Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Queridos hermanos, no olvidéis nunca, cuando oigáis elogiar el progreso de las luces,
que la más bonita astucia del diablo está en persuadiros de que no existe”.
“El jugador generoso”
Epílogo
“¡Qué admirable día! El vasto parque desmaya ante la mirada abrasadora del Sol, como
la juventud bajo el dominio del Amor!.
El loco y la Venus
Las muchedumbres
Las viudas
Dice Vauvenargues que en los jardines públicos hay paseos frecuentados principalmente
por la ambición venida a menos, por los inventores desgraciados, por las glorias
abortadas, por los corazones rotos, por todas esas almas temblorosas y cerradas en que
rugen todavía los últimos suspiros de una tempestad, que se alejan de la insolente
mirada de los satisfechos y de los ociosos. En estos refugios umbríos se dan cita los
lisiados por la vida.
A esos lugares, sobre todo, gustan el poeta y el filósofo de dirigir sus ávidas conjeturas.
Pasto cierto hay en ellos. Porque si algún paraje desdeñan visitar, es, sobre todo, como
insinué hace un momento, la alegría de los ricos. Tal turbulencia en el vacío nada tiene
que les atraiga. Por el contrario, siéntense irresistiblemente arrastrados hacia todo lo
débil, lo arruinado, lo contristado, lo huérfano.
Goza el poeta del incomparable privilegio de poder a su guisa ser él y ser otros. Como
las almas errantes en busca de cuerpo, entra cuando quiere en la persona de cada cual.
Sólo para él está todo vacante; y si ciertos lugares parecen cerrársele, será que a sus ojos
no valen la pena de una visita. El paseante solitario y pensativo saca una embriaguez
singular de esta universal