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Doctrina Nacional Justicialista

Fuente: Flores, Héctor A. El peronismo justicialista, Instituto Superior de


Conducción Política, 1999.
Perón, Juan Domingo. Conducción Política, Escuela Superior de Conducción
Política, 1952.
Conceptos fundamentales
Las doctrinas son, generalmente, exposiciones sintéticas de grandes líneas de
orientación, y representan, en sí y en su propia síntesis, solamente el
enunciado de innumerables problemas; pero la solución de esos problemas,
realizada por el examen analítico de los mismos, no pueden formar cuerpo en
esa doctrina sin que constituya toda una teoría de la doctrina misma, así
como también de ese análisis surgen formas de ejecución de esa doctrina y
de esa teoría. Una doctrina sin teoría resulta incompleta; pero una doctrina o
una teoría sin las formas de realizarlas, resultan inútiles; de manera que uno
no ha cumplido el ciclo real e integral mientras no haya conformado e
inculcado una doctrina, enseñado una teoría y establecido las formas de
cumplir una y otra. J. D. Perón –
Los objetivos permanentes del justicialismo son la Felicidad del Pueblo y la
Grandeza de la Nación. El justicialismo es una filosofía de vida, simple,
profundamente nacional, popular humanista y cristiana, que fijará tres
banderas doctrinales, la justicia Social, la Independencia Económica y la
Soberanía Política, para lograr los objetivos permanentes del Movimiento: la
Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación.
Al decir filosofía de vida, nos está indicando que se trata de un sistema de
pensamiento con sus valores y categorías, con su propia concepción del
hombre, de la familia, del Estado, de la Libertad, de la Justicia, del Trabajo,
de la Economía, de la organización social y política del Pueblo; y de una
propia visualización del Mundo y sus relaciones. Al tratarse de una filosofía de
vida popular y nacional, indica que se inspira en la experiencia propia del
pueblo argentino en su búsqueda de afirmación de su proyecto como Nación.
Y es también humanista y cristiano. El Justicialismo parte de un humanismo
cristiano; cree en un hombre hecho a imagen y semejanza de Dios; en un ser
portador de valores trascendentes y con una inmanente dignidad, acorde a la
concepción religiosa que ha definido y caracterizado a nuestra cultura
nacional.
Las tres banderas del justicialismo
Este nuevo sistema de pensamiento profundamente nacional, popular,
humanista y cristiano, ofrecería a nuestro Pueblo tres banderas doctrinales
que representaban, a su vez, aquella síntesis de lo social y lo nacional que
encarnó el peronismo desde su nacimiento. En efecto las célebres banderas:
justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política representan las
reivindicaciones que signaron las primeras cuatro décadas del siglo XX en la
Argentina, unidas por primera vez en un haz sintetizador. La Justicia Social
orienta la solución de la problemática social derivada de la explotación del
hombre por el hombre, pero fuera del esquema de la lucha de clases y del
internacionalismo que planteaba el socialismo. La Independencia Económica y
la Soberanía Política, son banderas que representan la reivindicación
nacionalista frente a la dependencia que sufría nuestro país frente al
imperialismo y que viabilizaban la Liberación Nacional reclamada, sin
endiosamientos al Estado, como planteaba el fascismo, o a razas superiores
como había pretendido el nazismo.
La Tercera Posición Justicialista
Los dos grandes sistemas de pensamiento anteriores al justicialismo, el
Individualismo Liberal Capitalista y el Socialismo ‘científico” clasista y
estatista, estaban encarnados en el mundo de la postguerra (a partir de
1945), en dos grandes bloques geopolíticos e ideológicos antagónicos, que se
habían mantenido Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, frente a las
potencias del Eje (la Alemania del Tercer Reich, la Italia Fascista y el Imperio
del Japón). La conclusión de la guerra con la derrota del Eje, en Europa con la
ocupación de Alemania por las tropas aliadas, y luego en el Pacífico con la
utilización de la bomba atómica contra las poblaciones civiles de Hiroshima y
