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MATERIA

INSTITUCIONES DEL SISTEMA


PENITENCIARIO

TRABAJO PRÁCTICO
“SISTEMA PENITENCIARIO DE LA
PROVINCIA DE TUCUMÁN”

PROFESORES:
JUAN PABLO CARBONI
JOAQUÍN GONZÁLEZ

ALUMNOS:
ALBERTO TERRAZA
FERNANDO MONZÓN

1
Las torturas y el aprovechamiento
de la relación de superioridad,
sumado a la superpoblación, el
hacinamiento, la ausencia de
condiciones dignas de vida, la falta
de atención médica, deficiente
alimentación proporcionada, lo que
en realidad revelan es el
agotamiento de un modelo que,
además de ser costosísimo para
los bolsillos de los contribuyentes,
no reditúa beneficios de ninguna
índole, ni para la sociedad, ni para
las propias personas privadas de la
libertad.
Mario Alberto Juliano
Juez del Tribunal en lo Criminal 1 de Necochea; Presidente de la Asociación Pensamiento Penal

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INDICE

Introducción 4

Breve historia 5

Normativa que regula el servicio 8

Antecedentes legislativos 8

Ley 4611 9

Organización y estructura 11

Dirección General de Institutos Penales 11

Funciones 12

Organismos 12

Escalafón 13

Regímenes especiales 15

Régimen de semi libertad 15

Régimen de semi libertad asistida 17

Reglamento General de Procesados 17

Trabajo en la cárcel 18

Talleres 18

Ejecución anticipada voluntaria 19

Conclusión 20

Bibliografía 21

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Introducción

La historia que se refiere a la evolución de los sistemas penitenciarios es muy reciente.


En líneas generales y a nivel mundial la referida historia se remonta al año 1553, año del
fallecimiento del rey Eduardo VI en el cual la regencia autorizó el encierro de vagabundos y
menesterosos en el castillo de Briedewell, cerca de Lóndres con el fin de atenderlos, curarlos y que
adquieran el hábito del trabajo. Para ese entonces había mucha mano de obra libre que expulsaba el
campo, lo cual originaba mucha pobreza con la consecuente mendicidad, vagabundeo y pillaje. Toda
esa gente iba a las “casas de trabajo” o “casas de corrección” conocidas como “Rasp Huis Houses”
de Holanda, cuyo nombre provenía del ruido que hacía la sierra por medio de la cual dos internos,
uno de cada lado sacaban de la madera el tanino que se utilizaba para teñir telas (1596).
A este tipo de alojamientos también se los llamó hospicios y por último hospitales, aquí se
“curaba” a los pobres de la enfermedad psíquica, falta de higiene, moral y disciplina laboral, como por
ejemplo el “hospital de París”.
De esta manera aparece lo que hoy en día conocemos como cárceles, es producto del siglo de
las luces, se castigaba a aquél que había violado la ley laica (contrato social), la pena era
proporcional al daño causado y la gravedad de la pena se medía por el tiempo que permanecía
privado de la libertad. Éste era un tiempo de trabajo productivo.
La función de la pena era como un ejemplo para que los demás no cometan un hecho similar,
a modo de prevención y para que el autor se discipline y no cometa otro delito.
Y en nuestro país las cárceles eran el lugar dónde los acusados esperaban la decisión sobre el
verdadero castigo, de allí la discusión entre cárcel y presidio (o lugar en dónde se cumplía la
sentencia alejado de la ciudad como por ej.: Luján, Montevideo, Martín García o Carmen de
Patagones).
En el presente trabajo analizaremos el Sistema Penitenciario correspondiente a la Provincia de
Tucumán efectuando, en primera instancia, un relato somero sobre su historia para posteriormente
analizar la normativa que regula ese servicio, antecedentes doctrinales, su ley orgánica y leyes
complementarias, así como también las correspondientes a la Nación que influyen sobre su
constitución.
Hablaremos sobre su estructura y organización, su principal órgano, escalafones y escalas
jerárquicas, todo esto en lo que se refiere a su personal.
Finalmente trataremos de verificar la existencia de un tratamiento penitenciario y, en ese caso,
determinar que normativa lo rige, esto es si opera o no un régimen de progresividad de la pena, si se
cuenta con institutos de egresos anticipados y/o de un régimen anticipado voluntario de la pena.
A manera de conclusión intentaremos emitir una opinión que tenga en cuenta la actualidad del
sistema y los resultados de su función, sin pretender ser taxativos ni admonitorios, sólo ofreciendo
una visión muy parcial de la labor carcelaria en esta provincia del norte argentino.

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SISTEMA PENITENCIARIO DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN,
REPÚBLICA ARGENTINA

Breve Historia
Corria el año 1881 cuándo el gobernador tucumano, doctor Miguel M. Nougués, solicitó y
obtuvo la autorización para comprar un terreno de una cuadra de frente por dos de fondo, sobre lo
que hoy en día es la avenida Sarmiento, frente a la Plaza Urquiza, entre 25 de Mayo y Muñecas. El
propietario era Miguel Sánchez, a quién se le pagaron cinco mil pesos bolivianos. El fin último de esa
compra era la edificación de un lugar para albergar a los condenados que, hasta ese momento, se
hacinaban en las pequeñas instalaciones del Cabildo provincial.
En su mensaje de inauguración Nougués revela la dramática situación en que se hallaban los
presos, nos interesa para comparar con la actual situación:
[…]compulsando los registros de la criminalidad en la Provincia, resulta que el término diario de presos en la
cárcel pública, por crímenes, delitos y contravenciones a disposiciones vigentes, arroja una cifra que no baja
de 150. Si a ella se agrega el número de 200 personas cuando menos que constituyen la fuerza policial y
piquete de guarnición, que hacen fuera y dentro del cuartel la policía de seguridad, se tiene que en un
perímetro que apenas alcanza las 3.700 varas cuadradas, se hacinan en horrenda confusión mujeres y niños,
reos de crímenes y delitos graves, condenados a presidio y trabajos forzados, guardianes y guardados. Y
como si esto no fuera lo bastante, en el mismo recinto, y en su parte exterior, funcionan con sus múltiples
reparticiones los tres altos Poderes Públicos del Estado.

