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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

FACULTAD DE HUMANIDADES
LICENCIATURA EN FILOSOFÍA
ASIGNATURA: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
ALUMNO: RAFAEL VILCHIS RAMÍREZ
Trabajo final: ensayo
Deseo y razón: Imagen debeladora del libertino barroco en el siglo de las luces
1._INTRODUCCION
2.- EL BARROCO Y LA FIGURA DEL LIBERTINO
3.- LIBERACION DOGMATICA DEL LIBERTINO
4.- LA SENSUALIDAD DEL MUNDO EN EL LIBERTINO
5._ EL LIBERTINO Y SU CRÍTICA AL SIGLO DE LAS LUCES
6.-CONCLUCION

1._INTRODUCCION
El presente trabajo trata de resumir la concepción de una de las figuras más
emblemáticas dentro del s. XVIII, se trata pues, de ubicar a la figura y a los personajes del
libertino barroco, en un contexto histórico conocido como el siglo de las luces o de la
ilustración, esto en las implicaciones que estrecha, así bien, es necesario, para los libertinos
librarse de una hegemonía de occidente, una hegemonía que incumbe a los personajes del
libertino, puesto que, para ellos la historia de occidente deja fuera a muchos autores, es
decir aquí también hay una hegemonía de épocas y de autores. Ahora bien, los libertinos
poseen muchos semblantes, entre los cuales destaca su carácter protestante1; Los libertinos
barrocos son emblemáticos puesto que sin llegar a ser en sentido estricto ateos, marcan una
diferencia crucial en la visión del hombre; retoman a autores como Montaigne, quien en su
postura filosófica devela que el hombre al paso del tiempo ha olvidado su lugar en el

1
El sentido de protestantismo en los personajes del libertino barroco en sentido estricto no
tienen que ver con la reforma católica del s. xvi, y si tiene que ver porque ellos están a
favor de una negación de lo pulcro, ya que le dan riendas sueltas al placer corporal, esto sin
duda no se observa en el católico tradicional, cabe decir que su postura sobre Dios no es tan
radical, más bien eran escépticos.
cosmos, oponiéndose por encima de todos los demás seres y cosas que forman la realidad.
Podemos decir que en el pensamiento de este intelectual se puede ver una relación con la
filosofía heracliteana, en lo que refiere al devenir. Montaigne busca desprender al hombre,
por así decirlo, de las ataduras que conllevan algunas prácticas acéticas, ya que estas
reprimen una parte esencial en la constitución del hombre, esto es, los sentidos y el placer
que son inherentes al cuerpo, y que junto con la razón constituyen nuestra forma de
entender y comprender el mundo.
El trabajo sobre el que se desarrolla el ensayo, surge de una breve lectura del libro de
Miche Onfray contra historia de la filosofía III, y en específico del capítulo de los libertinos
barrocos.
2.- EL BARROCO Y LA FIGURA DEL LIBERTINO
El periodo barroco, es una época de esplendor artístico y cultural, que corre por allá
del año 1600, y cuya palabra etimológicamente, es tomada del portugués barroco, que
viene a significar “perla irregular”, concepto que fue retomado por algunos críticos del
arte para describir aquellas obras, cuyo carácter eran los detalles minuciosos, el uso de
flores y figuras grotescas u ostentosas, que generaban una posible primer impresión de mal
gusto o de exageración.
Por lo que concierne al libertino nos muestra, con una analogía entre Apolo y
Dionisio, la visión, que del conocimiento se tomaba por cierta:
“Es cierto que del lado de Apolo uno encuentra el orden, la luz, la sobriedad, la serenidad,
la medida, la epopeya dramática, la sencillez, la transparencia, la dialéctica, la cifra; pero al mismo
tiempo se advierten, del lado de Dionisio, la música y la embriaguez, el canto y la danza, la vida
apasionada, el fervor, las fuerzas misteriosas, la alegría, la naturaleza. Voltaire coloca a Apolo sobre
un pedestal, pero, al hacerlo, olvida la existencia de la otra mitad del mundo. Ese otro mundo de
vitalidades, energías y potencias combinadas es lo que se conoce como el barroco.”2
En este sentido nos enseña cómo es que el conocimiento se constituye por una parte, por lo
recto e impío, mientras que lo grotesco, lo diferente, viene a significar lo negativo, la
pérdida de lo sublime que es el espíritu del hombre, esto bajo la imagen que nos llega de la
palabra libertino, que como nos menciona en una primera impresión se relaciona con la
descalificación de un hombre o su pensamiento, término que para esta época vino a

2Michel, Onfray. Contrahistoria de la filosofía III, Anagrama, Barcelona, 2007, pp.20-21.


