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IV°
COLEGIO: _______________________________________________________________________
MEDIO
NOMBRE: ________________________________________________________________
“Quien no opina como yo está equivocado”. Este es el convencimiento secreto de todas las personas que
discuten. Y es lógico que así suceda, porque tener una opinión significa creer que se tiene una opinión acertada;
de donde resulta que quienes no tengan la misma opinión tendrán forzosamente una opinión errónea.
El que las propias opiniones sean siempre acertadas se basa en un hecho ya señalado en un pequeño librito de
cincuenta páginas escrito por el señor Descartes. Comienza diciendo, ese librito, que la inteligencia es la cosa
mejor repartida del mundo, pues cada uno está conforme con la que tiene. Es decir: con la mucha que tiene; a
lo cual puede agregarse que cada uno está conforme, también, con la poca que tienen los demás. Gracias a la
mucha inteligencia que uno tiene y a la poca que tienen los demás, resulta que quien siempre está en lo cierto
es uno mismo, y quienes siempre se equivocan son los demás.
Como opinar es tener razón, lo terrible es que a uno no lo dejen opinar y le griten: “¡Usted se calla!”. Así los
padres le amargan a uno la adolescencia, y de la misma manera se la amargan los profesores de matemáticas
pues en matemáticas resulta que tampoco lo dejan a uno opinar, que es no dejarlo tener razón. Y lo mismo
sucede en la comunidad, cuando uno les grita a todos: “¡Ustedes se callan!”, después de lo cual uno puede,
justamente, decir: “¡Yo siempre tengo razón!”
En el famoso librito del señor Descartes se aconseja no discutir y conformarse con la generosa dosis de inteligencia
que Dios le ha dado a cada uno, sin regocijarse por la poca que le ha dado a los demás. Pero sería falso sostener,
sin embargo, que las discusiones son inútiles, porque de ellas no surge ninguna verdad. Surge, por lo menos,
la reafirmación de dos verdades: precisamente las que se refieren a la mucha inteligencia de uno mismo y a la
poca ajena. (Con la ventaja de que de esas dos verdades se convencen las dos personas que discuten). Como, en
definitiva, toda discusión tiende a reafirmar ese convencimiento, no conviene invocar razones que compliquen
una cosa tan sencilla. Las razones se invocan para demostrar la propia inteligencia, pues tener razón en algo
es ser inteligente en la apreciación de ese algo. De ahí que cada uno se resista a aceptar las razones ajenas, y
de ahí, también, que cada uno diga que el otro no quiere entender razones. El que discute no acepta razones,
y hace bien, porque aceptar razones es reconocer que quien está
equivocado es uno mismo y no el otro. Y para llegar a eso no valía
la pena discutir. Lo mejor, pues, cuando alguien desconocedor de la Vocabulario:
técnica de la discusión invoca razones, es recurrir al argumento clásico
y definitivo y decirle: “¡A mí no me va a convencer con razones!” Surgir: aparecer, manifestarse.
(De otra manera, más popular, pero menos sabia: “¿Usted me quiere Invocar: llamar, apelar.
trabajar de palabra?”).
Vocabulario:
Barbaridad: cantidad grande o excesiva.
Prejuicio: opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable acerca de algo que se conoce mal.
Chistar: contestar o replicar algo.
2 Relee:
“El que las propias opiniones sean siempre acertadas se basa en un hecho ya señalado en
un pequeño librito de cincuenta páginas escrito por el señor Descartes. Comienza diciendo,
ese librito, que la inteligencia es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada uno está
conforme con la que tiene. Es decir: con la mucha que tiene; a lo cual puede, agregarse
que cada uno está conforme, también, con la poca que tienen los demás. Gracias a la
mucha inteligencia que uno tiene y a la poca que tienen los demás, resulta que quien
siempre está en lo cierto es uno mismo, y quienes siempre se equivocan son los demás”.
3 Relee:
“En el famoso librito del señor Descartes se aconseja no discutir y conformarse con la
generosa dosis de inteligencia que Dios le ha dado a cada uno, sin regocijarse por la poca
que le ha dado a los demás. Pero sería falso sostener, sin embargo, que las discusiones
son inútiles, porque de ellas no surge ninguna verdad.”