Fácilmente comprenderán V.H. que este hacinamiento de seres humanos en un reducidísimo local, sujetos,
como es consiguiente, a las leyes físicas que rigen en su entretenimiento y conservación, trae para ellos
principalmente e inmediatamente para los moradores de la Ciudad, enfermedades de un carácter grave, tanto
más perniciosas cuanto el medio en que ellas deben producirse, es más propicio a su desarrollo. Y así creo
que el buen sentido público, en este como en muchas otras circunstancias, no se equivoca cuando,
estudiando el número relativamente crecido de los casos de fiebres miasmáticas que se observan en los
habitantes de los cuarteles próximos al Cabildo, atribuye como causa generadora del mal, al pésimo estado
higiénico de nuestro cuartel y cárcel pública.”

La argumentación de Nougués es una buena muestra local de los principios clásicos del
penitenciarismo, combinados con los del higienismo, que comenzaba a ganar espacio en la agenda
política local. Esta incipiente variante “disciplinaria / rehabilitadora” formará parte del modelo de
estado imaginado por los positivistas y se convertirá en un componente duradero del poder político
argentino.
Para su desarrollo se eligió la propuesta de un ingeniero español, Mariano Lana y Sarto, que
había realizado una obra de ingeniería hidráulica en Tucumán, el canal de San Miguel. El proyecto
incluía la construcción de seis reparticiones: penitenciaría para penados, cárcel para procesados,

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administración, cuartel de gendarmería, arsenal y tribunales de justicia, todas ellas comunicadas
mediante túneles subterráneos.
La penitenciaría planificada por Lana, con cuatro pabellones en forma de cruz, albergaría tanto
a condenados como procesados de ambos sexos, tendría una enfermería por cada salón, talleres y
una iglesia. De haberse construido completamente, hubiera sido la mayor cárcel del país luego de la
de Buenos Aires. Sin embargo, Lana se vio obligado a reducir su proyecto de manera tal que sólo se
construyó una cuarta parte de la penitenciaría originalmente diseñada. Aquellos tribunales, cuarteles y
arsenales quedaron en el olvido.

En 1886, al decretarse finalizadas las obras, sólo se había levantado la mitad del ala izquierda
del proyecto inicial, dando como resultado un edificio pequeño para las dimensiones generales del
terreno. La Penitenciaría quedaba compuesta por dos pabellones en forma de L con celdas
individuales y grupales, despachos administrativos, amplios patios, algunos espacios para depósitos,
talleres, cocina y letrinas. En noviembre de 1886, a poco de haber sido trasladados los primeros
presos, se solicitó un informe al jefe del Departamento Topográfico, Augusto Degoulet, quien fue
lapidario. Le parecía “increíble que se haya podido proyectar un edificio de esta clase y de tanta
importancia, haciendo abstracción de las leyes más sencillas de la construcción y de la higiene”. Era
la quimera panóptica devenida una cárcel-pantano más, reproducción en escala ampliada de los
lúgubres calabozos del viejo Cabildo.
En medio de ese oscuro panorama, los incipientes talleres de la penitenciaría se perfilaban
como la posibilidad de aplicar aunque fuera un pequeño aspecto de la reforma en Tucumán. Sin
embargo, esos verdes brotes en el árbol talado fueron segados en 1893, año en que la penitenciaría
fue tomada por las armas y empleada como cuartel general de un levantamiento radical contra el
gobierno conservador. En la asonada los radicales ocuparon la cárcel, dejaron escapar a la totalidad
de los presos y los talleres fueron saqueados. El monopolio weberiano de la violencia estaba lejos de
ser logrado por el gobierno tucumano que sólo pudo resistir el alzamiento con la ayuda del Ejército
Nacional. Por esos años, el precio de su debilidad fue la postergación del proyecto penitenciario y, a
partir de entonces, no se intentará construir sino refaccionar.
Hacia 1894 se impulsó la creación de un taller de carpintería que sería de importancia para el
desarrollo de la Penitenciaría. Recordemos que el trabajo era considerado uno de los tres elementos
para “castigar mejorando”, junto a la educación y la religión. Al año siguiente comenzó a funcionar el

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taller de sastrería y se construyeron nuevas celdas, una morgue, enfermería y letrinas. Al cumplirse
una década de funcionamiento, en febrero de 1897, se sumaría un nuevo –en realidad muy antiguo–
problema: se registra la primera queja de un administrador de la Cárcel por falta de espacio. Además
del hacinamiento, se subrayaba el hecho de que, de los 229 presos, 210 eran procesados.
Como hemos mencionado anteriormente, en septiembre de 1893 la Penitenciaría fue
empleada como cuartel general de los radicales sublevados y, para ello, fue completamente
desalojada. Entre los años 1894 y 1895, la Penitenciaría tuvo cinco administradores diferentes.
Finalmente, entre 1897 y 1900, el cargo fue ocupado por Arturo Rozan, último administrador de la
cárcel. En 1899 se le inició un sumario por denuncias de irregularidades en el manejo de la
institución, hecho por el cual Rozan renunció en enero de 1900. A raíz de este grave incidente y del
revuelo periodístico y político que desencadenó el proceso, el gobierno provincial decidió separar la
Penitenciaría de la Policía y ponerla bajo las órdenes directas del Ministerio de Gobierno.
El principal cambio se introdujo mediante un decreto del P.E. del 21 de mayo de 1900. Dicho
decreto trasladó la administración penitenciaria de la esfera del Departamento de Policía a la del
Ministerio de Gobierno. Aquel cambio implicó una serie de reformas, como la creación del puesto de
Director (y la designación de “notables” en ese cargo), aumento de personal, sanción de un
reglamento e incremento del presupuesto. Tales medidas no sólo permitieron extender la vida útil de
un edificio que había sido amenazado con la demolición desde su inauguración sino que también
apuntalaron por primera vez los principios del penitenciarismo en la provincia.
De esta manera llegamos a 1922, cuando se decide finalmente abandonar la vieja
Penitenciaría y “empezar de fojas cero” en una nueva construcción. La Penitenciaría de Villa Urquiza
-en uso hasta la actualidad- sería dotada del aspecto de un fortín amurallado. Si bien en algunos
aspectos podría caracterizarse a la experiencia penitenciaria de 1881-1927 como un fracaso, en otros
resultó un éxito: la cárcel-cuartel moldeó un concepto de prisión que, en sus líneas principales –como
la edilicia– durará hasta nuestros días. En ese período se sentaron las bases de la administración
penitenciaria, ya que lo que podría considerarse un fracaso institucional del proyecto inicial acabó
reafirmando, dentro de la burocracia estatal, la validez de sus premisas.
No obstante no se hará borrón y cuenta nueva, sino que se partirá de paradigmas
consolidados respecto del tratamiento del delincuente, ya presentes en la vieja Penitenciaría.

