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Fredric Jameson

Slavoj Zizek

Introducción de Eduardo Grüner

Estudios Culturales.
Reflexiones sobre el
multiculturalismo

PAIDÓS ~
Buenos Aires - Barcelona - México
/

Título original: "On 'Cultural Studies'", Social Ten 34,voi. 11, n° 1, 1993,
Indice
pp. 1751.
© Duke Universiry Press. Reproducido con permiso.
~Multiculturalism, or de Cultural Lugic of Mulrinaríoaal
Capitalism", Nro' Lift Revje'W na 225, September-Ocrober,
1997, pp. 18-29.
© .'111'11' Left RI?ui",,-'. Reproducido con pt'rrniso.

Cubierta de Gustavo Macn

Traducción de Moira Irigoyen

la. edición, 1998


Acerca de los autores 9
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
Introducción. El retorno de lateoría críticade la cultura:
© Copyright de todas las ediciones ",n, castellano una introducción alegóricaajameson y Zizek
Eduardo Griiner .... 11
Editorial Paidós SAICF
Defensa 599, Buenos Aires
Apéndice. Bibliografía de E jamcson y S. Zizek 65

Ediciones Paidós Ibérica S.A.


Mariano Cubí 92, Barcelona
I.Sobre los "Estudios Culturales"
Editorial Paidós Mexicana SA Fredric Jameson .. 69
Rubén Oario 118. México D.E

cultura Libre
°
2.Multiculruralismo, la lógica cultural del capi-
La reprodul"ción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idén- talismo multinacional,
tica o modificada, escrita a máquina, por el sistema "mulrigraph", mimeó-
grafo, impreso por fotocopia, fotoduplicación, etc., no autorizada por los edi-
Slnvoj Zizek 137
tores, viola derechos re,eTVadus. Cualquier utilización debe ser previa-
mente solicitada.

ISBN 950-12-6506-4

7
Acerca de los autores

Fredric Jameson es profesor de Literatura Compara-


da en la Universidad de Duke. Entre sus numerosas
obras publicadas cabe citar Documentos de cultura, docu-
mentos de barbarie; La aírcel del lenguaje; El pcsmodernis-
mo o lo lógica cultural del capitalismo avanzado y La estéti-
ca geopolítica.

S/avo) Zizek es doctor en Filosofía, investigador del


Instituto de Estudios Sociales de Liubiana, Eslovenia, y
profesor visitante en la New School for Social Research
de Nueva York. Es autor, entre otras obras, de El subli-
me objeto de lo Ideología; Goza tu síntoma!; TOdo lo que
Usted quería saber sobre Lacan y nunca se atrevió a pre-
guntarle a Hitcbcock; Porque no saben lo que hacen y Mí-
rondo al sesgo.

Eduardo Grüner es sociólogo y ensayista. Es profe-


sor titular de Teoría Política en la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires y de Litera-
tura y Cine en la Facultad de Filosofía y Letras de la
misma universidad. Es miembro de la Dirección de las

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Acerca de los autores

revistas Sitio, Cinégrafo y SyC y autor de los libros Un El retorno de la teoría crítica de la
género culpable y Las formas de la espada. Ha publicado
numerosos ensayos en medios especializados locales y cultura: una introducción
del exterior.
alegórjca a
Jameson y Zizek

Eduardo Grüner

"Introducción alegórica": utilizamos esta expresión


en un sentido vagamente benjaminiano; vale decir, en el
sentido de una construccum permanente del significado que
para nosotros pueden adquirir hoy y mañana [as obras de
dos autores como Fredric jameson y Slavoj Zifek. "Ale-
goría", en este contexto, se opone a "símbolo", como se
opone la pasión activa por la búsqueda de ese significado
a la recepción pasiva de un sentido "congelado", ya defi-
nido de una vez para siempre. Es esa diferencia, sosten-
dremos, la que podría permitir -en las huellas de esos dos
autores, que aún no han terminado de imprimirse plena-
mente- recuperar para lo que se suele llamar "estudios
culrurales" un espíritu crítico y político (en el sentido am-
plio y profundo de una interpelación a los discursos
ideológicos de la polis) en buena medida perdido, o al
menos anestesiado.
A nadie que mantenga un mínimo de compromiso
intelectual, en efecto, se le escapa que la gran tradición
occidental de una teoría crítica de la cultura a partir de
los actos fundacionales de Marx o Freud (tradición
ejemplarmente representada por la Escuela de Frank-.

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Eduardo Grüner Una introducción alegririca a Jameson y Ziiek

furt, pero también por autores individuales como Lu- mica que le ha hecho más mal que bien-o Lo verdadera-
kács o Sartre) parece estar en crisis; su reemplazo aca- mente preocupante es el "ninguneo" (como gusta decir
démico por los llamados Cultural Studies, y las caracterís- David Viñas) a que son sometidos, con honrosas pero
ticas teóricas, ideológicas y políticas de ese reemplazo magras excepciones, por las publicaciones extrauniver-
(así como la verdadera naturaleza de esa "crisis", más ca- sitarias que deberían, supuestamente, ser el centro de
careada que realmente demostrada) no nos ocuparán difusión privilegiado de un pensamiento de izquierda
ahora: son el tema central de esta Introducción, cuya es- profundamente renovador como el que representan es-
trategia es la de un breve ensayo· articulado sobre los tos autores.' Analizar por qué sucede eso requeriría to-
ejes centrales que preocupan a nuestros autores. Baste da una antropología social de las "tribus" intelectuales
decir, por el momento, que obras como las de Jameson argentinas, que no estamos en condiciones de empren-
y Ziáek -y no son las únicas, aunque ocupen un lugar der aquí. Limitémonos, pues, a consignarlo como cons-
decisivo- parecerían desmentir saludablemente el ca- tatación y como protesta.
rácter definitivo de esa "crisis" y confirmar la sabiduría Fredric jameson (actual profesor de Literatura Com-
etimológica (y ya, a esta altura, "popular") que incluye parada en la Universidad de Duke, Estados Unidos) y Sla-
en el concepto de "crisis" no sólo la idea de un fin, sino voj Ziáek (actual investigador del Instituto de Estudios
la de un recomienzo. Sociales de Liubiana, Eslovenia, y profesor visitante en
jameson y Zizek (pero especialmente el primero) la New School for Social Research, Nueva York) son
no son dos completos desconocidos para los lectores de dos intelectuales de procedencia y tradición intelectual
habla hispana' y, en particular, para los argentinos. Sin notoriamente diferentes: Jameson viene de la teoría li-
embargo, sus efectos sobre el alicaído debate intelectual teraria y estética de inspiración marxista; Zizek de la fi-
local han sido escasísimos, aun en el ámbito de cierta es- losofía posthegeliana y la teoría psicoanalítica de inspi-
pecialización académica (el autor de estas líneas sólo co- ración lacaniana. El primero, obviamente, escribe en
noce dos cátedras universitarias, incluida la propia, en la inglés; el segundo, por razones igualmente obvias, ha te-
que ambos, o al menos uno de ellos, se incluya en la bi- nido que aprender a escribir en inglés y, ocasionalmente,
bliografía). Pero su ausencia en los claustros no sería tan en francés. Aunque jameson es, evidentemente, un inte-
grave: después de todo, es un destino de silencio com- lectual políticamente comprometido, po se le conoce
partido por otros "grandes" como los ya nombrados una militancia orgánica o sistemática; Zizek, por su par-
Sartre, Lukács o los miembros de la Escuela de Frank- te, llegó a ser candidato a presidente por la República de
furt --con la parcial excepción de Benjamin, desde hace Eslovenia (y, si la leyenda se acerca a la realidad, perdió
un tiempo transformado en una suerte de moda acadé-
2. Algunos artículos de jarrreson han aparecido en revistas como
1. Para una bibliografía más o menos exhaustiva de ambos au- FJ Cieto porAsalto, El Rodaba/le, Confirusy Punw de Visto. De Zléek só-
tores (incluyendo SlL~ ediciones en castellano) remitimos a nuestro lo registramos una aparición en revistas, en los Cuadenws de Investiga-
"Apéndice", al final de esta Introducción. ción de la Sociedad Filosófica de Buenos Aires.

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Eduardo Grüner Una introducción alegórica a Jameson y Zizek

por escasísimo margen de votos). jameson, el mayor de godas marxistas "duras", como las de modo de producción
los dos, viene publicando desde fines de la década del o lucha de clases.
'60; Ziiek, principios de la de los '80. Ziiek, por otro lado, proviene de una tradición fi-
Estas diferencias, por así decir, existenciales se expre- losófica más "clásica" (en la cual ocupa un puesto cen-
san, a su manera, en sus respectivas referencias teóricas. tral el idealismo alemán), que ha sabido articular de una
]ameson se inscribe sin lugar a dudas en la tradición forma extraordinariamente creativa con la "nueva" tra-
marxista anglosajona preocupada por la cultura (de Ray- dición francesa posterior a Mayo del '68, muyespecial-
mond Williams a Terry Eagleton, pasando por E. P. mente, claro está, el pensamiento lacaniano. Y decimos
Thompson o Perry Anderson), pero de una manera mu- "muy especialmente", porque esa "especialidad" tiene
cho más "continental" (en el sentido británico del tér- una función estratégica (esdecir, en última instancia, po-
mino) que lo coloca en la gran corriente de lo que An- lítica) que hace, si podemos decirlo así, la gran diferen-
derson ha llamado el marxismo occidental. Bastaría con cia. Para empezar, esa articulación es al mismo tiempo
ojear la enumeración de autores de los que se ocupa en tan rigurosa y tan original, que ya no podemos saber--es
su primer libro importante, Marxism and Form (Adorno, un debate que existe a propósito de Ziiek- si la opera-
Benjarnin, Marcuse, Bloch, Lukács, Sartre), y agregar el ción consiste en "lacanizar" a Hegel (y a Kant) o en "he-
de Antonio Gramsci o el de Louis Althusser -a quien gelianizar" a Lacan (y a Freud). No lo sabemos, y real-
vuelve recurrentemente, sin concesiones pero sin com- mente no importa: lo que importa es el resultado, que
plicidad con el gesto que lo ha declarado un "perro se hace patente en la notable capacidad de Z iáek para
muerto", al igual que a Sartre- para entender de qué es- sustraerse (y en ello seguramente tiene mucho que ver
tamos hablando. Pero está asimismo decidido a aprove- su origen cultural y lingüístico) a los fetichismos de la
char para su propia perspectiva lo que pueda ser útil de "novedad", tan típicamente franceses, y mantener bajo
la teoría psicoanalítica, y en particular lacaniana, y su la estricta vigilancia de los clásicos las sofistiquerias del
sensibilidad literaria y estética lo ha llevado a estudiar a postestrueturalismo y las diversas variantes del posm~­
fondo la producción teórica y artística en prácticamen- demismo, hasta el punto de poder argumentar con bri-
te todos los campos posibles (la literatura, la plástica, la Hamez y consistencia, por ejemplo, que Lacan ... ¡es el
arquitectura, el cine, el vídeo, la música), a partir de los último gran ilurninista! Más "iluminista" incluso, quizás
cuales es capaz de teorizar con una solvencia absoluta- (aunque esto ya es materia de interpretación), gue Marx
mente pasmosa: de] ameson se puede decir que es uno o el marxismo en su conjunto. La relación de Ziiek con
de esos casos singulares de hombre-orquesta que toca el marxismo es, creemos entender, más ambivalente (tal
con igual idoneidad en los registros más disímiles. Tam- vez habría que decir: más indecisa, 9 indecidible) que la
bién, el que más inteligentemente ha sabido generar de jameson, aunque en el último Ziiek -y particular-
una crítica teórica del posmodcrnismo sutilmente mati- mente, si se sabe leer entre líneas, en el texto que pre-
zada y exenta del ideologismo fácil, pero al mismo tiem- sentamos en este volumen- ese vínculo parece haberse
po sin renunciar a la reutilización complejizada de cate- fortalecido. Sea como fuere, y a partir de sus ya canóni-
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Eduardo Grüner Una introducción alegórica aJameson y Ziiek

cas reflexiones sobre la articulación entre el fetichismo rido al papel fundamental que, en este proyecto de re-
de la mercancía de Marx y el inconciente freudiano-Ia- cuperación, desempeña el vínculo renovado entre mar-
caniano expuestas en El sublime objeto de la ideología y xismo y psicoanálisis. Aunque jameson se "recueste"
continuadas de una u otra forma a lo largo de toda su más en una de esas patas (la del marxismo) y Zizek en la
abundante producción, no nos cabe ninguna duda de otra (la del psicoanálisis), ninguno de los dos descuida
que Zizek es, hoy por hoy, uno de los (pocos) intelec- en ningún momento a la pata compañera, y en ese sen-
tuales que más está haciendo por la reconstrucción de tido sus obras son estrictamente complementarias, y así
una teoría de la ideología de cuño marxiano, pero es- deberían a nuestro juicio ser leídas.
pectacularmenre renovado por el aporte teórico psicoa- Finalmente (last but not least), está la cuestión del es-
nalítico. tilo. No s~ puede decir que los estilos "literarios" de Ja-
Diferencias, pero también subterráneas (o no tanto) mesan y Ziáek sean, en verdad, similares: aunque am-
"afinidades electivas": fundamentalmente, la literatura y bos son igualmente ricos y complejos, el de Jameson es
el cine, como grandes "textos sintomáticos" de la mo- más reconcentrado y sobrio; el de Ziéek, más juguetón
dernidad y la posmodemidad, que ponen en juego las y saltarín (ambos se leen con ese engañoso placer que a
formas más complejas de la plagafantasmática (para re- veces se encuentra en los clásicos, y donde la limpidez
currir a una expresión reciente de Ziáek o del ínconciente de la lectura oculta las arenas movedizas de una gran
político (una noción ya clásica de jameson) contemporá- densidad conceptual). Pero sí se puede decir, quizá, que
neos: es verdaderamente asombroso lo que ambos auto- son convergentes, al menos en la figura retórico-argu-
res son capaces de hacer, desde un punto de vista teóri- mentativa (pero, desde ya, es mucho más que eso) que
co-filosófico, con el análisis de novelas o filmes que no los atraviesa permanentemente: la ironía, que, como se
necesariamente son los más "importantes" para la pers- sabe, es desde tiempo inmemorial el arma implacable
pectiva de la cultura dominante; pero sin caer, por otra del ensayo crítico. Por supuesto que, atento a las dife-
parte, en ninguno de los clichés del populismo posmo- rencias estilísticas, el efecto es también distinto: en ja-
derno que pretende borrar las diferencias ideológicas en mesan (¿tendrá que ver con la tradición cultural anglo-
nombre de una malentendida transgresión de las fron- sajona de la contención y el british humour?) puede ser
teras entre "cultura de elite" y "cultura popular" (o me- la sonrisa levemente sarcástica, mezclada a veces con la
jor: cultura de masas, que no es, precisamente, lo mis- admonición severa; en Ziiek (¿tendrá que ver con la
mo). Justamente -y he aquí otra de aquellas grandes tradición cultural centroeuropea de cierto grotesco de-
"afinidades"- se trata, ya lo hemos dicho, de ser impla- lirante y desborde barroco?) puede llegar a ser la abier-
cables en la recuperación, todo lo aggiornado que se ta carcajada, mezclada con no se sabe qué pequeño es-
quiera, de la crítica de las ideologías, hoy caída en un des- tremecimiento de extrañeza y hasta de angustia por el
crédito que responde más a los actuales intereses ideoló- absurdo destino humano. Pero, en todo caso, en los dos
gicos del capitalismo tardío y "glohalizado" que a una es el indicador de un rigor intelectual y crítico que no
auténtica revisión teórica y cultural. Ya nos hemos refe- está dispuesto a dejarse chantajear ni por la pusilanimi-

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Eduardo Gruner Una introduccirin alegón'ca a Jameson y Ziiek

dad disfrazada de cortesía y "corrección política" ni por único que conozcamos en el que aborda de modo fron-
el anonimato soporífero y deserotizado del rutinario pa- tal (y central) e! tema de los Estudios Culturales, y para
per académico. Sean cuales fueren sus diferencias, en ja- los lectores de nzek puede resultar una no pequeña sor-
mesan y Z iáek hay estilo, y no como ornamento del presa el modo decidido en que articula su crítica desde
concepto, sino como rigurosa materialidad de la forma. posiciones notoriamente más cercanas al marxismo (a
Para terminar este esquemático introito, y antes de un marxismo, evidentemente, informado por su estrate-
zambullirnos de plano en la cuestión de los Estudios gia consecuente de articulación con la teoría lacaniana)
Culturales, cabe decir dos palabras sobre los textos que de lo que estamos acostumbrados a leerle. Por otra par-
conforman este volumen. Ambos, como es obvio, se te -y es una justificación ulterior nada despreciable pa-
ocupan, desde una perspectiva crítica, de diferentes as- ra publicar ambos textos juntos- desde su propio título
pectos ligados a los estudios culturales y en especial a la ("Multiculturalismo, o la lógica cultural del capitalismo
obsesión teórica, académica y política por cuestiones multinacional") el ensayo de Ziáek constituye un home-
como el "multiculturalismo'' y el conflicto de identida- naje al ya clásico y riquísimo estudio de ]ameson sobre
des colectivas. Si bien no excesivamente separados en el el posmodernismo ("Posmodemismo, o la lógica cultu-
tiempo (el de jameson apareció en la revista Social Text ral del capitalismo tardío"). Entre los dos se conforma
en 1993; el de Z'izek en la New Left Review en 1997), lo que nos atreveríamos a denominar, adornianamenre,
pertenecen a momentos diferentes en el desarrollo de una verdadera constelación crítica sobre la compleja pro-
un análisis crítico de los estudios culturales. Esa dife- blemática de los Estudios Culturales, y más aún, sobre
rencia podría casi calificarse de "complementariedad de la compleja problemática que constituye elllos objeto/s
los extremos": el ensayo de ]ameson, por un lado, que de los Estudios Culturales.
está construido tomando como pre-texto --en sentido Pero es ya el momento de abordar nosotros, a nues-
estricto- una compilación sobre Cultural Studies editada tra cuenta y riesgo, esa compleja problemática, en el
por Lawrence Grossberg,' es un trabajo pionero, en el profundo surco abierto por nuestros autores.
sentido de que es uno de los primeros que se atreve a
desmontar (estuvimos a punto de decir "a descons-
truir") críticamente los componentes ideológicos más ¿Estudios Culturales o teoría crítica de la cultura?
discutibles de los estudios culturales académicos, aun-
que separando cuidadosamenteIa paja del trigo, como Puesto que, pese a las apariencias posmodernas, to-
es su costumbre. El trabajo de Zieek, por su parte, es el do está sometido a la Historia, parece haber un consen-
so generalizado que fecha el inicio de los así llamados
3. Lamentablemente, el libro comentado por jamesón no existe "Estudios Culturales" en la Inglaterra de 1956, coinci-
en castellano. No obstante, el ensayo mantiene todo su interés -como diendo con el desencanto posterior al XX Congreso del
apreciará el lecror-, puesto que jameson usa el libro de Grossman a
modo de excusa (en el mejor sentido) para ofrecer su propia visión
PCUS y a la invasión rusa de Hungría. Intelectuales co-
analítico-crítica del discurso dominante en los Estudios Culturales. mo Raymond Williams, William Hoggart y E. P.

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Edur/HkJ Gnmer Una intraduccicn akgórjca (J Jameson y Zizek

Thompson -esistidos por el brillante pero aún joven "teoría poscolonial" de Edward Said, Homi Bhabha, G.
Stuart Hall- iniciaron, por esas fechas, un movimiento Chakravorty Spivak el al.- está casi completamente su-
de toma de distancia del marxismo dogmático dominan- mergido en el postestructuralismo, aunque con desigual
te en el Partido Comunista británico, para adoptar lo énfasis, ya veces hace gala de un decidido antimarxismo
que ellos mismos llamaron una versión "compleja" y que, a nuestro juicio, puede terminar paralizando mu-
crítica de un marxismo culturalista, más atento a las es- chas de sus mejores ideas, incluyendo aquellas deduci-
pecificidades y autonomías de las antiguas "superestruc- das de ese mismo postestructuralismo.
turas", incluyendo el arte y la literatura. Pero para el En cambio, también en los últimos años han surgi-
propio Stuart Hall (más matizadamente, como vere- do algunos importantes autores (FredricJameson, "Ierry
mos) y para la mayoría de sus seguidores (más enfática- Eagleton y Slavoj Zizek en la primera línea, aunque ha-
mente), las relaciones ambivalentes con el marxismo pa- bría que agregar aquí a un marxista "poscolonial" como
recen haberse derrumbado junto con el Muro de Berlín, Aijaz Ahmad) que, sin desaprovechar las más agudas in-
para ser sustituidas por una "apertura" hacia -cuando tuiciones del psicoanálisis Iacaniano y el postestructura-
no una directa fusión con- ciertas corrientes del postes- lismc, y aun de lo mejor del posmodemismo, las reins-
tructuralismo francés (Foucault y Derrida principal- criben críticamente en la tradición de aquel "marxismo
mente, ocasionalmente Lacan) y del ambivalente post- complejo" representado por los nombres de Lukács,
marxismo "desconstructivo" (Laclau y Mouffe). Gramsci, Korsch, Bajtín, Benjamín, Adorno, Marcuse,
No se trata, aquí, de establecer un inventario obse- Sartre, Althusser, Nos encontramos, pues, en medio de
sivo de las pérdidas y ganancias estrictamente teóricas un "momento" teórico de extraordinaria complejidad y
que ha supuesto ese cambio de parejas, pero sí de seña- riqueza, que desmiente la impresión general -y, claro
lar cierto complejo grado de "academización" y despoli- está, ideológicamente "interesada"- de que el marxismo
tizacién (y también de "desapasionamiento", si podemos ya no tiene nada que decir sobre el mundo y la cultura
decirlo así) que ha producido el abandono de algunos de contemporánea, cuando lo que en realidad sucede es
los supuestos básicos de Marx -el concepto de lucha de que se está abriendo un enorme abanico dialógico (para
clases es, desde ya, el más conspicuo-, que vienen a re- utilizar la célebre categoría bajtiniana) que, a partir de
forzar el descuido que los Estudios Culturales tuvieron una reflexión permanentemente renovada sobre y dentro
siempre hacia otras tradiciones europeas del marxismo del marxismo, promete transformar radicalmente el
occidental y crítico: Lukács y sobre todo la Escuela de pensamiento filosófico-cultural y echar una bocanada
Frankfurt son ejemplos paradigmáticos, pero también de aire fresco sobre la tediosa mediocridad del (anti)
podría nombrarse a Sartre, e incluso a Althusser, de pensamiento del "fin" (de las ideologías, de la historia
quien pensadores como Hall o Laclau se declararon, en de los grandes relatos y via dicendo).
un principio, seguidores. Si esta renovación todavía no se ha vuelto lo sufi-
Por su parte, el último y más interesante desarrollo cientemente visible es en 10 fundamental, desde luego,
de los Estudios Culturales -Ia corriente de la llamada por la hegemonía de la ideología dominante en nuestro

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Eduardo Gruner Una introducción alegórica a Jamesrm y Ziiek

capitalismo tardío, pero también porque los Estudios más cómodo) es empezar por sus riesgos. En primer lu-
Culturales -y el pensamiento "de izquierda" o "progre- gar, el ya mencionado riesgo del abandono total, por su-
sista" en general- parecen haberse rendido, en el mejor puesta "obsolescencia", de los grandes paradigmas críti-
de los casos, a aquella "academización", cuando no a la cos del siglo XX, como el marxismo y el psicoanálisis (y
lisa y llana meramtilizacitm fetichizada de los productos su continuidad no exenta de problemas en corrientes
culturales. Una crítica de las inconsistencias y, sobre to- posteriores de teoría crítica, como la Escuela de Frank-
do, de las faltas de los Estudios Culturales tal como se furt}. No nos estamos refiriendo a una simple enuncia-
practican hoy nos parece, por lo tanto, una tarea inte- ción ritualizada del "fin de los grandes relatos", que po-
lectual -es decir, política- de primera importancia. Este cos críticos rigurosos podrían tomar realmente en serio,
es el sentido profundo, sin duda, de textos como los de sino a intenciones más concretas. No hace mucho, una
jamcson y Ziáek que integran el presente volumen, co- prestigiosa figura de la teoría literaria que actualmente
mo una manera de empezar a recuperar la "tragicidad" enseña en los Estados Unidos, declaró que ahora sólo
perdida de nuestra cultura, aunque pueda parecer, sar- pensaba poder utilizar ciertos aportes parciales de esas
treanarnente dicho, una pasión inútil (pero, por otra teorías (el marxismo y el psicoanálisis) para "agregar" a
parte, ¿no será la "utilidad" un concepto excesivamente investigaciones más "localizadas", menos ambiciosas.
instrumenta!?): inútil, al menos, en una época farsesca _Parece francamente preocupante. ¿Qué puede significar
que, justamente, ha olvidado todo sentido de la trage- este agregado de parcialidades sino la promoción de algún
dia, para embarcarse a menudo en el culto frívolo de neoeclecticismo o neorrelativismo que termine renun-
ciertas modas, desligándolas de las contradicciones sub- ciando a la lucha por el sentido, a la consideración de la
yacentemente criticas que ellas mismas pueden conte- cultura como un campo de batalla atravesado por relacio-
ner. nes de fuerza ideológicas que sí juegan a totalizar la he-
Las modas (esto ya lo había percibido perfectamen- gemonía de sus representaciones del mundo?
te Walter Benjamin en la década del '30) son un testi- No es, por supuesto, que ese parcelamiento teórico
monio del progresivo aumento del fetichismo de la no pueda ser explicado: es el necesario correlato de lo
mercancía en la modernidad, pero también -y justa- que nos gustaría llamar la [eticbizacicn de los particularis-
mente por ello- tienen un riquísimo valor de síntoma mos (algo bien diferente, desde ya, de su reconocimien-
ideológico y cultural. El auge actual ("actual" en la Ar- to teórico y político) y de los "juegos de lenguaje" es-
gentina y Latinoamérica, pero con una antigüedad de trictamente locales y desconectados entre si. Esa
un par de décadas en los centros académicos anglosajo- fetichización es poco más que resignación a una forma
nes) de los Estudios Culturales convoca en este sentido de lo que ahora se llama "pensamiento débil", expresa-
una serie de cuestiones -teóricas, metodológicas y polí- do -entre otras cosas- por el abandono de la noción de
ticas- de las cuales lo menos que se puede" decir es que Ideología para el análisis de la cultura, por cargos de
son extraordinariamente complejas. Como siempre, lo "universalismo" y "esencialismo". Pero seamos claros:
más tentador (lo cual no quiere decir necesariamente lo no hay particularidad que, por definición, no se oponga

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Eduardo Grüner Una intruduccíon akgórica a ]ames()n y Ziirk

a alguna forma de universalidad, "esencial" o histórica- Una cuestión de límites


mente construida. Y no hay pensamiento crítico posible
y eficaz que no empiece por interrogar las tensiones en- "La literatura está hecha para que la protesta huma-
tre la particularidad y la universalidad, que son, después na sobreviva al naufragio de los destinos individuales."
Esta estupenda frase de Sartre r, define, entre otras co-
de todo, las que definen a una cultura como tal en la era
sas, la única "función" a la que debería querer aspirar un
de la "globalización" -para no mencionar a esa cultura de
intelectual crítico: la de generar un universo discursivo
"europeos en el exilio" que pasa por ser la argentina-o
que se transforme en el horizonte de toda una época,
N os gustaría defender aquí que cieno monto de más allá de los avatares y las contingencias inmediatas
universalismo, e incluso de "esencialismo estratégico" del "nombre de autor" que dibujó por primera vez esa
(para utilizar un celebrado concepto de Chakravorty línea horizontaL Esto es lo que lograron, para nuestra
Spivak),' siempre será pertinente para sortear el peligro modernidad, Marx o Freud.
--característico de los actuales Estudios Culturales, hay ¿Acaso es ese horizonte el que -según se nos dice-
que decirlo- de estar forzando todo el tiempo la emer- ha desaparecido? Pero un horizonte no desaparece: se
gencia de particularismos y alteridades que después no desplaza. Tampoco, en ese desplazamiento, se aleja: se
sabemos cómo definir, de todo el tiempo estar inven- mueve junto con el que camina hacia él, pero a su mis-
tando "orientalismos", como diría Edward Said.' Teme- mo ritmo, manteniéndose a una distancia constante de
mos que los necesarios correctivos a los reduccionismos su mirada. Para que un horizonte verdaderamente desa-
--ellos, sí, "esencialistas" y universalizantes- en que han pareciera -y pudiera, por lo tanto, ser sustituido por
incurrido cienos marxistas y psicoanalistas, nos deslicen otro- tendría que demostrarse que ha desaparecido la
hacia un reduccionismo peor, un reduccionismo por así época entera para la que fue concebido. Para el caso:
decir eliminatitc de la legitimidad teórica y política de tendría que demostrarse que ha desaparecido el capita-
categorías como la de "lucha de clases" o "inconciente", lismo. O que ha desaparecido el inconciente. Dos cosas,
para no mencionar la hoy tan desprestigiada idea de un evidentemente, indemostrables (aunque no, como se
pensamiento histórico. De este (y otros) riesgos quisiéra- verá luego, estrictamente improbables como postulados
ideológicos). Es obvio que en 1989 -para tomar una fe-
mos (pre)ocuparnos -apenas a título de no menos ries-
cha ya emblemática- desaparecieron los así llamados
gosas hipótesis de trabajo- en los párrafos que siguen.
"socialismos reales", ya sea que lo lamentemos o no. Pe-
ro el horizonte discursivo que inauguró Marx no es el
de una teoría de los socialismos reales: es el de una teo-
ría (crítica) del capitalismo real. No se ve por qué esa crí-

4. Gayatri Cbakravorty Spivak: Outside in tbr teaching machine,


New York, Routledge, 1993. 6. jean-Paul Sartre: El idiota de la f¡¡miJiIl, vol. 1, Buenos Aires,
5. Edward Saíd: Ürientalismo, Madrid, Prodhufi, 1995. Tiempo Contemporáneo, 1975.

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Eduardo Grüner Una introduccum alegórica a Jameson y Ziiek

tica -esa "protesta" teórica, si se la quiere pensar así- no síntoma de la sustitución de un intento de puesta en cri-
habría de sobrevivir al naufragio "individual" de lo que, sis de las hegemonías culturales en su conjunto por la
malo bien (personalmente, creemos que mal) se erigió observación etnográfica de las dispersiones y fragmen-
en su nombre. Y con mucha más razón en una época en taciones político-sociales y discursivas producidas por el
la que, en cierto sentido por primera vez en la historia, la capitalismo tardío y expresadas en su "lógica cultural",
llamada "globalización" ha creado, es cierto que en for- como ha etiquetado Jameson al así llamado "posmoder-
ma paradójica, las condiciones de un capitalismo uni- .
rusmo " .',
versal previstas por Marx para una crítica teórico-prác- Es decir: esto es lo que parecen haber devenido los
tica igualmente universal de ese modo de producción. Estudios Culturales, luego de su emergencia en trabajos
La paradoja a la que nos referimos es evidente y es- como los de Raymond Williams o Stuart Hall, en los
candalosa -lo cual no significa que no tenga sus razones que todavía se conservaba el impulso de su vinculación
de ser-: es justamente en el marco de esas condiciones de con la política en general, y en particular con las formas,
"universalización" que recrudecen y se radicalizan las orgánicas o no, de resistencia cultural por parte de di-
recusaciones a toda forma de "universalismo", a la no- versos sectores oprimidos, marginados o subordinados:
ción de "totalidad", a las grandes categorías históricas y han devenido -especialmentc en su cruce del Atlántico
a los "grandes relatos", y se promociona una estética (ya a la universidad norteamericana, y con mayor fuerza
se verá por qué la llamamos así) del fragmento y, para luego de la "colonización" postestructuralista de los
decirlo todo, una nueva y poderosa forma de fetichismo centros académicos- un (allá) bien financiado objeto de
ideológico. "carrerismo" universitario y una cómoda manera de sa-
Pero, ante todo, estamos eligiendo mal nuestras car patente de radicalismo ideológico-cultural despro-
metáforas: la del marxismo, como la del psicoanálisis, visto del malestar de una crítica de conjunto a lo que so-
no es (no debería ser) una mera supervivencia, como lía llamarse el "sistema": es notorio, en este sentido, que
quien dice la supervivencia anómala de una especie que el eulturalismo (que no es lo mismo que la rigurosa aten-
tendría que haberse extinguido y por lo tanto se conser- ción debida a una dimensión simbólica mucho más de-
va, en el mejor de los casos, en el zoológico exótico de cisiva de Jo que la tradicional vulgata marxista quiso re-
algunas cátedras universitarias. Es la persistencia siempre conocer) característico de los Cultural Studies ha
renovada de una práctica transformadora y de una ma- renunciado 'casi por completo -salvo en casos como los
nera de pensar el mundo lo que está en juego. Que de la ya citados- a toda preocupación por las articulaciones
teoría crítica de la cultura -tal como podía postularla, (todo Jo mediatizadas o "sobredeterminadas" que se
por ejemplo, la mencionada Escuela de Frankfurt- se quiera) histórico-sociales o político-económicas de los
haya pasado a los Estudios Culturales, es algo más que la
simple adaptación de una moda norteamericana, o que
la comprensible disputa por la inclusión en el mercado 7. Fredric Jarneson: El posmodemísmo o la kigíca cultural del capi-
de los financiamientos académicos. Es, además de eso, el tatism« aranzada, Buenos Aires, Paidós, 1992.

26 27
Eduardo Griiner Una introducción akgórica a Jame.mn y Zizek

procesos culturales.' Para no hablar -vade retro- de la mente a una necesaria "renovación" de aquellos instru-
vituperada y anacrónica categoría de clase, que frente a mentos si no se está dispuesto a discriminar críticamen-
los particularismos étnicos, subculturales o de género, te la paja del trigo: después de todo, como dijo alguna
aparece hoy como una pura entelequia "textual" o un vez un viejo marxista, "aquellos que no sean capaces de
vergonzante resto arqueológico de las eras "(prejhistó- defender antiguas posiciones, nunca lograrán conquis-
ricas". En fin, ¿para qué abundar? A continuación qui- tar las nuevas"."
siéramos ensayar un mínimo replanteo de algunas de es- Segundo: por esa misma razón, tampoco es cues-
tas cuestiones, sobre la base de dos presupuestos tión de echar por la borda indiscriminadamente todas las
generales, claramente inspirados en trabajos como los postulaciones de las teorías "post" incorporadas por los
de jamcson y Ziáek. Estudios Culturales, en la medida en que ellas represen-
Primero: los logros originales -que es imprescindi- ten legítimas formas de tratamiento de problemas ine-
ble rescatar y revaluar- de los "Estudios Culturales" vitablemente no previstos por las "narrativas" clásicas.
han venido precipitándose en los últimos años, como Pero sí de reinscribírlas en aquellos horizontes no agota-
decíamos, en el abismo de una cierta (no decimos que dos de los que hablábamos al principio. Como explica-
necesariamente conciente) complicidad con lo peor de ba Althusser a propósito dc lo que llamaba "lectura sin-
las teorizaciones post (modernas/estructuralistas/mar- tomática", el problema no está tanto en las respuestas
xistas). Ello es explicable, en buena medida, por el pro- "post" (que pueden ser perfectamente correctas), como
gresivo ensanchamiento de la brecha entre la produc- en la restitución de las preguntas no formuladas -o ideo-
ción intelectual y el compromiso político (aunque fuera lógicamente desplazadas- a las que esas respuestas se di-
también él meramente "intelectual") que es el producto rigen sin (querer) saberlo. 111
Para nuestro caso, se trata de restituir la pregunta
de la derrota de los movimientos post-Mayo del '68, Y
por las relaciones entre los .fragmentos (culturales, socia-
la consiguiente sumisión a formas relativamente inédi-
les, textuales, de género, de identidad, etc.) a que son
tas de fetichización mercantil producidas por el capita-
tan afectos los Estudios Culturales, y la totalidad, una
lismo tardío. Claro está que ello no significa en absoluto
categoría cuya devaluación actual en abstracto es, sosten-
que esas nuevas formas de dominación puedan enfrentar- dremos, un síntoma de barbarie teórica e ideológica. Y
se con los instrumentos teórico-prácticos tradicionales de desde ya adelantamos -aunque luego volveremos sobre
un marxismo anquilosado, como si para él no hubiera el tema- que aquí tomamos el término "totalidad" en la
transcurrido una Historia, por otra parte considerable- acepción clara y precisa que le da Jameson, a saber, el de
mente dramática. Pero no basta tampoco apelar ritual-
8. Aquí definiremos "culruralismc'', rápidamente, como la au- 9. Trotsky, León: En defensa del marxismo, Buenos Aires, Plu-
tocontradictoria idea de una determinación "en última instancia" de ma,1972.
las relaciones sociales y la subjetividad por parte de la cultura pensa- 10. Althusser, Louis: Para leer "El Capitnl". México, Siglo XXI,
da como pura contingencia. 1972.

