Está en la página 1de 19

Pedro I de Brasil y IV de Portugal

Pedro I de Brasil y IV de Portugal (12 de octubre de 1798-24


de septiembre de 1834) fue un monarca portugués, considerado Pedro I de Brasil y IV de
el "Libertador y padre de la nación brasileña". Proclamó la Portugal
independencia de Brasil y se convirtió en el primer emperador Emperador de Brasil y Rey de Portugal y
de Brasil y en el primer jefe de Estado de ese país. Ocupó Algarves
brevemente el trono portugués con el nombre de Pedro IV, El
Rey Soldado. Es uno de los pocos gobernantes que ha ostentado
tanto el título de "emperador" como el de "rey".

Índice
Biografía
Primeros años
Nacimiento
Educación
Primer matrimonio
Independencia de Brasil
Revolución liberal de 1820
«Independencia o muerte»
Emperador constitucional
Emperador de Brasil
Crisis internas y externas
Sucesión portuguesa 12 de octubre de 1822-17 de abril de 1831
Guerra y viudedad Predecesor Título de nueva creación
Segundo matrimonio Sucesor Pedro II de Brasil
Entre Portugal y Brasil
Crisis sin fin
Abdicación
Rey de Portugal y Algarves
Regreso a Europa
Guerra de restauración
10 de marzo de 18261 2 -2 de mayo de 18263
Fallecimiento Predecesor Juan VI de Portugal
Legado Sucesor María II de Portugal
Títulos, tratamientos y honores Información personal
Familia Nombre Pedro de Alcântara Francisco
Ancestros secular António João Carlos Xavier de
Descendencia Paula Miguel Rafael Joaquim
Véase también José Gonzaga Pascoal Cipriano
Notas Serafim de Bourbon e Bragança
Referencias Coronación
1 de diciembre de 1822
Bibliografía
Brasil
Enlaces externos
10 de marzo de 1826
Portugal
Nacimiento 12 de octubre de 1798
Biografía Palacio de Queluz, Portugal
Primeros años Fallecimiento 24 de septiembre de 1834
(35 años)
Palacio de Queluz,
Nacimiento
Portugal
Pedro nació a las ocho de la mañana del 12 de octubre de 1798 Entierro Cripta Imperial, São Paulo, Brasil
en el Palacio de Queluz, cerca de Lisboa, Portugal.4 5 6 7 Se le
dio ese nombre en honor del fraile franciscano Pedro de
Religión Católico
Alcántara; su nombre completo era Pedro de Alcântara
Familia
Francisco António João Carlos Xavier de Paula Miguel Rafael
Joaquim José Gonzaga Pascoal Cipriano Serafim.8 9 Para
Padre Juan VI de Portugal
referirse a él, solía emplearse, ya desde que era un recién Madre Carlota Joaquina de Borbón
nacido, el tratamiento honorífico «don».10 Consorte María Leopoldina de Austria
Amelia de Beauharnais
Por parte de su padre, el príncipe y más tarde rey Juan VI de
Descendencia María II de Portugal
Portugal, pertenecía a la Casa de Braganza.11 Asimismo, era
Miguel
nieto del rey Pedro III y de la reina María I, que, además de
Juan Carlos
matrimonio, eran tío y sobrina, respectivamente.11 12 Su Januaria María
madre, Carlota Joaquina, era la hija del rey Carlos IV de Francisca Carolina
España.13 El de los padres de Pedro era un matrimonio Pedro II de Brasil
infeliz.14 15 Su madre era una mujer ambiciosa, que siempre María Amelia
buscaba lo mejor para los intereses de España, incluso si iba en
detrimento de los portugueses.14 15 Infiel, al parecer, a su Firma
marido, llegó incluso a planear su derrocamiento con algunos
nobles portugueses insatisfechos.14 15

Como el segundo hijo más mayor —tenía también dos


hermanas mayores que él—, Pedro se convirtió en heredero de
su padre y príncipe de Beira tras el fallecimiento de su
hermano, Francisco Antonio, en 1801.6 El príncipe Juan, por
su parte, había fungido como regente en nombre de su madre, la
reina María I, puesto que esta había sido declarada demente sin
cura en 1792.16 17 Sus padres se distanciaron y, en 1802, Juan
vivía en el Palacio Nacional de Mafra y Carlota Joaquina, en el Escudo de Pedro I de Brasil y IV de Portugal
de Ramalhão.18 19 Pedro y sus hermanos residían en el de
Queluz con su abuela, María I, lejos de sus padres, a quienes veían solo en celebraciones solemnes.18 19

Educación
A finales de noviembre de 1807, cuando Pedro tenía nueve años, la familia real huyó de Portugal, puesto que un ejército francés
enviado por Napoleón se estaba acercando a Lisboa.20 21 22 Acompañado de su familia, en marzo del año siguiente consiguió
llegar a Río de Janeiro, capital de Brasil, por aquel entonces la colonia más grande en extensión y próspera de Portugal.20 21 22
Durante el viaje, leyó la Eneida de Virgilio y conversó con la tripulación, lo que le permitió adquirir conocimientos de
navegación.23 24 Ya en Brasil, tras una breve estancia en el Palacio Imperial, se asentó con su hermano menor, Miguel, y su
padre en el Palacio de San Cristóbal.25 Aunque nunca llegó a estrechar lazos íntimos con su padre, lo quería y le dolía la
humillación constante a la que estaba sometido por las relaciones extramaritales de Carlota Joaquina.18 26 Ya de adulto, llegó a
llamarla «puta» y solo sentía desprecio por ella.27 Estas tempranas experiencias de traición, frialdad y descuido tuvieron un gran
impacto en la conformación de su carácter.18
Su institutriz, Maria Genoveva do Rêgo e Matos, a quien amaba como si fuera su madre, y su ayo, António de Arrábida, que se
convirtió en su mentor, le proporcionaron algo de estabilidad durante su infancia.28 29 Ambos estaban encargados de su crianza y
trataron de brindarle una educación apropiada, que abordó una amplia gama de temas, como las matemáticas, economía política,
lógica, historia y geografía.30 Además de en portugués, aprendió a hablar y escribir en latín y francés.31 32 33 Asimismo, podría
traducir desde el inglés y entendía el alemán.34 Más adelante, ya como emperador, le dedicaba al menos dos horas diarias al
estudio y la lectura.34 35

Pese al alcance de su instrucción, su educación resultó no ser suficiente. El historiador Otávio Tarquínio de Sousa dijo de él que
«era, sin rastro de duda, inteligente, ingenioso, perspicaz»,36 pero Roderick J. Barman apunta que era, por naturaleza,
«demasiado bullente, demasiado errático y demasiado emocional».37 Siguió siendo impulsivo y nunca aprendió a ejercitar el
autocontrol ni a evaluar las consecuencias de sus decisiones o a adaptar su perspectiva a los cambios.37 Su padre jamás permitió
que alguien los disciplinase.30 Durante su infancia, su horario dictaba que debía dedicarle dos horas al estudio cada día, pero en
ocasiones se saltaba la rutina haciendo caso omiso de lo que decían sus instructores y dedicando el tiempo a otras actividades que
le parecían más interesantes.30

Primer matrimonio
Le agradaban las actividades que requerían habilidades físicas. En la granja de su padre, entrenaba baguales y llegó a ser un fino
jinete y un excelente herrador.38 39 Tanto a él como a su hermano les gustaba ir a cazar a terrenos desconocidos, por los bosques,
e incluso de noche o con mal tiempo.38 Pedro, además, mostró un talento especial para el dibujo y las manualidades y dedicó
tiempo al tallado de figuras de madera y a la elaboración de muebles.40 Le agradaba también la música y, gracias a las
enseñanzas de Marcos Antonio Portugal, se convirtió en un compositor competente.41 Tenía una buena voz y sabía tocar unos
cuantos instrumentos —incluidos el piano, la flauta y la guitarra—, con los que tocaba canciones populares.41 Era simple, tanto
en sus hábitos como en el trato con los demás.42 43 44 Salvo en las contadas ocasiones en las que se vestía de corte, su atuendo
diario consistía en pantalones de algodón blancos, una chaqueta de rayas del mismo material y un sombrero de ala ancha de paja,
o bien una levita y un sombre de copa si la situación, más formal, así lo requería.42 43 44 Solía entretenerse por las calles,
charlando con la gente e interesándose por sus preocupaciones.45

Los impulsos enérgicos, que rayaban la hiperactividad, definían su carácter.46 Era impetuoso, con una tendencia a mostrarse
dominante y arisco.46 Se aburría y distraía con facilidad, por lo que, además de cazar y montar a caballo, flirteaba con mujeres
para entretenerse.46 Su naturaleza inquieta lo empujaba en busca de la aventura y, en ocasiones, disfrazado de viajero,
frecuentaba tabernas en los barrios de más dudosa reputación de Río de Janeiro.47 48 Bebía alcohol en muy contadas ocasiones,
pero era un mujeriego incorregible.49 50 Su primer romance duradero conocido fue con una bailarina francesa llamada Noémi
Thierri, que tuvo con él un hijo mortinato.51 52 El padre de Pedro, que había sido coronado como Juan VI, expulsó a Thierry para
salvaguardar el desposorio del príncipe con la archiduquesa María Leopoldina, hija del emperador Francisco I de Austria —
anteriormente, II del Sacro Imperio Romano Germánico—.51 52

