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E SALUD MENTAL JUNIO-JULIO 1996 Nuniaxen pelenes— VOLUMEN II © epios UNA REVISTA\ PARA RESIDENTES DE SALUD MENTAL Coordinadores: Comité de Lectura: Lic. Martin Agrest Dr. Jacinto Armando (Buenos Aires) Dr. Martin Nemirovsky Lic. Soledad Belcasino (Cordoba) Dr. Marcelo Beraza (Buenos Aires) t Comité de Redacci Lic. Lia Bikel (Buenos Aires) Lic. Luis Belkind Dra. Silvia Bleichmar (Buenos Aires) Dra. Silvina Mazaira__ Da. Marfa T. Colovini (Rosario) Lic. Gabriela Medin Dt Norberto Conti (Buenos Aires) Prof. Dr. Arturo Corrales (Tucumén) Lic. Alfredo Eidelsztein (Buenos Aires) Dr. Noel Feldman (Rosario) Lic. Elida Fernandez (Buenos Aires) Dra. Doris Flores (Salta) Dr. Emiliano Galende (Buenos Aires) Dr. Anibal Goldchluk (Buenos Aires) T.S. Cristina Gonzalez (Cordoba) Lic. Hugo Hirsch (Buenos Aires) Dra. Gabriela Jufe (Buenos Aires) Prof. Gregorio Klimovsky (Buenos Aires) Dr. Alejandro Lagomarsino (Buenos Aires) Dr. Gabriel Lombardi (Buenos Aires) Lic. Juana Marr6n (Buenos Aires) Lic. 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Soc., Hospital Neuropsiquistri- co Provincial, Cordoba (051-806790) Corrientes: Gomez, Gustavo Dr., Hospital “San Francisco de Asis” (0783- 20-824) Entre Rios: Puglisi, Alejandra Lic., Hospital "San Martin”, Parana (043-349817) Mendoza: Galeno, Roxana Dra., Hospital “Pereyra” (061- 28- 0320) Rio Negro: Ortega, Gabriel, Hospital de Rio Colorado (099- 30215) salta: Maldonado, Elizabeth Lic., Hospital Christoftedo Jakob Vacaflores, Gustavo Adolfo Dr., Hospital Christofre- do Jakob San Juan ‘Camps, Luis Dr., Hospital "Zonda” (064-230251) Santa Fe: ‘Ameriso, Matias Lic., Hospital Escuela Eva Perén, Ro- sario (041- 24-5838) Gobbato, Laura Lic., Hospital Provincial, Rosario (041) 30-1548 (fax: 041-48-3859) Montara, Marisa Lic., Hospital Mira y Lopez (042- 752750) Socolsky, Pablo Dr., Hospital Escuela Eva Perén, Ro- sario Stoppani, Maria Verdnica Dra., Hospital Suipacha, Rosario (041- 48-7502) Tucuman: Corrales, Adrian Dr., Hospital JM. Obarrio (081) 22-. 8855/31-1740 (fax: 081- 21-8630) See eeecccccvvccccrcccccccccscccesces EDITORIAL 53 Marcelo Beraza 54 Aspectos psicolégicos de embarazo en adolescentes, Alejandra Martino, 55 (Hospital "El Sauce”, Mendoza.) La desaparicién de lo grupal en las residencias de Salud Mental, 62 Alejandro Vainer (Hospital “). T. Borda”) Produciendo la implicacién subjetiva, Pablo Carbone 68 (Hospital “Domingo Cabred”, Open Door, Pcia. de Bs. As.) La construcci6n narrativa de la subjetividad, Fernando Torrente am (Hospital “Dr. Diego Paroissien”, La Matanza, Prov. de Bs. As.) ARQUEOLOGIA DE LAS RESIDENCIAS, Psicdlogos residentes en el Hospital de Nifios, Ménica Garcia Barthe 75 (Hospital "Ricardo Gutiérrez”, Cap. Fed.) CLEPIOS INVESTIGA. Presentacién 78 Etica de fa investigacién biomédica: aspectos, perspectivas,contextos, 79 Fernando Lolas Stepke REPORTAJE al Dr. Guillermo Vidal 82 EVENTOS oa) COMENTARIO DE LIBROS Filosofia de la mente y la Ciencia Cognitiva, Eduardo Rabossi 92 CARTA DE LECTORES 96 1# los artfculos deberdn ser enviados a la redaccién - editorial (Polemos S.A.) en Ca- Ila 157, PB “C", CP. 1022, Buenos Aires, Argentina, 0 por Fax al 01-373-0690, anom- bre de “Clepios, Una Revista para Residentes de Salud Mental”; 2+ deberan ser inéditos, redactados en castellano, escritos a maquina (o computado- ra, letra tipo Courier 12), por triplicado. Una copia incluira apellido y nombre del autor (6 los autores), titulo profesional, funciones institucionales afio de residencia, direccién postal y teléfono. Las otras dos copias deberdn ser anénimas. En hoja aparte deberan pre~ sentarse cuatro o cinco palabras claves, un resumen en castellano y otro en inglés sin ex- ceder 150 palabras cada uno (esto es para poder insertarse en redes internacionales de bibliografia). El total del articulo no debe tener mas de 16 pginas, tamafio carta, doble espacio; 3. las referencias bibliograticas se sefialaran en el texto indicando el autor (0 autores) con el afio de publicacién del trabajo; ).: El hecho que dos trastornos respondan al mismo tratamiento no implica que com- partan una misma etiologia (Silva, H., 1993). 4e La presentacién de las referencias bibliograficas se hard en orden alfabético, inde- pendientemente del orden en que fueron referidlos en el texto, y del siguiente modo: a) cuando se trate de articulos de publicaciones periddicas, apellido e iniciales de los nombres de! autor (0 los autores), afio de publicacién, titulo del articulo, nom- bre de la publicacién en que aparecié, volumen, ndmero, pagina inicial y terminal del articulo. Ej: Belaga, G. (1994); {Qué hay de la parafrenia? Vertex, Rev. Arg. de Psiquiat 5 (17): 204-208 Silva, H. (193); Clasificaciones psiquiatricas: Fundamentos, desarrollos y estado actual, Acta psiqui. psicol. Am. Lat. Supl. 2: 7-13 b) cuando se trate de libros: apellido e iniciales del autor (0 los autores), afio de la primera edici6n en el idioma original, titulo del libro, ciudad de edi- cién, editor, afio de aparicién de la edicién; Ej: Foucault, M. (1966); Las palabras y las cosas, Barcelona, Ed. Planeta, 1984 Masotta, O.(1977); Lecciones de introduccion al psicoanslisis, Buenos Aires, Ed, Gedisa, 47 Ed, 1985 Rabinovich, D. (1992); Mados logicos del amor de transferencia, Buenos Aires, Ed, Manantial 5¢ las notas explicativas se numeraran en el texto con voladita y se ubicaran al final del articulo con el ntimero correspondiente; j.:“llamaron al hospital para verificar que se tratase de verdaderos ‘encuestadores!.” {6 Graficos y tablas se presentardn por duplicado: a) insertados en el texto en el lugar que correspondiese con su respectivo texto indicando ntimero de grafico o tabla y el titu- lo explicativo del mismo, y b) en hoja suplementaria con el respectivo texto, titulo y nd- mero ; 7+ Elarticulo serd leido en forma anénima por, al menos, dos miembros del Comité de Lectura, Ellos informaran a la redaccién sobre la conveniencia o no de la publicacién del articulo concernido y recomendaran eventuales modificaciones para su aceptacién 8 La revista no se hace responsable sobre los articulos que aparecen firmados ni de las opiniones vertidas por personas entrevistadas. 9 Los articulos aceptados, o no, no serdn devueltos. 10 Todo articulo aceptado por la redaccién no puede ser reproducido en otra revista © publicacién sin previo acuerdo de la redaccién. eccccccccccccccone estamos preocupados, estamos decididamente alarmados y, por qué no decir, escandalizados por lo que es- ta sucediendo en ciertos ambitos de la Salud Mental. Nos enteramos de la suerte que estan corriendo Residencias de distintas partes del pafs, como son los casos de las provincias de Cérdoba o de Buenos Aires, donde no se renuevan muchos cargos de residentes para el proximo pe- Ffodo. Nuestra alarma no tiene que ver -al menos no solamente- con el hecho de ser o haber sido residentes y estar defendiendo intereses sectoriales, sino con el marco donde se inscribe esta politica. Las politicas de racionaliza- Gi6n no cargan en su ideologfa ningdn espiritu sanitario (es decir, el de mejorar la calidad de atencién de los pa- Gientes) sino tan s6lo un espiritu econémico. Pero agreguemos algo mas patético al cuadro de situacién actual: consideremos el sistema remunerativo de los profesionales de la salud que no estan en relacién de dependencia. Actualmente existen sistemas de salud (si asf se los puede llamar) que en aras de obtener los mejores beneficios (Iéase la mayor cantidad de ingresos) ofrecen re- ‘muneraciones ofensivas. Por ejemplo 5 0 7S por una prestaci6n de psicoterapia (se rumorea que hay algunos mas baajos...). Como si esto fuera poco, queda en manos del “profesional independiente”, en algunos casos, hacerse car- go del alquiler del consultorio, el pago de sistemas jubilatorios, supervisiones, vacaciones, lucro cesante, impues- toa las ganancias, seguros de salud, colegios de profesionales y, si se quiere, un seguro de malapraxis entre otras cosas. Nos asalta la pregunta sobre cual ha de ser el marco te6rico en el que se sustentan estas psicoterapias. ;Serd la del grupo de los 7”? Queremos decir, “la teoria de los 7 pesos’. sCémo se puede brindar una prestacién de cali- dad con este grado de gratificacién? ;Cual es |a valoracién que se tiene de la salud mental de los pacientes, cuan- do a sus terapeutas se les paga 5 pesos?. Estamos de acuerdo en que es importante la consideracién de los costos en Salud Mental. También creemos que ¢s importante el ahorro en lo superfluo. Pero ésto entendido en un plan de jerarquizacién de la disciplina que re- dunde en una mejora de la calidad de vida de los enfermos (y, por qué no, de los terapeutas también). En otros pa- {ses se calcula la plata que cuesta un paciente al pafs, no slo por lo que insume su tratamiento, sino también por el lucro cesante en el sistema productivo que la enfermedad de esa persona ocasiona. Las autoridades y las ciones vinculadas a la salud deberan priorizar y ocuparse de cual sera el destino de nuestro sector. Es cierto que la residencia provee un marco de cierta proteccién, donde las cuestiones vinculadas a la salida la- boral se ven suspendidas. Los modelos te6ricos utilizados para la atencién de los pacientes durante la formacién no parecen estar adaptados 0 ser totalmente Aitiles para la problematica que nos encontramos a la salida de la resi- dencia. No es muy usual encontraren el tapete esta discusi6n y se instala muchas veces después, de manera abrup- ta, al terminar la residencia. Sera tan provechoso la posibilidad de anticiparnos a lo que pasara, y por otro lado participar en los ambitos institucionales donde se puede jugar el destino de los pacientes y de los profesionales. Si- ro las cosas seguiran pasando y los resultados dependeran de las habilidades de cada uno para “salvarse”. Asi, de lo que se trata, es de zafar. La Redaecién Dr. MARCELO BERAZA Marcelo fue residente del Hospital Pifiero entre los afios 1986 y 1990. Par- ticipd activamente en Clepios. Fallecié el 2 de junio de este afto. No es nuestra intenci6n hacer una descripcién de su carrera profesional, en las cual se destaco y dejé su marca en cada lugar que estuvo. Pero si quere- mos recordarlo, especialmente, por el amor que le dedicé a la profesi6n. Si algo tuvo, fue coraje y generosidad. Por eso es que lo vamos a extrafiar; lo queremos y lo respetamos. Le dedicamos este ntimero. Clepios CLEPIOS, Rey. para Residentes S. Mental 1996, Volumen II, N°: 54 ASPECTOS PSICOLOGICOS DEL EMBARAZO EN ADOLESCENTES Alejandra Martino* ‘Resumen Es ereciente el miimero de adolescentes que atravesando In erisis propia de esta edad se embaraza adicionando asi una nueva situacién critica. Hste artfculo pretende a par~ tir de un estudio de campo de 100 pacientes de entre 14 y 19 afios, en las primeras 48 hs. del puerperio, elaborar hi- pétesis acerca del por qué de estos embarazos, sus ries- ‘£08, complicaciones psicolégicas y estados de las parejas, apoyados en un marco tedrico psicodindmico. Se investi- ‘gan qué factores se juegan en el fenémeno de la anticon- cepeién y por qué no es suficiente la sola informacién al respecto. Por iiltimo se pretende abrir un espacio para pensar cudnto podemos beneficiar a estas pacientes con Ja disposicién a escuchar adecuadamente su problema. Abstract ‘The number of adolescents who facing the caracteristic crisis of this period get pregnant is increasing day by day, ‘One hundred patients, between 14 and 19 years old have been studied, out of labor camp, in their first 48 hours of puerperium and this article tries to elaborate hypothesis about the reasons of these pregnancies: their risks, psy- chological complications and the state of the couples, supported by a theoretical psychodinamic background. Why this information is not enough on this ground and also the elements played in the anticonceptions are in- vestigated here, Finolly it is intended to think about the benefits that can Palabras claves: sarrollo + Médica Psiquiatra. Jefe de Residentes de Psiquiatria del Hospital “El Sauce” de Mendoza crisis - adolescencia - embarazo - de- be offered to these patients with the disposition to listen to their problem properly. Key Words: crisis - adolescents - pregnancy - growth a adolescente vive en la comunidad de los adolescentes, que se sitaa entre la comunidad del nifio en el mbito familiar y la comunidad adulta. El proceso de laadolescencia consiste en un trasladarse hacia adelante y hacia atras entre es- tas comunidades, para lograr el desarrollo y evolucién de su estructura interna. La adolescente avanza hacia el mundo adulio a través de tendencias regresi- vas (de la vuelta a la infancia); el embarazo es una situacién regresiva por ex- celencia, en ella los mecanismos de defensa que habitualmente cierran paso a conflictos de la adolescencia, se encuentran en un funcionamiento modifica- do, con mayor permeabilidad a procesos preconscientes e inconscientes, pu- diendo constituirse asi el embarazo en la adolescencia en una situacién de crecimiento y con potencia reparadora (Defey, D. 1991). Para los adolescen- tes el poder de la pareja de padres estd puesto en el “saber hacer nitios’, en la adolescencia es como si descubrieran que no saben hacer nifios pieza por pie~ za sino que solamente tienen relaciones sexuales. La comunidad adolescente que es fundamentalmente rebelde entra en puja por el poder, su finalidad es aduefiarse del poder y esto se intenta fundamentalmente a través del logro de la libertad sexual, basada en la conclusidn de que la sexualidad es una activi- dad propia de los adultos que tiene poco nada que ver con hacer nifios; esto asociado a una extrema confusion con respecto a la sexualidad. Esta disociacién entre sexualidad € hijos lleva a los adolescentes a atender escasamente a propuestas adultas de anticoncepcién y finalmente al embara- z0. Si se piensa que para la adolescente la sexualidad consiste ante todo en bus- car placer sexual, coremos el riesgo de emitir juicios de aprobacién 0 desa- CLEPIOS, Rev. para Residentes S. Mental 1996, Volumen II, N'2: 55-61 probacién y perdemos la posibilidad de entender a necesidad apremiante de sexualidad como aquello que permite resolver el estado confusional por el que alraviesa la adolescente, ingresando rapidamente a la comunidad adulta. Es decir si se piensa que la sexualidad de la adoles- cente esta ordenada por la biisqueda del placer, pode- mos aprobarlo diciendo que es algo bueno o desaprobarlo diciendo que es algo malo, pero no en- tendemos la esencia porque la necesidad apremiante surge de la confusién que el adolescente trata de resol- ver. Esta confusién tiene que ver con el viviren diferentes comunidades al mismo tiempo, correspondiéndole a cada cual un distinto estado mental: 1. En la comunidad de los adolescentes la adoles- cente idealiza la confusién que tiene su raiz en la in- fancia, en la confusién de la etapa pregenital y genital, donde deben elaborarse las funciones de diversas par- tes del cuerpo en relacién a los objetos (el nifio debe aprender a distinguir entre tener el pez6n en la boca, el pene en la vagina, las heces en el recto, etc.). Todas estas confusiones irrumpen nuevamente en la pubertad y se asocian ala desilusién con respecto a los padres, llegando al estado de “relatividad moral”, don- de todo es relativo, sin significado, se puede hacer to- do lo que se quiere; ésto implica la idealizacién de la confusién, la confusién es una cosa buena y la Gnica forma de mantener dicha ética es ser indiferente por las ‘consecuencias que sus propias acciones pudieran te- ner sobre otros, negando la realidad psiquica y gene- rando el concepto de éxito como fin Gitimo. Si en este marco de confusién surge un embarazo, como posibilidad de preocuparse por un “otro”, la adolescente ingresa a una posicién depresiva, donde la esencia de la misma es que el objeto y el bienestar del objeto son mas importantes que el propio bienes- tar, pudiendo a través de la posicin depresiva (bienes- tar de un otro-hijo) emerger de ese estado confusional (Meltzer, D., 1978). Esto es una posibilidad brindada por la situacién de embarazo en la adolescente, que seguiré esta evolucin segiin cada caso en particular. 