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Mediante este sistema se considera a la mina como accesorio del dominio del suelo
superficial, por lo que el dominio de las minas radica en el titular o propietario del suelo,
considerando que lo accesorio sigue la suerte o condición del principal; resultando el
propietario del suelo el mismo del subsuelo. En este sentido, no existe propiamente
derecho de propiedad sobre las minas, en virtud que estas resultan comprendidas dentro
de la propiedad del suelo superficial.
Este sistema considera a las minas como cosas de nadie. El dominio de las minas no
corresponde al propietario de los suelos como si sucede con el sistema de accesión. En
consecuencia este sistema no entrega estrictamente la propiedad de las minas al estado ni
a los particulares, pero vemos que es el estado que adjudicará o otorgará el yacimiento
minero a favor de quien ofrezca mayores garantías y a la vez una situación
económicamente viable que permita su explotación.
Es por ello que, en este sistema, el rol del estado es principalmente de hacer que la
explotación del yacimiento minero sea tal que beneficie a la actividad económica de la
industria minera en el país. A diferencia del sistema de ocupación, este régimen requiere
un procedimiento para otorgar el yacimiento, mientras que aquel implica únicamente el
reconocimiento por parte del Estado de la propiedad sobre el mismo.
Es en Francia, Portugal, Chile, México y Bélgica, que han adoptado este sistema,
limitándose a determinadas sustancias que se consideran taxativamente como minerales.
Es necesario señalar que en la actualidad este sistema no ofrece seguridad jurídica por lo
que está supeditada a contingencias al entregar al estado, a aquel que ofrezca grandes
garantías para la explotación sin tomar en cuenta a quien tenga mayores derechos. No
permite en consecuencia corregir los posibles conflictos de propiedad respecto a la
propiedad del predio superficial.
http://blog.pucp.edu.pe/blog/carolinagamarra/2007/11/30/los-distintos-sistemas-que-
determinan-el-dominio-minero/
II. La propiedad minera
I. El que parte de la Unidad de la propiedad del suelo y del subsuelo, que es la teoría
de la accesión.
II. II. El que opone a la accesión o sea el que distingue y separa la propiedad del suelo
y del subsuelo que es la teoría de la separación, la que a su vez ha derivado en
otros sistemas.
Se argumenta que los yacimientos minerales no constituyen un bien individual que pueda ser
explotado en forma independiente del suelo, puesto que por derecho natural las minas que
existen en la superficie forman parte de éste y por lo mismo el propietario superficiario tiene
derecho para extraer libremente.
Esta teoría gozó del favor de las legislaciones en defecto de la ley positiva; sin embargo, poco a
poco fue perdiendo terreno, hasta el extremo que como sustentación de una legislación sólo
se le conoce en Inglaterra. La retirada del sistema de la legislación mundial por sus errores e
inconvenientes ha sido un acontecimiento que ha marchado paralelamente al creciente
desarrollo de la industria minera. Este sistema aun cuando tiene su explicación histórica,
carece de fundamentos filosóficos, económicos y hasta políticos para ser considerado en la
actualidad.
Esta teoría a su vez ha dado origen a otros sistemas que no difieren en lo sustantivo, sino a
quiénes corresponde las minas a partir de su descubrimiento, pues, interesa saber a quién
se va a reputar como titular del dominio del yacimiento minero puesto de manifiesto.
Las minas antes de ser concesionadas virtualmente son dominio de todos y factualmente de
nadie; en primer lugar, toda persona tiene derecho a pedir la concesión y obtenerla; y en
segundo término, nadie puede disponer y gozar de una mina antes de la concesión. No se
instituye una propiedad privada, es nada más que una delegación del dominio que antes
perteneció al Estado. La mina a favor de un particular se otorga en razón de un interés público
que es un medio de asegurar en beneficio de la colectividad el aprovechamiento de la riqueza
mineral; asimismo, el derecho que obtiene el particular mediante concesión minera está sujeto
a las limitaciones que establece la ley independiente de la propiedad superficial, porque la
autorización no implica expropiación de la superficie a favor del concesionario.
En concreto, el sistema res nullius repudia al Estado para ser dueño de las minas y toda clase
de bienes susceptibles de constituir riqueza pública.
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/publicaciones/geologia/v13_n25/pdf/a06v13n25.pdf
El Dominio Originario como aquel que pertenece desde su origen a una persona (Estado o
particulares) y no reconoce titular anterior, a diferencia del Dominio Derivado que reconoce la
preexistencia de otro titular.
El propietario del suelo lo es también del subsuelo sin limitación alguna siendo, en
consecuencia, propietario de las minas o yacimientos minerales subyacentes a la superficie. Se
basa en la concepción romanista de la extensión del dominio privado que diera Cino de Pistola
y en la figura de la accesión mediante la cual el subsuelo, lo accesorio, sigue lo principal,
“Accesorium sequitur principale”. De esta manera se proclama la unidad real del suelo y
subsuelo como fundamento de su unidad legal.
Muchas han sido las objeciones que a esta teoría se han formulado, si bien creemos que la más
acertada es aquella que mantiene lo erróneo de atribuir al subsuelo y su posible riqueza el
carácter de accesorio respecto del suelo, máxime si se tiene en cuenta que el valor de lo que
se halla en el subsuelo es superior en innumerables ocasiones al valor del suelo. De otra parte,
los yacimientos minerales no son frutos del suelo bajo el que se yacen, de acuerdo con la más
pura interpretación del propio Código Civil en su Art. 890° al decir que son frutos los provechos
renovables que produce un bien, sin que se altere ni disminuya su sustancia, asimismo el Art.
891° dice que son frutos naturales los que provienen del bien.
Este sistema sostiene que la mina es accesorio del dominio del suelo superficial, por cuanto
jurídicamente, lo accesorio corre la suerte de lo principal, esto es, que el propietario de un
inmueble tiene derecho de todo lo que se une accesoriamente por obra de la naturaleza o por
la mano del hombre o por ambas causas1.
Estos sistemas varían en cuanto a la forma de adquirir el derecho sobre los yacimientos. Puede
ser el primer ocupante, el descubridor, el primer solicitante o aquel que ofrezca mejores
condiciones para su explotación.
Los yacimientos son considerados RES NULLIUS y, por tanto, del dominio del primero que los
descubra y ocupe. Se parte del principio de la ocupación que fue el originario y primer modo
de adquirir la propiedad, y consecuentemente, el único título legítimo de adquirir los recursos
minerales. Su finalidad se centraba en estimular los trabajos de descubrimiento de nuevos
yacimientos.
1.- Separan como elementos diferentes con regímenes legales propios el yacimiento de la
superficie.
Estos sistemas varían en cuanto el ejercicio de la actividad minera por parte del Estado y/o los
particulares.
Por este Sistema el Dominio Originario de los yacimientos pertenece al Estado y se separa la
superficie del recurso mineral, son bienes distintos con régimen legal propio para cada uno.
En este sistema, el Estado ejerce un dominio eminente de los yacimientos y es el único que
podrá ejercer actividad minera.
Por este sistema, los yacimientos originariamente no pertenecen a nadie, pero el Estado tiene
sobre todas las cosas ubicadas en el territorio una especie de dominio eminente o radical que
debe distinguirse de su dominio patrimonial.
Por este dominio, el Estado, se reserva el derecho de regular el destino de la riqueza minera, la
que si bien no le pertenece, cae bajo su control en virtud de la soberanía y, en mérito de ella,
la administra, la distribuye o la concede.