A) Tolerar.
B) Afirmar.
C) Explicar.
D) Soportar.
A) Persuadir sobre por qué las discusiones son importantes para el ser humano.
B) Relatar la manera en que Unamuno se comportaba al discutir con otros.
C) Convencer sobre la mejor forma de comportarse en una discusión.
D) Explicar la forma en que las personas reaccionan al discutir.
Entre los veinte garañones traídos al Cabo Francés por el capitán de barco que andaba de
media madrina con un criador normando, Ti Noel había elegido sin vacilación aquel semental de
ancas redondas, bueno para la remonta de yeguas que parían potros cada vez más pequeños.
Monsieur Lenormand de Mezy, conocedor de la pericia del esclavo en materia de caballos, sin
reconsiderar el fallo, había pagado en sonantes luises. Después de hacerle una cabezada con
sogas, Ti Noel se gozaba de todo el ancho de la sólida bestia moteada, sintiendo en sus muslos la
enjabonadura de un sudor que pronto era espuma ácida sobre la espesa pelambre percherona.
Siguiendo al amo, que jineteaba un alazán de patas más livianas, había atravesado el barrio de
la gente marítima, con sus almacenes olientes a salmuera, sus lonas atiesadas por la humedad,
sus galletas que habría que romper con el puño, antes de desembarcar en la Calle Mayor,
tornasolada, en esa hora mañanera, por los pañuelos a cuadros de colores vivos de las negras
domésticas que volvían del mercado. El paso de la carroza del gobernador, recargada de rocallas
doradas, desprendió un amplio saludo a Monsieur Lenormand de Mezy. Luego, el colono y el
esclavo amarraron sus cabalgaduras frente a la frente a la tienda del peluquero que recibía La
Gaceta de Leyde para solaz de sus parroquianos cultos.
Mientras el amo se hacía rasurar, Ti Noel pudo contemplar a su gusto las cuatro cabezas de
cera que adornaban el estante de la entrada. Los rizos de las pelucas enmarcaban semblantes
inmóviles, antes de abrirse, en un remanso de bucles, sobre el tapete encarnado. Aquellas
cabezas parecían tan reales —aunque tan muertas, por la fijeza de los ojos— como la cabeza
parlante que un charlatán de paso había traído al Cabo, años atrás, para ayudarlo a vender
un elixir contra el dolor de muelas y el reumatismo. Por una graciosa casualidad, la tripería
contigua exhibía cabezas de terneros, desolladas, con un tallito de perejil sobre la lengua, que
tenían la misma calidad cerosa, como adormecidas entre rabos escarlatas, patas en gelatina, y
ollas que contenían tripas guisadas. Solo un tabique de madera separaba ambos mostradores, y
Ti Noel se divertía pensando que, al lado de las cabezas descoloridas de los terneros, se servían
cabezas de blancos señores en el mantel de la misma mesa. Así como se adornaba a las aves con
sus plumas para presentarlas a los comensales de un banquete, un cocinero experto y bastante
ogro habría vestido las testas con sus mejor acondicionadas pelucas. No les faltaba más que
una orla de hojas de lechuga o de rábanos abiertos en flor de lis. Por lo demás, los potes de
Vocabulario:
Garañón: caballo semental.
Luis: antigua moneda francesa de oro.
Alazán: caballo de un color más o menos rojo, parecido a la canela.
Rocalla: decoración que imita el contorno de piedras y de conchas.
Solaz: consuelo, distracción.
Testa: cabeza.
Orla: orilla de paños, telas o vestidos u otras cosas con un adorno que las distingue.
Fuente: Carpentier, Alejo (1973). El reino de este mundo. Compañía General de Ediciones, Ciudad de México.
(Fragmento)
Vocabulario:
Mondongo: intestinos de panzas de reses, y especialmente cerdo.
Ademán: movimiento o actitud del cuerpo o parte suya con que se manifiesta una
intención.
Escorzo: figura o parte de la figura en perspectiva.
Mandinga: originario de un pueblo que habita en el Senegal, Costa de Marfil, Guinea y
Malí.