2. En la comunidad de los adultos se niega la confu- siény entonces un modo de resolver la confusién es in- tentar entrar velozmente en el mundo adulto Siguiendo a D. Meltzer en su conferencia *Psicopato- logia de la adolescencia’: en el comienzo de la ado- lescencia parece que se ingresara en un tdnel, debiendo marchar hasta el final del mismo, sin poder distraerse por aquello que constituye el mundo adoles- cente de afuera, debiendo alcanzar a cualquier costo aquello que esta a final def tunel (algo ligado general- mente a la propia familia, ambiciones no logradas por tun progenitor generalmente del mismo sexo), ello pue- de ser variado, el fin es diverso (fama, dinero, profe- sién, marido, esposa, embarazo), la propia adolescente puede no conocer el fin, pero es explicita la preocupa- Cidn por llegar al exiremo del ténel (mundo adulto).. Cuando el final del tdnel es el embarazo puede ocu- rrir que se lancen directamente a una relacién hetero- sexual y la adolescente busque un partenaire para ser pareja con la idea de que durara para siempre, esto ‘ocurre a menudo con personas de mayor edad; el sen- timiento subjetivo de la muchacha de un amor para siempre muchas veces se dirige a un objeto que apenas se conoce o no se conoce en absoluto ya que el amor ‘mas profundo es experimentado en la fantasia (como fin del tdnel). Por ello la experiencia de amar es lo im- portante yno la persona amada; debido a ésto pasa por muchas decepciones y ante un embarazo se encontra- r.con situaciones no previstas y grandes frustraciones de pareja. En algunos casos la adolescente que inicia su vida sexual puede percibir inconscientemente que éste es el inicio de un proceso que culmina en el parto, La iden- tidad del acto sexual con la fecundacién y el parto es mas aceptable que la identidad del acto sexual con el placer puro; la concepcién es lo que justifica su vida sexual Laadolescente aporta a su embarazo ciertos factores CLEPIOS 56 afectivos y de situaciones en conflicto que se relacio- nan con su estado como un todo y con las manifesta- ciones orgénicas propias del embarazo. Es importante tener en cuenta que el embarazo es una situacién que involucra a la adolescente, a su pareja, a su familia de origen, en un proceso psicolégico de re- gresion. Ansiedades del comienzo de la gestacién: las fantas'- 4s propias de este periodo comienzan con la verifica- cién de la falta menstrual; el mayor o menor grado de aceptacién de la posibilidad de embarazo refuerzaono la tendencia de la adolescente a la matemidad. Todo embarazo produce una situacién de conflicto entre el deseo y el contradeseo; en estos casos el mecanismo de defensa mas itil para resolverlo es la negacién, a tal punto que muchas adolescentes registran el embarazo a nivel consciente solamente a partir de los movimien- tos fetales, La ansiedad por la incertidumbre expresa también el conflicto de ambivalencia que se vincula con vivencias persecutorias que de por si existen frente a la materni- dad, producto de sentimientos de culpa infantiles (por ataques fantaseados hacia la propia madre y por deseos. de ocupar su lugan; la adolescente puede sentir que el embarazo implica la pérdida de la propia madre por ha- berse concretado la fantasia infantil de tener el hijo del padre y destruir a la madre (Soifer, R., 1971 ). ‘Otros factores caracteristicos de la adolescencia y que incrementan esta ansiedad son: 1. La frecuente inestabilidad de las parejas adoles- centes, donde la maternidad es consecuencia de moti- vos psicolégicos secundarios, cualquier carga excesiva de conflictos puede causar ansiedad (Deutsch, H., 1951), * La huida de la fantasia de incesto entregandose a cualquier otro hombre, en el que se desplaza la fi- gura patera, + La fantasia del hijo paternogenético. * Por identificacién con la madre, hermana u otra en igual situacion. * Por tendencias de autocastigo. * Por el sentimiento adolescente de soledad y bis queda de ternura, “deseo del nifio de tener una madre” * Por lucha con la rebeldia caracteristica de la ado- lescente contra la propia madre y sus ordenes y prohibiciones, (esta protesta contra la madre con tie--ne muchas veces una venganza y por ello un auto castigo). 2. Contribuye a incrementar la ansiedad de esta etapa el abandono por parte del padre del nifio, que genera en la adolescente el reproche de que “el otro” es culpa- ble de la situacién y refuerza la tendencia masoquista pasiva, (Deutsch H., 1951). En algunos casos el padre desconoce la existencia del hijo porque la adolescente no se lo comunica ya se a por la teoria paternogenética, donde la tendencia de la madre joven a devolver el hijo a su propia madre pue- de ser mas tipicamente satisfecha en ausencia del pro- genitor masculino (situacién ilegttima), o también por temor de ser rechazada y condenada como realizacion de una fantasia masoquista de ser abandonada en “la calle” con el hijo ilegitimo, (variante de la fantasfa de prostitucién). Esto tiene una contrapartida agresiva en el deseo de privar al hombre como un acto de vengan- za, del hijo engendrado por él. El deseo de venganza es tuna consecuencia de la frustracién experimentada en el pasado referente al padre que es ahora transferida a otro hombre. Siguiendo a Helene Deutsch las fantasfas del hijo ile- gitimo son variadas: existe la masoquista que se castiga como madre abandonada, la mujer vengativa que aleja al hijo de su padre, y aquellas con fantasfas paternoge- néticas que no toman en consideracién al hombre. La vida fantastica adolescente implica el peligro de abrir camino en la direcci6n de darles realidad (Aberas- tury, A., 1976). El deseo inconsciente es mas fuerte que las inhibicio- nes protectoras, siendo la muchacha facilmente lanza- da ala maternidad biolégica sin ser psicolgicamente capaz de la tendencia maternal De todos modos hay un grupo de adolescentes que recibiendo orientacién pueden gozar del sentimiento de embarazo a pesar de condiciones desfavorables. 3. Lasituaci6n de conflicto en relacién con la familia de origen debida al conocimiento del embarazo se une al conflicto dependencia-independencia propio de la adolescente. La misma se mueve entre el impulso al desprendimiento y el temor a la pérdida de lo conoci- do. Muchas madres jévenes son impotentes e indecisas acerca de su maternidad, en estos casos, como en las acciones de los nifios, debe intervenir una autoridad externa para asumir la responsabilidad del hijo real y de la personalidad inmadura de la madre. Psicolégica- mente hablando equivale a la creacién de una figura {que ofezca la oportunidad de la identificacién a ese yo inmaduro, resultando similar a las experiencias de la pubertad que estan en conflicto, cuando el adolescente lucha porsu independencia y sin embargo delega todas las responsabilidades importantes en los adultos. Para cerrar este item de la ansiedad ante el comienzo de la gestacién, la adolescente libra el conflicto de la maternidad en dos frentes: el primero es el de la rela- cién con la estructura social, el grado de independen- cia de la muchacha y la intervencién familiar. El CLEPIOS 57 segundo frente es en la vida interna de la madre ado- lescente. ‘Ansiedades de la percepcién de los movimientos fe- tales: Este fenémeno ocurre a partir del 3 1/2 mes de embarazo. En la adolescente es frecuente que pasen desapercibidos hasta el quinto 0 sexto mes. Este embo- tamiento de la percepcién es efecto de una intensa ne- gacién. Tal distorsi6n en la percepcién, es expresion de un profundo estado de ansiedad que se vincula con el temor al hijo en si mismo (ser desconocido) que ad- quiere caracteristicas de hecho concreto. €l embarazo puede ser tan completamente negado que ni siquiera Ilegan a ser percibidos sus elementos negativos ni sus catgas fisiol6gicas; ésto ocurre especialmente en ma- dres jovenes solteras cuyos brillantes embarazos desde el punto de vista obstétrico podrian deberse al meca- rnismo de negacién (Soifer, R.). La relacién con la ma- dre se halla en el centro de los problemas psicolégicos del embarazo, en muchas mujeres la forma en que lo- graron la independencia psicol6gica de su madre deci- de el destino de su maternidad;qué decir entonces de las adolescentes que se hallan en el epicentro de la si tuacién conflictiva en tornoa la relacién con su madre. La adolescente que se encuentra en una actitud pasi- va hacia su madre, sin tendencias activas que promue- van la independizacién de ella, es probable que en su embarazo se conduzca en una forma que recuerdaa la nila que juega con la mufieca (comunica todo asuma- dre, realiza todas las preparaciones necesarias bajo la indicacién materna), dando el embarazo de la adoles- cente la oportunidad de cumplir deseos frustrados, y madre e hija suefian con el futuro bebé (mufieca). De aqut surge el concepto de “madre asistente o ayudan- ta”, que es la muchacha que se aferra a la identifica cién con su madre y para ser capaz de cuidar a su hijo requiere de la presencia de ella o un sustituto, ya que no alcanzé la fase adulta de la tendencia maternal. A estas adolescentes les falta el componente activo inde- pendiente para la maternidad que es delegado para su realizaci6n a otra persona (su madre). Son impotentes cuando quedan solas con sus hijos, pueden querer y cuidaral mismo tan s6lo sila responsabilidad principal es dejada a una madre adulta o a quien pueda cumplir esa funcién (hermanas, pareja, etc.). De esto surge una protesta agresiva contra la madre, nacida del senti- miento de que ésta inhibe la actividad maternal de la hija, expresando el conflicto de ambivalencia adoles- cente (Deutsch, H.,1951). Las acciones estan todavia bajo el signo de la identi- ficacion con su madre y no han adquirido las cualida~ des de la experiencia real y de la actividad independiente relacionandose con la prematura ma- temnidad en una fase de la vida en que atin aquella es una posibilidad fantaseada. La tendencia maternal real requiere de una integridad del yo que las paberes no han alcanzado. Estos embarazos suelen ser tranquilos y asintomaticos desde el punto de vista obstétrico. No experimentan grandes ansiedades ya que esta adoles- cente esta libre del cuidado responsable de! futuro hi- jo, de problemas cotidianos y también de oscuros interrogantes y temores pues tiene a su madre “omni- potente de la infancia'” y a su médico como represen- tante del padre todopoderoso que le evitard peligros y suirimientos, restableciendo asf, en su psiquismo, la tuacién de la familia infantil, Esta situacién se expresa en la realidad cotidiana, en la falta de cuidados prena- tales (consulta obstétrica, preparacién psicofisica para el parto, planificacién familiar), pudiéndose compren- der por qué a pesar de ofrecérseles las posibilidades és- tas no son aprovechadas por la adolescente embarazada si alguien no las conduce, (la mayoria de las adolescentes llegan al curso de preparacién para el parto traidas por sus madres). Si la pareja participa de esta situacién la misma es considerada como compa- fiero de juegos. Se agregan elementos propios de la re- lacién ambivalente de la adolescente con su madre, se desarrollan fricciones, protestas internas que acompa- fian aesadependencia, parecen decir “ahora soy yo la madre, no td”. Estas declaraciones de independencia duran poco, cuanto mas siente la futura madre que no podré soportar la responsabilidad del hijo, precisa- mente debido a la dependencia con su madre, mas fuerte es la protesta. El nifio que desempefiarfa el papel de salvador, da- dor de independencia, tan sélo intensifica la depen- dencia. Por lo tanto desde el inconsciente puede ocurrirel deseo de eliminarlo, La identificacién con la madre puede ser un factor determinante del curso del embarazo. Asi la capacidad para la maternidad se relaciona con procesos identificatorios, la identificacién inconscien- te profunda con el bebé y la identificaci6n con su pro- pia madre Laansiedad dominante irrumpe en forma intensa an- te la percepcién de los movimientos fetales con sensa- ciones de culpa por los impulsos hostiles hacia la propia madre, a la experimentacién de una unién inti- ma y personal, tan de a dos que reactiva fantasias in- cestuosas. Derivan del horror al incesto, las Vinculaciones con el temor al hijo deforme y con laan- gustia de verse deforme a si misma, (Soifer, R., 1971). ‘Ansiedades de la versidn interna: La percepcién dela version reactiva el miedo a lo incontrolable, despierta lasensacién de pérdida, esto se vincula con laforma en que la adolescente vivi6 el episodio de la menarca. CLEPIOS 58 Sila ansiedad por la versi6n interna se incrementa ex- cesivamente dara lugar al parto de pretérmino, siendo el mismo una complicacién obstétrica dominante en el grupo de las adolescentes, (Martin, R. y Taccones, P. 1989). ‘Ansiedad de los ciltimos dias antes del parto: se exa- cerban ansiedades a predominio de las depresivas, de- bido a la sensacién de proximidad del parto, (reactivacién de modelos de separacién).. Los sentimientos de incertidumbre propios de la con- dicién adolescente se patentizan en la incertidumbre por la fecha probable del parto y a través de ello en el cémo sera el parto, el nif, su sexo, su crianza, su rol materno, En la adolescente se reactiva una caracteristica pro- pia del narcisismo infantil que dispone de pensamiento magico y de la omnipotencia de las ideas como defen- sa ante la incertidumbre. CONCLUSIONES Las conclusiones que aqui se detallan fueron obteni- das del trabajo realizado en campo; el mismo se llevo a cabo en la maternidad José Federico Moreno, del hos- pital Luis Lagomaggiore de la ciudad de Mendoza, den- tro de la Secci6n Psicoprofilaxis del Parto. Se entrevistaron 100 pacientes primigestas de entre 14 y 19 anos de edad, en las primeras 48 horas de puerperio, con modalidad de entrevista focalizada, de 20 minutos de duracién y posterior aplicacién de encuesta. Elnivel socioeconémico correspondié al nivel medio bajo. 1.177% de las adolescentes embarazadas conviven con sus padres, suegros, otros familiares 0 viven en la casa de la madre menor. Solamente el 23% vive sola con su pareja. Esto se vincula con lo expuesto acerca del concepto de madre asistente y con la teoria pater- nogenética de la maternidad. 2. 194% de las adolescentes comienzan su embara- 20 siendo solteras. Un alto porcentaje es abandonada por su pareja o viceversa. Un 4% no comunica el embarazo al padre de su hijo. Esto se vincula con las teorias ya esbozadas acerca del rol de la pareja y el abandono ya sea desde la adoles- cente o desde el padre del nifio. Solamente un 21% contrae matrimonio y de este por- centaje el 15% lo hace luego de conocer la noticia del embarazo. El 79% permanece soltera, repartiéndose entre las que viven en concubinato, ven esporddica- mente a su pareja o carecen de la misma. 