El matrimonio, por poderes, se efectuó el 13 de mayo de 1817.53 54 Cuando la recién casada llegó a Río de Janeiro el 6 de
noviembre se enamoró de inmediato de Pedro, que le resultó mucho más encantador y atractivo de lo que se había esperado.38
Tras «años bajo el sol tropical, su tez era todavía ligera, con pómulos rosados».38 El príncipe, de diecinueve años, era atractivo y
de una altura ligeramente superior a lea media, con ojos oscuros brillantes y pelo castaño.38 «Su buena apariencia —dijo el
historiador Neill Macaulay— le debía mucho a su porte, orgullosa y erecta incluso en su adolescencia, y a su acicalamiento, que
era impecable.38 A menudo limpio, se había acostumbrado a la costumbre brasileña de bañarse con frecuencia».38 La misa
nupcial, con la ratificación de los votos previamente ofrecidos por los representantes, se celebró al día siguiente.55 De esta
matrimonio nacieron siete hijos: María de la Gloria —más tarde María II de Portugal—, Miguel, Juan, Jenara, Paula, Francisca y
Pedro —más tarde Pedro II de Brasil—.56

Independencia de Brasil
Revolución liberal de 1820
El 17 de octubre de 1820 llegaron noticias a Brasil de que las guarniciones militares de Portugal se habían amotinado,
movimientos que devinieron en la conocida como Revolución liberal de Oporto.57 Las fuerzas armadas conformaron un
gobierno provisional, que suplantó la regencia designada por Juan VI, y convocaron las Cortes —el Parlamento portugués,
elegido esta vez de manera democrática con el objetivo de esbozar una Constitución nacional—.57 A Pedro le sorprendió que su
padre le pidiese consejo y, además, lo enviase a Portugal para ejercer la regencia en su nombre y para aplacar a los
revolucionarios.58 El príncipe no había recibido la formación necesaria para reinar y, hasta entonces, se le había restringido la
participación en cualquier asunto estatal.59 El papel que le pertenecía por nacimiento lo desempeñaba su hermana mayor, María
Teresa; Juan VI había confiado siempre en su consejo y la tenía entre las filas de su consejo privado.59

A Pedro, en cambio, lo veían, tanto su padre como sus consejeros más cercanos, con suspicacia, puesto que todos ellos se
aferraban a los principios del absolutismo.60 34 33 Era sabido que el príncipe, por el contrario, defendía férreamente el
liberalismo y abogaba por una monarquía constitucional representativa.60 34 33 Había leído las obras de Voltaire, Benjamin
Constant, Gaetano Filangieri y Edmund Burke.60 34 33 Su mujer, María Leopoldina, llegó a decir lo siguiente: «Mi marido, Dios
nos libre, ama las nuevas ideas».61 62 Juan VI pospuso la partida de Pedro tanto como le fue posible, temeroso de que, una vez
estuviese en Portugal, los revolucionarios lo proclamasen su rey.58

Las tropas portuguesas estacionadas en Río de Janeiro se amotinaron el 26 de febrero de 1821, ante lo que ni Juan VI ni su
Gobierno hicieron nada.63 64 65 66 Pedro decidió actuar por su cuenta y partió al encuentro con los rebeldes.63 64 65 66 Negoció
con ellos y convenció a su padre de que aceptara sus exigencias, entre las que se incluían el nombramiento de un nuevo gabinete
y la realización de un juramento de obediencia a la inminente Constitución portuguesa.63 64 65 66 Los electores de los distritos
cariocas se reunieron el 21 de abril para elegir sus representantes en las Cortes.67 68 69 70 Un pequeño grupo de agitadores
irrumpió en la reunión y formó un gobierno revolucionario.67 68 69 70 Juan VI y sus ministros se volvieron a mostrar pasivos, y
el monarca estaba a punto de aceptar las demandas revolucionarias cuando Pedro tomó la iniciativa y envió a tropas del ejército
para restablecer el orden.67 68 69 70 Presionado por las Cortes, Juan VI abandonó Portugal con su familia el 26 de abril y dejó
atrás a su hijo y su esposa.67 Dos días antes de partir, le dio el siguiente aviso: «Pedro, si Brasil se separa de Portugal, mejor que
lo haga para ti, que me respetarás, que para uno de esos aventureros».67 71 72 73

«Independencia o muerte»
Pedro inició su regencia con la promulgación de decretos que garantizaban los derechos personales y de propiedad, la reducción
del gasto público y la rebaja de los impuestos.62 74 Incluso los revolucionarios arrestados en el incidente de abril fueron
liberados.75 Las tropas mandadas por el teniente general portugués Jorge de Avilez se amotinaron el 5 de junio de 1821 y
exigieron que Pedro jurase defender la Constitución una vez fuese aprobada.76 77 El príncipe capeó la situación en solitario;
negoció con calma e ingenio, se ganó el respeto de las tropas y consiguió reducir el impacto de aquellas exigencias que le
parecían más inaceptables.76 77 El motín era un golpe de Estado militar mal apenas disfrazado que pretendía convertir a Pedro en
un mero títere y brindarle el poder a Avilez.76 78 79 El príncipe acabó aceptando un resultado desfavorable, pero también avisó
de que sería la última vez que cedía bajo presión.77 80

La crisis alcanzó un punto de no retorno cuando las Cortes disolvieron el Gobierno central en Río de Janeiro y ordenaron el
regreso de Pedro.81 82 Los brasileños percibieron esto como una maniobra para subyugar su país a Portugal una vez más, dado
que no era una colonia desde 1815 y, de hecho, contaba con el estatus de reino.83 84 El príncipe recibió el 9 de enero de 1822 una
petición con ocho mil firmas que le imploraban que no se marchase,85 86 a la que contestó: «Como es por el bien común y para
satisfacción general de la Nación, estoy preparado. Díganle a la gente que me quedo».87 86 88 Ante esto, Avilez volvió a
amotinarse e intentó forzarle a regresar a Portugal.87 89 Esta vez, el príncipe contraatacó reuniendo tropas brasileñas —aquellas
que no se habían unido a los portugueses en los motines anteriores—,90 milicias y civiles armados.87 89 Superado en número,
Avilez se rindió y fue expulsado de Brasil junto con sus tropas.91 92
A lo largo de los siguientes meses, Pedro intentó mantener las apariencias y dar la impresión de que se mantenía la unidad con
Portugal, pero la ruptura definitiva era inminente.93 94 Con ayuda de José Bonifácio, un capaz ministro, buscó apoyos fuera de
Río de Janeiro.93 94 Para ello viajó a Minas Gerais en abril y a São Paulo en agosto; en ambos lugares fue bien acogido, lo que
reforzó su autoridad.93 94 De vuelta del segundo de sus destinos, recibió la noticia, enviada el 7 de septiembre, de que las Cortes
no aceptarían el autogobierno de Brasil y, además, castigarían a todo aquel que desobedeciese sus órdenes.95 «Siendo alguien
que no rechazaba emprender las acciones más dramáticas por sus impulsos inmediatos —dice Barman del príncipe—, no necesitó
más tiempo que el que le costó leer las cartas».96 Se montó en su yegua y, frente a su Guardia de Honor y su séquito, dijo:
«Amigos, las Cortes portuguesas quieren esclavizarnos y perseguirnos. A partir de hoy, nuestras relaciones están rotas. Ya no nos
une ningún vínculo [...] Por mi sangre, mi honra, mi Dios, juro traer la independencia de Brasil. Brasileños, que nuestra lema sea
de hoy en adelante "¡Independencia o muerte!"».96 97 98

Emperador constitucional
El príncipe fue proclamado emperador, con el nombre de Pedro I, el
día de su vigesimocuarto cumpleaños, que coincidió con la fundación
del Imperio de Brasil.99 100 Su coronación tuvo lugar el 1 de
diciembre en la Iglesia de Nuestra Señora del Monte Carmelo (Río de
Janeiro).99 100 Su ascensión al trono, sin embargo, no se materializó
de inmediato en todos los territorios brasileños, sino que tuvo que
forzar la sumisión de varias provincias en las regiones Norte, nordeste
y Sur; de hecho, las últimas unidades leales a Portugal no se rindieron Pedro I de Brasil, llamado en Portugal El Rey
hasta comienzos de 1824.99 100 Mientras tanto, la relación entre Soldado, proclama la independencia de Brasil
en 1822 y se nombra su primer emperador.
Pedro y Bonifácio se fue deteriorando.101 102 103 La situación
Pintura de François-René Moreau.
alcanzó su punto álgido cuando el segundo fue destituido, bajo
alegaciones de conducta inadecuada. Había usado su posición para
hostigar, perseguir, arrestar e incluso enviar al exilio a sus enemigos políticos.104 105 106 Sus enemigos, por su parte, habían
trabajado durante meses para ganarse el favor del emperador. Aún siendo príncipe regente, Pedro había recibido, el 13 de mayo
de 1822, el título de «Defensor Perpetuo de Brasil».107 Asimismo, lo habían iniciado en la masonería el 2 de agosto y nombrado
gran maestro el 7 de octubre en sustitución del propio Bonifácio.108 109 110

La crisis entre el monarca y su antiguo ministro se dejó sentir de inmediato en la Asamblea General Nacional Constituyente,
elegida con el objetivo de elaborar una constitución para el recién nacido país.111 Miembro de este órgano, Bonifácio recurrió a
la demagogia y denunció la existencia de una gran conspiración contra los intereses brasileños; llegó a insinuar que Pedro I,
nacido en Portugal, estaba implicado.112 113 A este le enfureció la invectiva, que consideraba dirigida a la lealtad de los
ciudadanos que habían nacido en Portugal y que creía que dejaba entrever que su propio compromiso con Brasil estaba
comprometido.114 Así, el 12 de noviembre de 1823 ordenó la disolución de la Asamblea Constituyente y convocó
elecciones.115 116 117 Al día siguiente, le encargó al recién establecido Consejo de Estado la redacción de un borrador
constitucional; copias de este se enviaron a todos los ayuntamientos y la gran mayoría votó a favor de adoptarlo de inmediato
como la Constitución del imperio.118 119 120 121 122

