo matar a Ralph. Otro elemento que no se puede escapar,
es la idea de la ficción del monstruo, esa idea también nos recuerda a los
planteamientos mítico-científicos de Hobbes.
Referencias
Hobbes, Thomas. (1982) leviatán, México: Fondo de cultura económica, parte I, capítulo X.
Negri, Antonio. (1993) la anomalía salvaje. Ensayo sobre poder y potencia en B. Spinoza,
Barcelona: anthropos/ universidad autónoma metropolitana, pp. 317-335.
Visentin, Stefano. (2005) ”Potencia y poder en Spinoza” en: Duso Giuseppe, el poder. Para
una historia de la filosofía política moderna, México, siglo XXI, pp. 113-124
El señor de las moscas. Director: Harry Hook. País: Estados Unidos. Año: 1990.