28 29
Eduardo Grüner Una introdu{[irfn alegrfrjca a Jumesrm y Ziiek

modo de producción:" Entendiendo esta expresión, claro te que (luego de los equívocos y las inconsistencias del
está, en un sentido mucho más amplio, más dialéctico y "freudomarxismo" de Wilheim Reich y sus seguidores)
más complejo que el meramente economieista de "fuer- por primera vez permite concebir una articulación crí-
zas productivas". Entendiéndola, incluso, en el sentido tica entre las dos principales formas de pensamiento crí-
filosófico, histórico y crítico que puede tener en un tico del siglo XX.
Adorno, y que jameson no deja de recordar en su estu- Pero retomemos por un momento la cuestión de la
pendo texto sobre el autor de la Dialéctica negatíua." "observación etnográfica", característica de los Estudios
La restitución de esa pregunta, sostendremos una Culturales actuales, a la que hacíamos mención. Natu-
vez más, aún -y más que nunca- puede hacerse por la ralmente, esa observación, ese registro minucioso y di-
vía de repensar aquella tradición del marxismo occiden- versificado, tiene su razón de ser y tiene su indudable
tal -en particular la que va del primer Lukács a la Es- utilidad. Tiene su razón de ser en la profundidad de las
cuela de Frankfurt, aunque no deberían descstimarse transformaciones sociales, ideológicas e incluso subjeti-
nombres hoy menos transitados como el de Sartre- ysu vas operadas en la cultura occidental (aunque no sólo en
relación con el psicoanálisis, especialmente como ha si- ella) en las últimas décadas: principalmente, la desdife-
do pensada a partir de Althusser, y como está siendo re- renciación -o, al menos, la problematización- de iden-
pensada hoy en los trabajos del propio Jameson y de tidades que las ciencias sociales tradicionales imagina-
Slavoj Ziéek. Esta tradición es, en efecto, la "causa au- ban como preconstituidas y sólidas (la nación, la clase,
sente" que aparece actualmente renegada en el pensa- la adscripción político-ideológica) y la emergencia teóri-
miento postestructuralista en el que se abrevan mayori- co-discursiva y académica, porque en la "realidad" existie-
tariamente los Estudios Culturales. Como ha dicho el ron siempre, de identidades -y por lo tanto de proble-
mismo Ziéek, el tan promocionado y comentado deba- máticas- más "blandas" y en permanente redefinición
te entre Habermas y Foucault, por ejemplo, desplaza y (el género, la etnicidad, la elección sexual, el multicul-
oculta el debate implícito pero más profundo que se ha turalismo, etc.) que obligan a multiplicar y "ablandar",
llevado a cabo en las últimas décadas, identificable con asimismo, las estrategias de la así llamada desconstruccién
los nombres de Althusser y LacanYVale decir, el deba- de los dispositivos de discurso unitarios y totalizadores
que pretendían dar cuenta de las identidades "antiguas".
11. Fredric jameson: Temía de in postmodemidad, Madrid, Trotta, Lo que está en juego, en una palabra, es una cierta cues-
1995. Está asimismo claro que "modo de producción" es, para
jameson (y para nosotros) mucho más que su "base económica" en el
tión de límites.
sentido vulgar, puesto que incluye las relaciones de producción -por En efecto, una noción central para la teoría litera-
lo tanto, la lucha de clases- atravesadas por las relativamente autóno- ria y psicoanalitica y en general para la crítica cultural
mas instancias jurídico-políticas, ideológico-culturales, estéticas, contemporánea -y, por extensión, para las ciencias so-
etcétera, tal como lo explicamos un poco más adelante.
ciales, que desde la década del '60 han venido inspirán-
12. FredricJameson: Late Marxism, Londres, Verso, 1990.
1J. Slavoj Z iáek: El sublime objeto de in ideología, México, Siglo dose progresivamente en las disciplinas de la "significa-
XXI, 1992. ción"- es la noción de límite. El límite, como se sabe, es

30 31
Una introducción akgórica a Jameson y Zizek
Eduardo Grimer

cos", como el Manifiesto o la "Introducción de 1857"- que


. d rincipio indecidible- de lo que
la simultane1da -eln IP t la Naturaleza Yla Cul- la famosa "base económica" (una expresión ciertamente
'1 rai es a mea en re . desafortunada de Marx) implica no sólo el desarrollo de
arucu a y sepa. I -r- ión entre lo Conciente
L YY a 1 ransgresro ,
rura, entre Ia e Ii lo Femenino en- las fuerzas productivas, sino su relación conflictiva con las
y lo Inconciente, entre 10Masen mloSYonido Y el Sentido, relaciones de producción, es decir, en términos estricta-
l Imagen entre e
trc la Pa Iabra y a O' Es también -yen esto se mente marxianos, con la lucba de clases, explícitao laten-
1 M ' mo y lo tro. . I te. Por lo tanto, la propia "base económica" está ya
entre o 1S . b 'o de los estudIOS cu -
. tema casi o seS1V siempre atravesada por los "momentos" político (la orga-
constl~?,e e~, u~a línea entre los territorios, materia~es Y
rurales post - . . . les étnicos, lingüíStlcos, nización de las clases y sus fracciones en relación con el
simbólicos: terntonos nac~on~, n enérícos, en el Estado y con sus posiciones en el mercado de capitales
subculwrales, raciales; tern~o~os, e~ fi
id d l "negoclaclOnes de
,¡; identidad en y trabajo), jurídico (las regulaciones legales de dicha or-
doble sentí o e a~ . 1 y de los géneros lite- ganización y del régimen de propiedad), ideológico (la re-
el campo de las practlcas.sexua es, l producción "motivacional" de las relaciones de produc-
. " . o discursivos en genera. .. ción, las normas morales y religiosas, la legitimación del
ranos, estetlcos, . rilidad. nos ha pemutl-
y esto~. decIa~os, tlen: ~: :uevas maneras la heren- poder político y social, etcétera), e incluso cultural en
d? co:n?leJIz~r e m~e:~~el psicoanálisis y, en términos sentido amplio (la promoción, conciente o no, de cier-
era reonca de maros. ' , . de izquierda. Respecto tos "estilos de vida", prácticas y comportamientos, gus-
b I d 1 ensaJIllento cnnco " tos estéticos y literarios, formas de producción y consu-
glo a es, e p . íbi por el momento, a
, ( ara circunscn irnos, mo, pautas educacionales e informativas, etcétera).
del marxismo p , d 1 Estudios Culturales
él) es obv~o que la ca:~g~~:st~~~ralismo es la que re- Si ello es así, no se ve cómo desde elpropio Marx po-
más cuestlOnada por p. , . " del esquema base dría defenderse -salvo mediante una lectura de decidida
. l "metáfora arquitectomce . .,. mala fe- una versión "reflexológica" o mecanicista de
rmte a a tnra (ideológtca, [uridico-po-
(economlc~ Smica) / superestruc h las relaciones base/superestructura. Tampoco se trata
, . étera) y ta 1 cue stionamiento
ética erceteraj, . es asta
1mea, este .' ítica intenclOnalmente o -malgré Laclau y otros "posmarxistas't-" de ningún "re-
, tO JUsto Pero esta cn , . . . duccionismo de clase": las "identidades" múltiples con-
Cierto pun . l 1 hechos a nuestro JUlCIO
no, suele pasar por a to a gunos figuradas por la coexistencia desigual y combinada de esas
fundamentales: . M rx nunca entendió el posiciones identirarias relativamente autónomas y con
, ~ara "empezar: ~l e;;~r~enti~o estrecho (digamos, límites imprecisos -la del ciudadano, la del consumidor,
(ermmo economt¡a 'de la mayoría de los econo- la de la elección sexual, religiosa o estética- no están di-
", . ") en que o ennen , rectamente determinadas por la "identidad" de clase, que
recnrco . Itica de la econonua
mistas; más bien al contrar,l~, su ubtl'tulo de El Capital) de todos modos tampoco supone una "pertenencia" rf-
.. (1 1 programatlco su
política ra ~ ~.d la disolución teórica de la econo-
parece esta~. ingr ~ a " por otra parte, está su- 14. Cf., por ejemplo, Ernesto Ladau y Chantal Mouffe.
mía como tdeolog1a b urguesa . . ás "didácti- HcgemlJTlia y estrategia socialista, México, Siglo XXI, 1989.
Hcientemente claro -aun en sus escntoS m
33
32
Eduardo Grüner Una introducción alegórica a }ammm y Ziiek

gida, desde siempre y para siempre. Pero no se entien- capitalista que la categoría de "clase"; los argumentos
de por qué -en el contexto de formaciones sociales en que aducen una disolución de las clases, y en particular
las que existe, y cada vez más, la diferencia básica entre del proletariado, sobre la base de las transformaciones
propiedad y no propiedad de los medios de producción- profundas que ha sufrido el capitalismo en las últimas
esta afirmación hoy casi perogrullesca sería lógicamen- décadas, son por lo menos irracionales, cuando no di-
te contradictoria con la que sostiene una articulación de rectamente reaccionarios: que el contenido específico de
esas "identidades" con el proceso de la lucha de clases, la "experiencia de clase" y sus formas de "conciencia" (en
que "sobredetermina" los espacios de construcción (y, el sentido thompsoniano)" ha cambiado sustantivamen-
por cierto, de "desconstrucción") de las identidades. Es te, sería absurdo negarlo. Pero insistimos: mientras exis-
"este tipo de articulación y categorización el que jame- ta la propiedad privada de los medios de producción, ha-
son -y, a su manera más "mediatizada", Zizek- no está brá clases, y habrá proletariado. Más aún: se podría
dispuesto a abandonar, al menos hasta que se demuestre demostrar -como intenta hacerlo jameson- que el capi-
su estricta inutilidad. talismo tardío, transnacional y globalizado, está gene-
Es evidente, por otra parte, que hay "identidades" rando -junto a modos inéditos de liquidación de la clase
-digamos, la racial, o la sexual en sentido biológico- obrera industrial tradicional- una suerte de superproleta-
que son en su origen completamente independientes de riado mundial, cuya forma no estamos aún en condicio-
los procesos económicos o sociopolíticos; pero ¿quién nes de prever, pero que dará más de una sorpresa en el
podría seriamente sostener que el desarrollo de la lucha siglo que viene. En ese contexto, para retomar la rego->
de clases no tiene influencia sobre la situación de los ne- cijante ironía de Jameson, acusar a los que seguimos
gros o de las mujeres? empeñados en el análisis "totalizante" del modo de pro-
Una tendencia dominante en el pensamiento pos- ducción de "nostálgicos de la clase", equivale poco más
moderno aun "de izquierda" (y que lamentablemente ha o menos a acusar a un muerto de hambre de ser "nos-
permeado a buena parte de los Estudios Culturales), sin tálgico de la comida" .16
embargo, es la acentuación -perfcctamente legítima- de Desde luego, no se nos escapa que por detrás de
aquellas identidades "particulares" a costa ~lo que ya no ese cuestionamicnro a la "lógica de clase" está el éxito
es tan legítimo- de la casi total expulsión de la catego- que en los últimos años han conocido las reflexiones
ría "lucha de clases" fuera del escenario histórico v so- más o menos foucaultianas sobre la "microfísica del po-
ciocultural. ¿Será excesivamente "anacrónico" con~ide­ der", así como la promoción teórica y política -a la cual
rar que dicha eliminación constituye un empobrecimiento los Estudios Culturales han contribuido en gran medi-
y una simplificación -y no, como se pretende, un enri- da- de los llamados "movimientos sociales", articula-
quecimiento y una cornplejización-. del pensamiento
teórico-crítico? Es necesario ser absolutamente claro 15. E. P. Thompson: La jormación de la clase obrera inglesa, v
también en esto: todavía no se ha inventado una catego- también Costumbres en común, Barcelona, Crítica, 1993.
ría que permita explicar mejor el modo de producción 16. Fredric]ameson: Teoria de la postmodemídad, ob. cit.

34 35
Eduardo Grimer Uno introduccidn alegórico o Jnmeson y Ziiek

dos según otros intereses y demandas (así como también ciación de identidades y la consecuente multiplicación
según otros tiempos y características organizativas) que -asimismo desdiferenciada y "microlocalizada"- de po-
los de la clase. No obstante, insistiremos en que ambas tenciales puntos de conflicto.
formas no sólo no son necesariamente incompatibles, Este fenómeno tiene su expresión teórica también
sino que mucho puede ganarse (nuevamente, tanto en -aunque desde luego no puede reducirse a ella- en los
términos teóricos como políticos) del análisis de sus po- igualmente multiplicados cuestionamientos "postestruc-
sibles fonnas de articulación, aunque no podemos me- turalistas" o "posmarxistas" a toda forma pensable de
nos que compartir las ironías deslizadas por Jameson "identidad" estabilizada o incluso políticamente eonstrui-
-en el trabajo incluido en este volumen- a propósito del ble, idea que cae bajo la acusación de pertenecer a un pen-
término "articulación", que ha terminado por transfor- samiento de la "totalidad", cuando no directamente "tota-
marse en uno de esos explicatodo que finalmente expli- litario". Nada más falso, y volveremos sobre el tema;
can bien poco. digamos por ahora, otra vez siguiendo a-jameson; q~~ la_
Por otra parte, no cabe duda de que el interés por aparición de los "nuevos movimientos sociales" es sin du-
la "micropolitica" y por los "nuevos movimientos socia- da un extraordinario fenómeno histórico que se compli-
les" es un fenómeno típicamente posmoderno -lo cual, ca con la explicación que muchos ideólogos "post"
por supuesto, en sí mismo no le quita valor-: debe, por creen poder proponer: a saber, que surgen en el vacío
lo tanto, ser rigurosamente bistorizado, en tanto produc- dejado por la desaparición de las clases sociales y de los
to de la prodigiosa expansión multinacional del capita- movimientos políticos organizados en torno de ellas."
lismo y la consiguiente "desdiferenciación de identida- 'En estos análisis no queda en absoluto claro -msis-
des" a la que alude Scott Lash," que ha seguido a las te jameson- cómo podría esperarse que desaparecieran
etapas del capitalismo clásico del siglo XIX (en la que se clases enteras, y ello sin mencionar el peligro que entra-
conformaron el proletariado y el movimiento socialista ña el dejar teórica, política y organizativamente inermes
como tales) y del imperialismo en sentido leniniano (en la a dichos movimientos ante la conclusión lógica de que
que apareció el problema de la relación entre la "libera- también la clase dominante -que sí tiene una "identi-
ción social" del proletariado mundial y la "liberación na- dad" notablemente sólida, unificada y organizada- po-
cional" de los países dependientes y semicoloniales). El dría haber desaparecido, o al menos podría ver su poder
capitalismo transnacionalizado de la actualidad, pese a las disuelto en la "microfísica" de una cotidianidad frag-
apariencias, no ha eliminado las etapas anteriores: en todo mentada y atomizada. Como lo ha visto agudamente
caso, las ha integrado (dialécticamente, si se nos permi- Eagleton, esto no es contradictorio con las consideracio-
te), agregando la cuestión ya aludida de la desdiferen- nes pesimistas sobre el carácter todopoderoso del "Sis-

17. Scott Lash: Sociología de la postmodemidad, Buenos Aires,


Amorrortu, 1997. 18. Fredric jameson: Teoría de la posmodernidad. oh. cit.

J6 37
Eduardo Grüner
Una introducción alegórica a ]ameson y 7.izek

tema", sino que más bien es la otra cara, llamémosla contrario. Porque es la lucha de clases lo que muestra la
dialéctica, de la misma moneda: en efecto, "si el Siste- fractura constitutiva de la sociedad (que no tiene por
ma es considerado todopoderoso [... ] entonces las fuen- qué, desde ya, coincidir con las fracturas de la cultura,
tes de oposición pueden encontrarse fuera de él. Pero si aunque sin duda en una sociedad histórica particular
es realmente todopoderoso, entonces por definición no tienden a intcrsectarse). Al contrario de lo que se apre-
puede haber nada fuera de él, de la misma manera que suran a criticar las teorías "post" en el marxismo, la no-
no puede haber nada fuera de la infinita curvatura del ción de lucha de clases no pretende erigirse en ninguna
espacio cósmico. Si el Sistema está en todas partes, así "centralidad" del modo de producción, sino al revés,
como el Todopoderoso no aparece en ningún lugar en mostrar su estructura como decididamente des-centra-
particular y por lo tanto es invisible, puede decirse en- da, así como la noción freudiana de inconcientc mues-
tonces que no hay ninguna clase de sistema"." tra la estructura descentrada del sujeto, contra las ilu-
La insistencia excluyente en los movimientos socia- siones "centralistas" del sujeto cartesiano o kantiano.
les y el multiculruralismo, por lo tanto, entraña el peli- Por otra parte, tal insistencia en el multiculturalismo
gro de un desarmante descuido del análisis del "sistema" -entendido como la coexistencia híbrida v mutuamente
como totalidad articulada (por el contrario, el análisis del "intraducible" de diversos "mundos de vida" culturales-
sistema en estos términos de totalidad articulada obliga a puede interpretarse también "sintomáticamente", nos
restituir a la teoría el eje de las clases y sus luchas, justa- advierte Zizek, como la fonna negativa de la emergencia
mente en su articulación con otras farolas de resistencia). de su opuesto, de la presencia masiva del capitalismo co-
Es cierto que esa "totalización" es por definición incom- mo sistema mundial uniuersal. Puesto que el horizonte
pleta -lo cual, en principio, distinguiría al "todo social" del "imaginario social e histórico" (para utilizar la ex-
marxista (y con más razón, al freudiano) de la "totalidad presión de Castoriadis) ya no nos permite abrigar la
expresiva" hegeliana, al menos tal como es entendida idea de un eventual derrumbe del modo de producción
por Alrhusser-c la paradoja es que aquel mismo resto capitalista (limitación del imaginario que se expresa
inasimilable que permite a la totalidad capitalista fu~­ teóricamente en la recusación de las nociones de "tora-
cionar y aparecer en su completud (es decir, la plusvalía lidad" y "clasc'') se termina aceptando silenciosamente
y la explotación del proletariado) es lo que, de un modo que el capitalismo está aquí para quedarse. La energía
"sintomático" (diría Zizek) denuncia su carácter de "no- crítica, en este contexto, encuentra una válvula de escape
todo", y desmonta desde adentro la consistencia de la sustitutiva en la lucha -sin duda necesaria, pero no sufi-
ideología dominante. Pero ello no es un argumento pa- ciente- por diferencias culturales que, en el fondo, dejan
ra el abandono de la categoría "lucha de clases" a favor intacta la homogeneidad básica del sistema mundial ca-
de la de "multiculturalismo", sino precisamente todo lo pitalista. No podríamos expresarlo mejor que Zizek:

19. 'Icrry Eaglcron: LtIJ" iínsiones del posmodemismo, Buenos [...] Nuestras batallas electrónicas giran sobre los
Aires, Paidós, 1997.
derechos de las minorías étnicas, los gay.r y las lesbianas,

38
39
Eduardo Grüner Uno introducción alegórica a ]amescm y Ziiek

los diferentes estilos de vida y otras cuestiones de ese Cómo hacer palabras con las cosas
tipo, mientras el capitalismo continúa su marcha triun-
fal. Hoy la teoría crítica -bajo el atuendo de "crítica cul- En lo que respecta al "momento" estrictamente
rural"- está ofreciendo el último servido al desarrollo cultural, simbólico, semiótico-lingüístico o como se lo
irrestricto del capitalismo al participar activamente en el quiera llamar, que constituiría la diferencia específica de
esfuerzo ideológico de hacer visible la presencia de éste: los Estudios Culturales "post" respecto del marxismo,
en una típica "crítica cultural" posmoderna, la mínima
hay que recordar que existe una larga y profunda tradi-
mención del capitalismo en tanto sistema mundial tiende
ción marxista que ha hecho del lenguaje (y por extensión,
a despertar la acusación de "esencialismo", "fundamen-
del espacio simbólico-cultural o "representacional") uri"
ralismo" y otros delitos."
escenario privilegiado, y a veces incluso decisivo, de los
conflictos sociales e ideológicos y de la constitución de
Lo que sí queda más claro, pues, es de qué múltiples
las "identidades". Esa tradición se remonta a las prime-
maneras esta concepción alternativa (la de que los "nue-
ras décadas del siglo XX, y por lo tanto es contemporánea
vos movimientos" son sustitutivos y no complementarios de
de lo que ahora se llama el "giro lingüístico" producido
una clase trabajadora en vías de extinción) puede poner en el pensamiento a partir de pensadores como Saussu-
la "micropolítica" a disposición de las más obscenas loas re, Pcirce, Wittgenstein o Heidegger, y por lo tanto es
al pluralismo y la democracia capitalistas contemporá- muy anterior al descubrimiento de tal giro lingüístico por
neos: "el sistema se felicita a sí mismo por producir ca- el estructuralismo y el postestructuralisrno. Piénsese so-
da vez más sujetos estructuralmente no utilizables", di- lamente en casos paradigmáticos como el de Gramsci
ce jameson." Mientras tanto, se pierde de vista ~y se (que mostró el lugar determinante del lenguaje y la cul-
expulsa de la investigación teórica tanto como de la ac- tura en la construcción de hegemonías y contrahegemo-
ción política- el lugar constitutivo (es decir, "estructu- nías, y en la "guerra de posiciones" en el seno de la so-
ral", es decir, cómo no, "totalizador") que sigue tenien- ciedad civil) o el de Bajtín-Voloshinov (que con SU5
do para el sistema la diferencia entre propiedad y no nociones de dialogismo o heteroglosia mostró, de manera
propiedad de los medios de producción, la producción complementaria, la densidad ideológica y la dramatici-
de plusvalía y la reproducción de esas relaciones pro- dad política del "habla" cotidiana tanto como del dis-
ductivas que se estiman como "desaparecidas". curso literario y estético).
Por supuesto que hay aquí una diferencia esencial
con el pensamiento "post", al menos en sus versiones
más radicales: allí donde éste ve el problema de la cons-
titución "indecidible" de las identidades y los procesos-
20. Slavoj Zizek:".\tI.ulciculturalismo o la lógica cultural del CJ- sociohistóricos como un fenómeno puramente textual,
pitalismo multinacional", en este volumen. Gramsci o Bajtín (y ni que hablar de desarrollos posterio-
21. Fredric j arneson: Terma de la postmcdernidad, ob. cit. res como los de Benjamín, Adorno, Althusser, etcétera) _

40 41
Eduardo Grüner Una introducción alegórico a Jame.mn y ZiZek

nunca descuidan el análisis de la relación -claro está que tengan sentidos estrictamente diferentes para las diferentes
problemática y cargada de "indecidibilidades", ambi- clases: Bajtín no es un simple relativista. Pero cldiscurso
güedades e inestabilidades de todo tipo- de esa textuali- no está sólo compuesto de sentidos, sino también de te-
dad con la lucha de clases y con las formas en que los mas y acentos, que articulan géneros discursivos que expre-
discursos ideológicos o culturales en general se encar- san tanto como producen experiencias sociales antagóni-
nan en instituciones, prácticas, conductas y enurlciados cas: toda sociedad es, en este sentido, heterogMsica
"materiales". Es precisamente la tensión (sí, en princi- (t'multiacentuada", por así decir), y sólo porque los dis-
pio, "indecidible", y por consiguiente sometida a las cursos existen bajo la hegemonía dc la clase dominante es
contingencias sobredeterminadas de la hegemonía) en- que aparece como monoglósica; el lenguaje, como cual-
tre esas "materialidades" y las "abstracciones" ideológi- quier otro "contrato", es el producto de una cierta rela-
co-discursivas, lo que constituye la escena de la lucha ción de fuerzas más que de un consenso. Sin embargo,
por el sentido y las identidades. como hay siempre resquicios para la resistencia, hay cier-
Para Bajtín, por ejemplo, la trama social no es sim- tos productos culturales (no sólo "populares": el ejemplo
plemente discursiva. El discurso no es un registro total- princeps de Bajtín es la narrativa de Dostoievski) que des-
mente autónomo: es un aspecto emergente -si bien con nudan, intencionalmente o no, la polifonía latente bajo la
frecuencia decisivo- de un complejo multifacético de re- aparente armonía del "consenso".
laciones sociales y de poder, que tienen un efecto pode- Son más que obvias las analogías que pueden en-
roso sobre el lenguaje y los discursos. "Las formas de los contrarse entre estas reflexiones y las de Gramsci, que
signos -dice Bajtín (y nótese que no habla meramente de estaba obsesionado por analizar las formas en que la cla-
los "contenidos")- están condicionadas por la organiza- se dominante es capaz de construir una hegemonía ideo-
ción social de los participantes involucrados"." Lo cual lógico-cultural sin que, no obstante, esa hegemonía pue-
incluye, por supuesto, las formas resistentes al poder y la da nunca ser completa. Si en la perspectiva gramsciana
dominación (es archiconocido el ejemplo bajtiniano de la todos los hombres son, en alguna medida, "filósofos",
cultura "carnavalesca")." El discurso está, por lo tanto, ello es porque en su necesaria inmersión en el lenguaje
fuertemente condicionado por los modos en que distin- incorporan de manera inconciente y asistemética "con-
tos grupos sociales intentan acentuar sus "palabras" de cepciones del mundo" que involucran una amalgama de
manera que expresen su experiencia y sus aspiraciones ideas contradictorias, inevitablemente "hetcroglósicas''
sociales. El resultado es que "el mundo de los signos se (para decirlo bajtinianamente); especialmente el prole-
transforma en un escenario inconciente de la lucha de tariado y las clases populares -que están sometidos a
clases". Esto no significa, por supuesto, que los discursos prácticas materiales y culturales que objetivamente con-
tradicen los enunciados de la ideología dcminante- no
22. Mijail Bajtín: Marxismo y filoJ"Ofía del lenguaje, Madrid,
Alianza, 1992
poseen, por lo tamo, una conciencia ni una "discursivi-
23. Mijail Bajtín: Lo cultura popularen la Edad Medio y el Rma- dad" homogénea y fijada. Una política de resistencia
cimiento, Barcelona.Seix Barral, 1975. conciente, incluso "revolucionaria", empieza realmente

42 43
Eduardo Grimer Una introducción alegórica a Jameson y Zi:iek

cuando dicho amalgama puede ser sistematizado para reconocer, con las teorizaciones frankfurtianas sobre la
desnudar sus contradicciones insolubles, lo cual permi- "industria cultural". Y asimismo, como ha señalado re-
te la potencial construcción de un discurso "contrahe- cientemente Stuart Hall, lleva por su propia lógica de
gemónico"." razonamiento a restituir la cuestión del sujeto -de cómo
Hay, sin duda, algunas semejanzas notables entre y por qué hay un componente activo y "autoconstitu-
esta posición y las posteriores tesis de Foucault contra yente" del sujeto que plantea algunas preguntas críticas
los excesos desconstructivistas que encierran la expe- a la unidireccionalidad de la "interpelación" ideológica
riencia subjetiva y social dentro de un universo pura- tal como la entiende Althusser-. Pero no se puede ocul-
mente textual "con el objeto de no reinscribir las prác- tar que entraña el riesgo ya señalado de una reducción
ticas discursivas en un campo de transformaciones del inversa a la apuntada, que en el límite ve al poder y al
poder en el cual ellas se desarrollan" Y Sin embargo, ese propio sujeto como un fenómeno cuasi metafísico, de
poder, en el propio Foucault, nunca es estrictamente origen puramente discursivo.
definido (quedando él mismo sometido a una suerte de Aquí es necesario, entonces, hacer un alto. Otro pe-
dispersión "microfísica" que no deja de recordar a las ligro que vemos avecinarse en los Estudios Culturales es
"diseminaciones" desconstructivistas), y mucho menos el de la inversión del efecto liberador que en su momen-
en términos de clase. Esto no debe entenderse como un to tuvo la actualmente un poco hartante idea de "textua-
llamamiento a descartar a Foucault. Todo lo contrario: lismo". A no preocuparse: no nos proponemos iniciar
su estrategia neonietzscheana de construcción de una ninguna campaña contra los espectros del profesor De-
genealogía de las relaciones de poder implicadas en los rrida. Pero sí sospechar que, si en una etapa esa noción
dispositivos de discurso es extraordinariamente revela- -generalmente malentendida, como corresponde-" tu-
dora para una teoría crítica de la cultura, así como para vo el valor de llamar la atención sobre el carácter de
una crítica de las ideologías liberada de reduccionismos construcción discursiva y ficcional de los discursos "na-
economicistas y unilaterales. La tesis, por ejemplo, de turalizados" de la cultura (¿y qué otra cosa es, entre pa-
que el poder no consiste simplemente en reprimir cier- réntcsis, la crítica de la ideología, incluso tal como la
tas formas discursivas, sino que fundamentalmente pro- practicaba Marx antes de convertirse en un fantasmas),
duce una relación con el conocimiento --con los "sabe- ahora corre el riesgo de entrar en connivencia objetiva
res"- que legitima su dominación, es (valga la expresión) con la noción generalizada de que el universo sangrien-
poderosamente productiva, además de tener profundos to y desgarrado en el que vivimos es una pura ficción, un
puntos de contacto, que el propio Foucault terminó por
26. Existe actualmente una (bicnvenida) corriente de revisión
24. Cfr., por ejemplo, Antonio Gramsci: Losintekctualesy la or- dc la obra de Derrida, que tiende a demostrar que sus posiciones no
ganizod6n de la cultura, Buenos Aires, Nueva Visión, 1978. son, justamente, de un texrualisrno "extremo" y totalmente ajeno a
25. Michel Foucaulu DidÚJgo sobre d poder, Madrid, Alianza, Consideraciones de orden ético-político. Cfr., por ejemplo, Chris-
1986. topher Norris: Teoría acrítica, Madrid, Cátedra, 1996. No obstante,

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Eduardo Grüner Una introducción alegórica a Jameson y Ziiek

! mero simulacro, una expresión de eso que Vidal-Naquet una Verdad impensable? A uno le dan ganas de amon-
llama "inexistencialismo"," por el cual se elimina -para- estar, de decir: señores, entérense de que la Guerra del
dójicamente-c la diferencia, el conflicto entre realidad y re- Golfo sí ha tenido lugar, y parece ser incluso que allí (o
presentación. Un conflicto que es precisamente, como en Ruanda, o en Bosnia-Herzegovina, o aquí cerca en la
quería Adorno, la marca política y "comprometida" del calle Pasreur) sí se ha matado gente. Entérense, quiero
arte y la cultura autónomos. l~ Política y comprometida decir, de que la lucha de clases, la violencia política y el
inconciente sí existen fue·ra del texto: casualmente son
no, desde ya, por su toma de partido explícito (aunque
ellos los que constituyen esa "otra escena" que permite
no militamos, personalmente, en las filas de quienes que el texto sea, que se erija en toda su irreductible es-
cuestionan toda forma de arte explícitamente político: pecificidad y autonomía como síntoma de lo indecible y
eso llevaría a la ridiculez de eliminar del arte del siglo de lo impensable.
XX telas como el Guernica, libros como La condición hu- Conviene no olvidar, en efecto, que la palabra "tex-
mana o filmes como El Acorazado Potemkin) sino preci- to" deriva de texere, "tejer" o "componer", y en su uso
samente por el carácter revulsivo de su puesta en crisis extendido designa una textura o trama de relaciones en-
del vínculo problemático entre "realidad" y lenguaje esté- tretejidas con la materia lingüística. Su rol critico como
tico-cultural. concepto es el de problematizar las distinciones y jerar-
Una eliminación que es también, nos parece (aunque quías convencionales, como las rutinas sociologizantes
no tenemos el tiempo ni la competencia para demostrar- que presentan al texto como mero documento o indica-
lo aquí), la búsqueda de la eliminación del inconciente dor de un fundamento, realidad o "contexto" más bási-
mismo, ya no como categoría teórica sino como lugar de cos. Sin embargo, el uso y abuso del concepto inevitable-
lo irrepresentable, de expresión del carácter inarticulable mente levanta el espectro de "imperialismo textual" o
de lo Real. La postulación del mundo como pura ficcio- "panrextualismo". Cuando la noción de texto es absolu-
nalidad (no ajena, en cierto modo, al triunfo de una ubi- rizada, nos confrontamos con el tipo de interpretación
cua obscenidad de las imágenes en manos de los medios rcductiva y paralizante que el propio concepto se pro-
de comunicación, y al carácter abstracto y especulativo ponía combatir, o al menos evitar. Referirse a lo real co-
del capitalismo actual), ¿no apunta a suprimir esa distan- mo "textualidad" es (o debería ser) un obvio recurso
cia crítica que permite situar a la ficción en el lugar de metafórico. Pero, justamente, como metáfora lo que de-
bería hacer es llamar la atención sobre el problemático
aun en las últimas obras de Derrida, ciertamente más atravesadas vínculo entre las prácticas sociales, políticas e ideológi-
por una preocupación política, la impronta "rextualism" sigue sien- cas por un lado, y por otro los "juegos de lenguaje", cu-
do lo suficientemente fuerte como para dar lugar a las sobreinter- ya "liberación" de significantes puede así ser entendida
preeaciones.
también -aunque no únicamente, claro- como la rene-
27. Pierre Vidal-Naquer: Losasesinos de la memorin, México, Si-
glo XXI, 1993.
gacion (ideológica) de aquel vínculo.
28. Cfr., por ejemplo, Theodor W. Adorno: Teona rstétíca, Ma- y esto es algo que, contra la vulgata generalizada,
drid, "Iaurus, 1981. los mejores exponentes de los Estudios Culturales jamás

46 47
Eduardo Grünrr. Una intrcduccion alegórica a }ameson y Ziiek

han dejado de tener en cuenta. Véase, si no, la inequí- política del siglo XX. Desde sus primeros artículos so-
voca posición de Stuart Hall, cuando dice: "Pero yo to- bre el totalitarismo, toda la obra de Zizek está atravesa-
davía pienso que se requiere pensar en el modo en el da por esta obsesión de mostrar aquello que desborda al
cual las prácticas ideológicas, culturales y discursivas discurso (también, y especialmente, el político-ideoló-
continúan existiendo en el seno de líneas determinantes gico), aquello que no puede ser reducido al "texto",
de relaciones materiales [...] Por supuesto, tenemos que aunque dependa de él para hacerse aparente.
pensar las condiciones materiales en su forma discursi- Sin duda, esa "apariencia" reconoce su propio régi-
va determinada, no como una fijación absoluta. Pero men de Verdad, que podemos denominar como lo Sim-
creo que la posición textualista cae frecuentemente en bólico. Pero no parece tan legítima la simple y llana
el riesgo de perder su referencia a la práctica material y confusión de dicho régimen con el registro de lo que
a las condiciones históricas"." La "materialidad" a la solemos llamar la "realidad". En todo caso, la "realidad"
que se refiere Hall no es la del materialismo vulgar em- es lo Imaginario: aquello, precisamente, que constituye
piricista. Es aquello que de lo "real" puede ser articula- para el Sujeto una totalidad de sentido sin fisuras, que le
do por una teoría que sepa que no todo lo real es articu- da una plenitud ante sí mismo y ante los otros. 0, para
lable en el discurso. Pero, entonces, es necesario tener mayor precisión: la "realidad" es un cieno anudamiento
una teoría que reconozca alguna diferencia entre lo real de lo Imaginario i lo Simbólico, que permite que la ex-
yel discurso. En efecto, aun en el terreno del "puro sig- periencia compartida de la realidad (el "código" univer-
nificante" de la poesía o la literatura es discutible que no sal de la lengua, por ejemplo), deje lugar para la singula-
haya nada "fuera del texto": la literatura más interesan- ridad de la imagen vuelta sobre sí misma. Lo Simbólico
te de la modernidad, justamente, es la que pone en esce- se monta sobre ese Imaginario (está claro, por ejemplo en
na la imposibilidad de que el texto 10 contenga todo la teoría lacaniana del estadio del espejo, que lo Imagi-
(Kafka o Beckett, por citar casos ejemplares). nario es imprescindible para la simbolicidad) para cues-
Es, precisamente, esta dimensión de lo real, en su tionar desde adentro, aunque de manera inconciente pa-
diferenciación de (y oposición a) la "realidad", tal como ra el Sujeto, tal plenitud: es la función del "Nombre del
fue originalmente postulada por Lacan, la que constitu- Padre", que permite al sujeto confrontarse con su pro-
ye uno de los ejes centrales de la obra de Zifek, en re- piafalta, con su castración, so pena de psicosis.
lación con los "fantasmas" que subtienden el registro de Trasladémonos al análisis político. La operación
lo ideológico. De lo ideológico, además, entendido co- teórica por la cual Marx interpela al proletariado no es
mo fuerzo material que afecta directamente al cuerpo de (al menos, no principalmente) del orden de lo Imagina-
los sujetos, incluyendo los sujetos colectivos que han te- rio (no es, pues, equivalente a la interpelación populista
nido que sufrir los avatares de lo real-fantasmático en la o a la liberal, con sus apelaciones a la "universalidad"
del Pueblo o del Mercado), sino de lo Simbólico: lo que
29. Sruart Hall: Critical Dialogues in Cultural Srudies, Nueva Marx está diciendo --como hemos adelantado más arri-
York-Londres, Routledge, 1995. ba- es que hay "algo" en la "realidad" del capitalismo

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Eduardo Griiner Una intraduccidn alegórictla Jameson y Ziiek

que es absolutamente vital para su funcionamiento pero talgia de la Totalidad" que está en la base del fenómeno
que, al mismo tiempo, no permite un completo "cierre" más enigmático de la postmodernidad "globalizada", el
de su Sentido, ya que revela que el sistema de equivalen- fenómeno que por excelencia se ha transformado en el
cias universales construido por su ideología tiene una falla, síntoma más cabal de que las categorías presurosarnen-
un resto inarticulable. Ese "algo" ha pasado a la historia te abandonadas (o, mejor, forcluidas) en lo Simbólico
con el nombre de plusvalía. Y Lacan, entre paréntesis, no acaban retornando en lo real: los así llamados "neofun-
pierde la oportunidad de asimilarla al "plus-de-goce" que damentalismos". La falsa totalidad de los neofundarnen-
amenaza con precipitar al sujeto el! lo ReaL Ese "algo" es talismos que son, hay que recordarlo, una búsqueda de
lo que le ha permitido recordar a Ziáek la afirmación la- "identidades" nuevas, aunque aparezcan como búsque-
caniana de que Marx es el descubridor de la teoría psi- da de 1jna perdida identidad previa- resulta, como lo ex-
coanalítica del síntoma." y ese "algo" es lo que hace que plica Ziáek, "de una fractura constitutiva en la cual la
la interpelación al proletariado -a la clase "productora" negación de una identidad particular transforma esta
del sistema y al mismo tiempo del síntoma capitalista- identidad en el símbolo de la Identidad y la Completud
no sea un capricho, ni una intervención hegemonizante como tal",)1
puramente "decisionista", ni un significante vacío, sino Y, en esa misma vía, la mejor critica literaria y es-
una operación simbólica "sobredeterminada" por las con- tética reciente de orientación marxista -Eagleton, Pie-
diciones de la relación entre lo "real" y la "realidad". He Macherey,)ameson o Franco Moretti son en ese re-
Mas aún: ese "algo" es también lo que permite, en prin- rreno paradigmas insoslayables-, precisamente es la
cipio, explicar (como lo ha hecho brillantemente Jame- que no ha dejado de tener en cuenta la multiplicidad
son profundizando una idea de Adorno)" la propia for- "rizomática" y textual incluso de la obra "clásica" (tal
ma de subjetividad imaginaria característica del como se sigue produciendo hoy en día), denunciando
capitalismo: esa subjetividad es el producto de una rene- su falsa apariencia de unidad orgánica (de totalidad, si se
gación (ella sí "ideológica") que postula una 'Iotalidad quiere decir así). Para Eagleton, la obra debe ser vista
sin faltas, sin diferencias, clausurada bajo la forma de un como un acto a través del cual un conglomerado de ma-
múltiple sistema universal de equivalencias abstractas: teriales heteróclitos (fenómenos lingüísticos y opera-
equivalencia de los objetos en el mercado, equivalencia ciones retóricas, materias primas sociales y psicológi-
de los sujetos "ciudadanos" en el Estado y de los sujetos cas, "fantasmas" personales o culturales, fragmentos de
"consumidores" en el propio mercado. saberes científicos y técnicos, tópicos del sentido co-
Por otro lado, esta tensión entre los particularismos mún y de la literatura pasada y presente, etcétera,
y la Universalidad es también el trasfondo de esa "nos- etcétera) es condensado bajo aquella apariencia de un to-

30. Cfr. Slavo] :1J.7.ek'. El sublimeobjeto dela ideología, México, Si-


glo XXI, 1989.
31. FredricJameson: Late Msrxism, ob. cit. 32. Slavoj Zizek: "Multiculturalismo", loe. cit.