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SISTEMA PENITENCIARIO DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN
Normativa que regula el servicio
A la hora de abordar cualquier tema en el Derecho Penitenciario se presenta como primer
inconveniente la dicotomía entre la “cárcel legal” y la “cárcel real”. Las mayores inquietudes que
despiertan el Derecho Carcelario y las vicisitudes de la pena privativa de la libertad están
relacionadas con la cárcel real, donde suelen cometerse los verdaderos atropellos a los derechos de
los reclusos. Pero dicho análisis trasciende las posibilidades de este estudio, tanto por la complejidad
y delicadeza del tema, como por la interdisciplinariedad que exige.
Antecedentes legislativos
En la provincia de Tucumán, respecto al Sistema Penitenciario tiene aplicación la Ley Nacional
Nº 24.660 sobre la Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad del año 1996, y sus decretos
reglamentarios (18/1997; 1136/1997; 1058/1997; 396/1999; 1139/2000).
Específicamente en la provincia se aplica el Reglamento General de Disciplina para los
Procesados y Condenados alojados en el Servicio Penitenciario de Tucumán, aprobado por la
Resolución Nº 515/08-DGSPPT de la Dirección General del Servicio Penitenciario de la Provincia de
Tucumán de fecha 06/06/2008.
Respecto a los principios rectores de la ejecución penal y la protección de las garantías de los
reclusos, es imprescindible la referencia al Art. 18 de la Constitución Nacional, en el cual se
incorporan las garantías constitucionales de defensa en juicio, debido proceso, legalidad, función re
socializadora de la cárcel y humanidad de las penas; así como el Art. 75 inc. 22, que otorga jerarquía
constitucional a algunos Tratados Internacionales.
Entre dichos Tratados Internacionales, los que sientan antecedentes respecto a las garantías
relacionadas de los condenados a prisión son: la Declaración Universal de Derechos del Hombre; la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre; la Convención Americana de Derechos
Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y la Convención Interamericana
para Prevenir y Sancionar la Tortura. Además de los mencionados tratados incorporados en la
reforma constitucional de 1994, existen otros tratados de importancia sobre el tema, tales como: la
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; las Reglas
Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos; entre otros.
Cabe destacar que Tucumán aplica la Ley Nacional Nº 24.660, sin haber dictado una Ley de
adhesión, como lo hicieron otras provincias y a diferencia de la antigua Ley Nacional Nº 14.467 de
1954 a la cual la Provincia de Tucumán había adherido mediante la Ley Provincial N° 4.838 en 1979.
A nivel provincial se debe atender a la Ley Nº 4.611 de 1976, que reglamenta el Servicio
Penitenciario Provincial, y la Ley 7.705 del año 2006, la cual crea la figura del Juez de Ejecución
Penal, pero que hasta la fecha no fue aplicada.

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Ley 4611
Como se dijo, esta norma reglamenta el Servicio Penitenciario Provincial, convirtiéndose por
defecto en su ley Orgánica. Su análisis en lo que respecta al funcionamiento interno, escalafones y
escalas jerárquicas se realizará más adelante. Se encuentra reglamentada por diversas normas y
decretos cuyo resumen podemos expresar de esta manera:

REGLAMENTACIÓN DE LA LEY 4611

Número Fecha Artículos Afectados Tema

Reglamenta a la Ley Nº 4611 (Orgánica del Servicio Penitenciario


Reglamenta la Ley en lo que se refiere al régimen de Provincial).Modifica el Artículo 10º del Decreto Nº 836/14-SSG del 24/03/1981
4135 29/12/14
Licencia Anual Ordinaria (Vacaciones) (Régimen de Licencia Anual Ordinaria (Vacaciones): cantidad de días de acuerdo a
la antigüedad del agente).

Modifica el Artículo 8° del Decreto N° 836/14-SSG del 24/03/1981 (reglamentario de


2961 27/12/88 Complementa a la Ley la Ley N° 4611 - Orgánica del Servicio Penitenciario Provincial). Incorpora el
Artículo 8° bis al citado Decreto.

Autoriza a la Dirección General de Institutos Penales a proponer ascensos del


Deja en suspenso los Artículos 6°, 7° y 8° del Decreto Personal y nombramientos, para cubrir las vacantes de su Planta Permanente,
1521 30/06/86
Reglamentario de la Ley.- dejándose en suspenso, transitoriamente, los artículos 6°, 7° y 8° del Decreto N°
836/14-SSG del 24/03/1981, reglamentario de la Ley N° 4611.

Reglamenta la Ley N° 4611 (Orgánica del Servicio Penitenciario Provincial -


Reglamento para el Régimen Disciplinario para el Personal
994 31/03/81 Régimen Disciplinario para el Personal de la Dirección General de Institutos
de la Dirección General de Institutos Penales.-
Penales).

836 24/03/81 Reglamenta a la Ley.- Reglamenta la Ley N° 4611 (Orgánica del Servicio Penitenciario Provincial).

En la Constitución provincial no se encuentran previstas las bases para el sustento del sistema
penitenciario, por cuánto la ley orgánica y todo el andamiaje doctrinario penal de la provincia se
apoya en el sistema normativo nacional, a partir del siguiente articulado:
Los principios fundamentales en materia penal están previstos en el Art. 18 de la C.N., y ellos
son:
JUICIO PREVIO: Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo, fundado en ley
anterior al hecho del proceso. De donde se desprenden dos principios básicos del "no hay pena sin
juicio", y "no hay delito sin ley penal anterior"; es decir que para que una persona pueda ser
enjuiciada, debe haber cometido una acción que esté previamente prohibida por el ordenamiento
jurídico, y para condenarlo por ese hecho hay que hacerle un juicio previamente, con todas las
garantías que establecen los Códigos de Procedimientos Penales .
PRINCIPIO DE LEGALIDAD: “nullum crimen sine lege”. Significa que para que una conducta pueda
ser considerada penalmente relevante, es decir, que se puedan realizar un juicio penal y condenarse
a una persona, debe estar previamente tipificada en los códigos penales, o leyes penales. Se exige
ley previa al hecho objeto del proceso. Esto se establece en el texto de la Constitución como “fundado
en ley anterior al hecho del proceso”.
“Nullum crimen nulla poena sine lege” significa que no hay delito ni pena sin ley previa. Con esto se
busca limitar el poder punitivo del Estado y garantizar la seguridad jurídica de la persona frente a
éste. Como bien dijo Roxin “un Estado de Derecho debe proteger al individuo no sólo mediante el
Derecho Penal, sino también del Derecho penal”. Como se podrá ver, con la aplicación del principio
de Legalidad, se deja sin castigo a muchísimos comportamientos que son perjudiciales para la
sociedad, sin embargo, en este caso se prima la seguridad jurídica.

