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Relatoría 1

Invitada: Adriana Isabel Orjuela

Universidad Nacional de Colombia


Departamento de Antropología
Profesora Marta Zambrano

Seminario del Departamento


María Alejandra Gaona Martínez
Jeison Fernando Lamprea Neira

Fecha: Martes 3 de septiembre de 2019


Duración: 2 horas.
Hora de inicio: 15:00
Hora final: 17:00
Tema: Trayectoria como estudiante y profesional en la Antropología y la educación
Dónde: Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá
Lugar: Edificio 210 de Ciencias Humanas, Salón 308
Nombre de la invitada: Adriana Isabel Orjuela

El día martes 3 de septiembre se dio inicio al curso Seminario del Departamento, Antropología
profesional en Colombia, en el que tuvimos la oportunidad de contar con la presencia de la
antropóloga y docente Adriana Isabel Orjuela, quien nos habló de su trayectoria como
estudiante y profesional. Inicialmente nos dio un panorama de quién es ella y a qué se dedica
y tras finalizar dicha narrativa, respondió la distintas preguntas que varios(as) estudiantes le
formulamos.
Isabel inició su relato indicando que fue gracias a la laboriosidad de su madre que
obtuvo una beca completa para comenzar sus estudios de Medicina en la Universidad del
Rosario. Sin embargo, el contexto socioeconómico del plantel (integrado mayoritariamente por
las élites económicas y académicas de la ciudad) la desmotivaron, de manera que, al año de
permanecer allí, decide abandonar la carrera y se inscribe en la Escuela Nacional de Arte
Dramático debido a su gusto firme y entusiasta por el teatro.
Alterno a esto, trabaja como asistente de investigación para un docente de ciencias de
la Universidad Nacional e ingresa a estudiar nuevamente Biología en la misma institución.
Asegura que, para dicho momento no tenía conocimiento epistémico de la Antropología, a pesar
de que en su educación escolar se acercó a temas de arqueología y algo de etnografía.
Anecdóticamente nos cuenta que ya en la universidad acompaña a su pareja de entonces a una
clase dictada por el profesor de antropología Guillermo Páramo Rocha, quien les muestra la
posibilidad de correlación entre esta disciplina y las artes (literatura, música, teatro) ante ello,
Isabel queda deslumbrada y toma la decisión de hacer el traslado de carrera para inicios de
1994, de Biología llega al departamento de Antropología, que en ese momento debatía sobre si
era preciso o no dejar arqueología y etnografía como materias disciplinares obligatorias en la
malla curricular.
Orjuela hace mención de la relevancia que tienen para su formación profesional la labor
pedagógica del profesor y antropólogo Luis Guillermo Vasco, quien reiteradamente en sus
clases trae a colación la relación del surgimiento y desarrollo de la Antropología con y para el
colonialismo. Con la Constitución del 91 y el fortalecimiento del movimiento indígena en el
Cauca, Vasco propone que el deber de los(as) antropólogos(as) es trabajar con las
organizaciones de base, por ello para el docente era indiscutible que etnografía se quedara en
el pensum. Dicha posición, compaginó perfectamente con la formación política de base que
Isabel había forjado en diferentes escenarios de su vida y que se fortalecieron con su paso a la
universidad, pues las discusiones y estudios en campos políticos iban más allá del aula y del
movimiento estudiantil del cual hizo parte, siendo el trabajo permanente en educación popular
uno de los tantos espacios amplios de participación horizontal y construcción del tejido social.
Los temas laborales a futuro no eran un tema central que provocaran preocupación en
su generación, pues como ella lo manifiesta, en esa época se abrían muchas oportunidades para
trabajar en comunidades (a pesar de que este en la mayoría de ocasiones no era remunerado) y
en distintos oficios que le permitían reunir el dinero necesario para su sustento diario; además,
subraya que a diferencia de la actualidad no existían muchos programas de pregrado en
Antropología en el país, por ende, habían pocos(as) egresados(as). Esta situación generaba las
condiciones casi que perfectas para que los(as) antropólogos(as) trabajaran al lado de diferentes
organizaciones sociales, en donde la responsabilidad ético- social era algo fundamental
partiendo de una de las tantas problemáticas sociopolíticas en las que aún está inmerso el país:
el conflicto armado interno.
Para su trabajo de grado Isabel viaja a la Sierra Nevada de Santa Marta a investigar
sobre el desplazamiento forzado, sin embargo, su interés estaba más que todo en la
Antropología del Estado, de manera que, realiza una etnografía sobre los funcionarios de la
Red de Solidaridad Social en la Sierra, nombrada “En la soledad de los hilos”, con la cual
obtiene su título como antropóloga.
Empezó a laborar en el Centro de Estudios y Servicios en Pedagogía y Familia de la
Universidad Pedagógica Nacional como ayudante en la creación de la maestría sobre Desarrollo
social y educativo. Dicha oportunidad laboral le facilitó el ingreso a la misma maestría de la