3. Ante esta situacién es facil comprender que el 65% de las adolescentes rechazan el embarazo, nunca habi- an conversado acerca de esta posibilidad al iniciar la sexualidad con su pareja, a pesar de que el 83% no uusan métodos anticonceptivos. Es pequefio el porcen- taje de adolescentes sexual mente activos que usa anti- concepcién. Cuanto mas joven es la adolescente menor ela frecuencia de uso de métodos anticonceptivos (de las 100 adolescentes encuestadas solamente utilizaban métodos anticonceptivos el 17%, de ellas la mayoria tiene entre 18 y 19 afios). Esto varia poco con la clase social a la que pertenece la adolescente segiin diversas encuestas, lo que indica la presencia de otros factores involucrados en este rea. (Entre ellos la disociacién entre sexualidad - embarazo ya descrito) (Cortejoso Hernandez, F., 1987). Las adolescentes no suelen consultar antes de la pri- mera relacién sexual para asesorarse acerca de la anti- concepcién y muchas tampoco lo hacen luego de su primer parto. Generalmente consultan luego de dos afios de mantener relaciones sexuales, El lapso de tiem- po entre el comienzo de la actividad sexual y la instau- racin de la anticoncepcién resulta en un alto riesgo de embarazo ya que el 80% de las adolescentes gestantes quedan embarazadas en los dos afios que siguen al co- mienzo de las relaciones sexuales. Las razones dadas por las adolescentes de esta mues- tra, para no usar anticonceptivos son vagas e impreci- sas, * Relaciones sexuales infrecuentes « Ausencia de planifiaci6n previa a la relaci6n sexual * Falta de conocimiento + Inaccesibilidad econémica a los mismos * Rechazo moral * Creer que el método anticonceptivo trae secuelas graves para si misma y su futura posibilidad de con cebir * Descartar la posibilidad de embarazo = Verguenza * No encontrar profesional receptivo para el tema * Una pequefia proporcién manifest6 no usar anti- concepcién por desear el embarazo Esto hace pensar que tras la aceptacién y uso de anti concepcién en las adolescentes hay factores psicol6gi cos de gran peso que interfieren 0 condicionan. Enestadfsticas de la Dra. Judith Belsky (Kaplan, Sadok, 1982) se registra un aumento significativo del uso de mé- todos anticonceptivos poco efectivos (coito interruptus) yun descenso en el uso de los més efectivos, que impli- can planificacién previa (pastillas, DIU). Estos datos son coincidentes con los hallazgos de esta muestra. (Operan mecanismos que hacen que las adolescentes, registren la posibilidad del embarazo y concurran a la consulta cuando la gesta lleva entre cuatro y seis meses. Esto se vincula con lo expuesto acerca del mecanismo de la negacién. Esto trae severas consecuencias obsté- CLEPIOS 59 tricas, comparado con adultas embarazadas (Judith Belsky): * Alta tasa de mortalidad infantil + Incidencia dos veces superior de retardo del creci- miento intrauterino * Alto indice de mortalidad materna * Mayor frecuencia de nifios prematuros * Aumento de las probabilidades del recién nacido de ser victima de abuso y descuido Asta problematica se agrega la posibilidad del aborto que a veces es pensado por la muchcacha y ‘otras inducido por la pareja o la familia (esto ocurre en el 20% de los casos de la presente muestra). En general no concretan el aborto por estado avan- zado del embarazo, miedo a perder la vida, miedo are- cibir castigos religiosos, falta de medios econémicos para solventarlo. Segiin explica Judith Belsky y col. “Las adolescentes que abortan son significativamente diferentes de las que llevan a término su embarazo". Estos autores in- forman: Pacientes que aborta 1, Mayores de 19 afios 2. Escolarizadas, con metas educativas profesionales de largo alcance. Buen rendimiento escolar 3. La pareja suele asistir ala escuela y ser de edad si- milar 4, Suelen tener familias pequefias de mayor nivel so- cioeconémico Pacientes que no abortan: 1, Menores de 19 afios 2. Suelen haber abandonado la escuela antes del embarazo. Mal rendimiento académico 3. La pareja ha abandonado la escuela y suele tener mayor edad 4. Pertenecen a grandes familias, con antecedentes de madres y hermanas que se embarazaron sien- do solteras Evidentemente esta muestra coincide con el grupo de adolescentes que no abortan Estas consideraciones puntuales dejan al margen los aspectos psicol6gicos que se ponen en marcha en tor- no al aborto y que escapan al alcance de este trabajo 4, Se observa un patron cultural dado que el 57% tie- ne su madre o hermanas que se han embarazado sien- do solteras 0 debido a prevalencia de mecanismos identificatorios como génesis del embarazo. 5. El 90% no recibe preparacién psicoprofilactica para el parto ni acompafiamiento de su embarazo, a pesar de contar con este servicio en la maternidad don- de tiene a su hijo. Argumentan desconocer la existen- cia del curso de psicoprofilaxis, carecer de dinero para ir al hospital, no creerlo util (27% de casos). Un 63% hubiera deseado saber cmo ayudarse en el parto, evi tarel descontrol, etc. El 10% que realizé la experiencia reconoce la enorme utilidad de esta preparacién. Dadas las dificiles condiciones psicolégicas en que se da la concepcién y el embarazo en estas adolescen- tes (abandono familiar y de pareja, falta de cobertura econémica suficiente, sin haber logrado un espacio mental para el embarazo), serfa atl el acompariamien- to psicolégico de la experiencia del embarazo y poste- riormente del parto. As‘ podria lograrse, en lugar de un retardo en el proceso madurativo de la adolescente por Jas exigencias del embarazo que lleva a constituir el ti po madre asistente, la maduracién tardia en la mater- nidad, Entonces la embarazada que sin estar preparada para la maternidad llega a ser madre activa, alcanzaria el proceso madurativo durante el embarazo 0 con el nacimiento del nino. (Deutsch, H.) 6. El 89% de las adolescentes tuvieron su hijo por parto y el 11% por cesarea, lo que habla de un éxito obstétrico. Sin embargo el 68% opinaron que el parto fue regular o dificil y un 60% protagonizé episodios de descontrol, gritos, llantos, miedo intenso, falta de cola- boracién. Cabe reflexionar a este respecto la situacion de la adolescente que vive sola en esta maternidad, su tra- bajo de parto y parto, sin acompafamiento familiar © cde amigas. Una caracteristica de dicha maternidad de- bido al volumen de pacientes que se atienden es la im- posibilidad del acompafamiento familiar de la parturienta durante el trabajo de parto y parto. 7. Elembarazo adolescente no es un signo de enfer- medad psiquiatrica pero si de una alteracion en la namica familiar, de inmadurez o un intento por resolver conflictos emocionales o dilemas psicosocia- les. El embarazo se suma entonces a los problemas psi- colégicos dela muchacha, de su familia y del padredel nifio. Sin intervenciones por parte de un equipo de sa- lud, la mayoria de las adolescentes vuelven a tener nuevos embarazos (Kaplan, H. y Sadock, B. 1992). Es- toes dable de observar en la maternidad en que se re- aliz6 el estudio que se presenta en este trabajo. 8. Para finalizar, muestro distintos factores de estrés al que pueden estar sometidas las adolescentes emba- razadas, utilizando la escala de Estrés psicosocial para adolescentes del DSM IR. Estresores agudos: (Duracién inferior a seis meses) Grado {I Ruptura con la pareja Grado Ill Matrimonio. Expulsién de la escuela u hogar CLEPIOS 60 (por el embarazo). Pérdida de trabajo. Grado IV Embarazo no deseado. Nacimiento del primer hijo. Cirugia (césarea) Grado V_ Abuso sexual Estresores crénicos (duracién superior a seis meses) Grado Il Discusiones familiares. Exceso de personas viviendo en el hogar. Grado Ill Problema econémico. Estar a cargo del hijo ‘como Gnico progenitor. GradolV_ Rechazo o trato duro por parte de los padres Habra que tener en cuenta que estos factores deben haberse presentado en el afio anterior a la evaluacién actual y haber provocado modificaciones en la vida de la persona afectada. Estos factores se presentan algunos en forma comiin a todas las adolescentes y otros segin cada caso en particular, pero sin duda llaman la atenci6n por ser una joven poblaci6n con alto riesgo psicolégico. Conclusi6n final Diversos autores han profundizado en la psicologia de la embarazada, parturienta y puérpera, destacando- se caracteristicas que trascienden los rasgos personales y que permiten establecer periles, factores de riesgo y por lo tanto, modalidades de intervencién aplicables a grupos poblaciones, en este caso las adolescents (De- fey, D. 1991) Los conocimientos acerca de este grupo y sus psico- dinamismos tienen un gran valor en la medida en que el periodo gestacional en la adolescente es un momen- to 6ptimo para las intervenciones por hallarse ésta den- tro de su sindrome de adolescencia, atravesando la crisis evolutiva del embarazo, momento en que los mecanismos de defensa se encuentran en un funciona- miento modificado y hay mayor permeabilidad a los procesos preconcientes e inconscientes. Por otro lado, es importante considerar la cada vez mas frecuente condicién de “adolescente embaraza- da” como un proceso capaz de generar un verdadero espacio para la prosecucién del desarrollo de la perso- nalidad adolescente. La adolescente embarazada representa una situa- cién que debe ser considrerada con solidaridad y res- peto, evitando emitir juicios en favor de una mayor cuota de comprensién de la situacién globa. Este em- barazo que sobreviene como expresién de los conflic- tos adolescentes ya vistos, con gran ambivalencia, que altera el desarrollo psicosocial de la misma, que a ve- ces no cuenta con el aval de su pareja o familia y que le significa hacerse cargo de una nueva identidad dada por su sexo. Ella recibe en su cuerpo y en su psiquismo, el impacto de un embarazo. Quien en razén de circunstancias especiales haya tenido oportunidad de sopesar la multiplicidad de fac- lores emocionales que actiian con motivo de un emba- razo, sabe de la accién altamente beneficiosa que puede desarrollar y esto a veces con slo disponerse a escuchar adecuadamente el problema que plantea 0 deja traslucir en su conversacién una adolescente em- barazada (Reca, T., 1974) Pero la labor va mas alla de esta adolescente emba- razada, ya que acta sobre otro ser humano en su ges- tacién. Bibliografia General: Aberastury, A. Knobel, M. (1976); La adolescencia normal; Buenos Aires; Ed. Paidés. Cortejosos Hernandez, F. (1987); Embarazo y anticoncep- ci6n en a adolescencia. Revista de Interconsulta Médica 1 (8). Defey, D. (1991); La prohibicién de nacer: intervenciones terapéuticas focalizadas en el perfodo perinatal. Montevideo (1991). Trabajo presentado en la Sociedad de Psicologia Mé- dica de Montevideo. Deutsch, H. (1951); La psicologia de la mujer; Buenos res, Ed. Losada (1960) D.S.M-III-R Manual Diagnéstico y estadistico de los tras- tornos mentales, Barcelona, Ed. Masson, 1987. Freud, S. (1932) La Feminidad; Buenos Aires; Ed. Amorrortu, Vol.22. Kaplan, H. Sadok, B. (1982); Tratado de Psiquiatria; Barce- lona; Ed. Masson-Salvat (1992). Lerer, M.L; (1987); La dulce espera de la pareja: mitos, se- xo y matemidad; Buenos Aires; Ed. Planeta. Martin, R., Taccone, P, (1989); Aspectos obstétricos de la adolescente. Revista de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo 11(1) Meltzer, D., (1978); Teorfa psicoanalitica de la adolescen- cia. Roma; Ed. Borla. Pera, H., Risso Patron, L. (1987). Prevencién del riesgo pe- rinatal en madres adolescentes. Revista de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo 9 (3). Rosell6, J. L; Guerra, V. (1991); La madre y su bebé, pri- eras interacciones; Buenos Aires; Ed. Roca Viva Reca, T. y col. (1977); Problemas psicopatol6gicos en pe- diatria, Buenos Aires; Ed. Eudeba, Soifer, R., (1971); Psicologia del embarazo, parto y puer- CLEPIOS 61 LA DESAPARICION DE LO GRUPAL EN LAS RESIDENCIAS DE SALUD MENTAL Alejandro Vainer* Resumen El objetivo del siguiente trabajo es poder describir la de- saparicién actual de la formacién y précticas Grupales en las Residencias en Salud Mental de Buenos Aires y alre- dedores. A partir de ésto se investiga sus posibles conse- cuencias en la formacién y se formulan posibles ideas explicativas de este hecho, Palabras claves: Grupos-Formacién-Residencias en Abstract ‘This paper attempts to understand the actual lack of trai- ning in the theory and practice with groups within the ‘Mental Health Residencies in Buenos Aires. Then, it's considered the consecuences of this fact in the training of young professional and some ideas and explanations for this fact are estimated Salud Mental * Psiedlogo Ex-Jefe de Residentes 1993-94 Hospital Borda Suipacha 774, Piso 11°“D" 326-4611 Key Words: Groups-Mental Health professional trai- ning-Residence Introduccién (1) | Sistema de Residencias en Salud Mental tiene como objetivo la “formacién en trabajo” dentro del émbito piblico en el complejo Campo de la Salud Mental. Campo que implica conocimientos y practicas heterogéneas, con multiplici- dades y sabidas dificultades. Dicha formacién y trabajo se encuentra articulada con los avances de la Sa- Jud Mental a nivel mundial, pero con las particularidades de los avatares de las instituciones pUblicas en nuestro pais. “La historia traumatica de los espacios, pblicos de asistencia de la salud mental es bien conocida. Han sufrido ruptu- ras, interrupciones y expulsiones que alcanzaron un pico maximo en el perio- do ominoso de la altima dictadura militar’ (Vezzetti, 1995) En ese nudo se encuentran las residencias, que con “cortes y quebradas” se han rearmado lentamente tras la vuelta a la Democracia. Estos casi 13 afios ya permiten reflexiones sobre los movimientos especificos en algunas problemé- ticas. Por otro lado, Lo Grupal en las instituciones pablicas de nuestro pais tiene una larga Historia desde los primeros y ya miticos grupos operatives de Pichon Riviere en el Hospital Borda hasta hoy (Zito Lema, 1976) (Percia, 1989). Una Historia que ha sufrido “el golpe” mas duro. Ha sido précticamente suprimida su prictica luego de 1976 (en la mayorfa de los casos). Después de haber sido el bastién ideol6gico de la supuesta transformacién (algo asf como “primero.en Grupos, luego la Revolucién’), es prohibida su praxis. Tras la vuelta a la De- mocracia se reabre este campo. Pero en relaci6n con las Instituciones Péblicas cen general y las Residencias en Salud Mental en particular, lo Grupal va lenta- mente de la reinstauracién al olvido . Creemos que este fendmeno merece ser pensado. El hecho de reflexionar sobre la formacién y las précticas que hoy tienen las residencias en Salud Mental también nos permitira una revision de un sistema {que se muestra muchas veces a la deriva de los supuestos “deseos” de los Re- CLEPIOS, Rev. para Residentes S. Mental 1996, Volumen IT, N°2: 62-67 sidentes, las “obligaciones” de los solitarios y descarta- bles Jefes de Residentes, los vacfos programaticos... 0 muchas veces tefidos de Proyectos, Hegemonias e Historias que no son demasiado claros para los propios actores. Y el saber donde nos encontramos nos volveria mas libres. La residencias y lo grupal hoy Las residencias en Salud Mental, desde el “portefio- centrismo” metropolitano, (porque para el resto de la Argentina seria precisa una investigacién especifica sobre el tema) no tienen ni formaci6n ni practicas gru- pales. Nos referimos a cursos, supervisiones 0 cualquier modalidad de trabajo grupal. Escasamente, pero con una avidez muy grande se contratan Grupos de Refle- in, o intervenciones institucionales, con diversa suerte. Muchas veces hasta las “cldsicas” supervisio- nes grupales se tornan en individuales, sin pensarse el por qué de estos movimientos. Pero el campo (2) de lo grupal précticamente se en- cuentra DESAPARECIDO en las Residencias en Salud Mental del Conurbano, a saber: 1.No es preciso contar con dicha forma de abordaje: Los instructivos para realizar las evaluaciones anua- les de residentes(1993/6) no incluyen la idoneidad en manejo de teorias y técnicas grupales como item aeva- luar. No figura en absoluto este instrumento. El abor- daje implicito es siempre individual. El Gnico momento en el que el vocablo grupo apare- ce es en el de ver la “insercién en la institucién/equi- poigrupo”. El esquema de evaluacién comprende: Admisiones, Consultorio, Historia Clinica, Urgencias, Internacién, Cursos, Ateneos. No se encuentra instructivo especial para evalua- ci6n de Interconsulta y APS (Atencién Primaria de la Salud). Tampoco ni programa ni evaluaci6n para la funcién de Jefatura de Residentes. Podemos inferir que no es necesario de ninguna ma- nera el poser dicha herramienta para acreditar hoy una residencia completa Los cursos acerca de lo Grupal, solamente existen por voluntad y el “deseo” del Jefe de Residentes de tumo. “aunque sabemos que acé hay un programa para las Residencias, cada Jefe de Residentes lo adapta a gusto y criterio suyo y de los Residentes de ese mo- mento. Me parece que acé uno tiene que tener la suer- te de que el programa que haya implementado su jefe sea bueno...” (Leiderman E., 1995) Creemos que al no contar con una practica especifi- ca, de existir, caen en un sinsentido rapidamente. “Pa- ra qué estudiar ésto” 0 bien, “qué interesante, pero para qué me sirve" (frases habituales de Residentes an- te contenido lejano tanto al Marco teérico predomi- nante como ala practica corriente).. Lo Grupal queda desacreditado te6ricamente no s6- lo como abordaje, sino como herramienta de pensa- miento. 2-Si revisamos los trabajos de las ultimas Jornadas Metropolitanas de Residentes en Salud Mental de to- dos los trabajos presentados, no hay practicamente NINGUN TRABAIO sobre Grupos.(3) Las Areas son: Clinica Psicoanalitica de Adultos (29 Trabajos); Clinica Psiquistrica de Adultos (11 Traba- jos); Clinica Psicoanalitica de Nifios (7 Trabajos); Clt- nica Psiquiatrica Infantil (4 Trabajos); La Formacion en las Residencias (6 Trabajos); Institucional (5 Trabajos); APS y Politicas en Salud Mental (8 Trabajos). Es prcticamente “natural” que al no ser exigida pro- gramaticamente, al no realizarse practicas, la produc- cién de los propios residentes versara sobre lo que efectivamenie se hace y estudia. Serfa impensable que la propia produccién intelectual no sea sobre las pro- blematicas que se viven en relacién con las practicas y teorfas conocidas. 