Hacer el sacrificio de sí es entrar en la realidad
murmurante; es permitir a todos los objetos de lo
Sensible utilizar verdaderamente sus propiedades. Renunciar a una propiedad singular es el medio de entrar realmente en todas las demás. Y el altruismo primitivo que reside en un abandono ilimitado de sí mismo suministra una riqueza de la cual la conciencia estrecha del hombre moderno no sospecha las propiedades. Qué hacen los sueños sino quitar a la oreja que habla la propiedad de recibir alguna cosa que los ruidos del mundo le dan para llegar a ser a su vez capaz de emitir sonidos concertados. Un color que trae al espíritu la alucinación de un ejército en marcha, si él explica cómo funciona el espíritu en los sueños, también explica cómo la extrema particularidad de las cosas puede, por el lado mismo en que son particulares, aproximarnos a la unidad de lo que es. Es así como el primitivo hacía caer las barreras que, actualmente, nos separan del conocimiento de los objetos. Si todo está en todo, sólo el espíritu primitivo ha permitido a la conciencia humana entrar en la variedad de los objetos por medio de la metamorfosis de un objeto. Y los sueños al través de los tiempos nos vuelven a aquel tiempo en que, bajo el choque de la espontaneidad humana, la Naturaleza entera se encantaba. Se comprende ahora mediante qué mecanismo de hechicería natural lo que se llama espíritu primitivo o sagrado ha podido insuflar a todo lo que toca un mundo de cualidades infinitas y contradictorias; y cómo nada de lo que nos propone parece en realidad lo que es. "Este león cree que es un hombre",