TUTORÍA

TEMA 1:
“COMPARTIR”

Antiguamente, en Europa, los pastores acostumbraban narrar y representar las escenas del
nacimiento de Jesús, participando ellos mismos como actores. A estas obras campesinas
navideñas se las llamaba pastorelas. Nosotros ahora crearemos nuestra propia pastorela.
Debemos dividirnos en grupos y crear los diálogos, las acciones y los desplazamientos
necesarios para poner en escena las siguientes secuencias:

Actividades valorativas
Todas aquellas actividades a través de las cuales practicamos el bien, nos acercan a Dios.
Algunas de ellas, sin embargo, potencian significativamente nuestros comportamientos
valorativos y conviene practicarlas cotidiana y periódicamente.
Asistir a la iglesia
Nuestra fe se fortalece mucho cuando vamos a la iglesia. Y es mucho mejor si comulgamos: de
esta manera experimentaremos que estamos más cerca de Dios, llana y sencillamente porque lo
tendremos dentro de nosotros mismos.

Orar
Orar no solo nos acerca a Dios, sino que también nos confirma que no estamos solos; que
tenemos un Padre que vela por nosotros. Orar nos da fuerzas, nos consuela, multiplica nuestra fe
y le da alegría y paz a nuestro espíritu.
Como si esto no fuera poco, el Dr. Larry Dossey, en su libro El poder curativo de la oración, nos
receta, para mejorar nuestra salud, rezar tres veces al día. Quienes lo hacen disminuyen los
riesgos cardiacos, necesitan menos antibióticos; si son deportistas, aumentan su rendimiento.
El Dr. Herbert Benson, de la Universidad de Harvard, señala que esto es así porque la
«conversación con Dios» provoca un fenómeno biológico de paz interior, que él llama «respuesta
de relajación».
Perdonar y pedir perdón
a. Hagamos una lista de todas aquellas personas con las que no estamos en buenas relaciones
porque les hemos causado algún perjuicio. Acerquémonos a ellas y presentémosles nuestras
disculpas o, según el caso, pidámosles perdón. En el cielo sonarán campanas de júbilo.
b. Hagamos también una lista de aquellas personas con las cuales tenemos algún resentimiento
o rencor, porque en algún momento nos ofendieron o nos causaron algún daño.
Acerquémonos a ellas y digámosles: «Ya no te preocupes; aquello pasó: yo te he disculpado
(o perdonado). Seamos otra vez amigos». Las campanas en el cielo sonarán con mayor
fuerza.
Practicar el amor al prójimo
- Si hay una colecta de ropa o víveres para apoyar a algunos damnificados, colaboremos;
aunque sea con algo pequeño, pero participemos.
- Llevemos alegría a un orfanato o a un asilo de ancianos.
- Realicemos alguna actividad en beneficio de algún grupo necesitado de apoyo.
DIVERTIVALORES
¡Dios los bendiga a todos ustedes, chicas y chicos! Sobre todo en este mes navideño que tiene
tanto significado cristiano. Aquí he traído un menú especialmente hecho para Navidad.
Restaurante de jugos
Menú
- Pescado bendito (El pez fue el símbolo del cristianismo en la antigüedad)
- Ensalada de historias
 Hagamos que este pez mire hacia el lado derecho moviendo únicamente tres palitos

 Ensalada de historias
La ensalada que vemos abajo está formada por cuatro historias de cinco escenas cada una.
Las reconstruimos.
Seguidamente, escribímos qué valores y antivalores identificamos en cada una de ellas.
TEMA 2 : “YO APRECIO A LOS OTROS”

VALORES QUE SE INCULCAN: AMOR. CARIDAD.