3-Una reciente encuesta realizada por Residentes (Agrest, Nemirovsky, Strejilevich y Triskier, 1995); (Agrest, 1995) nos permite realizar un andlisis mas pro- fundo en cuanto al perfil de los Residentes en Salud Mental hoy. En principio no hay preguntas referidas a este cam- po, pero podemos reflexionar sobre las preguntas he- chas y atin sobre las que no. Podriamos “leer” mas de Ja forma de armado de una encuesta y su foco de inte- rés que lo que logra investigar explicitamente. Por ejemplo, se pregunta el promedio de pacientes atendidos. El resultado es de 9,65 pacientes por resi- dente. Esto nos posibilita reflexionar sobre ciertas pro- blematicas. Es curioso que la respuesta no fuera puesta en cues- CLEPIOS 63 tin ni por los realizadores de la encuesta ni por resi- dentes. Lo que nos lleva a pensar que la atenci6n indi- vidual es “La” atencién. Entonces lo importante sera saber cudntos pacientes se atienden, y si varia entre mé- dicos 0 psicélogos.En ningan momento se supuso que la pregunta daba por obvio que la atencién en Salud Mental era individual. La atencién en Grupos 0 even- tualmente en Familias (lo que podria ser otro rea a in- vestigar en ocultamientos) es denegada -en el sent de Fernando Ulloa: Se niega, y a la vez se niega que se esta negando- (Ulloa, 1995). Con lo que podemos inferir que ni siquierase tieneen cuenta la posibilidad de una atencién que no fuera in- dividual. Estos tres datos nos parecen incontrastables: Lo Gru- pal no es tomado como requisito para concluir una Re- sidencia en Salud Mental; casi no hay formacién ni practica en lo Grupal; no hay produccién de los propios residentes en este campo; la atencién es siempre indivi- dual. Entonces, lo Grupal en los ‘90 es un desaparecido mas. sPor qué un desaparecido? Pues no se ha evaluado el hecho de concluir con la formacién en lo Grupal dentro de los conocimientos de un Residente en Salud Mental. Mas bien ha dejado “Jentamente” de existir por un intrincado fenémeno {cercano al relatado en el punto 1). Y por supuesto, “en silencio” (que no siempre es Sa- Jud). bles Algunas consecuencias (im)previs Que las Residencias en Salud Mental no abarquen el Campo de lo Grupal tiene variadas consecuencias so- bre los Residentes y a través de ellos en la comunidad: 1-La mas evidente es la incapacidad tedrico técnica de cualquier residente para encontrarse en situaciones clinicas que excedan al encuentro bipersonal: Grupos Terapetiticos -de cualquier orientacién- ambulatorios y ¢n internacién; Talleres de cualquier clase; Grupos Ba- lint; un grupo operativo; un grupo de reflexién; diag- nosticar y operar variables Grupales/institucionales para poder operar (el funcionamiento de un equipo, una familia, por ej. en la Interconsulta); Asambleas co- munitarias, de pacientes, etc. Enfin, lagamaestan amplia que seguramenteesta ls- ta dejara situaciones posibles por fuera. Los fenémenos que suceden al salir de la situacién bipersonal escapan a los ojos de cualquier residente porno poseer los instrumentos que le posibilitarian tan- to una lectura como una intervencién. Para quien no tiene una formacién en lo grupal, mas de dos personas en un mismo ambiente se convierte en algo veloz ¢ inentendible. “Ser terapeuta de grupo, coordinador de un grupo no terapéutico, requiere una formacién espectfica, tedrica ypractica. No es lo mismo manejarse en el encuadre bi- personal caracteristico de la psicoterapia individual, por ejemplo, que la compleja trama que se establece, entre todos, en un grupo. La carencia de esta formacién especifica lleva habitualmente al fracaso de los objeti- vvosdel grupo (Edelman, .. Kordon,D.,1992\ El subraya- do es personal) Desde ya lo grupal es una “forma de pensar” que co- mo nivel de abordaje no anula el trabajo bipersonal. Se puede trabajar con grupos “en individual” y por el con- trario, con un solo paciente atendiendo al nivel grupal. (@) 2-La imposibilidad de contar con las Herramientas nnecesarias para el rol de Jefe de Residentes (como coor- dinador de un grupo de pares, elegido por sus compa- fieros, que aprende en trabajo durante un afio). Causa de multiples fracasos, insatisfacciones, no solo en el propio Jefe sino en los propios Residentes. Para este caso solamente imaginemos llevar una Psi- coterapiao un Tto, Psiquiatrico sin conocer del tema, ni supervisar, ni estudiar...Uno supondria que harfa lo que el sentido comtin le indicara. A la vez este “sentido co- main” se basaria en nuestra historia y personalidad. Con lo cual, harfamos “lo mas sensato", dentro de una igno- rancia gigantesca. Seriamos victimas con el/los pacien- tes de las problematicas, actuarfamos nuestra angustia, entrariamos en los juegos propuestos por el paciente si acuerdan con el nuestro... Todo con la mejor voluntad. Pero al tiempo, 0 bien dejariamos la praxis (por ser in- comprensible), 0 armariamos el esquema para poder estudiar, supervisar y entender nuestra operatoria. La Funci6n de Jefatura de Residentes rara vez toma el segundo camino. Casi siempre se produce algo asf co- mo una “fuga” previa a la finalizacién del Contrato anual, en parte por el apremio econémico de la futura desocupacién; en parte por el agotamiento que produ- ce el trabajar sin un rol claramente definido, y el no po- der aprehender la funcidn (que como suele escucharse “cuando se termina empezés a saber algo”). Pensamos que el contar con el conacimiento de lo grupal (entre otros contenidos como el andlisis institu- Cional, las relaciones de poder, teorias sobre el apren- CLEPIOS 64 dizaje, etc.) haria no s6lo mas efectiva, sino menos agobiante esta funcién. Poder leer los fenémenos grupales posibilitarfa ir ‘mas alld de una funcién vivida como meramente ad- ministrativa: ser el “cadete de los residentes’, el “fusi- ble”, el “jamén del sandwich”, etc, Por otro lado jcon qué criterio se evaltia el item an- tes citado: “inserci6n en institucién/equipo/grupo” sin tener las herramientas adecuadas? Debemos suponer que con el sentido comi Esto ademas contribuiria ala formacion de coordina- dores de grupos de pares y de equipos que tengan algu- naideadecoordinacién, su lugar y sus atravesamientos, lo cual permitirfa no contribuir ain més (sin saberlo, que es como mejor se lo hace) areproducir el “mortifi- cante” clima que reina en nuestras instituciones pabli- cas. (5) 3-No poder diagnosticar ni operar en grupos de tra- bajo como coordinador 0 bien como participante, -co- nocedor de algo de los fenémenos allf en juego-. Esto seguramente es uno de los grandes obstaculos del Ila- mado “Trabajo en Equipo” ya que no se sabe qué im- plica realmente el trabajo en Grupos. Todo esto hace que el ex-residente, tanto si hubiera reinsercién en lo publico, como en su trabajo en priva- do no tenga estas herramientas en su bolsillo, cerrando horizontes de su crecimiento profesional. Pensamientos e ideas La complejidad de la ausencia de lo grupal en las re- sidencias implicarfa toda una investigacién de mayor calibre, pero en este momento se pueden apostar a al- gunas lineas de pensamiento, que mas que hipote: cerradas son vectores que abren este campo. 1-La época actual dificulta el agruparse, y el hecho de pensar a los grupos. Esta constelacion que habita el imaginario social (Fernandez, A.M. 1993) de nuestros dias con valores como lo privado, lo individual, el *sal- vese quien pueda’, el hedonismo, etc, Esto, aparentemente, no va a favor de lo grupal, que parece no estar en consonancia con los ideales de la época. Bien vale pensar que en los ‘60y 70 el solo he- cho de agruparse era vivido obviamente como positivo en sf. La idea que las practicas grupales en salud men- tal son la antesala de la transformacién social, hoy sue- na risuefia, pero en esas épocas eran el centro del debate. El “fanatismo grupal” esta siendo revisto por los gru- palistas hoy. “ parece como si hoy en dia existe una moda del grupo, y ain podriamos afadir que existiese una mist ca del Grupo, leyendo cualquier revista especializada revisando la abundantisima bibliografia dedicada al tema...Leyendo algunos articulos se advierte un entu- siasmo y una fe que evocan -y en ese sentido hablamos CLEPIOS 65 de mistica- la creencia de una nueva religién que seria el grupo...Pareciera como si, el Grupo, por si mismo fuera capaz de curar, 0 pudiera, por sf mismos aumer tar la capacidad creadora de los hombres, favorecer el aprendizaje, hacerlos mejores, eliminar la agresividad, la miseria, etc." (Guillem P. y Loren Camarero J. A., 1985) Mas bien hoy la pregunta que subyace cualquier for- ma de agrupamiento es "sPara qué me sirve?”. 6) Este aspecto no debe ignorarse en la evaluacién de lo grupal hoy. 2-Los avatares de la historia de nuestro pais: acLa desaparicion concreta no sélo de lo grupal, sino de lo realizado en nuestro campo previamente sigue siendo llamativo. ‘Autores de gran importancia hist6rica son practica- mente nulos para las nuevas generaciones. (7) Pareciera que los autores y lo hecho en los afos in- mediatamente anteriores al ‘76 estuvieran a veces de- saparecidos, otra idealizados, jamas repensados para nuestra practica actual. Pero en el caso de lo grupal puede ser que siga rei- nando en el ambiente el terror de “los grupos subversi- vos", junto a la historica desconfianza analizada por Anzieu (1971). El mismo Anzieu(1992) parece conocer mas sobre rupalistas argentinos que cualquiera de la nueva gene- racién. (Lo que no es novedoso en la amnesia general que muchas veces tenemos los argentinos).(8) Instrumentos de gran potencial para el trabajo en ins- tituciones publicas como el trabajo con grupos de pa- cientes internados; grupos operativos (Pichon Riviere,1971), 0 escenas temidas (Kesselman, H.; Pav- losky, E. y Fridlevsky, L., 1977), por tomar s6lo algunos ejemplos de tantos posibles, son desconocidos general mente. b-Por otro lado, los vaivenes politicos impiden mu- cchas veces que programas (no solo de Residencias, pe- ro es nuestro caso), sean evaluados y modificados de acuerdo a sus logros y fracasos. Lo habitual es una “decision politica” que abra 0 cie- rre Residencias de Salud Mental, cambie de programas, etc. Esta falta de revisién y evaluacién en las decisiones, sumadas con el hecho de que siempre parece que se va a “descubrirlapélvora’, ya descubierta, con el costo en los cuerpos y mentes de generaciones de residentes im- pide una continuidad con aprovechamiento de expe- riencias y no meras repeticiones que dilapidan nuestro capital humano. Este hecho no solamente deja de lado lo grupal como campo, sino innumerables conocimientos y posibilida- des parael trabajo de hoy. (9) ‘A ésto debemos sumarle hoy el fatal ajuste que pade- cen todas las instituciones ptiblicas, con el (nico senti- do de convertirlas en empresas “econémicamente rentables” sin tener en cuenta otra multitud de factores en juego (hecho que de por si solamente mencionamos porque exceden los limites del trabajo) 3-Las Hegemonias en Salud Mental: La Salud Mental ha sido victima de incesantes luchas por el poder, la nominacién valedera, la practica privi- legiada. Luchas que muchas veces tienen como esce- nario los centros formativos. No escapan nunca las Residencias donde se filtran “directivas” de un solo ca- rril para los Residentes. Se convierten en las Teorias y Practicas validas dejando en la sombra toda otra clase de conocimientos ¢ instrumentos que podrian ser utili- zados. Desde los ‘80 a la actualidad reina la hegemonta de ciertas ideas (cierto psicoanalisis lacaniano), que se con- vierte en la referencia teérica Gnica de las Residencias en Salud Mental, tras la reapertura en Democracia. Cualquier otra forma de trabajo terminaba degra- dandose, siendo de Segunda, o mejor dicho, de ultima clase. Baste rever los datos de los trabajos de los Residentes enlas Il Jomadas Metropolitanas de Salud Mental (men- cionados anteriormente) para ver los senderos que va tomando la hegemonta hoy. Construir y soportar diferencias y pluralidades es una Niort cashed (2 vano"tetr de, PARLE LAA SQUAT. 25S On AMSTEL Klee MELANIE Bo aexicr FR & Fomuitiis>) ROMP Colt LATER, WINaNNh: K m THENE 1o§ Dod PECHoS BENS Re eS ‘ 1 EX FeRLENS tS chvNas" NY Sp Shorey) (Cute Yato:tes aA co fi WeSitESER Gee te Lh a A a HER A, PERO bade WAKES bUBERO-” Con MERION, wae) TRUS) So: Tuece PARA RESIDENTS MARUGITS REGIS EXETENTAL Com Gero WONT TS ANOUITIA: HABIENLOTANTS, ‘ERFECIALIDATES. 16 GLE CLES TAP UN CLEPIOS 7 CLEPIOS INVESTIGA PRESENTACION Ultimos meses de la residencia, jcémo es la salida? Momento de crisis, con todo lo bueno y malo que trae apareja- do la misma: angustia, incertidumbre, preocupaciones acerca del futuro profesional, pero también replanteos, nue- vos proyectos, posibilidades de cambio, “reactualizaciGn de viejas ideas”. De a poco, y partiendo de ese desorden , se fueron acomodando las piezas del “rompe-cabezas”, se fueron ubicando intereses, experiencias, ideales, privilegiando algunas, descartando otras. El camino de la investigacién se fue deline- ando. Un afio después nos encontramos inaugurando este espacio de la revista, dedicado a los interrogantes y debates ‘que se plantean en torno a la investigacién. Quisiéramos a través del mismo posibilitar algan intercambio en este campo, aportar informacién, acercamos a la experiencia de investigadores dentro y fuera de los hospitales y resi- dencias, propiciar el debate en tomo a distintas lineas de investigaci6n. Creemos, desde nuestro lugar de investi- gadores javenes, que al comenzar a transitar este camino se abren numerosos interrogantes: ;cémo conceptualizar la forma en que el investigador se acerca y recorta su objeto de estudio?, ;qué requisitos metodol6gicos son indis- pensables para el armado de un proyecto?, squé cuestiones éticas se plantean en relacién a la investigacién en ge- neral y a la investigacién en Salud Mental en particular?, .qué cuestiones epistemoldgicas subyacen al planteo de una investigaci6n?. Sabemos, también, que para que este espacio resulte de interés para los residentes, es indispensable conocer sus necesidades y expectativas en torno al tema, Por este motivo diseftamos una encuesta que les legara con este nt mero y que pedimos entreguen al corresponsal, quien sera el encargado de recolectarlas y remitirlas a Clepios. Esperamos de esta forma iniciar el intercambio y a través del mismo ir delineando el contenido de la seccién Hasta el proximo nuimerio! Lic. Silvia Battle Lic. Gabriela Medin CLEPIOS, Rev. para Residentes 8. Mental 1996, Volumen II, N'2: 78 ETICA DE LA INVESTIGACION BIOMEDICA: ASPECTOS, PERSPECTIVAS, CONTEXTOS Fernando Lolas Stepke* Aspectos del proceso de investigacién cientifica nel proceso de investigacién cientitica distinguimos tres aspectos: * el aspecto ténico o instrumental, en el que incluimos la propiedad de los mé- todos empleads, la exactitud de las mediciones, la aceptacién de los enun- ciados por la comunidad de pares; * el aspecto cientifico o hermenéutico, que alude a la capacidad “feritilizado- ra” de una propuesta de investigaci6n, para su propia disciplina o para otras, sefialada por la “utilidad” de los conceptos que produce (invencién) o las in- novaciones de forma y fondo que introduce en la praxis cientifica; + el aspecto social o emancipatorio, finalmente, se refiere al impacto de una propuesta (0 sus productos) en la sociedad general, esto es, mas alld de los ex- pertos o pares y de otros cientificos (es la valoracién “trans-pares” que con- tempordnea o retardadamente hace la comunidad de un producto cientffico). Cualquier proyecto de investigaci6n puede ser examinado en tanto que proce- so social, como procedimiento técnico y como producto intelectual emplean- do estas tres dimensiones para el andlisis. Perspectivas para el andi terna y externa El andlisis de la institucién social de la ciencia suele realizarse por dos grupos- de personas. Por una parte, desde dentro del grupo que profesionalmente se dedica a la ciencia, la vagamente llamada “scientific community”, que puede equipararse a la “opini6n pdblica” de la comunidad cognoscitiva y social de los que se dedican a investigar. Por otra parte, existe también un enjuicia- imiento externo: usuarios de productos cientificos, planificadores de la activi- “Profesor Titular, | dad cientifica, politicos, industriales. Facultad de Medicina, | Para estos grupos rigen distintas racionalidades y por ende diversa pondera- Vicerrector Académieo | ciénde las dimensiones técnica, cientifica y social. Mientras la scientific com- yEstudiantil, | munity probablemente valora mas las dos primeras, la comunidad general Universidad de Chile. | tenderd a fijarse de preferencia en la tercera. CLEPIOS, Rev. para Residentes S. Mental 1996, Volumen IT, N°2: 79-81 La mayor parte de los contlictos éticos de los de “den- tro” no son adecuadamente percibidos por los de “fue- ra". Los problemas que causa el desarrollo tecnocientifico, atin cuando siguen reteniendo una fa- ceta técnica, pasan a ser problemas "humanos’ 0, co- mo también se dice, “no technical solution