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Este principio, que es la base fundamental por el cual se construye nuestro derecho penal, no
sólo queda plasmado en el artículo 18º de nuestra Constitución Nacional donde establece que
“ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso”, sino también en el artículo 19º de la misma, añadiendo que “ningún habitante de la Nación
será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.”
Los pactos con rango constitucional en el que aparece el principio de Legalidad son los
siguientes:
• Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948), art. XXV establece que:
“nadie puede ser privado de su libertad sino en los casos y según las formas establecidas por leyes
preexistentes”.
• Declaración Universal de Derecho Humanos (Naciones Unidas, 1948), art. 11º inc. 2 dispone que:
“nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos
según el Derecho nacional o internacional.”
• Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos o Pacto de New York (1966, entrando en vigor el
23 de Marzo de 1976) art.15º, el cual repite textualmente la misma fórmula empleada en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
• Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto San José de Costa Rica (1969, entrando en
vigor a partir del 18 de Julio de 1978), art. 9º ordena que: “nadie puede ser condenado por acciones u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivas según el derecho aplicable”.
En nuestra legislación nacional siempre se encontró plasmado el fin de la pena en el Art. 18 de
la Constitución Nacional "la pena tiene por finalidad la seguridad y no el castigo, pero sin tratar en
forma expresa al principio de la resociabilización que fué incorporado en forma expresa con los
Tratados Internacionales de Derechos Humanos que en la Reforma Constitución del año 1994 fueron
incorporados en el Art 75 inc 22 de la Constitución Nacional y que integran el bloque de
constitucionalidad.
Es así que la Convención Americana de Derechos Humanos en su Artículo 5 apartado 5
establece: "las penas privativas de libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y re adaptación
social de los condenados"; el Pacto de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 10, apartado 3: "el
régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la re
adaptación social de los penados". Asimismo, la Resolución N° 01/08 del 13 de marzo de 2008 de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos1 , que en su 4to párrafo indica: "Teniendo presente
que las penas privativas de libertad tendrán como finalidad esencial la reforma, la re adaptación social
y la rehabilitación personal de los condenados, la re socialización y la reintegración..." Plasmándose
el principio de resociabilización en forma efectiva en la Ley Nacional de Ejecución Penal N° 24660,
que dice en su Artículo Primero: "La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus
modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y
respetar la ley procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de
la sociedad.."
El principio re socializador fue también recepcionado en la Jurisprudencia de la Corte Suprema
Argentina: "Que el mandato constitucional que ordena que toda pena privativa de la libertad esté
dirigida esencialmente a la reforma y re adaptación social de los condenados (art. 5 inc. 6 CADH) y
que el tratamiento penitenciario se oriente a la reforma y re adaptación social de los penados (art. 10
inc- 3 PIDCP) exige que el sentenciante no se desentienda de los posibles efectos de la pena desde
el punto de vista de la prevención especial. CSJN"2 . Entendiéndose que la finalidad de la pena debe
atender al bienestar y re socialización del reo. El fin de la pena conforme al principio re sociabilizador
también se encuentra interrelacionado a los principios de Humanidad de las penas (Art. 18 de la

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Constitución Nacional; 5to. DUDH; 7mo PIDCP, 5to inc. CADH); al de culpabilidad (proporcionalidad);
Igualdad ante la Ley y Pro Homine conforme al Sistema Republicano de Gobierno.
Asimismo, de toda la normativa Mundial y Americana podemos extraer la protección y
principios que rigen en el derecho penal y aplicables a las personas privadas de libertad a fin de
garantizar sus derechos y los principios antes enunciados
.
Organización y estructura
El servicio penitenciario de la Provincia de Tucumán se encuentra normado por la ley 4611, la
cual en su art. 2 indica su constitución:

El Servicio penitenciario provincial está constituido por:


1°- La Dirección General de Institutos Penales;
2°- Las Unidades: Dirección de unidad penitenciaria Tucumán, Dirección Unidad Encausados
Tucumán, Dirección penitenciaria de Mujeres Concepción, Dirección de Unidad de Encausados
Concepción y las que se crearen en el futuro;
3°- Los Institutos, Servicios y Organismos indispensables para el cumplimiento de su misión;
4°- El personal de seguridad y defensa que constituye el Cuerpo penitenciario de la Provincia.

Órgano principal
En su art 3 la ley establece taxativamente cuál será el organismo director del sistema:
DIRECCIÓN GENERAL DE INSTITUTOS PENALES

Misión:

La Dirección General de Institutos Penales es un Organismo técnico de seguridad y defensa


que tiene a su cargo los institutos y servicios destinados a la custodia y guarda de los procesados y a
la re adaptación social de los condenados a sanciones penales privativas de la libertad en el territorio
de la Provincia y el traslado de los internos de conformidad a las disposiciones legales y
reglamentarias.