cual se graduó a mediados del 2009, en este punto ella resalta que luego de obtener su diploma
se le abrieron muchos espacios laborales enfocados en la educación. Con el ánimo de iniciar
sus estudios doctorales viaja a Argentina pero debido a problemas económicos, decide regresar
a Colombia y realiza su doctorado en Antropología Social en la
Universidad Nacional. “Pase a calentar. Comprensión del quehacer político indígena desde
las palabras y la compañía de las mujeres Misak del Resguardo la María” es el nombre que
da a su investigación realizada en Piendamó, Cauca, la cual consistió en abordar cómo las
mujeres hablaban de política en el fogón de la cocina. Actualmente, se desempeña como
docente de artes escénicas en la Universidad Pedagógica Nacional en donde enfoca sus clases
a la reflexividad acerca de los conceptos de cultura y la política de la estética en el arte.
Finalizado el relato, Isabel dio respuesta a distintas preguntas que en las que se abordó
principalmente temas sobre el campo laboral de la Antropología, el teatro y la educación. Ante
el primer interrogante sobre su proyección laboral desde pregrado responde que este tema nunca
le preocupó, pues asegura que, siempre estuvo involucrada en espacios de organización social,
docencia e investigación, fáciles de abordar y participar. Claro está que muchos de estos no
eran pagos o no tenían las condiciones dignas y óptimas de trabajo. La siguiente pregunta se
enfoca en el manejo conceptual que le da a la Antropología política; aquí trae a colación el
trabajo realizado en su tesis de doctorado, en donde su visión en este campo de la disciplina, es
una asociación entre la vida social y la construcción de lo político y lo ético, muy ligado a las
contribuciones epistémicas de Michel Foucault. Respecto a la educación, manifiesta que
siempre fue un área que le interesó y puso en práctica en los talleres de teatro que continuamente
dictaba (incluso antes de ingresar a la universidad); así mismo, rescata que la pedagogía infantil
fue el espacio en el que se formó como educadora, pues los(as) niños(as) la confrontaban
constantemente y esto le permitía reflexionar sobre la responsabilidad que acarrea el
acompañamiento y enseñanza a esta población. A su vez, Isabel nos comenta que la reflexividad
y la práctica etnográfica le han permitido replantear y proponer nuevas herramientas para
enseñar Antropología a profesionales de otras carreras o disciplinas.
Como docente sostiene que la investigación es un ejercicio que indudablemente debe
realizar todo(a) estudiante en pregrado, pues para ella es lo que hace que la Antropología sea
caracterizada como ciencia y resalta que, la investigación debe acompañar la práctica docente
siempre, pues esto es lo que finalmente construye la teoría y práctica de esta disciplina.
Respecto al campo laboral actual de los(as) antropólogos(as) observa que, es importante que
nos situemos y seamos conscientes de cuáles son las responsabilidades que debemos asumir
hoy en día con la sociedad, a pesar de que los espacios que anteriormente los(as) profesionales
en Antropología ocupaban en las comunidades se han reducido debido al hermetismo con el
que ahora enfrentan la presencia de los investigadores en su vida cotidiana, situación que vivió
realizando su tesis doctoral.
Acerca del teatro reitera que es un espacio en el que siempre ha estado involucrada y en
el cual ha puesto en práctica los aportes teóricos sobre pedagogía y educación crítica de Peter
McLaren y Paulo Freire; asimismo rescata los aportes que el teatro le hace a la Antropología y
la Antropología al teatro, en su trabajo actual en la Universidad Pedagógica intenta que sus
estudiantes tengan una mirada científica y reflexiva acerca de la complejidad de la cultura y
política en la estética del arte.
A pesar de su pregrado en Antropología y lo versátil que mencionaba ser la carrera para
vincularse laboralmente, la conversación con Isabel dejó expuesto que existen pocos espacios
y oportunidades laborales para profesionales en Antropología, pues fue gracias a su maestría
en desarrollo educativo que los espacios laborales se abrieron a ella. . De hecho, bromea sobre
sus aportes a pensión, dejando entrever que es algo incierto en su vida debido a la constante
inestabilidad laboral.
Por otro lado su constante preocupación por la investigación y las problemáticas que
enfrenta en espacios laborales y educativos, indiscutiblemente nos muestra que en el camino se
ha encontrado con dilemas éticos que ha sorteado con dificultad pero de la mejor manera
posible, teniendo en cuenta siempre las jerarquías sociales y políticas y la disposición que tienen
las comunidades para recibirla. Luego de su intervención y de su mensaje pedagógico que
compartió, tal vez sin pensarlo, nos encamina a preguntarnos qué tan entregados y formados
estamos para afrontar con responsabilidad social nuestra labor como antropólogos(as) en el área
laboral.

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