Nagasaki en Japón, abrirán una etapa de reacomodamiento geopolítico
mundial que tendrá su formalización en las conferencias de Yalta y Postdam.
En ellas los Aliados dividirán el mundo en dos grandes esferas de influencia:
una bajo la hegemonía americana y otra bajo la soviética. También partirían
Alemania en dos: Alemania Democrática al este y Alemania Federal al oeste.
Berlín, la antigua capital del Reich, sería dividida y administrada por las
fuerzas militares aliadas (norteamericanos, ingleses, soviéticos y franceses).
Se levantaría el Muro de Berlín, símbolo de la división del mundo en dos
grandes sistemas. Por primera vez en la historia de las civilizaciones dos
grandes “imperios” surgirán como aliados de la guerra y “enemigos” de la
postguerra, pero además por primera vez también, ambos bandos sostenían
y defendían convicciones ideológicas antagónicas e incompatibles: las
democracias liberales de desarrollo capitalista, por una parte y los socialismos
de economías centralmente planificadas, por otra. El mundo parecía
dogmáticamente alineado en uno u otro bando y practicaba uno u otro
sistema ideológico, cuando en la Argentina nacía una nueva concepción
filosófica y doctrinal, que a su vez proponía una visión geopolítica
diferenciada, a partir de la revalorización del protagonismo histórico de los
pueblos en sus luchas por la liberación nacional, de toda forma de
imperialismo, y de viejas o nuevas formas del colonialismo.
En ese mundo dividido y alineado militar y estratégicamente, Perón levantaría
el justicialismo como la Tercera Posición internacional, no como una posición
a mitad de camino de ambos sino, por el contrario, como una propuesta
superadora de los antagonismos ideológicos, a partir de una nueva
concepción que realizaba en la práctica, con la legitimidad del apoyo
mayoritario del pueblo argentino, los sueños de justicia, Libertad y Dignidad
de todos los pueblos del mundo.
La primera posición era el individualismo liberal, triunfante a partir de la
Revolución Francesa, sobre el que se apoyó el desarrollo del capitalismo
industrial. Su consecuencia inmediata fue la ‘proletarización’ de los
trabajadores y la generación de una natural reacción contra las formas de
explotación inhumada que había implantado en las relaciones laborales.
La segunda posición sería la que representó a esa reacción contra la
explotación: el llamado socialismo “científico” originado en los estudios y
propuestas por Marx y Engels, que convocaban a la lucha de clases y a la
solidaridad internacional de los ‘proletarios’ del mundo, sin barreras
nacionales, para implantar la ‘dictadura del proletariado’ y comenzar a
construcción del socialismo hasta llegar al paraíso comunista, donde no
habría más clases ni explotación el hombre por el hombre, y ni siquiera
Estado pues, desaparecería por innecesario, al ser concebido como simple
instrumento de explotación, al servicio de la clase dominante: la burguesía
capitalista. Al margen de los erróneos presupuestos sobre los que se
desarrollaron ambas posiciones y de lo indemostrable de sus propuestas en al
marco del devenir histórico, -que analizaremos más adelante; la realidad que
generaron fue: la de la explotación del hombre por el hombre, en la primera
y, el de la explotación del hombre por el Estado, con la consecuente pérdida
total de la libertad individual, en la segunda.
La Tercera Posición o justicialismo, pretende la armonización de los derechos
del individuo con los de la comunidad, con la intencionalidad de obtener la
realización del hombre a partir de posibilitarle la efectiva práctica de las
virtudes y no, simplemente, dándole más bienes materiales.
El justicialismo implica una preocupación ética y moral. Para lograr un
hombre virtuoso en una sociedad virtuosa, será menester asegurar a todos,
la posibilidad de practicar aquellas virtudes que lo perfeccionen moralmente.
Y ello es Posible sólo si se lo libera de aquellas ataduras materiales que le
coartan la libertad, indispensable para que exista la responsabilidad que
consienta la virtud del acto que practica.

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