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JACQUES HEERS LA INVENCION DE LAEDAD MEDIA ‘Traduccién castellana de MARIONA VILALTA CRITICA GRIALBO MONDADORI BARCELONA PROLOGO be Muy a menudo, nuestres sociedades intelectuales manifiesten ser abiertemente racists, No en el sentido en que inerpvclones coe se, io generalmente, eS decir, no en el sentido de desaprobacién o dles- precio hacia otras civilizaciones, castumbres o religiones distintas de as nuestras, sinopor una asombrasa propensién a juzgar negativa- fnsnie su pasado. Desde hace mucho tiempo, algunos espiritus distinguidos, libera- dos de todo prejuicio ridiculo y deseasos de definir mizuciosamenti:a natura‘eza det hombre exiranjero, han dado a conocer de forma sere- na la vida de los otros pueblos, ast como sus particularidades y sus ind ritgs. Ese interés se ha revestido incluso a veces de una admiracién pe implica, de forma tdcita 0 totalmente explicita, un desengafio y una cit. tica acerba de ta sociedad europea denominada «civilizada» ¥, consiguiense, corrompida. La imagen del «buen salvaje», popularizi- da por Jean-Jacques Rousseau y sus coeténeas, ya habla arraigada mediatamente después del descubrimienta de América, en tiempos de Colén, y sin duda volvfa a encont mas y acentos mucho mds antiguas.! in embargo, hay que constatar que esta fel'z disposicién de ritu no se aplica siempre a todos los campos de observacién. El hen fen las armas y en I pp. 209-210. LA INVENCION DELA EDAD MEDIA bie de hoy y especialmente el hombre inteligente, que sabe mantener ja honesidad éjemplar al estudiar otras civilizac‘ones muy alejadas i toleraicia al describir lay cle su en el espacio, no muestra ni ia al describir las de propia tierra, separadas de él por algunos siglos. Lo que comprende y respeta de otros lugares es lo que critica, de farma vehemente y des- pectiva, en su propia civilizacién, simplemente porque ha pasado el tiempo; y ese desprecio esté tar profundamente anclado que acaba por suscitar rencciones de autémata, Ast, numerosas obras 0 discursos ¢s-1 ‘én dominados por juicios definitivos que solumen'e descansan sobre ese credo, sobre certezas injusificads, ‘SUBRE LA NECESIDAD DEL CHIVO EXPIATORIO EN LA HISTORIA Una de nuestras grandes sotisfacciones consiste en poder juzgar et pasado. Quizé el historiador no destaca mds que o'ras personas, pero ofrece de buen grado ef ejemplo; distribuye, sin eudarlo por un,mo- ‘mento, censuras y coronas. Describir, analizar y explicar lo dejan con Thambre’ carecen en definitiva te atractivos; en cambio, fo que hay que +ucer es tamar partido, poner ¢ los malos en la piceta, cargarlos de in- iad, y exaltar las maravillosas virtudes de los ‘buenos, Ese juego pueril afecta en primer lugar a los grandes perso- nujes, a loz que «han hecho la Historian: héroes gloriosos 0 héroes-ca~ TEstrofe; opone de forma resue'la los buenos a los izdignes, los valien- tes un poco estipidos a los retorcidos que urden sus telaraiias; y, sobre toilo, los que se han atascado en formas antiguas de ser y de pensar que ya no corresponden a su tiempo», a los emodernos» que van en buen camino. Nuestros recuerdos se encuentran inevitablemente po- bludos de reyes buenos (los que han preparado la llegada de los dias sloriosos) opuestos a reyes malos, poco recomendables, crueles, abso- lutistas, ya menudo ciertamenie perdedores. Ese petrdn se puede apli- cur a los demds maestros det destino. _ Las elecciones, en este juego de masacres, se fundamentan a me- vido en rézones ny iiconslsieites: un raza en @l sardeter, dota concreta, generalmente felsa e inventada por puro placer: en de- finitiva, uaa imagen de composicién. Revestimos a los hombres de sobrenomores ridfeulos, de chigotas: les prestamas palabras que ja. ‘mils han proniinciada, a gabiendas de que s6l0 esas palabras perma: necerén en las memorias. Para muchos, el conocimiento histérico, pRdLoco: como la politica actual, reduce a pequeitas frases. En el fondo, to 4 mundo reconace la existencia de esas artinafias; pera la etiqueta pega y generaciones enteras de pedagogos aplicados, de autores ‘manuales de un conformismo lastimoso, y también de novelistas, uel ven ¢ wilizar indefinidamente los mismos clichés gastados, las misma: clasificaciones maniqueisias, sin remontarse a las raices. Los juicios de valor todavia a ids, pero también pesan Indi. puest6 que Se refieren no ya d algunas personas, muscoronas de prod sino a una sociedad, catalogada en blogue, sin remisién: se tra” ta de un camino atidaz, qué se halla en los artipodas de una reflexién ientfica aunque sea répida; una toma de pesicidn en la que pocria mos : de la inteligéncia y del sentido moral en los que nos hallamos ahora wet En las comunas de Malia, centros de civilizaciones brillantes, en- salzadas como abras anunciadosas del Renacimiento, las hombres clel partido vencedor, verdaderos tiranos, acusaban a sus adversarios redu- al exilio y desposerdos de sus bienes, de todo tipo de crimenes, los rolmaban de palabras indecentes y, como tltimo asal'o verbal, y el mds peligraso de tedos, los denunciaban como «enemigor del pueblov. Ast ues, pertenscer al partido derrotado era suficiente para verse cargado con todos les vicios. En Florencia, por ejemplo, ciudad reconquistada los gitetfos en 1267 y sometida a duras medidas de excepcién y a istantes sospechas, no existia msulto mayor que el de ugibelino>. Esa vostumbre se mantuve durante generaciones y se segufa llamando gibe- Jinos @ los hombres hostiles'a los dirigentes del momento, aun cuando ‘se partido aba sido reducido a la nada desde hacia mucho tiempo y 4a Inisqueda de un solo gibelino sapaz de reaccionar en toda ta ciudad alwrfa sido en vano. Esa era y es todavia la ley del género humano... [Las costmbres poltticas y los procedimientos de tribuna y de plu: Imo han seguido sine los mismas en’ el transcurso ae los sigias, igual | Esos mismos autores vir én ese hombre medieval un ser de una iain. raleza particular, conto si fuera de otra raza. Ese hombre no es len ve- ino sua, por lo que to aplastan todavta con més gusto. 4 Jusificades 0 no y no siempre exentos de segundas intenciones, proferidos la mayoria de las veces a la ligera, esos juicios han trazado “sil camino de forma brillant y se han ganado un pitblico cada vee me. Yor, Deal modo que lo que. al principio, no era sin duda mas que op- ciones de algunos autores, ha conguistado un consentimiento univer- ssl, hasta tomar la forma de un lugar conuin, Colmar el pasado con) fodos los males y fechorias, revestirlo de una imagen negra, permite ‘Sentirse més a gusto, mds feliz en la propia épaca y en la propia piel. , La causa esid vista: fo medieval da vergiienza, as detestable;-» lo sfeiidlale, su carta de visita para muchos, es todaita mds indignante. No encontramas palabras nuevas suficiewes para condenar esos tienipes dle barbarien, errads al progreso: esos tiempos en los que dure oe ‘ieciones aplastaban, no la dudamos, lo major de la naturaleza huric- nna bajo una capa de oxcurantismo y dle supersticianes. Todo lo pequefa, 6 LA INVENCION DELA EDAD MEDIA Jo mediace, tado lo que, en nuestra vide piiblica o privada, no va mis alld de rorpes balbuceos, todo lo qite rechaza las bondades mirificas de las novedades y no se prepara con entusiasmo para el horizonte del 2000 es, par definicidn, medieval. Todo lo que disgusta en las relaciones humanas,en la gesti6n de la sociedad y en la manifestacién de los po- deres, todas esos abusos y esas antiguallas, todo eso es feudal. Sin ha- blar, evidentemente, de las crueldades, de loi dramas y de la violencia. De lo ‘amentable ala ridiculo, cada uno de nosctros podria, leyenda periédicas 0 novelas y escuchando la radio, crear una especie de florile- gio, un bello repertorio de sandeces. Quien quiere denunciar una injus- ticia, o més todavia una supersticidn, escribe con gusto, para exhortar a sus lectores a indignarse, que «ya no estamos en la Edad Media». Esa {formula figura en todes los tibelos, en todas los ‘mientos escandalosos. aSe diriaque estamos en la dad Media», ofmos 4 menudo en los discursos. No hace mucho tiempo, un ministra acusaba pilblicamente a uno de sus conciudadanos, culpable de abuso y de préc- ticas indignas, haciendo referengia naturalmente a esos tiempos