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Eduardo Grüner Una introducción alegórica a Jameson y Ziiek

do orgánico por el poder de las estrategias de construc- ca-social uno, inconciente-antropológico el otro)? Jus-
ción estética. .n tamente la estrategia textual de "desplazamiento" ideoló-
Una lectura apresurada indicaría la coincidencia de gico de los terrores de la burguesía decimonónica (que
esta postura con la perspectiva meramente "desconstruc- es la que escribe); pero esto no va en detrimento del va-
tivista" o, para decirlo sartreanamente, "destotalizado- lar estético de esos textos, sino todo lo contrario: es por-
ra". Pero precisamente, se trata de "retotalizar" el análi- que tienen un alto valor estético -al menos, en los lími-
sis para descubrir en cada caso las razones (generalmente tes de su propio género- que el desplazamiento es tanto
inconcientes) de esa necesidad unitaria. Como afirma ]a- más eficaz, y viceversa." Como dice agudamente Jame-
meson elaborando sobre las tesis de Macherey, esos ma- son, la "genialidad" de la producción textual también
teriales heterogéneos y discontinuos son de una u otra puede ser entendida en términos freudianos del trabajo
manera sociales e históricos: llevan estampadas, aunque del sueño, cuya "elaboración secundaria" logra articular,
sea en su "congelamiento", las huellas de antiguas lu- realizar un montaje de contenidos inconcientes que re-
chas y de su otrora fechable emergencia; las incompati- sulte tolerable e incluso placentero, con una operación
bilidades textuales entre, digamos, esta o aquella unidad que Freud, significativamente, llama sobredetermina-
narrativa y esta o aquella experiencia psicológica, esta o cíon."
aquella formulación estilística y esta o aquella caracte- Pero a su vez, si la discontinuidad original de los
rística del género, pueden ser leídas como las señales y elementos disímiles es vista como una serie compleja de
los síntomas de contradicciones --o simplemente de anti- múltiples y entremezcladas contradicciones, entonces la
nomias-sociales e históricas quc el análisis crítico debe- homogeneización de esos componentes inconmensura-
ría contribuir a devclar además y al mismo tiempo de some- bles y la producción de un texto que se muestra unifica-
ter la obra a la intervención "desconstructiva" .\4 Moretti, do deben ser entendidos como algo más que un acto es-
por su parte -tomamos sólo un ejemplo de los muchos tético: es también un acto ideológico, y apunta -al igual
análisis semejantes que lleva a cabo-, interpreta la opo- que los mitos según Lévi-Strauss- a nada menos que la
sición entre las figuras literarias de Drácula y Frankens- resolución imaginaria del conflicto "real" (¿y no es así,
tein (en Bram Stoker y Mary Shelley, respectivamente) por otra parte, como trabaja el proceso "secundario" de
en términos de la oposición emergente en el siglo XIX
construcción de identidades que analizan tantos autores
entre burguesía y proletariado, y simultáneamente en
de los Estudios Culturales?). La forma textual recupera,
términos freudianos del "retomo de lo reprimido" y lo
así, su condición de acto social, histórico y protopolíti-
"siniestro familiar". ¿Qué es lo que da su aparente uni-
dad a estos materiales de registros tan disímiles (históri- ca. No obstante, se debe subrayar que aquel acto ideo-
lógico mantiene su alto carácter de ambigüedad, por lo
33. Tcrry Esgleeor» Literary 7berny: an Introducnon, Cambridge, 35. Franco Moretti: Signs 'Taken for Wonden, Londres, Verso,
Hlackwell, 1983. 1995.
34. Pierre Macherey: Tbcorie de lo produaion lneraíre, París, 36. FredricJameson: The Seeds ofTtme, Nueva York, Columbia
Seuil,1974. Universiry Press, 1994.

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Eduardo Gruner Una introducción alegórica a ]ameson y Ziiek

cual debería ser leído de dos modos distintos e incluso del "inconciente político" del propio texto (la expresión
antitéticos: por un lado, mediante el análisis de las ope- es de jameson)".a la "interpelación" ideológica que bus-
raciones de configuración de la aparente unidad, por el ca otorgarle al texto su unificación estética (su monoglo-
otro, mediante el análisis de los restos no articulables de sia, diría Bajtín)," de manera análoga a cómo los sujetos
contradicción que generalmente impiden que la "reso- sociales resisten (a menudo inconcientemente) las inter-
lución" sea exitosa, e implican el (a menudo magnífico) pelaciones de la ideología dominante dirigidas a consti-
"fracaso" del texto. tuir a los sujetos como "identidades" fijas y sin fisuras
Como puede observarse, ésta es una estrategia crí- que permitan una mejor "administración de los cuer-
tica que -sin reducir o condicionar mecánicamente en pos" (Foucault)." Etcétera.
lo más mínimo la riqueza del análisis desconstructivo- Lo que esta estrategia autoriza, pues -además de
opera en los límites (siempre dudosos, claro está) entre demostrar, nuevamente, que ciertos postulados "post"
el "adentro" y el "afuera" del texto, resguardando su es- no tienen por qué ser incompatibles con los horizontes
pecificidad textual pero al mismo tiempo dando cuenta de "totalización" del marxismo y el psicoanálisis-" es,
de las "sobredetenninaciones" sociales, políticas o ideo- insistimos, la reintroducción de la Historia, mal que les
lógicas de la totalidad/modo de producción, que son pese a las formas más extremas de un pensamiento
precisamente -si uno quiere respetar al menos cierta "post" que no ha dejado de tener su influencia, no siem-
dialéctica-las que demarcan el lugar de autonomía rela- pre productiva, en los Estudios Culturales. La dimen-
tiva (ya que "relativa" significa "en relación con") de la sión histórica (en la que no se trata, como puede des-
textualidad: si todo es texto, entonces no hay texto; sólo prenderse inequívocamente de la obra de jameson, de la
este "entre-dos", este in-benneen, como lo llamaría Ho- historia evolutiva y lineal del historicismo tradicional,
sino de la historia del modo de producción como "falsa to-
mi Bhabha," permite la crítica consecuente de la falsa to-
talidad" que no cierra), sin embargo, supone una -segu-
talidad (el concepto es de Adorno)" construida por las
ramente problemática, pero justamente se trata de vol-
ideologías hegemónicas. Las posibilidades mismas de
ver a plantear el problema- diferenciación entre el texto
esa crítica -siguiendo la lógica de la "lectura sintomáti-
ca" althusseriana- son internas al propio texto: las dis-
39. Fredric Jameson: Documentos de cultura,documentes de barba-
persiones, los desplazamientos, las ambigüedades o las ríe, Madrid, Visor, 1989.
"indecibilidades" del sentido en que ponen el acento los 40. Mijail Bajrín: Tcorta y estética de la nooela, México, Siglo XXI,
desconstruccionisras pueden pensarse como resistencias 1987.
41. Michel Foucauln Vigitar y castigar, ,\1éxico, Siglo XXI,
1986.
37. Homi Bhabha: The íocatien Q!Cu!ture, Nueva York-Londres, 42. Pero debe quedar claro que, pan! nosotros, esos postulados
Routledge, 1994. son útiles en su articulación subordinada a un "horizonte" teórico
38. Theodor W, Adorno: Dialéctica negativa, Madrid, Taurus, constituido por el marxismo y el psicoanálisis: por la propia estruc-
1978. tura y estrategia de esos discursos, nunca podría ser al revés.
Eduerdo Grüner Uno introduccicn olegórico o }omeson y Zizek

y_ su "afuera", donde "afuera" no significa necesaria- solamente) el complejo sistema de efectos de lo que más
mente una exterioridad absoluta (por ejemplo, de la lu- arriba llamábamos "capitalismo semiotizado": es curio-
cha de clases o el inconciente respecto del texto), sino so (pero sin duda significativo) que no haya demasiados
un "deslinde" de los registros; no hay ningún inconve- análisis sobre el modo en que la iconografía de la discon-
niente en pensar la percepción de la "realidad" como tinuidad espacial -incluidas cosas como la "microfísica",
constituida discursivarnente: así ocurre, esquemática- el "multiculturalismo", la "fragmentación de identida-
mente dicho, en el anudamiento de lo imaginario y lo des", etcétera- replica a la propia lógica de funciona-
simbólico que constituye la "realidad" (por diferencia a miento de la nueva fase de acumulación capitalista lla-
lo "real") en la perspectiva de Lacan, y que Zizek, como mada tardía, con su descentralización y su segmentación
hemos dicho, mantiene siempre ante nuestros ojos; pe- productiva "posfordista". La diferencia, por supuesto,
ro así ocurre también, a su manera -según hemos visto- es que el capitalismo sí ha logrado su "totalización", su
en la perspectiva marxista de Gramsci, Bajtín, Benja- unificación global, como si dijéramos, por arriba: a tra-
ruin, Althusser, y los autores más recientes que hemos vés,fundamentalmente, de sus sectores financiero, in-
citado, empezando por ]ameson y Ziz ek. Pero en una formático y comunicacional. Tres sectores altamente
perspectiva materialista (histórica), lo real (tomado ahora indicadores de aquella semíotizacíán, en el sentido de un
en un sentido amplio, aunque siempre distinguido de la modo de producción sin "base material" en su acepción
"realidad") sigue existiendo más allá y más acá de su per- clásica, ya que su soporte principal son los signos abstrac-
cepción y/o de su constitución por el discurso; esos dife- tos: el dinero (paradigma de la función "equivalencial"
rentes registros (lo real/la realidad/el discurso), insistimos, de la mercancía fetichizada) reproduciéndose a sí mis-
no son nunca completamente exteriores entre sí, pero sí mo especulativamente en forma "electrónica", las redes
representan distintas "caras" de una banda de Moebius: informáticas atravesando los límites territoriales y tem-
caras que se intersectan desde su propia diferencia (una porales a velocidad "inmediata", las imágenes satelitales
diferencia, está claro, no "identitaria", sino sujeta a per- creando nuevos e inéditos "desarrollos desiguales y
manentes transformaciones producidas por la intersec- combinados" en el universo simbólico, la Industria Cul-
ción) y por lo tanto, que conllevan sus propias historici- tural como nueva (falsa) "totalidad" disimulada en el
dades específicas. Curiosamente, el desinterés del ilusorio particularismo de unas culturas "locales" que se
pensamiento "post" -y, con frecuencia, de los Estudios parecen entre sí sospechosamente.
Culturales- por esas historicidades diferenciales lo des- En este capitalismo, la penetración de la forma-
liza -muy a pesar de sí mismo, sin duda- hacia una con- mercancía completamente transnacionalizada ya no se
cepción cuasi-metafísica y absolutizadora del lenguaje y limita a condicionar a los objetos culturales, sino que (co-
la écriture, que sólo reconoce "diferencias" al interior de mo lo habían previsto Adorno y Horkheimer) se ha intro-
un "texto" que parece haber colonizado por completo ducido en su propia estructura, en su propia lógica produc-
un mundo sin Historia. tiva. Es la estética geopolítica de la que habla jameson: "Y
Un mundo, en suma, que no es sino (aunque no sea es que, en el fondo, aquello de que trata la representa-

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Eduardo Grüner Una introducción aJegórifa a [amescn y Ziiek

ción es siempre la propia totalidad social, y nunca lo ha cault, Lacan, Derrida, De Man) permiten a los pensado-
j¡ido tanto como en la actual época, con una red colecti- res poscoloniales refinar extraordinariamente las cate-
va multinacional global"." Lo que sugiere esta frase es gorías de análisis frente a las antiguas teorizaciones an-
el más absoluto fin de la inocencia: cualquier objeto cul- tiimperialisras (digamos, las de un Fanon o las múltiples
tural, hoy, se inscribirá inevitablemente en el sistema de versiones de la teoría dependentista), especialmente en
producción, distribución y consumo global del poder lo que concierne a la crítica cultural e ideológica, por
económico, y en consecuencia se hará corresponsable otro lado, y con escasas excepciones -Aijaz Ahmad es
de los efectos de ese poder. quizá la más nctoria-, el recurso prácticamente exclusi-
Este modo de abordaje reviste una importancia ca- vo a esas metodologías implica el casi completo abando-
pital para nosotros, lectores latinoamericanos. Es, posible- no de formas de pensamiento (Marx, Freud, la Escuela
mente, una manera de empezar a sortear los peligros del de Frankfurt) que, como lo venimos defendiendo enfá-
"exotismo" en que suelen caer los Estudios Culturales an- ticamente aquí, siguen siendo indispensables para una to-
glosajones, para quienes lo latinoamericano, lo asiático o talización de la crítica a un modo de producción en bue-
lo africano (el "Tercer Mundo", si es que esa categoría to- na medida constituido también por la experiencia
davía tiene sentido) constituye una especie de reserva tex- colonialista y poscolonialisra.
tual para una Historia que en el "primer mundo" habría Por otra parte, y paradójicamente, la reintroduc-
llegado a su "fin". Curiosamente, éste es un problema ción de la dimensión histórico-política por parte de la
compartido por aquella corriente que, dentro de los teoría poscolonial adolece con frecuencia de un exceso
Estudios Culturales, debería estar (y a menudo, pero no metafísico y a la larga deshistorizante (lo que posible-
siempre, lo está) más advertida del riesgo, a saber, la de- mente también se explique por el recurso masivo a los
nominada "teoría poscolonial". textualismos "post") que cae en ciertas ontologías sus-
Es sin duda una gran virtud de la denominada teo- tancialistas muy similares a las propias de la vieja denomi-
ría poscolonial (Said, Spivak, Bhabha et al. ) la de haber nación de "Tercer Mundo" como entelequia indiferencia-
también reimrodncido la historia -es decir, la política en da en la que todos los gatos son pardos: es problemático,
sentido fuerte- en los Estudios Culturales, retomando por ejemplo, aplicar el mismo tipo de análisis a la produc-
la línea "subterránea" de la historia de los vencidos, inclu- ción cultural de sociedades nacionales -o a la de las me-
so en un sentido benjaminiano, al mostrar de qué diver- trópolis en relación con dichas sociedades "externas">
sas y complejas formas las ruinas del colonialismo siguen que lograron su independencia política formal ya muy
relampagueando hoy en los discursos y las prácticas del entrado el siglo XX (digamos, la India, el Magreb o la
mundo (no tan) post-colonial. Pero no deja de ser un mé- mayor parte, si no todas, de las nuevas naciones africa-
rito ambiguo: si por un lado el recurso a las teorías y nas) y por otra parte a las naciones (todas las del conti-
técnicas de análisis "post" y a ciertos autores-guía (Fou- nente americano, para empezar) que conquistaron dicha
independencia durante el siglo XIX, en alguna medida
43. Fredric j arncson: La estética geopolítica, ob. cit. como subproducto de las "revoluciones burguesas" me-

58
Eduardo Grüner Una introducción alegórica a }ameson y Ziiek

tropolitanas --en particular la francesa, aunque también de un grado de generalización poco útil (cualquier pro-
la revolución anticolonial norteamericana y las crisis ducto de la cultura de cualquier sociedad transmite en
metropolitanas- y mucho antes de que se constituyera alguna medida imágenes "nacionales"); por otro lado se
como tal el sistema estrictamente imperialista y neoco- pasa un rasero unificador que tiende a suprimir toda la ri-
lonia!. Aunque no sea éste el lugar para estudiar a fon- queza de las especificidades estilísticas, semánticas, retó-
do el problema, tiene que haber diferencias enormes ricas, etcétera, que -rratándose de obras de arte- confor-
entre la autoimagen simbólica y/o la identidad imagina- man propiamente hablando la política de la producción
ria de un país -digamos, Argelia- constituido como tal estética, la cual, entre paréntesis, también está atravesada
en el marco de un sistema de dependencias internacio- por la dimensión histórica: en este sentido, ¿cómo podría
nales plenamente desarrolladas, de "guerra fría" entre compararse a, digamos, Nahgib Mafouz o Hani Kureishi
"bloques" económicos y políticos conflictivos, de un con, digamos, Sarmiento o Borges?
Occidente en camino a un "capitalismo tardío" en pro- y ello para no mencionar que, aun comparando
ceso de renovación tecnológica profunda, con "carrera contemporáneos, aquella diferencia entre las respectivas
armamentista" y peligro de guerra atómica, con plena historias suele ser decisiva para la estrategia de interpre-
hegemonía de la industria cultural y la ideología del tación y lectura: no es difícil encontrar "alegorías nacio-
consumo, etcétera, y por otra parte un país -digamos. la nales" -aun descontando el monto de reduccionismo de
Argentina- constituido un siglo y medio antes, cuando la especificidad estética que supone leer bajo ese régi-
nada de esto existía ni era imaginable. Es obvio que la men de homogeneización- en autores provenientes de
producción cultural y simbólica de dos sociedades tan sociedades de descolonización reciente que todavía es-
radicalmente diferentes en sus historias es por lo menos tán luchando por la propia construcción de su "identi-
difícilmente conmensurable. Pretender ponerlas en la dad"; la tarea es menos simple en los provenientes de
misma bolsa implica una homogeneización ella sí re- sociedades de descolonización antigua, en todo caso so-
duccionista y empobrecedora, aunque se haga en nom- metidas a otros procesos de dependencia, neocolonialis-
bre de Lacan o Derrida. Eso es lo que a veces ha suce- mo o "globalización subordinada". Aun extremando
dido aun con pensadores tan complejos como el mismo mucho la metáfora y buscando más de cinco pies al ga-
jameson, cuando han intentado interpretar toda la lite- to, se requieren esfuerzos ímprobos para encontrar la
ratura del "Tercer Mundo" bajo el régimen hennenéuti- "alegoría nacional" (al menos, para encontrarla como
co global de la "alegoría nacional"," con lo cual sale el ti- estrategia central de la escritura) en Adolfo Bioy Casa-
ro por la culata y se obtiene, para continuar con la figura, res, en Juan Carlos Onetti o en Macedonio Femández.
lo peor de dos mundos: por un lado se dice una obviedad Pero aun cuando es posible encontrarla de manera más
o menos transparente (10 cual es más fácil en las litera-
turas de las naciones no rioplatenses, con una identidad
44. Fredric jameson: "Thirld-World Íiterature in rhe era of émica y cultural más compleja y contradictoria) resulta
mulrinational capitalism", en Social 'Iesa, n" 18, vol. 5, 1980. patente que ella se construye de un modo radicalmente

60
Eduardo Griiner Una introducción alegórica a ]ameson y Ziiek

distinto del de las sociedades que, como decíamos, to- rápida oposición entre las culturas "centrales" y las "pe-
davía pugnan por encontrar su "identidad", sólo muy riféricas". Lo que nos recuerdan nuestros autores es que
recientemente enfrentadas al problema de la "autono- la literatura y la cultura europea está tan atravesada co-
mía" nacional." mo la no europea por "el barro y la sangre" de la Histo-
y el problema se complica aún más cuando --como ria, sólo que sus "estrategias de contención" ideológica
ocurre a menudo en los Estudios Culturales y los teóricos (como las llamaría jameson) son más sutiles y sofistica-
de la poscolonialidad- se amplía el concepto de "poscolo- das, por la sencilla razón de que han tenido más tiempo
nialidad'' o "multiculturalismo" para incluir a las minorías
y mayor necesidad de desarrollarse. Pero, al igual que
émicas, culturales, sexuales, etcétera, internos a las propias
sucede en cualquier literatura o texto estético, su auto-
sociedades metropolitanas, ya sea por vía de la diáspora in-
nomía relativa respecto de esas "estrategias de conten-
migratoria de las ex colonias o por la opresión multisecu-
ción", las estructuras en buena medida inconcicnres y
lar de las propias minorías raciales (indígenas y negros en
casi toda América, por ejemplo). La extraordinaria com- "descantes" de su "productividad textual", frecuente-
plejidad que puede alcanzar la "alegoría nacional" de un mente rompen sus propios condicionamientos, y lo ha-
autor negro o chicano de Nueva York, de un autor pa- cen en el terreno de la especificidad y la singularidad de
quistaní o jamaiquino en Londres, de un autor marro- su forma estética. Como lo subraya provocativamente el
quí o etíope en París, un autor turco en Berlín, a lo cual propio Adorno, "la junta militar griega sabía muy bien
podría agregarse que fuera mujer, judía y homosexual, lo que hacía cuando prohibió las obras de Beckett, en las
esa extraordinaria complejidad de cruces entre distintas que no se dice ni una palabra sobre política". Por lo tan-
ya veces contradictorias situaciones "poscoloniales", no to, no es principalmente en la naturaleza, nuevamente,
deja, para el crítico -si es que quiere ser verdaderamente de las obras y los "objetos culturales" (también, por
"crítico" y no simplificar en exceso su lectura- otro re- cierto, los sujetos culturales) metropolitanas y poscolo-
medio que retornar al análisis cuidadoso de las estrate- niales donde debería buscarse la diferencia (que por su-
gias específicas de la producción literaria en ese autor, de puesto existe, tanto en el registro de la "forma" como
las singularidades irreductibles del estilo, vale decir: para del "contenido"), sino en la mirada del crítico, que de-
ponernos nuevamente adornianos, de las particularidades bería aplicarse a encontrar las maneras específicas en
que determinan su autonomía específica respecto de la que actúan las contradicciones internas a unos y otros
totalidad "poscolonial". textos, la manera específica en que ese trabajo textual
Pero la riqueza del pensamiento de Ziiek y del pro- particular sintomatiza la relación con la totalidad histó-
pio jameson es que él mismo cuenta con las armas para rica, tan compleja y sofisticada en unos y otros, aunque
desmontar las trampas que tiende esta excesivamente por razones distintas.
Es a este proyecto, a este afinamiento y refinamien-
45. Le agradezco a Gabriela Farrán el haberme llamado la aten- to de la mirada, que han contribuido (están contribu-
ción sobre esta cuestión eminentemente histórica. yendo) de manera decisiva las obras de FredricJameson

62 63
Eduardo Griiner

y Slavoj Zizek: a devolverles toda su dimensión de teo-


ría crítica de la cultura a unos Estudios Culturales que se
Apéndice
nos estaban volviendo pesadamente asfixiantes y tedio-
sos. Seguir ese impulso desde nuestros propios e irre-
Bibliografía de F. Jameson y S. Zizek
ductibles lugares, es nuestra elección y nuestra responsa-
bilidad, intelectual y política.

Teniendo en cuenta que ambos autores han editado


una enorme cantidad de ensayos, notas críticas y co-
mentarios en publicaciones periódicas en buena medida
inubicables, aquí se consignan únicamente las obras en
forma de libros, muchos de los cuales, por otro lado, re-
cogen buena parte de aquella producción fragmentaria.

Fredric Jameson

Sartre: Tbe Origins ofa Style (1969).


Marxism and Form: Twentieth-Century Dialecticai Theo-
ríes ofLiterature (1971).
Tbe Prisien-House ofLonguage (1972) [Ed. cast.: La cár-
cel de/lenguaje, Barcelona, Ariel, 1985].
Pables of Aggression: Wyndham Lewis, the Modemist as
Fascist (1974).
Tbe Political Unamscious (1979) [Ed. cast.: Documentos de
cultura, documentos de barbarie, Madrid, Visor, 1989].

64 65
Eduardo Griiner Una introducción alegórica a ]umfJOn y Zdek

The ldeologies ofTheory: Essays, 1971-1986, 2 vals. (1988) atrev!'ó a preguntarle a Hitchcock, Buenos Aires, A1a-
[EJ. cast.: Periodizar los '60, Córdoba, Alción, 1997]. nantial, 1994].
Late Marxism: Adorno, or The Persistence of the Dialectic (Comp) Mapping Jd"logy (1994).
(1990). Tarrying with the Negative: Kant, Hegel and tbe Critique of
Postmodemism, or The Cultural Logic of Late Capitalism Jd"logy (1995).
(1991) [Ed. cast.: El Posmodemismo o la lógica cultural Tbe Metastasis of Enjoyment: Six Essays on U0men and
del capitalismo avanzado, Buenos Aires, Paidós, 1992]. Causality (I996). .
The Geopolitical Aestbetic, or Cinema and Space in the The Indivisible Remainder: An Essay on Scbeliing ami Rela-
Wórld System (1992) [Ed. cast.: La estética geopolítica, ted Mauers (1996).
Barcelona, Paidós, 1995]. The Plague of Pantasies (1997).
Signamres of the Visible (1992).
The Seeds ofTime (1994).
Imaginario y Simbólico en Lacan, Buenos Aires, lmago
Mundi, 1995.

Slavoj Zizek

Tbe Sublime Object ofIdeology (1989) [Rd. cast.: El subli-


me objeto de la ideología, México, Siglo XXI, 1992].
Looking Awry; an Introduction to Jacques Lacan through
Popular Culture (1991) [Ed. cast.: Mirando al sesgo,
Paidós, en prensa].
For Tbey Kn071' not what They do: Enjoyment as a Political
Factor (1991) [Ed. cast.: Porque no saben lo que hacen,
Paidós, en prensa].
Enjoyyour Slmptom! Lacan in Hollywood and Out (1992)
[Ed. cast.: Goza tu síntoma, Buenos Aires, Nueva Ví-
sión, 1984).
(Comp) Everythingyou AI71WYS Wimted to Know ahout La-
can and Never Dared to Ask Hitcbcock (1993) (Ed. cast.:
JOdo lo que usted quería saber sobre Lacan y nunca se

66 67
Sobre los "Estudios
Culturales"

Fredric Jameson

Tal vez se pueda abordar mejor política y social-


mente esa aspiración denominada "Estudios Cultura-
les" si se la considera como el proyecto de constituir un
"bloque histórico", más que, teóricamente, como un pi-
so para desarrollar una nueva disciplina. Sin duda, en un
proyecto semejante la política es de tipo "académico",
es decir, se trata de la política dentro de la universidad
y, más allá de ella, en la vida intelectual en general o en
el ámbito de los intelectuales. Sin embargo, en una épo-
ca en la que la derecha ha empezado a desarrollar su
propia política cultural -que tiene como eje la recon-
quista de las instituciones académicas y, en particular,
los fundamentos de las universidades mismas- no pare-
ce adecuado continuar pensando en la política académi-
ca y la política de los intelectuales como una cuestión
cxclusivamanre "académica". En cualquier caso, la dere-
cha parece haber comprendido que el proyecto y el
eslogan de los "Estudios Culturales" (más allá de lo que
esto signifique) constituyen un objetivo fundamental de
su campaña y virtualmente un sinónimo de "lo política-
mente correcto" (que en este contexto puede identifi-

69
Fredric]ameson Sobre ros "Estudios Culturales"

carse como la política cultural de ciertos "movimientos rasgos significativos que merezcan un comentario: pero
sociales nuevos" como el antirracismo, el antisexismo, el comentario, en tal caso, sería más un diagnóstico de
la antihomofobia, etcétera). ese acontecimiento en particular y del "concepto" de
Pero si esto es así y los Estudios Culturales deben Estudios Culturales que expresa, que una propuesta de
interpretarse como la expresión de una alianza proyec- una alternativa más adecuada (sea ésta una conferencia,
tada entre diversos grupos sociales, no resulta tan im- "idea", programa o línea partidaria). En realidad, debe-
portante una formulación rigurosa -en tanto empresa ría poner las cartas sobre la mesa y decir que así como
intelectual o pedagógica- como lo sienten sus adeptos, creo que es importante (e interesante desde el punto de
quienes intentan recomenzar la sectaria guerra de iz- vista teórico) discutir y debatir ahora sobre los Estudios
quierda por la correcta interpretación de la línea parti- Culturales, no me preocupa particularmente qué tipo
daria de los Estudios Culturales: lo importante no es la de programa finalmente se llevará adelante o si, en pri-
línea partidaria sino la posibilidád de alianzas sociales, mera instancia, surgirá una disciplina académica oficial
según se desprende de su eslogan general. Se trata más de este tipo. Probablemente esto se deba a que, por em-
de un síntoma que de una teoría y, corno tal, lo que pa- pezar, no creo mucho en las reformas de los programas
recería más conveniente es un análisis a la manera de los académicos, pero además porque sospecho que una vez
estudios culturales sobre los propios Estudios Cultura- que públicamente se haya llevado a cabo el tipo de dis-
les. Ello significa tamhién que lo que exigimos (y en- cusión apropiada, se habrá cumplido el propósito de los
contramos) en la reciente colección Estudios Cuimrales.' Estudios Culturales, más allá del marco departamental
editada por Lawrence Grossberg, Cary Nelson y Paula en que tenga lugar dicha discusión. (Y este comentario
A. Treichler es sólo una cierta exhaustividad y represen- se relaciona específicamente con lo que considero es la
tatividad general (cuarenta colaboradores parecen ga- cuestión práctica más importante que está en juego
rantizarlo por adelantado): no planteamos que sea abso- aquí, a saber, la protección de la gente más joven que es-
lutamente imposible hacer las cosas de otra forma () tá escribiendo artículos en esta nueva "área", y la posi-
desarrollarlas de un modo radicalmente distinto. Ello bilidad para ellos de acceder a la efectividad en sus pues-
no quiere decir que los "baches" o ausencias de dicha tos de trabajo.)
colección -que básicamente reimprime los trabajos pre- También debería decir, en contra de las definiciones
sentados en una conferencia sobre el tema celebrada en (a Adorno le gustaba recordarnos el rechazo de Nietzs-
Urbana-Champaign, en la primavera de 1990- no sean che por el intento de definir los fenómenos históricos
como tales), que creo que de alguna manera ya sabemos
qué son los Estudios Culturales; y que "definirlos" im-
plica descartar lo que no es, extrayendo la arcilla super-
1. Lawrcncc Grossberg, Cary Nelson y Paula A. Treíchter
(romps.). Estudios Cultura/es, Nueva York, Routledge, 1992. Las re- fl.ua de la estatua que emerge, trazando un límite a par-
ferencias internas que se presentan en esta conferencia aluden a di- ur de una percepción instintiva y visceral, intentando
cho texto. identificar lo que no es en forma tan abarcadora que fi-

70 71
Fredric Jamesoll Sobre los "Estudios Cultura/esn

nalmente se logra el objetivo, si es que en algún mo- minante y de los Estudios Culturales; pero Carolyn
mento no surge una "definición" positiva. Steedman examina la cuestión más ajustadamente y se-
Sean lo que fueren, los Estudios Culturales surgie- ñala algunas diferencias metodológicas básicas. La in-
ron como resultado de la insatisfacción respecto de vestigación colectiva versus la individual es sólo una de
otras disciplinas, no sólo por sus contenidos sino tam- ellas: "La práctica grupal es colectiva; la investigación
bién por sus muchas limitaciones. En ese sentido, los de archivo involucra sólo al historiador, quien participa
Estudios Culturales son posdisciplinarios; pero a pesar en una práctica no democrática. La investigación de ar-
de eso, o tal vez precisamente por dicha razón, uno de chivo es costosa en tiempo y dinero y, de cualquier mo-
los ejes fundamentales que los sigue definiendo es su re- do, no es algo que un grupo de gente pueda hacer en la
lación con las disciplinas establecidas. Parecería apro- práctica" (618). Pero cuando Steedman trata de formu-
piado, entonces, empezar por los reclamos que hacen lar en una forma más positiva lo que es distintivo del
los "aliados" de esas disciplinas respecto del abandono, abordaje de los Estudios Culturales, surge el concepto
por parte de los Estudios Culturales, de objetivos que de "basado en el texto". En los Estudios Culturales se
consideran fundamentales. Las próximas ocho seccio-
analizan textos que están a mano, mientras que el histo-_
nes tratarán de diversos grupos: el marxismo, el concep-
riador de archivo tiene que reconstruir laboriosamente
to de articulación, la cultura y la libido, el rol de los in-
sobre la base de síntomas y fragmentos. No menos in-
telectuales, el populismo, la geopolítica y, como
teresante resulta la teoría, en el análisis de Steedman, de
conclusión, la Utopía.
que existe un determinante institucional, más específi-
camente educacional, en el surgimiento de este método
¡No es mi drea.' ."basado en el texto": "¿el 'concepto de cultura' como
fue usado por los historiadores [...] fue en realidad in-
Los historiadores parecen particularmente perple- ventado en las escuelas entre 1955 y 1975? En Gran
jos por la relación de alguna manera indeterminable que Bretaña ni siquiera tenemos una historia social y cultu-
establecen con el material de archivo quienes trabajan ral de la educación que nos permita pensar que esta pre-
desde la perspectiva de los Estudios Culturales. Cathe-- gunta puede constituir una problemática" (619-620).
rine Hall, la autora de una de las piezas más importan- Sin embargo, Steedman no aclara en qué disciplina pue-
tes de esta colección -un estudio de la mediación ideo- de encuadrarse esa investigación. .
lógica de los misionarios ingleses en jamaica-, luego de Esta autora sugiere que es Burckhardt el precursor
observar que "si la historia cultural no forma parte de de la nueva área (nadie más lo hace), y escuetamente lo
los estudios culturales, entiendo que hay un serio pro- relaciona con el Nuevo Historicismo, euya ausencia en
blema" (272), afirma que "el encuentro entre la historia estas páginas es, por otra parte, muy significativa (con
establecida y los estudios culturales ha sido extremada- excepción del pasaje en que Peter Stallybrass niega te-
mente limitado en Gran Bretaña" (271). Desde luego, ner algún parentesco con el movimiento rival). Porque
ello podría ser un problema de la corriente histórica do- el Nuevo Historicismo es, sin duda, un competidor y,

72 73
Fredric }(fmeson Sobre los "Estudios Culturoles~

desde cualquier visión histórica, constituye un síntoma la pág. 223) Pero este cruce disciplinario parece similar
i afín a los Estudios Culturales por su intento de lidiar al que se producía con la historia: por un lado, un tra-
analíticamente con la nueva textualidad del mundo (así bajo "basado en el texto"; por el otro, una "investiga-
como por su vocación de suceder a Marx en una forma ción" profesional o profesionalizada. La protesta de Si-
discreta y respetable). Desde luego se puede argüir que mon Frith es suficientemente emblemática como para
los Estudios Culturales están demasiado ocupados con el citarla en forma completa:
presente y que no se puede esperar que hagan de todo o
que conciernan a todo. Supongo que aquí se ponen en De lo que he estado hablando hasta ahora es de un abor-
juego los vestigios de la tradicional oposición entre, por daje a la música popular que, en términos británicos, no
un lado, las preocupaciones contemporáneas de los estu- proviene de los estudios culturales sino de la anrropolo-
gía social y la sociología (y podría citar otros' ejemplos,
diosos de la cultura popular o de masas y, por el otro, la
como el trabajo de Mavis Hayton 1199ü] sobre la forma
perspectiva de la crítica literaria, tendenciosamente re- en que las mujeres se hicieron músicas de rock). Una ra-
trospectiva (aun cuando los trabajos canonizados sean zón por la que considero que este trabajo es importante
"modernos" y relativamente recientes). Pero las piezas es porquc se centra en forma sistemática en una área y un
más sustanciosas de esta colección (que, además del en- tema que ha sido (sorprendentemente) olvidado por los
sayo de Cathcrine Hall, incluyen el estudio de Lata Ma- estudios culturales: la lógica de la producción cultural en
ni sobre la cremación de la viuda, el ensayo de Janice sí misma, el lugar y el pensamiento de los productores
Radway sobre el Club del Libro del Mes, la investiga- culturales. Pero lo que me interesa aquí (que es lo que
ción de Peter Stallybrass a propósito del surgimiento de hace que este trahajo sea un relato totalmente diferente)
es otra cosa: comparada con la escritura imaginativa, im-
Shakespearc como un auteur, y el relevamiento por par-
presionista, sugestiva, insólitamente pop de un académi-
te de Anna Szemere de la retórica del levantamiento de co de los Estudios Culturales, como por ejemplo Iain
Hungría de 1956) son todas históricas en el sentido de Chambers, el cuidado etnográfico por la exactitud y el
que constituyen una investigación de "archivo", y sin detalle resulta deslucido, como alguna vez señaló Dick
duda se destacan a simple vista. Si deberían ser bienve- Hebdige respecto de mi abordaje sociológico, en oposi-
nidas, -por qué todos se sienten incómodos? ción al de Chambers. (178)
Otra disciplina aliada es la sociología, tan cercana
que la distinción entre ésta y los Estudios Culturales pa- janet Wolff sugiere razones más importantes para
rece sumamente difícil, si no completamente imposible esta tensión: "El problema es que la sociología predo-
(como señaló Kafka respecto del parentesco entre el minante, tan segura de sí, es indiferente -si no hostil- a
alemán y el idish). ¿Acaso Raymond Williams no sugi- los desarrollos de la teoría, es incapaz de reconocer el
rió en 1981 que "10 que ahora se llama "estudios cultu- rol constitutivo de la cultura y la representación en las
rales" [se comprende mejor] como una particular forma relaciones sociales" (710). Pero resulta que el senti-
de entrada a las cuestiones sociológicas generales, que miento es mutuo: "La teoría y el discurso postestructu-
(...] como un área especializada o reservada"? (citado en ralisras, al demostrar la naturaleza discursiva de lo so-

74 75
Fredric Jameson Sobre los "EstudiosCulturale:;"

cial, actúan como un permiso para negar lo social" lo cuando se unifican los distintos focos de estudio de la
(711). Con bastante tino, Wolff recomienda una coordi- comunicación desde una perspectiva específica comien-
nación de ambos puntos de vista ("una aproximación za a surgir una luz sobre los Estudios Culturales y sobre
que integre el análisis textual con la investigación socio- sus relaciones con los programas de Comunicación. És-
lógica tanto de las instituciones que tienen una produc- te es el caso, por ejemplo, en que jody Berland nos re-
ción cultural como de los procesos sociales y políticos cuerda la especificidad de la teoría canadiense de la comu-
en los cuales tiene lugar dicha producción" [713]); pero nicación, la cual no implica solamente cierto homenaje a
esto no elimina la incomodidad frente al asunto, ni tam- McLuhan, a su tradición y sus precursores, sino que en su
poco la idea de Cornel West de que la ventaja principal trabajo aparece en una forma más actual como una nueva
que ofrecen los Estudios Culturales es esa antigua cosa teoría de la ideología del "entretenimiento". Pero la au-
conocida llamada "interdisciplina" ("Estudios Cultura- tora también deja claro por qué la teoría canadiense es
les es uno de los nombres que se usa para justificar lo necesariamente distinta de lo que eufemísticamente lla-
que considero que es un desarrollo altamente saludable, ma "la: investigación dominante en comunicación" (43),
a saber, los estudios interdisciplinarios en institutos e una forma de referirse a la teoría norteamericana de las
universidades" l698]). El término "interdisciplina" re- comunicaciones. Claramente es la situación de Canadá,
corre varias generaciones de programas de reforma aca- a la sombra del imperio mediático de los Estados Uni-
démica, cuya historia debe ser escrita y luego reinscripta dos, lo que otorga a nuestros vecinos su privilegio epis-
con cautela (por definición, siempre resulta virtualmente temológico, y en particular esa posibilidad única de
un fracaso: la impresión es que que el esfuerzo "interdis- combinar el análisis espacial con la atención más tradi-
ciplinario" sigue existiendo porque todas las disciplinas cional hacia los medios:
específicas reprimen rasgos fundamentales -aunque en
cada caso diferentes- del objeto de estudio que deberían El concepto de "tecnología cultural" nos permite enten-
der este proceso. Como parte de una producción espacial
compartir. Se suponía que los Estudios Culturales -más
que es a un tiempo determinante y problemática, confi-
que la mayoría de esos programas de reforma- darían gurada tanto por prácticas disciplinarias como antidisci-
nombre al objeto ausente, y no parece correcto confor- plinarias, las tecnologías culturales abarcan simultánea-
marse con la vaguedad táctica de la antigua fórmula. mente los discursos de profesíonalízación, territorialidad
Quizás, en realidad, el nombre que se necesita sea y diversión. Éstas son las facetas tridimensionales nece-
comunicación: sólo los programas de Comunicación son sarias para el análisis de una cultura popular producida a
tan recientes como para atreverse a reunir en esta nue- la sombra del imperialismo. Al ubicar sus "audiencias"
va empresa a distintas disciplinas (incluso los recursos en un rango cada vez más amplio y diverso de locaciones,
humanos), dejando sólo la tecnología comunicacional ubicaciones y contextos, las tecnologías culturales con-
como el rasgo o la marca distintiva de la separación in- temporáneas procuran y contribuyen a legitimar su pro-
terdisciplinaria (de alguna manera como el cuerpo y el pia expansión espacial y discursiva. Esta es otra forma de
alma, la letra y el espíritu, la máquina y el espíritu). SÓ- decir que la producción de textos no puede ser concebí-

76 77
Fredríc Jameson Sobre bis "Estudios Culturales"

da fuera de la producción de los espacios. Todavía está como ocurre con los sindicatos cuando se proponen tra-
por verse si se concibe la expansión de dichos espacios bajar junto a talo cual movimiento negro; o puede es-
como una forma de colonialismo. La cuestión es central tar más cerca de un tratado internacional de algún tipo,
no obstante, para llegar a una comprensión del enrrete-
como el de la O'lAN o e! de la nueva zona de libre co-
nimiento, que localiza sus prácticas en términos espacia-
les. (42) mercio. Pero seguramente la "teoría canadiense de la
comunicación" no está dispuesta a sumergir totalmente
. Lo que Berland establece con claridad es que refle- su identidad en el amplio movimiento angloamericano;
xronar hoy sobre la situación de la teoría (o del teórico también es claro que no puede universalizar totalmente
o de la disciplina) necesariamente implica una dialécti- su propio programa ni pedir al "centro" una aprobación
ca: "Como la producción de sentido es localizada [por la global de lo que es una perspectiva que está necesaria-
teoría angloamericana de los medios] en las actividades mente situada, que es "dependiente" y "semiperiférica".
y las agencias de audiencias, el mapa de lo social está ca- Creo que lo que surge aquí es la percepción de que el
da vez más identificado con (y expandido hasta ser sus- análisis en cuestión puede, en un momento determina-
tituido por) la topografía de! consumo. Esto reproduce do, ser transcodificado o incluso traducido: que en cier-
en la teoría lo que está ocurriendo en la práctica (42). tas coyunturas estratégicas, un análisis determinado
La sorprendente introducción de una dimensión geo- puede ser leído como un ejemplo de la perspectiva de
política, la identificación de una detenninada teoría co- los Estudios Culturales o como una ejemplificación de
municacional y cultural como canadiense, en fuerte todo lo que es distintivo de la teoría canadiense de la co-
oposición a la perspectiva angloamericana hegemónica municación. Cada perspectiva comparte, por lo tanto,
(que asume su propia universalidad porque se origina en un objeto común (en una coyuntura específica) sin per~
e! centro y no necesita tener una impronta nacional), der su propia diferencia específica u originalidad O-a
desplaza totalmente los temas de esta conferencia y sus cuestión de cómo nombrar o describir mejor esta super-
consecuencias, como ya veremos luego más extensa- posición sería entonces un nuevo tipo de problema es-
mente. pecíficamente producido por la "teoría de los Estudios
Por otra parte, no está claro qué clase de conexión Culturales").
con los incipientes Estudios Culturales se propone aquí. Nada revela mejor esta superposición de perspecti-
La lógica d~ la fantasía colectiva o grupal es siempre vas disciplinarias que los diversos iconos que se han agi-
alegórica.' Esta puede implicar una suerte de alianza-, tado a la largo de estas páginas: el nombre de! último
Raymond Williams, por ejemplo, es usado en vano prác-

2. Como en "el matrimrmio desafortunado de marxismo y femi- contarse la historia de dicho surgimiento, véasc j ane Gallop: Around
n.ismo~;para ~na investigación más elaborada de los modelos alegó- 1981: Academic Fl'minist Literary Tbeory, Nueva York, Routledge,
neos por medio de los cuales el feminismo emergente ha procurado 1992.

