En la Alta Edad Media, dos acontecimientos alteraron el orden jurídico-
territorial del establecido reino Hispano-visigodo: por una lado, se produce la invasión musulmana y el asentamiento del califato de los Omeyas; por otro, los hispanovisigodos y tribus autóctonas se ven obligadas a resistir en el norte peninsular formando un conjunto de señoríos, condados y reinos que serán el embrión del futuro reino de España. Durante esta época, conocida como Reconquista, la influencia civilizadora de la Iglesia y, simultáneamente a ésta, la acción jurídico-militar de los diferentes reyes asturleoneses, navarros y, sobre todos ellos, castellanos fueron perfilando desde la Alta Edad Media tardía una organización administrativa y económico-mercantil en los territorios de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa en la que los fueros constituyeron un instrumento indispensable de gobierno. Cuando un monarca castellano fundaba una villa, conllevaba el otorgamiento de un fuero o instrumentos legales que regulaban las relaciones entre el Rey y sus vasallos, y aparecen como el reconocimiento por parte de la autoridad de una serie de exenciones y privilegios, a favor de una comunidad asentada o por asentar, en un determinado núcleo, respondiendo a un interés común por parte del poder real y de la comunidad beneficiada, quedando reestructurado el tejido social al fundarse nuevos núcleos de población con atrayentes condiciones de vida.
Los territorios de la Corona de Aragón perdieron sus fueros a comienzos del
siglo XVIII. En 1700 falleció el rey Carlos II y Guerra de Sucesión por el trono de la Monarquía Hispánica entre partidarios del nieto de Luis XIV de Francia (Felipe V) y de Carlos Francisco de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, rey de Hungría y de Bohemia (Carlos III en el bando austracista). Victoria de los partidarios del candidato francés. 11 de septiembre de 1714 rendición de quienes apoyaban al otro candidato. Decretos de Nueva Planta ponen fin a la estructura de la Monarquía Hispánica de los Austrias. Un conjunto de decretos promulgados entre 1707 y 1716 por el rey Felipe V abolen las leyes e instituciones propias del Reino de Aragón y del Reino de Valencia (1707), del Reino de Mallorca (1715) y del Principado de Cataluña (1716), los cuales integraban la Corona de Aragón. Se suprime la estructura institucional independiente: moneda, aduanas, sistema fiscal, el catalán como lengua oficial, la generalitat. También fueron aplicados a la organización jurídica y administrativa de la Corona de Castilla.
Varias monarquías habían sido y serían plurinacionales.
El régimen foral navarro fue casi suprimido en 1841.
El régimen foral de los territorios históricos vascos (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya) fue casi suprimido en 1876. Los restos forales fueron suprimidos por el franquismo en Guipúzcoa y Vizcaya.