ascuros de la Edad Media; eso se daba por descontado. Mds recientemente, en Paris y arte fa Asamiblea Nacional, un politica de cierta importancia re- cordaba sin pestaiiear que wlos doctores de la Iglesia de Francia han dliscutido durante siglos para averiguar si las mujeres tentan alma» (se referta, naturalmente, a los tienipos medievales); ello provocé los uplau- sos de sus amigos de partido, misy numerosos, sit que apareciera seg} damente ningiin comentario o rectificacién, en lo que, sin embargo, esos profesionales se m mente como buenos expertos; ‘movilizaron tos adversarios para defender cierta verdad, ni inmediata- mente ni un poco nis tarde en los periédicos de gran tirada. Lo importante no es, sin dud, meditar sobre la deshonestidad o la distraccién del orador que descubria quizé, palabra a palabra, un tex- 10 preparado por algiin subalterno: el hombre piiico dice a menudo lo que sea ¢ intenta sobre toco utilizar palabras suficientemente con- sundentes para que sean Inego noticia, Lo importante tampoco es acu- mular hechos y argumentos contra tal burrada; cualquier estudiante ‘que hubjera leido y reflexionado un poco gritarfa qué eso es una men- \._fira, Lo que cuenta, en esns kechos diversas retenidas al azar. es la sacogida que tienen: cn cuanto se habla de la Edad Media, se puede ionte cualeiiior disparate, Con muchas probabilida- mex de encontrar eos favoraties ae Para quien tienda al géncro burlesco, la cosesha no serfa peque- PROLOGO n fia: un periédico francés, que se tiene par una publicacién seria, ho blaba de la «Edad Media de los ferrocarriless, » otro, que se precia de estar bien informado, calificava a Gengis Jan de wasesino medieval». Dentro det género dramético también tenemos ejemplos: un co. rresponsal de prensa que informaba sobre las horribles matanzas en Libano y que deseubria a cada paso nuevas sefales de horror, jalona- ba su créuica con las mismas referencias: «...y ncs hundimos todavia mds en la Edad Media ..». Los autores mds discretos, mds sagaces, no caen evidentemente en tales nivetes de infantilismo, sino que se mantienen decididamente crt. ‘os; algunas caen en un género que preienden cientifico alineando ‘mismes imagenes, GHAY QUE REHABILITAR LA EpaD Mro1a? No serata en modo alguno de ihstruir un falso proceso y de tomar la defensa del acusado invocarda alguias bellos trazos de algiiios dipectos quied desconocidos de la sociedad de entonces. Ku chos buenos autores ya lo han hecho, a decir verdad desde hace ‘poco tiempo, y siguen haciéndolo de forma muy afortuncda, La senora Per. noud, a través de sus obras y de sus conferencias, describe claramente { las redlidades sociales de esas tiempos medievales, citando sin cesar textos auténticos y obras de escritores y artistas. En otro régise: novelas histéricas de Zoé Oldenbourg me han apertado grandes pla. | ceres de lectura nunca desmentidos: sus evacaciones de fa vida seao. | rial, del trabajo de la tierra, de la guerra y de las cruzades, atraen la| simpatta del lector y, por lo que a mse refiere, la adhesién del histo. | riador. Tales libros, inspirados por un gran respeto a la verdad histé- rica, existen. Se han anunciadc y recibido con simpatta; sus tesis no se han discuiido y ninguna de sus posturas se ha puesio en tela de juicio Pero ¢conqué resultados? ¢Cudénto tiempo y cudntas obras de esa ca lided har tan falta para que la opinién pi e ublica evolucionara fundamen- ‘al y verdéderamente y para que cesarar esas necedades? Ha Los vicjeros de verano y sus gulas contintian apifidndose ante nume- rasas obras maestras del arte de ese pasado «medieval», vestigias bien conservados, restaurados, 0 exhumados en algiin casa de un semiolvido, ¥ presentados de forma atrayente e inteligente, ZEs ez0 suficiente? En el fondo, nada cambia, 9 muy poca, Las ideas sélidamente an- tas 18 LA INVENCION DELA EDAD MEDIA cladas y administradas permanecen inquebrantables, como vigoriza-_ das incliso por un frescor ruevo, Admiramas le catedral gética o, no Tiana menudo, algunos cédices miniados, pero, para juzgar la sociedad | | en su conjunto, nos armamcs siempre de la misma seguridad para po- | ner en la picota las formas de ser y de pensar de un pasado todavia tan | | mat conocido, Rebajamos con una mirada condescendiente ese tiempo ede las lémparas de ateite y de la navegacion avela», y evocamos, re- ‘éndonos a ese ehombre de la Edad Media», condiciones de trabai, vivienda y vida piiblica realmente insoportables por el solo hecho tle ser distintas a las nuestres. cela también excesivo, y avtificial. Mostrar una especie de nostalgia ‘por las épocas pasadas, po: las formas de vida de las pan todavia tantos aspecios que permanecen cari aferrarse a ideas preconcebidas, Sin ducia todo ef mundo puede que- | jarse dz la edad contemporénea y sonar con det'cias mds o menos ima- | “ginarics, y todo el mundo puede preferir, por ejemplo en Pal Dame ai Centre Pompidou y al forum des Halles; ta planta de un monasierio cisterciense a las nuevos barrios de la City de Londres ya lo largo dei Témesis; la Plaza del Campo en Siena a ta del Lowe, donde brotan extraiias pirdmides. Todo es cuestin de gustos y el de- hate no puede situarse en exe nivel. isos, equivaldric @ To importante ro mie parece elabardr, Sabre Wal @ Gaal punts, tna rehabtitactén de esa «Eded Median, y tampaco evocar, por ura el: Cidn personal, una especie de edad de oro done todo habia ren’ tira celidad humana en una sociedad mas serena. Se trata, en carntio, de ofirmar que esa Edad Media, en realidad, no exist; que no es rts due we nocién abstract ferjadae propésito, por distintas comodidates 0 razones, ala qe se ha aplicado a sabiendas ese tip de oprobio. Se trata, pues, de buscar, para denunciartos, los erfgenes y el mecanismo, || de ese proceso, de esa verdadera impostura intelectual, responsable | tanto de la creencia en un pertodo espectficocclificado como tal, cama, de esa mala imagen injusificada, redisefaaa con tanta ligereza Coma maias intencianes. Una fara que, de forma perfectamente gra tuita, esa sobre nueve 0 diez siglos de muestre pasado tomado en blo ie, sn discriminaci6n nimatices. SE ISR Ae Gon no PGRLSD CORD TE TG TET FOE TOTE. cada ol principio de forme deliverade, y luego fue alterada de forma rROLOGO. 19 voluntcria a lo largo del tisrifo en distintas operaciones. Se traté de verdadzras campafias de denigravién con mecaaismos bier regulados, vinculadas a la coyuntura politica de los mamientos en los qué los hom. bres de poder, o proximos aacceder al poder, pretendtan abolir las in- ias, los privilegios, todas las marcas, en definitiva, de la barbarie ‘medieval y feudal. Seguidamente, sus herederos y sus hombres de plu- ‘ma no han cesado de reconsiderar tas mismas acusaciones, [os mism2s ‘esquerias. Todo eso ha quedado. Finalmente, es muy necesario recérdar que toda comparacién e1 ‘te civilizaciones alejadas en el tiempo es delicada si no imposible y que los conceptos de «progreso», de xcalidad de vidav, de «bohdads sin hablar de las libertades...) siguen siendo muy rela vos, gdel domi- nnio de ‘a literatura facil? Afirmar, por ejemplo, que la cata medieval carecta de comodidades da que pensar. Tado es una cuestién de apr: ciacién y de costumbre. Ante ta ausencia de agua corriente, ante los olores de humo, ante las habitaciones mal calewtadas y mal ihumina. das, ¢dsbemos preferir el aive de las ciudades, cargado de los gases ce {os automéviles; el ruido ineesante de las motores; las carnes con lio- ‘monas y los mariscos contcminados? Las facultades de adlaptacién y de autosatisfaccién parecen infinitas : En ssa vla del andlisis de la idea misma de ia Edad Media y de st contenitla, ¢l discurso puede artieularse en tres puntos: = Un replarieamiento de ese concepte mista, de su cardcter ane biguo éimpreciso, de los abusos que de él hacemos con demasiada I~ gereza; y e80, en particular, ante atra entidad abstracia también in- precisa arbitraria, ia del Benacimiento, = El examen del encamizamiento en la condena de los «tiempos feudales», y de esa literatura, cuyos efectos todavia soportamos, que se ‘ha dedisado a presentar esa feudalidad bajo una apariencia completa mente falsa, una empresa de deniolici6n que alcunzaba y sobrepasaba los limites del ridiculo, pero que no