(Leticia Flores)
Los síntomas por lo general pertenecen a la misma historia del sujeto que los padece y conservan
todo su valor afectivo a pesar del paso del tiempo, incluso a pesar de no tener conciencia o recuerdo
de ellos. (Vivencias del pasado, de la vida infantil). La clínica freudiana está inexorablemente ligada
con la castración no es posible comprender ninguna manifestación psicopatológica, es decir, ni la
neurosis, ni la psicosis, ni la perversión si no contamos con una referencia permanente de ella.
Podría afirmarse que lo que constituye la base de la nosografía freudiana, la neurosis, la psicosis y la
perversión, se estructura como estrategias particulares, singulares para evadir la realidad de la
castración en lo que ésta se experimenta como insoportable.
Neurosis
Es resultado de un conflicto de naturaleza sexual donde la pulsión aparece como central. El conflicto
residiría en cierto fracaso de la represión frente a las fuerzas pulsionales.
La represión logra evadir la falla, pero al mismo tiempo fracasa en su intento pues lo reprimido
siempre retorna, pero ahora como síntoma, como dolor corporal, como sufrimiento en la actividad del
pensar o como fobias a objetos, situaciones o personas. Condenando al sujeto a permanecer en un
conflicto cuyo origen se remonta a la primera infancia y más precisamente a un escenario edípico.
Por eso se afirma que toda neurosis es una neurosis infantil.
Histeria de conversión.
En la antigüedad se afirmaba que los síntomas histéricos debían su origen a movimientos del útero,
por lo que se pensaba era una enfermedad de origen orgánico y exclusivamente femenino. La
histeria no se trata de un problema de género, sino a como cada hombre o mujer, asume su propia
identidad sexual.
Los síntomas que ocupan el primer plano de la histeria son corporales y nos muestran una relación
íntima con los contenidos de representación inconsciente, pues estos buscan a toda costa una
descarga y su modo de burlar la censura que impone el yo, es a través de una conversión de las
cargas pulsionales en dolor corporal. Así traduce lo insoportable de la castración.
Perversión.
El perverso recupera el goce prohibido (por la prohibición de incesto) a través de un objeto de goce,
con el que regenera la falta, la tapa (fetiches)
Psicosis.
El psicótico permanece atrapado en un lugar que le impide acceder al orden simbólico, al mundo de
la ley por no haber podido efectuar la sustitución del lugar de goce dónde encontró la satisfacción,
pero al mismo tiempo inevitablemente mortífero. La función paterna fracasó en efectuar el corte que
limitará el goce fálico de la madre, dejando al sujeto atrapado en él, en este deseo de la madre.
La psicosis muestra un distanciamiento, una ruptura con respecto al mundo exterior y la construcción
por parte del sujeto de una nueva realidad, donde predomina la realidad inconsciente y el mundo de
fantasía.
Podemos distinguir varias formas de psicosis: la paranoia, la esquizofrenia y la psicosis maníaco-
depresiva.
2. La represión. (Freud)
Freud declaró que la doctrina de la represión es «el pilar fundamental sobre el que descansa el
edificio del psicoanálisis»
Tras su observación de la mujer el niño ha conservado, pero también resignado la creencia en el falo de
aquella. Sí, en lo psíquico la mujer sin tiene pene, pero no es el mismo que era antes, algo lo ha remplazado,
entonces este sustituto hereda el interés que se había dirigido al primero.
El fetiche perdura como el signo de triunfo sobre la amenaza de castración y de la protección contra ella, en
tanto presta a la mujer aquel carácter por el cual se vuelve soportable somo objeto sexual.