Funciones:

Velar por la seguridad y custodia de las personas sometidas a procesos y las condenadas a
sanciones penales privativas de la libertad, procurando que el régimen carcelario contribuya a
preservar y mejorar sus condiciones morales, su educación y su salud física y mental. Procurar la re
adaptación social de los condenados a sanciones penales privativas de libertad. Producir informes
criminológicos para las autoridades judiciales y administrativas sobre la personalidad de los internos.
Asesorar al Poder Ejecutivo Provincial en todo asunto que se relacione con la política penitenciaria.
Cooperar con otros Organismos en la elaboración de una política de prevención de la delincuencia.
Asesorar en materia de su competencia a otros Organismos de jurisdicción Provincial o Nacional. VI. -
Atribuciones Organizar, dirigir y administrar los Institutos y Servicios a su cargo, de acuerdo a las
disposiciones de la presente Ley, de la Ley Penitenciaria Nacional y demás normas legales que
regulen el régimen carcelario. Atender a la formación y perfeccionamiento del personal penitenciario,
en los aspectos físicos y profesional. Propiciar ante el Poder Ejecutivo Provincial el egreso anticipado
de los internos, en casos debidamente justificados, mediante el indulto o conmutación de pena.
Admitir en los establecimientos carcelarios a procesados y condenados de jurisdicción federal,

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cuando no existan dependencias nacionales, habilitadas al efecto, debiendo gestionar ante las
autoridades respectivas el reintegro de los gastos que demande la estadía de tales internos. Informar
al Tribunal competente del Poder Judicial a los efectos previstos en el artículo 53 del Código Penal.
Participar en congresos, actos y conferencias de carácter penitenciario, criminológico y de materias
conexas, organizando y auspiciando los mismos en la Provincia. Propiciar la creación de
establecimientos penitenciarios en la Provincia. Solicitar e intercambiar con las administraciones
penitenciarias Nacionales y Provinciales informaciones y datos de carácter técnico y científico.
Organizar las conferencias penitenciarias provinciales. Auspiciar convenios con la Nación y las
Provincias en materia de organización carcelaria y régimen de pena. Elaborar la estadística
penitenciaria provincial. Intercambiar información con las Instituciones oficiales y privadas de
asistencia pos-penitenciaria. Facilitar la formación y perfeccionamiento del personal penitenciario en
la Escuela de Penitenciaria de la Nación, en los establecimientos provinciales y en el extranjero,
mediante el intercambio de funcionarios o de becas de estudio. Propiciar y mantener intercambio
técnico o científico con instituciones similares nacionales, provinciales y extranjeras. Editar el Boletín
Penitenciario Provincial.

La Dirección General de Institutos penales depende de la Subsecretaría de Servicios


Penitenciarios cuya Misión es: Asistir al Secretario de Estado de Seguridad en todo lo
atinente a la problemática penitenciaria, al sistema penitenciario y en el ejercicio de los
derechos de las personas en situación de pre-egreso en medio libre y liberado, a los fines
de disminuir la reincidencia, a desalentar la criminalidad y a contribuir a la seguridad
pública.

Siendo sus Funciones (art. 5°)


1. Articular con otras áreas del Gobierno Provincial y Nacional, todo lo atinente a la problemática
penitenciaria, al sistema penitenciario y a las políticas y programas a realizar.
2. Entender en la ejecución de programas cuya finalidad sea lograr que las personas privadas de la
libertad adquieran pautas de conducta y herramientas para su reinserción en la sociedad.
3. Promover que el personal penitenciario sea permanentemente capacitado por el sector
correspondiente.
4. Auspiciar la celebración de convenios provinciales y/o nacionales en materia de organización y
administración carcelaria.
5. Propiciar y mantener intercambio técnico y científico con instituciones similares y afines.
6. Supervisar las acciones del Patronato de Internos y Liberados.
7. Colaborar en la administración y funcionamiento del Servicio Penitenciario Provincial.
8. Ejercer todas aquellas funciones que el Secretario de Estado, expresamente le delegue.
9. Informar a la Superioridad de todas las actividades realizadas en el cumplimiento de sus funciones.

Organismos dependientes de esta subsecretaría:

* Dirección General de Institutos Penales


* Patronato de Internos y Liberados

Todo esto bajo la orbita directa del MINISTERIO DE SEGURIDAD provincial, según el art. 4°
de la norma que nos ocupa.

En el art. 7° la ley establece la estructura de la Dirección General de Institutos Penales, a


saber:

1- Dirección General.
2- Secretaría General.

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3- Dirección de Administración.
4- Asesoría Letrada.
5- División Intendencia.
6- Instituto de Clasificación y Criminología.
7- Servicio Sanitario.
8- División Personal.
9- División Judicial.
10- Dirección Unidad penitenciaria Tucumán.
11- Dirección Unidad Encausados Tucumán.
12- Dirección penitenciaria de Mujeres Concepción.
13- Dirección Unidad Encausados Concepción.
14- Patronato de Liberados.
La designación del Director General está prevista en el art. 8°, siendo esta realizada por el
Poder Ejecutivo.
Sus funciones se incluyen en el art. 9°:
“Al Director General de Institutos Penales le compete conducir operativa y administrativamente el
Servicio penitenciario provincial y ejercer el control e inspección de todos los institutos y servicios por
intermedio de las direcciones y organismos mencionados en el artículo 7Q; asumir la representación
de la Institución; proponer al Poder Ejecutivo la reglamentación de esta Ley y dictar los reglamentos
internos de los institutos y servicios a su cargo. El Director General de Institutos Penales será
reemplazado en los casos de licencia, enfermedad, comisiones, renuncia o fallecimiento por el
Director de la Unidad Penitenciaria Tucumán y, en ausencia o impedimento de éste, por el Director de
la unidad carcelaria de mayor jerarquía en la Provincia.”
Escalafón
La normativa penitenciaria de la Provincia de Tucumán no específica cuál es el escalafón del
personal. Pero de la información correspondiente a sueldos y aumentos registrados en los últimos
meses surge que el mismo se encuentra conformado de la siguiente manera:
Inspector general
•Prefecto

•Subprefecto

•Alcaide mayor

•Alcaide

•Subalcaide

•Adjutor principal

•Adjutor

•Subadjutor

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•Subadjutor ayudante

•Ayudante mayor

•Ayudante principal

•Ayudante de 1ra.

•Ayudante de 2da.

•Ayudante de 3ra.

•Ayudante de 4ta.

•Ayudante de 5ta.