obstante ha dejado rastras tenaces ralmente, un andi'sis de algunas aspectos de sociedad o de ivilizacién que esa leyenda negra y las costumbres adguiridas pre- Sentaniodavfa bajo aspectos horribles, pero sobre los que gran canti- dad de trabajos recientes aportan reciificaciones interesantes Y 6 prendentes; un recuerdo, pues, de las trabajos que tienen el mértio de apoyarse sobre algo mas sélido que las fantasmas de autores anima. dos por una obsesién ideolégica. ~ Frimere parte EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO: LA MAGIA DE LAS PALABRAS INVENTADAS. Hers Seeges. Le mumcisn de Ix Gad Aediz, Cicer, Beceelows 1, SOBRE EL RIGOR LA HISTORIA Y LAS MODAS La truma cronol6gica sosticne la evocaci6n del pasado, Es una ver. dad que creerfamos evidente pero que nuestros pecagogos redescubren, algunos arrepentidos y un poco avergonzados, y o:70s de una forma to. talmente descarada, Estos dltimos pueden afirmar trang) extremos en un intervalo de diez o veinte afios. laraba su contexto y sus -mpo, en 10s s fermentaciones inte- 's— el Viento de los replanteamiéntos, las reformas y las inno- nes barrid con todo. Se instruyé Epidament el proceso conta ls historia « . falta afligente todo podfe reexaminarse o tirerse ala basura. Du- ante algunos afios, vimos florecer numerosas y atrevidas iniciativas, talleres experimentales y cfroulos de reflexién. Todo ello se hallaba ge- ncralmente apoyado, ofi instancias, por un gran riimero de comités, comisiones y convenciones, reves y de siglas, capaces a fin de cuentas de im cundaria de Francia una pan No méscronologfa, a partir lante; no més discuisos continuos; sero seductoras; el triunfo del aguilaje. El maestro los y los continentes, hi los merevingios y de los mongoles, de Catlomagno y de los adres del Atriea negra. Nuestros dos 0 risuefios, se arrastjaron 0 corrieron de sala en sala en todos lor museos. Pero, evidentemente, no entendieron ni rstuvieron nada, Algunas universidades, principalmente francesas, se sacrifiearon de buen grado a las nuevas f¢ , $e dedicaba laboriosamente ¢ wstfas del imperio de China y, dos semanas més tar- Ge, disertaba sobre tas etnias y,religiones de la América precolombina. [La historia por temas, Ia historia universal, Je historia farragosa Paitce que ya regrésuiics de ssa moda, Los programas aciialesy, “ZA también Tos manuales, incluso de las publicaciones de textos cas pasadas (diarios, memorias, epistolarios), n ue existe esa necesidad de sie a los hombres y a sus acto su.contexts exacio. _ {Qieremes Con ello decir que las novedades ¢ invencione: suscitan un gran interés? Bl sznsacionalismo, las peticiones pos para que se hable de uno mismo despicrtan siempre la ate vex en cuando se nos anuncian grandes trastomos, Hace uns tr afios, una «Nueva Historian so esforzaba por anunciar sus mi sus objetivos; se habl miracién cortés. Todavfa-estamos esperando trabajos importantes que espera y nuestra curiosidad ingenua hacia esa ia» que sigue lanzando manifiestos dz vez en cuando. ue se dcnomina eantropologfay,zse inscribe dentro #7 Esa palabra ha lenido un éxito asombroso, No “cin clara y coherente, Pero lo import $08, afirmar In propia pertene: vutodenominarse inie ado. {Qué es la antropologia? {El estudio de los comportamientoy ’ /»* individuales y colectivos; de las relaciones sociaies, familiares y pol de las creenc.as y sus manifestaciones; de tos juegos y \s formas de violen- sos autores del siglo xix pademos hail nero y pedemos perfectamente creer qi que hablé en prosa sin saberlc jamés, ie acaba por pre: és los tiempos y los lugares. EI ai (ldUdat pero mal Historiador, POLIGRATOS 0 ESPECIALISTAS simple evocaci6n de las novedades y, en algunos casos, de Ins extravagancias que generalmente se han presentado y que a menudo se han aceptaco, nos lama a ser exigentes: no se puede hacer Historia, 26 EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO investigacis: “sin conocer el Nadie podria negar de un mo« “eamipo de i investiga otros han descubierto antes on extraer regias generales y lecciones, debe cefirse a la fuer- rfodo més 0 menos largo pero no obstarte definido y que do- mine pertectamente. ,Podem9s confiar en un estudioso que se crea ca- paz de disertar sobre los romanos de la Antiglledad, sobre los re; Francia ce antes de la Revolucién, y sobre las convulsiones pi econémicas de hoy? Ningin investigador puede vanagloriarse de cominar ni tan s6lo le tipo de doc formes, atestados y periédicos —todos ellos impresos—, ante una nctz Roterial ce los siglos xv 0 xv’? Estos documentos, de escritura,hermé- tica, atiborrados de abreviaturas a primera arcafsmos o de incorrecciones lingt Je, Del mismo modo, e! hi ‘ante una inscripcién grabada sobre una 82 en su Jectura por au pi I pigraffa, por no citar mas que esas dos ciencias «au- xiliares» de Ja historia, no se aprenden en un momento, Y sin embar. 20, ese documento que muy « menudo tanto se resisie a'ser d es, en eso estamos de acuerdo, La gacidn. {Qué podemos esperar de la divisién entre el hi vestigadcr capaz de conseguir y de explotar las fuentes una inversién laboriosa, a veces ingrata, y el eseritor-p hay duda de que esas dos gersonas se’ pueden confun: siempre, La necesidad de gener menta deuna especie d gue pretenden abarear con un: humana y de sus comportamie lizar para producir replas de conjunto se i6n mental provocada por ia mirada la evolucién de la especie Pero en realidad ocurre lo contra- os destinos polfticos-no obedecen fa a preceptos paticulares; en nuestro todo eambia de un pafs @ otro, e ineluso de una SOBRE EL RIGOR a ciudad a otra. Asi, se imponen como evidencias importantes distorsic- nes cronolégicas; «progreso» de las técnicas en un lugar, y «rctrasosy 9 «arcafsmos» en otros lugares. ARTIFICIOS Y CONVENCIONES: LA ELECCION DE Los PeRfopos Tod: 'vestigaci6n debe insertarse en un marzo cronol6gico. Pero, Promover una estricta periodizacién de Ics estudios y de la en. seflanza, .no hay més que un paso inevitable? Cortar el pasado en rebanadas perfectamente definidas se ha consi: dlerado generalmente, en el pasado y ahora, una comodidad pedagézi- a, e ineuso una neces: anjunto que iba desde la Antigdedad hasta 1estr05, s. Al convertirse la ensefienze en una cuestién de Estado, estrecha- f ‘mente controlada por las instancis ida deseable, o incluso indispens jiones impuestas fusran en todas partes. as, presentadas de forma simple y rigida, i6n de la historia del pasado en perfodos bien distintos, cl idualizados, responde efe pedagézicas. No es de ayer, Su inve Lophe Kalgy llamado Cellarias, que no era en absoluto un historiador 1 un sitfatigable autor de mannales». Después de un primer libre consagrado a la Historia antigua (1685), hizo publicar otta ob de entonces ots9 espesor que no ibaa Hasta entonces, numerosos autores habfan y de forma generalizada a pautir de entonces, distintas expresiones sin duda equivalentes o casi (media tempesta, media aetas 0 media anti ‘as), aunque no s¢ trat6 més que de «vagos ensaycs para situar crono- légicamente a escritores que no habfan si | término «Edad. Medi perder en el, futuro, zado, desde el guedé bien fijado, entxé EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO y Jas palabras se carguron de también, accidn deter- visién de” pasado cn ires pe ti cheval y me » contemperinco llegé mas tarde) fue muy proballenente con de esas dos cortientes de ide: YY nuestros vecinos europeos hemos respeta- jos de Ja Historia, rodeados cx do siempre esos grandes per reflexi6n.fTrabajamos, estudiam¢ $e Nos presenta, desde hace generaciones, Construido y forjado de pies a cabeza. El andlisis més simple deberia lle. cronolégica, prepara laboriosa, fruto de largas discusiones y de querelias de capi no es esa. No se trata de reforma de una escuela a un nu: ‘omar eouciencia de esos ar- el resultaco de una elecciGn entre tantas otras igu Giscutibles desde muchos punt buen o mal grado en un marco, de vista? Inscribirse de esignarse a una convencién, SCBREEL RIGOR 29 intrfnseca de una abs.raccién nacida de les, en una imagen for} cosa, Pero creer en Ia real trarlo 0 glorificarlo con adjetivos. El proce: dado cuerpo In, y todo Jo que evoedis, e a Je us ‘S0eAdes, is una cosa:,que i vuestra, fruto de’ | | i6 realmente, que todo es in | Yuostra arbitrariedad, parece a muchos normal y ¢o- jueremos demosirar que yanzas, sing que ese término 2, LAEDAD MEDIA, UN FANTASMA VIVO @Dénve comENZAR? {DONDE ACABAR? 