reflejarse sobre todo en la figura del ateo, que muestra cómo es que el hombre se desprende
de la idea de un castigo e intervención divina.
3.- LIBERACIÓN DOGMÁTICA RELIGIOSA DEL LIBERTINO
Los libertinos barrocos tomaron una postura protestante y anti protestante; se
consideran protestantes en tanto que solo criticaban la práctica de ideales acéticos, aunque
nunca llegaron a negar a Dios; en el sentido de no negar a dios eran anti protestantes.
Básicamente en relación al concepto judeo-cristiano, no son protestante por que no
tuvieron que ver con la reforma, ni con las ideas de Lutero de 1520.
Como vemos la figura del libertino no niega la existencia de Dios, simplemente no cree
posible la idea de una verdad divina, o dogmatismo acético impuesto por las distintas
religiones en el mundo.
El libertino nos menciona en la lectura, se libera de toda posible fe dogmática, pero
no descarta la posibilidad de un Dios o de la certeza de los saberes matemáticos “el
libertino se emancipa de toda fe, de toda creencia y concede crédito a lo que es
demostrable, verificable, evidente. Claro y distinto”.3
4.- LA SENSUALIDAD DEL MUNDO EN EL LIBERTINO
El libertinaje barroco apunta más a una idea sensualista del mundo, esto es, la
percepción del mundo encausada en mayor grado al disfrute del placer y goce por medio de
los sentidos y la razón; en oposición a las prácticas acéticas y recatadas de la fe dogmática,
y de algunos cánones religiosos, que buscan negar aquellos impulsos y deseos naturales al
hombre, que con el transcurrir de la historia en el tiempo desembocan, en lo que Freud
vendrá a denominar el malestar en la cultura.
Esta entrega del libertino barroco al deseo o dicho de otra forma, al placer dionisiaco, es
consecuencia de la relación que el libertino mantiene con la naturaleza, y con lo divino.
Dicha relación del libertino para con lo divino es entendida más en un sentido
espinosista, el cual, ve a la divinidad como un todo universal y continuo del cual cada
partícula es parte de una misma sustancia. Hecho del que podemos dar cuenta v.g. en las
pinturas de Raffaello o Caravaggio, en tanto que en las pinturas de estos se revela la
relación naturaleza-hombre-divinidad, que expresan el ideal libertino en su máxima
expresión de manera artística.

3 Ibídem Pp.22
5._ EL LIBERTINO Y SU CRÍTICA AL SIGLO DE LAS LUCES
El contexto de los libertinos barrocos enseña mediante un prejuicio cómo es que en
el llamado siglo de la luces o ilustración se buscó develar el pensamiento ilustrado, esto es,
el saber que esta guiado por la luces de la razón, de esta época, aquí, creo yo, es necesario
desmitificar, pues más bien, dicho pensamiento resultaba ser solo el conveniente para quien
escribe o para quien va dirigido, en cierto sentido la razón se orientó a un elitismo, y en este
sentido senos muestra, la figura de una de las llamadas grandes mentes de la época, esto por
su erudición, comprensión y técnica ensayística, en cuyo nombre mismo puede verse parte
de la habilidad semántica que poseía. Nos referimos a François Maire Aouret (1694-1778),
o como el mismo se hará llamar Voltaire, que según el común acuerdo de los pensadores
ilustrados es considerado una de las figuras mas representantes de la época, siendo que
algunos dicen de él que “Voltaire encarna el siglo XVIII mejor que cualquier otro ilustrado.
No en vano el siglo de las luces también es conocido como el siglo de Voltaire” 4. La cita
anterior nos muestra una figura de Voltaire, como un importante exponente de la tradición
histórico-científica de la época, y que ha venido a influir en generaciones posteriores, por el
trabajo que este realizo, principalmente sobre compilación y reflexión critica sobre algunos
de las teorías que para el s. XVII vinieron a redefinir el concepto de hombre imperado
durante al menos doce siglos por el cristianismo.
En oposición o crítica a esta biografía de Voltaire, hace ver cómo es que este
escritor, pasó de lado a varios pensadores ilustrados de la época, simplemente por no ser de
los intereses elitistas sobre todo de la clase burguesa. Dicho de otra manera, fue eliminado
de la historia el pensamiento de intelectuales cuya visión histórica de los hechos no era del
interés de la clase dominante o de los dogmas religiosos; es decir, por ir en contra de la
dialéctica del amo y del esclavo, se ven suprimidos de la historia y su existencia en la
realidad pasa a ser meramente material o cósica, hecho que revela, que la construcción
espacio-temporal de la historia y del conocimiento en general, son más bien de interés de
domino, sometimiento, control y poder, tanto en el ámbito político, económico e incluso
religioso. Dando muestra de la inconsistencia del problema de la enmarcación de los hechos
históricos, para que sean tomados como tales, y por ello validados y reconocidos
universalmente, mostrando una vez más la imposibilidad de brindar un criterio censado

4
Voltaire. Intr. Martí Domínguez, Gredos, Madrid, 2010,pp.XVIII.
mediante la realidad objetiva de cada sujeto, sino simplemente en la de unos cuantos. Por lo
que la llamada historia universal, por ejemplo, no es más que el común acuerdo de una
determinada clase dominante; y no así la expresión cultural y artística de los distintos
grupos sociales en un determinado tiempo histórico.
6.-CONCLUCION
A la figura o imagen del libertino puede atribuirse a distintas clases de sujetos, esto
por características como la erudición, la costumbre, las ideas, etc. Pero independientemente
de estos calificativos y apelativos que demarcan la idea del libertino no hay que olvidar que
“El vicio ampliamente recompensado, las relaciones peligrosas y los extravíos del corazón y de la
mente se mueven en otro terreno”5; que claramente vemos es el de la iluminación, no tanto en
sentido de descubrimiento de nuevos saberes, sino en el descubrimiento de nuestro ser
mismo, para explotar y llevar a cabo las potencialidades que en cada sujeto radican y que
básicamente conciernen al acto de pensar.
Una vez llevado a la praxis este acto de pensar, es como podemos dar cuenta de la
imparcialidad en la construcción de la historia del hombre, y por tanto en la construcción de
los métodos o modos de pensar y por ende de conocer.
.

5 5Michel, Onfray. Contrahistoria de la filosofía III, Anagrama, Barcelona, 2007,pp.24

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