78 79
Fredric Jomeson Sobre los "Estudios Culturales"

ticamente por todos, y se apela a él como sostén moral cus y Michael Fischer (teniendo en cuenta los ejemplos
de un-buen número de pecados (o virtudes).' Pero el precursores de Geertz, Turner el al.). Andrew Ross ha
texto que resurge una y otra vez como un fetiche es un evocado "una descripción densa" en su trabajo pionero
libro cuyo múltiples marcos genéricos ilustran el pro- sobre la cultura New Age, "el estudio etnográfico más
blema que hemos estado discutiendo aquí. Me refiero al exhaustivo y profundo sobre las comunidades culturales,
estudio de la cultura juvenil inglesa de Paul \Villis (ca- el cual ha generado uno de los desarrollos más interesan-
sualmente, no está presente en esta conferencia) llama- tes de los Estudios Culturales recientes" (537). En tanto,
do Leaming lo Labor (1977). Este libro puede conside- la retórica de la densidad, la textura y la inmanencia es
rarse como un trabajo clásico en-el marco de una nueva justificada en un pasaje memorable de john Fiske, que
sociología de la cultura, como un texto preeursor de la tiene el mérito adicional de sacar a la luz algunas' de las
escuela "original" de Binningham o incluso como una cuestiones prácticas que se ponen en juego en el debate
suerte de etnolcgfa, un eje que cruza el tradicional terre- (las cuales están lejos de reducirse a una mera batalla de
no de la antropología y el nuevo espacio que hoy recla- demandas y contrademandas disciplinarias):
man los Estudios Culturales.
Sin embargo, lo que aquí enriquece la "problemáti- Me gustaría empezar por el concepto de "distancia" en la
ca" interdisciplinaria es la inevitable impresión (que pue- teoría cultural. En otra parte he sostenido que la "distan-
de ocurrir con las otras disciplinas pero también se puede cia" es una marca clave de la diferencia entre la cultura
pasar por alto) de que si los Estudios Culturales consti- alta y la baja, entre los sentidos, las prácticas y los place-
tuyen un incipiente paradigma, la antropología misma, res característicos de las formaciones sociales que poseen
lejos de ser una disciplina comparativamente "tradicio- poder o carecen de él. La. distancia cultural es un con-
nal", está también en una total metamorfosis y en una cepto multidimensional. En la cultura de los poderosos y
socialmente beneficiados puede asumir la forma de una
convulsiva transformación textual y metodológica (co-
distancia entre el objeto de arte y el Iecror/espectador-
mo lo sugiere aquí la presencia del nombre de James esta distancia devalúa social e históricamente las prácti-
Clifford en la lista de quienes producen Estudios Cul- cas de lectura específicas, favoreciendo en cambio una
turales). Actualmente la "antropología" significa una apreciación trascendente o una sensibilidad estética que
nueva clase de etnología, una nueva antropología inter- reivindica la universalidad. Fomenta la reverencia o el
pretativa o textual que -manteniendo un lejano aire de respeto hacia el texto como un objeto de arte dotado de
familia con el Nuevo Historicismo- aparece completa- autenticidad, que requiere preservación. La "distancian
mente madura en los trabajos de Clifford, George Mar- también puede funcionar en el sentido de crear una dife-
rencia entre la experiencia del trabajo artístico y la vida
cotidiana. Dicha "distancia" produce significados ahistó-
3. También debe mencionarse Subro/ture, de Dick Hebdige, el ricos en las obras de arte y permite experimentar, a quie-
cual, mucho más que cualquier otro trabajo aislado, inventó el esti- nes pertenecen a esa fonnación social, los placeres de
lo y la posrura adoptados una y otra vez en esta conferencia. sentirse ligados a un conjunto de valores humanos que,

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Sobre ros "Estudios Culturales"
Fredric Jameson

en las versiones extremas de la teoría estética, son consi- desplazamiento de la tradicional concepción etnográfi-
derados valores que trascienden sus condiciones históri- ca de "trabajo de campo". "La etnografía (en las prácti-
cas. Esta distancia respecto de lo histórico es también cas normativas de la antropología del siglo XX) ha pri-
una distancia respecto de las sensaciones corporales, ya vilegiado las relaciones de asentamiento por sobre las de
que es finalmente nuestro cuerpo lo que nos liga a n~es­ viaje" (99): ello redefine completamente al intelectualy
tra especificidad histórica y social. Como la mun~a01dad al observador etnógrafo-antropólogo, considerándolo
de nuestras condiciones sociales es apartada o dejada de
una especie de viajero y de turista. También replantea los.
lado por esta visión del arte, los llamados placeres del
cuerpo, sensuales, baratos y fáciles, también se distancian términos de esta conferencia, euyo intento de definir eso
de los placeres más contemplativos, estéticos, de la me.n- que se llama "Estudios Culturales", lejos de ser una
te. Y finalmente esta distancia asume la forma de una dIs- cuestión académica y disciplinaria, gira de hecho en tor-
rancia respecto de la necesidad económica; separar lo es- no del status del intelectual como tal en relación con la
tético de lo social es una práctica de la elite que puede política de los llamados "nuevos movimientos sociales"
ignorar las restricciones que impone la n,e~esidad mat:- o rrucrogrupos.
rial, y que por lo tanto construye una estet1:~ que no so- Plantearlo en estos términos explica el malestar que
lo se niega a asignarles un valor a las condiciones mate-
forzosamente despertó la "modesta propuesta" de Clif-
riales, sino que únicamente valida aquellasformas de arte
que las trascienden. Esta distancia crítica y estética es, fi- ford en otros participantes: más que ser meros turistas o
nalmente, la marca distintiva entre los que pueden sepa- incluso viajeros, la mayoría de ellos querían ser, como
rar su cultura de las condiciones económicasy socialesde mínimo, verdaderos "intelectuales orgánicos", si no al-
la vida cotidiana, y los que no pueden hacerlo. (154) go más (¿pero qué significará exactamente ese "algo
más"?). Incluso la noción afín de exilio o neoexilio -el
Pero los contenidos del presente volumen no con- intelectual diaspórico invocado por Homi Bhabha (en-
firman particulannente la idea de Ross, excepto en lo tre cuyos comentarios sobre el caso Rushdie, se cuenta
que concierne a su lúcido estudio so.bre esa "comunidad "La blasfemia es la vergüenza del emigrante de volver a
interpretativa" increíblemente ambigua que es la ~ueva casa" [62], lo que siempre me pareció extraordinaria-
cultura yuppie de la gente Ncw Age; en tanto la se~al de mente pertinente y provocativo}. propone una intermi-
alarma de Fiske no nos conduce tanto por el cammo de tencia o alteración del sujeto y el objeto, de la voz y la
la antropología como disciplina experimental (y ,s~ for- sustancia, del téorico y el "nativo", lo cual le asegura al
ma de escritura), como por el de una nueva política de intelectual una marca también intermitente de perte-
los intelectuales. nencia al grupo, que no está disponible para el hombre
En verdad, el propio trabajo de Clifford -una des- blanco que es Clifford (ni tampoco para el crítico aquí
cripción de un nuevo estudio sumamente interesa~te presente).
sobre la etnología del viaje y el turismo- ya redefine Im-
plícitamente el contexto polémico cuando propone un
83
82
PredricJameson Sobre los "Estudios Culturales~

Grupos sociales: ¿Frente popular o Naciones Unidas? más bien preparados para imaginar o modelar o estimu-
lar esa relación en su ausencia; "pesimismo del intelecto,
Pero esa aspiración que se denomina "intelectual optimismo de la voluntad" (281).
orgánico" aquí es omnipresente, aunque no se expresa a
menudo tan abiertamente como lo hace Stuart Hall Sin embargo, en el contexto actual y en la mayoría
cuando, en uno de los momentos más utópicos de la de los casos de esta colección, no se interpreta la noción
conferencia, propuso el ideal de "vivir, teniendo en gramsciana (que estructuralmente se centra en los inte-
cuenta la posibilidad de que alguna vez pueda existir un lectuales, por un lado, y en los estratos sociales, por el
movimiento más grande que el de los intelectuales pe- otro) como una referencia a la política de alianzas, a un
queño-burgueses" (288). Esto es lo que dijo Hall al res- bloque histórico o a la formación de un conjunto hete-
pecto, a propósito de Gramsci: rogéneo de "grupos de intereses" dentro de un movi-
miento social y político más abarcador, como sí ocurría
Debo confesar que, aunque leí muchas explicaciones, in- en Gramsci y, aún hoy, en la formulación de Stuart
cluso más elaboradas y sofisticadas, me parece que la ex- Hall.
plicación de Cramsci sigue siendo la que más se aproxi- Aquí, en cambio, su referencia parece ser en la ma-
ma a describir 10 que creo que estibamos intentando yoría de los casos la "política de identidad" de los nue-
hacer. Admitamos que hay un problema en la frase "la
vos grupos sociales, o sea, lo que Deleuze denomina
producción de intelectuales orgánicos". Pero no tengo
"microgrupos". Efectivamente, los Estudios Culturales
ninguna duda de que estibamos tratando de encontrar
una práctica institucional dentro de los estudios cultura- fueron percibidos como un espacio de alianzas de este
les que pudiera producir un intelectual orgánico. No sa- tipo (si no exactamente un movimiento en el sentido
bíamos previamente qué significaba esto, en el contexto gramsciano; a menos que se entiendan sus ambiciones
de Inglaterra en los años '70, y no estábamos seguros de académicas -alcanzar el reconocimiento y la aprobación
que reconoceríamos al intelectual orgánico si es que nos institucionales, la efectividad en los cargos, la protec-
las ingeniábamos para producirlo/a. El problema del ción de los departamentos tradicionales y de la Nueva
concepto de intelectual orgánico es que parece alinear a Derecha- como una política, en realidad la única políti-
los intelectuales con un movimiento histórico incipiente ca específica de los Estudios Culturales)." Por eso se da
y no podíamos decir entonces, y muy difícilmente poda- la bienvenida tanto al feminismo como a la política de
mos hacerlo ahora, dónde se podía encontrar ese movi-
los negros, al movimientogey, a los estudios chicanos, a
miento histórico incipiente. Eramos intelectuales orgá-
nicos sin ningún punto de referencia, intelectuales
los grupos de estudio "poscoloniales" cada vez más fre-
orgánicos con la nostalgia, la voluntad o la esperanza
(para usar una frase de Gramsci de otro contexto) de que,
4. Véase en particular el artículo del programa algo triunfalis-
en algún punto, desde el trabajo intelectual estaríamos ta de uno de los organizadores de la presente conferencia: Cary Nel-
preparados para una relación de ese tipo, si es que algu- son, "Always Already Cultural Srudíes", Journol (Jfthe Midwest M(J-
na vez aparecía dicha coyuntura. En realidad, estibamos dern LanguageAssociarion 24, n" 1 (1991), 24-38.

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Fredric "[ameson Sobre los "Rstudios Culturales"

cuentes, a aficionados más tradicionales -como los de que tienden a trasladar el énfasis puesto en las cuestio--
las diversas culturas populares y de masas (que pueden nes de "identidad" a los asuntos mediáticas.
ser considerados, en la academia tradicional, como una Me permito todo este ejercicio para mostrar tanto
minoría estigmatizada y perseguida)-, y a los distintos lo que parece haberse omitido de la problemática de los
séquitos marxistas (en su mayoría, extranjeros). De los Estudios Culturales como lo que se incluye en ellos. Só-
41 participantes (editados), hay también una distribu- lo tres artículos, en mi opinión, tratan el tema de la
ción de géneros relativamente pareja (24 mujeres, 21 identidad grupal en forma central (en tanto el ataque de
hombres); hay 25 americanos, II británicos, 4 australia- Paul Gilroy al eslogan que traduce como "absolutismo
nos, 2 canadienses, un húngaro y un italiano: hay 31 étnico" es examinado mejor en otro contexto, más ade-
personas de raza blanca, 6 de raza negra, 2 chicanos y 2 lante); y, entre ellos, sólo el ensayo de Elspeth Probyn,
indios (del subcontinente); y entre los cuarenta y tantos con sus intrincadas alusiones, intenta una teoría de la
parece haber por lo menos 5 personas gayo En cuanto a identidad colectiva o, por lo menos, de la enunciación
las disciplinas o departamentos, se distribuyen de la si- colectiva, en el cual nos pide "ir más allá de posiciones
guiente manera: el Departamento de Inglés encaheza la discretas sobre la diferencia, rechazar el modo de repre-
mayor parte con 11, como era previsible; Comunica- sentación en crisis [...] a fin de que el sonido de nuestras
ción, Sociología e Historia del Arte están atrás, bien le- identidades sea tenido en cuenta mientras trabajamos
jos, con 4 cada uno; hay 3 representantes de los progra- para construir comunidades humanitarias" (511). Sin
mas de Humanidades; por los Estudios de la Mujer, los embargo, estos sonidos parecen ser un tanto salvajes,
Estudios Culturales propiamente dichos, la Historia de como cuando se establece "cómo las imagenes del sí
la Conciencia, y Radio, 'Ielevisión y Film hay 2 por ca- mismo pueden funcionar exitosamente para sacudir e
da uno; mientras que Religión y Antropología tienen un irritar las fijaciones del discurso y las expectativas extra-
representante respectivamente. discursivas" (506).
Pero este detallado desglose (admitamos que im- Pero los artículos de Kobena Mercer, Marcos Sán-
presiona) no refleja cabalmente los grupos, los subgru- chez-Tí-anquilino y]ohn Tagg se hallan encaminados
pos o las posiciones ideológicas subculturales. F.n contra- hacia algo un tanto diferente de la teoría clásica de la
posición a sólo cuatro trabajos feministas "tradicionales", identidad. Mercer, por su parte, abre paso explorando la
por ejemplo, hay por lo menos dos informes gayo De los forma en que la imagen de la militancia negra de los
cinco trabajos escritos por personas de raza negra, sólo años '60 pudo servir como un modelo estimulante y li-
uno trata cuestiones feministas (o sería más adecuado berador para la política de otros grupos, mientras que
decir que el artículo de Michele Wallace es un informe Sánchez-Tranquilino desplaza la problemática filosófica
desde una visión feminista negra), mientras que otros y psicológica de la "identidad" hacia la cuestión social
dos tratan temas nacionales. Uno de los dos artículos del nacionalismo: "Lo que se pone en juego en la resu-
chicanos es también una declaración feminista. Hay rrección del pachueo en los últimos años de la década del
diez tópicos propios de la cultura popular o mediática, '70 [...] es la representación de [...]la militancia median-

86 87
Fredric ]ameson Sobre los "Estudios Culturaks"

te la articulación del pachuco en la política de identidad único" moderno es reemplazado por el de una "red de
de un movimiento nacionalista. El problema aquí es el relaciones de colaboración", generalmente entre dos o
de todos los nacionalismos [...]" (562). más escritores, entre escritores y compañías de actua-
Tal vez sea así, pero los nacionalismos -mejor di- ción, entre compañías de actuación e imprenteros, en-
cho, separatismos- no se hallan aquí presentes: los sepa- tre compositores y lectores de pruebas, entre imprente-
ratismos feminista, Kay y lésbico no están representados ros y censores, de manera tal que no existe un solo
como tales, y si aún queda algún separatismo negro momento de "texto individual" (601). La problemática
tampoco se halla representado; de los otros grupos étni- del auteur nos recuerda entonces hasta qué punto aún
cos, sólo los chicanos están aquí para representarse a sí está vigente el concepto narrativo de una agencia única
mismos y tal vez para sustituir a alguno de los otros mo- -aunque colectiva- en ciertas ideas corrientes sobre la
vimientos (pero no por las cuestiones étnicas nacionales "identidad" (y de hecho aparece en la última página de
más tradicionales, cuyos problemas son curiosamente esta antología, en la conmovedora apelación de Angela
diferentes de los que aquí se exponen, como lo prueban McRobbie -a propósito de la misión de los Estudios
los debates acerca de Grecia como cultura menor);' los Culturales en los '90- a que éstos actúen como "una
"poscoloniales", por su parte, señalan incansablemente suerte de guía de cómo la gente se ve a sí misma [...] co-
(como en el ensayo de Homi Bhabha al que ya me he re- mo agentes activos cuyo sentido de sí mismos se pro-
ferido) que el hecho y la experiencia de la diáspora son yecta y se expresa en una gama amplia de prácticas cul-
completamente opuestos a los del separatismo étnico. turales" (730). Pero esa concepción aislacionista de la
Es decir que este espacio particular denominado identidad grupal a lo sumo abriría un espacio para los
"Estudios Culturales" no es demasiado receptivo a las Estudios Culturales en el que cada uno de los grupos di-
identidades puras sino que, por el contrario, da la bien- ría lo suyo --en una especie de sesión plenaria de las Na-
venida a la celebración (pero también al análisis) de ciones Unidas- y encontraría en los otros una escucha
nuevos tipos de complejidades estructurales y de la respetuosa (y políticamente correcta): un ejercicio ni
mezcla per se. Para disipar lo monológico, ya se han in- muy estimulante ni muy productivo, se podría pensar.
vocado los tonos bajtinianos (¿acaso el separatismo cul- Sin embargo, las "identidades" presentes en este
tural no es un nostalgia de cierto discurso monológico?): volumen son básicamente duales: para ellas, el paradig-
lo que Clifford desea "no es afirmar una democracia naif ma es el feminismo negro (pero también el feminismo
de autoría plural, sino aflojar, por lo menos un poco, el chicana, como es el caso del vigoroso ensayo de Angie
control monológico del escritor/antropólogo ejecutivo" Chabram-Dernersesian). En verdad, me atrevería a su-,
(lOO). En tanto, en la notable obra de StaIleybrass sobre gerir que hoy los Estudios Culturales (o, por lo menos,
la invención de "Shakespeare", el concepto de "autor los que se proponen en esta colección y en esta confe-
rencia en particular) son en gran parte una cuestión de
5. Fredric jameson, "Commeruary", ]ou17IIJl of Modern Greek doble ciudadanía; tienen por lo menos dos pasapanes, si
Studies 8 (1990),135-39. no más. Pareciera que el trabajo y el pensamiento ver-

88 89
Fredric [ameson Sobre los "Estudios Culturales"

daderamente interesantes y productivos no tienen lugar LOJ Estudios Culturales como un sustituto del marxismo
sin la tensión productiva de intentar combinar, navegar,
coordinar diversas "identidades" al mismo tiempo, di- En realidad, si quisiéramos hacer un asalto frontal
versos compromisos y posiciones. Es como una reitera- al posmodernismo y debatir sobre la necesidad filosófi-
ción de la antigua idea sartreana de que es mejor para el ca de Estudios Culturales que no sean una celebración
escritor dirigirse al mismo tiempo a por lo menos dos posmoderna del desdibujamiento de las fronteras entre
públicos distintos y no relacionados entre sí. Una vez lo alto y lo bajo, del pluralismo de los microgrupos y del
más, es entre las variadas reflexiones de Sruart Hall (uno reemplazo de la política ideológica por la imagen y la
de los precursores o fundadores de los antiguos "Estu- cultura mediáticas, sería necesario volver a evaluar la re-
dios Culturales" de Birmingham) donde se afirma la ne- lación tradicional que el movimiento de los Estudios
cesidad de vivir con estas tensiones (284). Sin duda, en Culturales estableció con el marxismo, lo cual excede
este pasaje en particular, Hall se refiere a la tensión en- obviamente las ambiciones de esta conferencia. Eviden-
tre texto y sociedad, entre superestructura y base, lo que temente la mayoría entiende al marxismo como otra
él denomina el "desplazamiento" necesario de la cultu- clase de identidad grupal (pero de un grupo muy redu-
ra desde lo real social hasta lo imaginario. Pero antes cido, por lo menos en los Estados Unidos) más que co-
iios recuerda las tensiones que implica la existencia de mo el tipo de problemática (iY problema') que plantea
múltiples influencias ideológicas y de deudas al marxis- Stuart Hall ("el marxismo en tanto proyecto teórico
mo, aunque también al feminismo, al estructuralismo, instaló ciertas preguntas en la agenda l...) preguntas so-
al "giro Iinguístico" y a tantas otras.fuerzas gravitato- bre qué significaba trabajar cerca del marxismo, trabajar
rias, las cuales constituyeron la riqueza de esta escuela sobre el marxismo, trabajar contra el marxismo, traba-
para -en vez de intentar alcanzar la síntesis final, la eli- jar con él, trabajar para tratar de desarrollar el marxis-
minación de las contradicciones y el aplastamiento de mo" (279). Sería muy importante comprender verdade-__
múltiples operaciones en un programa único o una fór- ramente estas cuestiones, en la medida en que, en los
mula- reaccionar contra estas posibilidades. Las tensio- Estados Unidos, los Estudios Culturales pueden ser en-
nes entre las identidades de grupo -podríamos pensar- tendidos como un "sustituto" del marxismo, o como un
ofrecen un campo de fuerzas mucho más productivo desarrollo de éste (como ha sostenido Michael Denning
que las ambivalencias intcrdisciplinarias de las que ya a propósito de los "Estudios Americanos", movimiento
hemos hablado. Pero todo esto puede diluirse o apla- precursor y rival).'
narse por otra causa: por la excluyente fórmula discipli- Pero ni siquiera se presta atención aquí a la estraté-
naria del posmodernismo y su versión del pluralismo, gica reformulación inglesa del marxismo, hecha por
un tópico que aquí se elude sistemáticamente por una
razón que ahora resulta obvia. 6. Michael Denning, "<Thc Special American Conditions':
Marxism and American Stullics", American QlIaner~'I3S, 11" 3 (1986),
356-S0.

90 91
Fredric Jameson Sobre los "&tudios Culturales"

Rayrnond Williams, como "materialismo cultural" (ni do: los Estudios Culturales ya no hacen Gran Teoría
han demostrado en general los americanos demasiada ("en la cual los problemas históricos mundiales, masi-
preocupación por evitar el "idealismo"); tampoco la vo- vos, se debaten en un nivel de generalidad tal que no
luntad política implícita en el grupo de Birmingham es pueden ser solucionados" [Morris, 466]). Se trata de un
tanta como en el caso de Williams, según se desprende reproche dirigido específicamente contra el marxismo,
de estas páginas. Es necesario insistir una y otra vez (pa- pero también parece descartar otros grandes nombres y
ra ambos), que los Estudios Culturales o "el materialis- otras grandes teorías además del feminismo, el psicoa-
mo cultural" han sido esencialmente un proyecto polí- nálisis, el Iacanismo, la desconstrucción, Baudrillard,
tico y, en realidad, un proyecto marxista. Siempre que la Lyotard, Derrida, Virilio, Deleuze, Greimas, etc. (con
teoría extranjera cruza el Atlántico, tiende a perder mu- la excepción de Raymond Williams, uno de los iconos
chos de los matices políticos o de clase relacionados con del nuevo movimiento que mínimamente funciona to-
su contexto (como lo demuestra la evaporación de gran davía, aunque no es el caso de Gramsci, Brecht o Ben-
parte de los matices propios de la teoría francesa). Pero jarnin).
no hay caso más notable de este proceso que laque ocu- Pero los detractores más bulliciosos de la "gran teo-
rre con la actual reinvención americana de lo que fue en ría" son los australianos, y tal vez este hecho se deba en
Inglaterra una cuestión de militancia y un compromiso parte a las raíces anarquistas e idiosincrásicas de su ra-
con el cambio social radical. dicalismo. En verdad, desde Australia llega otra varian-
No obstante, en este volumen, las habituales leta- te aun más siniestra de este antiintelectualismo, por lo
nías antimarxistas americanas sólo aparecen ocasional e demás, inofensivo: la crítica "activista" y específicamen-
incidentalmente. Sénchez-Tranquilino y Tagg evocan te política del marxismo que realiza Tony Bennett. Lue-
con entusiasmo una transformación sistémica (a la que go de apresurarse a exceptuar a los "nuevos movimientos
no quieren por alguna razón denominar "posmoder- sociales" de sus propias posiciones reformistas concer-
na"): "Mientras el Museo podía concebirse como un nientes a la actividad política, Bennett describe su posi-
Aparato Ideológico del Estado [...] era posible imaginar ción de la siguiente manera:
otro lugar, otra conciencia [...] Ahora, con el socava-
miento de estas categorías y sus lógicas, ambas caras pa- Lo que se debe discutir es cómo conducir estos dos as-
recen haber sido absorbidas o haber desaparecido en un pectos de los procesos políticos [la política de alianzas y
espacio sin gravedad. (...] Esas formas de explicación so- de tema único] y cómo conectarlos entre sí de forma que
ciológica han quedado atrapadas en el colapso interno anticipen (y se espera que allanen el camino para) una
de la disciplina a la que decían criticar" (556-7). clase, un género, un pueblo o una raza unificados, en
Por fortuna, prácticamente no aparece aquí una de tanto agente soóal que pueda iniciar acciones decisivas
las afirmaciones habituales más torpes: que el marxismo cuando concluya políticamente un proceso que tiene
es antifeminista o excluye a las mujeres. Pero el "alto fe- asignada la tarea de dar a luz dicho agente. y hay que ha-
cerlo porque esos proyectos políticos y las construccio-
minismo" parece involucrarse en otro reproche conoci-

92 93
Fredric ]ameson Sobre los "Estudies Culturales"

nes que los abastecen llegan a obstaculizar el desarrollo existen entre las distintas situaciones nacionales, uno de
de formas más inmediatas y específicas de cálculo políti- los temas fuertes del presente volumen y, paradójica-
co y de acción, que puedan mejorar las circunstanciasso- mente, un tema en el cual los colaboradores australia-
cialesy las posibilidades de los electores. (32) nos desempeñan un papel central, como veremos en
breve.
¿Laclau/Mouffe versus Gramsci? soersus Lenin? ¿Ben- Pero esta formulación particular de Bennett lleva al
nett versus LaclaulMouffe? Es imposible detenninar el estereotipo antimarxista fundamental, en la medida en
marco de referencia, en primer lugar porque nadie (de la que el párrafo citado puede ser traducido como una de
izquierda) ha creído alguna vez en una clase, género, pue- lis "expresiones negativas más antediluvianas: "la totali-
blo o raza unificados (y desde luego, tampoco Cramsci, al zación", es decir, un tipo de homogeneización orgánica
que en las páginas precedentes se lo ha descartado sin y totalitaria bajo la cual los "marxistas" se supone que
más, considerándolo "no muy útil políticamente" [29]). dominan todas las formas de la diferencia. En Sartre, sin
Bennett representa un verdadero "pensamiento del otro", embargo, este término originariamente filosófico sim-
ocupado en localizar y denunciar los errores ideológicos plemente significaba la forma en que se ligaban y se po-
de todos estos enemigos de la Izquierda en la tradición nían en relación las percepciones, los instrumentos y las
más notoria del autoritarismo althusseriano. Tampoco materias primas bajo la perspectiva unificadora de un
parece advertir cuán obsceno puede resultar, para los proyecto (si no se tiene un proyecto o no se quiere te-
lectores de izquierda americanos, sus propuestas de nerlo, desde luego este término ya no se aplica). No es-
"hablar y trabajar con lo que se ha llamado los AlE toy seguro de si este concepto proyecta exactamente un
(Aparatos Ideológicos del Estado) en vez de descalifi- modelo (o si éste se construye de acuerdo con la imagen
carlos de entrada, para luego, en una profecía autocum- de uno), pero sospecho que no importa demasiado, da-
plida, criticarlos nuevamente cuando ellos parecen afir- do que las concepciones relacionales -aunque intenten
mar las predicciones funcionalistas más calamitosas" mantener distinguidos y separados los ténninos- tien-
(32). La invitación a no decir más eslóganes marxistas den a deslizarse hacia imágenes de una masa indiferen-
(gran teoría) y a entrar en el gobierno (presumiblemen- ciada. Véase la suerte que corrió el concepto, por lo me-
te de tinte socialdemócrata) puede tener cierta relevan- nos pop-filosófico, de lo "orgánico": alguna vez designó
cia en un país pequeño con tradiciones socialistas, pero la diferencia radical de funcionamiento entre los diver-
sin duda aquí es un consejo fuera de lugar (y, en cual- sos órganos (una de las imágenes fundamentales de
quier caso, bastante imposible de cumplir). El tono de Marx en los Grundrísse fue la de "metabolismo"), pero
este ensayo -orgullosamente ubicado al comienzo de es- ahora parece que este término significa convenir todo
te volumen por razones alfabéticas- resulta sumamente en la misma cosa. Lo "orgánico", junto con el concepto
equívoco respecto del espíritu de la totalidad de la colec- de "historia lineal" (una construcción que, creo, debe-
ción. Lo que resulta más penoso es la ignorancia que de- mos a McLuhan), se ha rransformado en uno de los
muestra respecto de las diferencias estructurales que hoy errores fundamentales del posrestructuralismo (por lo

94 95
Fredric Jameson Sobre los "Estudios Cultura/es"

menos hasta que apareció el de "totalización"). Desde generalización que llega a través de la reinvención ele-
luego, uno puede dejar de usar estas palabras por razo- gante en idioma inglés de Ben Brewster, las extensiones
nes tácticas (y para abreviar explicaciones Iexicales y fi- políticas de Poulantzas, junto a la antropología de Pie-
lológicas como ésta). Seguramente desde una perspecti- rre-Philippe Rey, pasando por Hindess y Hirst y por
va desapasionada, esta colección está atiborrada de actos una linguafranca teórica generalizada, hasta llegar a ex-
de totalización, que no tendría ningún sentido localizar presiones actuales favoritas tales como "borrar", "circu-
y eliminar, a menos que se quiera retornar a ese tipo de lación", "construido", y otras por el estilo. Lo que se re-
teorización de tonos puros y sólidos, la cual, junto con cuerda menos es que Althusser en realidad encontró
la política de una identidad sin mezcla, resultan incom- este eco estructuralista y de apariencia althusseriana en
patibles -como ya se ha sostenido- con la naturaleza Marx mismo, y específicamente en el gran ensayo del
esencialmente de mezcla de los Estudios Culturales. programa inconcluso de Agosto de 1857, que sirvió co-
mo introducción al Grundrisse.'
Gliederung designa aquí la articulación entre sí de
Articulación: el manual del conductor de camiones categorías (y realidades) de producción, distribución y
consumo (bajo esta forma, se trata de un modelo intere-
Estos actos de totalización están, no obstante, ca- sante cuya aplicación todavía queda por explorarse). Es
muflados bajo una nueva figura, la cual -a diferencia de importante señalar el desarrollo extraordinariamente ri-
la acusación sartreana de la totalización- tiene una res- co y prácticamente independiente del concepto de arti-
petable corrección teórica postestructural (y, como to- culación que hizo la Escuela de Birmingham en un mo-
das las figuras, ésta desplaza ligeramente los términos mento crucial de su historia, cuando las intersecciones
de la anterior). Se trata del concepto omnipresente de de raza, género y clase se tornaron un problema teórico
articulación, para el cual necesitamos urgentemente una urgente. La formulación de Catherine Hall resulta ca-
entrada léxica en un gran diccionario ideológico a pro- nónica:
pósito del espíritu objetivo del período. Derivado del
cuerpo como referencia (al igual que lo "orgánico"), la No creo que tengamos, hasta ahora, una teoría sobre la
"articulación" designa las partes óseas y las conexiones articulación de la raza, la clase y el género ni sobre las
del esqueleto, más que los órganos delicados (tal vez, el formas en que estas articulaciones pueden funcionar. A
menudo los términos se generan como una letanía, para
rigor y la cualidad mecánica jueguen a su favor en la ac-
probar su corrección política, pero ello no necesaria-
tualidad); pero luego el término se traslada rápidamen-
te al discurso, como en una alegoría del "giro lingüísti-
7. Véase el Prefacio de 1857 al Gmndrisse y Reading CapitaL, de
ca". Creo que debemos su uso compulsivo a Althusser Louis Alrhusser y Etienne Balibar (Londres, Verso, 1970). Estoy en
(cuya influencia puede haber tenido algún efecto en las deuda con Perry Anderson y Ken Surin por su asistencia en esta rá-
figuras aún más compulsivas de Foucault, las figuras de pida genealogía; Jase Ripalda Crespo me asegura que la historia del
segmentación y divisibilidad espacial), y que posee una concepto más allá de Marx es banal y se pierde en la noche de la es-

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Fredric }tJmeson Sobre los "Estudios Culturales"

mente significa que los modos de análisis que siguen ver- ca históricamente", antes de entrar en nuevas combina-
daderamente impliquen una comprensión del funciona- ciones y convertirse sistemáticamente en otra cosa, ca-
miento de cada eje de poder en relación con los otros. En vendo cada tanto en una media vida interminable, o es-
verdad, es extremadamente difícil realizar ese trabajo ~allando por las convulsiones de una nueva crisis social.
porque el nivel de análisis es necesariamente muy com- La articulación es, por ende, una rotalización puntual y
plejo, con diversas variables en juego al mismo tiempo. a veces incluso efímera, en la que los planos de raza, gé-
Por lo tanto, resultan, en mi opinión, muy importantes
nero, clase, etnia y sexualidad se intersectan para formar
los estudios de casos tanto históricos como contemporá-
una estructura operativa. La siguiente es una declara-
neos, que muestren detalladamente las formas contradic-
torias que asumen estas articulaciones en momentos his- ción más completa de Stuart Hall:
tóricos específicos y a lo largo del tiempo. (270-271)
La unidad formada por esta combinación o articulación
Tal vez la idea de lo que la teoría debería ser ("no es siempre, necesariamente, una "estructura compleja":
una estructura en la que las cosas están relacionadas tan-
tenemos todavía una teoría") da demasiada ayuda y
to por sus diferencias como por sus similitudes. Ello hace
tranquilidad a quienes son alérgicos a "la gran teoriza-
necesario que se exhiban los mecanismos que conectan los
ción", ya que se podría pensar que el concepto de arti- rasgos disímiles, ya que no hay una "correspondencia ne-
culación que se ha señalado aquí ya es precisamente una cesaria" ni se puede asumir como dada la homología ex-
teoría en su justo derecho. Implica una especie de es- presiva. También significa -en la medida en que la com-
tructura giratoria, un intercambio de iones entre cnti- - binación es una estructura (una combinación articulada)
dad es diversas, en la que los impulsos ideológicos aso- y no una asociación azarosa- que habrá relaciones es-
ciados a algún ion pasan por alto e interfieren en otro, tructuradas entre las partes, por ejemplo, relaciones de
pero sólo provisionalmente, en un "momento espccffi- dominancia y subordinación. (579-580)

