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LA CELESTINA

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(Tragicomedia de Calisto y Melibea)

Autor: Fernando de Rojas, literato, dramaturgo, hacia 1465-1541. No se le conocen


otras obras.

Género y corriente: Drama novelesco, renacentista.

Estructura: Consta de 21 actos (la primera versión sólo contenía 16) divididos en
numerosas escenas.

Sinopsis: Calisto, joven de noble linaje, entra en el jardín de la hermosa Melibea


persiguiendo a uno de sus halcones de caza. Al verla se enamora de ella y-le declara
su amor, pero la joven lo rechaza. El desdeñado Calisto se retira a su casa lleno de
angustia, se lamenta de su mala fortuna y confía a su criado Sempronio la causa de
sus sufrimientos. Éste se ofrece a traerle "a una vieja llamada Celestina, hechicera,
astuta, sagaz en cuantas maldades hay, que a las duras peñas conmoverá y
provocará a lujuria, si quisiere" y que, en cuestiones de amor, sabe dominar las
voluntades rebeldes. Calisto acepta. Sempronio va en busca de Celestina, en cuya
casa vive Elicia, amante del criado, y refiere a la vieja alcahueta los deseos de su amo,
conviniendo con ella en repartirse los frutos de la esplendidez con que seguramente
Calisto pagará sus oficios.
Mientras tanto, otro criado del joven enamorado, el fiel Pármeno, intenta disuadirlo de
recurrir a las artes de Celestina, cuyas trapacerías, habilidades y andanzas conoce
muy bien: "Mala mujer, experta en todos los engaños, astuta, simuladora, y siempre
pronta a favorecer el vicio y a lanzar a sus víctimas al deshonor, con tal de ganar
dinero". Pero sólo consigue enojar a su amo.
Cuando la vieja llega a casa de Calisto, comprende de inmediato que en Pármeno
tiene un enemigo y procura desarmarlo contándole cómo la madre de él ejercía la
misma profesión que ella.
Más tarde, Celestina se lo atrae "con anzuelo de codicia y de deleite", pues le ofrece
participación de lo que su amo dé para pagar sus servicios y le promete conseguirle
los favores de la hermosa Areusa, prima de Elicia y también pupila de la vieja. Con ello
lo hace cómplice de sus fines.
Celestina llega fácilmente a un acuerdo con Calisto. Como anticipo recibe cien
monedas de oro, y de inmediato pone manos a la obra. Munida de unas madejas de
hilo que ha hechizado, se dirige a casa de Melibea con intención de vendérselas para
que "quede de tal manera enredada, que cuanto más las mire, tanto más su corazón
se ablande, y se le abra y lastime de fuerte amor de Calisto, tanto que, despedida toda
honestidad, se confíe a mí y me galardone mis pasos y mensaje". El diálogo entre
Celestina y Melibea es un prodigio de psicología femenina. La sagaz medianera,
viendo que no logra su propósito por el camino del amor, lo consigue por el de la
compasión.
Celestina prepara hábilmente el terreno y convence a Melibea, ya enamorada de
Calisto, para que otorgue una cita al mancebo, entrevista que tendrá lugar a las doce
de la noche.
Calisto premia a Celestina por sus oficios regalándole una gran cadena de oro, y a la
hora señalada se dirige a casa de Melibea. Los jóvenes se declaran su mutua pasión
y, cuando se despiden, acuerdan verse a la misma hora de la noche siguiente. Calisto
escalará la tapia del jardín y Melibea lo recibirá en su alcoba.
Cuando Sempronio y Pármeno reclaman a Celestina su parte en las dádivas de
Calisto, la vieja se niega al reparto y ellos entonces promueven un altercado y la
apuñalan.
Luego, ambos huyen, la justicia los prende y al día siguiente son decapitados en la
plaza pública. Calisto se duele de la pérdida de sus servidores y de Celestina, pero
igualmente acude a la cita de Melibea, escala el muro del jardín y ella lo recibe en su
recámara, según lo prometido, y permanece en su compañía hasta el amanecer; pero
al descender el mancebo cae de la escala y se mata.
Cuando Melibea se entera de la terrible desgracia, se arroja desde lo alto de una torre
de la casa, pero antes confiesa a su padre su apasionado amor por Calisto y su dolor:
"¡Cortaron las hadas sus hilos, cortáronle sin confesión su vida, cortaron mi esperanza,
cortaron mi gloria, cortaron mi compañía!", declara su deshonra y pide ser sepultada
junto a su amado.
La obra termina con el "grandísimo" llanto y las lamentaciones de Pleberio, padre de
Melibea, quien cuenta a Alisa, su esposa, la muerte de su hija, mostrándole su cuerpo
"todo hecho pedazos".
Es La Celestina, compuesta entre 1496 y 1499, una obra representativa del mundo
medieval y renacentista. En ella se fusionan la sensualidad y los valores espirituales
del amor en el doble plano del instinto y la pureza que se da en Calisto y Melibea, la
idealidad y el realismo, el lenguaje culto y el popular, todo ello características lógicas
del cruce de dos siglos, de dos épocas y de dos tendencias.
Lo que más impresiona de la obra es su rigurosa madurez y plenitud, no sólo con
relación a la lengua, sino con toda su circunstancia libre de artificios y
convencionalismos formales sobre la humana naturaleza —personajes literariamente
íntegros y plenos, mundo de pasión concreto y real—, a la cual presenta con toda la
complejidad y contradicciones que ella entraña. Es el fruto de una experiencia vital, de
aguda psicología y observación de la realidad. Por eso, el propósito moral que
persigue la obra se desprende tanto del fin —la muerte como castigo que hallan los
protagonistas, Celestina, Calisto, Melibea, Pármeno, Sempronio—, como de las
propias palabras del autor al comienzo de la comedia "compuesta en reprensión de los
locos enamorados, que vencidos en su desordenado apetito, a sus amigas llaman y
dicen ser su dios. Asimismo, echa en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos
y lisonjeros sirvientes."

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