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info@idesa.org - www.idesa.org – Tel. (54) - 11 - 4374 7660 / (54) - 351 - 427 1271
El 37% va hacia los hogares que se ubican en el 40% de ingresos intermedios.
El 42% va hacia los hogares que están entre el 30% de mayores ingresos.
Estos datos muestran que, si bien los hogares pobres son más dependientes de los ingresos
no laborales –ya que la mitad de sus ingresos viene de esta fuente–, no son los que más
recursos reciben por esta vía. Del total de ingresos no laborales que reciben las familias,
sólo un quinto va hacia los hogares de bajos ingresos, mientras que el doble de esa
proporción va en favor de los hogares de altos ingresos. Si bien se trata de evidencias
aproximadas, estas proporciones sugieren que la mayor parte de las transferencias del
Estado no tienen como destinatarios a los hogares pobres.
El principal componente de las transferencias del Estado y, por lo tanto, de los
ingresos no laborales, son las jubilaciones y pensiones. Dentro del gasto previsional,
una parte importante se genera por los regímenes especiales de jubilación (los denominados
“regímenes de privilegio”) que pagan haberes muy superiores a los del régimen general y la
doble cobertura previsional que superpone beneficios de jubilación y pensión. Estos fondos
públicos van mayoritariamente en favor de los estratos socioeconómicos medios y altos. En
contrapartida, las transferencias asistenciales, que mayoritariamente focalizan en sectores
más vulnerables –como la Asignación Universal por Hijo y los planes sociales–, son de
magnitudes bajas en comparación con el gasto previsional.
Esta manera arbitraria e inequitativa de redistribuir ingresos marca la importancia de
abordar un ordenamiento del sector público. Por el tamaño de los recursos involucrados,
es imprescindible ordenar el sistema previsional. Esto incluye revisar los regímenes
especiales y la doble cobertura. Para el ordenamiento del resto del gasto público es
necesario eliminar las acciones nacionales solapadas con las provincias. En este
sentido, una de las áreas donde más se podría mejorar es en el gasto público social.
También es clave el ordenamiento del sistema tributario. Aquí hay que fusionar impuestos
y recaudar más vía impuestos patrimoniales, ganancias e IVA, junto con mecanismos de
devolución del IVA e ingresos brutos a los sectores más vulnerables por compras con dinero
bancario. Con estas reformas estructurales se podría lograr la estabilidad macroeconómica,
cuya ausencia hoy es el principal factor generador de pobreza.
El antagonismo entre pobres que viven del Estado versus clase media y alta que paga
impuestos para sostenerlos es tan simplista como equivocado. La verdadera dicotomía
es entre gente que recibe arbitrariamente ingresos del Estado (la mayoría no pobres) y gente
(de altos ingresos y pobres) que paga impuestos para sostener el desorden del Estado.
Distribución de los ingresos no laborales según nivel de ingreso de los hogares
2° trimestre del 2019
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