problems". Baste sefialar que la idoneidad y la veracidad de un tra- bajo cientifico importa de preferencia a los cientificos como grupo, en tanto a los profanos concierne mas el impacto, a veces deletéreo, de la invencién y la inno- vacién tecnocientificas. Esta observacién refuerza el hecho de que la posicién del observador cualifica el problema ético. En una perspectiva de moralidad secular “abierta”, esta dife- rente apreciacion de relevancia ética debe ser tenida en cuenta, toda vez que no se pertenece a una comu- nidad concreta de agentes morales uniformes. La di- versidad y el pluralismo son de regla, parezcan 0 no aceptables a los creyentes en principios especificos provenientes de una narrativa moral concreta, Desde el punto de vista de quien enjuicia pueden, por consiguiente, distinguirse dos érdenes de temas para una ética de la investigacion biomédica. De una parte, los relacionados con la practica y ejecu- ion de la investigacion en cuanto tal, esto es su vali- dez o legalidad intracientifica. De otta, los vinculados a los efectos o consecuencias de la investigacién, que podemos englobar en el térmi- 1no legitimidad extracientitica. Concedemos que la autorregulacién que impone la pertenencia a un grupo profesional especffico supone un ethos que cautela lo propio, lo bueno y lo justo den- tro del grupo. Las normas universales siguen rigiendo, pero atemperadas por el conocimiento mutuo y el re- conocimiento como miembros de una comunidad es- pecial. Lo propio, lo bueno y lo justo para los profanos (ono cientificos) pueden diferir. Problemas de validez y legalidad El fraude cientifico y la credibilidad feble de ciertas personas o grupos son problemas que tienen relevan- Gia dentro del grupo. £n menor medida, son problema para los que no pertenecen a él La falsificacion deliberada de datos, la adulteracién de registros experimentales, la omisién de fuentes de in- formacién, la apropiacién indebida del trabajo ajeno suelen ser problemas éticos para los profesionales de la ciencia que conciernen solamente a la practica de su oficio. Menos destadas pueden ser las transgresiones relacionadas con el uso indebido de la influencia o la presentacién dolosa de los propios antecedentes. Existe un Ambito de problemas de cardcter intermedio, entre las normas propias del oficio y la moralidad se- CLEPIOS 80 cular general. Por ejemplo, el uso de animales de expe- rimentacion en condiciones inapropiadas o que causen innecesario padecimiento, desde las cruzadas antivivi- seccionistas hasta el movimiento de los “animal rights”, han abierto la posibilidad de debates. Algunos sostie~ nen que éstos no son comparablesa los que causa la ex- perimentacién con sujetos humanos, por derivar de éstos una forma distinta de obligacién moral. Los problemas mas importantes para los “insiders” que- dan en los ambitos de la validez y la legalidad. Problemas de ligitimidad Lautilizacion de los procedimientos y productos tecno- ientificos para el dominio, sujecién, tortura o degrada- Ci6n de otros seres humanos presentes 0 futuros, es problema mayor para los profanos que para los cienti Cos. Especialmente porque lo factible en ciencia no siempre es leg{timo socialmente y porque el mito de la “neutralidad” de! hecho cientifico sigue impregnando la practica social de la ciencia como profeisi6n. Este mito positivista, que concibe la realidad y sus datos co- ‘mo ajenos a las personas, fue responsable de la neutra- lidad dela medicina tecnocientifica en épocadel Tercer Reich y tranquiliza las conclencias de quienes trabajan en la investigaci6n bélica. Se epitomiza en los casos de Einstein y de Frankenstein la imagen del cientifico pre- ocupade por la utilizacién perversa de su trabajo y del sabio que se ve sobrepasado por su propia creacién. La legitimaci6n de los “descubrimientos” o resultados de la ciencia en términos humanos da lugar a aquellos problemas tipicos de la modernidad, que si bien han si do causados por la técnica, son en realidad “no techni: cal solution problems”, esto es, problemas no técnicos sino humanos. La perturbacién ecolégica y las amena- zas nucleares son ejemplos simples. Los contextos para el examen ético: indi sional, institucional Es necesario reflexionar en tres niveles: el del indivi. duo, el de su profesin y el de la institucién en que tra- baja. En cada uno de estos niveles, el mismo “hecho” aparece de modo distinto y hasta contrapuesto, Gran parte de los conflictos éticos de la investigaci6n cientifica procede de tensiones entre estos diversos contexios. El cientifico que trabaja en investigaciones relacionadas con armamentos puede experimentar el conflicto entre sus convicciones personales y las orien- taciones de la instituci6n en que labora. El ayudante que descubre un fraude en el trabajo de su jefe debe lu- char con lealtades diversas, personales e instituciona- lual, profe- les. La presién que ejerce una institucién sobre sus miembros para la consecucién de determinadas metas puede chocar con la aversién hacia ciertos procedi- mientos que parecen necesarios. Una ilustracién bri- Hante es la cinica exposicién de Watson sobre el descubrimiento de la “doble hélice”. Para el examen de casos conflictivos, puede ser titil la triada de lo propio, lo bueno y lo (socialmente) justo, que identifican los tres espacios en que un proyecto, un procedimiento o un resultado pueden ser enjuiciados, Un simple examen de las practicas habituales revela que las normas que imperan en la conciencia indivi- dual no necesariamente son las mismas que rigen la profesién y ambas pueden verse contradichas por las que rigen en la instituci6n en algin momento de su his- toria. Casi toda la reflexi6n bioética es casufstica y sus funda: mentos se sustentan en procedimientos consensuados. El didlogo, corporizado en los comités institucionales, es una herramienta esencial en un espacio de morali- dad secular con narrativas morales diversas, con acto- res distintos, con perspectivas diferentes y con contextos que dotan de significados plurales alos actos. CLEPIOS 81, eportaje por Martin Agrest y Martin Nemirousky V Vv Vv v Vv I Dr. Guillermo Vidal es fundador y director desde 1954 de la Revista Acta Psiquidtrica y Psicolégica de América Latina (la revista actual de la especiali- dad més antigua de la Argentina). Autor de numerosos trabajos, entre los que ‘se destaca la “Enciclopedia de Psiquiatria” junto con H. Bleichmar y R. Usan- divaras (1977), el libro “Psiquiatria” en colaboracién con R. Alareén (1986) y la “Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatria" con R. Alarcén y F. Lolas (1995). AL Dr. GUILLERMO VIDAL Guillermo Vidal: Ante todo no me gustan los reportajes... En cambio, ‘me gustarfa mucho que pudiéramos conversar, que fuera un didlogo en el que tal vez sacasen algunas co- sas. Pero no un reportaje. Yo soy corto de palabras... Me cuesta mu- cho hablar... Yo tengo problemas seménticos tan graves que me han varado la vida entera... para hablar y para escribir.. Clepios: estuvimos buscando las cosas que Ud. habia escrito en el timo tiempo y no tan iltimo tiempo. Nos encontramos con varios mo- mentos en donde escribia 0 hacia cosas en relaci6n al “futuro de”. Ha- bia un articulo suyo en relacién al ‘futuro de la psicoterapia’ todo el afio ‘95 se la pas6 insistentemente con el tema del “futuro de la psi- quiatria”. gPor qué? G Via mise me hace claro que ve- mos las cosas desde el futuro. Ve~ mos desde lo que va a ser lo que va siendo y lo que fue sido; todo de- pende de para qué tenemos esto; para qué esto es asi o asa. El futuro dela psicoterapiao de la psiquiatria es la manera de reflexionar a fondo sobre qué es eso que entendemos por psicoterapia o psiquiatria. Serfa cosa de reflexionar sobre lo que no- sotros creemos que deberfa ser © que esperamos que sea: )qué es lo que pretendemos con la psicotera~ pia o la psiquiatria? Seria un intento depoder comenzara tomar en nues- CLEPIOS, Rev. para Residentes 8. Mental 1996, Volumen II, N'2: 82-90 b> > PhD tras manos eso que se llama psicote- rapia o psiquiatria, poder intentar por lo menos... La sola denuncia ya tiene sentido. Y no una denuncia si- no cientos de veces. Asi como hay que denunciar las insuficiencias y abusos del modelo médico en este momento. Ah‘ esta la madre del bo- rego. Cz gqué serian los abusos del mode- lo médico? GV: los abusos y la insuficiencia. EL modelo médico es causalista, me- canicista, fisicalista..., insuficiente a todas luces para poder entender la locura, lo que nos pasa a nosotros. Pensar, por ejemplo, que la tristeza © la melancolfa sea un problema de neurotransmisores es una cosa in- creible. Los involucra sin duda, pe- roqueson lofundante, losustancial, ya no. Uno se pone triste por las co- sas que le pasan en relacién con otros, con los seres humanos. Es un asunto humano. Que eso deja hue- Has en la bioquimica cerebral, que esoaltera incluso la morfologia neu- ronal, eso es claro, Lo que vemos en. el mapeo cerebral, o el PET, que eso sean huellas que dejan en el cerebro los asuntos humanos es mas que probable. Ahora, buscar las causas eneso es tomar el toro por la cola. Es tun poco distinto de tomarlo por las astas. Eso es lo grave, porque nos desvia, nos entretiene, noshace per- der tiempo y nos hace participes de Intereses extrafios a la profesin y el arte de la psiquiatria. C:2Y en qué punto es abusivo? G V: Ahora que estamos practica- mente en manos de la medicina pre- aga, es claro que mantener un mo- delo médicoen psiquiatria es absur- do. Lo que va a primar son los intereses econémicos y empresaria- les de estas instituciones supuesta- mente médicas pero que no lo son en el fondo. Entonces es un abuso. Como es un abuso de los médicos el creer que los médicos tenemos algo que ver con el nacimiento, con la muerte, con las cuitas de amor. los asuntos humanos... No nos in- cumbea los médicos meternos en la muerte 0 en la reproduccién, por ejemplo. Cz sin embargo no es algo s6lo de Jos médicos, la sociedad los convo- caa hacer G V: sin duda, porque el grado de medicalizacién en nuestra sociedad ‘es inmenso, y cada vez més. Lo que antes se denominaban “cuitas de amor”, eso que le llev6 al pobre Werther a matarse, a quién se le ocurre que los médicos y los psi- quiatras pueden hacer algo con eso! Imagino que, por un lado, social- mente debe ser un paso adelante el pensar que hay profesionales enten- idos en estas cosas. O sea, que so- cialmente tiene que haber una tendencia muy grande a destacar el ejercicio de ciertos profesionales que supuestamente entienden sobre las dificultades interpersonales. En- tonces es probable que la sociedad haya llegado a esta ilusién y con tal motivo hemos Hlegado nosotros al campo de la psicologta y la psiquia- trfa como supuestos expertos en ficultades humanas. Pero debemos CLEPIOS 83, en este momento estar asistiendo al fracaso de semejante adjudicacién Entonces hay una recomposicion de la gran puta... La sociedad adjudica a algunos que seran expertos en le- vantar casas y forma a los arquitec- toso losmecanicos o los ingenieros. Ast también ha formado a los psic6- logos y psiquiatras, que supuesta- mente entienden algo de dificultades humanas. Estamos asis- tiondo a un fracaso de esta adjudi cacién. Me parece que vamos camino a una mayor conciencia in- dividual por medios muy tortuosos. Pareciera que el hombre contempo- raneo va descubriendo que algo tie- ne que ver él mismo con lo que le pasa... Cz gpodriamos encontrar all la im- pronta del psicoanilisis en nuestra cultura? GV ‘es probable...sf...es probable... C: cambiando de tema. ;Qué lefa Ud hace 30 afios y qué lee ahora? Uno mira el tamafto de su biblioteca personal y la de ACTA, y serfa ite- resante saber qué lefa y qué lee. G V: estas preguntas... (piensa unos segundos) Tengo muchas inhibicio- nes con ese aparatito (senala el gra- bador). Siempre me consideré un hombre muy inculto y con dificulta- des enormes en el aprendizaje, aun- que no lo creais, hasta el extremos de sentirme tonto de capirote. Me cost6 mucho estudiar y aprender. Es posible que haya tenido una gran cu- riosidad y que haya leido s6lamente el lomo de todos los libros... Yo no hice la escuela primaria. Me crié co- ‘mo un animalito en la montafia has- taque ami padre cuando yo tenfa 10 afios se le ocurrié que tenia que ser médico y me llevé a la ciudad. >D>PDPD reportaje Cz zen qué montafia? GV:en Galicia. Fuipastor de ovejas en invierno y pastor de chanchos y yeguas en el verano... Siempre me senti extranjero. Tengan en cuenta que yo naci aca. Mi padre catalan y mi madre gallega. De aqut me Ile- van a Catalufia, a Barcelona. Los chicos hablan catalan y no enten- dia. Cuando al afio hablo catalan me llevan a Galicia. Ahi se habla ga- lego. Cuando llego a los 10 afos vamos a Santiago de Compostela. Ahieran muy cultosy yoeraun cam- pesino, andaba con chancas, con Zapatos de madera... Se burlaban de mi. Fui objeto de !a burla. Por esas cosas del destino voy al Paraguay y ah se hablaba guarant. Me casé con la hija de un gran hispanista, gran admirador de Espana... No sé de qué patria soy... Tuve un aprendiza- jemuy al estilo de lo que escribe Ca- milo José Cela... Ahiestaunanovela que me impresionéd muchisimo ("Mazurca para dos muertos”) y se desarrolla en Galicia. Me impresio- 16 hondamente porque el clima de lanovelaes el clima que yo respiré. Esunclima de brutalidad, de sexo y de supersticién. Terrible... Es posi- ble que a raiz de eso haya tenido tanta curiosidad... Yo recuerdo en las fiestas, en un pueblo miserable, hambriento... era muy diffcil. In- viernos terribles... De tanto en tanto alguien se casaba y se hacian esas grandes fiestas que empezaban al mediodia y terminaban pasadas la medianoche. Muchas veces acabé durmiendo bajo la mesa borracho, a los 7 u 8 afos. Yo tuve mi primer coito a los 9 afios, Terminé con una blenorragia. Mi padre que era muy putariero se hizo cargo del asunto. Preparé permanganato de potasio y un regador y comenz6 a hacerme lavados uretrales y vesicales. Un dia estaba mirando el rio... habfa un pozo muy hondo, estaba todo cu- rioso por ver y vino un tipo tullido y me tiré. Aprendf a nadar, claro. 2Cual era la pregunta? ;Qué leia? Cz vemos que algo de su aprendiza- je ha sido con cierta crueldad...