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Rubén Dellarciprete
Literatura Argentina I
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proceso por resolver en un sentido superior la exige agudizar demasiado el ingenio. El poder
indeterminación y la ambigüedad. De cualquier significativo está depositado en su carácter de
modo la complejidad de los textos modernos no mujer fáustica inalcanzable. Pero el objeto del
asegura la efectividad del tropo. Los términos deseo posee una doble cara y el giro alegórico
relativos permanecen a pesar de la competencia es quien se encarga de revelar la imposibilidad
idónea del receptor. Sin abundar en el análisis, de la escritura. En el plano figurativo el sentido
podemos conjeturar que en algunos casos, la connota la distancia insalvable entre el narrador
unidad superior de sentido es perfectamente y su otro objeto, la novela. Ante los bloqueos
aprehensible. La alegoría intenta reconstruir los que debe enfrentar el amante-escritor, su
significados que se disparan con el humorismo impotencia se desata de manera compulsiva:
de Wilde, pero se enfrenta con un trazado “Me parece inútil continuar con el relato, ¡Y lo
sembrado de perplejidades que no elimina de la suspendo!” (Wilde, 2005: 286)
ponderación, el riesgo de la candidez de los
La falta de idoneidad en la materia hace
lectores.
que el interés del narrador se interrumpa. Ni la
En el caso de “Novela corta y conquista amorosa ni la escritura de largo
lastimosa”, la lectura literal propone el deseo aliento se encuentran dentro de sus capacidades.
erótico del narrador por una mucama italiana. Sobre el final, donde resuelve el fallido intento
Por más que el personaje se lo proponga, no novelístico con una litote, el autor propone el
encuentra tema para conversar con la mujer. De siguiente dilema: no tan sólo él no pudo sino
este modo pierde el dominio de la situación y que “ella” no se mostró dispuesta (ella-mujer,
aleja la oportunidad de satisfacerlo. Se paraliza ella- novela). El comercio entre el escritor y el
o inhibe en la sola intención. Lo mismo le género no se puede reducir a una cuestión de
ocurre con el impulso de desarrollar su relato, deseo. Dos variables parecen conducir el
no encuentra el tema. proceso creativo: una es la competencia
personal del escritor para acometerlo, otra la a
El título del Capítulo IV de la misma es
veces denostada pero nunca desmentida
por demás explícito: “Tema insuficiente”. El
inspiración o relación “simpática”, en esta
paralelismo entre mujer y novela adquiere
oportunidad, con un tipo de obra que
diversas máscaras significantes. El nombre
habitualmente Wilde no trabajaba. El
completo de la mucama, Margarita Lontana, no
fenómeno que el narrador trata de describir y
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simbólico del joven Boris, su protagonista, se figurarán en un mismo capítulo o párrafo las
formó dialécticamente con relación al entorno ideas del sujeto que redescribe correspondientes
natural y al marco socio cultural de Tupiza, un a diversas edades […]” (Wilde, 1969: 47)
pueblo al sur de Potosí, Bolivia, a mediados del
Cuando especula sobre la lengua, la voz
siglo XIX.
que evoca el pasado iniciático parte del mismo
El campo cognitivo de Boris se presupuesto que Borges en “El idioma analítico
construye a partir de su particular forma de de Jhon Wilkins”: “Notoriamente no hay
relacionarse con el lenguaje, la ciencia, la clasificación del universo que no sea arbitraria
religión, el arte, y la naturaleza. Dos rasgos de y conjetural. La razón es muy simple no
su personalidad resultan relevantes, su sabemos qué cosa es el universo.” (Borges,
pensamiento lógico enfrentado a su 1960: 134-135).
sensibilidad. Desde un punto de vista estricto,
Boris en su niñez, en su despertar frente
podríamos pensar un par cercano al oxímoron
a una realidad desconocida, ordena el mundo
pero en el proceso interior que recorre el sujeto
con un lenguaje articulado por una lógica
no se oponen, se complementan. Por otra parte,
sencilla y arbitraria. La causa principal reside
el problema formal de cómo tratar desde la
en su imposibilidad de ampliar el sistema de
conciencia de un joven, temas intelectualmente 3
relaciones. “No habiendo en Tupiza, dos
complejos como el lenguaje, la religión o el
sujetos del mismo nombre creía que el nombre
arte, son resueltos por Wilde con un recurso
propio era exclusivo.” (Wilde, 1969: 65)
propio de los escritores de principios de siglo
veinte. Utiliza una conciencia escindida que se Boris definía al sujeto por la actividad
desplaza narrativamente, por lo general sin que realizaba: Brígida-frutera, María-panadera,
marcas demasiado evidentes, entre el yo niño y Florencio-herrero, Tadeo-sastre. Si se invirtiese
el yo adulto, entre el pasado y el presente. Con el orden no invalidaría la lógica constitutiva de
la intención de cubrirse respecto de las su lenguaje. El individuo es la profesión y la
objeciones que pudiera despertar su profesión es el individuo. Cuando tenía que
procedimiento, en la “Advertencia” adelanta la referir las acciones emprendidas en compañía
decisión que pondrá en práctica: “Se de algún habitante del lugar, cualquiera fuera,
encontrarán en este volumen muchas hablar, jugar, trabajar, etc, elaboraba la
incongruencias y anacronismos, porque
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representación semiótica de las mismas por le asigna colores a los sonidos de las vocales,
contigüidad. Si se trataba de Felipe, no jugaba negro-A, blanco-E, rojo-I, verde-U, azul-O. La
con Felipe, felipeaba. En el trabajo de construir unión de sensaciones o sensibilidades según un
catálogos lingüísticos que asociaran un objeto o criterio propio no es producto de una disfunción
persona con una idea o sensación que la misma del sistema límbico o hiperestesia, sino la
le despertara, su fértil imaginación le permitía licencia que se toma un artista (poeta como
incursionar en la arbitrariedad impresionista: Rimbaud, narrador como Wilde) para
experimentar con su potencial expresivo. “La
Diego representa un pan de jabón
ordinario de forma cúbica. cualidad personal”, dice Julia Kristeva en
Tiempo sensible, “dispara esa excentricidad un
El de Eusebio daba la idea de una vela de
poco loca que es la originalidad artística.”