Pedro otorgó la constitución el 25 de marzo de 1824, lo que dio lugar a un Estado altamente centralizado. En consecuencia,
elementos rebeldes dispersos por Ceará, Paraíba y Pernambuco trataron de escindirse de Brasil y unirse a lo que pasó a conocerse
como Confederación del Ecuador.123 124 Aunque sin éxito, Pedro trató de evitar el derramamiento de sangre al ofrecerse a
aplacar a los rebeldes.123 125 Furioso, dijo: «¿Qué buscaban los insultosnota 1 de Pernambuco? Un castigo, ciertamente, y un
castigo tal que sirva de ejemplo para el futuro».123 Los rebeldes no llegaron a asegurar el control de las provincias y fueron
sojuzgados; para finales de 1824, la rebelión ya había sido sofocada.125 127 Se juzgó y ejecutó a dieciséis rebeldes,123 128
mientras que el resto recibió el perdón del emperador.129
Crisis internas y externas

Sucesión portuguesa
Tras unas largas negociaciones, Portugal firmó el 29 de agosto de 1825 un tratado con Brasil en el que reconocía su
independencia.130 131 132 A excepción de este punto, las cláusulas en él provistas eran a expensas de Brasil —incluida una
demanda de reparaciones a pagar a Portugal—, mientras que para la antigua metrópoli no se fijó ningún requisito.133 134 135 La
compensación se había de pagar a todos los ciudadanos portugueses residentes en el territorio sudamericano, por las pérdidas que
que habían tenido, por ejemplo, con la confiscación de propiedades.133 134 135 A Juan VI se le concedió el derecho a usar el
tratamiento de emperador de Brasil.133 134 135 Uno de los puntos más humillantes era aquel que aseguraba que, en vez de
haberla conseguido los brasileños por la fuerza, la independencia la había concedido el monarca como acto benéfico.136 137 Para
más inri, se le reconoció a Gran Bretaña su papel en el desarrollo de las negociaciones con la firma de un tratado separado en el
que se renovaban sus tratos comerciales preferentes y de una convención en la que Brasil se comprometía a abolir el tráfico de
esclavos con África durante cuatro años.138 139 Ambos acuerdos perjudicaron gravemente los intereses comerciales
brasileños.138 139

Pedro recibió unos meses después la noticia de que su padre había fallecido el 10 de marzo de 1826 y de que él lo había sucedido
en el trono portugués como el rey Don Pedro IV.140 Consciente de que la reunificación de Brasil y Portugal no sería vista con
buenos ojos por ambas naciones, se apresuró a abdicar la corona de Portugal, cosa que hizo el 2 de mayo, en favor de su hija
mayor, que se convirtió en la reina Doña María II.141 142 Esta abdicación, no obstante, fue condicional: Portugal había de aceptar
la Constitución que él mismo había esbozado y María II se casaría con su hermano Miguel.140 Pese a la cesión del trono, Pedro
continuó ejerciendo de rey ausente e intercedía en sus asuntos diplomáticos, así como en materia interna, llevando a cabo las
designaciones.143 Le resultó difícil, sin embargo, mantener su posición como emperador de Brasil al margen de sus obligaciones
a la hora de proteger los intereses de su hija en Portugal.143

Miguel fingió aceptar los planes de su hermano.144 Nada más ser declarado regente, a comienzos de 1828, y con el respaldo de
Carlota Joaquina, derogó la Constitución y, apoyado por los portugueses defensores del absolutismo, se proclamó rey con el
nombre de Miguel I.144 Además de la de su querido hermano, Pedro tuvo también que soportar la deserción al bando contrario
de las hermanas que le quedaban: María Teresa, María Francisca, Isabel María y María de la Asunción.145 Tan solo su hermana
pequeña, Ana de Jesús María, se mantuvo fiel y, de hecho, viajó a Río de Janeiro para estar más cerca de él.146 Consumido por el
odio, comenzó a creer en los rumores que decían que Miguel I había asesinado a su padre y se centró en Portugal y en intentar —
en vano— recabar apoyos internacionales para los derechos de María.147 148

Guerra y viudedad
Con el respaldo de las Provincias Unidas del Río de la Plata —la actual Argentina—, un pequeño grupo declaró en abril de 1825
la independencia de Cisplatina, la provincia más meridional de Brasil.149 Si bien el Gobierno percibió en un primer momento el
desafío como un levantamiento insignificante, las Provincias Unidas, que esperaban anexionarse el territorio, se involucraron más
en el asunto y causaron preocupaciones más serias.130 Como escarmiento, el Imperio declaró la guerra en diciembre.130 El
emperador viajó a la provincia de Bahía, en el nordeste, en febrero de 1826 y se llevó a su mujer y a su hija María.150 Tenía
como objetivo recabar apoyos para el esfuerzo de guerra,151 y los lugareños lo recibieron con los brazos abiertos.150

Entre el séquito imperial se contaba Domitila de Castro Canto y Melo —por aquel entonces vizcondesa y más tarde marquesa de
Santos—, quien había sido amante de Pedro I desde que se conocieran allá por 1822.152 Aunque él nunca había sido fiel a María
Leopoldina, siempre había intentado ocultar sus escapadas sexuales con otras mujeres.152 No obstante, la atracción por su nueva
amante «había llegado a ser flagrante y sin límites», al tiempo que su esposa tenía que soportar las ofensas y ser objeto de
cotilleos.153 El monarca se mostró cada vez más grosero y arisco para con ella, la dejó con poco dinero, le prohibió abandonar el
palacio y la forzó a estar siempre con Domitila, su dama de compañía.154 {{155 Su amante, mientras tanto, aprovechó la ocasión
para favorecer sus intereses y los de su familia y amigos.156 Aquellos que buscaban favores o la promoción de sus proyectos
ignoraban cada vez más los canales legales y, en cambio, le pedían ayuda a ella.156

Pedro partió de Río de Janeiro rumbo a São José, provincia de Santa Catarina, el 24 de noviembre de 1826.157 De allí marchó a
Porto Alegre, ciudad capital de Río Grande del Sur y en la que estaba estacionado el ejército.157 A su llegada, el 7 de diciembre,
se topó con que las condiciones militares eran peores de las que se había imaginado a partir de los informes.158 En palabras del
historiador Neill Macaulay, «reaccionó con su habitual energía: emitió una oleada de órdenes, destituyó a supuestos timadores e
incompetentes, fraternizó con las tropas y, en general, dio una sacudida a la administración militar y civil».158 Estaba ya de
vuelta a Río de Janeiro cuando se le comunicó que María Leopoldina había fallecido después de abortar.159 158 160 Corrió el
rumor, infundado, de que había muerto después de que Pedro la agrediera. Mientras tanto, la guerra seguía su curso, sin ningún
final a la vista, y Pedro acabó cediendo Cisplatina —que, al final, se convirtió en el país independiente de Uruguay— en agosto
de 1828.161 162

Segundo matrimonio
Tras el fallecimiento de su esposa, Pedro se dio cuenta de lo mal que la había tratado, y la relación con Domitila comenzó a
desmoronarse.163 A diferencia de su amante, María Leopoldina era popular, honesta y lo amaba sin esperar nada a cambio.163
El emperador la echaba de menos sobremanera y ni su obsesión por Domitila le sirvió para sobreponerse al sentimiento de
pérdida y arrepentimiento que lo embargaba.163 Un día, Domitila lo encontró en el suelo, llorando y abrazado a un retrato de su
difunta esposa, cuyo espíritu, triste, aseguraba haber visto.164 165 166 167 Más tarde, el emperador abandonó la cama que
compartía con ella y gritó: «¡Suéltame! Sé que llevo la vida indigna de un soberano. El pensamiento de la emperatriz no me
abandona».168 169 No descuidó hijos, que se habían quedado huérfanos de madre, y en más de una ocasión se le vio con el joven
Pedro en brazos y diciendo: «Pobre hijo, eres el príncipe más infeliz del mundo».165

Por insistencia de Pedro, Domitila acabó marchando de Río de Janeiro el 27 de junio de 1828.170 El emperador había decidido
volver a casarse y convertirse en una mejor persona y llegó incluso a intentar convencer a su suegro de su sinceridad, al confiarle
en una carta «que toda mi perversidad ha acabado, que no volveré a caer de nuevo en los errores, de los que me arrepiento y por
los que he pedido perdón a Dios».171 No consiguió, empero, convencer a Francisco I, que, profundamente ofendido por la
conducta mostrada por su hija en el pasado, retiró su apoyo a las cuestiones brasileñas y frustró, así, los intereses portugueses de
Pedro.172 Dada su mala reputación en Europa, princesas de diferentes naciones del continente declinaron, una detrás de otra, sus
proposiciones de patrimonio.144 Su orgullo quedó así herido y le permitió a su amante volver, cosa que hizo el 29 de abril de
1829, tras cerca de un año fuera.171 173

No obstante, al descubrir que se había arreglado un desposorio para él, decidió poner el punto final a su relación con ella, que
regresó el 27 de agosto a la provincia de São Paulo, donde había nacido y donde se quedó.174 Días antes, el 2 de ese mismo mes,
el emperador se había casado, por procuración, con la princesa bávara Amelia de Beauharnais, hija de Eugène de Beauharnais y
Augusta de Baviera.175 176 Al conocerla en persona, quedó sorprendido por su belleza.177 178 Los votos se ratificaron en una
misa nupcial celebrada el 17 de octubre.179 180 Amelia fue bondadosa y cariñosa con los niños y les brindó la normalidad que
tanto necesitaban la familia y la población en general.181 Tras la marcha de la corte de Domitila, el compromiso del emperador
de mejorar su actitud resultó ser sincero: no tuvo más aventuras y se mantuvo fiel a su esposa.182 183 175 En un intento por
mitigar y superar los malentendidos del pasado, hizo las paces con José Bonifácio, su antiguo ministro y mentor.184 185