4Podemos creer realmente en algo que no pod:mos definir conve~ nientemente y que, sobre todo no podemos limitaren el tiempo y en el espacio? Al habl foro debemos necesariamente proponer fe- ‘chas, como minimo indicativas, que marquen su inicio y su final, En ese sinia entre dos tempos fuertes, cl de modemidad, que algunos iden 1odo 0, en todo caso, introduce tan das, tantas excepciones, que el acuerdo se derrumba a la fuerza. La caida de Rama y los bérbavos izaciGn. Pero zdebemos Adebemos hablar verdaderamente de cada? {Para qué época exactamente? Cuan- tomas precisos son ‘cs, y Cuantos ins aidisis en profundidad vienea a completar 410 complejo, una imagen ambigua, a_yeces inasequible: pone dora idea deuna evolucién tas, que ningin autor serio se atreverfa hoy ac tiempo concreto ni a encerrar en uaa Férmula cualquiera. turas de simples anales, mds se dibuja un cua- mis se ime LA EDAD MaDIA, UN FANTASMA VIVO 31 Hablamos de ta cafda, o de ladecadencia de Roma. Incluso supo- niendo cierto consenso en lo referente al sentido de las ebemos situar el fenémeno, y dénde buscar sus rafces? exterior, gor ir o lima areas hoy una postciga fy ajent alos muevos enfoques. En todo caso, se- Ja eleccin que tomemos, .adelantamos Ia feche fa @ bien prolongamnos los tiempos «ai lotés, Verdaderos condcedsres de SOs tiempOS QUE SE: nen problemas a la hora de y, afortunadamente, han | [Algiiios atinman’ Con Fz6r que én muchas ja contraccién demogréfica y topogréfica de las i Precedido con riucho tiempo la llegida de los bérbaros Y, por lo tanto, deberfa analizarse por sf mis ros observan, at biéa con mz6n, que los reyes ce los (iempos «bdrbaros» no renepab: e todo lo que pracedia dei pasado romano y que machas de sus ¢ es se inscribfan todavfa de una forma directa, pot sus paisajes, sus mo- numetasy su tis uanos, dentro denn aden anges sac] lucién de cor i. = ablar de ta cafda del Imperio romano en los siglos 1v 0 | ¥, {no estamos privilegiando deliberadamente n Oce dente y a sus crisis as? No estamos imponiendo de una forma mcy arbitraria una di- visi6n del Mediterréneo, al separar Italia y Espafia de Constantinopla? 32 les; © acaso no’ Jas estamos Esos cortes 0 se aignorar: rir en el siglo x1 a los pafses bizantinos y alos que ge han convertido en musulmanes en ese lapso de tiempo; 1a historia de Oriente se aborda gntonces solamente como pretudio de la historia de las cruzadas. Hacia la era moderna y las mefianas radiantes Definir y sitvar e s Niempos «medievales» y la Heguda de | lepace snodernan 9 enaciniento»plantean asinismie muchos pro- | } blemas e igualmente 5 smpo, [a historia ofi- se definié de una forma decisiva, sin dejar ninguna duda acerca de ] Wwreaidad de un core bruseo Tos es- en su conocimiento del pasado te- cantidad de marcas cronolégicas que bles. Las escuelas primarias y, en pari primaria, un pequefio desplegable, de color verde sobre un papel recio, en el que se alineaban, de una forma sensata, entre doscientas ¢ sientas fechas de Ia historia de Fran primeros 1a. En todo caso, inaci6n brusea de sacudirse , guna Yamada temprana del LAEDAD MEDIA, UNFANTASMA VIVO + 33. dos 2n todo tipo de li- bros, manuales y articulos dest nados a piblicos diversos. Y, sin em- ‘iquién eree en ellos? Incluso en Ia préctica de la enseflanza, la fecha de 1453 se pone constantemente en tela de juicic, y se su juzgan, septin cada lugar, mas significativas. Bn el cursus francés, por ejemplo: Luis X1, que muris en 1483, a veces presentado como un hombre ya consciente del sentida «moderno» del Estado (rechazo de lo ga), sigue s endo un «hombre de ln Edad Media» y su reino se estudia generalmente dentro del perfo- do denominado medieval, La contradiccién, o como mfnimo el desa- cuerdo, parecen flagrantes, puesto que entre 1453 y 1483 ex: pacio de ura generacién. Algunos manuales insisten, en cambio, en la gran apertura que las ‘élebres «quermas de Italia» provocaron en Francia; esas guerras, libra~ jas en fos aios 1490-1500 se nos ofrecen como grandes novedades. Sin embargo, esa eleccién contiene srrores y olvides, puesto que presentar ests expediciones de finales del siglo xv como acontecimientos excep- Cionales, como giros en la Historia, supon ‘que las precede, Supone ignorar soberbiamente los p: ientos traasalpinos de los principes franceses, de sus admi as y hombres de letras, que se remontan mucho mi Mpo, a partir del de Carlos ce Anjou, hermano de txano dena eronologia que se adjunla sun vessin francesa de una de novelas de Stevenson recut ‘mds pura tradiclin: «Fin de la ra de Jos Cien Aas y fin dela Edad Median, y ello en una pul RL. Stevensen, La lecia negra (ed, Drcetona, 19184. deteas ey EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO. #0 gencracioncs, De ese modo podemos medir hasta qus iela de pensamiento se empefiaba en datar esas «nove- ‘estudio de los intercambios de_ci (Os de mundos nuevos, Por otto lado, para quiones quisieran a ct corte entre Ja Edad ses?, Ys cronolégicas entre la r de ella son evidentes, escritorss lo vuel que se dirigen IMOS, pues, y de otras fechas bisagra que se han propuesto nos ante una playa cronalégica de més de un las artes dé italia ‘os frites de una bis Hfqueda nueva y quieren de esc modo demostrar que esa civilizacién per- {tenece a otra época, se hallan igualmente ante problemas insolubles.| -Alguios no temen conformirse totalmente con esa in absiri hhan acabado por imponer algunas précticas perfectamente a ero cuyas ridiculeces na versidades francesas y en cinos, es una norma que. LA EDAD MEDIA, UN FANTASMA VIVO 35 misma éroca, ¢ incluso los del siglo xi {as en cl arte moderno. No evecar al Ficos sin investigar ni analizar las influeneias reciprocas y, en definiti- va, significa impedir un verdadero examen de'los intercambios, de bellas figuras esculpidas del pélpi dral, de buen grado es . que se inspira di- lente cn cicrtos cénones y temas de la Antigiiedad. Precisumente grandes catedrales del p: Katia? gDénde se sitdan entonees lo me ‘no, Ia invencién y la novedad? avagancias. Una id en algunos, sus pr Ja existencia de una gran ruptura, de ena fractura 0, vol izar una palabra que sucho tiempo estuvo mods en los cenfculos, un uméral entre una economta medieval, arte anal, encerrada en reglas rest! le dinero; en una palabra, por la explotacién del hombre por el ho 1 bre, del trzbajo por el capita levaba a hablar zorrientemnente di gs9.de.ura ea llamada efeudely a una ora ecapitalisian: [se BaD a 4 Ya wey GO" palabre noha gustado realmea 36 un esquema rf legiabs Ios factores 18s perspectivas, tomaba su sitio tran quilamente en el concierto de las teorfas evolucionistas y otras fébulos por el estilo, - 0 (del ake off 0 cespegue, si segui ito de las pal : di raleza y fo ificar su dinero de mil formas. Par otro Jado, se sabsa que la ecoriom’a de mercado sc habla extendido ja mente en Occidente mucho antes del siglo xv; que habfa penetrado en profundidad en di 5 los propielarios te- die Ia explotacién de sus tierras. Dasde ese mo- precoz. de un eapitalismo, aun- que fuera solamente de modo embrionario: eran précticas sin dua todavia imperfec nar los negocios Algunos fabrica 2° mon, pero su buena ida por uno de nuestras grandes nos hizo saber que, a partir de entonces, para los programas de histor de nuesiras universidades, Ia Edad Moderna debfa englobar todo el s glo xv. Esa orden, responsable de grandes trastomos en algunas {ecas, noduré ni un mes... sin duda porque las personas més razonables fueron conscientes de que, acorralando en el tiempo esos albores de! capitalismo, se habria podide retroceder mucho més en cl tiempo sin Inchuso el equipo ma se cans6 de su juego y no dio mé 0 estaba con otros pensemi ue el concepto de «modem 2Qué hacer con esa Edad Media tan molesta cuyo inicio y cuyo fi- nal nadie se atreve le? {Qué debemos hacer Gon esa imagen de un consenso cémy Geil y por asombrosas,.peq 1do en un solo blogue y er lante numerosos dis- >) mos, de la pluma de | ados de horizontes diversos, férmulas del tipo de «en la | Edad Median o «en Ia época medievala; jy no hablzmos de !as ci zaciones, de las mentalidades o de las espiritualidades medievales! ‘Todas ellas son F6rmulas vagas, desprovistas de todo significado. gDe quién o de qué queremos hablar? {De los tiempas de Merove Hugo Capsto, de Juana de Arco 0 de los primeros Médicis? 