•Subayudante

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REGÍMENES ESPECIALES

Como se dijo, el Sistema Penitenciario de la Provincia de Tucumán, si bien no se encuentra


adherido mediante una ley específica, basa gran parte de su normativa en la ley nacional 24.660
(Ejecución de las Penas Privativas de la Libertad), en la cuál se especifica un sistema de
Progresividad de la Pena.
El llamado “régimen de progresividad”, consiste en conferir al penado un paulatino avance
hacia su libertad, atravesando distintos períodos sucesivos, a través de los cuales las medidas
restrictivas van disminuyendo, con el objetivo de que el regreso al medio libre no sea brusco, sino
gradual, facilitando de ese modo el objetivo de re socialización perseguido. En la “Exposición de
Motivos” anexa a la ley 24.660, se caracterizó a la progresividad de la condena, en forma concisa
pero exacta, como “el paso de la privación a la restricción de libertad.”
Los institutos de la Libertad Asistida y Semi libertad son una novedad en el régimen
penitenciario argentino, habiendo sido introducidos por la ley 24.660. El régimen de semi libertad fue
incorporado dentro del período de prueba; la libertad asistida, en cambio, regulada en la ley dentro de
una sección autónoma, a continuación de las “Alternativas para situaciones especiales”. Comparte su
naturaleza jurídica con el la libertad condicional, ya que, al igual que ésta, permite el egreso
anticipado del interno antes del vencimiento de la pena, con sujeción a determinadas reglas de
conducta.
EL RÉGIMEN DE SEMILIBERTAD

CONCEPTO Y FINALIDAD

La semi libertad es una modalidad del período de prueba, en el régimen progresivo que
establece la ley de ejecución penal vigente. Su fundamento reside en la inconveniencia, en algunos
casos, de extender hasta su vencimiento la condena de encarcelamiento debido a sus efectos
perjudiciales, estableciéndose, bajo determinadas condiciones, un régimen que permita la soltura
diurna del condenado para que pueda trabajar, con la obligación de retornar cada día al
establecimiento a la expiración del tiempo establecido por las autoridades de aplicación.
El fundamento que sostiene este instituto es el mismo que le da base a las otras modalidades
del período de prueba. Es además un modo de verificación de los resultados alcanzados en el
tratamiento penitenciario y una continuación de la progresividad en condiciones de menor contralor y
mayor contacto con el exterior. Además, expresa un método transicional, en tanto “permiten que el
condenado sometido inicialmente a un tratamiento institucional pueda abandonar la Unidad
Penitenciaria por un tiempo breve o relativamente breve, fijado de antemano por la ley, para dedicarse
a una actividad social, laboral o cultural, debidamente pre establecida. La finalidad que se propone en
esta etapa es orientar al interno hacia su auto realización; el sistema carcelario ofrece la estructura de
apoyo necesaria y se le exige, partiendo de la auto dirección, autodeterminación y autodisciplina, su
participación y compromiso para lograr una rehabilitación total. Goza entonces el penado de mayor
autonomía, teniendo la oportunidad de conocer mejor su propia identidad y percibir sus reales
posibilidades de futuro.

RÉGIMEN VIGENTE DE LA SEMILIBERTAD.


El instituto se encuentra regulado en los arts. 17 a 26 de la ley 24.660.
Art. 17: Para la concesión de las salidas transitorias o la incorporación al régimen de la semilibertad
se requiere: 1) Estar comprendido en alguno de los siguientes tiempos mínimos de ejecución: a) Pena
temporal sin la accesoria del art. 52 del Código Penal: la mitad de la condena; b) Penas perpetuas sin
la accesoria del art. 52 del Código Penal: quince anos; c) Accesoria del art. 52 del Código Penal,
cumplida la pena: 3 anos. 2) No tener causa abierta donde interese su detención u otra condena

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pendiente. 3) Poseer conducta ejemplar o el grado máximo susceptible de ser alcanzado según el
tiempo de internación. 4) Merecer, del organismo técnico- criminológico y del consejo correccional del
establecimiento, concepto favorable respecto de su evolución y sobre el efecto beneficioso que las
salidas o el régimen de semilibertad puedan tener para el futuro personal, familiar y social del
condenado.
Art. 18) El director del establecimiento, por resolución fundada, propondrá al juez de ejecución o juez
competente la concesión de las salidas transitorias o del régimen de semilibertad, propiciando en
forma concreta: a) El lugar o la distancia máxima a que el condenado podrá trasladarse. Si debiera
pasar la noche fuera del establecimiento, se el exigirá una declaración jurada del sitio preciso donde
pernoctará; b) Las normas que deberá observar, con las restricciones o prohibiciones que se estimen
convenientes; c) El nivel de confianza que se adoptará.
Art. 19: Corresponderá al juez de ejecución o juez competente disponer las salidas transitorias y el
régimen de semilibertad, precisando las normas que el condenado debe observar y efectuar
modificaciones, cuando procediere, en caso de incumplimiento de las normas, el juez suspenderá o
revocará el beneficio cuando la infracción fuere grave o reiterada.
Art. 20: Concedida la autorización judicial, el director del establecimiento quedará facultado para
hacer efectivas las salidas transitorias o la semilibertad e informará al juez sobre su cunmplimiento. El
director podrá disponer la supervisión a cargo de profesionales del servicio social.
Art. 21: El director entregará al condenado autorizado a salir del estabecimiento una constancia que
justifique su situacion ante cualquier requerimiento de la autoridad.
Art. 22: Las salidas transitorias, el régimen de semilibertad y los permisos a que se refiere el artículo
166 no interrumpirán la ejecución de la pena.
Art. 23: La semilibertad permitirá al condenado trabajar fuera del establecimiento sin supervisión
continua, en iguales condiciones a las de la vida libre, incluso salario y seguridad social, regresando
al alojamiento asignado al fin de cada jornada laboral. Para ello deberá tener asegurada una
adecuada ocupación y reunir los requisitos del art. 17.
Art. 24: El condenado incorporado a semilibertad será alojado en una institución regida por el principio
de autodisciplina.
Art. 25: El trabajo en semilibertad será diurno y en días hábiles. Excepcionalmente será nocturno o en
días domingo o feriado y en modo alguno dificultará el retorno diario del condenado a su alojamiento.
Art. 26: La incorporación a la semilibertad incluirá una salida transitoria semanal, salvo resolución en
contrario de la autoridad judicial.
La concesión de la semilibertad, en el régimen de la ley 24.660 comporta un acto complejo:
requiere una proposición y una decisión; la proposición a cargo de la autoridad administrativa y la
decisión, de la judicial. El art. 18 establece que debe ser el director del establecimiento quien
“proponga” al juez de ejecución el acogimiento del interno al régimen de semilibertad y sus
modalidades. La autoridad de ejecución, así, de acuerdo a lo establecido en el art. 19, deberá otorgar
“autorización” para ello, confirmando o modificando la distancia a la cual podrá trasladarse al interno y
las normas que deberá cumplir. El protagonismo de la autoridad administrativa se reafirma en el art.
20, que establece que, concedida la “autorización”, el director del establecimiento quedará “facultado”
para hacer efectivo el beneficio.