(r- sas) G Vs y con grandes satisfacciones, so der al pajar y apisonar la yerba ytocarle el culo alas chicas era fan- tastico. Cabalgar con la yeguaal ga- lope... No habfa un caballo... Todas yeguas..., yo llevaba 88 yeguas... y cabras... y vacas. Yo iba al pelo con la yegua. Fantéstico... Tenfa un pa- dre muy barbaro..., un psicpata. Porahi pasaba un dia odos a campo travieso para cazar. Yo me cansaba. Me acuerdo mas de una vez volver dormido y el tipo, que era muy for- nido, me agarraba como si fuera una res yme colocaba en sus hombros. ‘Ademés llevaba un jabali o un cor- 80, la escopeta de él, mi escopeta y venia a campo travieso. Sin embar- go yo lefa. No sé cémo pero a los 6 aiios leia, aprendi a leer. A los 6 afios iba en un barco y yo iba leyen- do un libro en el que habia unas es- trofas de “La vida es suefio"... Yo leia eso... Tendria 6 afios. En la al- dea llegaba el diario “El Sol de Ma- drid”. Llegaba 3 dias después. Mi padre lo lefa (61 era también un gran lector) y cuando terminaba lo lefa yo. Recuerdo que lefa a Ortega de chiquito..., que era colaborador del Sol... Recuerdo que me tropecé con la palabra de “amputar” en la expe- dicién de Nobile al Polo Norte en 1926. “;Qué es esto? sTiene algo que ver con lo de las putas?” Bue- no... En qué estabamos? | a CLEPIOS 84 C:con logue lefa. G Vi es que yo me dediqué a la p: quiatria por efecto de la guerra del Paraguay del ato ‘47, la guerra civil que duré 9 meses. Yo tenia todo pre- parado... Yo a los 20 aftos era muy Viejito... Era viejo y achacoso, me- lancélico..., temblaba... Entonces no podia operar, que era la gran pa- sién de mi vida. No podfa operar. Mejor dicho: me gustaba mucho el ejercicio de la medicina en los pri- meros auxilios. Trabajé en un servi- cio de primeros auxilios. Me gustaba mucho el servicio médico... Mi gran vocaciGn eratterminar laca- rrerae irme 2 trabajar como médico de frontera. Queria ser médico de fromtera.... que se hace cargo de to- do: desde partes hasta traumatolo- gfa. Todo. La gran pasi6n mia era ir alla frontera. Ct iy quépasé? GV: ante todo legs la tuberculosis. Me faltaban dos materias para ter- minar la carrera'y caf con una ca- verna que me tumb6 un afio entero en el '44. Era a monic... Fue terrible. Me salvé el punto-4de Truman. Lle- v6 una pasteurizadora de leche. Eso me salvé. EI 4 punto de Truman era un programa de ayuda a América Latina. Al Paraguay letocé unaplan- ta pasteurizadora de leche. Le tocé 0 y a raiz de eso vino la leche pas- teurizada y me salvé. Tomaba 3 04 litros de leche... Me nutria... Yo es- taba casado, con dos hijos. Fue te- rrible... El mayor teniauna infeccién grave. Mi suegro era un gran libe- ral... De vuelta la contradiccién: a pesar de todo fui el primero en la promocién. Todos fueron muy aten- tos conmigo y vinieron a tomarme examen a la cama. Todo para que no me tenga que levantar de la ca- ma... Me salvé, A raiz de eso, como habfa una gran insuficiencia psi- quiatrica en el Paraguay; necesita- ban psiquiatras y me dieron una beca para estudiar psiquiatria acd en Buenos Aires. Vine aqui en el ‘45, con 27 afios... Me retrasé mu- cho porque perdi dos o tres afios al no reconocerme el titulo de bachi- Her que tenfa de Espafia, Uno de los, libros de aquella época fue este (lo muestra): “La incégnita del hom- bre", de Alexis Carrel (editado en el afio '36). También algunas cosas de Freud, algunos libros de José Inge- nieros, algin libro de autosuges- tién... Pocas lecturas... He leido mucho a L6pez Ibor..., a Vallejo Na- gera... C: hay alguien en particular que le ensefié y ud. lo recuerde especial- mente? GV: mi gran aprendizaje, que eso sf lo sefialo muy precisamente, fue el haber trabajado con Andrés Rivaro- la Queirolo. Cuando yo vuelvo al Paraguay a fines del ‘45 me encuen- tro con que el Manicomio Nacional era una cosa espantosa, un dep6: de locos y locas, amurallado... Era dantesco..., sobre todo el patio de las mujeres, desnudas, desgrena- das, sangrientas..., espantoso. Re- | a a cuerdo que un afo antes 0 dos aftos antes, asi como se habfan preocu- pado por mi en mandarme a estu- diar psiquiatrfa, lo llamaron a un colega, Andrés Rivarola Queirolo, que estaba en Montevideo. El esta- ba haciendo clinica y le ofrecieron que volviera al Paraguay, se intere- sara en la psiquiatria y se hiciera cargo de! manicomio. Este hombre que era un buen clinico formado en Montevideo se hizo cargo de! mani- comio. El decano de la Facultad, con buen criterio, lo becé en Esta- dos Unidos al director anterior del manicomio, un bruto, para desha- cerse de él. Entonces le dieron la di- recci6n a Rivarola Queirolo. Yo ahi vivi un aio fantastico. Fue en el ano “46, al lado de Rivarola, hasta prin- cipios del ‘47, hasta la guerra. Cz spor qué fue tan importante? G V: porque Rivarola es un hombre tocado por la gracia. Yo lo recuer- do: era un tipo alto, tranquilo, muy catélico pero muy liberal y con gran coraje. Con gran sentido del humor yuna gran laboriosidad. Cuando yo llego ya estaba gran parte del cam- bio hecho. Este hombre comienza a cocuparse del manicomio, sin ser psiquiatra. Comienza a hacer cosas indespensables, la hotelerfa...; con- siguié DDT... Los domingos me ha- ce colocar DDT en las camas y los pisos, combatir las cucarachas. ‘Abre las puertas del manicomio e VVVY CLEPIOS 85, instala un consultorio de clinica m@- dica en el coraz6n mismo del mani- comio para los vecinos. Toda la vecindad iba al corazén del mani- comio y eran atendidos. Eso me ha- cia. ami hacer, en particular los sabados y domingos, clinica médi- ca para todo el barrio. A cambio de eso comenz6 a pedir a los vecinos que la gente que se encontrara un poco mejor pasara a vivir con ellos. Entonces se los atendfa y en recipro- cidad se iban a vivir con ellos. Un 1, no sé cémo, leyendo el JAMA, me dice: “;qué te parece Guillermo si inyectamos Nicotinamida? Se me focurre que aqui hay mucha gente que est4 con avitaminosis”. Me acuerdo como si fuese hoy que nos mandan Nicotinamida de Estados Unidos. Inyectamos 1 mg a los 400 locos. Al dia siguiente, 40 -un 10%- estaban recuperados. Se pregunta- ban: gqué hago aca? jdénde estoy? Confusos... Eso sf que me entusias- m6... Fue como un cohete. Enton- ces|a enfermedad mental, la locura, se cural! jLa locura se cural! En aquella época pensaba: jesta es la mia! Eso me entusiasmé enorme- mente; comencé a hacer las histo- rias clinicas, a preocuparme de todos los pacientes... Este hombre era formidable: entraba en los pa- tios, consus lentes, miope, se le ava- lanzaban, lo ensuciaban, le rompian los lentes... Era impertur- able. Eran esos patios en los que antes entraban los enfermeros con un garrote por si acaso. ;Un valor formidable! Con una benevolen- Cia..., hablaba guarani con los pa- cientes, conversaba con ellos, se ocupaba, les traia medicamentos. Instauré una escuela de enfermeras. Interes6 a un grupo degente de edad para que trajeran camas y sabanas y compafiia. {Una revolucién formi- dable!! Compr6 un aparato de elec- troshock. El primer electroshock se reportaje hizo bajo Pentotal. A poco andar, estaba fastidiado, preocupado por las condiciones y compré Succinil- colina. Esto era en el afio ‘46. Cuan- do Ilego yo aca, después de la guerra, siendo extranjero en mi pa- tria, se lo ensefio a Tenon, a Nerio Rojas. Aqui no se animaban a ha- cerlocon Pentotal. Lo hacianaman- salva... Rivarola, desde el principio con Pentotal... (Qué tipo! Cray cOmo viene para aca? GV: viene la guerra. Yo era médico forense. Yo habia venido ala Argen- tina con una beca formidable de la Comisi6n Nacional de Cultura en el “45. Me pagaban 500S. Le mandaba 250 a mi sefiora y yo vivia con los ‘otros 250 holgadamente . Eran 100 becarios de América Latina. Estudié Medicina Legal y psiquiatria; enton- ces, de vuelta, fui médico forense. Pero cuando llega la guerra, el 7 de marzo del ‘47 hay un levantamiento de tropas a favor de un grupo liberal del Paraguay. Comenzaron a llevar ala carcel cantidad de gente. En una cArcel con capacidad para 100 per- sonas habia 500 0 600 personas acumuladas. No habia lugar ni si- quiera para acostarse en el suelo. Hubo una epidemia de disenterfa amebiana... Ante todo yo denuncié ante la Corte Suprema esa situa- cidn... (se rie) Ya eso me granjed de la antipatia de las Fuerzas Armadas. Enotraocasi6ntraslade al hospital a tres enfermos graves, los cuales se recuperaron. Esos enfermos graves, >> PDPDP recuperados eran comunistas y me tildaron de comunista. Un dfa las cosas se pusieron negras. Ametra- Haron mi casa de noche. Nosotros dormfamos arriba y eso fue en la plata baja. El jefe de policia me cit. Me dijo que necesitaban, ya que yo ‘era médico forense, que diga ciertas cosas... “Muy bien”, le dije. A la no- che siguiente me fui. Me escapé pa- ra ir al Frente Sur. Terminé en Formosa apaleado y con una reco- mendacién de médico comunista. Durante 5 afios tuve que trabajar clandestinamente porqueno me da- ban el certificado de buena conduc- ta. Trabajé con un psiquiatra que tenfa.una clinica en el barrio de Nu- fiez. {Qué bruto! Me dio un cargo de médico interno de la clinica en la calle Republiquetas. Despidi6 a los otros y me dejé como Gnico médico interno. Como era clandestino... Era “médico interno total’. Salia Gnica- mente los domingos a las 9 de la no- che y volvia los lunes a las 9 dela majana. Eran 12 hs y yo las usaba muy bien... Primero amos al Co- Ibn... y terminaba en el Hospital de Clinicas en donde estaba mi pobre padre amputado de una pierna Después volvia para all a hacerme cargo de todo, Pasé asi 8 meses. ‘Ahorré una ponchada de dinero con Jo cual traje a mi mujer y mis hijos. Yo en Argentina aprendi, viniendo de un pobre pafs miserable (como es el Paraguay), aprendi lo que no habia que hacer. En un consultorio de lo mejor, en donde se atendiaa la Tita Merello, a Neruda, a Miguel Angel Asturias, y otra gente conspi- cua, este gran maestro (que prefiero no decir el nombre) atendiaa la gen- teyse iba ala cocina y le despacha- ba todo a la enfermera. “Mira las CLEPIOS 86 cosas que me ha dicho este..." To- do, decfa. No se callaba nada... Yo erael ayudante, hacia las historias. En laclinica, hubo un diaen queha- bia un fin de semana largo... Claro, en aquella no habia otra cosa para tranquilizar que la escopolamina moriina... Lomés encillo erael abs- cceso de fijacién. El director me dice: “Vamos a darle, para no tener dif cultades el fin de semana largo, un m3 de esencia de trementina y pro- vocarles un absceso de fijacion’. Yo participé de eso... {Qué barbari- dad! (se rie) Claro, y fue un fin de se- mana tranquilo, porque eso los clavaba... E| electroshock se hacia sin nada en esa clinica... No s6la- mente sin nada sino a la vista de los otros pobres diablos que estaban es- perando turno. {Cosa terrible! Me ha llamado la atencién el abismo in- ‘menso que habfa entre lo que dect- an estos psiquiatras tan cultos y lo que hacfan. Eran muy cultos, de pa- labra galan... Rojas, Tenon, Ber- mann, vistos por dentro, desde la cocina, era terrible. Era un abismo en comparacién con Rivarola... : zera terrible en ese momento oa la mirada de hoy? GV: me confunde..., seguramente desde hoy... Estamos hablando des- de hoy; de lo que va de ayer a hoy. C: después de ese momento de las clincas Hleg6 el momento en que se introducen los neurolépticos... ¢Cuales fueron las consecuencias de esta introduccion? GV: fueron formidables... Ahi cabe la consideracién de que eran otros tiempos. Lo nuevo de los neurolép- >> PD>PD>P ticos era que eran tranquilizantes que no afectaban la conciencia. La escopolamina morfina por ejemplo lo dejaba a uno dormido. Con la aparicién del Ampliactil se lo tran- quilizaba sin dormirlo al paciente. En esa época ya me sorprendié mu- cho eso, pero claro, no tenfa la ca~ pacidad para comprender el efecto de estas cosas. Hoy visto a la distan- cia, me parece que ahi esta el nudo de la cuestién. El gran cambio radi- 6 en aquietar al loco... En esa épo- ca se internaban locos locos... Ahora no estan tan excitados, vio- lentos. Por eso, la introduccién de os neurolépticos que tranquiliza~ ban pero no dormian, fue tan nove- dosa. Los médicos comienzan a animarse a hablar gon los pacientes. Lo que ya hacia Rivarola seempieza a hacer también aca, Hasta enton- ces se los maltrataba. Los psiquia~ tras, los grandes psiquiatras podian hacer sus presentaciones y decir: 4;pero qué loco estas! mira las cosas que dices!” © podian pegarles con una toalla para que se enojen y di- gan lo que estaban callando..., un delirio. Los azuzaban con golpes. iQué barbaridad! Con la clorpro- macina empiezan a ser escuchados, tenidos mas en cuenta individual- mente, a saber los nombres de los pacientes, a conocerlos mas. No s6- lo tranquiliza a los pacientes sino que fundamentalmente tranquiliza a los médicos y entonces éstos se animan a hablarles... Antes eran co- mo vacas, como ganado... Todos Jos dias se os contaba para ver siha- bfa muerto alguno..., pero no esta~ ban individualizados. Con el ampliactil se losnomina. Es un cam- bio formidable... Pero, claro, era otro momento... Visto desde hoy ya 1no son tan necesarios estos lugares donde encerrar a los locos.. Cz {Ud piensa que no tienen senti- do en este momento? GV: claro que no. Estamos en con- diciones de prescindir de los mani- comios. El problema es que ahf tienen que estar los jévenes. Yo es- tarfa inmensamente feliz que hubie- ra.un institucién (que me encantarfa que fuese ACTA pero que podria ser otra) en donde hubiera un grupo de gente joven e inteligente que co- menzara a pensar libremente. Lo importante seria pensar, y pensar li- bremente. Lo interesante serfa que existiese un 4mbito en donde reina- ra.un grado de confianza lo sufi- cientemente grande como para poder intercambiar opiniones libre~ mente o disentir en buena forma. Pensar qué estrategias o institucio- nes hay que inventar para poder so- portar la locura de los hombres humanamente, sin necesidad de in- termarlos. Con un poco mas de ima- ginacién y de valor los manicomios se cerrarfan. No tienen raz6n de ser. Hay quettener el corajede ver quéle pasa al loco, cémo aquietarlo, cé- ‘mo tranquilizarlo, cémo soportar la locura sin asustarse, tratindolos hu- manamente sin forzarlos a una ma- yor locura (como ocurria antes) Pensar nuevas estrategias, nuevas formas de convivencia de la locura y la cordura. Antes, para remediar su locura accesional, accidental, se los forzaba a una mayor margina- cidn. No digo “eliminar la locura” porque la locura va a estar siempre, nos va a acompafiarnos a los seres humanos concientes (si hay con- ciencia hay locura) por los siglos de los siglos. Cémo convivir con la lo- cura sin perturbarnos demasiado. Esto Gnicamente se puede pensar CLEPIOS 87 >> PDPDP dentro de una institucién pequenia en donde se pueda pensar, se pue- dan arbitrar otros recursos, otras for- mas, para dar pasitos adelante. C: para la gente joven que empieza en la psiquiatria y la salud mental, yeuiles le parecen que podrian ser tres preguntas importantes para ha- cerse, tres preguntas sobre las que pensar? G Vs la primera, “jlo que estoy ha- ciendo sirve de algo y a quién?”. Después no sé... Con esta me tran- qué... Otra cosa para pensar puede ser, por ejemplo, cémo evitar el fun- cionamiento de los manicomios.E: téyaa lavista quenosirven. Todavia son inevitables porque no tenemos nila imaginacién nila audacia para ‘echar a andar otros procedimientos sociales que permitan mantener ala locura en un ambito mas humano.. C: squé piensa de la experiencia de Rio Negro? G V: me parece que la inclinacién politica en estas cosas es terrible. Hasta ahora estos grandes cambios se han hecho por la via politica. Por ejemplo, imagino que ahora que VVVYV reportaje : no esta Masaccesi, esto se va a la miércoles. Esto es fatal. C: gpiensa que hay otra manera de hacerlo en el contexto actual? GV: pienso que sf. Es muy difici Pero de vuelta; haria falta una insti- tucién en la que pudiera pensarse sobre estas cosas a fondo y que tu- Viera recursos genuinos, que no fue- ran meramente politicos, que no vinieron de centros del poder que hicieran zozobrar la empresa. Aun- que fuera poco... C: después de haber dedicado mas de 40 afiosa ACTA, squé cree que le falta a ACTA para ser lo que ud. hu- iese querido que fuese? GV: lo primero es un grupo de jéve- nes que venga a darle un impulso que ya soy incapaz de darle; soy in- Capaz de seguir adelante... Tanta re- sistencia..., esa cosa tan espesay tan dificil. Tened en cuenta que tene- mos muy pocos elementos. Yo ten- g0 poca visién comercial..., soy muy bolichero. Nunca le imprimf a la fundaci6n un sesgo empresarial importante... De nuevo, imagina- cién y audacia son las que hacen falta. no le parece que ACTA es poco conocida entre la gente joven? ;Por que? GV: primero, porque un servidorno ha sido capaz de interesar a la gente joven en estas cosas que estamos hablando, He puesto poco empefio, seguramente. Tengo dificultades comunicacionales; no voy a los congresos, no voy a los hospitales, no aparezco en televisi6n, no ha- blo. Si no vents aca vosotros y me picaneais, no hablo. Yo no hablo. Con esto de hacer la Enciclopedia > D> PDP Iberoamericana de Psiquiatria me puse en contacto con gente muy in- teresante. Por ejemplo, con Fernan- do Lolas, con Pages Larraya, con Vilanova. Yo gozo escuchandolos, alentindolos, conversando con ellos... Por eso, la cosa es juntarse para hacer algo, alguito... Cz ud. se mueve poco, no sale de ACTA. jHace cuanto que no vaa los hospitales? G V: es cierto. He ido, hace dos aiios, bastante al Tornd, a un servi- cio de dermatologfa, pero... Estuve en el Rawson en el ‘48 hasta el 610 ‘62. Enel Borda estuve un afio, en el Frenopatico 6 0 7. id. dice en algunos editoriales que los psiquiatras nos estamos vol- viendo cada vez mas veterinarios. Qué quiere decir con esto? GV:si no escuchamos al préjimo, si no dialogamos con el projimo, so- mos meros drogueros. Nuestro cam- po y nuestra especialidad no tiene los limites ni la precision ni las ca- racteristicas objetivas de la teckne moderna. Salvo que los psiquiatras sereduzcan a ser meros administra- dores de drogas... Esta especificidad de los psicoférmacos es un invento burdo. Esto que “tiene que serun in- hibidor de la recaptacién de la sero- tonina’."No...,mejor de la dopamina por esta caracteristica..” “O de la norepinefrina 0 un IMAO...” Son intentos desespera- dos para mantenerel poder. No creo que haya por ahora ninguna especi ficidad, C: gen qué sentido? GV: por depronto, que no hay espe- cificidad entre las supuestas distin- tas depresiones. Que si es una depresion atipica, un IMAO. Que si es tuna depresién tipica, untriciclico © un inhibidor de la recaptacién de laserotonina... Cz jes puro cuento? GV: creo que si. Ante todo puro cuento porque nosotros los psiquia- tras nonnosdamos cuentaque la gen- te se pone triste, tiene una tristura grande, porque algo lepasaen su vi- da. Al dejar eso de lado ya puede ocurrir cualquier cosa. En