sebo gruesa.
(Kristeva, 2005: 259)
(se podría apelar a la asociación fónica)
El subjetivismo de Wilde provoca la
Francisco quería decir hombre maduro
representación poética que se convierte en una
vestido con traje gris.
herramienta para extraer la realidad del pasado
Rodríguez un pedazo de queso con vetas
y depositarla en el presente. El narrador de
verdosas. (Wilde, 1969: 65)
Aguas abajo no busca en el recuerdo la esencia
La misma operación mental realizaba de las cosas sino la materialidad sensible, que
con los días que, indefectiblemente, permanecía cubierta por la pátina del tiempo. El
permanecían asociados con una paleta de verdadero yo estaba allá en la niñez y está en el
colores poco tradicional: presente, en el momento de la epifanía o
transubstanciación. Por esa vía se neutralizan
Los lunes eran de color de hoja de lata algo
empañada. //Los martes verdes como las distancias físicas y temporales. El mundo
cipreses. // Los miércoles de un amarillo
brillante. (Wilde, 1969: 65) presente y el yo histórico no devienen en un
despliegue subjetivo e incomunicable. Boris-
Wilde, excéntrico, extraño, “interfaz” del
La relación sinestésica entre los colores pasado y el presente, interactúa con la realidad
y los signos fónicos que representaban los días a través de lo sentido, de lo pensado o de la
no puede menos que recordar el conocido crítica, despejando de este modo el potencial
soneto “Vocales” de Rimbaud. El poeta francés solipsista de una sensibilidad o inteligencia
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Este poder de la música de ser la mensajera pero reconocibles. No se activa la liberación del
de las artes se debe a su modo específico
de ser, esto es impresión vaga, obscura, inconsciente o la elevación a un plano
fugaz, sin palabras ni lógica usual […] La metafísico. El buceador del pasado sabe lo que
música se recibe en una experiencia que es,
para Proust, el paradigma de comunicación busca, aunque, por momentos, no pueda ni le
artística y de la comunicación en general,
interese codificar y precisar por completo la
con un carácter de experiencia originaria,
más básica y fundante que la separación de intensidad, densidad y alcance de las
sujeto y objeto […] (Morán, 2001: 55)
sensaciones. Cuando interviene la inteligencia
razonadora e intenta regular los recuerdos, la
sobre la doble base estructural de la capacidad respeto por la sensibilidad y la lógica parece ser
regularizar las impresiones del pasado en un La música es, por fin, la síntesis de todas
sistema “algebraico”, aunque la alternancia de las epifanías que revelan al héroe la
naturaleza del arte, (incluida la literatura) y
mundos paralelos se intersecten y superpongan los descubrimientos fundamentales de lo
extratemporal, es decir, de lo sustraído al
en la conciencia del protagonista sin
tiempo, y de la reconstrucción artística de
neutralizarse del todo. Si prevalece un valor se la propia vida (llamadas por el propio
héroe de la novela „las dos lecciones del
expresa por la belleza que toma forma de idealismo‟. (Morán, 2001: 58)
“nebulosidades, únicas impresiones que
deleitan, aún cuando sean penosas.” (Wilde,
1969: 117) Encuentros y desencuentros, búsquedas
que se cruzan y se bifurcan componen los
La novela de Wilde, crea lugares para la
mapas narrativos de Wilde y Proust. Los héroes
separación en compartimentos estancos entre lo
comparten la epifanía musical y hasta literaria,
emotivo y lo racional. La sensibilidad estética
indagan los fundamentos de lo extratemporal y
es a la vez reflexiva.