En realidad, en esa terminología analítica hay toda


col::ística medieval. En tanto, en el uso último y más conocido de es- una poética implícita, dado que la "representación" mis-
te término -véase el trabajo de Ernesto Laclau y ChamalMoufle so- ma de dichas complejidades resulta siempre problemáti-
brc la sorprendente anatomía de la política de alianzas, Hegem()l~Y
ca. No sólo la estructura de lo complejo no nos es dada
and SociaiiJt Strategy (Londres, Verso, 1985)- no se considera el con-
cepto históricamente (aunque no se encuentra en Gramsci). Por úl- de antemano (por ejemplo, si es la raza o el género lo que
timo, tanto Michael Denning como Andrew Ross me han dicho que aparece primero, cuál de ambas instancias resulta deter-
la imagen fundamental que transmite en Binningham -¡sombras de minante remporariamente para la otra): también debe in-
la locomotora de la historial- es la imagen de lo que se llama en ventarse el lenguaje con que se describen los "elementos"
Gran Bretaña el "camión articulado". [La expresión "camión articu- Vsus conexiones. Las descripciones de la articulación son,
lado" alude a la existencia de un primer móvil y un traiíer: Dicho pri-
entonces, necesariamente aurorreferenciales en la medi-
mer móvil, aunque menor y liviano, determina el movimiento del
tráiler: Así, la articulación describe no sólo una combinación de fuer- da en que deben observar y validar sus propios instru-
zas, sino un relación Jerárquica entre ellas. T.] mentos lingüísticos, preservando sólo el vestigio más li-

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Fredric '[ameson Sobre los "Estudios Culturales"

gero y tenue del contenido primero de la figura (las otras áreas. (Una cuestión que él señala enérgicamente es
uniones o los huesos trabajando juntos, la sensación que se trata de un "factor conector reversible" -y que
mecánica de la conexión como tal). puede retrotraer a nuevas formas originales de racismo-,
La articulación, entonces, aparece como el nombre observación que resulta una oportuna reprimenda a cier-
del problema teórico o conceptual central de los Estu- to triunfalismo omnipresente en los Estudios Cultura-
dios Culturales, ejemplificado una y otra vez en el pre- les.) Pero la articulación también implica y está en la ba-
sente volumen precisamente donde esta cuestión no se de la alegoría como estructura expresiva fundamental:
aparece en primer plano. Se lo puede advertir en el tra- Janice Radway nos recuerda que la cultura popular o de
bajo de Constance Penley, en las nociones más bien masas ha sido sistemáticamente fantaseada como femeni-
freudianas (y también marxistas) de falta, contradicción, na (513). Las estructuras alegóricas de la fantasía colecti-
sustitución y formación compensatoria. En su ensayo va, que van rotando, son en realidad el texto básico para
sobre el pomo de las mujeres, Star Trek [Viaje a las es- cualquier aproximación a la articulación como síntoma o
trellas], la autora destaca como programa político. Pero esta dinámica de la articu-
lación no se va a esclarecer hasta que comprendamos me-
[...] el hecho de q~e las fans pueden imaginar una relación jor las consecuencias implícitas en el hecho dc ver la cul-
sexual sólo si implica una pareja sin hijos conformada por tura como la expresión de un grupo individual.
dos hombres, que nunca tienen que cocinar o fregar la
bañera y que viven trescientos años en el futuro. Diría
también que el fanatismo Star Trek es, en general, un in-
La cultura y la libido grupal
tento de resolver otra falta, la de la relación social. La
cultura fanática de Trek está estructurada alrededor del
mismo vacío que estructura la cultura americana en ge- La cultura -la versión más débil y secular de eso lla-
neral, y también su deseo es que los antagonismos fun- mado religión- no es una sustancia o un fenómeno pro-
damentales, como la clase y la raza, no existan. (495) piamente dicho; se trata de un espejismo objetivo que
surge de una relación entre, por lo menos, dos grupos.
Pero aquí la articulación público/privado o social/se- Es decir que ningún grupo "tiene" una cultura sólo por
xual se considera como una clase de dualismo que lleva la sí mismo: la cultura es el nimbo que percibe un grupo
descripción a freudo-marxismos más conocidos, como el cuando entra en contacto con otro y lo observa. Es la
de Deleuze y Guattari en su Anti-Oedipus. Se podría tam- objetivación de todo lo que es ajeno y extraño en el gru-
bién representar la articulación en términos de modelos po de contacto: en este contexto, es de sumo interés ob-
e influencias que invitan a la reflexión, como en el traba- servar que uno de los primeros libros sobre la interrela-
jo ya mencionado de Kobena Mercer sobre los años '60, ción de los grupos (el rol cortstitutivo de la frontera, la
en el que el movimiento negro y la estructura ideológica forma en que cada grupo es definido por los otros y, a
y libidinal de la militancia negra se articula como una su vez, éste los define) se inspira en 'Estigmas, de Erving
"cadena de significación" que puede ser reproducida en Goffman, para describir cómo funcionan para los otros

lOO 101
FredricJamesoll Sobre Jos "Estudios Culturales M

las marcas definitorias:' en este sentido, entonces; una caso del nacionalismo hindú-, a través de los cuales un
"cultura" es un conjunto de estigmas que tiene UJ) gru- pueblo reconstruye dichos estereotipos y los afirma en
po a los ojos de otro (v viceversa). Pero dichas marcas una nueva política cultural nacionalista: algo que jamás
son más a menudo proyectadas en la "mente ajena" ba- es el "retorno" a una realidad auténtica previa sino
jo la forma de ese pensamiento-del-otro que llamamos siempre una nueva construcción (que surge de lo que
creencia y que elaboramos como religión. La creencia parecen ser materiales más viejos).
en este sentido no es algo que poseemos nosotros, dado La cultura, entonces, debe verse siempre como un
que lo que hacemos nos parece natural y no necesita la vehículo o un medio por el cual se negocia la relación
motivación y la racionalización de esta extraña entidad entre los grupos. Si no se está atento y se la desenmas-
intemalizada. En efecto, el antropólogo Rodney Need- cara siempre como una idea del Otro (aun cuando la
ham ha señalado que la mayoría de las "culturas" no po- reasuma para mí), se perpetúan las ilusiones ópticas y el
seen el equivalente de nuestro concepto o seudoconccp- falso objetivismo de esta compleja relación histórica
tú de "creencia" (revelándose así como algo que los (por ende, las objeciones que se han hecho a los seu-
traductores proyectan ilícitamente en lenguas no cos- doconceptos como "sociedad" son aun más válidas en
mopolitas, no imperiales). este caso, en el que se puede rastrear su origen en la lu-
Pero ocurre que "nosotros" también hablamos a me- cha de grupos). Entretanto, se puede cumplir más satis-
nudo de "nuestra propia" cultura, religión, creencias o lo factoriamente con los objetivos de un principio socioló-
que fuere, lo cual ahora puede identificarse como la re- gico de Heisenberg si se insiste en este programa de
cuperación de la visión del otro sobre nosotros; de ese "traducción" (el imperativo de transformar los concep-
espejismo objetivo por el cual el Otro se ha formado tos de la cultura en formas de relación entre grupos co-
una imagen de nosotros como "poseedores" de una cul- lectivos), lo cual resulta más efectivo que la recomenda-
tura. Según el poder del Otro, esta imagen alienada exi- ción habitual, de tipo individualista, de ubicarse en el
ge una respuesta, que puede ser tan inconsecuente como lugar del observador. En realidad, el otro-antropólogo,
la negación -por medio de la cual los americanos hacen el observador individual, representa a un grupo social
caso omiso de los estereotipos del "americano feo" que entero, y es en este sentido que su conocimiento es una
encuentran en el extranjero-, o que puede ser tan pro- forma de poder, entendiéndose por "conocimiento" al-
funda como los diversos renacimientos étnicos -tal es el go individual, y por "poder", el intento de caracterizar
ese modo de relación entre los grupos, para el cual
nuestro vocabulario resulta tan pobre.
R. I1arald Eidheim, "When Ethnic Identity Is a Social Srigrna",
en Fredrik Barth, Etbnic Gmnps and Boundaries (Boston, Little,
Brown, 1969), págs. 39-57. Véase también Bernard McGrane, Be- oro \' de las especias), elIluminisrno (en el que el Orro es un paga-
vond Anthropology (Nueva York, Columbia Universiry Press, 1989), no; un "no iluminado" en el sentido específico de ser ignorante de
que abre un nuevo campo al analizar las sucesivas figuras del Otro las "causas desconocidas") y en el siglo XLX (en el que el Otro se po-
en el Renacimiento (en el que el Otro es un ser infernal, al nivel del siciona en un punto anterior en el tiempo histórico).

102 103
Fredric Jameson Sobre los "Estudios Culturales"

La relación entre los grupos es, para decirlo de al- tiene que ser desarrollada con mayor desesperación por
gún modo, no natural: es el contacto externo azaroso un grupo más débil que por un grupo mayor, displiscen-
entre las entidades que tienen sólo un interior (como te y hegemónico, el cual, no obstante, siente velada-
una mónada) y ningún exterior o superficie externa, con mente la propia falta interna de dicha cohesión, e in-.
excepción de esta circunstancia particular en la que es conscientemente se lamenta de su tendencia a la
precisamente el borde externo del grupo -mientras per~ disolución como grupo. Otra expresión fuerte de esta
manece irrepresentable- el que roza con el del otro. clase de envidia es la de "Groupie-ismo", pero ahora so-
Hablando llanamente, entonces, deberíamos decir que bre una base individual; se produce cuando miembros
la relación entre los grupos debe ser siempre de violen- de la "cultura" dominante se desentienden y fingen la
cia o de lucha, dado que la forma positiva o tolerante adhesión a los dominados (después de todo lo que se di-
que tienen de coexistir es apartarse uno del otro y re- jo probablemente no sea necesario agregar que los grou-
descubrir su aislamiento y su soledad. Cada grupo es, pies son en este sentido, protointclectuales o intelec-
por 10 tanto, el mundo entero, lo colectivo es la forma tuales en potencia).
fundamental de la mónada, que carece de "ventanas" y En lo que respecta alodio del grupo, éste moviliza
de límites (por lo menos desde adentro). los síndromes clásicos de peligro y pureza, y actúa como
Pero este fracaso u omisión de un conjunto de acti- una suerte de defensa de las fronteras del grupo prima-
tudes plausibles, por no decir "naturales", mediante las rio contra esa amenaza que se percibe como inherente a
cuales se puedan conducir las relaciones de grupo, im- la existencia misma del Otro. El racismo moderno
plica que las dos formas fundamentales de la relación (opuesto al posmodemo o al "neo" racismo) es una de
del grupo se reducen a las primordiales de envidia y las formas más elaboradas de ese odio grupal, y apunta
odio. La oscilación entre estos dos polos puede expli- en la dirección de todo un programa político. Debería
carse, al menos en parte, por el prestigio (para usar una llevamos a una reflexión respecto del papel que desem-
de las categorías de Cramsci). el intento de apropiarse peña el estereotipo en todos esos grupos o esas relacio-
de la cultura del otro grupo (que, como hemos visto, nes "culturales", los cuales virtualmente, por definición,
significa de hecho inventar la "cultura" del otro grupo) no podrían existir sin el estereotipo. Porque el grupo
constituye un tributo y una fonna de reconocimiento como tal es, necesariamente, una entidad imaginaria, es
grupal, la expresión de la envidia colectiva, e implica ad- decir, ninguna mente individual es capaz de intuirlo
mitir el prestigio del otro grupo. Pareciera que este concretamente. El grupo debe abstraerse o fantasearse
prestigio no puede reducirse muy ligeramente a cues- sobre la base de contactos individuales aislados y de ex-
tiones de poder, dado que con frecuencia grupos más periencias que nunca pueden ser generalizadas si no es
numerosos y poderosos pagan este tributo a los grupos de forma burda. Las relaciones entre los grupos son
a los que dominan, borrando e imitando sus formas de siempre estereotipadas en la medida en que implican
expresión cultural. Probablemente el prestigio sea, en- abstracciones colectivas del otro grupo, más allá de cuán
tonces, una emanación de la solidaridad grupal, la cual adocenadas, respetuosas o liberalmente censuradas

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Fredric Jameson Sobre los "Estudios Culturales"

sean. Lo que es políticamente correcto hacer bajo estas tos es insatisfactoria, Marx puede haber anticipado -sin
circunstancias es permitir que el otro grupo construya ser consciente de ello- un rasgo fundamental de la teo-
la imagen propia que prefiera para, en adelante, funcio- ría étnica moderna, en su noción de la estructura nece-
nar con ese estereotipo "oficial". Pero no es posible des- sariamente dicotómica del conflicto de clase. Efectiva-
hacerse de la inevitabilidad del estereotipo -y de la po- mente, para Horowitz, los conflictos étnicos siempre
sibilidad de odio grupal, de racismo, de caricatura, y de tienden a la dicotomía; cada sector termina incorporan-
todo lo que puede venir junto con ello-. Por lo tanto la do diversos grupos étnicos satélites más pequeños de
utopía, bajo esas circunstancias, sólo podría equivaler a forma tal que se recrea simbólicamente una versión
dos tipos de situaciones diferentes, que podrían de he- gramsciana de la hegemonía y de los bloques históricos
cho resultar ser la misma: por un lado, en ausencia de y hegemónicos. Pero las clases, en ese sentido, no pre-
grupos, un mundo en el que sólo los individuos con- ceden al capitalismo y no existe una teoría marxista uní-
frontaran unos con otros; por el otro lado, un grupo ais- voca de la causalidad "económica": la mayoría de las ve-
lado del resto del mundo de forma tal que nunca surgie- ces lo económico es el disparador olvidado de todo tipo
ra la cuestión del estereotipo externo (o la "identidad de desarrollos no económicos. El énfasis en él es heurís-
étnica"). El estereotipo es, en realidad, el lugar de un tico más que ontológico, y tiene que ver con la estruc-
exceso ilícito de sentido, lo que Barthes llama la "náu- tura de las diversas disciplinas (y con lo que ellas estruc-
sea" de las mitologías: es la abstracción en virtud de la ruralmente ocultan o reprimen). Por el contrario, lo que
el marxismo tiene para ofrecer a la teoría étnica es, pro-
cual mi individualidad se alegoriza y se transforma en
una ilustración burda de otra cosa, algo no concreto y bablemente, la idea de que las luchas étnicas pueden ser
explicadas considerando la formación de clase corno tal.
no individual. ("No me uno a organizaciones ni pongo
En realidad, las clases plenamente conscientes, las
etiquetas", dice un personaje de una película reciente.
clases en y para sí, las clases "potenciales" o estructura-
"No tienes que hacerlo -Ie contesta su amigo-. ¡Eres ju-
les que han alcanzado -por medio de complejos proce-
dío!". Para este dilema la solución liberal no resulta po-
sos históricos y sociales- lo que generalmente se llama
sible -ésta pasa por alto los estereotipos o pretende que
"conciencia de clase", son también claramente grupos
no existen-, aunque afortunadamente la mayoría del
en nuestro sentido (aunque los grupos en nuestro senti-
tiempo continuamos actuando como si lo fuese.
do raramente constituyen clases como tales). El marxis-
Los grupos son, entonces, siempre conflictivos, y
esto es lo que ha llevado a Donald Horowitz a sugerir, mo sugiere dos cosas en relación con estos dos tipos de
en un estudio definitivo sobre el conflicto étnico inter- grupos particulares y relativamente extraños. Lo prime-
nacional," que aunque él considera que la explicación ro es que tienen muchas más posibilidades de desarrollo
económica y clasista del marxismo para dichos conflic-
sanee investigación de Perry Anderson sobre el concepto de "carác-
9. Donald Horowitz, Ethnic Groups in Crmflict (Bcrkeley, Uni- ter nacional en "Naoon-Srates and Narional Identiry", Londnn Re-
M

versity of California Press, 1985), 90-92. Véase también la intere- ,'Ú'W ofBooks 9, mayo de 1991, págs. 3-8.

106 lO7
Fredric Jameson Sobre los "Estudios Culturales"

que los grupos étnicos: se pueden expandir potencial- sólo puede ser sublimado en una lucha de tipo diferen-
mente hasta volverse colindantes de la sociedad como te que sí pueda resolverse. La lucha de clases -que tie-
un todo (y lo hacen durante esos eventos puntuales y ne como objetivo y resultado no el triunfo de una clase
únicos que llamamos "revoluciones"), mientras que los sobre otra, sino la abolición de la categoría misma de
grupos están necesariamente limitados por su propia clase- ofrece el prototipo de una de esas sublimaciones.
autodefinición y sus características constitutivas. El El mercado y el consumo -lo que eufemísticamente se
conflicto étnico puede, por lo tanto, desarrollarse yex- llama "modernización", es decir, la transformación de
pandirse hacia un conflicto de clase, mientras que la de- miembros de diversos grupos en el consumidor univer-
generación del conflicto de clase hacia la rivalidad étni- sal- es otro tipo de sublimación, que tiene una aparien-
ca constituye un desarrollo restrictivo y centrípeto. cia tan universal como la de la ausencia de clases, pero
(En realidad, la alternancia de envidia y odio cons- que tal vez deba su éxito fundamentalmente a las cir-
tituye una excelente ilustración del funcionamiento de cunstancias específicas del commonwealth posfeudal nor-
la dialéctica de clase y de grupo: más allá de cuál sea la teamericano y a las posibilidades de nivelación social
investidura grupal o de identidad que se ponga en jue- que surgieron con el desarrollo de los medios. Es en es-
go en la envidia, su opuesto libidinal siempre tiende a te sentido que la "democracia americana" pareció capaz
trascender la dinámica de la relación grupal hacia una de adelantarse a la dinámica de clases y de ofrecer una
relación de clase propiamente dicha. Quien haya obser- solución única a la cuestión de la dinámica grupal que
vado el odio de grupo y de identidad que se manifestó ya hemos tratado. Por lo tanto, debemos tener en cuen-
en la Convención Nacional Republicana ~Ia hostilidad ta que las diversas políticas de la Diferencia -las dife-
de raza y género se evidenció claramente en los discur- rencias inherentes a las distintas políticas que competen
sos y en los rostros de los "contrarrevolucionarios cultu- a la "identidad de grupo"- han sido posibles solamente
rales" característicos, como Pat Buchanan-, comprendió por la tendencia a la nivelación de la Identidad social
de inmediato que, en el fondo, era fundamentalmente generada por la sociedad de consumo. Deberíamos tam-
hostilidad y lucha de clases lo que estaba en juego en bién considerar la hipótesis de que una política cultural
esas pasiones y sus simbolismos. Del mismo modo, se po- de la diferencia se hace factible sólo cuando las grandes
dría decir que los observadores que percibieron ese sim- y severas categorías de la Otredad clásica se han visto
bolismo y respondieron a la derecha republicana con la debilitadas sustancialmente por la "modernización" (o
misma moneda también tenían su conciencia e identidad sea que las neoetnicidades actuales pueden ser distintas
de grupo pequeño "elevada" hacia el último horizonte de de las del tipo clásico, como el neorracismo lo es respec-
la clase social.) to del racismo clásico)."
El segundo punto deriva del primero: sólo se puede
hallar una resolución a dichas luchas si se modula lo ét- 10. Etienne Balibar, "IsThere a Neo-Racism?", en Etienne Ba-
nico en la categoría de clase. Dado que en general el libar e Immanuel Wallerstein, Rila, Nation, CÚ¡ss (Londres, Verso,
conflicto étnico no puede ser solucionado o resuelto, 1991), págs. 17-28.

J()8 109
Fredric Jamrson Sobre los "Estudios CulturaJrs~

Pero esto no significa una disminución de los anta- La semiótica del rechazo y de la envidia grupal de-
gonismos de grupo, sino precisamente lo contrario (co- bería desempeñar aquí un papel más importante que el
mo se puede advertir en la actual escena mundial). Por que posee, dado que el odio y la envidia son -scgún ya
otra parte, es de esperar que los Estudios Culturales -en se ha expuesto-las expresiones afectivas de la relaciones
tanto espacio en el que se desarrolla la nueva dinámica de los grupos entre sí, y en la medida en que se puede
de grupo- conlleven también su cociente de libido. En definir el objeto de los Estudios Culturales como la ex-
realidad, no resulta factible que los intercambios de presión cultural de las diversas relaciones que los gru-
energía o las fonnaciones iónicas de la "articulación" pos establecen mutuarncnrc (a veces en una escala glo-
ocurran neutralmcnte, sin que se liberen violentas olas bal, a veces en un individuo solo). En tal sentido, resulta
de afecto -heridas narcisistas, sentimientos de envidia e notable el artículo de Laura Kipnis, cuyo título "(Male)
inferioridad, rechazo recurrente hacia los otros gru- Desire and (Fernale) Disgust: Reading Hustler" [El de-
pos-o Y, de hecho, es precisamente lo que vemos que es- seo (masculino) y el asco (femenino): leyendo Hustler]
tá en juego en algunos de los más destacados artículos no deja suficientemente claro que una de sus tesis cen-'
de esta colección. trales se relaciona con la forma en que la conciencia de
, . En uno ?e sus momentos más dramáticos, Douglas clase asume los símbolos de la repugnancia física (si-
Crimp examma detalladamente una práctica liberal-to- guiendo el espíritu de La distinción, de Bourdieu):
lerante concerniente a la política cultural sobre el sida,
y comprueba que la documentación analizada (fotográ- [...]la transcodifícacíón entre el cuerpo y lo social esta-
fica y en vídeo) -que ostensiblemente intentaba inspirar
blece los mecanismos por medio de los cuales el cuerpo
pena y compasión hacia quienes son denominados las
resulta un tropo político privilegiado de las clases socia-
:'ví;timas"- en realida~ co~stituía "imágenes 'jóbicas, les inferiores, y la grosería del cuerpo opera como una
nnagenes del terror al rmagmar a un persona con sida
crítica de la ideología dominante. El poder de la grosería
como aún sexuada" (130). Este liberalismo entonces
' . "
VIene con un precIo, a saber, la posibilidad que tiene el
se fundamenta en la oposición de y hacia los discursos al-
tos, que resultan profilácticos en contraposición a la de-
simpatizante liberal de clase media de evitar imaginar a gradación de los bajos [...] (376)
la persona enferma en tanto ser sexual, de lo cual se des-
prende que la tolerancia liberal hacia los gays y las lesbia-
nas generalmente requiere de esta represión fundamental Pero Kipnis llega aun más lejos, incluso que Bour-
de la imaginación, la de la conciencia de la sexualidad co- dieu, ya que --como es apropiado si uno se ocupa de la
mo tal. Aquí, el plano sexual o de género presta una po- conciencia de clase, la cual por definición es una rela-
derosa conrracarexia u odio al plano social, y permite un ción y una forma de lucha- se hace cargo del intrincado
desarrollo del odio y de la reacción de masas que pue- tema de las "posiciones subjetivas" que están involucra-
den ser movilizados más allá del grupo al que particu- das en este acto de agresión cultural (en e! cual, por lo
larmente se dirigen, y hacerse accesibles a un tipo de menos en primera instancia, las mujeres se tornan ale-
política de alianzas diferente y r~ás inquietante. goría de! refinamiento y de la cultura alta, en tanto los

]JO 111
Fredríc Jameron Sobre las "Estudios Culturales"

hombres -por medio de lo que ]eftrey Klein llama "el qué consisten estas barreras debemos otra vez volver al
impulso de cuello azul" -lo son de la clase baja. (391].) marxismo (en realidad, la sección precedente constitu-
ye una descripción de las formas que asume la totaliza-
[...] hay,además, un malestar por ser tratada como un su- ción en los Estudios Culturales). Lo que todavía no se
jeto de represión -como un sujeto con una historia-, y el ha mencionado es el papel que desempeña la clase so-
rechazo del porno puede verse como una defensa erigida
cial en los Estudios Culturales recientemente constitui-
contra las representaciones que signifiquen desestabili-
dos, el cual quizá no sea obvio, aunque así se ha insinua-
zarla en su subjetividad. En otras palabras, hay una vio-
lación de la idea de la "naturalidad" de la sexualidad y la do al pasar.
subjetividad femeninas, la cual se ve exacerbada por el
hecho social de que no todas las mujeres efectivamente
experimentan la pornografía masculina de la misma for- Intelectuales flotantes
m,. (380)
Aquí la clase esencialmente asume dos formas, que
Pero este análisis de las subjetividades intercolecti- se agregan a la intervención, cambiante y aleatoria, de
vas y las posiciones subjetivas nos lleva virtualmente a un "factor" de clase presente en las diversas constelacio-
las fronteras de un nuevo campo, que ya no es ni antro- nes culturales que se analizan (como ocurre cuando la
pología ni sociología en el sentido tradicional, pero que clase reaparece en el análisis de un objeto cultural por-
efectivamente restablece a la cultura su significado pro- nográfico, en el caso de Kípnis, o se la fantasea tenien-
fundo oculto, o sea, la cultura entendida como el espa- do en cuenta una alegoría de género). La primer forma
cio de los movimientos simbólicos de los gmpos, que en que la clase reaparece -con una preocupación que re-
establecen mutuamente una relación agonística. Otro sulta omnipresente en estas páginas- es a través de la
ensayo asume este campo como propio: "Represcnting puerta trasera, inadvertida, del rol del intelectual como
Whireness in the Black Imagination" [La representa- tal. Simon Frith lo menciona con una franqueza poco
ción de lo blanco en la imaginación negra], de Bell piadosa cuando declara: "Desde mi perspectiva socioló-
Hooks. La descripción que se hace allí del miedo visce- gica, la música popular es una solución, una resistencia
ral de la gente blanca, según lo concibe la imaginación ritualizada, no al problema de ser joven y pobre y pro-
negra, tiene algo de la intensidad de una obra de arte letario, sino al problema de ser un intelectual" (179). La
(supongo que no es necesariamente el mejor halago en referencia profesional a la "perspectiva sociológica" no
este contexto). resulta ociosa ya que ésta expresa una concepción de la
Pero este nuevo campo no es ni tan fácil ni tan ac- relación del intelectual con la sociedad muy diferente de
cesible, como tal vez haya sugerido sin darme cuenta: la que los Estudios Culturales podían prever (cuando,
existen barreras, y éstas no se traspasan auromáticarnen-' en realidad, desea conceptualizar esta pregunta vergon-
te por la introspección menos autcindulgente o la ex- zante). Concretamente se trata de 10 que me atrevería a
ploración autobiográfica más minuciosa. Para ver en llamar "el sentido trágico de la vida" de los grandes so-

112 113
Fredríc Jameron Sobre ros "Fstudios Culturales"

ciólogos, desde Weber y Veblen hasta Bourdieu, esa no de la filiación de clase que ha elegido, pero en este
glacial falta de compromiso respecto de los fen?~enos contexto resulta aun más relevante el hecho de que
sociales, que es la condición misma del conocumento él/ella está necesariamente a distancia también de los
cierto del sociólogo y que excluye toda participación ac- grupos sociales. La seguridad ontológica de los militan-
tivista en lo social (en realidad, cualquier compromiso tes de los nuevos movimientos sociales es engañosa: és-
político en el sentido habitual), so pena de perder la lu- tos podían sentir que porque eran mujeres o negros o
cidez, el poder de desmisrificación, lo cual se paga pre- pertenecían a una etnia, formaban parte, como intelec-
cisamente con esta separación epistemológica de lo hu- tuales, de esa "gente" y ya no tenían que enfrentar los
mano. dilemas del intelectual clásico, con su "conciencia infe-
Ésta es, creo, una visión "burguesa" (o premarxista) liz" hegeliana. Pero ahora sabemos que esto es imposi-
de la cuestión, pero expresa la convicción de una verdad ble, particularmente desde que la cuestión del intelec-
real, que no es otra que la del "principio de I-Jeisen- tual se ha reescrito, en el nuevo paradigma, como el
berg" del status del intelectual como observador, el he- problema de la representación, sobre el cual hay un
cho de que es precisamente dicho status -en sí mismo cierto consenso de que ésta no resulta ni posible ni de-
una realidad social y un hecho soeial- el que se interpo- seable. Sin embargo, en el antiguo paradigma, el inte-
ne entre el objeto de conocimiento y el acto de conocer. lectual era concebido, lúcidamente, como un "traidor
En cualquier caso, en la base de esta sociología está la objetivo", según la denominación de Sartre, un delito
pasión de mirar a través de las ideologías y de las coar- stalinista impersonal e inintencicnal, para el que no es
radas que acompañan a las luchas sociales de clase y de posible hallar solución, sino sólo expiación o mala fe.
grupo, involucrando a éstas en niveles cada vez más al- En lo que Sartre más se acercaba al marxismo era en su
tOS de complejidad cultural. Si ahora nos damos cuenta convicción de que cuando no se puede resolver una
de que para alcanzar esa lucidez sobre los mecanismos contradicción, lo mejor y más auténtico es mantenerse
reales de la relación social hay que pagar el precio de en la autoconciencia desgarrada, o por lo menos ésta re-
una mentira piadosa, de una ceguera estratégica en el sulta preferible (como también lo es en otros ámbitos) a
ámbito del intelectual, entonces finalmente el hecho de la represión y a la construcción artificial de una u otra
abordar todo lo que es social desde nuestro propio pun- forma de buena conciencia. Esto no resulta incompati-
to de vista como observadores, el renunciamiento al ble con la posición utópica según la cual, junto a Stuart
compromiso social, el intento de separar el conocimien- Hall, podemos tratar de actuar como si ya existiera ese
to social de la posibilidad de acción en el mundo y, en grupo del cual intentamos ser su "intelectual orgánico".
primer lugar, el pesimismo acerca de la posibilidad de O bien, teniendo en cuenta la expresión de Gramsci "To-
acción en el mundo, van a parecer actos de expiación de do el mundo es un intelectual", podemos también sufrir
este particular (y estructural) pecado original. la culpa de sangre o de clase propia del mundo intelec-
El intelectual necesaria y constitutivamente está a tual en la actualidad, con la esperanza de una futura
cierta distancia, no sólo de su propia clase de origen, si- abolición de todas las clases y, junto con ellas, de todo

114 115
Fredric ]ameson Sobre los «Estudios Culturalesn

lo que actualmente resulta conflictivo en los grupos más que, al hacerlo, podemos ayudar a cambiar la relación
pequeños que ahora están sacudidos por el campo de entre la academia y otras formaciones sociales, en parti-
fuerzas de la lucha de clases. cular la de los subordinados. Muchos de los que viven
A la luz de este dilema parece trivial la invención ad dentro de esas formaciones subordinadas hallan poca re-
hQC por parte de Foucault de la categoría a la que deno- lación entre las condiciones de su vida cotidiana y las for-
mina "intelectual específico"; por otra parte, la antigua mas académicas de explicar el mundo. No queremos que
solución maoísta parece una imposibilidad trágica: se- este abismo se agrande, más aún cuando consideramos
gún ésta, existe la promesa para el intelectual que vuel- que, entre los movimientos recientes más efectivos que
abogan por un cambio social se encuentran varios que
ve al campo o a la fábrica de una rcinmersión en el gru-
implicaron lealtad entre las universidades y los miem-
po, que lo depurará de ese pecado original, del delito de bros de las formaciones sociales subordinadas o reprimi-
ser un intelectual. Pero a esto también se lo llama po- das. (164)
pulismo, y se mantiene muy vivo, no sólo en estas pági-
nas. El síntoma negativo del populismo es precisamen- Aquí y allá unos pocos espíritus valientes se atreven
te el odio y el rechazo hacia los intelectuales como tales a expresar la opinión de que los académicos también son
(o hacia la academia, la cual, actualmente, se ha trans- gente; pero nadie parece particularmente entusiasmado
formado en un sinónimo de ellos)." Se trata de un pro- con la perspectiva de emprender una etnología de su
ceso simbólico contradictorio, no muy distinto del anti- cultura, temiendo -quizá con razón- lo preocupante y
semitismo judío, dado que el populismo constituye, en lo deprimente que puede resultar ese autoconocimien-
sí mismo, una ideología de los intelectuales (el "pueblo" to, que ha sido rastreado incansablememente por Pierre
no es "populista"), que representa un intento desespera- Bourdieu en Francia (aunque después de todo hay una
do de reprimir su condición y negar la realidad de su vi- forma en la que el populismo y el antiintelectualismo
da. En el área de los Estudios Culturales, desde luego el son específicamente -hasta se podría llegar a decir ex-
nombre de J ohn Fiske es el que principalmente se aso- clusivamente- una cuestión americana). La objeción bá-
cia con cierta actitud populista hacia la cultura: sica al trabajo de Fiske pasa por otro lado, y precisamen-
te pareciera centrarse en la ambigüedad de la cultura o la
En mi intento de pensar críticamente, desde la teoría superestructura, sobre la cual Stuart Hall ha alertado so-
cultural, las relaciones entre los babirus del sector domi- bre su tendencia, en tanto objeto, a desplazarse de lo so-
nante y del subordinado, la política nunca ha estado muy cial, a reafirmar su semiauronomía, "a instanciar un
lejos de la superficie. Espero que podamos achicar la aplazamiento necesario [...] algo descentrado en el ám-
brecha y aumentar la conexión entre ambos porque creo bito de la cultura [...] que siempre se escapa y evade los
11. Véanse, por ejemplo, las observaciones de Consrance Pen-
ley acerca del sentimiento popular de que los intelectuales --en este do mejor, más igualitario y sexualmente liberado a través del femi-
caso las feministas- pertenecen de alguna manera a las clases altas: nismo, no sienten que pueden hablar como feministas, no sienten
"los slashers no sienten que pueden expresar sus deseos de un mun- que las feministas hablen por ellas" (492).