“Ti Noel fue atraído, en aquel momento por un grabado en cobre, último de la serie,
que se diferenciaba de los demás por el asunto y la ejecución. Representaba algo
así como un almirante o un embajador francés recibido por un negro rodeado de
plumas y sentado sobre un trono adornado de figuras de monos y de lagartos.
—¿Qué gente es esta? —preguntó atrevidamente al librero, que encendía una larga
pipa de barro en el umbral de su tienda.
—Ese es un rey de tu país.
No hubiera sido necesaria la confirmación de lo que ya pensaba, porque el joven
esclavo había recordado, de pronto, aquellos relatos que Mackandal salmodiaba
en el molino de cañas, en horas en que el caballo más viejo de la hacienda de
Lenormand de Mezy hacía girar los cilindros. Con voz fingidamente cansada para
preparar mejor ciertos remates, el mandinga solía referir hechos que habían
ocurrido en los grandes reinos de Popo, de Arada, de los Nagós, de los Fulas.
Hablaba de vastas migraciones de pueblos, de guerras seculares, de prodigiosas
batallas en que los animales habían ayudado a los hombres”.
A) El narrador adopta el punto de vista del personaje principal para mostrar lo que ve.
B) El narrador da cuenta de los pensamientos de los personajes y de todo el entorno.
C) El narrador se limita a construir el relato desde el espacio físico que observa.
D) El narrador conoce parcialmente la historia de los personajes.
16 ¿Por qué Braulio Arenas dice que los ajedrecistas lo consideran buen escritor?
17 Relee:
¿Qué quiere graficar Arenas con el chiste de la zorra al referirse al Premio Nacional de Literatura?
DESTELLO SÓLIDO
Braulio Arenas
Fuente: Arenas, B (1940) Destello sólido. En El mundo y su doble, Ediciones Mandrágora, Santiago.
Vocabulario:
Rayana: cercano, con semejanza que se aproxima a igualdad.
Saturada: saciada, ahíta, impregnada.
A) La niñez.
B) Recuerdos.
C) Isla saturada.
D) Emblemas cotidianos.
23 Relee:
A) De dolor.
B) De angustia.
C) De esperanza.
D) De ensoñación.
La resistencia íntima
“Es en la sencillez donde encontramos la proximidad
en todo su esplendor: ni los palacios ni las mansiones
son lugares acogedores”.
Cristián Warnken
Vocabulario:
Nihilismo: negación de todo principio religioso, político y social.
Cernir: recaer, filtrar, aparecer.
http://www.elmercurio.com/blogs/2019/09/27/63595/La-resistencia-intima.aspx
Vocabulario:
Especulación: reflexión, conjetura. Comerciar, traficar.
Grandilocuente: con estilo elevado y pomposo.
“¿Y qué tiene que ver la filosofía con todo esto? Esquirol repite una historia
contada por Aristóteles, sobre la visita que unos forasteros deciden hacerle
a Heráclito, el gran pensador y maestro. Mientras caminan en dirección a su
casa, van compartiendo su emoción por este sublime encuentro. Pero para
su gran decepción, lo primero que ven, al llegar, es al filósofo junto a un
horno. ¡El griego más enigmático y secreto buscando el calor en un horno,
como un viejo campesino cualquiera! Heráclito ve la sorpresa en sus rostros
y los invita a pasar, diciéndoles: “También aquí están presentes los dioses”.
¿Con qué término puede reemplazase la palabra destacada sin que el fragmento pierda
el sentido?
A) Memorable.
B) Inesperado.
C) Informal.
D) Sentido.