de la reconstrucción artística (en Wilde no se
La memoria del narrador funciona como podría decir de la propia vida), pero se
un acto voluntario; se traslada al pasado y reconfiguran en distintos modelos cuando
focaliza el recuerdo que despierta deben resolver la relación entre las hipótesis
reminiscencias profundas y en ocasiones vagas, idealista y realista del arte. Para Proust, si
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seguimos la tesis de Moran, se oponen. Para agua. Poseía aptitudes para la matemática;
Wilde, si exponemos nuestra lectura, establecen “supo geometría antes de haberla estudiado.
una relación dialéctica que le permite Estaba seguro de la verdad de los teoremas, si
transfigurar lo extratemporal en tiempo bien no podía demostrarlo”. (Wilde, 1969: 70)
presente, (Bruselas, refugio del exiliado). La
Muchos años después, radicado en
siguientes palabras de Julia Kristeva quizás
Bélgica, produjo innovaciones en el campo de
terminen por acercar a Wilde y a Proust desde
la geometría y el algebra. Pero Boris le daba
una perspectiva diferente:
distintos usos a su capacidad lógica-racional,
“Ser de encrucijada, de tensión, de interpeló por ejemplo tradiciones culturales
contradicción: la sensación proustiana es
simultáneamente „imaginación y como la religión. “No son de extrañar estas
estremecimiento efectivo de mis sentidos‟, cavilaciones en un lógico de nacimiento, cuyos
„representación‟ y „esencia de las cosas‟
pasado y presente. En virtud de estos elementos de juicio venían del examen de las
opuestos, „es un poco de tiempo en estado
imágenes de la Iglesia, o de algún trozo de
puro‟.” (Kristeva, 2005: 259)
evangelio […]” (Wilde, 1969: 73)
reproduce los diferentes estados del sujeto la fe y sus representaciones recuperan el tono
(Boris-Wilde-Proust), pero no intenta definir la irónico, que en la novela permanece una octava
experiencia del pasado o la relación con el arte por debajo de su estilo habitual. Desde su
como una trascendencia sino como una íntima intelección infantil no puede comprender cómo
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Jesús uno lo relacionaba con las etapas de su La mirada crítica de Boris se extiende
niñez, era “gordo y lustroso”, y el otro lucía, sin más allá del culto de las imágenes. “Los
explicación que mediara el salto estético, como positivismos de su lógica implacable”
“[…] un hermoso joven esbelto que llevaba la cuestionan las fórmulas vacías y mecánicas de
túnica con elegancia; vagabundo, desocupado, los rezos a los cuales no les encontraba sentido
indolente, amigo de la vida meditativa, y en los que percibía también errores formales.
apreciador de la belleza, predicador y profeta, (Wilde, 1969: 73) La competencia cognitiva
y, como tal, convencido de que debía vivir sin del niño no le permitía elaborar una
trabajar y a expensas de sus admiradores.” metodología crítica que estudiara la religión
(Wilde, 1969: 73) cristiana desde la teología. Las relaciones
causales que establecía en sus razonamientos, si
La carencia de fe sumada a la falta de
bien anticipaban las conductas del adulto,
calidad de las imágenes que poblaron su niñez
tomaban como modelo su experiencia
elevó, a sus ojos, la inverosimilitud de las
cotidiana. Sólo cuando interfiere el narrador
recreaciones del culto. Como pensó Sarmiento a
desde el presente de la escritura su pensamiento
su paso por Roma en 1845, sólo el arte perfecto
se vuelve más sofisticado. El demonio, por
puede representar una religión elevada. Éste
ejemplo, es analizado desde un sistema de
justamente no era el caso de Boris-Wilde en
relaciones culturales complejo, sin la
Tupiza. De todos modos, la fuerza de la crítica
simplificación de la siniestra imagen medieval,
reside en la objeción que el narrador realiza tras
y más próximo al Mefistófeles fáustico. Por lo
cotejar las representaciones de diferentes
tanto, se lo ve como “un caballero simpático,
épocas. Debemos recordar que el punto de vista
algo escéptico, espiritual, bien educado […]”
pertenece a la conciencia de un adulto de la
(Wilde, 1969: 74)
modernidad y no a las observaciones del niño
radicado en Tupiza. La acusación de vivir sin La descripción remite a una concepción
trabajar y a expensas de sus admiradores es un moderna de Lucifer. Como conocedor de las
problema que debaten las políticas económicas debilidades humanas, se transforma en un
de fin de siglo y además una metonimia de la gestor que administra los premios y los
lucha que llevó adelante Wilde contra los castigos. En la mentalidad de Boris no parecen
compromisos del Estado en relación con la estar presentes efectos residuales del sulfuroso
manutención de la Iglesia. demonio infernal. El narrador proyecta su
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Igual que En busca del tiempo perdido, sino el torbellino de la actividad que
el personaje vuelve al pasado para revivir las engendraba riqueza y que podía transformarse
sensaciones que lo hicieron feliz. Boris, a en ostensible lujo.” (Romero, 2001: 249)
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-- En torno al criollismo,
Buenos Aires, CEAL, 1983.
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