116 117
Fredric .JameSOl1 Sobre los "Estudios Culturales"

intentos de unirla, directa e inmediatamente, con otras Hato comercial, como en el caso de los actores de The
estructuras" (284). El trabajo de Fiske se construye so- color purple [El color púrpura], la autora avanza hasta
bre este vacío, afirma la presencia de la opresión econó- problematizar la cosa en sí misma, haciéndose la famo-
mica y la explotación social, al tiempo que lee la cultu- sa pregunta de Gayatri Spivak: "¿Pueden hablar los su-
ra como un conjunto de "recursos para luchar contra balternos?".
esas restricciones" (157). El temor no es únicamente
que esa lucha pueda ser sólo imaginaria --como ocurre Lo que cuestiono es que el feminismo negro (o cualquier
con la supuestamente infame visión sobre la religión de otro programa) suponga acríticamente que puede hablar
Marx-:" es más bien la sospecha de que el propio inte- por las mujeres negras, la mayoría de las cuales son po-
lectual puede estar usando la celebración de la cultura bres y están "silenciadas"por una educación, una vivien-
de masas como un ritual para conjurar su "distancia" es- da y una cobertura de salud inadecuadas, así como por la
tructural, y para participar, como Edward Curtis, en la falta de acceso a la vida pública. No porque crea que el
solidaridad y las danzas de la tribu étnica. (Curiosamen- feminismo negro no debería tener algo que ver con la re-
te, uno de los estudios "textuales" verdaderamente inte- presentación de la mujer negra que no puede hablar por
resantes de esta colección, el artículo de William War- sí misma, sino porque el problema del silencio, y las de-
ficiencias inherentes a cualquier representación de los si-
ner sobre Rombo, afirma la funcionalidad del dolor
lenciados, debe ser reconocido como una problemática
-presente en este texto cultural mediático- como una
central en un proceso feminista negro de oposición.
forma a través de la cual el público americano mitiga su
(663)
culpa por haber perdido la guerra con imágenes del su-
frimiento físico del héroe. En líneas generales, habría
Esta modestia, junto a la apelación franca de Cor-
aumentado la credibilidad de este volumen si se hubie-
nel West a los participantes a reconocerse a sí mismos
se prestado un poco más de atención a las "emociones
como intelectuales americanos (y a asumir la carga de la
negativas" en la cultura popular yen su análisis.
historia cultural americana, la cual -junto con los "Es-
Pero es Michele \VaIlace quien más agudamente
tudios Americanos"- curiosamente, no está presente
trata estas cuestiones en su estudio sobre las ironías de
aquí), puede ofrecer la forma más satisfactoria de enten-
la representación en la micrcpolítica de los Estudios
der y considerar el dilema del intelectual cultural.
Culturales. Luego de rechazar los argumentos de quie-
Sin embargo, no es el único modo, y seguramente
nes dicen "representar" al feminismo negro, y luego de
en esta conferencia el tratamiento más innovador a pro-
describir las tensiones existentes dentro de este movi-
pósito del intelectual es el del modelo del intelectual
miento entre subversión e institucionalización (o esrre-
como "jan": "Como saben, algunos de los trabajos más
J2. Peroes importante señalar, como 10 hace Corncl ,,",'est, que interesantes que se están haciendo en los Estudios Cul-
la religión (yen particular el fundamentalismo) es un gran compo~ turales son etnográficos, y consideran a la crítica, en
nentc, básico, de la cultura mediarica americana, y además aquí de- ciertos aspectos, en tanto 'fan' "(Ross: 553). Es por lo
cididamente no está suficientemente analizado o representado. menos una imagen y un rol un poco más atractivos que

118 ]]9
Frednc Jameson Sobre las "Estudios Culturales"

el del groupie clásico de los años sesenta, e implica la Slavoj Zizek), pero también desalentaría en los intelec-
transformación de la identidad étnica o grupal (hacia la tuales populistas el entusiasmo por una condición colec-
cual el groupie se veía atraído como una mariposa alrede- tiva que no es mucho mejor que la propia.
dor de la luz) en prácticas y desempeños que uno podría Todo ello supone que el "pueblo" aún remite, de al-
apreciar como espectador participante. Seguramente ello guna manera, a esa población de clase media-baja que
refleja la transformación propiamente posmodema de la ve televisión y toma cerveza, trabajadores (o desocupa-
etnicidad en neoetnicidad, en la medida en que se lleva el dos), blancos o negros, hombres o mujeres, acerca de
aislamiento y la opresión de los grupos al reconocimien- los cuales existe generalmente la fantasía de que consti-
to mediático y a la nueva reunificación por la imagen (en tuyen una realidad social étnica más grande. Pero, ¿y si
una A ufhebung propiamente hegeliana, que preserva y, al fuera de otra manera? En realidad, Meaghan Mon-is re-
mismo tiempo, anula la cuestión). Pero es una solución sulta inquietante al señalar que "este proceso no llega a
que no carece de problemas, ya que el nuevo Jan es algo involucrar a la figura que de hecho se mantiene [...1irre-
así como el Jan de los fans, y tanto Constance Penley, en dimiblernente 'otro': el burócrata" (465). En tanto An-
su descripción de la cultura Star Trek, como janice Rad- drew Ross, en algunos tramos de su ensayo, parece
way (en su clásico libro sobre el romance), son cuidado- comprender que, para el público de los Estudios Cultu-
sas al documentar la distancia que debe recorrerse entre rales, lo que resulta más ambiguo en su propio objeto de
los fans "reales" y su etnógrafo académico. Simon Frith estudio ("la tecnocultura New Age") es que la gente
va aun más lejos: "Si -como se sugiere en este libro-los New Age puede ya no ser "popular" en este sentido po-
fans son intelectuales 'populares' (u orgánicos), bien pue- pulista sino que puede tratarse de gente medianamente
den tener las mismas angustias acerca del hecho de ser cultivada, lo cual es mucho más funesto. (En realidad, la
fans (y se reconfortarán con los mismos mitos) que el res- originalidad y la importancia del trabajo que está reali-
to de nosotros" (182). Ello subraya un giro particular- zando janice Radway sobre el Club del Libro del Mes
mente derrideano en la transformación de la "gente" en estriba en que promete mostrar la construcción de lo
''fans'': mientras que en el primer caso había una sustan- "medianamente cultivado" y la función política y social
cia primaria que persistía en su esencia y ejercía un po- que tiene dicha construcción como una especie de re-
deroso efecto gravitacional sobre los intelectuales insus- presión o desplazamiento de lo popular). Finalmente,
tanciales que revoloteahan a su alrededor, la nueva en uno de los momentos más escalofriantes y cómicos
versión revela un salón de espejos en el que la "gente" de esta conferencia, Ian Hunter describe el Primer
añora ser "pueblo" y "popular", siente su propia falta on- Contacto fundamental con el Otro burocrático:
tológica, anhela su propia estabilidad imposible e inten-
ta narcisísticamenre recuperar -por medio de diversos ri- El problema con la crítica estética (y con los Estudios
tuales- un ser que, en principio, nunca existió. Esto nos Culturales, que todavía están atrapados en ese punto) es
llevaría, sin duda, a una visión más psicoanalítica del con- que se atreve a juzgar y comprender estos otros ámbitos
flicto étnico y grupal (tal vez en la línea propuesta por culturales desde un único punto metropolitano, por lo

120 121
Fredric Jomeson Sobre los "Estudies Culturales"

general, la facultad de Artes de la Universidad. Sin em- materialismo no debería ser confundido con un mate-
bargo, cuando se viaja hacia estas otras zonas -a despa- rialismo histórico que gira alrededor de la praxis y el
chos legales, a instituciones mediáticas, a oficinas guber- modo de producción.
namentales, a empresas, a agencias de publicidad- se En líneas generales, debemos sospechar de la refe-
hace un descubrimiento aleccionador: ya están todas ati-
rencia al cuerpo como una apelación a la inmediatez (la
borradas de sus propios intelectuales. Y simplemente mi-
advertencia corre también para el primer capítulo de la
ran hacia arriba y preguntan: "Bueno, ¿qué es exacta-
mente lo que puede hacer usted por nosotros?"(372).
Fenomenología... de Hegel): incluso el trabajo médico y
penal de Foucault puede leerse como una descripción
de la construcción del cuerpo que rechaza la inmediatez
El populismo como una doxa prematura. En cualquier caso, tanto el estructuralismo
como el psicoanálisis trabajan enérgicamente para des-
Pero no se puede terminar con el tema del populis- mistificar las ilusiones de la intimidad corporal, sugeri-
mo sin hacer una objeción última, más general, que ata- das en gran medida por el "deseo". El tema de la tortu-
ñe a algunos de los rituales teóricos y verbales de esta ra no lo refuta sino más bien lo confirma, al hacer de la
ideología. Dado que Keywordf'[Palabras clave], de Ray- experiencia individual del cuerpo, que carece de pala-
mond Williams, resulta tan importante como referencia, bras, la más aislada de todas las experiencias y la de más
sería bueno ir pensando en un volumen que lo acompañe: difícil acceso. Pero la fascinación actual por la porno-
debería llamarse Buzzuords [palabras de moda] y, según grafía, la tortura y la violencia es más el signo de la pér-
es posible imaginar, sería parecido al Diccionario de luga- dida de esa inmediatez y la nostalgia por la concretud fí-
rescomunes, de Flaubert, pero de nuestra era. Si ello fra- sica, imposible, que la prueba del Zeitgeist de que está en
casara, se podría proponer como una fonna de higiene todos lados, listo para ser aprehendido. De hecho, lo
filosófica que durante aproximadamente diez años no se que haya nuestro alrededor son más bien imágenes e
usaran más las palabras "poder" y "cuerpo". Nada re- información estereotipadas sobre el cuerpo, las cuales
sulta más incorpóreo que esas referencias al cuerpo, sal- precisamente son la fuente más poderosa de interferen-
vo cuando genera efectos viscerales reales -ral como cia cuando se intenta un enfoque fenomenológico com-
ocurre en el trabajo ya mencionado de Laura Kipnis so- pleto del cuerpo ..Esta última cuestión, por lo tanto, de-
bre Hustler, o en Dougtas Crimp-. Difícilmente se al- be ser siempre problematizada históricamente, y no
cance el materialismo con la letanía corporal: ésta pare- tratarse como un código interpretativo por derecho
ce ser una concesión a la cultura materialista de las propio, al menos no para nosotros, aquí y ahora.
masas (hay que reconocerlo), bajo la mirada escrutado- En lo que respecta al poder, éste sería el tema -se-
ra de Bourdieu. El materialismo del cuerpo es el mate- gún se sugiere a menudo en estas páginas- alrededor del
rialismo mecánico del siglo XVIII y está creado a ima- cual giran los Estudios Culturales (vcomparten el com-
gen del modelo médico (de allí el papel de Foucault a promiso de examinar las prácticas culturales desde el
propósito de estas dos conductas obsesivas); pero dicho punto de vista de su complejo vinculo con, y dentro de,

122 123
Fredric Jameson Sobre 105 "Estudias Culturales"

las relaciones de poder" [Eennett 23]). Se trata de un experiencia individual de dominación -Ios actos de ra-
slogan aun más peligroso e intoxicante para los intelec- cismo o machismo, autoritarismo, sadismo, brutalidad
tuales, ya que así se sienten más cerca de la "realidad" personal consciente o inconsciente- se transfiere a los
del poder de lo que tal vez estén verdaderamente. Creo fenómenos sociales, los cuales son mucho más comple-
que las interpretaciones en términos de poder deben jos: Konrad y Szelenyi señalaron hace un tiempo que el
plantearse como desmistificaciones puntuales, des-idea- reino de la experiencia de la producción cultural capita-
lizaciones, y deben implicar un cieno shock, un reproche lista es un enclave retrógrado, relativamente subdesa-
doloroso, en primer lugar, a nuestros propios hábitos de rrollado o tradicional, dentro del capitalismo tardío."
idealización. El reino de la cultura es, ciertamente, un Se vuelv~ hacia el momento empresarial de la sociedad
espacio privilegiado para esos efectos de shock, dada la corporativa desaparecida hace tiempo y actualmente
anfibiosidad de las superestructuras (y esa tendencia, de presente sólo como nostalgia (la retórica yuppie del mer-
la cual habló Stuart Hall, a ser apartadas de su contex- cado es, por lo tanto, un síntoma cultural que exige un
to). Puede ser saludable, particularmente para intelectua- análisis textual por derecho propio). No resulta sor-
les culturales, recordar cada tanto (en distintos momentos prendente entonces que, en ocasiones, se traslade una
históricos) que la cultura es funcional socialmente, que especie de visión feudal de la dominación personal y la
está al servicio de las instituciones y que su barniz de ocio subordinación al universo corporativo, el cual carece de
o de estética, su apariencia reconstituyente o incluso utó- rostro. Pero en ese caso se trata de un texto que debe ser
pica, resulta falsa y es un señuelo. Si todo es poder, en- analizado, más que de un código interpretativo aún útil
fonces no necesitamos recordarlo, como tampoco pue- para descifrar otros textos sociales contemporáneos
de este concepto mantener su fuerza desmistificatoria (aunque las formas de brutalidad simbólica o personal
(el cual, por otra parte, tenía el beneficio de cuestionar- probablemente tiendan a reflejar la ausencia de poder
nos como intelectuales). En ese caso, el "poder" es, como en el sentido social, más que su actuación).
explicación, tan satisfactorio como la vertu dormitiue del Sin embargo, mediante este anacronismo, toda una
opio: si está en todos lados, no tiene mucho sentido ha- ideología y una teoría política liberal se vierten en los
blar de él (Foucault lo pudo hacer sólo porque como his- Estudios Culturales (y otras disciplinas). En realidad, la
toriador buscaba rastrear el surgimiento de un nuevo es- retórica del "poder" carga con un fardo mucho más pe-
quema del poder moderno). ¿Cuál es, en realidad, la sado, por ejemplo, el repudio al análisis económico,
ventaja de estigmatizar el poder de ese hurócrata corpo- cierta postura anarquista sobre la cosa misma, el matri-
rativo que hizo su inesperada aparición en estas páginas monio impuro entre el heroísmo de la disidencia y el
hace un momento? ¿No sería más útil observar la es- "realismo"de "hablar con las instituciones". La proble-
tructura de las corporaciones multinacionales desde una mática del poder, como fue reintroducido sistemática-
perspectiva que apunte a determinar el modo de in-
fluencia y producción de una cultura corporativa pro- !J. Gyorgy Konrad e lvan Szelenyi, Intellecmeis on the Road to
piamente dicha? Se produce una confusión cuando la Class Pmser, Nueva York, Harcourt Brace jovanovich, 1979.

124 125
Fredric }ameson Sobre los "Estudias Culturales"

mente por Weber y mucho más tarde por Foucaulr, un momento de profundo peligro" (285). Hemos visto
constituye un gesto antimarxisra, cuyo propósito era que algunos de los australianos reflexionan sobre el sen-
reemplazar el análisis en términos de modo de produc- tido y el significado diferentes que revisten las institu-
ción. Ello abre nuevos campos y genera un nuevo mate- ciones culturales en los Estados Unidos (las cuales, en
rial que resulta fascinante y rico; pero los que lo usan contraposición con las suyas, son en su mayoría priva-
deberían estar conscientes de sus consecuencias ideoló- das), sin trazar necesariamente consecuencias que las
gicas secundarias, y los intelectuales deberían ante todo diferencien (pero véase también Graeme Turner a pro-
ser cautelosos por las intoxicaciones narcisfsticas que pósito de las diferencias entre canadienses y australia-
puede producir el invocar esta problemática a la mane- nos [644-645]). Plantearlo de este modo introduce el te-
ra de un acto reflejo. ma de la nación como tal (la cual constituye aquí, de
hecho, una preocupación significativa), aunque puede
resultar equívoco y demasiado restringido.
El imperativo geopolítico Es más bien una limitación global específica lo que
Meaghan Morris tiene en mente, como lo señala en un
Éste es el momento de decir no sólo lo que debería pasaje espléndido e iluminador:
hacerse en el vacío que dejan las dos expresiones de mo-
da ("cuerpo" y "poder") y los "cabos sueltos" ideológicos Este intercambio me hace comprender que no he sido
que surgen de la crítica al populismo; es también el mo- suficientemente explícita acerca de la razón por la que
mento de señalar cómo, de hecho, muchos de los artícu- debería preocuparme a un nivel muy simple el "curocen-
los de esta colección ya están dirigidos en esa dirección. trismo" en una conferencia como ésta. Es un desasosie-
Ésta es la dimensión fundamentalmente espacial de go [u que tengo, más que una posición que pueda cxpo-
los Estudios Culturales (ya señalada por lady Bcrland), ner, y tal vez surgió en mi discurso más que en el texto
que puede percibirse en un principio como un malestar de mi artículo. Estoy inquieta por el mapa de los estudios
culturales que se está construyendo en esta conferencia,
frente a la mentalidad provinciana y el excepcionaiismo
por lo que no está en el mapa, más que por lo que efecti-
americanos, mencionados con mucho tacto por algunos
vamente está. Hemos hablado de relaciones locales y
de los autores extranjeros. Así, Stuart Hall aseguró ha-
globales en un mundo en el que Japón, Carel del Sur,
berse "quedado sin habla": "La gran explosión de estu- Hong Kong, Taiwan, Singapur o Indonesia sencillamen-
dios culturales en los Estados Unidos, su rápida profe- te no existen, no como [uerzas en las nuevas estructuras
sionalización e institucionalización no son hechos que del poder mundial. La única vez que escuché mencionar
podamos lamentar quienes hemos intentado instalar un a los países de la costa del Pacífico, resultó ser un modo
centro alternativo en una universidad como Birrning- de hablar de las relaciones entre Norte, Centro y Sudamé-
hamo Y sin embargo, debo decir que, en el sentido más rica, es decir, otra forma de permanecer en tierra america-
fuerte, me recuerda que en Gran Bretaña siempre tene- na, no de cruzar el océano. No estoy rogando por la in-
mos plena conciencia de que la institucionalización es clusión, es sólo que ciertas estructuras globali7.adoras

/26 127
Frednc Jameson Sobre los "Estudios Culturales"

tienen el porencial cvojalé" sólo fuera en el plano econó- Crecí en un pueblo de Colorado, donde creía que el
mico- de afectar en todas partes la vida de la gente en el Océano Atlántico empezaba en algún lugar en Kensas, y
futuro; pero ahora estas estructuras no se "alinean" a la que cualquier cosa que pasara al este de la ciudad de
manera de la antigua división binaria (Gran Bretaña/Es- Kansas se consideraba la Costa Este. Y sé que Cornel
tados Unidos, o Estados Unidos/Unión de Repúblicas creció en California, pero creo que tal vez estuviste en el
Socialistas Soviéticas) como a veces curocéntrjcamente Este demasiado tiempo. La reformulación arlanticisra de
suponen los críticos tradicionales del eurocentrismo.lg- Paul acerca de la herencia africana, la cultura africana y
norar esto es, en mi opinión, un error político. (476) los afroamericanos me permitió a su vez reformular mu-
chos temas. Pero quiero hacer una declaración califor-
Hay mucho para decir acerca de este morncnto, en niana. Se relaciona con el hecho de ver el mundo en re-
cierto sentido uno de los clímax de la conferencia. Se ladón con América latina, Centroamérica, México, con
podría señalar que la palabra "curocentrismo" ya no pa- vivir en un territorio conquistado, de manera tal que pa-
rece ser la adecuada para lo que, sin duda, es la menta- reciera que Quebec fuera parte de California más que
lidad pueblerina americana. Aunque estuviera embuida parte del mundo del cual estás hablando. Es el sentido
de las perspectivas europeas canónicas (y del retomo dc del Pacífico. Pienso en el discurso de Bemice Johnson
Reagon sobre la política de coalición que tuvo lugar en
lo reprimido bajo la forma de una anglofilia apenas ins-
un festival musical de mujeres en la Costa Oeste y que es
consciente, que siguió a la francofilia propia de la alta
un texto absolutamente canónico en el feminismo nor-
teoría anterior), ésta es ahora la visión del mundo de
teamericano, y pienso en las construcciones de la catego-
una OTAN americana, según la cual la vieja Europa no ría "mujer de color", pero también en una política cultu-
es mucho más significativa para nosotros de lo que lo es ral feminista y una visión de una nueva política cultural
Birmingham para los nuevos Estudios Culturales. Eu- a nivel mundial. No se capta nada de todo esto si se tien-
ropa y Gran Bretaña son seguramente cuestiones can- de a construir el mundo como blanco/negro, o Estados
dentes para los australianos, e incluso para los canadien- Unidos/Gran Bretaña, con un poco de Australia y Cana-
ses, más de lo que lo son para los americanos. Tal vez la dá adentro. Un mapa global así deja afuera estas cuestio-
consecuencia y el trasfondo más profundos del reproche nes realmente fundamentales. (703)
de Meaghan Mortis sea que no estamos suficientemen-
te preocupados por nuestro vínculo europeo y edípico, Todo lo cual parece confirmar la visión que tiene
somos demasiado complacientes con éste. Pero, en el Clifford de los Estudios Culturales como un modelo
mismo sentido, la nueva cultura de los países de la cuen- basado en el viaje y el turismo. Pero ello significaría pa-
ca del Pacífico que ella celebra aquí puede resultar una sar por alto tensiones más profundas y más interesantes,
forma diferente de liberación para Australia que para el aquellas, por ejemplo, que surgieron en el filoso inter-
intento americano de compartirla con los japoneses. Y cambio entre Morris y Paul Gilroy, cuya notable pro-
descarta a Latinoamérica, un descuido remediado por puesta de reconocer y reconstruir una verdadera cultura
Donna Haraway, cuya descripción de una cultura del negra atlántica parece presentar a primera vista algunas
Pacífico similar resulta aquí instructiva: analogías con la perspectiva de la Costa del Pacífico.

128 129
Fredric Jameson Sobre los "Estudios Culturales"

Pero Gilroy tiene una agenda ligeramente distinta: "La la "ausencia de mezcla" que tienen los Estudios Cultura-
especificidad de lo Atlántico negro puede definirse, a les -a la que ya aludí anteriormente- ello resulta induda-
cierto nivel, mediante este deseo de trascender tanto la blemente decisivo, y desempeña un papel más importan-
estructura del estado-nación como las restricciones que te en la reacción de Gilroy que en las observaciones de
imponen la etnicidad y la particularidad nacional". (194- Morris. Pero debería agregarse que la autonomía es la
195; ya hemos visto que la intervención de Gilroy cons- gran cuestión política de la era posmoderna: en la era
tituye un repudio explícito a la "política de identidad" o multinacional el comunismo se hundió en la imposibili-
de separatismo cultural). Pero Gilroy puede (y debe) re- dad de la autarquía (e incluso del socialismo en varios
sistir esa tendencia divisoria a celebrar el excepcionalis- países). Deberíamos entonces ver el nacionalismo no
mo cultural americano o británico (aun cuando se pre- como el vicio y el síntoma tóxico de la era inmediata-
sente en términos del excepcionalismo de la cultura mente posterior a la Segunda Guerra Mundial, sino más
británico-negra o afroamericana): está allí el gran archi- bien como una suerte de nostalgia por una autonomía
piélago flotante del Caribe para autorizar dicha resis- social que ya es inaccesible para todos. La palabra "na-
tencia. Sin embargo, tal vez los australianos y los cana- ción" debería usarse como un término dentro de un sis-
dienses no puedan echar por la borda tan fácilmente el tema, un término que debe implicar rclacionalidad
problema determinante y la categoría de nación. Según (además de la relacionalidad de tipo binario). En reali-
]ody Berland, "la razón por la que rechacé la noción de dad, lo que se puede percibir en debates" como éstos,
identidad en términos de una tradición histórica de lu- tan poco fáciles, es la necesidad de un nuevo discurso
cha alrededor de las comunicaciones era que en Canadá relacional a propósito de los temas globales y espaciales.
es imposible y compulsivo hablar del problema de la La nueva necesidad no es una cuestión de articulación
identidad. Se trata de un dilema: uno debe hablar de es- (como ocurría con las múltiples posiciones del sujeto y
te tema constantemente porque es un problema, pero no con los problemas estructurales internos de la identidad
puedes hablar de ello porque apenas empiezas, estás en cultural) sino que se trata de la superposición de dimen-
peligro de imponer una definición particular sobre algo siones inconmensurables: Morris nos pide, con razón,
que no es totalmente particular". (52) que "pensemos en los Estudios Culturales como una
La incomodidad parece provenir en parte de las pa- disciplina capaz de reflexionar sobre las relaciones en
labras "nación" y "nacional", las cuales evidentemente los marcos locales, regionales, nacionales e internacio-
todavía conllevan la carga del antiguo concepto del es- nales de acción y experiencia" (4iO). Pero la palabra
tado-nación autónomo, despertando así el temor de es-
tar todavía hablando -desde una perspectiva separatista
14. El trabajo de Simon Frith sobre la cultura musical sugiere
o cultural-nacionalista- de la cultura nacional, de las
que esto también rigc para la producción cultural como tal; pot
alegorías nacionales, del topoi nacional (como Mortis lo ejemplo, "la tensión en este mundo es menor entre los flmateursy los
denomina en un interesante esbozo sobre la versión profesionales [...1que entre los grupos de referencia locales v nacio-
australiana de dichos topOl). Para esa alergia estructural a nales". (176) ,

no m
Predric Jameson Sobre ros "Estudios Culturales"

"representación" podría sustituirse por la nocton del también abriría una nueva entrada (hasta ahora mayor-
mero "pensamiento" de las relaciones. Es curioso, en- mente en blanco) para mercantilización y consumo. El
tonces, que Morris rechace tan vehementemente el mo- fenómeno de la lucha de grupos -pvt ejemplo en Bell
delo ofrecido por David Harvey en su espléndida obra Hooks y en Mercer-. nos recuerda que cuando los tex-
Condition o/ Postmodernity [La condición de la posmo- toS culturales (no menos que la clase) son descodifica-
demidad]: desde luego, no es necesariamente la última dos correctamente, es factible que constituyan diversos
palabra sobre nada, pero es una forma de trazar un ma- mensajes en este proceso simbólico y que se postulen
pa del nuevo sistema global (en realidad, Morris dice como movimientos tácticos o estratégicos en lo que es
que sus modelos alternativos "usan argumentos econó- un enorme agón. Resulta claro, entonces, que también
micos similares a los de Harvey" [474]), ¿pero acaso el debe aplicarse aquí la hermenéutica adecuada a a la cla-
marxismo no es demasiado? ¿Y no es también curocén- se social. Se trata de una situación en la que los objetos
trico? (En realidad, en un pasaje notable [4551 Morris culturales estables, los trabajos, los textos, deben rees-
parece atribuir a Terry Eagleton el grito de batalla de ti- cribirse, como movimientos dialógicamente antagonis-
po feudal de "¡Por Inglaterra y el marxismo!", algo que tas, en la lucha entre los grupos (que incluyen, como
no tienen por qué oír los camaradas irlandeses.) Aun así, uno de sus objetivos específicos, el logro de la concien-
la suya es una de las discusiones más ricas y más estimu- cia de grupo), movimientos que tienden a expresarse
lantes tanto en lo que se refiere a la autorrepresentación afectivamente bajo la forma del odio y la envidia.
cultural nacional como a la dimensión internacional que Esta metodología no parece ser ya tan útil cuando se
falta todavía en los Estudios Culturales: resulta vergon- interioriza el fenómeno de la relación grupal-como ocu-
zoso que ninguno de los americanos reflexione sobre al- rre con varios de los trabajos aquí presentados- y se
gunas de estas cuestiones (Clifford, sin duda, se hace transforma en una cuestión de sentimientos mezclados,
cargo de éstas en una forma más reflexiva/contemplati- de posiciones subjetivas múltiples, de esquizofrenia pro-
va). ductiva o de co-conciencia desgraciada, entendiéndose
que todos estos rasgos pueden caracterizar también a la
Conclusiones y utopía condición colectiva de un grupo. Aquí, entonces, pare-
ce imponerse nuevamente el modelo de la articulación,
Es hora de resumir las lecciones de este libro (las y pasamos de lo dialéctico (en el caso de la lucha inter-
lecciones que he aprendido de este libro). Será mejor grupos) a lo estructural, que en este ámbito particular
hacerlo bajo la forma de tareas futuras, de una agenda, consiste en la interrelación de los grupos, los fenóme-
aunque no necesariamente una agenda para los Estudios nos intragrupales o la construcción de unidades grupa-
Culturales en el sentido institucionalizado más estrecho res molares más grandes. La poética de este momento
o en el sentido de esa disciplina a la que aspiramos, que también parece relativamente distinta de la del primero,
hemos visto surgir en esta colección. Dicha agenda in- en el cual un texto podía ser traducido a un valor sim-
cluiría los conceptos de grupos, articulación y espacio; bólico y estratégico al tiempo que mantenía su valor u

132 133
Fredríc Jameson Sobre los "Estudios Culturales".

organización superficial. Aquí "traducción" se entiende cho el análisis; entendiéndose que el término "nacional"
como rranscodificación o sinonimia dentro de un térmi-:. es ahora meramente relacional v describe las diversas
no dado, ya que es la posibilidad de un determinado tér- partes que componen el sistem~ mundial. Éste puede
mino de tener distintos significados simultáneamen_te.l. verse como la superposición de distintos tipos de espa-
lo que permite que el texto sea compartido por códigos cio (local, regional y también nacional; el bloque geo-
distintos (y por los grupos que dan forma a dichas len- gráfico y el sistema mundial). En ese caso, los Estudios
guas). Aquí la transferencia de un átomo o un serna fun- Culturales norteamericanos tendrían que imprimirles
damental posibilita la conexión del grupo, ya que une su sello a sus propias contrihuciones de manera auto-
los códigos momentáneamente por medio de su propia conciente.
polisemia. Pero quien dice Estados Unidos dice capitalismo
Pero estas dos zonas de sentido y de análisis todavía global, y el avance hacia una cultura de este tipo, suma-
están dentro de los "Estudios Culturales", entendidos do a la dinámica de ese Otro que resulta más verdadero
ahora como un gran Frente Popular o como un carna- que cualquiera de los micro grupos que desfilan aquí,
val populista. La tercera dimensión surge sólo cuando exige un retorno al análisis de las mercancías que está
llegamos al límite y miramos al verdadero Otro, al bu- faltando en estas páginas, con excepción del provocati-
rócrata o a la figura corporativa que aparece en el capi- vo trabajo de jody Berland sobre la ideología del "en-
talismo tardío y en sus actuales instituciones globales. tretenimiento". Tal vez, desde una perspectiva populis-
Debido a que este Otro ya no puede ser asimilado en las ta, se pueda pensar que tratar estos productos culturales
estructuras descriptas previamente, las relaciones con él como mercancías que están a punto de desaparecer en el
deben modelarse según una forma externa o espacial, y proceso puramente formal del consumo resulta de algu-
precisa un análisis de tipo geográfico para el cual no te- na manera denigrarlos y disminuir su dignidad, pasar
nemos todavía el lenguaje adecuado (la consecuencia por alto sus funciones sociales y grupales (señaladas an-
que yo extraigo de que no será ni dialéctico ni estructu- teriormente). Pero ése no es necesariamente el caso de
ral no es más que una impresión y un posible punto de un análisis verdaderamente complejo; aunque es cierto
partida). Éste es el momento, entonces, en que decidi- que, en lo que respecta al consumo (una cultura y una
damente resurge nuestro rol social y nuestro status co- forma colectiva de adicción), el acto de consumo es va-
mo intelectuales, dado que se trata de un rol mediado cío, es indiferente a los contenidos específicos de un ob-
por la geopolítica, y su valor es otorgado por el sistema jeto determinado y, por lo tanto, es en cierto modo po-
mundial mismo y por nuestro posicionamiento dentro co propicio para un análisis que pretenda ser minucioso.
de él. Este rol exige que nuestras lecturas y análisis in- Pero el conflicto, la alienación, la reunificación, lo que
dividuales den cuenta de la nueva necesidad de reflexión se solía llamar lo inauténtico, deben ser reconocidos:
geográfica o de autoconciencia geopolítica, y exige tam- nada verdaderamente interesante es posible sin negati-
bién la validación de cierta descripción/interpretación vidad; el error o la ideología; las falsas apariencias tam-
de la situación "nacional" desde cuyo ángulo se ha he- bién son hechos objetivos que deben calcularse dentro

134 1.15
Fredric Jameson

de la verdad; la estandarización del consumo es como


una barrera de sonido que se enfrenta a la euforia del Multiculturalismo O la
populismo como una realidad de la vida y una ley física
en los niveles más altos del espectro. lógica cultural del
Más allá está la utopía, también en juego, velada-
mente, en estas páginas, allí donde se hallan las más os-
capitalismo multinacional
curas formas de diversión y celebración grupal o narci-
sística. Pero también ésta debe ser nombrada; si no se la u
nombra su media vida cae a una velocidad increíble por
el contacto con la luz turbia y el aire contaminado de la
Slavoj Zize]:
realidad actual. Donna Haraway menciona la utopía en
un ensayo de una complejidad y un nivel a los que no
puedo hacer justicia ahora, menos aun en estas últimas
páginas: basta con decir que con un lento movimiento
de rotación va designando una serie de espacios alterna-
tivos o radicalmente Otros, diferentes del nuestro: la Quienes todavía recuerdan los buenos viejos tiem-
selva húmeda en contraposición a nuestro espacio so- pos del Realismo Socialista son concientes del papel
cial; el espacio extraterrestre, a nuestro mundo físico; el clave que desempeñó la noción de lo "típico": la litera-
microcosmos médico, a nuestros cuerpos aún conven- tura verdaderamente progresista debía representar hé-
cionales; y los macrocosmos de ciencia ficción a nues- roes típicos en situaciones típicas. A aquellos escritores
tras mentalidades aún convencionales. Dejemos que es- que retrataban en forma sombría la realidad soviética
tas utopías se muevan como un cielo estrellado sobre
no se los acusaba simplemente de mentir; la acusación
esta colección, así como sobre los Estudios Culturales
más bien consistía en que ofrecían un reflejo distorsio-
en general.
nado de la realidad social al describir los restos del pa-
sado decadente, en vez de centrarse en los fenómenos
"típicos", es decir, en aquellos que expresaban la ten-
dencia histórica subyacente del progreso hacia el comu-
nismo. Aunque esta noción pueda sonar ridícula, su piz-
ca de verdad reside en el hecho de que toda noción
ideológica universal siempre está hegemonizada por al-
gún contenido particular que tiñe esa universalidad y
explica su eficacia.

136 137
Slavoj Ziiek Multieulturalismo

¿Porqué la madre soltera es "típica"? familia numerosa de clase media baja que no puede ha-
cerse cargo de otro niño. '
Si se considera el rechazo que manifiesta la Nueva Este ejemplo muestra claramente en qué sentido lo
Derecha hacia el Estado dc Bienestar en los Estados universal es el resultado de una escisión constitutiva, en
Unidos, por ejemplo, la ineficacia con la que se asocia la cual la negación de una identidad particular transfor-
la noción universal de Estado de Bienestar se apoya en ma a esta identidad en el símbolo de la identidad y la
la representación seudoconcreta de la madre soltera completud como tales:' el Universal adquiere existencia
afroamericana, de mala fama, como si, en última instan- concreta cuando algún contenido particular comienza a
cia, el bienestar social fuera un programa para madres funcionar como su sustituto. Hace un par de años, la
solteras negras. Es decir, el caso particular de la madre prensa amarilla inglesa trató con insistencia el tema de
soltera negra es concebido veladamente como aquel ca- las madres solteras, presentándolas como la fuente de
todos los males de la sociedad moderna, desde las crisis
so típico del Estado de Bienestar y de todo lo que fun-
de presupuesto hasta la delincuencia juvenil. En este es-
ciona mal en él. En el caso de la campaña contra el
pacio ideológico, la universalidad del "Mal social mo-
aborto, el caso "típico" es exactamente el contrario: se
derno" cobró forma sólo a través de la escisión de la fi-
trata ahora de una mujer profesional, sexualrncnre pro- gura de la "madre soltera": por un lado, la figura en
miscua, que valora su carrera por encima de su misión tanto particularidad, por el otro, en tanto sustituto del
"natural", aunque esta caracterización entre en franca Mal social moderno. El hecho de que el vínculo entre el
contradicción con el hecho de que la gran mayoría de Universal y el contenido particular que funciona como
abortos ocurren en familias de clase media baja con su sustituto sea contingente significa precisamente que es
muchos hijos. Este giro específico -un contenido parti- el resultado de una batalla política por la hegemonía
cular es divulgado como "típico" de la noción univer- ideológica. Sin embargo, la dialéctica de esta lucha es
sal- constituye el elemento de fantasía, el soporte o más compleja que lo que indica la versión marxista ,es-
fondo fantasmático de la noción ideológica universal. tándar, según la cU3110s intereses particulares asumen la
Para decirlo en términos kantianos, desempeña el papel forma de la universalidad ("los derechos humanos uni-
del "esquematismo trascendental" al convertir el con- versales son de hecho los derechos del hombre blanco
cepto universal vacío en una noción que se relaciona o propietario..."). Para funcionar, la ideología dominante
se aplica directamente a nuestra "experiencia real". Es- tiene que incorporar'una serie de rasgos en los cuales la
ta particularidad fantasmática no es, de ninguna mane-
ra, una ilustración o ejemplificación insignificante: es 1. "Sutura" es, desde luego, otro nombre para este cortocircui-
en este nivel que las batallas ideológicas se ganan o se to entre lo Universal y lo Particular: la operación de hegemonía "su-
pierden. La perspectiva cambia radicalmente en cuanto tura" el Universal vacío a un contenido particular.
percibimos como "típico" el caso de un aborto en una 2. Ernesto Lac1au: Emancipation(s), Londres, Verso, 1996, págs.
14-15.

138 139
Slnvoj Ziiek M ultieulturalismo

mayoría explotada pueda reconocer sus auténticos anhe- traducción del pensamiento latente del sueño al texto
los. En otras palabras, cada universalidad hegemónica explícito de un sueño. Análogamente, no hay nada "fas-
tiene que incorporar por lo menos dos contenidos particu- cista" (o "reaccionario", o que merezca una calificación
lares: el contenido popular auténtico y la distorsión crea- por el estilo) en el pensamiento latente del sueño de la
da por las relaciones de dominación y explotación. Des- ideología fascista (es decir, el anhelo de una auténtica
de luego, la ideología fascista "manipula" el anhelo solidaridad comunitaria y social); lo que da cuenta del
auténtico por parte del pueblo de una verdadera solida- carácter propiamente fascista de esta ideología es la for-
ridad comunitaria y social, en contra de la competencia ma en que el "trabajo ideológico del sueño" elabora y
descarnada y la explotación; desde luego dicha ideología transforma dicho "pensamiento latente", convirtiéndo-
"distorsiona" la expresión de este deseo con el objeto de lo en el" texto ideológico explícito que continúa legiti-
legitimar la continuación de las relaciones de explotación mando las relaciones sociales de explotación y domina-
y dominación social. Sin embargo, para poder llegar a la ción. ¿Acaso no es lo mismo que ocurre hoy con el
distorsión de ese auténtico deseo, tiene primero que in- populismo de derecha? ¿Los críticos liberales no son
corporarlo... Etienne Balibar estaba ampliamente justifi- demasiado ligeros al desestimar los valores a los que
cado cuando invirtió la clásica fórmula marxista; las apela el populismo, tildándolos de inherentemente
ideas dominantes no son precisamente las ideas de "fundarncntalistas" o "protofascistas"?
aquellos que dominan. ' ¿Cómo se convirtió el cristia-
nismo en la ideologfa dominante? Incorporando una se-
ri~ de motivos y aspiraciones fundamentales de los opri- Por lo tanto, la no-ideología -lo que Fredric jame-
ffi1d~s -la verdad está del lado de los que sufren y son son llama el momento utópico, presente aun en la ideo-
humillados, el poder corrompe, etcétera- y rearticulán- logía más atroz- resulta absolutamente indispensable;
dolos de tal forma que se volvieran compatibles con las en cierto sentido la ideología no essino el modo de apari-
relaciones existentes de dominación. ción, la distorsión o el desplazamiento formal, de la no-ideo-
logía. Para tomar el peor caso imaginable, ¿acaso el an-
tisemitismo nazi no se basaba en el deseo utópico de
El deseo y su articulación una vida comunitaria auténtica, en el rechazo plena-
mente justificado de la irracionalidad propia de la ex-
Uno se ve tentado aquí a referirse a la distinción plotación capitalista? Nuestra epinión, nuevamente, es
freudiana entre el pensamiento latente del sueño y el que resulta teórica y políticamente incorrecto denun-
deseo inconciente expresado en el sueño. No se trata de ciar este anhelo como una "fantasía totalitaria", esto es,
lo mismo: el deseo inconciente se articula, se inscribe buscar en él las "raíces" del fascismo. Se trata de un
por medio de la "perlaboración", es decir, se trata de la error habitual que comete la crítica liberal-individualis-
ta del fascismo; en realidad, lo que lo hace "ideológico"
J. Véase Etiennc Balibar. La cmime MS 71'UlSSes, París, 1997. es su articulación, es decir, la forma en que se hace fun-

140 141
SJavoj Ziiek Multiculturalismo

cionar este deseo como legitimador de una determina- sólo explotados por la burocracia del Partido, sino ade-
~a concepción acerca de lo que es la explotación capita- más humillados por el argumento de que esto se hacía
h~ta (el resultado de la influencia judía o del predomi- en representación de ellos; por último, los izquierdistas
nIO del capital financiero por sobre el "productivo", el desilusionados percibiae el régimen como una traición
cual aparecería como el único que establece una "rela- al "verdadero socialismo". La imposible alianza político
ción" armoniosa con los trabajadores) y del modo en entre todas estas posiciones divergentes y potencial-
que podemos vencer dicha explotación (a través de la mente antagónicas sólo fue posible bajo la bandera de
eliminación de los judíos). un significante que se sitúa -y así lo hizo- en el borde
que separa la política de la prepolítica. "Solidaridad" fue
la opción perfecta: funciona políticamente ya que desig-
. La lucha por la hegemonía ideológica y política na la unidad "simple" y "fundamental" de los seres hu-
s~emJ~)re es, por lo tanto, la lucha por la apropiación de manos que debería reunirlos más allá de las diferencias
t:~nos que ~e sienten ."espontáneamente" como apo- políticas.'
líticos, como SI trascendieran las fronteras políticas. No
resulta sorprendente que el nombre del movimiento di-
sidente más importante de los países comunistas del es- Los instintos bdsicos conservadores
te de E~ropa haya sido "Solidaridad", un significante
que renute a la completud imposible de la sociedad, si ¿Qué nos dice todo esto de la reciente victoria elec-
es que alguna vez existió tal cosa. Es como si en Polo- toral de los laboristas en Gran Bretaña? No sólo que, en
nia, en los '80: se hubiese llevado a un extremo lo que una operación hegemónica modelo, se reapropiaron de
Lacl~u denomina la lógica de la equivalencia: "los co- nociones apolíticas como "decencia", sino que apunta-
mumstas en el poder" representaban la encamación de ron con éxito a la obscenidad propia de la ideología
la ?(~-sociedad, de la decadencia y la corrupción. Todos tory. En las declaraciones explícitas de corte ideológico
magrcamenre se unieron contra ellos, incluso los "co- por parte de los tories, siempre subyacía un doble dis-
munistas honestos" desilusionados. Los nacionalistas
conservadores acusaban a los comunistas de traicionar
l?s intereses polacos a favor del amo soviético; los indi- 4. Ahora que este mágico momento de solidaridad universal ha
viduos que hacían negocios veían en ellos un obstáculo pasado, el significante que está emergiendo en algunos países post-
pa~a.1a actividad capitalista desenfrenada; para la Iglesia socialistas como el de la complcrud ausente de la sociedad, es el de
católica .Ios comunrsras eran ateístas amorales; para los honestidad: éste apunta a la ideología espontánea de la "gente co-
mún" que está atrapada en la turbulencia económica y social, cuyas
campesinos representaban la fuerza de la violenta mo-
esperanzas en una nueva complerud en la sociedad que debía seguir
demizaci~n que acababa con la vida rural; para los artis- al colapso del socialismo se vieron cruelmente traicionadas. A sus
tas y los Intelectuales, el comunismo era sinónimo de ojos, las "viejas fuerzas" (ex comunistas) y los ex disidentes que estu-
censura opresiva y estúpida; los trabajadores se veían no vieron en el poder se unieron para explotarlos aun más que antes, ba-