Entre Portugal y Brasil

Crisis sin fin


Desde los días de la Asamblea Constituyente de 1823 y después con
un vigor renovado con la apertura del Parlamento brasileño, estaba
candente una lucha ideológica sobre el equilibrio de fuerzas entre el
emperador y la legislatura al mando del Gobierno.186 187 188 A un
lado estaban aquellos que compartían la percepción de Pedro,
políticos que creían que el monarca debía ser libre a la hora de
designar a los ministros y escoger las políticas nacionales y la
dirección del Gobierno.186 187 188 En la oposición estaban los
miembros del Partido Liberal, que consideraban que eran los
gabinetes los que debían ostentar el poder para dirigir el curso del
Gobierno; asimismo, creían que estos gabinetes habrían de estar
conformados por diputados elegidos del partido mayoritario y que
respondiesen ante el Parlamento por sus acciones.186 187 188 En el Tumba de Don Pedro I (Cripta Imperial, São
Paulo, Brasil)
fondo, ambas partes, defensores del Gobierno de Pedro y miembros
del Partido Liberal por igual, abogaban por el liberalismo y, en
consecuencia, por una monarquía constitucional.189 190 191

Pese a sus fallos como dirigente, Pedro respetaba la Constitución: nunca interfirió en el desarrollo de las elecciones ni participó
de fraudes electorales, se negó a refrendar las actas ratificadas por el Gobierno y no impuso restricciones a la libertad de
expresión.192 193 Si bien se encontraba entre sus facultades, no disolvió la Cámara de Diputados para convocar nuevas
elecciones cuando no estaba de acuerdo con sus objetivos ni pospuso la conformación de legislatura alguna.194 Periódicos y
panfletos liberales se apoyaron en el hecho de que había nacido en tierras portuguesas para lanzar acusaciones válidas —como,
por ejemplo, que mucha de su energía estaba dirigida a los asuntos relativos al país luso—189 y falsas —como que había estado
involucrado en conspiraciones para derogar la Constitución y reunificar Brasil con Portugal—.195 Formaban parte de estas
conspiraciones y de un gobierno en la sombra, según los liberales, todos los amigos portugueses del emperador que pertenecían a
la corte imperial, incluido Francisco Gomes da Silva.196 197 Ninguna de las figuras acusadas estaba interesada en tales asuntos y,
cualesquiera que fueran los intereses compartidos, no se esbozó ningún complot para derogar la Constitución o para subyugar
Brasil nuevo.198

Otro flanco por el que los liberales atacaron a Pedro fue por su defensa del abolicionismo;199 de hecho, había concebido un
proceso para eliminar la esclavitud de manera gradual.200 201 El poder constitucional para legislar estaba, sin embargo, en manos
de la Asamblea, dominada por terratenientes que contaban con esclavos y que, por tanto, podían frustrar sus planes.200 201 El
emperador optó por intentar persuadir ejerciendo de ejemplo moral y puso sus tierras de Santa Cruz como modelo al
concedérselas a los esclavos de allí, previamente liberados.202 203 El monarca también profesaba otras ideas avanzadas para la
época.204 205 Cuando declaró su intención de permanecer en Brasil el 9 de enero de 1822 y no acatar órdenes portuguesas, la
población quiso honrarle desenganchando las ataduras de los caballos y empujando el carruaje ellos mismos, pero Pedro se
negó.204 205 En su respuesta, denunció, al mismo tiempo, el derecho divino de los reyes, la superioridad sanguínea de los nobles
y el racismo: «Me ofende ver a mis semejantes dándole a un hombre tributos propios de las divinidades. Sé que mi sangre es del
mismo color que la de los negros».204 205

Abdicación
Los esfuerzos del emperador por apaciguar a los liberales dieron lugar a cambios de gran importancia. Brindó su apoyo a una ley
de 1827 que establecía la responsabilidad ministerial individual.206 El 19 de marzo de 1831, designó un gabinete formado por
políticos de la oposición, permitiendo así que el Parlamento tuviese un papel más relevante que el Gobierno.207 Ofreció, al fin,
posiciones por Europa a Francisco Gomes y otro amigo, nacido en Portugal, para acallar los rumores sobre un «gabinete
secreto».181 208 Para su consternación, sus medidas paliativas no apaciguaron a los liberales, que siguieron profiriendo ataques
contra su Gobierno y aduciendo su condición de extranjero.181 Frustrado por la intransigencia, se mostró indispuesto a lidiar con
la cada vez más deteriorada situación política.181

Mientras tanto, los exiliados portugueses prosiguieron con su campaña para convencerlo de que se olvidase de Brasil y dirigiera
sus energías a la lucha en favor de la reclamación de la corona portuguesa por parte de su hija.209 Según Roderick J. Barman,
«[en] una emergencia, las habilidades del emperador resplandecían; su nervio se calmaba y era ingenioso y firme en la acción. La
vida como monarca constitucional, llena de tedio, precaución y conciliación, iba en contra de la esencia de su carácter».210 Por
otro lado, prosigue este historiador, «encontraba en el caso de su hija todo lo que apelaba a su personalidad. Al ir a Portugal,
podría defender a los oprimidos, mostrar su caballerosidad y abnegación, mantener el gobierno constitucional y gozar de la
libertad de acción que deseaba».209

La idea de abdicar el trono brasileño y regresar a Portugal comenzó a tomar forma en su mente y, a partir de 1829, hablaba sobre
ella de manera frecuente.211 212 213 Pronto se le presentó una oportunidad para actuar en consonancia con esa noción.214 215 La
facción más radical del Partido Liberal reunió a bandas callejeras y les ordenó acosar a la comunidad portuguesa de Río.214 215
El 11 de marzo de 1831, en un episodio conocido como noite das garrafadas —«noche de las botellas rotas»—, los portugueses
tomaron represalias y estallaron disturbios en las calles de la capital.214 215 El 5 de abril, Pedro destituyó al gabinete liberal, que
tan solo había estado en el poder desde el día 19 del mes anterior, por su incompetencia a la hora de restaurar el orden.207 216
Una multitud, incitada por los radicales, se reunió en el centro de la ciudad la tarde del 6 de abril para exigir la inmediata
restauración del antiguo gabinete.217 207 218 La repuesta de Pedro fue: «Haré todo para el pueblo, pero nada por el
pueblo».207 218 219 Poco después de medianoche, tropas del ejército, incluida su guardia personal, desertaron y se sumaron a las
protestas.207 220 221 Fue en ese momento cuando se percató de lo solo y alejado de los asuntos brasileños que estaba, y, para
sorpresa de todos, abdicó a alrededor de las tres de la madrugada del 7 de abril.207 220 221 Al entregar el documento de
abdicación al mensajero, afirmó: «Aquí está mi abdicación; ¡deseo que sean felices! Me retiro a Europa y abandono un país que
he amado mucho y todavía amo».221 222

Regreso a Europa

Guerra de restauración
En la mañana del 7 de abril, Pedro, su mujer y otros, incluidas su hija María II y su hermana Ana de Jesús se embarcaron en el
navío de guerra británico HMS Warspite.223 224 La embarcación permaneció anclada en las costas de Río de Janeiro y el antiguo
emperador se trasladó al HMS Volage casi una semana después para, al día siguiente, partir rumbo a Europa.223 224 Arribó a
Cherburgo-Octeville, en Francia, el 10 de junio.225 226 Durante los siguientes meses, anduvo a caballo entre Francia y Gran
Bretaña, cuyos gobiernos lo recibieron de buen agrado, pero ninguno le ofreció apoyo.227 En una situación incómoda, pues no
contaba con títulos ni en la casa imperial brasileña ni en la casa real portuguesa, asumió el 15 de junio el título de duque de
Braganza, que ya había tenido anteriormente como heredero de Portugal.228 229 Si bien el título debería pertenecer al heredero
de María, cosa que Pedro ciertamente no era, su reivindicación contó con el beneplácito general.228 229 Su única hija con
Amelia, la princesa María Amelia, nació en París el 1 de diciembre.230

Pedro no se olvidó de sus otros hijos, que se habían quedado en Brasil.231 232 Les escribió, a cada uno de ellos, conmovedoras
cartas en las que les recordaba cuánto les echaba de menos y les pedía repetidamente que no descuidasen sus estudios.231 232
Poco después de su abdicación, le había confiado a su sucesor: «Tengo la intención de que mi hermano Miguel y yo seamos los
últimos mal educados de la familia Braganza».231 232 Charles Napier, un comandante naval que luchó bajo la bandera de Pedro
en la década de 1830, resaltó que «sus buenas cualidades eran suyas propias; lo malo se debía a la falta de educación; y ningún
hombre era más consciente de su defecto que él mismo».233 234 Las cartas que le enviaba a Pedro II solían estar escritas en un
portugués más elevado que el nivel de lectura del niño, lo que ha llevado a los historiadores a pensar que tales pasajes tenían
como objetivo servir de consejos al joven monarca, de tal manera que los pudiese consultar al alcanzar la edad adulta.225
En París, el duque de Braganza conoció y se hizo amigo de Gilbert du Motier, marqués de La Fayette, veterano de la guerra de
Independencia de los Estados Unidos que se había convertido en uno de sus más acérrimos defensores.229 235 Pedro se despidió
de su familia, Lafayette y cerca de otras doscientas personas el 25 de enero de 1832.236 237 238 Se arrodilló delante de María II y
le dijo: «Señora mía, aquí estás con un general portugués que va a salvaguardar tus derechos y a restaurar tu corona». Esta se
echó a llorar y lo abrazó.236 237 238 Pedro navegó al archipiélago atlántico de las Azores, el único territorio portugués que se
había mantenido leal a su hija.239 240 241 Tras unos pocos meses de preparaciones, se embarcó rumbo al Portugal continental y
entró en la ciudad de Oporto el 9 de julio, sin encontrar oposición.239 240 241 Iba a la cabeza de un pequeño ejército compuesto
de liberales portugueses, como Almeida Garrett y Alejandro Herculano, así como de mercenarios extranjeros y voluntarios como
el nieto de Lafayette, Adrien Jules de Lasteyrie.242 243 244

