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Apuntes: El mito de la ausencia del Estado

 Hay una Colombia rica, que produce y es próspera. Y junto [a ésta], una Colombia
violenta, que sufre un conflicto armado, [uno] de los más antiguos del mundo, con
consecuencias humanitarias muy importantes.

 Objetivo desmitificar la idea de la “ausencia del Estado” que está en la base de esta
construcción geográfica. “geografía de la imaginación” y “geografía de la gestión”
Michel-Rolph Trouillot [Trouillot, 2002].

 Dificultades teóricas:
1. Idea de los márgenes del Estado, una realidad salvaje donde es necesario instaurar
el orden por medio de la fuerza, constituye tanto el mito de origen del Estado, como
su condición de posibilidad [Das, Poole, 2004; Serje, 2005].
2. “Estados fallidos” y su relación con la soberanía territorial

 Estado: forma racionalizada de organización política, Das y Poole [2004]

 Sentidos del Estado:


1. Márgenes como periferias, es decir como los “contenedores naturales de grupos
que no están debidamente socializados dentro de la ley”
2. La “ilegibilidad” del Estado que se experimenta en las prácticas ambiguas
relacionadas con documentos públicos y sus vocabularios; (Pág. 9)
3. Los márgenes como “un espacio entre cuerpos, leyes y disciplina”, reconociendo
que “el poder soberano que ejerce el Estado no sólo se refiere a territorios, sino
también a los cuerpos” (Pág. 10)

 Colombia: Estado precario altamente “vulnerable al conflicto armado y a la


disfuncionalidad societal”

 Encubrimiento de vastas zonas de la geografía nacional con velo de opacidad,


transformándolas en zonas de tolerancia y espacios de excepción,

 “dispositivos del desarrollo del capitalismo mundial” que reorganizan el espacio con
propósitos explícitamente políticos o económicos [creando así] una geografía de la
gestión que configura lugares” [Trouillot, 2002, p. 849]
 Chocó y nororiente antioqueño). regiones de un mismo proceso económico, político y
militar que al tiempo en que produce la tierra arrasada de las economías extractivas,
concentra capital, tecnología y crédito en los centros de consumo.

 No son regiones desconocidas. El conocimiento que se tiene de ellas surge de una serie
de nociones coloniales preconcebidas que están firmemente arraigadas en el sentido
común. Hacen parte de un cierto tipo de geografías políticas que no pueden ser
consideradas como geografías físicas ni como regiones naturales, sino como espacios de
proyección: son objeto de un proceso de mistificación que las transforma en verdaderos
paisajes del miedo, como los define Yi Fu Tuan [1979].

 La noción de “la Otra Colombia”, constituye lo que Burnett [2000] define como
construcción geográfica, en la medida en que esta visión del país se configura dentro de
un proceso de producción de conocimiento

 Surgen así una serie figuras jurídicas como la de “baldíos” (que literalmente significa
“tierra sin dueño”), que buscan reglamentar sus condiciones de adjudicación,
explotación y comercialización [Botero Villa, 1994].

 A finales del siglo XIX la República decide entregar el manejo y la civilización de estas
mismas regiones a la Iglesia Católica a través de un convenio con el Vaticano. Allí se
definieron como territorios salvajes, “habitados por aborígenes nómadas o que habitan
en las selvas vírgenes” y se convierten en Territorios de Misiones.

 Normalización: Desde el punto de vista de las administraciones, el problema central de


estos territorios, más que la abrupta geografía, son sus habitantes que se escapan a su
disciplina y a su orden. El Estado – encarnado en diferentes grupos sociales, desde
misioneros y administradores, hasta militares y paramilitares – ha venido llevando a cabo
una serie de prácticas de domesticación y pacificación que ha tenido con una larga
continuidad histórica.

 A partir de la dominación colonial, surgieron en el país dos tipos de poblamiento


paralelo.
1. Por un lado, el poblamiento formal articulado al esquema rural-urbano
característico de la jerarquía colonial de ciudades, villas y pueblos de indios. Allí
se asentó la población que había sido normalizada por la administración colonial,
bajo el régimen de la ley y del catecismo.
2. Pero se dio también un poblamiento de tipo “bosquesino” y disperso, que
habitaba precisamente en aquellas áreas situadas por fuera de la frontera de lo
urbano. Se trató de una organización socio espacial que fue, de cierta forma,
efecto colateral de la administración colonial. Se conocen también como “lugares
de forajidos” o “tierras de indios
 El Estado y sus representantes, lejos de estar ausentes, han implementado formas
diversas de disciplina y normalización para estas comunidades y sus formas de vida. Por
un lado, se han implementado campañas de “pacificación”, y por otro, políticas de
disciplina social y domesticación.

 Su gestión se basa en el uso paralelo de violencia y terror con el de formas más


“amigables” de coerción. En el caso de las poblaciones indígenas, éstas últimas han
incluido medidas como la obligación de conversión implícita en el tratado de misiones o,
más recientemente, la obligación de consentimiento implícita en la “consulta previa”
mediante la cual se les reconoce el derecho a ser informados – pero no a decidir – sobre
proyectos de “interés nacional” – como explotaciones minerales o de hidrocarburos en
sus territorios.

 La función social del mito de la ausencia del Estado

1. Sustentar la idea de la existencia de Otra Colombia como construcción geográfica,


y la de conferirle un poderoso efecto de realidad
2. Invisibilizar eficazmente la acción del Estado. De esta forma el Estado, los diversos
grupos que encarnan, no han tenido nunca que rendir cuentas sobre su accionar
en estas “abandonadas” regiones.
3. Legitimar la intrusión militar y paramilitar, el uso de la violencia y el terror. Dado
que los lugares caracterizados por la ausencia del Estado se representan como
“zonas rojas” inherentemente violentas y conflictivas, como regiones hostiles
que deben ser domesticadas, se justifica el uso de la violencia para disciplinar y
pacificar.

 Aquí “business is war”, literalmente: el terror es en sí mismo el eje del modelo


económico, al mantener la situación de anarquía necesaria para articular las clavijas del
capitalismo salvaje.

El que se reclama es pues un Estado que de protección, más que seguridad; se reclama un
Estado que no existe: un Estado social de bienestar.

Margarita Serje, « El mito de la ausencia del Estado: la incorporación económica de las “zonas de frontera” en
Colombia », Cahiers des Amériques latines [En línea], 71 | 2012, Publicado el 01 enero 2014, consultado el 13
diciembre 2016. URL: http://cal.revues.org/2679; DOI: 10.4000/cal.2679
 La construcción del Estado moderno como Estadonación es el resultado de dos
grandes principios de orden que se configuran como identidades no negociables,
la comunidad nacional y la comunidad de fe.
 Dos concepciones fundamentalistas irreconciliables con cualquier identidad que
amenace su hegemonía, su proyecto de homogeneización social, y la historia
contemporánea es la transformación de esas identidades no negociables en
negociables. (Pag. 7)

de Lucas, Javier (2009) Diversidad, pluralismo, multiculturalidad en: Reflexiones sobre la diversidad(es).
Dossier, Boletín ECOS nº 8, agosto-octubre 2009. Centro de Investigación para la paz (CIP-Ecosocial). Madrid,
2009.

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