142 143
SlavrJ Ziiek Multiculturalismo

curso,un mensaje entrelíneas obsceno, no reconocido una visión fugaz de su vello púbico. Una declaración co-
públicamente. Cuando, por ejemplo, lanzaron su in- mo la de Tebbirr es, sin duda, un equivalente ideológico
fausta campaña de "retomo a las fuentes" [Back to Ba- de ese gesto, que, permite echar una rápida mirada hacia
sics], la obscenidad fue expuesta claramente por Norman la intimidad obscena del edificio ideológico thatcheria-
'Iebbitt, "jamás tímido para mostrar los trapos sucios no. (Lady Thatcher tenia demasiada "dignidad" para
del inconsciente conservador".' llevar a cabo con demasiada frecuencia este gesto a lo
"Muchos votantes tradicionalmente laboristas han Sharon Stone, por eso el pobre Tebbitt tuvo que susti-
comprendido que comparten nuestros valores: que el tuirla). En este contexto, el énfasis laborista en la "de-
hombre no es sólo un animal social sino también terri- cencia" no fue un caso de simple moralismo: más bien
torial; debe ser parte de nuestra agenda satisfacer esos su mensaje era que ellos no están en el mismo juego
instintos básicos de tribalisrno y territorialidad." obsceno, que sus declaraciones no contienen "entre lí-
neas" el mismo mensaje obsceno.
En la actual constelación ideológica, este gesto re-
Aquí se ve, finalmente, de qué se trataba el "retor- sulta más importante de lo que puede parecer. Cuando
no a las fuentes": de la reafirmación de "bajos instintos" la administración Clinton resolvió el estancamiento al
egoístas, tribales, bárbaros, que acechan tras el rostro de que se había llegado -a propósito de los gays en la Ar-
la sociedad burguesa civilizada. Todos recordamos la mada norteamericana- mediante el acuerdo de "No
(merecidamente) famosa escena de la película Bajos ins- pregunte, no diga" (por el cual no se les pregunta direc-
tintos, de Paul Verhoeven (1992), en la cual, en el curso tamente a los soldados si son gay, de manera que no es-
de la investigación policial, Sharon Stone descruza las tén obligados a mentir y a negarlo; a pesar de no estar
piernas por un instante y revela a los policías fascinados formalmente admitidos en la Armada, son tolerados en
la medida en que su orientación sexual se mantenga pri-
vada y no intenten activamente involucrar a otros), di-
jo las banderas de la libertad y la democracia. La lucha por la hege-
cha medida oportunista fue criticada, con justificación,
monía; desde luego, se centra ahora en ese contenido particular que por entrañar actitudes homofóbicas. Aunque no se pro-
dará un giro a este significante: ~qué significa "honestidad"? Y nue- híbe directamente la homosexualidad, el status social
vamente, sería erróneo alegar que el conflicto está en última instan- real de los homosexuales se ve afectado por la mera exis-
cia en los diferentes significados de la palabra "honestidad": lo que se tencia de la homosexualidad, en tanto amenaza virtual
pierde de vista en esta aclaración semántica es que cada posición ase- que obliga a los gays a no revelar su identidad sexual. En
gura que su honestidad es la única honestidad "verdadera": la lucha otras palabras, lo que logró esta solución fue elevar ex-
no es simplemente una lucha entre contenidos paniculares diferen-
tes. Se trata de una lucha que estalla desde dentro de lo universal en
plícitamente la hipocresía al rango de principio social,
sí mismo. una actitud análoga a la que los países católicos tradicio-
5.]acqueline Rosa: .<.,'tateJ"ofFantosy, Oxford, 1996, pág. 149. nales tienen respecto de la prostitución: si simulamos
6. Ibídem. que los gays no existen en la Armada, es como si efecti-

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Slavoj 7.iirk MulticuJturalismo

vamente no existieran (para el gran Otro). Los gays de- da, una broma vulgar habitual era meter un dedo en el
ben ser tolerados, bajo la condición de que acepten la trasero de la persona que estaba delante y luego sacarlo
censura básica de su identidad... rápido, de manera ta\ que cuando la víctima sorprendi-
da se daba vuelta, no 'Sabía cuál de los soldados que son-
reían estúpida y obscenamente lo había hecho. La for-
AIDlQue a su nivel plenamente justificada, la noción ma más común de saludar a un colega soldado en mi
de censura Que está en juego en esta crítica (con su reso- unidad era -en vez de simplemente decir "[Hola!">
nancia foucaultiana del Poder, el cual-en el mismo acto "[Chupárnela!" ("Pusi kurac", en sorbo-croata); esta fór-
de censura y otras formas de exclusión- genera el exceso mula era tan común que había perdido completamente
que intenta contener y dominar) resulta insuficiente en su connotación obscena y se decía en forma totalmente
un punto central: lo que pierde de vista es la forma en neutral, como un mero acto de cortesía.
Que la censura no sólo afecta el status de la fuerza margi-
nal o subversiva que el discurso del poder intenta domi-
nar, sino que -en un nivel aun más radical- quiebra des- Censura, podery resistencia
de adentro el discurso de poder. Uno debería aquí hacerse
una pregunta ingenua, pero igualmente crucial: ¿por qué Esta frágil coexistencia de una homofobia extrema
la Armada se resiste con tanta fuerza a aceptar pública- y violenta y una economía libidinal homosexual, frus-
mente gays en sus filas? Hay una única respuesta coheren- trada, subterránea, no reconocida públicamente, es la
te posible: no es porque la homosexualidad sea una ame- prueba de que el discurso de la comunidad militar sólo
naza para la llamada economía "fálica y patriarcal" de la puede funcionar en tanto censure sus propios constitu-
Armada, sino porque, por el contrario, la comunidad de yentes Iibidinales. En un nivel ligeramente distinto, lo
la Armada depende de la homosexualidad frustrada/negada mismo ocurre con las golpizas y las humillaciones con
en tanto componente clave del víneulo masculino entre los sol- las que los marines norteamericanos reciben al colega
dados. recién llegado: a modo de ceremonia le pinchan meda-
llas directamente sobre la piel y otras cosas por el esti-
lo. Cuando estas prácticas se hicieron públicas -alguien
Según mi propia experiencia, recuerdo hasta qué las grabó secretamente en vídeo- se generó un escánda-
punto la vieja e infame Armada Yugoslava era homofó- lo. Pero lo que causó indignación en el público no era
bica -cuando se descubría que alguien tenía inclinacio- la práctica en sí misma (todo el mundo sabía que ocu-
nes homosexuales, se lo convertía inmediatamente en rría algo así), sino el hecho de que se hiciera pública.
un paria, antes de echarlo formalmente de la Armada- ¿Acaso fuera de los límites de la vida militar no encon-
y, al mismo tiempo, la vida diaria en la Armada estaba tramos un mecanismo autocensor similar en el populis-
cargada de insinuaciones homosexuales. Por ejemplo, IDO conservador, con sus tendencias sexistas y racistas?
cuando los soldados hacían la fila para recibir su comi- En la campaña de elección de jessc Helms no se admi-

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Sluvoj Ziiek Multiculturalisma

te públicamente el mensaje racista y sexista -en la esfe- dominante, se inclinaría radicalmente la balanza de la
ra pública, incluso se lo desmiente categóricamente- hegemonía ideológica toda. Esto es lo que probable-
pero éste se articula en una serie de indirectas y dobles mente Alain Badiou tenía en mente cuando, con ironía,
mensajes. En las actuales condiciones ideológicas, esta consideró a su trabajo como una búsqueda del "buen te-
clase de autocensura es necesaria si se pretende que el rror": hoy, frente a la emergencia de un nuevo racismo
discurso de Helms siga siendo efectivo. En el caso de y un nuevo sexismo, la estrategia pasa por hacer impro-
que se explicitara directamente, en forma pública, el nunciables semejantes enunciados, de manera que el que
sesgo racista, éste lo tomaría inaceptable para el discur- crea en ellos automáticamente esté descalificándose a sí
so político hegemónico; por otra parte, si abandonara mismo -como ocurre, en nuestro universo, con aquellos
ese mensaje racista en código, autocensurado, peligraría que aprueban el fascismo-. Une puede ser conciente,
el apoyo del electorado al que se dirige. El discurso po- por ejemplo, de! modo en que el fascismo transforma las
pulista conservador constituye, entonces, un buen ejem- auténticas aspiraciones a una comunidad, pero decidida-
plo de un discurso de poder cuya eficacia depende del mente no debe debatir "cuánta gente realmente murió en
mecanismo de autocensura, es decir, descansa en un me- Auschwitz", o "los aspectos buenos de la esclavitud", o
canismo que es efectivo en la medida en que se manten- "la necesidad de recortar los derechos colectivos de los
ga censurado. Se podría incluso decir que, contraria- trabajadores", y cosas por el estilo. La posición en este
mente a la imagen, presente en la crítica cultural, de un puntO debe ser desvergonzadamente "dogmática" y "te-
discurso o una práctica radicalmente subversivos "cen- rrorista": estas cuestiones no son objeto de una discu-
surados" por el Poder, hoy más que nunca el mecanis- sión abierta, racional y democrática.
mo de censura interviene fundamentalmente para au-
mentar la eficacia del discurso de! poder mismo.
Es posible oponer esta escisión constitutiva y la au-
tocensura en e! mecanismo de poder al motivo foucaul-
Aquí se debe evitar la tentación de caer en la anti- tiano de la interconexión entre Poder y resistencia. El
gua idea izquierdista de que "es mejor enfrentar un ene- punto que queremos señalar no sólo es que la resisten-
migo que admite públicamente sus tendencias (racistas, cia es inmanente al Poder, que poder y contrapoder se
homofóbicas, etcétera) que la actitud hipócrita de quien generan mutuamente; que el Poder mismo genera el es-
denuncia públicamente aquello que avala en secreto". ceso de resistencia que finalmente no podrá dominar;
Esta idea lamentablemente subestima lo que significa tampoco es que -en el caso de la sexualidad- la "repre-
política e ideológicamente mantener las apariencias: la sión" disciplinaria de la carga Iibidinal erotice el gesto
apariencia nunca es "meramente la apariencia"; ésta mismo de la represión (como el neurótico obsesivo que
afecta profundamente la posición sociosimbólica real de obtiene satisfacción libidinal de los rituales compulsivos
aquellos a los que concierne. Si las actitudes racistas se destinados a mantener a raya la jouíssance [goce] traumá-
hicieran aceptables en el discurso político e ideológico tica). Este último punto debe radicalizarse aun más: el

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Slavoj Ziiek Multiculturalismo

edificio mismo de! Poder se escinde desde dentro, es individual" equivale veladamente al egotismo brutal, al
decir, para reproducirse a sí mismo y contener su Otro desprecio por las víctimas y a otros "bajos instintos".
depende de un exceso inherente que lo constituye. Para No obstante, el problema cs que la estrategia del Nue-
decirlo en términos hegelianos de identidad especular, vo Laborismo también contenía su propio "mensaje en-
e! Poder es siempre ya su propia transgresión; si efecti- tre líneas": "Aceptamos totalmente la lógica del capital,
vamente funciona, tiene que contar con un agregado con eso no nos vamos a meter".
obsceno: el gesto de aurocensura es consustancial al
ejercicio de! poder. Por lo tanto no es suficiente decir
que la "represión" de un contenido libidinal erotiza re- Hoy, la crisis financiera constituye un estado de co-
troactivamente el mismo gesto de la "represión"; esta sas pennanente que legitima los pedidos de recorte del
"erotización" del poder no es un efecto secundario del gasto social, de la asistencia médica, del apoyo a la in-
ejercicio sobre su objeto, sino que conforma sus propios vestigación cultural y científica; en pocas palabras, se
cimientos, su "delito constitutivo", e! gesto fundante trata del desmantelamiento del Estado de Bienestar.
que debe permanecer invisible si el poder pretende fun- ¿Pero acaso esta crisis permanente es un rasgo objetivo
cionar normalmente. Lo que hallamos, por ejemplo, en de nuestra vida socioeconómica? ¿No se trata más bien
el tipo de instrucción militar que aparece en la primera de uno de los efectos de la ruptura del equilibrio en la
parte de la película de Kubrick sobre Vietnam, Full Me- "lucha de clases" hacia el capital, que es el resultado del
tal Jacket, no es una erotización secundaria del procedi- papel creciente de las nuevas tecnologías y de la inter-
miento disciplinario que crea sujetos militares, sino que nacionalización directa del capital, con la consecuente
es la obscenidad constitutiva de este procedimiento lo disminución del rol del Estado-Nación, que tenía más
que lo torna eficaz. posibilidades de imponer ciertas condiciones mínimas y
ciertos límites a la explotación? Dicho de otro modo: la
crisis es un "hecho objetivo" siempre que uno acepte de
La lógica del capital antemano, como una premisa incuestionable, la lógica
propia del capital, como lo han hecho cada vez más los
Volviendo, entonces, a la victoria laborista, vemos partidos liberales o de izquierda. Asistimos al increíble
que ésta no sólo implicó una reapropiación hegemónica espectáculo de partidos socialdemócratas que han llega-
de un conjunto de tópicos que habitualmente se inscri- do al poder con el siguiente mensaje entre líneas hacia
bían dentro del conservadurismo -los valores de la fa- el capital: "Nosotros haremos el trabajo que sea necesa-
milia, la ley y el orden, la responsabilidad individual-, rio para ustedes en una forma más eficaz e indolora que
sino que además la ofensiva ideológica del laborismo se- los conservadores". Desde luego, el problema es que re-
paró estos tópicos del subtexto fantasmático obsceno sulta prácticamente imposible -en las actuales circuns-
que los mantenía dentro de! campo conservador, en el tancias sociopolíticas globales- cuestionar efectivamente
cual tener "mano dura con el delito" y "responsabilidad la lógica del capital: incluso un intento socialdemócrata

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S/avoj Ziiek MultieulturalmnQ

modesto para redistribuir la riqueza más allá del límite el repliegue del compromiso activo en la sociedad civil,
aceptable para el capital conduce "efectivamente" a cri- lo cual desemboca en el consumismo apolítico pasivo:
sis económica, inflación, caída de los ingresos, etc. De ambos rasgos caracterizan al capitalismo contemporá-
cualquier forma, uno siempre debe tener en cuenta que neo. En consecuencia, lag disidentes están estupefactos
entre la "causa" (el gasto social creciente) y el "efecto" al comprobar que en el paso del socialismo al capitalis-
(la crisis económica) no hay una relación causal objeti- mo han desempeñado el papel de "mediadores que de-
va directa: ésta siempre se halla inserta en una situación saparecen", y que la misma clase de antes gobierna ba-
de lucha y antagonismo social. El hecho de que si uno jo un nuevo disfraz, Resulta equivocado sostener,
no obedece los límites impuestos por el capital "verda- entonces, que el retorno de los ex comunistas al poder
deramente se desencadena" una crisis, no "prueba" en es un indicador de que la gente está desilusionada del
modo alguno que esos límites sean una necesidad obje- capitalismo y añora la antigua seguridad socialista: en
tiva de la vida económica. Más bien debería verse como realidad, en una suerte de "negación de la negación"
una prueba de la posición privilegiada que tiene el capi- hegeliana, es sólo con el retorno al poder de los ex co-
tal en la lucha económica y política, como ocurre cuan- munistas que se negó efectivamente el socialismo. En
do un compañero más fuerte te amenaza con que si ha- otras palabras, lo que los analistas políticos perciben
ces X, vas a ser castigado por Y, y luego, cuando estás (equivocadamente) como una "decepción frente al capi-
haciendo X, efectivamente resulta Y. talismo es, en realidad, una desilusión frente a un entu-
siasmo ético-político, para el cual no hay lugar en el ca-
pitalismo "normal". 7

La ironía es que, en los países ex comunistas del es-


te europeo, los comunistas "reformados" fueron los pri-
meros en aprender la lección. ¿Por qué muchos de ellos En un nivel ligeramente diferente, la misma lógica
volvieron al poder vía elecciones libres? El retorno mis- está presente en el impacto social que tiene el ciberes-
f'10 nos ofrece la prueba definitiva de que estos estados pacio. Dicho impacto no deriva directamente de la tec-
han entrado efectivamente en el capitalismo. Es decir, nología sino que depende de la red de relaciones socia-
¿qué es lo que los ex comunistas representan hoy? De- les; es decir, la forrna en que la digitalización afecta
bido a sus vínculos privilegiados con los capitalistas que nuestra propia experiencia está mediada por el marco de
están surgiendo (la mayoría de los cuales son miembros
de la antigua nomenklatura, que privatizó las compañías 7. Uno comprende, retroactivamente, hasta qué punto el fenó-
que alguna vez dirigieron), los ex comunistas constitu- meno denominado ~disidencia" estaba imbuido de un marco ideoló-
yen, en primer lugar, el partido del gran capital. Más gico socialista, hasta qué punto la "disidencia", con su utópico "mo-
ralismo" (el predicamento de la solidaridad social, la responsabilidad
aún, para borrar los rastros de su breve pero traumática ética y otros valores por el estilo), proveía el núcleo ético negado del
experiencia con la sociedad civil políticamente activa, socialismo: tal vez, algún día, los historiadores notarán -en el mismo
abogan ferozmente por el abandono de la ideología, por sentido que Hegel sostcnía que el resultado espiritual verdadero de

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Slovaj Ziiek Multieulturalismo

la economía de mercado globalizada del capitalismo tar- dera al ciberespacio (o la World Wide Web) como un
dío. Con frecuencia Bill Gates ha celebrado el ciberes- organismo que autoevoluciona naturalmente.' Aquí re-
pacio, considerando que éste abre la posibilidad de lo sulta fundamental el desdibujamiento de la distinción
que él llama un "capitalismo libre de fricción". Esta ex- entre "cultura" y "naturaleza": la contracara de la "na-
presión mues:ra perfectamente la fantasía social que turalización de la cultura" (el mercado, la sociedad, con-
subyace en la Ideología del capitalismo del ciberespacio: siderados como organismos vivos) es la "culturalización
un, medio de intercambio completamente transparente, de la naturaleza" (la vida misma es concebida como un
etereo, en el que desaparecen hasta los últimos rastros conjunto de datos que se autorreproducen: "genes are
~e !a i.~e~~ia material. La ~uestión fundamental es que la memes").'! Esta nueva concepción de la Vida es, enton-
fricción de la que nos libramos en esa fantasía de un ces, neutral en lo que respecta a la distinción entre pro-
"capitalismo libre de fricción" no se refiere solamente a cesos naturales, culturales o "artificiales". Así, la Tierra
la realidad de los obstáculos materiales que sostienen (como Gaia) y el mercado global aparecen como gigan-
cualquier proceso de intercambio, sino, sobre todo, a lo tescos sistemas vivientes autorregulados cuya estructura
Real de los antagonismos sociales traumáticos a las re- básica se define en términos de procesos de codificación
laciones de poder y a todo aquello que marque con un y decodificación, de transmisión de la información. La
sesgo patológico el espacio del intercambio social. En concepción de la Web como un organismo vivo a menu-
s~~ manusc.ritos Grundrisse, Marx señaló que la disposi- do aparece en contextos que pueden parecer liberado-
cron mater~al .de U? emplazamiento industrial del siglo res, por ejemplo, contra la censura estatal en Internet.
XIX materializa directamente la relación de domina- Sin embargo, esta demonización del estado es total-
ción capitalista -el trabajador aparece como un mero mente ambigua, en la medida en que en general forma
apéndice subordinado a la máquina que posee el capita- parte del discurso de la derecha populista y/o el libera-
lista-; mutatis mutandis, lo mismo ocurre con el ciberes- lismo de mercado, cuyo objetivo principal apunta a
pacio. En las condiciones sociales del capitalismo tar- aquellas intervenciones estatales que tratan de mante-
dío, la .materialidad misma del ciberespacio genera ner la seguridad y un mínimo equilibrio social. Aquí re-
automáticamente la ilusión de un espacio abstracto con sulta ilustrativo el título del libro de Michael Roths-
un intercambio "libre de fricción" en el cual se borra la child: Bionomia: The lnevitability of Capitalism:" Así,
particularidad de la posición social de los participantes. mientras los ideólogos del ciberespacio pueden soñar
con el próximo paso evolutivo -cn el que ya no interac-
La ."ideología espontánea del ciberespacio" que
predomina se llama "ciber-revolucionarismo" y consi- 8. Véase Tiziana 'Ierranova: "Digital Darwin'', Neo Fermatíons,
n° 29, verano de 1996.
la guerra del Pcloponeso, su Fin espiritual, es el libro de 'Iucídidcs 9. Véase Richard Dawkins: The Selfish Gene, Oxford, 1989.
que trata sobre clla- que la disidencia fue el verdadero resultado es- \0. Michael L. Rmhschild: Bionomia: Tbe Inn.:itability oféopita-
piritual del Socialismo Realmente Existente. lism, Nueva York, Armonk, 1992.

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S/avrj Zii.ek Multiculturaliwo

tuaremos mecánicamente en tanto individuos "cartesia- es decir, la lucha de clases y otros antagonismos pasados
nos", en el que cada "persona" cortaré el vínculo sustan- de moda) para dar paso a un universo postideológico
cial con su propio cuerpo y se concebirá como parte de pragmático maduro, de administración racional y con-
la nueva Mente hoilstica que vive y actúa a través de ca- sensos negociados, a un universo libre de i.mpulsos utó-
da uno-, esta "naturalización" de la World Wide Web o picos en el que la administración deSapaSlO?ada de I~s
del mercado oculta el conjunto de relaciones de poder asuntos sociales va de la mano de un hedonismo esteu-
(de decisiones políticas, de condiciones institucionales) zante (el pluralismo de las "formas de vida"), en ese pre-
que necesitan los "organismos" como Internet (o el ciso momento lo político forcluido está celebrando su
mercado, o el capitalismo, etcétera) para prosperar. retorno triunfal en la forma más arcaica: bajo la forma
del odio racista, puro, incólume hacia el Otro, lo cual
hace que la actitud tolerante racional sea abs~lutamen­
La ideología subterránea te impotente." En este sentido preciso, el racls~o pos-
moderno contemporáneo es el sinnnna del capitalismo
Lo que uno debería hacer, por lo tanto, es reafirmar tardío multiculturalista, y echa luz sobre la contradic-
la antigua crítica marxista respecto de la "reificación"; ción propia del proyecto ideológico liberal-d:~ocrá~­
en contraposición a las pasiones ideológicas, a las que se ca. La "tolerancia" liberal excusa al Otro folclórico; PrI-
considera "pasadas de moda", hoy la forma ideológica vado de su sustancia (como la multiplicidad de "comidas
predominante consiste en poner el acento en la lógica étnicas" en una megalópolis contemporánea), pero de-
económica "objetiva", despolitizada, puesto que la ideo- nuncia a cualquier Otro "real" por su "fundamentalis-
logía es siempre autorreferencial, es decir, se define a mo", dado que el núcleo de la Orredad está en la re~I~­
través de una distancia respecto de un Otro, al que se lo ción de su goce: el "Otro real" es por definición
descarta y denuncia como "ideológico"." jacques Ran- "patriarcal", "violento", jamás es el Otro de la sabiduría
ciere se refirió cáusticamente a la "mala sorpresa" que etérea y las costumbres encantadoras. U no se ve tentado
espera a los ideólogos posmodemisras del "fin de la po- aquí a reactualizar la vieja noción marcuseana de "tole-
lítica": es como si estuviéramos asistiendo a la confirma- rancia represiva", considerándola ahora como la tole-
ción última de la tesis de Freud, en El malestar en la cul- rancia del Otro en su forma aséptica, benigna, lo que
tura, respecto de cómo, ante cada afirmación de Eros, forcluye la dimensión de lo Real del goce del Otro. 11
Ténatos se reafirma con una venganza. Ahora que deja- La misma referencia al goce nos permite echar una
mos atrás -de acuerdo con la ideología oficial- las pa-
siones políticas "inmaduras" (el régimen de lo político, 12. Véase Jacques Rancícrc. On tbe Shores of Po/itid, Londres,
Verso, 1995, pág. 22. _
13. Para un desarrollo más detallado del papel que desempen~
11. Véase Slavoj 2iiek: "Introducción", en Mnpping Ideohgy, la jouissnnce en el proceso de la identificación ideológica, véase Slavoj
Londres, Verso, 1995. Ziiek: The P/nf{Ut' ofFantasies, Londres, Verso, 1997, cap. 2.

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Slaooj Ziiek Multiadturalísmo

nueva luz sobre los horrores de la guerra de Bosnia, tal la lluvia] -que casi gana el Osear a la mejor película ex-
como se refleja en el filme Underground, de Emir Kus- tranjera en 1995- Underground es el último pr?ducro
turica (1995). El significado político de este filme no ra- ideológico del multiculturalismo liberal de OCCidente:
dica principalmente en su tendenciosidad abierta, en la lo que ambos filmes ofrecen a la mirada ~e1 espectador
forma como toma partido en el conflicto posyugoslavo ocódentalliberal es precisamente lo que este qUIere ver
-Ios heroicos serbios contra los croatas y eslovenios en la guerra balcánica: el espectáculo de un ciclo de pa-
traidores pro nazis - sino más bien en la actitud estéti- siones míticas, incomprensibles, atemporales, que con-
ca "despolitizada". Es decir, en sus conversaciones con trastan con la vida decadente y anémica de Occidente."
los periodistas de Cnhiers du cinema, Kusturica insistía
en que Underground no es exactamente un filme políti-
co, sino una suerte de experiencia subjetiva a la manera El flanco débil de la mirada multiculturalista univer-
de un trance Iirninal, un "suicidio postergado". El direc- sal no está en su incapacidad para "arrojar el agua sucia
tor puso, sin ser conciente de ello, sus verdaderas cartas sin arrojar el bebé": resulta roralmente erróne.o a~ar
políticas sobre la mesa al señalar que Underground expo- que, cuando uno arroja el agua sucia del. naclOnahsmo
ne el trasfondo fantasmático "apolítico" que está en la -el "exceso" de fanatismo-, debe ser CUIdadoso de no
base de las crueldades de la guerra posyugoslava y de su perder el bebé de la identidad na:ional."~an~", de ma-
limpieza étnica. ¿Cómo? El cliché más común-a propó- nera tal que se podría trazar una lfnea divisoria en.tre el
sito de los Balcanes es que su gente está atrapada en la grado justo de nacionalismo "sano", qu~ garantIza la
vorágine fantasmática del mito histórico; Kusrurica dosis rninima necesaria de identidad nacional, y el na-
mismo apoya esta visión; "En esta región, la guerra es cionalismo "excesivo". Semejante distinción tan propia
un fenómeno naturaL Es como una catástrofe natural, del sentido común reproduce el razonamiento nacionalista
como si fuese un terremoto que explotara de tanto en que intenta librarse del exceso "impuro". Uno se;e tenta-
tanto. En mi película, traté de mostrar el estado de co- do, en consecuencia, a proponer una analogía con el
sas en esta caótica parte del mundo. Pareciera que nadie tratamiento psicoanalítico, cuyo propósito tampoco es
puede rastrear las raíces de este conflicto terrible"." Lo sacarse de encima el agua sucia (los síntomas, los tics pa-
que encontramos aquí, desde luego, es un caso ejemplar tológicos) para conservar el bebé (el centro del Yo salu-
de "balcanismo", que funciona de un modo parecido al dable) sino, más bien, arrojar al bebé (suspender el Yo d~
concepto de "orientalismo" de Edward Said: los Balea- paciente) para confrontar al paciente c?n su propIa
nes como un espacio fuera del tiempo, en el cual Occi- "agua sucia", con los síntomas y las f~ntasl.as que e~truc­
dente proyecta su contenido fanrasmático. Junto con la turan su goce. En la cuestión de la identidad nacional,
película de Mi1che Manchevski Before tbe Rain [Antes de
15. En relación con esta percepciún occidental de los Balcanes
14. "Propos de Emir Kusrurica". Cahien de rinémn, n'' 492, ju- como una pantalla famasmática, véase Rcnata Salecl: The Spoils af
nio de 1995, pág. 69. Freedom, Londres, 1995.

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Multieulturlllimu;
Slavoj Ziiek

uno también debería intentar arrojar al bebé (la pureza enano Alberich), hasta Metrópolis, de Fritz Lang, en el
espiritual de la identidad nacional) para hacer visible el que trabajadores industriales esclavizados viven y traba-
soporte fantasmático que estructura la jouissance en la jan debajo de la superficie de la tierra produciendo ri-
Cosa nacional. Y e! mérito de Underground es que, sin queza para los capitalistas que gobiernan.
ser conciente de ello, toma visible esta agua sucia.
Este esquema de esclavos "subterráneos", domina-
La máquina del tiempo dos por un Amo malvado, se recorta sobre un fondo que
muestra la oposición entre las dos figuras de! Amo: por
Underground trae a la luz el trasfondo subterráneo un lado, la autoridad simbólica pública "visible"; por el
obsceno del discurso público, oficial, representado en la otro, la aparición espectral "invisible". Cuando el sujeto
película por el régimen comunista de Tito. Debe tener- está d~tado de la autoridad simbólica, actúa como un
se en cuenta que el "subterráneo" al que alude el título apéndice de su título simbólico; es decir, es e! "gran
del filme no se refiere solamente al "suicidio posterga- Otro", la institución simbólica que actúa a través de él:
do", a la eterna orgía de beber, cantar y copular que basta con pensar en un juez, que puede ser una persona
ocurre fuera del espacio público y en una temporalidad miserable y corrupta, pero que en el momento en que se
suspendida. Hace referencia también al taller "subterrá- pone su traje y su insignia, sus palabras son las de la
neo" en el que los trabajadores esclavizados, aislados del Ley. Por otra parte, el Amo "invisible" (un buen ejem-
resto del mundo 00 que los lleva a pensar que todavía plo es la figura antisemita del "judío" quien, invisible a
está transcurriendo la Segunda Guerra Mundial), traba- los ojos de la gente, maneja los hilos de la vida social) es
jan día y noche produciendo armas que son vendidas una especie de extraño doble de la autoridad pública:
por Marko, el héroe del filme, dueño de ellos y gran Ma- tiene que actuar en la sombra, invisible a los ojos de la
nipulador' el único que media entre el mundo público y gente, irradiando una omnipotencia espectral, como la
el "subterráneo". Kusturica utiliza aquí el motivo del an- de un fantasma." El Marko de Underground debe situar-
tiguo cuento de hadas europeo en el que durante la no- se en ese linaje del mago malvado que controla un im-
che, mientras la gente está dormida, enanos diligentes perio invisible de trabajadores esclavizados: como Amo
(generalmente controlados por un mago malo) salen de simbólico público, es una suerte de extraño doble de Ti-
sus escondites y terminan el trabajo (ordenan la casa, co- to. El problema con Underground es que cae en la tram-
cinan la comida) de manera que por la mañana, cuando pa cínica de presentar este obsceno "mundo subterrá-
la gente se despierta, encuentra el trabajo hecho mági-
camente. El "undergrountf' de Kusturica es la última en-
carnación de este motivo, al que se refieren desde El oro 16. Véase Slavo] Zizck: "I Hear You with My Eycs", o "The In-
delRin, de Richard Wagner (los Nibelungos que trabajan visible Master", en Renata Salecl y Slavoj Zixck (comps.): Gaze ond
Voice as Love Objeets, Ne, Durharn , 1996.
en cuevas subterráneas, conducidos por su amo cruel, el
161
160
Slavoj Zizek Multieulturalismo

neo" desde una distancia benevolente. Underground, pieza étnica en Bosnia fue la "continuación de (una
desde luego, tiene múltiples interpretaciones y es auto- suerte de) poesía por otros medios".
rreflexiva, juega con un montón de clichés que no "de-
ben interpretarse literalmente" (el mito serbio del hom-
bre verdadero, quien aun cuando las bombas caen a su Universalidad "concreta" versus "abstracta"
alrededor sigue comiendo tranquilamente, y otros mitos
por el estilo); sin embargo, es precisamente a través de ¿Cómo se inserta, entonces, esta poesía ideológica
esta autodistancia que funciona la ideología cínica "pos- multiculturalista en el capitalismo global de hoy? El pro-
moderna". En su libro tantas veces reeditado Catorce te- blema que subyace aquí es el de! universalismo. Etienne
sís sobre elfascismo (1995), Umberto Eco enumeró una se- Balibar distinguió tres niveles de universalidad en las so-
rie de rasgos que definen lo central de la actitud fascista: ciedades actuales: la universalidad "real" del proceso de
la tenacidad dogmática, la ausencia de sentido de! hu- globalización, con el proceso complementario de "exclu-
mor, la insensibilidad hacia la discusión racional... No siones internas" (al punto que el destino de cada uno de
podrfa haber estado más equivocado. Hov, el neofascis- nosotros depende de la intrincada red de relaciones de
mo es cada vez más posmoderno, civiliz;do y lúdico, y mercado globales); la universalidad de la ficción que re-
mantiene una aurodistancia irónica, pero no por eso es me- gula la hegemonía ideológica (el Estado o la Iglesia en
nosfascista. tanto "comunidades imaginadas" universales que penni-
ten al sujeto adquirir una distancia respecto de su inmer-
sión en el grupo social inmediato -la clase, la profesión,
Por eso, en cierto sentido, Kusturica tiene razón en el sexo, la religión- y postularse como un sujeto libre); y
su entrevista con Cabiers du cinema: de alguna manera por último, la universalidad de un Ideal (tal es el caso del
efectivamente él "muestra el estado de las cosas en esta pedido revolucionario de égaliberté [igualdad-libertadj),
parte caótica del mundo" revelando su soporte fantas- e! cual se mantiene como un exceso incondicional que
mático "subterráneo". Sin saberlo, muestra la economía deseneandena una insurrección permanente contra el
libidinal de la masacre étnica en Bosnia: el trance seu- orden existente, por lo que no puede aburguesarse, in-
do-batailleano del gasto excesivo; del ritmo enloqueci- cluso dentro del orden existente."
do y continuo de beber-comer-cantar-copular. y allí es-
tá el "rueño" de los limpiadores étnicos, allí está la respuesta La cuestión es que, desde luego, los límites entre
estos tres universales no son nunca estables o fijos: la
a la pregunta: "¿Cómo fueron capaces de hacerlo?". Si la de-
égaliberté puede servir como la idea hegemónica que nos
finición estándar de la guerra es la de "la continuación
permite identificarnos con nuestro rol social particular
de la política por otros medios", entonces e! hecho de
(Soy un artesano pobre pero, precisamente como tal,
que el líder de los serbios bosnios Radovan Karadfic sea
un poeta es más que una coincidencia gratuita: la lim- 17. Véase Balibar: La era/me des messes. págs. 421-54.

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Slovoj Ziiek Multiculturnlismo

participo en la vida de mi Estado-Nación como un ciu- el estilo; supone también la propia "universalidad con-
dadano libre que posee los mismos derechos que los creta" seudohegeliana de un orden mundial cuyos ras-
demás), o como el exceso irreductible que desestabiliza gos universales -el mercado mundial, los derechos hu-
todo orden social fijo. Lo que en el universo jacobino manos y la democracia- permiten que florezcan diversos
constituyó la universalidad desestabilizan te del Ideal "estilos de vida" en su particularidad. Por lo tanto, inevi-
-que desencadenó el incesante proceso de transforma- tablemente surge una tensión entre esta posmodema
ción soeial- más tarde se convirtió en la ficción ideoló- "universalidad concreta" post-Estada-Nación y la ante-
gica que permitió a cada individuo identificarse con su rior "universalidad concreta" del Estado-Nación.
lugar específico en el espacio social. En términos hege-
lianos se presenta aquí la alternativa siguiente: ¿el uni-
versal es "abstracto" (opuesto al contenido concreto) o Hegel fue el primero en elaborar la paradoja mo-
"concreto" (en el sentido de que yo experimento mi derna de la individualización a través de la identifica-
modo particular de vida social como la forma específica ción secundaria. En un principio, el sujeto está inmerso
en que participo en el orden social universal)? Lo que en la forma de vida particular en la cual nació (la fami-
sostiene Balibar es que obviamente la tensión entre am- lia, la comunidad local); el único modo de apartarse de
bas universalidades es irreductible: el exceso de univer- su comunidad "orgánica" primordial, de romper los
salidad ideal-negativa-abstracta, su fuerza desestabiliza- vínculos con ella y afirmarse como un "individuo autó-
dora, no puede nunca integrarse completamente a la nomo" es cambiar su lealtad fundamental, reconocer la
totalidad armónica de una universalidad "concreta" .18 sustancia de su ser en otra comunidad, secundaria, que
Sin embargo, existe otra tensión: la tensión entre los es a un tiempo universal y "artificial", no "espontánea"
dos modos de la "universalidad concreta", tensión que sino "mediada", sostenida por la actividad dc sujetos li-
hoy parece más crucial. Es decir, la universalidad "real" bres independientes. Así, hallamos la comunidad local
de la globalización actual (a través del mercado global) versus la nación; una profesión en el sentido moderno
supone su propia ficción hegemónica (o incluso ideal) del término (un trabajo en una compañía grande, anóni-
de tolerancia rnulticulturalista, respeto y protección de ma) versus la relación "personalizada" entre el aprendiz y
los derechos humanos, democracia y otros valores por su maestro artesano; el conocimiento de la comunidad
académica versus la sabiduría tradicional transmitida de
18. Aquí es claro el paralelo respecto de la oposición de Laclau generación en generación. En este pasaje de la identifica-
entre la lógica de la diferencia (la sociedad como una estructura sim- ción primaria a la secundaria, las identificaciones pri-
hólica diferencial) y la lógica del antagonismo (la sociedad como marias sufren una suerte de transustanciación: comien-
"imposible", frustrada por la escisión antagonista). Actualmente, la zan a funcionar como la forma en que se manifiesta la
tensión entre la lógica de la diferencia y la lógica del antagonismo to- identificación secundaria universal (por ejemplo, precisa-
ma la forma de la tensión entre el universo dcrnocrñtico-liberal de la
negociación y el universo "fundamenralisra" de lucha entre el Bien v
mente por ser un buen miembro de mi familia, contribu-
el~l. . yo al funcionamiento correcto de mi Estado-Nación). La

164 16)
5/avaj Ziiek Multiculturalismo

identificación secundaria universal se mantiene "abstrac- Norteamérica constituyen un caso de excepción: la cla-
ta" en la medida en que se opone directamente a las for- ve de la "Ideología Americana" estándar radica en que
mas particulares de la identificación primaria, esto es, en intenta transustanciar la fidelidad que se tiene hacia las
la medida en que obliga al sujeto a renunciar a sus iden- raíces de la etnia propia en una de las expresiones del
tificaciones primarias. Se hace "concreta" cuando rein- "ser americano": para ser un buen americano, uno no
serta las identificaciones primarias, transformándolas en tiene que renunciar a sus propias raíces étnicas -Ios ita-
las formas en que se manifiesta la identificación secun- lianos, los alemanes, los negros, los judíos, los griegos,
daria. Puede observarse esta tensión entre universalidad los coreanos, son "todos americanos", es decir, la parti-
"abstracta" y "concreta" en el status social precario que cularidad misma de su identidad étnica, la forma en que
tenía la Iglesia cristiana en sus inicios: por un lado, es- se aferran a ella, los hace americanos. Esta transustan-
taba el fanatismo de los grupos radicales, quienes no ciación por medio de la cual se supera la tensión entre
veían la forma de combinar la verdadera actitud cristia- mi identidad étnica particular y mi identidad como
na con las relaciones sociales predominantes, constitu- miembro del Estado-Nación hoy se ve amenazada: es
yéndose ¡x>r lo tanto en una seria amenaza para el orden como si se hubiese erosionado seriamente la carga posi-
social; por el otro lado, había intentos de reconciliar a la tiva que tenía la patética identificación patriótica con el
cristiandad con la estructura de dominación existente, marco universal del Estado-Nación (Norteamérica). La
de manera tal que participar en la vida social y ocupar "amcricanez", el hecho de "ser americano", cada vez
un lugar dentro de la jerarquía resultaba compatible con despierta menos el efecto sublime de sentirse parte de
ser un buen cristiano. En realidad, cumplir con el rol un proyecto ideológico gigantesco, "el sueño america-
social que le correspondía a cada uno no sólo se consi- no", de manera que el estado americano se vive cada vez
deraba compatible con el hecho de ser un buen cristia- más como un simple marco formal para la coexistencia
no, sino que incluso se percibía como una forma espe- de una multiplicidad de comunidades étnicas, religiosas
cífica dc cumplir con el deher universal de ser cristiano. o de estilos de vida.

