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LA CARA OCULTA DE LA LUNA

La cara oculta de la Luna es el hemisferio de ella que no es observable desde


la Tierra porque la Luna tarda en rotar sobre sí misma lo mismo que su movimiento de
traslación alrededor de la Tierra, lo que hace que el satélite le presente siempre la misma
cara. Se suele llamar a esta parte de la Luna su «lado oscuro», pero esto es incorrecto ya que
no hay sección de la Luna que no reciba luz solar. Debido a las libraciones, desde la Tierra
solo se nos oculta el 41 % de la superficie lunar (es decir unos 15,5 millones de km²).

Historia
Este hemisferio estuvo oculto a la vista humana hasta que la sonda automática soviética Luna
3 lo fotografió por primera vez el 7 de octubre de 1959.1 Como la Luna tarda el mismo tiempo
en dar una vuelta sobre sí misma que en torno a la Tierra, presenta siempre la misma cara
visible desde ésta. Esto se debe a que la Tierra, por un efecto llamado gradiente gravitatorio,
ha frenado completamente a la Luna. La mayoría de los satélites regulares presentan este
fenómeno respecto a sus planetas.
En los programas de establecimiento de una base lunar estable se ha planeado emplear el
hemisferio oculto para la instalación de instrumentos de observación destinados al estudio del
firmamento, ya que aquel está más protegido de la influencia de la Tierra que el hemisferio
visible.
El 7 de diciembre de 2018 China lanzó la sonda Chang'e 4 para explorar la cara oculta de la
Luna por primera vez en la historia.2 Esta sonda logró alunizar el 3 de enero de 2019 y está
destinada, entre otras cosas, a estudiar sobre radiofrecuencias bajas, el cultivo de tomates en
otros planetas y los recursos minerales.3

Geografía
Se trata de una zona mucho más accidentada que el hemisferio visible. En este hemisferio no
existen grandes mares, como sucede en el visible; únicamente se localizan
los mares Moscoiense, Orientale e Ingenii, compartiendo asimismo con el hemisferio visible
el Mare Australe, aunque estas cuencas son de bastante menor tamaño que las de la cara
visible. Sí existen, sin embargo, gigantescos cráteres o circos lunares mayores que los del otro
hemisferio, pudiéndose encontrar algunos como Apolo, de hasta 520 km de diámetro. Debido
a que han sido las naves soviéticas las primeras en fotografiar esta cara lunar, la mayoría de
los accidentes tienen nombres de científicos y personajes rusos.

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