1 ‘genes se les pasan por la cabeza a los autores y lectores fa con esas negligencias, signos cel rechazo por conozer y profundiza:? holgezanes sobre sus carros tirados por bueyes ¥ actitudes imentales y espirituales) para genera unas de las otras, separadas por cientos de afios. Esto lo sabe todo el mundo perfectamente, pero se olvida con facilidad: las palabras proce- den de elas mismas, se acomod: i vente ficticia de «edad media» tomada como un conjunto, sin m: in acordarse de las cvoluciones. ores de of ._ “Dt eie Bebentaios Tee Se Sy? unas reglas para todos ios adjetivo’mediey: modidad, pero sin llenarla de para indicar, de una forma mi ficado cus'quiera-y solamente aproximativa, dinde se sida LA EDAD MEDIA, UN FANTASMA VIVO 30 LOS ABUSOS DE LA LENGUA, LAS PALABRAS COM*LICE i Los ipos de transici ‘evitiblemente-a anafizar de una’ que sin embargo tambien esttr: deter ‘did'qiie ya conocemas. La teniacion de (ite ia Anigiiedad-y.ta. fad Modern ‘que preside yen la enseflanza ciertas jempo,-un fuerte desequilibrio en los estudios; una verdadera ruptura en el discurso cier més que image- ‘descuidado muy a menudo, io. mas bien hacia los sipios mand qué hacia sus tltinos momentos, Por inos de Carlos VIT y de Luis XI d nos aspectos, por In pers ro ofrecia imagenes con trazos ‘mecla romantica, por Ia vida pol de los aiios 1400 segufa estando mue! smplo, la de 1a época de las ferias de Ch 40 cael paso de un pe i solamente de via més clarae incluso se aviv6 alo largo del tiempo, Hay.que.constatar que esa idea de despertar, o de renacer, fue le sausa de grandes orrores de los que todavia no nos hemos desembaa- "gado:Las micadas Tanzadas sobre Varios sigias del pasado han sido, a causa de esa idea, completamente extraviadag, fals ficadas, puntuadas de imfgenes de bisuteria, Y todo ello por la simple magia, por el gran peso de las palabras. La.sfimacign dela existencia de un renacimiento convence mis si se inierta sobre una decadencia: el conirasie seid ies sine, Yel concep: de creer. Los tiempos que preceden ese despertar maravi- son.solaments «el fin de la Edad Media o la «Baja Edad » Ya de por sf cargado de"Sombras), no son iempos intermedios o tiempos de transici6n sino decid. posteecadenerg, La dos por guedarse en esa res de buena fe han acorralad> Ios ‘en las estructuras socioeconémi , en las rel ‘eparto de los poderesy las fortnas. Han exhurmado una gran ganidad de in laros pero siempre.inten eel misr icin se caracterizaban inevitablemente Por Hastornos notables dentro del régimen de las propiedades y de las , de las sconcierto y, de un modo mds draméti- £0, por les conflictos, las tumsltos socizles, los motines y las wrevoli. ionesn, Esos mismos es se religiosos, reglas de vida, 6 expre- levaba a imgenes de enfermedad, de de- rnc se encuentra a sf los repetidos hasta la los y adomados de cicn hallazgos! También en abstracci6a, los conceptos, las maniobras de las sequilibrios, ic entrada en el plano material, hacia at Tazones, evocar catistrofes, o como mirimo arandes dif cullades. Para Francia, nuestros maesiros han recordado con razén las gracias de la guerra de los Cien Aftos: el abandono del ‘campo y de las iglesias, el peso financiero de as levas y de los reseates ¢El otoiiode a Edad Media? ruinadelas | aLa crisis, las o actividades econémicas, la inseguridad en los camincs, las disputas en EEE PEADIaSfo/nacen simplemente por azar y siempre estén carga tre principes, las guerras civiles... Si, todo eso es cierto... todo eso es ese intenciones, Nos inhagimitios que heimos sabWo, desde seme exacto, pero exagerado de buen grado, adomado cor. aceitios cramdti. jb {scoger vecablos portadores de imégenes, de mensijes mis o merce 0s, extendido de lo particular «Io general, Durante ese perfodo otros “ort laramente expresados pero, a a larga, imparables. Pafses se enriquecieron; Inglaterra, por ejemplo, nulrida con el fruto de sus conquistas, de los rescates y de las 1: de Ia «alegre Ingl des empress, € i de aiiodermias, hoy én da ina Cd is" haceied Feito we €l siglo xvi como miftimo y que cerramos aproximadament * ) V Luses sigios ns tarde no-es mds que una pura conveitiGaiJLas pili © Gargan de un color vago pero no eorresponden a nada. Se tratats simplemente de oponer una erade grandes propresos, hombre de gran ntimero de probibiciones, a un largo s0n los ailos gloriosos yecerse, se abria a gran- jaba una prosperidad insolente,’ En Inglaterra no kame growth Eng The Making of Es e Lote idle Ages, Londres, rape, Londres, 1955, 12 EDAD MBDIA Y RENACIMIENTO LA EDAD MEDIA, UN FANTASMA VIVO las ciudades del sur de Alemania, acubiertas enumerarlos fracasos o las regresiones.* Al ¢ les era imposible escapcr a esas ori | tras desgracias afectaron de una forma més a rio; Ue cien cares y respon En los afios 1950- vosechas, 2] hambre, y sobre todo las epidemi: _afios aventurara en esos tiempos de oscu: Ja atneitn de los historiadores se centré en lis pesies, y én piar= cada esquina, cen Ia de 1348-1360, que tantos estragos caus6 entre la pobli in. Cada cual se dedicé a proponer cifras de pérdidas en vidas Juumanas en su pais 0 en su ciudad. Bsa gran peste negra, y luego los «ebrotes» de peste, fueron catastr6licos, tal como todos hemos escrito || y seguimes pensando no sin raz6n: punciones demogréficas, angus- ldgicas, desesperacién y morbosidad, las malas El flamigera: La certidumbre de una decadencia irresi le te impone siempre, ; 2 te Te IgE Toma, IURTOTENTE EXTEMUTONy sin provaCar Brandes ope Sin embargo, no todo es tan simple y, como minimo en un punto, las si wren lo referente alas creaciones conclusiones deben matizars We las herencias enr 0 manuales 5 ef ciertas a Edad Media se hundfaca ie Jnundia.en vas. res imagen de desadencia y de depresion, Hace gunos historiadares mds preocupados por lo real que por Yves Renouard, Amando Sapori y luc pandas etionds by ii fooas foresees ja ds buen guts ese alien setae pias mesa qua i ttet ‘esos mismos hombres lanzados al descul , Pronto pablacos con sus co- rados? Nunca se ha dado res as de ese tiempo apocal las bruscas mutaciones ¢ bre todas las formas de dec ta humanidad, en Occident odavi Ne habia duda de aba entonces en plena depresién, en plena «fase Bs, donde s6lo cuba 44 IA-Y RENACIMIENTO LA EDAD MEDIA, fectamente gratuitas que ror:pfan Ia armonfa de la nave y que rompfar. y recargaban los volimenes. Lus bellas estatuas monumentales desap: reelan ds las fachadas ahori, trabajadas. como, retablos, cada-vez m: complejos: altos gabletes, divididos en lamas y lan fosa No han enseftado que todo elto carece de destia: esas fachadas dk se oponen con mala fo: ms reservadas; y, sin embargo, Jas esculturas de Tas fachadas del jel arte gotico clisico, esta- ban pintedas de colores variados, hoy lavados y ausentes, aunque rea- i vivedos de vez en cuando, En todo caso, para unz escuela de historia- y dores y ce estetas, el postulado no se discute: un decorado demasiado | leresca desorientada, rico atestigua ala fuerza una sobreza real de inspizaci6n, y porto tanto ‘| externas dramdticas, a imaginarfas: «3 una decadencia, |. * una sociedad que habfa perdido toda [ Esas formas de jizgar Tacron impusiay “quiz, ‘durante Tor i XVILy XVII, por los estetas, adores ingleses y franceses que v en ese are de finales de li Edad! Media, Ia negacin misma de. los v an enanigjados estaban.en esa épo Wenomiinaban Botico modem, por" en el que algunos querfan ver influon Arabes hasta el punto de hablar de un esti a ‘analizado en el libro dé Hui: . YW Obra ya antigua pero que a veces se va y decadente madurez de idad y todo contacto con lo 5 ose. discurso seduce y atrae | ieza de las cor ones. Salpicado de graves ei fos heéchos V Tas interpretaciones arriesgadas, ese libro jones afortunadas sobre algunos tspectos de Ia | los © aproximaciones completamente ficticios. Hui- | Zinga ha causado furor, ha hecho escuela: nos ba in ante mucho tiempo. ‘ban de hacer «basar las bellezas desu ctura en una delicadeza y ina profusién de omamentos has sconocidos, exceso en el que cayeron, sin dda, por opos! al arte géico que les habia precedlido o por el gusto que recibieron de los érabes y ce los moros que aportiron ese género a Francia. Los autores el articulo «Gético» de la Grande Encyclopédie estuvieron de acuerdo 4 en conderar una forma cuyo «principal carécter» consistia en estar «car gado de omamentos que no tienen nj buen gusto ni refinamicnton.” Se havla del arte Nlamfgero, un arte de fin de época, un arte deca- dente: habfa que preferir (.y hay que preferir todav{s?) Amiens o Reims y, ms atin, Noyon o Senlis, a Brou oa Vendme, oa Saint Ma. ; clou de Rudn, i 7. A.O.Lovejoy, «The Baridon, Le gohique des Ls pp. 1416. 