VIRTUDES TRASCENDENTES.
Esta virtud teológica (desde un punto de vista explícito) es también de quienes han sido
bondadosamente acogidos y aceptados como hijos adoptivos de Dios, en el Bautismo y ratificado
en la Confirmación.
Muchos otros caminan por senderos análogos o paralelos, de acuerdo con la actualización y
educación sincera de la intimidad de su conciencia; sin embargo la persona que ama
cristianamente, ha jerarquizado su escala de valores y procura corresponder al amor de Dios
sobre todas las cosas que le rodean, y al prójimo como a sí mismo, con el fundamento de Cristo
Vivo y Resucitado.
Precisamente opta por un amor encarnado en su realidad, evitando convertirlo en opio que lo
aleje de su entorno. Por consiguiente, en los hechos de su vida, la persona que ama
cristianamente, se opone a la envidia, a la antipatía, al rencor, a los celos y, particularmente, al
odio y a la violencia. Quien ama de ese modo, viene a ser un testigo, una punta de lanza de
aquello que espera y confía y por lo mismo, se torna en mensajero, embajador y vocero de lo que
adora, manifestándolo a través del servicio, la entrega, la generosidad, hasta el martirio y la
muerte, si fuere necesario, para lo cual, privilegiadamente, recibe también la gracia y la ayuda del
mismo Dios.
EL ZAPATERO
Había un zapatero que se preocupaba mucho por los demás. Un día se le apareció un personaje
misterioso y le dijo: "Martín, ¡hoy el Señor Jesús va a venir a visitarte!". Se puso contento, barrió
toda la casa, preparó un buen almuerzo y hasta se colocó el mejor vestido que tenía, esperando a
Jesucristo.
Al rato, escuchó ruido. Salió y se encontró con una mujer que tenía pésima fama en el pueblo.
Habló con ella, aunque estaba preocupado: "¡Qué tal que venga Jesús y me encuentre con esta
pobre mujer!", pensaba.
Después de escucharla, ella se despidió agradecida por dedicarle un rato de su tiempo.
Continuó su trabajo, pero siempre ilusionado por la visita que esperaba.
Se preguntaba: ¿Cómo será Jesús? ¿Se parecerá a las imágenes que hay en la parroquia?...
"Buenos días, don Martín", dijo una señora que llegó. "Buenos días", le contestó. Y mirando al
niño que traía, dijo: "Ese niño está muy flaco. Cómase unas frutas" y se las dio.
Después de una visita amistosa, se despidieron dando las gracias por la comida que recibió su
hijo.
Y mientras se alejaban, Martín se quedó otra vez trabajando y mirando por la ventana, de vez en
cuando, para saber si venía la tan anhelada visita. Pasó el tiempo.
Llegó un borracho. Le preguntó si tenía aguardiente. Pero Martín le ofreció agua y charlaron
animadamente un rato. Hasta se rieron ambos. Después de un tiempo, se fue el hombre y Martín
como buen zapatero, siguió con sus zapatos.
Entró un señor de los que recogen los cartones por la calle. Tenía los pies casi descalzos. Martín
le ofreció un par de zapatos, y el reciclador le dijo que se los iría pagando por cuotas. Salió
estrenando calzado.
Y llegó la noche. El zapatero estaba triste. Quiso acostarse y, antes de hacerlo, tomó la Biblia, la
abrió en el Evangelio de San Mateo, capítulo 25,40 y leyó: "Lo que hicieron con los más
pequeños, lo hicieron conmigo..."
No acababa de terminar ese párrafo, cuando, de pronto, escuchó claramente una voz que le dijo:
"¡MARTIN, TE HE VISITADO CADA VEZ QUE ALGUIEN HA LLAMADO A TU PUERTA!"...
¡Qué emoción sintió! ¡No cabía de dicha en su corazón!
OPCIONES:
- ¿Qué harían ustedes si se les apareciera un ángel para decirles que hoy se encontrarían con
Jesús?
- ¿Conocen personas parecidas a Martín?
- ¿Qué significa el mandamiento de "Amar a los demás como me gusta que me amen a mí"?
EL AMOR
¿En dónde existe el amor?
Me pregunto cada día,
y, al ponerme yo a mirar,
lo encuentro en toda la vida:
Los rayos del sol naciente
que traspasan mi ventana
llegan para avisarme
que comienza la mañana.
Y, en silencio, la matera,
crece y crece sin parar,
hasta vestirse de rosas
y así poderme agradar.
Cuando yo observo a mi curso:
Si un niño a otro le pega,
en diálogo y sin venganzas,
entre ellos mismos lo arreglan.
Mis papacitos trasnochan
para traernos el pan,
mientras que yo estudio y juego,
sin tener ningún afán...
Si me fijo en mi maestra,
a sus hijos abandona
por entregarse a nosotros,
todo el día, hora tras hora.
Por eso, cuando me acuesto,
pienso en la gente que ama
y gracias le doy a mi Dios
antes de ir a la cama.
Y gracias también yo le doy
por mi perro y por mi gato,
mis queridos compañeros
que me hacen pasar buenos ratos.
Es así como he aprendido
que el amor no son palabras,
sino señales de Dios,
¡El Señor que más nos ama!
OPCIONES:
- En cada caso, ¿dónde se va el amor? ¿Por qué?
- Analiza un día ordinario de la vida infantil, paso a paso, para observar todas las “señales de
Dios”.
- ¿Qué es amar?

“El hombre ha sido hecho por amor; por eso tiene tanta
disposición para amar”
(Santa Catalina de Siena)