Otelo

Ópera de Giuseppe Verdi que fue estrenada en el milanés Teatro alla Scala en 1887. Se basó
en la obra de mismo nombre que escribió William Shakespeare casi tres siglos antes. Para
entender el éxito de esta ópera habría que destacar la figura de Arrigo Boito, compositor y
libretista que, en este sentido, ayudó al maestro de Le Roncole. La historia de Otelo se
compone en el mejor momento posible: el compositor ya ha superado la madurez y la
experiencia, a la hora de plasmar los personajes, permite darles los matices necesarios.
También es una obra cumbre porque se convierte en una obra teatral que, en cierto sentido,
se aleja del aplauso fácil de la aria de antaño(aquel recitativo, aria y cabaletta). De hecho, el rol
del dux de Venecia ha tenido una fama de ser abarcado necesariamente cuando el tenor ha
alcanzado cierta madurez, tanto en la voz como en la interpretación. Casi en la misma línea
podría definir al personaje de Yago, el antagonista, que debe saber manejar la maldad y la
apariencia de honesto y leal soldado de la guardia de Otelo.

Primer acto.

En medio de un huracán ha llegado Otelo a Venecia, tras otra exitosa victoria naval, mientras
el pueblo lo celebra tras unos instantes inquietantes. En un aparte, Yago le confiesa a Roderigo
que su lealtad hacia Otelo es falsa: él se siente dolido porque han ascendido a Cassio como
capitán, cuando él se considera merecedor de tal cargo. El pueblo canta y baila, disfruta del
momento de gloria, lo que conocemos como “fuoco di gioia” (
https://www.youtube.com/watch?v=rc7pA5wQ4vs), un chispeante coro. Los soldados
celebran el triunfo, pero lo que vemos en el escenario es el intento “inocente” de Yago de
embaucar a Cassio para que beba y disfrute
(https://www.youtube.com/watch?v=PlufxKwBzE4). Decía “inocente” porque la evidencia es
que Yago pretende armar bulla y poder desacreditar a Cassio ante Otelo, mostrándolo
borracho. El barullo es absoluto con insultos entre el propio Cassio, medio beodo, y Montano
que acaba en duelo. Otelo aparece y Yago, con firme “lealtad”, le comenta lo sucedido,
logrando su cometido: el dux degrada a Cassio. Ya en la tranquilidad de la noche, Desdémona
baja y calma a Otelo. Asistimos a uno de los duelos más exquisitos y bellos de la ópera(“Già la
notte densa”), con dos personas que muestran un amor casi celestial.

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Segundo acto

Cassio acude a Yago para conseguir recuperar el favor de Otelo pero la recomendación es la
que comienza el drama: Yago le recomienda que busque el apoyo de Desdémona porque, una
vez ella sepa su sufrimiento, buscaría el perdón ante Otelo y el dux no podría negarle nada a
ella. Cuando marcha Cassio, Yago nos muestra su verdadera cara(lo que se siente
espectacularmente en esa aria llamada “Credo in un Dio crudel”. La aparición en escena de
Otelo nos va a permitir una obra magna de Yago a la hora de ir tejiendo los celos en el corazón
del dux(https://www.youtube.com/watch?v=_v5B5Y_TcTs): primero siembra la duda sobre
Cassio, luego le recomienda que preste atención a las palabras de Desdémona(Yago sabe que
ella le pedirá que perdone a Cassio). La aparición de la mujer junto a su doncella Emilia, pareja
del propio Yago, da una nueva vuelta de tuerca. Un pañuelo que Desdémona usa para secar la
frente de Otelo cae en el suelo y Yago lo coge. A partir de ahí, el alférez tiene el objeto que va
a terminar de asegurar la “prueba de infidelidad” fiable. Otelo se resiste a creer pero esa
“hidra hosca,lívida y ciega” que son los celos han aparecido en su corazón y asistimos a un final
de acto en el que Yago percibe que ha arrastrado a Otelo a la
locura(https://www.youtube.com/watch?v=d6PpreW9WT8) y que termina ,musicalmente,
con dos voces y un mismo propósito.

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Acto III

Si el dúo del primer acto es un auténtico canto al amor cuasi celestial que sienten Otelo y
Desdémona, el de este acto tercero es completamente turbio en lo argumental(no tanto en lo
musical pero sí definiría como inquietante). Donde hubo amor celestial, tenemos ahora
reproches desagradables con la culminación de ese “guai se lo perdi”(
https://www.youtube.com/watch?v=wjtKkulTLPw) (“cuidado como lo pierdas”…refiriéndose al
pañuelo que ella reconoce que no sabe dónde está). Cuando Desdémona marcha, vemos ese
lado amargo, duro de Otelo(“Dio, mi potevi scagliar”) con un excelente juego de matices hasta
el punto que casi tiene condenada a Desdémona. Yago llega con Cassio en un tono
desenfadado pero, en lo importante, consigue hacer creer a Otelo(que lo ve apartado) la
infidelidad de Desdémona al observar que Cassio muestra el pañuelo de Desdémona(el que
ella tiró en el acto II y recogió Yago, insisto) y las sonrisas del degradado capitán. La condena es
definitiva: muerte de Desdémona, con el añadido de Yago para que sea “asfixiada sobre la
cama”.

Llegan los embajadores y, con ellos, el “espectáculo” de Otello humillando en público a

Desdémona mientras ella sigue sin entender ()qué está sucediendo a su marido. Era el cambio
de manos en el ducado de Venecia y Otelo revela que el nuevo dux será Cassio ante la sorpresa
desagradable de Yago. Es un concertante espectacular y que recomiendo escuchar a través de
un click(https://www.youtube.com/watch?v=sCVdGy9wczI). Desdémona destrozada y
Otelo,destruido en su fama, cae en el suelo mientras Yago celebra su “triunfo”.

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Acto IV

Desdémona, en su cuarto y atendida por Emilia, siente miedo, tristeza. Su recuerdo vuela a su
infancia, cuando la doncella de su madre le cantaba la canción del
salce(https://www.youtube.com/watch?v=guwjJWQSRDU). Después se pone a rezar un Ave
Maria cargado de triste presentimiento. Llega Otelo a la habitación y lo que era una simple
conversación acaba derivando en un interrogatorio que acaba con la muerte de Desdémona.
La llegada de Emilia, que ve moribunda a su señora, grita auxilio y llega gente a la habitación
entre ellos Cassio y Montano que, junto a la propia Emilia, explican la realidad a un Otello que
empieza a vislumbrar tarde, muy tarde su
error(https://www.youtube.com/watch?v=WvIa08Zedww). Arrepentido de su crimen, lamenta
su decisión y, cuando nadie lo esperaba, se clava su puñal y se arrastra hasta Desdémona
mientras pide un beso tras otro,

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