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EL REGIMEN DE LIBERTAD ASISTIDA.
Este instituto constituye otra innovación en la ley argentina, con relación a los antecedentes ya
mencionados más arriba. Constituye un régimen de egreso anticipado, con supervisión y asistencia
en parecidas condiciones que las de libertad condicional. Comparte en gran medida los fundamentos
ya explicados del régimen de semilibertad y también constituye una etapa dentro del sistema de
progresividad de la pena. Estas instituciones, juntamente con las de prisión domiciliaria, prisión
discontinua, semidetención y trabajos a la comunidad encajan en una propuesta dinámica. Al decir de
Cerruti- Rodríguez, “De este modo, la ejecución de las penas privativas de la libertad pueden tomar
un pronunciado carácter existencial, en el sentido de que no se hallen instituídas de una vez y para
siempre, sino que tomen en cuenta al decurso de las experiencias como variable real, estructural y
fuente de derechos.” .

REGLAMENTO GENERAL DE PROCESADOS


En la República Argentina el trabajo de las personas privadas de su libertad está
expresamente contemplado por dos instrumentos normativos. Por un lado, por el Reglamento
General de Procesados (RGP), aprobado por decreto 303/96 (BO 01/04/1996) —texto que
posteriormente fue ordenado por resolución 13/97 de la Secretaría de Política Penitenciaria y de
Readaptación Social (BO 20/01/1997) y modificado por el decreto l464/2007 (BO 19/10/2007)— y, por
el otro, por la ley 24.660 (BO 16/07/1996), que regula lo atinente a la ejecución de la pena privativa de
la libertad. Esta ley establece, como principio básico de la ejecución de la pena privativa de libertad,
que ésta, “…en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la
capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social, promoviendo
la comprensión y el apoyo de la sociedad” y, para alcanzar dicha finalidad, “el régimen penitenciario
deberá utilizar, de acuerdo con las circunstancias de cada caso, todos los medios de tratamiento
interdisciplinario que resulten apropiados” (art. 1).
La provincia de Tucumán no solo adhiere al presente reglamento, sino que además promulga
la ley N.º 4677 (Departamento de Producción de Institutos Penales), cuyo objetivo se encuentra
plasmado en su art. 5° “Tiene como objetivos la dirección, organización, programación, control y
administración de todos los talleres y/o explotaciones de cualquier tipo realizados en Institutos
Penales donde se desarrollen actividades industriales, fabriles y/o productivas empleándose la mano
de obra de los internos.”

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Trabajo en la cárcel
Parte de la comunidad de presos en la provincia realizan trabajos durante su estadía en prisión
los reclusos que adhieren al programa del departamento de producción de Instituciones Penales
Según el informe del ministro Maley, 301 reclusos realizan las siguientes tareas: Mimbrería
(10), Escobería (tres), Panadería (26), Imprenta (22), Granja (22), Jefaturas de Producción (18),
Colchonería (tres), Bobinado (tres), Carpintería (ocho), Economato (ocho), Cortada de Material (20),
Chapa y Pintura (cuatro), Herrería (14) (catorce), Mecánicos (siete), Cocina (15), Anexo Carpintería
(20), Obras en General (10), Tapicería (dos), Anexo Huerta (seis), Anexo Herrería (seis), Refrigeración
(uno), Deposito (cuatro), Cuadrillas (siete), Cocina Especial (tres) y Distribución de Almuerzo (cuatro).
Imprenta.- Con una nueva máquina confeccionaron en días más de 190.000 libretas que les encargó
el Ministerio de Educación en días. Están recibiendo pedidos de trabajos de distintas reparticiones del
Estado.

Talleres

PANADERÍA.- Están elaborando los productos que se consumen en el penal y en las comisarías.
Esperan acordar la venta a las empresas que brindan el servicio de comida en hospitales y
comedores.
HERRERÍA.- Produjo la totalidad del mobiliario de la recientemente inaugurada Unidad 10. Están
realizando 200 pupitres para un colegio privado de Metán (Salta) y reparan los carritos de un súper de
la provincia.
GRANJA.- Se encarga de producir las verduras que se utilizan para preparar la comida que se
prepara en la cocina. Hay un plan de expansión de la huerta y crear un criadero de pollos para
abastecer a las tres unidades y vender el excedente.
MIMBRERÍA.- Consiguieron los insumos para reactivar este taller y ya están recibiendo pedidos para
producir.
COLCHONERÍA.- Produjo los 200 colchones ignífugos necesarios para la nueva. Ahora están
trabajando para contar con un stock.
CARPINTERÍA.-Carpintería: Trabaja en conjunto con el taller de herrería. Ahora están produciendo
unos 200 Bins para la industria del limón. Avanzan en el proyecto de fabricar ataúdes para personas
de escasos recursos.
ESCOBERÍA.-Tienen un pedido de 1.000 unidades para el penal. Están buscando nuevos clientes
para incrementar las ventas.
COCINA.- Elaboran la comida para los reclusos del penal y para las personas que se encuentran
detenidas en las comisarías de la provincias. Después de 40 años, comenzaron a renovar el lugar
donde preparan las viandas.
TALLER MECÁNICO.- Reparan los vehículos dañados de la Policía.
MOSAIQUERÍA.- Realizaron algunos trabajos para consumo interno y están estudiando la manera de
captar clientes.
CORTADA.- Después de haber permanecido año sin trabajo, ya cuentan con un stock de unos 35.000
ladrillos.
Por su parte, el RGP dispone que el trabajo debidamente remunerado constituye un derecho
del interno, lo califica como un elemento social relevante y prevé que, por vía reglamentaria, el
Ministerio de Justicia, Secretaría de Política Penitenciaria y de Re adaptación Social establezca
beneficios adicionales a los que podrán hacerse acreedores los procesados que trabajen (art. 97). La
ley 24.660 dispone su aplicación a los procesados, a condición de que sus normas no contradigan el

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principio de inocencia y resulten más favorables y útiles para resguardar la personalidad de quienes
se encuentran imputados de un delito, pero que aun no han recibido sentencia que determine su
responsabilidad penal (art. 11, ley 24.660). En concordancia con esta disposición, el art. 6 RGP prevé
también que, con su conformidad —sin afectar el principio de inocencia, ni la defensa en juicio—, el
procesado podrá ser incorporado a las normas vigentes para condenados; por lo tanto podemos
concluir que, si se incorpora a este régimen y decide trabajar intramuros, le serán aplicables los
preceptos que, respecto del trabajo, establece la ley 24.660.