Fallecimiento
Véase también: Primera Guerra Carlista
Superado en número, el ejército liberal de Pedro quedó sitiado en Oporto durante más de un año.245 246 Allí le llegó la noticia, a
comienzos de 1833, de que su hija Paula estaba al borde de la muerte.245 246 Meses después, en septiembre, se reunió con
Antônio Carlos de Andrada, un hermano de Bonifácio que había venido de Brasil.245 246 Como representante del Partido
Restaurador, le pidió al duque de Braganza que volviese a Brasil y dirigiese su antiguo imperio como regente hasta que su hijo
alcanzase la mayoría de edad.245 246 Se percató, sin embargo, de que los restauradores lo querían usar para facilitar su propio
ascenso al poder; así las cosas, frustró a Antônio Carlos exigiéndole cosas imposibles de cumplir, de modo que pudiese asegurase
de que era el pueblo brasileño en su conjunto, y no solo una facción, el que verdaderamente le quería de vuelta.245 246 Quería,
además, que cualquier petición de retorno se ajustase dentro del marco constitucional.245 246 El deseo del pueblo habría de
canalizarse a través de sus representantes locales y su designación debería aprobarse en la Asamblea General.245 246 Solo
entonces, y «con la presentación ante él de una petición en Portugal por una delegación oficial del Parlamento brasileño»,
consideraría regresar.245 246

Durante de la guerra, montó cañones, cavó trincheras, cuidó de los heridos, se juntó a comer con los soldados de rango más fajo y
luchó bajo fuego pesado, viendo cómo los hombres que estaban a su lado eran blanco de disparos o hechos
pedazos.247 248 249 250 Su causa estaba casi perdida y tuvo que tomar la arriesgada decisión de dividir sus fuerzas y enviar a una
parte a lanzar una ofensiva anfibia sobre el sur de Portugal.251 La región del Algarve cayó en manos de la expedición, que
después puso rumbo al norte, directa hacia Lisboa, que se rindió el 24 de julio.251 Pedro procedió entonces a someter el resto del
territorio, pero cuando el conflicto parecía ya encarrilado hacia una resolución, su tío español, Don Carlos, que estaba intentando
hacerse con la corona que ostentaba su sobrina, Isabel II, intervino.252 253 En este conflicto mayor, que englobó al conjunto de la
península ibérica y se conoció como la primera guerra carlista, el duque de Braganza se alió con los ejércitos liberales españoles,
leales a Isabel, y derrotó tanto a Miguel I como a Carlos.252 253 El 26 de mayo de 1834 se alcanzó un acuerdo de paz.252 253

Salvo por los brotes de epilepsia, que se manifestaban en ataques cada ciertos años, Pedro gozaba de una buena salud.40 254 La
contienda, sin embargo, minó su constitución y para 1834 estaba ya muriendo de tuberculosis.255 Quedó confinado a su cama en
el Palacio Real de Queluz desde el 10 de septiembre.256 257 Dictó una carta abierta a los brasileños en la que rogaba que se
diesen pasos en pos de la abolición de la esclavitud: «La esclavitud es un mal, y un ataque contra los derechos y la dignidad de la
especie humana, pero sus consecuencias son menos perjudiciales para aquellos que sufren el cautiverio que para la Nación cuyas
leyes la permiten. Es un cáncer que devora su moralidad».258 Tras una larga y dolorosa enfermedad, falleció a las dos y media de
la tarde del 24 de septiembre de 1834.259 260 Tal y como había pedido, su corazón se colocó en la iglesia de Lapa, en Oporto,
mientras que su cuerpo se enterró, en un principio, en el Panteón Real de la Dinastía de Braganza de la iglesia de San Vicente de
Fora.260 261 La noticia de su muerte llegó a oídos de los habitantes de Río el 20 de noviembre, pero a sus hijos no se les hizo
saber hasta pasado el 2 de diciembre.262 Bonifácio, que ya no ejercía como su guardián, les escribió a Pedro II y sus hermanas:
«Don Pedro no murió. Solo los hombres normales mueren, los héroes no».263 264

Legado
El Partido Restaurador se desvaneció con la muerte de Pedro.265
Una vez hubo fallecido y no siendo su posible su regreso al
poder, se pudo llevar a cabo una evaluación justa y equilibrada de
su trayectoria como monarca. Evaristo ad Veiga, uno de sus
críticos más acérrimos, así como líder del Partido Liberal, hizo
una declaración que, según el historiador Otávio Tarquínio de
Sousa, pasó a asentarse como la visión predominante:261 «el
antiguo emperador de Brasil no era un príncipe ordinario [...] y la
Providencia ha hecho de él un instrumento de liberación, tanto en
Brasil como en Portugal. Si nosotros [los brasileños]] existimos
como un cuerpo en una Nación libre, si nuestra tierra no fue
desgarrada en pequeñas repúblicas enemigas, en las que apenas
Monumento a la Independencia de Brasil, donde
prevalecían la anarquía y el espíritu militar, se lo debemos en
los restos de Pedro descansan junto a los de sus
gran medida a la resolución que adoptó de quedarse entre dos esposas
nosotros, de proferir el primer grito por nuestra independencia».
Y continuaba: «Portugal, si se liberó de la más oscura y
degradante tiranía [...] si goza de los beneficios traídos por un gobierno representativo a las gentes cultivadas, se lo debe a D.
Pedro de Alcântara, cuyas fatigas, sufrimientos y sacrificios por la causa portuguesa le han ganado, en alto grado, el tributo de
gratitud nacional».266 267

John Armitage, que vivió en Brasil durante la última parte del reinado de Pedro, comentaba que «incluso los errores del Monarca
se han atendido con gran beneficio a través de su influencia en los asuntos de la madre patria.268 Si hubiese gobernado con más
sabiduría, habría sido bueno para su tierra de adopción, pero, tal vez, desafortunado para la humanidad».268 Añadía, además, que
al igual que «el [[Napoleón Bonaparte|difunto Emperador de los franceses, era también hijo del destino, o incluso un instrumento
en las manos de la caritativa Providencia para el adelanto de fines grandes e inescrutables.268 Tanto en el antiguo como en el
nuevo mundo, estaba predestinado a convertirse en instrumento de más revoluciones, y antes del fin de su brillante carrera, mas
efímera, carrera en la tierra de sus padres, para pagar por los errores y locuras de su vida anterior, por su devoción caballeresca y
heroica por la causa de la libertad civil y religiosa».268

En 1972, coincidiendo con el 150 aniversario de la independencia, su cuerpo se


llevó a Brasil —tal y como había requerido en su testamento—, acompañado de
fanfarrias y honras dignas de un jefe de Estado.260 269 Sus restos se enterraron
en el Monumento a la Independencia de Brasil de São Paulo, junto con los de
María Leopoldina y Amelia.260 269 Los tres cuerpos fueron exhumados en 2012
para llevar a cabo exámenes y pesquisas arqueológicas y científicas con el fin de
descubrir más cosas acerca del emperador y sus dos emperatrices.270 El
historiador Neill Macaulay sostiene que «las críticas a Don Pedro se expresaban
Traslado del cuerpo de Pedro I a con libertad y muchas veces de manera vehemente; le empujó a abdicar de dos
Brasil en 1972
tronos. Su tolerancia hacia las críticas públicas y su disposición a ceder poder
separan a Don pEdro de sus predecesores absolutistas y de los gobernantes de
los Estados coercitivos de hoy, cuyos mandatos vitalicios son tan seguros como los de los reyes de antaño».271 Macaulay afirma
que «los líderes liberales exitosos como Don Pedro son ocasionalmente homenajeados con un monumento de piedra o bronce,
pero sus retratos, de cuatro pisos de altura, no figuran en los edificios públicos; sus imágenes no se pasean en marchas de cientos
de miles de manifestantes uniformados; ningún "-ismo" se adhiere a sus nombres».271

Títulos, tratamientos y honores


11 de octubre de 1798 - 11 de junio de 1801: Su Alteza el infante don Pedro.
11 de junio de 1801 - 20 de marzo de 1816: Su Alteza Real el príncipe de Beira.
20 de marzo de 1816 - 9 de enero de 1817: Su Alteza Real el príncipe de Brasil.
9 de enero de 1817 - 10 de marzo de 1826: Su Alteza Real el príncipe real.
12 de octubre de 1822 - 7 de abril de 1831: Su Majestad Imperial el emperador de Brasil.
10 de marzo de 1826 - 2 de mayo de 1826: Su Fidelísima Majestad el rey.
15 de junio de 1831 - 24 de septiembre de 1834: Su Majestad Imperial el duque de Braganza.