vez de mirarlo bien, darle bien la mano... : sno cree que el psicoanslisis ha hecho algo por la psiquiatria en este sentido? GV: jcémo no! Ha hecho mucho. ‘Asi como la droga pudo tranquilizar sin confundir, el psicoandlisis, el amigo Freud, le prest6 una oreja. Comenzé a escuchar. La medicina de la escucha, la introduccién del sujeto en la medicina ha cambiado la practica médica. A partir de ya hace un siglo, entra el hombre en la medicina como persona, como bio- > D> PDPDP CLEPIOS 88 grafia. La medicina se ha humaniza~ do. EI médico comienza a interesar- se por lo que le pasa al otro. Las dos cosas importantes que introdujo el Psicoandlisis estén en prestarle aten- cién alo que dice el prdjimo que antes no se prestaba atencién (deje- mos de lado las interpretaciones y toda la teoria...); el mero hecho de prestarle atencién a qué es lo que dice el otro (como decia Rivarola: “qué le pasa a Ud.2”, en guarani); escuchar atentamente. Eso lo trajo el psicoanilisis. Eso no existié acd ni siquiera entre las grandes psi- quiatras de los afios '40 en que los locos eran objetos de burla. la veterinaria quiere decir que estamos volviendo a la era pre-neu- roléptica, a no escuchar a nuestros pacientes? GV: 0 que nos quedamos en el nivel de las drogas. Es un remanso. Me imagino que seguir adelante es muy ificil; es muy arduo. C: es posible seguir adelante? jExis- te algo asi como un especialista en asuntos humanos? ;Cémo cree que se capacita a alguien para eso? G V: es de las cosas que tenemos que pensar. Leer a Jerome Bruner (toma del escritorio el libro “Reali- >> PDPD>P dad mental y mundos posibles" y lo muestra); la ciencia y la narrativa, la historia... es complicado. Hay que pensarlo..., claro... Pero que el mo- delo médico es insuficiente, eso es evidente. Que los saberes cientif cos no son suficientes para poder explicar la locura, eso es seguro. C:supongo que muchos pueden es- tarde acuerdo. La medicina sola no alcanza para ser psiquiatra. De he- cho no se estudia solo medicina pa- ra ser psiquiatra. Pero donde surge el problema es qué mas. ;Qué es €s0 otro que se podria estudiar en esa Facultad que Ud. propone en la que se podrian formar los psiquia- tras? G V: una Facultad de psiquiatria. Si... Hasta ahora, un poco de medi- cina, psicologfa, filosofia, sociolo- gia, antropologia... Cr esto ya lo dijo Freud. GV: bueno, pero ha llegado el mo- mento de denunciar que esto no al- canza. No es que no sirva sino que no alcanza. Es poco. Qué, es cosa de pensarlo. No sé qué puede reem- plazar a los manicomios pero eso es claro que no alcanza. Los depésitos de locos son absurdos. Es como ma- tar al perro para acabar con la rabia. El asunto es cémo hacer... Encerrar alos locos es como matar al perro. CLEPIOS 89 Cz si ud. tuviese un hijo que quisie- se seguir la profesién, qué le que haga? G Vr esto... poder dialogar... que pensara, que leyera y dialogara... C: :que dialogara sobre qué, que pensara sobre qué y que leyera so- bre qué? GV: que reflexionara qué es eso de la psicoterapia; zvale para algo? {Qué mas se puede hacer? ;Qué se puede hacer para ayudar al projimo que la vida tenga un poco mas de sentido, para que podamos gozarla un poco? (se queda en silencio) Cz Ud. qué esté leyendo este iltimo tiempo? G V: estoy leyendo esto de Lamas Crego, sobre “El yo y otros objetos no identificados”, releyendo a Bru- ner... Este tipo Lamas Crego de la re- vista gallega SISO SAUDE es tan ingenioso, envidiable... se permite decir cualquier cosa. jFantastico! “Siso" en gallego es “armonia’, “equilibrio”: El es uno de los que ha- ce comentarios de libros... Qué co- mentarios hace! También estoy releyendo a Madame Bovary y algu- nna cosita mas... vWvvvV reportaje | a C1 squé revistas lee? GV: repaso L’Information Psiquia- trique, el British Journal of Psy- chiatry, cuando llegaba a ACTA, el ‘American Journal of Psychiatry, al- gunas cosas, y estas revistas espahio- las (las toma del escritorio): la Revista de la AEN (NR: Asociaci6n Espafiola de Neuropsiquiatria) que trae entrevistas estupendas y articu- los muy lindos. Es una revista muy interesante porque gran parte de los comentarios estan firmados por el comité de redaccién. Vale la pena quelaleais...Esay Archivos de Neu- robiologia. También echo un vista- z0 a los Papeles del Psicdlogo, que tiene cosas muy lindas... yy de lo nacional? G Vi le doy un vistazo a VERTEX, pero muy superficial... Es un com- plemento de ACTA... Yo lo leo co- mo una muestra de la psiquiatria argentina, refleja la psiquiatria de aca... Leo poco porque los mas de los articulos son reiritos. C:si VERTEX refleja la psiquiatria de acd, ,ACTA qué refleja? GV: ACTA pretende ser contesta- fia... Lo ha logrado, en parte... AC- TA siempre estuvo fuera de foco, de lugar... Tuvo una gran lectoria en tiempos en los que no habia ningu- na otra revista de psiquiatria, pero apenas aparecieron otras mas au- ténticas, mas expresivas de la reali- dad nacional, ACTA qued6 fuera de lugar. C: ga qué le contesta ACTA? GV:a la psiquiatria comin, con ar- ticulos de teorfa... Pretende publi- car ideas nuevas, originales, distintas perspectivas, otra cosa que no sea reproducir datos, apelar alos vulgares refritos. Pretende. Si lo lo- gramos 0 no, 0 en qué medida, no soy yo quien deba decirlo, hace unos afios publicaron un articulo de un italiano sobre psico- farmacologia y empresas farma- céuticas, que les trajo algin problema, G V: Sarasseno (?). Un italiano muy interesante... Qué problema? Cs criticaba a las empresas farma- céuticas como generadoras de de- manda, de productos. Tenfa toda una cuestién muy critica; pero por otro lado, en la contratapa, la revis- ta tenia la propaganda de un labora- tori. GV:claro..., estamos prostitutdos... pero parcialmente. i jc6mo se puede conciliar esto? G V:tragando saliva... y pensandosi sigo adelante con este trabajo de la depresion resistente 0 no. Es que la resistencia parece ser mas de los psiquiatras que de los pacientes... Si la completo se la mando a VERTEX, para joderlos un poco... (se rie) Pe- ro, serfa tan importante que pudié- semos escribir cosas picantes... Yo tengo la impresién que toda esta pa- CLEPIOS 90 rafernalia se va a la miércoles... La parafernalia del psicoandlisis a cor- to plazo... Los factores socioeconé- micos van a arrazar con toda esta armaz6n que hemos hecho durante aitos. Esto de “cuatro horas semana- les"; "no, pero con tres"... El setting, las interpretaciones, la transferencia y la contratransferencia, el narcisis- mo... $e acab6. por qué piensa que se acabé? G V: por las cosas que estén pasan- do en Norteamérica con los seguros sociales; y después, porque no hay sost6n... Por qué se han borrado los grupos...? Yo trabajé 30 afios con grupos y han desaparecido. Estan floreciendo otras estructuras grupa- les distintas: los grupos de autoayu- da, Por suerte, ya sin influencias de los psiquiatras y los psicdlogos. Se acabé la parafemnalia. Es una cosa de las cosas para pensar a fondo: qué pasa con la psicoterapia? yHa- bbré formas de psicopedia? A lo me- jor hacen falta una psicopedia o ayudas educacionales o ayudas so- lidarias. No sé... Pero psicoterapias al estilo de las pasadas... Ahi teneis un tema para hablarlo, y reiteradas veces: el futuro de la psicoterapia. Que no se puede sostener esto, se- guro. Por eso hay que darle una vuelta DrDP 1996 Vi Congreso de la Asociacion Mundial para Psiquia- tria Infantil y disciplinas relacionadas. En julio (fecha sin informar), Lahti, Finlandia. Informes: Ms. Irmeli Pas-$ sikivi, Lahri Research and Training Center, University of Helsinki, Kirkkotaky 16, Helsinki SF - 15140, Finland. XI Congreso Mundial de Derecho Médico. Del 18 de julio al 1° de agosto, Sudafrica. Sede: Centro de Sun City. Secretarfa: P.O. Box 51. Buhrmannsdrif 2867, North West, Sudafrica. Tel: 27-140-842470/1. Fax: 27- 140-24894. XXVI Congreso Internacional de Psicologia. Del 16 al 22 de agosto, Montreal, Canada. Inf: 26th International Congress of Psychology, National Research Council of Canada, Ottawa, Ontario, Canada. Jornadas de Investigacién Psicoanalitica de la Familia y la Pareja: “Realidad psiquica, vincular y social. Con- flictos y lealtades’. 23 y 24 de agosto. Asociacion Psi- coanalitica Argentina (APA). Buenos Aires. X Congreso Mundial de Psiquiatria. Del 23 al 28 de agosto, Madrid, Espafia. Sede: Palacio Municipal de Congresos. Secretaria: Tilesa, O.P.C., Londres 17. E - 28028 Madrid. Tel: 34-1-361-2600. Fax: 34-1-355- 9208/8928 Vil Congreso de la Federacion internacional de Epide- miologia Psiquidtrica. “Problemas de Salud Mental en sociedades en cambio". Del 29 de agosto al 1° de sep- tiembre, Santiago de Compostela, Espatia. Comité Or- ganizador: A. Rodriguez Lopez. Fax: 34-81-570-102. Simposio del Centro de Investigaci6n y Orientacion “Enrique Racker": “Psicoandlisis y Comunidad”. 30 y 31 de agosto. Asociacién Psicoanalitica Argentina (APA). Buenos Aires. Jornadas Interactivas “Comunidad y Salud Mental. El Rol de la Universidad”. 6 y 7 de Septiembre. Universi- dad Nacional de Lands. Inf. ¢ inscrip. telefax: 01- 228- 2917/5359/2637 (Valentin Alsina, Lands) o Editorial Paidos (01- 801-2860). Sede de las Jornadas: “Funda- cién Educacional Jrimian”, Asociacién Cultural Arme- nia, Jean Jaures y Choele Choel, Valentin Alsina, Lands, Prov. de Buenos Aires. PR O X EVENTOS M O S§S we Simposio del Centro de Investigacién y Orientacién “Enrique Racker”: “Psicoanalisis y el Hospital”. 6 y 7 de septiembre. Asociacién Psicoanalitica Argentina (APA). Buenos Aires. Jornadas de Psicosomética “Dr. Amaldo Rascovsky": “Medicina Psicosomatica’. 13 y 14 de septiembre. Aso- ciaci6n Psicoanalitica Argentina (APA). Buenos Aires. Jornadas de Psicosis “Dr. Enrique Pichon Riviere” “Violencia y su impacto en el psiquismo: patologias se- veras”. 20 y 21 de septiembre. Asociacién Psicoanaliti- ca Argentina (APA). Buenos Aires. Symposium “El muro narcisista”. Abierto atoda la co- munidad. 4 y 5 de octubre. Asociacién Psicoanalitica Argentina (APA). Buenos Aires, IV Simposio Internacional sobre Mitos. "Mitos y sus mbitos de expresién, Interpretacién psicoanalitica e interdisciplina’. Del 9 al 12 de octubre. Asociacién Psi- coanalitica Argentina (APA). Buenos Aires. Ill Congreso Internacional de Psiquiatria (AAP). Del 23 al 26 de octubre, Hotel Libertador Kempinski, Bue- nos Aires. lil Jornadas de Residentes de Salud Mental del Area Metropolitana, Noviembre. Il Encuentro Nacional de Clinica y Terapéutica Psi- quiatrica. Noviembre. Sede: Colegio Nacional de Bue- nos Aires. Capital Federal 1997 XIX Congreso Latinoamericano de Psiquiatria, APAL y XIll Congreso Argentino de Psiquiatria (APSA). Del 9 al 13 de abril de 1997, Mar del Plata. Tema central: “Identidad y globalizacién”. Fecha limite para la pre- sentacién de trabajos: 30 de junio de 1996. Vi World Congress of Biological Psychiatry. Del 22 al 27 de junio de 1997. Niza. Francia. Inf: Via J. Peri 2, 50144 Florencia, Italia. Fax: 39-55-366969. Para publicar eventos, enviar informacién a Callao 157, P.B.”C” Cap. Fed. Se aceptan congresos y jornadas nacionales e internacionales. CLEPIOS, Rev. para Residentes S. Mental 1996, Volumen II, N°2: 91 Filosofia de la mente y la Ciencia Cognitiva. Autor: Eduardo Rabossi Editorial: Paidés, Barcelona, 1995, 450 paginas Acaba de salir en castellano un li bro de Daniel Dennett (La concien- cia explicada) que es uno de los mas fascinantes libros de los Ulti- mos tiempos (tal vez desde el Gé- del, Escher, Bach de Douglas Hofstadter), diciendo que lo tinico que ha hecho es cambiar una fami- lia de metéforas por otra. {Como si <0 fuera poco! Entonces enumera: el “Teatro Cartesiano’ el “Testigo”, “the central meaner”, por “Soft- ware”, “maquinas virtuales”, “mil- tiples versiones" (‘multiple drafts’, un “pandemonium de homéncu- los". Se trata de! comienzo (mejor dicho, el golpe final) del desmante- lamiento de una metéfora de casi cuatrocientos afios, la metéfora del “ojo interior”, una metafora soste- nida por filésofos, cientificos y, lo LerpRos l= que ha sido y es nucho més fuerte, el infalible sentico comén (del que por supuesto no estamos exclui- dos). La "Filosofia de la mente y la Ciencia Cognitiva” es (también) en principio, y que ya de por si justifi- ca la lectura de esta extensa antolo- gia, una novedosa serie de imaginativas y nuevas metaforas para problemas casi excesivamente antiguos; nuevas herramientas para poder conceptualizar y esencial- mente modelizar el problema nuestro problema~ de “lo men- tal”. Y si bien enfatizo el aspecto “imaginativo", lootro que inmedia- tamente habria que agregar es: a) el compromiso del trabajo necesaria- mente interdisciplinario de seguir de cerca y asumir las consecuen- cias de los avances de, por ejem- plo, las neurociencias y la biologia; b) la.utilizaci6n seria de herramien- tas matemdticas y légicas; asi como una constante busqueda de la elu- cidaci6n (para decirlo en términos de Carnap) de los conceptos utili- zados, asi como la utilizacién de una seméntica lo mas cristalina po- sible.Frente a la disparidad de pos- turas sostenidas en este libro, se hace claro que, como dice Howard Gardner, el Ambito de las ciencias cognitivas no ofrece una cara ho- mogénea sino una serie de proble- mas comunes emparentados en su tratamiento por un “aire de fami- lia’. Esto hace que cualquier desca- lificacién en masa y en forma general (a la que estamos muy acos- tumbrados) esté desde el inicio des- cartada. Intentaré muy brevemente aun- que mas no sea seftalar las grandes problematicas presentes en la com- pilacion. Los dos primeros articulos hacen referencia al problema ya esboza- do del conilicto entre nuestras in- tuiciones del sentido comin y las teorfas cientificas. Primer punto sorprendente, ambos articulos con- cuerdan en el inicio en lo siguiente: nuestro sentido comtn (patrimo- nio de la Folk Psychology) es una teorfa! Sélo que Jerry Fodor dira que funciona tan bien que no se no- ta (englobando, nada menos, por ejemplo, que una teorfa implicita de la decisi6n). En tanto, Paul Churchland angumenta que “es una teoria” y “radicalmente falsa’, com- parable ala fisica aristotélica (por lo absurdamente intuitiva). Este de- bate es por supuesto mucho més complejo, tocando temas tan espi- nosos como puede ser el de la cien- cia y la subjetividad (Cf al respecto Thomas Nagel, La Muerte en Cues- tién, México, FCE, 1981).La sec- cién siguiente se centra en los problemas del modelo funcionalis- ta de lo mental. A grandes rasgos, una descripei6n funcional es la des- cripcién de un proceso causal (que puede permanecer en gran parte inespecificado); cuando un objeto satisface una descripcién de tal tipo se dice que la “realiza”, que la “im- plementa” o “pone en obra”, Tam- bién de aquellos estados internos suyos que corresponden a los esta- dos intermedios postulados en la descripcin que los “realizan", “im- plementan” o “ponen en obra”. A una tal descripcién funcional, por ejemplo, la pueden implementar tanto un cerebro como una compu- tadora (Cf Aa Vv, La Mente Huma- CLEPIOS, Rev. para Residentes S. Mental 1996, Volumen II, N°2: 92-95 PDPD>P>PD>P>P na, Enciclopedia Iberoamericana de Filosofia, Ed Trotta, 1995). No puedo dejar de recomendar el arti culo de William Lycan cuya defen- sa del funcionalismo en conjuncién con argumentos evolutivos es por demas sugerente. Aventura: "... no hay ningan lugar particular ni en el continuo de la teleologicidad, ni entre los varios niveles de la natura- leza, en el que sea normal introdu- cir una cufia decisiva, tal que las descripciones de la naturaleza pue- dan dividirse prolijamente en un modo puramente mecanicista, edu- cado, puramente estructural y un modo mas dudoso, intencional, quizés vitalista: ciertamente, nin- ‘gin lugar que correspondiera a al- guna distincién intuitiva entre psicologia y lo meramente quimi- co, pues hay mucha biologia de por medio”. “Las Actitudes Proposicionales y el Lenguaje del Pensamiento” es el titulo de la siguiente secci6n; sec- i6n particularmente “tedrica”, di- rectamente fusionada con la filosoffa del lenguaje (al respecto se puede consultar, por ejemplo, la parte III de la compilacién de T.M. Simpson, Seméntica Filos6fica: Pro- blemas y Discusiones, Bs As, Siglo XXI, 1973) pero, sin embargo,nadie podria negar su pertinencia para una psicologfa empirica, por ejem- plo. Fodor: "..trataré a las actitudes proposicionales como relaciones entre organismos y representa nes internas... Centraré la discusién casi exclusivamente en las creen- cias y los deseos...” Desde ya, estos autores aportan suficientes argu- mentos (y correcciones a los mi: mos) como para tomar muy en serio un lenguaje deliberadamente repre- sentacionalista, cuando el abando- no del cartesianismo ingenuo parecfa indicar lo contrario, Muchas de las implicancias (y discrepancias) epistemologicas de este lenguaje representacionalista son considerados en el siguiente apartado donde se discute la se- méntica de estos contenidos men- tales en términos de una clarificacién de la nocién de “signi- ficado” y como forma de individua- lizar los aspectos relevantes de una teoria psicolégica. La pregunta en téminosde Putnam seria: “sLos sig- nificados estan o no estan en la ca- beza?” El lector podré evaluar, bajo esta forma un tanto cémica, hacia donde nos dirigen las alternativas posibles, en la perspectiva de una conceptualizacién de lo “mental” {(gDebo siquiera mencionar que es- to es adentrarse en Ia elucidacin contempordnea de lo que es un "aparto psiquico”?). Arribamos asi a la diltima con- frontacién: “Los Modelos Compu- tacionales: Las Disputas del Conexionismo y la Inteligencia Ar- tificial”. Nuevamente, como ya lo hice para otros temas, tengo que repetir su importancia asf como que esta plagado de consecuen- cias epistemol6gicas, (que por su- puesto condicionan la manera de pararse frente a un individuo). Hubert y Stuart Dreyfus sintetizan asi: “Una de las facciones conceba las computadoras como un sistema para manipular simbolos mentales; Ja otra, como un medio para mode- larel cerebro. Una pretendfa utilizar las computadoras para ejemplificar concretamente una representacion formal del mundo; la otra, el apren- dizaje. Una utilizaba l6gica; la otra, estadistica. Una escuela era herede- rade la tradicién racionalista y re- duccionista de la filosofia; la otra se consideraba a si misma como una neurociencia holistica idealizada...” (M. Boden -comp.