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Comentario Bíblico Barclay
tercer lugar un aspecto que describe la naturaleza de Dios: Así como
él es puro.
Este verso tiene mucho por estudiar, tanto así, que me veo en
dificultades para saber por dónde empezar. Pero vamos a ir en orden.
1. LA ESPERANZA PUESTA EN ÉL
Esta esperanza en el texto original, significa: esperar con anhelo y
placer, así que nos llama la atención que dicha esperanza debe
representar un anhelo y placer para el creyente. Dicha esperanza o
anhelo se encuentra en el verso 2: Cuando él se manifieste, seremos
semejante a él, porque le veremos como El es. Así que en resumidas
cuentas el cristiano debe esperar día a día con anhelo placentero ser
semejante a Jesús, en esta tierra y su meta final cuando le veamos
cara a cara en el cielo.
2. LA ACCIÓN DE CADA CREYENTE: LA PURIFICACIÓN
El apóstol dice que al tener esta esperanza puesta en él cada creyente
se purifica. La palabra en el griego se usa para denotar el hecho de
hacer limpio algo, o santificarlo ceremonial o moralmente. Este punto
es muy interesante dado que nos dice varias cosas de manera
explícita.
El cristiano es llamado a purificarse así mismo, esto quiere
decir que debe someterse a la santidad de Dios.
La causa que produce la santificación es el hecho de ser
semejantes a Cristo.
La purificación es una acción propia del creyente, con la ayuda
de Dios.
3. LA MEDIDA DE LA PURIFIACCIÓN: ASÍ COMO ÉL ESPURO
En palabras del apóstol Pedro, citando Levíticos 19:2 Sed santos
porque Yo soy Santo. La medida en la cual el Cristiano debe
purificarse así mismo, es entendiendo la santidad de Dios o más bien
su pureza. En ese sentido debemos comprender su santidad, su
pureza y en esa misma magnitud nosotros acercarnos a su pureza.
En otro aspecto deducimos que nuestras vidas deben reflejar la
naturaleza de Dios. Si Dios es puro, sus hijos deben ser puros. Es un
interés muy fuerte de parte de Dios que nosotros comprendamos su
llamado a la santidad.
De una manera más detallada la esperanza de la cual nos habla el
apóstol Juan comprende según los dos primeros versículos lo
siguiente:
La contemplación del amor del Padre, para ser llamados hijos
de Dios.
La contemplación del amor del Padre, para ser hijos de Dios.
La manifestación de lo que seremos: Semejantes a él.
EL PANORAMA DEL PECADO 1Juan 3:4-10
El apóstol Juan dedica una porción considerable de su carta para
hablar a la iglesia del pecado. Hoy en día el hablar del pecado a la luz
de la palabra, es un tema en vía de extinción, sin embargo para hacer
frente a los gnósticos, que decían que el hombre podía pecar cuanto
quisiera dado que el cuerpo era corrupto y lo que se salvaba era el
alma, Juan se ve en la necesidad de aclarar este tema. Por ende es
muy importante que miremos la descripción del mismo que hace en
su carta.
A. ¿QUÉ ES PECADO?
3. Todo el que practica el pecado, practica también la infracción
de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.
En primer lugar se nos habla del pecado bajo la práctica del mismo,
es decir, alguien que está acostumbrado o habituado a pecar, de
donde se define que quien es practicante del pecado, es también
practicante de la infracción de la Ley, dado que la definición correcta
de pecado, es todo lo que infringe la Ley de Dios.
B. LA SOLUCIÓN PARA EL PECADO
5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no
hay pecado en él.
Como lo había mencionado anteriormente en el capítulo 2,
mencionando a Cristo como nuestro Abogado y la propiciación de
nuestros pecados, ahora el autor afirma que el motivo por el cual
Cristo aparece en escena es para quitar nuestros pecados y enfatiza
su naturaleza pura en el hecho de que él no cometió pecado. Aquel
que quiera acabar con el pecado, debe de ir a Cristo.
5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los
oye.
La prueba de que somos de Dios está en lo que hablamos, y en lo que
escuchamos.
6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que
no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de
verdad y el espíritu de error.
El segundo elemento mediante el cual podemos conocer que somos
de Dios está inmerso en el hecho de saber que los que son de Dios
nos escuchan dado que las palabras que hablamos son las palabras
de nuestro Señor. De allí se diferencia el espíritu de verdad y el
espíritu de error.