II
LA COMPRA
Una silla, una mesa, una lámpara. Arriba, en el cielo qué la ventana sólo se abre parcialmente, y por qué el
raso blanco, un adorno en relieve en forma de guirnalda, cristal de la ventana es inastillable. Lo que temen no
y en el centro de esta un espacio en blanco tapado con es que nos escapemos –al fin y al cabo no llegaríamos
yeso, como un rostro al que le han arrancado los ojos. muy lejos— sino esas otras salidas, las que puedes
Alguna vez allí debió haber una araña. Pero han quitado abrir en tu interior si tienes una mente aguda. Así que,
todos los objetos a los que pueda atarse una cuerda. aparte de estos detalles, ésta podría ser la habitación de
Una ventana, dos cortinas blancas. Bajo la ventana, un los invitados de un colegio, pero la habitación de los
asiento con un cojín pequeño. Cuando la ventana se visitantes menos distinguidos; o una habitación de una
abre parcialmente –solo se abre parcialmente— entra el casa de huéspedes como las de antes, adecuada para
aire y mueve las cortinas. Me puedo sentar en la silla, damas de escasa posibilidades. Así estamos ahora. Las
o en el asiento de la ventana, con las manos cruzadas, posibilidades han quedado reducidas... para aquellos
y dedicarme a contemplar. La luz del sol también entra que aún tenemos posibilidades. Pero la silla, la luz
por la ventana y se proyecta sobre el suelo de listones del sol, las flores... no deben despreciarse. Estoy viva,
de madera estrechos, muy encerados. Puedo oler la vivo, respiro, saco la mano abierta a la luz del sol. El
cera. En el suelo hay una alfombra ovalada, hecha con lugar en que me encuentro no es una prisión sino un
trapos viejos trenzados. Este es el tipo de detalles que privilegio, como decía Tía Lydia, a quien le encantaban
les gusta: arte popular, arcaico, hecho por las mujeres los extremos.
en su tiempo libre con cosas que ya no sirven. Un Está sonando la campana que marca el tiempo. Aquí
retorno a los valores tradicionales. No consumir, no el tiempo se marca con campanas, como ocurría antes
desear. Si no consumo, ¿por qué sí deseo? En la pared, en los conventos de monjas. Y, también como en un
por encima de la silla, un cuadro con marco pero sin convento, hay pocos espejos. Me levanto de la silla,
cristal: es una acuarela de flores, de lirios azules. Las doy un paso hacia la luz del sol con los zapatos rojos de
flores aún están permitidas. Me pregunto si las demás tacón bajo, pensados para proteger la columna vertebral
también tendrán un cuadro, una silla, unas cortinas pero no para bailar. Los guantes rojos están sobre la
blancas. ¿Serán artículos repartidos por el gobierno? cama. Los cojo y me los pongo, dedo por dedo. Salvo
«Haz como si estuvieras en el ejército», decía Tía Lydia. la toca que rodea mi cara, todo es rojo, del color de
Una cama. Individual, de colchón semiduro cubierto la sangre, que es lo que nos define. La falda es larga
con una colcha blanca rellena de borra. En la cama hasta los tobillos y amplia, recogida en un canesú liso
no se hace nada más que dormir... o no dormir. Intento que cubre el pecho, y las mangas son anchas. La toca
no pensar demasiado. Como el resto de las cosas, el blanca es de uso obligado; su misión es impedir que
pensamiento tiene que estar racionado. Hay muchos veamos, y también que nos vean. El rojo nunca me
que no soportan pensar. Pensar puede perjudicar tus sentó bien, no es mi color. Cojo la cesta de la compra y
posibilidades, y yo tengo la intención de resistir. Sé por me la cuelgo del brazo. La puerta de la habitación – no
qué el cuadro de los lirios azules no tiene cristal, y por mi habitación, me niego a reconocerla como mía — no
Vocabulario:
Vocabulario:
32 Relee:
“A veces escucho detrás de las puertas, algo que jamás habría hecho
anteriormente. No escucho demasiado tiempo porque no quiero que me
pesquen. Sin embargo, una vez oí que Rita le decía a Cora que ella no se
rebajaría de ese modo. Nadie te lo pide, respondió Cora”.
A) Molesten.
B) Observen.
C) Asombren.
D) Sorprendan.
Novelas de anticipación social distópica: Relatos que presentan una hipotética sociedad
futura donde, ya sea por la deshumanización de la misma, un gobierno totalitario o el
control intrusivo que la tecnología ejerce sobre el día al día, el individualismo se degrada
en términos absolutos en favor del pensamiento único y de una sociedad unitaria. En
definitiva, un mundo de pesadilla donde nadie debe saltarse las reglas o corre el riesgo de
ser aniquilado. Por ello se afirma que la distopía es lo opuesto a la utopía, la sociedad ideal
donde todo funciona a las mil maravillas.
(https://es.literaturasm.com/novela-distopica#gref)