3, LOS INVENTORES DEL RENACIMIENTO. {SIGLOS XIV Y XV) (Se trata simplemente de un momento de despertar tras un largo pe- dun momento en el que los hombres comenzaron a ios sefjores, los poderosos artes, hicieron construir bellos mientos. Muchos libros. siguea hablando gion: Carlomagno ensef escuelas, 7 acogia en su pi fuentes bautismates, que en Francia se situarfa en el siglo xij; pero pa- [rece que ese adjetivo no quediiba bien y esa idea no se consumé." ,Por nuar por ese camino y sugerir otros criterios de «renaci- jalmente vélidos? Aunque solamente 108 basemos en esa 8. WE. Ferguson, Le Renaissance .' pp. 300 y 341 Fes y de hombres capa- en Ia perfeceién de las téenicas, y en De déade procede la dentes? Por otro lado, j ponerlo? Las respuestas fde'dos momentos EL ARTE DE CONVENCER: PETRARCA Y BOCCACciO Sobre el primer punto se impone una certeza: le conviccién de le cexistencia de una renovaci6n y ese juicio de valor aplicado a las obras no fueron ce ningin modo fruto de un consenso, de una toma de con- colectiva lentamente madurada en el transcurso de los afios y en distintos medios sociales. Al contrario, esa idea fue enunciada y luego \des sin duda notables pero EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO LOS INVENTORES DEL RENACIMIENTO a9 cores 0 de ambiciones, que denanciaban vi cl papado de Avifién, sus vicies y su baje ban con desprecio de esa «cautividad de Babilonian, de las desgracias de la Roma abandonada y huésfana, Pero todavia fueron més lejos, y dos, muy poco numerosos al principio, algu- con cllo agravaron a menudo el debate, haciendo a toda la Igh ‘nos autores —que se alirmaban capaces de juegar sin posibilidad de ré. ponsable y cubriéndola de gravas reproches ent: — Froclamaron una nueva culidad en las letras y las artes, in duda, la destruccién, con el advenimicnto del cristianismo, de las lentamente los escéndalos Y que, sobre todo, habla- ; : : slorias de la ci 12 [ 4, Rebames. sPStare a primers interven deisivaen ese Petrarca rente por el regreso de los papas a Ror Qe” | $e Su tems de posicién no alberga ninguna smbigiedad. Consste en deplorar «los tiempos del olvida» y evocar «los nuevos tiempos», las ‘eriticar, cenigrar y condenat las ol a { por las nubes las dé la Antigtisdad roma Silos para panes, ieblas disipadas», est softando con ese regreso, que segtin él es 1a condici6n indispensable para un nuevo perfodo glorioso. Su suefic con- siste en que esa ciudad desampacada, empobrecida sangrientos enire principes vuelva a hallar la paz y el prest viaj6 por primera vez a Roma, en 1336, y posteriormen i lad, victima de las guerras centre facciones, y se refu ilo de un periente suyo. Regresé a Roma escoltedo por un centenar de caballeros del clan Co- Jonna. Esas luchas entre partidos se,le hicieron insoportables; acusaba a 0s papas de AvifiGn y a sus cardenates, que Jos nobles, tanto a los Orsini como a los Colonna, «todos extranjeros en. sdo de honores... y de cargos lucratives, Roma», de haber arrsinado la c udad, devastado las as como culturales. Petrarca lo debfa todo a est ba dinero: «Bra bastante haber véndido «materiales antiguos», Segin él, los papas mismos tam- bign eran responsables de esos dasérdenes por el solo hecho de estar au- s, y Roma solamente podria revi Pero al atractivo de Roma, fuertes que todo lo demés. Llen ‘as, se complacfa en evocar los es; 198 y deseaba Ia Hogada de as fueron més admiracién ante las ruinas roma- splendores de la ciudad en los tiempos fas mejores, de nuevo glariosos. Ello En 1341, a la edad de treinta y siete afios, gecibi6 con gran pompa Ja aciudadenfa» romana en una ceremonia grandiosa que él habria que- ie rido celebrar en el Capitolio, sede del concejo municipal, y a decir ver- y/ ° les a ape is severbs sobre la era cristina y a oponer lo dad bastante ectipsada en aqui cee acraminaba las iistoriae antiquae, 10s sigios luminosos de ls | —_onacin, con Is corona de laureles y la Roma antigua, a las hi momento en que ael nombre de ee ennos que comenzaron ene} | _diadema, en la que el principe de los poetas pronuncid, el dia de Pas- Faas age el nombre de Crist comeras a sr elebe en Roma cua, dia de la Resurrecci6n, um interminable discurso exhortandio a los ees Por los emperidorese. Seguin él, | habitentes de la ciudad a recordar los tiempos en los que sus antepasa- i €Pocas oscuras condenadas al declive, E dos gobernaban el mundo, \/ pléyade de panfletarios, En 1353 Petrarca abandoné de! ivamente Avifién para estable- cerse en Roma, de algtin modo como «citidadano» de honor, El afio si- enzo fue captirado por sus enemigos, asesinado en el Y Sus senizas se arrojaron el Tiber, con él se derrumbs6 Ia esperan- 3. J. Guiru, Elise eles origunes de fo Re T1738 50 EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO va de una adictadura repul Fielmente, se burgo: «.. vos sois el rey del rundo, el emperador de Roma, el verda- dero César». Recupers por su cuenta ese «sueiio gibelino» de la mo- narguifa universal como heredera de la Roma antigaa, un suefio que ya ». El poeta, que lo habfa defendido Esa primera mencién, de ta pluma de Petrarca, de una superioridad de Jos tiempos antiguos sobre los tiempos del pasado més o menos re- 1 un derrumbamiento de los valores y buenos salarios por parte del mismo soberano. Simone Marti- stalado en Napoles desde 1315, pint6 una Vida de san Luis de To- 0sa, hijo primogénito det rey Carlos II, en la que muestra al rey Ro- berto, arrodillado, recibiendo la corona real de manos de su hermano a ismo afio de la canonizacién de Luis, xy mayor." Dos afios mas (Simone fue ordenado cabailero de la corte, honor insigne que m i de Potrrca en tse tema, ef. las sls Florencia, 1986, LOS INVEN"ORES DEL RENACIMIENTO. 51 fn Olo"gado a un artista del entomo del rey. Giotto trabajé durante ‘cuatro afos, entre 1329 y 1333, en encargos del rey, y gracias a ello ob- tuvo un gran éxito, por lo que también é! luego incluse fam sia contar ol buen suekio y la casa y mesaen también fue un hombre de rey Roberto. Avtes de ser coronado Ffacipe dé Tos poeias se habla someticlo durant ea ante los dectores y El rey mismo le irterrogé sobre meta- or grandes simpatfas, por el gusto Y por la historia antigua, y Petrarca ‘no escondfa su admiracién por esa dinasifa de los angevinos, protectora de las artes. No es por lo tanto ce extrafiar que eoloque por encima de to- dos los demas a esos dos artistas tan préximos a su ser, que también es- aban placencias intercambios de buenas for pertenecea al mismo medio cul-ural o i iados, campeones de su independen« qu: reunia Roma, Népoles y Floren \8 A una entente sotida denostrada en mil les ocasiones. Carlos 52 EDAD MEDIA Y RENACIMIENTD de Anjou, fundador de Ia dinastia, abuelo de Rober siones «senador» de Roma y pensi to, fue en dos oca- pata el intérprete de esa herenc solamerte autori- de la ciudad las figuras de Cris i 2 habfan colocado el resco del Palazzo dei Priori en el que Roberto aparece de rodillas ante la Virgen. En el conjunto de empress linmades a dar testimonio de esa fideli= dad, los artistas desempetiaban un papel nada despreciable no solamente por sus cbras (retratos, escenas alegéricas 0 lecciones politicas), sino también como hombres de cone, de consejo, como hombres capuces de negociar y de convencer. ‘Tras su estancia en Népol lo fue acogi- do en Florencia no como pi que deseaba sin duda emplear a is relaciones con las cortes». Al cabo lamado for el papa de AvifiGn para representar la ciudad de Siena," Evientemente, los escrtores y pintores no estaban solamente preo- cupados ror su arte, o deseosos dinicamente de evaluar los méritos inde. LOS INVENTORES DEL RENACIMIENTO 33 ite de compromisas y restricci nes de Petraca sin tener en cunt el us relaciones u ob Las tomas de posicién mi tuna gran renovaci6n, se pre ‘Sabemos que Boccaccio no es, en sus alaMlunzas al Giotto artista dé corte, ni més inocent angevinos. Vivi | ‘ante muchos ais en Népotes,ense 1327 y 1341,comorepresentantede | podem compa reer io Bat ytrenon guns ans | para re: que Gio fue ecorendado a ey Roberto precisamente or | csos Bardi.