Otro instituto consagrado en la legislación Tucumana, a través del Reglamento General de


Procesados, que en su Título IV determina la:
EJECUCIÓN ANTICIPADA VOLUNTARIA
ARTICULO 35. – El procesado que en el último trimestre calificado haya merecido comportamiento
"Muy bueno", trabaje con regularidad, si hubiere ocasión, y asista a los cursos que tenga pendientes
para cumplir con la educación legalmente obligatoria podrá solicitar, por única vez, su incorporación
anticipada al régimen de ejecución de la pena.
ARTICULO 36. – El pedido del interno será considerado e informado por el Centro de Evaluación de
la cárcel o alcaidía dentro del término de QUINCE (15) días y será resuelto por el director en igual
lapso. Si la decisión fuere favorable será incorporado al régimen de ejecución de la pena, dando
cuenta al Juez de la causa.
ARTICULO 37. – Mientras no recaiga sentencia condenatoria firme, el procesado podrá ser
promovido sólo hasta la última fase del período de tratamiento de la progresividad del régimen de
ejecución de la pena.
ARTICULO 38. – El interno podrá renunciar en cualquier momento a su incorporación anticipada al
régimen de ejecución de la pena.
ARTICULO 39. – Si el procesado se amparase en su incorporación al régimen de ejecución
anticipada de la pena para impedir o perturbar la realización de actos procesales de su causa, el juez
de la causa podrá disponer la suspensión temporal o definitiva de dicho régimen comunicándolo al
Director de la cárcel o alcaidía.
ARTICULO 40. – La DIRECCION NACIONAL DEL SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL, con
aprobación del MINISTERIO DE JUSTICIA –SECRETARIA DE POLITICA PENITENCIARIA Y DE
READAPTACION SOCIAL- dictará las normas complementarias para la aplicación de este régimen.

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Conclusión:

De este breve análisis sobre el Servicio Penitenciario de la Provincia de Tucumán, se


desprende que los instrumentos legales que se aplican en los procedimientos, son muy similares de
los del resto de la Nación, por lo cual las críticas a los mismos son las mismas que han elaborado los
principales autores sobre la ley y los reglamentos.

En el caso específico de Tucumán resaltan dos temas claves:


Por un lado, la creación del Juez de Ejecución Penal, cuya ley sancionada en 2006 representa
un avance respecto a las garantías de los reclusos, pero que su urgente aplicación resulta
fundamental para lograr una tutela efectiva de dichos derechos.

Por otro lado, los diferentes informes realizados por la Procuración Penitenciaria de la Nación
(no tratadas en este somero informe, pero fundamentales para entender la problemática del sistema)
sacaron a la luz una dimensión deshumanizada de las sanciones disciplinarias respecto a las celdas
de castigo, que ya a nivel nacional es un tema de discusión sobre su legalidad. Si bien en varios fallos
se ordenaron la clausura de las celdas, las mismas siguen existiendo con mejores o peores
condiciones. En este sentido estos fallos debería servir de impulso para tratar el tema del maltrato y
de los castigos, tal como lo promueven las posturas más garantistas del Derecho de Ejecución Penal
acorde a los Tratados Internacionales.

De todos modos creemos que la realidad carcelaria, que está más allá de los instrumentos
legales que analizamos, es el ámbito donde pueden verse afectadas considerablemente las garantías
de los reclusos. Por lo tanto las garantías que se ven protegidas por las leyes y reglamentos no
expresan necesariamente la realidad de los establecimientos carcelarios.

Finalmente, es notable cómo la vigencia de un Derecho penal exorbitante pone en


consideración la funcionalidad de diversos institutos del proceso penal y que llegan a plantearnos
esta cuestión final: el Derecho penal como justicia reparatoria, ¿es una maduración de la disciplina,
producto de la búsqueda de disminución de violencia en las sociedades modernas o implica la
pérdida de sus postulados fundamentales con el fin de a lidiar con un sistema demasiado amplio,
utilizado como mecanismo de presión para la resolución de otros conflictos?

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BIBLIOGRAFÍA

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Argentina: Alveroni Ediciones.

• CAFFERATA NORES, José I. (2000). Proceso Penal y Derechos Humanos. Buenos Aires: Ediciones
Del Puerto.

• CERUTI, Raúl A. y RODRÍGUEZ, Guillermina B. Ejecución de la pena privativa de la libertad (ley


24.660 comentada y anotada).

• CESANO, José Daniel (2003). Estudios de Derecho Penitenciario. Buenos Aires: Ediar.

• CESANO, José Daniel (2002). Un estudio sobre las sanciones disciplinarias penitenciarias.
Córdoba: Alveroni Ediciones.

• CESANO, José Daniel (2002). “Castigando a los castigados: algunas reflexiones sobre la potestad
disciplinaria de la administración penitenciaria en la ley 24.660”. Exposición en el marco del Seminario
Interdisciplinario “Universidad y cárcel”, Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de
Nacional de Córdoba. Córdoba, 10 de Mayo de 2002.

• EDWARDS, Carlos Enrique (1997). Régimen de Ejecución de la pena privativa de la libertad. Ley
24.660. Editorial Astrea.

• FERREYRA ASÍS, María Raquel (2012). “Agravamiento de condenas a través de las sanciones
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• GUILLAMONDEGUI, Luis Raúl (2005). “La reforma de la ejecución penal y la necesidad de control
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detencion­en­las­carceles­de­tucuman

Ley 4.611 – Servicio Penitenciario de la Provincia de Tucumán


Ley 24.660 – Ejecución de las Penas Privativas de la Libertad
Ley 8.933 – Código Procesal Penal de la Provincia de Tucumán
Ley 4.677 – Departamento de Producción de Institutos Penales

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Ley 7.705 – Juez de Ejecución Penal de la Provincia de Tucumán

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