Familia

Ancestros
Ancestros de Pedro I de Brasil y IV de Portugal

Descendencia
Nombre Retrato Vida Notas
Con María Leopoldina de Austria (22 de enero de 1797 – 11 de diciembre de 1826; casado, por
procuración, el 13 de mayo de 1817)
Reina de Portugal desde 1826 hasta
1853.272 Su primer marido, Augusto de
Beauharnais, murió unos pocos meses
después de la boda.272 Su segundo
esposo, el príncipe Fernando Augusto
Francisco Antonio de Sajonia-Coburgo-
4 de abril de 1819-15 Gotha, se convirtió en rey, con el nombre de
María II de Portugal
de noviembre de 1853 Fernando II, tras el nacimiento de su primer
hijo.272 Nacieron, en total, once niños de
este matrimonio.272 María fue, como
princesa imperial, heredera de su hermano
Pedro II hasta que la ley número 91, de 30
de octubre de 1835, la excluyó de la línea
de sucesión.272
Miguel, príncipe de Príncipe de Beira desde su nacimiento
26 de abril de 1820-¿?
Beira hasta su fallecimiento.
Juan Carlos, 6 de marzo de 1821 – Príncipe de Beira desde su nacimiento
príncipe de Beira 4 de febrero de 1822 hasta su fallecimiento.
Se casó con el príncipe Luis de las Dos
Sicilias, hijo de Francisco I, rey de ese
territorio.273 Tuvo con él cuatro hijos.273
Jenara María de 11 de marzo de 1822- Reconocida oficialmente como infanta de
Braganza 13 de marzo de 1901 Portugal el 4 de junio de 1822, se la
consideró más adelante excluida de la línea
de sucesión portuguesa una vez se hubo
independizado Brasil.273
Falleció cuando tenía tan solo 9 años,
17 de febrero de 1823- probablemente de meningitis.274 Nacida en
Paula de Braganza
16 de enero de 1833 un Brasil ya independiente, se la excluyó de
la línea de sucesión portuguesa.275

Se casó con Francisco de Orleans, príncipe


de Joinville, hijo de Luis Felipe I, rey de los
Francisca de 2 de agosto de 1824- franceses. Tuvo con él tres hijos. Nacida en
Braganza 27 de marzo de 1898 un Brasil ya independiente, a Francisca se
la excluyó de la línea de sucesión
portuguesa.276

Emperador de Brasil desde 1831 hasta


1889. Se casó con Teresa Cristina de
Borbón-Dos Sicilias, hija del rey Francisco
2 de diciembre de
I.264 Tuvo con ella cuatro hijos.264 Nacido
Pedro II de Brasil 1825-5 de diciembre
en un Brasil ya independiente, se le excluyó
de 1891
de la línea de sucesión portuguesa y no se
le coronó rey como Pedro V de Portugal tras
la abdicación de su padre.264

By Amélie of Leuchtenberg (31 July 1812 – 26 January 1873; married by proxy on 2 August 1829)
Princess Maria 1 de diciembre de Vivió toda su vida en Europa y nunca visitó
Amélia of Brazil 1831-4 de febrero de Brasil. Maria Amélia se comprometió con el
1853 archiduque Maximiliano, más tarde el
emperador Don Maximiliano I del México,
pero murió antes de su matrimonio. Nacida
años después de que su padre abdicara de
la corona portuguesa, Maria Amélia nunca
estuvo en la línea de sucesión al trono
portugués.277

By Domitila de Castro, Marchioness of Santos (27 December 1797 – 3 November 1867)


Fue la única hija de Pedro I nacida fuera de
matrimonio que este reconoció como
legítima.278 El 24 de mayo de 1826, Isabel
María recibió el título de «duquesa de
Goiás», el tratamiento protocolario de Alteza
y el derecho a usar el honorífico
«doña».278 Fue la primera persona en
disfrutar del cargo de duquesa del Imperio
Isabel Maria de 23 de mayo de 1824-3
Alcântara Brasileira de noviembre de 1898 de Brasil.279 Estas distinciones no le
confirieron, sin embargo, el estatus de
princesa brasileña ni la colocaron en la línea
de sucesión. En su testamento, Pedro le dio
parte de su patrimonio.280 Más tarde,
perdería sus títulos y honores brasileños por
su casamiento, el 17 de abril de 1843, con
un extranjero, Ernesto Fischler de Treuberg,
conde de Treuberg.281 282

7 de diciembre de Al parecer, Pedro I consideró darle el título


Pedro de Alcântara
1825-27 de diciembre de «duque de São Paulo», pero la temprana
Brasileiro
de 1825 muerte del niño no le dio opción.283
Pedro consideró darle el título de «duquesa
de Ceará», el tratamiento de Alteza y el
derecho a usar «doña».284 Sin embargo,
su temprana muerte evitó que se hicieran
Maria Isabel de 13 de agosto de 1827- efectivos. Aun así, en muchas fuentes se la
Alcântara Brasileira 25 de octubre de 1828 cita como duquesa, si bien «no existe
constancia del registro de su título en los
libros oficiales, ni mención en los
documentos relacionados con su
funeral».284
Condesa de Iguaçu por su casamiento, en
1848, con Pedro Caldeira Brant, hijo de
Felisberto Caldeira Brant, marqués de
Barbacena.283 Su padre no le dio ningún
28 de febrero de 1830-
Maria Isabel de título por su matrimonio con Amelia. No
13 de septiembre de
Alcântara Brasileira obstante, Pedro I la reconoció como su hija
1896
en su testamento, aunque sin brindarle
nada de su herencia, a excepción de una
solicitud para que su viuda se encargara de
su educación y crianza.280
Con María Benedita, baronesa de Sorocaba (18 de diciembre de 1792 – 5 de marzo de 1857)

En su testamento, Pedro I lo reconoció


4 de noviembre de como su hijo y le dio parte de sus
Rodrigo Delfim
1823-31 de enero de posesiones.280 Se convirtió en diplomático
Pereira
1891 y residió durante gran parte de su vida en
Europa.285

Con Henriette Josephine Clemence Saisset


En su testamento, Pedro I lo reconoció
Pedro de Alcântara 28 de agosto de 1829- como su hijo y le dio parte de sus
Brasileiro ¿? posesiones.280 Uno de sus hijos fue oficial
de la Marina francesa.286

Predecesor: Sucesor:
Juan Príncipe Real de Portugal, Brasil y Él mismo
Algarves
1816-1822

Predecesor: Sucesor:
Él mismo Pedro
Príncipe Real de Portugal
1822-1826

Predecesor: Sucesor:
Creación del título Pedro II
Emperador de Brasil
1822-1831

Predecesor: Rey de Portugal y Algarves Sucesor:


Juan VI 1826 María II
bajo regencia de su hermana Isabel María de
Braganza

Predecesor: Sucesor:
Miguel de Braganza Regente de Portugal Fernando II
(en 1828) 1832-1834 (en 1853)
de su hija María II

Véase también
Padre de la nación

Notas
1. En la cita original, en portugués, la palabra tiene el mismo significado que el Diccionario de la lengua española
de la RAE recoge en su segunda acepción, marcada como «en desuso»: 'acontecimiento o asalto repentino y
violento'.126