“ En Népoles, Boceaccio frecuent - t dos los barrios de In ciud G, Léonard, Un padre 4, 19547, 34 EDAD MODIA ¥ RENACIMIENTO intrigar y de suplicar por volvery obtener vn alto cargo en la corte; resi- en Népoles en 1355 y luegoen 1362-1363, Tam PRINCIPE Y EL ARTISTA, SERVICIOS ¥ COMPLACENCIAS En efetto, esos elogios no responden solamente a la complicidad y al intercarrbio de cumplidos; deben interpretarse como un proceso que, por encime de los mistros, sirve también y sobre todo a los flores que los emplean y los mnticnen dentro de s1 entorno fat lista tesis, original y fecunda, esa que sostiene un historiador alem: 1m ensayo bien documentado que aporta mas de una -espuesta aI bnlemas que plantea el origen de Ia fama del Renacimiento,” EI Martin Ware, enuncia claramente cual es su intencién: pretende a ‘ara Ja historia del arte una teoria mas general, expresada por uno de sus maestros, Hermann Heimpel en 1953, afirméque edesde el pun- + el advenimiento de la Edad Mederma no esté,mac- ertad d hactiin para marcar, en ese plano, ia supe- idad del principe sobre la cudad y para afirmar que s6lo él podfa, ias a su cultura, apr verdaderas bellezcs de una obra, En 1427, un eteritor de la corte de Ferrara, Guarino, recordaba en un poc- ma dedicado a la vida de Pisancllo que los doctos ce Ia Antigtiedad y sobre todo los emperadores y ics reyes, practicaban las artes. Albert Ghiberti redactaron mAs tarde catélogos de los hombres de estado pi {ores y esos ejemplos ilustres se invocaban constantemente. Peisarca habla regalado una Virgen de Giotto a Francesco Carrara, sefior de Pu lua, puesta que él,'como hombre de buen gusto y persona «clarividen- era capaz de apreciar los r-éritos de la obra, mientras que los flo- rentinos, «gent te», no sabfan hacerlo (esa Virgen se la habfa 16. M.Wamke, LArtste 17, Antailo de H. fr Keleurgeschichre (1953), eltsdo por M. Warnke, LOS INVENTORES DEL RENACIMIENTO 35 ‘amente un amigo orentino que querta deshacerse de ella. a menudo proc amada entre clarividentes e ignorantes smo que, hacia 1350, se abri6 cnire los medios urbanos y * Mas ain, la corte ofrecia generalments una situacién ma- Aerial mejor y cierta seguridad, y en todo caso una rayor libertad de in- vencién y de ejecucién. En la corte, el artista podia escapar a las res- tricciones que le imponfan las exigencias y los pareceres divergentes de los consejos del got mentos de las arti, y la ay irgumentos hasta la saciedad, Sachetti coloreaba sus novelas con gran tidied de anécdotas en las que preser a la tosquedad de los demés; G: mento,-como «gran maest aparece en més de un mo- en el arte de Ia pinturao y 1 dudaba en subrayar un: las dos condiciones, 1a de la corte y Ic de la ciudad, taeando incluso que «los hombres que cambian de estatus cambian ién gineralmente de naturaleza y de voluntad».® Alberti proclama claraments su deseo de ser admitido como fe conde, segin afirma, «el artista est muy diferenten; dedica al duqne la edicién latina de su Tratado sobre ‘a pintura, y a Brunelleschi la 2dici6n en lengua vulgar en el momento aber pagado sus derechos de he Builaig of Renaissance Floreree, Baltimore, 1980, pp. Corte: Ikneruri e alegorie nell epoes of LB lea Renaissance (98). EDAD MEDIA ¥ RENACIMIENTO No cabe ninguna que, glorificando asus arti as, los hom O de una fama y Ser ‘Su poder se jusi ent 01 sobre la calidad de las tas prevalecieran sobre otras obras “gncargadas y elaboradas en ctros medios, * — Esos escritores, record: ue eseribieran. De esas alabanzas, que hoy leemes tredichs. hicieron su profesién, a veces por necesiéad o por encatgo: se nire otros serviios, que redaetaran Inarénga una eapece Ge discurso que servfa de preémbulo al contrato del artista y que, ev a Fecordaba sus virtucles y méritos, Esios ensayo: “arte. Invecaban a eada paso las gitdas entre Alejandro. dos los ippo Maria Visconti, «que se dejé convencer para con- 0 «con un arte adin «el parecido parecta respirars® Otras scencias litera Tias de est género contribuycroy a forjar famas que queremos creerque nacieron de apreciaciones esponténeas, De toi ello se obtiene clarimente le idea de que et Se proclans y se autoafirmé como hombre fuera de lo corriente; jones pi ¥ Apeles. Del mismo modo cue Alejandro habia -echazado retratos excepto el de Apeles, 22 M.Wantke, L'Artste et la Chir gp. AG, 2. Wit, pp. 32-53, LOS INVEWTORES DEL. RENACIMENTO. ca ‘su gloria y recoge naturalmente io se habfa colocddo en persona en In serie de Hombres ilustres que hacfa figurar en una de las paredes del castillo real de Napoles. Mas tarde se podia ver a Benozzo Gozzoli en- tre los personajes del séquitode los Reyes Magos de la capitla del pala- cio Médicis en la via Larga de Florencia; y, posteriormente, aparecia Mantegnaen la Camera degli Sposi de Mantua, Vasari pensabe adomar tuna de las nuevas salas del Pelazz0 Vecchio de Florencia con una vas- ta composicién en la que el duque Cosme y sus padres estarfan rodes- dos, no de sus consejeros y de sus capitanes de armas, Uistas preferidos, sobre todo pintores. una pare de esa da—, s¢ imaginaba poblar la plaza prin \6rico en el que él mismo acompafiaria al principe y a su hijo. {De tse comercio de la Antigiledad, de esas ansias por referirse a)’ renudo a ella, todos esos eseritor \dquirieron un gusto inmoderado, verdadera monomania, por de sus contempori YY, Puesto que las alaban » 0 Sudaban en hacer si. propio panegiricon 2 Los HUMANISTAS, ORACULOS AUTOPROCLAMADDS DEL BUEN GUSTO TK pavllr de Pairarca'y de Woceaceio, qe hablaw abies ST Camm lde una forma tan decisiva y que hibfan lanzado esa nueva mod: lomé per costumbre considerar que los humanistas eran jueces comp ftentes, en lo referente a la creaci6n artistica, para dec’ ique su veredicto se cues! ibservam Ditiespes, Tanto eh Mant en le corte de Cosme el iia; ln excelenci, 38 EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO ® todo lo que see ibfa sobre el arte y los artistas, Ese fue el caso de fo entre 1336 y 1340, en la época de Ia igual que Boccaccio, se autedenomina exege- to Durero (1471-1528) que, enti into en Alemania como ea Flandes y en Ita- Jia (Sobre tedo en Venecia en 1495 y luego en 1505-1507), escribié su- cesivamente una Introduccién sobre la forma de mecir (1525), un Tra- tado sobre las fortificaciones (1527), y 10s Cuatro libros sobre las proporcionas del cuerpo humdro, publicados tras su muerte en 1538, Se trata de abras verdaderamente técnicas,‘pero en las que el autor de~ fa claramente que, segiin él, e:as artes y prcticas zerfectamente do- wadas entafio por los griegos y romanos fueron wdevueltas a Ja luz ‘as haber estado perdidas durarte mil afios».”* 4 Paralelamente a esos trabajes de profesionales, se afirmaba y guna- tite género se puede ilustrar con De i de Bar (1456) y, de nuevo cien afios més tarde, por las Vidas de nponerse y proponer model 26. E. Panofsky, «Dit 1 Jahrbue' flr Kunsigece 'pp- 236 ys. el Renacimiento, aan Para e398 autores, no cabe ninguna duda de la existen: del ge- a luz ese arte que durante tantos siglos ocultado bajo los errores de algunos». él fue «el primero gi, por su arte y su genio, comenz6 a volver hacia la representacion exacta el are envejecido de Ia pintura que, como consecuencia de la ig- it de los pintores, se habla pervertido y extraviado y, por decir- lo de algune forma, se habia alejtdo puerilmente de Ie realidad tal gu excelencia que no habia nada de lo que prodice la naturaleza, ‘macire y operadora de todas las cosas en el curso de la perpetua revolu ci6n de los cielos, que é! no pudiera pintar con el o pincel, y cen tanta veracidad.»® Regreso a la ‘por una habitidad desconocida desde hacia muchi ‘Geniea de_.0§ artistas de ese tiempo en comparaciéa con Jos de los “tiempos dea «ignorencia»... 