-, Filosofia de la CLEPIOS 93, Inteligencia Artificial, FCE, México, 1994). Lo que parece ser una mera pelea local implica una puesta en cuestionamientodel formalismocla- sico atomista -nuestro lenguaje-y el cotrimiento desde las matematicas discretas a las continuas. El largo trayecto de E. Rabossi en latradicién analitica y en la Filoso- fia de la Mente certifican que esta antologfa no sea una ensalada de articulos referentes a una temética parecida, sino que permite que uno asista a un verdadero “debate” y participe en la génesis de concep- tos de una disciplina en constante movimiento, Extracto para psicoanalistas El psicoanilisis no es una psico- logia, entre otras cosas por razones epistemolégicas: en tanto que la él- tima se declara ciencia (sin falsa conciencia) excluye por definicién “el punto de vista subjetivo’; y esto esta en la base de su constitucion como disciplina; asi, en la compila- cién antes comentada, Stephen Stich dice: “... el hecho que un par de organismos tengan diferentes historias o que estén en ambientes significativamente diferentes, sera irrelevante para una teoria psicol6- gica...” (p. 220). Pero podemos avanzar un poco més y tratar de adelantar una interpretacion (en forma dogmatica, en tanto no es el lugar para su fundamentacién en forma extensa). ‘Que esto sea ast, que no puede ha- ber ciencia de lo subjetivo, no es au- to-evidente, Dehecho, la conclusién contraria es la que sostiene J. Searle enel tiltimo articulo de la compila~ cin: “Es un error suponer que la de- finicién de la realidad deba excluirla subjetividad. Si “ciencia” es el nom- bore del conjunto de verdades objeti- vas y sistematicas que podemos PD>PD>P>PDPh >> enunciar acerca del mundo, enton- ces laexistencia de la subjetividades tun hecho cientifico tan objetivo co- mo cualquier oto...” (p. 435). Esta afirmacién es polémicay es- 14 plagada de consecuencias; pero por ahora quedémonos con estos dos puntos de vista. Por otro lado, esté en la base de la “epistemologia lacaniana” el casi desprecio por la psicologia; ya que justamente esto que queda fuera de su dominio se- rfa lo que queria atrapar. Ahora, es notable que en la base de estas con- sideraciones que separan al psico- anilisis de la psicologia (y que menosprecian a esta diltima disc plina) estén presentes principios positivistas “duros” (muy cercanos al Cirulo de Viena). La psicolog(a, como toda ciencia, olvida lo parti- cular, se limita a enunciar leyes ge- nerales que (en ultima instancia) estan inscriptas, cuando no son t viales, en un discurso compuesto por un lenguaje de una ciencia uni- versal unificada: el lenguaje |6gi- co-matematico. En tanto se pretende ciencia, se separa del psi- Coanilisis. Pero, al mismo tiempo, por no cumplir los requisitos mini- mos, mueve a desprecio. Se expli- ca asi, por ejemplo, ¢l descrédito de los intentos de la psicologia del yo para enmarcar metodolégica- mente al psicoanilisis. Es decir, el psicoanilisis no es una ciencia por tener como su objeto aquello que ésta necesariamente deja afuera Ahora, la psicologia como ciencia s6lo puede ser una mendiga y to- ‘mar las migajas que le permiten to- mar sus hermanas mayores. La psicologfa, apelando a entidades de una dudosa ontologia (como lo son las intenciones, creencias, re- presentaciones, etc.), heredera de prejuicios racionalistas, con una preminencia de la conciencia y con una metodologta dudosa (y el punto importante es “la ausencia de un formalism claro”), s6lo po- dia mover a risa. Esto es particular- mente claro en un articulo de J. Miller (“Elementos de Epistemolo- gia, en Recorrido de Lacan, Ma- nantial, Bs As, 1984). Alli dice: ". tengo que decirles que todo lo que admitimos como disciplinas cienti- ficas en la facultad de Letras -la so- ciologia, la psicologia- para un matematico 0 un fisico resultan muchas veces un chiste... El desti- no de la ciencia esta vinculado a la formalizacién...”. Formalizacién, disyuncién del orden simbdlico de lo imaginario; se puede intuir el destino de las disciplinas que no al- cancen este ideal. Apunta Miller que si bien el psicoanilisis retoma ese sujeto abandonado por la cien- cia en su constitucién, no por eso se priva de poder formalizar una logica inconsistente del falo. Sin adentrarme en el abuso que esta dil- tima formulacién entrafia, se ob- serva claramente la operacién que se ha realizado: retomamos lo de- sechado por la ciencia, sin consti- tuirnos por ello como ciencia, pero reteniendo lo mas valioso de ésta. Explicaésto lo que Lacan llama “... la vocacién de ciencia del psicoa- niélisis..” (La Ciencia y la Verdad, en Escritos Il, Siglo XXI, Bs As, 1987, p. 334). El alcance de esta “yocacién” queda indeterminado en el resto del articulo para pasar a considerar el tema de la verdad. Como ailtimo sefialamiento del ar- ticulo de Miller para lo que nos in- teresa, encontramos la apelacin al sujeto cartesiano, sujeto vacia- do, “... que no existe para nada co- mo una esfera que implicaria montones de representaciones, de cualidades y propiedades diver- sas...", Podriamos agregar: “ml to de lo imaginario de la psicologta’ CLEPIOS 94 Esta movida epistémica incluye tacitamente que en estas condicio- nes tampoco ninguna psicologia podria explicar ciertos fendémenos que incluso Freud incluyé entre sus preocupaciones (claro, que como concesi6n al cientificismo impe- rante en su época y como conse- cuencia de la falta de herramientas te6ricas plenamente desarrolladas como las que brindara posterior- mente la lingUistica estructural). Todo esto queda de alguna manera oculto en el movimiento que impli- ca la instauracién del axioma “el inconciente esta estructurado co- ‘mo un lenguaje” Lacan es muy conciente de la di- ferencia que existe entre la particu- laridad de la clinicay lageneralidad de los conceptos. También lo es de los momentos teéricos en los que el is se vuelve, a su pesar, psicologia. Ast, por ejemplo, a lo largo dei Seminario VII, hablara de la necesidad de un complemento de una “psicologia de los afectos, 0 una psicologta de la coleccién”. In- cluso hablara de la “psicologia de la pulsion” en Freud. Claro que siempre de una manera irdnica, lo que permite tomar distancia. Creo que se puede entender la obra de Lacan en esa clave: el constante tra- bajo por evitar caer en una metati ca, y para ello evitar aquellos t6picos que no serian factibles de ser separados en hechos discretos (factibles de una combinatoria). En una idealizacién (esto no es mas que un horizonte) el lacanismo en ‘sus teorizaciones, como en su lec- tura de Freud, trataré de evitar toda referencia a creencias, intenciones, afectos, por ser dudosas en su des- cripcién y manipulacion, en des- medro de su importancia. Asimismo, también es notorio el to- tal abandono de cualquier “energe- tismo” y un corrimiento desde la P>PDPDPDP DP Fisica y la Biologia (en Freud) hacia la Légica-Matematica. Esto no es nada nuevo; sélo que quiero resal- tar que lo que parece ser un reque- rimiento del objeto -el inconciente- implica mas bien una decisin de método (para consideraciones si- milares, aunque tal vez mas fuertes -Lacan direcamente habria confun- dido e! objeto con su modo de apre- hensin-, se puede consultar a Silvia Bleichmar, En los origenes del sujeto psiquico, Amorrortu, BS As, 1984, y Frangois Roustang, La- can, del equivoco al callején sin sa~ lida, Siglo XX1, México, 1989). Asi como en Freud hay una preponde- rancia por lo cuantitativo por sobre lo cualitativo (al respecto hay un trabajo de J. Tortorolo, “El proble- ma de la cualidad en Freud”, inédi- to), en Lacan la pasién es por la combinatoria en desmérito de toda sustancialidad subjetiva (una deco- loracién del mundo interno). El punto que me interesa destacar es que muchas de esas imposibil dades estan, contra toda expectati- va, realizadas en algunos articulos aqui presentados. Casi dirfa que es la fuerza que sostiene a todo ese “campo de intereses comunes” que es la ciencia cognitiva. Dicho bur- damente: se trata de retomar una tradicién (segéin H. Gardner, inicia- da en Platon mismo) que hizo de lo mental y la conciencia su preocupa- ci6n principal, que frente a la impo- sibilidad de ser tratados (0, en otra lectura, “el agotamiento de su para- digma’’) dispar6 -de alguna manera, aprincipios de siglo-dos posiciones extremas (pero, no por nada, par- cialmente contempordneas): el psi- coanilisis y el conductismo. Es destacable que esta transformaci6n producida en la psicologia a través de la ciencia cognitiva se lleve a ca- bo no s6lo por la formalizacion y la revolucién concomitante en la inte- ligencia artificial, sino también por la introduccién de metaforas y con- ceptos de la evolucién (provenien- tes de la biologia, de donde Freud nunca dejé de nutrirse). Elmencionado axioma lacaniano se inscribe en ese movimiento ge- eral que se ha denominado “giro lingUfstico” y que involucra la ins- talacién como paradigma fuerte de ciencia a la axiomatizaci6n légico- matematica, con cuyos conceptos Lacan nunca dejé de coquetear, sea en sus resultados positivos co- ‘mo negativos. Encontramos en distintos articu- los, sino desarrollados al menos su- geridos, nuevos caminos para problemas viejos. En Jerry Fodor, por ejemplo, la postulacién de un lenguaje interno, que evite los ca- minos de lo inefable, y que salve (justamente) la existencia de lo mental de deseos y creencias, asi ‘como su poder causal (intuitiva- mente incontrovertibles). También me estoy refiriendo al tratamiento renovado del problema de los “con- tenidos mentales” y su elucidacién a través del tratamiento seméntico de los mismos (implicando una re- novacién en la discusién de qué cosa sea el “significado” y donde se aloja, Ci Ned Block, Aviso en favor de una seméntica para la psicolo- gia), Asistimos, a su vez, a una nue- va consideracién de los problemas que Freud abordé con un lenguaje energetista hecha por el Conexio- nismo y la instanciacién de esos mitos que son para muchos de no- sotros los diferentes modelos de lo mental 0, en otro lenguaje, del “aparato ps{quico”. Se plantea la consideracién que el lenguaje pro- posicional es slo uno de los po: bles y que se muestra claramente insuficiente a la hora de explicitar todo lo que un cerebro puede hacer (Cf Churchland, E! Materialismo Eliminativo y las Actitudes Proposi- cionales), La ciencia cognitiva en una de sus vertientes) ha encontrado me- CLEPIOS 95, dios para hacer frente a los proble- mas de los contenidos mentales en términos de la sintaxis deun lengua~ je proposicional, en corresponden- cia con una semantica que especifique dichos contenidos. Ahora, esta correspondencia no sig- nifica determinaci6n, lo que permi- te que el concepto de “contenido” no sea espiireo. Para Daniel Den- nett, por ejemplo, ésto no es del to- do correcto, luego de las criticas de H. Putnam que ponen en evidencia que el significado no es algo que nos pertenece. Dennett busca un lu- gar intermedio entre la sintaxis y la semantica que de alguna manera haga justicia a la idea del mundo subjetivo de una persona. Asi, “un. mundo nocional deberia verse co- mo una suerte de mundo de ficcién inventado por un teérico, un obser- vador para caracterizar los estados psicolégicos estrechos de un suje- to” (“Mas alla de la creencia”). Sin ‘embargo, las criticas provenientes del conexionismo han puesto en evidencia los limites de estos mode- los atomistas herederos de la tradi- ci6n fregeana, incapaces de captar nuestro pensamiento visual y de sentido comin (en el sentido de lo increfblemente complejo que es que una persona camine por el mundo). El psicoanilisis y la psicologia (con todo lo amplio de este término; tal vez deberia decir “ciencia cogni- tiva”) conservan su especificidad. Esta Gltima en tanto ciencia genera- liza y olvida diferencias; ahora, no tiene que estar avergonzada de ser- lo; muy al contrario, en este fin de siglo, esté llamada a cumplir un rol protagénico en tanto ha decidido asumiry protagonizar las revolucio- nes que los avances tecnol6gicos y cientificos producen. Santiago Bardot Jefe de Residentes, Hosp. “P.Pifiero”, Cap. Fed. CARTAS DE LECTORES A los residentes de todo el pais En el marco del Xil Congreso Argentino de Psiquiatria realizado en Tucuman, se desarrollé el Encuentro Nacional de Residentes en el cual se debatieron importantes cuestiones respecto a nuestra formacién. El mismo cont6 con la coordinacién del Dr. Gonzalo Viale (secretario de APSA) Los ejes tematicos tratados, que transcribimos a continuacion, “fueron la pregresiva disminucién de los cargos de las residencias pdblicas, donde ademas, muchas residencias no cuentan con cargo de instructor ni con programas; el surgimiento de cursos de post-grado en algunos lugares del pafs donde su costo es inaccesible para muchos pro- fesionales”. Sobre el final del Encuentro se solicité al Dr. Viale “la posibilidad de que APSA promoviera un encuen- tro nacional de residentes y facilitara la comunicacién del mismo”. Asimismo acordamos comunicarnos a través de la revista “Clepios, una revista para Residentes de Salud Mental” todos los residentes del pats para convocarnos a un Encuentro Nacional de Residentes con fecha posible en No- viembre de 1996, en la ciudad de Buenos Aires. ‘Atal fin, les comunicamos que APSA nos ofrece a los residentes de todo el pats un espacio en el 2do. Encuentro de Clinica y Terapéutica Psiquiatrica, a realizarse en el Colegio Nacional Buenos Aires los dias 15 y 16 de Noviembre de 1996, para que podamos realizar dicho Encuentro Nacional de Residentes. Las resiclencias que estén interesadas en participar deben comunicarse con las Dras. Guillén Analia y Stoppani Verdnica; fax 041-400724, a fin de confir- mar su participacién en este evento donde podremos exponer las distintas modalidades de trabajo de cada residen- ciayy los programas respectivos. Esperamos sus respuestas y los saludamos cordialmente ‘Stoppani, Verénica Guillén Analia Jefa de Residentes Residente de 2? afio de la UNR Rosario Estimados amigos de Clepios: Enviamos esta carta para ponerlos al tanto, y a través de Uds. a quien pueda interesarle, del llamado a concurso para un cargo de Residente médico en el Hospital Christofredo Jakob de Salta, Los requisitos para el mismo son: 1. la presentacién del titulo de médico y el Curriculum Vitae. 2. examen escrito , el 17 de julio de 1996. 3. entrevista personal, para el 22 de julio comenzar el 1 “ano de Residencia. Para cualquier informacién comunicarse con la Dra. Doris Flores, Tel. 087-210218 (por la noche) y con el Dr. Vacaflores Gustavo al 087-280433 (por la mahana). Dra. Flores y Dr. Vacaflores Este ntimero de Clepios se ilustré con obras del pintor espafiol Enrique Climent CLEPIOS, Rev, para Residentes 8. Mental 1996, Volumen II, N°2: 96

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