Referencias
=PR11#v=onepa aparecen el 27 Imprensa estaría
1. Vincent, ge&q=&f=false). de marzo de Nacional. 1826. condicionada
Benjamin (2006). Lightning Source 1826 (Gazeta de p. 285.) hasta que fuera
A Dictionary of Inc. p. 11. Lisboa, Números aceptada la
3. La gazeta de
Biography - Past ISBN 97814067939 1-151 (http://boo Carta
Lisboa publicó el
and Present (htt 25. ks.google.es/boo Constitucional de
12 de junio de
p://books.google. ks?id=6u8vAAAA 1826 y su hija
2. La referencias de 1826 la
es/books?id=Cw YAAJ&dq=&pg=P casara con su
los documentos abdicación de
AXXt_uSf0C&lpg A285#v=onepag hermano
oficiales Pedro IV, que
=PR11&dq=&pg e&q&f=false). (Gazeta de
Lisboa, Números 29. Macaulay, 1986, 58. Barman, 1988, 87. Barman, 1988, 115. Barman, 1988,
152-307 (http://b pp. 22 y 33. p. 68. p. 84. p. 118.
ooks.google.es/b 30. Macaulay, 1986, 59. Macaulay, 1986, 88. Calmon, 1950, 116. Macaulay, 1986,
ooks?id=qOsvAA p. 32. pp. 47-48. p. 82. p. 157.
AAYAAJ&dq=&p
g=PA645#v=one 31. Sousa, 1972a, 60. Sousa, 1972a, 89. Macaulay, 1986, 117. Viana, 1994,
page&q&f=true). p. 116. pp. 121-122. pp. 109-110. p. 429.
Imprensa 32. Costa, 1995, 61. Sousa, 1972a, 90. Barman, 1988, 118. Macaulay, 1986,
Nacional. 1826. pp. 99-101. p. 123. p. 78. p. 162.
p. 645.). 33. Lustosa, 2006, 62. Macaulay, 1986, 91. Macaulay, 1986, 119. Lustosa, 2006,
4. Calmon, 1950, p. 70. p. 93. p. 116. p. 174.
p. 14. 34. Costa, 1995, 63. Barman, 1988, 92. Calmon, 1950, 120. Sousa, 1972b,
5. Sousa, 1972a, p. 101. p. 70. p. 85. pp. 166 y 168.
pp. 10-11. 35. Sousa, 1972a, 64. Sousa, 1972a, 93. Barman, 1988, 121. Viana, 1994,
6. Macaulay, 1986, p. 121. pp. 158-164. pp. 90, 91 y 96. p. 430.
p. 6. 36. Sousa, 1972a, 65. Calmon, 1950, 94. Macaulay, 1986, 122. Barman, 1988,
7. Lustosa, 2006, p. 101. pp. 59-62. pp. 119, 122 y p. 123.
p. 36. 37. Barman, 1999, 66. Viana, 1994, 123. 123. Macaulay, 1986,
8. Branco, 1838, p. 17. p. 395. 95. Macaulay, 1986, p. 165.
p. XXXVI. 38. Macaulay, 1986, 67. Barman, 1988, p. 124. 124. Barman, 1988,
9. Calmon, 1975, p. 46. p. 72. 96. Barman, 1988, p. 122.
p. 3. 39. Lustosa, 2006, 68. Sousa, 1972a, p. 96. 125. Barman, 1988,
10. Barman, 1999, p. 58. pp. 203-217. 97. Sousa, 1972b, p. 121.
p. 424. 40. Macaulay, 1986, 69. Calmon, 1950, p. 31. 126. «insulto» (https://
11. Calmon, 1950, p. 36. pp. 66-67. 98. Macaulay, 1986, dle.rae.es/?id=Lp
pp. 5, 9 y 11. 41. Macaulay, 1986, 70. Viana, 1994, p. 125. EmI1c).
12. Sousa, 1972a, p. 37. p. 396. 99. Viana, 1994, Diccionario de la
pp. 5, 9-10. pp. 420-422. lengua española
42. Macaulay, 1986, 71. Sousa, 1972a,
(Real Academia
13. Calmon, 1950, pp. 175 y 255. p. 227. 100. Barman, 1988,
Española).
p. 12. 43. Sousa, 1972b, 72. Macaulay, 1986, pp. 104-106.
Consultado el 24
14. Sousa, 1972a, p. 185. p. 86. 101. Sousa, 1972a, de abril de 2019.
pp. 4, 8, 10 y 28. 44. Sousa, 1972c, 73. Costa, 1972b, p. 307.
127. Macaulay, 1986,
15. Calmon, 1950, p. 121. p. 69. 102. Lustosa, 2006, p. 166.
pp. 12-13. 45. Macaulay, 1986, 74. Sousa, 1972a, p. 139.
128. Barman, 1988,
16. Macaulay, 1986, p. 177. pp. 232-233. 103. Barman, 1988, p. 278.
p. 3. 46. Barman, 1988, 75. Macaulay, 1986, p. 110.
129. Viana, 1994,
17. Sousa, 1972a, p. 134. p. 96. 104. Macaulay, 1986, p. 435.
p. 9. 47. Sousa, 1972a, 76. Barman, 1988, p. 148.
130. Barman, 1988,
18. Macaulay, 1986, p. 252. p. 74. 105. Barman, 1988, p. 128.
p. 7. 48. Macaulay, 1986, 77. Lustosa, 2006, p. 101.
131. Sousa, 1972b,
19. Sousa, 1972a, p. 51. p. 114. 106. Sousa, 1972b, p. 193.
p. 12. 49. Lustosa, 2006, 78. Lustosa, 2006, p. 71.
132. Macaulay, 1986,
20. Costa, 1972b, p. 71. pp. 113-114. 107. Barman, 1988, p. 184.
pp. 12-13. 50. Sousa, 1972a, 79. Calmon, 1950, p. 92.
133. Barman, 1988,
21. Lustosa, 2006, p. 76. pp. 75-76. 108. Macaulay, 1986, pp. 140-141.
p. 43. 51. Sousa, 1972a, 80. Sousa, 1972a, pp. 121, 129 y
134. Sousa, 1972b,
22. Sousa, 1972a, pp. 78-80. p. 242. 130.
pp. 195-197.
pp. 34 y 47. 52. Macaulay, 1986, 81. Sousa, 1972a, 109. Barman, 1988,
135. Macaulay, 1986,
23. Sousa, 1972a, p. 53. p. 264. pp. 100 y 272.
pp. 184-185.
pp. 39 y 41. 53. Costa, 1972b, 82. Barman, 1988, 110. Calmon, 1950,
136. Barman, 1988,
24. Macaulay, 1986, p. 42. p. 81. p. 93.
p. 140.
p. 22. 54. Calmon, 1950, 83. Sousa, 1972a, 111. Macaulay, 1986,
137. Sousa, 1972b,
25. Macaulay, 1986, p. 44. pp. 264-265. p. 120.
p. 195.
p. 29. 55. Sousa, 1972a, 84. Barman, 1988, 112. Macaulay, 1986,
138. Barman, 1988,
26. Sousa, 1972a, p. 96. p. 82. pp. 153-154.
p. 141.
pp. 125 y 128. 56. Calmon, 1950, 85. Barman, 1988, 113. Barman, 1988,
139. Macaulay, 1986,
27. Macaulay, 1986, p. 49. p. 83. p. 116.
p. 186.
p. 189. 57. Barman, 1988, 86. Macaulay, 1986, 114. Barman, 1988,
140. Barman, 1988,
28. Calmon, 1950, p. 64. p. 107. p. 117.
p. 142.
p. 33.
141. Morato, 1835, 170. Lustosa, 2006, 198. Macaulay, 1986, 226. Sousa, 1972c, 253. Sousa, 1972c,
p. 26. p. 262. p. 174. pp. 149, 151. pp. 291, 293-
142. Branco, 1838, 171. Lustosa, 2006, 199. Macaulay, 1986, 227. Macaulay, 1986, 294.
p. XXXVII. p. 252. pp. 216-217, pp. 257-260, 254. Lustosa, 2006,
143. Barman, 1988, 172. Barman, 1988, 246. 262. pp. 72-73.
p. 148. p. 147. 200. Macaulay, 1986, 228. Sousa, 1972c, 255. Macaulay, 1986,
144. Macaulay, 1986, 173. Sousa, 1972b, p. 215. p. 158. p. 302.
p. 226. p. 320. 201. Lustosa, 2006, 229. Macaulay, 1986, 256. Macaulay, 1986,
145. Macaulay, 1986, 174. Sousa, 1972b, pp. 129, 131. p. 259. p. 304.
p. 295. p. 326. 202. Macaulay, 1986, 230. Macaulay, 1986, 257. Sousa, 1972c,
146. Macaulay, 1986, 175. Costa, 1995, p. 214. p. 267. p. 302.
pp. 255 y 295. p. 94. 203. Lustosa, 2006, 231. Barman, 1988, 258. Jorge, 1972,
147. Macaulay, 1986, 176. Sousa, 1972c, p. 131. p. 281. pp. 198-199.
p. 239. p. 8. 204. Macaulay, 1986, 232. Calmon, 1975, 259. Costa, 1995,
148. Barman, 1988, 177. Lustosa, 2006, p. 108. p. 36. p. 312.
pp. 147-148. p. 285. 205. Lustosa, 2006, 233. Costa, 1995, 260. Macaulay, 1986,
149. Barman, 1988, 178. Sousa, 1972c, pp. 128-129. p. 117. p. 305.
p. 125. p. 15. 206. Macaulay, 1986, 234. Jorge, 1972, 261. Sousa, 1972c,
150. Sousa, 1972b, 179. Macaulay, 1986, p. 195. p. 203. p. 309.
p. 206. p. 235. 207. Barman, 1988, 235. Lustosa, 2006, 262. Barman, 1999,
151. Macaulay, 1986, 180. Rangel, 1928, p. 159. p. 306. p. 433.
p. 190. p. 274. 208. Sousa, 1972c, 236. Lustosa, 2006, 263. Macaulay, 1986,
152. Macaulay, 1986, 181. Barman, 1988, p. 44. p. 320. p. 299.
pp. 168 y 190. p. 156. 209. Barman, 1988, 237. Calmon, 1950, 264. Calmon, 1975,
153. Barman, 1988, 182. Sousa, 1972c, p. 157. p. 207. p. 81.
p. 146. pp. 10, 16 y 17. 210. Barman, 1988, 238. Costa, 1995, 265. Barman, 1988,
154. Lustosa, 2006, 183. Macaulay, 1986, p. 138. p. 222. p. 178.
pp. 192, 231 y pp. 231 y 241. 211. Viana, 1966, 239. Costa, 1972b, 266. Jorge, 1972,
236. 184. Macaulay, 1986, p. 24. pp. 174-179. p. 204.
155. Barman, 1988, p. 236. 212. Barman, 1988, 240. Macaulay, 1986, 267. Sousa, 1972c,
p. 16. 185. Lustosa, 2006, p. 154. pp. 269-271, pp. 309, 312.
156. Barman, 1988, p. 283. 213. Sousa, 1972c, 274. 268. Armitage, 1836,
p. 136. 186. Barman, 1988, p. 127. 241. Sousa, 1972c, pp. 139-140.
157. Macaulay, 1986, pp. 114, 131, 214. Macaulay, 1986, pp. 221-223. 269. Calmon, 1975,
pp. 201-202. 134, 137-139, pp. 246-247. 242. Macaulay, 1986, p. 900.
158. Macaulay, 1986, 143-146 y 150. 215. Barman, 1988, pp. 268-269. 270. Bello, 2013.
p. 202. 187. Needell, 2006, p. 158. 243. Sousa, 1972c, 271. Macaulay, 1986,
159. Rangel, 1928, pp. 34, 35 y 39. 216. Macaulay, 1986, pp. 201-204. p. X.
pp. 178-179. 188. Macaulay, 1986, p. 250. 244. Costa, 1995, 272. Barman, 1999,
160. Costa, 1972b, pp. 195 y 234. 217. Sousa, 1972c, pp. 222, 224. p. 438.
pp. 123-124. 189. Macaulay, 1986, p. 108. 245. Macaulay, 1986, 273. Morato, 1835,
161. Macaulay, 1986, p. 229. 218. Macaulay, 1986, p. 293. pp. 33–34.
p. 211. 190. Needell, 2006, p. 251. 246. Sousa, 1972c, 274. Barman, 1999,
162. Barman, 1988, p. 42. 219. Sousa, 1972c, p. 287. p. 42.
p. 151. 191. Barman, 1988, p. 110. 247. Calmon, 1950, 275. Morato, 1835,
163. Barman, 1988, pp. 136-138. 220. Calmon, 1950, pp. 222-223. pp. 17–18.
p. 24. 192. Macaulay, 1986, pp. 192-193. 248. Costa, 1995, 276. Morato, 1835,
164. Rangel, 1928, pp. X, 193, 195, 221. Macaulay, 1986, pp. 311-317. pp. 18–19, 34.
p. 193. 219, 221 y 229. p. 252. 249. Macaulay,, 277. Morato, 1835,
165. Lustosa, 2006, 193. Viana, 1994, 222. Sousa, 1972c, pp. 276, 280, pp. 31–32, 35–
p. 250. p. 445. p. 114. 282, 292. 36.
166. Costa, 1995, 194. Viana, 1994, 223. Macaulay, 1986, 250. Sousa, 1972c, 278. Sousa, 1972b,
p. 88. p. 476. pp. 254-257. pp. 241-244, p. 229.
195. Macaulay, 1986, 247.
167. Sousa, 1972b, 224. Sousa, 1972c, 279. Viana, 1968,
p. 260. p. 244. pp. 117, 119, 251. Macaulay, 1986, p. 204.
196. Macaulay, 1986, 142-143. p. 290.
168. Costa, 1995, 280. Rangel, 1928,
p. 85. p. 243. 225. Macaulay, 1986, 252. Macaulay, 1986, p. 447.
197. Calmon, 1950, p. 257. pp. 295, 297-
169. Rangel, 1928, 281. Rodrigues, 1975,
pp. 155-158. 298.
p. 195. p. 22.
282. Lira, 1977, 283. Viana, 1968, 284. Viana, 1968, 285. Barman, 1999, 286. Besouchet,
p. 276. p. 206. p. 205. p. 148. 1993, p. 385.