3 10 antiguon 0 el aregreso a los elésicos» que nos pa- O36 yoc$ hasta un sequn- ds tarda, esta vez no par parte de los pinto- Bee Dende of cou los 95. Hacia ios Isvantados por los igua» y reneg6 inmediatzmente de todo lo ‘que habfa visto 0 incluso concetido hasta entonces. Esos palacios flo- le hacfan pensar constartemente en «esos nooles edificios que laban antiguamente en Roma y en los edificios de Egipto que co- fnocemos gracias a nuestras leoturas».." Ei precursor habrfa sido, en ese campo, Brunelleschi, que ehabfe resucitado 1a antigua forma de cons- {ruim, que «supo estudiar y recuperarla manera excelente y el gran arte los antiguos demostraron al levantar paredes, asf como sus propor- ciones armeniosas, elegantes y sobrins a In vez, lievadas a cabo sin ex- 28, Bocerecio, Decamerén, VI, 5. Florencie elusdam Jemsis eivibus, G.C. Gae tura, A. Finale, e¢,2 vols, Min, 1972. 6 EDAD MEDIA ¥ RENACIMIENTO cesos © crores», y que «habfy hecho renacer esa forma de construir edificios que se denomina a fa romana y a la antigua ... Cristoforo Landino exaltaba, por primera vez, a un maestro ese Donatello, por su maestefa en la traduccién de 1 micntos, en lo que le parecfa ver una demostracién bién en ese campo, a las formas y maneras de ongiguiemlemente, se impusieron de ieza de Tas obras y por razones di I siglo Xy, las dos corientes acabaron por 3.60 algutos autores, pero na en todos. GUNA SIMPLE PROPAGANDA? se hallara en el poder en aquel mo- mento, para celebrar sus logros y poner a Jos eneirigas en Ia picota? Tales intenciones no podrian apafecerde una forma més clara de lo que lo hacen en 2, en el Buen y Mal Gobierno de Ambrogio Lorenzet- fen las comp pal. En tado caso, los lore Brienne en 1343, encargaron rf 32. Ibid. y A. Di Tuceto Ma 1 Arts. The fresezes in the Pa iy Press, 1SBI. LOS INVENTORES DEL RENACIMIENTO 6 re del Palazzo del Bargello, una escena ¢ que apareciera Gautier de Brienne rodeado de snumerosos animales tan vorsces como 1 mismon2® Esas imdgenes de infam' 2 que se grababan sobre la pi arte. de una politica, de la lucha por el poder. El tacién a esa Iu materiales de un encargo, i6n ventajosa dentro de In ciudad, asf como con. leraci6n y fama, Contra la varbarie del norte luga srencin desgraciadamente alterada durante siglos por una cantidad de aportaciones extranjeras poco dignas de estima. Despu de Petrarcs, y de sus invectivas cor ural que ¢ enemigos, rezles 0 supucstos, de lx Roma at reociones. © _ Deentiada contra los bérbaros, gente del norte que, desde los go- dos a Tos lombardos, Rabfan Geitmuido Roma, su paz, sus ins! y su civilizaci6n, De ah favor que esos humani concedieron 2 Carlomagno, rey de los francos aunque feliz. y merecide vencedor de los lombardos. Un escri- 5. G. Villani, Cronica, F. G. Dragomanni ed. 3 vols, Plerencia, 1847, lib X11, 34 62 EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO }ozz0 Manetti (1396-1459), autor del tratado De dignita- hominis, stributa alegremente a Carlomagno, nuevo emperador tanto «romanom como germénico, una renovacién de las formas arquitecténices que, para la circunstancia, cataba unos cuantos siglos antes.” Para todos, dejando a parts Ia época de Carlomagno, Ia desapari- cign del trapeito Tomano anunefaba una larga era de decadencia provo- iculos y de incensarios... sogén esa moda llegeda del otro lado de los Alpes de la mano de los alemanes y los franceses.” ‘Todo el mundo se esforvata en denigrar esas formas. En una carta igida al papa Médicis Le6n X y atribuida a artistes tan célebres en su mpo, y sin duda igualmente sagaces, como Refazl y Baltasar Casti- jone, hallamos estupefactos ina explicacién del arco apuntado, de in- vencién nérdica, Segtin esa explicaci6n, los bérbaros habrfan empleado «le entrada, para la construcci6n de sus edi vas ramas estaban encorvadas y unidas en lo Particular que esos art ruban, en el plano esiético y cuizé también en el plano inferior al arco de medio punto: uuntados eran menos s ico, muy Igunos afirmaban que esos perfiles 0 g6tico, inspirado en el nor- ada a un regreso a}, mucto més tarde, deno-[ 1LOS INVENTORES DEL RENACIMIENTO. 6 8 de arte procuraban ha 7m Soc malo see | ignes. {$e trataba de una mala informaci6n, de fa documentacién era todavia demasiado escasa? Sin duda nada de eso... Los testimonios de la i | pocfan perfectamente en Occidente, y particularmente en Italia, gracia ‘Yodo tipo de intercambios, de informes, cle viajes de mercaderes » de | ’S, ¥ Sracias a una gran ci de contactos humanos. Desde los Tumeroses eruditos, filésofos ‘y hombres de pla o de Creta ensefiaban la iarza, de los obispos y de Ia iglesia ortodoxa durante el concilio para la Unién de las sins (-438-1439), habfan amplindo y profundizado esos contactos. En Venec.a y luego en Ferrara y sobre toco posterionmente en Florencia,” es08 griegos hicieron admirar durante muchos mesos su liturgia, parti- Clparon e interminables debates, y desfilaron en largas procesiones por In ciudad. Muchos de ellos permanccicran en Roma al servicio del Papa; Bessarion, arzobispo de Niza, se convirti -gado por ¥ ced 6 su magni de Oriente a la ciudad cle Veneci En 1430-1450, precisamente en el momento en que los humanistas ianos cisertaban sobre 1a excelencia de los artis:as que eran «gran- ores» de Roma, Ciriaco de Ancona, mercader, viajero y hu- ‘multiplicé sus investigaciones én el mundo griego, desde Ate- Menor y a las islas del Egeo. De sus expediciones a veces 64 [EDAD MEDIA ¥ RENACIMIENTO merosos yacimientos arqueolégics cé- ible regresaba con numerosos abjetos «cu: rigsos» que luego regalaba... con los que comerciaba; pero tambiér redactaba informes de excavaci itiva, anes propiamente. Ifticas, reflejog una vez més de un sen gue buscaba sus rafces en un pas ( do en el transcurso del tiempo. Para los hombres de Occider Yiade una forma més lnmadrede Roma. sidéraban heredezos de Jos troyanos asacrados par los feces Roma atid de, exilio de Fneas, Ea la época de las Crusades, esa hostiidad agravads todavia més por el zisma orientel, se hizo evidente, La toma de Consiantinopla en 1204 gor parte de los cruzados procedentes de ‘Champagne, Borgofia y Flandes, con Ia poderosa zyuda de los venecia~ nos, de sus naves y de su mequinaria de sitio, no fue en absoluto una desviacién sino que, al contrcrio, se inscribe dentro de una serie de en- ee La proclamacién de un emperado- franco y de tin pa- triarca veneciano en Constantinopla marca simplemente el fin de un argo proceso de conflictos entre dos mundos antagSnicos; conflictos ue se alimentaban a menudc de deseos de revancha por antiguas que- rellas, Las perteceiones te, Habiar de griego, de manicra LOS INVENTDRES DEL RENACIMIENTO 65 prevalecer durante siglos, igualmente deliborada, y on defi mente seciaria: segiin Vasari (1550), les art desde el momento en que se renunci alos artistas de Bizancio), 8, que se esforzaron jones dé tn naciofa- dota q jeras; que no ignora sin dida laexisiencia id. ‘Se mezclan cl nacionalismo, un es ‘ensos, el s2rvicio del principe para mu 8 eapaces de Contemplar y de Juegar obras de més dificil acceso que las imgenes «vulgares» que se ofteefan a.as masas de creyentes; las obras que gozaban del favor de los sabios s¢ cargaban de simbolos esotéricos y, en todo caso, segufan re- glas de composicién rigirosas que s6lo podtan descubrir los espiritus superiores. Boccaccio no dejé de denunciar los erto-es de los pintores anteriores a Giotto «que pintaban para agradar a los ojos de los igno- antes y para ganar dinero més que para satisfacer | 43, Boccaccio, Decemerdi, VIS 86 EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO igrorantes no pueden caplar. La orancie: he aqut un tema preter Durarve casi dos si transcurso de esa larga gestacién que conocié Ja afirma superamos ahora por nui ique Tos afianzaron para trenzar coronas y tablecer famas. No fue en definitiva nada excepcional: este proceso en algunos me 4. EL RENACIMIENTO, GENESIS DE UN MITO EN BUSCA DE LAS PALABRAS: LAS INCERTIDUMDRES sin durla.uaa_atencign especial, puesta que y en la 6poca ¢e Vasari segufa rei- mo logré aclarar {La palabra: pando.una enorme confusién desca en io referente a la arquitectura, De ese modo segufan lumbres o ambigledaces, y algunas fa_amodemon, seabaron, por 5

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