En la era moderna la forma social predominante El reverso del modernismo


del "universal concreto" es el Estado-Nación en tanto
vehículo de nuestras identidades sociales particulares, Este colapso gradual del "sueño americano" -o,
esto es, determinada forma de mi vida social (por ejem- más bien, su pérdida de sustancia- es el testimonio de la
plo, ser obrero, profesor, político, campesino, abogado) inesperada inversión del pasaje de la identificación pri-
constituye la forma específica en que participo en la vi- maria a la secundaria, descripta por IIegel: en nuestras
da universal de mi Estado-Nación. En lo que respecta a sociedades "posmodemas", la institución "abstracta" de
esta lógica de transustanciación que garantiza la unidad la identificación secundaria es experimentada cada vez
ideológica del Estado-Nación, los Estados Unidos de más como un marco externo, puramente formal y no

166 167
Slavoj Zizl!k Muiticulturalumo

verdaderamente vinculante, de manera tal que cada vez cbia aristotélica anticipada por todos los desarrollos
más se busca apoyo en formas de identificación "pri- previos, la forma universal del Estado-Nación constitu-
mordiales", generalmente más pequeñas (étnicas y reli- ye un equilibrio precario, temporario, entre la relación
giosas). Aun cuando estas formas de identificación sean con una Cosa étnica en particular (el patriotismo, pro
más "artificiales" que la identificación nacional -como patria mori, etc.) y la función potencialmente universal
ocurre con el caso de la comunidad gny- resultan más del mercado. Por un lado, "supera" las formas de iden-
inmediatas, en el sentido de que captan al sujeto direc- tificación locales orgánicas en la identificación patrióti-
ta y abarcadoramenre, en su "forma de vida" específica, ca universal; por otro, se postula como una suerte de lími-
restringiendo, por lo tanto, la libertad "abstracta" que te seudonatural de la economía de mercado, delimitando
posee en su capacidad como ciudadano del Estado-Na- el comercio "interno" del "externo"; la actividad económi-
ción. Con lo que hoy nos enfrentamos es, entonces, con ca, por tanto, se ve sublimada, ascendida al nivel de Cosa
un proceso inverso al de la temprana constitución mo- étnica, legitimada como una contribución patriótica a la
derna de la Nación; es decir, en contraposición a la "na- grandeza de la nación. Este equilibrio está permanente-
cionalización de la étnica" -Ia des-etnicización, la "su- mente amenazado por ambos lados, tanto del lado de
peración dialéctica" (Aujhebung) de lo étnico en 10 las formas "orgánicas" previas de identificación particu-
nacional- actualmente estamos asistiendo a la "etnici- lar, que no desaparecen simplemente sino que conti-
zación de lo nacional", con una búsqueda renovada (o núan su vida subterránea fuera de la esfera pública uni-
reconstitución) de las raíces étnicas. Sin embargo, la versal, como dcllado de la lógica inmanente del capital,
cuestión fundamental aquí es que esta "regresión" de las cuya naturaleza "transnacional" es en sí misma indife-
formas de identificación secundarias a las "primordia- rente a las fronteras del Estado-Nación. Las lluevas iden-
les", a las de identificación con comunidades "orgáni- tificaciones étnicas "fundamentalisras" entrañan una suer-
cas", ya está "mediada": se trata de una reacción contra te de "des-sublimación", es decir, la unidad precaria que
la dimensión universal del mercado mundial, y como es la "economía nacional" sufre un proceso de desinte-
tal, ocurre en ese contexto, se recorta contra ese tras- gración en dos partes constitutivas: por un lado, la fun-
fondo. Por tal motivo, lo que hallamos en este fenóme- ción del mercado transnacional, y por otro, la relación
no no es una "regresión", sino que se trata más bien de con la Cosa étnica." Por lo tanto, solamente en la ac-
la forma en que aparece el fenómeno opuesto: en una tualidad, en las comunidades fundamentalistas contem-
suerte de "negación de la negación", es esto reafirmación
de lo identificación "primordial" lo que señalo que lo pérdida 19. Uno de los hechos menores, aunque revelador, que da prue-
de la unidadorgánico-sustancial se ha consumado plenamente. ha de [a decadencia del Estado-Nación es la paulatina extensión de
una institución obscena: las cárceles privadas en los Estados Unidos
Para aclarar este punto, uno debería tener en cuen-
y otros países occidentales. El ejercicio de lo que debería ser mono-
ta lo que es tal vez la lección más importante de la polí- polio del Estado (la violencia ñsíca y la coerción) se convierte en ob-
tica posmodema: lejos de ser una unidad "natural" de la jeto de un contrato entre el Estado y una compañía privada que ejer-
vida social, un marco equilibrado, una suerte de entele- ce la coerción sobre los individuos por una cuestión de ganancias: [o

168 169
·S/avoj Ziirk Multirolturalismo

poráneas de tipo étnico, religioso, de estilo de vida, se El multículturalismo


produce plenamente la escisión entre la forma abstrae-
ta del comercio y la relación con la Cosa étnica particu- ¿Cómo se relaciona, entonces, el universo del Capi-
lar, proceso que fue iniciado por el proyecto iluminista- la tal con la forma del Estado-Nación en nuestra era de
xenofobia y el "fundamentalisrno" religioso o étnico pos- capitalismo global? Tal vez esta relación sea mejor de-
moderno no sólo no son "regresivos" sino que, por el nominarla "autocolonización": con el funcionamiento
contrario, ofrecen la prueba más cabal de la emancipa- multinacional del Capital, ya no nos hallamos frente a la
ción final de la lógica económica del mercado respecto oposición estándar entre metrópolis y países coloniza-
de su relación con la Cosa étnica." El esfuerzo teórico dos. La empresa global rompe el cordón umbilical que
más alto de la dialéctica de la vida social está allí: no en la une a su nación materna y trata a su país de origen
describir el proceso de mediación de la inmediatez pri- simplemente como otro territorio que debe ser coloni-
mordial -por ejemplo, cómo una comunidad "orgáni- zado. Esto es lo que perturba tanto al populismo de de-
ca" se desintegra hasta tornarse una sociedad individua- recha con inclinaciones patrióticas, desde Le Pen hasta
lista "alienada"-, sino en explicar cómo este mismo Buchanan: el hecho de que las nuevas multinacionales
proceso de mediación característico dc la modernidad tengan hacia el pueblo francés o norteamericano exac-
puede dar origen a nuevas formas de inmediatez "orgá- tamente la misma actitud que hacia el pueblo de Méxi-
nicas". La explicación estándar del pasaje de la Gemeins- co, Brasil o Taiwan. ¿No hay una especie de justicia
chaft a la Gesellschaft debería, por lo tanto, ser comple- poética en este giro autorreferencial? Hoy el capitalis-
mentada con una descripción de cómo este proceso en mo global-después del capitalismo nacional y de su fa-
el que la comunidad se torna sociedad da origen a dis- se colonialista/internacionalista- entraña nuevamente
tintas formas de comunidades nuevas, "mediadas", por una especie de "negación de la negación". En un princi-
ejemplo "las comunidades de estilo de vida". pio (desde luego, ideal) el capitalismo se circunscribe a los
confines del Estado-Nación y se ve acompañado del co-
mercio internacional (el intercambio entre Estados-Na-
que vemos aquí es simplemente el fin del monopolio del uso legíti- ción soberanos); luego sigue la relación de colonización,
mo de la violencia, lo cual, según Max \Veher, define el Estallo mo-
derno.
en la cual el país colonizador subordina y explota (cconó-
20. Estos tres estadios (las comunidades premodcrnas, el Esta- mica, política y culturalmente) al país colonizado. Como
do-Nación y la actual "sociedad universal" transnacional) encajan culminación de este proceso hallamos la paradoja de la
perfectamente en la triada elaborada por Fredric Jameson de tradi- colonización en la cual sólo hay colonias, no países colo-
cionalismo, modemismo y pcsmodernismo. aquí, también, el fenó- nizadores: el poder colonizador no proviene más del Es-
meno retro quc caracteriza al posrnodernismo no debería engañar-
tado-Nación, sino que surge directamente de las em-
nos. Es sólo con el posmodemismo que se consuma plenamente la
ruptura con la premodemidad. Por eso la referencia a la obra deJa- presas globales. A la larga, no s610 terminaremos
meson Postmodernism; or the Cultural LOf{i[ of Lote Capitalism (Lon- usando la ropa de una República Bananera, sino que vi-
dres, Verso, 199.3) es deliberada. viremos en repúblicas bananeras.

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S/avaj Ziiek Multiculturali.mto

Y, desde luego, la forma ideal de la ideología de es- ¿Qué podemos decir del eontraargumento bastante
te capitalismo global es la del multiculturalismo, esa ac- obvio acerca de que la neutralidad multiculturalista es
titud que -desde una suene de posición global vacía-. falsa, ya que privilegia veladamente el contenido euro-
trata a cada cultura local como el colonizador trata al centrista? Esta línea de pensamiento es correcta, pero
pueblo colonizado: como "nativos", cuya mayoría debe por razones diferentes. Las raíces o el origen cultural
ser estudiada y "respetada" cuidadosamente. Es decir, particular que siempre sustentan la posición multicultu-
la relación entre el colonialismo imperialista tradicio- ralista universal no constituyen su "verdad", una verdad
nal y la autocolonización capitalista global es exacta- escondida detrás de la máscara de la universalidad ("el
mente la misma que la relación entre el imperialismo universalismo multiculturalista es, en realidad, eurocen-
cultural occidental y el multiculturalismo: de la misma trista") sino más bien ocurre lo contrario: esa mancha
forma que en el capitalismo global existe la paradoja de de raíces particulares es la pantalla fantasmática que
la colonización sin la metrópolis colonizan te de tipo oculta el hecho de que el sujeto carece completamente
Estado-Nación, en el multiculturalismo existe unadis- de raíces, que su posición verdadera es el vacío de uni-
tancia eurocentrista condescendiente y/o respetuosa versalidad. Permítaseme recordar aquí mi propia pará-
para con las culturas locales, sin echar raíces en ningu- frasis de una agudeza de De Quincey a propósito del
na cultura en particular. En otras palabras, el multicul- simple arte de matar: [cuánta gente ha empezado con
turalismo es una forma de racismo negada , invertida , una inocente orgía sexual y ha terminado compartiendo
autorreferencial, un "racismo con distancia": "respeta" la comida en un restaurante chino!" La cuestión en es-
la identidad del Otro, concibiendo a éste como una co- ta paráfrasis es revertir la relación que se establece ha-
munidad "auténtica" cerrada, hacia la cual él, el multi- bitualmente entre un pretexto superficial y el deseo no
culturalista, mantiene una distancia que se hace posible reconocido: a veces, lo más difícil de aceptar es la apa-
gracias a su posición universal privilegiada. El multicul- riencia en su valor superficial y nos imaginamos múltiples
turalismo es un racismo que vacía su posición de todo escenarios fantasmáticos para recubrirlo con "significados
contenido positivo (el multiculturalismo no es directa- más profundos". Puede ser cierto que el "verdadero de-
mente racista, no opone al Otro los valores particulares seo" que pueda encontrarse tras mi negativa a compartir
de su propia cultura), pero igualmente mantiene esta una comida china sea mi fascinación por la fantasía de
posición como un privilegiado punto vado de universali- una orgía grupal, pero la clave es que esta fantasía que
dad, desde el cual uno puede apreciar (y despreciar) constituye mi deseo es ya en sí misma una defensa con-
adecuadamente las otras culturas particulares: el respe- tra mi impulso "oral", que sólo puede seguir su camino
to multiculturalisra por la especificidad del Otro es pre-
con una coerción absoluta...
cisamente la forma de reafirmar la propia superioridad.

21. Slavoj Ziiek-: Enjoy ym,- Symptum.', Nueva York, 1993, pág. 1.

172 173
Slavoj Ziiek AluJtículturalismo

Lo que hallamos aquí es el equivalente exacto del lengua ocasionalmente contra la República, refiriéndo-
ejemplo de Darian Leader del hombre que está en un se en sus debates parlamentarios, por ejemplo, a Fran-
restaurante con una chica y le pide una mesa al mozo, di- cia como un reino: estos deslices verbales articulaban
ciéndole: "¡Un cuarto para dos, por favor!", en vez de sus ilusiones fantasmáticas que servían como una panta-
"¡Una mesa para dos, por favor!". Uno debería volver so- lla que les permitía obviar la realidad social de lo que es-
bre la explicación freudiana estándar ("¡Desde luego, su taba ocurriendo en la superficie.
mente ya estaba en la noche de sexo que planeaba para
después de la comida!"): en realidad, esta intervención de
la fantasía sexual subterránea es más bien la pantalla que La máquina en el espíritu
sirve de defensa contra el impulso oral, el cual efectiva-
mente lo perturba mucho más que el sexo. n En su aná- Mutatis mutandis, lo mismo ocurre con el capitalis-
lisis de la Revolución Francesa de 1848 (en Las luchas de mo de hoy, que se aferra todavía a una herencia cultural
clases en Francia de 1848 a 1850), Marx provee un ejem- particular, identificándola como la fuente secreta de su
plo de otro doble engaño: el Partido del Orden queasu- éxito -Ios ejecutivos japoneses participan en la ceremo-
mió el poder después de la Revolución sostenía pública- nia del té u obedecen el código bushido o, en el caso in-
mente la República, aunque secretamente creía en la verso, el periodista occidental busca el secreto del éxito
Restauración (aprovechaban cualquier oportunidad pa- japonés-: esta referencia a una fórmula cultural particu-
ra burlarse de los rituales republicanos y para indicar, de lar resulta una pantalla que oculta el anonimato uniner-
cualquier forma posible, dónde estaba "su verdadero sal del capital. El verdadero horror no está en el con te-
corazón")." Sin embargo, la paradoja era que la verdad 'nido particular que se esconde tras la universalidad del
de su actividad estaba en la forma externa, a la que des- capital global, sino en el hecho de que el capital efecti-
preciaban y burlaban en privado. Ahora bien, esta for- vamente es una máquina global anónima que sigue su
ma republicana no era una mera apariencia detrás de la curso ciegamente, sin ningún agente secreto que lo ani-
cual se ocultaba el deseo monárquico; era la secreta adhe- me. El horror no es el espíritu (viviente particular) en la
sión a la monarquía lo que les permitía cumplir con su máquina (muerta universal), sino la máquina (universal
función histórica real: la de implantar la leyy el orden re- muerta) en el corazón mismo de cada espíritu (viviente
publicano burgués. Marx mismo menciona cuánto placer particular).
hallaban los miembros del Partido del Orden en soltar la
La conclusión que se desprende de lo expuesto es
que la problemática del multiculturalismo que se impo-
22. Véase Darían Leader. UJby Do Womrn Write ,'vIore Lettcrs
than they Posti, London, 1996.
ne hoy -la coexistencia híbrida de mundos culturalmen-
23. Kari Marx: "The Class Struggles in Frunce: 1848 a 1850", te diversos- es el modo en que se manifiesta la proble-
en SUr"veys from Exite, PQtiticat Wrítings: Vo/ume 2, Londres, 1973. mática opuesta: la presencia masiva del capitalismo

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SlrtvojZiiek MultícuJturalismo

como sistema mundial universal. Dicha problemática el punto de suspensión del principio universal: si el
multiculturalista da testimonio de la homogeneización principio universal se aplicara también a ese punto, el
sin precedentes del mundo contemporáneo. Es como si, sistema universal en sí mismo se desintegraría. Como ya
dado que el horizonte de la imaginación social ya no nos se sabe, en los fragmentos sobre la sociedad civil de Fi~
permite considerar la idea de una eventual caída del ca- losofio del Derecho Hegel demostró que, en la sociedad
pitalismo (se podría decir que todos tácitamente acep- civil moderna, la extensa plebe [Poebel] no es un resulta-
tan que el capitalismo esta aqtii para quedarse), la energía do accidental de una mala administración social, de me-
crítica hubiera encontrado una válvula de escape en la didas gubernamentales inadecuadas o de la mala suerte
pelea por diferencias culturales que dejan intacta la ho- en el plano económico: la dinámica estructural propia
mogeneidad básica del sistema capitalista mundial. En- de la sociedad civil necesariamente da origen a una cla-
tonces, nuestras batallas electrónicas giran sobre los de- se que está excluida de los beneficios de la sociedad ci-
rechos de las minorías étnicas, los goys y las lesbianas, vil, una clase que está privada de derechos humanos ele-
los diferentes estilos de vida y otras cuestiones de ese ti- mentales y, consecuentemente, tampoco tiene deberes
po, mientras el capitalismo continúa su marcha triunfal. hacia la sociedad. Se trata de un elemento dentro de la
Hoy la teoría crítica -bajo el atuendo de "crítica cultu- sociedad civil que niega su principio universal, una es-
ral"- está ofreciendo el último servicio al desarrollo pecie de "no Razón- inherente a la Razón misma". En
irrestrictc del capitalismo al participar activamente en pocas palabras, su síntoma.
el esfuerzo ideológico de hacer invisible la presencia de
éste: en una típica "crítica cultural" posmodema, la mí-
nima mención del capitalismo en tanto sistema mundial ¿Acaso hoy no asistimos al mismo fenómeno, e in-
tiende a despenar la acusación de "esencialismo", "fun- cluso en forma más aguda, cuando observamos el creci-
damentalismo" y otros delitos. miento de una subclase excluida, a veces por generacio-
nes, de los beneficios de la sociedad democrático-liberal
próspera? Las "excepciones" actuales -los sin techo, los
Aquí la estructura es la de un síntoma. Cuando uno que viven en guetos, los desocupados permanentes-. son
se encuentra con un principio estructurador universal, el síntoma del sistema universal del capitalismo tardío;
automáticamente siempre supone -en principio, preci- constituyen una evidencia permanente, en aumento,
samente- que es posible aplicarlo a todos sus elementos que nos recuerda cómo funciona la lógica inmanente
potenciales, y que la no realización empírica de dicho del capitalismo tardío: la verdadera utopía capitalista
principio es una mera cuestión de circunstancias con- consistía en creer que se puede --en principio, al menos,
tingentes. Un síntoma, sin embargo, es un elemento aunque a largo plazo- acabar con esta "excepción" a tra-
que -eunque la no realización del principio universal en vés de medidas apropiadas (para los liberales progresis-
él parezca depender de circunstancias contingentes- tie- tas, la acción afirmativa; para los conservadores, el re-
ne que mantenerse como una excepción, es decir, como torno a la autoconfianza y a los valores de la familia).

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Slavoj Ziiek Multiculmralismo

¿Acaso la idea de una coalición de amplio espectro no es (una sociedad secreta con sus rituales de iniciación), es
una utopía parecida, es decir, la idea de que en algún fu- decir, la forma de expresión y articulación de la maso-
turo utópico todas las luchas "progresistas" -por los dere- nería no deja traslucir su doctrina positiva. Análoga-
chos de los gays y las lesbianas, los de las minorías étnicas mente, la actitud liberal "políticamente correcta" que se
y religiosas, la lucha ecológica, la feminista y otras- se percibe a sí misma como superadora de las limitaciones
unirán en una "cadena de equivalencias" comunes? Hay de su identidad étnica (ser "ciudadano del mundo" sin
aquí nuevamente un defecto estructural: la cuestión no es ataduras a ninguna comunidad étnica en particular),
simplemente que, dada la complejidad empírica de la si- funciona en su propia sociedad como un estrecho círculo
tuación, jamás se unirán las luchas particulares "progre- elitista, de clase media alta, que se opone a la mayoría
sistas", que siempre habrá cadenas de equivalencias de la gente común, despreciada por estar atrapada en los
"equivocadas" -por ejemplo, el encadenamiento de la reducidos confines de su comunidad o etnia.
lucha por la identidad étnica afroamericana con la ideo-
logía homofóbica y patriarcal-, sino que el surgimiento
de encadenamientos "equivocados" está en el principio Por una suspensión izquierdista de la Ley
estructurador mismo de la política "progresista" de es-
tablecer "cadenas de equivalencias". Es la "represión" ¿Cómo reacciona entonces la izquierda que es con-
del papel clave que desempeña la lucha económica lo ciente de esta falsedad del multiculturalismo posmoder-
que mantiene el ámbito de las múltiples luchas particu- no? Su reacción asume la forma de lo que Hegel deno-
lares, con sus continuos desplazamientos y condensa- minó juicio infinito: el juicio que postula la identidad
ciones. La política de izquierda que plantea "cadenas de especular de dos términos totalmente incompatibles (el
equivalencias" entre las diversas luchas tiene absoluta ejemplo más conocido de Hegel está en su Fenomenolo-
correlación con el abandono silencioso del análisis del gía del espíritu, en el aparrado sobre la frenología: "el Es-
píritu es un hueso"). El juicio infinito que condensa esta
capitalismo en tanto sistema económico global, y con la
reacción es: "Adorno (el teórico crítico "elitista" más so-
aceptación de las relaciones económicas capitalistas co-
fisticado) es Buchanan (lo más bajo del populismo ameri-
mo un marco incuestionable."
cano de derecha)". O sea, estos críticos del elitismo multi-
La falsedad del liberalismo multiculturalista elitista
culturalista posmoderno -desde Christopher Lasch hasta
reside, por lo tanto, en la tensión entre contenido y for-
Paul Piccone- se arriesgan a apoyar al populisrno neocon-
ma que ha caracterizado al primer gran proyecto ideo-
servador, con su rcafirmación de la comunidad, la demo-
lógico de universalismo tolerante: el de la masonería.
cracia local y la ciudadanía activa, en la medida en que la
La doctrina de la masonería (la hermandad universal de
consideran la única respuesta políticamente relevante al
todos los hombres basada en la luz de la Razón) clara-
predominio de la "Razón instrumental" y de la burocra-
mente choca con su forma de expresión y organización
tización e instrumentalización de nuestro mundo vital."
24. Véase Wendy Brown: Statesoflnjury, Princeton, 1995. 25. Véase Peul Piccone- "Posrmodcm Popoulism", Telos,

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Slavoj Ziirk
Multicu/turaliJmo

Desde luego, resulta fácil desechar el populismo actual


acusándolo de ser una formación reactiva nostálgica,en el populismo fundamentalista; son aquellos que perci-
contra del proceso de modernización y, como tal, in- ben claramente la complicidad entre el capitalismo global
trínsecamente paranoica, que busca una causa externa y el fundamentalismo étnico. Apuntan hacia el tercer do-
de malignidad, un agente secreto que pulse las cuerdas minio, que no pertenece ni a la sociedad de mercado glo-
y por lo tanto, resulte responsable de las aflicciones que bal ni a las nuevas formas de fundamentalismo étnico: se
produce la modernización (los judíos, el capital interna- trata del dominio de lo político, el espacio público de la
cional, los gerentes multiculturalistas apátridas, la buro- sociedad civil, de la ciudadanía responsable y activa, de la
cracia del estado, etcétera). La cuestión está en conce- lucha por los derechos humanos, la ecología, etcétera.
bir este nuevo populismo como una nueva forma de Sin embargo, el problema es que la forma del espacio
"falsa transparencia" que, lejos de representar un serio público está cada vez más amenazada por la embestida
obstáculo a la modernización capitalista, allana el cami- de la globalización; por lo tanto, no se puede simple-
no para ella. En otras palabras, en vez de lamentar la de- mente volver a dicho espacio o revitalizarlo. Para evitar
sintegración de la vida comunitaria debido al impacto malentendidos: no planteamos la vieja perspectiva "eco-
de las nuevas tecnologías, resulta mucho más interesan- nómico esencialisra" según la cual -en el caso de Ingla-
te analizar cómo el progreso tecnológico en sí mismo da terra, hoy- la victoria laborista no cambió verdadera-
origen a nuevas comunidades que gradualmente se "na- mente nada, y como tal, es aún más peligrosa que seguir
turalizan", como el caso de las comunidades virtuales. con el gobierno tory, ya que da origen a la impresión
equívoca de que hubo un cambio. Hay muchas cosas
que el gobierno laborista puede conseguir: puede con-
Lo que estos defensores izquierdistas del populismo tribuir en gran medida a pasar del tradicional patriote-
no perciben es que el populismo actual, lejos de consti- rismo inglés pueblerino a una democracia liberal más
tuir una amenaza al capitalismo global, resulta un pro- "iluminista", con un sentido mucho más fuerte de la so-
ducto propio de él. Paradójicamente, los verdaderos lidaridad social (desde la salud hasta la educación), del
conservadores hoy son los "teóricos críticos" de izquier- respeto por los derechos humanos (en sus diversas for-
da que rechazan tanto el multiculturalismo liberal como mas, desde los derechos de las mujeres hasta los de los
grupos étnicos). Se debería usar la victoria laborista co-
mo un incentivo para revitalizar las diversas formas de
n" 103. También resulta ejemplificador aquí el intento de Elizaherh
Fox-Genovese de oponer al feminismo de clase media alta -ínreresa- lucha por la égaliberté. (Con la victoria electoral socialis-
do en los problemas de la teoría literaria y cinematográfica, los de- ta en Francia, la situación es aún más ambigua, ya que
rcchos de las lesbianas, etétera-. un "feminismo de familia", que fa- el programa de jospin contiene efectivamente algunos
caliza en las preocupaciones reales de las mujeres comunes que elementos que se oponen frontalmente a la lógica del
trabajan, articulando preguntas concretas acerca de cómo sobrevivir capital.) Aun cuando el cambio no es sustancial, sino
dentro de la familia, con los hijos y el trabajo. Véase Elizabeth Fox-
Genovese: Feminism ís Not thr Story ofmy Life, Nueva York, 1996.
apenas el rostro de un nuevo comienzo, el mero hecho
de que la situación sea percibida por la mayoría de la
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SlavQj Ziiek Multicu/tura/imu;

población como un "nuevo comienzo" abre el espacio res a Dreyfus hasta üliver North-. admite la violación
para rearticulaciones políticas e ideológicas. Como ya de la letra de la ley, pero la justifica en función de algún
hemos visto, la lección fundamental de la dialéctica de interés nacional más alto: presenta la transgresión como
la ideología es que las apariencias efectivamente cuentan. un sacrificio doloroso que se hace por el bien de la Na-
ción." En cuanto a la suspensión de izquierda, basta con
mencionar dos filmes: Under Pire [Bajo fuego] (Roger
De cualquier forma, la lógica del capital post-Esta- Spottiswoode, 1983) y Watch on the Rhine [Alerta en el
da-Nación se mantiene como lo Real que acecha desde el Rin] (1lennan Shumlin, 1943). El primero transcurre en
fondo. Entretanto, las tres reacciones fundamentales de la época de la Revolución nicaragüense, cuando un re-
la izquierda al proceso de globalización parecen inapro- portero gráfico norteamericano enfrenta un dilema: jus-
piadas: el multiculturalismo liberal; el intento de aceptar to antes de la victoria de la revolución, los somocistas
el populismo distinguiendo, detrás de su apariencia fun- matan a un líder sandinista carismático. Los sandinistas
damcntalista, la resistencia contra la "razón instrumen- entonces le piden al reportero que falsee una foto de su
tal", y el intento de mantener abierto el espacio de lo po- líder para mostrarlo como si estuviera vivo, contradi-
lítico. Aunque este último parta de una visión correcta de ciendo así la versión somocista sobre su muerte: de este
la complicidad entre multiculturalismo y fundamentalis- modo el reportero contribuiría a una rápida victoria de
mo, evita la pregunta crucial: ¿cómo hacemos para reínoen- la revolución y evitaría el derramamiento de sangre. Sin
tar el espacio político en IIIS actuales condiciones de globaliza- duda, la ética profesional prohíbe estrictamente este ac-
ción.? La politización del conjunto de luchas particulares, to ya que viola la objetividad de la información y hace
que deja intacto el proceso global del capital, claramente del periodista un instrumento de la lucha política. Sin
resulta insuficiente. Lo que significa que uno debería re- embargo, el periodista elige la opción "de izquierda" y
chazar la oposición que se presenta como el eje principal falsifica la foto. En Alerta en el Rin, basada en una obra
de la lucha ideológica dentro del marco de la democracia de Lillian Hellmann, esta disyuntiva se ve agravada: en
liberal del capitalismo tardío: la tensión entre la "abierta" los últimos años de la decada del '30, una familia fugiti-
tolerancia liberal universalista postideológica y los "nue- va de emigrantes políticos alemanes involucrados en la
vos fundamentalismos" particularistas. En oposición al lucha antinazi va a alojarse a la casa de unos parientes
centro liberal que se presenta a sí mismo como neutral y lejanos, una familia idílica de clase media pueblerina
postideológico, respetuoso de la vigencia de la Ley, debe- bien norteamericana. Pero los alemanes se van a topar
ría reafirmarse el antiguo tópico izquierdista acerca de la con una amenaza inesperada que aparece bajo la forma
necesidad de suspender el espacio neutral de la Ley.
Desde luego, tanto la derecha como la izquierda
tienen su propio forma de considerar la suspensión de la 26. La fórmula más concisa de la suspensión derechista de las
Ley teniendo en cuenta un interés más alto o más im- normas públicas (legales) fue dada por Eamon de Valera: "La gente
portante. La suspensión de derecha -desde los oposito- no tiene derecho a actuar mal".

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Slavoj Zizek Multiculmralismo

de un conocido de la familia norteamericana: un dere- en demostrar que, por el contrario, cada una de las dos
chista que chantajea a los emigrantes y, por medio de suspensiones sigue una lógica distinta. Mientras que la
sus contactos con la embajada alemana, pone en riesgo derecha legitima la suspensión de la Etica desde una
a miembros de la resistencia en Alemania. El padre de postura anriuniversalista, apelando a su identidad parti-
la familia emigrante decide matarlo y pone de esta ma- cular (religiosa, patriótica) que invalida toda moral uni-
nera a la familia norteamericana en un difícil dilema versal o norma legal, la izquierda legitima su suspensión
moral: la solidaridad moralizadora vacía con las víctimas de la ética apelando precisamente a la verdadera Uni-
del nazismo ya ha quedado atrás; ahora hay que tomar versalidad por venir. 0, dicho de otro modo, la izquier-
partido y ensuciarse las manos cubriendo el asesinato. da acepta el carácter antagónico de la sociedad (no hay
Aquí, nuevamente, la familia se decide por la opción de posición neutral, la lucha es constitutiva) y, al mismo
izquierda. Según esta lectura, la "izquierda" se define tiempo, se mantiene universalista (habla en nombre de
como la opción que suspende el marco moral abstracto la emancipación universal). En la perspectiva de iz-
o -parafraseando a Kierkegaard- como la que realiza quierda, aceptar el carácter radicalmente antagónico (es
una suspensión política de la Etica. decir, político) de la vida social, aceptar la necesidad de
"tomar partido", es la única forma de ser efectivamente
universal.
La universalidadpor venir

La lección que se puede extraer de todo esto -que ¿Cómo debe comprenderse esta paradoja? Sólo
cobró actualidad con la reacción occidental hacia la puede concebirse si el antagonismo es inherente a la uni-
guerra de Bosnia- es que no hay forma de impedir el ser versalidad misma, es decir, si la universalidad en sí mis-
parcial, en la medida en que la neutralidad implica to- ma se escinde, por un lado, en la "falsa" universalidad
mar partido. En el caso de la guerra de Bosnia, la visión concreta que Iegitimiza la división existente del Todo en
"equilibrada" sobre la "guerra tribal" étnica en los Bal- partes funcionales y, por el otro, en la demanda real /im-
canes ya avala el punto de vista serbio: la equidistancia posible de universalidad "abstracta" (la égaliberté de Balí-
liberal humanitaria puede fácilmente deslizarse o coin- bar). Por lo tanto, el gesto político de izquierda por ex-
cidir con su opuesto y efectivamente tolerar la "limpie- celencia (que contrasta con el tópico derechista de "a
za étnica" más violenta. En resumen, la persona de iz- cada uno su lugar") es cuestionar el orden universal con-
quierda no viola simplemente la neutralidad imparcial creto en nombre de su síntoma, de la parte que, aunque
liberal; lo que alega es que no existe tal neutralidad.
inherente al orden universal existente, no tiene un "lu-
Desde luego, el cliché del centro liberal es que ambas
gar adecuado" dentro de él (en nuestras sociedades, por
suspensiones, la de izquierda y la de derecha, apuntan
ejemplo, los inmigrantes ilegales o los "sin techo"). Es-
en definitiva a lo mismo, a la amenaza totalitaria a la vi-
gencia de la Ley. La consistencia de la izquierda estriba te procedimiento de identificación con el síntoma es el

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Slavoj Zizek Multiculturalismo

reverso exacto y necesario del gesto crítico e ideológico ejemplo de la noción de excepción encamando la uni-
estándar, el cual reconoce un contenido particular de- versalidad: la forma en que la iluminada Europa liberal
trás de alguna noción abstracta universal ("el 'hombre' se refería a Sarajevo es el testimonio de la forma en que
de los derechos humanos es en realidad el hombre blan- se refiere a sí misma, a su noción universal."
co propietario") y que denuncia la universalidad neutral
como falsa. Así, en este gesto de identificación con el
síntoma, uno reafirma patéticamente (y se identifica Esta afirmación de la universalidad del antagonis-
mo no implica en modo alguno que "en la vida social no
con) el punto de excepción/exclusión inherente al orden con-
hay diálogo, sólo guerra". Los de derecha hablan de una
creto positivo, el "obyecto ", en tonto único punto de universa-
guerra social (o sexual), mientras que los de izquierda
lidad verdadera, que contradice la universalidad concre-
hablan de lucha social (o de clase). Hay dos variaciones
ta existente. Es fácil advertir, por ejemplo, que en las posibles para la infame declaración de joseph Goebhels
subdivisiones que hay en un país entre los ciudadadanos "Cuando oigo la palabra 'cultura', busco mi pistola":
"de primera" y los trabajadores inmigrantes tempora- una es "Cuando oigo la palabra 'cultura', busco mi che-
rios, se privilegia a los ciudadanos de primera y se exclu- quera", pronunciada por el cínico productor cinemato-
ye a los inmigrantes del espacio público (del mismo mo- gráfico del filme Mépris [El desprecio], de Godard; y la
do en que el hombre y la mujer no son dos especies de inversa, izquierdista e iluminada, "Cuando oigo la pala-
un gen humano universal y neutro, dado que el conte- bra 'revólver', busco la cultura". Cuando hoy un pelea-
nido del gen como tal implica alguna clase de "repre- dor callejero neonazi oye la palabra "cultura occidental
sión" de lo femenino). Resulta mucho más productiva cristiana", busca su revólver para defenderla de los tur-
tanto teórica como políticamente (dado que abre el ca- cos, los árabes, los judíos, destruyendo así lo que se pro-
mino para una subversión "progresista" de la hegemo- pone defender. El capitalismo liberal no tiene necesidad
nía) la operación opuesta: consiste en identificar lo uni- de semejante violencia directa: el mercado realiza la ta-
versalidad con lo cuestión de la exclusión; en nuestro caso, rea de destruir la cultura de una forma mucho más sutil
en decir "somos todos trabajadores inmigrantes". En y eficaz. En oposición a estas dos actitudes, el Iluminis-
una sociedad estructurada jerárquicamente, la medida
de su verdadera universalidad se encuentra en la forma 27. Asf es como, tal vez, debiera leerse la noción de singulier
en que sus partes se relacionan con "los de abajo", ex- unioersei de Rancíere: la afirmación de una excepción singular como
ellugar de la universalidad que, simultáneamente, afirma y subvier-
cluidos por y de los otros. En la ex Yugoslavia, por te la universalidad en cuestión. Cuando decirnos, por ejemplo, "So-
ejemplo, la universalidad estaba representada por los al- mos todos ciudadanos de Sarajevo'', obviamente estamos incurrien-
banos y los musulmanes bosnios, despreciados por todas do en una nominación "falsa", una nominación que viola la correcta
las otras naciones. La declaración reciente de solidari- disposición geopolítica; sin embargo, precisamente como tal, esta
dad "Sarajevo es la capital de Europa" fue también un violación permite nombrar [a injusticia del orden geopolítico exis-
tente. Véase jacques Ranciere, La Mesenimte, París, 1995.

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Slauoj Ziiek

mo de izquierda se define por la apuesta a que la cultu-


ra pueda servir como un arma eficiente contra el revól-
ver: el estallido de la violencia brutal es una suerte de
passage ¡¡ t'aae que echa raíces en la ignorancia del suje-
to y, como tal, se puede contrarrestar con la lucha que
tiene como forma principal el conocimiento reflexivo.

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