Bibliografía
Carolina del Norte: Duke University Press, ISBN 978-
Armitage, John (1836), The History of Brazil, from 0-8223-0681-8
the peRíod of the arrival of the Braganza family in
Lima, Manuel de Oliveira (1997), O movimento da
1808, to the abdication of Don Pedro The Nombre in
Independência (en portugués) (sexta edición), Río
1831 2, Londres: Smith, Elder & Co
de Janeiro: Topbooks
Barman, Roderick J. (1988), Brazil: The Forging of a
Lira, Heitor (1977), História de Dom Pedro II (1825–
Nation, 1798–1852, Stanford, California: Stanford
1891): Ascenção (1825–1870) (en portugués) 1,
University Press, ISBN 978-0-8047-1437-2
Belo Horizonte: Itatiaia
Barman, Roderick J. (1999), Citizen Emperor:
Morato, Francisco de Aragão (1835), Memória sobre
Pedro II and the Making of Brazil, 1825–1891,
a soccessão da coroa de Portugal, no caso de não
Stanford, California: Stanford University Press,
haver descendentes de Sua Magestade Fidelíssima
ISBN 978-0-8047-3510-0
a rainha D. Maria II (en portugués), Lisboa:
Besouchet, Lídia (1993), Pedro II e o Século XIX (en Typographia de Firmin Didot
portugués) (segunda edición), Río de Janeiro: Nova
Needell, Jeffrey D. (2006), The Party of Order: the
Fronteira, ISBN 978-85-209-0494-7
Conservatives, the State, and Slavery in the
Branco, João Carlos Feo Cardoso de Castello Brazilian Monarchy, 1831–1871, Stanford, California:
(1838), Resenha das familias titulares do reino de Stanford University Press, ISBN 978-0-8047-5369-2
Portugal: Acompanhada das notícias biográphicas
Rangel, Alberto (1928), Dom Pedro Primeiro e a
de alguns indivíduos da mesmas famílias (en
Marquesa de Santos (en portugués) (segunda
portugués), Lisboa: Imprensa Nacional
edición), Tours, Indre-et-Loire: Arrault
Calmon, Pedro (1950), O Rei Cavaleiro (en
Palácio de Queluz (1986), D. Pedro d'Alcântara de
portugués) (sexta edición), São Paulo: Edição
Bragança, 1798–1834 (en portugués), Lisbon:
Saraiva
Secretária de Estado
Calmon, Pedro (1975), História de D. Pedro II (en
Rodrigues, José Carlos (1863), A Constituição
portugués), 1–5, Río de Janeiro: José Olímpio
política do ImpéRío do Brasil (en portugués), Río de
Carvalho, J. Mesquita de (1968), DicionáRío prático Janeiro: Typographia Universal de Laemmert
da língua nacional ilustrado 1 (duodécima edición),
Rodrigues, José HonóRío (1975), Independência:
São Paulo: Egéria
revolução e contra-revolução (en portugués) 4, Río
Costa, Horácio Rodrigues da (1972a). «Os de Janeiro: Livraria Francisco Alves Editora
Testemunhos do Grito do Ipiranga». Revista do
Santos, Eugénio Francisco dos (2011). «Fruta fina
Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro (en
em casca grossa». Revista de História da Biblioteca
portugués) (Río de Janeiro: Imprensa Nacional) 295.
Nacional (en portugués) (Río de Janeiro: SABIN) 74.
Costa, Sérgio Corrêa da (1972b) [1950], Every Inch ISSN 1808-4001 (https://www.worldcat.org/issn/1808-4001).
a King: A Biography of Dom Pedro I Nombre
Saraiva, António José (2001) [1969], The Marrano
Emperor of Brazil, Traducido por Samuel Putnam,
Factory. The Portugués Inquisition and Its new
Londres: Robert Hale, ISBN 978-0-7091-2974-5
Christians 1536–1765, Traducido por H.P. Solomon
Costa, Sérgio Corrêa da (1995), As quatro coroas y I.S.D. Sasson, Leiden, South Holland: Brill,
de D. Pedro I, Río de Janeiro: Paz e Terra, ISBN 978- ISBN 90-04-12080-7
85-219-0129-7
Sousa, Otávio Tarquínio de (1972a), A vida de D.
DicionáRíos Editora (1997), DicionáRío de Pedro I (en portugués) 1, Río de Janeiro: José
Sinônimos (segunda edición), Porto: Porto Editora Olímpio
Freira, Laudelino (1946), Grande e novíssimo Sousa, Otávio Tarquínio de (1972b), A vida de D.
dicionáRío da língua portuguesa 2, Río de Janeiro: Pedro I (en portugués) 2, Río de Janeiro: José
A Noite Olímpio
Houaiss, Antônio; Villar, Mauro de Salles (2009), Sousa, Otávio Tarquínio de (1972c), A vida de D.
DicionáRío Houaiss da língua portuguesa, Río de Pedro I (en portugués) 3, Río de Janeiro: José
Janeiro: Objetiva, ISBN 978-85-7302-963-5 Olímpio
Jorge, Fernando (1972), Os 150 anos da nossa Tavares, Ingrid (3 de abril de 2013). «Infecção, e
independendência (en portugués), Río de Janeiro: não briga, causou aborto e morte de mulher de Dom
Mundo Musical Pedro 1º» [Infection, and not a fight, caused the
Lustosa, Isabel (2006), D. Pedro I: um herói sem abortion and death of the wife of Dom Pedro the
nenhum caráter (en portugués), São Paulo: Nombre] (http://noticias.uol.com.br/ciencia/ultimas-n
Companhia das Letras, ISBN 978-85-359-0807-7 oticias/redacao/2013/04/03/infeccao-causou-o-abort
Macaulay, Neill (1986), Dom Pedro: The Struggle for o-e-a-morte-da-primeira-mulher-de-dom-pedro-1.ht
Liberty in Brazil and Portugal, 1798–1834, Durham, m). UOL. Consultado el 8 de julio de 2013.
Viana, Hélio (1966), D. Pedro I e D. Pedro II. Viana, Hélio (1994), História do Brasil: período
Acréscimos às suas biografias (en portugués), São colonial, monarquia e república (en portugués)
Paulo: Companhia Editora Nacional (decimoquinta edición), São Paulo: Melhoramentos,
Viana, Hélio (1968), Vultos do ImpéRío (en ISBN 978-85-06-01999-3
portugués), São Paulo: Companhia Editora Nacional

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Pedro I de Brasil y IV de Portugal.
Esta obra contiene una traducción total derivada de Pedro I of Brazil de Wikipedia en inglés, concretamente de
esta versión del 4 de abril de 2019 (https://en.wikipedia.org/wiki/Pedro_I_of_Brazil?oldid=890876304), publicada
por sus editores (https://en.wikipedia.org/wiki/Pedro_I_of_Brazil?action=history) bajo la Licencia de
documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
Esta obra contiene una traducción total derivada de Pedro I do Brasil de Wikipedia en portugués, concretamente
de esta versión del 6 de abril de 2019 (https://pt.wikipedia.org/wiki/Pedro_I_do_Brasil?oldid=54725806),
publicada por sus editores (https://pt.wikipedia.org/wiki/Pedro_I_do_Brasil?action=history) bajo la Licencia de
documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
Bicentenario Pop: Pedro I de Brasil (https://web.archive.org/web/20130829065043/http://www.bicentenariopop.co
m/personajes/pedro-1-de-brasil.html)
Gobierno de Brasil: Personajes históricos - don Pedro I (http://www.brasil.gov.br/sobre/historia-1/personajes-histo
ricos/don-pedro-i-1798-1834)

Obtenido de «https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Pedro_I_de_Brasil_y_IV_de_Portugal&oldid=119358527»

Esta página se editó por última vez el 15 sep 2019 a las 22:50.

El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0; pueden aplicarse
cláusulas adicionales. Al usar este sitio, usted acepta nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una organización sin ánimo de lucro.

También podría gustarte